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Religiosidad popular, rituales


y representación social de la muerte

Blanca Estela Bravo Lara, Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte
en la zona metropolitana de Guadalajara · Enriqueta Lerma Rodríguez, Cuando los
chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis · Gonzalo Lautaro
Ojeda Ledesma, Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria
ciudadana e informal · Elizabeth Araiza Hernández, El montaje teatral de las
identidades. Personajes rancheros y actores indígenas en las pastorelas de la sierra
purépecha · Débora Gorbán, La vida social de los objetos recuperados · Gabriela
Sánchez Hernández, Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F. Un
estudio de caso sobre estrategias de reproducción doméstica · Mariela Eleonora
Zabala, La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios
americanistas: el caso de monseñor Pablo Cabrera (1910)

VOL. XXVI NÚM. 79, JULIO-DICIEMBRE DE 2013 ISSN 0185-0636

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Religiosidad popular, rituales
y representación social de la muerte

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VOL. XXVI, NÚM. 79 MÉXICO, JULIO-DICIEMBRE DE 2013

SUMARIO
Editorial 5
Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona
metropolitana de Guadalajara
Blanca Estela Bravo Lara 11
Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte
entre los yaquis
Enriqueta Lerma Rodríguez 29
Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana
e informal
Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma 49
El montaje teatral de las identidades. Personajes rancheros y actores
indígenas en las pastorelas de la sierra purépecha
Elizabeth Araiza Hernández 75
La vida social de los objetos recuperados
Débora Gorbán 99
Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F. Un estudio
de caso sobre estrategias de reproducción doméstica
Gabriela Sánchez Hernández 123

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios
americanistas: el caso de monseñor Pablo Cabrera (1910)
Mariela Eleonora Zabala 147

Reseñas bibliogRáficas 171

Política editoRial175

Novedades editoRiales 179

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Editorial

E
n un mundo fuertemente secularizado los seres humanos
recurren a nuevos repertorios de creencias y de prácticas
religiosas, o reconstruyen tradiciones y les conieren nuevos
signiicados en el contexto de la globalización. El sentido y las
identidades socioculturales articuladas a estas prácticas y creencias
religiosas escapan tanto a las ideologías predominantes de la
modernidad racional como a las iglesias institucionales, incapaces de
ajustarse a las formas de religiosidad que emanan de las experiencias
cotidianas de muy diversos grupos sociales, separados por culturas,
lenguas y por la condición en que se insertan en las relaciones de poder
y de mercado y, al mismo tiempo, fatalmente interconectados en el
espacio de la globalización. En especial la Iglesia católica, antes
hegemónica en el mundo occidental y principalmente en América Latina
y que hoy, pese a su poder institucional, se ve obligada a competir, tanto
con múltiples expresiones de religiosidad popular como con “otros
modelos” de religiosidad dentro o fuera de la tradición cristiana, cuya
difusión es cada vez más amplia a través de los medios electrónicos.

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6 Editorial

A pesar de que los autores no fueron convocados expresamente para


desarrollar trabajos alrededor de estos temas, los primeros cinco textos
que se presentan en este número de Nueva Antropología tienen como
uno de sus ejes centrales la relexión sobre expresiones diversas de la
religiosidad popular, los rituales y la representación social de la muerte.
En esta perspectiva se pueden considerar los textos de Blanca Estela
Bravo sobre la Santa Muerte; de Enriqueta Lerma acerca de la
concepción de la muerte en el pueblo yaqui; de Gonzalo Lautaro
Ledesma, que habla de las capillas creadas en la memoria de los
muertos en accidentes a la orilla de las carreteras; y de Gabriela
Sánchez, que narra las pastorelas de la sierra purépecha.
En “Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la
zona metropolitana de Guadalajara”, Blanca Bravo recupera la
experiencia del culto a la Santa Muerte a partir de la narración de
las experiencias de sus devotos, quienes, inmersos en un contexto
socio-económico de crisis e incertidumbre, no encuentran las respuestas
que requieren en las instituciones formales. Estudia el contexto social
de los sujetos pero subraya la importancia del sujeto individual que
reclama su derecho a una religiosidad, ya sea formando parte de una
Iglesia o en el ámbito privado y doméstico. Esta perspectiva de análisis
le permite abandonar la concepción que ha sido común al presentar el
culto a la Santa Muerte como un culto propio de pobres, criminales,
homosexuales y prostitutas que viven en exclusión por libre elección. La
autora, con sustento en su trabajo de campo, retrata las características
de este “culto popular” y la peculiar relación que guarda con el
catolicismo al analizar la identidad y las prácticas de los devotos a la
Santa Muerte, tanto como grupo inmerso en la totalidad social como en
su individualidad dentro de las colectividades a las que de alguna u
otra manera se adscribe y le permiten encontrar una religiosidad
menos disociada de las exigencias prácticas de su vida cotidiana, donde
la devoción surge como la expresión del ser humano que no encuentra
en las instituciones el espacio para su propia religiosidad.
El artículo “Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de
muerte entre los yaquis” es resultado de un extenso trabajo de
observación en campo, y su autora, Enriqueta Lerma, realiza un
análisis ontológico y etnográico acerca de la conceptualización de
muerte entre los yaquis, o yoemes, de una comunidad indígena del sur

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Editorial 7

del estado de Sonora, México, comunidad que ocupa un territorio


autónomo distribuido en cuatro municipios: Guaymas, Emplame,
Bacum y Cajeme. Los yaquis conservan rituales originados en su
cosmovisión ancestral y en la resigniicación del catolicismo heredado
de los jesuitas que arribaron a su territorio en el siglo xvii. La autora
ofrece una interpretación acerca de la conceptualización de la muerte
en la tribu yaqui a través de lo que estos pueblos consideran son los
ritos de paso y las transformaciones que propician. Cada persona se
transforma a través de su participación en diferentes rituales durante
su trayectoria de vida, y los rituales mortuorios inalmente deben dar
cuenta de esta trayectoria. Por ello la ritualidad funeraria sólo es
comprensible en un sistema más amplio: de nombramientos y cargos
rituales, que se articulan con los ritos de las crisis vitales.
En el artículo “Animitas: apropiación urbana de una práctica
mortuoria ciudadana e informal”, Lautaro Ojeda presenta el resultado
de un trabajo que combina la etnografía y la relexión sobre los símbolos
materiales de la religiosidad popular, con un análisis geoespacial
con una perspectiva urbanística. El problema de investigación surge
alrededor de una problemática eminentemente práctica: las muertes de
transeúntes en accidentes viales; sin embargo, la relexión teórica sobre
el sentido de estos pequeños monumentos y el resultado de la
observación y la investigación cualitativa van mucho más allá.
El trabajo de campo se desarrolló en Valparaíso, Chile, con el
propósito de estudiar las “animitas” —pequeños edículos dedicados a
quienes tuvieron una muerte trágica acaecida en el espacio público—
que ediican los familiares o amigos de la persona fallecida. La
presencia de “animitas” en el espacio urbano, carretero y rural de Chile,
es un indicador de los conlictos y contradicciones que interrelacionan
los conceptos de ciudad, espacio público, ciudadanía y religiosidad
popular. En este artículo se considera que las animitas sostendrían y
protegerían este germen de intervención ciudadana de escala
intermedia y local, construyendo simbólicamente una red de
imaginarios que cualiican el espacio urbano desde la informalidad.
Elizabeth Araiza discute las diferentes nociones del “ritual” desde
una perspectiva antropológica en su trabajo “El montaje teatral de
las identidades. Personajes rancheros y actores indígenas en las
pastorelas de la sierra purépecha”, para poner en evidencia que, pesar

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8 Editorial

de que la noción del ritual y su signiicado confronta a diversas corrientes


y autores, hay un punto en el que al parecer todos coinciden: el ritual
expresa, comunica y releja la identidad de los grupos sociales que lo
realizan. El texto inicia con una descripción de la “pastorela”, como una
modalidad de narrativa y de ejecución corporal, un tipo de representación
escénica, ya sea ritual o teatral, que remite a un pasaje evangélico. En
medio de la variedad en las formas, los personajes y los vestuarios, se
distingue una pastorela por la presencia de dos personajes: el diablo y el
ángel. El texto, a su vez, plantea que en la pastorela no está implicada
una identidad, sino una variedad de identidades. Éstas no son simple
expresión de las que encontramos en la vida ordinaria, sino que se
presentan de manera extraordinaria: airmándose y negándose al
mismo tiempo. ¿Si la intención es expresar la identidad purépecha, qué
vienen hacer personajes tales como los rancheros, los luzbeles y los
diablos?
También se incluyen en este número tres artículos que responden a
problemas de investigación y abordajes totalmente distintos. Débora
Górban estudia la vida social de los objetos recuperados por los
“cartoneros”, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina; Gabriela
Sánchez analiza las estrategias económicas de las familias de clase
media en la ciudad de México, y Mariela Eleonora Zabala presenta un
estudio histórico sobre el papel de un sacerdote en la antropología
americanista.
En el texto “La vida social de los objetos recuperados”, Débora
Górban se propone indagar acerca de los objetos que los cartoneros
obtienen durante la tarea de recolección en la ciudad de Buenos Aires.
El texto describe la actividad de los cartoneros, la construcción de su
identidad (distinta de quienes recolectan basura), así como los
desplazamientos que este oicio los obliga a realizar —la mayoría de los
cartoneros acude a las ciudades a realizar su trabajo—, se condensa la
experiencia entre vivir en un barrio y una ciudad, y se vinculan
elementos como el territorio social, la economía y la geografía.
Pero en realidad el texto se centra en la vida social de los objetos
desechados en un contexto socio-económico y cultural para ser
transformados, por quienes los recuperan en la calle, en bienes de uso
en otros contextos o en materias primas para la industria; la autora
realiza un análisis de los desechos obtenidos durante la práctica de

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Editorial 9

recolección. El trabajo de campo se desarrolló en la zona norte de la


ciudad de Buenos Aires, caracterizada por barrios de alto poder
adquisitivo, y las villas miseria de la periferia, tomando a un grupo de
informantes a los que la autora realizó entrevistas profundas y
acompañó durante el proceso de recolección.
En México la antropología económica ha desarrollado muchos
estudios relativos a conocer las diversas estrategias de supervivencia y
reproducción en sectores bajos urbanos y rurales. El aprovechamiento
de los recursos familiares permite suponer que los integrantes de las
familias son sensibles no sólo a los cambios económicos y políticos que
vive el país, muchos de los cuales impactan directamente el bolsillo
familiar, sino que perciben las necesidades tácitas del mercado laboral,
de la sociedad y de las oportunidades que el Estado brinda a través de
determinadas políticas sociales. Sin embargo, Gabriela Sánchez
considera que ese planteamiento se ha utilizado poco en la comprensión
del uso y del manejo del “portafolio de recursos y activos” entre familias de
sectores medios urbanos. Por ello, en su artículo “Activos y recursos en
familias de sectores medios del D.F. Un estudio de caso sobre
estrategias de reproducción doméstica” estudia los tipos de recursos y
activos públicos utilizados por familias de clase media urbana. Se trata
de ubicar las acciones que las familias emprenden para potencializar
sus recursos y lograr a mediano o largo plazo no sólo la mejoría de su
calidad de vida, sino también la movilidad o permanencia dentro de su
estratiicación social. Este trabajo aporta algunas conclusiones
sugerentes respecto de las acciones que las familias emprenden para
potencializar sus recursos y lograr la mejoría de su calidad de vida, así
como la movilidad o permanencia dentro de un estrato social.
Estos trabajos también se inscriben en la tradición antropológica y
en el uso de herramientas metodológicas clásicas como la observación,
el trabajo de campo, o las entrevistas a profundidad, para recabar y
analizar información cualitativa, más orientada a explicar signiicados
que a cuantiicar rasgos de los individuos pertenecientes a un
determinado grupo o categoría social.
Por último, presentamos un texto sobre la historia de la antropología,
de gran interés para toda América Latina: “La ‘Consagración’ de un
sacerdote en las ‘Asambleas’ de sabios americanistas: el caso de
monseñor Pablo Cabrera (1910)”, de Mariela E. Zabala quien ofrece un

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10 Editorial

estudio histórico de la antropología argentina. La inquietud de la autora


ante este personaje surge a raíz de conocer el homenaje que ha merecido
monseñor Pablo Cabrera por su aportación al desarrollo de la ciencia y
más especíicamente para el campo del americanismo. Se analiza el
papel que este personaje desempeñó en el desarrollo de la antropología
“americanista” en el corazón académico de la Argentina, La Plata y
Buenos Aires.
Se cuestiona el lugar que ocupaban los sacerdotes católicos en el
saber cientíico de gestión provincial en los orígenes de los congresos de
americanistas, donde aparentemente coexistieron diversos estilos de
pensamiento basados en diferencias ideológicas, adscripciones
nacionales o tradiciones disciplinares. Sin embargo, lo más importante
para el desarrollo de la disciplina antropológica como ciencia era la
confrontación entre la racionalidad cientíica y la religiosa. El artículo
muestra la evolución de un hombre cristiano, profeta de las verdades
del dogma, a un hombre que se abre a escuchar los postulados de la
ciencia que tienen que ver principalmente con el origen del hombre.

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BAJO TU MANTO NOS ACOGEMOS: DEVOTOS A LA SANTA
MUERTE EN LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA

Blanca Estela Bravo Lara*

Resumen: En este artículo se aborda el culto a la Santa Muerte partiendo de la experiencia de sus
devotos, quienes, inmersos en un contexto socio-económico de crisis e incertidumbre, no encuen-
tran las respuestas que requieren en las instituciones. La presente propuesta llama a incluir en
el análisis del culto a la Iglesia católica, que en el caso estudiado: el área metropolitana de Guada-
lajara en México, es la iglesia de origen de los devotos, como una institución que en la cotidianidad
del devoto a la Santa Muerte y desde su perspectiva, no ha tenido la capacidad de satisfacer sus
necesidades prácticas y religiosas. El artículo retrata las características del culto y su relación con
el catolicismo. De igual manera, da cuenta del proceso que lleva al católico excluido e insatisfecho
simbólicamente a convertirse en devoto a la Santa Muerte.
Palabras clave: Santa Muerte, religión-base, religiosidad-complemento, inclusión-exclusión,
cerca-lejos.

Abstract: This article deals with the cult to the Santa Muerte (Holy or Saint Death) based on the
experience of its devotees, who, immersed in the socioeconomic context of crisis and uncertainty,
cannot find the answers they seek in ordinary institutions. The present approach calls for includ-
ing the Catholic Church in an analysis of the cult, because in the case of the Guadalajara metro-
politan area, worshippers left this Church, which was yet another of the institutions unable to
satisfactorily meet the practical and religious needs of its followers. The article portrays the char-
acteristics of the veneration and its relation to Catholicism, while it also explains the process that
leads a Catholic who feels symbolically excluded and unsatisfied to become a worshipper of the
Santa Muerte.
Keywords: Santa Muerte (Holy Death), base religion, religiousness-complement, inclusion-
exclusion, far-near.

dedo de nirvana; todas las combinaciones


INTRODUCCIÓN
son posibles, añadiendo, para ser más ecu-
ménico, una pizca de marxismo o un paga-
Puesto que el individuo posmoderno obe-
nismo a medias” (Luis González-Carvajal
dece a lógicas múltiples, frecuentemente
Santabárbara, 1991: 176-177).
prepara él mismo “su cóctel religioso: unas

E
gotas de islamismo, una brizna de judaís- n un mundo que se drena de
mo, algunas migajas de cristianismo, un
creencias en pos de una secula-
*Licenciada en antropología por la Univer-
rizada modernidad, donde la je-
sidad de Guadalajara. Línea principal de inves- rarquía católica opta por un discurso
tigación: Religiosidad popular. “con pretensiones de lógica y de clari-

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12 Blanca Estela Bravo Lara

dad, pero desprovisto de aliento nu- por años y que ahora comparte perifé-
minoso” (Mardones, 1996: 45), surgen ricamente junto a otras religiones
nuevas formas de fe. Los que “quie- (Mardones, 1996).
ren creer” rediseñan sus creencias en Del culto a la Santa Muerte mucho
un intento de llenar la vacuidad racio- se ha dicho. Desde la prensa y la litera-
nalizada y excluyente que la religión les tura, principalmente, se ha difundido
ofrece. Es entonces cuando el devoto a una imagen superficial y homogeni-
la Santa Muerte surge no solamente zada, tanto del culto y su lugar en la
como el ciudadano que no encuentra sociedad, como del devoto tipo adscrito
en las instituciones respuesta a sus a él. Doña Enriqueta Romero, con el
necesidades prácticas, sino como el primer altar público, y David Romo
homo religiosus incompleto y que se Guillén, autoproclamado arzobispo de
percibe a sí mismo, en muchos de los la Iglesia Santa Católica Apostólica
casos, excluido por la Iglesia católica, Tradicional México- usa ( iscat mex -
su Iglesia de origen. usa), terminan siendo, en el imagina-
Mientras que algunos individuos rio colectivo, personas-emblema de las
han decidido ejercer una religión light dos más conocidas vertientes del culto
(González-Anleo, 1987: 28-33), algunas a la Santa Muerte: la del devoto que
veces con ciertos toques “psico-místico- busca un ritual más cercano y ma-
paracientífico-espiritual-terapéuticos” nipulable, y la del que prefiere el cobijo
(Roszak, 1975: 30), otros han tomado de una institucionalidad formalizada.
como estrategia —para llenar las ca- Investigadores sociales también han
rencias que su religión les significa— puesto los ojos en el fenómeno religioso
la incorporación de un complemento del que hablamos. Se han publicado
externo a ésta. Dicho complemento les interesantísimos trabajos. Algunos
permite experimentar una religiosi- siguen el rastro de los posibles oríge-
dad menos disociada de su vida diaria nes, tanto de la devoción a la Santa
y de las exigencias prácticas que ella Muerte como de la iconografía rela-
les presenta. Éste es el caso de los de- cionada con el ente descarnado (Malvi-
votos al culto de la Santa Muerte, en do, 2005). Los más han analizado la
su mayoría católicos, quienes buscan situación socio-económica que enmar-
en esta devoción lo que su religión base ca estas manifestaciones de religiosi-
no les ofrece. Es debido a la propia his- dad; situación caracterizada por la
toria de la Iglesia católica, y a su poder desigualdad, la violencia y las institu-
institucional, que ésta carece de una ciones ineficientes.1 Sin embargo, el
plasticidad efectiva, capaz de ajustarse análisis no siempre se ha presentado
a todas y cada una de las diversas for- de manera clara y oportuna. En ocasio-
mas de ser católico. La Iglesia católica
no sólo aparece como lejana al creyen- 1
Pilar Castells Ballarín (2008) y Walter
Calzato (2008) han descrito este contexto clara-
te en lo individual, sino que ha venido mente, la primera para México y el segundo
perdiendo el monopolio de la religiosi- para Argentina, situando el auge de la devoción
dad y la posición central de la que gozó en un ambiente de precariedad y crisis.

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Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara 13

nes, el discurso para abordar el tema LA SANTA MUERTE EN LA ZONA


enturbia el análisis profundo del fe- METROPOLITANA DE GUADALAJARA
nómeno y parece tender a considerar al
culto a la Santa Muerte más como pro- Cada religión debe considerarse desde el
ductor o, por decir lo menos, como perpe- punto de vista de sus seguidores, e investi-
tuador del contexto en que está inmerso, garse cuál es su concepción de lo sobre-
que como producto de él. Se presenta la natural y como todo se interrelaciona y se
armoniza (Lluis Duch, 2001: 20-21).
devoción como imbatible vínculo de de-
lincuencia.
Cuantiosa ha sido la discusión en Si bien el culto a la Santa Muerte no
torno al culto. Sin embargo, sendos puede ser constreñido a rígidas delimi-
huecos quedan todavía en lo que res- taciones geográficas, ni en su práctica,
pecta a los devotos, quienes terminan ni en su estudio, sí podemos afirmar
siendo los silentes protagonistas de que, salvo contadas excepciones,2 este
esta alteridad narrada. fenómeno ha sido analizado principal-
En el presente trabajo no se quiere mente en la zona donde empezó a co-
abonar a la ya de por sí crasa concep- brar difusión masiva con los altares
ción del culto a la Santa Muerte como callejeros. Así pues, el centro de México
uno propio de pobres, criminales, ho- es, por excelencia y desde hace tiempo,
mosexuales y prostitutas que viven en reconocido como la casa del culto a la
exclusión por libre elección. Por su- Santa Muerte. En su trabajo sobre los
puesto, tampoco persigue como meta barrios marginales de la ciudad de Mé-
central demostrar una realidad en ex- xico, Oscar Lewis (1964) ya hacía men-
tremo contraria, en la que el devoto se ción de la devoción a la Santa Muerte.
torne en víctima indefensa de su reali- Sin embargo, el culto está presente en
dad. El presente corre con la simple gran parte del territorio nacional, tan-
aunque no fácil tarea de analizar a los to en ciudades de frontera —que como
devotos a la Santa Muerte, tanto en su regiones de tránsito legal e ilegal se
ser grupo dentro de la totalidad social tornan en espacios de incertidumbre
como en su individualidad particular carentes de una cohesión social arrai-
dentro de las colectividades a las que de gada, donde convergen toda clase de
alguna u otra manera se adscribe, par- historias de vida y con ellas una plura-
ticularmente las religiosas. lidad de creencias— como en ciudades
Se reconoce la pertinencia de pen- de rancias costumbres y credos domi-
sar al creyente como individuo-parte nantes.
de una sociedad en crisis económica y de De este último tipo es ejemplo Gua-
seguridad, pero se exhorta a incluir en dalajara, que aun cuando se encuentra
el análisis al devoto como sujeto indivi- actualmente sumida en un ambiente
dual que reclama su derecho a una re-
ligiosidad, ya sea formando parte de 2
Carlos Navarrete (1982) describió el culto
una Iglesia o en el ámbito privado y do- a San Pascualito Rey, ser descarnado que se ve-
méstico. nera en un templo católico en Chiapas.

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14 Blanca Estela Bravo Lara

de alarmante violencia, es una de las han dado abundante material gráfico


ciudades más conservadoras del país. a los medios de comunicación. Entre
Con un contexto de inseguridad, el las imágenes con más rating destacan
predominio evidente de la religión ca- las de la Santa Muerte. En estos sitios
tólica y el aumento en número de los se han encontrado desde pequeñas
seguidores a la Santa Muerte, dicha imágenes de La patrona custodiando
urbe resulta ser un interesante espa- un cargamento de droga, hasta elabo-
cio para el análisis del culto. rados altares repletos de ofrendas.
La investigación de la que surge Como protectora de narcos, la ima-
este artículo se realiza en la zona me- gen de la Santa Muerte propia de los
tropolitana de la ciudad de Guadalaja- no devotos en la zmg no difiere en gran
ra (zmg). Es decir, no se limita a las medida de las imágenes de culto que
fronteras geográficas de la ciudad ca- tienen estos grupos en el resto del país.
pital, sino que el trabajo de campo En entrevista, una vecina del templo
abarca zonas de Guadalajara, Tlaque- de la Santa Muerte en la zmg refirió
paque, Zapopan y Tlajomulco, y fue “Ese templo es para puros narcos. Por-
realizado en el año 2010. que los narcos son los que creen en la
Santa Muerte”. A pesar del cotidiano
LAS CARAS PÚBLICAS DE LA SANTA contacto, al menos visual, con el san-
MUERTE tuario de la Santa Muerte y con las
personas que asisten al recinto, ya que
Como impronta de los medios de comu- su negocio se encuentra frente al lugar,
nicación, la población en general tiene la entrevistada tiene una concepción
ciertas concepciones o advocaciones de del culto gestada al margen de su expe-
la Santa Muerte, a las que ni el devoto, riencia directa. “Ese no es templo. El
ni el no devoto a esta deidad en la zmg templo está a unas cuadras más y es de
son ajenos. Santa Muerte como patro- nuestra santísima madre la Virgen
na de narcotraficantes, Santa Muerte de Guadalupe”, concluye desde su tien-
como nueva tendencia esotérica y la da de abarrotes, en la cual se exhibe un
Santa Muerte de la iscat Mex-EEUU. Cristo y una Virgen de Guadalupe con
sus respectivas veladoras (entrevista,
La patrona 22 de mayo de 2010).

En el imaginario compartido, la advo- La santísima


cación más fuerte que tiene la Santa
Muerte es la de protectora de crimina- La Santa Muerte “esotérica” es, por
les. Los numerosos cateos en “casas de cierto, la que mueve el lucrativo nego-
seguridad” —como se ha llamado a los cio de mercancías relacionadas con
lugares donde se retiene a secuestra- ella. La imagen “de bulto” o estatuilla
dos—, los decomisos de droga y armas de la santísima ha sido incorporada a
y las revisiones a las ostentosas resi- rituales adivinatorios y de sanación.
dencias u otros escondites de narcos Desde hace algunos años la figurilla de

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Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara 15

la santa se ha convertido en asiduo tes-


tigo de “trabajos”, con magia blanca o
negra, en los cubículos de brujos, brujas
y chamanes. Es en estos términos, de
imagen amuleto, en los que aparece
en programas de televisión que tienen
una línea esotérica y paranormal.
En el Mercado Corona, por ejemplo,
uno de los más emblemáticos de la
ciudad de Guadalajara —y del estado
de Jalisco—, se encuentran varios loca-
les que, junto con curaciones, limpias y
adivinaciones, ofrecen todos los objetos
necesarios para la realización de tales
actos rituales. Sin embargo, una cosa
es vender imágenes, velas, lociones y
libros identificados con la santa, y otra
muy distinta “trabajar” con ella. Du-
rante las entrevistas en el lugar, repe-
tidamente se señaló a una mujer en el
local de su propiedad: es “la que traba-
ja Santa Muerte”. La referencia fue
dada, invariablemente, con la previa Fotografía 1. Santa Muerte monumental al
petición de no revelar jamás a esta per- interior del Mercado Corona.
sona la fuente. Custodiado por una
imagen de la Santa Muerte de más de ra. Así pues, no es difícil entender que
dos metros de altura que mira al sur- el mercado se haya destinado históri-
poniente, resalta el puesto que nos in- camente, además de a la venta de
dicaron. La imponente estatua no está plantas medicinales, al comercio de ar-
dispuesta, como el resto de mercan- tículos religiosos. Sin embargo, al reco-
cías, para ser exhibida; no está a la rrer los puestos del mercado se aprecia
venta, protege e impone temor (foto- una transformación: es evidente que
grafía 1). Detrás del puesto hay un cu- la mercancía en demanda está relacio-
bículo pequeño donde se atiende a los nada con los rituales del culto a la Santa
clientes que esperan turno. “Se hacen Muerte, no del catolicismo tradicional.
trabajos de magia negra”, reza un car- Los espacios que tiempo atrás exhi-
tel manuscrito en la entrada del local. bían a la Virgen de Guadalupe, san
El Mercado Corona está situado en Martín Caballero y san Antonio hoy
pleno centro de la ciudad, muy próxi- están ocupados por imágenes de la
mo a varios de los templos más repre- Santa Muerte. “La gente sigue creyen-
sentativos y tradicionales de la urbe, do en Dios, pero le tiene más fe a la
incluyendo la Catedral de Guadalaja- Santa Muerte que a los demás santos

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16 Blanca Estela Bravo Lara

deje ver el futuro o le dé buena suerte,


pero sin ningún compromiso de fe con
la santa a la que quema incienso, al
mismo tiempo que medita en posición
de yoga y escucha música new age.
Aunque el Mercado Corona es un
centro donde convergen tanto devotos
fervientes como consumidores de bie-
nes esotéricos —estos últimos en su
mayoría de clase media y alta—,3 pre-
fieren sitios más discretos para buscar
el consejo trascendental, por ello es po-
sible encontrar librerías esotéricas y
consultorios particulares en toda la zmg
y casi en ninguno de ellos falta la ima-
gen de la Santa Muerte (fotografía 3).
En ambos casos, devotos y consumi-
dores de bienes esótericos, y ambos es-
pacios, los públicos expuestos y los que
brindan cierta reserva; las mercancías
esótericas, principalmente la figura de
la Santa Muerte, atraviesan por un
Fotografía 2. Mujer/Muerte gestando. proceso que les confiere otro valor
(Appadurai, 1991). El contexto ritual:
[…] Es lo que más se vende”, explicó oraciones a media voz, incienso, spray
una locataria del mercado. La santísi- armonizante, facilita la metamorfosis.
ma de cuerpo completo y en diferentes La figura, antes mercancía, mediante
colores, acordes al favor que se le pedi- la “preparación” se convierte en san-
rá, los cráneos de cera y hasta figuras ta-talismán, en objeto-símbolo. No es
femeninas, mitad esqueleto, mitad ser un asunto menor el hecho de que la
encarnado, con un avanzado embarazo
(fotografía 2), acaparan los estantes, 3
Con el concepto clase, en este caso, se hace
cediendo un mínimo espacio a los san referencia a una situación estamental (Weber,
Malverdes y a uno que otro san Judas 1996). No se alude a una categoría exclusiva-
Tadeo, quien se resiste a abandonar el mente económica. Se trata de personas que de
generaciones atrás les viene el patrimonio eco-
monopolio de los favores difíciles. nómico, el prestigio de apellido y/o una educa-
El consumidor de los bienes esotéri- ción profesional. Al Mercado Corona acuden
cos relacionados con la Santa Muerte personas ostentosamente vestidas, cubiertas de
no es forzosamente un devoto a ella. Se joyas y con accesorios de pieles exóticas que son
los llamados “nuevos ricos”, por haber obtenido
trata del individuo que busca el ritual, sus recursos económicos repentina o reciente-
la oración, la fórmula mágica que trai- mente. Ellos tienen un alto poder adquisitivo,
ga a sus brazos al ser deseado, que le pero no es a ellos a quienes aludimos.

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Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara 17

ta o se escucha en algún noticiero, no


existe aquí una presencia significativa
de la organización. Lo que acontece en
esta Iglesia y en su jerarquía es, para
las personas de la región, “noticia de
México (la capital), no de Jalisco” ni
de su cotidianidad. Incluso al devoto a
la Santa Muerte le resultan totalmente
ajenos los problemas que esta orga-
nización religiosa viva frente a la Se-
cretaría de Gobernación y la Ley de
Asociaciones Religiosas y Culto Públi-
co, e incluso la reciente captura del lí-
der David Romo, acusado de colaborar
con grupos criminales. En la zmg el cul-
to tiene vida propia y destino indepen-
diente. Inclusive los rituales de misa,
sacramentos y rosario que tienen lugar
en Tlaquepaque, Jalisco, en el santua-
rio principal de la región y dirigidos
por una especie de jerarquía eclesial,
continúan practicándose —a pesar de
Fotografía 3. Ofrendas a la Santa Muerte. los conflictos y gracias a las maniobras
adaptativas de sus oficiantes. Sobre es-
Santa Muerte, que durante varias tas estrategias, y el impacto que ellas
generaciones ha recibido culto en Mé- han tenido en la comunidad de devo-
xico, al ser materializada en mercan- tos, se volverá más adelante.
cías pueda ahora, como objeto, ser
recombinada con otros objetos-símbo- EL CULTO
lo, y con ello facilitar las nuevas formas
de esoterismo y religiosidad a la carta. En el pasado, la presencia pública de la
Iglesia se logró al precio de sacralizar
El ángel de la muerte todo. Hoy debe conseguirse aprendiendo a
vivir religiosamente lo profano (Luis Gon-
zález-Carvajal Santabárbara, 2000).
La última de las facetas públicas de la
Santa Muerte está relacionada con
la iscat Mex-EEUU, y que se ha venido A pesar de que los resultados de la in-
ostentando como la Iglesia oficial del vestigación fuente de este artículo,
culto a la Santa Muerte. Para el habi- como los de cualquiera, buscan (al me-
tante de la zmg ésta es, posiblemente, nos parcialmente) postular explicacio-
la más ajena de sus caras. Más allá de nes “hacia afuera”, estos resultados
lo que se lee en un diario, alguna revis- han sido consecuencia de un trabajo de

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18 Blanca Estela Bravo Lara

exploración focalizado en la definición imagen visible del santo no representa


identitaria que el fiel creyente a la a un ser cuya vida es imitable, sino a
Santa Muerte hace de sí mismo en un intermediario que, sin dejar de per-
comparación con otros creyentes, de la tenecer al mundo de lo sagrado, es
jerarquía de su culto, de los no creyen- apropiado por ellos y redefinido como
tes, de los medios de comunicación y uno más cercano con quien se entabla
principalmente de la Iglesia de la que una relación acorde a su cotidianidad.
provienen. Así pues, resulta más fácil para un ca-
tólico asimilar la ritualidad propia del
La Iglesia de origen culto a la Santa Muerte, sobre todo
cuando sus prácticas han sido las pro-
Por Iglesia de origen entendemos la pias de una religiosidad de mandas,
Iglesia de la que proviene el devoto y exvotos, velas, manipulación de las
representa la religión que ha practica- imágenes,5 etcétera.
do toda su vida, o al menos una parte Es importante señalar que la Igle-
significativa e inmediata anterior a su sia católica se categoriza como Iglesia
nueva adscripción religiosa. En este de origen por la utilidad del concepto
caso, los devotos a la Santa Muerte en para señalar algunas características
la zmg tienen como Iglesia de origen el tanto del devoto como del contexto pre-
culto católico. vio a su incorporación al culto a la San-
La Iglesia católica, a diferencia de ta Muerte. De ninguna manera esta
otras iglesias importantes en la zmg, co- categorización la califica como Igle-
mo Testigos de Jehová o de la Luz del sia abandonada, pues el devoto a la
Mundo, tiene similitud con la devoción Santa Muerte no es un devoto conver-
a la Santa Muerte en el uso de imá- so. Por el contrario, el devoto a la Santa
genes para el culto de latría;4 de he- Muerte se sigue asumiendo como cató-
cho, tanto para la adoración como lico. Afirma creer en Dios y en la Vir-
para la veneración las ha implantado gen; pero de “otra manera”. Así, la Iglesia
y promovido históricamente. Sin em- católica o el catolicismo quedan reduci-
bargo, como señala Marzal (2002), dos de religión proveedora espiritual
mientras para la teología católica los total a una religión-base que el devoto
santos, declarados como tal en un pro- completa con una religiosidad-comple-
ceso que los valida institucionalmente, mento. El devoto, partiendo de su his-
son ejemplos de vida e intercesores ante
Dios; para los católicos populares la 5
En el catolicismo son comunes prácticas no
oficiales como la de hacer nudos en el cordón de
la vestimenta del santo, ponerlo de cabeza, vol-
4
No está de más apuntar que el culto de la- tearlo hacia la pared o poner su estampa boca
tría o adoración se ofrece exclusivamente a abajo y una veladora encima hasta que se ob-
Dios. Además, en la Iglesia católica existe el cul- tenga el milagro que se le está requiriendo. Lo
to de dulía que se rinde a los santos, el culto de mismo pasa con la Santa Muerte, a cuya efigie
hiperdulía que se rinde a la Virgen María y el se le desatornilla y separa una de sus manos,
de protodulía a San José. Estos tres llamados misma que no es recolocada en su lugar hasta
veneración. conseguir el favor de amor solicitado.

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Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara 19

toria de vida y en función de sus cat lo usa) para atraer la atención de


necesidades, confecciona un sistema las personas y así hacerse de segui-
de creencias y prácticas que parten de dores y quizá, inclusive de medios
la religión católica y a las que va ado- económicos.
sando elementos del culto a la Santa [La muerte] no es la sustancia, es
Muerte. Este sistema “a la medida” le accidente […] la muerte, en sí, no
permite mantener la lealtad a Dios o a existe. Hablar de la Santa Muerte es
Jesucristo, quien siempre está por en- una personalización completamente
cima de la Santa Muerte y sin cuyo indebida […] No existe la muerte;
poder ella no hace nada, así como a las existe el ser que muere. […] la desca-
enseñanzas maternas y a la tradición lificación es para la creencia, no para
familiar. Del mismo modo, esta confec- las personas [que creen en ella] (en-
ción acomodaticia permite al devoto no trevista, 12 de abril de 2010).
sólo añadir la Santa Muerte a su santo-
ral, sino ubicarla de segunda en jerar- La jerarquía católica insiste en
quía: justo después de Dios y a la par o deslegitimar al culto mediante una
ligerísimamente sobre alguna advoca- racionalización que va desde la expli-
ción mariana, más frecuentemente la cación de la muerte como fenómeno
Virgen de Guadalupe. Aunque la santa biológico y no un individuo físico, has-
se encuentre en el segundo peldaño en ta el llamamiento a reconocer que el
la estratigrafía de esta nueva religiosi- verdadero santo de la Buena Muerte o
dad, ella ocupa el lugar sagrado prime- muerte santa es san José, el padre pu-
ro y central en la vida cotidiana del tativo de Jesús, argumentando que él sí
devoto. Es feroz protectora en un am- existió y murió en santidad. A pesar de
biente de riesgo, condescendiente facili- que el representante de la Iglesia ca-
tadora de los anhelos mundanos e tólica en la Diócesis de Guadalajara
implacable ejecutora del castigo. afirmó que los jerarcas son responsa-
bles de ver por las necesidades de los
La devoción para la Iglesia católica más pobres e ignorantes y que el in-
cumplimiento de este deber, en muchos
Para la Iglesia católica la devoción a la casos, lleva a estas “desviaciones”, la
Santa Muerte es una devoción sin fun- mayoría de declaraciones que altas je-
damentos, errónea en totalidad. El rarquías hacen respecto del culto a la
prefecto y profesor del Seminario Ma- Santa Muerte son evaluaciones que
yor de Guadalajara, Francisco García obvian su contexto.
Velarde explica:
La Iglesia católica para el devoto
Me parece que, en el fondo aquí, es el
instinto religioso de las personas que El devoto, por su parte, no es mudo
a veces, a veces buscan un poquito lo objeto juzgado: tiene una opinión acer-
raro, lo extraordinario, lo que se sale ca de la Iglesia que no duda en emitir.
un poquito de lo convencional (la is- Si bien, de manera general, los devo-

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20 Blanca Estela Bravo Lara

tos pueden ser divididos en dos tipos vida a la espera de una recompen-
—quienes participan en los ritos que sa en la otra.
una jerarquía mediadora provee en el
santuario de la Santa Muerte y los que Del no derecho para el no igual
optan por ejercer un culto privado, do-
méstico y directo—, ambos son cons- Los devotos con características de vida
cientes de los aspectos que en la Iglesia fuera de los lineamientos estableci-
católica no le son satisfactorios. Santos dos por la Iglesia católica ven mermados
ineficientes en materia de milagros y sus derechos religiosos. Aunque esta
jerarquía que no guarda coherencia limitación es aplicada por los jerarcas
con la doctrina que predica son quejas católicos en el caso de negar el derecho
comunes durante las entrevistas a de- a unirse en matrimonio a una pareja del
votos a la Santa Muerte. mismo sexo o el de celebrar segundas
Algunos, como Ricardo, admiten no nupcias a un divorciado, las más de
ser asiduos a los rituales católicos y las veces tal exclusión es auto apli-
expresan su repudio al clero y a católi- cada. El creyente sabe que por “estar
cos “fanáticos e hipócritas”: en pecado” no tiene derecho legítimo
de recibir la comunión, aun cuando la
Para mí la religión católica está en decisión final de hacerlo o no es suya.
decadencia, tantas cochinadas. Si nos Es esta percepción de ilegitimidad, in-
vamos a eso uno puede decir: mejor troyectada en el creyente por la Iglesia
creer en Dios. O sea cumples con lo católica, lo que le excluye en lo profun-
básico, los sacramentos […] pero así do y deja “incompleta” su religiosidad.
de que voy cada ocho días a misa [dice La categorización dicotómica cerca-le-
que no con la cabeza] porque yo sí, o jos de Walter Calzato es aplicable en
sea me defraudaron. [¿Asistes a la este sentido: “Lo lejos, en este caso, se-
misa de la Santa Muerte?] Yo no voy a rían las instituciones que pretenden
ninguna iglesia (entrevista, 24 de representarnos; se incluyen religiones
abril de 2010). oficiales donde la santidad cobra un
sentido lejano, donde la liturgia y la
Sin embargo, a partir del análisis ética se interponen entre el devoto y el
de las experiencias expresadas por los santo. Lo cerca es aquella experiencia
diferentes devotos entrevistados, se religiosa donde el devoto entabla con el
reconocen dos constantes abarcado- santo una relación de proximidad”
ras: (Calzato, 2008: 31).
La religiosidad es una característi-
1) La privación de derechos religio- ca de toda cultura humana, pues de un
sos a creyentes con estilos de vida modo u otro todas y cada una aceptan
no aprobados por la Iglesia. que la realidad muchas veces se mani-
2) Exaltación, como virtud en el cre- fiesta de manera “extraordinaria e in-
yente, de la aceptación resignada timidatoria” (Duch, 2001: 19); cada
a condiciones adversas en esta individuo en esa cultura es de entrada

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“un posible homo religiosus como con- pies armas, el escudo del equipo favori-
secuencia de su insuperable contingen- to de futbol, llenarla de billetes o joyas,
cia” (ibidem: 99) Así pues, en un acercarle la foto del amante codiciado,
intento por darle sentido a esa reali- son algunas de las prácticas que po-
dad y ejercer control sobre ella, el hom- drían resumirse en el hecho de ofrecer
bre echa mano de la ritualidad. a la Santa Muerte los placeres que el
Algunos, con pequeños altares en la fiel desea para sí. Otros elementos y
clandestinidad de su cuarto, cumplen colores usados, manzanas, cuarzos, in-
con un breve ritual diario: “pues yo le fusiones de plantas son más bien los
rezo, le pongo su veladora, su manzana que el esoterismo de los libros de ora-
y su churrito de mota. Se pone bien ciones y los altares virtuales (internet)
contenta” (“B”, entrevista personal, 24 han universalizado.
de mayo de 2010). Hay, también, quie- Una coincidencia entre los relatos
nes hacen del culto un ritual de 24 ho- iniciáticos personales de los seguidores
ras: del culto a la Santa Muerte entrevis-
tados es que su devoción no es el re-
El bato ya no tenía vida. Él antes se sultado de su elección, sino más bien
dedicaba a vender droga y poquitas de haber sido elegidos. Es decir, no so-
armas. Siempre le ponía su veladora lamente dejan de ser excluidos, sino
a la Muerte en la noche y si en la ma- además fueron seleccionados para ser
ñana amanecía apagada hablaba por incluidos. La Santa Muerte se mani-
teléfono y cancelaba todas las entre- fiesta de manera personal y directa en
gas y se encerraba todo el día. Si veía un milagro, una aparición, un sueño.
que la veladora estaba a todo dar, Este evento es el que desencadena la
pues salía al jale. Dice que a veces la fiel veneración: “Yo pos sabía de ella
veía que como que sonreía y pos ese [La Santa Muerte], pero cuando la lim-
día hacia un chingo de lana. […] Al piaba [una imagen que pertenece a su
principio tenía a la Santa Muerte, a hermana] me daba hasta escalofríos.
un Malverde y a san Juditas, pero Le ponía sus ofrendas y todo, pero has-
dice que la muerte se empezó a enojar ta que se me apareció en sueños la sen-
y a decirle en su pensamiento que no tí. Desde entonces la sigo y voy a las
los quería y el bato los mandó a la misas cada mes (entrevista a devota,
chingada y le dejó el altar para ella 24 de abril de 2010).
sola (entrevista a Luis, padrino de ex-
devoto en Alcohólicos Anónimos, 14 de De la cruz del más acá
mayo de 2010). y la recompensa en el más allá

Los ritos varían de acuerdo con el El segundo aspecto de la Iglesia católi-


devoto. Ahumar la imagen con un ca que el devoto a la Santa Muerte
puro, ponerle un cigarro en la mano, cuestiona es su compulsivo llama-
ofrecerle un vaso de tequila o mezcal, miento a la renuncia de los bienes y
colgarle rosarios al cuello, poner a sus placeres mundanos. El exhorto de clé-

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22 Blanca Estela Bravo Lara

rigos a devotos a optar por cargar re- íntimo del devoto, por lo que parece
signadamente “la cruz que les tocó” se pertinente volver ahora al culto públi-
magnifica ofensiva en una sociedad co y su liturgia en el santuario a la
donde las carencias no son optativas, Santa Muerte en la zmg.
sino parte del día a día. El ahora devo- El templo de la Santa Muerte se lo-
to a la Santa Muerte desea un bienes- caliza en el municipio de Tlaquepaque,
tar en la vida actual, ya no se conforma en Las Juntas, uno de los barrios más
con la promesa de la recompensa eter- pobres de la zmg. En el santuario todo
na. Su realidad le obliga, en palabras es sincretismo: blasfemia y fervor, esté-
de Maffesoli (2005: 36), a “convivir con tica y vulgaridad, ostentación y mise-
el mundo y su entorno, integrando el ria. Es, como señala Lara (2008: 294):
dolor y la muerte en la vida, al tiempo “[…] la búsqueda de nuevas expresio-
que se elogia el goce en el presente y el nes y discursos religiosos heterodoxos
momento”. y sincréticos, que se han ido configu-
Para adeptas y devotos la Santa rando desde la base, desde la práctica
Muerte es la santa a quien sin pudor cultural libre e imaginativa […]”.
puede solicitar salud, dinero, amor, im- El lugar fue una bodega que se ha
punidad y un buen morir. La Santa venido acondicionando como capilla,
Muerte se convierte en la santa cerca- gracias a los donativos de los devotos y
na, accesible, íntima, con la que se pue- a regalos recibidos como pago de “man-
de ser sincero; la santa con la que se das”. Como lugar de culto tiene cuando
pueden hacer trueques, ante la cual menos cinco años de antigüedad, y a
se puede reconocer la inevitabilidad de mediados de 2008 el sitio ha recibido la
la muerte al mismo tiempo que se soli- visita mensual de Juan Díaz Parro-
cita prórroga. El devoto ya no tiene que quín, quien se presentó inicialmente
resignarse al encarcelamiento del hijo como obispo de la iscat Mex-EEUU;
porque éste es culpable, a una vida de además, en entrevistas de prensa re-
violencia al lado del ser con quien la Igle- cientes ha declarado que hasta hace
sia católica lo unió “hasta que la muer- unos meses seguía siendo exclusiva-
te los separe”, a una vida de celibato o mente sacerdote, debido a que quien
clandestinidad debido a sus preferencias fuera su superior, David Romo, se negó
sexuales o a la pobreza material; todo a ordenarlo obispo. Dijo también que
ello con la esperanza de una posible fue separado de la iglesia como resul-
felicidad en el más allá. tado de diversos conflictos con el líder
de la organización religiosa. Sin em-
Una nueva liturgia bargo, Díaz Parroquín conservó la pla-
za de la zmg y ahora es obispo de la
Hasta aquí, al menos brevemente, se Iglesia Católica Ortodoxa de Curas Sa-
han explorado las insuficiencias que pa- nadores, que él preside (Ríos y Lozano,
ra el devoto a la Santa Muerte tiene la 2011). Hasta la fecha Díaz Parroquín
Iglesia católica. De manera general se sigue oficiando misa los días 22 de
han presentado elementos del culto cada mes, dejando a cargo de las misas

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dominicales a la sacerdotisa Daena


Elba Vázquez. A pesar de lo tentador
que resulta, no nos detendremos en
este dato sino para señalar que el he-
cho de que devotos de origen católico
acepten a una mujer como sacerdote es
parte de la no exclusión que buscan en
el culto.
Cuando se visita el lugar, cuya su-
perficie no mide más de 40 m2, se es re-
cibido por una pila de agua bendita
que, al pie de un grafiti del Sagrado Co-
razón de Jesús (fotografía 4), contiene
una figurilla de la Santa Muerte su-
mergida en sus aguas. Al otro extremo
del local, una mesa hace las veces de
altar durante la misa, y sirve de base
para tres figuras esqueléticas coloca-
das ahí para recibir ofrendas (fotogra-
Fotografía 4. Pila de agua bendita Templo de fía 5). Al centro, y al frente del lugar,
la Santa Muerte, Las Juntas. una figura de la Santa Muerte de ta-

Fotografía 5. Figuras sobre el altar del Templo a la Santa Muerte, Las Juntas.

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Fotografía 6. Efigie principal, Templo a la San- Fotografía 7a. Ofrendas en el Templo de la


ta Muerte, Las Juntas. Santa Muerte, Las Juntas.

Fotografía 7b. Ofrendas en el Templo de la Santa Muerte, Las Juntas.

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maño “natural” ocupa la sede principal,


vestida de encaje rojo (fotografía 6).
La misa en el santuario o Templo
de la Santa Muerte no difiere en mu-
cho de la católica oficial actual en
México. Los tiempos de la misa, sus
oraciones y actos rituales son ejecu-
tados en el mismo orden y de manera
muy similar. A ellos simplemente se
va añadiendo alguna alusión a la San-
ta Muerte usando por lo general uno
de sus nombres más positivos: “la Niña
Blanca”. La apropiación de esta forma
litúrgica brinda una estructura forma-
lizante, y a la vez provee un espacio ri-
tual legitimador de su jerarquía y dota
de cierta “institucionalidad” al culto.
Sin embargo, y a pesar de su aparente
semejanza, destacan para su conside-
ración algunos elementos. En una de
las ceremonias presenciadas al mo-
mento del acto de contrición o arrepen- Fotografía 9a. Primera comunión, Templo de
timiento de los pecados, el celebrante la Santa Muerte, Las Juntas.

Fotografía 9b. Primera comunión, Templo de la Santa Muerte, Las


Juntas.

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26 Blanca Estela Bravo Lara

declaró el perdón de los pecados de to- CONCLUSIÓN


dos los presentes, haciendo hincapié
en el derecho a comulgar que ahora te- Oración de la justicia Santa Muerte bendita,
nían por su arrepentimiento directo protectora de los débiles y desamparados.
ante Dios, sin la necesidad de una con- Madre de la justicia eterna, dueña de la sabi-
fesión particular. Invitó, también, a la duría, tú, que miras en el corazón del malo y
del bueno,
comunión a las parejas que sin estar
a ti señora me acerco para implorarte justicia.
casadas eran aceptadas por Dios, ya A ti, Santísima Muerte,
que, según él, lo importante es cómo solicito la imparcialidad de tu balanza.
viven y no la firma en un papel. Evi- Señora mía ve mi corazón,
dentemente, se trata de una Iglesia de escucha mis ruegos que salen de la necesidad,
aceptación, según declaró en entrevis- haz que tu justicia se haga sobre la Tierra
ta David Romo, máxima autoridad de
la iscat: “[…] una devoción libre de jui- (Altares, ofrendas, oraciones y rituales a la
cios morales que acepta a sus adeptos Santa Muerte, 2006: 55-56).
tal y como son, sin ninguna distinción
y libre de imposiciones y órdenes que El culto a la Santa Muerte en la zmg tie-
los obliguen seguir algún patrón […] ne vida propia; vive una dinámica par-
una oportunidad para que sus adeptos ticular con características específicas;
mejoren su vida” (Becerril y Flores, es un culto de jerarquías autogestoras;
2008: 62-63). de devotos con origen marcadamente
Al momento de hacer las peticiones, católico y con el que no dejan de estar
el oficiante suplicó de la siguiente ma- vinculados. Sin embargo, desde la mira-
nera: “[…] por los hermanos en la cár- da de una sociedad que, además de
cel, para que los que no puedan salir conservadora, se alimenta de lo que
vivan dignamente y los que sí pue- los medios de comunicación “crean”, el
dan logren su completa libertad, por culto y sus seguidores siguen siendo,
todos los sacerdotes y obispos que nos como en “todas partes”, cosa de narcos,
dedicamos al culto de la Santa Muerte asunto de criminales. Incluso cuando
y a sus devotos, para que en las fami- el uso de la imagen se considera licen-
lias haya dinero, salud, amor y armonía cia esotérica no pierde su tonalidad
[…] te pedimos por los policías, judicia- sombría. No obstante, el culto va más
les y escoltas […]” (misa del 22 de allá y no se liga forzosamente a la cri-
mayo de 2010). minalidad; el culto acompaña y cobija
Los sacramentos son administrados a la persona en exclusión y fuera de
en el lugar con pocas o nulas restriccio- norma, ambas de manera más simbó-
nes. El sacramento del matrimonio a lica que jurídica.
personas del mismo sexo o a contrayen- El devoto a la Santa Muerte necesi-
tes de segundas nupcias; bautismos y ta y busca lo que todo ser humano, dar
primeras comuniones sin necesidad de sentido a las experiencias que enfrenta
confesión o una instrucción previa y en su diario vivir, dar un orden simbó-
obligatoria. lico al caos (Geertz, 2003). Ya lo dijo

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Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara 27

Ricardo, con la mirada perdida y la voz Santa Muerte, una gran protectora”,
pausada, cuando le preguntamos por tesis de licenciatura en comunicación y
qué creía en la Santa Muerte: “Yo la periodismo, México, fcPys-unam.
utilizo para […] como para creer en calzato, Walter Alberto (2008), “San La
algo. Porque hay veces que necesita- Muerte (Argentina). Devoción y existen-
mos creer en algo”. El seguidor de la cia. Entre los dioses y el abandono”, Li-
“Niña Blanca” encuentra en su venera- minar. Estudios Sociales y Humanísticos,
ción un espacio espiritual donde es vol. VI, núm. 1, enero-junio, pp. 26-39.
aceptado y al cual es llamado: la Santa castells ballaRín, Pilar (2008), “La Santa
Muerte lo escogió a él. Un sueño, una Muerte y la cultura de los derechos hu-
aparición, la recomendación de alguien manos”, Liminar. Estudios Sociales y
en el momento justo son señales in- Humanísticos, vol. VI, núm. 1, pp. 13-25.
equívocas de que ella no sólo no exclu- duch, Lluis (2001), Antropología de la reli-
ye, sino que elige e incluye a la persona gión, Barcelona, Herder.
tal y cual es y actúa. geeRtz, Clifford (2003), La interpretación
El devoto a la Santa Muerte es un de las culturas, Barcelona, Gedisa.
ser religioso en exclusión material y gonzález-anleo, Juan (1987), “Los jóvenes
espiritual. Se trata de un creyente de y la religión light”, Cuadernos de Reali-
este mundo, con necesidades que no dades Sociales, núms. 29-30, pp. 28-33.
han sido solventadas satisfactoria- gonzález-caRvajal, Luis (1991), Ideas y
mente por las instituciones, ni las del creencias del hombre actual, Santan-
Estado, ni las religiosas. Es un indivi- der/Sqal Terrae (Presencia Social).
duo que no admite ser despojado de laRa miReles, María Concepción (2008),
Dios y excluido de un mundo de creen- “El culto a la Santa Muerte en el entra-
cias y religiosidad que le permiten li- mado simbólico de la sociedad del ries-
diar con la realidad adversa de su go, Anuario CONEICC de Investigación de
cotidianidad. El devoto a la Santa la Comunicación, núm. XV.
Muerte no acepta la realidad que le es lewis, Oscar (1964), Los hijos de Sánchez,
impuesta desde afuera con santa resig- México, fce.
nación. Es tan consciente de la inevita- maffesoli, Michel (2005), La tajada del
bilidad y cercanía de la muerte, como diablo: compendio de subversión pos-
de lo lejana e incierta que es la vida moderna, México, Siglo XXI.
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28 Blanca Estela Bravo Lara

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01_NuevaAntropología79.indd 28 07/01/14 13:43


CUANDO LOS CHICHI’ALES LLEGAN: LA
CONCEPTUALIZACIÓN DE MUERTE ENTRE LOS YAQUIS

Enriqueta Lerma Rodríguez*

Resumen: Resultado de la observación en campo este artículo es un análisis ontológico acerca de la


conceptualización de muerte entre los yaquis, para ello se toma en cuenta la ritualidad que acom-
paña a los ritos de paso y las instancias espaciales del mundo yaqui. Asimismo se expone que sólo
tomando en cuenta la trayectoria de vida y la construcción cultural de la persona es posible com-
prender la ritualidad mortuoria y las formas de organización social que están a su alrededor.
Palabras clave: yaquis, muerte, espacio, ritualidad, ontología.

