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Los primeros concursos lograron lo que hoy en día se conoce como la Bienal
Internacional donde la Fundación Urunday y el Gobierno de la provincia de Chaco
trabajan para hacer lo que ellos llaman una verdadera celebración de la identidad de los
chaqueños. Visitantes llegan desde los más diversos puntos del país y del mundo,
transformando el Predio de las Bienales en un suceso cultural y social que genera un
intercambio pluricultural, hasta el punto de insertar a Resistencia como una referencia
internacional del arte y la cultura.
En cada edición, entre diez y quince artistas del ámbito regional, nacional e internacional
son previamente seleccionados teniendo en cuenta su participación en éste u otros
certámenes previos. Durante el plazo de una semana, deben realizar su obra al aire libre
y a la vista de los visitantes. Al finalizar la semana, se lleva a cabo una ceremonia de
clausura, con su correspondiente entrega de premios.
El evento se realiza en torno a una temática seleccionada, con pautas a seguir. A través
del cumplimiento de las mismas, se puede alcanzar el premio de ocupar el primer puesto
en la edición correspondiente. Cabe destacar que estas pautas son preestablecidas en
cada edición por los mismos organizadores del evento en relación con la búsqueda y la
selección de un tema, y en relación con la convocatoria de un jurado que va a ser el que
elija al artista ganador.
Una de estas ediciones se llevó a cabo en el año 2018, con la temática “Identidad en
Movimiento” como concepto inspirador, con la premisa de celebrar los 30 años de
concursos en Chaco, a través de unificar a diez competidores ganadores de ediciones
pasadas.
“Construimos un mundo de sentidos que nunca está quieto; debajo de los cielos, todo es
movimiento. Tal vez la nada sea la única quietud absoluta. La identidad es una estética
colectiva. Es sustancia y contingencia; más que certezas, búsqueda. La identidad es
también movimiento. La escultura consolida la identidad del Chaco, El tiempo- gran
escultor- y el hacer, van acumulando un sentimiento de aprobación, y de pertenencia. La
identidad escultórica chaqueña es movimiento, crecimiento, espiral ascendente que
acumula espíritu y pasión.” (Catálogo oficial Bienal 2018).
Este fragmento del catálogo oficial de la Bienal presenta una breve descripción del tema
seleccionado al cual deben ajustarse los artistas y construir a partir de eso sus
producciones. Para la selección y presentación de un tema específico, existe un grupo
determinado, en este caso la fundación Urunday, que con el peso de su autoridad hace la
elección del tema, de los artistas que van a ser llamados a competir y del jurado.
Es importante hacer hincapié en la selección del jurado ya que son ellos los que apelan a
sus juicios y valores para determinar el ganador. El ganador no solo se lleva el premio
mayor, sino que también se le otorga, al premiarlo, status y validez a su obra. De alguna
manera lo legitima como obra de arte escultórica enmarcada en ese contexto. Por lo
tanto, el jurado no solo cumple un rol fundamental en torno a la dinámica del evento, sino
que ellos funcionan como los agentes legitimadores de la obra de arte y son los que
señalan a las obras, de tal manera que incluso pasen a ser patrimonio de la Ciudad de
Resistencia una vez otorgado el puesto.
En este sentido nos podemos preguntar por qué la elección de ciertos artistas - incluso a
nivel internacional - por qué la elección de convocar a tal jurado, teniendo en cuenta que a
través del lugar que se les otorga adquieren el poder de decidir y seleccionar apelando a
sus juicios para elegir una obra y a un artista entre tantos. Sin obviar que con la elección
también se dejan de lado otros artistas y otras obras.
Si bien una competencia como tal siempre implica la elección de un ganador y por lo tanto
la no elección de otros que quedan por fuera, es importante destacar cómo de esta
manera se presentan dos clases (no necesariamente de forma directa ni coercitiva) por un
lado, una clase dirigente y por otro lado una clase subordinada, que es la que depende de
la dirigente para que su obra pueda enmarcarse con validez en ese contexto. Se entiende
entonces que, para adquirir el poder de decidir frente a otros, estamos hablando de una
fuerza hegemónica.
