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El hecho de pertenecer a una organización supone renuncias por parte del yo, a
estas renuncias se las llama renuncias narcisistas, en este sentido la organización
nos inflige heridas narcisistas, allí no impera el yo, no podemos hacer lo que
queremos y esto implica poder soportar un sufrimiento. Käes dice que se da un
contrato narcisista, en el cual, el sujeto renuncia a partes de su proyecto personal
a cambio de beneficios narcisistas.
Lidia Fernández dice que hay dos tipos de pertenencia: La pertenencia formal y
la pertenencia fantasmática.
Pertenencia formal: implica un intercambio entre los factores de inversión y los
factores de retribución. Los factores de inversión es todo aquello que el sujeto le
brinda a la organización: su tiempo, su edad, su formación, su experiencia, su
trabajo. Mientras que los factores de retribución, es todo aquello que recibe a
cambio, puede ser una retribución material (salario o canje) y retribuciones
simbólicas (prestigio, poder, posibilidad de desarrollo, relaciones afectivas, interés
de la tarea etc.) La pertenencia a la organización se verá favorecida cuando estos
factores de inversión y de retribución estén en equilibrio, y se verá perturbada
cuando haya un desequilibrio de los mismos. Por ejemplo hay equilibrio cuando
hay alta inversión y alta retribución o cuando hay baja inversión y baja retribución.
El desequilibrio se produce cuando hay alta inversión y baja retribución (esto
genera resentimiento, desinterés en la tarea, humillación, sentimientos de
hostilidad para con la organización, etc.). También hay desequilibrio cuando hay
una baja inversión y una alta retribución (esto genera culpa, vergüenza,
resentimiento y hostilidad por parte de los demás). Cuando las organizaciones
frustran nuestras expectativas, las atacamos, este ataque puede ser frontal o
solapado (romper las instalaciones, pequeños o grandes robos etc.) Muchos
ataques a la organización pueden leerse en los baños de las mismas, lo que los
empleados escriben allí, en sus paredes, en sus puertas.
Habíamos dicho que la pertenencia a la organización supone un monto de
enajenación por parte del sujeto pero también cierto grado de discrecionalidad.
Un bajo nivel de discrecionalidad significa habitualmente una alta cuota de
enajenación, se plantea como un desequilibrio clásico entre los factores de
inversión y retribución.
Pertenencia fantasmatica: tiene que ver con el carácter que el establecimiento
adquiere como objeto psicológico. La organización puede ser vivida como un
vientre materno que protege o como ese mismo vientre que impide nacer, crecer y
desarrollarse, generando sentimientos de clausura y asfixia.
La pertenencia a la organización genera una situación paradójica por un lado
supone el deseo de estar con los otros, de ser aceptado por ellos y por otro lado el
temor a ser rechazado, hostilizado, desaprobado, manipulado etc.
Una distancia excesiva impide al sujeto unirse a los otros y genera soledad,
mientras que un acercamiento excesivo genera la angustia de ser devorado por el
otro, aumenta el riesgo de enajenación, con el fantasma de pérdida por
desaparición en el otro.
Síntesis: Ricardo E.J. Ferrari
Profesor asociado