Abstract: The present article, the result of fieldwork, is an ontological analysis of the conceptual-
ization of death among the Yaquis that explores the rituality that accompanies rites of passage
and notions of space in the Yaqui world. At the same time, it shows how only by taking into ac-
count an individual’s life and the cultural construction of a person is it possible to understand the
funeral ritual and the types of social organization surrounding it.
Keywords: Yaqui, death, space, rituality, ontology.

L
os yaquis viven en el sur del es- ción de la muerte en la tribu yaqui a
tado de Sonora, México, ocu- través de la ritualidad.1 Para ello me
pando un territorio autónomo baso en la siguiente hipótesis: en la cul-
distribuido en cuatro municipios: Guay- tura yoeme se considera que cada rito
mas, Emplame, Bacum y Cajeme. de paso —sea impuesto o voluntario—
Como parte de sus costumbres mantie- propicia transformaciones indisolubles
nen una fuerte ritualidad, originada y dota de cualidades que permiten
en su cosmovisión ancestral y en la re- constituir a cada persona en un ente
significación del catolicismo heredado singular. En correspondencia con este
de los jesuitas que arribaron a su terri- principio, de acuerdo con el tipo de per-
torio en el siglo xvii. El objetivo de este sona en quien alguien se constituye
artículo es ofrecer una interpretación durante su trayectoria de vida, se le
ontológica acerca de la conceptualiza-
1
Cuando hago referencia a la “tribu yaqui”
no estoy usando un concepto etnológico: “tribu”
*Maestra de la Universidad Pedagógica Na- es el modo como los yaquis se autoadscriben
cional. Cuerpo académico Ciudadanía, diversi- tanto al interior del grupo como al exterior. Asi-
dad y educación. Colaboradora en la sección de mismo se autodefinen como yoemes, que tradu-
Opinión del periódico La Jornada. cen al español como “hombres verdaderos”.

29

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30 Enriqueta Lerma Rodríguez

realizan los rituales mortuorios cuando tronales que, por su trascendencia,


fallece. En ese sentido la ritualidad fu- congregan a miembros de todas las lo-
neraria sólo es comprensible en un sis- calidades yaquis, por ejemplo la fiesta
tema más amplio: de nombramientos y de la Virgen del Camino en Loma de
cargos rituales, que se articulan con los Bacum.2 En general recurro poco a las
ritos de las crisis vitales. Esta hipótesis, entrevistas, prefiero la convivencia
con énfasis en encontrar las relaciones diaria, la observación participante y
entre las nociones de vida, muerte y es- las conversaciones informales, consi-
pacio, me han permitido profundizar dero que por tratarse de una comuni-
en la conceptualización acerca de la cación más natural ofrece una versión
muerte e interpretar los componentes más sincera de los informantes acerca
básicos de la ritualidad mortuoria, mis- de su realidad.3 Con este tipo de acer-
mos que se presentan a la observación camiento pude recabar datos impor-
etnográfica con variantes significativas tantes proporcionados por danzantes
para cada caso. rituales, maestros espirituales, líderes
políticos, mujeres encargadas de la
PORMENORES DE LA OBSERVACIÓN iglesia, campesinos a sueldo, profeso-
ETNOGRÁFICA res de educación básica, yoemes de ori-
gen estadounidense, inmigrantes
Este artículo es parte de un trabajo radicados en territorio yaqui, amas de
más amplio en que abordo temas acer- casa, estudiantes, artesanos, curande-
ca de la cosmovisión y algunos proble- ros, comerciantes y niños. No puedo
mas sociopolíticos actuales de la omitir la valiosa información propor-
sociedad yoeme (Lerma, 2007, 2009 y cionada por don Fermín Flores y su fa-
2011). Mis resultados son producto de milia, quienes me dieron cobijo y me
una profunda observación etnográfica, ofrecieron su confianza. Específica-
misma que efectué durante 18 meses mente, los datos para este artículo son
efectivos de trabajo en campo entre los producto de la observación de tres ve-
años de 2005 y 2010. Aunque pude re- lorios (de un niño recién nacido y de dos
gistrar eventos en los nueve pueblos
que actualmente componen el territo- 2
Esta fiesta, celebrada los días 2 y 3 de julio,
rio yaqui, la mayor parte de mis datos reúne a representantes del catolicismo yaqui de
los obtuve en las localidades de Vícam todas las localidades del territorio yoeme y de
Estación, Pótam, Huirivis, Loma de las comunidades extraterritoriales.
Bacum y Tórim, lugares en que logré 3
Sólo como nota comento que las etnocate-
gorías (Villar, 2008) recabadas durante el tra-
construir relaciones sociales más fuer- bajo en campo me permitieron interpretar parte
tes. Durante ese tiempo pude observar de la cosmovisión yaqui y son fundamentales en
varios aspectos de la cultura, desde la compresión de esa cultura. Dado que no es
prácticas comunes en la vida cotidiana posible omitirlas, para facilitar la lectura del
texto, al final del artículo he incluido un listado
(como los hábitos alimenticios, la con la traducción de los términos en lengua jiak.
crianza de los niños, las asambleas co- Agradezco a la lingüista Paola Martínez la ayu-
munitarias, etcétera) hasta fiestas pa- da que me proporcionó para transcribirlos.

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 31

hombres de edad avanzada); la asis- la ontología, del campo de la filosofía, a


tencia al sepelio de un joven de 17 una vertiente más asible para el aná-
años, asesinado en defensa propia por lisis de la cultura. Desde esta pers-
su víctima cuando trataba de asaltar pectiva el mundo no puede seguir
una tienda a mano armada; el registro entendiéndose como una única reali-
de dos novenarios y de un cabo de año; de dad interpretada de diversos modos
conversaciones informales acerca de la por diferentes sociedades. Según la au-
ritualidad mortuoria; del acompaña- tora, el mundo, en tanto hecho y objeto,
miento a una mujer kiyostei4 durante no existe previamente sin un marco
la organización de los preparativos conceptual. Por ello nos encontramos
de un velorio y de observar la elabo- ante múltiples mundos y diferentes
ración de elementos de la indumenta- realidades que se originan en los mar-
ria funeraria de un “niño”, asimismo cos conceptuales de las distintas cultu-
una tenanche me mostró el atuendo que ras: “Así pues, las diferencias entre
confeccionó para usar en su velorio. mundos deben entenderse como dife-
Pude participar también en la rituali- rencias conceptuales y ontológicas”
dad realizada en 2009, específicamen- (Gómez, 2009: 23). Esta mirada, apli-
te en octubre y noviembre, periodo en cada al caso de la cultura yaqui, ofrece
que se festeja el recibimiento de los san- la posibilidad de interpretar aspectos
tos difuntos. antes no contemplados. No sólo por el
reconocimiento de la pluralidad de
EL PLURALISMO mundos, ya antes señalado de alguna
ONTOEPISTEMOLÓGICO Y LOS RITOS manera por el relativismo cultural,
DE PASO EN LA TRIBU YAQUI sino porque permite analizar cómo se
conciben los objetos, los seres o los en-
Las reflexiones que ofrece Mónica Gó- tes, en diferentes mundo, y cómo se
mez con su propuesta del pluralismo constituyen en distintas realidades.
ontoepistemológico permiten orientar Gómez señala, por ejemplo, que un ob-
jeto A puede estar constituido por el
4
Kiyostei es el nombre que se da a la mujer individuo 1, un objeto B por el indivi-
de mayor jerarquía dentro de las actividades de duo 2 y un tercer objeto C por el indi-
la ritualidad del catolicismo tradicional yaqui.
Por otro lado, cuando hablo de “catolicismo ya-
viduo 3; pero en diferentes culturas
qui” hago referencia al sistema de creencias puede existir un objeto D constituido
vinculadas con lo numinoso y cercanas al cris- por la suma del individuo 1 y el indivi-
tianismo, pero en el que las divinidades del duo 2, y un objeto G por la suma de los
panteón católico han sido resignificadas por la
etnia y cuentan con atributos diferenciados del
individuos 1, 2 y 3 (ibidem: 25). Par-
catolicismo hegemónico. Podría hablarse tam- tiendo de este método es posible seña-
bién de un “cristianismo yaqui”, sin embargo, lar que los objetos, que consideramos
he preferido el término de “catolicismo yaqui” —desde una perspectiva hegemónica
para distinguirlo de otras manifestaciones tam-
bién profesadas por algunos yoeme, como las
occidental— entidades separadas (un
religiones evangélicas o el culto de los Testigos venado, un mueble, un cigarro, una
de Jehová. persona), bien pueden ser en una reali-

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32 Enriqueta Lerma Rodríguez

dad y en un mundo otro, sólo cualida- entonces cuenta con nuevos derechos y
des de objetos; parte subordinada de obligaciones y está comprometida con
otros objetos; o constituirse en la suma ciertas normas de la costumbre. Tur-
con otros objetos en nuevos objetos. Por ner clasifica como ritos de paso los de
este motivo es posible afirmar que en elevación de estatus, los de inversión
diferentes mundos, los objetos que por de estatus, los de las crisis vitales y los
su apariencia física nos parecen si- cíclicos del calendario (ibidem: 170-
milares a los que conocemos, no nece- 173). Bajo esta perspectiva, para la
sariamente lo son, ni comparten las comprensión de la ritualidad mortuo-
mismas cualidades. ria yaqui considero viable analizar so-
En el análisis de la cultura yoeme lamente los de elevación de estatus
que aquí ofrezco, la mirada ontológica y los de las crisis vitales. En los primeros
posibilita interpretar la esencia de los la persona es transferida de una posi-
objetos en sí mismos, así como las cua- ción inferior a una superior, situándola
lidades que adquieren, el modo en que en una condición de privilegio en la co-
transmutan y los lugares que ocupan munidad, por lo mismo es un ritual
en las distintas dimensiones espacia- selectivo. Los segundos son extensivos,
les del mundo yaqui, principalmente ritualizan la transición de una perso-
tras la realización de los diversos ritos na en diferentes etapas de su vida,
de paso. Así, entonces, una persona A desde su ubicación placentaria hasta
transmuta en persona B, C, D, etcéte- el fallecimiento: el nacimiento, la pu-
ra, dependiendo de las cualidades que bertad, el matrimonio y la muerte (ibi-
adquiere durante los ritos de paso efec- dem: 172).
tuados en su ciclo de vida, efecto que En la cultura yoeme los ritos de ele-
repercute en el modo como es visto y vación de estatus son principalmente
tratado por la comunidad aún después para la obtención de cargos rituales
de la muerte. del catolicismo yaqui y aquéllos rela-
Víctor Turner definió los ritos de cionados con el gobierno tradicional.
paso como aquellos “que acompañan Dentro de los primeros se encuentran
todo cambio de lugar, estado, posición el de maestro rezandero, encargado
social y edad” (Turner, 1988: 101). Mis- de oficiar las misas, le secunda el de
mos que se caracterizan por tres fases: tamastian, quien funge como su ayu-
separación, margen (o limen) y agre- dante; ambos cargos son exclusiva-
gación. El proceso implica la separa- mente masculinos. Los femeninos
ción de la persona del lugar que ocupa tienen una jerarquía más elaborada:
en la estructura social y del conjunto encabeza la kiyostei, conocida también
de condiciones culturales que posee. como “jefa de la iglesia”; le sigue en im-
Para ello la persona pasa por una fase portancia la tenanche, quien le auxilia.
liminar o intermedia, momento en que Debajo de ellas se encuentra la alpés
transita de un estado a otro. Final- (quien marcan los pasos rituales con
mente la persona es agregada con un movimientos de bandera) y las canto-
nuevo estatus a la sociedad; a partir de ras, acompañantes en las misas, en-

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 33

cargadas de rezar y elevan cánticos en resistencia al hambre; éstas le permi-


todas las ceremonias. ten recorrer, reconocer y defender el
Los yaquis gozan de una organiza- territorio (Lerma, 2011: 67).
ción política con cierta autonomía La tipología de Turner es útil para
(Lerma, 2009), dirigida por los gobier- interpretar parte de la ritualidad ya-
nos tradicionales de cada pueblo; en qui, sin embargo no permite explicar
estos sobresalen los cargos de goberna- ciertos ritos de paso que no implican
dor y el de capitán, mismos que se asu- necesariamente la elevación del esta-
men con una ritualidad específica y tus, ni son extensivos como los de las
dotan de estatus permanente a la per- crisis vitales. Me refiero a aquéllos en
sona.5 El capitán es también conocido los que —como en el caso del cargo de
como coyote, pues adquiere desde la capitán-coyote, pero sin adquirir pres-
infancia las cualidades de ese animal a tigio— la persona se relaciona ontoló-
través del rito: astucia, territorialidad, gicamente con ciertos animales. Es la
situación del hombre-venado, danzan-
5
La estructura del gobierno tradicional Ya-
te en las fiestas nocturnas del catoli-
qui se compone de cinco autoridades, un Ko- cismo yaqui y en las ceremonias de las
banao (gobernador), quien toma decisiones crisis vitales, de quien se dice no “que
acerca de los problemas de su pueblo. Le sigue danza como venado”, ni que “imita al
en la jerarquía el Jabo’iyo’owe (pueblo mayor),
representante del consejo de ancianos, su cargo
venado”, sino que es El Venado. La
es vitalicio y cumple una especie de “consejo con- transmutación es óntica y puede llegar
sultivo”. Aunque no tiene resolución definitiva a transmutarse al nombre, tal es el
en la toma de decisiones, su opinión es fun- caso del danzante más viejo de la tri-
damental, ya que porta la voz de quienes alguna
vez ocuparon puestos de importancia en el go-
bu, llamado Luis Maso (maso, que se
bierno tradicional. El tercer lugar en el mando lo traduce del jiak al español, como ve-
ocupa el Wiko’ o ya’ut (“el capitán”), conocido tam- nado). Otros entes similares son los
bién como coyote, éste se encarga de la defensa pascolas y los chapayekas. Los pasco-
del territorio en su conjunto, de supervisar el
respeto de los linderos de su pueblo y de vigilar
las, seres enmascarados, a veces inter-
la porción de monte y sierra que le corresponde pretados como danzantes (Varela,
a su gobierno. Sus funciones se extienden a la 1986; Olmos, 1998) y otras ocasiones
protección de la gente y la preservación del or- como bufones rituales (Albero, 2003),
den público. A su mando se encuentra el cuerpo
militar, conformado por los cabos. El cuarto de
han sido transmutados en nuevos en-
los gobernadores, el Nejja ya’ut (chicotero) se en- tes, a través de apariciones o rituales
cuentra aunado a las tareas del Wiko’ o ya’ut, ocultos en el monte (huya). Éstos, al
éste funge un papel judicial, ejecutando las pe- igual que el Venado, se presentan en
nas que restablezcan el orden civil. El último en
la jerarquía es el Ji’ojtereo (secretario), quien
las fiestas tradicionales yaquis.
principalmente se aboca a atender las cuestio- Por su parte los chapayekas, quie-
nes administrativas con el exterior de la etnia. nes hacen su aparición sólo en periodo
Esta estructura, sin embargo, no puede actuar de Cuaresma, son seres liminares e in-
de manera independiente sin la aprobación con-
sensuada de la asamblea general del pueblo, la
determinados que persiguen a Jesús
cual se celebra cada domingo en la ramada tra- para matarlo. Se caracterizan por usar
dicional de gobierno (Molina, 1999: 104). máscaras tipo casco que varía en tres

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34 Enriqueta Lerma Rodríguez

tipos: de animales de la región, de pro- va entidad y mueren en esa condición.


tohumanas y de beranaca;6 en ellas so- Como veremos en adelante, los ritua-
bresale la dimensión de las orejas. Su les antes descritos, así como los de las
ropa es una cobija roja que cubre el tor- crisis vitales, producen variaciones en
so y un pantalón blanco sobre el que se la ritualidad mortuoria para cada
colocan pantorrilleras negras que imi- miembro de la comunidad, debido a los
tan botas militares, su calzado son los diferentes tipos de personas en que se
tradicionales guaraches de tres punta- constituyen a lo largo del ciclo de vida
das. El cargo de chapayeka es impuesto individual. En la lógica yoeme el indi-
como “pago de manda”, es decir, como viduo está marcado de significaciones
un compromiso que se debe cumplir a reconocidas por los otros miembros de
los santos por el restablecimiento de la su cultura.
salud. La particularidad de estos seres
es que no pertenecen al mundo ma- UNA INTERPRETACIÓN
terial, provienen de una dimensión in- DE LA CONCEPTUALIZACIÓN
visible del monte (huya); dada su DE LA MUERTE ENTRE LOS YAQUIS
impureza no les permitido hablar, no
pueden ingresar a los solares, ni visitar La conceptualización actual de muerte
sus propias casas. entre los yaquis se enmarca en una
Considero que en los tres tipos de comprensión ontológica particular del
entes aquí descritos no se trata de per- cosmos, cuyas raíces son ancestrales.
sonas que adquieren nuevas cualida- Desde ella la vida es sólo un estadío
des tras los ritos de paso, como sucede donde las entidades potencialmente
en los de elevación de estatus; se trata anímicas adquieren cualidades consti-
de nuevos seres, resultado de una tutivas de corporeidades materiales,7
transmutación óntica. Por lo tanto son ya sea en forma de flora, fauna o hu-
reconocidos por los yaquis con su nue- mana, dentro de una dimensión espe-

6
La máscara de beranaca se caracteriza por 7
Alfredo López Austin (2008: 197) describe
representar a un protohumano con nariz aplas- la energía anímica del siguiente modo: “La ener-
tada, largas orejas con las puntas ensangrenta- gía anímica que se supone reside en los centros
das, barba crecida y usar corona. Sólo pueden anímicos es frecuentemente concebida como
portarla los chapayekas con mayor jerarquía. una unidad estructurada con capacidad de in-
Beranaca significa “sin dueño”. Este dato es in- dependencia, en ciertas condiciones, del sitio
teresante, pues según algunos yaquis las gran- orgánico en el que se ubica. Esto hace que deba
des orejas representan un estado “salvaje”. De distinguirse entre el concepto de asiento normal
este modo cuando alguien no está bajo los desig- de la fuerza, y el de la unidad estructurada de
nios de Dios o aún no tiene compromiso matri- esta fuerza, constituida en unidad independien-
monial se dice que “está orejón”. Según algunos te”. Sin embargo, aquí se señala “entidad con
argumentan, las vacas se marcan cortándoles potencialidad anímica”, dado que en la concep-
las orejas para que los demás sepan que son ción yaqui las entidades son por sí mismas ani-
propiedad de alguien. Por ese motivo cuando los madas en una realidad suprema a la objetivada
chapayekas queman sus máscaras en Sábado de y a la material, aunque no tengan un sitio orgá-
Gloria se dice que “han sido cortadas su orejas” nico al cual animen. En ese sentido, son poten-
y están bajo el mandato de Dios. cialmente anímicas.

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 35

cífica del universo caracterizada por su tegra un espacio superior traducido


finitud. El espacio es un complejo com- como “cielo”: el teéka (arriba), lugar al
puesto por diversas dimensiones, una que los yaquis esperan ingresar tras la
de ellas perceptible por el esquema muerte fisiológica. La expectativa de
corporal humano:8 el itom ania, “nues- ascenso motiva la actualización de los
tro mundo”. La dimensión infinita es rituales de paso que un yaqui deberá
la del yo’o ania, “el reino antiguo” o “ve- cumplir en su ciclo de vida. El teéka,
nerable”, origen de las entidades pri- además, contiene al sooria, reservado
marias, invisible, y apenas posible de sólo para quienes cumplieron cargos
ser conocida por algunos yaquis que en la liturgia religiosa yaqui.
cumplen cargos rituales. Visto así, en El jiapsi, entidad anímica constitu-
el yo’o ania —realidad suprema— ha- tiva de los seres, ingresa “al valle de
bitan las entidades eternas que ani- lágrimas”9 con materialidad humana
man a los cuerpos en el itom ania para retornar, tras la muerte, al yo’o
(mundo objetivo). Pasado y presente se ania (reino antiguo). Se pretende que
conjugan en esta dimensión, donde al regreso el jiapsi incluya en sí las
“nuestro mundo” y “nuestro aquí y cualidades distintivas que se adquirie-
nuestro ahora” son sólo coordenadas ron durante la vida y esto le permita
específicas de temporalidad y espa- ubicarse en un lugar diferente del que
cialidad. Aunque el yo’o ania (reino partió antes de nacer. Puede fallar en
antiguo) involucra intemporalidad, el intento de ingresar al teéka, enton-
su concepción espacial guarda analo- ces retornará a lugares “no deseados”
gía con las características del territorio del “reino antiguo”.
yaqui. Se encuentra delimitado tam- La muerte se concibe como el aban-
bién por los cerros fronterizos llamados dono del jiapsi de la estructura física
Takalai del norte, ubicado en Guay- que animó en la tierra (Olavarría,
mas, Sonora, conocido también como Aguilar y Merino, 2009). Puede acon-
cerro Tetakawi, y por el Takalai del sur, tecer por enfermedad, “embrujo”, ase-
en frontera con el territorio mayo. In-
9
Para los yaquis “valle de lágrimas”, según
8
Por “esquema corporal” se retoma aquí la Kristin C. Erickson (2007), hace referencia a
anotación que Carlos Aguado sugiere y que es una noción muy profunda acerca de la vida:
indisociable de la “imagen corporal”: “Desde mi “Las explicaciones y las historias de Marco, Pe-
punto de vista el esquema corporal (estructuran- dro y Reina hacen de inim bwan bwía un con-
te), se estructura a su vez no sólo por la función cepto multivalente de gran complejidad. Si bien
ejercida [fisiológica], sino por la función signifi- la frase parece representar un paisaje de la me-
cada. […] El esquema corporal es la capacidad moria (memoryscape), del sufrimiento y de la
genética de autorreconocimiento que permite al experiencia de la violencia, también expresa
individuo ubicarse en el espacio y moverse. Éste cierto valor e importancia, un sentido de gran
es un atributo compartido con los animales. En responsabilidad y apego palpable. Claro, “esta
el caso de la especie humana dicho esquema cor- tierra de lágrimas” puede ser todo esto simultá-
poral es configurado y enriquecido con una di- neamente: un código moral condensado sobre la
mensión adicional que es la simbólica y que es obligación y el significado de la comunidad, un
exclusivo de nuestra especie, a esto le denomino depósito de la memoria cultural y una fuente de
imagen corporal” (Aguado, 2004: 48-49). la identidad yaqui”.

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36 Enriqueta Lerma Rodríguez

sinato, hambre, sed o ancianidad. Un yaquis consideran que los yoris no po-
yaqui la reconoce al momento de ser seen las mismas cualidades que los
visitado por los jiapsi de sus ancestros, yoeme, por tanto, contraer matrimonio
los chichi’ales, pequeñas aves, per- exogámico condena a la persona a per-
ceptibles sólo por el moribundo y por manecer en la tierra después de morir,
personas muy sensibles. Éstos le anti- convertida en cerdo y acompañada de
cipan que debe “recoger sus pasos”. Ya su descendencia. La pareja yori, en
no podrá “cruzar la línea”, “se apagó su cambio, toma su lugar en el teéka:
vela”, o “se rompió su hilo”. El jiapsi
recorre entonces los lugares frecuen- Rosaura se casó con un yori en contra
tados durante su estancia en el itom de los deseos de su abuela, por ese
ania y se aparece en los sueños de las motivo la abuela no ha querido reci-
personas con quienes creó lazos afec- birla en su casa y le ha amenazado
tuosos para despedirse. Durante el tra- con no heredarle sus tierras. Los veci-
bajo en campo recabé numerosos nos de la localidad respaldan la posi-
testimonios de estos avistamientos y ción de la anciana explicando que los
despedidas. Como ejemplo, un hombre yaquis son “cochis salvajes”, cerdos de
señala haber presenciado cuando los monte, una especie de pecaríes. Los
chichi’ales visitaron a una niña que yoris en cambio son cerdos domésti-
horas después murió en un hospital; cos. El cielo le pertenece a los “cochis
otro indica que el chichi’al de su mejor salvajes”. Cuando un yaqui contrae
amigo lo visitó en forma de pájaro días matrimonio con un yori éste entra al
después de morir en un accidente de cielo tomando el lugar del yaqui y los
tractor. hijos que procreen en pareja se que-
Las interdicciones, o prohibiciones,10 darán en la tierra con el traidor, sin
marcadas en la cultura yaqui para as- poder entrar al cielo y convertidos en
cender al teéka son seis: la exogamia, el cerdos domésticos. En la lógica yaqui
incesto, el suicidio, el ejercicio de la he- la pregunta es: “¿Si cambió el cielo por
chicería y la práctica de relaciones un cerdo, no venderá las tierras ya-
sexuales entre seres que representan quis por un hombre?”11
diferentes cualidades ontológicas Las
dos primeras previenen al jiapsi de
complementarse en una estructura 11
Diario de campo de la autora. En el regis-
corporal ajena al ecosistema del terri- tro de Ignaz Pfefferkorn también es posible ob-
torio yaqui. Dentro de esa lógica los servar la aversión de los indígenas sonorenses
por la carne de cerdo: “Lo que más gusta a los
sonoras es la carne, pero prefieren la de caballo
o mula sobre cualquier otra. Esta propensión es
10
“El interdicto es un generador de signifi- común a todos los indios de Sonora (con excep-
cados antes que un supresor de acciones, por ción de seris) y por otra tienen una aversión
ello está en la base de la cultura y es el dispositi- igualmente fuerte por la carne de puerco, prefie-
vo de la construcción del sujeto. En síntesis el ren sufrir hambres que probar de esta carne, sin
interdicto, puesto en el cuerpo, es el eslabón en- tener una razonable explicación por esta anti-
tre cultural y psique” (Aguado, 2008:91). patía” (Pfefferkorn, 2008: 189).

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 37

El incesto, considerado como la prác- encantos” que ofrece el yo’o ania (reino
tica de relaciones sexuales entre per- antiguo) para la obtención de dones.
sonas de parentesco sanguíneo y de Éstos deberían ser adquiridos de ma-
parentesco contraído —por padrinazgo nera legítima a través de los sueños,
y compadrazgo de bautismo—, conde- como narra un danzante:
na al destierro del yo’o ania tras la
muerte. El castigo es permanecer en el Gregorio: Sí, sueña uno con los mis-
mar, fuera de las fronteras de los ce- mos animales. Incluso me he soñado
rros Takalai, donde por la eternidad que estoy bien de la ropa, con panta-
adquirirán una corporeidad de hom- lón, pero bichi (desnudo) de camisa y
bre-pez o mujer-pez. camiseta, y he soñado que me han la-
Al suicida y al hechicero se les des- mido el cuerpo, pues. Qué me han
provee de la ritualidad mortuoria. En lamido hasta las chichis, las tetas, cómo
estos casos su jiapsi no integra los sím- lo quieras llamar. Te lamen todo. Y los
bolos identitarios que pudieron legiti- mismos maestros que tengo han soña-
mar la imagen corporal durante el do con eso. Y si tú no les tienes miedo,
ciclo de vida. El castigo será la indefi- ¡entonces ya! O sea que tú lo ganas. Lo
nición eterna. El suicida es arrojado al ganas al animal, pues. Eso es lo que
huya y el hechicero, tras ser quemado pasa. Y como te digo: muchos han tra-
vivo, a la sierra.12 tado de hacerlo, pero no han tenido
Las dos últimas interdicciones se- esos sueños. Pero ya después estás
ñalan normatividades sexuales para bailando venado, cuando ya están bai-
quienes detentan cargos rituales invo- lando venado, empiezan a soñar con
lucrados en transmutaciones ónticas: ellos, pero le tienen miedo. Le tienen
pascolas, Venados, músicos de Venado miedo por eso es que ya no lo vuelven a
y chapayekas. La búsqueda de singula- hacer. En los seños se asustan.
ridad magistral en la ejecución de la Ahora, estas fechas, de repente te
danza, conduce a algunos miembros salen esos sueños. Todos los que son
del oficio (pascolas, Venados y músi- pascolas. Todos los que son partici-
cos) a contactar corporalmente con “los pantes de una ramada tienen diferen-
tes sueños. Por ejemplo, el violinista y
el que toca el arpa, esos sueñan con ví-
12
Del mismo modo en el monte son enterra-
do los restos de quienes no han podido ser ple- boras, con culebras. Ellos me han pla-
namente identificados, tal es el caso de los ticado. La víbora te lame también todo
restos de los “guerreros yaquis”, devueltos por el el cuerpo, se anda enredando en tu
Museo de Historia Natural de Nueva York en
cuerpo, pero más en las manos, pero
noviembre de 2009 a la tribu yaqui. Las osa-
mentas no se depositaron en ninguno de los ahí, ellos, están soñando las cuerdas
panteones de los nueve pueblos, fueron coloca- de los violines, pues. Y luego el del
dos a las faldas del cerro Metetoma, al lado de los arpa. Y el venado, como te digo, es casi
llamados “Palacios”: muertos sin identidad, caí-
similar lo que sueño.
dos generalmente durante la guerra y cuyas
cualidades individuales de persona no están cla- Queta: Oye, ¿y los pascolas con
ramente identificadas. qué sueñan?

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38 Enriqueta Lerma Rodríguez

Gregorio: Sueñan con víboras de Las relaciones sexuales entre se-


cascabel también, y luego con chivos. res con corporeidad humana y seres
Según esto, he escuchado comenta- numinosos acarrea una condena simi-
rios de los mayores, que ya fallecieron lar a la que padecen los chapayekas
algunos, ellos sueñan que los chivos que violan la interdicción. Los chapa-
se les montan y quieren hacer el sexo yekas no deberían tener actividad
con ellos. Eso es lo que sueñan. sexual durante la Cuaresma, dado
Queta: A ellos sí les debe dar mie- que en ese periodo su estado ontológi-
do, ¿no? co no es humano, están en un estado
Gregorio: No, el venado también liminal, fuera de la protección divina.
hace lo mismo. También se te monta, Las relaciones sexuales en esta condi-
también. Por eso es que a muchos les ción implican la copula entre un ser
da miedo, pues. 13 humano y una entidad no humana. El
castigo para el chapayeka que viola
Sin embargo, algunos hombres no esta interdicción es la permanencia
esperan a tener los sueños, deciden ob- eterna en el huya con total corporei-
tener el don a través de la copula cor- dad y portando la investidura ritual
poral con seres numinosos como el que representa.
chivato (entidad habitante del huya El yo’o ania no es ajeno al espacio
que brinda dones de pascola), los vena- de la vida humana, éste se entrecruza
dos o las serpientes: con la realidad empírica, pero sólo es
factible de experimentar mediante
Don José dice que los que danzan ve- ciertos rituales o por “la boca” de algu-
nado sueñan que se los monta ese nos espacios terrenales: las cuevas, los
animal y los que son pascolas sueñan orificios de los hormigueros o de los pa-
que los monta un chivato, los músicos, nales de abejas, instancias a las que
en cambio sueñan que se les suben conocen como yo’o jwaram (casas de
serpientes. Pero alguna vez le dijo un los encantos). Para los yaquis es im-
anciano que cuando estaban escon- portante, dentro de la costumbre, el
didos en el monte “usaban” a las víbo- reconocimiento que el “reino antiguo”
ras como si fueran mujeres, que la hace de su descendencia, por ese moti-
víbora de cascabel era una güera y vo los rituales de las crisis vitales bus-
la víbora negra era una morenita can entablar contacto con algunas de
muy bonita. La enredan alrededor de sus dimensiones espaciales.
su pene como si fuera una dona y así Al nacer un yaqui es presentando
se hacen del encanto.14 en primer lugar al yo’o ania, con el
ofrecimiento de su ombligo al hormi-
guero. De este modo, la membrana de
conexión al vientre materno lo une al
13
Entrevista realizada al Venado Gregorio
Flores en Vícam Estación en julio de 2008.
“mundo antiguo”. Con este ritual es
14
Vícam Estación, Sonora, 26 de febrero de identificado como parte de la tribu por
2009. Diario de campo de la autora. sus ancestros, corporizados en hormi-

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 39

gas.15 Éstas resguardan su casa, la en silencio un nombre secreto, com-


cual será derrumbada al año de morir puesto por el nombre de sus padrinos,
para que el jiapsi abandone “nuestro con el que será llamado el día de su
mundo”, el mundo material. muerte. El nombre que otorgan al jiap-
Todo rito de las crisis vitales es si del ahijado se compone al unir el
atravesado significativamente por la primer nombre secreto del padrino con
concepción de muerte.16 Cada rito irá el de la madrina; por ejemplo al niño se
marcando en el jiapsi las cualidades le llama Juan María (Juan del padri-
adoptadas por la persona durante su no y María de la madrina).
ciclo de vida, éstas se simbolizan en el
cadáver a través de la indumentaria y Hoy “le echaron agua” al hijo de Luisa
se confirman en el jiapsi con la rituali- y Armando. No es un bautizo, los ya-
dad mortuoria. quis dicen que es “sólo echar agua”,
Al nacer un yaqui no reconoce que el bautizo es después. Es un ri-
“nuestro mundo”, tampoco es reconoci- tual privado que se realiza en la casa
do por éste: le asusta el viento, los ra- del bebé, en el que sólo están presen-
yos y la lluvia. Sus dos padrinos (un tes los padres de familia, los padrinos
hombre y una mujer no emparentados y el maestro. El resto de los familiares
en matrimonio) realizan en un ritual permanece fuera del espacio donde
doméstico y privado, conocido como la están los santos, esperando en el pa-
“echada de agua”, en el que vierten lí- tio de la casa bajo la ramada o prepa-
quido sobre la cabeza del bebé. La in- rando los alimentos. “Echar agua” es
tención es el hetero-reconocimiento un ritual que protege al niño de los
entre los elementos de itom ania y el sustos que le puede producir el ruido
recién nacido. Le es también asignado de los truenos y el de la lluvia, al
tiempo que evita que el rayo caiga en
la casa donde duerme el no bautizado.
15
Es común observar que los yaquis colocan
Apenas terminamos el café la ma-
frutas o cáscaras de frutas afuera de los hormi-
gueros para alimentar a estos insectos, pues re- drina tomó en brazos al bebé y entra-
conocen que se trata de sus ancestros. ron al cuarto donde están el altar
16
Los ritos de crisis vitales son aquellos en principal. Ahí el maestro dijo una lar-
que el sujeto o sujetos, del ritual pasa —como
ga oración en lengua jiak. Tomó agua
dice Lloyd Warner (1959)— desde una ubicación
placentaria fija en el útero de la madre, a su bendita que llevaba en un frasco y
muerte e instalación definitiva en el ataúd, con mojó la cabeza del bebé, “le echó
el encierro final en una sepultura como organis- agua”. Tras esto, una vela que está en-
mo muerto. Este proceso presenta una serie de
cendida durante todo el acto, y que
momentos críticos de transición que todas las
sociedades ritualizan y señalan públicamente era sostenida sólo por la madre, aho-
con ceremonias apropiadas para inculcar la im- ra es tomada por todos: padre, ma-
portancia del individuo y del grupo entre los dre, maestro, padrino, madrina y bebé.
miembros vivos de la comunidad. Dichos mo-
El maestro pregunta el nombre del
mentos importantes son el nacimiento, la pu-
bertad, el matrimonio y la muerte” (Turner, bebé a la madre, Luisa responde: “Ri-
1988: 172). cardo”. El maestro sin soltar la vela, y

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40 Enriqueta Lerma Rodríguez

todos tomándola, reza por segunda Con la boda por la iglesia se adquie-
vez. Esta ocasión es una oración más re la tercera luz: ritual que marca el
breve […].17 paso a la “adultez”. Ser adulto, por tan-
to, no corresponde a la edad cronológi-
Con este ritual el jiapsi adquiere la ca, ni a los cambios físicos del cuerpo;
primera luz que guía su estancia en significa cumplir responsabilidades
la vida terrenal, a partir de entonces dentro de un matrimonio consagrado.
tiene derecho al camposanto al mo- Sólo los casados pueden desempeñar
mento de morir y es reconocido como cargos del gobierno tradicional y los
“niño” para sus rituales funerarios. En relacionados con la liturgia del catoli-
caso de fallecer a edad muy temprana, cismo yaqui. No cumplir este sacra-
se le confecciona el rosario (llamado mento, aunque se procreen hijos y se
también misterio) y la mortaja (ocho envejezca, indica que el jiapsi nunca
cordones atados a la cintura) con flores obtuvo la tercera luz para guiar su
de colores, generalmente en tonos cáli- vida. Será “niño” por la eternidad.
dos: rosa, azul o blanco, y se le cubre el Quien muere en esta condición es se-
cuerpo con flores de papel en diversos ñalado como parbuli, un calificativo
colores. Dado que en estas condiciones que refiere a la idea de un niño en-
la muerte se presenta en uno de los ex- cerrado en el cuerpo de un adulto. Sus
tremos de la edad cronológica, ello se rituales mortuorios tendrán carac-
indica en el atuendo con un trozo de terísticas similares a las de quienes
papel color rojo unido al rosario, mis- mueren como “niños”. En cambio,
mo que se coloca a los fallecidos de quien se desarrolló físicamente hasta
edad muy avanzada. adquirir rasgos corporales de adultez,
La segunda luz se obtiene con el pero no tuvo hijos, ni pareja, es consi-
bautismo del ceremonial católico hege- derado legítimamente “niño” al mo-
mónico. En él los padrinos de “echada mento de morir.
de agua”, ahora fungiendo como padri- Encontramos, entonces, distincio-
nos de pila, adjudican al niño un nom- nes importantes en “la evolución” del
bre para identificarlo socialmente en jiapsi, correspondientes a la dimen-
el itom ania, el cual casi siempre co- sión de luz adquirida por la persona en
rresponde al calendario santoral. Des- su ciclo de vida. La luz se interpreta
de ese momento el niño será también como capacidad de discernimiento. Los
un “angelito” y podrá participar de las jiapsi parbuli son concebidos como se-
ceremonias de la ritualidad católica res en oscuridad: no pueden observar
yaqui con cargos como “angelito” o “Ve- cabalmente “nuestro mundo”, ni pue-
rónica” en Semana Santa.18 den tomar decisiones conscientes, por
17
Vícam Estación, domingo 29 de marzo de males que pueden provocarle los chapayekas.
2009. Diario de campo de la autora. Las “Verónicas”, por su parte, son niñas encarga-
18
Durante la Semana Santa existen los car- das de limpiar el sudor a Jesús y que lo acompa-
gos de “angelito”, mismos que se encargan de ñan durante todos los viernes de la Cuaresma en
cuidar los altares y de proteger a Jesús de los las procesiones llamadas contis.

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 41

ello no pueden asumir cargos de res- sentativos de las cualidades adqui-


ponsabilidad comunitaria en el gobier- ridas por el jiapsi durante el ciclo de
no tradicional o en las sociedades del vida, y que lo acompañarán en el yo’o
catolicismo yaqui. Algunas diferencias ania. Visto así, jamás se usa ropa con
se notan a simple vista, como el color materiales metálicos, pues se conside-
del mantel con que se enviste en el al- ra que éstos ofenden a Jesús, quien
tar durante el velorio: para los “niños” murió clavado en la cruz. Asimismo,
es blanco, para los parbuli es morado y quienes cumplieron cargos rituales son
para los adultos es negro. sepultados con sus indumentarias ce-
La condición del jiapsi, al momento remoniales: de tenache, kiyositei, can-
de desprenderse de la estructura cor- tora o de danzante de matachín;19 con
poral, determina también los rituales la creencia de que las portarán en el
mortuorios. En caso de fallecer como so’uria. Los pascolas, venados y chapa-
“niño” o parbuli el padrino o la madri- yekas son velados con sus atuendos,
na tienen la responsabilidad de reali- pero sus máscaras son quemadas antes
zar la ritualidad funeraria en casa de de ser sepultados para que puedan in-
alguno de ellos. Dado que el “niño” o gresar al teéka como entidades huma-
parbuli nunca obtuvo la tercera luz, se nas. No ingresan, por tanto, al yo’o ania
considera que siempre vio el mundo con sus caracterizaciones rituales.
como infante. Y se le depositan en el La comprensión del cosmos que
ataúd los símbolos representativos del guardan los yaquis traza, además, una
yo’o ania: flores de colores. Retorna en- continuidad de solidaridad sincrónica
tonces al “reino antiguo” como si nunca en “nuestro mundo” y una solidaridad
lo hubiera dejado. Sin embargo, se ha- diacrónica interdimensional para alle-
cen distinciones simbólicas a quienes garse al teéka del yo’o ania. Cuando
mueren como parbuli: su misterio y alguien fallece, los padrinos de “echada
sus mortajas, en vez de flores, son mo- de agua” o de bautizo son llamados
tas de algodón quemadas. Éstas signi- para asistir el funeral y los siguien-
fican que trabajó en la tierra y formó tes rituales mortuorios. Los responsa-
familia, pero, al no casarse por la igle- bles de la primera luz se aseguran de
sia, posee una conciencia manchada. que el jiapsi llegue al teéka, para ello
Los jiapsi “angelitos” o “niños”, en cam- buscan a tres hombres y tres mujeres
bio, ingresan al yo’o ania con la concien-
cia blanca. Por ese motivo, morir como 19
Los matachines son conocidos como los
parbuli acarrea vergüenza para la fa- soldados de la Virgen, hombres que usan indu-
mentaria blanca, adornada con flores de color
milia, la cual se ve imposibilitada para rojo, una corona de tela, sonaja y una vara con
responsabilizarse del cadáver de su “in- flores. Forman parte de la ritualidad del catoli-
consciente” allegado y no puede organi- cismo yaqui; se presentan en las fiestas patrona-
zar el velorio en su propia casa. les, durante la Semana Santa y en los rituales de
elevación de estatus, relativos a los cargos ri-
A la vestimenta no se le concibe tuales católicos, asimismo danzan como parte
como un simple atuendo del cadáver, de la ritualidad funeraria. Su danza es interpre-
sino como un conjunto de signos repre- tada por los yaquis como una oración.

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42 Enriqueta Lerma Rodríguez

con los cuales puedan completar cuatro guo) y el itom ania (nuestro mundo), se
padrinos y cuatro madrinas, mismos vinculan a través de las mortajas, del
que se encargarán del difunto. Éstos se nombre secreto, del padrinazgo adqui-
dividen las tareas de preparación del rido y de los rituales mortuorios.
cadáver, del velorio, del sepelio, del no- La concepción sobre la muerte físi-
venario y de la fiesta o “cabo de año” ca en el itom ania no se agota con los
que se celebrará al muerto. También rituales mortuorios de cuerpo presente
de realizar estrictamente los rituales en la cultura yaqui. Desde que “un
que permitirán al jiapsi desprenderse adulto” es visitado por los chichi’ales
de itom ania. La ritualidad mortuoria de sus ancestros comienza a “recoger
asegura que el jiapsi lleve consigo las sus pasos” y trata de ordenar su in-
cualidades que adquirió durante su dumentaria para su sepelio. Durante
estado de corporeidad, simbolizándo- el velorio el maestro litúrgico anota el
los en la indumentaria. La solidaridad nombre del fallecido en el “libro de las
sincrónica se manifiesta en la colabo- ánimas”. Se trata de una pequeña li-
ración de los padrinos entre sí y con la breta que cada matrimonio manda a
familia a través de la cooperación mo- hacer con el maestro cuando padece
netaria, la participación ritual y las la primera muerte de un familiar. La
actividades de organización festiva. anotación va acompañada del nombre
Ésta se consagra con la adquisición de del fallecido, la condición en que murió
parentesco ritual entre los padrinos (como niño, parbuli o adulto) y los car-
del muerto y su familia. La solidari- gos que ocupó durante su vida. El pro-
dad diacrónica inter-dimensional se ceso de duelo abarca un año tras su
produce por el vínculo creado entre el muerte. En ese lapso la familia sus-
muerto y sus ocho padrinos, en donde pende su vida social y los rituales de
el jiapsi del acaecido funge como guía crisis vitales, hasta celebrar “el cabo de
de sus padrinos hacia el teéka. año” al final del ciclo. Sólo “los adultos”
Cada padrino debe amarrar una son festejados con “cabo de año”, pues se
mortaja a la cintura del cadáver, mis- considera que “los niños” y los parbuli,
ma que se compone de ocho cordones al no haber asumido responsabilida-
colocados por cada uno de los padrinos des en el transcurso de su vida, no de-
y madrinas. Por medio de ella el jiapsi jaron grandes duelos. A estos últimos
del ahijado los jalará al cielo cuando se les hace una “fiesta” durante el velo-
les toque morir. Además, tras el sepe- rio, sin provocar luto anual. La “fiesta
lio, los padrinos dan al jiapsi su propio de niño o de parbuli” y “el cabo de año”
nombre secreto. De este modo la enti- son similares, sólo divergen al final de
dad anímica lleva consigo 16 nombres la tercera noche. Inician con danzas de
con los que identificará a sus padrinos pascola y Venado, ejecutadas en una
cuando tenga que subirlos por medio ramada orientada al Este, hacia donde
de la mortaja. Es posible interpretar partirá el jiapsi. La cofradía religiosa
que las dimensiones que componen el del catolicismo yaqui realiza rezos y
mundo yaqui, el yo’o ania (reino anti- cánticos en latín, español y jiak. En el

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 43

“cabo de año”, casi para concluir, el un difunto. Durante la fiesta se coloca


maestro litúrgico yaqui “corta el luto” a la tradicional ramada orientada al
los familiares del muerto, simbolizado Este. Al “cabo de año” asisten, como
por un cordón de lana negra atado al en todo el ceremonial, los miembros
cuello. La asunción del jiapsi es repre- del Gobierno Tradicional, la cofradía
sentada, pero además impulsada, por católica yaqui y los matachines. Sólo
la danza de los matachines, quienes no que a éste se suman los miembros del
descansan en las tres noches. oficio: pascolas, músicos y Venado.
En la última madrugada del “cabo Los miembros del oficio inician la
de año” se observa una ritualidad aún danza aproximadamente a las ocho
más compleja. Tanto en los juegos de de la noche tras hacer sonar tres
pascola y Venado como en la danza cuetes, culmina al siguiente día, al
de matachines se representan diversos asomar la Estrella Guía y Lucero de
símbolos que permiten interpretar la la Mañana. Unas horas después co-
concepción vida-muerte. A continua- mienza la danza de matachines en la
ción presento una descripción etnográ- primera cruz que traza el conti (el
fica realizada en 2009:20 conti es un camino marcado por dos
cruces en el que se realizan la mayor
Una vez trascurrido el año, la familia parte de los rituales, “hacer conti” es
apoyada por los ocho padrinos, realiza también caminar ese espacio en for-
la última fiesta de un “adulto”, siem- ma recta o circular). A las once de la
pre que no se haya sufrido otro falleci- noche se realiza un conti con la parti-
miento familiar en el transcurso del cipación de la familia, la cofradía ya-
ciclo. En caso contrario éste se celebra qui y los miembros del oficio. Se reza
al cumplirse el año del segundo acae- y se entonan cánticos que finalizan
cido. Cada celebración de “cabo de con tres cuetes para volver a la ra-
año” consta de tres días. El primer día mada. En el proceso los familiares lle-
se coloca a los dolientes el “luto”: un van velas encendidas, las cuales
cordón atado al cuello. apagan para que se les retire “luto”.
En cada uno de los tres días que Primero los hombres, después las mu-
dura la fiesta se repite el ritual narra- jeres, pasan uno a uno a hincarse fre-
do a continuación (con excepción de te al altar. El maestro litúrgico les
los juegos del último día, ejecutados corta el “luto” con tijeras y los depo-
por los miembros del oficio: “viento”, sita en un cajete frente a los santos.
“lluvia”, “lodo”, “rana” y “tortuga”). Los matachines continúan danzando
A cada muerto corresponde un hasta las dos de la mañana del si-
arco adornado con tela y flores, si se guiente día. También los del oficio
trata de dos festejos se colocan dos continúan con sus juegos. Las canto-
arcos, cada uno en representación de ras se retiran a descansar a un costa-
do de la ramada después de cenar
20
Vícam Estación, Sonora, sábado 24 de oc- wakabaki (caldo de res), que es la co-
tubre de 2009. Diario de campo de la autora. mida tradicional yaqui.

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44 Enriqueta Lerma Rodríguez

Una segunda sesión de rezos y atraen bastantes espectadores. La


cánticos se efectúa dos horas más tar- congregación es sorprendida por los
de. La alternancia es evidente entre la trozos de tierra que los pascolas to-
cofradía religiosa y los danzantes de man del piso y arrojan al público. El
oficio, pues en ese momento los pasco- polvo se dispersa entre la gente. Le
las y el Venado se retiran. En cambio dicen “el viento”, concebido como una
inicia la danza de matachines, la cual bendición de los danzantes. Es “la ben-
dura menos de una hora. Aproxima- dición que atrae al agua y a la lluvia”.
damente a las cuatro de la mañana Después llega la lluvia: los pascolas
paran los rezos y los cánticos. toman líquido de la jícara del tambor
En el tercer día, tras un segundo de agua enterrada en el piso y mojan
conti son quemados los “lutos” en la a los presentes. Generalmente la gen-
primera cruz. Con este evento se conci- te acepta el chapuzón. Algunos pasco-
be que los familiares se desprendan las toman agua con su máscara y se
del muerto. Se estallan tres cuetes, el introducen al solar para bañar a las
jiapsi del muerto ha quedado en “el va- cocineras, éstas se dejan mojar la ca-
cío”. Los pascolas comienzan un juego beza y la descubren para ser vertidas:
el cual consiste en imitar animales de “es la bendición del agua que trae la
rapiña, “lobos”, que entran al solar fa- vida”, “con el agua llegará el sapo y
miliar en búsqueda del cadáver. Den- la tortuga: la vida”. Después nacen
tro del patio se apoderan de algunos los humanos: los pascolas se emba-
alimentos, e imitan a fieras que en rran de lodo el cuerpo y la cara, salen
“cuatro patas” se arrebatan un bocado. de la ramada con sus rostros cubier-
El juego infunde temor entre los espec- tos de barro para limpiarse en la gen-
tadores, a su paso la gente se retira: te. Continúa el juego de la rana. Los
“ha llegado la desaparición del cuer- pascolas salen dando grandes saltos
po”. A cambio de su representación se de la ramada, se tiran frente a la pri-
les dota de una buena cantidad de cer- mera cruz del conti entre empujones,
veza. Al finalizar el juego los pascolas ruedan en el piso, se agachan, brin-
se integran a la danza de Venado que can: “son la vida”. Regresan para
se ejecuta entre tanto en la ramada. buscar los huevos de la rana, se dan
Se podría decir que prosigue el cuenta que los traen colgando de la
momento culminante de la fiesta, cintura, representados por los casca-
pues se llevan a cabo, de manera sin- beles de su indumentaria. Los ofrecen
crónica, rituales que se habían reali- a la gente para conseguir dinero y
zado por separado: entonación de comparar vino. Con un sombrero de
cánticos por la cofradía religiosa, dan- palma van vendiendo su producto, la
zas de los miembros del oficio y, por gente les echa monedas. El dinero es
otro lado, danzas de matachín. para comprar cerveza, la consiguen
Con la plena luz de la mañana los con la familia en el solar y vuelven fe-
matachines reposan, inician enton- lices a jugar en la ramada. Ahora bus-
ces nuevos juegos de pascola. Éstos can a la tortuga entre sus cosas, la

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 45

encuentran hecha de pan, escondida te vuelva a producir vida. En un primer


entre los músicos. La capturan tras momento los pascolas ingresan al solar
una simple cacería que consiste en dar- familiar buscando el cadáver. Imitando
le de palazos. Juegan a que la venden. animales de rapiña, se arrebatan boca-
La compra un pascola a un precio muy dos simulando devorar los restos del
barato. Bailan felices, gustosos de su cuerpo. Tras la extinción total del cadá-
alimento. La rana y la tortuga llegaron ver, en un segundo momento, represen-
con el agua y con el viento. El renaci- tan la llegada del viento, la lluvia y la
miento de la vida después de la muerte. formación del lodo con la tierra.21 En un
Los matachines ejecutan la danza tercer momento, se supondría que apa-
del “trenzado”, la cual consiste en ir rezcan los primeros rastros de vida en
atando listones a una estaca mientras el itom ania: simbolizados por la danza
giran en dos sentidos encontrados. Al de la rana y de la tortuga. Con el esta-
concluir se supone que el jiapsi del di- llido de tres cuetes se ahuyenta “al dia-
funto ha subido al teéka. Se realiza una blo” para que no interfiera en el camino
comida especial para los matachines, del jiapsi. Éste ha sido librado de su
sentándolos en mesa especial dentro corporeidad y de sus responsabilidades.
del solar, se les sirve comida de carne Con la danza de matachines, el alma
con chile. Al concluir ésta, tras darles asciende finalmente al teéka, éstos re-
las gracias, el mantel es recogido de presentan la asunción con una estaca
manera tradicional, comenzando por a la que trenzan diversos listones de
enrollarlo del extremo oeste al este. colores. La familia y los padrinos son
Concluyen los juegos, todos se con- también librados de sus responsabili-
gregan en la primera cruz del conti, dades rituales y pueden reanudar su
formando fila, el crucifijo al frente lle- vida cotidiana.
vado por el maestro y escoltado por la
alpés de bandera, detrás las cantoras, 21
Según Alfredo López Austin (2008: 10), el
los pascolas y el venado, le siguen los
lodo representa el origen del mundo: cuando es-
matachines; al final la familia. Es el taba desordenado, antes de que saliera el sol y
último conti: llegó el momento de la endureciera a los entes que lo habitan: “En ese
despedida. Frente a la segunda cruz tránsito el protagonista mítico fue el Sol. Con su
propio ser marcó el camino a todos sus herma-
se dan los últimos rezos, se prenden
nos. Pereció en una hoguera; bajó al frío lugar de
tres cuetes: el jiapsi se ha ido. El la muerte; tomó de las profundidades la riqueza,
maestro autoriza a la familia que re- y resurgió en la superficie con su nueva capa de
haga su vida. Se agradece y da aliento plumas amarillas. La capa radiante secaría los
lodos, daría fin a las mutaciones y endurecería
para seguir la vida. Suena el tambor
los cuerpos. Al volver por el oriente al mundo que
tres veces, la ceremonia ha concluido. se gestaba, el Sol oteó el camino que habría de
recorrer y ordenó a todos sus hermanos dioses
Como se observa en la etnografía, que siguiesen su ejemplo, entregándose al sacri-
ficio general. Deberían bajar a las frías tinieblas
los juegos de los pascolas permiten in- de la muerte para adquirir la dura cáscara que
terpretar una relación entre la vida y la los haría criaturas al volver a la superficie de la
muerte y la posibilidad de que la muer- tierra, a la naciente vida mundana”.

