Está en la página 1de 2

Desnutrición

De una muestra de 99 niños, colombianos y venezolanos, internados en la


Unidad Intrahospitalaria de Pediatría (UIP) del Hospital Universitario Erasmo
Meoz en el primer semestre de 2018, 20.2 por ciento padecía desnutrición
aguda severa, y 10.1 por ciento, aguda moderada.

El hallazgo se produjo durante una investigación de Carolina Clavijo, estudiante


del Departamento de nutrición y dietética de la Pontificia Universidad Javeriana, y
la docente, Gilma Olaya, quienes mostraron interés en la situación, en especial por
el alto número de niños venezolanos.

Clavijo dijo que de la muestra “asombró que 45 por ciento eran migrantes
venezolanos”, razón por la que tuvieron que segmentar a la población, con el fin
de evaluar las características de las nacionalidades.

De los  venezolanos, una alta proporción provenía de comunidades indígenas


(yukpa, 15.6 por ciento, y sirapta, 6.6 por ciento), dijo la investigadora, algo que
tiene estrecha relación con la inseguridad alimentaria de estos pueblos
ancestrales fronterizos.

Las condiciones sociodemográficas, según Clavijo, son complejas para las


comunidades, pero también para el resto de la población, pues además se
encontró un 14.1 por ciento de niños con edema, de los cuales 10 eran
venezolanos.

“La mayor proporción de desnutrición aguda severa se encontró en niños de 6 a


24 meses”, agregó, lo cual se atribuye a que “en esa etapa, las familias no tienen
los recursos para suministrar la alimentación que requieren los niños para su
crecimiento y desarrollo, pues luego de la leche materna, se dificulta el aporte
nutricional con alimentación complementaria, escasa en los hogares. 

“En los nortesantandereanos también se están incrementando los índices de


desnutrición, asociados a la problemática social y económica de la frontera”,
afirmó Clavijo.

Estos niños padecen diversos problemas corporales, orgánicos y


sistémicos, y cuando están en hospitalización se incrementa el tiempo de
permanencia y recuperación.

Según el Instituto Nacional de Salud, en los niños menores de cinco años, el


riesgo de muerte en un niño con desnutrición aguda es nueve veces superior que
para un niño en condiciones normales.
Le puede interesar Cruz Roja reforzará atención a los inmigrantes

Recomendaciones

Aunque Clavijo reconoció que “el hospital está haciendo una excelente labor”, sí
es necesario que se formulen políticas que se basen en la prevención y la
detección temprana de la desnutrición, e impedir a toda costa que la desnutrición
aguda leve se complique.

“La desnutrición aguda leve es un periodo en el que los niños están


presentando los signos químicos, pérdida de peso, y un inadecuado
crecimiento”, dijo. “Es cuando se puede evitar la desnutrición moderada y severa
que sí puede generar un deterioro en el estado de salud de los niños, con efectos
como retraso en el crecimiento, o afectación de la salud del niño”.

Clavijo recordó que los niños hospitalizados no necesariamente ingresan por


desnutrición, sino por morbilidades respiratorias o infecciosas, que se agravan por
su estado nutricional.

También podría gustarte