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Fraile, M.

(2005) De la teoría democrática a la teoría del voto económico


La teoría de la democracia considera a las elecciones como el elemento esencial de
cualquier sistema democrático que aspire a tener gobiernos representativos. No obstante, no
existe un acuerdo entre los teóricos acerca del modo en que éstas afectan al comportamiento
de los gobiernos y electores. Estudiaremos dos teorías de la democracia representativa: la
teoría del control y la teoría del mandato. El objetivo principal del libro es estudiar los
mecanismos por los cuales las elecciones pueden incentivar a los votantes a ejercer el control
sobre sus representantes.
El texto (correspondiente el capítulo 1 del libro nombrado) se estructura en cuatro
partes: en la primera se discute brevemente cuáles son las funciones y efectos que
potencialmente cumplen las elecciones en los sistemas democráticos. En la segunda se
presentan dos visiones de la teoría de la democracia: la teoría del mandato y la teoría del
control. En la tercera se introduce la teoría del voto económico. Y en la cuarta se propone una
manera algo más sofisticada de comprobar si entra la economía en las urnas.

1. La utilidad de las elecciones para el funcionamiento de la democracia.


La celebración de elecciones periódicas, libres y justas es una condición necesaria
(aunque no suficiente) para que existan los sistemas políticas democráticos. Sin elecciones no
hay democracia, pero ¿por qué son tan importantes?

- A través de las elecciones los ciudadanos expresan sus preferencias para decidir quién
o quiénes ocuparán cargos políticos representativos y ejecutivos en el futuro próximo:
es decir, los representados eligen a los representantes. (Seleccionar)
- Las elecciones constituyen instrumentos (si bien imperfectos) para que los ciudadanos
expresen sus preferencias y expectativas acerca del comportamiento y las elecciones
del futuro gobierno. Esta característica deriva del carácter dinámico de las elecciones.
En el momento t se selecciona a un partido, y en el momento t+1 se le puede retirar la
confianza: es decir, los ciudadanos pueden influir en el comportamiento de sus
gobernantes. (Limitar)
- Las elecciones proporcionan legitimidad, la cual agiliza las acciones del gobierno, ya
que la ciudadanía no tiene más remedio que aceptar las decisiones de los
representantes a los que se ha elegido libremente. La oposición también acepta su
derrota. No obstante, no está demostrado el efecto legitimador de las elecciones para
la ciudadanía, además de ser un mecanismo demasiado limitado de participación
política.
- Finalmente, la celebración periódica de elecciones también exhibe un componente
simbólico nada despreciable.

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2. El sendero de la representación: elecciones, ciudadanos y gobiernos en
democracia.
¿Qué entendemos por representación? La autora se adhiere a la definición de Pitkin
(1985): un gobierno es representativo cuando sus acciones están orientadas a cumplir el
objetivo de defender el interés general, incluso cuando suponga perjudicar a una minoría. No
obstante, la reelección de cualquier gobierno no implica forzosamente que sus acciones hayan
defendido los intereses de la ciudadanía, como mucho significa que (al menos) eso es lo que
los electores creen. De este modo el grado de información disponible para los ciudadanos de
a pie se convierte en un factor crucial. La teoría de la democracia representativa asume que
los deseos de la ciudadanía coinciden con lo que es mejor para ellos, pero no siempre es así.

Para que un gobierno sea reelegido, no basta con que sus acciones satisfagan de la
manera más eficiente el interés general, sino que también necesita que dichas acciones sean
relativamente populares entre la ciudadanía. Los gobiernos se enfrentan a elegir entre los
deseos de sus votantes y su interés general o bienestar.

A continuación se muestran las dos grandes visiones que se han utilizado en la teoría
de la democracia para describir y explicar cómo funcionan las elecciones y qué efectos tienen
sobre el comportamiento de los gobiernos y de los ciudadanos:

1. La teoría del mandato y el voto prospectivo por expectativas. Esta teoría


parte de las campañas electorales, donde los votantes recaban la información
necesaria para decidir entre todas las candidaturas que aspiran llegar al poder.
Las elecciones, por tanto, son la oportunidad que tienen los electores para
elegir entre varios candidatos, uno de los cuales gobernará. Se puede observar
que la teoría del mandato destaca por el carácter prospectivo de las elecciones,
puesto que la ciudadanía emite su voto confiado en las promesas del
candidato.
Según esta teoría, las elecciones garantizan la representación porque los
electores pueden utilizar su voto para incentivar a los gobernantes a que
cumplan los programas políticos por los que fueron elegidos. Si los gobiernos
traicionan sus promesas se arriesgan a que los ciudadanos los penalicen en la
siguiente elección (Downs).
No obstante, se han de cumplir tres condiciones para que las elecciones
funcionen realmente como mandato:
- Tanto los políticos como los ciudadanos deben tener preferencias
claras con respecto a las políticas. Esto requiere tener mucha
información e interés, de lo que los ciudadanos carecen. Por ello, esta
teoría exige un grado de interés, información y conocimiento político a
la ciudadanía demasiado alto para ser realista.
- Los candidatos han de perseguir la reelección . Si no es así, no se
produciría la amenaza de retirada del apoyo por parte del electorado a
los gobernantes que se desvíen del mandato. El problema es que no
todos los partidos aspiran a la reelección, sino a enriquecerse, por
ejemplo.

