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Cómo desarrollar la intimidad con Dios

A la luz de las Escrituras entendemos que el ser humano (Adán y


Eva), fue creado por Dios, con la facultad de poder tener una
relación de intimidad constante con Dios su creador, así como
relacionarse entre ellos. Caps. 2 y 3.
Genesis 3

3  Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo
que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios
os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?

Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del
huerto podemos comer;

pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No
comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.

Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;

sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y
tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió
así como ella.

Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron
delantales.

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire
del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de
Jehová Dios entre los árboles del huerto.

Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
10 
Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba
desnudo; y me escondí.

Juan 3:16
16 
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.

Lucas 19:10
10 
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido.

¿Cómo hizo Jesús las cosas que la Biblia nos dice que realizó? La
respuesta se encuentra en su relación con Dios Padre.

¿Cómo haremos “mayores cosas que estas”, según la promesa de


Jesús (Juan 14:12)? Mediante la restauración de esa misma relación
con Dios Padre, una relación de intimidad, en sencillez y obediencia.

Dios nos ama de una manera que sobrepasa todos nuestros


pensamientos.

El salmista en salmos 8:4 dice Digo: ¿Qué es el hombre, para que


tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?

Hoy debo decirte que Dios quiere que tengas una relación cercana y
personal con Él, de intimidad, sencillez y obediencia.

Moisés, David y por supuesto, Jesús, tuvieron una relación íntima


con Dios. ¿Pero cómo desarrollar la intimidad con Dios?

1. TRANSPARENCIA
Abierto, sin nada que ocultar, expuesto ante Él, honestidad

Salmos 35:11-18
Hubo ocasiones en las que David estaba deprimido; su alma se
sentía vacía (v.12). Era lo suficientemente sincero y abierto como
para hablar de sus dificultades:

Oposición

David se enfrentó a una gran oposición de parte de aquellos que le


pagaron mal por bien y lo atacaban. Puede que nosotros también
enfrentemos oposición y que aparezcan en nuestra vida aquellos que
te paguen mal por bien y te ataquen (vv.12,15b). Puede que te
calumnien (v.15c) o se burlen de ti de forma maliciosa (v.16a). La
oposición no solo viene del mundo, sino que incluso puede venir del
pueblo de Dios (v.16).

Oración «no respondida»

Puede que haya momentos cuando nuestras oraciones parezcan no


ser escuchadas: «Señor, ¿cuánto tiempo seguirás viendo esto?»
(v.17, DHH).

Fracaso

Todos hemos tropezado (v.15a). Podemos sentir que caminamos con


el Señor bastante felices y entonces repentinamente tropezamos.
Puede haber ocasiones en las que no cumplamos nuestros propios
estándares y mucho menos los de Dios.

Como David, hablemos con Dios sobre todos estos aspectos. No


pretendamos hacer de cuenta que todo está bien, delante de aquel
que todo lo sabe.

Habla desde lo profundo de tu corazón,

Él no se sorprenderá ni se mostrará impactado por lo que digas. La


TRANSPARENCIA, el exponerse abiertamente, en sencillez,
mostrando tus debilidades y la honestidad son las cualidades que te
llevan hacia una relación íntima con Dios.
Aprenderemos a dar gracias a Dios por escuchar los clamores de
nuestro corazón. A dar gracias por habernos rescatado y prepararnos
para decir: «Yo te daré gracias en la gran asamblea; ante una
multitud te alabaré» (v.18).

2. Crecer en sabiduría

Hay un dicho popular que dice: «El conocimiento es saber que un


tomate es un fruto. La sabiduría es no ponerlo en una ensalada de
frutas».

El conocimiento es horizontal. La sabiduría es vertical. Viene desde


arriba hacia abajo. Es mucho más importante crecer en sabiduría que
crecer en conocimiento y prosperidad, la sabiduría supera a la
prosperidad y al conocimiento. La intimidad con el Padre conduce a
un mayor crecimiento en sabiduría.

Lucas 2:41-52

La sabiduría viene de escuchar

La sabiduría es disposición a escuchar y aprender de los demás.


Jesús estaba «sentado entre los maestros, escuchándolos y
haciéndoles preguntas» (Lucas 2:46).

A menudo, aquellos que saben más hablan menos. Cuando


hablamos, por lo general repetimos meramente lo que ya sabemos.
Cuando escuchamos, puede que aprendamos algo nuevo.

Ya desde niño, Jesús tenía una sabiduría sorprendente: «Todos los


que le oían se asombraban de su inteligencia y de sus respuestas»
(v.47).

La sabiduría conduce a la sencillez


La sabiduría trae claridad. Jesús sabía dónde debía estar y qué debía
hacer. Declaró: «¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi
Padre?» (v.49). el conocimiento nos lleva de lo simple a lo
complejo; la sabiduría nos lleva de lo complejo a lo simple.

La sabiduría es integral

La sabiduría no solo se muestra en lo que decimos sino también en


cómo vivimos: «Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió
sujeto a ellos» (v.51). La sabiduría se refiere a toda la vida más que
solo a nuestro intelecto o nuestras palabras.

