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DERECHO COMERCIAL

SOCIEDAD DE PERSONAS Y DE CAPITAL

TOMO I, VOLUMEN 2
MANUALES JURÍDICOS Nº 83
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Inscripción Nº 109.173, año 1999
Santiago - Chile

Se terminó de imprimir esta quinta edición de 1.000 ejemplares en el mes de junio de 1999

IMPRESORES: Productora Gráfica Andros Ltda.

IMPRESO EN CHILE/PRINTED IN CHILE


ISBN 956-10-1261-8
RICARDO SANDOVAL LÓPEZ
Doctor en Derecho Privado, Universidad de Grenoble, Francia, 1974
Doctor de Estado en Derecho Privado, República de Francia, 1979
Profesor de Derecho Comercial, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Concepción
Profesor de Derecho Comercial, Escuela de Derecho, Universidad Diego Portales, Santiago
Profesor Catedrático Visitante, Universidad Carlos III, Madrid, España
Miembro de “International Academy of Commercial and Consumer Law” (USA)

DERECHO COMERCIAL
SOCIEDAD DE PERSONAS Y DE CAPITAL

TOMO I, Volumen 2

5a edición actualizada
PROLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓN
El moderno derecho comercial es hoy el derecho de la actividad comercial e industrial.
La actividad comercial requiere una reglamentación especial en razón de las necesidades
particulares inherentes a sus operaciones, como son rapidez, seguridad y crédito. Así ha nacido un
derecho distinto, el derecho comercial, que ha sido conocido como la parte del derecho privado
relativa a operaciones jurídicas objetivas calificadas como comerciales por la ley, u operaciones
jurídicas realizadas por los comerciantes, sea entre ellos, sea con sus clientes.
Este derecho comercial es expansivo por su naturaleza y, hoy día, extiende su esfera de acción al
crédito, al seguro, a prestaciones de servicio e inclusive a ciertas operaciones inmobiliarias.
El comercio, desde el punto de vista jurídico, no se reduce hoy al “cambio” que la economía
política opone a la industria, sino que engloba las actividades industrial y comercial propiamente
dichas, y sólo excluye las actividades agrícola, artesanal, liberal y las actividades subordinadas.
El derecho comercial cubre hoy un dominio más vasto que aquel por el cual siempre ha sido
conocido. Sin embargo, a pesar de su particularismo, sus normas son de derecho privado y se
mantienen dentro de la esfera del derecho común o derecho civil.
Pero este derecho comercial clásico se ha ido ajustando a las necesidades que se presentan, y,
dentro de una tendencia política económica determinada, constituyó un orden jurídico nuevo
prevalentemente economicista, sobre la base de una planificación estatal. Ciertamente ello
correspondió a una época que coincidió con las nuevas funciones que se le atribuyeron al Estado.
Después de dos guerras, bajo la influencia de diversos factores, como la eclosión de ideas
socialistas, las crisis económicas, el progreso de la ciencia económica, se reconoció que los agentes
económicos no se movían por el solo interés privado y que éste no era el mejor motor de la actividad
económica. Junto con ello aparece una reglamentación pública de la actividad comercial: la
empresa, la concurrencia reglamentada, el comercio exterior, el cambio, la intervención de los
servicios públicos en la industria y el comercio. Son las instituciones administrativas públicas y su
actividad sobre el comercio las que permiten orientar y controlar el comportamiento de los agentes
económicos dirigidos hacia el interés general o colectivo.
Sin embargo, paralelamente, la realidad fue más fuerte que lo jurídico y surgen múltiples asuntos
que se superponen a las puras relaciones de cambio, ahora no entre individuos, sino entre unidades
económicas con intereses superiores y abstractos, organizaciones de estructuras de colaboración
entre empresas nacionales e internacionales (mercado común) , en donde las actividades que
realizan suponen libertad de cambio y el rechazo a la intervención de los poderes públicos.
Así, el derecho comercial es y ha sido siempre la expresión de ciertas necesidades y de ciertas
ideas económicas y sociales de la época. Su estructura y desarrollo en un momento dado se explican
por la política económica y el régimen económico imperantes.
Nuestro régimen actual es el régimen de libre empresa y no podemos desconocer que la
identificación con esa filosofía ha ejercido una influencia decisiva sobre el derecho comercial.
El Manual de Derecho Comercial del Profesor y Doctor en Derecho Privado don Ricardo
Sandoval López, especialmente esta segunda edición, tiene, entre otros méritos – como es su aspecto
didáctico, tan necesario para nuestros alumnos de Derecho– , el de incorporar a su texto la nueva
filosofía del derecho comercial y la nueva normativa que se moviliza dentro de esa línea de acción.