En este sentido, estas fuerzas de poder que adquiere la organización, pueden ser
consideradas hegemónicas ya que son los que ajustan y enmarcan desde un principio
cada obra que se va a producir, en este caso lo hacen según una temática específica, la
cual también seleccionan a su juicio. Sumado a la elección de la convocación de los
artistas que se hacen según ciertas categorías y criterios, todo comandado por la
fundación que está a cargo del evento.
Para entender a qué nos referimos con hegemonía y por qué la relacionamos utilizando
como fundamentación del funcionamiento del evento y su organización, es importante en
una primera instancia citar las definiciones que surgieron a lo largo del tiempo y cómo se
fue construyendo un concepto más amplio de hegemonía para que hoy podamos
vincularlo con este caso en particular.
Para la Teoría política marxista, los efectos que produce sobre la teoría cultural
específicamente, son inmediatos, ya que Hegemonía es un concepto que incluye y hace
efecto inmediato sobre otros conceptos como el de ideología en un sentido Marxista, en la
que un sistema de significados y valores constituye la expresión o proyección de un
particular interés de clase y como el de cultura, considerado un proceso social total en
que los hombres definen y configuran sus vidas.
Al hablar de una fuerza de poder podemos remitirnos al concepto de hegemonía que nos
plantea Williams, este es uno de los casos del ámbito cultural en el que está inmerso,
pero que también está influenciado por otros campos - social, político y económico - que
forman parte de un sistema y que hacen que se tomen ciertas decisiones a la hora de
seleccionar y adquirir los artistas, las obras y su temática dentro de este campo. El poder
que tienen para determinar qué seleccionar y qué no, tienen que ver con las formas de
dominación en relación a las de subordinación.
Se puede hacer una analogía con el concepto Marxista que hace una distinción en la que
se refleja una sociedad de clases en donde hay una desigualdad entre unas y otras. Es
decir, una clase dominante y una clase subordinada. La clase dominante en este caso es
la que toma las relaciones de poder y de dominio, por la cual se considera hegemónica.
Sin embargo, esta no se da de modo individual ni pasiva; sino que debe ser
continuamente renovada, recreada, defendida y modificada frente a las subordinadas, que
se encuentran en una lucha de poder en donde se resisten y son desafiantes. Estas son
consideradas contra hegemónicas, o hegemonías alternativas.
Considero que las temáticas del evento rondan en torno a esta noción, ya que se van
actualizando según lo que está presente en la sociedad, tomando estos referentes para
que el evento siga movilizándose, tomando protagonismo y se mantenga vigente.
En primer lugar, la categoría de “arte por destino” que hace referencia a la selección de
los objetos. Como destaca Williams estos son los objetos de arte artificiales que ya están
diseñados para serlo y con el propósito de ser mirados. Es importante destacar que los
que determinan cuál de esos objetos tienen que exponerse en una muestra, por ejemplo,
o en este caso en la Bienal y cuáles van a poder ser vistos y bajo qué referentes, son
justamente estos agentes de poder, que a su vez le brindan un poder de reconocimiento a
esos objetos.
En este caso las producciones que se pueden considerar como objetos diseñados para
ser artísticos y ser mirados, son las obras de danza, conciertos de música y demás
manifestaciones artísticas que van variando en cada edición y que están hechas
exclusivamente para ser presentadas en el evento de la Bienal. Sin embargo, ese espacio
y lugar que adquirieron fue porque le otorgaron el espacio para constituirse como una
manifestación artística dentro de ese marco.
Este es el caso de las obras de arte escultóricas, comienzan con el tallado a mano de la
materia prima que es la piedra, se va transformando en un objeto artístico con su
intención de ser vista estéticamente y dentro de ese contexto que la enmarca fuera del
cotidiano, de esta manera se la va transformando con el proceso y al pasar de los días
para conformarse como una obra de arte.
Es decir que en el evento existe la apropiación de objetos para situarlos dentro de ese
contexto en específico y editarlos en narrativas relacionadas a las temáticas que las
reducen a obras, en este caso relacionadas a la temática propia del evento “Identidad en
movimiento”. Además, siendo intervenidas como todo objeto cotidiano que se va a
transformar en una obra de arte. Este objeto cotidiano pasa a ser estético, llevado a una
experiencia estética con sus espectadores re contextualizado en el evento de la Bienal.