La sabiduría debe crecer

Por medio de su relación íntima con Dios, «Jesús siguió creciendo


en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba del favor de Dios y
de toda la gente» (v.52), una expresión muy similar a la utilizada
con respecto a Samuel (1 Samuel 2:26).

La sabiduría debería incrementarse a medida que crecemos. No es


que la sabiduría de Jesús fuera defectuosa o imperfecta, pero crecía a
medida que él maduraba, y así debería ser con nosotros.

Esta es una oración que a menudo hacemos por nuestros hijos: que
puedan crecer en sabiduría, estatura y en favor ante Dios y la gente.

Por encima de todo, la sabiduría de Jesús procedía de su relación


íntima con Dios. Dios era su Padre y sabía que tenía que estar en la
casa de su Padre, y su intimidad con Él era el cimiento de su
sabiduría.

Jesús oró a Dios como «Abba» la palabra aramea usada por un hijo
en términos filiales con su padre es papi, papito, una total muestra de
su intimidad.

El apóstol Pablo, al escribir sobre el Espíritu Santo, señala: «Pues


ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra
vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por
este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: “¡Abba! ¡Padre!”»
(Romanos 8:15, DHH).

Padre, gracias por habernos dado el Espíritu de adopción por el cual


podemos clamar: «Abba, Padre». Gracias por llamarme a la misma
relación de intimidad que Jesús tuvo contigo. Ayúdame a crecer en
esta relación de intimidad, sencillez y obediencia. Y a crecer en
sabiduría, estatura y en favor con Dios y la gente.

3. Detente y escucha

Números 7:66-9:14

No puedes desarrollar una relación íntima con Dios sin apartar


tiempo para comunicarte con Él. «Cuando Moisés entró en la tienda
de Reunión para hablar con el Señor, escuchó su voz. […] Así
hablaba el Señor con Moisés. El Señor le dijo a Moisés…» (7:89–
8:1).

Dios habló a Moisés (8:1; 9:1). Moisés habló con Dios (7:89). Era
una conversación de doble vía. Dios hablaba a Moisés cara a cara,
como una persona habla con un amigo (12:8): hablando y
escuchando al mismo tiempo, mirando la reacción del otro.

En la era del Espíritu Santo estás en una posición mucho mejor que
Moisés. Ya no tienes que ir a un sitio especial, como hacía Moisés,
sino que puedes estar con Dios donde sea que te encuentres.
Mediante el Espíritu de adopción eres llevado a una conversación
íntima y eterna con Dios el Padre (Romanos 8:15-17,26-27).

Este era el patrón: «El Señor habló a Moisés […] y este habló a los
hijos de Israel […] Los hijos de Israel hicieron conforme a todo lo
que el Señor le había mandado a Moisés» (Números 9:1-5, RVA-
2015). Toda la forma de vida de los israelitas se edificaba sobre la
obediencia a lo que Dios le había dicho a Moisés en el lugar de
intimidad. Tu intimidad con Dios debe desbordarse en la forma en
que llevas adelante tu vida. Debes poner en práctica las cosas que
Dios te haya mostrado en el sitio de intimidad. 

Hay momentos en que no es evidente cómo nos guía Dios. De


nuevo, el ejemplo de Moisés resulta de utilidad. Cuando el pueblo
realizaba una pregunta difícil a Moisés para la cual él no tenía
respuesta, contestaba: «Esperen a que averigüe lo que el Señor
dispone con relación a ustedes» (v.8). Si no conoces la respuesta
correcta es sabio pedirle a la gente que «espere». Esto te da tiempo
para orar y descubrir de parte de Dios la forma correcta de seguir
adelante.

Eugene Peterson traduce este pasaje así, en su versión en inglés The


Message: «Denme algún tiempo; descubriré lo que Dios dice en las
circunstancias de ustedes» (v.8, MSG). Otra versión bíblica en
inglés, The Amplified Bible, dice: «Quédense quietos y yo escucharé
lo que el Señor mande con respecto a ustedes» (v.8, AMP). En el
ajetreo de la vida, detente y escucha lo que Dios quiere que hagas.

Señor, gracias porque puedo encontrarme contigo cada día, hablar


contigo y escucharte. Ayúdame a oír lo que me dices y a vivir hoy
en esta relación de intimidad, sencillez y obediencia

Salmos 35:11-18 Reina-Valera 1960 (RVR1960)


11 
Se levantan testigos malvados;
De lo que no sé me preguntan;
12 
Me devuelven mal por bien,
Para afligir a mi alma.
13 
Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio;
Afligí con ayuno mi alma,
Y mi oración se volvía a mi seno.
14 
Como por mi compañero, como por mi hermano andaba;
Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
15 
Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía;
Me despedazaban sin descanso;
16 
Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus dientes.
17 
Señor, ¿hasta cuándo verás esto?
Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.
18 
Te confesaré en grande congregación;
Te alabaré entre numeroso pueblo.

Lucas 2:41-52 Reina-Valera 1960 (RVR1960)


41 
Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;
42 
y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la
costumbre de la fiesta.
43 
Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en
Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.
44 
Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de
un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos;
45 
pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.
46 
Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado
en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.
47 
Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus
respuestas.
48 
Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por
qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con
angustia.
49 
Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en
los negocios de mi Padre me es necesario estar?
50 
Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
51 
Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos.
Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
52 
Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios
y los hombres.

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