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Muy pocas veces antes se ha entregado a nuestros alumnos de Derecho una visión tan completa
de principios y de la razón de las cosas, que es lo único que en definitiva hace la verdadera
especialidad de nuestros estudiantes y los distingue del mero repetidor de normas que pronto se
olvidan o cambian.
Asimismo, don Ricardo Sandoval no ha olvidado su obligación de transmitir también técnicas y
conocimientos específicos, y lo hace con la acuciosidad y responsabilidad que lo han caracterizado
como Profesor del ramo durante años, de modo que nada queda fuera de la necesidad de
información de sus alumnos.
Junto con compartir la satisfacción del Profesor Sandoval al editarse esta segunda edición,
tenemos la certeza de que no sólo lo mueve su interés por el perfeccionamiento personal, que de
suyo sería suficiente, sino, además, su inquietud por el avance y progreso del derecho comercial en
nuestro medio, sea en la Facultad de Derecho de la Universidad de Concepción, sea en el país.

GABRIEL RIOSECO ENRIQUEZ


Profesor de Derecho Comercial

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PREFACIO DE LA QUINTA EDICIÓN
En las postrimerías del siglo XX y en la perspectiva del siglo XXI, se han producido una serie de
cambios en los contenidos del Derecho Comercial, tanto en el plano legislativo como en el doctrinario
y jurisprudencial. Nuestra obra por estar destinada básicamente a la consulta y estudio, debe recoger las
reformas e incorporarlas en los diversos tomos que la componen.
Al igual que la edición anterior el texto se presenta dividido en cuatro tomos.
En el Tomo I – dividido en dos volúmenes– destinado a tratar de la organización jurídica de la
empresa mercantil, hemos puesto al día el tema de la protección del consumidor de acuerdo con la Ley
Nº 19.496, publicada en el Diario Oficial de 7 de marzo de 1997, haciendo un análisis sistemático de la
nueva normativa, su ámbito de aplicación, los conceptos esenciales definidos por ella, los derechos y
deberes de los consumidores, las cláusulas abusivas en los contratos de adhesión, las organizaciones de
defensa de los derechos de los consumidores, los procedimientos administrativos y judiciales, las
sanciones aplicables y el Servicio Nacional del Consumidor.
Asimismo, en el Tomo I, se actualiza el régimen sancionatorio de las sociedades solemnes, como
son todas las comerciales, de acuerdo con la Ley Nº 19.499, de 11 de abril de 1997, distinguiendo entre
nulidad de pleno derecho y nulidad saneable, las causas que la producen y los efectos jurídicos que
ellas originan, los vicios de fondo, los vicios que no requieren de saneamiento, el procedimiento para
sanear una sociedad viciada y, en general, las otras reformas que esta misma ley introduce respecto de
las sociedades colectivas, sociedades de responsabilidad limitada y sociedades anónimas.
En lo relativo a las sociedades anónimas, que están tratadas en el Tomo I, se hace un nuevo análisis
de los derechos de los accionistas y del interés social. Fundamentalmente se desarrolla el tema del
conflicto de interés en el seno de las sociedades anónimas, materia que no había sido desarrollada en
ediciones anteriores de la obra y que ha cobrado actualidad en estos últimos tiempos en nuestro país,
donde se ventila un caso de gran relevancia, en el que hemos dado nuestra opinión a modo de informe
en derecho.
Tratándose también de las sociedades anónimas, hemos desarrollado el tema del uso de información
privilegiada y sus consecuencias, tanto en el aspecto civil como penal, que no ha sido analizado hasta
ahora en obras de consulta y estudio sino en monografías y publicaciones periódicas de difícil acceso.
Por último, en lo que concierne al Tomo I, se incorpora una nueva sección, dentro del capítulo de las
sociedades anónimas, relativa a la concentración y colaboración empresarial. En ella analizamos las
formas jurídicas que reviste el fenómeno de concentración, las fusiones y divisiones de sociedades,
como así también las principales figuras de colaboración entre empresas, tanto del derecho
angloamericano como europeo continental, es decir, los contratos de joint venture y les groupements
d’intérêt économique, respectivamente.
En el Tomo II, relativo a los títulos de crédito y los contratos mercantiles, incorporamos nuevos
estudios acerca de la desmaterialización de los títulos valores y de la contratación electrónica,
aprovechando nuestra experiencia como delegado de Chile ante la Comisión de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional, donde participamos en la elaboración de leyes modelo y de
convenciones internacionales sobre la materia. En especial comentaremos la Ley Modelo de Naciones
Unidas sobre Transferencias Internacionales de Crédito y la Ley Modelo de Naciones Unidas sobre
Comercio Electrónico, con el propósito de dar a conocer los avances que en el plano internacional se
han producido en el derecho que regula el comercio entre los estados.