Cabe destacar que existen tres aspectos dentro de cualquier proceso cultural que influyen
en el proceso hegemónico, partiendo de la definición del autor de las tradiciones,
considerando que se manifiesta como una fuerza activamente configurativa en la cual se
hacen más evidentes las presiones y los límites dominantes y hegemónicos.
Esto se esclarece cuando hablamos más allá del concepto común de tradición “segmento
histórico relativamente inerte a una estructura social: la tradición como supervivencia del
pasado” y consideramos específicamente a la tradición selectiva, que como define
Williams es una versión intencionalmente selectiva de un pasado configurativo y un
presente pre configurado. Es decir que la tradición selectiva funciona como medio para
que dicha hegemonía se manifieste, lo hace seleccionando algunos significados los cual
toma para acentuarlos, excluyendo otras prácticas y significados. En este caso la
hegemonía se presenta como el “pasado significativo” que destacan en función de su
interés por la dominación de una clase dominante en específica.
Estos grupos concordaban en sus reuniones promover este tipo de arte en Resistencia y
así lograr la expansión de la misma dentro de espacios culturales, instituciones que las
avalen, e incluso en la ciudad al aire libre. De esta manera, configuran las esculturas
como un arte valorado en la ciudad y respetado por los mismos ciudadanos, siendo parte
de su patrimonio e identidad. Más adelante logran conformar el evento de las esculturas
con gran dimensión, regional, nacional e internacional.
Junto a la doctora Giordano, el Arq. Ramón Gutiérrez aporta que, a partir de 1961, el
Fogón de los Arrieros lanzaría su plan de embellecimiento de Resistencia, que
configuraría una nueva fase en esta tarea de integrar el arte al espacio público, primando
de alguna manera la idea de crear una “ciudad-museo”. De ahí en más, a partir de 1969
comienza una verdadera “siembra” de esculturas al aire libre, frente a domicilios
particulares, comerciales, plazas, entidades bancarias e instituciones de distinto carácter.
Según Mariana Giordano, la misma continuó con diferentes gestores, extendiéndose con
algunas interrupciones hasta la actualidad. Uno de ellos, COPROAR (Comisión de
Promoción Artística constituida y presidida por Efrain Boglietti), en 1988 organizó el
Primer Concurso Nacional de Escultura, que se realizó en la Plaza central de la ciudad.
Además, con la colaboración de Fabriciano Gómez, que ya era un destacado escultor, se
constituyó la Fundación Urunday, una organización con el fin de estimular la enseñanza
práctica del arte escultórico y continuar las tareas iniciadas.
En un principio empezó como una idea grupal, dentro del fogón de los arrieros, como
propuesta para promover el arte en la ciudad y su expansión. Fue a principios de los ’60
que se propuso sacar el arte a la calle, como una forma práctica de elevar el nivel cultural
y estético de la población, emplazando esculturas en el radio urbano y logrando así que la
obra escultórica pudiera exhibirse bajo las estrellas. Significó un modo diferente de
presentar el arte, lo cual implicaba la concentración en ámbitos comunicacionales
específicos con contenido estético.
Así, el diálogo que la obra escultórica fue entablando con su entorno fue cada vez más
intenso y recíproco, fueron articulándose los modos de emplazamiento y los lenguajes
plásticos con los procesos propios del crecimiento de la ciudad.
Esto tiene mucho que ver con cómo se fueron formando los primeros concursos y cómo
se fueron dando respaldos que hoy en día tienen una dimensión más grande y amplia que
solo en la provincia del Chaco. Lo que trajo como consecuencia que los concursos
escultóricos se fueran tornando rápidamente una fiesta popular de magnitud impensada.
De esta manera vemos como las tradiciones, lo que se fijó como tal, funcionó e incluso
creció y aumentó considerablemente al pasar de los años. Hoy en día esta forma de ver a
las esculturas dentro de este contexto hace que se promuevan más y más las actividades
socio culturales que se fueron constituyendo, haciendo que entren en juego otros campos
y no concluyan solo en el ámbito artístico cultural.
