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BiCentenario, ¿Historia para qué?


Núm. 68 (2010)
Israel Covarrubias

Metapolítica

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FEMINISMO Y JUST ICIA. CONT RA LA MIST IFICACIÓN DE LAS IDENT IDADES .pdf
Est ela Serret

El drama de México. Sujet o, ley y democracia


Israel Covarrubias

La afirmación de la diferencia
Hugo César H C Moreno Hernández
SUMARIO
Vol. 14, núm.68, enero/marzo de 2010 PORTAFOLIO

www.metapolitica.com.mx 8 LUIS ZÁRATE:


LA ALGARABÍA ORGÁNICA DE UN MUNDO GENÉSICO
D I R E C T O R G E N E R A L : Ricardo Moreno Botello
F U N D A D O R : César Cansino 14 JOSÉ LAZCARRO: RECUPERAR LAS RAÍCES
D I R E C T O R E D I T O R I A L : Israel Covarrubias por Enrique de Jesús Pimentel
E D I T O R L I T E R A R I O : Hugo Diego
J E F E D E R E D A C C I Ó N : Enrique de Jesús Pimentel SOCIEDAD ABIERTA
G E R E N T E G E N E R A L : Alberto Navarrete Zumárraga

CONSEJO EDITORIAL 16 LA HUELLA DEL CRIMEN. IMAGEN DE LA CIUDAD


José Antonio Aguilar Rivera, Roderic Ai Camp, Alejandro Anaya, An- por Patxi Lanceros
tonio Annino, Israel Arrollo, María Luisa Barcalett Pérez, Miguel Car-
bonell, Sergio Cortés, José Antonio Crespo, Jaime del Arenal Feno-
chio, Rafael Estrada Michel, Nestor García Canclini, Juan Sebastián
33 JOSÉ ENRIQUE VILLA RIVERA:
Gatti, Aurora Gómez-Galvarriato Freer, Armando González Torres, “EN MÉXICO, LA INVERSIÓN EN EDUCACIÓN SUPERIOR
Conrado Hernández López (+), José Lazcarro Toquero, Ismael Le- ES ALTAMENTE RENTABLE”
desma Mateos, María de los Ángeles Mascott Sánchez, Alfio Mas- Entrevista realizada por Ricardo Moreno Botello
tropaolo, Beatriz Meyer, Jean Meyer, Edgar Morales, Leonardo
Morlino, José Luis Orozco, Juan Pablo Pampillo Baliño, Will G. Pans-
37 ¿TODO ES TOLERANCIA?
ters, Mario Perniola, Ugo Pipitone, Juan Manuel Ramírez Saíz, Ge-
rardo Ramos Brito, Víctor Reynoso, Xavier Rodríguez Ledesma, por Boris Berenzon Gorn y Georgina Calderón Aragón
Roberto Sánchez, Antolín Sánchez Cuervo, María Eugenia Sánchez
Díaz de Rivera, Ilán Semo, Ángel Sermeño, Enrique Soto Eguíbar, 42 DICTAR LA MEMORIA.
Federico Vázquez Calero, Silvestre Villegas Revueltas, Danilo Zolo JUSTICIA TRANSICIONAL EN AMÉRICA LATINA
C O O R D I N A D O R A D E D E B AT E S D E L P R E S E N T E N Ú M E R O : por Óscar del Álamo Pons
Ariel Rodríguez Kuri (El Colegio de México)
49 ÉLISABETH ROUDINESCO:
DISEÑO, COMPOSICIÓN TIPOGRÁFICA Y DIAGRAMACIÓN:
Armando Hatzacorsian “LA DEMOCRACIA PROTEGE LA INTIMIDAD
Y SALVAGUARDA EL PLACER”
VERSIÓN ELECTRÓNICA: México.com
Entrevista realizada por Israel Covarrubias
METAPOLÍTICA es una publicación trimestral (enero-marzo de 2010) editada
por Cangato, S. A. de C. V. Editor responsable: José Ricardo Moreno Botello. DEBATES
Número de reserva al titulo en derecho de autor: 04-2008-120313370700-
El BiCentenario ¿Historia para qué?
102. Número de certificado de licitud de título: 14466. Número de certifica-
do de licitud de contenido: 12039. Domicilio: Campeche 351-101, Col. Hi-
pódromo Condesa, Deleg. Cuauhtémoc, México, 06100, D.F., MÉXICO, tels. 56 1810: ¿FESTEJAR O CONMEMORAR? por Juan Ortiz Escamilla
(55) 91 50 10 36 y (55) 91 50 10 38, fax: 91 50 10 38. Correo-e: me-
tapolitica@gmail.com Suscripciones: Gabriela Oropeza, tel. (55) 91 50 10
38. Correo-e: suscripciones@metapolitica.com.mx. Todos los derechos de re- 60 “NACIÓN SOBERANA E INDEPENDIENTE”.
producción de los textos aquí publicados están reservados por METAPOLÍTICA. LA DIMENSIÓN REVOLUCIONARIA DE LA INDEPENDENCIA
ISSN 1405-4558. ISSN (versión electrónica) 1605-0576. Publicación perió- A PARTIR DE DOS CASOS AMERICANOS por Erika Pani
dica autorizada por SEPOMEX. Registro postal IM09-0058 y PP09-0463. Im-
presión CAMSA Impresores, S.A. de C.V., Calle San Juan, Lote 15, Manzana
10, Col. Bellavista, Cuautitlán Izcalli, C.P. 54720, Estado de México. Distri- 65 PERSPECTIVAS CULTURALES SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA
bución: CITEM, S.A. de C.V., Av. Del Cristo 101, Col. Xocoyahualco, C.P. (NUEVA ESPAÑA, 1789-1821) por Gabriel Torres Puga
54080, Tlalnepantla, Estado de México, Teléfono 52 38 02 00 y ARIELI Mu-
nicipio Libre 141, interior 1, Col. Portales, C.P. 03650, México D.F. El tiraje
de este número es de 10 mil ejemplares. 73 ESTILOS DE LIDERAZGO:
METAPOLÍTICA aparece en los siguientes índices: CLASE, CITAS LATINOAME-
DOS EJÉRCITOS EN LA REVOLUCIÓN MEXICANA
RICANAS EN CIENCIAS SOCIALES (Centro de Información Científica y Huma- por Pedro Salmerón
nística, UNAM); INIST (Institute de L Information Scientifique et Tecnique);
Sociological Abstract, Inc.; PAIS (Public Affairs Information Service); IBSS
(Internacional Political Science Abstract); URLICH S (Internacional Periodi-
77 DIEZ ERRORES SOBRE EL ZAPATISMO
cals Directory) y EBSCO Information Services. por Felipe Arturo Ávila Espinosa
METAPOLÍTICA no se hace responsable por materiales no solicitados. Títu-
los y subtítulos de la redacción.
SOCIEDAD SECRETA

83 DEL MIEDO por Jair Cortés

84 INDAGACIONES A SU PULSO QUE CESA (DE CÓMO DON QUIJOTE CAYÓ MALO
Y DEL TESTAMENTO QUE HIZO Y SU MUERTE) por Manuel R. Montes

88 WONG KAR-WAI Y LA POÉTICA DEL SECRETO por Jezreel Salazar

93 LA HUELGA DEL ESCRITOR por Vivian Abenshushan

95 DEL DIÁLOGO CON UNO MISMO por Rafael Toriz

98 FAUNA FANTÁSTICA por Askari Mateos

101 UNA TEMPORADA FLOTANTE


LA LETRA CON ANUNCIOS ENTRA por Luigi Amara

103 LA JAULA DE LOS CUYOS


EL TACTO Y LA PLÁSTICA por Enrique Soto Eguibar

IMPRENTA PÚBLICA

106 LO QUE UN ESCRITOR DE ENSAYOS LE PUEDE ENSEÑAR A UN EDITOR por Mario Perniola

108 LA BIBLIOTECA “JOSÉ MARÍA LAFRAGUA” Y SUS LIBROS INCUNABLES por Manuel de Santiago

110 Sobre EL NARCO: LA GUERRA FALLIDA de RUBÉN AGUILAR VALENZUELA y JORGE G. CASTAÑEDA
por Miguel Carbonell

112 Sobre LOS NUEVOS SENTIDOS DEL DESARROLLO. CIUDADANÍAS EMERGENTES,


PAZ Y RECONSTITUCIÓN DE LO COMÚN de OSCAR USECHE por Luis Martínez Andrade

114 Sobre EL HOMBRE SIN CABEZA de SERGIO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ por Bibiana Camacho

115 Sobre TANTEOS de JOSU LANDA por José Trinidad Mendoza Hernández

117 Sobre HISTORIA Y DESTINO DE LA FILOSOFÍA NOVOHISPANA de SANDRA ANCHONDO PAVÓN (COMP.)
por Gerardo Martínez Hernández

119 Sobre LA COMUNIDAD FILOSÓFICA. MANIFIESTO POR UNA UNIVERSIDAD POPULAR


de MICHEL ONFRAY por Javier Tapia Navarro

S OCIEDAD Y PATRIMONIO

121 LA REGIÓN DE LOS TUXTLAS. LA SUPREMACÍA DE LA NATURALEZA por Hugo Diego

Foto de la portada: Gerardo “Gudinni” Cortina


Luis Zárate , *

LA ALGARABÍA
ORGÁNICA
DE UN MUNDO
P O R TA F O L I O GENÉSICO
En la obra de Zárate yo veo un elemento de compasión pro-
funda que nos invita a comprender que todos —objetos, mi-
nerales, vegetales, animales, seres humanos y seres reales de la
imaginación— participamos de un mismo impulso y de una
misma energía: todos somos hilos distintos pero entreverados en
la trama compleja de la creación”
Alberto Blanco

* Nació en Santa Catarina, Cuanana, Tlaxiaco, Oaxaca 1951. De 1974 a 1985 estudió en
la Escuela Nacional de Artes Decorativas en París y en el Atelier 17, París, Francia. Ha rea-
lizado exposiciones individuales y colectivas en museos, galerías y bienales en París, Francia;
Singapur; Tuzla, Yugoslavia; Madrid, España; Berlín, Alemania; Bélgica; Bulgaria; Oslo,
Noruega; México. Recibió en 1980 el Premio Internacional del Principado de Mónaco. E-
mail: eltallerlz@hotmail.com

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

8
LUIS ZÁRATE | PORTAFOLIO

Sin título
s.f.
Óleo sobre tela
80 x 100 cm.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

9
PORTAFOLIO | LUIS ZÁRATE

Plática de perros después de chupar faros


s.f.
Óleo sobre tela
80 x 80 cm.

Enamorado
2003
Óleo sobre lino
100 x 80 cm.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

10
LUIS ZÁRATE | PORTAFOLIO

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

11
PORTAFOLIO | LUIS ZÁRATE

Gemelos
2009
Óleo sobre papel
56 x 66 cm.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

12
LUIS ZÁRATE | PORTAFOLIO

Sin título
1985
Tintachina

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

13
AAA | AAA

José Lazcarro : *

RECUPERAR LAS RAÍCES

Enrique de Jesús Pimentel


A
sí como los trazos sólidos y de gran alien-
to caracterizan la obra pictórica de José
Lazcarro, en sus esculturas encontramos
una dimensión rotunda de los volúmenes que, de ma-
nera irresistible, se nos imponen como una categoría vi-
sual que intenta agotar las posibilidades de la mirada.
Sus propuestas escultóricas son una suerte de presencias
que se instalan en el centro mismo de nuestra capaci-
dad de aprehensión, en el umbral exacto donde estar es
algo más que simplemente ocurrir. Lazcarro lleva a ca-
bo una ocupación del espacio que es, al mismo tiempo,
una indagación del origen de todas las cosas.
No es fortuito, por lo tanto, que la materia prima de
Naturaleza Muerta IV provenga de las raíces de alguno
de los longevos árboles que solían flanquear la carretera
entre Cholula y Huejotzingo. Un material poco propi-
cio para la talla pero altamente propiciatorio de signifi-
cados y contornos, de perfiles sugerentes y vestigios con-
ceptuales. Las implicaciones ecológicas de su propuesta
no son menores: estas figuras sinuosas pertenecen a una
tridimensionalidad que se multiplica para examinar las
diversas aristas de la devastación que ha provocado que
esta difícil madera emerja de su recinto terrestre. Pasta Naturaleza muerta IV
plástica y pintura automotriz complementan esta trans- Puebla, 2009
formación, esta recuperación excepcional con la que, Talla en raíz de álamo, con pasta plástica
una vez más, la obra de José Lazcarro se reorienta de lo y laca automotiva
ornamental hacia lo dramático, articulando además una 150 x 130 x 85 cm.
denuncia ecológica a la que recorre una tensión estética
tan multiforme y polisémica como los diversos planos
desde los cuales Naturaleza Muerta IV se inserta en
nuestro campo de percepción. 

*Artista plástico visual, académico e investigador, egresado de la


Escuela Nacional de Artes Plásticas (antigua Academia de San Car-
los), ha participado activamente en el movimiento de formación de
diferentes escuelas de arte y grupos de creación artística en México
desde la década de los 70 hasta la actualidad. Con Naturaleza Muer-
ta IV, José Lazcarro resultó ganador de la IX Bienal Monterrey FEMSA
2009 en formato tridimensional.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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LA HUELLA DEL crimen.
IMAGEN DE LA CIUDAD

Patxi Lanceros*

No obstante, la vida humana es bendecida en imagen y se distiende en el tiempo, el espacio, inmóvil y fijo, pa-
maldecida en imagen; sólo en imágenes puede compren- ciente y subyacente, no ha requerido atención adecuada.
derse a sí misma; las imágenes son indesterrables, están O tal vez porque parece que la humana existencia se ha-
en nosotros desde el comienzo del rebaño, son más anti- lla afectada por el tiempo y por el tiempo infectada,
guas y más poderosas que nuestro pensamiento, están mientras que “solamente” se soporta en el espacio.
fuera del tiempo, abarcan pasado y futuro, son doble re- Sin embargo, en el espacio se sostiene y se contiene
cuerdo del ensueño y tienen más poder que nosotros. la existencia humana. En el Espacio máximo de desco-
nocidos límites que, más o menos, equivale al Univer-
Herman Broch, La muerte de Virgilio. so y en los espacios mínimos, inframicroscópicos, in-
fraatómicos o infracelulares; y también, más próximos
a la experiencia habitual, en esos “mesoespacios” que se
DE ESPACIO sitúan entre las magnitudes macroscópicas y microscó-
picas, que van desde el habitáculo hasta el Globo terres-

C
oncebido en la modernidad, junto al tiempo y tre pasando por lugares, ciudades, regiones, naciones,
en relación con él, como condición a priori de continentes… Todos ellos son condición —inmanen-
la sensibilidad (con el concurso y la venia de te— de la sensibilidad; y aun parecería que también del
Kant, evidentemente), el espacio no se ha beneficiado entendimiento y de la razón. Todos ellos son condicio-
—sí, por el contrario, el tiempo— de una suficiente re- nes de la existencia y de la co-existencia.
flexión filosófica hasta hace muy pocos años. Si a lo lar- En ausencia de confirmación de una base en el griego
go del siglo XX el concepto de espacio ha sido habitual spadion-stadion,1 la palabra espacio (espace, space, spazio)
en las obras de arquitectos y urbanistas, de geógrafos y procede del latín semiculto spatium que designa un terre-
sociólogos, parece que su carácter “condicionante”, aca- no abierto, un campo hábil para correr o para pasear (sen-
so equivalente al del tiempo, no incitó a la filosofía tan- tido que se mantiene en el alemán spazieren, también se-
to como el de este último. Tal vez porque la modernidad miculto), un terreno, por ello que se entiende “exterior” y
ha vivido bajo el patrocinio de la historia (o ha consisti- “público”, y que podría considerarse como dato inicial, o
do en el pre-dominio de la historia) y esta se extiende y como mera naturaleza. En alemán, sin embargo, el térmi-
no que cabe traducir por espacio (Raum) procede del teu-
* Filósofo y ensayista español. Entre sus más recientes libros se

encuentran (como director junto a Andrés Ortiz-Oses), Diccionario


de la existencia. Asuntos relevantes de la vida humana (Barcelona, 1 La hipótesis fue tempranamente sugerida por Mommsen y no
Anthropos, 2006); y La modernidad cansada y otras fatigas (Madrid, cuenta, hasta donde me consta, con muchos partidarios, aunque re-
Biblioteca Nueva, 2006). sulte atractiva por muchos conceptos.

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LA HUELLA DEL CRIMEN | SOCIEDAD ABIERTA

tónico ruun, que da room en inglés o ruimte en holandés. tierra de labor; también ella, en este sentido, sagrada, ha
Derivado del adjetivo común altogermánico ruuma rela- sido separada, sustraída para el cultivo.
cionado a su vez con el avéstico ravah y con el latino rus Cultivo, culto y cultura, ámbitos de actividad y con-
(ruris) designa espacio, sí, pero un espacio que ha sido templación, de acción y pensamiento, escenarios en los
previamente “abierto” o despejado, un espacio que se ha que se gesta —y se gestiona— la experiencia humana y
conseguido o ganado; delata el término Raum la actividad que aparecen inicialmente como dibujo, diseño y desig-
humana en la elaboración y en la “conquista del espacio” nio en el espacio: en un espacio que una vez cultivado
(Duque, 2001, pp. 8 y ss., 2005, 2008). y culturizado, se expone como condición de existencia.
Encontrarse en el espacio abierto o provocar la aper- No se discute aquí si el humano ha trabado comba-
tura, saberse en el espacio o conquistarlo. Esa parece ser te —singular y plural, individual y colectivo— en, con
la alternativa que la historia de las palabras descubre y y contra el tiempo. Y que la intervención, también de-
describe. O, más que la alternativa, la alternancia que marcadora, delimitadora, en el flujo temporal ha propi-
indica la posición del humano y su trabajo creador: ciado ritmos de actividad o labor, de celebración, culto
desde el espacio, sobre el espacio. Que puede aparecer, y guerra, días fastos y nefastos, también ellos segrega-
a la vez, como ilimitado y susceptible de delimitación, dos. Como no se discute que el orden y la medida se ex-
como indeterminado y susceptible de determinación. perimenten también en el decurso del tiempo: en la al-
Determinación y delimitación son condiciones del ternancia del día y la noche, en los ciclos solares o
orden, de todo orden. Y orden, u órdenes, es lo que lunares, en el devenir y retornar de las estaciones. Lo
descubre la mirada en los diferentes hábitats que la con- que ocurre es que la ley —férrea ley— del tiempo se
dición humana se ha dado, los que ha elaborado en su conjura y se conjuga con la ley del espacio. Y ambas, de
existencia y con su experiencia. Órdenes que, a una común acuerdo, son condición de orden, condición de
percepción no entrenada, o excesivamente complacien- existencia; o condiciones de toda experiencia posible.
te con el propio entramado de relaciones, con las dis- Pues la ley de la posibilidad y la posibilidad de la ley
posiciones habituales de sus palabras y sus cosas, le pue- implican pro-posiciones, condiciones pro-puestas de(l)
de frecuentemente parecer caos. Pero orden delata la poder. Del poder ser, del poder estar. Despejar una estan-
gruta prehistórica, o el claro abierto en el bosque a efec- cia o promover un intervalo, es la genuina actividad cre-
tos de culto o reunión, o la ciudad antigua, cruzada por adora, previa a cualquier edificación. Bien lo sabía el cro-
sus dos principales avenidas, o la Roma quadrata. nista de la creación en el mito semita (Gen. 1, 1-18), que
Determinadas y determinantes, esas experiencias de narra el episodio como una sucesión de separaciones y
orden son el resultado de una intervención técnica; una reuniones, de delimitaciones y demarcaciones que abren
intervención en la que la técnica todavía conserva y guar- espacio y tiempo, escenarios en los que tendrá lugar la
da la presencia del arte. Esas experiencias son, también completa aventura de la vida (vegetal, animal y, final-
—o sobre todo— sustracción al espacio in-finito, in- mente, humana); o en los que tendrán lugar la produc-
menso; son acto —violento, si se quiere— de apropia- ción (vv. 11 y 24), la expansión y el dominio (vv. 26 y 28).
ción: o verdadera violencia fundadora, que antecede a la El imperativo “fiat” del Dios bíblico es el arquetipo,
estudiada por Benjamin o Derrida. Del espacio in-finito efectivamente, de la creación, de una “tecnopoiética”
se hace lugar al establecer límite, valla o cercado, al talar que delimita y separa: la luz de las tinieblas, las aguas
o despejar el bosque o el matorral. El espacio continuo se superiores de las inferiores, la tierra de los mares, el día
ve así fracturado, cortado por discontinuidades que esta- de la noche. El arte de la separación crea espacio y da lu-
blecen diferencias cualitativas, niveles y jerarquías: un gar (y tiempo).
ámbito sagrado, por ejemplo, un espacio separado y pro- Trazar una línea es circunscribir un habitat, y prefi-
tegido, un espacio segregado del bosque o la llanura, un gurar hábitos y habitantes, divisiones y decisiones nor-
espacio capturado, captado y conceptualizado mativas que presuponen el gesto creador inicial e iniciá-
Así el temenos griego, o incluso anterior, y el templum tico, gesto que se repite en la fundación de ciudades, en
romano son el producto de un corte, de una segregación. ese acto in-augural que invoca cielo y tierra y se consu-
Y se alzan como territorio sagrado en la medida (y por la ma con un trazo, con una marca de limitación.
medida) en que representan una intervención, o una sus- Ocurre también que el espacio que así se abre, o el
tracción fundadora de culto y cultura. Lo mismo que la lugar que se augura y se inaugura, tiende rápidamente

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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SOCIEDAD ABIERTA | PATXI LANCEROS

a cerrarse, que el trazo de apertura puede ser también que sólo (y siempre) se entabla relación a través del re-
trazo de clausura; y que la demarcación se prolonga en lato. Estirpe, la de Caín, que gestionará la herencia,
líneas de fractura: de exilio, hostilidad y combate. acaso sin testamento, de una fundación distante del Pa-
Caos es el “espacio” infinito, no demarcado o no tra- raíso, o en permanente exilio: organizado y ordenado.
zado. Caos es el bostezo informe que, según Hesíodo, Orfandad de Rómulo y Remo que, amamantados por
era en el principio, o era el principio. La línea o el tra- una loba, se yerguen de su estado salvaje (agrios) para
zo, la separación en cualquier caso, dan lugar (tópos) o proyectar otro estado de cultura, tal vez —la expresión
espacio propiamente dicho, el que puede ser, con traba- es conocida— otro estado de barbarie.
jo, violencia o astucia, habilitado y habitado (jóra): re- Y tras el abandono, el crimen: el de Rómulo mismo,
cipientes y contenedores hospitalarios en los que se cur- el de Caín. Y tras el crimen (no se olvide: doméstico, fa-
sa la experiencia y que cobijan la existencia. Pues miliar, “entrañable”), la ciudad. Roma, o aquella que
espacio y lugar son cercos o límites sagrados de protec- fundó Caín en la región de Nod; y a la que puso el
ción (el lugar, dice Aristóteles, es el primer límite inmó- nombre de su hijo, Henoc. Otra vez la familia.
vil de lo abarcante: tou periéjontos péras akíneton pro- Muchas cuestiones se acumulan sobre la línea: línea
ton). Inmóvil y, frecuentemente, impasible, el lugar, de fuga, de fractura, pronto de protección. Cuestiones
apertura de hospitalidad, es también clausura que pro- relativas al origen —eludido o elidido— y aun al “su-
yecta hostilidad. No ambigüedad sino intrínseca dupli- plemento del origen” (Derrida, 1985, pp. 149 y ss.),3
cidad de toda línea, de cada trazo. cuestiones referidas a la diferencia y a la presencia, o a
Quizá todo el drama del humano, el drama de su la violencia, tanto fundadora como (in)fundada. A esa
existencia, se proyecta desde la primera línea que se tra- violencia que dispersa a la familia (y altera el estatuto de
za, desde esa línea que crea espacio y da lugar: también las génesis y las genealogías, la lógica del estirpe o del
al horror. Quizá el drama humano se haya escenificado clan) al explotar en y desde su interior: y que re-produ-
preferentemente —y hoy más que nunca— en ese con- ce (de forma difer(i)ente) sus arcaicos y arcanos presti-
junto de líneas, superficies, volúmenes, en esa organiza- gios en otro lugar.
ción del espacio (y) del poder que es la ciudad (Cfr. van En el espacio in-menso o des-medido, en el espacio in-
de Ven, 1981). finito o meramente indefinido, la línea abre otro espacio
La línea, trazo o traza, es establecimiento e institu- (que se quiere definido y acaso definitivo) al cerrarse sobre
ción de un principio de orden. De un principio que su- sí misma, al instituirse como clausura autorreferencial:
cede, sin embargo, a otro: a un origen, si se quiere, que condición de posibilidad de la hetero-referencia, de la co-
queda retraído o rezagado, a un origen separado (sagra- municación y el dominio. En el mundo infinito —por
do) del que el humano ha sido expelido, expulsado. Y pervertir un famoso título de Koyré— abre, al clausurar-
del cual queda, resiste, memoria narrada, leyenda: mi- se, un cosmos cerrado. Ese cosmos es la ciudad, artefacto
to. Origen paradisíaco, roto por la desobediencia: que principal de la conquista del espacio.
abre otro espacio, de nomadismo y exilio, en el que se La línea es la gran hazaña técnica; la gran hazaña ar-
hace la experiencia de la orfandad, del abandono. El tística, vale decir. Y su producto genuino es la ciudad.
abandono y la orfandad de Adán y Eva, que dan paso a La línea es signo, es crimen. Es efecto de una discrimi-
su condición humana:2 demasiado humana y plena- nación o un discernimiento y causa de muchos otros, es
mente humana. Y orfandad de una estirpe que se reve- efecto de una decisión, de una occisión. De una violen-
la delincuente, que habita en el inmenso territorio de la cia que amenaza con extender el desorden, de prolon-
falta, de la falta de fundamento: fuga del origen con el gar el abandono. Habrá que seguir interrogando sobre
el mensaje que emiten esas metáforas —familiares—
2 Puede ser, como afirma Georg Simmel, que la fruta que de- del abandono o de la orfandad. Vayamos, sin embargo,
gustaron (y por la que padecieron) Adán y Eva en el Paraíso no es-
tuviera suficientemente madura: obliga, en cualquier caso a un na-
cimiento para siempre pre-maturo. Escenifica, sin duda, la caída, y 3 No se olvide, por cierto, que crimen en latín (de cerno, relacio-

la intemperie a la que la caída condena. Pero apenas sugiere nada a nado a su vez con el kríno griego) significa, precisamente, signo. Re-
efectos de elevación alternativa. Esta última se proyecta desde otro sultará evidente que esa equivalencia —y lo que propone pensar-,
signo, otro crimen. Una excelente filosofía de la caída (y de la caída fácilmente comprobable en cualquier diccionario, es la guía retóri-
en la filosofía) puede encontrarse en Fabris (2008). ca del presente ensayo.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

18
LA HUELLA DEL CRIMEN | SOCIEDAD ABIERTA

Foto: Arturo Talavera


al crimen, al signo: de Rómulo o de Caín. Vayamos a estudios de geografía urbana, sociología y urbanismo
la ciudad (Zarone, 1993; Lanceros, 2006). avalen hoy ambos asertos, no es óbice para ensayar una
Pues sin línea, sin discriminación o discernimiento, interpretación del compromiso princip(i)al entre espa-
sin crimen, sin signo, no hay ciudad. Y no hay región. cio y ciudad.
No hay espacio abierto sin el cierre de líneas. Pues la ciudad no se instala en un espacio indiferen-
Coincido con Edward Soja (1996, 1989) en que no te: crea, por el contrario, un espacio diferente. Y un es-
se puede entender la ciudad sin referencia —funda- pacio que quiere —puede querer y quiere poder— di-
mental— al espacio. Tampoco se puede entender el es- ferirse en el tiempo. La ciudad crea región. Cuestión,
pacio como espacio político, o espacio estético, o espa- nuevamente, de líneas: de crímenes o signos.
cio ético, sin referencia a la ciudad.4 Que muchos La región puede pasar por ser el continente espacial

4 Pues de ese espacio se trata, efectivamente: un espacio producido

o proyectado cuyo estudio requiere el análisis de ámbitos diversos, que la ideológica y la coyuntura de las relaciones sociales que resulta de ello.
no van a ser explorados aquí. Una invitación a considerar la compleji- El espacio es, pues, siempre coyuntura histórica y forma social que reci-
dad del espacio en perspectiva urbana se puede encontrar ya en los clá- be su sentido de los procesos sociales que se expresan a través suyo. El
sicos trabajos de Castells (1974, p. 424): “Tan imposible es hacer un espacio es susceptible de producir, recíprocamente, efectos específicos
análisis del espacio ‘en sí’ como hacerlo del tiempo... El espacio, como sobre los otros campos de la coyuntura social, debido a la forma parti-
producto social, es especificado siempre por una relación definida entre cular de articulación de las instancias estructurales que constituye”. Vé-
las diferentes instancias de la estructura social: la económica, la política, ase también Castells (1981), Borja y Castells (1997), y Lezama (2002).

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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SOCIEDAD ABIERTA | PATXI LANCEROS
Foto: Arturo Talavera

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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LA HUELLA DEL CRIMEN | SOCIEDAD ABIERTA

más cercano a la mera naturaleza. La nostalgia de ella, da la ciudad en una región (sea la de Nod, la del Ática
de la naturaleza, que hoy nos afecta de forma particu- o la del Lacio) sino que es la ciudad la que proyecta y
larmente acuciante, parece imponer esa “naturalidad” a domina un espacio que queda de-finido, de-limitado o
las regiones, frente a la artificialidad de las provincias o de-marcado como región, como territorio ceñido, diri-
de los Estados. gido y dominado por la ciudad: regio.
Conviene no olvidar algún dato que ilustra al res- Toma de tierra, como diría Carl Schmitt, que impli-
pecto del estatuto de la región, desde el principio. Y en ca capturar, partir o repartir, traer o sustraer, y habilitar
el principio, lo sabemos, era el verbo: en este caso el un terreno nutritivo y seguro, zona de paz y zona en la
verbo rego (conducir o guiar, dirigir en línea recta). Un que pacer, zona de pastoreo y de pasto (no sólo para
verbo que delata un evidente uso político, o ya prepo- animales no racionales): Nehmen, Teilen, Weiden. Traza-
lítico; una íntima relación con el orden y la organiza- do de líneas, partición o reparto, que precedería a la ley
ción. Que de él procedan las palabras que enuncian lo y al nombre: Nomos-Nahme-Name (Schmitt, 1953,
recto y lo correcto, la rectitud y la corrección, o las que 1959, 1979).
dicen el derecho y lo derecho (también la derecha), las Se trata de líneas, se trata de signos (Azara, 2005, pp.
que aluden al régimen y al regimiento, o a toda suerte 56 y ss.). Y de imagen, poder o dominio. El lituo, el ins-
de dirección, rección y erección, es algo interesante que trumento con el que esas líneas se trazan (en el cielo, no
no puede ser explorado aquí.5 se olvide) es, efectivamente, el bastón o el báculo del au-
Región: un territorio, acaso un país, una zona, una gur, pero también la trompeta o el clarín de guerra, y
comarca, una extensión de terreno delimitada. Natural- también el signo, la señal: y el que de-signa y da la señal.
mente. Pero, ¿delimitada por quién?, ¿delimitada por Desde el cielo y sobre la tierra se funda la ciudad, se
qué?, ¿por qué, por quién y dónde se traza la línea que traza la línea, la región. Se cierra lo que (se) abre y abre
de-limita, que de-fine la región?, ¿qué marca (es) la co- lo que (se) cierra: la línea. Y se ha señalado, de signo se
marca?, ¿qué signo, qué crimen, qué acto de discrimina- trata, un centro que es imagen del cielo en la tierra,
ción, de discernimiento o demarcación? imagen de la gloria y del poder. Desde ese centro, con-
En principio, regio no significa sólo zona o territo- venientemente señalado, se medirán el espacio y el
rio delimitado, sino que alude, sobre todo en plural, a tiempo. Desde ese centro, convenientemente edificado
la misma línea o al límite, a la frontera que define la zo- —construido, habitado, pensado— se proyectan el or-
na: y que zona, a su vez designa el ceñidor o la faja, el den, la ley y el nombre: edificio singular y ordenación
cinturón que ciñe, y así limita o demarca, lo que queda total, organización y normalización desde lo que se
en su interior.6 Al pensar la región estamos, una vez contempla, se percibe y se consiente como excepcional.
más, sobre la línea. Ya no tan naturalmente. Esquema repetido y conservado en sus muchas meta-
¿Qué línea o líneas? La regio, no visible para todos o morfosis, para ese edificio modelo que la imaginación y
para cualquiera es, efectivamente, una composición de la pluma de Julio Verne ubican en el centro de Stahls-
líneas: las que traza el augur en el cielo con su lituo (li- tadt —la Ciudad del Acero—, gobernada con mano de
tuus). Se trata de la fundación de la ciudad, se trata de hierro por Herr Schultze: “Sabía que el centro de la te-
la imagen de la ciudad, de sus límites imaginarios que, la de araña formada por Stahlstadt era la Torre del
a través de un rito complejo al que más tarde aludire- Toro, especie de construcción ciclópea que dominaba
mos, se trasladan a la tierra. La regio, la zona, el espacio, todos los edificios próximos” (Verne, 1970, p. 81). Des-
se definen y se trazan desde la ciudad, desde la funda- de cada Torre del Toro se proyecta(rá) una imagen que
ción de la ciudad. No se instala, no se instituye o se fun- concentra y promueve todo ese complejo, todo ese sín-
drome —enfermedad de repetición— de dominio. Y
5 Sí el hecho de que región (regio) sea un derivado, a su vez, de que ejerce como condición de la sensibilidad: cierto es
ese verbo impositivo (rego) que estaba -ya- en el principio: alejado que ser es percibir y ser percibido.
del origen, con el que sin embargo, prolonga o difiere una cita per- Desde la ciudad, desde la fundación de la ciudad,
manentemente aplazada, permanentemente desplazada. desde la imagen que la ciudad encarna o pretende, des-
6 Zona, en latín, deriva a su vez de la palabra griega zóne, forma

sustantiva del verbo zónnymi, que significa ceñir o ceñirse. De ahí


de el Zigurat o la acrópolis, el palacio o el templo se ha-
procede también la palabra zoster, ese herpes con apariencia de cor- bilitan espacio y tiempo habitables, se instituyen hábi-
del o cinturón, y que ciñe con dolor y sin piedad. tos, se producen habitantes.

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En un verso célebre del primer estásimo de Antígona, se ter artificial: arte y técnica se alían, desde el principio y por
refiere Sófocles a tres dominios que el hombre, que poco principio, para construir una imagen que no consta en el
antes ha sido calificado como “lo más formidable” (to dei- catálogo de la naturaleza ni en el legado de los dioses, aun-
notaton), ha aprendido por sí mismo: el lenguaje, el pensa- que establezca con aquella y con estos un diálogo no exen-
miento y las pasiones que ordenan ciudades (astynómous to de fricciones y conflictos. La huella del crimen.
orgás). Hemos de prescindir aquí, no por su menor impor- La historia de la ciudad puede narrarse como una
tancia, de las dos primeras para centrarnos en la tercera. historia de las normas, lo que daría lugar al despliegue
Considerando, además, que esas pasiones ordenadoras de de una ética y de una política urbana; también puede
ciudades se vierten en dos cursos de acción, obviamente re- narrarse como una historia de las formas: cuestión de
lacionados, como se acaba de sugerir, desde el principio: la percepción y estética. Creo que separar ambas historias
instauración de normas y la construcción de formas. Entre es una operación falaz, ya que la norma se refleja en la
ambas, en el nudo que las ata, se produce y se reproduce la forma, se incorpora a la forma. Y esto es lo que nos es-
multisecular alianza o el verdadero matrimonio (no ajeno tá ocupando aquí: el relato, necesariamente esquemáti-
a desavenencias y conatos, nunca definitivamente consu- co, de una estética de la ciudad. Pero de una estética in-
mados, de divorcio) entre la arquitectura y el poder. tegral, de una estética que considere los compromisos
Espacio y tiempo, y todos los modos y todos los as- normativos y normalizadores de la forma. Si se preten-
pectos. Ab urbe condita. diera exhaustivo, este relato tendría que dar cuenta de
las continuidades y discontinuidades en la composición
urbana, en el trazado y en la trama, tendría que recor-
DE L A CIUDAD dar modelos y pautas de crecimiento, también modelos
y pautas de colapso. Más modesto en sus pretensiones,
Si no una estricta necesidad, es una vieja conven- el presente ensayo propone algunos motivos para pen-
ción la de comparar la ciudad real —en detrimento de sar la ciudad desde el punto de vista estético. Para vol-
ella— con una imagen o modelo que presume del va- ver a pensarla. Para volver a empezar a pensarla.7.
lor añadido de la perfección y de la trascendencia. Sea Doblemente im-pertinente, por cuanto no pertene-
la ciudad ideal (Platón es, obviamente, el aludido), sea ciente a la ecología natural ni a la economía divina, el
la Ciudad de Dios (San Agustín, esta vez) o la larga se- artificio urbano construye sus normas y sus formas se-
rie de utopías que, a lo largo de los siglos, han proyec- gún pautas y lógicas que han de ser producidas e inven-
tado el pensamiento, la literatura y el arte. tadas. Se propone y progresivamente se impone como
La ciudad real, aquella que, de diversas formas se ha una nueva presencia, como una nueva representación.
ido real-izando desde sus lejanos comienzos (acaso Jeri- Hoy, cuando más de la mitad de la humanidad ha-
có, acaso Uruk, o Ur, o Çatal Huyuk...) hasta las actua- bita en ciudades, cuando son las ciudades las que impo-
les megalópolis tiene que justificarse; y tiene que defen- nen modos, modas y estilos, las que gestionan la nece-
derse, todavía hoy, de su pecado original. Que, según el sidad y el deseo, el trabajo y el ocio; hoy, cuando las
mito bíblico, consiste en haber nacido al margen del plan grandes urbes se exhiben como hipérbole, acaso atroz,
y del cobijo divino, y como consecuencia del crimen. de aquella “elefantiasis megalopolitana” a la que aludía
Pues fue Caín —se sabe— el que fundó y construyó la Lewis Mumford refiriéndose a la Roma clásica, quizá
primera ciudad; y cainitas serían, desde sus infames co- sea más urgente e importante que nunca estudiar la
mienzos, las relaciones y la convivencia en la inicua ciu- plural norma urbana, la múltiple forma de la ciudad.
dad real. Signo del crimen y crimen del signo: la ciudad. Una y otra en el cruce entre presencia y representación.
Quizá por ello, por esa necesidad de justificación, por ¿Por qué en ese cruce, en esa encrucijada entre pre-
esa permanente necesidad de indemnización, o de expia- sencia y representación? Tal vez por la costumbre, propi-
ción de la falta cometida en el principio, la ciudad se impo- ciada por la historia y la teoría, fomentada por ciertas “es-
ne por principio la tarea de mostrarse digna, de proyectar- téticas de lo bello” y acentuada por el turismo masivo,
se como orden. Pero se trata de una dignidad y un orden
que no son prolongación de la naturaleza o don gratuito 7 Cfr. Simmel (1986). Sobre los tópicos simmelianos y otras
de los dioses. La imagen de la ciudad (Lynch, 1984), la dig- cuestiones presentes en este ensayo, véase Frisby (2001, 1992), y
nidad y el orden que esa imagen persigue tiene un carác- Cunningham (2005).