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- Las preferencias postelectorales de los políticos han de coincidir con
las preferencias preelectorales de los ciudadanos. Aún asumiendo la
honradez de los partidos, está condición es difícil de cumplir.
Podemos concluir por tanto, que el voto no es un mecanismo suficiente para
garantizar que los políticos cumplan su mandato y por tanto, sean
representativos.

2. La teoría del control y el voto retrospectivo por resultados. Esta teoría parte
de que los votantes responsabilizan al gobierno por los resultados de su
gestión, y posteriormente deciden si le apoyan o no. El elector decide un
umbral concreto de resultados o bienestar a partir del cual se activa el premio
o el castigo. En este caso, las elecciones son el momento de mirar atrás, ver
cómo lo han hecho los partidos (y no mirar al futuro, como en la teoría del
mandato). Para la teoría del control, la representación se consigue porque los
políticos tienen interés en ser re-elegidos y por tanto, durante la
implementación de sus programas, saben que los ciudadanos los juzgarán.
Esta teoría, una vez más, parte de la condición de que los ciudadanos estén lo
suficientemente informados e interesados como para juzgar correctamente a
los políticos y no cometer errores, tener en cuenta las circunstancias externas,
etc. En definitiva, el control retrospectivo de las acciones de los gobiernos
tampoco garantiza la representación, pues debe basarse no solo en el bienestar
sino también en la consideración sistemática de las condiciones bajo las cuales
se ha desarrollado la acción de los gobiernos (Manin et al.)

3. El voto económico.
El marco teórico del voto económico investiga hasta qué punto las condiciones
económicas moldean las decisiones de voto de los ciudadanos en democracia. Si el electorado
responde a los resultados económicos (de forma retrospectiva o prospectiva) asumiremos que
existe un cierto grado de control democrático frente a las acciones de gobierno. En definitiva,
es solo otro modo de investigar si el voto en elecciones libres y justas incentiva o no la
representación.

La hipótesis clásica del voto económico era que ceteris paribus, los gobiernos que
presentan resultados económicos prósperos tienen una mayor probabilidad de ser reelegidos
que los que presentan resultados económicos adversos. Esta no se cumple, pero no quiere
decir que la opinión pública y el estado de la economía puedan estar relacionados.

La autora pone dos razones para elegir centrarse en el voto económico:

1. Existe un consenso relativo respecto a la existencia de un conjunto de


resultados económicos que cualquier país y cualquier gobierno,
independientemente de su ideología, aspira a conseguir: bajas tasas de paro,
baja inflación, aumento del poder adquisitivo del ciudadano, etc.

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2. La política económica es el tema que se trata con más frecuencia en las
campañas electorales, tanto por lo que respecta a los objetivos conseguidos o
perseguidos como en lo que se refiere a los distintos medios para conseguirlo.

Sin embargo, hay que destacar la inestabilidad de los resultados y conclusiones que se
encuentran en los estudios sobre la teoría del voto económico. Quizás se debe, en primer
lugar, a que se orienta demasiado hacia el plano empírico, con poca reflexión teórica; y en
segundo lugar, a que las hipótesis comprobadas se han centrado exclusivamente en el estudio
del bienestar económico procurado a la nación por el gobierno y en la percepción subjetiva de
dicho bienestar por parte del votante, sin tener en cuenta que los gobiernos deciden e
implementan políticas bajo condiciones variadas.

4. Una reformulación de la teoría del voto económico.

Para la reformulación se utilizará la siguiente estrategia argumentativa: se parte de la


hipótesis clásica del voto económica (epígrafe anterior) para justificar la necesidad de incluir
factores adicionales en las estimaciones de voto. Una vez identificadas, poder extraer
conclusiones respecto al posible control de los ciudadanos sobre las acciones de gobierno y,
en consecuencia, respecto a la representación.

1. El voto prospectivo por expectativas.


De acuerdo con la hipótesis prospectiva que deriva de la teoría del mandato,
deberíamos esperar que las expectativas económicas optimistas beneficiarán al partido en el
gobierno. No obstante, la dirección de causalidad esbozada entre expectativas económicas e
intención de voto se asume, pero no se demuestra. Las expectativas económicas pueden ser
también un reflejo posterior de la decisión de voto que busca evitar disonancias cognitivas.
Por ejemplo: “El futuro irá mejor si gana mi partido favorito, que podrá por fin cambiar las
cosas”. No lo vota porque esté valorando su desempeño, sino que justifica su voto a través de
lo económico.