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46 Enriqueta Lerma Rodríguez

Como se observa, la concepción ya- Chapayeka. Cargo ritual masculino que


qui sobre la muerte activa las redes y representa a los judíos que persiguen a
las relaciones sociales en las que está Jesús durante la cuaresma.
inmersa una persona, por tanto la con- Chichi’ales. Entidades, a semejanza de pe-
cepción de muerte puede entenderse queños pájaros, cuya corporeidad adop-
sólo en relación con la concepción de la tan las entidades anímicas de los
vida en el itom ania, ritualizada desde ancestros cuando acuden a acompañar a
los primeros ritos de las crisis vitales, sus familiares durante su convalecencia.
hasta las últimas acciones emprendi- Chivato. Entidad que proporciona dones
das durante la existencia física. Tam- a los pascolas.
bién es posible interpretar que en su Conti. Vuelta en círculo. Peregrinación alre-
noción de persona, aunque ésta integre dedor del centro ceremonial o del espa-
las marcas significativas de su historia cio doméstico ritual. Puede ser también
en la estructura física, es percibida por en línea recta entre dos cruces, espacio
los yaquis como el resultado de la evo- que se recorre de ida y vuelta.
lución de su entidad anímica. Sin em- Huya. Monte.
bargo, aunque la intención es el retorno Itom ania. “Nuestro mundo”. El mundo de
al yo’o ania, no se desdeña el paso por los yaquis, que incluye tierra y cielo.
“nuestro mundo”. La constitución del Jiapsi. Traducido a menudo por los yaquis
jiapsi en corporeidad es celebrada con como “alma”.
la búsqueda del reconocimiento, por Kiyoistei. Cargo ritual femenino. Jefa de la
parte del viento, la lluvia y el trueno, iglesia, encargada de cuidar del templo
durante “la echada de agua” y vuelta a y las imágenes.
celebrar con la vida que otorgan los ele- Matachín. Cargo ritual masculino. Dan-
mentos naturales a las ranas y a las zantes de la Virgen. Flores.
tortugas, tras la muerte humana. El Oficio. Grupo ritual que se compone por los
cuerpo es entonces una entidad comple- pascolas, el Venado y los músicos.
ja, compuesta por la estructura corpo- Parbuli. Es la persona que no celebró el sa-
ral física y la entidad anímica, la cual cramento del matrimonio, pero tuvo
adquiere determinado nivel de concien- pareja y procreó hijos. Debido a que no
cia a través de los ritos de paso experi- obtuvo la tercera luz para guiar su vida
mentados durante el ciclo de vida. Las es considerado como un “niño”
características adoptadas por el jiapsi Sooria. Parte del cielo a que acceden quienes
durante la corporeidad humana defi- cumplieron cargos rituales en la iglesia.
nen las cualidades ontológicas que de- Takalaim. Cima hendida. Cerros fronteri-
terminarán su estado en el yo’o ania. zos que delimitan el territorio ances-
tral yaqui hacia el norte y el sur.
GLOSARIO Teéka. Cielo.
Temastián (temasti). Cargo ritual masculi-
Alpés. Cargo ritual femenino, su función es no, ayudante del maestro litúrgico.
macar con movimientos de bandera los Tenanche. Cargo ritual femenino, auxiliar
tiempos de cada escena ritual. de la kiyostei.

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Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis 47

Tetakawi. Cerro ubicado en Guaymas, tam- te”, en Giovanna gasPaRello y Jaime


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ANIMITAS: APROPIACIÓN URBANA DE UNA PRÁCTICA
MORTUORIA CIUDADANA E INFORMAL

Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma*

Resumen: Las animitas son un ejemplo paradigmático de una práctica ciudadana y espontánea,
que en su manufactura y gestión escapa a los parámetros y herramientas actuales de planifica-
ción. Para sostener esta afirmación este artículo presenta un análisis conformado por tres casos
de intervención formal con respecto a estos pequeños edículos (Autopista Central, 2004-2005,
Memorial Calama, 2007, Campaña “Manéjate por la vida” de conaset, 2011). Utilizando los ante-
cedentes desarrollados, el artículo nos presenta un modelo de análisis polivalente de carácter
antropo-espacial para este tipo de prácticas urbanas, que podría permitir la inclusión de éstas en
la planificación urbana.
Palabras clave: animitas, hologramas de la muerte imprevista, dialécticas urbanas, muerte
trágica.

Abstract: Roadside shrines are a paradigmatic example of a popular, spontaneous practice which
eludes all parameters and tools of real planning in their construction and the steps leading up to
it. To support this statement, the article presents an analysis of three cases of formal intervention
in these tiny shrines (Central Freeway 2004-2005, Memorial Calama 2007, conaset “Driving for
Life” Campaign 2011). Based on precedents discussed, the article presents a polyvalent anthropo-
spatial model for analysis for this sort of urban practice, in which these shrines could perhaps be
included in urban planning.
Keywords: “animitas” (roadside shrines), holograms of unforeseen death, urban dialects, trag-
ic death.

INTRODUCCIÓN: ¿QUÉ SON público, lo cual las inscribe en la prácti-


LAS ANIMITAS? ca de los muertos milagrosos practica-
do en toda Hispanoamérica;1 Cristian

L
as animitas, la mayoría de las
veces, son pequeños edículos de- 1
El culto a los muertos milagrosos en
dicados a quienes tuvieron una Hispanoamérica: la práctica de las animitas
encuentra prácticas homólogas en todo el conti-
muerte trágica acaecida en el espacio nente americano; en Argentina, según Coluccio
(2007), son denominadas capillitas, ermitas, ni-
*Doctor en desarrollo urbano y planeación, chos, santuarios; en Venezuela son conocidas
Université de Bretagne Occidentale, 2012. Lí- como “capillitas, ánimas” (Pollak-Eltz, 1989; Fi-
nea principal de investigación: arquitecturas nol, 2009; Franco, 2009); en Perú se denomina
informales, urbanismo participativo, religión “almas” al lugar donde alguien fue asesinado
popular, prácticas urbanas informales, antropo- (Plath, 1993), también se les dice “alma cruz”,
logía urbana. “tumbitas”, “nichitos”; en Paraguay y Colombia

49

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50 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

teriosas. Claudia Lira (2002) define las


animitas como objetos estéticos y tra-
dicionales, lo cual se inscribe en el
folclore y a la vez en el arte popular chi-
leno. Tras estas definiciones podemos
afirmar que las animitas son construc-
ciones dedicadas a ciertas personas y,
al mismo tiempo, una forma genérica
de denominar el alma de quienes tuvie-
ron una trágica defunción.

HIPÓTESIS: DIALÉCTICAS URBANAS


Y RESISTENCIA SOCIAL
DE LAS ANIMITAS

La teología, las ciencias religiosas y las


ciencias sociales describen el aspecto
religioso de estas prácticas populares
utilizando los términos de “mestizajes”
o “sincretismo” religioso, presuponien-
do que existe (o existía) una forma
pura, uniforme, coherente y no mezcla-
Figura 1. Animita presente en la ruta 68 que da de religión que luego se contamina
une Santiago con Valparaíso (imagen del au- con elementos exógenos” (Estermann,
tor). 2008: 4); este “sincretismo” es entendi-
do como una mezcla de dos o más tra-
Parker (1992) agrega que las animitas diciones culturales, dando paso a una
serían la versión chilena del culto a las nueva forma religiosa que es denomi-
ánimas practicado en toda Hispano- nada como “religiosidad popular”. Esta
américa. Oreste Plath (1993) definió visión tiende a asociar las prácticas re-
las animitas como cenotafios popula- ligiosas populares a las clases subal-
res, pues el monumento erigido cele- ternas y, en consecuencia, asocian
braría el alma del difunto en ausencia todas sus visiones, rituales y creencias
de su cuerpo que descansaría en el ce- como manifestaciones premodernas,
menterio; complementariamente, Ri- desviadas y subsidiarias (García-Can-
cardo Salas Astrain (1992) señala que clini, 1989: 191), que necesitan ser co-
las animitas no sólo son santos popu- rregidas y/o eliminadas. “Lo popular es
lares, sino que serían víctimas mis- en esta historia lo excluido: los que no
tienen patrimonio, o no logran que sea
les dicen “crucecitas”; en Brasil se denominan
reconocido y conservado” (idem).
capelas, capelinhas y en México son conocidas Cristian Parker advierte que “el
como santuarios, templos y/o capillas. pueblo tiene una y mil formas de vivir y

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 51

Figura 2. Animita casita moderna presente en memorial de animitas de Calama (imagen del
autor).

expresar su profunda fe religiosa, y por para el catolicismo popular esta sepa-


más que, externamente, acepte un con- ración no es tan tajante. Los fallecidos,
junto de pautas de la cultura capitalista especialmente los que van al purgato-
moderna, en sus propios ritos, lengua- rio, quedarían en un espacio interme-
jes, gramáticas y artes, revela una fe dio (ni aquí ni allá) por lo cual podrían
que resiste esa cultura dominante ame- eventualmente comunicarse con los
nazadora” (Parker, 1992: 12). vivos” (Lira, 2002: 78). Esta creencia
Cuando se habla de religiosidad po- tiene una estrecha relación con la no-
pular se advierte una doble acepción ción del ciclo vital de los pueblos pre-
de lo popular, una acepción religiosa y hispánicos, quienes no consideraban la
otra de carácter sociocultural (Parker, muerte como un corte del ciclo vital,
1992; Lira, 2002); en el caso de una sino más bien como una etapa más de
muerte trágica, las creencias presen- éste, por lo que el difunto poseía una
tes en la religiosidad popular chilena presencia espiritual entre los vivos.
estipula que el destino de un alma que Chertudi y Newbery (1966,1978)
tuvo una mala muerte es errar y penar explican que en un país de fuerte tra-
indefinidamente en el lugar, por lo que dición católica, se denominan cano-
tiene que ser respetada, venerada y nizaciones populares “aquellas que
cuidada: “los muertos siguen siendo tienen como objeto de culto personas
para de la comunidad e intervienen que han sido canonizadas por el pue-
positivamente en ésta. Pensamiento blo” (Chertudi y Newbery, 1978: 9),
no compartido por la religión católica, donde no ha intervenido la Iglesia católi-
para la cual los muertos se separan de- ca como institución, y que estas perso-
finitivamente de sus seres queridos nas son popularmente denominadas
habitando en otro plano. No obstante, “santos”, reinterpretando el lenguaje

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52 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

Figura 3. Cartografía de animitas de la región de Valparaíso 2010-2012


(imagen del autor).
oficial de la iglesia. Por otra parte, au- derarlas como una mera desviación del
tores como Parker (1992 y 1996), Ca- credo oficial se coarta la posibilidad de
rozzi (2005), Salinas (2005), Cerutti y entender cabalmente su complejidad y
Martínez (2010) plantean que la reli- pluralismo; en ese entendido conside-
giosidad popular es una herramienta ramos que el término religiosidad po-
de resistencia a un esquema de domi- see una carga semántica negativa. Por
nación, la cual desnaturaliza el orden ello utilizaremos el término de religión
social, resolviendo de forma paliativa popular acuñado por Cristian Parker
los problemas cotidianos a los que es- (1996), en cuanto se presenta como un
tán sometidos los sectores populares. concepto más integrador, e indepen-
Durante siglos esta herramienta diente de la dicotomía religión oficial y
ha creado su propia lógica, y al consi- religión no oficial.

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 53

En muchos casos la religión popular riales e inmateriales median entre la


es una expresión directa de una “resis- ciudad formal y la ciudad informal
tencia a situaciones de dominación, (Tardin Coelho, 2007), y entre creen-
la revancha simbólica de los pobres o la cias oficiales y creencias no oficiales,
desnaturalización del orden social por como declara Mónica Lacarrieu: “Po-
parte de los sectores populares” (Caro- dríamos aventurar que ha triunfado la
zzi, 2005: 14), y en el caso de las animi- ciudad de los ciudadanos, la ciudad de-
tas Salas Astrain (1992: 184) declara: mocratizada, la experiencia y cons-
“La calle en la cual ella se erige es la trucción sociocultural de la misma, la
zona del más fuerte; en ella las víctimas posibilidad de pensar la ciudad ya no
son siempre inocentes o casi siempre sólo desde el urbanismo tradicional,
inocentes. Es una religiosidad de los po- sino y sobre todo desde las imágenes y
bres pues el difunto que se celebra es por los imaginarios” (Lacarrieu, 2007: 48).
excelencia ‘el indefenso’”. Estamos de Las prácticas informales son ejerci-
acuerdo con la empatía hacia el inde- cios dialécticos de facto, por lo cual se
fenso, pero aseverar que la práctica presentan como expresiones de una
de las animitas pertenezca a una reli-
gión exclusiva de los pobres es excesivo,
pues hemos encontrado animitas en
todos los sectores de la ciudad, y si bien
existen un gran número en los sectores
más populares, este contraste se debe
a políticas nihilistas de ocultación por
parte de los sectores más acomoda-
dos, pues la práctica de las animitas es
considerada una práctica supersticio-
sa, molesta y estéticamente burda. No
es casualidad que en la ciudad de Viña
del Mar hayamos encontrado sólo 23
animitas (la mayoría en los sectores
populares) y que en la ciudad de Valpa-
raíso hayamos encontrado 81.
Complementariamente, las animi-
tas como práctica microbiana resisten-
te en el sentido planteado por Michel
Foucault (1980) y Michel de Certeau
(1990) forman parte íntegra de un
mundo informal que tiene sus propias Figura 4. Animita presente en el sector de
reglas, espacialidades, trazados, cons- Montedónico, Valparaíso. Es interesante
apreciar la cercanía de esta Animita respecto
trucciones y economías, las que son tan a la Iglesia del sector, pues revela la natural
o más importante que las del mundo convivencia existente entre ambas creencias
formal, y con sus expresiones mate- (imagen del autor).

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54 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

Figura 5. Lámina taxonomía arquetípica de las animitas; en la región


de Valparaíso hemos catastrado 219 animitas con las siguientes varian-
tes: 115 casas tradicionales, dos iglesias, 14 grutas, 17 orgánicas, dos
cruces, 11 casas modernas, una socio-institucional y 74 híbridas (ima-
gen del autor).

ciudad informal y democrática. En el destruir o ensuciar los objetos existen-


caso de las animitas, esta forma dia- tes. Este ejercicio es un calce formal y
léctica se expresa en las constantes espiritual de carácter colectivo difícil
construcciones y reparaciones que los de encontrar en otros espacios de uso
devotos realizan, lo cual resulta en una público. Paralelamente, en la mayoría
acumulación de objetos y ofrendas de animitas existen herramientas
donde cada cual adhiere su don sin para asear el lugar y las ofrendas, y en

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 55

caso de deterioros se dispone de bal- intentan descifrar los efectos de la glo-


des, tambores o cajas para depositar balización sobre el espacio urbano pe-
los objetos que se hubiesen despegado can de un excesivo reduccionismo”
o destruido. También es muy común (Muñoz, 2008: 198). Es justamente
que una animita de gran envergadura esta gestión de recursos la que ha per-
tenga un cuidador o un familiar encar- mitido a la práctica de las animitas
gado de limpiarla y remozarla cons- mantenerse por más de doscientos años,
tantemente. En estos casos la mayoría pues son muchos los casos de construc-
de veces existen alcancías para deposi- ciones de carácter público o privado
tar donaciones, que sirven para adqui- que se han visto enfrentados al conflic-
rir velas y/o objetos de aseo, y además to legal que presentan estos edículos.
estas personas suelen recolectar la es- Pero en la mayoría de los casos las ani-
perma de vela y venderla o reciclarla, mitas se han conservado, sin que esto
todo para mejorar y mantener la ani- haya sido una intención manifiesta de
mita. Es importante mencionar que los constructores y/o los propietarios;
estos acuerdos tácitos no están estipu- es como si nadie las hubiese visto.
lados por escrito; es decir, se trata de Es en este contexto que esta inves-
una forma social vehiculada por la ora- tigación intentara responder las si-
lidad, y todo chileno sabe cómo relacio- guientes interrogantes: ¿cómo integrar
narse con una animita. Esta cualidad estos lugares socio/espirituales a las
hace que las animitas sean tan pecu- planificaciones urbanas? ¿Podremos
liares y, a pesar de tener patrones for- crear una nueva concepción organiza-
males similares, resultan ser siempre cional urbana a partir de estos lugares
diferentes, además de que cada una se socio-espirituales?
esfuerza en distinguirse de otras ani- Para ello contrapondremos las ani-
mitas. Es decir, a pesar de su enorme mitas construidas por los ciudadanos
cantidad, en Chile es muy difícil en- con dos proyectos formales (Autopista
contrar una que sea igual a otra. Central, 2004-2005 y Memorial de Ca-
Esta cualidad, que remite al valor lama, 2007) que asumieron como parte
de lo local, puede situarse en el discur- integral de su construcción la presen-
so contrapuesto entre los valores de lo cia de las animitas, y un caso donde la
local versus lo global, donde este último forma de la animita fue utilizada como
—con un urbanismo y arquitectura es- imagen de una campaña publicitaria
tándar tiende a igualar lo local con le- de un programa gubernamental (Co-
ves diferencias. Francesc Muñoz naset, 2011).
(2008) lo define como la “urbanaliza-
ción”, pero esta urbanalización no se AUTOPISTA CENTRAL, REGIÓN
remite exclusivamente a lo formal, y METROPOLITANA DE SANTIAGO,
no “tiene tanto que ver con la homoge- 2004-2005
neización de las ciudades como, por el
contrario, con la gestión de sus recur- En 1961 Jane Jacobs señalaba que “los
sos, entonces las metáforas al uso que efectos destructivos de los automóviles

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56 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

no son una causa, sino más bien un sín- tas urbanas, cuyo argumento principal
toma de nuestra incompetencia para fue la descongestión vehicular:
construir ciudades” (Jacobs, 2011: 33), y
pareciera que urbanistas y planifica- Desde su origen el sistema de auto-
dores siguen cometiendo los mismos pistas ha sido sujeto de acaloradas
errores; un claro ejemplo de ello fue la polémicas, básicamente desde tres
construcción de autopistas urbanas en frentes. La primera, de índole econó-
la última década en Santiago de Chile. mica, discute el generoso subsidio que
La construcción de autopistas ur- el Estado estaría otorgando a las con-
banas está estrechamente asociada al cesionarias de las autopistas para
desarrollo económico de las ciudades garantizar la rentabilidad del nego-
globales (Sassen, 1999), pero no a su cio. La segunda, desde la perspectiva
desarrollo cualitativo micro-escalar, de la ingeniería de transporte, cues-
que permite el desarrollo de prácticas tiona la efectividad de abordar el pro-
urbanas particulares y heterogéneas, blema de la congestión vehicular a
pues estas carreteras de alta velocidad través de la construcción de autopis-
se insertan en un sistema global don- tas. Y la tercera, de índole urbano-ar-
de las ciudades compiten por atraer quitectónica, objeta el efecto que
mano de obra calificada, la que Ri- estas infraestructuras tendrán sobre
chard Florida (2002) denominara “clase los barrios y lugares que atraviesan
creativa”. Esta concentración cultural (Greene y Mora, 2005: 56).
ha tendido a homogeneizar el perfil so-
cial de un gran sector de los habitantes Esta red de autopistas posee una ex-
de la ciudad, homogeneizando los pai- tensión de 215 km; está dividida en seis
sajes urbanos ofertados. “La atracción vías concesionadas que cruzan la ciu-
de las jóvenes capas medias y altas se dad en sentido norte-sur (Autopista
convierte así en el elemento central de Central) y oriente-poniente (Costanera
las políticas urbanas, que dan prioridad Norte) al tiempo de estar conectadas
al desarrollo de las calidades de vida, por la circunvalación Américo Vespucio.
los equipamientos educativos, la cultu- Las infraestructuras viales de la ciu-
ra, el ocio y la propia imagen de la ciu- dad contemporánea crean complejos
dad” (Ascher, 2004: 48). sistemas continuos que reorganizan las
En países como Chile, donde la ca- movilidades y los intercambios, pero
pital (Santiago) centraliza de forma también estandarizan el paisaje y de-
cada vez más aguda el capital humano gradan las prácticas sociales-urbanas,
mejor calificado, la expansión territo- que Michel de Certeau (1990) deno-
rial genera distancias y congestiones minaba “prácticas microbianas”. Las
vehiculares que se hacen cada vez más autopistas cercenan la trama urbana,
insostenibles e incontrolables. En este desvinculando las relaciones inter-ba-
marco de descontrol urbano-territorial rriales y aumentando las segregaciones
centralizado, el Estado decidió desar- socio-espaciales. “Las personas que
rollar en Santiago una red de autopis- circulen por el sistema de autopistas

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 57

concesionadas perderán contacto con decidió desplazarlas y estandarizarlas.


los barrios que atraviesen, mientras los En un artículo referente a las obras
que circulen por el sistema sin pago anexas a la autopista, el arquitecto a
perderán conectividad con la ciudad cargo del diseño de estas animitas es-
global” (Greene y Mora, 2005: 58). tandarizadas expresa lo siguiente:
Si consideramos que uno de los
principales aportes de la arquitectura Finalmente desarrollamos un encar-
y el urbanismo a la ciudad es la confi- go insólito. Al ampliarse la faja de la
guración de espacios urbanos de inter- carretera, varias de las Animitas que
cambios socio-culturales, en los cuales existían previamente serían destrui-
los habitantes se relacionan e identifi- das por las faenas. La concesionaria
can cargándolos de memorias, anhelos, nos solicitó diseñar un elemento tipo-
e historias, entonces las eficientes au- lógico que reemplazara las que se de-
topistas urbanas de alta velocidad molerían. Optamos por diseñar un
simplemente atentan contra esta cohe- elemento de gran simpleza conforma-
sión espacial de escala variable (Jaco- do por un cubo de hormigón armado
bs, 2011; Choay, 2006). sobre el cual se instala una plancha
En el proceso de construcción de metálica de 10 mm de espesor. Este
la Autopista Central se tenía que am- pequeño elemento promueve las in-
pliar la faja fiscal de la antigua Ca- tervenciones de los deudos que las
rretera Panamericana, por lo que la han adaptado según sus deseos, tal
concesionaria, al verse enfrentada al como se presenta en las imágenes
destino de las animitas preexistentes, (Brahm, 2005).

Figura 6. Animita estándar y animita construida por los practicantes (imagen del autor).

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58 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

Con el fin de obtener la versión oficial se promueve una arquitectura contem-


de la construcción de las animitas es- poránea que intenta adaptar sus pa-
tandarizadas de la Autopista Central trones formales a una arquitectura
en Santiago de Chile, en 2009 envia- popular. Por otra parte, valoramos la
mos al Departamento de Prensa de la inversión y la preocupación por no
autopista concesionaria un cuestiona- destruir las animitas preexistentes,
rio que nos entregara sus visiones e optando por su traslado. No obstante,
intenciones con respecto a estas dimi- creemos que esta estandarización no
nutas construcciones. El Departamen- ha sido la mejor solución. En primer
to de Prensa manifestó que el principal lugar, se pensó la animita como un ob-
argumento fue darle continuidad a la jeto singular, por ello se entendió que
práctica de las animitas de la antigua la relación entre el objeto y el sujeto
Carretera Panamericana, otorgando (devoto) es única, y no se contempló la
a los familiares animitas con nuevos posibilidad de que un devoto pudiese
diseños. Esas nuevas animitas se cons- visitar varias animitas en un espacio
truyeron en lugares seguros tanto relativamente próximo. En segundo
para los familiares de los difuntos lugar, la construcción de una animita
como para los automovilistas de la au- está fuertemente asociada a los cáno-
topista, pues las animitas originales nes formales de los familiares que la
estaban emplazadas en la berma de la erigen, e imponerles un diseño con-
Panamericana y carecía de algún tipo temporáneo ajeno a su mundo implicó
de resguardo. El principal requeri- hacerles ver lo errado de sus cánones
miento que la concesionaria solicitó a arquitectónicos. En tercer lugar, al
la oficina de arquitectos fue diseñar anular los particularismos formales y
una animita simple, la cual a posterio- objetuales profundamente asociados a
ri podría ser intervenida y modificada la identidad del difunto, se estandariza
por los familiares. La concesionaria el espacio fundacional de la animita y
asegura que el personal a cargo del se tiende a crear animitas anónimas.
proyecto contactó a casi la totalidad de Finalmente, consideramos un error la
los familiares, consiguiendo el aval no implicancia directa de los familia-
de éstos para el desplazamiento de las res en el diseño y la construcción de las
animitas, y que durante el proceso de animitas, puesto que fueron ellos quie-
construcción de la autopista la conce- nes inicialmente las construyeron. A
sionaria logro catastrar 90 animitas, y pesar de lo dificultoso que pueda ser
ese fue el número de animitas cons- esta tarea, quizá el costo de construc-
truidas de manera estándar. ción de cada una de las animitas es-
La entrevista reveló las buenas in- tándar hubiese disminuido, pues la
tenciones de la concesionaria al velar inversión en la construcción de estas
por la seguridad de los peatones y au- animitas estándar alcanzó un total de
tomovilistas, impidiendo que las ani- 36 900 dólares; es decir, cada animita
mitas pudieran generar algún tipo de costó 410 dólares, lo cual contrasta con
trastorno del flujo vehicular. También el costo promedio de una animita ma-

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 59

nufacturada por sus propios usuarios expedita, la división Codelco Norte pro-
(75 dólares), y sin duda habría implica- puso trasladar dicho camino a una po-
do que el paisaje de la Autopista Cen- sición más al oeste, desvío que tomará
tral no habría sido tan monótono. el nombre de ruta B-24.
La construcción estandarizada de En la antigua ruta Calama-Chu-
las animitas de la Autopista Central es quicamata se encontraban 55 animi-
el eufemismo de un nihilismo paisajís- tas, y ante la demolición de la antigua
tico, pues los actores que gestionaron ruta se veían amenazadas, por ello el
el proyecto no decodificaron el profun- sindicato de trabajadores de la mina
do sentido que se esconde tras la ima- solicitó a la dirección de la división
gen de la animita y sólo se sustentaron Codelco Norte la protección, traslado y
en una constatación superficial, “pues construcción de un espacio conmemo-
la imagen no dice todo acerca de la ciu- rativo de carácter colectivo donde pu-
dad sobre la que se habla. Es en este diesen disponerse las 55 animitas en
punto en donde los imaginarios socia- cuestión, y de ese modo asegurar su
les le dan complejidad al tema” (Laca- permanencia.
rrieu, 2007: 54). Además de ser objetos Atendiendo a la solicitud de sus tra-
orgánicos que cambian al pasar del bajadores, la división Codelco Norte
tiempo, las animitas son también cata- decidió realizar un levantamiento geo-
lizadores socio-emocionales y son la referencial de estos pequeños cenota-
base de diversas relaciones socio-an- fios populares, y de este modo constatar
tropológicas (Ojeda y Torres, 2011). la envergadura e importancia de éstas.
Al analizar los datos obtenidos, pudi-
MEMORIAL DE ANIMITAS RUTA B-24, mos constatar que la animita más anti-
CALAMA, CHILE gua databa del año 1933, y la más
reciente de 2007, poniendo de manifies-
En el proceso de la presente investiga- to su continuidad, longevidad e impor-
ción se suscitó una especial atención tancia.
hacia las políticas de rescate y despla- Luego del reporte preliminar, la di-
zamiento que tuvo la división Codelco rección Codelco Norte decidió realizar
Norte, al construir un memorial dedi- el estudio y diseño de un memorial por
cado a las animitas que estaban pre- el desvío de la ruta B-24, cuyo objetivo
sentes en la ruta que unía Calama con final fuese crear un sitio simbólico
Chuquicamata. para conmemorar a todos los difuntos.
Con vistas a ampliar la explotación Codelco Norte encargó dicho estudio y
cuprífera, Codelco Norte decidió au- diseño del memorial para los difuntos
mentar la explotación de la mina “Mi- celebrados en las animitas, a la empre-
nistro Hales”. El ámbito de prospección sa proyectista Metaproject.
de la mina en cuestión se superponía a Los arquitectos para emplazar el
la ruta que unía Chuquicamata con Ca- proyecto utilizaron cinco criterios: 1)
lama; por ello, y con la finalidad de ase- accesibilidad y ubicación, por lo que el
gurar una exploración más segura y memorial debía estar emplazado en

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60 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

las cercanías de la ciudad de Calama, mativo, pues el día de la inauguración


posibilitando el acceso peatonal al lu- de la obra los familiares de los difuntos
gar. 2) Que el proyecto no interfiriera realizaron una procesión por toda la
con futuras intervenciones de Codelco ruta B-24, recogiendo de cada animita
en la ruta B-24; 3) que el memorial un elemento significativo que luego dis-
constituya parte integral del paisaje pusieron sobre la quinta plataforma del
desértico y, al mismo tiempo, no esté in- memorial. Este acto inicial fue clave
terferido por edificios industriales de para la construcción espontánea y
la mina. 4) Que el lugar del memorial apropiación colectiva de esa obra, pues
presente total factibilidad técnica, con el tiempo los familiares fueron tras-
tanto legal como constructiva; y 5) la ladando o reconstruyendo las animitas
implicancia comunitaria en las deci- dispuestas en la ruta B-24, sobre la
siones del proceso proyectual, además quinta plataforma del memorial, lo
de que el proyecto debía asumir una cual resultó en una mezcla entre arqui-
flexibilidad ante posibles intervencio- tectura contemporánea y arquitectura
nes de los familiares. popular espontánea e informal.
Con estos antecedentes, y enfrenta- Actualmente el memorial presenta
dos a la dificultad técnica y económica 55 animitas, número que, si bien coin-
que representaba trasladar las animi- cide con el número original de animi-
tas sin estropearlas o destruirlas, los tas de la ruta B-24, no representa la
arquitectos propusieron realizar un totalidad de las animitas originales,
memorial de animitas, una suerte de pues muchas de las ahora presentes en
animitorium. el memorial utilizaron partes de otras
El proceso proyectual y la elección del animitas para reconstruirse y otras sim-
lugar del memorial fue resultado de una plemente son la resultante de la di-
dialéctica entre los directivos de Coldel- visión de una animita en dos nuevas
co, los arquitectos, los trabajadores y el animitas; este fenómeno seguramente
obispo de Calama. Se decidió emplazar estuvo asociado al anonimato que pre-
el proyecto en la salida norte de Cala- sentaban 11 de las 55 animitas. Tam-
ma hacia Chuquicamata. El memorial bién destaca la reconstrucción de la
se emplazó a un costado de la Ermita única animita milagrosa dedicada a
del Cristo Redentor. Finalmente, sobre Erick Guzmán Matamoro (18-05-
el proyecto inicial se estableció la dispo- 2007), la cual tiene la proporción de un
sición de dos elementos simbólicos: el pabellón: una estructura de hormigón
primero una gran cruz cristiana que armado de 3 m de ancho por 6 m de
marcara el lugar, y en segundo lugar un largo y 2.30 m de altura.
zócalo sobre el cual estarían dispuestas En este caso destacamos la dialécti-
55 placas conmemorativas. ca generada entre proyectistas y usua-
Si bien el proyecto asumió la posibi- rios, la cual bien podría haber estado
lidad de intervención espontánea sobre enmarcada en una visión estratégica
el mismo por parte de los familiares, el del territorio de Calama, constituyén-
desenlace de la obra no deja de ser lla- dose como un proyecto de pequeña es-

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 61

cala y de respuesta inmediata ante cuatro fallecimientos diarios produc-


una necesidad cotidiana (Borja, 2003), tos de accidentes de tránsito, y fue
con lo cual se impulsa la futura partici- con la intención de reducir dicha cifra
pación ciudadana en la construcción y que la entidad decidió hacer una cam-
apropiación del espacio público. Sin paña que se desmarcara de la campa-
embargo, como muchos casos de parti- ña publicitaria habitual. Para ello se
cipación ciudadana, los actores no lo- centraron en la siguiente interrogan-
graron realmente consensuar sus te: ¿qué elemento está vinculado con
visiones y los profesionales vivieron “la las muertes de los accidentes de trán-
participación como una servidumbre sito y además está reconocido por la
molesta que solamente retrasa los pro- mayoría de chilenos? La respuesta fue:
cesos decisorios” (ibidem: 92). las animitas.
Tras lo cual creemos que si se qui- La campaña comenzó con una in-
siera extrapolar este proceso dialécti- tervención urbana en Santiago dispo-
co, debiese tomarse en cuenta todos los niendo 500 animitas estándar en
aspectos sociales involucrados y dejar varios puntos de la ciudad, la cual se
una parte esencial de la ejecución, repitió en varias regiones de Chile y en
transformación y mantención de lo diversos puntos de la ciudad, las cua-
proyectado a la informalidad, esponta- les en su interior señalaban el número
neidad y autogestión. “El derecho a la de muertes anuales producto de acci-
ciudad es una respuesta democrática dentes de tránsito. La encargada del
que integra a la vez los derechos de los programa con respecto a la campaña
ciudadanos y los criterios urbanísticos señaló: “Las animitas en general se en-
que hacen posible su ejercicio, en espe- cuentran mucho más en las zonas
cial la concepción del espacio público” interurbanas o en las zonas rurales, y
(Borja, 2011: 154). no adentro de las ciudades, entonces
¿por qué no traemos las animitas a la
CAMPAÑA “MANÉJATE POR LA VIDA”, ciudad fuera de las estaciones de me-
CONASET (NOVIEMBRE 2011-MARZO tro, a los lugares de mayor confluencia
2012) de peatones?” (María Francisca Yáñez,
encargada de la campaña “Manéjate
A finales del año 2011, la Comisión por la vida”).
Nacional de Seguridad de Tránsito Esta aseveración dista mucho de la
(Conaset) lanzó la campaña “Manéja- realidad, pues en nuestros catastros
te por la vida” (con un costo de 60 000 regionales hemos podido constatar que
dólares), la cual tenía como principal el número de animitas en carreteras
objetivo ampliar la alerta y cautela de y en las ciudades es casi el mismo; por
los automovilistas y peatones con res- ejemplo, en la región de Valparaíso re-
pecto a los accidentes de tránsito. En gistramos un total de 219 animitas, de
una entrevista realizada a la directo- las cuales 110 están presentes en las
ra del programa, la encargada señaló principales ciudades de la región y 109
que en Chile existiría un promedio de en carreteras. Lo que sucede es que en

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62 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

las carreteras las animitas se aprecian ción. Es decir el impacto social y urbano
con mayor claridad y en la ciudad sue- de estas animitas tiene un nivel mu-
len incrustarse o mimetizarse con sus cho menor al de las verdaderas animi-
entornos (Lira, 2002). Otro aspecto que tas, ya que las animitas estándar se
suscita una especial atención son los emplazaron en todo el eje de la línea 1
lugares elegidos para disponer las 500 del Metro de Santiago, concentrando
animitas, lo cual podría resumirse al la mayor cantidad de ellas en tres co-
Eje Poniente-Oriente de Santiago, reve- munas (Santiago Centro, Providencia
lando que la intervención se centró en y Las Condes), que por lo demás son
la red vial de los principales transpor- las que menos animitas reales presen-
tes urbanos (Metro y Transantiago). tan. Esta diferencia revela una visión
La territorialidad de la intervención superficial y poco informada de cómo
urbana realizada por Conaset dista los ciudadanos practican, habitan, in-
enormemente de la territorialidad tervienen e imaginan la ciudad en que
practicada por los ciudadanos que visi- viven.
tan, mantienen y cuidan las animitas, Consideramos negativa la utiliza-
pues si superponemos el catastro de ción de la imagen de la animita para
animitas de Santiago realizado por este tipo de campañas, pues se corre el
Magín Moscheni (2008) con el catastro riesgo de banalizarlas y estandarizar-
de las animitas estándar del Conaset, las, lo que atentaría con la perennidad
no encontramos ningún tipo de rela- de este patrimonio cultural (material e

Figura 7. Comparación fotográfica entre animita estándar de conaset y animita milagrosa de


Rumualdito en el centro de la ciudad de Santiago de Chile (imagen del autor).

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 63

Figura 8. Cartografía de la ciudad de Santiago de Chile y las animitas de cona-


set vs las animitas existentes.

inmaterial), en la medida en que las los aspectos socio-espaciales implícitos


animitas son un “resultado complejo y en una o varias animitas, y de este
conflictivo de imágenes, imaginarios y modo poseer antecedentes cuantitati-
representaciones sociales” (Lacarrieu, vos y cualitativos que posibiliten una
2007: 48). adecuada dialéctica urbana entre
usuarios y planificadores.
ANIMITAS DE LA REGIÓN DE Gracias a entrevistas con familia-
VALPARAÍSO res y practicantes de este culto hemos
constatado que las creencias y prácti-
Como podemos constatar, analizar e cas desplegadas en torno a la práctica
intervenir el espacio donde se encuen- de las animitas conforman una red de
tren animitas requiere de mucha pre- relatos, símbolos, hitos y significados
cisión, la cual sólo puede ser obtenida que se tejen de forma incesante sobre
mediante un modelo o esquema que el espacio urbano y rural (Lindón,
permita observar y comprender todos 2007). Mónica Lacarrieu (2007: 54) se-

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Figura 9. Polivalencia de las animitas (imagen del autor).

ñala que “el imaginario urbano consti- animitas como sujetos, como objetos,
tuye una dimensión por medio de la como lugares y/o referencias geográfi-
cual los distintos habitantes de una cas e hitos urbanos; esta polivalencia
ciudad representan, significan y dan es su mayor riqueza pero también su
sentido a sus distintas prácticas co- mayor dificultad, pues no se puede
tidianas en el acto de habitar”, y por comprender la práctica de las animitas
ello son parte constitutiva esencial de desde la parcialidad del objeto, del su-
los imaginarios urbanos que poseen los jeto o del lugar, se requiere una com-
chilenos. prensión que complemente dichas
Las entrevistas revelaron que mu- nociones, se requiere de una compren-
chos de ellos utilizan y entienden las sión multi-escalar.

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 65

Es por ello que decidimos poner en NOMBRE PROPIO + ITA


diálogo el mosaico de expresiones ma-
teriales que presentan las animitas En Chile el lenguaje corriente utiliza
como objeto y lugar, con las expresio- el sufijo “ita”, “ito” como un diminutivo
nes inmateriales recogidas de las per- para calificar objetos y sujetos de ca-
cepciones íntimas de los familiares y rácter inocuo, inofensivo, dócil y/o pe-
devotos de algunos casos estudiados. queño. Por ejemplo, casa deviene
Así, como elemento de análisis se utili- casita, niña deviene niñita y anima de-
zaron los testimonios orales recogidos viene animita; esta denominación
por medio de entrevistas a familiares, afectiva hacia las almas en pena tiene
entrevistas a devotos y visitantes de la una doble función; refiere al respeto
animita de Emile Dubois, mensajes de y/o al temor por las almas en pena, y al
placas de agradecimiento,2 514 encues- tamaño del ánima, por ello ánima
tas realizadas en diversos lugares de la como alma deviene animita, y su casa
ciudad, catastro geo-referencial de 219 viene a ser una casita. Por tanto, cuan-
animitas de la región de Valparaíso, y do se habla de animita se está haciendo
el registro fotográfico y planimétrico referencia al alma del difunto y a su
de éstas, poniendo en valor 23 animi- hogar.
tas milagrosas3 de dicha región. El nombre del alma que vive en
una animita puede poseer varios nom-
2
Entre junio y agosto de 2011, se realizó el bres y sobrenombres, pudiendo éstos
levantamiento de 1951 placas de agradecimien- variar en el tiempo. Un aspecto rele-
to presente en 23 animitas milagrosas de la re- vante es la modificación del nombre
gión de Valparaíso.
3
Cabe mencionar que las animitas milagro-
propio del difunto: de 219 animitas es-
sas son la máxima expresión formal y social de tudiadas en la región de Valparaíso, 18
este culto y está precedida de tres etapas no se- agregan el sufijo “ita” al nombre propio
cuenciales: construcción espiritual, duelo pro- del difunto, de las cuales 16 correspon-
longado, nacimiento espiritual (Ojeda y Torres,
2011). Las 23 animitas analizadas: 1907 Emile
den a animitas milagrosas, como se
Dubois, Valparaíso; 1931 Animita de Colón, Val- señala a continuación:
paraíso; 1938 Rosita, Valparaíso; 1942 N.N, Su-
bida Portales, Valparaíso; 1949 Virgen de la Emile Dubois “Emilito”, el “Finaito”;
Cantera, Valparaíso; 1951 N.N, Cerro Larraín,
Rosa, “Rosita”; Fabián Enrique Vega
Valparaíso; 1954 Isolina del Carmen Castillo, Vi-
ña del Mar; 1962 N.N, caleta El Membrillo, Val- Muñoz, “Fabiancito”; Aldo Mauricio
paraíso; 1992 Reinaldo, Valparaíso; 1994 Ita, Ayala Pozo, “Aldito”; Ivonne Castro
Viña del Mar; 1995 Palmira, Valparaíso; 1997 El González, “Ivoncita”; Juana, “Juani-
negro de los tarros, Con-Con; 1999 Sergio Ricar-
ta”; Julia Duarte, “Julita”; Luisa Sil-
do Roa Lecaros, Valparaíso; 2000 Johnny, Valpa-
raíso; 2003 Melany, Melanita, Viña del Mar; va Duarte, “Luisita”; Luis Manuel
2003 Margarita, Valparaíso; 2005 Fabián, Fa- Torres Castillo, “Manolito”; Margari-
biancito, Valparaíso; 2005 Manolito, Valparaíso; ta Verónica Miranda López, “Marga-
2007 Ivoncita, Aldito, Valparaíso; 2007 Juan Pa-
rita”; Palmira de las Nieves Howes
blo II, Viña del Mar; Gauchito Gil, Ruta-68, Di-
funta Correa 1 San Antonio, Difunta Correa 2 Alarcón, “Palmirita”; Sergio Ricardo
San Antonio. Roa Lecaros, “Sergito”; Melany S. Fi-

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gueroa, “Melanita”; Basilia del Car- corresponden a niños, cinco no presen-


men Díaz Galleguillos, alias “Ita”; tan edad y once están dedicadas a per-
Isolina del Carmen Castillo, “Isolini- sonas mayores de 18 años (de éstas,
ta”; Jorge Valdovinos Valdovinos, “Ne- once animitas se conmemoran 15 per-
grito”; Antonio Mamerto Gil, alias sonas, pues una conmemora cuatro
“Gauchito Gil”. personas y otra a dos personas).

Susana Chertudy y Sara Josefina 1. “Emile Dubois”: Emilito (40 años).


Newbery destacan en las prácticas de 2. El finaíto (edad desconocida).
muertos milagrosos en la Argentina “el 3. Rosa: Rosita (un año).
uso de diminutivos para designar a es- 4. Fabián Enrique Vega Muñoz: Fa-
tas ánimas veneradas (El Quemaito, el biancito (24 años).
Degolladito, Ramonita, Almita Sivila, 5. Aldo Mauricio Ayala Pozo, Ivonne
Telesita, Finaita Juanita, El Almita Castro González: Ivoncita-Aldito
Desconocida, la Calaverita, El Peladito, (54 y 60 años).
etcétera), revelan una gran carga afec- 6. Juana: Juanita (edad desconocida).
tiva unida a un acercamiento familiar 7. Julia Duarte y Luisa Silva Duarte:
al personaje” (Chertudi y Newbery, Julita-Luisita (44 y 26 años).
1978: 29). Este aspecto también está 8. Luis Manuel Torres Castillo: Mano-
asociado a la creencia de que las almas lito (38 años).
de los niños son más milagrosas que 9. Margarita Miranda López: Marga-
la de los adultos, por ello no resulta in- rita (54 años).
congruente que el sufijo ita esté asocia- 10. Palmira de las Nieves Howes Alar-
do al carácter milagroso de algunas cón: Palmirita (36 años).
animitas. Como señaló Vicuña Cifuen- 11. Sergio Ricardo Roa Lecaros: Sergito
tes (1915: 176): es de creencia popular (26 años).
que “los niños son ángeles hasta los sie- 12. Melany S. Figueroa: Melanita (tres
te años, y si mueren antes de cumplir- años, aproximadamente).
los van indudablemente al cielo”. Como 13. Basilia del Carmen Díaz Gallegui-
ya lo hemos explicado, esta creencia es llos: Ita (18 años).
homóloga al antecedentes aymara, que 14. Isolina del Carmen Castillo: Isoli-
dicta que los recién nacidos siguen na- nita (edad desconocida).
ciendo hasta sus siete años. 15. Jorge Valdovinos Valdovinos: Negri-
Esta creencia de que las potencias to (64 años).
milagrosas de un niño son mayores a 16. Antonio Gil: Gauchito Gil (38 años).
las de un adulto hace que los nombres
de las animitas popularmente mila- A nivel nacional se han registrado
grosas que hayan agregado el sufijo 52 animitas milagrosas (Parker, 1992;
“ita” se transfiguren y asuman el perfil Plath, 1995; Valenzuela y Loo, 2008;
de un niño. De las 18 animitas mila- Moscheni, 2008), de las cuales 30 agre-
grosas de Valparaíso que agregan el gan el sufijo “ita”, y diez corresponden
sufijo “ita” al nombre propio, sólo dos a niños.

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 67

APELATIVOS DE LA ANIMITA gar donde se emplaza; ejemplo: N.N.: la


“animita” de la avenida Playa Ancha
Otro aspecto relevante es la polisemia (98 casos). 2) Se utiliza el nombre propio
de la animita, pues sus devotos —ade- del difunto antes de fallecer; ejemplo:
más de transfigurar la personalidad Emile Dubois: la animita de “Emile
del difunto—, le otorgan diferentes Dubois”, la animita de “Dubois” (90 ca-
nombre y sobrenombre, lo cual es pro- sos). 3) El nombre propio más el sufijo
ducto de la confluencia de múltiples “ita”; ejemplo: Manuel Torres Castillo:
factores, entre los cuales está la afec- la animita de “Manolito” (18 casos). 4)
ción de la familia por el difunto, la con- Se utiliza algún apodo relacionado con
solidación de una relación personal el nombre propio o con sus cualidades
entre la animita y un devoto, la conso- espirituales; ejemplo: la animita de Fely,
lidación social de la animita como enti- la animita del Fito, la animita de Ken
dad milagrosa,4 lo cual derivaría en la (11 casos). 5) Se antepone “san o santa”
mitificación del sujeto animita y, por al nombre propio o al apellido; ejemplo:
tanto, en la diversidad de sus sobre- san Emilito, santa Ita (dos casos).
nombre, apelaciones y/o calificativos. Es desde esta perspectiva analítica
Es el caso de la animita de Romual- que podemos afirmar que la animita es
dito en Santiago: Romualdo Ibáñez, una expresión polisémica, en cuanto
Rumualdo Ivanes, Rumualdo Ivane, sus practicantes utilizan diversos ape-
Rumualdo, Romualdito, Reynaldo, Ro- lativos genéricos para referirse a ellas:
naldo, Rumaldo, Remialdito, Reinaldo. “grutitas”, “casitas”, “animitas”, “san-
Lo mismo en el caso de Emile Dubois tuarios”, “virgencitas”, y también po-
en Valparaíso: Emilio Dubois, Emilio, seen diversas formas para demostrar
Emilito, Dubois, Duby, Duvoi, don Emi- apego y devoción hacia una de ellas en
lio, o bien como santo, animita, o amigo particular: Manolo, Manolito, Manuel-
Emilio. cito, Luisito, Luchito, Ita, Itita, Romual-
Como conclusión podemos sostener do, Romualdito, Rumualdo, etcétera.
que la animita puede tener cinco tipos También es una expresión poliva-
de apelaciones, las cuales pueden con- lente en cuanto sus practicantes las
jugarse con el sufijo “ita”: 1) cuando la entienden como hogares de las almas
animita no presenta una estampa con- de los difuntos, las trazan y las habi-
memorativa del difunto se utiliza la tan como lugares antropológicos
apelación genérica “animita” más el lu- (Augé, 1992) y cuando hacen referen-
cia al alma-ánima del difunto que resi-
4
Conviene señalar que las animitas mila-
de en el lugar entienden la animita
grosas no están asociadas a un tipo de milagros como sujeto, otorgándole diferentes ca-
específicos, sino que generalmente cada una de racterísticas, connotaciones y espacios:
ellas realiza el milagro que los devotos le solici- animita como sujeto en tanto alma del
tan, es decir en la práctica de la animita no exis-
te la figura del “santo patrono”, pues no son
difunto; animita como lugar sacro en
considerados como divinidades intermedias, tanto hogar del alma del difunto; ani-
sino como divinidades absolutas. mita como lugar terrenal en tanto es-

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68 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

pacio donde acaeció la muerte (Ojeda desdibujando el pasado en a posteriori


y Torres, 2011). de un presente que se proyecta de for-
ma constante hacia el futuro. Enten-
HOLOGRAMAS DE LA MUERTE demos como espacio urbano de escala
IMPREVISTA humana lo que Françoise Choay (ibi-
dem: 223) define para el contexto del es-
En una perspectiva para un modelo de tudio del espacio medieval: “Como el
estudio del espacio urbano, Alicia Lin- ajuste entre el espacio edificado y su
dón (2007) ha propuesto el concepto de contexto próximo, físico o humano, que
holograma espacial: inspirado en el por su dimensionamiento a las medidas
procedimiento técnico de iluminación de nuestra corporeidad y por la articu-
que hace visible lo invisible (hologra- lación de los llenos y vacíos, condicionan
ma), se aplica al espacio urbano. El el despliegue de la intersubjetividad y
holograma espacial permite observar las formas del vínculo social”.
y comprender la compleja confluencia y Las relaciones recíprocas entre es-
superposición de prácticas sociales, pacio construido y espacio percibido,
imaginarios y constructos, los cuales entre lo subjetivo y lo objetivo, lo mate-
muchas veces son invisibles e indeci- rial y lo inmaterial, lo individual y lo co-
bles, y por defecto, inherentes al espa- lectivo, lo furtivo y lo permanente, lo
cio urbano. espacial y lo social, son las cualidades es-
tructurales que definen las animitas
El holograma espacial sería un esce- como un holograma espacial.
nario situado en un lugar concreto y La muerte trágica es temporalmen-
en un tiempo igualmente demarcado, te impredecible y espacialmente in-
con la peculiaridad de que en él están determinable, y por ello definimos las
presentes otros lugares que actúan animitas como “hologramas urbanos de
como constituyentes de ese lugar. la muerte imprevista” (Ojeda y Torres,
Esos otros lugares traen consigo otros 2011): en la religión popular chilena no
momentos o fragmentos temporales, sólo recuerdan una muerte violenta e
otras prácticas y actores diferentes imprevista, sino también revelan y acu-
aunque también pueden ser semejan- san la violencia de los sistemas econó-
tes a las que se están realizando en mico-sociales y culturales a que están
ese escenario (Lindón, 2007: 41-42). sometidas las clases más desvalidas
(Salas Astrain, 1992). Por ende, en la re-
El espacio urbano incluye todas las di- ligión popular la animita revela la
mensiones de la ciudad, entre ellas la percepción de una violencia latente e
de escala humana, que con su doble imprevista presente en el espacio urba-
condición de que quienes lo construyen no, representando lo que sucedió o lo
y habitan sin lugar a dudas constitu- que está por suceder, lo que tácitamente
yen un valor identitario (Choay, 2006); implica un sentimiento colectivo de in-
este valor es de carácter holográfico en justicia y de empatía ante la desgracia
cuanto se renueva constantemente, ajena (Salas Astrain,1992; Lira, 2002).

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 69

ESQUEMA URBANO DE ANÁLISIS pacial, se desarrollan otras prácticas


POLIVALENTE y actores que pueden poseer alguna
relación con la práctica propia al holo-
El holograma espacial es un escenario grama espacial; en el caso de los ho-
situado en un lugar fijo con una tem- logramas de la muerte imprevista
poralidad determinada, en este esce- (animitas) esto es apreciable desde va-
nario están presentes varios espacios rios ángulos, por ello dividimos el análi-
que constituyen ese lugar (Lindón, sis en tres partes: animita como objeto
2007). En dichos lugares, que se super- holográfico, como sujeto holográfico y
ponen para conformar el holograma es- como lugar holográfico, las cuales a su

Figura 10. Esquema de análisis polivalente de las animitas (imagen


del autor).