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que sólo percibe la ciudad en tanto representación: y re- la ciudad; cierto que los edificios y monumentos que co-
presentación enucleada en unos cuantos puntos de refe- bijan y exaltan los poderes se destacan en el espacio y se
rencia. Puntos, se dice, significativos, que expresan la prolongan en el tiempo. Aquí y allá podemos admirar res-
identidad y la diferencia de la ciudad, fragmentos de pa- tos: la calzada de los muertos de Teotihuacán o las pirá-
sado o visiones de futuro, reliquias o piezas de vanguar- mides de Egipto, acrópolis, arcos de distintas fechas, de
dia que consienten ser fácilmente percibidos y consumi- distintos triunfos, iglesias y catedrales, castillos y palacios
dos. Monumento u ornamento del que hoy, apenas se de diferentes culturas y estilos. Arquitectura altiva, más
cuestiona su lugar, su sentido y su función en el conjun- sobrecogedora que acogedora, que un día dominó el es-
to de la ciudad. Y de una ciudad de la que se olvida o ig- pacio y ahora resiste en el tiempo y al tiempo. Arquitec-
nora que no sólo es representación sino presencia; o que tura altiva que, muda, llama la atención sobre lo que no
no sólo es arquitectura, sino estructura.8 resiste, sobre lo que no existe: sobre la ciudad precisamen-
Quizá en el momento actual más que en ningún te, que antaño se rendía —casi literalmente— a sus pies.9
otro, bajo la instrucción de una economía, una política Representación sin presencia, memoria llena de olvi-
y una cultura de la imagen y del espectáculo, se tienda dos, de una estética de la ciudad ligada a la representación,
a cercenar la estética de la ciudad, a prescindir de las sacrificada a ella. De un estética que sigue informando los
complejas relaciones de estructura a favor de las impre- modos de construir y percibir la ciudad.
siones ópticas, de la seducción visual que producen el A lo largo de sus muy venerables historias tanto la ciu-
monumento y el ornamento (Cfr. Loos, 1993, en parti- dad monumental como la ciudad documental han pade-
cular “Ornamento y delito” y “Ornamento y educa- cido el síndrome de la representación y han producido el
ción”; también Kracauer, 1999). Y esa misma cultura de efecto de la represión. Por decirlo, sin total consentimiento,
la imagen (con sus corolarios o fundamentos, económi- con los términos que ahora utiliza la antropología, la ciu-
cos y políticos) dicta la pauta de intervención en las dad ha reprimido a lo urbano (Cfr. Lefevre, 1968, 1971,
ciudades. Una pauta que apenas se preocupa de la pro- 1972, 1974, 1976; Hannerz, 1993; Joseph, 1999; Delgado,
ducción de una estética urbana integral mientras mul- 1999, 2002). Dicho de otro modo, el teatro de la ciudad
tiplica gestos retóricos, a menudo superfluos, a menu- —representación del poder— ha excluido, sometido y re-
do esperpénticos, del “star system” arquitectónico, o se primido la dramaturgia urbana —presencia de una poten-
dedica a restauraciones y conservaciones de dudoso va- cia siempre incómoda y acaso peligrosa.
lor artístico y nulo valor funcional mientras se incre- La imagen de la ciudad es una cierta organización
mentan los problemas de habitabilidad, movilidad, et- del espacio que se proyecta en el tiempo. Uno y otro —
cétera; de todo aquello que la ciudad como presencia ha espacio y tiempo— son, pervirtiendo levemente a Kant
de proporcionar (Tarufi, 1976, 1980; Benevolo, 1985). en la Crítica de la razón pura, condiciones de toda sen-
Podría decirse que desde el mismo comienzo de la for- sibilidad, de toda percepción, condiciones estéticas en
ma urbana, la ciudad ha aparecido como “teatro del po- todos los sentidos del término.
der”, como escenografía para la producción, multiplica- Pero la percepción humana dista de ser natural; es
ción y exhibición del poder político, o de los poderes más bien un proceso —habitual, a veces instantáneo, a
religioso y económico, a menudo con-fundidos (Cfr. Gie- menudo inconsciente, pero siempre complejo— infor-
dion, 1955, 1981; Soja, 2008; Davis, 2003, 2007; Kotkin, mado por condiciones de organización y orden, produ-
2006; Ibelings, 1998; Morris, 1984; Benevolo, 1999). La cidas por la invención, consolidadas por la tradición y
estética de la representación ha dominado siempre sobre reiteradas como costumbre. No es un exceso, afirmar
la estética de la presencia. Cierto es, si de dominio se tra- que la mera percepción, es un acto moral. E incluso el
ta. Cierto que la exhibición del poder ha dado —en to- acto moral por excelencia, ya que prescinde de cautelas
dos los momentos de la historia— forma a la imagen de reflexivas o reservas críticas, ya que no impone correc-
ción ética, o política, al (in)flujo moral.
8 La oposición, drástica y deliberadamente forzada, entre arquitec-
Y es la ciudad la que ordena y organiza ese (in)flujo
tura y estructura ha de ser brevemente justificada: entiendo aquí por moral, la que, al medir y distribuir el espacio y el tiem-
arquitectura únicamente la que, con independencia de su supuesta o
superpuesta funcionalidad, se produce según la lógica del monumen-
to; por estructura, todo tipo de relación, flujo o estancamiento, que 9 Dice Giorgio Piccinato (2003, p. 82): “La arquitectura persigue
compone la aventura urbana: por más que (a)parezca desestructurada. sorprender antes que expresar”; véase también, de las Rivas (1992).

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po, pro-pone las condiciones, a la vez trascendentales y descubren dispositivos, artes y técnicas de representa-
empíricas, de toda sensibilidad, de toda y cada percep- ción que imponen norma y forma a la ciudad.
ción. O es la ciudad la que —utilizando pro domo famo- Rykwert (2002) ha reconstruido el complejo rito de
sas categorías de Reinhart Koselleck (1993)— organiza fundación de la ciudad antigua, aquella a la que Numa
tanto el espacio de experiencia como el horizonte de ex- Fustel de Coulanges (1984) dedicara un libro. Ese rito,
pectativa. Es, en cualquier caso y en todos, la que incor- del que entre nosotros Trías (2001, 1991) ha hecho rei-
pora a la forma la norma del orden público, de la jerár- teradas lecturas y ha extraído sutiles conclusiones,
quica convivencia. Desde el principio (Cfr. Park, 1999). ejemplifica perfectamente la constante histórica a la
Se pueden consultar, por ejemplo en el libro de que me estoy refiriendo: la incorporación de la norma
Charles Delfante (2006), cientos de planos de ciudades en la forma, la prioridad de la representación en la or-
que se han ido produciendo y sucediendo en el tiempo ganización de la presencia.
y en diversos espacios; se puede leer esa historia urbana Previa a su plasmación en la tierra, la ciudad se halla di-
en el texto de Lewis Mumford (1966, 1945). Se puede bujada en el cielo. Augures pacientes y arúspices tenaces
repasar la filosofía desde sus comienzos, por ejemplo en contemplaban (cumtemplatio) cielo y tierra hasta encon-
la Carta VII de Platón, donde se impone el cometido trar las señales propicias para garantizar el éxito de la pro-
de “salvar la polis”, y en todos los casos, tanto en los mi- yección de aquel sobre esta. Hasta hallar, en el cielo, el lu-
les de ejemplos de ciudad monumental como en los gar exacto en el que trazar las líneas, el lugar exacto desde
miles de páginas que exponen la ciudad documental, se el que delimitar o definir la regio, o marcar la comarca: di-

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bujar la zona y ceñirla. Y desentrañaban —literalmente, dice Lewis Carroll, es saber quién manda. Y el lenguaje de
como señala Trías en el prólogo a la edición española del la ciudad expresa el mensaje del que manda.
citado texto de Rykwert— el secreto de la ciudad. En el Ese mensaje, más que en ningún otro sitio, más que
cielo aguardaba la norma; y ojos atentos de sacerdotal o en órdenes precisas, en códigos o en libros de intención
hierática dignidad la incorporan a, y en, la forma: las dos y contenido legal, político o moral se escribe en la ciu-
avenidas principales de la ciudad, el cardo y el decumanus dad:11 se plasma violentamente en la estructura y se ex-
que al cruzarse ubican el centro, y las murallas que habrán hibe obscenamente en la arquitectura. Porque la forma
de proteger el espacio urbano. Rito, ceremonia o institu- de la ciudad, traducción real de la (presunta) norma ide-
ción del vallum: genuina “cuadratura” válida tanto para la al, es un artificio pedagógico: cosmos “bien ordenado”
fundación de la ciudad como para la erección del campa- que regula espacios, tiempos y movimientos, enseña a
mento militar (ciudad diferente, ciudad diferida).10 Desde percibir el orden establecido como orden necesario, en el
el centro se proyectan las avenidas que, en el interior de la extremo como único orden. Educación estética, en el
empalizada, y acaso del terraplén defensivo (agger), divi- sentido más radical del término, pues nacer en la ciudad
den la ciudad en cuatro cuadrados, quartiers o barrios. El —o integrarse en ella— obliga a adaptarse a sus espacios,
espacio ha quedado instituido, ordenado y dominado. Y el a sus tiempos y a sus modos, obliga a insertarse en las ru-
futuro augurado. La in-auguración se ha cumplido. tinas y en el (in)flujo moral que produce el uso de su es-
A partir de aquí, la institución se impone, natural- tructura. Y la arquitectura —no pensada ni realizada pa-
mente. La institución, preciso es recordarlo, es, más por ra intimar sino para intimidar— puede y debe ser
antonomasia que por ejemplo, Roma: la ciudad eterna, contemplada: para recordar quién manda.12
caput mundi. Roma, que multiplicará señales de su po- De este modo, se convierte en asistente óptimo de esa
der y de su gloria, que fundará otras ciudades, que será operación estético-política fundamental que consiste en
modelo obviamente envidiado. ordenar la sensación, organizar lo sensible, dominar la
Contemplada en el cielo, la norma se proyecta ideal- sensibilidad o producirla según pautas precisas. O según
mente sobre la tierra. Proyección ideal o representación pautas difusas: otra modalidad. Operación a la que Jac-
que genera una arquitectura y segrega una estructura. ques Ranciére denomina, acertadamente, “división de lo
Una estructura, ya que las avenidas de la ciudad, el car- sensible”: irrupción en —más que interrupción de, co-
do y el decumanus, separan y excluyen, dibujan espacios mo afirma el filósofo francés— “las coordenadas norma-
habitables de distinta densidad económica y política, les de la experiencia sensorial”,13 ordenación y normali-
también artística. Y una arquitectura. La que, elocuen-
te, se alzará, con vocación de perennidad, con ambición 11 No es la única forma de referir ni a la una ni a la otra, no es
de eternidad, flanqueando las avenidas: signo de la ciu- la única palabra sobre una y sobre otra, pero conviene recordar el
dad como representación del poder y de la gloria. Cri- vínculo que establece Platón (1971) entre la escritura y la ciudad.
men de la ciudad, poder y gloria de la representación. La pregunta es sobre la justicia (y sobre la siempre probable injusti-
La norma ideal, aquella que a lo largo de los siglos ha cia). Indagación delicada: “La investigación que hemos de acometer
no es nada fácil, y requiere, a mi entender, una vista penetrante. Pe-
estado custodiada en distintos cielos —el de los múltiples
ro como no estamos nosotros dotados de ella, me parece -les dije-
dioses, el del Dios único, el cielo del Estado o el cielo del que podríamos llevar a cabo esta pesquisa como lo haría un hombre
capital— dispuesta, sin embargo, a revelarse en el mo- de vista no muy aguda, a quien se le ordenase leer de lejos unas le-
mento oportuno, se plasma en la forma urbana: horizon- tras pequeñas (grámmata smikrà), y que luego se diese cuenta de
talmente distribuye los espacios (y los tiempos: de traba- que las mismas letras están reproducidas en otra parte en tamaño
mayor y en un espacio también mayor (aùtà grámmata ésti pou kaì
jo, fiesta, etcétera) y atribuye a esos mismos espacios
állothi meízo te kaì en meízoni). Sería para él una suerte, a lo que
diferentes valores: produce estructura; verticalmente erige pienso, el poder leer primero las letras grandes, y fijarse luego en las
signos del poder, hieráticos y dominantes, visibles desde la pequeñas, para ver si resultan ser las mismas. [...] Pero la ciudad,
lejanía: produce arquitectura. Lo importante, lo sabía y lo ¿no es mayor que el individuo? (Oukoún meízon pólis enòs andrós)”.
12 Se hará más adelante, con base en Walter Benjamin, algún

comentario al respecto de la contemplación. Conviene, sin embar-


10 Usual es que campamentos militares devengan ciudades. En go, retener la invectiva de Debord (1992) contra la imagen autóno-
España, León conserva, en su nombre, el recuerdo de su origen (le- ma y la contemplación que suscita.
gio): aunque ahora se dude de si era la séptima o la sexta gemela la 13 La definición de esa operación por parte de Jacques Ranciére

que estuvo asentada allí. sirve a un muy interesante concepto de política cuyo análisis no po-

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zación que tiene su principio en la mera percepción, en cia: las banlieues francesas han dado, desde el otoño de
la pura sensibilidad. Y que acaso no tenga fin, aunque sí 2005, nombre a ese proceso; y han mostrado una parte
fines (Harvey, 1990, pp. 260-308, 1997, 2003, 1999). de su complejidad. Fuera de la imagen de la ciudad, in-
Así pues, la ciudad real —refugio para siempre de la es- cluidos como excluidos (o viceversa) en la ciudad de la
tirpe de Caín— paga permanentemente la deuda infinita imagen, esos paisajes —con su política, su estética, su
contraída en el momento de su pecado original. Expulsa- economía y su ecología— hablan y gritan sobre la he-
da del Paraíso —incluso de la Promesa—, hija del crimen gemonía de la forma, sobre su alianza con la norma. Y
y heredera del signo, se somete al más violento de los mi- sobre la capacidad de ambas —forma y norma— de
tos: aquel del orden alógeno y del orden necesario. El mi- imponer significado, de crear discurso.
to de la representación. Con su corolario: la represión. Obviamente esos asentamientos ejercitan lo urbano;
Nuestras ciudades —modernas o posmodernas, en obviamente mantienen con “la ciudad” una relación ex-
el caso de que hubiera diferencia apreciable— guardan traña: de extrañeza y extrañamiento. En ellos se cursa
(o inventan) memoria de esos mitos, de esas violencias. una genuina Ent-fremdung, una auténtica Ent-äusserung.
Los edificios que se yerguen, que se elevan intimidato- Extraños y ajenos a la lógica de la ciudad y, sin embargo,
rios exhibiendo orgullosos toda la envergadura que la atados a ella. Extraños y ajenos no porque en ellos se co-
técnica en cada periodo histórico ha podido lograr, son bije —que también— una masa creciente de población
recuerdo —y, desgraciadamente, promesa— de otros inmigrante y alógena: no sólo por la ascendente etnifica-
tantos órdenes, de otras tantas violencias. ción —y consiguiente guetificación— del suburbio. Ya
Antaño la ciudad elevada —la acrópolis—, después Walter Benjamin en Passagen-Werk había identificado
palacios, catedrales, luego los edificios repres(entat)ivos del esas dinámicas de ocupación y rechazo. Y había señalado
Estado-nación, ahora las estilizadas torres de empresas y a un cierto urbanismo, a una cierta arquitectura, como
bancos que dibujan el horizonte: skyline del capital globa- operación destinada a asegurar la extrañeza.
lizado. Y siempre, sometida, una estructura en la que san- El suburbio no pertenece a la imagen de la ciudad.
gran las heridas de mil violencias. Las insulae romanas,14 No pertenece a su arquitectura. La imagen de la ciudad
que horrorizaban a Marcial, Terencio, Juvenal o Petronio se tramita estética y políticamente, se ofrece a la contem-
no han dejado de proliferar, no han dejado de degradarse. plación. La contemplación que requiere el suburbio es de
Quizá sorprenda su presencia humillada y humillante, su otra índole: despojo infrapolítico, desierto económico,
presencia sometida al mito de la representación. que puede interesar como documento sociológico o de-
No he transitado las barriadas asiáticas; sí las euro- mográfico, que puede atraer al cine documental. Y que
peas y las americanas: allí donde se presenta —que no sin duda llamó la atención de la novela y de determina-
se representa— el drama urbano, el drama humano de da poesía, de la pintura, ya desde el expresionismo.
la presencia excluida y sometida. Cinturón alrededor de la ciudad, archipiélago que
Suburbios o arrabales, bidonvilles o favelas. No sólo penetra en su interior, que medra y se expande como
recuerdo y presente sino promesa. Se calcula que en el infección, o como metástasis. En él —verdadero
inminente futuro, esos lugares de asentamiento, en Ground Zero dibujado tras una explosión demográfica,
África, Asia y América Latina, albergarán a más del 90 o tras la imparable atracción de la inalcanzable ciu-
por ciento de la nueva población urbana. Pero también dad— se localizan todas las especies del peligro y desde
en las ciudades europeas y norteamericanas, el incre- él se proyectan todas las figuras —desfiguradas— del
mento de la suburbialización se impone como tenden- miedo (Davis, 1992, 1998; Bauman, 2007, 2005).
En esos lugares dimite la forma, en esos espacios se al-
demos acometer aquí. La versión que he propuesto parte de una tera la norma. Lugares y espacios de alteración y alteridad,
más (que) desencantada interpretación de la rutina estético-políti- de impertinencia: la ciudad ni los tiene del todo ni los con-
ca, de su insistencia pertinaz. Véase, entre otros trabajos, Ranciére tiene, no los alcanza (teneo); tampoco se extiende hacia
(2005, p. 19, 2002, 1998, 2006, 1996). ellos, no se prolonga y apenas los toca (pertineo). Cuando
14 Debe verse, una vez más, el impecable e implacable “descen-
lo hace, lo hace con temor o asco. Varios grados por deba-
so al reino de las madres” que narra Herman Broch (1979, pp. 39-
47): el asombro ante las casas de la ciudad, el ascenso, peldaño a
jo de la ciudad, de su forma y de su norma, son espacios
peldaño, por la calle de la miseria, la locura elevada hasta la verdad; de-gradados (y la caracterización, habitual, falsa inferiori-
locura de la verdad o verdad de la locura. dad económica y ecológica, política, estética y moral).

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Foto: Arturo Talavera


Son lugares in-formes, amorfos, desfigurados. Por digos, con otros ritmos y tiempos (rag-time): desaforadas
ello, a-nómicos y anómalos. Poblados por masas huma- por estar fuera, inquietantes por estar próximas. Sobre
nas que comparten la misma anomalía, la misma con- ellos, delincuentes a natura por estar permanentemente
dición amorfa o anamórfica. En el extremo, verdaderos en falta, no se inclina la política sino la policía. Y si gozan
anacronismos humanos. Fuera de la norma y de la for- de atención política es, frecuentemente, la de una políti-
ma, del espacio y del tiempo. Fuera de la ley. En el lí- ca penal y punitiva. “Tolerancia cero”: consigna del otro-
mite —a veces difuso, a veces bien definido— en el que ra alcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, y de su jefe de
cesa la forma, también la norma se eclipsa. policía, eminente asesor internacional, William Bratton.
Sobra decir que sólo la imagen habla, sólo la forma En el Manhattan de Dos Passos. Y en todo el mundo
y la norma se expresan. También, o sobre todo, para (Wacquant, 2000). Urbanismo y arquitectura, policía y
mejor resguardarse de la intromisión. derecho, blindan o acorazan, muchos pasos obstruidos. Y
En los márgenes (aunque estos penetren en “el cen- garantizan uno permanentemente abierto, franco: el que
tro”) y al margen de la ciudad, crece lo inhóspito, lo si- va del gueto a la cárcel y viceversa. Y es que, pervirtiendo
niestro, lo que produce una radical inseguridad (unheim- la intención de una certera idea de Leibniz, “El Dios ar-
lich). Aquello, oprimido y reprimido, que amenaza con el quitecto satisface plenamente al Dios jurista”. La inversa
eterno retorno. Espacios en relación problemática con la también suele ser cierta.
ciudad de la imagen y la ecología del espectáculo, en los Esos espacios omitidos, borrados de la imagen, anicó-
que se ensayan alternativas de socialización, con otros có- nicos y acaso iconoclastas, revelan una proliferación del

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SOCIEDAD ABIERTA | PATXI LANCEROS

fragmento y llaman la atención sobre otros tipos de (au- entre distracción y sobrecogimiento en ausencia de re-
to)segregación. A la suburbialización amorfa y anómala re- cogimiento o acogida.
plica una suburbanización —esta sí, formal y normal— Lo que re-cita ese “ya siempre sido” en el que y por el
que busca y encuentra seguridad y confort. Lo que desapa- que la atención se dirige rendida, a la instancia que im-
rece en el proceso es el espacio público y el sentido pleno pone y garantiza la costumbre, a la que gestiona el (in)flujo
de lo que un día quiso ser la ciudad. Suburbialización y su- moral que se vierte como orden necesario. Como orden
burbanización: ¿promesa o amenaza de una futura, o aca- obligatorio. Por eso, la perspectiva, un punto optimista,
so ya presente, subpolitización y subcivilización?, ¿qué hay que Benjamin deriva de la percepción —mediada por la
de la ciudad, qué de lo urbano?, ¿y de la imagen de la ciu- costumbre— formada en la arquitectura (y que traslada al
dad, su signo, su crimen? cine) ha de ser atendida. Y tal vez matizada: “También ella
“Los edificios acompañan a la ciudad desde su lejana se da originariamente mucho menos en una atención
prehistoria. Son muchas las formas artísticas que, desde tensa que en una observación ocasional. Pero esa recep-
entonces, han nacido y desaparecido [...] Pero la necesidad ción, formada en la arquitectura, tiene bajo ciertas circuns-
de alojamiento en el hombre es constante. La arquitectu- tancias un valor canónico, pues las tareas que en las épocas
ra nunca se interrumpe. Su historia es más larga que cual- de cambio se le plantean al aparato perceptor humano no
quier otro arte y hacerse cargo de su influencia resulta de cabe en absoluto resolverlas por la vía de la mera óptica, es de-
importancia capital para cualquier intento de comprender cir, de la contemplación. Poco a poco irán siendo cumplidas,
la relación de las masas con el arte. Los edificios son reci- bajo la guía de la recepción táctil, por la repetición y por la
bidos de una doble manera: por el uso y por la percepción. costumbre” (Benjamin, 2008 [cursivas del autor]; véase
O también, mejor dicho: táctil y ópticamente [...] En el la- también, del mismo Benjamin [1982]; además, Buck-
do táctil no existe, en efecto, ningún equivalente a lo que Morss, 1996). La dialéctica —y aun la imagen dialéctica—
es la contemplación en el lado óptico, ya que no se produ- adquiere otros compromisos, sanciona otros presentes y
ce tanto por la vía de la atención como por la costumbre, vaticina otros futuros (para el aparato perceptor humano)
la cual determina en gran manera la recepción óptica res- cuando la óptica, la contemplación sobrecogida, impone
pecto a la arquitectura”. Walter Benjamin (2008, p. 82). sus diseños y designios a la recepción táctil, a la costumbre
Recepción táctil, recepción distraída, afirma Benja- y a toda repetición. Dialéctica negativa, en un sentido de-
min, recepción que se forja en el uso y se consolida en cisivo del término, y fácil de entender. Dialéctica conge-
la costumbre.15 O exposición permanente, señalo, a un lada, en la repetición y en la variación, en la cita de lo “ya
(in)flujo moral que transita por las calles. Exposición a siempre sido”. En la re-citación implacable.
una moral que, a fuerza precisamente de costumbre, Esa es la dialéctica inscrita en la imagen y en el len-
acomoda y no incomoda, que domestica la percepción guaje de la ciudad, en su estética, siempre trascendental,
(y tras ella el entendimiento y la mera razón). Por otro siempre empírica. La cuadrícula de Hipodamo de Mile-
lado, por el lado de la contemplación, percepción aten- to —celebrado por Aristóteles, ridiculizado por Aristófa-
ta, percepción recogida, dice Benjamin. No tanto reco- nes— deja sitio a distintas —jerarquizadas— formas de
gida, corregimos aquí, cuanto sobrecogida. Y sobreco- habitar, formas de uso y costumbre, de educación estéti-
gedora. En el enésimo eón del arte y de la técnica, en el ca y moral; y da lugar a la arquitectura representativa del
momento en que uno y otra vuelven a co-incidir en poder. Incorpora a la forma la norma ideal de la polis. No
una determinada (y determinante) arquitectura, se es el peor ejemplo. Vitrubio en su —fragmentariamente
complica la “imagen dialéctica” de la ciudad. Esa ima- conservada— instrucción escrita, Antonio Averlino (Fi-
gen en la que se dan cita el presente y “lo ya siempre si- larete) o Palladio, el barón Hausmann o Albert Speer.
do”. Y se complica la relación —fundamental sin em- Todos ellos, augures y arúspices, contemplaron la ciudad
bargo— entre percepción táctil y percepción óptica, en distintos cielos. Y, seguramente, no dudaron a la ho-
ra de someter la ciudad real, la ciudad de la presencia, al
infierno de la representación.
15 La relación entre percepción distraída y percepción atenta es cru-
Hoy, en este mismo momento, arquitectos aúlicos han
cial a la hora de trazar cualquier tipo de consideración sobre la imagen.
Apuntada eficazmente por Benjamin, creo que solicita mayor estudio.
observado, quizá pacientemente, el vuelo de otras aves.
Al respecto ha de considerarse, de nuevo, el viejo artículo (de 1926) de David Childs, Frank Ghery, Cesar Pelli, Renzo Piano,
Kracauer (2006, pp. 215-223); véase también Osborne (2008). Norman Foster y tantos otros compiten, o siempre habrán

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LA HUELLA DEL CRIMEN | SOCIEDAD ABIERTA

competido ya —hablamos de Manhattan, otra Roma— vés de reiteradas, incesantes y sobrecogedoras re-formas (o,
por dibujar, desde el cielo y hasta el cielo, el perfil del ho- más radicalmente, re-generaciones). Y dejan, como resi-
rizonte. Y por imponer una arquitectura intimidatoria a la duo o como excremento16 zonas asoladas y desoladas: enor-
que cualquier estructura se somete (Cfr. entre otros, mes y a-normales, informes. Fuera de la imagen, fuera de
Frampton, 1981; Rossi, 1971; Leach, 2001; Amendola, la norma y la forma, fuera de la ley.
2000; Foster, 2002; Sudjic, 2007; Montaner, 1997; Nor- La historia de la ciudad, la que narra su estructura y de
berg-Schulz, 1979, 2005; Chambers, 1990). No ya en la que alardea su arquitectura, es una historia de domina-
nombre del emperador o del papa sino en nombre de Ti- ción. Es una historia de poderes despóticos, tiránicos, ab-
me Warner, New York Times, World Trade Center 7 (WTC7), solutos. Los edificios ante los que nos inclinamos —como
Reuters o el Banco de América, en Bryant Park. Manhattan, debe ser, con rendida admiración, con sumiso sobrecogi-
precisamente (A.A.V.V., 1997; Frampton, 2004; Koolhaas, miento— narran esa historia. No hay otra.
2007, 2001). Manhattan, que re-produce la memoria alte- Y esto no constituye problema. Es una mera constata-
rada de la célebre cuadrícula de Hipodamo. Sin ágora. ción. El problema es el de nuestras actuales ciudades, que
Hacer imagen, hacerse con una imagen, dar imagen. repiten acaso irreflexivamente la pauta de una construc-
Obsesión de una sociedad de consumo y de espectáculo ción obsesionada por la representación —del capital, en
que se alza, literalmente, como obstáculo insalvable para la este caso— y represora de la presencia. O definen una
genuina experiencia urbana. Arquitectura monumental imagen de ciudad que es, cada vez de forma más decidida,
que lleva en su interior el ADN del palacio o de la catedral, la ciudad de la imagen. Imagen de dominio y dominio a
como representación del poder, como poder de la repre- través de la imagen. Una ciudad cuyo signo, cuyo crimen
sentación. Arquitectura altiva, sobrecogedora, al servicio emite plurales mensajes en grandes letras. Acaso en ningu-
de un urbanismo que tramita gramáticas de exclusión. O na se lea la justicia. Acaso no haya imagen de la justicia.
arquitectura selectiva que elige su público y que se ejercita Sólo otros signos, sólo otras huellas. Del crimen.
en rechazos y desprecios. Elocuente: dice y muestra lo que La ciudad posmoderna carece por completo de for-
hay. Un orden (¿hay otros?) atado a la forma y a la norma ma democrática. ¿Puede alguien pensar que sea demo-
que en la forma se expresa. Orden de la imagen. Y —có- crática la norma que la inspira? 
mo no— imagen de orden.
La imagen y el orden del capital, y aun del capital fi-
16 La palabra excremento procede, obviamente, de los conoci-
nanciero, dominan la imagen, dominan desde la imagen
dos verbos kríno y cerno. Está relacionada, pues, con la discrimina-
en una sociedad del espectáculo y de la especulación: or-
ción y el discernimiento, con el criterio y la criba. Con el crimen.
ganizan los espacios y los tiempos trazando sus líneas ho- Con todos y cada uno de sus signos; en la forma de ex: exclusión,
rizontal y verticalmente. Rigen y crean región. O regiones. expulsión… Sobre capital y arquitectura, además de la bibliografía
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Amorrortu.

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José Enrique
Villa Rivera:
“EN MÉXICO, LA INVERSIÓN
EN EDUCACIÓN SUPERIOR
ES ALTAMENTE RENTABLE”

Entrevista realizada por Ricardo Moreno Botello*

E
n la actualidad, es indudable que las Instituciones de Educación Superior (IES) en México han manifestado una
creciente preocupación respecto a las formas de conducción de la política económica y, sobre todo, de la política
social dirigida al financiamiento del desarrollo y la educación. La insistencia de no reducir el financiamiento
y de no olvidar la relevancia social, económica, política y cultural de las IES tiene bases más que sólidas: datos recientes
revelan que es urgente y obligado profundizar el financiamiento y compromiso con las universidades, sobre todo aquellas
de talante público, ya que resultan ser quizá una de las palancas primordiales del desarrollo de nuestro país, así como
una ayuda fundamental para superar rezagos sociales históricos. De este modo, sin una sociedad realmente del conoci-
miento y la información no podemos anhelar al sueño de una sociedad auténticamente democrática, ya que la ciencia y
la tecnología son hoy por hoy indispensables para que ello ocurra. Por tal motivo, ofrecemos a los lectores de Metapolíti-
ca la siguiente entrevista con el doctor José Enrique Villa Rivera, quien fungió como Director General del Instituto Poli-
técnico Nacional (IPN) entre los años 2003-2009.
José Enrique Villa Rivera es ingeniero químico industrial (IPN), maestro y doctor en Ingeniería en Ciencias Petroleras
(Instituto Francés del Petróleo); además, es Doctor Honoris Causa por el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas (Lyon,
Francia), por la Universidad Autónoma de Sinaloa (México) y por la Universidad Nacional de Ingeniería (Nicaragua).
Entre sus múltiples premios y reconocimientos se encuentran: la Medalla al Mérito Científico del Consejo Cultural Mundial,
la Orden Nacional de la Legión de Honor en grado de Caballero por el Gobierno de la República Francesa y la Presea
“Sentimientos de la Nación” por el H. Congreso del estado de Guerrero. De igual modo, es Miembro de la Academia de
Ingeniería de México, de la Academia Panamericana de Ingeniería, del Consejo Nacional de Posgrado, de la Junta Di-
rectiva del Instituto Mexicano del Petróleo, entre otras.

* Director General de Metapolítica.*Director Editorial de Metapolítica.

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SOCIEDAD ABIERTA | RICARDO MORENO BOTELLO

—Durante los últimos 30 años, a la par de los cambios en las instituciones de educación superior se dividen en dos
las políticas económicas nacionales y mundiales que dieron campos: en uno están las que han sabido reaccionar a to-
impuso al fortalecimiento de la economía de mercado, las so- do ese nuevo contexto, y que a partir de ahí, han genera-
ciedades se han visto inmersas también en un nuevo escenario do nuevos servicios educativos, trasformando su oferta y
en el campo de la ciencia y la tecnología, así como en las co- sus procesos de formación (y donde, por ejemplo, es de
municaciones y las profesiones. Se habla del imperio de la in- especial relevancia la educación a distancia). Estas institu-
teligencia en casi la totalidad de la actividad humana. En es- ciones en proceso de modernización, conviven actual-
te sentido, la economía del conocimiento —se dice— es la mente con el otro campo, el de las que parecieran seguir
base del cambio y del desarrollo de las sociedades. De acuerdo situadas en los calendarios del siglo XIX y XX, y que no
con su experiencia y la del IPN, ¿de qué manera se han visto han tenido o producido modificación alguna relevante.
impactadas las actividades académicas de las IES por esas nue- Por consiguiente, el gran desafío de una política
vas condiciones, y cuáles son los cambios más relevantes que se educativa nacional, de amplia visión, será entonces re-
han generado en su interior y en su relación con el medio ex- ducir esas brechas entre instituciones educativas y apro-
terno?, ¿ha sido positivo este nuevo contexto científico-tecnoló- vechar el contexto de cambios como un estímulo para
gico y económico global para el desarrollo de las IES y el mejor superar los rezagos.
cumplimiento de sus fines?
—Las políticas federales en los ámbitos de la educación
—Quiero agregar a sus consideraciones el hecho de superior y la investigación científica sufrieron modificaciones
que las nuevas condiciones, si bien atañen a la política importantes desde los años noventa del siglo pasado a la fecha.
económica, también tienen relación con la política a se- Se habló de un proceso de “modernización” de las IES que pu-
cas. En este sentido, la política, en términos de proceso so el acento, más allá de consideraciones autonómicas, en la
democrático, nos ha dado la alternancia en el Congre- regulación por la vía de las decisiones presupuestales guberna-
so y en el Poder Ejecutivo Federal, como un nuevo con- mentales de los comportamientos institucionales. Se establecie-
texto que no hay que perder de vista. ron mecanismos de evaluación externos (CIEES) para garanti-
Por lo que se refiere a la política económica, la aper- zar la eficiencia y calidad de las tareas institucionales; se
tura que se empezó a dar con el presidente Miguel de pusieron en marcha, primero en el Sistema Nacional de In-
la Madrid y, luego, de manera más decisiva, durante el vestigadores (SNI) y después en el conjunto del profesorado de
gobierno de Carlos Salinas de Gortari, significó un la IES, programas de estímulo al trabajo individual, con la fi-
cambio radical en el comportamiento del Estado y en nalidad de contener incrementos salariales que no estuviesen
la relevancia del mercado. Se creó un nuevo escenario, ligados al desempeño y productividad de los académicos. Se ha
tanto en el ámbito de la política como en el de la eco- intentado la creación de un sistema de homologación o estan-
nomía, que indujo cambios sustanciales para el país, darización de contenidos y prácticas curriculares en las distin-
poco perceptibles quizá para quienes tienen menos de tas carreras, validado por cuerpos académicos interinstitucio-
30 años, pero de enorme trascendencia para quienes es- nales y asociaciones profesionales.
tán por encima de dicha edad. Todo este conjunto de políticas y de intervenciones or-
A la vez hemos vivido ciertamente esa otra “revolu- ganizacionales, respaldadas como decíamos, con bolsas de
ción”, que ha cambiado la vida cotidiana de millones de recursos federales específicos, ¿ha mejorado el desempeño de
personas, y que se ubica, como bien lo señala, en el la IES de nuestro país y elevado la calidad de nuestros aca-
campo de las tecnologías de la información y la comu- démicos, científicos y egresados?, ¿ha sido esta la mejor ru-
nicación, y de donde han derivado esos extraordinarios ta y el mejor ambiente para alcanzar los estándares inter-
y difundidos instrumentos de nuestra época: las com- nacionales en las tareas académicas?
putadoras, Internet, los teléfonos celulares, los medios
de información electrónica y otros muchos sistemas y —En efecto, me parece que los cambios más impor-
artefactos que, además, empiezan a fusionarse. Nunca tantes se trazaron y fijaron en los años noventa. Sin em-
antes la idea de globalización fue más nítida que a par- bargo, hay algunos fundamentales, como por ejemplo la
tir de estas innovaciones. creación del SNI, que deben situarse a mediados de los
Todo ello, dicho de manera sintética, ha impactado años ochenta. La gran cualidad de esas políticas educa-
enormemente a la educación superior. En la actualidad, tivas, en contra de lo que convencionalmente se suele

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ENTREVISTA A JOSÉ ENRIQUE VILLA RIVERA | SOCIEDAD ABIERTA

considerar, es su continuidad. Desde los cambios de los Chile, Uruguay y Costa Rica resultan casi ofensivas da-
años setenta (planeación), de los ochenta (SNI y estímu- dos sus números de población nacional; da la impre-
los al personal académico) o de los noventa (CIEES, fon- sión de que bajo esas bases se hacen comparaciones de
dos extraordinarios, CENEVAL, COPAES) las orientacio- peras con manzanas. En cambio, en la comparación
nes para la renovación del sistema se han venido con Brasil, país que en la actualidad está de moda, en-
perfeccionando y han estado sujetas a una gestión de contramos que tiene índices de atención más bajos que
mejoramiento continuo. México, y les ha costado veinte años llegar a un indica-
Aunque no todas las directrices han logrado plena- dor apenas cercano al veinte por ciento.
mente sus propósitos —y se deben reconocer errores Difícilmente las IES tienen una incidencia directa en
mayúsculos—, el balance final es positivo: se ha mejo- la solución de los “más agudos problemas” de la socie-
rado el desempeño de las Instituciones de Educación dad. En este sentido debe reconocerse que el IPN es, en
Superior en nuestro país y se ha elevado la calidad de esta materia, una institución de excepción, por su ori-
nuestros académicos. Más difícil es afirmar que tal me- gen y por así haberse mantenido durante 73 años. En
joramiento haya alcanzado a los egresados, y no es por los pasados seis años, a través de sus brigadas multidis-
una duda absoluta, sino porque faltan instrumentos ciplinarias, los estudiantes y profesores que participan
que, sobre bases uniformes y objetivas, permitan hacer en ellas tuvieron una experiencia definitiva para sus vi-
una medición en el tiempo de dicha calidad. das y trayectorias profesionales. Su acción se extendió
En mi opinión, casi de sentido común (aunque no en 753 municipios y 5 mil comunidades, alcanzando
siempre infalible), es que mejores insumos debieran sus beneficios a casi cuatro millones de personas. Pero,
producir mejores resultados. El gran reto de este mo- insisto, el IPN es una institución excepcional en el con-
mento es mostrar evidencia contundente de las modifi- junto de la educación superior de país.
caciones positivas que se han alcanzado en el Sistema Si aceptamos algunas de las conclusiones del infor-
de Educación Superior. En pocas palabras: hace falta me de la Fundación Mexicanos Primero (“Contra la
mucha investigación educativa a ese respecto. pared”), podría decirse que la principal aportación de
Esto también debe extenderse a los llamados “están- las IES en ese terreno es ampliar la escolaridad y la for-
dares internacionales”. ¿Por qué las IES mexicanas, en mación de los jóvenes mexicanos, ya que ellos mismos
un país con 50 por ciento de pobres, deben competir mejoran sustancialmente sus condiciones de vida con
con instituciones de otros países cuyo ingreso per capi- dichos estudios. Según las cifras que se manejan en ese
ta es seis u ocho veces mayor? Hay mitos y procesos de informe, la conclusión de estudios de primaria, secun-
dependencia ideológica o tecnológica a ese respecto. daria y bachillerato genera percepciones con muy esca-
sa diferencia. Un poco más de cinco mil pesos con se-
—¿Cuáles son las señales que debemos leer para percatar- cundaria y otro poco más de seis mil con preparatoria.
nos del avance de nuestra educación superior y del desarrollo Pero, he aquí lo más relevante: a partir de licenciatura
de nuestros aparatos científicos?, ¿cuál es el aporte que nuestras los ingresos se duplican (casi 14 mil pesos) o se tripli-
instituciones académicas ponen en favor de la sociedad, de los can con posgrado (51 mil pesos). Conclusión: la inver-
mexicanos, y de la solución de sus cada vez más agudos pro- sión en educación en México, a partir de licenciatura es
blemas?, ¿cómo se expresan sus dificultades para lograr sus pro- altamente rentable, tanto en términos sociales como
pósitos y metas educativas, científicas y culturales? privados; y ese es uno de los más importantes papeles
que desempeñan las casas de estudios superiores.
—Como Sistema de Educación Superior no tene-
mos señales claves. Se repite mucho, por ejemplo, que —Situados en el largo plazo, una lectura histórica de
el índice de atención a la demanda —27 o 28 por cien- las relaciones entre la Universidad y el Estado nos muestra
to— es muy bajo comparado con otros países, inclui- distintas facetas que van desde la tolerancia hasta el con-
dos los de América latina. Sin embargo, habría que flicto. Desde su experiencia como líder institucional, ¿qué
considerar que en veinte años dicho indicador pasó, en es a su juicio lo que determina unas relaciones apropiadas
México, de 18 por ciento a las proporciones actuales. entre las IES y el gobierno?, ¿se trata de simples vínculos
Un logro enorme si se toma en cuenta el perfil demo- económicos?, ¿cómo han sido las relaciones entre su institu-
gráfico del país. Las comparaciones con Argentina, ción con los gobiernos federales en la última década?