Ya que dentro del evento mismo, se pueden observar distintos dispositivos que a su vez
se yuxtaponen; como ser lo artístico, es decir; las esculturas, los números de danza,
teatro y demás disciplinas, la competencia que se da dentro de los concursos entre los
artistas convocados; el rol de los sujetos que conforman la masa social que participa en el
evento; el aspecto comercial de los puestos y ferias; el ámbito político, que parte de la
financiación que respalda el evento, y a su vez genera publicidad dentro del mismo.
Todos ellos, funcionando paralelamente en operaciones de transversalidad, generan el
contexto de la Bienal.
Este proceso no solo se desenvuelve mediante las tradiciones, en realidad es mucho más
complejo y como mencionamos anteriormente depende e influye a su vez de muchos
factores, entre ellos la relación entre las instituciones y las formaciones. Haciendo
referencia puntualmente a la relación entre las instituciones; culturales, políticas y
económicas junto con las formaciones; los movimientos y tendencias efectivos, en la vida
intelectual y artística. Estos factores son fundamentales porque tienen una influencia
significativa y hasta se podría decir decisiva en muchos casos, sobre el desarrollo activo
de una cultura.
Sin embargo, hay otro aspecto que debe ser tenido en cuenta a la hora de analizar este
proceso hegemónico. Ya que los conceptos mencionados anteriormente funcionan de
manera relacional, y tienen en cuenta también otra noción que no habíamos mencionado
anteriormente, el concepto de “campo”. Se puede considerar que estos se relacionan en
la medida en que se necesitan unos a otros para mantenerse en el poder que requiere
permanecer en un campo determinado.
Primero es necesario saber específicamente a qué nos referimos con esta palabra y
entender así, en qué medida se relacionan. Según el autor Pierre Bourdieu el hecho de
pensar en términos de campo en sí, implica pensar en términos de relaciones.
Más allá de todo lo que el evento desarrolla, es importante hablar de un campo específico
que hay dentro de toda esa vorágine y es justamente el campo del arte. No solo con las
esculturas sino también con los distintos lenguajes artísticos que se manifiestan en esas
fechas.
A partir de esto, un campo puede definirse entonces como una red o configuración de
relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones se definen objetivamente y en las
determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones, por su
situación actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de
poder (o de capital). Esa posesión implica el acceso a las ganancias específicas que
están en juego dentro del campo y, de paso, por sus relaciones objetivas con las demás
posiciones (dominación, subordinación)
La jerarquía de las diferentes formas de capital (económico, cultural, social, simbólico) se
modifica en los diferentes campos. Es decir que existen cartas válidas y eficientes en
todos los campos y su valor (considerado como triunfos) varía según los mismos y según
su estado sucesivo. Un capital o una especie de capital es el factor eficiente en un campo
dado, como arma y como apuesta; a partir de ello el que lo posee puede ejercer un poder.
Cabe destacar que hay ciertos parámetros con los que se miden estas estructuras, por los
que se marcan las medidas de éxito y las medidas de fracaso. De esta manera, se
conforma un espacio de juego, tal como lo comparaba el autor, este espacio de juego que
exige una lucha que se definen y re definen para la distribución del capital especifico en
un momento dado del tiempo.
Como en todo campo, en el campo del arte también hay patrones y pautas a seguir. En
este caso tiene que ver con la dinámica de la competencia de dicho evento. El ganador va
a ser el que cumpla con las pautas preestablecidas y quien se adapte más a la temática
de la edición, también es cierto que está presente la subjetividad del jurado. En este
campo está en juego el premio mayor, que por lo general es una cierta cantidad de dinero
que, como especifica el autor, formaría parte del capital económico. Pero también, la
posición del primer puesto de la Bienal con la que se adquiere un status de artista, es
decir el capital simbólico que un artista adquiere con su renombre.
