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La historia de Guatemala debe ser estudiada por ser esencial para los
individuos y para la sociedad. Hay muchos caminos para discutir las funciones
de este campo de estudio, pues puede ser interpretada en diversas maneras, la
utilidad de la historia, sin embargo, se basa en dos hechos fundamentales:
Todos los seres humanos somos historias vivas. Por mencionar algunos
ejemplos que pueden parecer obvios: utilizamos tecnologías que no inventamos
nosotros mismos y hablamos lenguas que son heredadas del pasado; vivimos
en sociedades con culturas complejas, tradiciones y religiones que no han sido
creadas en el momento.
El estudio del pasado de nuestro país es esencial para ubicar a las personas en
el tiempo; necesitamos saber de dónde venimos, para saber a dónde vamos.
Conocer la historia es esencial para comprender la condición del ser humano,
esto le permite construir, avanzar y si es necesario cambiar. Ninguna de estas
opciones se puede emprender sin entender el contexto y puntos de partida.
Vivimos en el AQUÍ y en el AHORA pero hay una larga historia detrás que se
desarrolló para ser lo que somos HOY.
Guatemala es una nación que cuenta con varios siglos de historia. Un país que
tiene en la actualidad unas tradiciones, costumbres y cultura cuyo origen se
remontan en el tiempo varios cientos de años. Un territorio que con el paso de
los años, ha vivido diferentes épocas y períodos históricos muy interesantes que
debes conocer.
Decíamos antes que en nuestra sociedad hay poco interés por conocer la
historia, no la que nos sugiere esa sesgada “memoria”, sino la que explicita
hechos reales. Ese desinterés parte de la metodología con que tradicionalmente
se ha enseñado en la escuela; una forma insubstancial, desordenada, sin
explicitar la secuencia que esta marca en cualquier sociedad.
Guatemala tiene una historia de más de tres mil años, historia que vincula
épocas que unidas dan un continuum que debemos conocer para
enorgullecernos de ello, y a partir de esa realidad y su conocimiento fortalecer la
ciudadanía.
La historia, como lo han dicho muchos sabios, nos hace compatriotas de todos
los héroes, ciudadanos de todos los pueblos, hombres de· todos los siglos: la
historia, en fin, es una escuela universal, en donde la experiencia de todas las
edades nos enseña a conocer a todos nuestros semejantes, a conocernos a
nosotros mismos, a penetrar los secretos más profundos de la moral, todas las
combinaciones de la política. Las opiniones, las costumbres, los diversos
sistemas que han contribuido al engrandecimiento y decadencia de las naciones,
allí se desenvuelven con toda su energía~ y los hombres públicos que han
acelerado la civilización de los pueblos y los han elevado a su perfección o que
les han participado el embrutecimiento· y la barbarie, se representan allí en su
verdadero carácter con sus virtudes y sus crímenes.
La Importancia de la Historia.
La historia es una de las tantas disciplinas, que se consideran ciencias. Esta por
si, estudia los actos del pasado. Aquello, que han tenido una relevancia en el
devenir de la evolución humana. La importancia de la historia es que trata o
versa sobre el actuar del hombre. Es este, el punto de partida, de lo que
llamamos historia. Todo relato histórico, trata sobre el actuar del ser humano.
Al aprender historia, uno capta conceptos e ideas básicas para entender las
relaciones humanas, como se desarrolla en la naturaleza y como se relaciona el
ser humano entre si.
Basta mirar hacia atrás y ver que siempre ocurre lo mismo y que la historia se
repite. Los conflictos son siempre iguales. El pueblo oprimido no puede más y
crea una revolución que cambia un gobierno, luego pasa el tiempo y la historia
vuelve a comenzar.
Podemos ver lo que ocurre en los países en guerra. Hoy en día hay guerras tan
similares como las ocurridas hace miles de años. Las causas y los efectos son
las mismas. La gente muere por sus ideales y por conseguir mejorar sus
derechos, y eso ha sido siempre así y seguirá siendo así en el futuro.
La memoria histórica tiene un papel clave para desmantelar los mecanismos que
han hecho posible el terrorismo de Estado y para evidenciar su función como
una parte del sistema económico y político excluyente. No se puede tratar la
historia de sufrimiento de la gente como si se tratara de la página de un libro. La
distorsión de los hechos y de las responsabilidades conlleva el riesgo de nuevas
formas de legitimación de los instigadores de la guerra y compromete de forma
grave el futuro de Guatemala. La prevención de las atrocidades implica, además
de una aplicación de la justicia, la eliminación de los sistemas e ideologías que
convierten la obediencia en una virtud y el horror en un medio para conquistar
sus fines sociales.
Por último, queda hacer una reflexión. Quizás no sepamos mucho sobre la
historia de Guatemala, quizás no conozcamos los detalles suficientes para
comprenderla totalmente, pero ahora, nosotros mismos estamos haciendo
historia. Estamos viviendo en un periodo que en el futuro será recordado por
cada hecho que está sucediendo, por cada acontecimiento que tendrá lugar en
la historia de nuestro país y que sin duda alguna los niños estudiaran en los
colegios, y todo eso depende de nosotros y todo ello lo hacemos nosotros.