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En el Tomo III, relativo al Derecho de Quiebras, incluimos nuevos desarrollos acerca de los
aspectos doctrinarios de la quiebra y en especial nuestras reflexiones en torno a la quiebra
transfronteriza (Cross Border Bankruptcy) , incluyendo el análisis de la Ley Modelo de la Comisión de
las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional sobre Quiebra Transfronteriza, aprobada
en Viena en 1997.
Finalmente, en el Tomo IV, relativo a las operaciones mercantiles modernas, incorporamos otras
formas de operar que han aparecido en el contexto de la economía globalizada.

EL AUTOR
Concepción, enero de 1999.

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Capítulo V
LAS SOCIEDADES DE PERSONAS
239. Finalidad.
Hemos dicho que un comerciante, frente a las dificultades que implica el desarrollo de la
actividad comercial bajo la forma de empresa individual, debe necesariamente asociarse con otros
para llevar a cabo una explotación económica de mayor tamaño. Cuando la actividad que se piensa
ampliar no requiere de grandes capitales, basta con que con que el comerciante se asocie con un
grupo de personas que le merecen su entera confianza. La forma jurídica adecuada es entonces una
sociedad de personas, en la cual los socios responden indefinidamente por las deudas sociales,
conocida por la razón social integrada por el nombre de todos o de alguno de ellos seguido de la
expresión “y compañía” y administrada por todos los socios o por algunos de ellos o por
mandatarios especialmente designados a este efecto. Existen varias clases de sociedades de
personas: la sociedad colectiva, la sociedad en comandita simple y la asociación o cuentas en
participación, que es una sociedad oculta (para terceros) entre un comerciante y uno o más
participantes que le facilitan dinero para una o varias operaciones determinadas. Este último tipo de
sociedades carece de personalidad jurídica, porque es sólo el comerciante quien contrata con los
terceros y los participantes se limitan solo a entregar su dinero y a recibir el beneficio si lo hubiere.

Sección I
LA SOCIEDAD COLECTIVA COMERCIAL
240 generalidades.
Es la mas antigua de las sociedades mercantiles: nació en plena edad media, como forma
evolutiva de las comunidades familiares que continuaban la exportación del comercio paterno, y por
eso en un principio unió exclusivamente a personas ligadas por vínculos de sangre. Este carácter
originario y secular, que se conserva fresco y lozano con el correr del tiempo, es el que permite
considerar a la forma social colectiva como la primera y más genuina representación de las
sociedades personalistas o de personas. Pero el carácter de sociedad pactada en consideración de las
personas (las vicisitudes personales que se presentan en la vida de sociedad: la muerte de un socio,
por ejemplo, puede originar su disolución), unido a responsabilidad limitada de los socios y a la
dificultad de integrar grandes capitales entre pocas personas muy unidas entre sí, hace que cada día
sea menos apropiada para el gran tráfico moderno, siendo más frecuente, como hemos visto, la
constitución de sociedades de capitales.1

1
Véase URÍA, ob. Cit., p. 119.

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