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SOCIEDAD ABIERTA | RICARDO MORENO BOTELLO

—Relaciones apropiadas son las que se basan en el respecto a seis años atrás. En segundo lugar, la totalidad
estatuto o cuadro normativo de cada IES. Pero dicho de servicios educativos (servicio escolarizado y no escola-
respeto es camino de dos vías: IES y gobiernos tienen, rizado) llegó hasta 358 mil personas. En tercer lugar, los
respectivamente, derechos y obligaciones. Tan mal está programas de estudios con reconocimiento pasaron, en
que las primeras piensen o consideren que los segundos el lapso de esta gestión, de 73 a 162, y previsiblemente,
sólo deben dar dinero, como que éstos últimos contem- por las evaluaciones en curso, llegará a 183. El resultado
plen como extensiones de su gestión a las IES. de ello es que el 96 por ciento de la matrícula está inscri-
Pero también, habría que decirlo, encontramos cada ta en uno de dichos programas.
vez más relaciones, tanto con el gobierno federal como Por su parte, la prueba ENLACE, mecanismo para
con los estatales, de complementación y esfuerzos recí- identificar la calidad de estudios del ciclo medio supe-
procos. Al respecto, nuestra experiencia en los últimos rior, en sus dos aplicaciones nacionales (2008 y 2009),
seis años es muy positiva, sobre todo allí donde el IPN ha servido para darnos cuenta que el IPN en el país es
desarrolla funciones. Las nuevas Unidades Académicas el subsistema con mejores resultados, aun respecto a
de Guanajuato y Zacatecas han sido posibles por una cualquier otra modalidad, sea pública o privada.
conjunción plena de propósitos entre gobierno federal, A los 21 mil espacios que el IPN agregó a su deman-
gobierno estatal, gobierno municipal y el propio IPN. da atendida (similar a una universidad de tamaño ma-
yor), se agregan ahora nuevas opciones en estados co-
—¿La intervención cada vez más notoria del Poder le- mo Guanajuato y Zacatecas. No sólo se ampliará dicha
gislativo en la definición de los recursos destinados a la atención sino que se implantarán nuevas carreras y en-
educación, ha mejorado los criterios y montos de apoyo fi- foques profesionales.
nanciero a las IES?
—Qué avances podemos reconocer en investigación y
—Fundamentalmente ha mejorado los montos y, só- vinculación…
lo por excepción, algunos criterios. A este último punto
pertenecen muchos esfuerzos que aún no han culmina- —En materia de investigación, los miembros perte-
do para poder tener, a partir de una disposición legislati- necientes al SNI pasaron de 332 a 727, y 2010 iniciará
va, un sistema de asignación de recursos financieros que con 737 como ya ha informado el Conacyt, un incre-
tome en cuenta criterios y necesidades como sustento de mento superior al 100 por ciento, que no ha obtenido
las decisiones en esa materia. Esta necesidad también es ninguna otra institución con la densidad demográfica
observable en la escala de las entidades federativas. del IPN. Por lo que toca a vinculación, el Instituto Poli-
—Sobre su gestión como Director General del IPN exis- técnico Nacional renovó su vocación original de aten-
te una percepción positiva general de su trabajo en la ins- ción a las necesidades del sector productivo para que
titución y de cambios importantes en el IPN durante su pe- responda mejor a las necesidades de la sociedad mexica-
riodo. ¿Cuáles son, a su parecer, los más importantes logros na actual. A esta concepción atiende el Modelo de Inte-
alcanzados por el IPN durante su administración en mate- gración Social. Para ello se crearon las dependencias y
ria académica, científica y de vinculación social? normas que consolidan una cadena que va desde la for-
mación y la investigación hasta la aplicación creativa del
—Una percepción general positiva de lo realizado en conocimiento y la tecnología en la producción de bien-
la gestión me gustaría que la hubiera. Pero, insisto, no se es y servicios. En estos seis años, el Centro de Incuba-
si así se perciba en toda la comunidad. Lo que si me gus- ción de Empresas de Base Tecnológica, junto con los
taría es que los juicios sobre la gestión que he encabeza- proyectos emprendedores impulsados por la Unidad Po-
do durante seis años se basaran en información y datos litécnica para el Desarrollo y la Competitividad Empre-
objetivos. De los muchos que ya están disponibles (que sarial, han incubado o constituido más de 940 empresas,
pueden consultar en el informe de gestión rendido en que crearon casi 9 mil empleos directos e indirectos, y
noviembre de 2009, disponible en la página del IPN) al han solicitado el registro ante el Instituto Mexicano de
respecto quisiera resaltar algunos. En primer lugar, el sis- la Propiedad Industrial de cerca de 490 patentes, secre-
tema escolarizado en sus tres niveles alcanzó la cifra de tos industriales, marcas, diseños industriales y modelos
153 mil estudiantes, una diferencia de 21 mil alumnos de utilidad, contribuyendo al desarrollo nacional. 

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¿TODO ES tolerancia?
Boris Berenzon Gorn y Georgina Calderón Aragón*

Hay un límite donde la tolerancia deja de ser virtud. una virtud ilustrada que atiende a la igualdad, la libertad
y algunos imaginarios espaciotemporales de la democra-
Edmund Burke cia. Estamos ante un conjunto de procesos políticos, eco-
nómicos, sociales y culturales, en permanente interpreta-
ción espaciotemporal de donde surge la tolerancia como

E
n los corolarios de las cosechas en tiempos de un concepto de la filosofía “moral” que en un primer
crisis, de catarsis sociales, políticas, económicas y momento buscó demarcar y reconocer las relaciones en-
culturales —como las que vivimos en la actuali- tre las distintas religiones, tradiciones y creencias.
dad— acaban siempre por expandirse los argumentos Si bien la tolerancia es reconocible como un valor
que expresan compulsivamente el poco alentador estado emblemático de la democracia, resulta necesario definir
de salud de la sociedad. En la fiesta de la confusión, la in- sus límites. Una primera pauta para la vida en comuni-
certidumbre, el desgano y la imposición de valores son dad, lo daría la diferencia entre tolerar y soportar. Tér-
anfitriones de los pensadores que deciden discutir el pe- minos que en los últimos años se han confundido, lo
noso estado de las cosas. El gran problema es que ante un cual ha llevado a desdibujar la precisión que cada uno
alud de discursos, es fácil caer en la trivialización de los te- de ellos tiene. Soportar es llevar sobre sí una carga o pe-
mas, la vulgarización de los valores, la supremacía de los so, aguantar, resistir. Por su parte, tolerar es respetar las
fundamentalismos e incluso quedar atrapado en el discur- opiniones y las prácticas de los demás, es decir, mien-
so “correctamente político”. En este artículo deseamos ex- tras lo soportable se sufre lo tolerable se acepta.
presar la sospecha escéptica del abuso de la tolerancia co- Se soportan, en general, aspectos establecidos por
mo la otra verdad para esbozar algunas ideas sobre el valor los propios límites “naturales”, tanto los que marcan los
de la tolerancia frente al mundo actual que se plantea una mismos fenómenos naturales, como las limitaciones del
ética política y académica a partir de una solidaridad sub- organismo como ser biológico. De esta forma soporta-
vencionada en el fin de las certidumbres al que ya se refe- mos el calor, la lluvia, la llegada de las arrugas y de las
ría Ilya Prigogine (1996). canas. La tolerancia, por su parte tiene una trayectoria
“De los fumadores podemos aprender la tolerancia distinta. En las democracias “actuales”, los ciudadanos
—nos dice Alessandro Pertini— todavía no conozco a se sienten atrapados, empapados en una especie de doc-
uno solo que se haya quejado de los no fumadores”. trina viciosa que envuelve cualquier razonamiento re-
El discurso histórico y dialéctico de la tolerancia y la belde, lo inhibe, lo perturba, lo paraliza.
intolerancia, parte del principio de que la tolerancia es El inicio espaciotemporal de la tolerancia se ubica
durante el proceso de transformación de las sociedades
* Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.política. politeístas griega y romana, donde se vivía cotidiana-

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SOCIEDAD ABIERTA | B. BERENZON Y G. CALDERÓN

mente con deidades semejantes a las del mundo que las Con las modificaciones de la sociedad a través del
creaba, con la irrupción de la creencia en un solo dios, tiempo, la aceptación de tolerar se convirtió en un aspec-
originada primeramente por la sociedad judía, y luego to de importancia, convirtiéndola en un argumento de
por lo que sea considerado el mundo judeo-cristiano. utilidad para el ejercicio del poder. Para que los ateos pu-
Con el paso de aproximadamente un tercio del pri- dieran ser aceptados dentro de la tolerancia del Estado, és-
mer milenio de nuestra era, Constantino toleró oficial- te tenía que liberarse de la tutoría de la Iglesia, lo que ini-
mente otra religión, al reconocer al cristianismo. Poco ciaría el cambio teórico para imponer la idea de un Estado
tiempo después, a mediados de ese primer siglo de neutral. A finales del siglo XVII, Inglaterra lo implantó de
nuestra era, inició la intolerancia cristiana, al instituir la manera definitiva, con excepción de los católicos, sin em-
salvación a través de una sola verdad. Como todos los bargo, la completa separación entre la Iglesia y el Estado se
poderes e intereses manejados por los hombres a lo lar- llevó a cabo en las colonias de la unión americana, las cua-
go del proceso histórico, los propios intereses y alcan- les demostraron en ese sentido, una mayor tolerancia.
ces de la Iglesia y de los papas, se fueron acomodando Durante la Ilustración la tolerancia dio un giro con re-
y modificando para el control no sólo de las almas, si- lación a su interpretación, en el siglo XVII, Montesquieu
no de los bienes de los creyentes. La época de la Inqui- (1980) basado en el determinismo intentó explicar el
sición se puede apuntar como una cima temporal de comportamiento de las personas y que las formas sociales
intolerancia en la humanidad. Consistió en la persecu- históricas (por ejemplo, las leyes, las religiones) no depen-
ción hacia las consideradas brujas, cacería que inicia den exclusivamente del hombre, sino de las condiciones
durante la alta Edad Media en el siglo V, y tiene una externas, principalmente el clima, con lo cual le quitó a la
larguísima duración hasta mediados del siglo XVII, lo sociedad la responsabilidad y la posibilidad de transfor-
cual indica el gran periodo de intolerancia religiosa por mar el mundo de acuerdo a sus intereses. El enfoque de
parte de los católicos y los evangélicos quienes persi- Montesquieu no fue compartido por la tendencia univer-
guieron durante siglos, a las personas acusadas por el salista de la Ilustración. El Tratado sobre la tolerancia de
derecho canónico como herejes. Esta imputación se hi- Voltaire (1999), defiende la tolerancia religiosa no sólo en
zo mayoritariamente a mujeres, las cuales fueron lleva- términos de la paz interior de los individuos, sino que
das a la hoguera con los cargos de hacer pacto con el también introduce las ventajas económicas de esta consi-
diablo. La finalidad subyacente estaba dirigida a ejercer deración, porque dentro de su concepción, la intolerancia
control sobre la población. enfrenta a los pueblos con guerras permanentes, lo que en
Este largo tiempo de la presencia de brujas en el ese entonces significaba la devastación económica de los
mundo, convivió con un periodo más corto que abar- pueblos. Además, considera que se ejerce un mayor con-
có desde el siglo XI hasta el siglo XIII, de la liberación de trol y serían menos peligrosas para el Estado mientras ma-
la Tierra Santa en manos de los musulmanes, conocido yor fuera el número de religiones existentes, ya que es la
como las Cruzadas. Con ellas, también se cometieron religión la que impone los controles necesarios a las fuer-
todo tipo de atropellos contra la población civil y tam- zas naturales de los ciudadanos. Para Voltaire no era posi-
bién teniendo como fondo de acción los intereses de los ble disociar enteramente la historia de la tolerancia y la
poderes fácticos de la época. historia del concepto de tolerancia: no es posible disociar
Desde entonces la tolerancia encubre una doble in- la filosofía mundana de la intolerancia de su filosofía aca-
tención. Reconocer en el discurso la existencia del otro, démica, porque los conceptos escolásticos (teóricos) de
pero nunca darle la categoría de igual, e imputarle una tolerancia no brotan de la conciencia pura, sino a través
historia alrededor a partir de la creación de imaginarios de los procesos efectivos e históricos.
que los sitúen como enemigos del bien común. La cita En cualquier caso, aun cuando ordo essendi pueda
de Iring Fetscher (1995, p. 34) continúa con vigencia parecer a muchos evidente que lo primero es una histo-
hasta nuestros días: “como en muchos otros casos de ria (social, política) de la tolerancia y que sólo desde ella
persecución y de creación de enemigos imaginarios, en sería posible la historia del concepto, nos permitiríamos
la cacería de brujas fue decisivo el terror al supuesto advertir que, al menos ordo cognoscendi, a la historia del
‘poder’ oculto de brujas, demonios y magos. Era fácil concepto de tolerancia le corresponde siempre una
inculcar ese terror a gente ignorante, pobre, amenazada prioridad metodológica, al menos en el momento en
por la necesidad y las epidemias”. que sea de algún modo posible hablar de una historia

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¿TODO ES TOLERANCIA? | SOCIEDAD ABIERTA

sistemática o historia interna del concepto de intoleran- dad o de indiferencia, sino una posición resuelta que
cia. Si esta historia sistemática no existiera, entonces la cobra sentido cuando se opone a su límite, que es lo in-
historia del concepto de tolerancia —que habría de ser tolerable. De hecho, muchas formas de intolerancia tie-
puramente empírica, una recensión de opiniones cro- nen su origen en un previo exceso de tolerancia.
nológicamente ordenadas— quedaría anegada por en- ¿Qué se entiende entonces exactamente por “tole-
tero en la historia de las técnicas o de las prácticas, co- rancia”? Hay dos acepciones principales de la palabra
mo un apéndice suyo. No se puede afirmar si existe o tolerancia, que engloban lo que acabamos de decir. Una
no una historia sistemática del concepto de tolerancia, es el “respeto y consideración hacia las opiniones o
pero si es posible presentar “líneas sistemáticas” de esa prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las
hipotética “historia interna del concepto” algunas de- nuestras”. Y la otra —que recoge su sentido más espe-
terminaciones y distinciones que poseen, sin embargo, cífico— señala que “tolerar es permitir algo que no se
el mínimo vigor exigible. tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente”; o sea, no
A finales del siglo XVIII, con la Revolución francesa, impedir —pudiendo hacerlo— que otro u otros reali-
inicia el reconocimiento de los llamados derechos del cen determinado mal. No se trata de una abyección, o
hombre y de los ciudadanos. El Estado devino garante un chantaje como lo hemos vivido en nuestro país y en
de la tolerancia, ya no sólo religiosa sino de la igualdad América Latina.
de derechos, en virtud de que la política tenía que afir- Es inimaginable una sociedad en la que se permitie-
mar dos principios propios de la llegada de los Estados ra todo, siempre hay cosas que no pueden tolerarse si
liberales, la propiedad de los individuos, la libertad en no se quiere acabar en la ley de la fuerza. Si no tolera-
general y la de culto en particular. mos algunas cosas es porque hay verdades y valores que
Lograr el equilibrio entre la libertad personal y la consideramos innegociables y vitales.
salvaguardia del bien común, resulta difícil y complejo. Hacia el final de la Revolución francesa, las ideas
Los seres humanos aspiramos a la libertad al mismo políticas comenzaron a tener un peso específico mayor
tiempo que pedimos protección ante el ejercicio de la a las religiosas. La discusión sobre la tolerancia para las
libertad de los otros, por ello es necesario que existan lí- exigencias de los partidos políticos, así como la propia
mites que permitan las interacción de ambas libertades. libertad de palabra concedida de manera recíproca con
¿Cómo encontrar este equilibrio? Se recurre a la to- la finalidad de expresar con toda libertad los argumen-
lerancia estatal, cuyo objetivo está relacionado con la tos, ocuparon el centro del debate. La evolución de es-
protección y conservación de la parte física de los hom- te planteamiento derivó en que los partidos mayorita-
bres y de su libre actividad. Lo que la tolerancia estatal rios deben reconocer que sus decisiones, aunque
regula son las convicciones, orientaciones o actividades reúnan un número más grande, no tienen la absoluta
religiosas que entran en pugna con el bien público. certeza de ser las correctas y, por lo tanto, aunque ha-
En cuestiones como el consumo del alcohol, la dro- yan derrotado a la minoría, son responsables con el res-
ga y el ejercicio de la prostitución, se produce un con- peto de las minorías y aceptar que pueden tener razón.
flicto moral, que no ético, que atañe más al deber ser Por otro lado, el respeto de las minorías es una decisión
que al ser, y encontrar un equilibrio adecuado no es una legal, pero no se les puede pedir la adhesión al pensa-
cuestión simple. Sin embargo, es posible avanzar anali- miento de la mayoría.
zando los principios básicos en torno a la tolerancia. ¿Y con qué criterio se puede distinguir cuándo debe
La tolerancia, entendida como respeto y considera- impedirse algo y cuándo debe tolerarse? Es preciso ha-
ción hacia la diferencia, o como una disposición a admi- cer una valoración moral, atendiendo con rectitud al
tir en los demás una manera de ser y de obrar distinta a bien común, que es la única causa legitimadora de la
la propia; aceptación de un legítimo pluralismo, es a to- tolerancia. Debe juzgarse valorando con la máxima
das luces un valor importante. Estimular en este sentido ponderación posible las consecuencias dañosas que sur-
la tolerancia puede contribuir a resolver conflictos y a gen de la no tolerancia, comparándolas después con las
erradicar violencias. Y como unos y otras son noticia fre- que serían ahorradas mediante la aceptación de la fór-
cuente en los más diversos ámbitos de la vida social, ca- mula tolerante. El fundamento último de la tolerancia
be pensar que la tolerancia es un valor a promover. es no impedir el error, que no es lo mismo que hacerlo.
La tolerancia no es una actitud de simple neutrali- Echando un vistazo a la situación mundial en el si-

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SOCIEDAD ABIERTA | B. BERENZON Y G. CALDERÓN

glo XX, puede decirse que la tolerancia ha germinado tades de opinión, de expresión, de información, de cul-
fundamentalmente en los países de mayor tradición to, el derecho de las personas a disfrutar libremente de
cristiana. En cambio, la intolerancia se ha mostrado su patrimonio y a seleccionar el tipo de educación que
con gran crudeza en los países gobernados por ideolo- deben tener sus hijos. En todos esos casos no hay nada
gías ateas sistemáticas (Tercer Reich nazi, la URSS y to- que negociar, porque cada uno de ellos garantiza la he-
dos los países que estuvieron bajo su dominio, China, terogeneidad, el pluralismo, el derecho a la diversidad y
etcétera); también la violencia del integrismo islámico la práctica pacífica de la disidencia, que son caracterís-
sigue muy presente en los países donde su religión aún ticos y consustanciales a las democracias modernas.
no ha alcanzado el poder político, y donde ya lo han al- Ser un gobernante moderno, prudente y justo im-
canzado (Arabia, Irán, etcétera) la tolerancia religiosa es plica la práctica de la tolerancia, entendida como la dis-
prácticamente inexistente; en países asiáticos no islámi- posición plena para atender y comprender las razones
cos (Vietnam, China, entre otros) no parece mejorar la de los demás. Ser un demócrata es, por tanto, ser tole-
situación. rante y respetar el derecho de los otros a convivir con
La aceptación de la diversidad en cualquiera de sus creencias morales, prácticas políticas, convicciones éti-
expresiones, es un signo muy representativo del nivel de cas y prácticas religiosas que no se aceptan como pro-
civismo y práctica democrática que se alcanza en una pias. Ser un gobernante sabio es entender que ésta es la
comunidad política. Ahora la paz se consigue por la condición natural de las sociedades contemporáneas y
aceptación del otro, tal y como es, y no por la imposi- que su papel es el de lograr una mediación entre inte-
ción de una única verdad provista por una fuente úni- reses encontrados para producir síntesis enriquecedoras
ca de conocimiento y autoridad. En la actualidad nues- y socialmente productivas.
tra convivencia se mantiene en la medida en que se Un ejemplo es la condición legal de los grupos mi-
hacen prevalecer los derechos de las minorías y de los grantes. Desde siempre y en todo el mundo, se les han
que son y piensan diferente al grupo social que se en- negado los derechos de ciudadanía en el momento de
cuentra en el poder, por más apoyo y respaldo que ten- su llegada al país extranjero. El argumento central es
ga en un momento dado. que el Estado tiene derecho a oponerse a algunas inmi-
El gobernante genuinamente democrático acepta de graciones, o bien a asignarles condiciones establecidas,
antemano que su poder está limitado por las atribucio- pero en ningún caso se les pueden negar los derechos
nes determinadas en la ley y que su responsabilidad en ciudadanos a los descendientes de los migrantes naci-
la reproducción futura del régimen democrático le obli- dos en ese territorio, los cuales los adquieren por naci-
ga a garantizar la presencia activa de las minorías en la miento. El principio constitucional debe contemplar la
discusión de los asuntos públicos. Este deber democrá- igualdad de derechos y la libertad de pensamiento para
tico llega incluso a más cuando se le exigen garantías de todos los ciudadanos, con la finalidad de lograr el ver-
alternancia en el gobierno y el compromiso explícito de dadero desarrollo de las personas.
entregar el poder si le son adversos los resultados elec- John Stuart Mill en su libro Sobre la libertad (1993),
torales o si pierde la legitimidad necesaria para condu- se refiere a la opresión estatal en términos de mayor im-
cir el gobierno. Estas reglas del juego no son nuevas. pacto porque aunque “no recurre habitualmente a cas-
Tienen incluso solera, porque su vigencia en buena par- tigos tan severos, deja mucho menos salidas abiertas y,
te del mundo occidental comenzó a fraguarse en el si- por ello, penetra mucho más en la existencia cotidiana,
glo XVIII cuando franceses y americanos proclamaron al sometiendo a las almas”. Esta cita refleja no sólo la si-
mundo que se iniciaba una nueva época, más igualita- tuación brutal que han padecido muchos países del
ria, fraterna y libre. No en vano la lucha fue contra la mundo, desde ese tiempo, hasta América Latina en
tiranía del poder absoluto y a favor de la libertad abso- tiempos más recientes, sólo por mencionar algunos ca-
luta, igual y completa tanto de las opiniones como de sos. También permite dar un salto cualitativo en aras de
las creencias de todos los ciudadanos. poner atención a los mecanismos que el propio sistema
Más de doscientos años después las convicciones capitalista, abrogándose los principios de la democracia
éticas y políticas de Occidente son suficientemente y, por tanto de la tolerancia, han ido implementando,
fuertes para condenar y considerar intolerable a un ré- transgrediendo los límites no establecidos en el dere-
gimen que, utilizando la fuerza, intente anular las liber- cho, pero si indispensables para la realización del bien

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¿TODO ES TOLERANCIA? | SOCIEDAD ABIERTA

común y el logro pleno de la libertad humana, la cual talista y es precisamente así como la globalización capita-
desde el siglo XIX incluye la libertad de pensamiento y lista incide sobre nuestro sentimiento de pertenencia ét-
de sentimiento. nica o comunitaria: el único vínculo que une a todos esos
La sociedad democrática no se termina en la política. grupos es el vínculo del capital, siempre dispuesto a satis-
Aunque se le puede considerar como la forma de vida facer las demandas específicas de cada grupo o subgrupo.
política, la propia condición para una libre participación En el México actual, los gobernantes no muestran
de cualquier ciudadano pasa por su independencia eco- una disposición efectiva y francamente “democrática”.
nómica. Sin embargo, con el paso del tiempo, el poder Cada cierto tiempo se imponen a partir del engaño, la
ha encontrado en lo ideológico la forma de legitimar la doble moral, y el disimulo, expresiones del fanatismo y
explotación capitalista. Herbert Marcuse (1977) adujo en personalidades perdidamente narcisistas que creen ciega-
contra de la moderna exigencia de la tolerancia, ya que mente en la exclusividad de su propia verdad, que confí-
ésta sólo sirve —por lo menos en muchos casos— para an en la fuerza para imponerla a sangre y fuego si es ne-
mantener el statu quo de la desigualdad. El ejemplo reli- cesario, y que por esa vía confiscan la esperanza de la
gioso lo explica claramente, el cristianismo logró conver- gente común y corriente de alcanzar algún estadio de fe-
tirse en la ideología dominante, a partir de fusionar los licidad. Lo único que están defendiendo son las prerro-
fundamentos, anhelos y esperanzas de los oprimidos — gativas adquiridas por pertenecer y reproducir al sistema.
la verdad está con los que sufren, con los humillados, el Ortega y Gasset decía con razón que la vida se con-
poder corrompe, entre otros— para hacerlos compati- sume en sed, ansia, afán y deseo de felicidad, que sólo
bles con las relaciones de poder. se logra mediante la autorrealización si se tiene la suer-
Los mecanismos ahora son diferentes. En la política te de trabajar a gusto y emplear la vida en aquello por
ya no se compite. En la actualidad se lleva a cabo una lo cual se es capaz de morir.
colaboración y negociación de los intereses de todos los Cuando ese peligro es algo más que una amenaza
actores políticos para lograr algo que parezca un con- nos topamos con los límites de la tolerancia debida.
senso. Por lo que el nuevo orden planetario, sustentado Porque la tolerancia es intolerable cuando se debe enca-
en lo global se sostiene en las ideas que funcionan, aun- rar el peligro que supone el ejercicio de un poder into-
que esto sólo signifique que cada uno ocupe el lugar lerante incapaz de observar la libertad de los sujetos pa-
que el liberalismo le conceda. Esta globalización encu- ra elegir su destino. 
bre la violación a las soberanías, intromisiones policia-
cas, asaltos militares y limitaciones comerciales en
nombre de la defensa de los derechos humanos. No REFERENCIAS
existe la llamada verdad universal, dentro de la univer-
salidad siempre hay conflicto. Aries, P. (1957), Cincuenta años del pensamiento católico
La tolerancia con este sello significa exclusión, donde en Francia, Madrid, Escelier.
no tienen cabida las reivindicaciones particulares, son só- Berenzon Boris y G. Calderón (2009), Diccionario de
lo quejas que al nunca ser tomadas en cuenta pueden ter- Tiempo Espacio, México, UNAM/IPGH/OEA.
minar en explosiones “irracionales” dentro del esquema Burke, P. (1987), Sociología e historia, Madrid, Alianza.
de negociación y acuerdo de la así llamada posmoderni- Fetscher, I. (1999), La tolerancia. Una pequeña virtud
dad. Posmodernidad que encuentra en el discurso del re- imprescindible para la democracia. Panorama histórico
conocimiento del Otro su razón de ser y que pretende, en y problemas actuales, 2 edición, Barcelona, Gedisa.
términos de ?i?ek (2007), la co/existencia en tolerancia de Marina, J. A. (1992), Elogio y refutación del ingenio, Bar-
grupos con estilos de vida “híbridos” y en continua trans- celona, Anagrama.
formación, grupos divididos en infinitos subgrupos (mu- Marcuse, H. et. al. (1977), Crítica a la tolerancia pura,
jeres hispanas, homosexuales negros, varones blancos en- Madrid, Editora Nacional.
fermos de SIDA, madres lesbianas…). Este continuo Mill, J. S. (1993), Sobre la libertad, Madrid, Alianza.
florecer de grupos y subgrupos con sus identidades híbri- Montesquieu, C. (1980), Del espíritu de las leyes, Ma-
das, fluidas, mutables, reivindicando cada uno su estilo de drid, Tecnos.
vida/su propia cultura, esta incesante diversificación, sólo Ortega y Gasset, J. (1930), “La rebelión de las masas”,
es posible y pensable en el marco de la globalización capi- Revista de Occidente

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

41
DICTAR LA memoria.
JUSTICIA TRANSICIONAL
EN AMÉRICA LATINA

Óscar del Álamo Pons*

T
radicionalmente, la historia latinoamericana se de partidos como vehículos para la canalización de inte-
ha construido a base de rupturas del orden de- reses de la ciudadanía y para la gestión de los conflictos
mocrático, cuando este ha existido, o a través sociales o los problemas económicos contribuyeron a la
de la continua sucesión de gobiernos militares, dictadu- emergencia de dichos regímenes vinculados, en algunos
ras o autoritarismos de diversa índole durante ciertas casos, a objetivos reformistas y nacionalistas. Todo ello
etapas. Numerosos países de la región han vivido los pe- aunado a la debilidad de las instituciones democráticas.
ríodos de interrupción democrática como una situación En esta línea, la segunda mitad del siglo XX ha con-
habitual y constante. El siglo XIX presenciaba el surgi- templado cómo la fórmula del golpe militar —que des-
miento de numerosos caudillos que, desde provincias o emboca en dictadura— o el rol político ejercido por las
regiones periféricas lograban hacerse con el control po- Fuerzas Armadas ha sido un método frecuente. El po-
lítico de sus respectivos países merced a la debilidad de der militar se instaló en Paraguay (1954), en Brasil
los gobiernos e instituciones centrales.1 Posteriormente, (1964), Perú (1968), Bolivia (1971), Uruguay (1972),
durante el siglo XX, la instauración de regímenes dicta- Chile (1973) o Argentina (1976).2 Simultáneamente, en
toriales ha respondido, en términos generales, a situa- otros países, gobiernos elegidos democráticamente se
ciones de mayor complejidad en las que las motivacio- ponían bajo la tutela militar, tal como ocurrió en El
nes personales de quienes dirigieron los levantamientos, Salvador (1981) y Honduras (1982). En otros casos,
y propias de los “caudillos”, no fueron las únicas. Al más excepcionalmente, gobiernos elegidos democráti-
contrario, factores como la incapacidad de los sistemas
2 Por ejemplo, en Sudamérica, en 1960, nueve de los diez paí-
* Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador. ses hispanohablantes tenían gobiernos democráticamente elegidos.
1 Para un repaso actualizado sobre el fenómeno del caudillismo Para 1973, sólo quedaban dos: Colombia y Venezuela. Ese año, me-
en América Latina, ver Castro (2007). nos del 25 por ciento de Estados del mundo eran democráticos.

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camente han derivado en prototipos de autoritarismo Alberto Fujimori en Perú durante el mes de abril de 2009,
como los mencionados; tal vez, el caso más ejemplifica- son ejemplos del proceso de cambio al que se hacía refe-
dor sea el caso de Perú tras el autogolpe de Alberto Fu- rencia y que abren las puertas al esclarecimiento de los crí-
jimori (1992-2000). Independientemente del caso, la menes y violaciones de derechos humanos cometidos por
aplicación de estos patrones autoritarios ha desemboca- las dictaduras y gobiernos de facto en América Latina. De
do en una serie de devastadores resultados para la insti- acuerdo con los datos que aporta el Centro Internacional
tucionalidad democrática en general, y para el respeto para la Justicia Transicional (ICTJ), desde 1990 hasta la fe-
por los derechos humanos en particular: torturas, se- cha, se contabilizan 69 casos de jefes de Estado compro-
cuestros, desapariciones forzadas, asesinatos de Estado metidos en delitos como los mencionados; sólo 35 de ellos
o exilios voluntarios y forzados se convirtieron en una han llegado a la justicia y sólo 17 por ciento ha sido con-
realidad cotidiana (Méndez y Mariezcurrena, 2000). denado. Este dato ilustra la importancia que juicios como
El desgaste que experimentaron estos tipos de gobier- los mencionados suponen para América Latina, en parti-
no —sin olvidar la importancia de la resistencia inter- cular, y para el resto del mundo, en general.
na— propició que, durante la década de los ochenta,
América Latina entrara en lo que se ha etiquetado como
la tercera ola (contra olas) de democratización, truncada L A LUCHA CONTRA L A IMPUNIDAD
en algunos casos como el de Perú (Huntington, 1994).
Sin embargo, este nuevo proceso de reconstrucción insti- Hasta la fecha, los casos que pueden servir de ejemplo
tucional no estuvo acompañado, en la mayoría de los ca- en la región han sido excepcionales. Entre ellos, desta-
sos, de un proceso de reparación a las víctimas o de enjui- ca el proceso abierto contra Luis García Meza,5 que se
ciamiento a los responsables de los diversos delitos inició en 1986 y concluyó en 1993, con una pena de 30
cometidos en las etapas anteriores. Más bien, cuando los años de cárcel. Meza permaneció fugitivo de la justicia
hubo, estos procesos fueron excepcionales y tuvieron que boliviana hasta su captura en Brasil en 1994, siendo ex-
enfrentarse a diversos obstáculos que lastraron su implan- traditado en 1995 y encarcelado el 15 de marzo de ese
tación. De este modo, sustantivos como impunidad3 o mismo año. Por entonces, en América Latina no se ha-
dinámicas como las de un bajo respeto por los derechos bía producido el caso de ningún otro mandatario que
humanos o la falta de independencia del poder judicial hubiera sido condenado y tampoco existía el caso de
han tendido a acompañar los diversos diagnósticos que una extradición como la que aceptó el Supremo Tribu-
organismos, expertos y académicos en la materia han rea- nal Federal de Brasil el 19 de octubre de 1994.6
lizado sobre América Latina durante los últimos años. Para el resto de países de América Latina, el proceso
Ello no equivale a obviar los avances que, en este terre- ha transcurrido por otros cauces. La ola democratizado-
no, se han producido en diversos países de la región —con ra trajo consigo los primeros intentos de confrontación
sus respectivos ritmos, especificidades, coyunturas y gra- con el pasado y un instrumento fundamental para ello
dos de éxito. Al contrario, a partir de 2009 se ha empeza- han sido y son las llamadas Comisiones de la Verdad: a)
do a evidenciar la madurez que, tras más de dos décadas impulsadas por los presidentes elegidos tras el fin de las
de esfuerzos, han alcanzado estos procesos si se atiende a dictaduras militares7 o mediante acuerdos de paz con
algunos de los hechos más relevantes que han tenido lugar;
entre ellos: a) el juicio oral y público para Reynaldo Big-
5 Presidente de facto de Bolivia del 17 de julio de 1980 al 4 de
none —previsto para octubre— y el retorno —anunciado
agosto de 1981.
en agosto— de Jorge Videla al banquillo de los acusados 6 Puede tenerse en cuenta el juicio que se llevó a cabo contra el
por delitos de lesa humanidad cometidos durante la últi- general Manuel Antonio Noriega, en Miami, entre septiembre de
ma dictadura militar argentina;4 b) el juicio y sentencia a 1991 y abril de 1992. Sin embargo, se le juzgó por crímenes ordi-
narios —narcotráfico y fraude organizado— y no políticos. Actual-
3 Youngers y Burt (2008) afirman que la impunidad ha caracte- mente su caso está pendiente de la posibilidad de celebrar un nue-
rizado durante mucho tiempo a las sociedades latinoamericanas que vo juicio por delitos de asesinato.
emergen tras años de gobiernos autoritarios y/o guerras internas. 7 Así, en Argentina, tras la caída de la dictadura, Raúl Alfonsín
4 Bignone fue presidente de facto de Argentina durante el últi- creó en 1983 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Perso-
mo periodo de la dictadura, del 2 de julio de 1982 al 10 de diciem- nas; en Chile, el presidente Patricio Aylwin creó en 1990 la Comi-
bre de 1983. sión Nacional. de Verdad y Reconciliación.