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70 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

vez se subdividen en tres manifesta- to, Valparaíso; 2007 Juan Pablo II,
ciones complementarias. Viña del Mar; Gauchito Gil Ruta-68,
La estructura tripartita de la ani- Difunta Correa 1 San Antonio, Difunta
mita como objeto consta de una clasifi- Correa 2 San Antonio).
cación de ocho arquetipos, una noción 1) Estética de la animita (observa-
estética y el proceso de construcción fa- ción pasiva); 2) construcción de la ani-
miliar de la animita. La estructura mita (entrevistas-observación directa);
tripartita de la animita como sujeto se 3) arquetipos de la animita (fotogra-
compone del escenario de muerte trá- fía); 4) escenarios de la muerte trágica
gica, la economía espiritual desplega- (entrevistas); 5) transfiguración del
da en la práctica, y del perfil social de sujeto animita (entrevistas-obser-
la animita después de morir. Final- vación pasiva y directa); 6) economía
mente, la estructura tripartita de la espiritual (entrevistas-observación di-
animita como lugar se manifiesta en recta); 7) etapas espirituales de las
las cinco etapas espirituales que deter- animitas (entrevistas- observación di-
minan el crecimiento de la animita recta); 8) colectividad de la animita
como lugar, la territorialidad de la ani- (observación directa); 9) imaginario
mita, y la tectónica y estereotomía de urbano de la animita (entrevistas); 10)
la animita y su adherencia urbana adherencia urbana (cartografías-levan-
(Ojeda y Torres, 2011). tamiento planimétrico); 11) el espacio
A continuación presentamos los 11 (estructural) tectónico/estereotómico de
criterios del esquema de análisis poli- las animitas (observación pasiva-levan-
valente que aplicamos a 23 animitas tamiento planimétrico).
milagrosas de la región de Valparaíso, Las cifras que arrojó el esquema re-
con sus respectivas herramientas de velan que prevalecería la estética popu-
análisis (1907 Emile Dubois, Valparaí- lar (21) y la religiosa (23), fantasía (10)
so; 1931 Animita de Colón, Valparaíso; sobre las otras posibilidades; en cuanto
1938 Rosita, Valparaíso; 1942 N.N. Su- a la construcción prevalece la colectiva
bida Portales, Valparaíso; 1949 Virgen (15) sobre la familiar (8); los arquetipos
de la Cantera, Valparaíso; 1951 N.N. más comunes son las orgánicas (18) y
Cerro Larraín, Valparaíso; 1954 Isoli- las casas tradicionales (17), donde la
na del Carmen Castillo, Viña del Mar; mayoría son híbridas (17) y monumen-
1962 N.N. Caleta El Membrillo, Valpa- tales (11). El escenario de muerte trá-
raíso; 1992 Reinaldo, Valparaíso; 1994 gica más común es el de la muerte y
Ita, Viña del Mar; 1995 Palmira, Val- tragedia (21) sobrepasando la muerte
paraíso; 1997 El negro de los tarros, por la justicia (1) y por violencia (2), lo
Con-Con; 1999 Sergio Ricardo Roa Le- cual tiene como consecuencia que la
caros, Valparaíso; 2000 Johnny, Valpa- transfiguración más común sea la de
raíso; 2003 Melany, Melanita, Viña del la persona común (15) y la persona ex-
Mar; 2003 Margarita, Valparaíso; 2005 cepcional (7), el caso de los delincuentes
Fabián, Fabiancito, Valparaíso; 2005 Ma- o pecadores (1) es excepcional. Todas
nolito, Valparaíso; 2007 Ivoncita, Aldi- tienen como economía espiritual el

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 71

agradecimiento, pues todas son mila- nacional y transnacional confirma la


grosas. La mayoría celebran individuos existencia o la noción de escalas espiri-
(20), cuatro son de temporalidad com- tuales de las animitas, donde algunas
plementaria y dos asincrónicas. En el son más milagrosas que otras y, por
imaginario urbano prima la escala lo- ende, alcanzan mayor notoriedad te-
cal (16) sobre la escala nacional (4) y rritorial: es el caso de Emile Dubois,
transnacional (3). Finalmente, en cuan- conocido a nivel nacional, y de la di-
to a la adherencia urbana la mayoría se funta Correa, un culto argentino que
presentan como animitas urbanas ado- ha llegado hasta Valparaíso. En cuanto
sadas a edificaciones (7), a equipamien- a la adherencia urbana, el hecho de que
tos (5) o a elementos vegetales y/o primen las adosadas a elementos orgá-
orgánicos (7), de las cuales 12 son tectó- nicos está asociada a la intención mi-
nicas y 11 estereotómicas, y todas pre- mética de supervivencia de las
sentan espacios de adherencia. animitas, y adherirse a edificaciones
Concluimos que la estética es plu- demuestra la fuerza del culto, pues ce-
ral, en tanto se aprecian por igual lo lebrar y respetar la muerte de un di-
popular y lo religioso; esta estética tie- funto prima sobre todo bien material;
ne un especial cuidado con el entorno estas dos últimas apreciaciones nive-
en la medida en que la mayoría de ani- lan las construcciones estereotómicas y
mitas son de carácter orgánico; parale- tectónicas de las animitas, y la presen-
lamente, la prevalencia de la casa cia de espacios de adherencias en la to-
tradicional sobre los otros arquetipos talidad de éstas demuestra la plena
confirma la estadística regional que vitalidad de estas animitas milagrosas.
prima la idea de hogar sobre la del
templo. En el caso de la construcción, CONCLUSIÓN
el hecho de que prevalezca la animita co-
lectiva sobre la individual confirma Cuando observamos la presencia de
la mantención y construcción colecti- animitas en el espacio urbano, carrete-
va de este culto. El hecho que el esce- ro y rural de Chile, nos percatamos
nario de muerte y tragedia sea el más que esta práctica bien podría actuar
común revela el profundo sentimiento como un indicador de las dialécticas
de empatía ante la desgracia ajena y/o conflictos que interrelacionan los
que tiene el pueblo chileno, lo cual conceptos de ciudad, espacio público y
hace posible la transfiguración de una ciudadanía, y que la estructura del es-
persona común hacia un espíritu de quema de análisis propuesto podría
cualidades milagrosas y ello, lógica- extrapolarse hacia la observación de
mente, conlleva a una economía espiri- distintas prácticas urbanas.
tual por agradecimientos. El hecho de
que prime la celebración individual so- La ciudad tiene una dinámica especí-
bre la colectiva es sólo un hecho fortui- fica que surge de las conflictividades
to. En el imaginario urbano, el hecho que generan estas contradicciones.
de que prime la escala local sobre la Conflictos entre instituciones, entre

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72 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma

colectivos de población, y de las unas tipo de prácticas ciudadanas, operan-


con los otros. Por ejemplo, en la medi- do de buena fe desde la ignorancia (como
da que la ciudad posee, es, un espacio lo fue el caso de la intervención urbana
público, hay más ciudadanía, pero del Conaset); por otra parte existen
también más conflicto sobre el uso de operaciones nihilistas, que utilizan una
este espacio (Borja, 2003: 23). serie de eufemismos para lograr sus ob-
jetivos (Autopista Central), y en otros
Jane Jacobs (2011) declaraba que el casos utilizan algunas herramientas de
urbanismo y la reconstrucción des- participación ciudadana para consen-
truían barrios, comunidades y micro- suar y sublimar procesos ya conclusos
espacios, arrancándole el alma de las (Memorial de Calama).
ciudades; Françoise Choay (2006), apo- Es así como las animitas se presen-
yándose en dicho discurso, declara que tan como paradigma de las expresiones
la muerte de la ciudad estaría dada informales de la ciudad contemporá-
por la desaparición de la escala inter- nea chilena, y revelan la posibilidad de
media o local, imposibilitando la in- que una ciudad pueda realmente plani-
tervención de los habitantes sobre el ficarse de forma democrática y partici-
espacio público (Agier, 2010). Por el con- pativa, donde una gran parte de la
trario, consideramos que las animitas construcción y apropiación del espacio
sostendrían y protegerían este germen público esté dada y planificada directa-
de intervención ciudadana de escala mente por sus habitantes, lo que Jordi
intermedia y/o local, construyendo ma- Borja ha llamado un urbanismo por
terial e inmaterialmente una red de metástasis o acupuntura (2003), y se
imaginarios urbanos que cualifican, enmarca en lo que el mismo autor ha
desde la informalidad, el espacio urba- definido como urbanismo ciudadano, el
no; es lo que Michel de Certeau (1990) cual “apuesta por el perfil identitario
denominaba prácticas microbianas, de lo urbano, atendiendo a la morfo-
las cuales expresaban una organizada logía del lugar, a la calidad del entorno
resistencia social ante las tendencias y a la integración de los elementos ar-
nihilistas de la planificación racional. quitectónicos excepcionales o emble-
Jordi Borja declara que el concepto máticos” (Borja, 2007: 45).
del derecho a la ciudad hoy sirve para Las animitas, como paradigma de
evaluar el grado de democracia de los construcción democrática e informal,
espacios públicos, y además “sintetiza, nos desafían a plantear y/o implemen-
orienta y marca el horizonte de los tar un sistema de planificación urbana
movimientos sociales democratizado- donde no sólo primen los factores socio-
res” (Borja, 2011: 156). Las animitas económicos y se incluyan factores espi-
sintetizan este ejercicio democrático rituales y sensibles, con mecanismos de
del espacio público y contrastan con desarrollo proyectual de democracia
numerosas políticas públicas e inicia- participativa que sean eficaces y se
tivas privadas, que en algunos casos adecúen a cada comunidad y lugar, evi-
desconocen el sentido profundo de este tando el tan común malestar entre los

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Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 73

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EL MONTAJE TEATRAL DE LAS IDENTIDADES.
PERSONAJES RANCHEROS Y ACTORES INDÍGENAS
EN LAS PASTORELAS DE LA SIERRA PURÉPECHA

Elizabeth Araiza Hernández*

Resumen: Muchos aspectos del ritual continúan siendo objeto de debate en antropología, confron-
tando diversas corrientes y autores, pese a ello, hay un punto en el que al parecer todos coinciden:
el ritual expresa, comunica y refleja la identidad de los grupos sociales que lo realizan. En este
artículo se reflexiona sobre el carácter problemático de este supuesto a través del caso de las pas-
torelas que se realizan en el territorio purépecha. Asumiendo que de cualquier modo no podemos
evitar recurrir a la noción de identidad, el texto nos plantea que en la pastorela no está implicada
una identidad sino una variedad de identidades. Éstas no son simple expresión o reflejo de la
identidad tal como se siente o se concibe en la vida ordinaria. En la pastorela las identidades se
presentan de manera inhabitual: se afirman y al mismo tiempo se niegan. Para ello la autora
hace una revisión crítica de las teorías clásicas del ritual y construye un enfoque alternativo.
Palabras clave: identidad, ritual, pastorela, purépechas.

Abstract: Many aspects of rituals are still the focus of debate in Anthropology, pitting diverse
schools of thought and authors in direct confrontation one with another. However, there is conver-
gence among them that rituals express, communicate, and reflect the identity of the social groups
who perform these rituals. This article reflects on the problematical character of this assumption
by examining Christmas plays carried out in the Purépechan area. Given that the idea of identity
cannot be overlooked, the text points out not one, but several identities are involved in these
Christmas plays. They are not simple expressions or reflections of identity as perceived in ordi-
nary life. In Christmas plays identities are presented in unusual ways: they are affirmed at the
same time they are negated. For this purpose the author undertakes a critical review of classic
theories of ritual and builds an alternative perspective.
Keywords: Identity, ritual, Christmas play (“pastorela”), Purépechas.

LA PASTORELA de representación escénica, ya sea ri-


tual o teatral, o ambas a la vez— que

L
a pastorela es una modalidad de remite, en principio, a un pasaje evan-
narrativa y de ejecución corpo- gélico en el cual se narran las vicisitu-
ral —o, para darse a entender des de los pastores en su afán de
rápidamente, digamos que es un tipo venerar el nacimiento de Jesucristo.
En un sentido, podría decirse que la
*Doctora en artes, filosofía y estética por la
Universidad de París 8. Especialidad en etnoes-
pastorela es una representación vi-
cenología. Profesora-investigadora de El Cole- viente de los nacimientos que en Méxi-
gio de Michoacán. co se acostumbra instalar durante la

75

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76 Elizabeth Araiza Hernández

Navidad. Sin embargo, tanto éstos pués de la Navidad, habría que tener
como el pasaje evangélico suelen adqui- en cuenta que cada poblado ha puesto
rir una variedad de formas según el el acento en una de las etapas o situa-
contexto social y cultural donde se rea- ciones asociadas al nacimiento del Niño
liza. Así, por ejemplo, las pastorelas del Dios. Acontecimiento que, pese a la di-
medio rural e indígena se distinguen versidad formal, constituye el punto
claramente respecto de las que se pre- unificador —vinculado estrechamente
sentan en contextos urbanos. En es- con la figura del diablo y a la del án-
tos últimos, la pastorela se asocia con gel— de este tipo de escenificaciones. A
los festejos navideños, por lo que resul- este respecto, si en algunos poblados
taría inconcebible realizarla en otra consideran más importante el día del
época del año. En cambio, en el medio nacimiento del Niño Dios, otros en
rural e indígena, pueden realizarse en el cambio otorgan mayor relevancia a la
mes de febrero, marzo e incluso en cual- visita de los Reyes Magos, mientras
quier otro momento del año. otros enfatizan el día en que el niño
Las pastorelas en el medio rural Jesús fue presentado al templo, otros
pueden formar parte de las fiestas del remontan hasta el día en que fue con-
ciclo de vida —bodas y bautizos—1 o cebido.3 De ahí que las pastorelas pue-
bien de celebraciones de carácter cívico dan realizarse desde diciembre hasta
—la visita de un funcionario—, y de marzo e incluso en julio y agosto. Ha-
festividades en que lo religioso, lo civil bría que considerar también que, en
—o cívico— y la reivindicación étnica algunas regiones, la presentación prin-
se imbrican, como por ejemplo el Año cipal de la pastorela se rige por un sis-
Nuevo purépecha.2 De modo que prác- tema de rotación que involucra a varios
ticamente cualquier ocasión festiva es poblados dentro de una región. En la
propicia para ver y realizar una pasto- zona lacustre de Michoacán, por ejem-
rela. Para entender por qué se siguen plo, la pastorela —al igual que la fies-
llevando a cabo en el medio rural des- ta del Corpus Christi o chananskua
(Castilleja, 2004) sigue un circuito de
1
En julio de 2010, en Huétamo, Michoacán, presentaciones: primero en un pobla-
se realizó una pastorela como parte de la cele- do el 24 de diciembre, luego en otro el
bración de una boda (Gabriela Zamorano, comu-
nicación personal).
6 de enero, y así sucesivamente, hasta
2
En el marco del programa de celebraciones culminar en Tócuaro el 4 o 5 de febre-
del Año Nuevo purépecha que se llevó a cabo en ro, cerrando el circuito. De este modo
Chilchota en febrero de 2008, se presentó un se crean las condiciones para que las
segmento —el diálogo entre los luzbeles y el ar-
cángel Miguel— de la pastorela que, no obstan-
personas que habitan en un poblado
te, se realiza de manera tradicional en diciembre
en Comachuén. Mientras en el Año Nuevo puré- 3
Es el caso de Santo Domingo, zona media
pecha que tuvo lugar en Jarácuaro, en febrero de de San Luis Potosí, en el que la presentación
2011, se presentó una pastorela que, como se in- principal tiene lugar el 18 de marzo debido a
dica en el programa es “danza representativa” que es el día en que el Niño Dios debió ser conce-
de la comunidad de Tsurumuta y de la región bido, por lógica, nueve meses antes del 24 de di-
lacustre. ciembre (García Lam, 2009).

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El montaje teatral de las identidades… 77

participen en las pastorelas de los po- que no exclusivo, ya que por lo común
blados circunvecinos, reforzando así entra en juego una multiplicidad de re-
los lazos de intercambio y reciproci- ferentes— el nacimiento de Jesucristo.
dad entre ellos.
Si consideramos al conjunto de po- ALGUNAS INTERROGANTES
blados rurales e indígenas donde las
pastorelas se llevan a cabo, año con año El propósito principal de este artículo
y de manera tradicional —involucran- es presentar los avances de una inves-
do a por lo menos tres generaciones de tigación en curso sobre las pastorelas
participantes— abarcaríamos una ex- que se realizan en el territorio purépe-
tensísima área geográfica. Tendríamos cha de Michoacán. En esta ocasión
que ampliar la mirada hacia el norte, centraré el análisis en la identidad o,
desde Nuevo México, Texas, Colorado, más precisamente, las identidades. Un
Arizona y California, e igualmente ha- postulado que —como veremos más
cia el sur hasta Honduras y Nicaragua; adelante— ha sido muy influyente en
en México, desde Yucatán y Oaxaca antropología, según el cual los rituales
hasta Nuevo León y Sinaloa pasando dicen y/o dan a ver lo que es un deter-
por Colima, Jalisco, Michoacán, Gua- minado grupo social, resulta, en un
najuato, Zacatecas y San Luis Potosí primer momento, muy sugerente e in-
(León, 1906; Cole, 1907; Robe, 1954; Ro- negable. Los rituales son una pantalla
mero Salinas, 1984; Sabido, 2000; Ara- en la que los grupos sociales se reflejan
cil et al., 2004; García Lam, 2009; tal como son, o tal como se conciben a
Albalá, 2002; Camacho, 2004). sí mismos y desean ser vistos por otros.
Pese a la variedad de formas que Pensándolo más detenidamente, surge
adquieren los escenarios, los persona- una serie de interrogantes: ¿por qué
jes, el vestuario y los objetos escénicos, para comunicar sobre su identidad las
podemos distinguir una pastorela por personas tendrían que recurrir a un
la presencia de dos personajes: el dia- medio tan complicado y que exige tan-
blo y el ángel. Éstos encarnan dos de to esfuerzo como el lenguaje corporal?
los valores fundamentales del ser hu- ¿Por qué no utilizarían medios que
mano: el bien y el mal o, para ser más resultan más directos y eficaces en
precisos en lo que concierne a los puré- términos de información y de comuni-
pechas, lo bueno y lo no-bueno, que en cación? Tratando de aplicar este postu-
idioma vernáculo se expresan con las lado para explicar lo que sucede en las
expresiones ampakiti y no ampakiti. pastorelas que se realizan en el área
Esta última palabra se usa también bajo estudio, surgen otras preguntas:
para referirse al diablo. Además, sabe- ¿si la intención es expresar la identi-
mos que se trata de una pastorela —y dad purépecha, qué vienen a hacer
no de un carnaval o de otro evento en personajes tales como los rancheros,
el que también aparece el diablo— por- los luzbeles y los diablos? ¿Si de lo que
que la lucha entre el diablo y el ángel se trata es de decir y mostrar la identi-
tiene como referente principal —aun- dad de los purépechas, por qué se ha-

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78 Elizabeth Araiza Hernández

cen pasar por rancheros —se visten y una cualidad a otra. En un segundo
se comportan como mestizos o blancos momento expondremos los argumen-
ganaderos, adoptan sus valores cultu- tos de una revisión crítica de las con-
rales y sociales— en el curso de la pas- cepciones de la identidad y de los
torela? Es reveladora a este respecto la enfoques antropológicos, que ven sig-
elocución de uno de los personajes: “Soy nos de ésta en el ritual. Por último ob-
ranchera de las buenas, ranchera ori- servaremos cómo se ponen en marcha,
ginal. Y toda mi descendencia, ranche- cómo se actúan las identidades en la
ros para adular” 4. Si el ritual expresa pastorela.
la cosmovisión de los purépechas, ¿por
qué la pastorela tiene como referente ¿ACASO LAS PASTORELAS TENDRÍAN
un pasaje evangélico que proviene pre- UNA IDENTIDAD?
cisamente de una cosmovisión impues-
ta por los españoles? ¿Por qué en la En los últimos años, con el auge de los
pastorela las identidades, étnica y de movimientos de reivindicación étnica y
género tienen que presentarse de ma- de la aparición de un sector social lla-
nera inhabitual? Me refiero, por ejem- mado intelectuales purépechas, se ma-
plo, a los aspectos siguientes: una nifiesta a la vez una tendencia, casi
afirmación de identidad es al mismo generalizada, a poner el calificativo de
tiempo testimonio de diferencia, una purépecha a buena parte de las prác-
expresión de halago es al mismo tiem- ticas sociales y/o culturales que se lle-
po burla, la de autoridad es sumisión, van a cabo en la región donde habita
provocando un efecto de contradicción. el grupo étnico en cuestión. Así, por
Así, por ejemplo, en su actuación los ejemplo, se han vuelto recurrentes ex-
rancheros unen identidades que en la presiones como “Corpus Cristi purépe-
vida ordinaria resultan incompatibles: cha”, “Carnaval purépecha” o “Pastorela
ser indígena y a la vez ranchero, ser purépecha”. La lógica de razonamiento
una mujer liberada y a la vez sumisa y que subyace a esta adjetivación sería
recatada, refrendar reconocimiento al más o menos la siguiente: la identidad
gobierno y al mismo tiempo culparlo es algo, un núcleo duro, una esencia,
de los males que soporta el ranchero. una cosa, que las personas tienen o de-
Cabe preguntarse, en fin, si acaso mos- ben tener; los purépechas tienen o
trar signos de etnicidad o reafirmar la deben tener una identidad, todo lo que
identidad étnica sería la única, o siquie- ellos hacen es por tanto purépecha, ya
ra la principal, finalidad de la pastorela. que esa esencia se plasma tal cual en
Para responder a estas interrogantes todo lo que ellos hacen. No es de sor-
primero haremos una exploración a tra- prender que asuman la idea, que revi-
vés del espacio y del tiempo para obser- saremos más adelante, según la cual los
var cómo la pastorela ha transitado de rituales expresan o comunican la iden-
tidad de los grupos que los realizan.
4
Notas de mi Diario de campo, Comachuen Esta tendencia a la “purepechización”
24 de diciembre de 2011. de prácticamente todo incurre en una

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El montaje teatral de las identidades… 79

concepción de identidad cuyos funda- fluido deba ser conceptualizado como


mentos esencialistas ya se encargaron una “identidad” (ibidem: 75). Por tanto,
de cuestionar, entre otros, Brubaker busco apoyo más bien en el plantea-
(2001: 66-85). Para los “identitarios” miento según el cual los rituales son
—es decir, aquellos que defienden tal una modalidad de la acción, cuya espe-
concepción y entre los cuales incluye a cificidad radica en que condensa identi-
ciertos académicos que son a su vez dades ordinariamente incompatibles
analistas y protagonistas de las políti- (Houseman y Severi, 1994; Houseman,
cas identitarias— resulta importante 2003 y 2008).
convencer a los demás y a ellos mismos Una vez hecha esta aclaración, en
de que la identidad es similitud, uni- lo que sigue haremos un recorrido por
dad y permanencia. Emiten mensajes la historia, no tanto para saber de
fundamentalistas y esencialistas, en dónde es —qué identidad tiene— o
tanto ellos buscan ante todo que los qué es una pastorela, sino cómo tran-
llamados de identidad tengan un efec- sitó de una cualidad a otra: de ser rural
to en la práctica (idem). Brubaker se- a ser urbana, de ser europea o españo-
ñala que las concepciones esencialistas la a ser purépecha, de extranjera a lo-
de la identidad prevalecen actualmente cal, de cristiana a pagana, de religiosa a
incluso en ámbitos académicos —o lo profana y así por el estilo. Valga insistir,
que él llama el discurso científico—, la pregunta central en este apartado es:
pese a la influencia tan grande que ha ¿cómo transitó una modalidad de ejecu-
ejercido la perspectiva constructivista. ción corporal para devenir pastorela?
Subraya que si bien hoy en día todo Si bien resulta incuestionable que
mundo acepta que la identidad es una lo que conocemos hoy como pastorela
construcción social, no obstante, con “los se inspiró en algún modelo provenien-
esfuerzos recientes por evitar reificar la te del continente europeo, es probable
identidad y por elaborar una teoría de que ya en ese transitar debió sufrir una
las identidades consideradas como múl- serie de transformaciones al grado de
tiples, fragmentadas y fluidas […] esta- que, una vez arraigada en suelo ame-
mos con frecuencia ante una amalgama ricano, adquirió un nuevo rostro. Sin
de lenguaje constructivista y argumen- duda a esto se debe que los eruditos,
tación esencialista (ibidem: 66). A este por ejemplo Horcasitas (1974), hayan
respecto, cabe aclarar que al sostener afirmado que aún no hemos logrado
en este artículo que las pastorelas po- encontrar datos fehacientes —libretos,
nen en juego y condensan varias iden- testimonios, crónicas— para demos-
tidades no necesariamente estoy trar que alguna de las pastorelas reali-
afirmando que estas identidades sean zadas durante el siglo xvi en lo que hoy
múltiples, fragmentarias y fluidas. es México tuviera como fuente directa
Como ya demostrara Brubaker, el cons- un texto español de la misma época.
tructivismo revela a su vez grandes li- Este autor señaló que si bien en mu-
mitaciones, por ejemplo: “No vemos por chos países europeos se realizaron,
qué lo que es múltiple, fragmentario y mucho antes de la Conquista, numero-

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80 Elizabeth Araiza Hernández

sas escenificaciones inspiradas en el antes. Así, a la pregunta —que acaso


tema del nacimiento del Niño Dios y resulte pertinente— de cuál es la pri-
en el de la adoración de los Reyes Ma- mera pastorela que se representó en
gos, no obstante éstas resultan en poco México, se responderá que es El ofreci-
comparables con las que se realizaron miento de los Reyes,6 representada du-
durante el siglo xvi en México (Horca- rante una misa en Tlaxcala un 6 de
sitas, 1974: 287). Es por eso que este enero de 1535 o 1536, o bien se refutará
autor reclama otorgar a la pastorela el este dato, dependiendo de la posición
lugar que verdaderamente le corres- que se tome en esta polémica.
ponde, y que los eruditos rara vez le Mis datos etnográficos indican que
conceden, en el campo de la literatura para quienes participan en las pasto-
mexicana y no de la española. Por con- relas actuales en la región purépecha
siguiente, las pastorelas de las que es- resulta fundamental la presencia de
tamos hablando tienen ciertamente los luzbeles o diablos. Podríamos decir
una identidad: son mexicanas. que la pastorela se distingue, respecto
Ahora bien, ¿cómo es que devinieron de otras modalidades de escenifica-
tales? Una vez implantadas en el conti- ción, por la presencia del diablo y, más
nente americano, las pastorelas debie- precisamente, por la lucha que éste es-
ron transitar de nuevo, esta vez de una tablece con el bien, o lo bueno, ya sea el
orden religiosa a otra, y forzosamente arcángel Miguel u otros personajes
en ese movimiento adquirieron nuevas que figuren dichos valores. En la re-
formas. A este respecto se anudan las gión purépecha no puede haber pas-
polémicas: ¿franciscanas o jesuitas?, torela sin el coloquio o diálogo de los
se preguntan aquellos para quienes al
parecer resulta importante otorgar una datos que interpreta —creemos— erróneamen-
carta de identidad a las pastorelas. En te de manera que llega a la conclusión de que la
efecto, algunos especialistas (Albalá, pastorela ‘fue creada, difundida y conservada
por los jesuitas y los alumnos de sus colegios’
2002; Horcasitas, 1974) sugieren que se […]. A los franciscanos corresponde, por tanto,
otorgue a los franciscanos la autoría de el mérito de la introducción del teatro de evan-
las pastorelas. Por tanto, su nacimiento gelización […] De esta forma, la representación
debe situarse en el siglo xvi. Otros (Ro- de la adoración de los Reyes Magos todavía se
conserva hoy en México como la adoración del
mero Salinas, 1984; Sabido, 2000; De ‘Niñopa’ en Xochimilco y tiene, con seguridad,
Híjar Ornelas, 2008), en cambio, asegu- su origen en la evangelización franciscana” (Al-
ran que sus verdaderos autores fueron balá, 2002: 378-380).
los jesuitas. Debido a ello, su acta de na- 6
Si se considera que las representaciones de
las sociedades prehispánicas eran todas de carác-
cimiento debe fecharse entre finales del ter ritual o ceremonias enteramente dedicadas
siglo xvi y principios del xvii,5 más no al culto religioso, se aceptará que El ofrecimien-
to de los Reyes constituye de hecho la primera
5
La nota de Albalá es reveladora del tono obra de teatro que se representó en el continen-
que adquiere esta discusión: “El origen de este te americano. Desafortunadamente, no dispone-
género tan popular hay que buscarlo en las pri- mos de documentación acerca de esta obra más
meras etapas de la evangelización de México. El que un breve comentario de Motolinía (Horcasi-
estudio de Romero Salinas aporta una serie de tas, 1974: 249).

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El montaje teatral de las identidades… 81

luzbeles y sin la danza de los cientos de rural antes que en zonas urbanas. Esto
diablos menores. A partir de esta ob- se explica por el hecho de que con fre-
servación se puede plantear la siguien- cuencia las zonas rurales quedaron
te hipótesis: si bien es cierto que la fuera de un estrecho control colonial.7
serie de obras con el tema de los Reyes
Magos, impulsada por los francisca- TRANSITAR HACIA EL TERRITORIO
nos durante el siglo xvi (El coloquio de PURÉPECHA
los pastores de Sinaloa, 1596; El ofreci-
miento de los Reyes, Tlaxcala, 1535 o Desde el estudio pionero de Stanley L.
1536; La adoración de los Reyes ¿1760? Robe, Coloquio de pastores from Jalis-
y La comedia de los Reyes, Tlatelolco, co (1954), las investigaciones sobre la
1607) no es la fuente directa de las pas- pastorela se han concentrado particu-
torelas que se realizan actualmente en larmente en dicho estado. Así lo indica
el medio rural, es probable que sí lo la cantidad —considerablemente más
fueran obras con otros temas e impul- extensa comparada con la relativa a
sadas por los franciscanos mismos. Me otros estados— de obras publicadas
refiero a las obras en que de algún modo sobre las pastorelas de Jalisco (Alba,
se representó al diablo. Dicho lo cual, es 1978; Sánchez Olmedo, 1993; Cama-
preciso reconocer que en esta serie do- cho, 2004, De Híjar Ornelas, 2008). Ha-
cumentada por Horcasitas (1974: 247- ciendo una revisión bibliográfica, así
33), en por lo menos tres obras, pese a sea somera, se puede constatar que
que el tema principal es la visita de los
Reyes y éstos los personajes centrales, 7
Debemos tener en cuenta que incluso en los
aparece ya el diablo. Tales obras son: periodos en que se intentó ejercer un control ab-
Los tres Reyes de Cuernavaca, 1535- soluto sobre prácticas consideradas como heréti-
1540; El auto de los Reyes Magos de cas, paganas, supersticiosas o idolátricas —que
Tlaxomulco, 1578 y La lucha entre san llegaron a ser calificadas y aún hoy en día, mani-
festaciones de culto al diablo—, como por ejem-
Miguel y Lucifer, Zapotlán, 1578. Las plo durante la Inquisición, las zonas rurales
dos últimas presentan rasgos que per- quedaron al margen. Así por ejemplo, Del Pino
duran en las pastorelas de la región sostiene, siguiendo a otros autores que han apor-
purépecha. Más adelante abundaré al tado pruebas fehacientes, que “los indios no estu-
vieran [estuvieron] finalmente sujetos al control
respecto. inquisitorial”. La lógica de razonamiento que
Para finalizar este apartado, y por sustenta esta interpretación se argumenta de
cuestiones de espacio, nos limitaremos este modo: “Algunos han relacionado de modo
tan sólo a mencionar el transitar de lo enfático la no injerencia inquisitorial directa en
el tema indiano con un concepto ‘paternalista’ de
rural a lo urbano, sobre el cual habría los españoles hacia los indios, creyéndolos inca-
que profundizar en futuros trabajos. paces de herejía o irresponsables de ella, en defi-
Podríamos suponer que como el teatro nitiva ‘menores de edad’ desde el punto de vista
es un fenómeno urbano, así también la religioso. Evidentemente hay argumentos para
sostener esta opinión incluso desde el punto de
pastorela. Pero, por sorprendente que vista jurídico (Juan Solórzano y La Nueva Reco-
parezca, en México las pastorelas se pilación indiana) y muchos religiosos argumen-
arraigan y se desarrollan en el medio taban de esta manera” (Del Pino, 2004: 284).

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82 Elizabeth Araiza Hernández

son más numerosos los textos —ar- pastores en purépecha”8 a manera de


tículos y libros— publicados en Esta- título, lo cual hace suponer que quizá
dos Unidos. Habría que profundizar en había una parte precedente que no ha
futuros trabajos sobre lo que ha moti- sido encontrada. Como quiera que sea,
vado este tratamiento desigual por re- las características del texto autorizan
giones. a colocarlo dentro del género de la pas-
Uno de los primeros —y a decir ver- torela (Nava, 2001: 135). Pastorela de
dad de los pocos— autores en llamar la viejos (Contreras et al., 1944),9 es el tí-
atención sobre la existencia de pastore- tulo de un texto anónimo encontrado
las en nuestra región de estudio fue en Quinceo, por uno de los miembros
Nicolás León (1906). Como parte de su de la misión alfabetizadora en esta lo-
magistral trabajo etnográfico sobre las calidad. Aunque lleva como subtítulo
tradiciones purépechas, este autor “para el año de 1912”, Adrián F. León,
aportó uno de los tres textos más anti- autor de la paleografía e interpreta-
guos de que disponemos hasta ahora, ción fonémicas, asegura que se trata
escritos en lengua vernácula. Me refie- de “una pieza redactada en las postri-
ro al libreto anónimo y sin título encon- merías del siglo xvi”. De ser así, Pasto-
trado en Pichátaro en 1883. Casi un rela de viejos sería en realidad el texto
siglo después, Fernando Nava (2001) más antiguo en lengua purépecha.
tradujo e hizo un minucioso análisis Como posible efecto de que estos tex-
de esta pastorela. En la conclusión de tos salieran a la luz pública —dos de
su artículo, el lingüista expresó su ellos en la prestigiosa revista Tlalo-
más profundo deseo de que éste sirva can—, el interés de los investigadores
para inspirar nuevas investigaciones. se centró en las dimensiones lingüísti-
Pero al parecer este llamado de aten- ca, verbal y discursiva de las pastore-
ción no ha provocado mayores reso- las de la región purépecha. Salvo quizá
nancias. el de García Mora (2011) y el de Amós
Cabe precisar aún sobre los tres (2001), la mayoría de los pocos estudios
textos antiguos en lengua purépecha: de que disponemos revelan una predi-
Pastorela de viejitos para solemnizar el lección por el análisis textual, en par-
nacimiento de Nuestro Señor Jesucris- ticular de los libretos escritos en lengua
to es el título de la más antigua pasto- vernácula, pese a que hoy en día prácti-
rela de que tenemos registro en camente todas las pastorelas de la zona
Michoacán. El etnólogo purépecha Pa-
blo Velázquez Gallardo encontró este 8
La transcripción al purépecha fue realiza-
libreto en Charapan, aun cuando en la da por el presbítero Cristóbal Romero, con fecha
portada aparece una leyenda: “Mo- del 14 de noviembre de 1883, en Pichátaro, pue-
relia, 1848”, especificando así lugar y blo perteneciente al actual municipio de Tin-
fecha de edición, pese a que se trata gambato; fue documentada por Nicolás León
(1906: 431-453).
de un manuscrito. En Pichátaro fue 9
Paleografía e interpretación fonémicas
encontrado otro texto con fecha de 1883, de Adrián F. León M. Versión tarasco-español de
con la inscripción “los nombres de los Hilario Contreras A., de Charapan, Michoacán.

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El montaje teatral de las identidades… 83

Figura 1. Localización del área de estudio (realización propia, 2011).

purépecha son habladas en español. A (Nava, 2001). Sin duda estos trabajos
través de la expresión lingüística plas- son una invaluable contribución, pero
mada en los libretos, se trata de remon- el conocimiento de las pastorelas de los
tar al origen e identificar la evolución purépechas se ha construido sobre la
de la pastorela mexicana y la de los pu- base de la expresión verbal en de-
répechas en particular (Aracil, 2004), o trimento de las dimensiones de lo no-
bien se intenta reconstituir aspectos de verbal, lo corporal, los elementos
la cultura y de las relaciones sociales escenográficos, el vestuario, los univer-
de los tarascos y de los purépechas sos sonoros, la música, la coreografía,

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84 Elizabeth Araiza Hernández

que son inherentes a la creación y la tierra y en la de México y otras, en las


ejecución de esta modalidad de repre- encinas y robles y otros árboles y es a
sentación escénica. manera de raicillas o barbas, asidas
Antes de concluir este apartado debo unas con otras, muy blandas y delica-
retomar un punto que quedó pendiente: das, que en lengua mexicana se llama
los aspectos presentes en tres piezas paxtle y sirve para muchas cosas” (ibi-
creadas bajo la dirección de los fran- dem: 101). Esta acción —ir al monte
ciscanos y que se preservan en las pas- para recolectar la planta que en pu-
torelas actuales. Acerca de Los tres répecha se llama terhendap’u y a la
Reyes Magos de Cuernavaca (¿1535 o cual se ha agregado el nuriten— que
1540?), no se proporcionan mayores deben realizar los varones solteros, du-
detalles sino que “se hizo un neixcuiti- rante un día y una noche, en un acto
lli para que sepáis cómo se puso la es- que además desempeña una función de
trella que guió a los tres reyes magos rito iniciático o rito de paso, es funda-
cuando fueron a visitar a nuestro se- mental para la preparación y ejecución
ñor”. A lo cual Horcasitas (1974: 251- de las pastorelas actuales. Tanto el
252) precisa que “juzgando por la tronco como la estrella y el portal re-
importancia que se le da a la estrella cubierto con estas plantas deben ser
en el corto pasaje, ésta debe haber sido elaborados cada año, sirviendo una
uno de los aspectos más sensacionales sola vez para este fin.
del drama, como lo fue en Tlaxcala y en Con respecto a la muy breve des-
Tlajomulco”. Justamente, la estrella cripción de Ponce sobre La lucha entre
sigue siendo de fundamental impor- San Miguel y Lucifer (Zapotlán, 1578),
tancia y en torno de su instalación en cabe aventurar que se hayan preserva-
la casa del carguero del Niño Dios, en- do dos aspectos, acaso a la manera de
cima de un enorme tronco de pino, se una vuelta a la vida de lo antiguo o na-
realizan una serie de acciones rituales, chleben en el sentido de Warburg
comenzando por la ida al monte, por (1999). Me refiero la postura corporal
parte de varones solteros, para elegir y del ángel “con una espada desnuda en
cortar dicho tronco. Por otro lado, res- la mano, como que hería a Lucifer”, y
pecto a la pastorela de Tlajomulco, la al gesto de éste “dando bramidos”
descripción de Ponce redactada por (Horcasitas, 1974: 557). La lucha entre
Ciudad Real (1976 [1568]), aporta de- estos personajes en las pastorelas de la
talles sobre la escenografía que en va- Meseta purépecha no es del tipo que
rios aspectos se asemeja a las uno esperaría, como una confrontación
pastorelas actuales de los poblados pu- cuerpo a cuerpo, con grandes adema-
répechas. Además del ya señalado nes, implicando una ampliación de los
modo en que se coloca la estrella, se movimientos corporales o aceleración
preserva la forma de construir la enra- del ritmo en los pasos. La derrota de
mada o el portal (de Belén), así como el Lucifer apenas es perceptible a los ojos
recubrimiento de éste con “uno como del público. Basta un gesto sutil del
moho o maehojo, que se cría en aquella ángel, un ligero levantar la espada,

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El montaje teatral de las identidades… 85

para que Lucifer caiga al suelo rendi-


do. La confrontación es más bien ver-
bal, con los largos parlamentos previos
y posteriores, pero más que las pala-
bras en sí lo que indica tal derrota es el
ritmo, el tono de la voz, la cadencia al
recitar, lo cual—como mencioné arri-
ba— es de suma importancia. Otro de
los gestos que se preservan es el bra-
mido, el cual se manifiesta constan-
temente durante la última parte de la
pastorela en que aparecen cientos de
diablos. A este respecto cabe mencio-
nar el espesor sensible y el sentido pro-
fundo que adquieren los universos
sonoros, en la pastorela, como en todo
ritual, sonidos que no se agotan en la
música, el canto, la plegaria.

ACTUANDO IDENTIDADES

En otros artículos me esforcé por des-


cribir lo más detalladamente posible lo Figura 2. Luzbel de Turícuaro, 2012 (fotogra-
que sucede en una pastorela, las se- fía de Juan José Estrada Serafín).
cuencias de que se conforma, los perso-
najes y la variedad de referentes a los de los luzbeles”, la adoración al Niño
que remiten, así como los universos Dios y la danza de los diablos menores.
sensoriales (Araiza, 2013; en prensa a En uno de estos artículos (Araiza, 2013)
y b). También hice alguna referencia al abordé el tema de la identidad centran-
transitar de una modalidad de actua- do la atención de modo particular en la
ción a otra en el marco de la pastorela segunda secuencia, es decir, en la que
(Araiza, 2013). En dichos trabajos ar- unos personajes llamados rancheros se
gumenté que para facilitar el análisis encargan de adorar al Niño Dios can-
podíamos considerar que las pastore- tándole una canción de cuna y bailán-
las se conforman por lo común de tres dole un zapateado. Se dedican también
secuencias. En lo esencial, porque por a relatar una serie de acontecimientos
supuesto habrá alguna versión en al- relativos más bien a la vida ordinaria.
gún poblado que presente solamente En este espacio me propongo abundar
dos partes o secuencias, en otros casos sobre la cuestión de las identidades.
habrá quizá cuatro o seis. Pero aunque El evento llamado pastorela inicia
sean más o menos, seguramente de to- cuando caen los últimos rayos del sol.
dos modos giraran en torno al “coloquio Unas notas musicales se encargan de

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86 Elizabeth Araiza Hernández

momento final en que tienen que de-


rrotarlos. Cada diálogo es precedido y
seguido por una “letra”, es decir, una
nota musical que enfatiza o atenúa los
lamentos ante la incertidumbre que
dicen experimentar estos personajes.
Los diálogos de los luzbeles se des-
pliegan en un constante interrogarse,
no solamente acerca de su propia iden-
tidad, en tanto que ángeles caídos,
sino también sobre la identidad de la
madre de Jesucristo que dicen es vir-
gen y sin embargo se embaraza. Ade-
más expresan duda sobre la identidad
del ser humano: ¿cederá éste a las ten-
taciones del diablo? ¿Es un ser bueno o
malo por naturaleza? En fin, los luz-
beles se lamentan ante la incertidum-
bre de saber quiénes son ellos mismos
y quién es el ser humano, qué ocurrirá
Figura 3. Luzbel de Tócuaro, 2010 (fotografía
en el futuro. Así, por ejemplo, uno de
de Elizabeth Araiza).
los tres luzbeles, Pereza, se expresó de la
anunciar el comienzo. Los primeros en siguiente manera:
aparecer son los luzbeles. Visten con
largas túnicas hechas con tela de ter- Para completar los siete vicios capita-
ciopelo, un velo —o bien una impre- les, Luzbel préstame tu mandato, ya
sionante máscara— cubriéndoles el sabes mi príncipe que mis obras son
rostro y sobre la cabeza llevan un toca- tales que no consienten en las cosas
do que les hace aparecer como seres buenas que intentan engañar con una
que tienen un cuerpo más grande que falsa prudencia, que una mujer será
el de un ser humano. Estos personajes aclamada como la protectora univer-
recitan largos parlamentos, ya sea en sal. ¡Ay que necedad de los sabios!
prosa o en verso, comúnmente en oc- Cómo va a ser que sea siempre Virgen
tosílabos. Los luzbeles pueden ser tres, si espera ser madre. Y es una loca de-
siete e incluso nueve y dialogan entre sí cadencia que los grandes sabios no
turnándose la palabra y dirigiéndose dan una explicación (Notas del diario
aparentemente al arcángel Miguel. En de campo de la pastorela realizada en
realidad son tres ángeles que en algu- Aranza el 25 de diciembre de 2010).
nas versiones aparecen a la vista del
público —en otras permanecen ocul- La segunda secuencia es —como ya he
tos—, pero no responden a las provoca- mencionado— la de los rancheros. Se
ciones de los luzbeles sino hasta el desarrolla instantes después de que fi-

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El montaje teatral de las identidades… 87

naliza el coloquio de los luzbeles. Lla- a ellos se presentan a sí mismos, cada


ma la atención que mientras estos uno a su turno, diciendo sus respectivos
últimos se interrogan insistentemente nombres y apellidos, el lugar de donde
sobre su propia identidad, la de la vir- son originarios o dónde radican. Es en
gen, la del propio Jesucristo y la del ser este sentido que podemos decir que
humano en general, los rancheros pare- mientras los luzbeles, que son los diablos
cen no dudar. Estos personajes apa- principales o mayores, dudan acerca de
recen en escena por pares, una mujer y la identidad, los rancheros al parecer es-
un varón, o bien formando una larga tán seguros de quienes son, de donde
fila con varias parejas (pueden ser desde vienen, cuál es su origen. Más adelan-
diez hasta cincuenta). Primero bailan te podremos apreciar que en realidad la
al son de una tonada que, en muchos afirmación de identidad es aparente
casos, fue compuesta especialmente porque al mismo tiempo estos persona-
para esta pareja, luego cantan una can- jes testimonian una ambigüedad.
ción de cuna. Se hace un silencio, y Finalmente, en algunas versiones
cuando la atención del público se dirige de la pastorela donde participan estos

Figura 4. Rancheras: pastorela de Turícuaro, 2012 (fotografía de Juan José Estrada Serafín).

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88 Elizabeth Araiza Hernández

Figura 5. Rancheros, pastorela de Comachuen, diciembre de 2011 (fotografía de Elizabeth Araiza).

personajes, los rancheros hacen comen- pan o adultera la leche, tal muchacho
tarios sobre cuestiones de la vida dia- que se fue “al otro lado” y tantos otros
ria, más que nada aludiendo a aspectos migrantes que ya regresaron al pueblo.
materiales: la posesión de grandes ex- La tercera secuencia es la que mar-
tensiones de tierra para el cultivo o la ca el final del evento llamado pastore-
crianza de animales, el carácter lujoso la; en algunos lugares se conoce como
de las cosas que tienen, la belleza, ho- danza de los diablos. En efecto, ésta
nestidad y rectitud de su esposa o es- consiste por lo esencial en que apare-
poso. Por momentos, esta ostentación cen decenas e incluso cientos de dia-
de riquezas se intercala con referen- blos cobrando una variedad de formas:
cias a los acontecimientos: la actuali- una máscara que claramente remite a
dad, como por ejemplo, el atentado del los políticos del momento, por ejemplo
11 de septiembre en Estados Unidos, algunos ex presidentes como Salinas o
el fraude electoral en México, etcétera. Fox; o bien a algunos militares o nar-
También remiten directamente a la ac- cos, personajes sacados de programas
tualidad local, como por ejemplo tal se- de televisión, artistas, etcétera. Estos
ñor que en su tienda vende más caro el diablos menores no hablan, simple-

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El montaje teatral de las identidades… 89

Figura 6. Diablos menores en la pastorela de Comachuen, diciembre de 2011 (fotografía de


Elizabeth Araiza).

mente bailan y brincan por las calles, sionantes máscaras o los misteriosos
la plaza o cualquier lugar del poblado. velos. En principio nadie debe saber
Por momentos emiten sonidos gutura- quién es el actor que encarna a tan te-
les que semejan bramidos. De hecho, rribles personajes. En cambio, la iden-
algunos parecen encarnar a ciertos tidad de quienes interpretan a los
animales (perro, toro, vaca, víbora) o al rancheros queda al descubierto ante la
diablo cuando cobra el disfraz de algún mirada del público. Por ello, ante estos
animal. Los diablos menores también actos no resulta convincente una inter-
parecen poner en duda la identidad, pretación en el sentido de visibiliza-
pero se interrogan acerca de quiénes ción de lo que la persona o el grupo es:
son los otros: los políticos, los anima- asistimos a un juego entreverado don-
les de la naturaleza o el diablo mismo. de unos actores se dan a ver, otros se
Es interesante observar, además, hacen visibles y a la vez se ocultan.
que quienes interpretan a los luzbeles Estas observaciones etnográficas
y a los diablos menores mantienen su nos conducen de vuelta a las pregun-
identidad oculta detrás de las impre- tas planteadas al comenzar este ar-

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90 Elizabeth Araiza Hernández

Cuadro 1. Secuencias de la pastorela (elaboración propia, 2013)


Secuencias Coloquio de los Adoración al Niño Danza de los diablos
luzbeles Dios menores
Función Marca el inicio de la Intermedio Marca el final de la
pastorela pastorela
Personajes Luzbeles: diablos Rancheritos (en Diablos menores
terroríficos, provocan algunas versiones (también llamados
miedo son pastores, viejitos, changos, negros o
ermitaños) chalis) que provocan
risa
Identidad Duda sobre la identi- Certeza de la propia Cuestionar revelando
dad del ser humano identidad y unión de y al mismo tiempo
identidades nominal- ocultando la identidad
mente incompatibles de los otros

tículo. Ciertamente, la cuestión de la rías. Para la antropología clásica, el ri-


identidad está implicada en cada una tual es un mundo que contiene todos los
de estas secuencias, no obstante, es mundos: estructura social, cosmología,
claro que lo que está en juego es algo mitología, visión de mundo, sistemas de
más complejo que un acto que consisti- dominación y poder, etcétera. Por tanto,
ría simplemente en hacer visible la el ritual debe contener también la iden-
identidad del grupo social concernido tidad colectiva de las sociedades que
¿Cuál sería el marco de interpretación habitualmente estudian los antropólo-
antropológica que nos permitiría iden- gos. En efecto, en él se han querido en-
tificar, analizar y comprender ca- contrar signos, testimonios, rasgos de la
balmente este tipo de eventos? En lo identidad (Díaz, 1998 y 2004). El para-
que sigue expondremos una revisión digma del Aleph sigue orientando mu-
—que no tiene pretensiones de ex- chos estudios sobre el ritual. Se puede
haustividad— sobre cómo se ha articu- reconstituir la genealogía intelectual
lado ritual e identidad en el campo de la arraigada en concepciones del ritual co-
antropología. mo auto-representación del grupo social;
o como puesta en escena de los pape-
RITUAL E IDENTIDAD EN les sociales; o como puesta en actos
ANTROPOLOGÍA de la identidad o de la cultura. Recorde-
mos que, para Durkheim (s.a.: 555), en
En su magistral estudio sobre las teo- el ritual un colectivo se representa a sí
rías antropológicas del ritual, Díaz mismo para celebrar su unidad y ga-
Cruz (1998) demuestra hasta qué pun- rantizar así la cohesión social. Para
to el paradigma de Aleph, un punto del Gluckman ([1965] 1978), en el ritual se
universo que contiene todos los puntos, ponen en escena los papeles que cada
inspiró la construcción de dichas teo- individuo desempeña en la vida ordina-

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El montaje teatral de las identidades… 91

ria, resolviendo así los conflictos que ritual (Díaz Cruz, 2004: 410). No so-
genera la confusión de dichos papeles, lamente sigue predominando este tipo
y con ello la disolución de los lazos so- de lógicas en las interpretaciones de
ciales. Por su parte, Turner sostiene la identidad étnica en México, sino de la
que “es a través de las performances identidad regional en otras áreas geo-
rituales y teatrales que las culturas se gráficas, tal como se evidencia en la si-
expresan de manera más contundente guiente cita, que hace referencia a la
sobre sí mismas y adquieren concien- fiesta de la que el ritual es parte consti-
cia de sí mismas” (citado en Goody, tutiva:
1999: 147). En fin, más recientemente
se acuñó la expresión “ceremonia defi- […] un agregado social entra en con-
nicional” para referirse a un tipo de tacto con las fuentes últimas de su
ceremonia en la que “los grupos socia- identidad y reconstituye la experien-
les se dan a ver tal como son o como cia de comunidad imaginada mediante
desean ser vistos por los otros” (Díaz la actuación de grupos específicos
Cruz, 2004: 411). Así, dado que los gru- como agentes del ritual festivo. Evi-
pos sociales se representan o se ponen denciando y exaltando identidades y
en escena a sí mismos por medios ri- religación, contribuye a la toma de
tuales, el ritual sería una expresión de conciencia y a la creación de identi-
la identidad colectiva. O bien, puesto dad colectiva […] Potencial que no ha
que los grupos sociales se dan a ver tal perdido en las sociedades multicultu-
como son o tal como desean ser consi- rales y globalizadas de la modernidad
derados por los otros, el ritual es una tardía, ya que vehicula la expresión
pantalla transparente, un espejo en el de identidades heteróclitas (Homobo-
que se reflejaría la identidad colectiva. no, 2004: 33).
Numerosos estudios actuales inten-
tan situarse en esta línea, en ocasiones Al respecto, cabe subrayar el cuestiona-
simplificando y reduciendo demasia- miento que dirige Díaz Cruz a las citas
do aquellas interpretaciones de los que él retoma, poniendo en relieve, ade-
clásicos, tal como en las citas que Díaz más de la reificación en que incurren,
Cruz retomó de los estudios antropo- el hecho de que no aportan pruebas so-
lógicos actuales en México, por resul- bre cómo es que el ritual (o incluso el
tar “axiomáticas y representativas de ciclo ritual anual) puede expresar la
la continuidad hasta nuestros días del enorme complejidad de la cosmovisión
paradigma del Aleph”. Tales citas afir- del mundo, según se trate de la inter-
man que “en las prácticas rituales se pretación de un adepto o no […] cómo
expresan las ideas que (los yaquis y es que los rituales podrían garantizar
los mayos) tienen del orden y del por ellos mismos y por la efervescencia
mundo”; “estos rituales representan que suponen la identidad colectiva y la
la cosmovisión del grupo”; “la identi- unidad social, o mediatizar los conflic-
dad colectiva de la comunidad está ga- tos que son de naturaleza estructural
rantizada por la celebración de este (Díaz Cruz, 2004: 410).

