Cuando hablamos obviamente de Él, nos referimos a Dios, El Soberano, El
Todopoderoso, el Grande y Buen Dios. Esto nos inspira Confianza: Encargar o poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa. Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, Dar esperanza a alguien de que conseguirá lo que desea. Esperar con firmeza y seguridad.
Para confiar plenamente en Dios es necesario el “CONOCIMIENTO DE
DIOS”, (2 Reyes 5:2). Nos menciona la historia de una joven que conocía donde se encontraba el siervo de Dios, Fue ella la que dijo a su señora: “Si rogase mi señor Naamán al profeta Eliseo que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”. Cuando el rey oyó las palabras de la niña judía, siguió su consejo y buscó sanidad.
A fin de continuar en el proceso de Confianza en todas nuestras
inmediaciones, es necesario “ATENDER AL LLAMADO DE DIOS”. Si piensas que José y David eran jóvenes cuando fueron usados por el Señor, ¿qué dirías entonces de Jeremías? ¡No había nacido todavía y la mano del Señor estaba sobre él! Dice el Señor textualmente, “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5).
Solo teniendo el ejemplo de estos y otros jóvenes en la Biblia, es que podemos
decir En Él Confiaré. Rut vio el poder de Dios y la Bendición llegó a su vida. Es cierto que la mayoría de los jóvenes del mundo solo quieren vivir para sí mismos y entregarse a sus pasiones vergonzosas; pero el Señor, en su Soberana Gracia, también decide levantar a jóvenes dedicados a la santidad y a las cosas de su Reino. Jóvenes como José en Egipto, Samuel, David, la criada de Naamán, Jeremías, Daniel y Timoteo. Jóvenes como tú. Jóvenes como yo. ¿Estás dispuesta a brindar toda tu confianza a Dios? Anthony Hernández Pastor Juvenil Iglesia CEM