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mediación de la comunidad internacional;8 b) confor- constitucionales aquellos indultos referidos a crímenes


madas en un clima posdictatorial o de postconflicto de lesa humanidad. Así, se abría la posibilidad de nue-
(Oettler, 2004) con el objetivo de esclarecer hechos, vos procesos, de tal modo que el 10 de julio de 2007 se
atribuir responsabilidades y evitar la impunidad. Pero inició en Buenos Aires el primer juicio oral contra mi-
los obstáculos fueron muchos y los resultados limita- litares de la pasada dictadura después de la anulación de
dos. En varios casos, la voluntad de mantener la estabi- las leyes, y los miembros de la junta militar, fueron
lidad de los nuevos y débiles procesos de democratiza- puestos bajo arresto nuevamente, cuando la Corte Su-
ción supuso que la justicia penal fuera sustituida por prema declaró, en 2007, que el indulto también era in-
otras modalidades de satisfacción a las demandas de las constitucional.
víctimas que giraron, principalmente, en torno a la re- El otro de los casos, es el uruguayo. Tras una dicta-
construcción de los hechos ocurridos y la reparación dura que se prolongó desde 1973 a 1985, la “La Ley de
simbólica y/o material de las víctimas. De este modo, Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado” (1986)
los niveles de impunidad, en el plano de la justicia pe- —ratificada en plebiscito popular en 1989 y aún vigen-
nal, fueron elevados y se vieron favorecidos por la exis- te— sirvió para dejar sin castigo a la mayor parte de los
tencia de un marco legislativo para tal propósito que responsables de violaciones de derechos humanos. Gra-
era común en muchos países de la región (El Salvador: cias a las lagunas de la Ley y a reinterpretaciones alter-
1993; Perú: 1995; Chile: 1978; Brasil: 1979). nativas de la misma,9 el gobierno del actual Presidente
Durante los últimos años se ha llevado a cabo una Tabaré Vázquez ha impulsado la apertura de una serie
importante labor para combatir esta realidad y algunos de juicios contra presuntos responsables de graves vio-
casos se han constituido como referentes básicos de es- laciones a los derechos humanos. Así, a pesar de la vi-
te esfuerzo. Dos de los más relevantes siguen trayecto- gencia de la Ley, la justicia ha centrado su acción en
rias paralelas. Uno de ellos es el argentino. El “Juicio a aquellos delitos que, en parte o totalmente, fueron co-
las Juntas militares” (1985) permitió la condena a los metidos fuera de Uruguay. En marzo de 2009 se dicta-
miembros de las Juntas Militares del llamado Proceso ron condenas, de entre 20 y 25 años de prisión, para
de Reorganización Nacional. Pero la aprobación de la ocho ex militares y policías por su responsabilidad en
“Ley de Punto Final” (1986) y la “Ley de Obediencia 28 homicidios cometidos en 1976, en el marco del
Debida” consagraron la impunidad para los responsa- “Plan Cóndor”. Un hecho que marca un hito en la re-
bles de crímenes de lesa humanidad y paralizaron los visión de las violaciones de derechos humanos en el pa-
procesos judiciales contra los autores de las detenciones ís, al ser la primera condena en primera instancia dicta-
ilegales, torturas y asesinatos que tuvieron lugar en la da en un caso de violación de derechos humanos
etapa de dictadura militar. Este bloqueo se completaría derivado de la represión dictatorial. Asimismo, se ha
con los llamados “indultos de Menem”: una serie de promovido el procesamiento con prisión para el dicta-
diez decretos sancionados el 7 de octubre de 1989 y el dor Juan María Bordaberry10 en la medida en que si
30 de diciembre de 1990 por el entonces presidente de bien la Ley provee una amnistía a oficiales militares y
la República y con los que se indultaba a civiles y mili- policiales no necesariamente protege a civiles.
tares que cometieron delitos durante la etapa de la dic- Lo que ofrece una conexión directa con el caso más
tadura militar, incluyendo a los miembros de las juntas reciente y uno de los de mayor importancia: el de Al-
condenados en 1985. De este modo, mediante estos de- berto de Fujimori en Perú. En primer lugar, por el he-
cretos serían indultadas más de 200 personas. cho de que se somete a juicio a mandatarios no milita-
Sin embargo, en 2003, el Congreso de la Nación de-
claró la nulidad de las leyes y por su parte, la Corte Su- 9 La ley, de acuerdo al artículo 3, establece que un juez debe
prema de Justicia, por ser inconstitucionales, el 14 de consultar primero al Ejecutivo si un caso que le han presentado se
junio de 2005. Asimismo, se empezaron a declarar in- encuentra cubierto por la ley. Mientras los gobiernos anteriores ca-
si siempre decían que sí, lo cual tenía como consecuencia el archi-
vamiento del caso, el gobierno de Tabaré Vázquez ha actuado de
8 En El Salvador, la Comisión de la Verdad impulsada en 1992 forma contraria, permitiendo que los casos sigan su proceso.
por el Secretario General de Nacional Unidas, Boutros Boutros- 10 Juan María Bordaberry fue presidente constitucional entre

Ghali o, en Guatemala, tras la firma de la paz, se creó en Oslo 1972 y 1973 y de facto entre 1973 y 1976. Permanecía en arresto
(1994) una Comisión para el Esclarecimiento Histórico. domiciliario desde enero de 2007.

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res sino civiles. En segundo, porque el ascenso al poder mente a la vigencia de la ley de amnistía impuesta por
de ambos se produjo por mecanismos constituciona- la dictadura militar en 1978. Casos como los señalados
les.11 Por un lado, el 7 de abril de 2009, la Sala Especial —a pesar de los efectos positivos que se han derivado
de la Corte Suprema de Perú sentaba un precedente al de ellos— evidencian la necesidad de no descuidar los
condenar a Fujimori a 25 años de prisión y por hacerlo muchos otros que requieren de un abordaje profundo e
por un gobierno democrático y por un tribunal civil intenso y que constituyen la evidencia más visible de las
concediéndole todas las garantías del derecho de defen- tareas aún pendientes. Por ejemplo, el de México, don-
sa. Pero, por otro lado, lo equipara con los casos deta- de a pesar del establecimiento de una “fiscalía” para in-
llados antes al considerarlo responsable de crímenes de vestigar la llamada “guerra sucia” contra opositores du-
Estado y crímenes de lesa humanidad. Asimismo, el rante los años sesenta, setenta y ochenta, no se han
juicio a Fujimori es también un caso a tener en cuenta logrado resultados convincentes.
en la medida en que resultan extremadamente raros en
el mundo los juicios contra jefes de estado en sus pro-
pios países por abusos a los derechos humanos. MECANISMOS Y ESTRATEGIAS J URÍDICAS:
Los logros más recientes no deben servir para olvi- FUJIMORI Y L A AUTORÍA MEDIATA
dar el importante número de casos irresueltos. Históri-
camente así ha sido en la región. Por ejemplo, en el Casos como el de Stroessner o Pinochet suscitan varios
mismo Perú, en dictaduras previas como las de Odría o interrogantes: ¿por qué quedan casos impunes cuando,
Velasco prevaleció la impunidad y, si hubo alguna san- en otras situaciones, se logran avances tan relevantes?,
ción, fue puramente moral. Más recientemente, pue- ¿por qué la misma justicia que ha sido capaz de proce-
den señalarse diversos casos de dictadores que fallecie- sar, con una notable celeridad, a dictadores como Pino-
ron sin haber respondido por delitos contra la chet se ha mostrado radicalmente incapaz de juzgarle y
humanidad que se cometieron durante sus regímenes. condenarle, con tiempo suficiente para hacerlo? Resul-
Este es el caso de Alfredo Stroessner, que gobernó Para- ta evidente que la existencia de un marco legal que ha
guay desde 1954 hasta 198912 o el de Augusto Pinochet favorecido la impunidad es un elemento fundamental.
en Chile. A pesar de que se levantaron cargos contra es- En consecuencia, el uso de todas las herramientas lega-
te último en 1998 y se logró desaforarlo y procesarlo, les que puedan resultar necesarias y durante todo el
murió antes de sentarse en el banquillo de los acusados tiempo que haya resultado preciso han obstaculizado y
en un juicio para responder por las violaciones a los de- entorpecido la tarea de la justicia, de forma que en al-
rechos humanos cometidos durante la dictadura militar gunos casos nunca se haya llegado a recibir una senten-
que presidió a lo largo de 17 años.13 A pesar de la au- cia condenatoria. En este sentido, la rapidez con la que
sencia de juicio a Pinochet, en Chile se revigorizó la ac- se resuelvan los casos puede tener efectos positivos di-
tividad judicial contra casos de violación de derechos versos; entre ellos, no sólo que los casos no queden im-
humanos y crímenes de lesa humanidad14 contraria- punes sino también restablecer la confianza de los ciu-
dadanos en las instituciones.
11 Bordaberry escaparía de estos márgenes legales después de Como se ha mencionado arriba, la legislación vi-
1973 y Fujimori haría lo propio con su autogolpe de 1992. gente se ha convertido en ocasiones más en una salva-
12 Se calcula que, al menos 14 mil personas, estuvieron directa-
guarda para la impunidad de los acusados que lo con-
mente afectadas por la represión stronista. trario. De este modo, estas situaciones obligan a buscar
13 A pesar de que Pinochet no fue juzgado, la dictadura que
mecanismos que, al amparo del propio marco legal y
rompió 150 años de historia democrática y dejó como legado la
muerte de 3,200 personas a manos de agentes del Estado y, de las buscando los espacios que este ofrece, se puedan supe-
que unas 1,192 figuran aún como detenidos desaparecidos. rar obstáculos como los que existieron en Argentina o
14 Hasta agosto de 2008, 686 ex agentes del gobierno chileno los vigentes en Chile o Uruguay donde las leyes de im-
habían sido acusados o procesados por delitos contra los derechos punidad aún se encuentran vigentes.
humanos. De éstos, 245 ya han sido sentenciados. Actualmente En el transcurso de los últimos 25 años, se han des-
existe un universo de casos abiertos que comprende a 1,138 vícti-
mas de ejecuciones extrajudiciales o desapariciones pero no hay ca-
arrollado instrumentos legales internacionales que re-
sos en marcha para un número adicional de 1,960 víctimas oficial- sultan útiles para resolver estos casos cuando la ley apa-
mente reconocidas (Youngers y Burt, 2008). rentemente no tiene lagunas o imprecisiones —como

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se indicaba para el caso uruguayo. Uno de ellos, es el de altos de la jerarquía, hacen uso de este “aparato” para
la autoría mediata o de ejecución mediata. El caso de la cometer delitos. En los casos de civiles, puede haber
sentencia a Fujimori ilustra que este es uno de los me- una subordinación de facto, cuando se reconoce en un
canismos que pueden resultar más efectivos cuando las superior esa calidad. Son hechos que se provocan, son
evidencias empíricas y materiales no resultan contun- realizados por los subordinados con conocimiento del
dentes contra el mandatario procesado15. superior o en situaciones en los que él no podía desco-
De acuerdo con esta teoría, “autor mediato” es nocer que esos hechos se estaban llevando adelante y no
quien hace ejecutar un crimen mediante otro sujeto, hizo nada para impedirlo.
cuya voluntad no es libre y que se puede efectuar va- Por ejemplo, a Fujimori se le acusaba —y se le ha con-
liéndose de una estructura de poder organizada. Esta denado por ello— del asesinato de 15 personas en el cen-
nueva figura jurídica encuentra como responsable de tro de Lima (la matanza de Barrios Altos en 1991) y la
una violación de los derechos humanos, en términos desaparición y posterior ejecución de 10 miembros de la
generales, al sujeto (sea cual fuere su cargo) que, sin ha- Universidad La Cantuta (en 1992). Estos crímenes no
ber participado directamente, estaba en la responsabili- fueron cometidos directamente por él sino que fueron
dad de oponerse, condenar, frenar o investigar los he- perpetrados por un grupo operativo del Servicio de Inte-
chos o que, en todo caso, utiliza a otras personas bajo ligencia del Ejército.18 De hecho, en Perú la aplicación de
su mando para llevarlo a cabo el delito de lesa humani- este concepto jurídico no es nueva y ya ha sido utilizada
dad. De este modo, se responsabiliza como autores in- con anterioridad. Paradójicamente, Abimael Guzmán, lí-
telectuales de los crímenes de Estado a quienes tienen der y fundador de Sendero Luminoso, también fue con-
dominio del hecho.16 En este sentido, llegar a una sen- denado por “autoría mediata”. En este sentido, la tesis de
tencia justa en este tipo de caso no depende únicamen- la “autoría mediata” si bien no es nueva sus aplicaciones
te de los códigos penales nacionales ni tampoco de la más recientes y los logros obtenidos en ellas abren la puer-
evidencia de documentos escritos con la firma o sello ta a su aplicación efectiva en nuevos procesos o en otros
del acusado.17 Asimismo, bajo la conceptualización de que han permanecido estancados hasta la fecha.
la “autoría mediata” también puede darse un control
conjunto, compartido por varias personas, cuando la
contribución de cada una de ellas resulta esencial para OTROS ACTORES Y FACTORES
la comisión del acto. El Estatuto de Roma, aprobado el A TENER EN CUENTA
17 de julio de 1998, contempla esta fórmula como la
perpetración a través de un “aparato de poder”. Al margen de las diversas “estratagemas” legales para la
El argumento esgrimido por la mayoría de jefes mi- puesta en marcha de procesos como los indicados, es
litares y civiles enjuiciados se basa en alegar que ellos te- necesario señalar la influencia que han tenido ciertos
nían responsabilidad política, pero no actuaron ilícita- factores, tendencias y dinámicas que, a efectos prácti-
mente porque lo hicieron los subordinados. La autoría cos, son tanto o más relevantes que los mencionados
mediata lo que demuestra es que en realidad lo que su- ingenios jurídicos. Estos factores no deben interpretar-
cede es que las personas que ocupan los escalones más se de manera aislada sino interrelacionada para com-
prender no sólo su razón sino los efectos conjuntos que
15 El concepto de autoría mediata surge en 1963 de la mano del
han generado. Entre ellos:
jurista alemán Claus Roxin que, por primera vez, utiliza la termino-
logía “dominio del hecho” o “autor detrás del autor” aplicándose,
1. Un proceso de autocrítica y de asunción de respon-
inauguralmente, en 1963 contra el criminal nazi Adolf Eichmann.
Para una actualización de su trabajo, ver Roxin (2000). sabilidades 19 por parte de los diversos actores implica-
16 El Estatuto de Roma adopta el concepto de control del even- dos en los delitos cometidos.
to y “crimen del sistema” para referirse a los casos en los que el acu-
sado no se encuentra necesariamente en la escena del crimen. 18 Denominado “Colina”, cuyos integrantes se encuentran pro-
17 Además, en casos como el de Fujimori, la Corte Suprema en cesados por otros 50 crímenes cometidos en nombre de la lucha
el Perú determinó por primera vez que terceras personas tienen de- contra el terrorismo de Sendero Luminoso y el Movimiento Revo-
recho a presentar escritos amicus curiae que pueden ser empleados lucionario Tupac Amaru.
por los jueces al formular su decisión, y también ha mantenido el 19 Por ejemplo, el reconocimiento por parte de las Fuerzas Ar-

derecho a presentar expertos internacionales. madas chilenas en 2003 y 2004 de su responsabilidad institucional

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2. El esfuerzo desarrollado por parte de la sociedad 5. Un clima propicio, a nivel internacional, en mate-
civil (familiares de víctimas, organizaciones diversas, ria de persecución de delitos y respeto a los derechos
etcétera) o medios de comunicación, que han sostenido humanos, favorecido por la acción de la Corte Inter-
una intensa labor, denunciando los hechos y contribu- americana de Derechos Humanos, la Corte Penal Inter-
yendo a impulsar una agenda en favor de la verdad y la nacional y una nueva sensibilidad global frente a los
justicia. Asimismo, el análisis de los casos analizados no crímenes de lesa humanidad. Por ejemplo, la labor de
hubiera sido posible sin la existencia e intenso trabajo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
de las respectivas Comisiones de la Verdad.20 (CIDH) o la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos ha ejercido presión “desde afuera” que ha permiti-
3. Paralelamente, la existencia de una férrea volun- do la apertura de espacios internos de cara a la obten-
tad política es clave. No siempre ha estado presente o ha ción de procesos y condenas contra dictadores y
tenido que hacer concesiones en defensa de la fragilidad mandatarios. Aunque es muy importante señalar que la
democrática posdictatorial (Argentina y Uruguay son actividad internacional no puede provocar el cambio a
dos claros exponentes). Diversos sectores —políticos e menos que existan condiciones domésticas mínimas.
intelectuales— concluyen que el inicio de juicios como
los analizados constituían un factor desestabilizador en 6. Asimismo, en el panorama internacional, cabe des-
las recientes democracias de la región y deberían ser evi- tacar ciertos “hitos” que han abierto y acelerado la revi-
tados. Por ello, algunos casos que surgieron como ejem- talización de la justicia: a) el establecimiento de tribuna-
plos pioneros desembocaron paradójicamente en lo les internacionales tras las sucesos como los de la ex
contrario, en contra-ejemplos. Casos como el del go- Yugoslavia o Ruanda; b) la adopción en 1998 del Trata-
bierno de Tabaré Vázquez en Uruguay o Kirchner en do de Roma por parte de la Asamblea General de las Na-
Argentina son casos a considerar y que pretenden cam- ciones Unidas, que condujo al establecimiento de la Cor-
biar esta tendencia. te Penal Internacional en 2002; c) el arresto, en 1998, del
General Augusto Pinochet en Londres, el que implicó la
4. Las lecciones aprendidas de casos como el argen- reafirmación del concepto de jurisdicción universal.21
tino y similares, han llevado a la conceptualización de
un cambio de modelo. Los casos que sucedieron a la ex- 7. Asimismo, puede hablarse de una “globalización
periencia argentina buscaron, conocedores de los ries- de la justicia” o de un “efecto contagio” entre países en
gos asumidos, la verdad pero no de justicia. Los nuevos el momento de emprender iniciativas.22 La existencia
gobiernos en estos países abrazaron la idea de comisio- de precedentes genera una masa crítica que favorece la
nes de la verdad con una función investigadora, pero ruptura de barreras existentes y el avance de los casos.
no arriesgaron sus recién recuperadas democracias juz-
gando a los responsables de abusos. Dentro de este mo-
delo, llegar a la verdad se convertía en el elemento cen- LOS DESAFÍOS DE UN FUTURO PRESENTE
tral de reconciliación. En la actualidad, en cambio, han
surgido, en América Latina y en todo el mundo, nue- Al margen de efectos puntuales —en el sentido “nacio-
vas demandas por responsabilidad basadas en un “mo- nal” de la expresión— que los diversos procesos han
delo integral” de justicia que incluye no sólo la verdad aportado (condenas, reparaciones, etcétera) pueden
y la justicia, sino también reparaciones y reformas. Un apuntarse una serie de impactos, tal vez no tan eviden-
hecho que se ha valido también de la mayor solidez ac-
tual de las instituciones democráticas. 21 A nivel nacional cabe destacar que, entre el arresto de Pino-

chet en octubre de 1998 y su retorno a Chile en marzo del 2000, se


presentaron más de 300 nuevas denuncias penales por crímenes de
lesa humanidad y otras graves violaciones a los derechos humanos
por crímenes cometidos durante la dictadura militar desembocó en (Youngers y Burt, 2008).
un aumento de las actividades en favor de la justicia. 22 Por ejemplo, el arresto de Pinochet en Londres en 1998 tu-
20 Un ejemplo es el caso de Perú donde en el año de 2003, la vo un efecto inmediato en Argentina con el arresto de Emilio Mas-
Comisión de la Verdad y la Reconciliación entregó un informe fi- sera en Buenos Aires y, una semana después, el ex general Jorge Ra-
nal sobre el que se basa la sentencia contra Fujimori. fael Videla fue detenido también.

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tes, y cuya influencia es, geográficamente, más extensa. marcha y los antecedentes existentes para promover re-
En primer lugar, procesos como los detallados, espe- formas significativas en los contenidos del marco legal,
cíficamente los más recientes, son un refuerzo de pri- el funcionamiento del poder judicial y seguir fortale-
mer orden para las instituciones democráticas y se ciendo el Estado de derecho, en general, para permitir
constituyen como medidas preventivas en relación a ac- una respuesta adecuada a situaciones del pasado, y ase-
ciones en contra de las mismas y que proliferaron en un gurar el respeto a los derechos humanos en el futuro.
pasado no lejano (golpes de Estado y las consecuentes Hablar de derechos humanos en América Latina es
dictaduras). Paralelamente, demuestran que, a pesar de referirse aún a retos del pasado que siguen manifestán-
las dificultades, la impunidad puede y debe vencerse a dose en el presente como parte de los desafíos que en-
través de la Ley y los tribunales. frentan los procesos democratizadores en la región. El
En segundo lugar, la mejora de la confianza de la trayecto a recorrer en muchos países de la región es aún
ciudadanía en el desempeño y la confianza en el poder muy largo, pero casos como los analizados demuestran
judicial. Pero aún queda mucho camino por recorrer en que los avances son posibles, las mejoras factibles y la
este terreno. Según datos del Informe Latinobarómetro justicia una realidad al tiempo que todos ellos son el
de 2006, el poder judicial presentaba un desempeño de- mejor incentivo para no detener la inflexión que se
ficitario; sólo un 38 por ciento de los encuestados en la anunciaba al inicio de estas páginas. 
región lo calificaban de bueno. Este dato se encuentra
directamente correlacionado con el nivel de confianza
que alcanzaba el poder judicial ese año y que era de 36 REFERENCIAS
por ciento de media para la región, el valor más alto re-
gistrado desde el año 1996. En cambio, este nivel de Castro, P. (2007), “El caudillismo en América Latina
confianza en el poder judicial, según el mismo informe, ayer y hoy”, Política y cultura, núm. 27.
fue de 30 por ciento en 2007, el valor más bajo desde Corporación Latinobarómetro (2007), Informe 2007,
2003. En este sentido, es importante mejorar esta vola- Santiago de Chile, Latinobarómetro.
tilidad en la medida en que el aumento de la confianza Corporación Latinobarómetro (2006), Informe 2006,
social en las instituciones disminuye la sensación de Santiago de Chile, Latinobarómetro.
impunidad. Human Rights Watch (2009), World Report.
En tercer lugar, casos como el reciente proceso a Fu- Huntington, S. (1994), La Tercera ola. La democratiza-
jimori, y los anteriores, afirman una creciente indepen- ción a finales del siglo XX. Barcelona, Paidós.
dencia del poder judicial al demostrar que éste es capaz Mendez, J. y J. Mariezcurrena (2000), “Human Rights
de resolver un caso tan complejo como ha sido el de un In Latin America And The Caribbean. A Regional
ex jefe de Estado. Lo que al mismo tiempo supone una Perspective”, A paper submitted to the Human De-
prueba adicional de la existencia y eficacia del Estado velopment Report 2000: “Human Rights and Hu-
de derecho y de la satisfacción de la ciudadanía con el man Development”.
proceso y sus resultados. Simultáneamente, la sentencia Oettler, A. (2004), “El agujón de la verdad. Sobre la his-
de Fujimori puede abrir, de manera definitiva, un nue- toria y el futuro de las comisiones de la verdad en
vo ciclo en el que la impunidad dé paso a la apertura de América Latina”, Lateinamerika Analysen, núm. 9,
procesos judiciales a los responsables por los delitos del octubre.
pasado a través de tribunales domésticos y que estos de- Roxin, C. (2000), Autoría y dominio del hecho en Dere-
ben ser el principal recurso para ello. cho Penal, Barcelona, Marcial Pons.
A pesar de los logros, es necesario seguir avanzando Teitel, R. (2003). “Transitional Justice Genealogy”,
en diversos frentes; entre ellos, resulta clave: a) abrir Harvard Human Rights Journal, vol. 16, primavera.
nuevos procesos y acelerar aquellos en marcha con el Youngers, C. y J. Burt (2008), Tribunales de Derechos
objetivo de obtener “mejores” sentencias ante casos Humanos en América Latina. El juicio a Fujimori en
abiertos y desembocar en una mayor legitimidad y cre- perspectiva comparada, Washington D.C., Centro
dibilidad del proceso; b) aprovechar los procesos en para Estudios Globales-Universidad George Mason.

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Élisabeth
Roudinesco:
“LA DEMOCRACIA
PROTEGE LA INTIMIDAD
Y SALVAGUARDA EL PLACER”

Entrevista realizada por Israel Covarrubias*

H
istoriadora y psicoanalista francesa, Élisabeth res, Siglo XXI, 2005); la entrevista a Jacques Derrida Y
Roudinesco es desde mediados de los años no- mañana qué… (Buenos Aires, FCE, 2003); Lacan: esbo-
venta del siglo XX una de las principales pole- zo de una vida. Historia de un sistema de pensamiento
mistas y promotoras en el debate sobre la adopción de hi- (Buenos Aires, FCE, 1994); y La batalla de los cien años.
jos por parte de parejas homosexuales, la laicidad y la Historia del psicoanálisis en Francia, 3 vols. (Madrid,
bioética. Alumna de Michel de Certeau, Gilles Deleuze y Fundamentos, 1993).
Michel Foucault, en la actualidad enseña historia en la
Universidad de París VII-Denis Diderot. Además, ha sido —Usted recientemente ha discutido sobre el lugar que
Directora de estudios y catedrática en la École Practique ocupa el mal y la perversión en las sociedades liberal-de-
des Hautes Études en Sciences Sociales (1992-1996). Fue mocráticas. Tal pareciera que con ello lo que nos propone
colaboradora regular del periódico Libération y actual- es discutir desde otro orden de inteligibilidad la siempre
mente lo es del periódico Le Monde. Entre sus múltiples conflictiva y nunca alcanzada relación, desde un punto de
obras se encuentran Nuestro lado oscuro. Una historia vista moderno y también posmoderno, entre gobierno (en
de los perversos (Barcelona, Anagrama, 2009); con Mi- su noción de Estado-ley) y soberanía (que correspondería,
chel Plon, Diccionario de psicoanálisis (Buenos Aires, tal parece, al orden del sujeto y su libertad). Entonces, es-
Paidós, 2008); La familia en desorden (México, FCE, to nos llevaría a reflexionar y problematizar el estatuto que
2006); El paciente, el terapeuta y el Estado (Buenos Ai- juega la justicia —recordando a Job y los orígenes del mal:
“un justo que sufre”— a partir de indicar un mínimo de
* Director editorial de Metapolítica. Deseo expresar mi agrade-
su universo “posible” en el interior de los Estados democrá-
cimiento al Colegio de Saberes de la Ciudad de México, y particu-
ticos. De ser así, parafraseando su libro-entrevista con Jac-
larmente a Germán Plascencia y María Laura Sierra la invitación ques Derrida, Y mañana qué… ¿cuál sería el mañana de
para realizar la presente entrevista. la democracia y la justicia?

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SOCIEDAD ABIERTA | ISRAEL COVARRUBIAS

—Jacques Derrida y yo coincidíamos con esta pre- rostro humano y no lo logra. Es una pena, pero es el
gunta. Sin embargo, debo decir que la democracia no mismo movimiento. El riesgo evidentemente es que se
es un imposible. De hecho, la democracia es el único puede regresar a la dictadura.
sistema político posible, pero es tan frágil que se debe Por lo tanto, los regímenes democráticos y el Esta-
ser reinventado permanentemente. Por otro lado, en los do de derecho siempre son los más difíciles de mante-
sistemas no democráticos, en todas sus variantes (la dic- ner; son los más fragilizados porque entran en contra-
tadura estalinista, los nazismos, las dictaduras religio- dicción con las demandas de certeza del pueblo. En la
sas, los sistemas teológicos, etcétera), son sistemas polí- democracia, todo es puesto en cuestión. Por ejemplo, la
ticos mucho más simples, diría extremadamente prensa es libre, lo que evidentemente conlleva el peligro
simples: no hay libertad, dado que el sujeto se encuen- de ponernos en el otro extremo: esta formidable liber-
tra limitado, la verdad es tad puede volverse explo-
una y, por ende, no son tación. Es decir, nadie se
sistemas políticos frágiles. encuentra en grado de
Pero, en realidad, lo oponérsele democrática-
que mundialmente ve- mente a la libertad extre-
mos en el interior de di- ma de la prensa. Por ello,
chos sistemas, es que as- el problema es otro: en
piran a otra cosa, tanto el las democracias se puede
pueblo como el sistema decir lo que sea, su difu-
político. Tomemos algu- sión alcanza cada vez un
nos ejemplos. Los chinos, número mayor de ciuda-
con los sucesos de la pla- danos, se difunde por in-
za de Tiananmen, se lan- ternet, donde, por cierto,
zan enarbolando a la Re- la información siempre
volución francesa, con los resulta ser —en extre-
derechos del hombre. Se mo— subjetiva.
dice que las diferencias
culturales hicieron que —Esto quiere decir que
los chinos no fueran ca- nos estaríamos aproximan-
paces de acceder política- do al surgimiento de un ré-
mente a Occidente, al gimen nuevo donde siempre
grado de encontrarse im- existirá una necesidad insu-
posibilitados para aban- perable de inventar a un
derar la noción de los de- Otro absoluto, en este caso
rechos del hombre —que la extrema libertad de la
Foto: Arturo Talavera
vienen precisamente de prensa y la imposibilidad de
Occidente—, pero lo que algún tipo de oposición, in-
manifestaron fue un deseo de democracia. Segundo cluso democrática, a ella. Al respecto, de los efectos de la co-
ejemplo: Irán. Se pensaba que su régimen era definiti- municación democrática, ¿estaríamos hablando de una suer-
vo, pero de pronto hace algunos meses aparece una de- te, como usted la llama, de “tiranía de la confesión”?
manda de democracia, lo que en su interior se traduce
en un conflicto de islamistas moderados contra islamis- —Si, es la tiranía de la confesión y también la pér-
tas radicales. Quizá este hecho no importa. En cual- dida de lo universal de la ciencia y la racionalidad con
quier caso, lo que sí importa es que esto se inicia así y relación a lo irracional, es la pérdida de la idea de sobe-
después arrastra todo lo demás. Tercer ejemplo: la ranía. Derrida decía que esta pérdida no era importan-
transformación del régimen estalinista en el periodo de te, que no era nada, ya que se deconstruía para poste-
Gorvachov. Los cambios se realizaron desde el interior, riormente construir cualquier cosa. Sin embargo, con
Gorvachov piensa que puede salvar el socialismo con ello no se puede establecer un diálogo, ya que no es po-

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ENTREVISTA A ÉLISABETH ROUDINESCO | SOCIEDAD ABIERTA

sible deconstruir al infinito. Al final, el peligro de esta las veces la transparencia tiene una utilidad.
condición —y Derrida lo sabía— es que la deconstruc- Ahora bien, ¿cómo combatir los excesos? En efecto,
ción al infinito es la pérdida total de la comunidad en el a través del derecho. El derecho redefine y asegura los
pensamiento. Al mismo tiempo, es paradójicamente lo derechos del sujeto a una intimidad que, por medio de
que le da fuerza, y eso es lo que me acercó a Derrida — reglas no muy rigurosas, posibilita la preservación de la
a pesar de que no soy derridiana—. Me gusta mucho la vida intima. En esta materia, estamos más adelantados
idea de la fragilidad permanente de la democracia y la en Europa que en Estados Unidos, ya que la tiranía de
fragilidad de la herencia; la idea de que para ser fiel a la la transparencia es mayor en los países puritanos, por-
herencia tienes que ser infiel, eso es formidable. Por que es herencia del puritanismo conocer el alma. Re-
ejemplo, para el psicoanálisis es absolutamente verdade- cordemos el affaire de Bill Clinton con Lewinsky; en
ro, pero también para todos los pensadores, para el pen- Francia y Europa no sería posible mirar todo lo que su-
samiento revolucionario más que para el dogmático. cedió con este escándalo en Estados Unidos, ya que el
derecho protege la intimidad y salvaguarda el placer. En
—En este sentido, frente al lado visible y obsesivo de la cambio, el puritanismo cree que se tiene que develar to-
política democrática (con la insistencia por conocerlo todo das las esferas de la vida. Además, también se opone al
a partir de la lógica de la transparencia), ¿no estaríamos freudismo, porque Freud pensaba que es posible aclarar
presenciando un derrumbe de las libertades que precisa- la consciencia, aclarar el interior del sujeto pero no al
mente son uno de los fundamentos de la democracia y de sujeto en sí a partir de la confesión pública. En pocas
la vida compartida en nuestros días? palabras, la confesión pública es una herencia puritana
y ligada a los excesos del capitalismo de mercado, es
—Seguro, estaríamos hablando de una tiranía de la una perversión del capitalismo.
transparencia. Sin embargo, repito, por un lado es cier-
to que la transparencia sin límites termina en dictadura —Por consiguiente, ¿nos estaríamos dirigiendo hacia
de la transparencia y, por otro, estamos en un momen- una especie de control comunicativo y metapolítico del
to histórico en el cual no nos podemos oponer frontal- cuerpo, los afectos y la subjetividad, que podría señalar
mente a ella. Yo no formo parte de lo que sucedió no ha- una suerte de “nueva teología política”? De hecho, ¿se po-
ce mucho tiempo en Francia —aunque también en dría concebir a la democracia como una nueva religión
otros lados—: los nuevos arquitectos o “reconstructores” desde el momento en que estamos asistiendo a la descone-
de la soberanía que dicen que en la actualidad todo se xión casi completa entre vida privada y vida pública?
vale por el hecho de asistir al colapso de la figura del pa-
dre, de la familia, como hasta hace muy poco tiempo las —Si, el exceso de la transparencia puede atraer nue-
conocíamos. El peligro de ello radica en pretender re- vas tiranías. Sin embargo, debo decir que yo pienso que
construir las antiguas soberanías: la nación, el padre, et- la humanidad no va hacia la catástrofe definitiva. En es-
cétera. Sucedió en Francia, donde hoy tenemos conser- te sentido, estoy completamente en desacuerdo con los
vadores de izquierda criticando el exceso de filósofos del fin de la historia. Por ejemplo, Francis Fu-
liberalización de la transparencia y pidiendo el regreso al kuyama, había anunciado el fin del hombre, el fin de la
pasado. Consideran que los padres no deben autorizar a lucha de clases, el fin del conflicto y nada de esto ocu-
los niños ver a televisión porque es muy estúpida, y ade- rrió. ¿Hacia dónde nos dirigimos? Si partimos de la
más existe muchísima transparencia ¡Esto no puede ser constatación de que nadie previó la crisis financiera ac-
posible! No se pueden prohibir cosas de este tipo. Aho- tual, nadie advirtió sobre los sucesos del World Trade
ra bien, no hay que olvidar que la transparencia demo- Center en 2001, entonces, de lo que estamos imposibi-
crática prohíbe cosas como Auswichtz o Guantánamo, litados en la actualidad es de prever el futuro.
ya que enseguida lo sabemos todo. En Francia, en la Déjeme le cuento una anécdota personal. El libro
guerra de Argelia hubo tortura y no se sabía… Hoy, si de la entrevista con Derrida lo realizamos en mayo de
hay tortura en algún lugar del mundo, en un país de- 2000. Lo transcribimos durante el resto del año, y salió
mocrático lo sabemos, todo el planeta lo sabe. Todos finalmente a librerías el 11 de septiembre de 2001 (11-
conocieron en escala global las filmaciones y fotos de la S), con un título más que relacionado con el 11-S: Y
tortura de Guantánamo. De este modo, la mayoría de mañana qué… Es una anécdota fascinante, ya que en

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SOCIEDAD ABIERTA | ISRAEL COVARRUBIAS

ese momento Derrida se encontraba en China y yo es- Unidos y en Francia aún nos encontramos atravesados —
taba en París. Habíamos previsto que a la salida del li- no sé si así se percibió en América latina— por la ola del
bro, yo haría las entrevistas con la prensa en Francia y conservadurismo y el triunfo de los peores conservadores
que al regreso de Derrida de China, más o menos por que desató la caída del muro de Berlín y el fin del estali-
el 20 de octubre de 2001, haríamos juntos la presenta- nismo. Es decir, al término del estalinismo el conservadu-
ción a los medios de comunicación. Todo se canceló. El rismo gozó con el fin de la revolución, el fin del comunis-
11-S cambió completamente nuestros propósitos. Si mo, el fin de la idea de la lucha de clases. Para mí, fue una
bien no cambió la naturaleza del libro —que ya estaba cosa terrible, ya que estoy apegada a los ideales de la Re-
escrito—, sí su recepción, en particular, en el entorno volución francesa. En Estados Unidos, fue tremenda la
inmediato de Francia. En las entrevistas, súbitamente ola de conservadurismo, de odio al pueblo, de odio a la li-
surgieron las preguntas en el sentido de que si había- bertad. El combate conservador de Bush fue la encarna-
mos previsto los eventos del 11-S. Todos los medios de ción del mundo oscurantista, en particular, con los países
comunicación me preguntaban mi opinión sobre el fu- islámicos y la crisis económica. Hoy, volvemos a hablar de
turo —evidentemente también sobre el 11-S—. El li- lucha de clases y de Marx, sobre el cual precisamente De-
bro se transformó, ya que no fue comentado por sus rrida escribiría un libro que a mí me gusta mucho, por-
contenidos, sino que a través del cristal del 11-S. En- que lo que me acerca a Derrida son los espectros de Marx.
tonces, si usted quiere, de acuerdo con la noción de En el libro de Derrida había algo… Soy una gran lectora
modernidad, seguramente dirán que en este momento de Víctor Hugo, así que en Espectros de Marx me encan-
el libro ya está caduco, y no es así. Al releerlo y al ha- ta la parte en la cual se habla de las barricadas, ya que es
blar con Derrida, lo que proponemos en el texto es que justo ahí donde Derrida se vuelve completamente políti-
todo lo que sucede no es previsible. Entonces, cuando co. De este modo, tenemos que el hombre político más
se me pregunta sobre dibujar el futuro, no, porque pre- admirado de nuestros días es Nelson Mandela, ya que vi-
cisamente todas las personas que anuncian el futuro se vió las peores cosas de la segregación racial; estuvo en la
equivocan. La humanidad siempre encuentra la solu- cárcel treinta años; cuando sale, busca la paz entre los ne-
ción para repensar la realidad. gros y los blancos, el fin apartheid, y sobre todo el ideal
democrático con el que dice que hay que responder a los
—Frente a un mundo cada vez más intolerable desde ingleses para hacer otras cosas.
el punto de vista de la economía, frente a la tentación de Hoy nos encontramos en una situación de contrape-
la exclusión comunitaria cada vez más recurrente, ¿qué sos. Desde hace veinticinco, quizá treinta años, estamos
habría que repensar y discutir, como oportunidad, de la en una situación de retorno al conservadurismo, a la par
democracia y de su porvenir más inmediato? Es decir, ¿qué de que subterráneamente las fuerzas de renovación regre-
sujetos, qué estrategias, qué horizontes, podríamos atisbar san. A veces da la impresión de que, en realidad, hacía fal-
para pensar la política de nuestro tiempo? ta la crisis económica para que se reaccionara y que a su
vez permitiera el regreso de la hipótesis revolucionaria.
—Si tomamos como ejemplo a la ecología, es verdad Mientras tanto, los progresistas —como yo—, durante el
que hay una crisis climática y que hay una necesidad ab- periodo del conservadurismo, nos ocupamos de los dere-
soluta de pensar políticas para salvar el planeta. Sin em- chos individuales, de la lucha de los homosexuales, de la
bargo, las catástrofes no se van a terminar. En efecto, la transformación de la familia, y cada vez menos de la lu-
lógica de la transparencia, que puede ser tiránica en el pla- cha de clases. En Francia, por ejemplo, la clase obrera se
no de la subjetividad, también puede ser útil cuando se la pasaba muy mal, a pesar de que existía una conciencia
toman en cuenta realidades como la ecología. Si observa- de la miseria mundial. Es, en ese momento histórico, que
mos las películas sobre los desastres vinculados a la conta- el progresismo se desplaza hacia la lucha por la defensa de
minación, no se piensa en tomar medidas para paliar o re- los derechos individuales y es justo ahí cuando el psicoa-
solver el problema. En este sentido, la democracia y el nálisis tenía mucho que decir, pero es cuando la mayoría
pensamiento siempre están comenzando, siempre están de los psicoanalistas se vuelven conservadores, extremada-
en movimiento. Por ello, tanto el progreso como las luces mente conservadores. El conservadurismo se les metió a
no se hacen presentes frente a estas realidades. El oscuran- la cabeza, donde uno de sus rasgos centrales es lo que lla-
tismo siempre regresa. En el momento actual, en Estados mo un conservadurismo de izquierda.