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Es cierto que no todas las inter- En numerosos rituales, las personas y


pretaciones del ritual como puesta en los grupos deben manifestarse recí-
escena de la identidad colectiva si- procamente sus papeles. Los reyes,
guieron al pie de la letra las indicacio- los jefes, los parientes de un rey tie-
nes de Durkheim; es decir, pone nen papeles prescritos luego de la
énfasis en la cohesión social. Por ejem- instalación del rey […]. Los actos ri-
plo, Gluckman y después Turner se tuales prescritos de los participantes
interesaron en el conflicto y en los pro- pueden incluir la representación di-
cesos de fisión implicados en el ritual recta de su papel cotidiano presente o
y en la vida ordinaria. Si para Durk- futuro, como cuando una futura es-
heim el ritual es una representación posa se encarga de cuidar a su bebé,
del grupo social por medio de la que realizar los quehaceres de la casa, re-
éste se celebra a sí mismo, teniendo coger leña para el fuego o la cocina. O
como efecto la reafirmación de lazos bien cada participante puede ejecutar
sociales, la unidad y cohesión social, (perform) un acto altamente simbóli-
para Gluckman el ritual es la puesta co. O incluso un participante puede
en escena de papeles sociales —que en invertir el papel que desempeña en la
la vida ordinaria tienden a disolver- vida diaria, como cuando un tío ma-
se— y tiene como efecto la resolución ternal Iatmul en el Naven se viste
del conflicto social. Como señala Las- como una vieja viuda repugnante y se
sègue (2003), no queda claro en la vuelve grotesco y ridículo para mag-
teoría de Gluckman (1965) —y podría- nificar los logros del hijo de su herma-
mos agregar que tampoco en la de na (Gluckman, 1965: 251).
Durkheim— en razón de qué los lazos
sociales tenderían a disolverse por sí Turner también enfatizó el conflicto y
mismos. De acuerdo con el comentario consideró el ritual como una puesta en
crítico de Lasségue, Gluckman atribu- escena de las identidades colectivas,
yó la necesidad de poner en escena los aunque apelando a una categoría más
papeles —podríamos decir la iden- extensa, que es la cultura. Goody (1999)
tidad— de las personas por medios ri- se encargó de revelar las limitaciones
tuales, a la confusión que estos generan de esta idea turneriana —aprobada
en la vida ordinaria. De acuerdo con plenamente por Schechner (2000; 2003
este autor, en las sociedades tribales se [1988]) y por la corriente de los estu-
generan dos tipos fundamentales de dios del performance—. Lo que Goody
conflicto: los que se provocan debido a objeta es lo siguiente:
las diferencias de intereses económi-
cos, políticos, etcétera, y los que se ge- Dos aspectos quedan poco claros en el
neran por la confusión de los papeles. postulado de Turner. En primer lugar,
A estos últimos nuestro autor les llamó la reificación de la cultura a la que se
conflictos de profundidad y a aquéllos supone depositaria de unos “significa-
conflictos de superficie. La explicación dos, valores, objetivos fundamenta-
es como sigue: les”. Pero ¿esto es cierto? ¿Podemos

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definir estas características, incluso una sociedad dominante (Díaz Cruz,


de manera poco precisa, en cualquie- 2004: 411). En la medida en que los
ra de las “culturas” que conocemos? grupos étnicos han sido sistemática-
¿Cuánto tiempo persisten? Este enfo- mente marginados, invisibilidados y
que enfatiza, inevitablemente, el ca- tratados de manera desigual por parte
rácter homogéneo de la vida humana, de las sucesivas sociedades dominan-
mientras que un punto de vista alter- tes, son los que de manera particular
nativo, más realista, resaltaría los han recurrido a la puesta en escena
conflictos y las contradicciones inhe- para hacerse visibles, para darse a ver
rentes a aquel. Turner tiene en cuen- tal como son o quieren que los demás
ta el conflicto pero solamente en la los vean. De hecho, la mayor parte de los
fase reparadora del teatro de conteni- estudios sobre identidad étnica, por
do social (Goody, 1999:147-148). ejemplo Bierschenk (1995: 457-458),
admiten que ésta es una construcción
Con el auge, en los últimos años, de los social y que los rituales contribuyen
movimientos de reivindicación étnica y largamente a dicha construcción, dado
de defensa de las diferencias raciales, que no solamente expresan los valores,
sexuales y de género, está cobrando principios, significados, metas funda-
particular sentido la noción de defini- mentales, sino que hacen visibles a los
tional ceremony (ceremonia definito- grupos étnicos tal como son.
ria) (Myerhoff, 1982 y 1986).10 Esta vez Para concluir este apartado cabe su-
los conflictos están asociados a las si- brayar algunos puntos críticos implica-
tuaciones de desigualdad, margina- dos en la idea de ritual como pantalla
ción e invisibilidad provocados por las transparente, donde se refleja la identi-
jerarquías sociales, las relaciones de dad individual o colectiva. El principal
dominación y de subordinación. Los es que no podemos aportar pruebas de
grupos sociales y las personas constru- que lo que se expresa en el ritual co-
yen contextos particulares para narrar rresponde con lo que sienten las perso-
cómo son sus vidas, su identidad y sus nas involucradas. Pareciera que hay un
relaciones con los otros. Así, se definen movimiento mecánico y unívoco entre
tal como desean ser vistos por los otros, el sentimiento o la concepción de iden-
muestran la manera en que se conci- tidad colectiva que se construye en la
ben ellos mismos. La ceremonia defini- vida ordinaria y la que se muestra en
toria es utilizada en los lugares donde un escenario, sea ritual, ceremonial o
el pueblo sufre una crisis de invisibili- teatral. Es decir, las diferentes perspec-
dad, de marginación, de desigualdad, tivas que hemos revisado hasta aquí
de desprecio o cuando luchan contra soslayan o no consideran en su justa
medida el trabajo de creación, modifi-
cación, invención y/o transformación
10
La especificidad de este tipo de ceremonias es-
triba en que “provide opportunities for being seen and
implicados en el ejercicio mismo de
in one’s own terms, garnering witnesses to one’s own puesta en escena del ritual. No tienen
worth, vitality, and being” (Myerhoff, 1986, p. 267). en cuenta, como señala Houseman

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(2003 y 2008), lo que quizá es esencial de esas realidades particulares” (idem);


para los rituales, a saber: lo que cuenta por tanto, las relaciones sociales ordi-
es la acción, el acto realizado, no lo que narias se actualizan, se re-contextua-
sienten o expresan las personas que eje- lizan, en el ritual; los rituales condensan
cutan dichas acciones (una obser- modalidades de relación social ordina-
vación ya señalada por Durkheim); de riamente incompatibles. Por último,
todos modos, subraya Houseman los rituales aportan a las personas un
(2008), como no podemos entrar en el marco para la experiencia, que es la
interior de los sujetos rituales bajo es- experiencia personal de participar en
tudio para saber qué es lo que real- las relaciones instauradas en el curso
mente sienten o piensan, sólo podemos de la actuación.
basarnos en los actos que podemos ob-
servar. Si bien los rituales implican IDENTIDADES ORDINARIAMENTE
poner en actos algo como historias, mi- INCOMPATIBLES
tos, conocimientos o estados de ánimo
sobre uno mismo o sobre los otros, esto Cabe detenerse para observar más
no quiere decir que su finalidad sea la de cerca lo que sucede en la secuencia de
de comunicar o informar, por ejemplo, los rancheros. Claramente, los purépe-
acerca de la identidad de un grupo so- chas no se muestran tal como son, ni
cial o de una persona. Si se ponen en- tal como desean ser vistos por los otros.
tre paréntesis las presuposiciones de No podríamos aportar pruebas de que
la antropología clásica —funcionalis- al actuar así estén expresando su de-
tas, simbolistas y comunicacionales—, seo de ser o llegar a ser algún día ran-
se podrá constatar que aunque las cheros. Los purépechas se visten con la
palabras, los enunciados, por ejemplo ropa que caracteriza a los rancheros,
los enunciados litúrgicos, lleguen a siendo pobres en gran mayoría apare-
ocupar un lugar preponderante en al- cen en escena como ricos —trajes lujo-
gunos rituales, “lo que cuenta es el he- sos, principalmente sombrero, botas de
cho de proferir esas palabras, esos piel, pantalón y chamarra de tipo cha-
enunciados”. Además, la significación rro—. Dedicándose en la vida diaria al
de las acciones rituales queda con fre- cultivo del maíz o de otros productos
cuencia oscura a los participantes; de agrícolas, se dicen ganaderos. En un
ahí que los enfoques textuales no resul- sentido podría decirse que asistimos a
ten pertinentes para dar cuenta de la la representación invertida de los pa-
especificidad del ritual. En lugar de ex- peles: los purépechas, que son indíge-
presar símbolos, lenguajes o textos, los nas, se ponen en escena bajo la figura
rituales ponen en marcha unas “reali- del otro, el ranchero, que es su vecino y
dades particulares”, que son los lazos con quien establece relaciones conflic-
que se anudan entre sujetos (House- tivas. Incluso, quizá estaríamos ante
man, 2008). Pero estos lazos no son una representación idealizada que co-
como en la vida ordinaria, ya que “el rresponde con el imaginario indígena
ritual es una puesta en acto inhabitual de cómo son y cómo viven los ranche-

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ros. O bien una representación donde la he llevado a conocer


los papeles son invertidos, según las toditito nuestro país.
interpretaciones más frecuentes, por Tenemos mucho dinero
ejemplo, del evento llamado carnaval. y vivimos de lo mejor
En éste los hombres se visten de muje- todo esto lo he logrado
res, los ricos de pobres, etcétera, invir- porque soy muy trabajador.
tiéndose de este modo las jerarquías,
las autoridades, las posiciones sociales. La actuación de los rancheros se desa-
Tengamos en cuenta lo que dice uno de rrolla de este modo: a una afirmación
los personajes: de identidad le sigue de inmediato una
oración que marca diferencia. Por tan-
Yo soy Ventura Treviño to, no asistimos a un simple traslado
un ranchero a todo dar de la identidad ordinaria sobre una es-
con un buen cuete al cinto cena “teatral” o a la inversión de las
y dinero para gastar. relaciones que rigen en la vida ordina-
Tengo muchas propiedades ria. En todo caso, dicha inversión no
me ha gustado trabajar. opera en un sólo sentido, en tanto que
En el cerro de Quinceo afirmación de identidad, dado que es
libertad de este lugar puesta entre dicho de manera simultá-
sembramos mucho maíz nea, durante la performance misma,
que aumenta mi capital instaurándose así una diferencia. Por
en toda esta tierra ejemplo, sucede que luego de presen-
que es pura de temporal. tarse este tipo de ranchero, quien afir-
ma tenerlo todo, se presente otro que
Este personaje afirma tener una iden- afirme todo lo contrario, que diga estar
tidad, la cual resulta incompatible con muy “amolado” y atribuye su miseria,
las acciones que en la vida ordinaria su falta de tierras y de ganado al mis-
corresponden con dicha identidad. Dice mo gobierno. Esta incompatibilidad
tener mucho dinero y no obstante dedi- entre la identidad mostrada en escena
carse a cultivar maíz en una tierra de respecto de la que rige en lo ordinario
temporal. Por mucho maíz que se culti- se evidencia claramente en la respues-
ve, en una tierra de temporal no se ob- ta de la ranchera, quien se encarga de
tiene tanto dinero como para darse una contradecir la identidad que pretender
vida según la que presume este perso- tener el ranchero:
naje, tal como continúa afirmando:
Petronila Carvajal es mi nombre de
También tengo otro negocio pila. Más conocida como la Petrona.
para lo que es lo mismo Soy ranchera de las buenas. Ranche-
el gobierno me cumplió ra original. Y toda mi descendencia,
la Secretaría de Turismo. rancheros para adular. Mi rancherito
Por eso mi ganado me dijo que era un ganadero de los
y mi ranchera es feliz más prestigiados de su región. Pero

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de ganadero no tiene nada. Lo único das del ritual como una especie de
que tiene es un montón de deudas por cascarón vacío —en el que se depositan
parrandero y jugador. Es un manteni- signos, rasgos o testimonios de identi-
do, bueno para nada, que lo único que dad—, se revelan limitantes para dar
hace todo el día es rascarse la panza. cuenta de la pastorela y no solamente
de las que se realizan en la región pu-
Como se puede constatar, en esta se- répecha. Sin embargo, tampoco basta
cuencia no solamente se actúa un tipo con establecer que las identidades son
de relación, sino además que hay una múltiples, fragmentadas y fluidas. Por
condensación de varias relaciones no- sugerente que resulte, esta concepción
minalmente incompatibles o contra- de identidad no resuelve el problema.
dictorias: se actúan las relaciones Intentamos hacer una aproximación
entre grupos étnicos y gobierno, hom- apoyándonos de una propuesta alter-
bres y mujeres, hombres y animales. nativa. No obstante, para demostrar su
Es este aspecto de condensación que validez se requiere continuar explo-
los estudios clásicos del ritual, y prin- rando a mayor profundidad otras di-
cipalmente del carnaval, dejaron de mensiones, por ejemplo la experiencia
lado. Y no obstante, como han demos- de los intérpretes y los efectos de la ac-
trado Houseman y Severi (1994), la tuación de las identidades en la vida
especificidad del ritual es condensar ordinaria.
modalidades de relación ordinaria-
mente incompatibles. En la secuencia BIBLIOGRAFÍA
que vengo comentando: la relación en-
tre hombres y mujeres, hombres y ani- albalá, Paloma (2002), “Sobre la pastorela:
males. Así, por ejemplo, el secreto del a propósito de una canción navideña
marido se revela en la vida ordinaria, española en las Islas Marianas”, Revis-
se muestra como alguien que tiene éxi- ta de Literatura, vol. LXIV, núm. 128,
to y muchas riquezas pero su esposa lo pp. 365-384.
descubre de otra manera. amós maRtínez, Jorge (2001), “‘¡Ese negro
ni necesita máscara!’ Danzas de ‘negri-
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región purépecha revisten un interés choacán.
particular para la reflexión sobre la aRacil vaRón, Beatriz (2004), “Pastorelas
problemática de la identidad implica- tradicionales indígenas en el siglo xix”,
da en los rituales. Planteamos que la en Beatriz aRacil et al., Fiesta y teatra-
pregunta más significativa a este res- lidad de la pastorela mexicana, México,
pecto no es acerca del origen o la defi- unam.
nición de qué es una pastorela, sino aRaiza, Elizabeth (2013), “El arte de actuar
cómo ésta devino tal. Las interpreta- varias realidades particulares. Notas
ciones clásicas y comúnmente admiti- para un estudio antropológico de las

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among the Elderly: Performance, Visi- sance, Los Ángeles, The Getty Research
bility and Remembering”, en Vay Rubi Institute.

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LA VIDA SOCIAL DE LOS OBJETOS RECUPERADOS

Débora Gorbán*

Resumen: Este artículo tiene como objetivo indagar en los objetos que se obtienen a lo largo de la
tarea de recolección de los cartoneros en la ciudad de Buenos Aires. Este oficio no consiste solamente
en aquello que los vecinos les dan, o los porteros guardan, o juntan para los cartoneros, sino que se
encuentra fuertemente vinculado a las características y tipo de objetos recolectados. Para compren-
der entonces qué implica esta tarea para quienes la realizan, este artículo contextualiza esos obje-
tos, en tanto forman parte de las relaciones sociales que se despliegan a lo largo de la actividad. Este
texto no se concentra en las formas del intercambio sino en las cosas que se intercambian. Y cómo
esas cosas se transforman a lo largo del proceso de recolección que llevan adelante los cartoneros.
Palabras clave: recolectores, objetos, trayectorias, transformación, desechos, Argentina.

Abstract: The objective of this article is to investigate the objects recovered by trash pickers in the
city of Buenos Aires. This work not only involves what they are given by residents, what doormen
save for them, and what they manage to pick up, but is also closely tied to the characteristics and
types of objects that are collected. In order to understand the significance of this job for the scav-
engers, this article contextualizes these objects as a part of the social relations which unfold
around the activity. The present text does not focus on the types of exchanges but rather on the
things that are exchanged and the way these objects are transformed throughout the collection
process carried out by the trash pickers.
Keywords: Trash pickers, objects, trajectory, transformation, refuse, Argentina.

“Porque ellos no saben que a eso que le que se dedican a la recolección de pape-
dicen basura, para nosotros no es basura” les, cartones y otros desechos recupera-
(Teresa, cartonera, 24 años). bles en la ciudad de Buenos Aires. La
tarea de recolección no consiste sola-
INTRODUCCIÓN mente en recuperar los materiales reci-
clables que los vecinos les dan, o los

E
ste artículo se propone indagar encargados de edificios guardan o jun-
acera de los objetos que se obtie- tan para ellos, sino que se encuentra
nen a lo largo de la tarea de reco-
lección de los cartoneros, las personas Este artículo se basa en el trabajo desarro-
llado en “Salir a cartonear, desentrañando prác-
*Doctora en Ciencias Sociales uba/ehess. Lí- ticas y sentidos del trabajo entre quienes se
neas de investigación: Trabajo, familia y secto- dedican a la recolección de materiales recupera-
res populares; Servicio doméstico; Procesos de bles”, tesis de doctorado en Ciencias Sociales,
distinción de clases sociales. Buenos Aires, uba/ehess, 2009.

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fuertemente vinculada a las caracterís- en las cosas que se intercambian. Y


ticas y tipo de objetos recolectados. cómo esas cosas se transforman a lo
Entre quienes conocí durante el largo del proceso de recolección que lle-
trabajo de campo, una de las expresio- van adelante los cartoneros.
nes más utilizada era salir a cartonear, Diversos trabajos de investigación
la cual condensa la experiencia de la han abordado la problemática de los
práctica de la recolección y del vínculo residuos a partir del análisis del circui-
entre barrio y la ciudad. De esta mane- to de reciclaje (Schamber, 2008; Suá-
ra, para trabajar hay que salir del ba- rez, 1998; Schamber y Suárez, 2007).
rrio, y es hasta la ciudad a donde se Sin embargo, el supuesto analítico que
viaja a buscar recursos para la subsis- guía este artículo es que, en primer lu-
tencia. Así la ciudad aparece como un gar los desechos, en tanto objetos,
centro de abundancia, en estos diver- crean relaciones como mediadores
sos sentidos. De esta manera, las ex- obligados entre quienes realizan la re-
presiones salir con la carreta e ir a la colección y su entorno. Y es en el con-
capital, no refieren solamente a activi- texto de esas relaciones que los objetos
dades desplegadas en la consecución se transforman, recuperando (su) va-
de recursos, sino también a una expe- lor. ¿Cómo? A partir de que esos dese-
riencia de la ciudad y del barrio, en la chos son recuperados por la labor de
cual los desplazamientos por y a tra- los cartoneros.1
vés de distintos territorios construyen El trabajo de campo se desarrolló
diferentes trayectos. A través de di- en la ciudad de Buenos Aires y el Par-
chos trayectos se vinculan territorios tido de San Martín en la provincia de
social, económica y geográficamente Buenos Aires, entre 2002 y 2008, y
diferentes y distantes: la zona norte de comprende el lugar donde las familias
la ciudad de Buenos Aires, caracteri- realizaban la recolección y los barrios
zada por barrios de alto poder adqui- donde habitaban. A partir de una pers-
sitivo, y las villas miseria ubicadas en pectiva etnográfica pude aprehender
el Área Reconquista, en San Martín. las distintas dimensiones que atravie-
En los múltiples y diversos trayectos sa la actividad realizada por los carto-
que los habitantes de El Salvador rea- neros a partir del acompañamiento de
lizan cotidianamente, recorren esas rutinas y situaciones extraordinarias,
distancias y las incorporan a sus ruti- tanto en el barrio como en la ciudad.
nas cotidianas. Realicé entrevistas en profundidad
Para comprender entonces qué con integrantes de distintas familias
implica la tarea de recolección para
quienes la realizan será central con- 1
En ese proceso de recuperación/valoriza-
textualizar los objetos recolectados en ción de los objetos hay también una valoración
tanto forman parte de las relaciones de sí. No me refiero sólo al valor económico “de
cambio” de los objetos, sino también a un valor
sociales que se despliegan a lo largo de de uso que se expresa fundamentalmente en los
la actividad. No se trata de concentrar- contextos sociales que esos objetos transitan
se en las formas del intercambio sino desde el momento de la recolección.

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dedicadas al cartoneo y observaciones trayecto que comienza desde su reco-


participantes del proceso de recolec- lección vuelven a diferenciarse. La
ción, así como de las rutinas cotidianas propuesta es entonces seguir el cami-
en el barrio. no de estos desechos pero no aislados
unos de otros, ni de las personas, sino
UN ABORDAJE DESDE LOS OBJETOS a partir de contextualizarlos en las si-
tuaciones sociales específicas que se
Según Arjun Appadurai (1991) las co- desprenden de la recolección.
sas, como las personas,2 tienen una
vida social. Es en este sentido que Basura, objetos, cosas, mercancías
abordaré el análisis de los desechos ob-
tenidos durante la práctica de recolec- No es ninguna novedad decir que los
ción. Tomando como punto de partida cartoneros recolectan basura, su prác-
la idea de que podemos reconstruir la tica se encuentra signada en más de
trayectoria en la vida de los objetos, en un aspecto por los desechos: es aquello
estas páginas me concentraré en el es- que salen diariamente a buscar y tam-
pacio temporal que se inicia desde el bién es aquello con lo que son identifi-
momento en que los objetos han sido cados. Sin ir más lejos, una de las
desechados, quitados de sus contextos denominaciones (cartoneros) a través
cotidianos y resituados por los cartone- de la cual son conocidos quienes reco-
ros en otros. Cabe aclarar que aun lectan residuos recuperables se en-
cuando las palabras utilizadas parez- cuentra estrechamente vinculada con
can indicar la “pasividad” de los obje- uno de los materiales que buscan, el
tos, en este abordaje serán entendidos cartón. El nombre alude directamente
como dinamizadores de relaciones y a uno de los distintos tipos de desechos
situaciones, formando parte de la rea- que se obtienen en la recolección, y
lidad social, no sólo como ornamentos aunque no es el único, se ha convertido
que encontramos, acumulamos o des- en el que los identifica en algunos lu-
echamos a lo largo de nuestras vidas. gares de la Argentina.3 Esta denomi-
En ese sentido, este artículo propo- nación ha sido utilizada por quienes
ne el abordaje diacrónico de un conjun- empezaban a dedicarse a esta activi-
to heterogéneo de objetos que se dad para distinguirse del viejo ciruja.4
agrupan en un primer momento a par-
tir de su condición de “desechos” o “re- 3
En Nuevo Laredo, México, también son co-
siduos sólidos urbanos”, pero que en el nocidos como “cartoneros” quienes durante dé-
cadas cruzaban la frontera entre ambos países
para ingresar a Laredo en Estados Unidos, a re-
2
Mauss (1979) diría que en las denomina- colectar las cajas de cartón desechadas por los
das “sociedades arcaicas” no había una separa- comercios, para regresar al final del día a su
ción entre cosas y personas. Sería interesante país a venderlas (Medina, 1998).
pensar cómo esto se refleja en el caso de quienes 4
La palabra ciruja también es utilizada
recolectan residuos, ya que son frecuentemente para denominar a quienes viven de la recolec-
identificados, por los otros lejanos, con la mate- ción de residuos. Su uso, sin embargo, es consi-
ria con la cual trabajan. derado despectivo por muchas de las personas

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A diferencia de éste, la palabra carto- ciones y cálculos humanos que ani-


nero refiere a un material que permite man las cosas. Así, aunque desde un
trazar una línea divisoria con aquello punto de vista teórico los actores codi-
que se considera a simple vista basura. fican la significación de las cosas, des-
En una de las primeras entrevistas de una perspectiva metodológica son
que realicé en 2002, Marcelo, un carto- las cosas-en-movimiento las que ilu-
nero de 34 años que realizaba su reco- minan su contexto social y humano
rrido en el barrio de Colegiales, me (Appadurai, 1991: 19).
explicaba: “nosotros juntamos cartón,
papeles y cartones, eso es lo que hace- De esta forma, estudiar la biografía de
mos”, de esta manera establecía una una cosa equivale a estudiar la histo-
distancia entre lo que ellos recolecta- ria de la singularización de un objeto, y
ban y la “basura”. de las clasificaciones y categorizacio-
Los objetos son centrales en esta nes que experimenta (Kopytoff, 1991).
actividad, y en ese sentido se impone Bonnot (2002) sostiene, a partir del
un abordaje que los contemple en su trabajo de Appadurai, que existe una
multidimensionalidad, la cual se des- diversidad de status social en los obje-
pliega más allá de la mirada que los tos. Siguiendo esto, entenderé a los ob-
analiza desde la problemática general jetos y desechos como algunas de las
del reciclado de residuos sólidos urba- diversas etapas en la vida social de
nos.5 Se trata de aprehender esos de- una cosa. ¿Qué es lo que caracteriza a
sechos en tanto objetos que poseen cada uno de esos diferentes status?,
una “vida social” (Appadurai, 1991). El ¿de qué hablamos cuando hablamos de
autor, proponiendo una perspectiva objetos, desechos, cosas o mercancías?
diferente sobre la circulación de las Fundamentalmente la denomina-
mercancías, afirma que “las mercan- ción desechos refiere a un sinnúmero de
cías, como las personas, tienen una bienes, en distinto estado de conserva-
vida social”. En ese sentido, sostiene ción, que se caracterizan por haber sido
que descartados por sus antiguos propieta-
rios. Tal como describe Claudia Magni
[…] debemos seguir las cosas mismas, en su investigación sobre los moradores
ya que sus significados están inscrip- de rua en Porto Alegre, se trata de
tos en sus formas, usos y trayectorias. aquello que la sociedad de consumo
Es sólo mediante estas trayectorias descarta, “generando una incesante
que podemos interpretar las transac- acumulación de desechos que habiendo
perdido su función utilitaria o convir-
entrevistadas durante el trabajo de campo, ya tiéndose en algo sobrante para algunos
que remitiría a una figura de recolector margi- grupos sociales, se destinan a la basura
nal, que junta para comer en el día, y que por lo o a la caridad” (Magni, 2006: 74).
general vive en la calle.
5
Para un abordaje sobre los cartoneros y su
Partiendo de esta caracterización,
lugar en el circuito informal del reciclaje véase todo aquello que es descartado se en-
Schamber (2008). cuentra en situación de desecho. Obje-

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tos desechados de la vida cotidiana que descarte que ese mismo sistema de
se transforman nuevamente, a través producción genera.
de la tarea que llevan adelante quie- En estas páginas me concentraré
nes las recuperan en la calle, en bienes en analizar de qué manera se produce
de uso o en materias primas para la esa diferenciación a partir del momen-
industria. to en que esos desechos son recolecta-
Una vez que este conjunto hetero- dos por los cartoneros. Se trata de
géneo de desechos entra en relación seguir los objetos a medida que se en-
con los cartoneros, su condición se mo- cuentran con quienes los recolectan.
difica. Y es en esta instancia que ese Según Appadurai (1991: 23), “el sig-
conjunto de bienes heterogéneos igua- nificado de las mercancías hoy se ha
lados, en tanto descartados, vuelven a estrechado, refiriendo solamente a ti-
diferenciarse. Desde el marco de la pos especiales de bienes manufactura-
gestión de residuos sólidos urbanos se dos”. En su definición de mercancías
distingue entre desechos orgánicos y propone considerarlas como una cierta
no orgánicos. Y al interior de este gru- fase en la trayectoria de las cosas, que
po se establecen diferencias en rela- en un contexto particular, cubren los
ción a la posibilidad de reciclaje de requisitos de lo que denomina “candi-
esos desechos. De acuerdo con su natu- datura mercantil”. Por esto entiende el
raleza orgánica, cada tipo de desecho rasgo conceptual que refiere a los es-
es pasible de ser reutilizado, o no. En tándares y criterios (simbólicos, clasifi-
ese sentido, muchos de esos desechos catorios y morales) que definen la
son reincorporados al circuito produc- intercambiabilidad de las cosas en un
tivo como materias primas, mientras contexto social e histórico particular.
otros son definitivamente descartados. Es en este sentido que el autor sostie-
Éstos vuelven a adquirir un valor eco- ne que “las cosas pueden entrar y salir
nómico en la medida en que son rein- del estado mercantil” (ibidem: 29).
corporados al circuito productivo, Siguiendo este enfoque las “mer-
cambiando su condición. Así, aquello cancías” se distinguen de los “produc-
que parece haber llegado al final de su tos”, “objetos”, “bienes”, “artefactos”, en
“vida social”, en realidad sólo cambia tanto son cosas que poseen un tipo
de estatus al singularizarse. particular de potencia social (aunque
Sin pretender abordar todo el pro- sólo lo sean en ciertos aspectos y desde
ceso de revalorización de desechos en determinada perspectiva). Y esto en
el circuito de recolección y reciclado de tanto son cosas que se hallan en una
residuos, me interesa aquí señalar que situación determinada, la “situación
esos desechos, dinamizados por la acti- mercantil”, que puede caracterizar
vidad de los cartoneros, ponen en vin- muchos tipos de cosas diferentes, en
culación lo que tradicionalmente se distintos puntos de su vida social (ibi-
distingue como sector formal y sector dem: 28-29). Siendo entonces la situa-
informal, a la vez que articulan el cir- ción mercantil aquella en la vida social
cuito de producción con el circuito de de cualquier cosa en la cual su inter-

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104 Débora Gorbán

cambiabilidad (pasada, presente o fu- Tucumán7, ella y cuatro de sus cinco


tura) por alguna otra cosa se convierte hermanos migraron a Buenos Aires
en su característica socialmente rele- alrededor de 1980. Las tres hermanas
vante. Thierry Bonnot (2002) explica y el hermano varón viven en el mismo
que este estatuto corresponde a una barrio en José León Suárez, todos ellos
etapa en la trayectoria y no a una cate- salen o han salido en algún momento
goría en la cual el objeto es insertado de su vida a cartonear. Para los habi-
por una autoridad en el momento de tantes de este barrio, el cartoneo se
su producción. El objeto del intercam- constituyó en un recurso central para
bio no es un tipo de objeto entre otros, el sostenimiento de sus hogares. Como
sino una “etapa en la vida social de una práctica marginal, realizada en los mo-
cosa” (Kopytoff, 1991). En este sentido mentos en que el trabajo escaseaba,
las cosas son susceptibles de atravesar para completar ingresos, el cartoneo se
situaciones de intercambiabilidad, des- convirtió para muchas familias del Co-
cartabilidad a lo largo de las etapas de nurbano Bonaerense8 en la principal
su vida. práctica laboral de sus integrantes. En
Las distinciones establecidas por los barrios donde realicé el trabajo de
Appadurai a lo largo de la vida social de campo, las carretas utilizadas para la
las cosas permiten pensar el proceso recolección en la ciudad formaban par-
de reconversión de los desechos que son te del paisaje barrial. Esta presencia
recolectados por los cartoneros. En este daba cuenta no sólo de una herramien-
caso me permito retomar su perspecti- ta de trabajo, sino de la existencia de
va, para poder comprehender las tra- una práctica laboral que configuraba
yectorias de los desechos en el contexto la vida cotidiana de quienes allí resi-
de la recolección. dían. La práctica de la recolección se
Siguiendo entonces las líneas con- inscribe así en un proceso a través del
ceptuales aquí desarrolladas, en los cual la vida cotidiana se reorganiza,
próximos apartados me concentraré en modificándose la manera en la cual
analizar la manera en que se produce quienes la realizan se relacionan con el
el encuentro entre la diversidad de de- mundo que los rodea.
sechos y quienes los recolectan, a par-
tir de la descripción etnográfica del
recorrido de una de las mujeres que 7
Provincia situada al norte de Argentina.
conocí durante mi trabajo de campo: Muchos de los habitantes del barrio El Salvador
Nora. Cuando la conocí hacia 12 años habían migrado en los años 1980 de Tucumán,
Chaco, Corrientes hacia la provincia de Buenos
que salía con la carreta, vivía con sus Aires en busca de mejores condiciones de vida y
tres hijos y su marido en Villa El Sal- trabajo.
vador.6 Originarios de la provincia de 8
Agrupa a los partidos de la provincia de
Buenos Aires que se extienden próximos a la
ciudad de Buenos Aires que circunvalan su
6
Uno de los barrios marginales de la locali- perímetro. Se trata de una denominación ge-
dad de José León Suárez, donde realicé el traba- nérica que no refiere a una unidad adminis-
jo de campo. trativa.

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La vida social de los objetos recuperados 105

DESECHOS EN MOVIMIENTO te años, está parado junto a las cajas


controlando a sus compañeros, es el
Si los objetos pueden tener una “vida encargado. Saluda a Nora y le hace
múltiple”, el circuito de desechos recu- una seña, todavía no tienen listo el ca-
perados por los cartoneros ofrece un rro en el que sacan las cajas de cartón
ejemplo claro de aquélla. Retomando y el plástico. A diferencia de lo que su-
un ejemplo descrito por Kopytoff,9 esta cede en otros lugares que visita, en el
vida múltiple se refleja en los objetos supermercado Nora paga por los car-
descartados por los vecinos de la ciu- tones que le entregan, aproximada-
dad que Nora encuentra en la calle y mente unos cinco pesos 10 por día.
recolecta, ya sea para otorgarles un Después de unos minutos, uno de los
nuevo uso o para venderlos como ma- repositores, a quien Nora11 llama “el
terial. En este caso, la diferencia entre uruguayo”, sale a la vereda a saludar-
aquello que los vecinos y Nora ven la y decirle que tiene que ir al depósito
como potencialidad, o no, de ese objeto a buscar el carro: “mira que hoy tenés
(descarte/ mercancía), hace posible que pagar”, le grita mientras se dirige
que ese objeto exista en el contexto so- nuevamente hacia el local. “Vamos a
cial definido por el encuentro entre ver cuánto me sacás y te pago”, res-
ambos. La transcripción del siguiente ponde Nora. Al rato vuelve empujan-
fragmento de mi diario de campo per- do dos carros, son altos, como canastas
mite mostrar esta distancia y el con- hechas con caños de aluminio, los car-
texto social en el cual ese objeto existe tones van apilados unos arriba de
para Nora. otros, algunas bolsas de plástico aso-
man entre ellos. “Son diez pesos”, dice
Después de pasar por los edificios don- “el uruguayo”, Nora le responde entre
de los porteros le guardan y entregan sorprendida y enojada: “¡estás loco!
los residuos, Nora sigue su trayecto Acá hay mucho menos, te doy cinco, no
rumbo a un supermercado pequeño. son dos carros enteros”. La discusión
Allí detiene su carreta en la vereda, dura unos minutos, finalmente Nora
frente a la puerta. El local tiene una le da los cinco pesos. El repositor vuel-
vidriera que ocupa todo el frente; del ve al negocio y le da el dinero a la caje-
otro lado, una chica y un chico vein- ra, quien, a cambio, emite un recibo
teañeros atienden la hilera de clientes como comprobante de pago para Nora.
que aguarda para pagar en las cajas. Ésta, a su vez, va sacando lentamente
Otro joven muy delgado, de unos vein- las cajas de cartón del carro para aco-

9
“El objeto que para mi representa un bien 10
Es el equivalente a poco más de un dólar.
heredado es una mercancía para el joyero, y el he- 11
Se trata de un hombre de unos 36 años
cho de que no sea tan ajeno a la cultura del uruguayo de origen, que trabaja como repositor
joyero se manifiesta en mi disposición para po- en el supermercado. Si bien Nora se saluda y
nerle un precio a mi objeto inapreciable (y para charla con todos los chicos que allí trabajan, con
sobreestimar invariablemente su valor mercan- éste tiene un arreglo, como cuenta ella, “hacen
til)” (Kopytoff, 1991: 108). negocios”.

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modarlas en la carreta. Las más gran- Revisando bolsas


des ya están desarmadas, y las que no,
son desechas por Nora con agilidad, A lo largo de su trayecto Nora se detiene
otras, las más pequeñas y flexibles pocas veces para revisar bolsas de resi-
van a parar enteras al interior de la duos, ésta es la tarea que más la fatiga.
carreta. Mientras carga la carreta, se Sin embargo, nunca le dedica más de
asoma un joven que trabaja en la per- 20 minutos, según qué día sea (los hay
fumería que está al lado y le hace se- buenos y malos, dependiendo del volu-
ñas. Nora se acerca despacio, el joven men de cosas que saquen los vecinos) y
se va y vuelve a los pocos minutos con de su cansancio.
un carro de supermercado lleno de ca- Acomoda los cartones del super-
jas de cartón y bolsas. Nora lleva el mercado dentro del saco, deja la carre-
carro hasta donde se encuentra su ca- ta en la vereda y camina por la avenida
rreta y comienza a pasar las cajas al Santa Fe12 hacia un edificio que está a
interior del saco. De a poco va llenando unos metros de distancia. El encarga-
la carreta, mientras “el uruguayo” le do del edificio saluda a Nora y después
hace chistes y los dos se ríen. Entre los entra al garaje, de donde regresa con
cartones del supermercado se asoman varias cajas que ella desarma antes de
algunos productos: dos envases de le- ponerlas en la carreta. En la vereda
che, cajas de máquinas de afeitar, biro- hay otras bolsas de basura, Nora se
mes, postres y yogures. No se trata de acerca a ellas y sin abrirlas las va pal-
cosas en mal estado sino de mercade- pando una a una. Abre solamente
ría que “el uruguayo” separa cuando aquellas que tienen cartones y botellas
llega el camión de reparto, la esconde de plástico. Sólo con tocarlas se da
—sin registrarla como mercadería in- cuenta de si contienen o no algo valio-
gresada—, para después sacarla y dár- so. Saca lo que necesita y las vuelve a
sela a Nora. Ella lleva esa mercadería cerrar. No revisa todas: “que queden
al barrio y la vende. “Yo la vendo en el para los que no tienen nada”, explica.
barrio y después repartimos entre los Durante su inspección de bolsas, un
dos”, me explica. Sin embargo, algu- señor canoso se acerca a saludarla y
nas cosas se las queda para consumir avisarle que tiene unos diarios para
en su casa, o también las comparte darle. Es el encargado del edificio de la
con Sandra, la mujer de su sobrino. vereda de enfrente. Ella busca los ma-
Mientras va separando la “mercade- teriales, los lleva hasta donde se en-
ría” —como denomina a los alimentos cuentra su carreta y los mete adentro
que consigue—, en una bolsa más pe- del saco. Ahora sí, empujando la carre-
queña que cuelga del manubrio, Nora
aparta una leche para darle a Sandra, 12
Importante avenida de la ciudad de Bue-
explicándome que es para sus hijos. nos Aires, nace en el barrio de Retiro recorriendo
Recoleta, Barrio Norte, Palermo y finalizando en
Adentro de la bolsa que cuelga del
Belgrano. A lo largo de su extensión se encuen-
otro lado de la carreta, lleva una mo- tran importantes zonas comerciales y muchos
chila donde guarda su dinero. edificios y viviendas.

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La vida social de los objetos recuperados 107

ta, cruza la avenida, esperando que respuesta que parecía tan simple como
paren los autos y buses en el semáforo. amplia: “cartones y papeles, botellas,
Camina hasta un edificio grande, que plástico, de todo”.
está junto a una plaza, Nora se sien- Sin embargo, como se observa a
ta un rato en los escalones de acceso a partir de los relatos del recorrido re-
ésta. Todavía es temprano, el portero no construidos arriba, en la práctica que
sacó la basura. Una señora de unos 65 llevan adelante los cartoneros no todos
años se acerca hasta donde estamos los desechos son recolectados, ni tam-
nosotras, entre amable e inquieta le poco todos recolectan lo mismo. Puede
pregunta donde había estado, hacia suceder también que una misma per-
unos días que no la veía. Le da una sona elija dejar de recolectar cierto
bolsa, saluda y se va. Nora la carga en tipo de desechos en un momento u
la carreta y se acomoda el cabello otro.
para empezar a revisar las bolsas que En efecto, aun cuando la palabra
el encargado ya había dejado cerca de con la cual se los identifica parecie-
ella. En ese edificio Nora se toma más ra indicar lo contrario, los cartoneros
tiempo para desarmar las grandes no se especializan en recolectar pape-
bolsas de consorcio. Realizar esta ta- les y cartones. Como se desprende del
rea implica agacharse sobre las bolsas relato, Nora realiza un trabajo de se-
grandes para ir seleccionando aque- lección, recuperando los desechos que
llas bolsas pequeñas que tienen papel, pueden ser comercializados en los de-
cartón, plástico o algún otro material pósitos. Pero también cargando en su
comercializable. Cuando los encuen- carreta objetos descartados por los
tra, los separa y guarda en el saco de vecinos (electrodomésticos, muebles,
la carreta, junto con el resto. Mientras diversos artefactos) que podrán ser
hace esto, aprovecha para llevarse al- vendidos, usados, acumulados o inter-
gunas de las grandes bolsas negras de cambiados. Tal como se observa en la
residuos que después utilizará para reconstrucción del recorrido de Nora,
hacer la separación en su casa. Toda ambos tipos de desechos/objetos son
esta tarea la cansa mucho, por eso lo importantes.
hace lentamente, deteniéndose de a Se puede establecer una rápida
ratos a descansar con las manos en la distinción entre los desechos que efec-
cintura. ti vamente son recolectados por los
cartoneros: por un lado están aque-
DIVERSIDAD DE DESECHOS, llos que, de acuerdo con la denomina-
DIVERSIDAD DE OBJETOS ción que les atribuyen quienes los
recolectan, son identificados como “ma-
Una de las preguntas más recurrentes teriales”, es decir los residuos recupe-
que escuchan quienes se dedican a la rables susceptibles de ser vendidos a
práctica de la recolección es ¿qué cosas los depósitos y que serán vendidos por
recolectan? Esa misma pregunta repe- éstos posteriormente, como materia
tí yo más de una vez, obteniendo una prima para la industria. Y por otro

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108 Débora Gorbán

lado encontramos las “cosas”13 que neral no se los entregan a cualquiera


reciben especialmente de algunos veci- que pase por el barrio, sino que los re-
nos, o que muchas veces son encontra- servan y separan para aquellos carto-
das entre los residuos depositados en neros que ya conocen.
las veredas. También reciben alimentos, los cua-
En el primer grupo se encuentran les serán considerados como parte de
distintos tipos de materiales, agru- un tercer grupo, independiente de los
pados por los “depositeros”14 bajo las otros dos.
siguientes denominaciones: 1) plásti- Estas distinciones responden, por
cos, botellas y vidrios, 2) metales, 3) un lado, al tipo de objetos, pero también
textiles, 4) papeles y cartones. Cada al tipo de trayectoria que éstos constru-
una de estas categorías incluye a su vez yen. En este sentido se puede estable-
diversas subdivisiones que serán más o cer una diferencia fundamental: todos
menos complejas y específicas según aquellos objetos, agrupados bajo el
cuál de los diferentes actores del circuito nombre de materiales, difícilmente
de reciclado se refiera a ellas.15 Dentro de sean singularizados (en el sentido men-
este grupo, los papeles y cartones consti- cionado arriba), ya que su uso posterior
tuyen el componente principal de la car- es la venta por kilo. Principalmente,
ga transportada diariamente por la gran quienes se dedican a la recolección bus-
mayoría de los recuperadores que traba- can este tipo de desechos para vender-
ja en la ciudad de Buenos Aires. los. Es en ese sentido que coincidimos
El segundo grupo se caracteriza por con Schamber (2008), en que se selec-
tratarse de objetos que se encuentran ciona aquello que posee un valor de co-
en buen estado. Se trata principalmen- mercialización en los depósitos donde
te, pero no de manera excluyente, de habitualmente se vende, aunque no sea
artefactos domésticos en desuso, mue- éste el único criterio utilizado. Así, el
bles, juguetes, calzado, ropa. Este tipo conjunto de desechos vuelve a adquirir
de objetos en general son ofrecidos por un estatus de mercancía, en términos
algún vecino o comerciante. Por lo ge- de Appadurai retornan a la situación
mercantil de su vida social. A continua-
ción mostraré algunos rasgos de ese
13
Esta denominación da cuenta a la vez de
una categoría nativa y de una categoría analítica.
proceso.
14
Me refiero a los dueños de los depósitos
que compran materiales de descarte a donde LOS DESECHOS COMO MERCANCÍAS
venden los cartoneros. Por lo general se encuen-
tran ubicados cerca de los barrios e incluso en
algunas zonas periféricas de la ciudad de Bue-
Recortes de papeles de oficina, papel
nos Aires. de diario, cajas de cartón, botellas de
15
En este punto me interesan aquellas dis- gaseosa de plástico, frascos y botellas
tinciones de materiales identificadas por los de vidrio vacías, bolsas de plástico… a
“cartoneros”. Para un abordaje acerca de los dis-
tintos actores participantes en el circuito de re-
lo largo de su recorrido Nora recibe y
ciclado, véase Pablo Schamber (2008) e Informe selecciona de los residuos una varie-
dgPRu (2006). dad de materiales. Dicha separación la

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La vida social de los objetos recuperados 109

realiza según criterios específicos que Una tarde, mientras esperábamos en


dan cuenta de un savoir faire, de una el supermercado el carrito con los car-
expertise16 que se construye a partir de tones, Nora me pidió que la acompa-
su práctica cotidiana con los objetos. ñara hasta la puerta de un bazar
Nace del encuentro con ellos. “todo por dos pesos”,17 donde estaban
Qué llevar y cuánto son decisiones sacando cajas de cartón. Sobre la ve-
que se toman en el momento de la selec- reda había una caja grande, llena de
ción. La recolección se realiza siempre cajitas que antes habían contenido
en un orden, siguiendo una secuencia adornos de navidad, y muchas bolsas
específica, organizada en función de los transparentes pequeñas. Nora las re-
vecinos y encargados con quienes esta- visó separando unas de otras: el plás-
blece un acuerdo previo para que le tico que cubría las cajas y las bolsas
guarden materiales. Nora pasa primero pequeñas por un lado, las cajas de
por los edificios donde recoge cartones, cartón por otro. Mientras selecciona-
papeles, revistas, diarios, botellas plás- ba, le pidió a otra mujer que estaba
ticas. A veces solamente con lo que le juntando con nosotras que fuera a bus-
guardan en los primeros tres edificios car una bolsa grande para “poner la
de su recorrido consigue llenar su ca- basura” que estaba en las cajas gran-
rreta, completándolo con los cartones des que quería cargar.
que se lleva del supermercado y la per-
fumería. Esos materiales constituyen Aquel cúmulo de desechos que en
la parte principal de su carga diaria. un principio me habían parecido sólo
Su recorrido es trazado siempre a par- cajas, encerraba distintas calidades de
tir de su conocimiento de estos mate- plásticos y cartones que Nora diferen-
riales, en relación con ellos. Durante ciaba a la perfección.18 La basura ad-
su trayecto nunca se refiere a estos quiría nuevamente, a partir de su
desechos como tales, sino como mate- selección y clasificación, condiciones de
riales. No es menor esta distinción, intercambiabilidad, transformándose
porque Nora no junta basura: todos en un material pasible de ser comer-
aquellos desechos que no tienen ningu- cializado.
na posibilidad de ser reutilizados, ni
vendidos. 17
De esta manera se denomina a los comer-
Así, mientras la acompañaba en cios que venden cosas de bazar entre muchas
sus recorridos por las calles de la ciu- otras, a muy bajos precios.
dad, todo lo que antes veía como sim- 18
Este tipo de distinciones forman parte
de un saber vinculado al lugar en donde los
ple desecho empezaba a adquirir cartoneros realizan la recolección. Así quienes
nueva forma. trabajan en la zona de oficinas en el centro de
la ciudad adquieren la capacidad de distin-
guir entre una mayor cantidad de tipos de
16
Según Alain Quemin (1994: 6), “la experti- plásticos o papel. Esto supone entonces una
se técnica y la relación con el objeto son fuerte- diferencia de expertise entre unos y otros en
mente moldeadas por la experiencia social de relación con el tipo de objetos a los que pueden
los individuos”. acceder.

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110 Débora Gorbán

Las dimensiones de la expertise: rrio. Esta venta constituye una fuente


identificación, selección de ingresos importante para Nora, así
y organización de los objetos como un circuito paralelo de compra-
venta para algunos cartoneros.
Una a una fue abriendo las cajas, aco- Nora desarma las cajas de cartón
modándolas unas arriba de las otras despegándolas de las uniones hasta
en una pila, separando las bolsas de que quedan como una pieza plana y
nylon, que también iba a llevarse. El plegable, así ocupan menos lugar. Mu-
carro ya estaba repleto, pero Nora se chas veces, en mi afán de hacer algo
las arregló para seguir cargándolo mientras la acompañaba de un lado a
con el montón de cajas. Cuando ter- otro, intenté ayudarla en su tarea. Nora
minó de acomodar cuidadosamente se divertía observándome pelear con
todo, quitando las bolsas con las bote- las cajas, desarmando una en el mismo
llas de plástico que había juntado an- periodo de tiempo en que ella desar-
tes para ponerlas arriba, ató todo con maba tres. Esta situación resultaba
una cinta pasándola por arriba de la siempre motivo de burla. A través de
carga y sujetándola a las manijas de expresiones como “dale a ver si apren-
la misma (Registro Estación Carran- dés” o “con vos me muero de hambre”, o
za, 29/08/06). retándome “te dije que desarmes las
grandes”, Nora se posicionaba desde un
Nora realiza la clasificación definitiva lugar en el cual la poseedora del saber
de los materiales en su casa, cuando no era la universitaria que la seguía
vuelve al barrio, pero como se refleja con preguntas, sino ella. En esos mo-
en el registro de campo citado, antes de mentos se hacía palpable un saber
aquella separación, durante su trayec- práctico compartido por Nora y el res-
to en la ciudad, ordena la carga que to de sus compañeras sobre los objetos
lleva en la carreta. Para ello su carreta que recolectaban, que se vinculaba a
dispone de distintos sacos y bolsas la manera en que éstos eran manipu-
donde Nora ordena y distribuye lo que lados:
va encontrando. El lienzo más grande
está destinado a los cartones, papeles, Las manos de Nora se mueven ágiles
botellas de plástico, nylon, y objetos de desmontando cajas. La señora Eva y
gran volumen. Entre los dos caños des- su hija amontonan en una pila las ca-
de los que se conduce la carreta lleva jas que previamente habían desar-
colgados un saco de menor tamaño y mado, preparando así los materiales
una mochila. En este saco guarda pro- para cargar en la carreta. En peque-
ductos comestibles que encuentra o le ños montones van tirando al fondo
dan junto con la ropa y objetos peque- del saco los cartones, una vez que la
ños que no destina a la venta. En la carreta está llena la hija de la señora
mochila guarda los frascos de perfume se trepa a lo alto del carro y salta den-
importado que encuentra o le compra a tro del bolsón sobre los cartones para
otros cartoneros en el tren o en el ba- aplastarlos y hacer más lugar. Nora

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La vida social de los objetos recuperados 111

toma una cinta que rodea el borde del ción. Un elemento central a la hora de
saco y lo pasa por encima de la carga elegir qué juntar es la fuerza que debe-
(Registro de campo, 29/08/06). rá emplearse para cargar determina-
dos tipos de materiales, evaluando el
Cada movimiento desplegado forma consecuente desgaste físico que esto im-
parte de un repertorio más amplio plica. Al mismo tiempo se considera la
que se vincula con la expertise propia disponibilidad de espacio en la carreta
de esta actividad. Frente al lienzo y teniendo en cuenta el material que ya
los cartones mi cuerpo, a diferencia se ha recolectado y lo que se espera re-
del de Nora y las demás mujeres, colectar en lo que resta del recorrido.20
pierde naturalidad, no sé cómo mo- Un fragmento de mi diario de campo
verme ni qué hacer. Ellas en cambio, permitirá ilustrar esto último: “Una por
encuentran y desarman las cajas, las una [Nora] fue abriendo las bolsas que
acomodan y ordenan, maniobran la contenían botellas de plástico y frascos
carreta con facilidad, como si no pesa- de vidrio de distinto formato, pero no
ra los cien kilos que transporta. cargaba todo; dejaba algunos frascos y
La identificación y reconocimiento las botellas. Cuando le pregunté por
de cada material se encuentra a su vez, qué no se los llevaba me dijo que sola-
estrechamente vinculada con su posibi- mente las junta cuando la recolección
lidad de venta futura. En ese sentido, la no es buena, pero que hoy llevaba mu-
expertise no se relaciona solamente con cho” (Registro Estación Carranza,
la capacidad de reconocer los distintos 29/08/ 06).
tipos y calidades de materiales, sino A su vez, un registro del año si-
también con el manejo de la informa- guiente, permite ver de qué manera los
ción concerniente al mercado de com- criterios de selección se vinculan con
pra-venta de materiales, especialmente dos de los elementos mencionados: la
su precio de venta, que va modificándo- cotización de los materiales y el espacio
se a lo largo de los distintos momentos (y esfuerzo) que ocupan:
del ciclo económico.19 Pero a su vez, este
cálculo en función de precios se torna De las seis o siete bolsas que había en
más complejo con otros factores consi- la vereda del edificio, solamente revisó
derados en el momento de la recolec- una, dejando un montón de botellas de
gaseosa que estaban apartadas al cos-
19
El circuito informal del reciclaje compren- tado de las bolsas de residuos. Según
de distintas instancias que van desde los reco- me explicó, no le convenía llevarlas,
lectores a la industria (del acero, papeleras,
etcétera), pasando por distintos tipos de depósi-
tos e intermediarios ocasionales que compran a 20
Cabe destacar que este tipo de evaluación
depósitos no especializados para vender a las resulta posible en el caso de aquellas personas
industrias. Aun cuando cada uno es indepen- que realizan la recolección siguiendo diaria-
diente y autónomo del resto, su interconexión es mente el mismo recorrido, tienen sus “clientes”,
tan profunda que un mínimo cambio registrado conocen la dinámica de los barrios que transi-
en uno de ellos afecta a los demás (Schamber, tan, en definitiva poseen un conocimiento prác-
2008). tico construido a partir de su experiencia.

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112 Débora Gorbán

eran pesadas y no pagaban mucho por formaciones que experimenta el obje-


el plástico últimamente. Sólo se llevó to en tanto se encuentra en relación
los cartones y diarios, aunque ese día con unos o con otros. La decisión de
su carga no era muy cuantiosa (Regis- recolectar determinado objeto se vincu-
tro Estación Carranza, 7/05/ 07). la así con un cálculo que responde a
una evaluación en la que el precio de
Ambos registros reflejan las múltiples venta se constituye en un factor más.
formas en que se articulan las dimen- Conocer los circuitos de venta de de-
siones de la expertise con los materia- terminado material; la capacidad de po-
les. Como se desprende del último der recolectar una cantidad suficiente del
fragmento, en ciertas ocasiones, aun mismo; tener o no otras formas de ob-
cuando la cantidad de materiales sea tención de recursos entre los miembros
escasa, el devaluado precio del plásti- de la familia, son elementos que se
co y el espacio que ocupan las botellas conjugan de manera diferente al mo-
hacen poco provechosa su recolección. mento de seleccionar o dejar un objeto.
Sin embargo, la referencia adquiere El límite que imponen el cuerpo, la
complejidad si la comparamos con un fuerza, pero sobre todo el desgaste físi-
registro realizado tan sólo dos días des- co producido por el trabajo diario de
pués, en el mismo barrio pero durante cargar y empujar la carreta, también
el recorrido de otra persona. “Cristian influye al momento de decidir qué lle-
disecciona una bolsa de residuos con la var, si seguir cargando o dar por finali-
paciencia de un cirujano: ‘Yo junto to- zada la jornada:
do, vidrio, plástico, papeles, diarios,
todo, porque todo suma al final, es un Una de las mujeres que desciende en
poco más. También agarro así algo de la estación Carranza, de baja estatu-
comida, a veces dejan cosas buenas y ra y cuerpo pequeño, de unos 40 años
me llevo’” (Registro Las Cañitas, de edad, queda tapada por la carga
9/05/ 07). que transporta con su carreta. Los
A diferencia de Nora, Cristian tiene cartones y papeles que lleva sobrepa-
un recorrido nuevo, cuando lo conocí san el borde del saco, duplicando su
hacia pocos meses había vuelto a salir altura. Nora la observaba entre
con la carreta. No tiene clientes que le asombrada y preocupada, me decía
guarden materiales, por eso para obte- que no entendía como podía transpor-
ner más ganancia revisa todas las bol- tar esa mujer ese tamaño de carreta.
sas que encuentra a su paso y recolecta Ella tenía su límite, dejaba de reco-
cosas que Nora descartaría. Así, frente lectar cuando la carreta tenía un ta-
a la inestabilidad del volumen que car- maño determinado, ya que el peso
ga diariamente, la decisión de qué lle- extremo y el esfuerzo que tenía que
var y qué no en función de su precio de hacer para moverla, repercutía en sus
venta perdía centralidad. numerosos dolores físicos, especial-
En este punto resulta interesante mente hacia el final de la semana.
subrayar las pequeñas grandes trans- Más de una vez, los viernes, apro-

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La vida social de los objetos recuperados 113

vechando que ese día vende los ma- conocen y siempre le prestan dinero si
teriales y debe organizarlos, Nora se ella lo necesita. Este tipo de préstamo
queda en su casa y en su lugar, una de es una práctica muy extendida entre
sus hijas viaja a la capital a recoger los depósitos y los recolectores.
los materiales que le guardan en los Antes de llegar al depósito, hay todo
edificios y el supermercado para no un trabajo de clasificación que es cen-
perderlos. Mientras ella aprovechaba tral para poder vender lo recolectado.
para descansar de los viajes a la ciu- Durante toda la semana, al regresar de
dad y del peso de la carreta (Registro la capital o a la mañana siguiente, Nora
Estación Carranza, 20/05/07). separa con dedicación cada tipo de ma-
terial en sacos diferentes. Así el papel
Se podría decir que los materiales se de color irá llenando a lo largo de la se-
hacen cuerpo. De esta manera, cuerpo, mana un saco, el cartón y el papel ma-
carreta y carga componen una unidad rrón otros, y lo mismo con el plástico y
indisociable en la actividad cotidiana las botellas de gaseosas. Esta clasifica-
de la recolección. Saber conjugar estos ción supone guardar los sacos con los
tres aspectos es parte de la experiencia distintos materiales hasta el momento
práctica de los cartoneros. de la venta, para lo cual se necesita su-
ficiente espacio.
La venta La casa de Nora tiene un patio por
donde se ingresa a la misma. Allí, ape-
El momento de la venta también supo- nas se traspasa el portón de chapa de
ne un conocimiento específico de los zinc que la separa de la estrecha calle,
objetos. Hay distintas modalidades de se encuentran apoyados, los sacos con
venta, algunos lo hacen cada día, en los cartones, bolsas negras de residuos
general los que menos cantidad reco- con botellas de plástico, y hacia el fon-
lectan; otros por semana o quincena, do un camión viejo. La parte de atrás
como Nora. Ella vende en un depósito está cubierta de bolsas con cartones,
que queda casi a 40 cuadras del barrio, ropa, algunos juguetes viejos y restos
es por eso que le paga a un vecino que de objetos. Al costado del camión, apo-
tiene flete para llevar los materiales yado sobre el muro de cartón y chapa
hasta allí. Ese depósito, a diferencia de que divide la casa del pasillo vecino,
los que se encuentran en el barrio y pa- una cocina parece haber cambiado su
san a retirar el material a domicilio, función por la de ropero. El patio es un
paga mejor. Sandra vende en un depó- espacio privilegiado para Nora porque
sito que está al fondo, en el mismo ba- allí puede acumular durante toda la
rrio. Aunque ahí le pagan menos, semana los lienzos con los materiales
vender en el depósito a donde va Nora sin tener que guardarlos en el interior
supone un gasto extra, el del flete (al- de la casa. Éste es uno de los motivos
rededor de dos dólares en 2007), que que esgrime Nora frente a su marido
en su caso no puede afrontar. Por otra para no mudarse a la casa de su sue-
parte, me explica, en este depósito la gro: “ahí no tengo patio, ¿dónde voy a

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114 Débora Gorbán

poner todos los cartones?”. Otros veci- por semana. La otra gente, la mayoría,
nos, que como ella salen con la carreta, no tiene la oportunidad de juntarlo,
al no tener lugar para acumular21 los porque ellos, el pesito que necesitan
materiales, deben vender más seguido hoy lo usan (Entrevista hecha por la
su carga. La desventaja de vender de autora, junio de 2004).
esta forma es el menor precio obtenido
por lo recolectado, ya que cuanto ma- A su vez, para vender semanalmente se
yor es el volumen ofrecido, mayores necesita contar con un ingreso22 que
son las posibilidades de negociar un permita cubrir los gastos del hogar du-
precio más favorable. rante toda la semana, para no tener
La clasificación, así como la posibi- que vender la carga antes de tiempo.
lidad de acumularlos durante un tiem- En general, quienes tienen una mayor
po más o menos prolongado, son antigüedad en la recolección poseen ca-
formas de agregarle valor a los mate- rretas grandes (cien kilos), varios clien-
riales. Y forman parte de la expertise tes, recolectan un volumen casi
que desarrollan quienes se dedican a constante de materiales, y pueden aco-
la recolección. La descripción que hace piar y vender cada semana. Por el con-
Juan, sobre su forma de vender refleja trario, aquellos que salen de manera
esta expertise y la existencia, a partir más irregular, sin carretas, sin lugares
de ella, de un proceso de diferenciación fijos, tienen dificultades para vender
entre quienes se dedican a la recolec- a finales de la semana. En muchos ca-
ción: los que pueden acumular y los sos, éstos son los que viven al día.
que se ven obligados a vender rápida- La relación con los depósitos consti-
mente. tuye un punto central no sólo al mo-
mento de organizar la venta, sino
Yo los junto y los vendo los fines de se- también a la hora de evaluar otras al-
mana. Vos venís a mirar un día vier- ternativas. Por ejemplo, elegir un de-
nes a la noche y yo tengo diez, doce pósito para vender la carga no sólo se
lienzos, lienzo llamamos a esto (seña- vincula con el precio que ofrece por el
lando los grandes sacos donde están material. También son considerados
guardados los cartones). Llenos de car- otros elementos, entre los cuales se
tón. Paquetes de diario, cuarenta; bol- destaca la posibilidad de disponer de
sas de blanco, no sé, diez bolsas. Y me adelantos de dinero. Éstos consisten
estoy sacando 300 pesos (60 dólares) en que los depositeros adelantan el di-
nero de la próxima venta, descontando
21
El espacio es un elemento central tanto
para la recolección como en la organización eco- 22
En muchas ocasiones ese ingreso no sólo
nómica del hogar. Esta práctica es muchas ve- está conformado por lo que se obtiene de la ven-
ces también llevada adelante por personas en ta de materiales, sino también a través de otras
situación de calle pero, a diferencia de aquellos actividades, muchas veces changas o pequeños
que poseen una vivienda a donde volver diaria- trabajos realizados por alguno de los integran-
mente, ésas carecen de las condiciones para tes del hogar, la percepción de planes y ayudas
acumular cosas. sociales, entre otro tipo de recursos.