2. El voto retrospectivo: la atribución de responsabilidades al partido en el gobierno.


Partiendo de la teoría del control, el ciudadano tiene una idea de la dosis mínima de
bienestar que el gobierno debería haberle proporcionado. Si ese bienestar supera el umbral, se
premiará al gobierno, sino se le castigará. Ahora bien, ¿cómo calcula el votante retrospectivo
ese mínimo de bienestar que el gobierno debe alcanzar para ser reelegido?, ¿cuánta
información necesita para calcularlo?:

- El voto egocéntrico: el votante calcula el umbral de bienestar y la actuación


del gobierno en base a su propia experiencia, es decir, atribuyen al gobierno la
responsabilidad de su situación económica personal.

- El voto sociotrópico: el votante responsabiliza a los gobiernos de los


resultados de la economía del país o de la sociedad, no de los de su situación

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económica personal. Todo parece indicar que este es el modelo más común.
No obstante, esto no hace menos complicada la atribución de
responsabilidades, pues existen muchos factores que limitan la capacidad de
los gobiernos para controlar los resultados económicos. Pero, ¿perciben los
ciudadanos estos límites?

Sin embargo, para retirar la confianza a un gobierno tiene que existir un partido en la
oposición con credibilidad suficiente como para elegirlo.

3. ¿Es el principal partido en la oposición creíble?


Considerando la teoría del mandato, cuando las alternativas al gobierno carecen de
suficiente credibilidad, el partido en el gobierno juega con ventaja. Aunque el gobierno no
supere el umbral de bienestar fijado por el votante, si este no cree que el partido de la
oposición pueda conseguir más bienestar que el gobierno, el votante volverá a votar al partido
anterior, es decir, no castigará al gobierno.

Por tanto, la probabilidad de que un elector crítico castigue al partido en el gobierno


será mayor cuanto mayor credibilidad reconozca el elector al principal partido en la
oposición.

4. Una visión más amplia de la prosperidad económica: las políticas sociales entran en
las urnas.
Al mismo tiempo que las políticas económicas pueden influir en el voto, también las
políticas sociales constan de posibles efectos similares. Es probable que las evaluaciones
positivas sobre las políticas sociales compensen a los juicios negativos sobre las políticas
económicas. Dicho efecto en el voto, permite analizar las visiones de los electores sobre las
políticas sociales, al margen de la manera en que estás les afecten personalmente a ellos o a
su grupo social de referencia.

No obstante, la literatura del voto económico ha ignorado casi por completo la


importancia de estas políticas para la supervivencia de los gobiernos. En opinión de la autora,
la ecuación de estimación de la intención de voto debería incluir los juicios retrospectivos de
la ciudadanía sobre las políticas sociales.

5. El contexto dinámico de las eleccione: la inclusión de temas relevantes.

En la literatura del comportamiento electoral existe una corriente conocida como “el
voto por temas relevantes”. Esta teoría sugiere que a lo largo de la legislatura de un gobierno
surgen temas que se hacen particularmente relevantes. La relevancia del tema se puede
mantener incluso hasta el momento de la campaña electoral. Normalmente se trata de
cuestiones que implican la gestión controvertida por parte del gobierno de temas concretos,
aunque también puede beneficiar al mismo gobierno.

La incorporación de la visión subjetiva de los ciudadanos sobre temas relevantes en


cada una de las elecciones analizadas supone ampliar la visión más allá del tema del bienestar

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económico. Precisamente uno de los motivos por los que sabemos poco sobre el grado en que
los gobiernos de democracia cumplen sus promesas electorales o están sujetos al control del
electorado es porque la literatura se ha centrado casi exclusivamente en el tema del bienestar
económico. Por desgracia, las encuestas empleadas no contienen suficiente información como
para comprobar adecuadamente la hipótesis de los temas relevantes.

5. Resumen: del modelo premio/castigo al modelo ampliado del voto económico.

La teoría más sencilla del voto económico sugiere que las elecciones constituyen un
juego en el que sólo están implicados dos actores: la ciudadanía y el partido en el gobierno.
Este último ofrece a los votantes los resultados de sus acciones de gobierno. Los electores
deciden si votarle o no dependiendo de sus juicios retrospectivos de tales resultados. No
obstante, este modelo presenta algunas limitaciones:

- Es un modelo tan sencillo que no tiene en cuenta las expectativas de los


votantes y el carácter prospectivo de cualquier elección, puesto que la
ciudadanía tiene la oportunidad de elegir de entre varios candidatos a aquel
que considera más capacitado.
- Como consecuencia de la primera limitación, asumiendo que las elecciones no
son solo un referéndum de las acciones del gobierno, sino también una
oportunidad para elegir entre varias alternativas, también resulta relevante
considerar la visión de los electores sobre la calidad del principal partido en la
oposición.
- La atribución de responsabilidades al gobierno por el estado de la economía es
problemática y no puede asumirse sin más como hace el modelo más sencillo
de premio-castigo. Hay que utilizar las valoraciones subjetivas de políticas
económicas.
- El modelo tradicional del voto económico adopta una definición demasiado
restringida del programa económico de los gobiernos, considerando
exclusivamente el crecimiento económico, la inflación y/o el paro, pero
olvidándose de las políticas sociales.
- Las elecciones se celebran en un contexto político cambiante a lo largo del
tiempo. Diferentes temas políticos tendrán más o menos relevancia
dependiendo de la elección que analicemos.

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