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ENTREVISTA A ÉLISABETH ROUDINESCO | SOCIEDAD ABIERTA

Entonces, lo que nos falta para pensar la renovación nización de distintas posiciones éticas frente a la gramáti-
democrática es entender que las antiguas formas de le- ca de la injusticia de los Estados?
gitimidad y organización, heredadas del comunismo,
ya no sirven. La reconstrucción idéntica del pasado no —En primer lugar, no me gustan los comités de éti-
funciona, el viejo marxismo tampoco. Eso se encuentra ca. Aunque es cierto que el hecho de que existan comités
en todos lados cuando vemos el estado actual de las co- de ética para todo y tribunales internacionales por todos
sas —creo que pasa lo mismo en México—: es innega- lados es ya un signo de algo. Estoy convencida de que los
ble la crisis profunda de la izquierda. En Francia, a la pueblos están obligados a juzgar a sus dictadores, no es
derecha le sucede algo análogo a lo que pasa en Italia: un problema internacional. Sin embargo, pasa lo contra-
tenemos una derecha extraña, donde hay una ruptura rio. Lo que sucede con los comités de ética (los biológi-
en su interior porque no hay vínculo alguno entre Ni- cos, los del uso de internet, los del respeto a los derechos
colas Sarkozy y Jacques Chirac. Sarkozy es muy cerca- de los animales, etcétera) es que están obligados a mez-
no al ultra-liberalismo y Chirac es más de la derecha clarse con otros lugares: es fundamental no dejar que es-
clásica. Lo que es nuevo en Francia es la caída de la tos nuevos terrenos sean ocupados por las fuerzas conser-
alianza entre el comunismo histórico y el gaullismo en la vadoras, hay que apropiarse de ellos, ocuparlos y ser
resistencia al nazismo. Eso se acabó. Desde que Sarkozy críticos. Por ejemplo, en mi experiencia personal lo hice.
está en el poder, es la primera vez que en Francia un Pre- Fui miembro del Partido Comunista Francés, de 1962 a
sidente de la república es inculto y, además, reivindica la 1979. No reniego de ello, pues era un comunismo social-
incultura. En Francia eso está prohibido, ya que todo demócrata, lo que sí reprocho a mis camaradas trotskis-
presidente que quiera ser respetado debe ser culto. tas, maoístas o marxistas dogmáticos, es que había algo
Es un viraje radical de la derecha francesa en la ac- que no funcionaba y nunca se ocuparon de ello: olvida-
tualidad. No pasaba. Por ejemplo, Georges Pompidou ron y negaron las tradiciones, los cambios en la sexuali-
y Charles De Gaulle fueron cultos; Jacques Chirac es dad, etcétera, y de esto es justamente de lo que se ocu-
muy culto, Dominique de Villepin también. François pan los comités de ética y los tribunales internacionales.
Mitterrand lo fue. Han leído nuestra literatura, cono- Esa izquierda siguió empecinada con la idea de que todo
cen el pensamiento francés. Sarkozy apenas realizó es- era cuestión burguesa y capitalista. Por lo tanto, es nece-
tudios, no tiene cultura y, sobre todo, se vanagloria de sario apropiarse de este tipo de cosas. Hay que respetar
ello. De este modo, estamos en un periodo de decons- las identidades de los pueblos, hay que pensar en los de-
trucción y reconstrucción de un mundo nuevo. Pienso rechos del hombre y, al mismo tiempo, observar que és-
que hay una fractura: el 11-S fue un evento mayor; tam- tos últimos no se pueden plasmar con la fuerza de los
bién el 89 con la caída del muro y, hoy, con la crisis del tanques y metralletas. Todo el mundo estaba convencido
capitalismo, ha regresado la idea de la transformación. de que el régimen iraquí era espantoso, pero yo no estu-
Tal parece que hay algo nuevo por aparecer. ve de acuerdo con la intervención militar, ya que era pe-
or. Hay que tener claro que les podemos ayudar, pero no
—Para terminar, ¿cuál es entonces el lugar de la orga- se puede intervenir militarmente. 

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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DEBATES

El BiCentenario
¿HISTORIA PARA QUÉ?

En los años más recientes, 2010 se ha vuelto una estación temporal paradigmática en la política mexicana, pe-
ro también para la sociedad y la cultura de nuestro país. Para algunos sectores de la opinión pública, 2010 pue-
de representar un año axial en la medida de sugerir la fuerte línea histórica de continuidad que nuestro país ma-
nifiesta: en 1810 fue la Independencia; en 1910 fue la Revolución; en 2010, puede ser un punto de quiebra
igualmente radical… Para otros, a pesar de la compleja y crítica situación actual de nuestro país, 2010 es un año
axial en otro sentido: recuperar la herencia que le dio vida a México como nación independiente para proyec-
tar, en medio de la desgracia social y económica, un porvenir distinto. Tanto una como otra concepción no de-
jan de señalar, en mayor o menor medida -dependiendo la adscripción a una u otra orilla de ese océano de pa-
siones y desgracias-, un elemento de base que permea todo el horizonte nacional: nuestro país ha perdido las
principales directrices de convivencia y coexistencia que edificó históricamente entre los distintos grupos socia-
les, entre los ciudadanos y en sus confrontaciones con el Estado y las instituciones públicas.
Por consiguiente, 2010 debería ser pensado como un momento irrepetible de relectura y reescritura de nues-
tro pasado, si se logra tejer una narrativa histórica que señale claramente los fracasos, contradicciones y mito-
logías que en 200 años se han construido alrededor de las ideas de patria, Estado y nación. En particular, por-
que tanto 1810 como 1910, y ahora 2010, corroboran un hecho incuestionable desde el punto de vista de la
nueva historiográfica mexicana que a partir de este año nacerá: es imposible en la actualidad enmarcar la defi-
nición de la nación y de sus problemas en una simple enumeración de criterios de unidad. Es decir, 2010 po-
dría aproximarnos de una vez por todas a la confirmación del lugar histórico que México ocuparía a partir de
1810, pero también a comprender el lugar donde hoy estamos parados, qué hemos perdido y qué hemos gana-
do, para poder hablar como nación desde un nuevo lugar que se volverá común en la medida en que podamos
reconocer las profundas diferencias que llevamos a cuestas, así como saber si todavía es vigente seguir hablan-
do de un “nosotros” auténticamente mexicano.
Por tal motivo, Metapolítica ofrece en esta entrega una serie de artículos que van dirigidos precisamente a discutir
—hoy en 2010— las herencias y la memoria histórica de México, con particular atención a 1810 y 1910. De este
modo, Juan Ortiz Escamilla abre la sección abordando la disyuntiva de festejar o conmemorar la Independencia que
oficialmente inicia en 1810. Para el autor, ambas cosas son necesarias. Sin embargo, nos advierte: “Lo que sí debemos
tener presente es que este tipo de situaciones emergen ante la desesperanza de los habitantes de resolver por la vía jurí-
dica y/o pacífica conflictos que por cuestiones políticas y económicas comprometen y arrastran a todos por igual”. Por
su parte, Erika Pani ensaya una aproximación, sugerente y original, acerca de algunos de los problemas centrales que
produjo la Independencia de México respecto a las maneras bajo las cuales se pensaba y vivía la legitimidad y la orga-
nización del poder político, a partir de confrontar el caso de la Nueva España frente al proceso paradigmático de inde-
pendencia de las 13 colonias británicas en Norteamérica. Después, Gabriel Torres Puga pone particular énfasis en la for-
mación nacional de la opinión pública, como detonante de la lucha por la Independencia. En este sentido, sugiere que
los libelos y los papeles manuscritos fueron los lugares naturales donde inició la producción de una opinión pública, re-
lacionados inextricablemente a la oralidad y no a la palabra escrita, y donde puede observarse hoy la crisis de la autori-
dad del antiguo régimen. Sobre 1910 y la Revolución, Pedro Salmerón nos ofrece una radiografía de los modos parti-
culares de formación de los ejércitos (“ciudadanos armados”) y de la posición privilegiada que ocuparían en el conflicto,
a partir de la centralidad de sus liderazgos. Para terminar, Felipe Arturo Ávila Espinosa, nos propone desmitificar por
lo menos 10 lugares recurrentes acerca del zapatismo. En particular, dice el autor, porque “El zapatismo es, sin duda,
uno de los movimientos sociales y políticos fundamentales para entender no sólo la Revolución mexicana sino también
la historia política del México posrevolucionario, particularmente la cuestión agraria y las relaciones del Estado corpo-
rativo surgido de la Revolución con el movimiento campesino”. Estas cinco miradas dan al dossier, coordinado por Ariel
Rodríguez Kuri (El Colegio de México), una interesante perspectiva de reflexión que Metapolítica comparte con sus lec-
tores en este inicio de conmemoraciones y ajustes históricos, centenarios y bicentenarios.
1810:
¿FESTEJAR O CONMEMORAR?

Juan Ortiz Escamilla*

L
os mexicanos, ¿debemos festejar o conmemorar de contenido ideológico a dichos cambios, y sentaron
el 16 de septiembre? Ambas cosas. Festejar for- las bases del futuro Estado mexicano. La guerra y las
ma parte de una tradición de casi 200 años. Des- constituciones dieron paso a la conformación de una
de 1815, los insurgentes eligieron esta fecha para celebrar nueva cultura ligada al uso de las armas y a nuevas for-
el día en que se dio la “voz de independencia” en Méxi- mas de participación política.
co. Luego, el 4 de diciembre de 1824, el primer Congre- ¿Cuáles fueron los motivos que obligaron a miles de
so General la ratificó por ser el aniversario del “primer novohispanos (y al poco tiempo mexicanos), que en su
grito de independencia”. Desde entonces, año con año mayoría eran pobres del campo y de los centros urba-
los mexicanos han convertido la conmemoración en una nos, para hacer justicia por su propia mano? En primer
fiesta, la fiesta de la nación mexicana, por lo que no se lugar se destaca la incapacidad y poca sensibilidad de la
debe, ni se puede, cambiar el sentido que tiene ahora. clase gobernante (monarcas, virreyes, audiencias, inten-
También hay que conmemorar, es decir, traer a dentes y subdelegados) para atender las demandas so-
nuestra memoria las causas y efectos de esta guerra. A ciales relacionadas con los problemas económicos, so-
partir de los estudios recientes, los historiadores tene- ciales y políticos. El hartazgo del pueblo fue tal que se
mos la obligación y estamos en condiciones de explicar lanzó en masa contra el tirano, es decir, la clase gober-
dicho suceso en términos amplios al estudiar, además nante coludida con los grandes propietarios.
del desempeño de los líderes de la Revolución, a los En segundo lugar, la pauperización de las clases me-
partidarios de la contrainsurgencia o realistas, a las oli- dias provocada por la llamada “consolidación de vales
garquías, a los indígenas, a las castas, a las mujeres, a los reales”. En 1804 el monarca ordenó que los bienes hipo-
niños y a los extranjeros. Tampoco podemos dejar de tecados a favor del clero fueran rematados y las utilida-
lado los cambios provocados por la guerra en las estruc- des remitidas a la península para financiar la guerra que
turas militares, político-administrativas, sociales y eco- España libraba contra Inglaterra. Por esta disposición
nómicas. La guerra trastocó y en varios aspectos destru- muchos propietarios perdieron sus bienes. Tampoco de-
yó el orden virreinal. En los territorios controlados bemos olvidar los donativos y préstamos forzosos para el
tanto por insurgentes como por realistas, ambos diseña- mismo fin; el abuso de los servidores reales (como los
ron sus propios modelos de organización militar y po- subdelegados) con las comunidades indígenas que sin su
lítica a nivel local y regional. Por otro lado, las consti- consentimiento arrendaban sus tierras, y de las argucias
tuciones española (1812) y mexicana (1814) nutrieron legales para que éstas no pudieran disponer de los fon-
dos guardados en las llamadas cajas de comunidad. So-
* Universidad Veracruzana. Agradezco los comentarios de Ariel bre los indios y castas también pesaba el “pago de tribu-
Rodríguez, José Antonio Serrano y Manuel Chust. to”, equivalente a un peso anual por cabeza de familia.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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1810: ¿FESTEJAR O CONMEMORAR? | DEBATES

Otros sectores novohispanos debían pagar el diezmo y la existe un mínimo de equilibrio entre ambas fuerzas. En
alcabala. Por si fuera poco, los años de 1807 a 1810 fue- ellas domina la brutalidad y la crueldad. Como no pue-
ron terriblemente secos y afectaron a toda la producción den destruirse fácilmente, se dedican a vejar, a extorsio-
agrícola, con la consecuente alza de precio y especula- nar y a saquear a la indefensa población civil.
ción de productos (Florescano y Swan, 1995, p. 56). Quien mejor entendió y explicó el significado de la
A la crisis económica se sumaron las demandas de guerra de 1810 fue el obispo electo de Michoacán, Ma-
tipo social y político. En mayo de 1810, el obispo elec- nuel Abad y Queipo. Para él se trataba de “uno de esos
to de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, informó fenómenos extraordinarios que se producen de cuando
que la sociedad novohispana se encontraba dividida por en cuando en los siglos, sin prototipo ni analogía en la
el ardiente deseo de independencia, el cual se había historia de los sucesos precedentes. Reúne todos los ca-
planteado una vez conocida la noticia de que los fran- racteres de la iniquidad, de la perfidia y de la infamia.
ceses habían ocupado la península y habían obligado a Es esencialmente anárquica, destructiva de los fines que
los monarcas borbones, quienes eran la fuente de legi- se propone y de todos los lazos sociales”. En este con-
timidad del orden virreinal, a abdicar a favor de la fa- texto, debemos destacar dos elementos principales de
milia Bonaparte. Para evitar esta catástrofe, el obispo los insurgentes. En primer lugar, la ausencia de un lide-
recomendó suspender el préstamo forzoso de los cua- razgo único que coordinara las acciones de guerra y
renta millones de pesos impuesto a los territorios ame- condujera a los soldados hacia el objetivo principal que
ricanos; dictar leyes para lograr la igualdad social de los era la toma del poder virreinal. Las partidas de rebeldes
hombres libres; establecer la libertad de cultivo, el libre se multiplicaron de acuerdo al número de regiones que
comercio y la apertura de puertos al comercio interna- conformaban la Nueva España y la mayoría de las veces
cional. También propuso que el nuevo virrey designado no reconocieron a autoridad superior alguna. Estos
para la Nueva España fuera un militar, “inteligente, grupos armados, por lo general permanecían estaciona-
recto, activo y enérgico”, el cual debía llegar acompaña- dos en un territorio determinado. En segundo lugar,
do de un contingente respetable de tropa bien armada cada jefe y grupo armado justificaron sus actos utilizan-
y disciplinada. Como la Nueva España carecía de arma- do múltiples argumentos: había quienes luchaban por
mento, había que traerlo de Europa, lo mismo que ope- la independencia de México; otros se movilizaron ante
rarios de Sevilla para la construcción de cañones. el supuesto peligro de su fe y sus creencias; unos más
Antes del llamado “grito de Dolores”, los criollos de simplemente buscaban una mayor autonomía regional;
las provincias de Valladolid, Guanajuato, Nueva Galicia a veces dominaban las venganzas personales por agra-
y Querétaro, de manera secreta concibieron un levanta- vios del pasado, o eran seducidos por el saqueo y bene-
miento con milicianos americanos con la finalidad de ficio personal.
destruir al “ilegítimo gobierno virreinal” existente desde En la guerra de 1810, los insurgentes perdieron la
1808, el cual había sido impuesto por los españoles más oportunidad de consumar con éxito el plan que se ha-
poderosos de Nueva España. En su lugar, se formaría una bían propuesto, es decir, ocupar la capital para luego
junta nacional con la representación de los ayuntamien- formar un gobierno nacional. A pesar de haber organi-
tos del virreinato. También se propuso aprehender a to- zado gobiernos americanos en cinco provincias (Gua-
dos los peninsulares, expulsarlos de los territorios ameri- najuato, Valladolid, Nueva Galicia, Zacatecas y San
canos y confiscar sus bienes. Este proyecto perdió Luis Potosí) del virreinato y de haber derrotado a la
sentido en el momento en que el líder de la insurrección, principal fuerza de oposición en Monte de las Cruces,
don Miguel Hidalgo, incluyó en los planes militar a to- los insurgentes mostraron debilidad y falta de firmeza,
dos los americanos, sin importar su habilidad y destreza al no marchar sobre la ciudad de México, la cual se en-
en el arte de la guerra (Ortiz Escamilla, 1997). contraba a su paso. Los realistas simplemente aprove-
Se deben conmemorar los sucesos de 1810, porque charon las flaquezas e inexperiencia de sus oponentes
en la madrugada del 16 de septiembre no inició una para poner orden en las poblaciones en las que los re-
guerra por la independencia de México, sino que mar- beldes estaban destruyendo todo cuanto había a su pa-
có el inicio de una guerra civil. Waldmann (1999, pp. so. Cabe destacar que en esta guerra no hubo financia-
28-29) establece que en las guerras civiles uno de los miento del exterior, los combatientes se apropiaron de
bandos defiende a quienes ostentan el poder político, y los bienes que encontraron en su recorrido hasta ago-

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DEBATES | JUAN ORTIZ ESCAMILLA

tarlos. No importó que fueran propiedad del rey, de pie de lucha. Ni el romántico guerrillero Xavier Mina
particulares o de corporaciones civiles y religiosas. tuvo el tiempo suficiente para abastecer de armas a los
En sus inicios, la insurgencia fue encabezada por los rebeldes, y muchos de los que estaban en pie de lucha
criollos milicianos seguidos de los indios y de las castas se negaron a apoyarlo. El ejército colonial construyó el
en contra de los españoles peninsulares locales. Mientras mito de Mina para, ante una supuesta amenaza, inten-
tanto, como las tropas regulares del ejército apenas llega- sificar la represión sobre la población civil.
ban a 2 mil plazas, y como buena parte de los oficiales ya La estructura militar realista creada durante la gue-
no eran aptos para el servicio, se habilitaron nuevos ofi- rra con el “plan Calleja” fue la misma que Agustín de
ciales y fuerzas armadas para combatir a los alzados en las Iturbide empleó para iniciar, en Iguala, el levantamien-
siete intendencias no insurreccionadas. Ambos ejércitos to armado contra el reestablecimiento de la Constitu-
debieron construir su propio armamento ya que el exis- ción de 1812, la cual daba plena autonomía para su or-
tente era escaso y se encontraba resguardado en la forta- ganización política, fiscal, judicial y mejoras sociales, a
leza de San Carlos en Perote, muy lejos del teatro de la las doce intendencias ahora convertidas en diputacio-
guerra. Tras la reconquista realista de las ciudades, villas nes provinciales. Con esta disposición, las diputaciones
y pueblos, los criollos y la clase propietaria en general se se convertían en entidades independientes del gobierno
indultaron y se sumaron a los planes contrainsurgentes, de la ciudad de México, y sólo tenían que atender y res-
mientras que, buena parte de las castas y de los indios ponder de sus actos ante las Cortes de Madrid. El radi-
permanecieron fieles a la insurgencia. Mientras las tropas calismo autonómico provincial fue tan fuerte, que la
realistas controlaban la situación en algunas provincias, antigua Nueva España estuvo a punto de terminar pul-
el movimiento se extendía a otras, lo que prolongó la verizada en pequeños Estados independientes. El levan-
guerra civil por varios años. tamiento militar de Iturbide evitó la desintegración de
¿En qué momento inicia la guerra por la independen- un territorio que había tardado varios siglos en confor-
cia de México? No podemos negar que las principales marse bajo un mismo gobierno.
fuerzas insurgentes, es decir, primero Miguel Hidalgo, Ig- Para el éxito del pronunciamiento de Iguala, Iturbi-
nacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez, y des- de contó con la adhesión de los antiguos insurgentes
pués José María Morelos e Ignacio Rayón, luchaban por del sur, de las milicias provinciales y cívicas y de los
alcanzar la independencia. Sin embargo, los insurgentes ayuntamientos de villas y pueblos. Se trataba de orga-
tardaron tres años (6 de noviembre de 1813) en elaborar nizaciones militares y políticas que ya no representaban
y publicar la “Declaración de absoluta Independencia de los intereses de la monarquía española y sí de la mayor
esta América Septentrional”, en la cual hacían explícita la parte de los americanos. En cambio, los grupos de po-
ruptura total con la monarquía española. A partir de esta der regional representados en los ayuntamientos de las
fecha, la posición de los contendientes se radicalizó y au- ciudades y las diputaciones provinciales ya constituidas,
mentaron los enfrentamientos armados y de exterminio en principio se negaron a segundarlo por considerarlo
entre adversarios. El enfrentamiento armado y verbal en- contrario a los principios legales y constitucionales. An-
tre americanos y españoles se hizo más evidente en el mo- te la amenaza de destrucción de los recintos urbanos y
mento en que empezaron a llegar tropas peninsulares en de los saqueos y decomisos de bienes de opositores, au-
auxilio del gobierno colonial, aquellas que habían logra- toridades y vecinos se vieron obligados a aceptar las de-
do derrotar a los franceses en la península (Archer, 2005). mandas de los militares y juraron el acta.
Los regimientos y batallones expedicionarios fueron Mientras tanto, la mayoría de los oficiales y solda-
distribuidos en toda la Nueva España con la consigna dos peninsulares rechazaron el “plan reconciliador” por
de pacificar a los pueblos por medio del indulto, del considerarlo contrario a sus principios y honor. Opta-
otorgamiento de la ciudadanía, de la creación de ayun- ron por el armisticio y la rendición de las plazas para
tamientos en todas las poblaciones con más de mil al- luego embarcarse con rumbo a La Habana. Sólo las tro-
mas y de la conversión de las antiguas fuerzas insurgen- pas acantonadas en el puerto de Veracruz se negaron a
tes en compañías de patriotas. A partir de 1817 los ceder la isla de san Juan de Ulúa, desde donde matuvie-
indultos y asesinatos de jefes insurgentes fueron de lo ron comunicación con quienes estaban contrarios a la
más común. Sólo en el sur de México y en algunas re- independencia, los que en sus inicios habían apoyado a
giones de Veracruz grupos armados se mantuvieron en Iturbide y ahora le atacaban por considerarlo traidor a

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1810: ¿FESTEJAR O CONMEMORAR? | DEBATES

la causa que había encabezado. Éstos eran los grupos Victoria como candidato presidencial del primer gobier-
más poderosos y conservadores de México, entre los no independiente de México (Ortiz Escamilla, 2008).
que se encontraban los miembros del consulado de co- Los eventos aquí expuestos ofrecen otra visión sobre
merciantes de la capital, del tribunal de Minería y de el derecho y el gusto de festejar el bicentenario de la In-
los obispos de Valladolid, de Guadalajara, de Puebla, de dependencia, no importa si la fecha coincide con el ini-
Oaxaca y de Monterrey. Todos seriamente afectados en cio o con el final de la guerra. Lo que sí debemos tener
sus intereses por las políticas liberales de las Cortes. presente es que este tipo de situaciones emergen ante la
En los siguientes 16 meses, de libertador, Iturbide se desesperanza de los habitantes de resolver por la vía ju-
convirtió en tirano, en un emperador incapaz de conci- rídica y/o pacífica conflictos que por cuestiones políti-
liar los diversos intereses en pugna, y atender las de- cas y económicas comprometen y arrastran a todos por
mandas sociales y políticas de los mexicanos. Por esta igual. La guerra que inició en 1810, aun con sus exce-
razón perdió la confianza de los que antes le aclamaban. sos, condujo a la independencia de México, y en 1824
Contrario a lo que suele afirmarse, la guerra por la in- se adoptó el modelo de república como forma de go-
dependencia de México no terminó el 27 de septiembre bierno. Bajo el nuevo modelo de Estado, los mexicanos
de 1821, con la “entrada triunfal” de Iturbide a la ciu- alcanzaron los tan deseados derechos individuales ante
dad de México. Para esa fecha, las tropas españolas to- la ley, y la libertad de opinión, culto, comercio y culti-
davía mantenían ocupadas las plazas de Durango, Aca- vo. En cambio, los derechos ciudadanos, las formas de
pulco, Veracruz y San Juan de Ulúa. Las tres primeras representación, la organización político-administrativa
fueron liberadas en los siguientes meses, no así San de las provincias y las contribuciones que los habitan-
Juan de Ulúa. En 1821, en la provincia de Veracruz tes debían pagar, quedaron subordinados a la voluntad
continuó la guerra por la independencia de México de los gobiernos de los estados. Para alcanzar dichos ob-
hasta el 18 de noviembre de 1825, en que finalmente se jetivos, miles de hombres, mujeres y niños, comprome-
logró la rendición de la fortaleza de Ulúa. tieron su vida, sus bienes y sus principios. Esto es lo que
En Veracruz se libraron las últimas batallas tanto mi- no debemos olvidar, y en nombre de ellos hay que con-
litares, como económicas y políticas. La prolongación de memorar nuestra independencia. 
la guerra fue alimentada por los grandes intereses econó-
micos con inversiones en México. La injerencia de los je-
fes militares y los comerciantes españoles en los asuntos REFERENCIAS
de política interna, tributaria y de comercio, carcomieron
los cimientos del pretendido imperio de Iturbide hasta su Archer, C. I. (2005), “Soldados en la escena continen-
total demolición. En concreto, el emperador mexicano tal: los expedicionarios españoles y la guerra de la
no pudo controlar Veracruz y con ello se privó de los re- Nueva España, 1810-1825”, en J. Ortiz Escamilla
cursos provenientes de la aduana y del tabaco. (coord.), Fuerzas militares en Iberoamérica, siglos
Si bien los pronunciamientos de Iguala en 1821, de XVIII y XIX, México, El Colegio de México/El Cole-
Veracruz en 1822 y de Casamata en 1823, tuvieron una gio de Michoacán/Universidad Veracruzana.
dinámica propia, en esencia formaban parte de un mis- Florescano, E. y S. Swan (1995), Breve historia de la se-
mo problema: el modelo de independencia para México, quía en México, México, Universidad Veracruzana.
la autonomía provincial y la forma de gobierno nacional. Ortiz Escamilla, J. (1997), Guerra y gobierno. Los pue-
El plan de Iguala se celebró con juras públicas y grandes blos y la independencia de México, Sevilla, Universi-
festejos (repique de campanas, tedeum, altares, verbenas dad de Sevilla/Universidad Internacional de Anda-
populares). El de 1822 fracasó. En cambio, el de 1823 fue lucía/El Colegio de México/Instituto Mora.
el que reconcilió a las fuerzas políticas y militares nacio- Ortiz Escamilla, J. (2008), El teatro de la guerra. Vera-
nales y con ello se alcanzaron los acuerdos de la mayor cruz, 1810-1825, Castellón, Universitat Jaume I.
trascendencia para México. En 1823, en territorio vera- Waldmann, P. (1999), “Guerra civil: aproximación a un
cruzano se definió la suerte de Agustín I y de su imperio. concepto difícil de formular”, en P. Waldmann y F.
Con el Plan de Casamata, las fuerzas armadas y demás Reinares (comps.), Sociedades en guerra civil. Con-
actores políticos y sociales apoyaron la república como flictos violentos de Europa y América Latina, Barcelo-
forma de gobierno, y se propuso al general Guadalupe na, Paidós.

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“Nación
SOBERANA E INDEPENDIENTE”
LA DIMENSIÓN REVOLUCIONARIA DE LA INDEPENDENCIA
A PARTIR DE DOS CASOS AMERICANOS

Erika Pani*

C
¿ uál es la relación entre Revolución e Indepen- son vistas ya como el inevitable despertar de las naciones
dencia? En México, para la historia patria, de América Latina, sino como un resultado no previsible
desde que se consolidara durante el último de la crisis imperial. El restaurar a los movimientos inde-
cuarto del siglo XIX, se trata de términos equivalentes, pendentistas su dimensión imperial y atlántica ha signifi-
pues la Independencia no podía ser sino el proceso revo- cado también restaurar su dimensión revolucionaria, al
lucionario que había liberado a la nación de sus anacró- tiempo que se transformaba la construcción historiográfi-
nicas ataduras coloniales. Sin embargo, la historia acadé- ca de la revolución. Alimentándose de las reflexiones que
mica ha sido más ambivalente ante los movimientos provocaran los centenarios de las revoluciones americana
indepedendentistas, no sólo en México sino en toda la y francesa, y de las aportaciones de la “nueva” historia po-
América española, e incluso de la Revolución americana lítica, el debate alrededor del concepto de revolución de-
que, comparándola con la francesa, muchos historiado- jó de girar sobre los elementos que la caracterizaban co-
res consideraron excesivamente moderada y ambigua. mo una etapa histórica definida dentro de un itinerario
Durante años se afirmó que la atrasada América hispana, determinado, para retomar al revolucionario como un fe-
hija tropical de una España decrépita, carente de una nómeno cultural y coyuntural, transformador de las for-
burguesía progresista, cuya emancipación no significaría mas en que hombres y mujeres se expresaban, relaciona-
sino el principio de un largo rosario de desordenes polí- ban y vinculaban con el poder.
ticos, autoritarismo y subdesarrollo, no podía sino que- De ambos lados del Atlántico, la historiografía reciente
dar al margen de la revolución, movimiento emblemáti- sobre Hispanoamérica ha rastreado las distintas expresio-
co de la modernidad. Así las cosas, el hecho que la nes de la “revolución hispana” que desataron las abdicacio-
América hispana se transformara en un gran laboratorio nes de Bayona. Esta manera de concebir a los movimien-
de prácticas, discursos y actores que se reclamaban revo- tos independentistas ha demostrado ser muy fértil, si nos
lucionarios no podía sino reducirse a una serie aparente- atenemos al gran número y a la calidad de coloquios aca-
mente inagotable de contradicciones o hipocresías. démicos, artículos y libros publicados sobre el tema. Ca-
En las últimas décadas, pocas áreas de la historiografía bría ahora apuntar, sin embargo, que la insistencia en lo re-
sobre Iberoamérica se han renovado de manera tan vigo- volucionario de un proceso compartido por metrópoli y
rosa como la que explora la crisis de la monarquía hispa- colonias, en las coincidencias de las respuestas discursivas y
na y sus respuestas americanas (Halperin Donghi, 1979; organizativas, en los grandes debates trasatlánticos en tor-
Guerra, 1992; Rodríguez, 1993). Las independencias no no a la nación, la soberanía y los derechos, y en el dinamis-
mo —prácticamente a lo largo de una década— de la op-
* El Colegio de México. ción autonomista, ha desdibujado a la Independencia. Con

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“NACIÓN SOBERANA E INDEPENDIENTE” | DEBATES

esto se nublan los problemas y desafíos específicos que nos como una versión colonial —y reloaded— de los
planteaba el hecho de cortar amarras con la Madre Patria constitucionalismos británico e hispánico. Creemos que
para constituir una entidad independiente, que debía ocu- centrarnos en la forma y las consecuencias del rompi-
par su propio lugar dentro del “concierto de las naciones”. miento entre metrópoli y colonias, y en el carácter que és-
Por esto, este artículo representa un primer acerca- tas imprimieron a la “revolución” puede arrojar luz sobre
miento a algunos de los problemas que planteó la inde- aquellos puntos de contacto y divergencia entre experien-
pendencia para la forma en que se pensaba la legitimidad cias revolucionarias, distintas pero inscritas dentro del lar-
política y la organización del poder. Para abordar esta pro- go proceso de reacciones, resistencias y ajustes que se die-
blemática, nos centraremos en dos casos americanos: el de ron tras la crisis de los imperios que se desató con la
las trece colonias británicas de Norteamérica, quienes Guerra de Siete Años (1756-1763). Aunque se trata de
marcarían la pauta de los procesos de independencia en el una serie de esbozos, esperamos dar muestra de la utilidad
continente, y el de la Nueva España, donde, frente a la de este enfoque para revelar las peculiaridades de unas re-
crisis de la Monarquía católica desatada en 1808, convi- voluciones que fueron, a la vez, atlánticas y americanas.
vieron de manera particularmente dinámica por lo menos Sabemos que el camino hacia la independencia, tanto
tres posturas: la de quienes se resistían a un replantea- en las trece colonias como en la Nueva España, fue largo,
miento de las relaciones metrópoli-colonia —el Consula- arduo e imprevisible. En 1763, el final de la Guerra de Sie-
do de comerciantes en la ciudad de México, la Audien- te Años empujó, tanto vencidos como a vencedores, a re-
cia—; la de los que buscaban mantener el vínculo calibrar su política imperial para extraer mayores recursos
imperial pero que vieron en la crisis y sus consecuencias de sus colonias, con el fin de hacer frente a los problemas
—en la formación de Juntas revolucionarias, en la consti- fiscales y de defensa que planteaba la nueva geopolítica. A
tución de Cádiz y en las elecciones y las Cortes— una pesar de desembocar en resultados muy distintos —la in-
oportunidad para reestructurar las relaciones de la Nueva dependencia en Estados Unidos, un ajuste al programa re-
España con Madrid; y finalmente, quienes buscaron des- formista en la América española—,2 la primera reacción de
de un principio separarse de la metrópoli. los súbditos británicos y españoles en América al endureci-
Tanto en los dominios británicos como en los de Su miento administrativo fue similar: sorpresa, indignación y
Majestad católica, la “revolución” inició como una serie de rechazo a lo que consideraban como una violación del pac-
acciones firmemente inscritas dentro del sistema político to colonial, una reelaboración de la arquitectura imperial
establecido, articulado alrededor de la figura del rey: mo- que reducía a los americanos a súbditos de segunda.
vilización y manifestaciones de lealtad al monarca, en las En el caso de los colonos británicos, la que se conver-
trece colonias para protestar las exacciones e imposiciones tiría en la “lucha por la independencia” inicia con el recla-
del Parlamento, en el mundo hispano para oponerse a la mo de que se respetaran sus prerrogativas y derechos co-
invasión napoleónica y a las abdicaciones de Bayona. En mo miembros de la comunidad imperial. No será sino tras
el caso británico la movilización de las colonias y eventual- mucho insistir en su devoción al rey y en lo constitucional
mente la fractura del imperio no conllevó a un debilita- —y muy británico— de los principios que defendían, tras
miento del sistema, en el del mundo hispano significó el organizar una estructura intercolonial —a través de los co-
fin de la monarquía católica. La renovada historiografía mités de correspondencia de las asambleas coloniales pri-
sobre estos procesos ha mostrado el camino —sin duda mero, y del Congreso Continental a partir de septiembre
tortuoso y quebrado— por los cuales estas expresiones de de 1774—; tras movilizar a la población para condenar y
adhesión y esfuerzos de organización desembocaron en resistir a lo que era percibido como los crecientes abusos
constituciones e independencias.1 del parlamento; y tras más de un año de guerra —el famo-
Sugerimos que el enfocar las especificidades de la so “disparo que se escuchó alrededor del mundo” había so-
emancipación podría enriquecer nuestra visión de las in-
dependencias como algo más que el desenlace inevitable 2 Para una muy sugerente comparación entre la movilización
de un proceso revolucionario, para ir más allá de la ima- que se produjo en Norteamérica como respuesta a las nuevas leyes
gen que hemos forjado de los sucesos políticos america- de navegación y de impuestos, así como a la proclamación de una
línea que limitaba la expansión hacia el Oeste, y los movimientos de
rebelión y protesta que provocaron las reformas borbónicas en los
1Para Estados Unidos, véase Bailyn (1967); para la América es- dominios españoles (las rebeliones en el Bajío, en Nueva Granada y,
pañola, una descripción reciente y brillante es la de Portillo (2006). sobre todo, en los Andes), véase Elliot (2006, pp. 325-368).