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La vida social de los objetos recuperados 115

el importe prestado del monto que le la estimación de su valor, o en la forma


pagan al cartonero por los materiales. en que es presentado junto a otros obje-
Esto lleva a una continuidad en la re- tos en el lote, se podrá generar la desca-
lación con el depósito que va más allá lificación del subastador y también del
de los precios que éste propone, ya que objeto, haciendo que las ofertas que se
para devolver el dinero se debe vender realicen por éste sean de un valor me-
nuevamente al depósito que otorgó el nor al estimado.
préstamo. Trasponiendo esta observación para
El depósito es una instancia inelu- el caso de la recolección, cuando se pre-
dible en la tarea de los recolectores, ya paran los materiales para la venta mu-
que sin un lugar en el cual vender los chos ponen en práctica una serie de
materiales, los sacos llenos de papeles procedimientos que permitirán aumen-
y cartones vuelven a convertirse en de- tar el peso de la carga y, en consecuencia,
sechos. el precio obtenido. Mojar el papel y los
A pesar de esta relación desigual, cartones, poner arena en las latas de ga-
existen determinadas tácticas (De seosa que se van a vender antes de
Certeau, 2000) que a veces permiten aplastarlas, son algunas de estas estra-
obtener una pequeña diferencia al mo- tegias. Sin embargo, los depositeros,
mento en que los sacos son pesados en que conocen el oficio, muchas veces re-
la balanza. En este sentido, la manera chazan los sacos que están mojados, o
en que se organizan los materiales en penalizan a su dueño pagándole menos
los sacos y bolsas antes de ser llevados del peso indicado por la balanza. En
al depósito, resulta fundamental. Pero ambos casos, la expertise se construye a
para esta tarea es imprescindible te- partir de la experiencia de ambos en
ner familiaridad con los objetos que se relación con el manejo de los objetos.
venden y con otros recolectores de más Lejos de las calles de la capital, el
trayectoria que puedan transmitir di- acopio y clasificación de los materiales
chas tácticas. se convierte en un momento central
En este punto resulta interesante en la transformación de los residuos en
volver sobre un aspecto del ya citado mercancías hecha por los cartoneros.
texto de Quemin (1994). El autor, en su Ya que la posibilidad de acumular y de
investigación sobre los martilleros de clasificar los materiales repercute di-
las casas de subastas en París, se refie- rectamente en la capacidad de agre-
re a la dimensión social de la expertise, gar (más) valor a los desechos.
a propósito de la clasificación experta y
técnica de los objetos antes de la venta LA ACUMULACIÓN DE OBJETOS
en remate. Según su análisis, la estima-
ción del valor de un objeto es influencia- Entre la diversidad de materiales ya
da por la expertise que demuestran los señalada, hay un conjunto de distintos
subastadores para identificarlo. En el tipos de objetos/desechos que se desta-
caso en que éste no resulte correcta- can por ser utilizados como formas de
mente identificado, o exista un error en ahorro. Entre los objetos que se buscan

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116 Débora Gorbán

para su recolección y venta están Escena 1: las cosas de Navidad


aquellos que se caracterizan por po-
seer un precio mayor que el resto: pa- Un día cercano a las fiestas de Navi-
pel blanco,23 cobre, aluminio y plástico. dad estaba en la casa de Nora, hacía
Juntar estos materiales garantiza la un calor sofocante. A la hora del al-
obtención de un mayor ingreso. Hasta muerzo Nora les pidió a sus hijos que
allí no parece haber una diferencia con sacaran la mesa al patio, para comer
el resto; sin embargo, en lo que respec- debajo de la media sombra. Seba y
ta al papel, el plástico, el cobre y el alu- Lisa se encargaron de sacar la mesa
minio, pude observar una particular chica al patio, mientras con Lali lleva-
manera no sólo de prepararlos para la mos las sillas desde el comedor al pa-
venta, sino de relacionarse con ellos. tio. En esta pequeña mudanza quedó
Me refiero a la forma en que se dispone al descubierto una bolsa que estaba en
de estos objetos como ahorro no mone- un rincón del comedor, debajo de la
tario y los usos asignados a los mis- mesa, repleta de latitas de aluminio.
mos. A su vez, este tipo de prácticas de Cuando las vi, le pregunté a Nora por-
ahorro suponen la existencia de un ele- qué las guardaba adentro, ya que el
mento que para otras formas de ahorro resto de los materiales, el cartón, los
no resulta significativo: el espacio. diarios, las botellas, estaban en los sa-
Como mostraré a partir de los datos de cos afuera, en el patio. “Es que si las
campo, el espacio deviene una varia- dejo afuera [las latitas] las roban, eso
ble indispensable para estas prácticas es caro.” Me explicó que durante todo el
de ahorro, las cuales no sólo refieren a año juntaba las latitas y en esta época
una forma de acumular, sino también del año, cuando su precio aumentaba,
a una forma de gasto. A continuación las vendía para comprar “las cosas de
describiré tres escenas en las que se Navidad”.
despliegan distintas maneras de acu-
mular materiales. Escena 2: el patio y las botellas

Hugo tiene alrededor de 40 años, es


morocho, lleva el pelo largo, atado en
23
Dentro de lo que se denomina común-
mente como “papeles” o “recortes” hay una
una cola de caballo. Tiene ojos pequeños,
gran variedad de calidades que son diferencia- la cara redonda. No es muy alto y cami-
das en la industria papelera, y en los depósitos na dando saltos. Lleva puesta una re-
donde venden los cartoneros. Rápidamente se mera blanca con inscripciones, una
pueden distinguir los cartones o papeles ma-
rrones del resto de los papeles. Dentro de este
campera abierta, un jean y zapatillas.
segundo grupo se distinguen los papeles bara- En la cintura tiene una riñonera ne-
tos (diarios, revistas entre otros) del “blanco”, gra. Pasa caminando con su esposa por
tal como es conocido entre quienes trabajan la puerta del supermercado en donde es-
vinculados a esta actividad. Esta forma de sin-
gularizar refiere a su mayor valor de cambio,
tamos paradas Nora y yo. Se detiene y
que lo convierte en un objeto preciado por los nos saluda. No lleva la carreta, y Nora
cartoneros. le pregunta si estaba trabajando. “¡Sí!

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La vida social de los objetos recuperados 117

Hoy vine a vender todas las botellas trada en separar las cajas, asiente con
que tenia ahí en el fondo de la casa, ¿te la cabeza.
acordás? Estoy trayendo de a poco, son D: ¿Y ese plástico, lo vendes separado
un montón. Ya vine dos veces y todavía del resto de las cosas?
me quedan.” Le pregunto desde hace S: Sí, eso me lo da mi mamá para que
cuanto que las junta. “¿Éstas? Son de to- junte para mí.
do un año, como 3 000 kilos, y ¿sabés El plástico que Nora o ellas juntan, Sol
cuánto voy a sacar? 300 pesos, sólo eso se encarga de venderlo en un depósito
por todo un año ¡y no sabes el lugar que del barrio que está atrás de la casa. Su
ocupan! Yo tengo un fondo ahí en mi mamá se lo da para que tenga su pla-
casa, y están todas apiladas atrás y ta, para el bebé que va a tener en unos
¡ocupan casi la mitad del terreno! Pero meses.
ahora las tengo que vender sí o sí, por- D: ¿Y Lisa? ¿A ella no le toca nada?
que me mudo, ahí alquilaba y me voy a Sol me mira sonriéndose y niega con la
otra casa mía, que me hice yo, pero no cabeza: “pero a ella le están juntando
tengo lugar para todas las botellas.” el blanco para los quince”
D: ¿Cómo es eso?
Escena 3: blanco y plástico para S: Y todo el blanco lo guardan en el
ocasiones especiales fondo para pagar la fiesta de 15.
D: ¿Pero falta para la fiesta, o no?
Las dos hijas de Nora (Lisa y Sol) y yo ¿Cuántos años tiene?
caminamos hacia el bazar a buscar las S: Y como 13, es para el 2009 recién.
cajas. Cuando llegamos los vendedo-
res estaban dejando cajas de mercade- Latas de gaseosa, botellas, papel y plás-
rías vacías en la vereda. Entre las tres tico se acumulan en los rincones de las
nos pusimos a separar y desarmarlas. viviendas de Nora y Hugo. En su casa
Mientras Sol, que estaba con ganas de Nora destina un lugar específico a estos
hablar, me explica que todo lo que lle- materiales, ya no en el patio donde se
van ese día es para su mamá, para la amontonan los lienzos con cartones, pa-
casa. De su bolsillo saca un papelito chi- pel de diario y plásticos, sino en el inte-
quito y todo arrugado y me lo muestra, rior de la vivienda, alejados de miradas
alcanzo a leer “17.90 pesos”, escrito en indiscretas, guardados en distintos rin-
birome verde. Le pregunto qué es: cones. La principal diferencia entre es-
tos materiales y el resto de lo que Nora
S: Del plástico que vendí el otro día, recolecta, es que son guardados duran-
tengo que pasar a cobrarlo. te meses, incluso años. Como se observa
D: ¿Con eso te pagan? ¡No lo pierdas! en las tres escenas descritas, la distin-
S: ¡No lo tengo que perder! ción entre estos materiales y los demás
Le pregunto a qué cantidad de plástico opera en varios sentidos. Por un lado, se
corresponde, y ella me responde que es trata de materiales que resultan esca-
“una bolsa grande y un poquito, ¿no sos, es decir son más difíciles de encon-
es cierto Lisa?”. Su hermana, concen- trar en las calles, especialmente el

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118 Débora Gorbán

papel blanco y el aluminio, ya que son dad. Este tipo de acopio aparece como
muy buscados debido a su alto valor una práctica diferenciada de la práctica
de cambio. Por otro lado, este valor de de acopio de cartones y diarios. La dis-
cambio resulta significativo cuando tinción es señalada en parte, a través
se consigue acumular una cantidad con- del espacio físico que se les destina en
siderable de material (recordemos que la vivienda, y en el espacio simbólico
la venta es por kilo). Todo ello influye en que ocupa en la proyección de gastos de
el ritmo de acumulación de estos mate- Nora y su familia. Los papeles blancos
riales. Este ritmo cambia a su vez en y el plástico pueden incluirse en este
relación con la zona de la ciudad en don- tipo de práctica de acumulación dife-
de se lleve adelante la recolección. Así, renciada, como se desprende de las es-
quienes trabajan en el microcentro tie- cenas descritas.
nen más posibilidades de llevar papel
blanco (se trata de una zona de edificios La acumulación como práctica de
de oficinas que son las que más descar- ahorro
tan este papel), que quienes recorren
las calles de barrios residenciales. A su En francés la palabra ahorro se tradu-
vez, para poder guardar estos mate- ce como mettre a coté de (l’argent), cuya
riales durante un periodo de tiempo traducción literal significa poner el di-
significativo, ese hogar debe tener la nero a un lado, separarlo. Podría decir-
capacidad de disponer de otros recursos se, de esta forma, que juntar las latitas
para su consumo diario. Es por ello que o el plástico traduce en la práctica el
esta acumulación a largo plazo no es sentido de la acción de ahorrar, a tra-
una práctica realizada por todos los que vés de la separación y la disposición de
recolectan, y así se constituye en un ele- los materiales en espacios diferentes.
mento que opera en el proceso de dis- Es en este sentido que la acumulación
tinción al interior del grupo. de estos materiales constituye para
Para Nora, acumular una cantidad Nora y su familia, una forma de aho-
significativa de latitas de aluminio es rrar dinero en objetos.
una actividad que se extiende en el Se ahorra dinero a través de los
tiempo. En general éstas se encuentran materiales, bajo su forma de objetos.
en las bolsas, que a veces deja sin revi- Se guarda el material y no el dinero,
sar, o en los tachos de residuos que hay estableciendo así una distancia entre
en la calle. Todos los años Nora repite la la inmediatez del dinero y lo mediato
misma práctica, acumula latitas du- de la cosa. Pero al mismo tiempo los
rante cuatro o cinco meses, siempre en tres tipos de objetos comparten la par-
la misma época, y un mes antes de Na- ticularidad de ser experimentados en
vidad, cuando los precios todavía se la práctica como dinero, pero sin la
mantienen altos (ya que a fin de año volatilidad característica de éste: “¡A
disminuyen) vende lo acumulado. Lisa le sacaron el blanco. Cuando llegó
Guardar latitas durante meses le per- no había nada!”, exclama Nora en refe-
mite hacer frente a los gastos de Navi- rencia al papel que retira en una ofici-

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La vida social de los objetos recuperados 119

na localizada en su recorrido. ¡La voy gasten rápidamente. Un mediodía,


a matar a esta pendeja! Eso por que- mientras charlaba con Nora en la coci-
darse paveando, tiene que ir antes, ¡eso na de su casa, Seba y Lali (sus hijos me-
es plata!” nores) entraron riéndose y comiendo
Esta forma de ahorro en objetos no unos helados. Nora los miró divertida
está alejada de las prácticas de ahorro preguntándoles de donde habían saca-
habituales en las cuales el dinero es do la plata para las golosinas. Ninguno
puesto a resguardo, ya sea en una caja de los dos respondió, sólo se reían hasta
de seguridad en un banco, con el fin de que Lali señaló con picardía una mace-
ahorrar o preservar el dinero. ta que estaba apoyada sobre una silla
Al mismo tiempo, la utilidad pro- al costado de la puerta de ingreso a la
ducto de cada objeto acumulado se des- casa. “¡Claro! descubrieron el lugar
tina a un gasto futuro específico, se donde guardo la plata de las cosas de
guarda para algo. Como se observa a limpieza”. Ese dinero, “solo moneditas”
partir de la manera en que Nora y sus según Nora, es lo que ella separa para
hijas se refieren a dichos materiales: el poder tener como cambio cuando hace
plástico es para Sol y los gastos de su una venta, “pero ya ves que no dura
futuro bebé, el papel blanco para la fies- nada”. De cierta forma, la anécdota re-
ta de 15 de Lisa. Se produce una sin- fleja la inestabilidad del dinero en efec-
gularización de los materiales, un tivo. Las monedas, descubiertas en
marcaje: “People continually disrupted su escondite, son rápidamente gasta-
monetary uniformity, furiously diffe- das, dejando en evidencia la inestabili-
rentiating, earmarking, and even in- dad de estos ahorros en el hogar de
venting new forms of money” (Zelizer, Nora. Por el contrario, el papel o alu-
1994: 139). minio no suponen una disponibilidad
Retomando lo antes dicho, el mate- inmediata, por eso es que pueden
rial, en su trayectoria, se aleja de su guardarse sin riesgo a que sean gasta-
condición de desecho para transfor- dos. Así, al no poseer el dinero en efec-
marse en una forma de ahorro, desti- tivo, resulta más fácil también eludir
nada a un gasto futuro específico. los pedidos de dinero que les hacen
Pero cabe preguntarse, ¿por qué otros miembros de la familia. Es posi-
guardar los objetos y no el dinero de su ble decir que no sin romper el circuito
venta? En primer lugar, porque supone de obligaciones mutuas del grupo.
una postergación en el uso del dinero,
dificultando la disposición rápida del A MODO DE CIERRE:
mismo. El papel no puede usarse direc- LA CIRCULACIÓN DE OBJETOS
tamente para comprar algo, no es lo
mismo la disponibilidad de gasto permi- En la ciudad es posible encontrar dis-
tida por el dinero líquido que una re- tintos tipos de cosas y materiales. La
serva de papel blanco o de plástico. A calle también puede convertirse en un
su vez, también es una forma de evitar lugar lleno de tesoros esperando a ser
que otros miembros de la familia lo hallados. La recolección, pensada desde

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120 Débora Gorbán

un estricto punto de vista laboral, deja de los diferentes canales de circula-


de lado todo este rico conjunto de obje- ción de esos objetos. Así, cada uno de
tos que se ponen en movimiento a par- estos movimientos son transformacio-
tir de su encuentro con los cartoneros. nes que representan, a su vez, momen-
Este tipo de objetos se encuentran, no tos en la vida de esos objetos, y para
se buscan. Son las cosas que muchos poder ser aprehendidas deben obser-
vecinos guardan, o que dejan con las varse siempre en la relación de las per-
bolsas de residuos en la vereda a donde sonas con las cosas. Para quienes se
Cristian o Nora, entre otros, se encuen- dedican a la recolección su tarea no
tran con ellos. No se buscan porque existe sino con esos objetos. Son esos
nunca se sabe qué se puede hallar. Sin diversos objetos, y sus múltiples vidas,
embargo, aun desconociendo el tipo de a partir de los cuales construyen di-
objetos que encontrarán, son considera- ferentes formas de obtener recursos,
dos por los cartoneros como un recurso dinamizando distintos circuitos de
extra en el sostenimiento de sus hoga- circulación de los mismos.
res. De esta manera, el viaje a la ciudad Pero esa diversidad de objetos mu-
también puede ser vivido como una sa- chas veces no es utilizada según su fun-
lida en busca de objetos que represen- cionalidad original, sino que cada uno
tan ese ingreso extraordinario, pues les le otorga un destino diferente. Así, esa
permite acceder a determinados artícu- forma de apropiarse del objeto se cons-
los de confort doméstico, muchas veces tituye también en una manera a través
inaccesibles por su elevado costo. de la cual los cartoneros establecen dis-
Casi todos los objetos recolectados tinciones sociales hacia y en el interior
encuentran un destino posterior. Si se del grupo: quienes pueden acceder a ob-
pudiese graficar la configuración de ob- jetos de mayor valor para venderlos o
jetos que se despliega alrededor de equipar su casa; los que pueden acumu-
Nora, entre lo que recolecta, lo que le lar y ahorrar objetos; quienes acceden a
dan, y guarda, así como lo que compra y una mejor y mayor cantidad de mate-
vende, se trataría de un diseño reticu- riales y pueden realizar una venta se-
lar en el cual Nora aparecería en un manal y no diaria; quienes incluso
centro jerárquico en relación con el res- atesoran objetos que no venden. La
to de su red social (siempre observando transformación de los objetos encontra-
desde su perspectiva). Pero un centro dos se produce, entonces, en esa rela-
que va cambiando a medida que el obje- ción con la persona que lo encuentra,
to se pone en movimiento; y el punto de cruzándose y modificándose la vida del
observación se traslada desde Nora ha- objeto y la de su nuevo dueño.
cia algún otro miembro de la red. Así, estas diferencias dan cuenta de
El momento de coincidencia espacio- los procesos de calificación y jerarqui-
temporal de los objetos y las personas zación existentes entre quienes se de-
que los recolectan será sucedido por dican a la recolección a partir de la
una nueva dispersión puesta en mar- vinculación con los objetos que se reco-
cha a partir de este encuentro a través lectan y lo que con ellos se hace.

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La vida social de los objetos recuperados 121

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ACTIVOS Y RECURSOS EN FAMILIAS DE SECTORES MEDIOS
DEL D.F. UN ESTUDIO DE CASO SOBRE ESTRATEGIAS
DE REPRODUCCIÓN DOMÉSTICA

Gabriela Sánchez Hernández*

Resumen: En México la antropología económica ha desarrollado muchos estudios relativos a co-


nocer las diversas estrategias de supervivencia y reproducción en sectores bajos urbanos y rura-
les. No es el caso de los estudios dedicados a comprender las estrategias de reproducción y
sobrevivencia en sectores medios urbanos. El presente artículo muestra algunas conclusiones sobre
el estudio de caso de seis familias de “clase media”, que habitan en el Distrito Federal. Se analiza el
uso de activos y recursos económicos que cada unidad doméstica emplea como mecanismo de re-
producción y supervivencia económica y se destaca el papel de la educación, las herencias familia-
res y algunos beneficios que el otrora Estado benefactor aún provee a algunos de los miembros
entrevistados, entre otros elementos.
Palabras clave: clase media urbana, estrategias de reproducción, activos y recursos familia-
res, economía doméstica en el Distrito Federal.

Abstract: Economic anthropology has developed many studies related to exploring strategies for
survival and reproduction in low social sectors, both urban and rural, in Mexico. However, this is
not the case of studies of strategies of reproduction and survival in the urban middle class. This
article shows some of the conclusions of a study of six “middle class” families living in the Federal
District. It analyzes the economic assets and resources used by each domestic unit as mecha-
nisms of economic reproduction and survival, with special emphasis on education, inherited
traits, and the benefits of some of the programs that the welfare state still provides for a number
of the families who were interviewed, among other elements.
Keywords: Urban middle class, strategies of reproduction, family assets and resources, do-
mestic economy in the Distrito Federal.

INTRODUCCIÓN con el fin de paliar situaciones de crisis

L
económicas que amenazan y deterio-
os sectores urbanos pobres y los
sectores medios utilizan diferen-
tes estrategias de reproducción1 el mantenimiento y mejoramiento de la calidad
de vida del grupo doméstico. Cabe destacar que
algunos autores diferencian el concepto de “es-
*Doctora en Antropología Social por la unam. trategias de reproducción” del de “estrategias de
Línea principal de investigación: Antropología supervivencia” argumentando que la primera
urbana, sectores medios, unidades y reproduc- noción analítica puede ser observada en cual-
ción doméstica. quier sector o clase social; por su parte, la cons-
1
En este trabajo, por estrategias de repro- trucción “estrategias de supervivencia” se refiere
ducción se entenderá las acciones y mecanismos más a aquellas acciones que las familias y/o gru-
que una familia emprende para la consecución pos domésticos en situación de pobreza emplean
de un fin que generalmente está relacionado con para sobrevivir cada día (Margulis, 1989).

123

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124 Gabriela Sánchez Hernández

ran el nivel y la calidad de vida. La im- nómicas. Existe un gran número de


plementación de diversas estrategias estudios que dan cuenta de la relación
de reproducción se encuentra profun- entre crisis económica y estrategias de
damente relacionada con factores his- reproducción entre familias pobres ur-
tóricos y culturales. Esto que parece banas (Estrada, 1999; Molina, 1999;
tan obvio en contextos de marginación González de la Rocha et al., 1990; Lom-
y de pobreza no lo es cuando se piensa nitz, 2003 y 1997; Selby A., 1994; Selby
en la forma en cómo las clases o sec- A. et al., 1990). Asimismo existen va-
tores medios2 hacen frente a crisis eco- rios estudios que centran su atención
en la relación entre recursos familia-
2
Es menester aclarar que en el presente res y estructuras de oportunidades
trabajo se usará de manera indistinta y como
sinónimos clase media y sectores medios. Para
creadas3 por el Estado, el mercado y la
definir someramente y acotar la idea de clase sociedad que permiten el sostenimien-
media señalaré que algunos autores (Loaeza, to y, en todo caso, mejoramiento de las
1988; Stern, 1990) comentan que las clases me- condiciones de esas familias (Moser,
dias se distinguen por una actividad económica
inscrita entre los sectores secundario (indus-
1998; Townsend, 1979; Katzman, 1999
tria) y terciario (comercio y servicios). Además, y 2001; González de la Rocha, 2001).
se caracterizan por tener un nivel de escolari-
dad por arriba de la media nacional (primaria Para operativizar estos indicadores es nece-
concluida). Sus lugares de residencia han sido sario seguir la caracterización de los sectores me-
siempre centros urbanos y los ingresos de sus dios realizada en estudios previos (Loaeza, 1988;
miembros no sólo permiten satisfacer necesida- Stern,1990; De Lara, 1990), donde se subraya la
des básicas, sino incluso necesidades de esparci- condición laboral, tratándose principalmente
miento. de ocupaciones no manuales, trabajos de cuello
La escolaridad, el vivir en un espacio urbano, blanco y algunos empleos de cuello azul (Cortés,
los ingresos, el tipo de esparcimiento y diversión, 2000).
así como el tipo de empleo, son considerados Según un estimado que permite tener un bos-
como elementos que permiten sostener que estos quejo de la estructura social en México realizada
indicadores empíricos constituyen la base que por Fernando Cortés (2000), se señala que los de-
articula la construcción de la identidad y de la ciles 8º y 9º son los correspondientes a los sectores
diferenciación de una clase social respecto de medios. Las bases de la pirámide estructurada en
otros niveles sociales (Bourdieu, 2000). deciles, es decir, del 1 al 7 la ocupan la población
Al hablar de la relación entre inserción la- con distintos niveles de pobreza.
boral en los mercados de trabajo y reproducción Por su parte, la variable escolaridad da la
social, algunos estudios sugieren que tanto la pauta para suponer la existencia de una visión
prosperidad económica como la estabilidad en del mundo cercana a un orden de ideas más o
las relaciones al interior del grupo doméstico pue- menos secular; asimismo, la educación se consi-
den estar relacionadas con las capacidades que dera un elemento en el que los informantes pue-
sus miembros tienen para incorporarse en los den fincar su prestigio y diferenciación social
mercados de trabajo (Estrada, 1999; González (De la Rosa, 1990; Loaeza, 1988).
de la Rocha et al., 1990 y 2005; Escobar, 1996; 3
Las estructuras de oportunidades serán
Molina y Sánchez, 1999; Selby, 1994). entendidas como un sistema de posibilidades y
En la conceptualización de la clase media se condiciones dadas por el Estado, el mercado o la
retoman indicadores socio-demográficos que dan sociedad, para que un individuo o familia tenga
cuenta de la escolaridad, el ingreso y la ocupación, acceso a bienes, servicios o la oportunidad de de-
así como aspectos de consumo cultural que ha- sarrollar una actividad que permitirá enfrentar
blan de los gustos, las preferencias y las orienta- una contingencia o simplemente, mantener la
ciones valorativas. calidad de vida de la familia (Kaztman,1999).

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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 125

Sin embargo, considero que ese mis- Por lo tanto, este trabajo se centra
mo planteamiento se ha utilizado poco en conocer los tipos de recursos y acti-
en la comprensión del uso y del manejo vos públicos6 utilizados por familias de
del “portafolio de recursos y activos” en- clase media urbana. El aprovechamien-
tre familias4 de sectores medios urba- to de los recursos familiares permite
nos. De tal forma que el interés del
presente trabajo tiene como objetivo
familiares. La escolaridad, el vivir en un espacio
comprender el uso y aprovechamien- urbano, los ingresos, el tipo de esparcimiento y
to de los recursos de las familias de diversión, así como el tipo de empleo son consi-
sectores medios. Esto es, ubicar las ac- derados como elementos que permiten sostener
ciones que las familias emprenden que estos indicadores empíricos, constituyen la
base que articula la construcción de la identi-
para potencializar sus recursos y lo- dad y de la diferenciación de una clase social
grar a mediano o largo plazo no sólo la respecto de otros niveles sociales (Bourdieu,
mejoría de su calidad de vida, sino 2000).
también la movilidad o permanencia La educación de los hijos fue un tema al que
todos los cónyuges mostraron especial interés.
dentro de su estratificación social.5 Todos los hijos de las unidades exploradas cuen-
tan con estudios profesionales y algunos con
4
Por unidad doméstica o familia se entende- posgrado.
rá al conjunto de individuos que habitan en una 6
A lo largo de este trabajo se entenderá por
misma vivienda y que pueden o no compartir activos a los factores de carácter financiero, so-
lazos de parentesco, además de que se organi- cial, humano y físico que pueden estar presen-
zan para satisfacer su reproducción como grupo, tes en el contexto de los sujetos y que estarán
(Estrada, 1999; Benites, 1990; Cuéllar, 1990). determinados por condiciones contextuales re-
Para los efectos de este trabajo la noción de fa- ferentes a circunstancias políticas, culturales e
milia y/o grupo doméstico será retomada sola- históricas (Kaztman, 2001 y 1999). Por otro
mente en su dimensión de entidad conceptual lado, el concepto de recursos a partir de los
que permite la recolección y análisis de datos cuales se puede valer un grupo doméstico para
(Quesnel, 1989). enfrentar una situación de pobreza. La catego-
5
A las estrategias de reproducción las consi- rización de recursos la retomo de Peter Town-
dero acciones que resuelven contingencias co- send (1974 y 1979), quien resalta los siguientes
yunturales de la reproducción material de rubros: el ingreso en efectivo, que se refiere a
grupos domésticos, las cuales no están pensadas cualquier forma de ingreso corriente efectivo; el
para obtener un bien o un satisfactor que pueda autor reconoce ingresos obtenidos por activida-
modificar estructural o sustancialmente las des de auto empleo, pagos por enfermedad,
condiciones materiales y la calidad de vida de transferencias provenientes de particulares o
las familias. En ese sentido, se ha documentado de programas sociales promovidos por el Esta-
que para enfrentar crisis económicas los secto- do, pensiones o jubilaciones. Los activos de ca-
res medios tienden a disminuir su consumo, a pital se refieren a la posibilidad de aumentar
elegir productos de menor precio y, muchas ve- la calidad de vida de una familia, a partir de la
ces, de menor calidad; a disminuir actividades capacidad de negociación o rentabilidad obteni-
de esparcimiento como vacaciones, comidas en da de un bien inmueble. Para que el recurso
restaurantes, entre otras (Gilbert, 2003; Cortés, (bien inmueble) pueda convertirse en un activo
2000; Cortés et al., 2007. A estas acciones las de capital, se debe poseer la propiedad del mis-
consideraré dentro de la gama de estrategias de mo y sus cualidades deben estar valuadas en el
reproducción. Es el caso de la educación que fa- mercado. Tal es el caso de la venta de propieda-
cilita la movilidad social del individuo o de la des, del uso de ahorros, o bien el manejo de los
familia. Estas acciones las considero como accio- mismos a través de instrumentos de inversión
nes que forman parte del portafolio de recursos financieras.

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126 Gabriela Sánchez Hernández

suponer que los integrantes de las fa- brir la reproducción material de los
milias son sensibles no sólo a los cam- integrantes de la familia, pero no es la
bios económicos y políticos que vive el única esfera que se reproduce, pues tal y
país, muchos de los cuales impactan como advierte García et al. (1989; 31):
directamente el bolsillo familiar, sino
que perciben las necesidades tácitas La reproducción de los grupos do-
del mercado laboral, de la sociedad y mésticos, involucran elementos que
de las oportunidades que el Estado sobrepasan a la reposición de sus inte-
crea mediante determinadas políticas grantes. Implica la recreación en lo
sociales. cotidiano mediante las prácticas indi-
En el estudio se presentan datos viduales de elementos ideológicos,
obtenidos con base en seis unidades culturales, afectos y de las relaciones
domésticas que habitan en el Distrito de autoridad entre géneros y genera-
Federal: Alpha, Beta, Gamma, Epsilon, ciones. Las actividades desplegadas
Delta y Zeta. El trabajo de campo se en el ámbito doméstico cumplen una
realizó entre los meses de abril y di- doble función, de manutención coti-
ciembre del año 2000, y posteriormen- diana y de transmisión de una gene-
te se realizó otro contacto en 2007. Las ración a otra de aspectos ideológicos
seis familias entrevistadas que se pre- que fundamentan las distancias so-
sentan fueron abordadas con el interés ciales.
de ofrecer evidencias sobre una serie de
medidas tomadas para evitar perder De tal suerte que entre los grupos do-
su horizonte de sectores medios, par- mésticos de sectores medios se tiene
ticularmente en el rubro de status so- como primera prioridad garantizar la
cial y en el de calidad de vida. Estas reproducción material de la unidad do-
medidas o estrategias de reproducción méstica; a la vez que no olvidan man-
manifiestan la conformación y uso de tenerse dentro del estatus social, lo
portafolios de recursos y activos, y cual se traduce en diversas formas de
para este caso dependen de variables consumo que les permiten distinguirse
como el contexto socio-económico, el socialmente.
ciclo y el tamaño familiar, el género y El acercamiento cualitativo que
la generación de cada uno de los inte- ofrece la antropología permitió obser-
grantes de las unidades domésticas. var formas particulares del uso del
Es conveniente comentar que para portafolio de recursos y activos públi-
efectos del presente estudio, tomo la cos. Es conveniente aclarar que tam-
división de los recursos y activos como bién existen portafolios de recursos
algunas de las diversas acciones o es- privados; sin embargo, en este estudio
trategias de los sectores medios urba- me interesa resaltar más aquellos que
nos que potencializan la reproducción provienen del Estado.
material y social del grupo doméstico. Parte de la atención se focalizó en el
El uso del portafolio de recursos y ac- ejercicio de recursos y activos que los
tivos tiene como primera intención cu- jefes del grupo doméstico han logrado

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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 127

aprovechar desde su inserción labo- activos de los que se puede hacer uso.
ral, mucho antes de que se conforma- Los recursos se despliegan como un
sen como familia o unidad doméstica. conjunto de oportunidades que los suje-
Este punto resulta de suma importan- tos o familias pueden ejercer en función
cia, pues los empleos que la mayoría de del perfil, características y/o capacida-
ellos obtuvieron en las décadas de 1950, des requeridas para que un recurso se
1960 y/o 1970 influyeron decisivamen- convierta en activo, es decir se ejerza
te en beneficio de la familia. En este por medio de su uso.
sentido, las estructuras de oportunida- Si los sujetos bajo ciertas condicio-
des convertidas en activos y aprove- nes contextuales (socio-económicos) no
chadas por las familias exploradas cubren el perfil, características o capa-
fueron creadas, en su mayoría, durante cidades deseadas no podrán convertir
el periodo económico correspondiente al un recurso en activo. El recurso per-
Estado benefactor. manecerá pasivo, sin usarse y sin te-
ner efectos positivos en un sujeto(s) o
RECURSOS Y ACTIVOS: UNA FORMA familia(s). Es sólo hasta que el recurso
DE COMPLEMENTAR EL INGRESO se ejerce se vuelve un activo, con una
FAMILIAR consecuencia favorecedora y positiva
proyectada al corto, mediano o largo
Tomo la propuesta que desarrolla plazo.
Rubén Kaztman (1999), para el estu- Katzman (1999) afirma que los ac-
dio de familias pobres en Uruguay, a tivos son el resultado del aprovecha-
partir del esquema de aprovechamien- miento que las familias hacen de las
to de los recursos familiares a través oportunidades o recursos que ofrecen
de lo que él denomina estructuras de el mercado, el Estado y la sociedad.
oportunidades creadas por el Estado, Sin embargo, es necesario apuntar que
el mercado y la sociedad. Ese autor las estructuras de oportunidades crea-
afirma que la explotación y el uso que das por estas tres instancias son un
las familias hacen de sus recursos de- entramado de factores y mecanismos
penden en primera instancia, de sus que varían según el tiempo y el espacio.
características y capacidades. El con- De hecho, las políticas económicas, so-
cepto de activo se entenderá como “[...] ciales y culturales pueden variar de un
el conjunto de recursos, materiales e gobierno a otro, lo que significa que
inmateriales, que los individuos y los ciertas necesidades y problemas sean
hogares movilizan en procura de mejo- reconocidos y ponderados de manera
rar su desempeño económico y social, o diferencial en distintos momentos de
bien, como recursos desplegados para la historia de un país. Por ello, las es-
evitar el deterioro de sus condiciones tructuras de oportunidades y los re-
de vida [...]” (Kaztman, 1999: 166). cursos convertidos en activos pueden
El devenir de un determinado mo- ser válidos en un sexenio y no en otro;
mento histórico, social y económico de- sobre todo pensando en el caso de la
termina la conjunción de recursos y falta de continuidad en materia de po-

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128 Gabriela Sánchez Hernández

lítica económica antes y después de abarcan desde la vigilancia, limpieza y


1982. urbanización, hasta políticas públicas
El autor considera varias dimen- muy concretas y particulares; por
siones en las que se pueden enmarcar ejemplo, tomando en cuenta a las fa-
los activos, entre ellos encontramos milias estudiadas y su contexto so-
activos financieros, sociales, humanos y cio-histórico, se pueden señalar las
físicos. En el afán de organizar y siste- pensiones para los adultos mayores
matizar el portafolio de recursos y ac- (70 años en adelante) que otorga el go-
tivos, retomo la propuesta de Peter bierno federal, así como el programa
Townsend (1979), quien agrupa en va- de pensión alimentaria universal para
rias categorías los recursos de los cua- adultos mayores que otorga el gobier-
les se vale una familia para enfrentar no del Distrito Federal.7
una situación de pobreza. Para el pre- Ingresos privados en especie alude a
sente estudio vale la pena rescatar la ganancia generada a partir de la
esta categorización y observar cómo se producción doméstica y venta de ali-
comporta dentro de contextos de sec- mentos, de bienes o servicios de con-
tores medios urbanos en situación de sumo perecedero o duradero.
crisis. Esta tabla brinda una idea general
Ingreso en efectivo, alude a cual- de cómo se podría componer un porta-
quier forma de ingreso corriente efecti- folio de recursos y activos, ya sean es-
vo (actividades de auto empleo, pagos tatales o privados, en México en un
por enfermedad, transferencias prove- contexto neoliberal. El uso aislado o
nientes de particulares o de programas combinado de uno o varios recursos y
sociales promovidos por el Estado, activos depende del contexto socio-
como, pensiones, jubilaciones, présta- económico y de las características y
mos para vivienda, vales de despensa, perfiles de los individuos. En el análi-
préstamos monetarios, entre otros). sis de los casos estudiados se podrá
Activos o bienes de capital repre- observar cómo algunas familias de cla-
senta la posibilidad de aumentar la se media hacen uso de dicho portafolio
calidad de vida de una familia, a partir de oportunidades.
de la negociabilidad o rentabilidad ob-
tenida de un bien inmueble.
Valor de los beneficios del empleo se 7
El gobierno federal implementó una políti-
refiere al ingreso obtenido por el tiem- ca de apoyo económico a adultos mayores a
po y habilidades alquiladas como tra- quienes se les asignaba un monto de $400.00
mensuales, cuya entrega era bimestral. Actual-
bajadores y a las prestaciones que se mente, la pensión aumentó a $500.00 mensua-
obtienen con el empleo: aguinaldos, les. Por su parte, el gobierno del Distrito
primas vacacionales, préstamos, cajas Federal, bajo el mandato de López Obrador, de-
de ahorro, asistencia médica privada y sarrolló la política de pensión alimentaria diri-
gida también a adultos mayores de 70 años, la
estatal (imss-issste). cual en 2008 constaba de $788.85 mensuales.
Valor de los servicios sociales públi- La población beneficiaria son los adultos mayo-
cos otorgados a los ciudadanos y que res que habitan en el Distrito Federal.

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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 129

Tabla 1. Contenido de portafolio de recursos del Estado y de recursos privados


Portafolio de Recursos del Estado Recursos privados
recursos y
activos
Ingresos en Trabajo asalariado Trabajo asalariado,
efectivo autoempleo, ingresos por concepto
de arrendamiento, ahorros
bancarios, ahorros en metales
preciosos o títulos o certifica-
dos privados o del Estado.
Bienes de Propiedad de bienes inmuebles,
capital automóviles, joyas.
Valor de los Pensiones, jubilaciones, bono de fin Bono de fin de año, reparto de
beneficios del de año, prima vacacional, días no utilidades, aguinaldo, algunos
empleo laborables por mes y año; rifas de trabajos en la iniciativa privada
conmemoración del día de la madre, cuentan con caja de ahorro para el
del maestro, de Reyes, día del niño, trabajador. Algunos trabajos
entre otros; beneficios por defunción, ofrecen vales mensuales de
por superación académica (titulación despensa canjeables en tiendas de
u obtención de grados); apoyos a la autoservicio, así como de seguro
salud (lentes, aparatos auditivos y/o de gastos médicos.
ortopédicos); estimulo por puntuali- Bajo el amparo de la Ley Federal
dad, pago de horas extras y guardias, del Trabajo se puede hacer uso de
servicio de guardería, servicio financiamiento para vivienda
médico del issste; financiamiento de (infonavit) de guarderías y
vivienda (fovissste). servicio médico del imss.
Valor de los Gratuidad en el servicio público
servicios de transporte a los adultos mayores;
sociales transferencias del gobierno federal y
públicos que del Distrito Federal a través de
no sean tarjetas canjeables por alimentos,
dinero en enseres, medicinas, entre otros, en
efectivo y los tiendas de autoservicio; servicio
ingresos médico (Ángel) del Gobierno del DF.
privados y Becas a hijos de madres solteras,
en especie donación y distribución a un precio
menor de útiles escolares a hijos de
familias de bajos recursos. Mensuali-
dades a familias en situación de
pobreza (Programa Oportunidades);
programa de transferencias a desem-
pleados.

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130 Gabriela Sánchez Hernández

Tabla 1. Contenido de portafolio de recursos del Estado y de recursos privados


(continuación)
Portafolio de Recursos del Estado Recursos privados
recursos y
activos
Ingresos Venta de productos agrícolas
privados en cosechados en granjas, parcelas,
especie fincas, entre otros, elaboración de
objetos, mercancías perecederas o
duraderas.

ENTORNO Y CONTEXTO najuato. Por su parte, la jefa de la fa-


DE LAS FAMILIAS EXPLORADAS milia Delta es originaria del Distrito
Federal y su difunto esposo es oriundo
Para entender parte del uso del porta- del estado de Baja California Norte.
folio de recursos y activos públicos y Por último está la unidad doméstica
privados es necesario remontarse cua- Zeta, cuya jefa de familia nació en Yu-
renta años atrás, para ubicar el inicio catán y su esposo es oriundo del Distri-
de la trayectoria laboral de los jefes de to Federal.
familia de estos seis grupos. Durante En la fase de conformación de las
las décadas de 1940 y 1950 en México distintas unidades domésticas, los ma-
regía lo que hoy se conoce como Estado ridos8 fungieron como proveedores y
benefactor, cuyo modelo económico es- sus principales fuentes de empleo las
taba estructurado en la sustitución de encontraron desarrollando actividades
importaciones. En ese contexto, los je- administrativas o académicas, dentro
fes de todas las familias —a excepción del gobierno federal o instituciones
del grupo doméstico de Épsilon y de la educativa autónomas.
familia Zeta— había migrado a la ciu- La mayoría de ellos fueron trabaja-
dad de México en busca de mejores dores con plaza o base, lo que les per-
condiciones de vida, las cuales pudie- mitió gozar de un ingreso vitalicio, la
ron obtener por medio del trabajo re- jubilación y el servicio médico gratuito.
munerado.
El lugar de origen del jefe de la fa- 8
Es importante señalar que en los grupos
milia Alfa (viudo al momento de la en- domésticos exploradas los jefes de familia ejer-
cían el rol tradicional de proveedores del grupo
trevista) es Puebla, y su esposa había y sus esposas se ocupan de las labores domésti-
nacido en el Distrito Federal; la jefa de cas y del cuidado de los hijos. Por el contrario, y
familia de la unidad Beta, también con excepción de la única hija de la familia Del-
viuda, nació en el Estado de México y ta, los hijos e hijas de los grupos abordados, sin
importar su situación civil (casados, solteros, se-
su esposo en Puebla; la jefa de la uni- parados o divorciados) no tienen disyuntiva
dad Gamma nació en el Estado de frente a la necesidad de realizar un trabajo re-
México y su esposo (finado), en Gua- munerado fuera del hogar.

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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 131

Las excepciones fueron los jefes de las solicitado préstamos, ya sea en el fo-
familias Alfa y Beta, quienes se desa- vissste o en el imss.
rrollaron como profesionistas autóno-
mos: en el caso del jefe de Alfa trabajó TRABAJO, MERCADO LABORAL
en el ámbito restaurantero y el jefe de Y FAMILIA
Beta en el periodismo, quien posterior-
mente introdujo en este campo a su Un factor fundamental para entender
esposa. el comportamiento de las familias en re-
Otro aspecto que se debe resaltar es lación con su reproducción material, y la
que en la mayoría de las unidades do- forma en que procuran sus recursos y
mésticas entrevistadas, alguno de los activos, es el ciclo de vida familiar y la
dos cónyuges recibió herencia de sus composición de las mismas. Sobre todo
respectivos padres, ya sea en especie en un contexto en el que las crisis eco-
(básicamente terrenos o casas) o en di- nómicas y el cambio de política econó-
nero. Esto, aunado con las prestacio- mica desde la década de 1980 —y en
nes (préstamos para vivienda) de sus particular desde el sexenio del presi-
trabajos, sentó las bases para la com- dente Miguel de la Madrid Hurtado
pra o construcción de las casas que (1982-1988), donde el deterioro salarial
habitaban durante el periodo de las de las familias y la reducción paulatina,
entrevistas. Así, estas familias fueron pero sistemática de los servicios colecti-
acumulando un capital (bienes inmue- vos brindados por el Estado— hace que
bles, ahorros bancarios, joyas) que per- las familias necesiten de dos o más in-
mitió solventar gastos como educación gresos por unidad doméstica para poder
de los hijos en escuelas privadas (fami- responder a las necesidades de repro-
lias Alfa, Beta, Delta, Zeta y Épsilon), ducción básicas: vivienda, alimentación,
compra de automóviles, de terrenos, escuela, salud (García et al., 1989).
vacaciones en el extranjero —sobre Estos aspectos resultan determi-
todo cuando sus hijos eran pequeños—, nantes en tanto son motores de la in-
participación en clubes sociales y de- serción de varios de los integrantes del
portivos y la adquisición de sus casas grupo doméstico al mercado laboral, y
en colonias como la Escandón, el cen- en consecuencia se vuelven beneficia-
tro de Tlalpan, Héroes de Padierna, rios en especie de activos concedidos
Prados Coyoacán y Coapa. por el Estado, siempre y cuando se in-
Muchos de los activos y recursos serten en espacios laborales formales,
que los grupos domésticos explotan regulados y normados por la Ley Fede-
como estrategias de reproducción son ral del Trabajo.
bienes de carácter material (terrenos Se observó que las seis familias tie-
para estacionamientos, la construccio- nen miembros con características que
nes de locales para renta, el uso de prés- les permiten insertarse en el merca-
tamos para cambiar a modelos más do laboral, me refiero particularmente
recientes los automóviles de los hijos, a la edad. De esta forma, se cumple una
entre otros), son el producto de haber de las observaciones en el sentido de

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132 Gabriela Sánchez Hernández

que el ingreso familiar entre sectores como un ingreso seguro cada mes a di-
medios tiende a aumentar cuando los ferencia de los hijos (segunda genera-
miembros de la unidad doméstica ción), quienes tienes sentimientos de
cumplen con las demandas del merca- zozobra y temor ante la posibilidad
do laboral (cualificación y edad). de perder el empleo.
Se observó que la distribución del En ese tenor, vale la pena poner de
salario obtenido por los miembros eco- ejemplo el caso de la hija (segunda ge-
nómicamente activos de cada grupo do- neración) de la familia Beta, quien tiene
méstico destinado a la reproducción un trabajo en la Secretaría de Comuni-
material de la unidad no se consigna caciones y Transportes, obtuvo una li-
en el mismo porcentaje. En las fami- cencia con goce de sueldo (lo que implica
lias Delta, Zeta y Beta, el presupuesto no perder antigüedad y seguir disfru-
de los jefes (as) de familia, es decir los tando de todas las prestaciones labora-
padres destinan su ingreso casi en su to- les: aguinaldo, servicio médico, vales de
talidad a la satisfacción de necesidades fin de año canjeables en tiendas de au-
básicas (Sheridan, 1991): servicios de vi- toservicio, entre otros) para cursar un
vienda (luz, predial, gas, agua), alimen-
tación y servicios médicos y de salud. Por
su parte, los hijos económicamente acti- méstico, y en un segundo momento, ponderan la
compra de medicamentos y/o complementos ali-
vos de las familias Épsilon, Alfa y Gam- menticios (vitamínicos, fórmulas enriquecidas,
ma son quienes soportan dichos gastos, entre otros). Con el paso de los años, la pensión se
además de solventar aquellos referentes ha convertido en una suma de dinero que se reci-
con el entretenimiento y el consumo (el be de manera “segura”, es decir, se tiene una cer-
teza sobre el depósito mensual de la mismo, y por
pago de celulares, televisión de paga, ello se le considera como uno de los pilares econó-
teléfono, compra de muebles, aparatos micos de las familias, a partir del cual se puede
electrónicos y electrodomésticos). Estos hacer planes a corto y mediano plazo, en particu-
gastos, considerados como no básicos en lar sobre el tema del abastecimiento de necesida-
des primarias como es la alimentación.
las familias Delta, Zeta y Beta, son aus- En cuanto a la cobertura médica, puedo se-
piciados por los hijos con empleo. ñalar que todas las familias entrevistadas reci-
Se debe resaltar el hecho de que al- ben asistencia médica, ya sea del imss o del
gunos de los padres reciben transferen- issste, como resultado, en el caso de los padres,
de sus años de servicio en el sector público. En el
cias del Estado en forma de pensiones caso de los hijos de la familia Alfa, y de dos
y jubilaciones por haber servido en el miembros de la familia Épsilon —insertos en el
sistema público, 9 lo que se percibe sector privado, además de recibir la cobertura
del imss, se cuenta con el servicio médico y hos-
pitalario privado. Por su parte, tres miembros
9
Con referencia a la edad de uno o ambos pa- del grupo doméstico Zeta cuentan con servicio
dres, en el tiempo en que se llevaron a cabo las médico del imss o issste de manera intermitente,
entrevistas todas las familias exploradas conta- y esto se debe a que dos de los hijos no tienen
ban por lo menos con el apoyo del programa de trabajo constante en la iniciativa privada y otra
pensión alimentaria para adultos mayores pro- de las hijas cuenta con el servició médico del
movido por el gobierno del Distrito Federal. Las issste gracias a que es estudiante de un doctora-
familias destinan dichos recursos primordial- do y becaria del Consejo Nacional de Ciencia y
mente a complementar la despensa del grupo do- Tecnología (Conacyt).

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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 133

doctorado en sociología. Ser estudiante y se acondicionó para funcionar como


de un posgrado la hizo beneficiaria de bodega de alimentos perecederos, la
una beca del Conacyt. Las becas son que permanente se encuentra rentada.
consideradas en este estudio como Cuando se llevó a cabo la exploración,
transferencias en efectivo, ingreso indi- la bodega generaba un ingreso men-
vidual que se suma a la economía del sual de $1 000.00. En 2007 la bodega
grupo doméstico. se seguía rentando en $1 5000.00 men-
La familia Alfa, cuya hija (segunda suales.
generación) trabaja en la Delegación Por su parte, la familia Beta, gracias
Tlalpan, consiguió aumentar su in- a un préstamo del fovissste compró
greso mensual por medio de la asigna- una casa de interés social al oriente de
ción de horas extras a su hija y que en la ciudad, que en su momento se pagó
términos reales no cubre, pero mone- vía descuentos en nómina. La casa
tariamente sí se contabilizan en su siempre ha sido arrendada, generan-
salario mensual. do así un recurso extra mensual de
Es importante resaltar que el prin- $3 000.00, adicional al ingreso familiar.
cipal ingreso de cuatro de las seis fami- Es fácil observar que el problema
lias entrevistadas es el que se obtiene de espacio y de vivienda en el Distrito
por el trabajo remunerado; sin embar- Federal ofrece a los dueños de casas
go, se ve complementado por la activa- habitación grandes y con amplios jar-
ción de diversos recursos valorados por dines, la posibilidad de usufructuar
el mercado laboral y por la sociedad, con el espacio en zonas que son de alto
como es la posesión de bienes inmue- rendimiento, como lo es el sur del Dis-
bles. Ello sitúa a los propietarios de los trito Federal. En ese sentido, las casas
bienes inmuebles (primera genera- con varias recámaras y grandes jardi-
ción) como dueños de activos de capi- nes representan espacios disponibles
tal, de los cuales obtienen en forma de para su renta. El mercado valúa la
ingresos en efectivo. renta del inmueble en virtud de su lo-
Tal es el caso de la familia Delta, calización y funcionalidad.
que tiene junto a su casa con salida di- En cuanto a los activos denomina-
recta a la calle, un jardín amplio que dos como servicios sociales públicos
fue acondicionado para fungir como (Townsend, 1979), tenemos que la
pensión de automóviles. En la época en edad ha sido un elemento incluyente
que se realizó la entrevista se guar- para algunos de los padres de estas fa-
daban seis automóviles y cada uno milias, quienes aún reciben beneficios
de ellos pagaba una renta mensual de de contratos laborales vinculados a
$400.00. En 2007 se seguían ocupando instituciones estatales o paraestatales
los seis espacios y se pagaba una renta de la época del Estado benefactor.
mensual por automóvil de $550.00. Como ejemplo podemos mencionar que
En lo relativo a la familia Alfa, que seis de los cónyuges, correspondientes
al frente de la casa tiene una extensión a las familias Beta, Gamma, Epsilón y
que fue clausurada para uso doméstico Zeta, están afiliados en el Instituto

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134
Tabla. 2. Portafolio de recursos y activos por familia, primera generación
Familias Alfa Beta Gamma Delta Épsilon Zeta

Portafolio
de recursos
y activos
Ingresos en Jubilación, Ahorros banca- Pensión por Jubilación Jubilación Jubilación,
efectivo ingresos por rios, ingresos por viudez, ahorros auto-empleo, autoempleo, ahorros banca-
concepto de arrendamiento bancarios. ingresos por ahorros banca- rios.
arrendamiento de un departa- concepto de rios, joyas.
de bodega, mento y de una arrendamiento
ahorros banca- casa. de pensión de
rios. automóviles,
ahorros banca-
rios.
Bienes de La casa donde La casa donde El espacio La casa que habi- Dos departamen-
capital vive con sus hijos vive con sus dos ocupado como tan con sus hijos. tos para renta y
y la hijas, pensión de Un terreno la casa que
bodega que se joyas, centena- automóviles, una vendido que se habitan con sus
encuentra rios, un terreno casa arrendada sumó a los hijos.
rentada. en Nepantla que en Baja Califor- ahorros banca-
ya fue vendido, nia Norte y la rios.
una casa que casa donde vive
heredó en vida a con su hija.