Lo que está en juego en general son todos esos elementos que según el autor forman
parte del interés que se persigue, de esta manera se crea una red o una configuración de
relaciones objetivas entre posiciones que se definen en su existencia y en las diferentes
especies de poder, que se puede medir según el acceso a las ganancias que están en
juego dentro de un determinado campo. Por lo tanto, cada campo obedece a lógicas
distintas en donde se constituye un capital cultural, algo que está en juego, algo que es
valorado. Y que dependen de esta jerarquización y red de posiciones que lo estructura.
De esta manera vemos que dentro del arte también hay relaciones de interés, se
persiguen ganancias, fines específicos, en donde hay una lucha de poder y plantean en
su organización una estructura jerarquizada. Los artistas que son convocados
generalmente son artistas que viven de este arte, como es el caso de Tobel, el ganador
de la edición 2018, que tiene una carrera de tallado de escultura en piedra desde los 21
años. Ganador de diversos premios en concursos de Alemania, China, Letonia y
Argentina. Fue participante de distintos simposios de escultura alrededor del mundo. En el
año 2010 ya había conseguido el primer premio con su obra "Identidad".
Este es el ejemplo de un artista que vive del arte y no solo por su experiencia estética, lo
que se considera el arte por el arte mismo, sino que saca beneficios y consigue sus
ganancias. De hecho, logró hacer una carrera con renombre gracias al arte escultórico. A
partir de eso podemos empezar a hablar sobre mercado del arte.
Marx habla del mercado global que funciona en relación a la oferta y la demanda de este
mercado general. Este se relaciona con el arte en la medida en que el mercado global no
solo abarca marcos industriales en cuanto a los productos de consumo como
mercaderías, por ejemplo, sino que también incluye al mercado del arte y la obra de arte
como mercancía, que va a presentar Isabelle Graw en su libro “¿Cuánto vale el arte?”.
Lo que presenta Graw es una interrelación entre estos dos mercados. Derribando así,
toda concepción idealista de que el arte es un elemento aislado del mercado, como
algunos agentes lo creían (entre ellos Adorno H).
La autora plantea justamente, que más allá de la autonomía que tiene cada uno, no están
aislados el uno del otro y señala que necesariamente el mercado del arte se atiende a
determinados requisitos y categorías del mismo mercado general; tales como el formato,
el costo de producción, las relaciones de exposición y en algunos casos la industria y el
trabajo en serie.
Lo que los diferencia en algún punto y hace que no pierdan su relativa independencia es
que el arte es una mercancía especial, porque tiene tanto un valor económico (como en el
caso de la mercancía) pero también tiene un valor simbólico, que es otorgado por los
agentes o las instituciones del arte e incluso por el mismo status del artista y/o obras
reconocidas del mismo. Estas instituciones que le otorgan este tipo de valor, forman parte
del mercado del conocimiento, lo que quiere decir que para que sea comercializado como
mercancía, la obra de arte requiere de este mercado del conocimiento.
Podemos hacer una analogía en ese caso con la mercancía y el valor que se le otorga a
partir de su precio y relacionando también con el crédito de larga duración que adquiere la
obra de Arte cuando un artista pinta determinada obra y hace que las demás tengan un
valor económico y simbólico importante, aunque no sea una obra de “calidad” o gran
status. En este caso, el artista que ganó en la edición 2018, ya había ganado en la Bienal
del año 2010, con una temática muy parecida a la última edición que tiene que ver con la
identidad.
Conclusión:
De tal modo que se logra que el evento funcione en relación con la fundamentación de ser
una costumbre que hace crecer a la ciudad dentro y fuera del país y a la par se
construyen relaciones y contactos de interés con otros países y culturas. Además de
todos los puestos de trabajadores que funcionan dentro del evento, puestos de comida y
bebida que se ven justificados dentro de este marco.
Por lo tanto, hay más que solo perseguir la costumbre misma de la constitución del evento
de las esculturas en la provincia. En donde se pueden ver intereses y luchas de clase,
capital y ganancias que se persiguen, premios que otorgan renombre y status, la
circulación del capital no solo económico sino también simbólico y social. A partir de eso
se construye una serie de manifestaciones alrededor de este arte, organizando un evento
que tiene varios componentes y que hace lugar a otros campos no solo el artístico, los
que justamente hacen que funcione y siga desarrollándose dentro del campo social,
económico y político.