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DEBATES | ERIKA PANI

nado en Lexington, Massachussets, el 18 de abril de brantables entre un rey y su pueblo. Por otro lado, hacía
1775—, que los colonos optaron por la independencia. hincapié en la capacidad demostrada que tenía la unión de
Diez años de debate, oposición y movilización —lo que estados de hacer lo que hacen los estados independientes:
John Adams llamó la “revolución mental”— transforma- hacer la guerra, concertar la paz, y aliarse con sus iguales
ron la manera en que se concebían elementos clave de la (Armitage, 2002, pp. 39-64).
política, como la constitución —que debía establecer, por No obstante lo acotado y específico de sus objetivos,
escrito, límites al alcance del poder—, la soberanía —que la declaración se convirtió en un documento fundacio-
residía en el pueblo y no en una instancia de gobierno— nal, de fortísima carga simbólica. El desafío que enfren-
y la representación —que debía ser “real” y no “virtual”. taban los redactores de la declaración en el verano de
Por otra parte, una de las principales estrategias del 1776 no era menor. El documento tenía que contribuir a
Congreso, el constituir al Rey como eje del Imperio, pa- que los americanos “superaran sus miedos y el sentido de
ra liberar a las colonias de la política despótica de un par- pérdida que significaba la ruptura con Gran Bretaña,
lamento en el que no estaban representadas, se volvía ca- vincular su causa con un propósito que fuera más allá
da vez más incómodo pues constituía más bien un que la mera supervivencia, y ensanchar su visión de un
regresión hacia el absolutismo. Sobre todo, implorar a Su futuro tan irresistible que los hombres sacrificarían hasta
Majestad carecía de sentido desde que Jorge III había op- su vida por él” (Armitage, 2002, pp. 95-96). No sólo re-
tado por desatar las calamidades de la guerra sobre sus presentó —y habría que decir que con un éxito regular,
súbditos (Maier, 1998, p 38). Ante esta situación de “pe- pues la declaración fue acogida por un sepulcral silencio
ligro extremo”, el Congreso Continental decidió tomar diplomático (Armitage, 2002, p. 50)— la carta de pre-
dos medidas radicales: establecer gobiernos independien- sentación del naciente estado sino que llegó a encarnar,
tes de jure como lo eran ya de facto y declarar la indepen- gracias a la habilidad retórica de Thomas Jefferson, el
dencia. El 10 de mayo de 1776, el congreso recomendó a ideal de país que los estadounidenses alegaban querer ser.
las asambleas coloniales establecer los gobiernos “que me- En el caso de la Nueva España, ya la situación geográ-
jor puedan, en opinión de los representantes del pueblo, fica de América —al abrigo, por el momento, de la co-
conducir a la felicidad y seguridad de sus electores en par- rruptora presencia de las armas francesas— permitió a sus
ticular y de América en general” (citado en Maier, 1998, minorías rectoras erigir al Nuevo Mundo como refugio —
p. 37, véase también pp. 94-96). Con la asunción explíci- como sucedió también con la retórica de la Revolución
ta de la soberanía, y la elaboración de constituciones, las Americana— de los derechos y libertades hispanas, ame-
colonias se convertían en estados. nazadas de muerte en la Península. En el caso de los in-
Sin embargo, aún hacía falta transformar para los ojos surgentes novohispanos, se trataba principalmente de pro-
del mundo a dominios rebeldes en una nación que se de- teger a la religión. De ahí el fernandismo, sincero o
fendía legítimamente, y a traidores en ciudadanos patrio- instrumental de la insurgencia, por lo menos hasta 1813,
tas. La “declaración de independencia” que debía cumplir y de ahí quizá también, como lo ha notado Ana Carolina
con este cometido tardaría todavía dos meses más. La de- Ibarra (s/f; también véase Landavazo, 2001), la “inofensi-
cisión de romper con la Madre Patria representó, para sus va relación”, en estos primeros momentos, entre el rey y la
miembros, la más trascendental de las que tomó el Con- independencia, conceptualizada como algo que había que
greso. Sin embargo, la declaración fue esencialmente un “preservar” —uno supone, de los franceses y la caterva de
documento para consumo externo. Como instrumento males que consigo traían— y no imponer. Sobre esta vi-
diplomático, no exhortaba a los americanos; interpelaba a sión de la América Septentrional como reducto de los de-
“un mundo imparcial” al que daba aviso de la existencia de rechos de la nación iba a fundamentarse el ejercicio, por
un nuevo actor que se incorporaba legítimamente al esce- parte de la primera insurgencia, de facultades soberanas de
nario de las relaciones internacionales. Con lo que David gobierno, algunas indispensables para la prosecución de la
Armitage ha descrito como un “cambio crucial” en la con- guerra: la liberación de esclavos, la abolición de gabelas y
cepción del derecho “del naturalismo al positivismo”, la la libertad de beneficiar pólvora decretadas por Hidalgo;
declaración no insistía ni en la soberanía de la nación ni en la elaboración de “elementos constitucionales” por Igna-
los derechos de los individuos. En cambio, justificaba con cio Rayón, la acuñación de moneda decretada por More-
una larga lista de “repetidos agravios y usurpaciones” la los y, finalmente, la declaración de la independencia pro-
ruptura de vínculos que se suponían naturales e inque- clamada por el Congreso de Chilpancingo y su “Decreto

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“NACIÓN SOBERANA E INDEPENDIENTE” | DEBATES

constitucional para la libertad de la América hispana”.3 tados Unidos, el Acta de Independencia mexicana insisti-
Así, dentro de la reconstrucción historiográfica de los ría más en la “usurpación” que había representado el do-
primeros “textos de la independencia” en la Nueva España, minio español, en la importancia de “velar sobre la pureza
habría que rastrear y subrayar no sólo aquellos elementos de la fe” y en la definición del crimen de “alta traición”,
que, “novedosos” o “tradicionales” —otra vez, la nación, la también echó mano de los instrumentos mediante los cua-
soberanía, la representación—, resignificaron las formas en les los estados del norte habían legalizado su ruptura con
que se pensaba el poder político y se interpelaba a la auto- Gran Bretaña: el cambio que representaban “presentes cir-
ridad, sino también la manera en que constituían a la co- cunstancias” legitimaba que quedara “para siempre jamás
munidad política, y definían sus relaciones tanto con la rota y disuelta la dependencia del trono español”; una no-
metrópoli como con las demás naciones. Como en el caso ta ministerial circularía en todos los gabinetes para infor-
estadounidense, habría que estar atentos a la doble función mar a las naciones amigas del “manifiesto de sus quejas y
que debían realizar estos textos, hacia adentro y hacia fue- justicia de esta resolución”. La América Septentrional que-
ra, así como a su carácter experimental, más marcado qui- daba por lo tanto facultada para hacer lo que hacían los es-
zá que en el caso de Estados Unidos, lo que posiblemente tados libres, soberanos e independientes; era
refleje lo prolongado de una guerra dolorosa y lo fragmen-
tado de una clase política que carecía de las estructuras pa- árbitra para establecer que le convengan para mejor arre-
ra encauzar impulsos, movimientos y pareceres distintos. glo y felicidad interior; para hacer la guerra y paz; para es-
De esta manera, llama la atención la conciencia de los tablecer alianzas con los monarcas y repúblicas del anti-
actores novohispanos de que, en el contexto de un Atlán- guo continente, no menos que para celebrar concordatos
tico convulsionado a la vez que vinculado por las guerras con el Sumo Pontífice romano (“Acta”, citada en Tena
napoleónicas, sus procederes estaban expuestos al escruti- Ramírez, 2002, pp. 31-32).
nio no sólo del “público”, sino al de la opinión internacio-
nal. Ya en 1808, el Síndico del cabildo de la ciudad de Mé- Para asegurar que la nación llegase “a la gloria de la in-
xico se negaba a que el silencio frente a la escandalosa dependencia”, el Congreso decretó una nueva forma de
abdicación de los monarcas españoles en manos del empe- gobierno, que aseguraría “el goce de la igualdad, seguridad
rador de los franceses lo hiciera “reo ante Dios, ante sus le- propiedad y libertad”, mismo que constituía la “felicidad
gítimos soberanos ante el Mundo y su Patria” (“Acta del del pueblo y de cada uno de los ciudadanos”, y cuya con-
Ayuntamiento de México…”, citada en Tena Ramírez, servación era “el objeto de la institución de los gobiernos y
2002, pp. 4-20, 5). En septiembre de 1813, José María Mo- el único fin de las asociaciones políticas” (“Decreto consti-
relos apuntaría, como primer punto para discutir en el tucional…”, citado en Tena Ramírez, 2002, pp. 32-58, 34).
congreso, que había que dar “al mundo” las razones de la Estas breves descripciones ilustran la manera en que
independencia de América. Si en 1812 Ignacio Rayón se nuestra apreciación de lo que sucedió en América entre el
había referido a ésta como una obviedad, pues “todo el último tercio del siglo XVIII y el primer del XIX gana si re-
Universo, comprendidos los enemigos de nuestra felici- cuperamos la dimensión independentista con la revolucio-
dad” conocían como una “verdad” que la emancipación naria. La secesión del imperio, la creación de una nueva
era “demasiado justa” (“Elementos”, citado en Tena Ramí- entidad soberana son actos revolucionarios; son procesos
rez, 2002, pp. 23-27, 23-24), poco más de un año después, que exigen una reconceptualización radical del orden po-
el Congreso de Chilpancingo se mostraba menos optimis- lítico. De este modo, la independencia exigía que se defi-
ta. El Acta de Chilpancingo no proclamaba un hecho pa- niera, con urgencia, una nueva fuente de la legitimidad
tente, firmemente enraizado en un derecho natural, sino política y la naturaleza de los lazos que iban a constituir a
que buscaba fundamentar una ruptura. la comunidad, incluso en el caso de una revolución tan
Así, aunque comparada con la Declaración de los Es- “conservadora” como la estadounidense. En el norte, los
nuevos estados alegaron que sus habitantes, por encontrar-
3 “Bando de Hidalgo”, 6 de diciembre de 1810; “Elementos se bajo la protección de las leyes, debían obediencia a las
constitucionales de Rayón”; “Acta solemne de la declaración de la autoridades que las habían emitido, renunciando por en-
independencia de la América Septentrional”, 6 de noviembre de
1814; “Decreto constitucional para la libertad de la América Mexi-
de a la relación que los había vinculado con el monarca
cana, sancionado en Apatzingán a 22 de octubre de 1814”, en Te- británico. Bien pronto, los estados establecieron mecanis-
na Ramírez (2002, pp.21-58). mos —juramentos y acciones judiciales— para purgar a la

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DEBATES | ERIKA PANI

comunidad de aquellos elementos que no aceptaban el proteger derechos y, en el caso de México, de normar la
nuevo orden de cosas. Como resultado, alrededor de 50 vida religiosa. La opción independentista planteaba, ade-
000 “leales” (loyalists) abandonaron Estados Unidos, para más, a estos Estados en ciernes una serie de desafíos a re-
refugiarse en territorios que permanecían bajo la égida de solver, de manera quizá más apremiante que en el con-
su Rey. En situaciones extremas, era la voluntad de perma- texto de otras experiencias revolucionarias. El rescate del
necer y acatar las leyes la que definía la pertenencia. Por su pasado debe tomar en cuenta estos distintos niveles, los
parte, los insurgentes amarraron la ciudadanía al apoyo a ámbitos particulares dentro de los cuales los actores his-
su causa, al lugar de nacimiento y a la religión, mientras tóricos pretendían incidir. Así pues, un enfoque que
que la versión independentista en 1821 la vinculaba con el distinga y vincule revolución e independencia puede
reconocimiento del proyecto de las Tres Garantías. De es- contribuir a rescatar muchas de las complejidades de fe-
te modo, fueron los esfuerzos de imaginación e implemen- nómenos excepcionalmente densos. 
tación para responder a los desafíos de la Independencia
los que forjaron una concepción revolucionaria de la per-
tenencia política, basada en la adhesión individual, en la REFERENCIAS
decisión del ciudadano (Kettner, 1974, pp. 208-266). Se
trataba de un concepto escurridizo, que sería reelaborado Armitage, D. (2002), “The Declaration of Independen-
una y otra vez, y que establece los parámetros para la ex- ce and Internacional Law”, The William and Mary
ploración de la ciudadanía moderna. Quarterly, 3rd Series, vol. 59, núm. 1, enero.
En la misma línea, no podemos leer las actas de inde- Bailyn, B. (1967), The Ideological Origins of the Ameri-
pendencia como mero colofón de la transformación re- can Revolution, Cambridge, Belknap Press.
volucionaria, instrumento mediante el cual la nación ya Elliot, J. H. (2006), Empires of the Atlantic World: Bri-
“moderna” se desgaja del imperio —vetusto por defini- tain and Spain in America, 1492-1830, New Haven,
ción— para ocupar su lugar en un nuevo escenario, po- Yale University Press.
blado de Estados-nación. Como documentos que tenían Guerra, F. X. (1992), Modernidad e independencias.Ensa-
que hacer cosas, su eficacia dependía del reconocimiento yos sobre las revoluciones hispánicas, Madrid, MAPFRE.
de quienes se pretendía fueran sus pares, y de su capaci- Halperín Donghi, T. (1979), Revolución y guerra. La for-
dad de respaldar las palabras con acciones. Estados Uni- mación de una élite dirigente en la Argentina criolla,
dos logró establecer, para 1778, una alianza con Francia México, Siglo XXI.
que contribuiría a la derrota militar de los ejércitos britá- Ibarra, A. C. (s/f ), “Autonomía e independencia en la
nicos, y al reconocimiento de la independencia estadou- crisis del orden virreinal”, en http://foroiberoideas.
nidense en 1783. Al contrario, el acta de independencia cervantesvirtual.com/foro/data/adm30392.doc.
mexicana de 1814 no tuvo ecos diplomáticos trascenden- Kettner, J. (1974), “The Development of American Ci-
tes, y la insurgencia, tras la muerte de Morelos, se vería tizenship in the Revolutionary Era: The Idea of Vo-
disminuida y arrinconada. Ésta es quizá una de las razo- litional Allegiance”, The American Journal of Legal
nes por las cuales Agustín de Iturbide buscó formas dis- History, vol. XVIII.
tintas de consumar la independencia en 1821: la convo- Landavazo, M. A. (2001), La máscara de Fernando VII.
catoria, si bien no del pueblo, sí de lo que pudiéramos Discurso e imaginario monárquicos en una época de
llamar las “fuerzas vivas” a través del Plan de Iguala y, con crisis. Nueva España, 1808-1822, México, El Colegio
los Tratados de Córdoba, la proclamación de una inde- de México.
pendencia negociada, pactada, que respetaba los dere- Maier, P. (1998), American Scripture. Making the Decla-
chos de Fernando VII como monarca. ration of Independence, Nueva York, Vintage Books.
Por tratarse de textos con los que se pretendía dar vi- Portillo, J. M. (2006), Crisis atlántica. Autonomía e in-
da a un actor independiente sobre el escenario de la di- dependencia en la crisis de la monarquía hispana, Ma-
plomacia, estas actas y declaraciones, informadas por el drid, Marcial Pons.
derecho de gentes y por los nuevos principios revolucio- Rodríguez O., J. E. (1993), La independencia de la Amé-
narios, revelan los elementos que, para los hombres de la rica española, México, El Colegio de México.
época, constituían a un Estado como tal: la capacidad le- Tena Ramírez, F. (2002), Leyes fundamentales de Méxi-
gítima de pelear y pactar, pero también de hacer leyes y co, México, Porrúa.

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PERSPECTIVAS CULTURALES
SOBRE LA

opinión pública
(NUEVA ESPAÑA, 1789-1821)

Gabriel Torres Puga*

E
n vísperas de la celebración de Estados Gene- do que los mecanismos de publicidad bajo condiciones
rales ya se experimentaba una revolución en de censura pueden ser extraordinariamente vigorosos.1
Francia: una revolución de lo impreso. Entre Por el contrario, la historiografía sobre la América
mayo y diciembre de 1788 circularon más de 1 500 pan- hispánica y particularmente la que se ocupa de México
fletos impresos que trataban cuestiones políticas, y en ha tendido a sugerir una especie de vinculación entre el
los primeros cuatro meses de 1789 se publicaron más de surgimiento de la “opinión pública” (como discurso o
dos millares y medio. Las expectativas políticas y los como fenómeno cultural o social) y la libertad de im-
cambios en las leyes habían propiciado ese auge de la prenta que sobrevino después del colapso de la monar-
imprenta. Pero las opiniones políticas, los debates por quía española. François Xavier Guerra (1992) planteó es-
medio de libelos manuscritos, la lectura de hojas de no- ta relación. También mostró las posibilidades de explorar
ticias, de gacetas y de libros “filosóficos”, impresos en la los fenómenos de publicidad entre 1808 y 1821. Retomo
clandestinidad o importados desde Suiza a través de re- aquí algunas de las observaciones realizadas por Guerra,
des de complicidad eran prácticas viejas. La publicidad al mismo tiempo quiero cuestionar la búsqueda del ori-
no era algo nuevo; lo único nuevo era que la Corona ha- gen de la “opinión pública moderna”, y proponer otra
bía aceptado su incapacidad para controlarla. La histo- manera de estudiar las transformaciones de la publicidad
riografía sobre Francia ha tenido claro que la prensa li- y de la censura en un periodo amplio, que incorpore, que
bre no marcó el inicio de la “opinión pública” y que no se limite a los años de las revoluciones hispánicas. Un
antes de la revolución de lo impreso había acontecido espectro mayor, que considere por lo menos a la década
una revolución de lo público. Como concepto o como de 1790, podría servir para sopesar las transformaciones
fenómeno cultural, la “opinión pública” se había gesta- generadas a raíz de la crisis de 1808 sin perder de vista los
do décadas antes; aunque tal vez sólo se había transfor- mecanismos de control y las posibilidades de comunica-
mado en el siglo XVIII, si por “opinión pública” quere- ción pública que venían de tiempo atrás.
mos entender al conjunto de espacios, medios,
mecanismos y formas de opinión y de publicidad que
1 Popkin (1990, p. 25) calcula 767 panfletos entre mayo y sep-
han permitido la comunicación política en distintos
tiempos y sistemas políticos. En este último sentido, los tiembre de 1788, seguidos de 752 en los meses restantes del año. Pa-
ra los primeros de meses de 1789 calcula 2639 títulos. Sobre la opi-
estudios de Robert Darnton y Arlette Farge han mostra- nión pública en Francia durante el siglo XVIII y su relación con las
lecturas prohibidas y las formas de comunicación detectadas en expe-
* El Colegio de México. dientes judiciales, véase Farge (1994) y Darnton (s/f, 2008, 1982).

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DEBATES | GABRIEL TORRES PUGA

EL PROBLEMA DEL ORIGEN ma del origen ha resultado ser todavía mayor y condu-
ce a soluciones equívocas, toda vez que resulta difícil
El término “opinión pública” es tan útil como engaño- definir o identificar un fenómeno tan variante, tan
so. En el campo de la historia, un concepto puede ser, complejo y tan difuso como puede ser la construcción
a un mismo tiempo, una herramienta explicativa y un de un espacio generador del debate público.
ente susceptible de su propia historización; y tal es el Para quienes siguen el texto de Habermas como
caso de un concepto tan polisémico como el de “opi- modelo, la libertad es el ingrediente central que permi-
nión pública”, cuya historia ha merecido varios estu- te la discusión y la formación de opiniones críticas. De
dios en las últimas décadas. Baker (1987, pp. 41-71) y ahí que sea frecuente suponer que el surgimiento de la
Ozouf (1988, pp. 1-21), entre otros, examinaron la opinión pública “verdadera” o “moderna” se relaciona
transformación semántica de éste y de otros términos directamente con la posibilidad de publicar libremente
afines como “publicidad”, “voz pública” o “público”, las opiniones o con la conquista gradual de esa libertad.
para objetar, matizar o complementar el modelo expli- Sin embargo, suponer que un hecho concreto como la
cativo de Habermas (1994) sobre la génesis de la publi- libertad de imprenta, por ejemplo, fue un parteaguas
cidad burguesa, una propuesta teórica que con el tiem- histórico o el elemento necesario que marcó el surgi-
po había llegado a convertirse en un modelo normativo miento de la opinión pública puede ser una salida en-
para la historiografía social. Para Habermas, la “opinión gañosa al problema, como lo revela el caso novohispa-
pública” era el ejercicio de la razón dentro de una esfera no. La libertad de imprenta decretada por las Cortes
de comunicación que la burguesía había logrado arreba- españolas en 1810 fue una medida susceptible de inter-
tar al Estado a lo largo del siglo XVIII. En cambio, para pretaciones al otro lado del Atlántico. Pues parece ha-
Baker y Ozouf, la “opinión pública” era, una construc- ber creado un clima político excepcional en Cádiz, más
ción discursiva que había precedido, acompañado y mol- que una realidad jurídica en la totalidad del mundo his-
deado al propio fenómeno social. Para Baker, la “opinión pánico. Al menos en Nueva España, la libertad de im-
pública” dieciochesca, al menos como se había creado en prenta fue escondida entre 1810 y 1812, instaurada y
Inglaterra y Francia, era como una especie de “tribunal suprimida en este último año, restringida en 1813, su-
de la razón” cuyo poder se había proclamado antes de primida en 1814 y restablecida en 1820, lo que bastaría
que pudiera ejercerlo efectivamente.2 En cualquiera de para advertirnos que se trataba de una disposición pro-
estas dos vertientes analíticas —la conceptual y la social- blemática y de un elemento que podríamos enmarcar
cultural—, una preocupación recurrente ha sido la de es- en un estudio más amplio sobre la cambiante relación
tablecer el origen o los orígenes de la “opinión pública”. entre la censura y la publicidad.
En el caso de la aproximación conceptual, siempre resul- Las contradicciones de esta época, que François Xa-
ta difícil precisar el nacimiento de un nuevo concepto o vier Guerra entendía como tensiones entre tradición y
el tiempo en el que se generaliza su uso en el lenguaje modernidad, le impidieron señalar a la precaria libertad
político o —más difícil aun— en el lenguaje cotidiano. de imprenta de 1812 como el momento fundacional de
Más que “origen”, los historiadores se topan con “oríge- la publicidad moderna en Nueva España, y su obra no
nes”: descubren la coexistencia de significados atribui- fue particularmente clara al momento de establecer fe-
dos a un término en un mismo tiempo y espacio, y chas de nacimiento. Así, para Guerra, la “opinión pú-
constatan la continua resignificación de términos polí- blica” parece existir de alguna forma antes de 1808; más
ticos esenciales, como lo han conseguido Baker y tarde considera la incursión de elementos modernos de
Ozouf en el caso de Francia, y Fernández Sebastián debate por medio de los libelos gaditanos reproducidos
(2009) y Palti (2007) en el caso del mundo hispánico. en México (algunos de los cuales postulan a la “opinión
Pero en el caso de la vertiente social-cultural, el proble- pública” como nuevo principio de legitimidad) y ve en
el movimiento insurgente la apertura de un nuevo es-
2La explicación historiográfica no cabe en un ensayo breve co- pacio de comunicación; lo que lo lleva a suponer que
mo lo es el presente. Hago un análisis más detenido en la introduc- entre 1810 y 1814 se había formado un “esbozo” de
ción de mi tesis doctoral (Torres Puga, s/f ). Para un estudio simul-
táneo de la publicidad, la censura y el concepto de “opinión
“opinión pública moderna”. En otras páginas precisa
pública”, véase Chartier (1995), Birn (2007), Van Kley (1995, pp. que la “opinión pública moderna” se manifestó con
215-226, 1991, pp. 447-465). mayor claridad, aunque fugazmente, durante los pocos

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PERSPECTIVAS CULTURALES SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA | DEBATES

meses de libertad de imprenta en Nueva España; y fi- censura (la creación de nuevos tribunales, la crisis y des-
nalmente señala que, pasado el periodo de la restaura- aparición del tribunal de la Inquisición, las disposicio-
ción absolutista (1814-1820), la “opinión pública” nació nes militares, la promulgación y supresión de la liber-
“verdaderamente”, es decir, ya convertida en expresión tad de imprenta, la instauración de una junta de
de la “modernidad” en 1820.3 En la obra de Rafael Ro- censura, etcétera); pero también puede hacernos perder
jas (2003) el nacimiento de la “opinión pública” se de vista la persistencia de la difusión manuscrita que
anuncia, pero tampoco queda claramente establecido. subsistió a pesar del auge de lo impreso. Tal vez una
Rojas encuentra en las últimas décadas del siglo XVIII breve consideración sobre las formas de publicidad que
los primeros rasgos de una “publicidad moderna” que ofrece nuestro presente, nos permita reforzar la afirma-
supone circunscrita a temas literarios; considera que el ción anterior.
proceso de nacimiento sólo se completó cuando la Hoy somos testigos de una revolución en los medios
“opinión pública” se abrió a asuntos políticos. En cual- de comunicación cuyas consecuencias culturales apenas
quier caso, no es claro si esto se debió a la crisis de 1808, comenzamos a entrever. La revolución tecnológica es
al estallido de 1810 o a la libertad de imprenta de 1812. tan notable que podría llevarnos a confundirla (o a al-
Desde mi perspectiva, los ejemplos anteriores sugie- gún historiador en el futuro) con el nacimiento de la
ren que en la historia de la opinión pública el acciden- verdadera “opinión pública”, en cuyo caso los fenóme-
te de su “modernidad” no fue un hecho tan evidente. nos de publicidad anteriores podrían ser considerados
Por el contrario, tal vez ese empeño en distinguir lo tra- —erróneamente— como meros antecedentes. Pero la
dicional de lo moderno, nos ha hecho sobrevalorar la reflexión sobre la publicidad contemporánea sirve tam-
revolución de lo impreso. Convendría recordar que an- bién para apreciar la variedad de mecanismos comuni-
tes de la apertura gaditana (que como hemos dicho, fue cativos que pueden coexistir en un momento determi-
en la práctica muy limitada en el mundo americano), nado. A través de blogs, páginas personales y espacios
los libelos y papeles manuscritos suplían la falta de crí- que reciben contribuciones audiovisuales de cualquiera
tica en las publicaciones autorizadas y daban contenido que se registre con un correo electrónico, Internet faci-
a las conversaciones, espacio último donde se dirimían lita la difusión gratuita de expresiones escritas, visuales
los asuntos públicos y se emitían opiniones encontra- o verbales, emitidas por individuos que, por infinidad
das. ¿No era a final de cuentas, en los espacios de recep- de razones, no podían acceder a los que hasta hace po-
ción (más vinculados a la oralidad) donde se producía co se llamaban “medios masivos de comunicación” —
la opinión pública, donde lo escrito cobraba un senti- radio, televisión y prensa escrita— ; pero Internet di-
do práctico y donde los chismes y rumores se mezcla- funde también (con o sin autorización) reproducciones
ban con las hojas manuscritas y las gacetas impresas? La de lo mismo que se publica por esos mismos medios
búsqueda del origen o del germen de la modernidad que llamamos “tradicionales”: programas de televisión,
puede dificultarnos el estudio de los cambios en la pu- noticias de radio o artículos periodísticos. Podríamos
blicidad que se relacionan con la crisis de autoridad y pasar horas discutiendo esta convivencia de lo “moder-
con modificaciones concretas de los mecanismos de no” y lo “tradicional”, pero el hecho es que Internet es
un nuevo fenómeno de “opinión pública” que se nutre
de otros medios (a la vez que los vulnera y amenaza) y
3 La posibilidad de que exista una “opinión pública” antes de
que, mientras tanto, genera nuevos desafíos para los re-
1808 está referida en Guerra (1992, p. 294); la idea de “un esbozo gímenes que mantienen la censura política y levanta
de opinión pública” en Guerra (1992, p. 299); la transformación
nuevas discusiones sobre los peligros de una libertad
del concepto de opinión pública en Guerra (1992, pp. 269-271); la
idea de un nacimiento “verdadero” en 1820 en Guerra (1992, p. absoluta del espacio público.
317). En un artículo (Guerra, 2000, p. 138) manifiesta con mayor El estudio cultural de la “opinión pública” puede re-
claridad su idea de la vinculación de la “imprenta y la opinión pú- sultar más útil si dejamos de preocuparnos por su “ori-
blica moderna”. La apreciación de Rojas (2003) sobre las nuevas gen” o “modernización” y nos concentramos en sus ca-
formas de sociabilidad en el siglo XVIII se relaciona con las pro- racterísticas y problemas concretos. Sin perder de vista
puestas de Annick Lempérière (1998, pp. 54-79). Cabe advertir
también que Rojas (2003, pp. 29-50) emplea el término “opinión
la vertiente de la historia conceptual, es posible indagar
pública” para referirse a lo que Guerra precisaba como “opinión pú- sobre la opinión pública preguntándose cómo se rela-
blica moderna”. cionaban el poder, la publicidad y la sociedad en distin-

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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DEBATES | GABRIEL TORRES PUGA

tos periodos, y en la respuesta podrían incluirse tam- autoridades y que se esparció por medio de sermones,
bién los variables usos del término. Una vez superado el libelos manuscritos, pasquines y conversaciones hasta el
problema del origen, podemos plantear un doble pro- punto de afectar a algunos peninsulares que fueron
blema: cómo se las arreglaban los gobiernos para lidiar confundidos con franceses (Torres Puga, s/f ).4
con las noticias, los rumores y las opiniones que, por es- Un segundo periodo es el comprendido entre la paz
crito o a través de la oralidad, conseguían hacerse pú- de París y el inicio de la crisis de la monarquía española
blicos, y como es que esto último ocurría a pesar de la (1795-1808); una etapa caracterizada por el estado de
censura. Para explorar lo anterior propongo la siguien- guerra entre España y Gran Bretaña, por los graves pro-
te cronología basada en cambios políticos más o menos blemas económicos y por el malestar generado por la
concretos que sugieren cambios de reglas entre la publi- aplicación de la cédula de consolidación de vales reales.
cidad y la censura. En ella retomo varios elementos de- La discusión de noticias y las opiniones críticas sobre la
tectados por Guerra para plantear una aproximación errática política del ministro Manuel Godoy, detectadas
distinta que no busca establecer etapas evolutivas de la (y no siempre perseguidas) por la Inquisición o por el
“opinión pública”; sino proponer periodos de estudio, gobierno, merecen atención. También es necesario exa-
con distintas características de publicidad y de censura, minar las disposiciones de la real cédula del 3 de mayo
en los que se incorporen también, como parte de la dis- de 1805, por la cual fueron instaurados un juez privati-
cusión, textos de publicistas que reflexionaron sobre es- vo de Imprentas y Librerías y un nuevo reglamento; así
tos dos temas, así como el uso y la transformación del como discutir las posibilidades de opinión que ofreció el
concepto “opinión pública” y de términos afines. He recién fundado Diario de México y el empleo del térmi-
comenzado en 1789 para romper con el punto de par- no “opinión pública” en las páginas de ese periódico an-
tida de 1808; pero vale advertir, a riesgo de parecer rei- tes de 1808. Es necesario indagar más sobre las dificul-
terativo, que no busco orígenes sino transformaciones y tades del gobierno y de la Inquisición para frenar la
que, por tanto, no quiero asignar a ese año un sentido divulgación de noticias, impresos y manuscritos sobre
fundacional. política y religión, y sobre las opiniones críticas contra
los mecanismos de censura. Por otro lado, la desconfian-
za del virrey Marquina a la publicidad que podían ad-
CENSURA Y PUBLICIDAD ( 1 7 8 9 -1 821 ) quirir los casos judiciales explica por qué se tomaron
medidas extraordinarias y casi secretas para enviar a Es-
El primer periodo de esta propuesta analítica compren- paña a los supuestos conspiradores arrestados.5
de los problemas de recepción (y no de “influencia”) de El tercer periodo corresponde a los primeros años
la Revolución francesa (1789-1795), y la manera en que de la crisis de la monarquía (1808-1810). La politiza-
los gobiernos virreinales trataron de lidiar con la lectu- ción de escritos y sermones en 1808 y la inconsistente
ra de impresos y manuscritos que lograban introducir- política de publicidad del gobierno del virrey Iturriga-
se a pesar de la vigilancia en las aduanas. La inevitable ray pueden determinar el comienzo de un estudio. Ca-
circulación de libros y gacetas francesas en la Península sos particulares como el del abogado Julián de Castille-
fue un problema que pronto trascendió al mundo ame- jos, estudiado por Alfredo Ávila, sirven para detectar las
ricano. Por ello, debe darse importancia a la suplanta- contradicciones y experimentos de publicidad en los
ción de la estrategia de silencio intentada por el virrey primeros años, así como la agudización de la censura
Revillagigedo por una de publicidad oficial y de perse- después del golpe de Estado contra el virrey Iturrigaray.
cución de opiniones disidentes, emprendida durante el En un principio, Castillejos no tuvo problemas para
gobierno del virrey Branciforte. Los procesos judiciales
e inquisitoriales formados al calor de lo que se creyó era 4 Sobre las persecuciones de 1794, véase también Ibarra (2003,

una gran conspiración orquestada por los franceses de pp. 117-168); sobre el papel del sermón como portador de opinio-
la capital permiten estudiar los espacios y mecanismos nes políticas, véase Herrejón (2003); sobre el antifrancesismo, Te-
de información entre los años 1790 y 1794, así como la rán (1999, pp. 99-101).
5 Delgado (2006, p. 54); sobre el uso del término “opinión pú-
variedad de literatura que se difundió entre los círculos blica” en el Diario antes de 1808, véase la entrada de Roldán (2009);
de letrados del virreinato. Un último elemento puede sobre la conspiración mencionada, véase “Conspiración de los ma-
ser considerado: el antifrancesismo que estimularon las chetes” (Boletín del Archivo General de la Nación, IV, 1, pp. 74-86).