Gabriela Sánchez Hernández


su hijo varón y
los ahorros de la
venta de un
departamento de
interés social.
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Tabla. 2. Portafolio de recursos y activos por familia, primera generación (continuación)

Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F…


Familias Alfa Beta Gamma Delta Épsilon Zeta

Portafolio
de recursos
y activos
Valor de los Jubilaciones, Servicio médico Pensión, benefi- Pensión, benefi- Jubilaciones,
beneficios aguinaldo, del issste cios por defun- cios por defun- aguinaldo,
del empleo préstamos sobre proporcionado ción, servicio ción, servicio préstamos sobre
salario, benefi- por la hija mayor médico del issste médico del issste. salario, benefi-
cios por defun- . cios por defun-
ción, servicio ción, servicio
médico del imss. médico del issste.
Valor de Gratuidad en el Gratuidad en el Gratuidad en el Gratuidad en el Gratuidad en el Gratuidad en el
los servicio de servicio de servicio de servicio de servicio de servicio de
servicios público de público de público de público de público de público de
sociales transporte por transporte por transporte por transporte por transporte por transporte por
públicos ser adultos ser adultos ser adultos ser adultos ser adultos ser adultos
que no mayores, mayores, mayores, mayores, mayores, mayores,
sean transferencias transferencias transferencias transferencias transferencias transferencias
dinero en del gobierno del gobierno del gobierno del gobierno del gobierno del gobierno
efectivo y federal y del federal y del federal y del federal y del federal y del federal y del
los Distrito Federal Distrito Federal Distrito Federal Distrito Federal Distrito Federal Distrito Federal
ingresos a través de a través de a través de a través de a través de a través de
privados y tarjetas canjea- tarjetas canjea- tarjetas canjea- tarjetas canjea- tarjetas canjea- tarjetas canjea-
en especie bles por alimen- bles por alimen- bles por alimen- bles por alimen- bles por alimen- bles por alimen-
tos, medicinas, tos, medicinas, tos, medicinas, tos, medicinas, tos, medicinas, tos, medicinas,
entre otros en entre otros en entre otros en entre otros en entre otros en entre otros en
tiendas de tiendas de tiendas de tiendas de tiendas de tiendas de
autoservicio. autoservicio. autoservicio autoservicio. autoservicio. autoservicio.
Ingresos Ingreso por la
privados en venta de

135
especie o pasteles.
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en efectivo
136 Gabriela Sánchez Hernández

Nacional de la Senectud (Insen),10 que Estas herencias contribuyeron a


ofrece descuentos (casi siempre sim- aumentar el capital de los jefes de fa-
bólicos) en algunas actividades de milia (primera generación), que junto
divertimento, como el teatro o el cine; con los beneficios del Estado y el dine-
así como en la gratuidad del transpor- ro producto de sus propios trabajos,
te público (Metro, camiones RtP y trole- les permitió acomodarse con soltura a
buses). los requerimientos y roles de la clase
Por otra parte, la implementación media.
del Programa de Apoyo Alimentario El caso de la familia Beta es un
para Adultos Mayores de 70 años del ejemplo significativo. El jefe de la fa-
Gobierno del Distrito Federal, benefi- milia (Octavio) abandonó sus estudios
cia a varios de los informantes perte- en la Escuela de Medicina de la unam,
necientes a la primera generación que por su pasión por la fotografía y el pe-
están dentro del rango de edad. Ellos riodismo. Fundó la Revista la Semana
cuentan con una tarjeta que les permi- Ilustrada. Cuando se casó con Julia
te adquirir en las tiendas de autoservi- (jefa de familia), está fundó su propia
cio una despensa mensual equivalente revista política Olympia. Ambos jefes
a $630.00.11 de familia siempre vivieron de sus re-
vistas e iniciaron sus ahorros con la
HERENCIAS Y GENERACIONES herencia que Julia recibió producto de
la venta del terreno y de la casa que
Las herencias forman parte del porta- sus padres compraron en la colonia Hi-
folio de activos y recursos que han res- pódromo Condesa.
paldado materialmente a las familias Las revistas fueron muy generosas
exploradas. Las herencias que las fa- con la familia Beta, pues de ellas com-
milias han recibido en dinero, casas o praron dos casas: la propia —en la que
terrenos se han convertido en parte del vivía toda la familia Beta, ubicada en
capital activo, preservado a lo largo de la colonia Jardines de Coyoacán— y
tres generaciones y que en cierta for- otra en una colonia contigua, Presi-
ma siguen sosteniendo la reproducción dentes Ejidales, ambas en la Delega-
material de cada una de las unidades ción Coyoacán. La familia también
domésticas aquí expuestas. adquirió un terreno en Nepantla, Es-
tado de México, en el que construyeron
10
En junio de 2002 el Insen que había sido una casa de fin de semana; automóvi-
creado en agosto de 1979, se transformó en el les, viajes constantes a España, Italia,
Inapam (Instituto Nacional de las Personas
Adultas Mayores), y aquellos que tengan cum-
Reino Unido y Estados Unidos, paga-
plidos 60 años o más podrán afiliarse y gozar de ron la educación de sus hijos y soste-
beneficios como las mencionadas líneas arriba. nían el gasto corriente de la casa.
11
Cuando se realizó el trabajo de campo el En cuanto a uno de los hijos de la
monto mensual era de $670.00. Cabe mencionar
que este programa aplica sólo para los adultos
familia Beta, los padres compraron un
mayores de 70 años que habitan en la ciudad de departamento de interés social para la
México. hija de en medio cuando se casó. Este

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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 137

departamento fue vendido cuando la iniciativa privada, merma considera-


hija enviudó. blemente el valor de los beneficios del
Por su parte, el hijo menor recibió empleo y se ven reducidos a elementos
como herencia en vida la casa situada básicos: el aguinaldo, las semanas de
en la colonia Presidentes Ejidales 2ª. vacaciones pagadas después de haber
Sección. Nunca ha pagado renta, pues trabajado un año entero, la prestación
vivió con sus padres mientras fue estu- del servicio médico del imss, se conserva
diante y gozaba de las becas del Cona- el derecho a recibir financiamiento para
cyt. Cuando obtuvo el trabajo como vivienda por parte del Infonavit y, en
investigador del Instituto Nacional de algunos casos, se cuenta con seguro de
Salud Pública (insP) sus padres le he- gastos médicos y caja de ahorro.
redaron la casa. Después ganó un con- Por su parte, los empleos del gobier-
curso de oposición en el Cinvestav, lo no —ya sea federal o del gobierno del
que le garantiza prestaciones como la Distrito Federal—, conservan muchos
compra de un departamento por medio más beneficios que redundan en ayudas
de un crédito de vivienda del fovissste. en especie, y a veces en efectivo. El mon-
La jefa de la familia Delta es origi- to mensual del salario y su aumento,
naria del Distrito Federal y su difunto además de estar determinado por la ca-
esposo es oriundo del estado de Baja tegoría del empleado, se otorga en fun-
California Norte. Cuando se casaron ción de la inflación anual y de los topes
ambas personas, adquirieron una casa fijados por la Comisión Nacional de Sa-
propia en Coapa —adquirida con un larios Mínimos (Conasami).
préstamo del fovissste—, la otra casa Si bien es cierto que en la mayoría de
se encuentra en renta en Baja Califor- los casos el monto salarial mensual es
nia Norte. más alto en los trabajos calificados y es-
La hija de la unidad doméstica Del- pecializados de la iniciativa privada en
ta (soltera y sin hijos al momento de la comparación con los sueldos de los tra-
entrevista) y su madre (viuda) viven bá- bajos gubernamentales o paraestatales,
sicamente de la pensión del marido di- el alcance y poder adquisitivo en gene-
funto, de la herencia que éste les dejó y ral, se ha visto reducido y pauperizado a
de la renta de una casa en Baja Califor- lo largo de los gobiernos cuyo esquema
nia. A finales de los años noventa a su económico es el neoliberalismo (Gómez,
ingreso familiar se sumó el obtenido de 2006; Muñoz Ríos, 2006).
la pensión de automóviles, espacio que
antaño ocupaba el jardín de la casa. La CRÉDITO, AHORRO Y FINANZAS
tabla 3 resume la mayoría del portafolio DOMÉSTICAS
de recursos y activos, tanto privados
como públicos, aprovechados por la se- Es importante resaltar que muchos de
gunda generación. los recursos y activos brindados por
A partir de la información de la ta- diversos órganos centralizados, autó-
bla se puede observar que la flexibiliza- nomos o paraestatales de la estructu-
ción de los trabajos, sobre todo en la ral gubernamental (Conacyt, seP, gdf,

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138
Tabla 3. Portafolio de recursos y activos por familia, segunda generación
Familias Alfa Beta Gamma Delta Épsilon Zeta

Portafolio
de recursos
y activos
Ingresos en Trabajo asalaria- Trabajo asalaria- Trabajo asalaria- Depende Trabajo asala- Trabajo asalaria-
efectivo do: un hijo en la do: la hija mayor do: la hija económicamente riado: el hijo do: dos hijos se
iniciativa en el la sct y en trabaja en la de los bienes e trabaja en un encuentran
privada y una la unam, una hija Semarnap, ingresos de la laboratorio desempleados,
hija en el desempleada, y ahorros banca- madre. farmacéutico, una hija trabaja
Gobierno del un hijo en el rios. ahorros banca- como docente en
D.F.; ahorros Cinvestav; rios. universidad
bancarios ambos. ahorros banca- La hija fue ama particular y contó
rios por parte de de casa por un con becas de
los hijos econó- tiempo, después posgrado
micamente se incorporó de (Conacyt) y con
activos. nuevo a la becas del
iniciativa Pueg-unam. La
privada como hija mayor
administradora. cuenta con un
El tercer hijo trabajo de base
tiene mucha en la seP.
rotación laboral Ahorros banca-

Gabriela Sánchez Hernández


como ingeniero rios de las hijas
dentro de la con empleo.
iniciativa
privada.
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Tabla 3. Portafolio de recursos y activos por familia, segunda generación (continuación)

Familias Alfa Beta Gamma Delta Épsilon Zeta

Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F…


Portafolio
de recursos
y activos
Bienes de Un automóvil Automóviles, Automóvil, Aquellos que Un automóvil Solo la hija
capital por hijo. Una casa de una casa de eventualmente por hijo, ahorros mayor posee una
interés social en interés social herede de su bancarios. casa propia en la
arrendamiento que es donde madre. colonia Obrera,
vive con su la cual obtuvo
madre e hija. por el financia-
miento de
fovissste. Dos de
los cuatro hijos
tienen automóvil.
Valor de los La hija mayor Todas las Todas las Ninguno debido Ambos hijos La hija que da
beneficios cuenta con todas prestaciones que prestaciones que a que la hija no cuentan con clases en la
del empleo las prestaciones ofrece un trabajo ofrece un trabajo labora. reparto de unitec no cuenta
de un trabajo de de base para el de base para el utilidades, con prestaciones,
base en el Estado. Estado. aguinaldo, tres ya que está
Gobierno semanas de contratada por
del D. F. vacaciones paga- honorarios y
El hijo que das, caja de servicios profe-
trabaja en un ahorro, seguro sionales.
despacho de de gastos La hija mayor
abogados cuenta médicos, derecho que trabaja en la
con aguinaldo, a financiamien- seP cuenta con
dos semanas de to para vivienda todas las
vacaciones (Infonavit), prestaciones que
pagadas, servicio servicio médico ofrece un trabajo
médico del imss, del imss. basificado del

139
caja de ahorro y. La hija mientras Estado.
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140
Tabla 3. Portafolio de recursos y activos por familia, segunda generación (continuación)
Familias Alfa Beta Gamma Delta Épsilon Zeta

Portafolio
de recursos
y activos
derecho a es económica- Los otros dos
financiamiento mente activa, hijos están
para vivienda también cuenta desempleados y
por el Infonavit. con aguinaldo, no cuentan con
servicio médico ningún beneficio
del imss, derecho derivado del
a financiamien- empleo.
to para vivienda
(Infonavit).
Valor de La hija que no La hija con
los servi- trabaja recibe estudios de
cios transferencias de posgrado recibió
sociales un programa del el apoyo de las
públicos gobierno del D.F., becas del conacYt
dirigido a y del Pueg-unam
madres solteras
(su estado civil

Gabriela Sánchez Hernández


es viuda)
Los dos hijos con
posgrado
recibieron becas
del conacYt.
Ingresos
privados en
especie
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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 141

issste) ya no se reciben más, en virtud méstico Zeta, empleada de la seP, así


de la finitud de la prestación, o bien como su madre que funge como ama de
porque se dejó de cubrir alguna de las casa; y la hija de la familia Gamma,
características requeridas para disfru- quien labora en la Semarnap, son los
tar de un activo, como por ejemplo, ser personajes que por hábito participan
estudiante de algún posgrado recono- en tandas que se organizan en sus cen-
cido por el Conacyt. tros de trabajo. En el caso de la jefa de
La pérdida del poder adquisitivo de la familia Zeta acostumbra participar
los salarios, en algunos casos, se ha en tandas cuyos integrantes son fami-
visto restituida por el uso de las tarje- liares y amigas de muchos años. Todas
tas de crédito, así como por la imple- ellas participan en tandas una vez por
mentación de diversas estrategias de año y en algunas ocasiones, dependien-
ahorro familiar, como la participación do de su gasto corriente y de los com-
en tandas y en cajas de ahorro, que promisos económicos adquiridos, así
buscan nivelar la calidad de vida, el como de la duración de las tandas, deci-
gasto familiar y, en algunos casos, den participar en dos tandas a lo lar-
como los de la familia Beta, Alfa y Zeta, go de un mismo año.
fomentar el ahorro. Cabe resaltar que, con excepción de
El uso de las tarjetas de crédito ha un miembros de la familia Zeta, los hi-
sido uno de los recursos más comunes jos (segunda generación) que trabajan
en el manejo de las finanzas domés- participan en cajas de ahorro organi-
ticas de la mayoría de las familias ex- zadas, ya sea por la empresa, o bien
ploradas. De todos los miembros por empleados de los centros de traba-
económicamente activos de cada una jo, quienes a fin de año reciben el total
de las familias, se pudo identificar al de sus ahorros, más un porcentaje co-
menos la adjudicación de una tarjeta de rrespondiente a la usura del monto
crédito. Los plásticos son destinados acumulado y en función del monto to-
básicamente a comprar alimentos, pa- tal prestado a lo largo del año.
gar comidas en restaurantes, compra Por otro lado, el uso de tarjetas ban-
de ropa y accesorios para la familia. Los carias (crédito) y de la participación en
entrevistados señalaron que hacen uso tandas y cajas de ahorro, permiten a
de la tarjeta de crédito preferencial- estas familias solucionar gastos que
mente cuando encuentran promociones con los ingresos netos fijos no podrían
de pagos diferidos sin el cobro de intere- disipar. Muchos de estos gastos están
ses bancarios. Las deudas contraídas relacionados con el mantenimiento de
por el uso de tarjetas de créditos en mu- actividades, gustos y preferencias que
chos casos son cubiertas, en gran medi- les hacen mantener, aunque cada vez
da, cuando reciben prestaciones como en menor medida, la idea de pertenen-
aguinaldos y reparto de utilidades. cia a un sector medio. Sin embargo, los
Por ejemplo, la hija de la familia miembros económicamente activos coin-
Alfa que trabaja en la Delegación de ciden en señalar que cada vez tienen
Tlalpan; la hija mayor del grupo do- más restricciones en sus estilos de vida

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142 Gabriela Sánchez Hernández

en virtud de que sus salarios nos están Algunos miembros de la segunda gene-
nivelados con el “costo de la vida”, y ge- ración se casaron y comenzaron a tener
neralmente están a la expectativa de hijos, al mismo tiempo que seguían ha-
una serie de estrategias que permita bitando en la casa de los padres. Este
ahorrar y economizar en el ejercicio comportamiento de las familias deter-
cotidiano de las finanzas familiares. mina sustantivamente el uso del porta-
Es destacable el hecho de que por lo folio de recursos y activos y, por ende,
menos un miembro de cada grupo do- modifica con el tiempo las estrategias
méstico tiene y hace uso de tarjetas de de reproducción familiar.
crédito. En el caso de la familia Zeta, el En la fase de formación la segunda
padre (primera generación) del grupo generación aumenta sus gastos, ade-
doméstico usa la tarjeta de crédito sólo más de que demanda mucho apoyo ma-
para respaldarse en “un caso de emer- terial, financiero, logístico y de tiempo
gencia”, como sería una enfermedad o de sus padres (primera generación). En
un accidente. 2007 los miembros de la segunda gene-
En este contexto, la segunda gene- ración económicamente activos estaban
ración maneja otros principios para el a punto de ejercer su derecho a crédito
uso de tarjetas de crédito, el cual se para vivienda. El alcance de compra
basa en mantener ciertas comodida- de la propiedad dependía del monto del
des, servicios médicos y educativos crédito prestado por el Infonavit o el
particulares, que muchas veces su sa- fovissste —según el caso—, de los aho-
lario neto mensual no puede cubrir. La rros de los hijos y de la ayuda financiera
segunda generación también conside- que los padres de algunas familias
ra el uso de las tarjetas en situaciones (Épsilon y Beta) potencialmente brida-
de emergencias; sin embargo, las deci- rían para la adquisición de un inmue-
siones sobre su uso son más relajadas ble mejor valuado por el mercado en
en comparación con las de los padres. comparación con el que se podría adqui-
Por otra parte, el tamaño, ciclo y rir bajo el rubro de interés social.
composición de las unidades domésti-
cas por género y generación determi- NOTAS FINALES
nan en mucho el tipo de gasto. En el
año 2000, cuando se llevó a cabo el tra- La economía doméstica de múltiples
bajo de campo sólo la familia Zeta era familias se ve profundamente impac-
extensa y se encontraba en el ciclo de tadas por las políticas macroeconó-
formación, el resto de unidades domés- micas de los gobiernos nacionales, así
ticas permanecían como familias nu- como de las crisis mundiales, tal es
cleares en la fase de reemplazo. Sin el caso de esta última crisis financiera
embargo, en 2007 la composición, ciclo que inició en diciembre de 2008 y con-
y tipo de familias ya habían cambiado: tinuaría, según los analistas políticos y
las unidades domésticas Beta, Gamma, financieros, hasta 2010.
Épsilon se habían convertido en fami- Estas familias han hecho de las crisis
lias en etapa de formación y extensas. económicas, de la contracción económi-

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Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 143

ca y del estancamiento en el crecimien- la posesión de estos bienes inmuebles


to económico el hábitat cuasi natural, y pasará a los hijos (segunda genera-
por ello han puesto en marcha una ver- ción) por medio de herencias, lo cual
satilidad de estrategias de reproducción les ayudará a conformar sus bienes de
material y social a partir del uso del capital.
portafolio de recursos y activos. No obstante, se observó que la se-
La formación del patrimonio fa- gunda generación tarda más tiempo en
miliar (educación, bienes y activos de salir de la casa paterna, también tarda
capital, cultura y recreación, manteni- más tiempo en adquirir una vivienda
miento de redes sociales y procuración propia, cuyo valor generalmente es infe-
de la salud) por parte de la primera ge- rior al de los bienes inmuebles adquiri-
neración se construyó en el marco del dos por los padres, toda vez que se trata
Estado desarrollista o benefactor, cuyos de viviendas —en su mayoría— de inte-
programas destinados a la creación rés social (con menor superficie de te-
de valor de los beneficios del empleo rreno y construcción). La adquisición de
y del valor de los servicios sociales pú- la primera vivienda por parte de la se-
blicos fueron decisivos. gunda generación se define en función
La introducción de un nuevo mode- del tiempo cotizado necesario y del
lo económico de corte neoliberal, el monto que el Infonavit o el fovissste fija
contexto socio-económico, afecta prin- como máximo para un préstamo para
cipalmente los rubros de valor del em- casa habitación.
pleo por la flexibilización del mismo y El tamaño, ciclo y composición de
reduciendo notablemente el valor de las unidades domésticas por género y
los servicios sociales públicos y privile- generación determinan en mucho el
giando los valores del mercado; de tal tipo y la magnitud del gasto familiar.
suerte que aquellos bienes inmuebles o Lo anterior, aunado al valor que en
activos de capital, adquiridos por la función del contexto socio-económico
primera generación gracias al valor de se da al portafolio de recursos y acti-
los beneficios del empleo y al valor de los vos, determina en gran medida las for-
servicios sociales del Estado desarro- mas de las diversas estrategias de
llista, cobraron centralidad en la con- reproducción material y social de una
formación del capital y patrimonio en unidad doméstica.
un contexto de libre mercado. Finalmente, considero valioso resal-
De esa forma, la primera genera- tar que en la segunda generación, sobre
ción ocupa un nuevo rol: el de dueños todo en los miembros que trabajan en la
de un capital que genera usufructo iniciativa privada, existe un sentimien-
dentro del esquema económico neoli- to de temor permanente por perder el
beral. El ingreso en efectivo producto empleo y con ello los beneficios deriva-
de la utilidad de los activos de capital dos del mismo, como el ingreso en efec-
complementa el gasto familiar y se tivo, el servicio médico del imss y, en
vuelve un apoyo sustantivo en momen- algunos casos, el seguro de gastos médi-
tos de contingencias. Eventualmente, cos, entre otras prestaciones.

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144 Gabriela Sánchez Hernández

Este punto es importante, ya que bouRdieu, Pierre (2000), Poder, derecho y cla-
en México el mayor ingreso en efectivo ses sociales, Bilbao, Desclée de Brouwer.
de las familias se obtiene por medio del coRtés, Fernando (2000), La distribución
trabajo formal o informal, y si los tra- del ingreso en México en épocas de esta-
bajos son escasos y con una gran flexi- bilización y reforma económica, México,
bilización laboral o pérdida del valor Miguel Ángel Porrúa/ciesas.
de los beneficios del mismo —por ejem- _____ y Agustín escobaR lataPí (2007),
plo, la contratación por honorarios pro- “Modelos de acumulación de capital y
fesionales o mediante la figura del out movilidad social: un estudio en seis ciu-
sourcing—, los trabajadores quedan dades mexicanas”, en Fernando coR-
totalmente desprotegidos y vulnera- tés, Agustín escobaR y Patricio solís
bles en sus derechos laborales. (coords.), Cambio estructural y movili-
Estos escenarios, en los que afloran dad social en México, México, El Cole-
sentimientos de fragilidad y temor son gio de México.
propios de contextos neoliberales y CuéllaR, Óscar (1990), “Balance, reproduc-
muy habituales para la segunda gene- ción y oferta de fuerza de trabajo fami-
ración. En ese sentido, fue muy intere- liar”, en Guillermo de la Peña (comp.),
sante recuperar la experiencia de la Crisis, conflicto y sobrevivencia. Estu-
primera generación, los padres, quie- dios sobre la sociedad urbana en México,
nes desconocían por completo lo que Guadalajara, Universidad de Guadala-
era el temor a quedarse sin empleo y jara/ciesas.
sin servicio médico, entre otros aspec- de la Rosa, Martín (1990), “Estrategía po-
tos, en un contexto donde hay poca pular para tiempos de crisis”, en Gui-
oferta laboral y mucha demanda aun llermo de la Peña et al., Crisis, conflicto
de trabajos con escasas o nulas presta- y sobrevivencia, Guadalajara, Univer-
ciones o beneficios más allá del salario sidad de Guadalajara/ciesas.
mismo. de laRa Rangel, Salvador (1990), “El im-
pacto económico de la crisis sobre la
BIBLIOGRAFÍA clase media”, en Soledad l oaeza y
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01_NuevaAntropología79.indd 144 07/01/14 13:43


Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 145

bajo en México y Brasil”, en Orlandina maRgulis, Mario (1989), “Reproducción de


de oliveiRa et al. (comp.) Grupos do- la unidad doméstica, fuerza de trabajo
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146 Gabriela Sánchez Hernández

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LA “CONSAGRACIÓN” DE UN SACERDOTE
EN LAS “ASAMBLEAS” DE SABIOS AMERICANISTAS:
EL CASO DE MONSEÑOR PABLO CABRERA (1910)

Mariela Eleonora Zabala*

Resumen: A partir del reconocimiento de un espacio expositivo montado en la Universidad Nacio-


nal de Córdoba (Argentina), en este artículo se indaga y reconstruye la consagración académica-
científica de monseñor Pablo Cabrera en dos congresos de americanistas que tuvieron como
escenario Buenos Aires en 1910. El XVII Congreso Internacional de Americanistas y el Congreso
Científico Internacional Americano fueron el lugar donde Cabrera ingresó, se presentó a través
de sus investigaciones y se consagró como un hombre de ciencia. Pero lo detonante es que en el
primer congreso se debatió el origen del hombre. Entonces, ¿cómo un hombre cristiano, profeta de
las verdades del dogma escuchaba las verdades racionales de la ciencia?
Palabras clave: americanismo, 1910, monseñor Pablo Cabrera, verdad.

Abstract: Based on the acknowledgement in an exhibition at the National University of Córdoba


(Argentina), this article investigates and reconstructs the academic-scientific consecration of
Monsignor Pablo Cabrera at two Americanist congresses that took place in Buenos Aires in
1910. The 17th International Congress of Americanists and the International American Scien-
tific Congress were where Cabrera was accepted, presented his research, and was consecrated
as a man of science. However the spark was that in the former there was debate on his origin.
How then could a Christian man, a prophet of the truth of the dogma, listen to the rational
truths of science?
Keywords: Americanism, 1910, Monsignor Pablo Cabrera, truth.

*Doctora por la Facultad de Filosofía y Humanidades-Universidad Nacional de Córdoba. Línea


principal de investigación: Historia de la antropología argentina y su modo de hacer teoría antropo-
lógica.
Agradecimientos a Silvia Fois, Delia Cabrera y Nicolás Alessio, por su generosidad en cada co-
municación.
Esta investigación la hice en el marco de mi tesis de maestría en antropología en la Facultad de
Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, titulada, “Las verdades etnológi-
cas de Monseñor Pablo. Una etnografía de archivos”; y como parte del Proyecto de Investigación
PICT/R 2008-2011 “Antropología Social e historia del campo antropológico en la Argentina, 1940-
1980”, dirigido por Rosana Guber. Asimismo conté con una beca de la Secretaría de Ciencia y Tecno-
logía de la Universidad Nacional de Córdoba.

147

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148 Mariela Eleonora Zabala

A
l ingresar a la Sección de Estudios
Americanistas de la Biblioteca
Elma K. de Estrabou de la Fa-
cultad de Filosofía y Humanidades de
la Universidad Nacional de Córdoba
(ffyh-unc), se veía al fondo un armario
antiguo y al continuar la marcha se
ampliaba nuestro campo visual y se ar-
maba ante nuestra mirada cautivada
un “estudio”.1 Así se podía ver el espacio
solemne:
¿A quién se le estaba rindiendo ho- Figura 1. Montaje en la sala de lectura Mon-
menaje? Nada estaba por escrito al señor Pablo Cabrera, Sección de Estudios
respecto, sólo que la viga del techo es- Americanistas de la Biblioteca Elma K. de
taba tapizada por títulos y retratos de Estrabou, ffyh de la unc (imagen cortesía de
Silvia Fois).
monseñor Pablo Cabrera. Ante esta
evidencia busqué la confirmación por
parte de la bibliotecaria Silvia Fois, sala de lectura por una soga bordo con
quien raudamente comenzó a señalar- un cartelito colgante que nos advertía:
me cada objeto y contarme algo de su “Prohibido pasar”. Tal vez a alguien,
histórica pertenencia y derrotero has- alguna vez, se le ocurrió sentarse en
ta llegar allí. “El sillón había pertene- ese sillón o abrir el armario o sólo el
cido al deán Gregorio Funes; esos dos cartelito nos indicaba que atrás había
libros fueron confeccionados con moti- algo de “valor” histórico y económico.
vo de sus bodas sacerdotales y todo el Este espacio expositivo es suscep-
resto del mobiliario hasta la lámpara tible de varias lecturas, pero puesto en
fue de monseñor. El atril por supuesto contexto sólo encontramos uno similar
que lo hemos puesto nosotros y es ac- en la Biblioteca Mayor de la Univer-
tual” (comunicación personal del 30 de sidad Nacional de Córdoba (unc), de-
agosto de 2008). dicado a Dalmasio Vélez Sarsfield
El deán Funes fue obispo provisor (1800-1875). La sala de exhibición está
de la Diócesis de Córdoba en 1793, rec- separada de la de lectura, conservando
tor de la universidad en 1807 y defen- allí los manuscritos originales del Có-
sor de la Revolución de Mayo de 1810. digo Civil argentino de 1869, la biblio-
Este espacio estaba separado de la teca personal, una mesa y un busto de
Vélez Sarsfield. A este lugar se ofrecen
servicios de visitas guiadas.
1
El trabajo de campo lo hice entre 2007- De alguna manera monseñor Ca-
2008 antes de la inauguración del nuevo edificio brera quedaba equiparado, por este
de la biblioteca que significó la unificación de la
Sección Americanistas y de la Sección Antropo-
montaje, a un prócer nacional de la ju-
logía en un único espacio físico y con la conse- risprudencia, y el escenario era también
cuente pérdida de este montaje expositivo. una biblioteca, aunque sin sus libros,

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 149

documentos y manuscritos, y sin las Pero antes un dato más: el otro ins-
marcas que dieran cuenta de su ads- tituto que surgió en 1940, en el seno de
cripción eclesiástica, exceptuando su la misma Universidad, fue el Instituto
fotografía. De todos modos, debía que- de Arqueología, Lingüística y Folklore
dar claro que el escritorio del homena- “Monseñor Pablo Cabrera”, el cual
jeado era su lugar más destacado, su años más tarde pasó a llamarse Insti-
fuente de ideas, su taller de conoci- tuto de Antropología, y hoy parte de
miento. Para el contexto de la Facultad aquel instituto es el Museo de Antro-
la significación de Cabrera residía en pología (ffyh-unc) (Ferreyra, 2006).
el escritorio (y el sillón), no en el púlpi- Hasta 2008 la biblioteca de dicho Insti-
to, el confesionario y lo que se observaba tuto se encontraba en la Sección An-
en el atril era un documento histórico y tropología de la Biblioteca. Será que
no una Biblia. para la época de creación de ambos
La Sección de Estudios Americanis- institutos se consideraba que las in-
tas era el “vestigio” del pasado institu- vestigaciones de monseñor Cabrera
to de nombre homónimo, del cual sólo pertenecían al campo de las ciencias
quedaba la colección de mapas, foto- antropológicas. Las secciones de antro-
grafía, documentos y libros. El institu- pología y americanistas han permane-
to se había proyectado el 14 de agosto cido separadas hasta el año 2008,
de 1936 por iniciativa del rector de la cuando fueron reunidas en un mismo
unc, doctor en derecho Sofanor Novillo espacio físico y aún no está definido el
Corvalán, con el objetivo de “promover nombre pero los usuarios seguimos lla-
e intensificar las investigaciones de mándola “americanistas”.
carácter histórico”. Esta iniciativa sur- Siguiendo los indicios de “America-
gió a partir de “los libros, documentos, nistas”, en este artículo analizo e inter-
manuscritos y museo” de monseñor preto el surgimiento de monseñor
que ofreció en venta su hermana Teresa Pablo Cabrera a partir de su consagra-
a la unc. La propuesta fue aceptada y la ción pública en 1910, con su partici-
transacción se efectuó el 23 de julio de pación en dos reuniones de “sabios” en
1936, meses después al deceso de su el corazón académico de la Argentina,
dueño que había ocurrido el 29 de enero La Plata y Buenos Aires, siendo ésa la
de dicho año (Requena, 2009). categoría con que se designaba a las
Ante este espacio expositivo históri- personas de conocimiento y que perte-
co surge la pregunta de qué hizo para el necían a la comunidad de científicos,
desarrollo de la ciencia —y más específi- esto es, a los cultores y promotores del
camente para el campo del americanis- saber racional y empírico.
mo— monseñor Pablo Cabrera, que
mereció este homenaje en un espacio UN POCO DE SU VIDA
académico en la Universidad que fue la
cuna de la Reforma Universitaria de Pablo nació el 12 de septiembre de
1918, en pleno siglo xxi, y a casi 70 años 1857 en la provincia de San Juan, hijo
de su muerte. de Pablo José Cabrera, comerciante

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150 Mariela Eleonora Zabala

de mulas oriundo de Chile, y Melitona de San Juan de Cuyo.5 Estas becas eran
Fesas Mercado.2 Era uno de los seis resultado de acuerdos entre diócesis
hermanos, según me lo transmitió su que carecían de un centro formador de
sobrina nieta y biógrafa Delia: Arturo sacerdotes, con una diócesis que conta-
Rufino,3 Pablo, Teresa, Mercedes, Vir- ba con un seminario, como era el caso
ginia y Clara Rosa. Clara fue monja de de Córdoba. Eleuterio Mercado, quien
la congregación de las Hijas de Nues- para la fecha de formación de Pablo,
tra Señora, radicada en Godoy Cruz estando residiendo en Mendoza, pa-
(Mendoza); Teresa y Virginia vivieron gó sus estudios, pero su “padrinazgo”
con monseñor Cabrera en Córdoba (co- no fue sólo éste. Además, lo vinculó con el
municación personal del 25 de sep- mundo de la Iglesia y con sus contactos
tiembre de 2008). personales, sobre todo a partir de ha-
Su madre tenía ya dos hermanos ber ocupado el cargo en el seminario.
sacerdotes: Domingo (miembro de la Ello le permitió vincularse con la fami-
orden de los Padres Dominicos) y Eleu- lia de los demás seminaristas, gente de
terio (miembro del clero regular de la clases acomodadas de estas provincias
Diócesis de Córdoba). Domingo ha- viejas. Por su parte, y en tanto que co-
bía traído a Eleuterio a formarse como merciante de mulas, su padre, también
sacerdote en la Diócesis de Córdoba. lo vinculó con un amplio campo de re-
Eleuterio alcanzó el cargo de vicerrec- laciones sociales. Recordemos que,
tor del Seminario Nuestra Señora del hasta la primera mitad del siglo xix,
Loreto de Córdoba en 1874, y fue él quien Córdoba se especializaba en la produc-
costeó y acompañó los estudios de Pablo ción mular para los mercados mineros
hasta su ordenación, que tuvo lugar en andinos, a lo que se suma que desde
la Diócesis de Cuyo el año 1883.4 1770 comenzó a exportarse ganado en
Pablo fue estudiante del seminario pie hacia Chile. Las guerras de la inde-
ocupando una beca de la diócesis de pendencia generaron “una crisis social
de masas”, es decir la transformación
2
Según figura en su legado sacerdotal con- del mercado, la pérdida de fuentes de
servado en el Archivo del Arzobispado de Cór- trabajo y la reducción de quienes se
doba. dedicaban al fructífero mercado mular,
3
Era el abuelo de Delia y padre de Arturo
Cabrera Domínguez, quien trabajó como ayu-
lo que probablemente afectó la fortuna
dante de monseñor en el Museo Histórico Colo- del padre de Pablo y lo habría llevado
nial de la Provincia de Córdoba. a abandonar a su familia y emigrar a
4
Para que se consumara la ordenación el tío Chile, su tierra natal. Cuando quise
debió iniciar el expediente solicitándole al obispo
Jerónimo de Clara de la Diócesis de Córdoba la
aclarar este punto, Delia me respondió
autorización. El obispo respondió afirmati- con la ya sabida barrera: “son secretos
vamente por “la escasez de sacerdotes” que había de familia que nunca nos enterare-
en las diócesis y sugería al obispo que le otorga-
ra la “Sagrada Orden del Presbiterado” a Pablo
Cabrera, pero antes recomendaba que se le to- 5
Diócesis creada el 19 de septiembre de
mara un examen. Archivo de la Arquidiócesis de 1834 con la bula “Ineffabili Dei Providentia”,
Córdoba, legajo de Ordenación de Pablo Cabrera. de Gregorio XVI.

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 151

mos” (comunicación personal del 24 de En el mismo proceso de seculariza-


septiembre de 2008). Sin embargo, ción, otro conflicto se suscitó entre la
puede inferirse que la carrera sacerdo- Iglesia católica y la Universidad, debi-
tal le ofrecía a uno de los dos hijos va- do a las tesis doctorales de José del
rones de una familia del interior a Viso (aprobada en 1883) y Ramón J.
cargo sólo de la madre, un futuro rela- Cárcano (aprobada en 1884), respalda-
tivamente promisorio y de prestigio. da por su “padrino” de tesis Miguel
Cuando Pablo cursó sus estudios en Juárez Celman. Del Viso debatía la “li-
la universidad, en tiempos en que no bertad de testar” y Cárcano sostenía la
había diferencias entre quienes aspi- igualdad de derechos civiles entre “hi-
raban al sacerdocio y quienes aspira- jos naturales, adulterinos, incestuosos
ban a ser abogados, sus relaciones se y sacrílegos”. Ambos afirmaban la de-
ampliaron. Según el libro de exámenes fensa de la libertad de pensamiento y
que se conserva en el Archivo General conciencia, y dichas tesis fueron apro-
Histórico de la Universidad Nacional badas por los docentes universitarios
de Córdoba (aghunc), Pablo rindió ma- pero condenadas por el obispo, monse-
terias entre 1872 y 1881, aunque no ñor Jerónimo Emiliano Clara, porque
está asentado en ningún libro su egre- cuestionaban un terreno donde la nor-
so como licenciado. ma jurídica estaba, hasta entonces,
Durante los años de estudio de Pa- impregnada de principios y fundamen-
blo, la Iglesia y la Universidad venían tación teológica (Ansaldi, 1997; Buch-
manteniendo serios conflictos, que se binder, 2005).
generaron cuando el Poder Ejecutivo La ordenación sacerdotal de Pablo
Nacional creó la carrera de teología en fue aún más compleja, aunque dicha
1880. El rector de la Universidad, Ale- complejidad se desplegó al interior de
jo Carmen Guzmán, decidió nombrar a la institución eclesiástica. El direc-
los docentes de la carrera de teología, tor del seminario en 1877, “monseñor
pese a que el obispo fray Mamerto Es- Eduardo”, autorizó a Cabrera a reci-
quiú apeló por considerar que le cabía bir la tonsura clerical y las cuatro órde-
a él esta potestad, según el Concilio nes menores, esto es, el primer grado
de Trento. Tal diferencia condujo al cie- clerical de preparación para la ordena-
rre temprano de la carrera y al pase de ción sacerdotal final.6 Pablo escribió en-
formación de los seminaristas al Semi- tonces una carta al obispo de Córdoba,
nario Mayor Nuestra Señora de Loreto afirmando su deseo de “ser un sacerdo-
del Obispado (Ansaldi, 1997). Por esta te de Córdoba”. Pero, llamativamente y
decisión, los seminaristas perdieron la como ya señalé, la ordenación se llevó
formación universitaria y el espacio de
socialización con futuros intelectuales 6
Junto con Pablo Segundo Cabrera recibie-
y políticos cordobeses laicos. Pese a ron la tonsura clerical y las Cuatro Órdenes me-
nores José Domingo Martínez, Maximiliano
este corte, Pablo rindió el examen de Sindar Ferreira, Jacinto A. Correas, Juan José
teología en la Universidad el 24 de no- Purcell. Libro de Órdenes 1876-1905, Archivo
viembre de 1881. del Arzobispado de Córdoba.

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a cabo en la Diócesis de Cuyo en 1883. partir de los datos que le ofreció la Ofi-
De modo que es factible que esta op- cina de Estadísticas de la Provincia,
ción no fuera bien recibida por el obis- había unos 300 protestantes con dos
po cordobés que siendo Pablo “un salones (templos), uno dedicado a la
hombre de la Iglesia” de Córdoba había primera enseñanza y otro al canto.7
decidido ordenarse en otra diócesis, El presbítero Cabrera ejercía como
cuando ya había manifestado su as- párroco en un espacio de frontera con
piración a pertenecer a esta diócesis la modernización, la periferia de la ciu-
habiendo allí recibido la “Tonsura y dad colonial y de cara a una población
cuatro órdenes menores”. Este despla- nacional y socialmente diversa llegada
zamiento a otra provincia, cierto que de la inmigración europea de finales del
temporario, debe haberle obstaculiza- siglo xix a la ciudad de Córdoba. Toda
do su reinserción en Córdoba, siendo su vida sacerdotal hasta su retiro, el 31
asignado a su regreso como capellán en de julio de 1929,8 permaneció en la Pa-
el Colegio Hermanas Esclavas del Co- rroquia del Pilar, a pesar de haber reci-
razón de Jesús, al otro lado del río Su- bido su distinción como “monseñor”
quía, el cual separaba a la ciudad de los antes de 1910, a pedido del obispo Ze-
nuevos “pueblos” que surgían a la sa- nón Bustos al papa Pío X. Como no es
zón de la modernización provincial a un grado en la ordenación sacerdotal,
fines del siglo xix. ni un sacramento, no queda asentado
Entre 1884 y 1896 la capellanía fue en ningún libro de la Iglesia.
en el colegio que era un establecimien-
to de niñas y sede del noviciado de la LAS “ASAMBLEAS” DE SABIOS DEL
congregación, fundada años antes en AMERICANISMO EN 1910
Pueblo Nuevo General Paz, en terre-
nos donados por Augusto López. Lue- Un año muy particular para la Argen-
go, en dicho lugar se fundó el Colegio tina fue 1910, y también para mon-
Calasancio bajo la dirección de los Re- señor Cabrera. Como parte de las
verendos Padres Escolapios (Boixados celebraciones por el Centenario de la
2000: 69-106). La importancia de estos Revolución de Mayo, se hicieron en el
espacios religiosos católicos radicados Río de la Plata dos reuniones científi-
en ese Pueblo Nuevo se fundaba en la cas en las que él participó como “repre-
presencia de una cantidad considera- sentante” de la Universidad Nacional
ble de personas que profesaban el pro-
testantismo, oriundos de Inglaterra y 7
Información declarada por monseñor Pa-
arribados como obreros del ferrocarril. blo Cabrera ante la Visita Canónica de 1905.
Luego, el presbítero Cabrera fue asig- Archivo del Arzobispado de Córdoba, caja 2,
nado como párroco en la Parroquia del Monseñor Pablo Cabrera.
Pilar, ubicada a las márgenes de la ciu- 8
Carta dirigida por monseñor Pablo Cabre-
ra al obispo de Córdoba Dr. Fermin E. Lafitte.
dad colonial. Sobre un total de poco Biblioratos de monseñor Pablo Cabrera en la
más de 20 000 habitantes en dicha pa- Sección de Estudios Americanista de la Biblio-
rroquia, según el presbítero Cabrera, a teca de la ffyh-unc.

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 153

de Córdoba. Ambas reuniones tenían maba en Europa y en EE.UU.), la So-


por temática convocante al “america- ciedad Científica Argentina (1872) y la
nismo”: uno fue el relevantísimo XVII Junta de Historia y Numismática Ame-
Congreso Internacional de America- ricana (1893), para el caso de Buenos
nistas (cia) organizado por la sociedad Aires. En Córdoba, la Academia Nacio-
homónima, que se llevó a cabo entre el nal de Ciencias contaba con financia-
17 y el 23 de mayo en la Ciudad de La miento para desarrollar viajes de
Plata, cumpliendo tres décadas como ca- campaña, labor editorial para publicar
pital provincial, y otro, el Congreso los resultados de las investigaciones y
Científico Internacional Americano, en- una biblioteca especializada que se en-
tre el 10 y el 25 de julio en la ciudad de riquecía por medio del intercambio con
Buenos Aires.9 instituciones del extranjero.
Los asistentes llegaban a estas reu- Veremos a continuación que los
niones por previa invitación del comité eventos de sabios de 1910 en La Plata y
organizador; algunos asistentes, ade- Buenos Aires, deben haber puesto al
más, presentaban o “leían” los resulta- presbítero Pablo Cabrera —título con
dos de sus investigaciones. Auspiciaban el cual consta en las actas y referencias
estos trabajos y reuniones instituciones a los congresales— ante un dilema en-
públicas como la Universidad, los mu- tre la verdad racional y la verdad reve-
seos y las academias nacionales, y espa- lada. Cabrera transitó entre ambas
cios privados como las sociedades verdades con una maestría que difícil-
eruditas (Learned Societies se les lla- mente haya sido casual e inocente.

9
El Congreso Científico formó parte de las
El Congreso Internacional de
celebraciones que se sancionaron en el Congre- Americanistas
so Nacional (ley 6286/8/2/1909), junto a otras
medidas, como la realización de una plaza fren- El cia era una “comunidad científica”
te al edificio del Congreso Nacional, con dos mo-
numentos conmemorativos, uno de la Asamblea
internacional, que se estaba constru-
Nacional de 1813 y otro del Congreso de 1816. yendo desde su creación en 1875 en
Se decidió erigir un monumento dedicado a Es- Francia, reuniendo a científicos disper-
paña, un monumento a los ejércitos de la in- sos geográficamente, y unidos por la
dependencia en la Plaza General San Martín,
y un monumento a la Marina de Guerra ar-
preocupación fundamental de estu-
gentina en la isla de Martín García, y uno a la diar a la América precolombina. Era
bandera nacional en la ciudad de Rosario en una red que se constituía en torno a una
la provincia de Santa Fe; en Córdoba se haría problemática específica, buscando de-
una estatua al deán Funes, y en Salta una esta-
tua ecuestre al general Martín M. de Güemes.
marcar su campo de saber y generar
Vale señalar que sólo en Córdoba se decidió una producción y flujo de conocimientos
conmemorar la revolución con un monumento a que incidiera en la creación de auto-
un sacerdote que fuera obispo de Córdoba, rec- ridad dentro del mismo campo discipli-
tor de la universidad y protagonista en los he-
chos de mayo, como fue el deán Funes. El
nar y la irradiara para diferenciarse
mismo al cual pertenecía el sillón del escritorio de otros campos disciplinares (López-
de monseñor. Ocón, 2002).

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Esta comunidad reunida en Viena, de Dolores” del 16 de septiembre de


Austria, eje de la ciencia europea en 1810. Aunque las reuniones de ameri-
1908, eligió La Plata como sede de la canistas se hacían cada dos años, des-
futura reunión del cia. En 1910 sería de su creación en 1875 en el Congreso
la primera reunión organizada en suelo que tuvo como sede Nancy (Francia),
americano. “El Americanista”, como se 1910 sería una excepción.
lo llama habitualmente, tendría como Los delegados del Congreso por
sede a una ciudad de urbanización re- Argentina, y encargados de iniciar la
ciente y modernista, que se ufanaba de organización del próximo en 1910, fue-
su proximidad con la ciencia y el saber, ron ratificados en sus tareas por el mi-
con una flamante universidad que da- nistro de Relaciones Exteriores,
ría prueba del desarrollo de las cien- Victorino de la Plaza, y el Ministro de
cias en el nivel más avanzado de la Justicia e Instrucción Pública, Rómulo
ciencia occidental. Allí estaba el gran S. Naón, según decreto del 8 de julio de
laboratorio del naturalismo, el Museo 1909 en Buenos Aires. La Comisión
de Ciencias Naturales, con las coleccio- Organizadora del Congreso tuvo por
nes más diversas de objetos, materia- “protectores” a dichos ministros y como
les y culturas más representativas de “presidente” a José Nicolás Matienzo,
todo el territorio de la República, con decano de la Facultad de Filosofía y
los implementos más sofisticados de Letras de la Universidad de Buenos
medición, clasificación y exposición, y Aires. Hasta aquí nada indicaba el vín-
con encumbrados profesores contrata- culo entre la especificidad del tema del
dos en el extranjero, especialmente en Congreso con sus autoridades, pero en-
Alemania. tre los vicepresidentes de la reunión se
No sólo era ésta la primera reunión vislumbra a las “autoridades académi-
convocada en América, sino que en cas” ligadas a los estudios del america-
Viena se les habían encargado los tra- nismo en la Argentina: Ambrosetti,
bajos preliminares para la organiza- director del Museo Etnográfico de la
ción a los representantes argentinos: el Facultad de Filosofía y Letras de la Uni-
profesor J.B. Ambrosetti, delegado por versidad de Buenos Aires, catedrático
la Universidad de Buenos Aires; el pro- suplente de Arqueología Americana de
fesor Robert Lehmann-Nitsche, dele- la misma unidad académica y profesor
gado de la Universidad de La Plata; y de Arqueología en la Escuela Normal
el socio ausente Francisco P. Moreno, Superior de Buenos Aires; Angel Ga-
fundador y ya ex director del Museo de llardo, catedrático de Botánica en la
La Plata. Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y
Esta sesión del Congreso estaba fe- Naturales de la Universidad de Buenos
chada para el mes de mayo, y se pla- Aires; ingeniero Otto Krause, decano de
nificó complementar con la que se la Facultad de Ciencias Exactas, Físi-
efectuaría en el mes de septiembre de cas y Naturales de la Universidad de
ese mismo año en México, que también Buenos Aires; Samuel Lafone Quevedo,
conmemoraba el centenario del “Grito director del Museo de La Plata y cate-

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 155

drático de Arqueología americana en en la Escuela Normal de Uruguay. Así,


las universidades de Buenos Aires y La no todas las provincias estaban repre-
Plata, y Enrique Peña, presidente de sentadas; Córdoba seguía a Buenos
la Junta de Historia y Numismática Aires y La Plata en número de voca-
Americana, Buenos Aires. les. En el mismo sentido tres provincias
Estos perfiles coinciden en ser uni- —Salta, Misiones y Córdoba— partici-
versitarios de la Universidad de Bue- paban con un sacerdote de la Iglesia
nos Aires (uba) y de La Plata (unlP), católica.
salvo Peña, y dedicados a distintas dis- ¿Qué lugar ocupaban los sacerdotes
ciplinas académicas, como eran la Ar- católicos en el saber científico de ges-
queología, la Botánica y la Ingeniería, tión provincial? Si retomamos lo inter-
pero con una raíz común como era su pretado por López-Ocón (2002) acerca
vínculo a las Ciencias Naturales. Otra de los orígenes de los congresos de ame-
recurrencia es que los dos museos uni- ricanistas, él considera que en estos es-
versitarios más importantes, por su pacios coexistieron diversos estilos de
antigüedad y colecciones, el Etnográfi- pensamiento, basados en diferencias
co de Buenos Aires y el de La Plata, es- ideológicas, adscripciones nacionales, o
taban representados por sus máximas tradiciones disciplinares. Entonces, no
figuras, sus directores. Sin embargo, no nos debería sorprender que entre los
se cuentan hasta aquí representantes “científicos americanistas” hubiera
del interior del país, los que sólo apare- “sacerdotes”.
cieron como parte de los 27 vocales. No Pero volvamos al tema del provin-
consta cómo fueron elegidos, aunque es cialismo y la presencia de los sacer-
muy probable que conformaran una dotes en el quehacer del americanismo.
red que venía tramada desde algún Córdoba era la sede de la primera uni-
tiempo atrás. versidad fundada por la Compañía
Los vocales fueron Miguel Lillo, de Jesús y establecimiento escolar
químico y naturalista tucumano; To- argentino. Salta era también una
más Miguel Arañarás, catedrático de provincia vieja y contenía a una tradi-
Historia del Derecho; Santiago F. Díaz, cional sociedad hispana. Misiones,
catedrático de Historia de las Insti- aún territorio nacional, limitaba con
tuciones Representativas; Guillermo Paraguay y Brasil, y estaba sujeta a
Bodenbender, de Geología, y Pablo Ca- una masiva colonización agraria euro-
brera, presbítero, los cuatro por la unc; pea, después de ser escenario aledaño
otro presbítero fue el salteño Julián de la Guerra del Paraguay. Su aporte
Toscazo y el vicario de las Posadas (Mi- al americanismo estaba probablemen-
siones) Federico Vogt; el coronel Luis te ligado a que se trataba de una anti-
Jorge Fontana, director de la Escuela gua provincia jesuítica con misiones
de Vitivinicultura de San Juan; y un indígenas largamente desaparecidas.
extranjero de nacionalidad uruguaya, Para la fecha, Misiones, Salta, San
Benigno T. Martínez, profesor de Histo- Juan y Tucumán carecían de universi-
ria y Geografía en el Colegio Nacional y dades.

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San Juan, Salta y Tucumán eran moderna. Por entonces, en Argentina


viejas provincias marcadas por la pre- residía una masa crítica de científicos
sencia indígena, durante el periodo co- del norte que se sumaba a un entusias-
lonial ruta de paso del comercio a ta plantel local.10 La ciencia debería
Chile y al Alto Perú, respectivamente, servir a la modernización y, por ende, a
y para finales del siglo xix pujantes pro- la secularización de la sociedad argen-
ductoras de materias primas para la tina y de sus instituciones.
exportación, como el vino y la caña de Precisamente, los asistentes a las
azúcar. En el campo intelectual San reuniones en Buenos Aires y La Plata
Juan fue la cuna de Domingo Faustino procedían de varias especialidades dis-
Sarmiento, presidente de la nación ciplinares, y algunas de las personali-
argentina en el proceso conocido de dades que nos interesan rescatar son
conformación del Estado moderno y Lehmann-Nitsche, Lafone Quevedo y
laico, y Tucumán, de Juan Bautista Al- Ambrosetti, a quienes José Imbelloni
berdi, redactor de las Bases y puntos de caracteriza en su historia de la antro-
partida para la organización política pología argentina como los “antropólo-
de la República Argentina en 1852. Tu- gos pioneros”. Estos hombres dejaron
cumán y San Juan proveían de dos de hacer antropología exclusivamente
nombres nodales para la conformación en los museos, para ampliar su radio
de las ideologías rectoras del Estado de acción a la docencia universitaria
nacional moderno. (Fígoli, 1990: 370).
Si este cia fue trascendente porque Córdoba participaba del evento des-
por vez primera se reunían los científi- de otra posición, entre clerical y moder-
cos europeos y americanos en el conti- nizada. Sede de la Universidad fundada
nente estudiado, los americanistas del por los padres jesuitas, sede de la Dió-
norte confiaban ahora la organización cesis de Córdoba que albergaba al Se-
de su espacio de socialización más im- minario Mayor de Córdoba Nuestra
portante a los americanistas del sur. Señora de Loreto y, más tarde, hacia fi-
Pero ¿a quién? Precisamente a los ar- nales del siglo xix, sede de la Academia
gentinos, que durante el periodo histó- Nacional de Ciencias, lo cual confirma-
rico conocido como la formación del ría una orientación secular. La defini-
Estado nacional argentino (1862-1880) ción de científico y de sabio atravesaba
había sido un momento de afianza- la filosofía definitoria del cónclave.
miento del orden, el progreso y la orga-
nización nacional. Sarmiento, durante 10
En el caso de Córdoba había recibido, como
política del Poder Ejecutivo nacional, la creación
su presidencia (1868-1874), tuvo una de la Academia Nacional de Ciencias, fundada el
decidida política para atraer maestros, 8 de septiembre de 1869, y el Observatorio As-
profesores y científicos de los países tronómico, fundado el 24 de octubre de 1871.
del norte europeo para que dirigieran Ambos espacios dirigidos por esos científicos in-
migrantes, pero en el caso de la academia por el
el sistema escolar público, así como las alemán Carlos Germán Conrado Burmeister, y
nuevas instituciones científicas para el el observatorio por un estadounidense Benjamín
desarrollo y la enseñanza de la ciencia Apthorp Gould (Tognetti, 2000).