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

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PERSPECTIVAS CULTURALES SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA | DEBATES

publicar en el Diario de México un artículo patriótico aspecto, el papel de la sociedad secreta de los Guadalu-
que se unió al coro de los muchos escritos que prego- pes fue fundamental y los trabajos de Virginia Guedea
naban la solidaridad con la España invadida; pero ya no (1992) son un buen punto de partida para reflexionar
pudo publicar la segunda parte, pues los recelos del vi- sobre las redes de comunicación y los fenómenos de
rrey lo impidieron. Poco después, tras la caída de Itu- opinión en las zonas controladas por el gobierno virrei-
rrigaray, Castillejos pasó de ser patriota a sospechoso de nal. De manera equivalente, Eric Van Young (2006, pp.
sedición por divulgar escritos y versos con un cierto tin- 551-619) ha encontrado indicios de la cultura verbal y
te separatista. Las indagatorias realizadas en distintos manuscrita para sorpresa y escándalo de quienes supo-
puntos del virreinato en 1808 y 1809 dan una idea de la nían que la insurgencia era un fenómeno conocido y
efervescencia de la opinión después del golpe de Esta- estudiado en extremo. En este sentido, cabe recordar
do. El estudio de las famosas “conspiraciones”, incluida una declaración de Hidalgo durante su prisión en Chi-
la de 1809, puede develar las redes de información, las huahua. Interrogado sobre las razones que había dado
prácticas de lectura y la discusión intensa — y no siem- para acusar al gobierno de tiránico, se le preguntó so-
pre secreta— sobre los asuntos del día: el golpe contra bre el contenido de una proclama cuya autoría había
Iturrigaray, la suspensión de la ley de consolidación, el aceptado y sobre “cuantos papeles anónimos han circu-
presente y futuro de España, el desarrollo de la guerra, lado los insurgentes por el reino, esforzándose a inspi-
las expectativas sobre la situación política del reino. Al rar un odio encarnizado contra todos los europeos y
mismo tiempo, cabría considerar la recepción de la nu- contra el gobierno español”. Hidalgo respondió por la
trida literatura gaditana y dar realce, como bien señala- proclama e incluso por los artículos del Despertador
ba Guerra, a las innovaciones del discurso político, par- Americano, “escritos de su orden”; pero no se consideró
ticularmente a la postulación de la “opinión pública” “obligado a justificarse de los que no ha[bía] producido
como nuevo modelo de legitimación: idea presente en él mismo”. Con esta afirmación, el reo se asumía como
El espectador sevillano, que se publicó a fines de 1809 en “motor” de la insurrección; pero mostraba también que
Cádiz y se reimprimió en México en 1810, antes de la no había controlado las opiniones del movimiento; no
rebelión de Hidalgo.6 había podido establecer un discurso único y tal vez ni
El cuarto periodo (1810-1814) es el más difícil de es- siquiera lo había pretendido. Van Young ha demostra-
tudiar de cuantos aquí se sugieren, y tal vez ameritaría do que es posible incluir la maledicencia, los insultos y
una subdivisión en 1812. Su complejidad radica en la la “cultura verbal” en un análisis de la insurgencia o de
bifurcación —señalada por Guerra y Rojas— de los fe- las insurgencias. Con ello pone de relieve dos fenóme-
nómenos de publicidad después del estallido revolucio- nos: por un lado, la criminalización de las palabras en
nario, así como en la interacción de esos fenómenos. una época de guerra; por otro, la presencia de discursos
También es necesario recordar que, a partir de 1812, esa subversivos que no necesariamente coincidían con la
bifurcación comenzó a disiparse gracias a los puntos de cabeza del movimiento. Van Young tiende a entender
encuentro que establecieron varios emigrados o fuga- esto último como un fenómeno paralelo al del discurso
dos de las ciudades a las zonas insurgentes, y a los me- de la insurrección; como un discurso popular con tin-
canismos de comunicación clandestina que permitie- tes mesiánicos formado en los rumores propios de la
ron la introducción de los escritos constitucionales y de cultura oral. Sin embargo, su propio trabajo sugiere
los debates gaditanos en el campo insurgente. En este que ese fenómeno no está necesariamente desligado de
las estrategias de algunos líderes revolucionarios. En es-
6
te sentido, me parece válida la crítica que le hace Mar-
Ávila (2003, pp. 139-168). Varios fenómenos de comunica-
ción presentes en los procesos criminales contra los conspiradores co Antonio Landavazo (2009, p. 217), al señalar que “la
de 1809 fueron abordados en un seminario coordinado por Moisés propaganda insurgente favoreció la propagación de es-
Guzmán, cuyos resultados se encuentran en proceso de publicación tos rumores”. De hecho, puede añadirse que esa propa-
por la Universidad Michoacana. Los artículos del Espectador Sevilla- ganda, de periódicos y libelos manuscritos, echó mano
no están disponibles en el portal de internet del ayuntamiento de de algunos elementos retóricos que ya habían sido asi-
Madrid (http://www.memoriademadrid.es). Tratan sobre él Guerra
(1992, pp. 269-271) y Roldán (2009, p. 1066); sobre la revolución
milados por la población y que tenían su origen en el
del impreso en Cádiz, véase Cantos Casanueva, Durán López y Ro- discurso oficial. En este sentido, acusar a los gachupi-
mero Ferrer (2008). nes de afrancesados y de querer acabar con la religión

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DEBATES | GABRIEL TORRES PUGA

no era algo nuevo, ya que entre 1793 y 1795 el antifran- imprenta no significó un retroceso a los viejos métodos
cesismo impulsado por los papeles públicos de España, censores, sino a un ajuste del sistema constitucional
por las gacetas, por los sermones y a partir de 1794 por con una coyuntura bélica. Con sus limitaciones y todo,
el propio gobierno virreinal habían logrado colarse a los el periodismo ejercido por Lizardi entre 1812 y 1813,
pueblos. Tanto entonces como después, encontramos así como la publicación de numerosos textos gaditanos,
esa interacción de intereses locales y rencillas particula- mostraron las posibilidades y peligros que ofrecía la pu-
res con un discurso público que se expresa en el púlpi- blicidad, aunque fuese dentro de un esquema de liber-
to, en las gacetas o en los manuscritos. Avanzada la in- tad contenida.7
surgencia, ya no se necesitó emplear el argumento del La quinta etapa es la menos estudiada: la que corres-
afrancesamiento, pues los periódicos insurgentes ya se ponde a los años de restauración y que suele interpre-
habían encargado de convertir a los propios gachupines tarse como un eclipse de modernidad (1814-1820). Los
en monstruos inhumanos, más o menos de la misma fenómenos de publicidad en esta época han sido poco
manera en que los insurgentes habían sido descritos por investigados, y ameritarían una seria discusión, sobre
muchos escritores de la capital (véase también, Ávila y todo en consideración con el desgaste de las institucio-
Torres Puga, 2008, pp. 27-43). nes y la imposibilidad de reconstruir los sistemas de vi-
Por ello, el estudio de la prensa anti-insurgente tam- gilancia, como el que ejercía la Inquisición sobre una
bién requiere una revisión cuidadosa. Con o sin liber- población profundamente dividida y desconfiada. En
tad de imprenta, algunos sabios doctores convertidos particular, llama la atención la consolidación de un dis-
en publicistas argumentaban y ofrecían elementos para curso antiliberal que no se había publicado abiertamen-
el debate. Algunos libelos impresos están redactados en te en los años anteriores (lo que evidentemente sugiere
forma de diálogo, lo que podría sugerir una imitación la paradoja de una publicidad autoritaria del liberalis-
de los debates cotidianos. Así, mientras el gobierno cri- mo entre 1812 y 1814).
minalizaba las opiniones y encerraba a borrachos por El último periodo (1820-1821) corresponde a la res-
maldecir a los gachupines, algunos escritores imagina- tauración del sistema constitucional; el restablecimien-
ron discusiones en las que los fieles vasallos convencían to de la libertad de imprenta y los esfuerzos últimos del
con razones a los rebeldes. El caso del diarista Severo gobierno virreinal y de otras instituciones para ejercer
Maldonado, que promocionó la insurgencia y la com- un control sobre lo público cuando el orden fue nueva-
batió después, muestra la fragilidad de las ideologías, mente desafiado, esta vez por el movimiento militar de
pero también la importancia que se concedía a un pu- Iturbide. La efervescencia de publicaciones que, como
blicista hábil, a quien se prefería activo que preso. El señalaba páginas atrás, hizo a Guerra suponer que por
empleo de mecanismos publicitarios por parte de am- fin surgía en 1820 la “opinión pública moderna”, pue-
bos bandos generó un debate público singular en el que de ser considerada como un importante fenómeno pu-
los periódicos se citaban y respondían unos a otros; pe- blicitario y aun como una revolución de impreso, pues
ro en el que también se quemaban y destruían las pro- es innegable una proliferación de títulos a partir de ese
clamas y textos del bando enemigo. Es necesario consi- año.8 Sin embargo, no se deben perder de vista las aco-
derar la transformación de los sistemas de censura taciones de esa misma libertad; los intentos por cons-
durante este periodo, no sólo en la ley sino también en truir nuevos mecanismos de contención y censura, la
la práctica, a partir del estudio minucioso de expedien-
tes que suelen usarse para documentar exclusivamente 7 La prensa insurgente se conoce mejor que la opositora. Véase
a los inculpados, olvidándose muchas veces de los jue-
García Díaz (1974); también el clásico libro de Vergés (1941); so-
ces, los calificadores y los denunciantes. Las dificultades bre la crisis de la Inquisición, puede consultarse Torres Puga (2004).
del tribunal de la Inquisición de México para funcionar 8 Gracias al catálogo elaborado por Amaya Garritz (1990) es

en una época en que no debía existir (1810-1812) y su posible hacer una aproximación cuantitativa a los títulos publicados
supresión en 1813, es parte de un problema de crisis de en Nueva España entre 1808 y 1821. Así, podemos ver que entre
autoridad del Estado eclesiástico que ha sido bien estu- 1808 y 1814 hay una media de 300 impresos por año que no varía
demasiado (los años con mayores impresos son 1810 (367), 1811
diado por Brian Connaughton (2007, pp. 241-268) y (359) y 1812 (335). El declive es significativo entre 1815 y 1819
Ana Carolina Ibarra (1996). En este sentido, debe con- (menos de 200 por año) y el repunte es notable en 1820 (1144) y
siderarse también que la cancelación de la libertad de en 1821 (1254).

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PERSPECTIVAS CULTURALES SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA | DEBATES

supervivencia de otras prácticas de publicidad al mar- sores nos ofrece otras vetas para estudiar fenómenos de
gen de la libertad de imprenta y la efímera supresión de publicidad e incluso de recepción. Los procesos judicia-
ésta después del levantamiento de Iturbide. les (criminales, inquisitoriales, militares, eclesiásticos)
En este ensayo he intentado proponer algunos ca- formados en circunstancias difíciles suelen revelar los
minos para emprender investigaciones sobre los fenó- mecanismos cotidianos de información y publicidad en
menos de opinión pública y, sobre todo, he querido lla- sociedades donde no hay prensa libre; nos acercan a los
mar la atención sobre la conveniencia de aprovechar la libelos, a los rumores, a la deformación de noticias, y fi-
riqueza documental que encierran los procesos judicia- nalmente pueden llevarnos hasta el corazón de la opi-
les. No he pretendido negar la importancia de la revo- nión pública, es decir, a la recepción, reinterpretación y
lución publicitaria que produjeron los papeles de Cádiz formación de opiniones en la cultura oral. Desde lue-
e incluso la efímera libertad de imprenta de 1812; pero go, son evidencias sesgadas e incompletas, como todas
me parece indispensable subrayar que la opinión públi- las evidencias históricas. No obstante, constituyen un
ca no se encuentra exclusivamente en folletos y papeles camino valioso para enriquecer nuestra interpretación
periódicos. La documentación generada por la vigilan- sobre la compleja interacción de la publicidad y de la
cia gubernamental y la persistencia de los sistemas cen- censura en una época revolucionaria. 

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ESTILOS DE liderazgo:
DOS EJÉRCITOS EN LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Pedro Salmerón*

L
a Revolución mexicana fue hecha por ejércitos Huerta. El Ejército del Noreste reuniría bajo un solo
(o “ciudadanos armados”) y se resolvió y defi- mando a las fuerzas rebeldes de Coahuila, Nuevo León
nió en los campos de batalla. Esto, que parece y Tamaulipas. Poco después, Carranza le dio el mando
evidente, a veces se nos olvida, porque las campañas de del ejército al general de brigada Pablo González Garza.
la revolución se libraron en una época en la que el pa- El núcleo del nuevo ejército lo constituían las fuer-
radigma del pensamiento militar dictaba que la guerra zas irregulares de Coahuila o concentradas en Coahui-
era una continuación de la política por otros medios, y la en marzo de 1913. El origen de estas fuerzas eran las
porque muchos de los estudios más importantes sobre milicias estatales profesionalizadas que absorbieron a
la revolución se hicieron en una época en que el para- los revolucionarios maderistas en 1911 y que aumenta-
digma dominante del pensamiento histórico dictaba ron su número y potencia de fuego a lo largo de 1912,
que lo social y lo económico determinaban lo político cuando defendieron al estado de la rebelión chihua-
y lo militar. Por lo tanto, los estudios tradicionales de la huense (y lagunera) de Pascual Orozco. Al iniciar la re-
revolución se centraron en sus aspectos políticos, y los volución contra Huerta, los jefes de estos regimientos
de la etapa de auge de la historiografía académica, en irregulares eran los mismos hombres designados por
sus aspectos económicos y sociales. Sin embargo, el es- Carranza para encabezar la revolución de 1910, que en
tudio de la formación y funcionamiento de los ejércitos Coahuila fue rápida y poco cruenta —salvo en La La-
nos puede enseñar muchas cosas sobre las razones de guna— y confirmados en sus mandos en 1912, cuando
los hombres que la hicieron. En este ensayo presentaré don Venustiano se convirtió en un gobernante duro y
algunos resultados de una investigación recién termina- eficaz que afirmó su autoridad incluso frente a Madero,
da sobre el Cuerpo de Ejército del Noreste en la revo- con quien tuvo un acre intercambio epistolar sobre los
lución constitucionalista (1913-1914), confrontándolos irregulares, que el presidente hubiese querido disolver y
con los de un trabajo ya publicado sobre la División del que para Carranza eran una garantía de seguridad para
Norte en el mismo periodo (Salmerón, 2006, 2010). los gobiernos emanados de la rebelión de 1910.
El Cuerpo de Ejército del Noreste nació en julio de Al nombrar jefe del Ejército a Pablo González, has-
1913 por decreto de Venustiano Carranza, quien en ta entonces jefe del Primer Regimiento de Carabineros
marzo de ese año se había hecho nombrar Primer Jefe de de Coahuila, Venustiano Carranza fortaleció la depen-
la revolución contra el régimen golpista de Victoriano dencia del ejército y de sus mandos a la autoridad polí-
tica de la revolución. A su vez, González reorganizó las
* Instituto Tecnológico Autónomo de México. fuerzas de Coahuila en tres brigadas de caballería y un

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DEBATES | PEDRO SALMERÓN

batallón de infantería, dando el mando de las brigadas en argumentos legales y legitimistas y no en el propósi-
a los jefes en los que él confiaba políticamente (su pri- to de resolver demandas sociales. Las fuerzas revolucio-
mo Antonio I. Villarreal, don Jesús Carranza, hermano narias de Coahuila, como las de Sonora al mismo tiem-
de Venustiano, y Francisco Murguía, que acababa de po, tenían como última razón cohesiva, aparte del
regresar a Coahuila desde el centro del país), sobre entusiasmo regional, la lealtad y la admiración a un je-
otros jefes de regimiento con mayor tiempo o prestigio fe, la paga y el riesgoso empleo de soldado.
en Coahuila y que podían haber creado bases regiona- En Sonora, del desconocimiento de Huerta surgió
les de poder propio, como Teodoro Elizondo, Cesáreo un ejército profesionalizado que aisló a los combatien-
Castro o Francisco Sánchez Herrera. tes de su contexto social y a los jefes de las demandas
En el otoño de 1913, cuando las fuerzas de Coahui- específicas de sus soldados. Los soldados luchaban por
la rompieron el cerco que los federales les tendieron, un salario, por lo que los jefes pudieron independizar-
González integró efectivamente a su mando a las fuerzas se de las demandas de las masas que luchaban a sus ór-
rebeldes tamaulipecas o que luchaban en ese estado y, denes. Era un ejército de soldados que, si bien luchan
tras ocupar Ciudad Victoria, reorganizó otra vez los por la victoria, la camaradería, la lealtad al jefe inme-
mandos de las fuerzas del noreste. En esta reorganiza- diato, lo hacían en última instancia por el salario. Des-
ción, en la que el Ejército quedó constituido por ocho de 1912, la estabilidad de los ejércitos de Sonora y Co-
divisiones y cinco brigadas sueltas, se confirmaron algu- ahuila dependían del salario y del saqueo. Esto
nos mandos regionales previos, como el de Alberto Ca- permitió a los jefes dirimir sus ambiciones y medrar sin
rrera Torres, pero sobre todo, se reafirmaron las designa- voltear atrás, manejando el capital político que repre-
ciones hechas por Carranza en 1912 y por González en senta la lealtad de los hombres. Este tipo de ejército exi-
1913. El único jefe con prestigio propio que intentó gía la preservación de las estructuras vigentes.
oponerse a las disposiciones y al liderazgo de Pablo En el noreste, la victoria y la lealtad al jefe inmedia-
González, fue el general Lucio Blanco, quien fue remo- to fueron, en 1913, un elemento mucho menos cohesi-
vido de su mando y posición por Venustiano Carranza. vo que en Sonora. Una serie de datos interesantes son
A pesar de las derrotas, que al menos en 1913 fueron las constantes peticiones de soldados, grupos de solda-
más numerosas y llamativas que las victorias, el del Nor- dos, oficiales sueltos y pelotones o compañías, para sa-
este era un ejército notable por el espíritu de sus hom- lir de una corporación e integrarse a otra. Es también
bres. Durante la lucha contra Huerta, las fuerzas del sorprendente el hecho de que el Cuartel General la ma-
noreste estaban formadas por voluntarios que luchaban yoría de las veces autoriza estos movimientos: la lealtad
por principios políticos abstractos y lealtad a sus jefes, y a los jefes, propia de Sonora, o la vinculación social y
también, por un salario y la posibilidad de promoción regional, propia de Chihuahua, es aquí mucho menos
social. Era un ejército revolucionario en el sentido de evidente. Indudablemente, el limitado carisma de Pa-
que se creó a partir del caos de una situación revolucio- blo González y sus magros logros militares poco —aun-
naria y de que se vio obligado a improvisar. La voluntad que su actuación haya sido estratégicamente significati-
común, la disciplina gustosamente aceptada, una gran va— inciden en la diferencia entre la percepción del
proporción de voluntarios y la audacia del mando, res- liderazgo nordestino respecto al sonorense.
tantes características de un ejército revolucionario, las En el caso particular de Coahuila hay una retórica
tenía en mayor o menor grado: no había una disciplina revolucionaria y un divorcio total de las bases: a dife-
muy rigurosa, pero funcionaba, y si bien Pablo Gonzá- rencia de lo que ocurre en Chihuahua, donde en la do-
lez no lo destacaba por esa cualidad, nadie puede dudar cumentación villista están presentes de manera sistemá-
de la audacia de jefes como Francisco Murguía o Lucio tica las demandas de los soldados, la relación entre los
Blanco. Al menos, sus hombres no dudaban. soldados y los jefes y el hecho de que los jefes lo son por
Hasta ahí se trataba de un ejército revolucionario. decisión de los soldados y no del gobierno del estado o
Sin embargo, era un ejército revolucionario del que sus del Primer Jefe; en Coahuila apenas hay referencias a la
líderes se fueron desligando cada vez más evidentemen- composición social de la base y brillan por su ausencia
te de sus bases: al concebirse la revolución como una las relativas a sus demandas. Francisco L. Urquizo y
lucha institucional del gobierno legítimo de Coahuila Alfredo Breceda refieren a los militantes de la Gran
contra la usurpación huertista, una revolución fincada Unión Minera Mexicana, que proporcionó miles de

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ESTILOS DE LIDERAZGO | DEBATES

soldados a la revolución. Algunos documentos mues- política, que triunfó, y la social, que fue derrotada. El
tran también que las mutualidades ferrocarrileras y que recambio de dirigentes ocurrido en Chihuahua en no-
vaqueros del río Grande respaldaron a la revolución viembre y diciembre de 1910, el origen rural y popular
además, naturalmente, de rancheros y peones del cen- de los nuevos líderes, sus antecedentes de lucha agraria
tro y sureste de Coahuila. La más detallada de las fuen- y, sobre todo, el estilo de liderazgo, muestran un movi-
tes sobre las bases sociales del Ejército, es vasta en cuan- miento revolucionario muy distinto del originado en
to a los actos de los dirigentes y no sobre lo que las Coahuila que, en alianza con el sonorense —que aquí
bases demandaban.1 sólo hemos mencionado de paso—, señaló el rumbo
Se trataba de un ejército que para su funcionamien- que el país tomó a partir de 1917.
to requería de la preservación de las estructuras sociales Y es que en Chihuahua, el llamado a la revolución
y económicas vigentes. Una gran cantidad de docu- política hecho por Francisco I. Madero, le dio cauce a
mentación cruzada entre el Cuartel General y el prove- una serie de añejos agravios de la gente de los pueblos
edor general del ejército, el coronel Emilio Salinas, da del estado contra la oligarquía porfirista. La rebelión de
cuenta de esta característica. Son también notables al- los pueblos de Chihuahua no sólo provocó la caída del
gunos informes de los jefes responsables de regiones en- régimen de Díaz, también rebasó las propuestas políti-
teras, como Luis Caballero, gobernador de Tamaulipas; cas del maderismo y forzó un acelerado recambio de di-
Jesús Carranza, responsable de la retaguardia estratégi- rigentes, con lo que aparecieron en primera fila un gru-
ca construida en torno al puerto de Matamoros; o Cán- po de dirigentes campesinos y populares que, al cabo de
dido Aguilar, jefe de la Primera División de Oriente casi tres años, darían vida a la División de Norte.
con amplias facultades en el estado de Veracruz, que en Los jefes guerrilleros de Chihuahua, Durango y La
distintas ocasiones garantizan los intereses extranjeros y Laguna eligieron a Pancho Villa jefe de la División del
protegen los negocios particulares.2 Norte en una reunión sostenida el 29 de septiembre de
Como ya lo habíamos señalado, casi todos los jefes 1913. Los caudillos que eligieron a Pancho Villa como
del ejército fueron designados por Carranza en 1910 o jefe tuvieron siempre la conciencia de que éste les debía
en 1912, como jefes de la rebelión maderista o de las mi- su mando y era responsable sólo ante ellos, tanto como
licias estatales. Si se toma en cuenta esto, sus trayectorias ellos eran responsables ante sus hombres. Alguna vez,
vitales prerrevolucionarias resultaron enormemente sig- puesto en tela de juicio el mando de Pancho Villa, los
nificativas, ya que más de la mitad de los jefes militares jefes de brigada expresaron claramente al Primer Jefe la
del noreste eran empresarios agrícolas acomodados, con convicción de que el mando de Villa, la legitimidad re-
estudios medios o superiores, que fueron excluidos de la volucionaria del movimiento norteño, emanaba de
vida pública por el régimen de privilegio del porfirato. ellos en tanto jefes a la vez que representantes de sus
Semejantes por su origen y aspiraciones a los burgueses soldados. Cuando cayó Chihuahua en manos del villis-
provincianos que encabezaron la revolución francesa. mo y Pancho Villa consolidó su papel como coman-
Sus antecedentes políticos, liberales o reyistas, los prepa- dante en jefe, los comandantes guerrilleros aseguraron
raron para encabezar una revolución política que barrie- también sus propias posiciones, conservando el control
ra con las limitaciones puestas por la dictadura al des- de sus hombres y la influencia en sus regiones.
arrollo de la burguesía nacional. Si para estos caudillos estaba claro que Villa les de-
Cuando se comparan estos datos, con el estilo de bía el mando, los soldados también eran conscientes de
mando y la vocación revolucionaria de los jefes villistas, que los jefes de las brigadas les debían a ellos el mando,
se entiende que hubo dos revoluciones en México: la de modo que cuando moría un jefe de brigada los hom-
bres, en asamblea, elegían al nuevo jefe. Pancho Villa
no tenía voz ni voto en estas decisiones, salvo para as-
1 Esta fuente cuenta el origen, formación y entrenamiento del cender de inmediato al generalato a los coroneles elec-
Batallón de Zapadores, creado en la Cuenca carbonífera y la fronte- tos por los soldados.
ra de Coahuila en la primavera de 1913. Véase Urquizo (2003, pp. Los jefes de brigada, pues, no sólo eran lugartenien-
764-765).
2 Estos ejemplos en Barragán, 1985, t. I, p. 473); Ulloa (1997, tes de Francisco Villa o jefes de corporaciones milita-
p. 202); y Archivo del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista res, antes que eso eran caudillos regionales. “Caudillos”
(carpeta 8, legajo 919). por la connotación militar del término y porque debí-

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DEBATES | PEDRO SALMERÓN

an su posición a sus cualidades carismáticas, que les ejército villista en la maquinaria militar que destruyó al
permitieron construir extensas redes de apoyo en sus ejército federal.
respectivos territorios, y por su innegable vocación por Según las leyes villistas, los recursos confiscados se-
el cambio social. “Regionales”, porque sólo unidos pu- rían la base de un programa radical de redistribución de
dieron tener una trascendencia nacional, pero indivi- la riqueza, al triunfo de la revolución. Mientras tanto,
dualmente nunca superaron su dimensión regional, y el producto de dichos bienes pagó la guerra y financió
por el claro dominio militar y político que llegaron a la política social del villismo, de manera que no es exa-
ejercer sobre sus regiones, dominio fundado en el pres- gerado decir que en Chihuahua y Durango, de la mis-
tigio y respeto que en muchos casos se habían labrado ma manera que en Morelos y Guerrero, en 1914 y 1915
desde antes de la revolución. En ese sentido, Pancho estaba en marcha una auténtica revolución social que, a
Villa empezó siendo un caudillo regional, como los la postre, fue destruida por los ejércitos carrancistas. 
otros, pero al ser electo jefe de la División del Norte y,
sobre todo, desde que tomó Chihuahua como base pa-
ra avanzar hacia el sur, trascendió esa categoría para al- REFERENCIAS
canzar proyección nacional.
Tan importante como el origen social y el estilo de Archivo del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista,
liderazgo de los jefes villistas fue su práctica revolucio- Centro de Estudios de Historia de México-CARSO,
naria: desde 1910 o 1911 algunos de los futuros genera- carpeta 8, legajo 919.
les de la División del Norte —sobre todo Calixto Con- Barragán, J. (1985), Historia del Ejército y la revolución
treras y Toribio Ortega— expropiaron por la fuerza las constitucionalista, México, INEHRM, t. I.
tierras de las haciendas. Cuando tomaron Durango el Salmerón, P. (2006), La División del Norte. La tierra, los
bandolero Tomás Urbina, el líder agrario Calixto Con- hombres y la historia de un ejército del pueblo, Méxi-
treras, el herrero magonista Orestes Pereyra y el arriero co, Planeta, 2006;
Domingo Arrieta, impusieron un gobernador al que le Salmerón, P. (2010), Los carrancistas. La nunca contada
dictaron una novedosa ley agraria de efectos inmedia- historia del Ejército del Noreste, México, Planeta (en
tos. Cuando en diciembre de 1913 las fuerzas villistas prensa).
conquistaron el estado de Chihuahua, el jefe de la Di- Ulloa, B. (1997), La revolución intervenida, México, El
visión del Norte expropió por decreto casi toda la ri- Colegio de México.
queza pública del estado que, administrada por orga- Urquizo, F. L. (2003), Obras Escogidas, México, FCE/IN-
nismos creados exprofeso, y con lo que convirtió al EHRM.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

76
DIEZ ERRORES
SOBRE EL

zapatismo
Felipe Arturo Ávila Espinosa*

E
l zapatismo es, sin duda, uno de los movi- mas históricos fundamentales, a medida que avanza la
mientos sociales y políticos fundamentales pa- investigación histórica, muchas de las nociones, certezas
ra entender no sólo la Revolución mexicana y juicios tradicionales sobre él, han debido ser corregi-
—sino también la historia política del México posrevo- dos y matizados. Entre los más importantes están:
lucionario, particularmente la cuestión agraria y las re-
laciones del Estado corporativo surgido de la revolu-
ción con el movimiento campesino. 1. EL ZAPATISMO FUE UN MOVIMIENTO DE CAMPESINOS
El zapatismo ha sido, también, uno de los temas Y PEONES DE LAS HACIENDAS CONTRA ÉSTAS.
más estudiados y discutidos por la historiografía de la
revolución. Existen libros que se han vuelto clásicos so- Los pueblos de Morelos habían perdido, en lo fun-
bre él, entre los que sobresalen Raíz y razón de Zapata, damental, la posesión y control de las ricas tierras
de Luis Sotelo Inclán, y el más influyente de todos, Za- cañeras y de los principales recursos acuíferos, desde
pata y la Revolución Mexicana, de John Womack. En la Colonia. No obstante, seguían reclamando sus
buena medida, la visión y la interpretación que ha pre- derechos originarios y ofrecían una resistencia per-
valecido en el mundo académico y en el público intere- sistente, con ascensos y reflujos, a los avances de las
sado en la historia de la Revolución mexicana se ha for- haciendas azucareras. Sin embargo, lo que detonó el
mado, desde mediados de los años setenta del siglo conflicto agrario del que surgió el zapatismo fue un
pasado, por estas obras. conflicto de nuevo tipo: los pueblos que habían per-
No obstante, el zapatismo no puede considerarse un dido sus tierras ante las haciendas habían estableci-
tema de investigación concluido, del que se haya dicho do con ellas una relación simbiótica y las trabajaban
todo. Por el contrario, continua siendo objeto de interés estacionalmente, como medieros o arrendatarios. La
por generaciones sucesivas de historiadores y, producto modernización de las haciendas que tuvo lugar en el
de esos trabajos,1 se tiene ahora una imagen más com- Porfiriato, llevó a que varias de ellas ampliaran la su-
pleta y compleja sobre él. Como ocurre con todos los te- perficie sembrada de caña, cancelando el arriendo
de los pueblos y privándolos de la posibilidad de
* Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. cultivar productos tradicionales para su subsisten-
1Entre los más importantes trabajos de los años recientes están
cia. Esa alteración fue vivida por los pueblos como
Brunk (1994, 2008); Rueda Smithers (1998); Espejel (2000); Cres- la ruptura del pacto moral con las haciendas. La pri-
po (1996); Pineda (1997, 2004); y Ávila Espinosa (2001, 2009). vación de ese derecho —que consideraban natu-

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DEBATES | FELIPE ARTURO ÁVILA ESPINOSA

ral— orilló a muchos campesinos a engrosar las fi- tiempos de paz, la igualdad jurídica de los hijos na-
las de la revolución y del zapatismo, que fueron vis- turales con los legítimos y la emancipación de la
tos como una alternativa de solución a sus deman- mujer, por mencionar algunos, tuvieron sus formu-
das. En sus orígenes, fue por lo tanto un laciones más precisas en los delegados zapatistas en
movimiento de arrendatarios privados del acceso a los debates de la Convención y se expresaron tam-
cultivar las tierras de las haciendas, al que se unieron bién en el cuerpo de leyes nacionales que hizo el
campesinos libres, peones sin tierra, rancheros, pe- Consejo Ejecutivo de la Convención, una vez que el
queños comerciantes y sectores de la clase media ru- zapatismo había perdido la batalla con el constitu-
ral ilustrada. Luego, durante el huertismo, se incor- cionalismo, por lo que no pudieron aplicarse.
poraron sectores urbanos, trabajadores textiles e
intelectuales radicales vinculados al movimiento la-
boral que se convirtieron en los ideólogos del movi- 3. FUE INCAPAZ DE PLANTEARSE LA CONSTRUCCIÓN DE
miento zapatista y quienes le dieron una dimensión UN ESTADO NACIONAL.
nacional a su proyecto.
Ésta opinión, prevaleciente en la historiografía zapa-
tista y de la Revolución mexicana influida por el
2. FUE UN MOVIMIENTO CAMPESINO NOSTÁLGICO, marxismo, partía de una doble vertiente. Por un la-
VUELTO HACIA EL PASADO. do, los campesinos no eran capaces, como clase, de
plantearse y resolver la cuestión nacional y sólo lo
El famoso aforismo de Womack, “esta es la historia podían hacer como aliados subordinados de fraccio-
de unos campesinos que no querían cambiar y que nes burguesas o, en la alianza revolucionaria por an-
por ello hicieron una revolución” ha servido como tonomasia, subordinados a la clase obrera. Ese dog-
la definición más aceptada y repetida para caracteri- ma se alimentó de otra estigmatización derivada de
zar al zapatismo. Sin embargo, los análisis más re- la historiografía tradicional de la Revolución mexi-
cientes han mostrado que no existía tal visión ro- cana: el zapatismo, al igual que el villismo, no tuvie-
mántica y nostálgica o aun reaccionaria dentro del ron una visión nacional del poder, como sí la tuvo el
movimiento suriano, sino que éste era una amalga- constitucionalismo; asimismo, como parte de esa li-
ma compleja donde coexistían fuertes elementos mitación, sus intelectuales no tuvieron el alcance de
tradicionales, como los vínculos de parentesco y los vinculados al carrancismo y al obregonismo. El
amistad, el papel central de las autoridades de los zapatismo no solamente elaboró un proyecto de na-
pueblos, la acendrada religiosidad y el respeto a sus ción, mediante las propuestas ideológicas y progra-
costumbres y cultura ancestrales —por lo demás máticas de los intelectuales fuereños que se incorpo-
muy alejadas del estereotipo romántico de las co- raron a él, sino además que instauró un gobierno y
munidades campesinas holísticas—, con elementos una administración propios en la región morelense
políticos e ideológicos modernos desarrollados por y en una amplia franja del centro-sur del país, don-
los intelectuales orgánicos del zapatismo, con una de tuvo el control militar, político, económico y ad-
propuesta avanzada de gobierno democrático parla- ministrativo, y donde los jefes e intelectuales zapa-
mentario y la subordinación del poder político a la tistas aplicaron una peculiar forma de gobierno y
sociedad civil así como la participación de ésta en la administración caracterizados por la recuperación
supervisión y vigilancia de los poderes públicos. De de la autoridad tradicional de los pueblos y el esta-
hecho, varios de los principales planteamientos he- blecimiento de una considerable autonomía muni-
chos por los delegados zapatistas en la convención cipal, como parte de un proceso controlado y super-
fueron de los más radicales y avanzados en su tiem- visado centralmente —no sin considerables
po, aunque no se pudieron aplicar. Temas como el conflictos—, por el cuartel general zapatista. El za-
gobierno parlamentario, la revocación de mandato, patismo se propuso derrocar al gobierno nacional,
el derecho de huelga y de “sabotaje” de los trabaja- tomar el poder central, ocupar la capital del país e
dores, la moralidad y el perfil de los funcionarios instaurar un gobierno que diera cumplimiento a un
públicos, la disolución del ejército permanente en programa de reformas económicas y sociales cuya

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DIEZ ERRORES SOBRE EL ZAPATISMO | DEBATES

máxima expresión fueron las propuestas de los ide- fueron porfiristas o permanecieron al margen del
ólogos zapatistas dentro de la Soberana Convención proceso y si bien algunos de los más connotados in-
Revolucionaria, en cuya etapa de mayor poderío — telectuales que sí participaron en la revolución, co-
entre finales de 1914 y mediados de 1915—, contro- mo Luis Cabrera, pertenecieron a las filas carrancis-
laron la capital del país y la mayor parte del territo- tas, otros muy destacados, como José Vasconcelos y
rio nacional, si bien efímeramente al no poder Martín Luis Guzmán fueron cercanos al villismo,
consolidar su alianza con el villismo. por lo que no puede considerarse que el constitucio-
nalismo hubiera monopolizado los mejores intelec-
tos de la revolución.
4. NECESITÓ DE INTELECTUALES EXTERNOS Y ESTOS NO
FUERON CAPACES DE ELABORAR UNA PROPUESTA NA-
CIONAL Y NO TUVIERON LA TALLA DE LOS INTELEC- 5. FUE SÓLO UN MOVIMIENTO LOCAL REIVINDICATO-
TUALES CARRANCISTAS. RIO, CIRCUNSCRITO A LA CUESTIÓN AGRARIA.

El zapatismo es uno de los mejores contraejemplos Por lo general se ha sostenido que el zapatismo se
a la tesis comúnmente aceptada de que los movi- explica por el Plan de Ayala y, no sin razón, se su-
mientos sociales no son capaces de formular una braya que es el movimiento agrarista por antonoma-
ideología y un proyecto político nacional por sí mis- sia. Sin embargo, ese aspecto no basta para explicar
mos y necesitan de intelectuales desclasados de las al zapatismo y en muchos momentos de su desarro-
elites que les inyecten la conciencia desde fuera y los llo no fueron las demandas agrarias las que ocupa-
conduzcan en su lucha. El Plan de Ayala, uno de los ron el primer plano. En su origen, durante la etapa
planes revolucionarios más claros y precisos y de los maderista de la revolución, si bien las reivindicacio-
que ha tenido mayor influencia en México no sólo nes agrarias estuvieron presentes no fueron las más
durante la revolución, sino a lo largo del siglo XX importantes, sino las políticas, pues Zapata y sus se-
mexicano, fue el producto endógeno del zapatismo, guidores quisieron tener un papel relevante en el go-
a partir de su experiencia en la insurrección made- bierno local de Morelos, así como en las fuerzas del
rista y del fracaso de sus negociaciones con Madero. orden de la entidad y exigieron la salida del clan ri-
Los autores del Plan de Ayala fueron Emiliano Za- val de los Figueroa, de Guerrero. Después, cuando
pata, el líder indiscutido del movimiento y Otilio las negociaciones con Madero se vinieron abajo, la
Montaño, el principal asesor de su primera etapa, demanda central era la salida del ejército federal.
un modesto maestro rural quien escribió uno de los Durante la lucha contra Huerta la principal consig-
documentos paradigmáticos que mejor reflejan la na fue la salida de éste y posteriormente, en las dis-
visión y las aspiraciones de una revolución campesi- cusiones en la Convención de Aguascalientes, ade-
na. Posteriormente, durante la dictadura de Huerta, más de la aceptación del Plan de Ayala —que
se incorporaron al zapatismo destacados ideólogos lograron, al igual que el compromiso de comenzar
provenientes del movimiento laboral independien- la reforma agraria y el control de la Secretaría de
te, entre ellos Antonio Díaz Soto y Gama y Manuel Agricultura—, su principal petición, que fue uno de
Mendoza López quienes, con Manuel Palafox y los factores que provocó la eclosión de la Conven-
Montaño, fueron el núcleo central que elaboró la ción, fue la exigencia de la renuncia de Venustiano
ideología y el programa zapatista nacionales. El tra- Carranza. Luego de la derrota de Villa, cuando ha-
bajo de esos intelectuales, aunque no fuera un fiel bían perdido la guerra y sabían que no era viable su
reflejo del movimiento zapatista, tampoco era una proyecto, buscaron alianzas con grupos y líderes an-
expresión ajena y desvinculada de la visión y de los ticarrancistas que no eran revolucionarios y después
anhelos de la gente de las comunidades zapatistas. de la muerte de Zapata, los jefes zapatistas sobrevi-
Como todas las ideologías, las representó de mane- vientes se amnistiaron y aliaron con Obregón. Si
ra mediada y fue influida, a su vez, por las propias bien es cierto que consiguieron una temprana refor-
comunidades. Por lo demás, los más connotados in- ma agraria, fue muy distinta de la hecha por el za-
telectuales mexicanos de la época revolucionaria o patismo en el cenit de su fuerza en 1914 y fue una

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DEBATES | FELIPE ARTURO ÁVILA ESPINOSA

reforma desde arriba, organizada y controlada por el dades de la región, sin duda mayoritario, pero que,
Estado nacional. al mismo tiempo, hubo otro tipo de relación entre
el Ejercito Libertador del Sur con la población de
las localidades en la que hubo fuertes tensiones, pro-
6. FUE EL MÁS HOMOGÉNEO DE LOS MOVIMIENTOS SO- blemas y hasta enfrentamientos.
CIALES REVOLUCIONARIOS.