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 157

Para Alejandro Rosa (1854-1914), científica del mundo. El saber cómo las
primer director del Museo Mitre y verdades religiosas eran consideradas
miembro fundador de la Junta de His- un bien de la humanidad, y los sabios y
toria y Numismática Argentina al mo- consagrados también.
mento de recibir a los congresistas en José Nicolás Matienzo, decano de la
el Museo, “Deben pasar por estos Con- Facultad de Filosofía y Letras de la uba,
gresos vuestros estudios personales, en su discurso inaugural como presi-
como pasan por el prisma de colores dente del cia valoraba los “criterios dis-
del iris, y las conclusiones a las que lle- tintos” y “los puntos de vista diferentes”
guéis, serán la luz blanca que disipará porque impiden “la formación de opi-
con su esplendor y brillo las tinieblas niones y doctrinas unilaterales”. Con
de la América Precolombina” (Actas claridad diferenciaba el conocimiento
del XVII Congreso, 1912: 60). de las opiniones. La posibilidad de ha-
En estas palabras Rosa ponía de cer una doctrina única y monocorde,
manifiesto la importancia de estos con- y el lugar exclusivo de la autoridad so-
gresos como ámbitos de esclarecimien- bre el saber, quedaba desmerecida, más
to e iluminación sobre periodos que aún si no podía discurrirse en función
aún estaban en el misterio, como eran de comprobaciones o evidencias, como
el periodo de la América precolombina era en el caso de la doctrina cristiana.
y las poblaciones indígenas. En estas Como todos aquellos que se dedica-
reuniones de sabios se ponían en con- ban a las Cencias Naturales a comien-
tacto “hombres de distintas patrias zos del siglo xx, los americanistas
para realizar una tarea que interesaba querían conocer el origen y la antigüe-
en común a toda la humanidad”, con el dad del hombre pero, como su nombre
objetivo, según los estatutos votados lo indica, sus esmeros se orientaban a
en el primer Congreso Internacional de los orígenes del hombre en el conti-
Americanistas, de “contribuir al pro- nente americano desde disciplinas de
greso de los estudios etnográficos, las más diversas: Arqueología, Geo-
lingüísticos e históricos”. Allí se coteja- grafía, Etnografía, Lingüística, Pre-
ban y legitimaban saberes y se esta- historia, Historia y Antropología
blecían “las verdades” sobre el pasado Física. Para Rosa era tarea de los
americano. En los congresistas residía americanistas “[…] investigar el pa-
“la virtud de avivar el sentimiento de sado del continente, buscando en las
solidaridad que vinculaba entre sí a nebulosas de la tradición las civilizacio-
los investigadores de todos los países nes aborígenes, estudiar su lingüística
del mundo, por encima de todas las tan sorprendente, su arquitectura, su
fronteras internacionales”. Los conoci- arqueología, sus usos y costumbres,
mientos que estos sabios generaban no para luego ofrecer a la ciencia el cono-
servían sólo para escribir la historia cimiento del alma indígenas […]” (Ac-
local y nacional, sino también para la tas del XVII Congreso, 1912: 60).
historia mundial que, en un mismo El XVII cia de 1910 es recordado por
movimiento, constituía a la comunidad la academia del mundo como el debate

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entre el naturalista platense Florenti- algún museo o asociación, lo cual de-


no Ameghino y el checo-estadounidense mandaba un posicionamiento ante la
Alex Hrdlicka, acerca del origen y la an- ciencia en el concurso general de sabe-
tigüedad del poblamiento americano. res. Y la provincia de Córdoba enviaba
Ameghino sostenía su “teoría autocto- como delegado al cia a un “presbítero”,
nista”, según la cual el hombre habría término que habitualmente usa la Igle-
nacido en la región platense, y más es- sia para designar a sus ministros orde-
pecíficamente pampeana. En contra- nados.12 Tenemos pocos registros de su
punto Hrdlicka postulaba la “teoría actuación en la reunión, pues Cabrera
monogenista asiática”, considerando no figuraba en las Actas del cia que pu-
que la cuna de la humanidad había sido blicó Lehmann-Nitsche en 1912. ¿Se
el continente asiático, y que el hombre debía esta omisión a que para un aca-
habría ingresado a América por el Es- démico y eminente científico naturalis-
trecho de Bering 10 000 años atrás. ta dedicado a la Etnología, el folclore y,
Esta discusión se mantiene hasta la ac- sobre todo, a la Antropología Física (si-
tualidad en la comunidad de arqueólo- nónimo por entonces de la “antropolo-
gos; los del norte y los del sur siguen gía”) y la presencia de un sacerdote en
discutiendo el poblamiento y la anti- ejercicio era impensable en un congreso
güedad del hombre americano, compa- científico?
rando los fechados más antiguos de los Desde 1906 Cabrera era el respon-
restos orgánicos hallados en las exac- sable de “las investigaciones históricas
ciones, y analizados por el método del de los archivos institucionales” de la
Carbono 14. Estas discusiones se recru- unc, y en 1908 el Consejo Superior le
decieron cuando los del sur pudieron encargaba la investigación de los per-
tener sus propios laboratorios donde sonajes ilustres que fueron alumnos,
realizar sus estudios de Carbono 14, de- profesores, rectores y protectores de la
jando de depender de los laboratorios casa a lo largo de su historia para pu-
del norte.11
Quienes participaban en estos even- 12
Para la Iglesia Católica Apostólica y Ro-
tos, en tanto que autoridades y expo- mana existen siete sacramentos y uno de éstos
sitores, eran aquéllos considerados es “el sacramento del orden”. Dicho sacramento
actualmente se compone de tres grados jerár-
personalidades de sus respectivas espe- quicos, el más bajo es el de los diáconos (perso-
cialidades, pero también representan- nas que pueden celebrar el sacramento del
tes del Estado nacional, la Universidad, bautismo y del casamiento además de predicar,
pero no pueden celebrar misa, ni confesar como
tampoco administrar el sacramento de la un-
11
Valga la paradoja, el primer laboratorio ción a los enfermos), seguido por los presbíteros
para hacer dataciones a través del método cono- (pueden administrar los siete sacramentos me-
cido como Carbono 14 en territorio argentino se nos consagrar a sacerdotes u obispos) y el de los
radicó en el Museo de Ciencias Naturales de la obispados (con potestad para administrar todos
Ciudad de La Plata, bajo el nombre de Labora- los sacramentos). El título de monseñor es hono-
torio de Tritio y Radiocarbono (Latyr), en 1964 rífico, no es parte del sacramento del orden (co-
y con el apoyo económico del Conicet (Relacio- municación personal con el presbítero Nicolás
nes, 2009). Alessio, 28 de septiembre de 2008).

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 159

blicar una galería biográfica en 1914, tintos medios académicos del país y
el tercer centenario de la Universidad. de América Latina tras un movimien-
Era lógico que la Universidad lo envia- to estudiantil conocido como la Refor-
ra como uno de sus representantes. ma Universitaria de 1918, con una
Pero esta misión no puede soslayar el clara postula anticlerical y moderni-
interrogante acerca de cuál sería su in- zadora (Vidal, 2005; Aguiar, 2008; Re-
terés en participar de un espacio donde quena, 2008).
se valoraba lo distinto y diferente, las Esta segunda reunión se llevó a
voces en disonancia, la luz de la ciencia cabo entre el 10 y el 25 de julio en la
iluminando a la humanidad, en disi- ciudad de Buenos Aires (decidido por
dencia con el dogma de la Santa Madre ley del Congreso Nacional nº 6286, en
Iglesia. Es difícil creer que la otra auto- la sesión del 8 de febrero de 1909). En
ridad que pendía sobre el presbítero Ca- sus considerandos, el artículo 6 señala-
brera, el obispo de Córdoba, desconociera ba que “La comisión propenderá a la
que un miembro de su clero partici- celebración en la capital de la repú-
paba en estos espacios tan modernos blica de un Congreso Científico Inter-
y tan laicos donde se discutían los úl- nacional Americano” en el marco de los
timos avances del saber científico. festejos por el “Centenario de la Revo-
¿Cómo creer que el presbítero escucha- lución de Mayo”. La organización que-
ría impávido que el hombre nació de un daba a cargo de la Sociedad Científica
proceso evolutivo en la Pampa húmeda Argentina, “la institución científica na-
argentina? Seguramente habrá es- cional más arraigada y difundida”. La
cuchado estas postulaciones contra- Sociedad contaba con un espacio edito-
diciendo a la “teoría creacionista” rial, los Anales, que en ese mismo año
cristiana, formulada por parte un sabio ya había publicado el volumen 66 don-
argentino como Ameghino. Y sin em- de sus miembros “reflejan el movi-
bargo, no sólo permaneció en la re- miento científico del país, en todas sus
unión sin conocerse queja, sino que manifestaciones y aplicaciones”. En el
regresó al Congreso siguiente. campo de la investigación había “pro-
movido y realizado las primeras expo-
Congreso Científico Internacional siciones científicas e industriales, en
Americano 1875 y en 1876, y costeado la primera
expedición a los Andes de la Patagonia
En el Congreso Científico Internacio- en 1875”. Estos viajes eran planificados
nal Americano, Cabrera leyó su tra- como medio para la resolución de uno o
bajo sobre “Los lules”. Este hombre de varios problemas científicos. Entre
la Iglesia, cuya misión era predicar la ellos estaba la detección de riquezas
verdad revelada en la Biblia, fue invi- minerales, las vías de comunicación
tado a formar parte de un mundo in- por los Andes de la costa atlántica y
telectual nucleado en la Universidad pacífica, y la defensa de la grandeza y
más antigua del actual territorio ar- de la integridad territorial argentinas
gentino, y cuyo prestigio alcanzó dis- ante las pretensiones de Chile (Podgor-

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ny, 1999). También inició y organizó corte disciplinar del Congreso ni sus
“los congresos científicos latinoameri- diferencias con respecto al cia. Al ana-
canos que han tenido lugar en esta ca- lizar la formación de la “Comisión Di-
pital, en Montevideo, en Río de Janeiro rectiva” vemos que su presidente fue
y en Santiago de Chile”. Así el Estado Luis A. Huergo, presidente de la sec-
argentino reconocía estos méritos, de- ción ingeniería. Los vicepresidentes
jando en manos de dicha sociedad la fueron el presidente de la Sociedad
organización de un congreso, acaso Científica Argentina y Francisco P.
menor que el cia pero de una magnitud Moreno, a quien ya mencionamos en el
comparable. El Congreso tenía una no- cia. Cada “vocal” representaba un área
table “Comisión Honoraria” formada del saber instituida a nivel del Estado
por su presidente, José Figueroa Alcor- argentino y esa misma persona presi-
ta, presidente de la República Argenti- día una sección del congreso.
na; los vicepresidentes ocupaban el El Congreso se organizó en las si-
gabinete nacional y las principales guientes secciones: Ciencias Jurídicas
asociaciones científicas y de educación y Sociales, Ciencias Militares, Ciencias
superior.13 Nada aún mostraba el re- Navales, Ciencias Químicas, Cien-
cias Antropológicas, Ciencias Geográ-
13
José Gálvez, ministro del Interior; Victo- ficas e Históricas, Ciencias Geológicas,
riano de la Plaza, ministro de Relaciones Inter-
nacionales Exteriores y Culto; Rómulo S. Naón,
Ciencias Físicas y Matemáticas, Cien-
ministro de Justicia e Instrucción Pública (estos cias Biológicas, Ciencias Psicológicas,
últimos, los mismos que en el cia); Ezequiel Ra- Ciencias Agrarias, de Propaganda y
mos Mejías, ministro de Obras Públicas; tenien- Redactora. Ameghino fue el presidente
te general Eduardo Racedo, ministro de Guerra;
contralmirante Onofre Betbeder, ministro de
de la Sección Ciencias Antropológicas.
Marina; ingeniero Pedro Ezcurra, ministro La comisión organizadora giró invi-
de Agricultura; Manuel de Iriondo, ministro de taciones a instituciones del país que
Hacienda; Manuel J. Guiraldes, intendente desarrollan las más diversas discipli-
municipal de la Capital Federal; Eufemio Uba-
lles, rector de la uba; Joaquín V. González, pre-
nas. La unc fue invitada en carta del
sidente de la unlP; Julio Deheza, rector de la 23 de enero de 1910, donde se expresa-
unc; doctor Doering, presidente de la Acade- ba la importancia del acontecimiento
mia Nacional de Ciencias; Estanislao S. Zeba- como espacio donde “evidenciar ante los
llos ex ministro de Relaciones Exteriores y
Culto; ingeniero Luis A. Huergo, académico, con-
países civilizados de la tierra, el estado
sejero y ex decano de la Facultad de Ciencias de desenvolvimiento científico que al-
Exactas, Físicas y Naturales; Ameghino, direc- canzamos, más alto, por cierto, que su
tor del Museo Nacional de Buenos Aires; Juan renombre”. Seguidamente se la invi-
J.J. Kyle, profesor jubilado de Química Inorgá-
nica en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas
taba a “llevar la labor científica de-
y Naturales; Pedro N. Arata, decano de la Fa- sarrollada por sus instituciones y los
cultad de Agronomía y Veterinaria, profesor de métodos de enseñanza y planes de or-
Química en la Facultad de Medicina; coronel ganización que la individualizan”. Por
ingeniero Luis J. Dellepiane, consejero y pro-
fesor de Geodesia en la Facultad de Ciencias
tal motivo se le solicitaba al rector el
Exactas, Físicas y Naturales, inspector del envío “de uno o varios delegados que se
arma de ingenieros. sirviera designar”. Firmaba la carta

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 161

Huergo, presidente de la Sociedad tenía un carácter marcadamente po-


Científica Argentina. Una carta de ca- lítico-académico, incluía una mayor
racterísticas similares recibió el presi- cantidad de campos disciplinares que
dente de la Academia Nacional de el cia, y a una gran diversidad de gra-
Ciencias el alemán, doctor en matemá- dos de formación profesional y militar
ticas, Oscar Doering. que se manifestaba en sus vocales. En
Los delegados enviados por la unc tanto, la Iglesia católica no aparecía
fueron Virgilio Ducceschi, profesor de convocada, pese a ser constitucional-
Fisiología y Psicología, autor de nume- mente parte del Estado argentino.
rosos estudios experimentales, inves- Lo que sí queda claro es que el pres-
tigador de la técnica psicofísica y bítero Cabrera se presentó en esta reu-
docente libre de la Universidad de nión de sabios con un trabajo propio y
Roma; el médico e historiador Félix de carácter científico, no teológico. Y si
Garzón Maceda, y el profesor Ferruc- bien no constan los documentos que
cio A. Soldano. Sumados al represen- evidencian quién lo invitó o en repre-
tante por la Provincia de Córdoba, sentación de qué institución asistió, la
Jerónimo del Barco, diputado nacional. Universidad rápidamente capitalizó la
Cabrera no aparecía formalmente investigación con la cual participó del
como representante de la unc. cónclave al publicarla. Esta decisión
Sin embargo, por la portada de su institucional quizás nos hable de cuán
libro Los lules sabemos que intervino ponderada fue la intervención del
con un “Trabajo leído por el autor en el presbítero Cabrera en el Congreso.
‘Congreso Científico Internacional La Comisión de Ciencias Antro-
Americano’ de 1910 en su carácter de pológicas, donde presentó el presbíte-
delegado de la Universidad de Córdo- ro su trabajo, la presidió Florentino
ba”. La publicación se titula Ensayos
sobre Etnología argentina tomo I. Los
lules, y fue editada en el año de 1911 go; y las universidades fueron las de París, Bur-
en el Establecimiento Tipográfico de deos, Roma, Padua, la prestigiosa Columbia
Francisco Domenici, en Pueblo Gene- University de Nueva York, donde trabajaba
ral Paz. A sólo meses de su presenta- Franz Boas (dirigió el Departamento de Antro-
pología de la Columbia University desde el año
ción en el congreso. 1899). Por otra parte, las sociedades científicas
A diferencia del cia, asistieron a y centros que tuvieron su representante fueron
este Congreso más miembros en re- la Academia dei Lincei, Societá Lingustica de
presentación de sus países, aunque Scienze Naturali e Geografiche, Societá Degli
Ingegneri e Degli Archietti Italiani, Soceidade
también estuvieron presentes los re- de Geographia de Rio de Janeiro, Asociación de
presentantes de universidades, asocia- Educación de Santiago de Chile, Sociedad Jurí-
ciones y sociedades. 14 El Congreso dico Literaria de Quito, American Philosophical
Society, Washington Academy of Sciences, Smi-
thsonian Institution, Inspección Sanitaria de
14
Los países que enviaron delegado fueron Ferrocarriles del Perú, Sociedad de Ingenieros
Francia, Italia, México, Paraguay, El Salvador, de Lima, Reale Academia di Scienze, Lettere ed
Perú, Colombia, Ecuador, Chile y Santo Domin- Arti degli Agiati.

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Ameghino (1854-1911)15 y los secreta- ramente, una contrapropuesta a la in-


rios generales fueron el maestro nor- tervención de otros cultos acaso más
mal y profesor de la uba y la unlP estrechos y prejuiciados.
Rodolfo Senet (1872-1938), y el profe- Entre los vicepresidentes de la Sec-
sor del Museo de La Plata y prehisto- ción de Lingüística estaba el director
riador Luis María Torres. Por entonces del Museo de La Plata, Samuel Lafone
las ciencias antropologías compren- Quevedo, quien ya había participado
dían “Antropología y Paleoantropolo- en el cia. Los “temas generales” pro-
gía”, “Arqueología y Paleoarqueología”, puestos en esta sección se referían al
“Etnografía” y “Lingüística”. estado actual de los estudios lingüísti-
En su discurso inaugural de la sec- cos referidos a las lenguas americanas;
ción, Ameghino afirmó: “Argentinos y las relaciones entre éstas y las del an-
extranjeros, del nuevo o el antiguo tiguo continente, y entre las lenguas
mundo, los que nos hemos dado cita en indígenas de América del Norte y las
este recinto, somos prosélitos de una de América del Sur se agregaba la
misma escuela que representa el más cuestión del lenguaje figurado e ideo-
alto ideal de la humanidad, aquella gráfico, los “jeroglíficos, petroglifos,
que sin prejuicios busca la verdad, pictografías, simbolismos”, quipus y
venga de donde viniere. Por el culto de otros sistemas mnemónicos.
la verdad, que es el culto del porvenir, Los “temas específicos” se referían
salud a todos, y a trabajar” (Actas del a las provincias lingüísticas argenti-
Congreso, 1910). nas, al Brasil meridional, Uruguay y
Con estos votos, Ameghino definía Paraguay, aunque también a las len-
una comunidad que no estaba sujeta a guas patagónicas y fueguinas, y a las
países ni regiones, ni siquiera a espe- de pueblos históricos como los calcha-
cialidades, sino que, yuxtapuesta con quíes, los charrúas y los querandíes.
la humanidad toda, proclamaba un La mesa sesionó el 18 de julio y par-
culto a la verdad, pero una verdad que ticiparon Ameghino, Ambrosetti y Leh-
no parecía depender de un dogma o mann-Nitsche, entre otros. Cabrera
de un credo, sino de la de los hombres de participó en la Comisión de Ciencias
ciencias. El culto de la verdad era, cla- Antropológicas, aunque no había misio-
nado en los antiguos pueblos de indios.
15
Parte de la vida académica universitaria, Sin embargo, algún conocimiento tenía
así como las investigaciones, Ameghino las rea- de ellos, quizá de primera mano por su
lizó en Córdoba. Con respecto a este último pun- trabajo en la Universidad y la Iglesia.
to, hizo excavaciones arqueológicas en las
sierras de Córdoba, donde descubrió la existen-
Ciertamente conoció la política lle-
cia de un poblamiento temprano de bandas de vada a cabo por el gobierno de la Pro-
cazadores recolectores anterior a los pueblos vincia de Córdoba en 1881, sobre los
agroalfareros; se desempeñó como docente titu- territorios ocupados por los pueblos de
lar entre 1885 y 1886, de la cátedra de Zoología
de la unc; y fundó y dirigió el Museo Antropoló-
indios, que ordenó mensurar y repartir
gico y Paleontológico de la misma Universidad una parcela de tierra a cada familia
(Laguens y Bonnin, 2009: 14). indígena y subastar la tierra restante

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en remate público. En la ciudad de Cór- En esta sesión “El padre Cabrera


doba estaba asentado el pueblo de lee su trabajo sobre los ‘Lules’ trayen-
indios conocido como La Toma, al oes- do una interesante prueba documental
te del ejido de la ciudad y junto al cami- sobre las distintas regiones ocupadas
no que conducía a las sierras.16 El lugar por los indígenas del antiguo Tucu-
que ocupaba este pueblo fue rebauti- mán”. Al finalizar la exposición no reci-
zado el 6 de septiembre de 1910 como bió comentario alguno, según consta
Alberdi, en conmemoración del cente- en las Actas.
nario del natalicio del constitucionalis- En la sesión del 19 de julio Ameghi-
ta Juan Bautista Alberdi (Gleser no designó al presbítero como su presi-
2009). Presumiblemente, el presbítero dente y al químico italo-cordobés
también pudo conocer algo de ese Roberto Dabbene18 como secretario.
modo de vida indígena cuando fue de- Lehmann-Nitsche presentó su trabajo
signado miembro de la Comisión de sobre “El problema indígena. Necesi-
Liturgia del Obispado en 1905, con la dades de destinar territorios reserva-
tarea de “controlar el cumplimiento dos a los indígenas en Patagonia,
con exactitud de los ritos y ceremonias Tierra del Fuego y Chaco según el pro-
del culto externo y público”, según el ceder de los Estados Unidos de Norte
decreto del obispo Zenón Bustos y Fe- América”. Era éste un tema de gran
rreira. El pueblo de indios de La Toma preocupación para la época y que fue
tenía un “modo muy particular de vivir abordado desde el campo jurídico por
y expresar la fe”, tal como consta en el Joaquín V. González, quien elaboró un
informe de la visita del obispo que se proyecto de Ley Nacional del Trabajo
quejaba por “la irregularidad de sus en 1904 que no fue aprobado. Ese mis-
costumbres”. En el caso de los casa- mo año Juan Bialet Massé redactó su
mientos, se promovía que los novios famoso “Informe”, donde proponía me-
contrajeran el sacramento en forma didas legales de protección al indígena
gratuita, pero aún así “huían de la y la creación de colonias aborígenes en
Iglesia”.17 los territorios nacionales que depen-
dían del Ministerio del Interior. Esta
postura sería retomada tiempo des-
16
El nombre de este pueblo se debe a que
allí fue construida la toma de agua desde el río
pués por el suizo Alfred Métraux desde
Suquía para abastecer a la ciudad de Córdoba.
El primer registro sobre la construcción de la 18
Nació en Turín, Italia, el 17 de enero de
acequia data de 1573, según las Actas Capitula- 1864 y murió en Buenos Aires en 1938. Estudió
res. La construcción de la acequia y su manteni- en las universidades de Turín y Génova. Llegó a
miento estuvieron siempre a cargo de los grupos nuestro país en 1887, cuando sólo tenía 22 años.
indígenas. Desde el siglo xvii allí fueron reduci- Inició su actividad laboral en Córdoba como pro-
dos los indios de la ciudad de Córdoba y trasla- fesor de Química general, a la vez realizó algu-
dados otros grupos de “indios desnaturalizados” nos viajes de estudios por esa provincia,
como fueron los hualfines (1647-1650), pampas Tucumán y Salta, coleccionando material bioló-
(1659) y quilmes (1666) (Page, 2007). gico. Apenas tuvo la oportunidad se trasladó a
17
Según Visita Canónica de 1905. Archivo Buenos Aires para radicarse definitivamente en
del Arzobispado de Córdoba esta ciudad en 1890 (Aguilar, 2009: 6-7).

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su estadía temporaria en la Universi- ni a los militares fronterizos, sino a los


dad del Tucumán. Recordemos que la frailes mercedarios. Estos “misioneros
guerra contra el indio en el sur no te- rebajaban el nivel moral de los indios,
nía más que tres décadas, y que aún no los explotaban de una manera inicua
había concluido en el nordeste, donde con el fin de sacarles dinero, llegaban a
en 1924, brotaría el movimiento de re- hacerles celebrar ceremonias como el
belión milenarista Qom y Mocoví en la casamiento, bautismo, etcétera, cua-
localidad de Napalpí, a pocos kiló- tro, seis y más veces”. Sabemos que
metros de Resistencia, capital del en- ante estas afirmaciones, Cabrera repli-
tonces Territorio Nacional del Chaco có argumentando que “desconocía ta-
(Brunatti, Colángelo y Soprano, 2002). les cosas pero que no le extrañaba que
La presentación de Lehmann-Nits- hubiesen acaecido”, ya que los misio-
che generó un gran debate que fue neros mercedarios abundaban en estos
retomado en el documento final de territorios. Pero aseguraba que en el
ciencias antropológicas. En coinciden- presente se seleccionaba más cuidado-
cia, Ambrosetti destacó que “los indios samente “el elemento al que se le con-
estaban condenados a desaparecer por fiaba la misión”. Dijo desconocer el
la codicia del blanco, el alcohol, la sífi- accionar de los misioneros merceda-
lis, la viruela, el sarampión y en gene- rios en el pasado, quizás porque perte-
ral, porque las enfermedades de los necían al clero regular y el presbítero
blancos hacían estragos en los indíge- pertenecía al secular. Los misioneros
nas”. Finalizaba sugiriendo que “para identificados con las órdenes religiosas
salvar a los indígenas el progreso no cuentan con organización interna y ex-
debía llegar a las regiones donde ellos terna propia, aunque esta pauta se
vivían”. Evidentemente era demasiado modificó desde 1865, cuando la dióce-
tarde, teniendo en cuenta la enorme sis de Buenos Aires fue elevada a ar-
dependencia que generaba el recluta- quidiócesis. La Iglesia se adaptaba a la
miento de mano de obra para la zafra conformación del Estado nacional, cen-
azucarera. La condición indígena en el tralizando su autoridad y aplicando la
Gran Chaco era tan crítica que se bus- racionalidad administrativa. Esta me-
có reglamentar su trabajo a los indios. dida de modernización eclesiástica se
Según el informe de Bialet Massé “el expandía a todo el clero, tanto regular
estado del Chaco exigiría una legisla- como secular. Por eso la afirmación del
ción obrera enérgica y previsora, que presbítero era más que plausible y no
corta de raíz los abusos rayanos al cri- tanto una evasiva; quizás efectiva-
men” (Brunatti, Colángelo y Soprano, mente existía un mayor control sobre
2002: 71). los misioneros.
Ameghino se plegaba luego a la En esta sesión, entonces, el tema
propuesta de Lehmann-Nitsche por central de debate fue qué hacer y cómo
“sentimiento de humanidad”. Seguida- tratar a los indios en el presente. Des-
mente un señor de apellido Fritz se re- conocemos por qué Ameghino le confió
firió no a los capataces de los ingenios, al presbítero la coordinación de una

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mesa en la que el lugar de la Iglesia se- mientos científicos”, demostrando, de


ría necesariamente puesto en discusión, paso, su conocimiento de las obras pa-
y más aún tratándose de un sacerdote radigmáticas de la etnología argentina
de la ciudad de Córdoba pero provenien- de avanzada.
te de Cuyo. Llamativamente, cuando el En la sesión del 20 de julio Ambro-
presbítero tomó la palabra, no desmin- setti leyó su “Relaciones de la civiliza-
tió los dichos de Fritz, aunque se limitó ción calchaquí con las civilizaciones
a señalar que la Iglesia se había vuel- del Perú y con los pueblos de América del
to más “cauta” con aquéllos a quienes norte”. Al concluir, Lafone Quevedo
enviaba a misionar; quedaba claro, de señaló que la influencia inca había lle-
paso, que continuaba evangelizando a gado hasta Córdoba, lo cual quedaba
las poblaciones indígenas. demostrado por algunas denominacio-
En la sesión del día posterior, el nes toponímicas. Seguidamente Am-
presbítero volvió a intervenir. En esa brosetti preguntó al presbítero sobre el
oportunidad Cristina Correa Morales, origen de la palabra “capayana”, y él le
esposa del arqueólogo Francisco de respondió que “según mis pesquisas”
Aparicio, disertó sobre el uso y costum- “significaba sencillamente camino del
bres de los indios tehuelches y acom- jagüel”, lo cual, afirmaba, se traducía
pañó su conferencia con ilustraciones como “camino del Inca”. Pero “capi” sig-
pertinentes que objetivaban el grado nificaba “jagüel”. Sobre esta disquisi-
de adelanto al que había llegado dicha ción lingüística Lafone Quevedo
tribu, puesto de manifiesto en sus in- agregó que “capayana” quería decir
dustrias, sus costumbres y sus indu- ambas cosas: “camino real” y “camino
mentarias. Lehmann-Nitsche tomó la del jagüel” indistintamente, y subrayó
palabra para disentir con la “señora” que con estas palabras ocurría lo mis-
porque agrupaba a los puelches y te- mo que con muchas otras del mismo
huelches como un mismo grupo, y seña- idioma que, según el contexto podían
ló que lo que ella llamaba tehuelches tener distintas traducciones, deri-
del norte eran en verdad puelches. Ante vando en dos o más acepciones. Final-
la divergencia, Lafone Quevedo pidió al mente, el presbítero hizo un análisis
presbítero que “en virtud de conocer a lingüístico a propósito del vocablo en
fondo este asunto” también lo ilustrase. cuestión, y añadió que muchas pala-
Él respondió mencionando las obras de bras usadas en esa reunión servían
Lafone Quevedo y de Lehmann-Nitsche para indicar la existencia de una deno-
al respecto, y se extendió en algunas minación incásica. Ambrosetti retrucó
consideraciones con relación a varias de- afirmando que los nombres exclusiva-
signaciones que se había dado a las mente no constituían prueba suficien-
“tribus”. Lehmann-Nitsche concluyó te de la presencia incaica en territorio
acordando con el presbítero y agregó argentino y que hacían falta “prue-
que la cuestión “de designar a los te- bas arqueológicas”. El presbítero estaba
huelches del norte no tenía razón de en verdad creyendo que las poblaciones
ser”. Cabrera habló desde sus “conoci- indígenas de Córdoba eran parte del

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antiguo imperio inca, una de las altas las personas al momento de recibir el
culturas americanas e imperiales. sacramento de bautismo y la extre-
En la sesión del 22 de julio, que pre- maunción, luego surgieron las primeras
sidieron Lehmann-Nitsche y el coronel oficinas de “registros civiles”.19 Enton-
Antonio Romero, Lafone Quevedo ex- ces, no es de extrañar que el presbítero
puso sobre “Provincias lingüísticas ar- poseyera una información muy deta-
gentinas” y sobre “¿Qué es lo que se llada de las poblaciones indígenas y de
sabe de las lenguas que hablaban los sus territorios. Los conocimientos del
calchaquíes, los charrúas y los queran- presbítero merecían la confianza de los
díes?”. Nuevamente Córdoba cobraba científicos porque se fundaban en
valor. Luego de su exposición, Romero pruebas empíricas: los documentos y
preguntaba “qué posición lingüística libros parroquiales, y “estar” en la pa-
les corresponde a los indios matacos?”. rroquia del lugar (Malinowski, 1922).
Lafone Quevedo respondió con sus in- En la sesión del 23 de julio el pres-
vestigaciones, y “alude además a los bítero Cabrera expuso sobre los “vile-
trabajos del padre Cabrera”. Éste llas”, un grupo acaso marginal y
agradeció “los conceptos benévolos ver- extinto de indígenas de origen preco-
tidos por el señor Lafone Quevedo”, y lombino. Señaló que databan de épo-
se extendió “respecto del uso de los tér- cas recientes como invasores de la
minos en los distintos idiomas y llega a región chaqueña en tiempos coloniales.
ejemplificar con los documentos anti- Además convocó a revisar los conoci-
guos”. Para concluir señaló que “no ha mientos tradicionales sobre ellos, por-
hecho otra cosa que formar vocabula- que a su entender “no constituían un
rios” aunque “no es un lingüista”. Se- tronco principal sino una simple rama
guidamente Ambrosetti confirmó con derivada”, y agregó: “Estando estos
ejemplos los aportes del Padre Cabre- indios a punto de extinguirse urge el
ra, a lo que Ameghino asintió (Actas verificar la tradición” (Actas del Con-
del Congreso, 1910). greso, 1910).
En el debate sobre la localización En suma, no obstante su paso por el
de las comunidades indígenas en el cia, el Congreso Científico Internacio-
territorio nacional el presbítero apare- nal Americano fue decisivo en la in-
cía como una persona versada en el corporación pública del presbítero
tema, y además reconocida por sabios Cabrera al mundo académico america-
de la talla de Lafone, Ameghino y Am- nista, no sólo porque fue allí donde
brosetti. Estos saberes del presbítero presentó su propia investigación, y
seguramente emanaban de la institu- muy especialmente porque mereció
ción a la cual pertenecía, porque las
parroquias, hasta finales del siglo xix 19
El Registro Civil surgió como una institu-
y comienzos del siglo xx, eran las que ción estatal más de la modernidad desbancando
a la Iglesia de su poder de “registrar a la pobla-
registraban y conocían la población. ción”. El 1 de enero 1881 comienza a funcionar
Las secretarias parroquiales eran los el registro civil municipal de Córdoba, el más
únicos lugares a donde se anotaban antiguo del país.

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 167

posiciones de privilegio en la dinámi- do diversas medidas de orden nacional


ca del evento, concedidas por persona- y provincial condujeron a profundizar
lidades encumbradas y ya reconocidas la brecha entre la autoridad universi-
de las ciencias antropológicas. ¿Por taria y la autoridad eclesiástica, en
qué confió Ameghino en Cabrera pa- este caso el obispo de Córdoba.
ra dirigir la sesión de lingüística? ¿De Pero lo que queda claro del tránsito
dónde conocía Lafone la competencia del presbítero por los dos congresos de
en estas cuestiones del sacerdote cor- 1910 es que fue la elite universitaria
dobés? Y por último, ¿cómo incidió el quien le abrió las puertas al mundo de
paso de Cabrera por el cia y el Congre- los sabios y la ciencia universal. Cier-
so Científico para integrarse a una tamente no porque la Iglesia careciera
comunidad universal cuyo único culto de internacionalismo, pero ahora Ca-
era la verdad, pero una verdad que brera era reposicionado de cara a una
dudosamente procediera de un (solo) verdad de autoría, gestión, transmi-
libro sino, más bien, de distintos docu- sión y reproducción netamente huma-
mentos y artefactos producidos por el na. En el cia se discutió un tema
hombre. “sagrado” para la fe cristiana como es
“el origen el hombre” americano, ver-
CONCLUSIONES dad incuestionable, revelada por Dios
a los hombres y redactada en las Sa-
La espacialidad, la materialidad y el gradas Escrituras.
nombre de la Sección de la Biblioteca “El origen del hombre” era uno de
fueron los indicios que seguí para des- los temas que la Iglesia no estuvo nun-
cubrir e interpretar el desarrollo inte- ca dispuesta a reformular y sobre la
lectual y académico de un religioso cual los científicos modernos raciona-
cordobés como Cabrera en el campo de listas se habían atrevido a discutir
estudios internacional del americanis- desde la “teoría evolucionista”. ¿Qué
mo. A un siglo de su consagración en el llevó a un hombre de la Iglesia a “sen-
“americanismo”, intento dar una ex- tarse a comer” con los sabios que nega-
plicación acerca de la participación y ban las verdades reveladas por Dios y
ubicación del presbítero en dos congre- creaban otras nuevas basadas en su
sos tan significativos que se dieron en experiencia?
Argentina en 1910. En el segundo Congreso el pres-
En aquellos tiempos, la histórica bítero discutió temas de política in-
universidad cordobesa estaba admi- dígena y el rol de la Iglesia. Para
nistrada por la elite tradicional surgi- evangelizar era necesario conocer a la
da en el periodo colonial, tiempo en comunidad y algo de su lengua. Por
que el poder estatal y el religioso esta- eso su interés en participar del deba-
ban sumamente imbricados. Esta inti- te sumado a que aún en la ciudad de
midad comenzó a replantearse con la Córdoba existían poblaciones indíge-
modernización de la sociedad en las nas, según la visita pastoral de 1905.
últimas dos décadas del siglo xix, cuan- El presbítero Cabrera debía controlar

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la “uniformidad del culto divino” en la BIBLIOGRAFÍA


Diócesis de Córdoba como miembro de
la comisión. Esta decisión se compren- Actas del XVII Congreso Internacional de
de desde la búsqueda de la Iglesia de Americanistas (1912), 17-23 de mayo
unificar su poder y, por ende, sus prác- de 1910, Buenos Aires, Coni.
ticas desde la conformación de la Ar- Actas del Congreso Científico Internacio-
quidiócesis de Buenos Aires en el nal Americano (1910), 10- 25 de julio,
proceso de romanización de la Iglesia Buenos Aires.
a principios del siglo xx (Di Stefano y aguiaR, Liliana (2008), “Ni presión de sec-
Zanatta, 2009). tores medios, ni una mera ‘juvenilla’
Reconociendo este rol histórico de algo más sobre la Reforma Universita-
la Iglesia los misioneros han sido “los ria”, Reseña de la Enseñanza de la His-
más fieles” cronistas sobre el modo de toria, núm. VI, pp. 311-342.
vida de otras comunidades, y por eso aguilaR, Horacio (2009), “Roberto Dabbe-
el presbítero no dudaba en consultar- ne, ‘el patriarca de los pájaros’”, El Car-
las para su investigación tratándolas notaurus. Boletín del Museo Argentino
como fuentes primarias. Luego pasó a de Ciencias Naturales Bernardino Ri-
analizar lo que sobre ellas habían es- vadavia, año X, núm, 106, pp. 6-7.
crito los “historiógrafos”, y finalmente ansaldi, Waldo (1997), “Ritos y ceremonias
la obra de Lafone Quevedo, quien ya sacras y laicas. Acerca de la sociabili-
en 1894 diferenciaba su labor de la que dad cordobesa en los comienzos de la
habían realizado los misioneros, seña- modernidad provinciana”, Anuario del
lando que “Para los misioneros alcan- IEHS, vol. 12, pp. 249-267.
zaba el vocabulario castellano-Lule, boixados, Cristina (2000), Las tramas de una
para el Americanista es indispensable ciudad, Córdoba entre 180 y 1895. Élite
el Lule-Castellano” (Lafone Quevedo, urbanizadora, infraestructura, pobla-
1894). miento…, Córdoba, Ferreyra, pp. 69-106.
Con la publicación de la obra del buchbindeR, Pablo (2005), Historia de las
presbítero Cabrera la unc materializa- universidades argentinas, Buenos Ai-
ba su participación en el congreso y se res, Sudamericana.
posicionaba en los congresos internacio- bRunatti, Olga, María Adelaida colángelo
nales. Por su parte, Cabrera se ubicaba y Germán f. soPRano (2002), “Observar
en el debate de los “sabios” científicos de para legislar. Métodos etnográficos e
La Plata y la uba sin dejar de ser “un inspección del trabajo en la Argentina
hombre de la iglesia”. a principios del siglo xx”, en S. visaco-
vskY y R. gubeR (coords.), Historia y es-
ARCHIVOS tilos de trabajo de campo en Argentina,
Buenos Aires, Antropofagia, pp. 79-126.
Archivo del Arzobispado de Córdoba, Cór- cabReRa, Pablo (1991) Ensayos sobre etnolo-
doba. gía argentina, t. 1, Los lules, Córdoba,
Archivo General e Histórico de la Univer- Universidad Nacional de Córdoba.
sidad Nacional de Córdoba, Córdoba. feRReYRa, Carlos (2006), “El Museo de An-

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La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… 169

tropología de la Universidad Nacional ReQuena, Pablo (2008), “Universidad, polí-


de Córdoba 1941-1983”, en Museo, cien- tica y cultura en la Córdoba intersecu-
cia y sociedad en la Córdoba Moderna. lar o pensar la Reforma Universitaria
El Museo Histórico Provincial y el Mu- de 1918 en la mediana duración, 1871-
seo de Antropología: pensamiento y 1920”, Reseña de la enseñanza de la
práctica, Córdoba, Universidad Nacio- Historia, núm. VI, pp. 278-310.
nal de Córdoba, pp. 109-178. _____ (2009), “Para una historia de la his-
fígoli, Leonardo, (1990), “A ciencia sob o toriografía cordobesa. El caso del Insti-
olhar etnográfico. Estudo da Antropolo- tuto de Estudios Americanistas de la
gía Argentina”, tesis de doctorado, Bra- Universidad Nacional de Córdoba,
silia, Universidad de Brasilia. 1936-1947”, ponencia presentada en
gleseR, Adriana, (2009), Hijos del Suquía: las XII Jornadas Interescuelas Depar-
los Comechingones del Pueblo de la tamentos de Historia, San Carlos de
Toma, actual barrio Alberdi, ayer y hoy, Bariloche.
Córdoba, Imprentica. S.a (2009), “Inauguración del Laboratorio
laguens, Andrés y Mirta bonnin (2009). de Carbono Catorce. La Plata, 1964”,
Sociedades indígenas de las Sierras Relaciones [Sociedad Argentina de An-
Centrales. Arqueología de Córdoba y tropología], t. XXXIV, p. 7.
San Luis, Córdoba, Universidad Nacio- tognetti, Luis (2000), “La introducción
nal de Córdoba. científica en Córdoba a fines del siglo
lóPez-ocón, Leoncio (2002), “El papel de los xix: la Academia Nacional de Ciencias y
primeros congresos internacionales de la Facultad de Ciencias Físicas-Mate-
americanistas en la construcción de una mática (1868-1878)”, en M. montseRRat
comunidad científica”, en M. Quijada y (comp.), La ciencia en la Argentina en-
J. bustamante (coords.), Élites intelec- tre siglos. Textos, contexto e institucio-
tuales y modelos colectivos. Mundo ibé- nes, Buenos Aires, Manantial, pp
rico (siglos XVI-XIX), Madrid, pp. 271-284. 345-365.
P odgoRnY , Irina (1999), “La Patagonia vidal, Gradenia (2005), “La modernidad y
como santuario natural de la ciencia fi- el espacio público en Argentina. Repe-
nisecular”, REDES, vol. VI, núm. 14 de sando la Reforma Universitaria de
noviembre, pp. 157-176. 1918”, Avances del CESOR, año V, núm. 5.

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Steffan Igor Ayora-Diaz, Foodscapes, Food- Los cinco capítulos que componen la
fields and Identities in Yucatán, Amster- obra llevan de la mano al lector a tra-
dam, Centro de Estudios y Documentación vés de una construcción histórica del
Latinoamericanos, 2012 comer en Yucatán y del decirse o lla-
marse comida yucateca, y todo ello con
miguel lisbona guillén*
argumentos y métodos de la antropolo-

L
a antropología de la alimenta- gía, la sociología y la historia. Discipli-
ción, subdisciplina que tiene una nas que no deben ser contrapuestas
trayectoria creciente desde hace sino complementarias, que es como ad-
varias décadas en países centrales, no quieren su riqueza de matices para
cuenta con las repercusiones esperadas hablar de los seres humanos en socie-
en la academia mexicana. Sin embargo, dad. Interdisciplina que convierte el
hay antropólogos, como Steffan Igor autor en nitidez propositiva, pues Ayo-
Ayora-Diaz, que se han interesado por ra-Diaz establece un modelo y unas
estos temas, expresados inicialmente en definiciones del comer en Yucatán,
artículos o capítulos de libro y, como es como se verá más adelante.
el caso, la publicación de un libro en in- Pero si se va por partes, antes de
glés en 2012. La búsqueda de lo yucate- aterrizar en lo meramente culinario del
co como experiencia personal del autor trabajo hay que remitirse a la historia
—tras dos lustros fuera del terruño— se y, en un principio, a la conformación de
convirtió, en el caso de la gastronomía, los estados nacionales latinoamerica-
en un reto académico, hecho que otorga nos. Las pretensiones de borrar las di-
a la construcción del texto la peculia- ferencias, las peculiaridades propias,
ridad consciente de jugar entre la sub- llámense regionales o étnicas, conllevó
jetividad manifiesta, como punto de procesos de homogeneización que para
partida inequívoco y deseado, y la objeti- el tratamiento del comer refieren uni-
vidad pretendida por tratarse de un tra- formización de gustos. En estos proce-
bajo con miras y metodología científica. sos de segmentación de territorios y
divisiones políticas, iniciados en la Co-
*Director del Centro Peninsular en Huma- lonia y continuados durante el proceso
nidades y Ciencias Sociales, unam. de Independencia, los casos son singu-

171

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172 Reseñas

lares y diversos, siendo el yucateco uno enfrentamiento bélico de largo aliento


más por las peculiaridades de su rela- llamado Guerra de Castas, que en el
ción con el futuro Estado mexicano. siglo xix mostró cómo las diferencias
Una relación ambivalente con el étnicas expresadas más allá de lo cultu-
proyecto de nación mexicana que se ral mediante fronteras sociales y econó-
puede explorar en resistencias, pero micas remitían al origen colonial de los
sobre todo en construcciones encabeza- territorios. Hecho que también se pro-
das, en muchos casos, por elites —aun- longa en las propuestas políticas de
que no guste a los teóricos de los emancipación de un espacio lejano del
estudios poscoloniales, que el autor del centro del poder. Aspecto resuelto, si se
libro conoce bien—. Construcciones quiere llamar de tal forma, con la crea-
que para Yucatán derivan en signos y ción de tres estados en la Península de
símbolos clave de identificación como la Yucatán, aunque uno de ellos, Quinta-
gastronomía y la música, por citar dos na Roo, tardara en convertirse en tal.
muy visibles. Lo anterior pone sobre el Esta línea de separación al interior, o
tapete las complejidades para repre- con el poder político del Estado mexica-
sentar o imaginar, en el sentido de B. no, se perpetúa con distintos matices
Anderson, la nación o las mismas regio- hasta hoy; sin embargo, las políticas
nes, algunas de ellas con peculiaridades educativas y la mayor cercanía con
históricas y otras reestructuradas o for- otros territorios de la República ha sua-
madas al aliento de las divisiones polí- vizado las disputas para llevarse al pla-
ticas que los nuevos estados crearon.1 no más simbólico, como se demuestra
Incluso algunas de estas segmentacio- con la gastronomía.
nes pueden crear identificaciones pro- Y es en tal expresión gastronómica,
pias que contravienen el sentir general donde el Estado nacional exhibe en
de la construcción nacional o que en sus forma de expansión homogeneizadora
diferencias aportan rasgos a esa misma una imagen de lo que es la cocina del
nacionalidad. El mariachi de Jalisco o país. Los libros de cocina o recetarios
la china poblana son un claro ejemplo ofrecen desde el siglo xix esas diferen-
de ello, y con sus matices folclorizantes cias. La cocina mexicana contrasta con
estos imaginarios —creados para resal- la yucateca al privilegiar la primera
tar las diferencias propias y los aportes los productos que desde el altiplano se
a la nación— también suelen ocultar consideran base y fundamento de un
disputas político-territoriales que aflo- comer ligado a una identificación pro-
ran en momentos determinados. pia. Maíz, chile, frijol o calabaza frente
El caso de la península yucateca al constructo yucateco, más próxima a
ofrece las sinuosidades internas de los productos foráneos de allende de las
nuevos estados modernos a través del fronteras, incluso peninsulares. La in-
tención expansiva del nacionalismo
1
Benedict Anderson, Comunidades imagi-
mexicano se ve frenado en aspectos
nadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión tan relevantes como el alimenticio,
del nacionalismo, México, fce, 1993. aunque la profundidad simbólica del

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Reseñas 173

comer no parece despertar siempre el abierto, lúdico y experimental, mien-


interés que merece. tras el segundo es cerrado y con nor-
Es en tal sentido que Ayora-Diaz mas para preparar y consumir los
apuesta por señalar el surgimiento de alimentos. Es decir, en el culinario hay
cocinas regionales frente a las ideolo- recetas, ingredientes y técnicas utiliza-
gías nacionalistas homogeneizadoras, dos para el consumo cotidiano, a la vez
aunque la situación en muchas ocasio- que el gastronómico, surgido del ante-
nes puede ser la contraria, ya que coci- rior campo, es un conjunto limitado de
nas delimitadas territorialmente se recetas, ingredientes y técnicas que
asumen como las nacionales. Pero en el son las que delimitan un restringido
caso yucateco la oposición entre cocina número de “platillos yucatecos”. El pri-
nacional mexicana —o que se quiere na- mer campo ofrece improvisación o ex-
cional— y cocina yucateca parece obvia. perimentación en ocasiones, mientras
A finales del año 2010 la cocina el segundo está ceñido a la rigidez del
mexicana fue reconocida por la unesco “deber ser”.
como Patrimonio Cultural Inmaterial Los “platillos yucatecos” son básica-
de la Humanidad, hecho que redunda mente o surgen, mejor dicho, del cosmo-
en aquello que Jesús Contreras conside- politismo en la aceptación y uso de
ró como cocina nacional, por ser sus ali- productos que tienen procedencias tan
mentos y forma de prepararlos algo diversas como Europa, el Caribe o de
propio y específico de un determinado países como Líbano, debido a la apor-
país, además de constituirse como un tación de inmigrantes de dicha proce-
elemento que otorga identidad a un gru- dencia que todavía conforman un lobby
po.2 Sin embargo, esto —que podría con- económico y de poder en toda la penín-
siderarse lógico y extensible a cualquier sula de Yucatán.3 Así, lo yucateco se so-
parte de la geografía mexicana— en- lidifica tejiéndose con las aportaciones
cuentra, por supuesto, muchos matices foráneas y reduciendo el campo de ac-
locales, y el caso yucateco no es la ex- ción, algo que detecta perfectamente el
cepción. Sentadas estas precisiones, el autor en la condensación y unificación
Yucatán contemporáneo es analizado de las cartas que ofrecen los restauran-
por el autor, tras la revisión histórica, a tes de comida yucateca.
través de dos campos: el culinario y el Si la historia de la alimentación hu-
gastronómico. En ambos existe pro- mana se caracteriza por los cambios y
ducción, circulación y consumo de ali- las incorporaciones constantes,4 el caso
mentos, pero también ambos tienen aquí estudiado remite a esta circuns-
formas textuales y discursivas de re-
presentación. 3
Luis Alfonso Ramírez, De cómo los libane-
La pretensión de esta taxonomía ses conquistaron la Península de Yucatán. Mi-
es demostrar que el primer campo es gración, identidad étnica y cultura empresarial,
México, Centro Peninsular en Humanidades y
Ciencias Sociales-unam, 2012. 2012.
2
Jesús Contreras, Antropología de la ali- 4
J.L. Flandrin y M. Montanari (eds.), His-
mentación, Madrid, Eudema, 1993, p. 72. toire de l’alimentation, París, Fayard, 1996.

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174 Reseñas

tancia como ha ocurrido en muchos ta o encerrado bajo los amparos de una


otros territorios del ecúmene desde delimitación territorial. Los debates
hace siglos, y el ejemplo de la pasta en sobre las bases y los criterios sobre el
Italia, o de la patata en Irlanda son un gusto en los que Pierre Bourdieu tanto
nítido ejemplo que refuerza aconteci- insistió no dejan de plantear retos más
mientos más recientes, como la carne allá de los constructos sociales.6 Si es
con ciruelas marroquí, convertida en “un error exagerar las continuidades
estandarte de la cocina de ese país en la cultura de la comida”, como lo re-
pero invención reciente, según lo ex- cordaba Goody,7 hay que relativizar
presado por Isabel González Turmo.5 cualquier construcción monolítica de la
Construir el sentimiento subjetivo misma, y es por ello que quien desee
de pertenencia a través de avatares conocer la historia de eso llamado coci-
históricos es inseparable de la confor- na yucateca tendrá que remitirse a este
mación o definición del gusto culinario. libro del doctor Steffan Igor Ayora-
Yucatán es un nítido ejemplo y el libro Diaz. Lo que parece simple o sencillo de
de Ayora-Diaz conduce por su consti- definir nunca lo es. Y la colateralidad,
tución. Misma que al diferenciar lo yu- que desde las ciencias sociales se quiere
cateco básicamente de lo querido o otorgar a ciertas temáticas, habla no
supuesto mexicano, puede caer en una sólo de desconocimiento sino de falta de
encapsulación o limitación de lo posi- valentía a la hora de probar y degustar
ble para comer y las creaciones implí- muchos sabores del conocimiento. Esta
citas en el proceso de guisar. El querer obra lo ejemplifica a la perfección.
ser, la diferenciación rígida con otros,
puede imprimir un sello restrictivo al
proceso creativo y subordinar la propia
heterogeneidad culinaria regional en
aras de una identificación gastronómi-
ca petrificada. En definitiva, la consoli-
dación y definición de lo propio, en
ciertas circunstancias, lo congela. Ante
tales circunstancias las interrogantes
se hacen presentes con ejemplos senci-
llos, aunque ello no quiera decir que se
alejen de la complejidad. Los olores,
colores, sabores, en definitiva, el gusto
es definible con una temporalidad cier-

5
Isabel González Turmo, “La frontera como
horizonte culinario: Andalucía y Marruecos”, en 6
Pierre Bourdieu, La distinción. Criterio y
F.X. Medina, R. Ávila e I. de Garine (coords.), bases sociales del gusto, México, Taurus, 1988.
Food, Imaginaries and Cultural Frontiers. Es- 7
Jack Goody, Cocina, cuisine y clase. Estu-
says in Honour of Helen Macbeth, Guadalajara, dio de sociología comparada, Barcelona, Gedisa,
Universidad de Guadalajara, 2009, p. 329. 1995, p. 192.

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POLÍTICA EDITORIAL

EXCELENCIA Y ORIGINALIDAD
Nueva Antropología ha sido aceptada en el Índice de Revistas Mexicanas de Investi-
gación Científica y Tecnológica del Conacyt, por lo que los trabajos publicados tienen
un peso curricular significativo. Es una revista que recibe con gran interés las colabo-
raciones de investigadores en ciencias sociales, tanto nacionales como extranjeros.

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ción teórica o empírica y abordar temas de ciencias sociales y en particular de antro-
pología. El autor(a) debe comprometerse con la revista Nueva Antropología a no some-
ter simultáneamente su artículo a la consideración de otras publicaciones en español.
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Todos los trabajos serán dictaminados por dos dictaminadores anónimos y evaluados
por el Consejo Editorial. Los autores conocerán el resultado del arbitraje por la vía
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contener un texto relativo al tema del proyecto de 500 palabras aproximadamente y
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nes académicas, los programas de congresos, cursos o seminarios. Y con mucho gusto
se hará un anuncio en la sección “Novedades editoriales” de la portada de los libros
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e) CITAS EN EL TEXTO
El apellido del autor y el año de publicación de la obra, dos puntos, las páginas corres-
pondientes:
… en sus aspectos teóricos y metodológicos (Giddens, 1995: 143-152).
o bien:
…en estos aspectos seguimos a Giddens (1995: 143-152)
BIBLIOGRAFÍA AL FINAL DEL TEXTO
Se dispondrá en orden alfabético por apellido del autor, editor o coordinador del libro
o artículo.
CITA DE LIBRO
Autor (APELLIDO, Nombre), (año de edición), Título de la obra, número de edición, Lu-
gar, Editorial, número de la página o de las páginas citadas.
Ejemplo:
GIDDENS, Anthony (1995), La constitución de la sociedad: bases para la teoría de la es-
tructuración, Buenos Aires, Amorrortu.
CITA DE ARTÍCULO EN LIBRO
Autor (APELLIDO, Nombre) (año de edición), “Título del artículo”, editor o coordinador
del libro, Título de la obra, Lugar, Editorial, número de páginas del artículo o páginas
citadas.
Ejemplo:
zEPEDA PATTERSON, Jorge (1989), “Limites et possibilités de l’identité territoriale au
Mexique”, en J. REVEL-mOUROZ (coord.), Pouvoir local, régionalismes, décentralisation:
enjeux territoriaux et territorialité en Amérique Latine, París, iHEAL, pp. 95-104.
CITA DE ARTÍCULO EN REVISTA
Autor (APELLIDO, Nombre) (año de edición), “Título del artículo”, Nombre de la Revista,
volumen, número, periodo que comprende el número, país, número de páginas del ar-
tículo o páginas citadas.

Ejemplo:
STAVENHAGEN, Rodolfo (1992), “La cuestión étnica. Algunos problemas teórico-metodo-
lógicos”, Estudios Sociológicos, vol. X, núm. 28, enero-abril, México, pp. 37-56.
NOTAS A PIE DE PÁGINA
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