El aura romántica con la que se ha descrito al zapa- 8. FUE AJENO AL BANDOLERISMO Y LA DELINCUENCIA.
tismo no puede sostenerse. Si bien es cierto que en
él no tuvieron parte destacada —como en las otras A diferencia de lo que ha sostenido la historiografía
corrientes revolucionarias— los hacendados ni zapatista, el bandidaje en sus filas no fue un fenó-
miembros destacados de las élites y que fue un mo- meno insignificante ni marginal y tuvo importantes
vimiento de sectores rurales bajos y lideres radicales, repercusiones en el curso de la revolución suriana.
no puede ocultarse el regionalismo de sus jefes cam- En los archivos zapatistas se encuentran múltiples
pesinos ni sus rivalidades y disputas por el poder. testimonios de pueblos que protestaron reiterada-
Esas tensiones fueron una constante en el movi- mente de los abusos, préstamos forzosos, robos y
miento que no pudieron resolver el liderazgo de Za- violencia cometidos por las partidas zapatistas —de-
pata ni la centralización del mando en el Cuartel predaciones era el término común en la época para
General suriano. Los pleitos entre varios de los más referirse a ellos— en contra de la población civil.
importantes jefes campesinos, como el que tuvo lu- Un bandolerismo contra las comunidades que, si
gar entre Genovevo de la O y Francisco Pacheco, la bien es cierto que se acentuó en los años finales
notable independencia y el margen de acción con marcados por la descomposición del movimiento,
que actuaban, le restaron capacidad militar al zapa- estuvo presente también desde la primera etapa y,
tismo, unidad real de mando. Esas disputas y ten- aunque Zapata y el Cuartel General suriano hicie-
siones estuvieron en la base de su debilidad militar ron esfuerzos por controlarlo y castigarlo, tuvieron
y en su incapacidad para tomar por sus propios me- poco éxito en lograrlo.
dios la ciudad de México —cuando lo hicieron fue
aprovechando la alianza con Villa en diciembre de
1914—, de extenderse más allá del Bajío, y de resis- 9. FUE UN MOVIMIENTO SECTARIO, PRINCIPISTA, AL
tir con mayor fuerza el cerco al que fueron someti- QUE NO LE INTERESABAN ALIANZAS CON OTRAS
dos en la etapa final, luego de las derrotas de la Di- FUERZAS.
visión del Norte y hasta el asesinato de Zapata.
Una constante en el zapatismo fue la búsqueda de
alianzas con otras fuerzas, algunas de las cuales repre-
7. FUE UN MODELO DE ARMONÍA CON LAS COMUNIDA- sentaban intereses y proyectos distintos al suyo. En
DES CAMPESINAS. diferentes momentos el zapatismo buscó sumar fuer-
zas pragmáticamente con líderes y corrientes que, en
Como todos los movimientos sociales, sobre todo la mayoría de los casos, fueron infructuosas. Con
en momentos tan atípicos como los de una revolu- Madero, Pascual Orozco y Francisco Villa, grandes fi-
ción popular en curso, la relación del zapatismo con guras nacionales, el zapatismo buscó tender puentes
las comunidades campesinas, su principal base so- y establecer alianzas que les permitieran sumar fuer-
cial, fue diversa, compleja y varió en las distintas zas, resolver algunas de sus principales demandas o
etapas del proceso revolucionario. Aunque es indu- presentar un frente amplio contra enemigos comu-
dable que la persistencia y arraigo del zapatismo en nes. Las diferencias políticas y las rivalidades entre los
Morelos y sus zonas aledañas se explican por el apo- caudillos fueron determinantes para dar al traste con
yo y simbiosis que estableció con las comunidades, esos intentos, más que el sectarismo y el principismo
no se puede dejar de señalar que ése fue sólo uno de de los líderes zapatistas, aunque éstos aspectos sin du-
los aspectos con un sector de los pueblos y comuni- da tuvieron también un papel importante en esos fra-

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DIEZ ERRORES SOBRE EL ZAPATISMO | DEBATES

casos. En estas alianzas el zapatismo se consideraba lo ideológica hecha por el Estado que lo derrotó, que
suficientemente fuerte para tratar de imponer condi- utilizó su figura y refuncionalizó su significado para
ciones a sus posibles aliados: la solución inmediata legitimar su política agraria y, sobre todo, para con-
del problema agrario, la aceptación incondicional del trolar y subordinar al movimiento campesino. Des-
Plan de Ayala, el derrocamiento de Madero o la re- de 1924 y hasta fines de la década de los setenta del
nuncia de Carranza fueron esgrimidos como condi- siglo pasado, el Estado mexicano monopolizó el cul-
ciones sine qua non por los líderes zapatistas, sin éxi- to cívico a Zapata y no fue sino hasta mediados de
to. Los principios, sin embargo, no fueron los los ochenta y en los noventa cuando el movimiento
principales motivos de alianza con líderes y fuerzas popular independiente pudo recuperar la figura y el
menores, como Francisco Vázquez Gómez, Juan An- significado de Zapata como símbolo de indepen-
drew Almazán, Higinio Aguilar o con quien asesinó dencia y de lucha. 
a Zapata, Jesús Guajardo, sino el pragmatismo. Fue-
ron pues, las circunstancias, la relación de fuerzas y
los objetivos que buscaban alcanzar los que determi- REFERENCIAS
naron la política de alianza zapatista.
Ávila Espinosa, F. A. (2001), Los orígenes del zapatismo,
México, El Colegio de México/UNAM.
10. ES EL MEJOR EJEMPLO DE LA INDEPENDENCIA Y DE LA Ávila Espinosa, F. A (coord.), (2009), El zapatismo, Mé-
LUCHA CONTRA EL ESTADO MEXICANO. xico, H. Congreso del Estado de Morelos.
Brunk, S. (1994), Zapata Revolution and Betrayal in
Sin lugar a dudas el zapatismo fue la corriente más Mexico, Albuquerque, University of New Mexico
radical de la Revolución mexicana y las mayores Press.
transformaciones sociales y políticas de la revolu- Brunk, S. (2008), The Posthumous Career of Emiliano
ción ocurrieron durante el cenit del zapatismo, en- Zapata. Myth, Memory, and Mexico s Twentieth Cen-
tre 1914 y 1916 cuando desapareció la clase terrate- tury, Austin, University of Texas Press.
niente en la entidad, los pueblos recuperaron sus Crespo, H. (1996), La hacienda azucarera del estado de
recursos naturales y se desarrolló el más profundo Morelos: modernización y conflicto, Tesis de Doctora-
experimento de autogobierno y de creación de un do en Estudios Latinoamericanos, México, Facultad
Estado con bases populares en la historia del país. de Filosofía y Letras-UNAM.
Sin embargo, el zapatismo fue un movimiento de- Espejel, L. (coord.), (2000), Estudios sobre el zapatismo,
rrotado, cuyos líderes fueron eliminados o coopta- México, INAH.
dos por la fracción ganadora y cuyos postulados fue- Pineda, F. (1997), La insurrección zapatista, México,
ron testimoniales que no tuvieron mucha incidencia Era.
en la conformación del nuevo Estado y régimen Pineda, F. (2004), La revolución del sur, 1912-1914, Mé-
emanados de la revolución. Paradójicamente, la di- xico, Era.
mensión nacional de Zapata como el máximo pró- Rueda Smithers, S. (1998), El paraíso de la caña, histo-
cer del agrarismo mexicano fue una construcción ria de una construcción imaginarias, México, INAH.

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SOCIEDAD SECRETA

“Las manos, con todas sus falanges, son subversivas.”

Rafael Toriz
DEL miedo
Jair Cortés*

Lo malo es la infancia
cuando el niño es el enemigo del niño.
En las paredes busca soledad para matar a Dios,
orienta
parvadas con sus inexplicables trucos de magia,
en una libreta anota con rencor el nombre
y la fecha de sus más íntimos contrincantes.

Afuera de la celda
le espera un grupo de miedosos
él se une,
luego se rebela,
nadie le sabe decir: acerca tu rostro a la flama, hermano,
el fuego quemará tus pocas perversiones.

Y quiere o no quiere
pero ya usa mayúsculas cuando escribe DINERO
y teje como su tía la tuerta
un gran manto para cuando sea rey.

Da vuelta
y notan que algo oculta,
en el camino le señalan,
le dicen: tú, acerca tu rostro al agua y lava esa abuela y quita tu mancha.

Pronuncia como se debe,


corre y no sabe
qué hacer con tanto miedo.

Con tanto miedo,


no sabe si lo persigue su infancia
o es la adolescencia embistiéndolo a media noche. 

* Poeta y traductor. Actualmente es becario del FONCA (Jóvenes Creadores 2009-1010). Escribe en www.granadademanopoesia.blogspot.com

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Indagaciones
A SU PULSO QUE CESA
(DE CÓMO DON QUIJOTE CAYÓ MALO
Y DEL TESTAMENTO QUE HIZO
Y SU MUERTE)

Manuel R. Montes*

Y si ellos están locos, es forzoso que yo esté loco. Porque cance, entreabre sin embargo sus acercamientos al loco
yo podía jugar a mi juego porque lo estaba haciendo en desahuciado anotando, desesperanzada: “Como las
soledad; pero si ellos, otros me acompañan, el juego es lo cosas humanas no sean eternas” (p. 1 099), tesis bajo la que
serio, se transforma en lo real. Aceptarlo así —yo, que lo subyace un deseo de prórroga sutil (“mientras las cosas
jugaba porque era juego— es aceptar la locura. humanas no sean eternas”) que se desgarra en la conje-
tura de otro plano temporal en que sí lo serían. Cervan-
Juan Carlos Onetti, El astillero. tes no se finge impersonal en el acto, ya que prefiere la
ambigüedad del enunciado “no sean eternas”, en vez del
categórico “no son eternas”. Quijano debe, pues, y en
I tanto el orden universal no revierta sus predicamentos
de finitud, morir. Y Quijano muere. La eternidad del

I
nteresa el amargo trance que le debió de implicar hombre intriga profundamente a Cervantes en el epílo-
a Saavedra dar muerte a su héroe: asumir el rostro go de la novela. El deceso del manchego lo confronta,
de todos los enemigos imaginarios de Quijano en lo abisma en una perplejidad absoluta frente al estado
uno solo, letal e invencible —el de su autor—, y pro- imaginativo al que han arribado sus vuelcos, frente a las
ceder al más concreto de los deicidios. exequias que debe esforzarse por inventar, desembocan-
La patibularia escena del LXXIV, luego de las mil y do, indeciso y voluntarioso, en el resuello que trascen-
tantas páginas en que deambulamos la sed y el delirio derá las edades de la estética literaria.
de una zaga absurda, apeados a Rocinante, nos parece
asombrosamente corta, casi telegráfica.
La frialdad de la pluma cervantina al referir el per- II

* Escritor mexicano. Su más reciente libro es Loquios (FETA,


Interesa configurar la diagnosis: la razón —tardía, incó-
2008). Actualmente coedita el minisitio de narrativa “Portal de So- modamente invocada, necesaria— del fallecimiento y
ares”, de la revista Círculo de Poesía. los espejismos que incita.

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

84
INDAGACIONES A SU PULSO QUE CESA | SOCIEDAD SECRETA

Cervantes, omnipotente y no, dilata el indicio ca- juicio ya libre y claro” (ibídem). Algún perdón eclesial
bal, se interna en la subjetividad y perpetúa los velos de recibiría —y de labios de qué otro cura abominable—
su íncipit. ¿De qué murió el célebre loco? Saavedra pro- en las penumbras de su ausencia inconsciente; algún
pone: 1) “ya fuese de la melancolía que le causaba el cruento negocio de justicias entre villanos lo habrá ocu-
verse vencido” (p. 1 099); 2) “ya por la disposición del pado, vencedor; alguna virgen hallaría en su regazo los
cielo, que así lo ordenaba” (ibídem). consuelos paternales de su casta bondad.
El cura, el bachiller y el barbero complementan las Quijano, arrepentido de su condición pretérita, re-
vagas impresiones del novelista: 3) “la pesadumbre de volucionaria, a contra reloj declara, recapacita: “No me
verse vencido y de no ver cumplido su deseo en la liber- deja tiempo para hacer alguna recompensa leyendo
tad y desencanto de Dulcinea” (ibídem). Curiosas inter- otros [libros] que sean luz del alma” (ibídem). El Inge-
polaciones: “melancolía” por “pesadumbre”, “desencan- nioso querría curarse, arropado en otros géneros de li-
to”: “cielo” por “deseo”, “libertad”, “Dulcinea”. teratura: quizá en su sueño de seis horas los habrá pun-
En torno al lecho fluye un diálogo en murmullos tualmente leído, vislumbrado, y la sola superstición de
mediante el cual Cervantes proyecta en sus personajes hartarse en ésta su nueva y rara, postrera curiosidad
una especulación sobre las causas del fin del Caballero, bastaría para absolverlo, para esclarecer, devolverle y li-
si no convincentes, acaso verosímiles, acordes a su zo- berar su juicio.
zobra y a sus maniobras de evasión. ¿Por cuáles libros encaminó los propósitos de su la-
La voz autorizada del médico que acude para disi- mento?, ¿a cuáles se refería?, ¿a qué filosofías elipsoida-
par supuestos, requerido con urgencia por todos (Cer- les atenerse?, ¿serían dichos libros aquellos que Cervan-
vantes, Sancho, allegados, lectores): establece que a tes quiso de pronto escribir, también agonizando en el
Quijano: 4) “melancolías y desabrimientos le acababan” LXXIV, fatigado novelista que al final de su periplo
(ibídem). Consecuente a las argucias de Saavedra, el sortea el escrúpulo de haber, quizá, errado el tema, la
médico tampoco atina, y no importa que así sea, pues extensión, el personaje?
la crisis, aquí, no estriba en el raquítico desempeño de
un músculo cardiaco de más de medio siglo, sino en la
fórmula irreversible de una certeza que, abrupta, lo IV
anula, lo empobrece y derrota, abarca sus irrigaciones:
Quijano ya no verá, jamás, a su moza labradora. Interesa la primera persona que atendió pasivamente
las autopsias prematuras y ve agotarse el suministro de
vida.
III Quijano asevera, dice sin decir nada que no haya-
mos advertido y reitera el nudo de tensión que irregu-
Interesa el último sueño en el Quijote. larmente sofoca el capítulo de cierre: 5) “Yo, señores,
Luego de los acalorados intercambios de opinión siento que me voy muriendo a toda priesa” (p. 1 101).
sobre los alientos debilitados de Alonso, a éste se le per- ¿Pero de qué?, insistiríamos, preguntándonos luego
mite dormir, según su propia solicitud, “y durmió de con insolencia y necedad inútil: ¿finge, ahora, como
un tirón, como dicen, más de seis horas” (p. 1 100). clausura maestra y viraje, su cordura repentina para ob-
Tanto, que la sobrina y el ama sospechan que no retor- viar los motivos de su deserción, y apela sólo al trote
nará de este sueño, otro. veloz del segundo que va a detenerlo? Ni Quijano ni
¿Qué soñaría durante dicho impasse?, ¿qué novela, nadie sabremos de qué enfermedad lo quiere matar su
de las infinitamente leídas, ilustró sus alucinaciones?, autor. Cervantes tantea, oscilante, la cuestión del rigor
¿qué símbolos, qué sensaciones lo perturbaron, aquie- mortis: aplaza, sugiere, banaliza, vuelve a sugerir. “Y así,
tándolo? en tanto el señor cura me confiesa vayan por el escriba-
Al despertar, la locura, sin más, se ha disipado. Qui- no” (ibídem), interrumpe Alonso, despejando las at-
jano Samsa entorna los párpados convertido en otra mósferas cargadas de su habitación para avenirse al trá-
criatura, una criatura cuerda, recalcitrante, que nos es- mite que más apremia. Alonso exige un escribano:
panta diciendo: “Las misericordias […] son las que en ¿Cide, Saavedra, Avellaneda? Mediante esta súplica, re-
este instante Dios ha usado conmigo […] Yo tengo el suelve suplir la pluma de ficción por la pluma lapida-

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SOCIEDAD SECRETA | MANUEL R. MONTES

ria, jurídica; que de él se escriban no más que sus hálitos ciones, que la bitácora del cura sólo confunde más la
de cuerdo. La cronología de los episodios quijotescos esencia, por lo demás inaccesible, de esos dos estados
demuestra que para la literatura un hombre cuerdo no da del alma en que vivió simultáneamente don Quijote: la
para otra gracia que no sea la dicción de un testamento doble sustancia en que enraizaban su locura parcial y su
Están, siguen estando allí, el ama, la sobrina, el mé- cordura incierta, sin que nos atrevamos a citar un ins-
dico, el cura, el barbero, figuras que se estremecen en tante de la saga en que hubieran, en definitiva, de
la angustia de no descubrir los síntomas unívocos del escindirse.
hidalgo, asediados por una misma impaciencia, com- El parte veraz del confesor, de cualquier modo, ini-
partida, solidaria. Aceptan cualquier disparate, como el cia el trazo del vestigio: “Don Quijote fue Alonso Qui-
de la muerte por tristeza, no habiendo aceptado, o no jano el Bueno a secas” (p. 1 102). Don Quijote ya no es,
con tal inminencia, al inicio de la historia, la locura por fue. Y su nombre ya es distinto. Reconvenido a su con-
haber leído libros de caballerías. E insisten: 6) “una de dición de bondad, y una vez hecho jirones, de tanto y
las señales por donde conjeturaron haber se moría fue de tan excesivo trajín, el hábito de la locura, el retoma-
el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo, do y ¿humillante? alias acentúa su inversión a lo “ma-
porque a las ya dichas razones añadió otras muchas tan lo”, aun a lo “maldito”, de que lo contagiaron los detes-
bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que tables libros de caballería. Tan bueno, tan a secas, tan
del todo les vino a quitar la duda, y a creer que estaba distintamente Quijote y tan verdaderamente Alonso
cuerdo” (ibídem). Ignora aquella comitiva que las con- Quijano, que su escudero le oye pronunciar lo impen-
vincentes razones de lucidez indiscutible también las sable: “Perdóname, amigo” (ibídem).
ha articulado el loco Quijano, ya bueno e inserto en la
bondad cuerda, que sus cuidadores adulan por cristia-
na, sí, pero loco, loco aún, loco irremisible. Alonso es VI
aparentemente exorcizado, en el sueño de las seis horas,
del venenoso espíritu musulmán de Benengeli. El Inge- Importa lo que de todo lo acaecido perciba el interlo-
nioso no quiere traicionarse al confesar que le aburrió cutor de más alto rango.
seguir interpretando su personaje; que su personaje lo Sancho diagnostica, luego de aquella muestra paté-
cansó, a tal grado, que mentirá su muerte tal como ha tica de pureza y amistad sin quebrantos, que: 7) “la ma-
mentido su vida, con tal vocación y perfeccionamien- yor locura que puede hacer un hombre en esta vida es
to, y que aguardará a que lo vuelvan a dejar a solas pa- dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni
ra huir e interpretar otros personajes, de otros libros otras manos le acaben que las de la melancolía” (ibí-
luminosos. dem). El escudero, desafortunadamente célebre por lo
El Desocupado lector se permite aportar una nota de que se ha transcrito, es quien conoce más que ninguno
defunción: 6) “Alonso Quijano murió de aburrimiento de los presentes el temperamento de su amo. Y sabe,
de sí mismo”… Porque yo podía jugar a mi juego porque con malicia y lealtad cómplices, que la vuelta a la cor-
lo estaba haciendo en soledad; pero si ellos, otros me acom- dura es una delicada farsa, pues su comentario confir-
pañan, el juego es lo serio, se transforma en lo real. ma que la muerte de Quijano es el espejo de su demen-
cia máxima, tácita, al morir por melancolía, con el
agravante de haberse caricaturizado a sí mismo en el
V más endeble e inverosímil montaje de lucidez. Panza
revira y asume parte de la culpa: 8): “si es que se mue-
Interesa, ante todo, la verdad, no las justificaciones fic- re del pesar de verse vencido […] por haber cinchado
ticias de la verdad. mal a Rocinante le derribaron” (p. 1 103). Sansón Ca-
El cura, tras la confesión —que como el sueño nos rrasco secunda al escudero, le da la razón que siempre
es reservada para elucubrar—, notifica: “Verdadera- tuvo y que siempre le adjudicamos, aunque ahora San-
mente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso cho se quiera equivocar y hacer entrar en la razón, en la
Quijano el Bueno” (p. 1 101). A esta altura de la nove- vida, al despojo de su caballero, reanimarlo a partir de
la lo verdadero, en su sentido literario más amplio, ha sus razonamientos, que fueron antes suficientes para
sido tan hábilmente puesto en el debate de sus reinven- convidarlo a arremeter.

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INDAGACIONES A SU PULSO QUE CESA | SOCIEDAD SECRETA

VII El recelo de Saavedra, plagiario y plagiado, al saber-


se vulnerable respecto de los embelecos de indudables
Importa lo que a Cervantes importa más que ninguna imitadores, es matar a sangre fría su Quijote porque só-
otra de estas sucintas digresiones: “Iten, es mi voluntad lo matándolo le pertenecería definitiva, eternamente.
que si Antonia Quijana mi sobrina quisiere casarse, se O tal vez no, ya que, como no sean eternas las cosas hu-
case con un hombre de quien primero se haya hecho manas, bien podría su deseo contravenirlo, influencian-
información que no sabe qué cosas sean libros de caba- do y produciendo no sabemos todavía cuándo al próxi-
llerías; y en caso que se averiguare que lo sabe y, con to- mo derrocador, aunque Cervantes opine desde hace
do eso, mi sobrina quisiera casarse con él y se casare, cuatro siglos que “esta empresa, buen rey, para mí esta-
pierda todo lo que le he mandado” (ibídem). ba guardada” (p. 1 105).
Si bien aburrido de su personaje, a Quijano le pesa
abandonarlo y lo reclama para sí a la posteridad, ahu-
yentando, escribano en ristre, a inevitables sucesores y VIII
advenedizos. Es esta “voluntad” testamentaria la ins-
cripción en la lápida de las novelas de caballería: que no Importa, a manera de réquiem, el otro difunto.
haya otro Quijote ni otro Quijote; que nadie torne a lo- A la muerte del Quijote y del Quijote siguió la
co leyendo zagas; que quede en registro lícito la aver- muerte, o el suicidio, asaz fundamentalista, de Cervan-
sión de su memoria hacia algún indigno imitador, co- tes como su autor. Cervantes cita al árabe e insulta por
mo ya los tuvo en demasía cuando vivo. boca ajena, infiel, a quienes se atrevieron a remedar su
La dirigida a Sancho no sería una disculpa aislada. obra y a los que se atrevan a proceder con igual infamia,
Le ruega por lo mismo a Saavedra “por haberle dato “porque no es carga de sus hombros, ni asunto de su
motivo” (p. 1 104) para escribir la novela, evidencia cla- resfriado ingenio” (ibídem). El último resuello de Saa-
ra de que Quijano continúa siendo un loco, puesto que vedra es una voz colérica. Habla el espíritu con amena-
solamente el loco sabía de aquello que su autor abomi- zas al abandonar el cuerpo de Quijano, como el peso
naba, ¿o cómo sería posible que en los recuerdos de inexplicable de una armadura que ya no tortura al ca-
Quijano, al trasluz del sueño reivindicador de las seis ballero. Eso último que se desprende del cuerpo de
horas, sus experiencias hayan quedado intactas, salvo Alonso es un alarde anarquista, un reto, una proclama
por los códigos de moral que, como angelicales salvado- de rebeldía contra detractores y maleantes de la prosa,
res las censuraron, aunque sin modificarlas? de manera que el héroe mantuvo la locura desenvaina-
“Hallose el escribano presente y dijo que nunca ha- da hasta el último duelo, para que “real y verdadera-
bía leído en ningún libro de caballería que algún caba- mente” pudiera yacer tendido de largo a largo. Con
llero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegada- cuánta vehemencia Cervantes escribió sobre la rigidez
mente y tan cristiano como don Quijote” (ibídem). mortuoria de Quijano sustantivos venenosos, de con-
Actitud más que coherente con Alonso el alienado, serva, quizá para efectos de atrasar la descomposición.
quien siempre quiso innovar, superar a sus maestros. Enfermizo afán de aniquilar al más falso entre los fal-
Morir de otra manera es de igual modo un intento por sos, y despedirse de él agitando un enardecido posesivo:
reafirmar su vanguardia heroica, desquiciante. Morir “mi verdadero don Quijote” (p. 1 106). 
denostando el estereotipo de la muerte del caballero.
Morir en la metalocura de fingirse cuerdo y bueno, co-
mo a ninguno de los protagonistas a los que copió po- REFERENCIAS
dría haberle sucedido.
Cuando el personaje “dio su espíritu”, Cervantes no Miguel de Cervantes Saavedra (2005), Don Quijote de
tarda, buitre, en tasar su valioso cadáver, “para quitar la la Mancha, Madrid, Edición del V Centenario, Re-
ocasión de que algún otro autor que Cide Hamete Be- al Academia Española/Asociación de Academias de
nengeli le resucitase falsamente e hiciese inacabables la Lengua Española.
historias de sus hazañas” (p. 1 104).

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Wong Kar-Wai
Y LA POÉTICA DEL SECRETO

Jezreel Salazar*

lo esencial es invisible a los ojos la pareja engañada, en su afán por descubrir cómo fue
posible el adulterio, se enfrasca en una compleja rela-
Antoine de Saint-Exupéry ción pasional.
Lo primero que llama la atención es el tratamiento
sobre esta particular intriga erótica. La historia de amor

S
egún Gastón Bachelard, “el instante poético es más recurrente en el cine es el triángulo amoroso, la
la conciencia de una ambivalencia”. La senten- disputa de dos mujeres por un hombre o la rivalidad
cia resulta adecuada para definir la mirada que entre dos hombres por una mujer. La historia pasional
propone el cine del director honkongués Wong Kar- entre cuatro personas es menos común. Wong Kar-Wai
Wai, quien se ha caracterizado por crear un cine de la resuelve de una manera sencilla y al mismo tiempo la
gran sofisticación y sensualidad, centrado en el registro sintetiza: sólo podemos conocer a dos de los personajes
intimista de las pasiones amorosas y sus frustraciones (Chow y Lizhen), nos es permitido acceder solamente
constantes. Esto es perceptible desde su vertiginosa al interior de la pareja engañada. Esa es la historia de
Chungking Express hasta la complejísima 2 046, donde amor que le interesa a Wong Kar-Wai, una historia de
el peso de los recuerdos y la imposibilidad de la entre- amor derivada, contingente, que surge por la casuali-
ga permiten una profunda reflexión sobre los vínculos dad, el dolor y la afrenta. Una historia que nunca ha-
entre realidad y creación artística. No obstante, fue con bría existido por voluntad propia.
su séptima película, Deseando amar (In the mood for lo- A partir de esa anécdota el tratamiento tiene algo
ve), en donde se perfeccionan los recursos de este cine- más de paradójico: el director nos obliga a observar la
asta, quien logra crear una verdadera joya fílmica. Ahí, desgracia con ojos maravillados. La narración de las
Kar-Wai reflexiona sobre la infidelidad a partir de una desventuras del corazón está realizada a través de una
historia mínima: dos vecinos descubren que sus respec- fotografía prodigiosa, en el juego de la luz, los colores y
tivas parejas son amantes y a partir de esta revelación, las sombras, nos deleita en medio del paisaje emocio-
nalmente desolado. La escena en que Lizhen busca
compañía con la esposa de Chow es al mismo tiempo
* Ciudad de México, 1976. Cinéfilo de ocasión, disfruta desci-
admirable y anómala. Mientras Lizhen se muestra ama-
frar los enigmas inscritos en las películas de Haneke, Ki-duk, Me-
dem, Kieslowski… Recientemente apareció bajo el sello editorial de
ble para conseguir una conversación que alivie su sole-
Tierra Adentro, el libro La conciencia imprescindible. Ensayos sobre dad, la esposa de Chow es brusca, descortés, cortante.
Carlos Monsiváis, del cual es compilador. Al cerrar la puerta se escucha la frase: “era tu esposa”, lo

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WONG KAR-WAI Y LA POÉTICA DEL SECRETO | SOCIEDAD SECRETA

que le confiere a la escena un carácter cruel y aberran- personajes, a quienes conocemos más por sus actos que
te: la infidelidad ocurre en el departamento de junto. por sus palabras. Así vemos, por ejemplo, en la constan-
Lizhen está en espera del marido, mientras éste la enga- te preocupación por la salud de Chow, el amor que Liz-
ña a un metro de ella tan sólo encubierto por una pa- hen siente hacia él. Por su parte, Chow no puede ocultar
red. Aquí está uno de los aciertos de Wong Kar-Wai, los gestos de frustración que le provoca el continuo re-
quien ha aprendido a narrar el drama, la tragedia amo- chazo de su coprotagonista. Los personajes de Kar-Wai
rosa, de una forma sutil, casi encantadora. se hallan escindidos entre el ser y el parecer, entre el de-
Tal paradoja (la tragedia que maravilla) revela una seo y la realidad. De ahí su actuar ambivalente, su acer-
clave para comprender la cinta: el sentido de la impre- camiento y alejamiento constantes. Lo cual es remarcado
cisión. El motor de la trama está dado por una ambiva- por el tema de la película: “Quizás, quizás, quizás”...
lencia constante de los dos personajes engañados, en A esto contribuye la supresión de lo ocurrido en la
cuya relación la lógica del deseo siempre está precedida habitación 2 046 (cifra que retomará Kar-Wai para el tí-
por el peso de la culpa, la carga del secreto y el miedo a tulo de su siguiente película). Se remarca la importan-
reproducir (como un acto de venganza) una infidelidad cia de lo no dicho, de lo aludido sólo a partir de suge-
simétrica a la que ellos mismos sufrieron. Quizá el ma- rencias y detalles, de lo inexpresado. Lo que se busca al
yor logro del realizador consiste en mantener esta am- eliminar escenas es en principio potenciar la ambigüe-
bigüedad. Ni Chow ni Lizhen (los personajes principa- dad de la historia, mantener cifrada la verdad de la tra-
les) parecen estar dispuestos a caer en la misma traición ma, cuya revelación será aplazada o mantenida, a través
que ellos sufrieron y condenan de sus parejas. Sin em- de un rodeo, en la indefinición. Esto puede verse en
bargo y acaso sin quererlo, poco a poco un vínculo uno de los continuos ensayos que realizan los personajes
emocional surge entre ellos, hasta que resulta imposible al interior de la historia. En una escena Lizhen confron-
continuar ocultándolo. El imperativo que se imponen ta a su esposo, a quien vemos de espaldas. La protago-
de “no ser como ellos” les impide dar rienda suelta a sus nista le recrimina su adulterio, pero pronto, ya con otra
sentimientos y limita la relación desplazándola a un perspectiva de la cámara, nos percatamos que con
plano casi platónico. quien está hablando es en realidad con Chow. En un
No obstante, el desenlace amoroso, nunca explícito, juego no exento de ironía, los protagonistas actúan en-
estará insinuado a través de un lenguaje más gestual carnando el papel de sus respectivos rivales. Aunque en
que verbal. Cuando los nuevos amantes se toman de la principio el juego surge con la intención de intentar
mano en un taxi luego de que ella afirma “no quiero comprender cómo fue que se conocieron y sedujeron
volver a casa esta noche”, podemos intuir que la nueva sus parejas, después se convierte en una estrategia de
infidelidad tendrá lugar. Sin embargo, esto no aparece complicidad, un mecanismo para hablar de sí mismos.
nunca en la pantalla y es aquí donde cabe resaltar el ar- Estas actuaciones fingidas son ensayadas repetidamente
te de la elipsis que Kar-Wai practica a través de la edi- hasta que cierta verdad sale a flote (la crueldad del cor-
ción. Y es que, a pesar de haber filmado aquellas esce- tejo infiel, el dolor del engaño, la certeza del propio en-
nas donde se resuelve la trama, donde sabemos si en amoramiento) y es conocida por el espectador.
efecto la segunda infidelidad se consuma, el director De este modo, Kar-Wai problematiza al interior de
decidió eliminarlas en el momento de la edición de su la película tanto el tema de la actuación (apariencia/
filme. (En el disco de “extras” que acompaña el DVD de pretensión/ impostura) como el de la construcción de
la película, estas escenas inéditas están contenidas en un la propia obra. Deseando amar se devela así como una
apartado titulado “El secreto del cuarto 2 046”). ¿Qué película que reflexiona sobre sí misma. Tal autoreferen-
significado tiene para la película como obra acabada el cialidad tiene el efecto de hacer evidente el carácter fic-
dejar fuera estas imágenes? Si toda cinta supone una cional de la obra, así como señalar la provisionalidad de
elección de secuencias que dan sentido a la trama y de- las verdades, lo que permite pensar la actividad fílmica
finen un estilo de narrar, ¿qué implicaciones estéticas como un ejercicio de relectura constante. Y el amor co-
conlleva la eliminación de esas escenas? mo una tentativa, como un ensayar constantemente
Kar-Wai dirige la trama a partir de insinuaciones, so- gestos e insinuaciones, el deseo como búsqueda incan-
breentendidos y silencios, de modo que la historia cobra sable de la certeza del otro, en medio de tanta incerti-
vida en los encuentros y desencuentros fortuitos de los dumbre, de tantos futuros posibles.

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SOCIEDAD SECRETA | JEZREEL SALAZAR

Apariencias, tentativas, camuflajes, son los funda- ción es fundamental. Y es que Kar-Wai trabaja de ma-
mentos de la película, cuya estrategia de ocultamiento nera simultánea en la escritura del guión, la edición y la
implica un modo de narrar donde se privilegia el apla- filmación. Conforme graba escenas, las edita y las rees-
zamiento sobre la explicación inmediata, e incluso se si- cribe. Lo que resulta un insólito dolor de cabeza para
lencian las presencias incómodas, aquellas que por su sus actores, es para el cinéfilo un resultado sin igual.
centralidad darían al traste con la forma sesgada del re- El proceso de edición resulta así no sólo parte esen-
lato. En este sentido, uno de los aciertos de la película cial del trabajo, sino que constituye el elemento que
consiste en no mostrar nunca los rostros de la pareja an- configura sus obras e historias al momento de produ-
tagónica, los esposos adúlteros, quienes nunca aparecen cirlas. Sobre tal proceso Kar-Wai ha dicho que consiste
de frente a la cámara. A ellos sólo los conocemos frag- en “guardar lo esencial y lo que es preciso”. Tal consig-
mentariamente: por ciertos objetos, por sus voces, sus na es la condición de toda obra poética: no debe sobrar-
pies o de espaldas. Se trata de presencias ausentes que le nada, no debe faltarle nada. Por ello podría decirse
se mantienen siempre en las sombras: el marido de Liz- que del trabajo en la edición proviene el carácter poéti-
hen sale constantemente en viajes de negocios y la es- co de las películas de Wong Kar-Wai. Luis Villoro afir-
posa de Chow trabaja de noche como recepcionista de ma que la poesía “más que decir lo que es, alude a lo
un hotel. que no es”, y constituye “un habla en tensión perma-
Pareciera entonces que existe la imposibilidad de ex- nente entre la palabra y su negación, el silencio”. No
presar directamente la verdad. O por decirlo con mayor encuentro mejor forma de describir el arte discreto de
precisión, la necesidad de afirmar que la verdad de la Wong Kar-Wai, cuya substancia poética “se halla más
historia sólo puede conocerse oblicuamente, de mane- bien oculta que manifiesta” (Gorostiza).
ra indirecta. Que la realidad sólo puede percibirse des- No obstante, la importancia del silencio, de lo no di-
de una perspectiva incompleta. En una entrevista el di- cho, se expresa no sólo en términos formales sino a tra-
rector afirma que de las películas de Robert Bresson vés de núcleos temáticos que van desarrollándose a lo
aprendió que “no se puede ver la totalidad de las cosas”. largo de la película. Dos son los ejes narrativos que re-
Por ello, en Deseando amar los movimientos de la cá- corren la cinta y se encuentran vinculados: la censura
mara son limitados por los espacios reducidos en que moral y el secreto. Ambos constituyen un correlato a las
están inscritos: pequeños cuartos, calles estrechas, co- preocupaciones formales del director, de modo que for-
rredores alargados, recovecos de escaleras. Pero también ma y contenido aparecen como intrínsecamente inse-
porque Wong Kar-Wai buscó que el espectador fuera parables. (Así como la elipsis y el ocultamiento son for-
como un vecino más, incapaz de ver el escenario y la mas de establecer secretos en la trama, el tema de la
trama de forma total y completa. censura es convertido en asunto narrativo a través del
El reverso de esta mirada sesgada consiste en el ca- trabajo de edición y la supresión de las secuencias).
rácter activo que le confiere al espectador. Kar-Wai bus- Lo no dicho es el secreto, acaso el tema fundamental
ca la complicidad del espectador de modo que éste sea de la película. Los personajes principales jamás con-
capaz de restituir los contextos cifrados, la amplitud de frontan en la realidad a sus parejas con lo que han des-
los escenarios, la historia implícita. Lo importante es cubierto: la infidelidad que cometieron. Tampoco son
que el espectador abandone su papel tradicional, pasi- capaces de dar cuenta de su propia relación secreta (la
vo, y que logre interpretar el mensaje oculto y darle sig- cual ocultan continuamente), ni de asumir el amor que
nificado a lo no dicho, superando así la ambigüedad e se tienen. Quizá la escena que mejor retrata esta cues-
indefinición del relato. Por una suerte de estrategia de tión es cuando Chow, al final de la película, se decide a
compensación, siempre tenemos la voluntad de colmar enterrar “el secreto del cuarto 2 046” en las ruinas de un
lo que se encuentra vacío. templo antiguo.
Todo lo anterior sería imposible sin el trabajo de Por otro lado, los personajes están inmersos en un
edición, al que podríamos definir como el encuentro mundo tradicionalista donde el peso del juicio moral
creativo entre la supresión y la secuencia, como el arte fomenta el camuflaje de las actitudes, la sospecha cons-
de elegir lo que es enunciado o silenciado de una histo- tante y el ocultamiento de la verdad amorosa. Wong
ria. El director de Deseando amar se nos revela como un Kar-Wai quiso retratar el Hong-Kong de los años se-
maestro del montaje. En su obra la cuestión de la edi- senta, que él mismo definió como “una época en la que

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WONG KAR-WAI Y LA POÉTICA DEL SECRETO | SOCIEDAD SECRETA

todo estaba oculto”. Por ello la historia se desarrolla en- forma y va perdiendo tradiciones y habitantes (“todo
tre espacios propicios para el secreto y espacios donde mundo se va”, dice un personaje casi al final), lo que
la mirada moral lo censura todo, es decir, donde el se- aumenta su carácter melancólico, su rasgo de espacio
creto corre peligro. En ese sentido es como puede leer- roto, de ruina.
se el melodrama de la película, como un vaivén entre la Las últimas palabras de la película son en ese senti-
discreción y la indiscreción, entre el encubrimiento y la do iluminadoras, dan cuenta de esa pérdida del paraíso
hipocresía, entre la apariencia y el engaño. que narra Kar-Wai: “That era has passed./ Nothing that
Tal oscilación es evidente en distintos momentos belonged to it exists any more.// He remembers those
del relato. Lizhen permanece escondida en el cuarto de vanished years./ As though looking through a dusty
Chow durante varias horas, debido a que llega de im- window pane,/ the past is something he could see, but
proviso la señora Chang con su familia, quienes co- not touch./ And everything he sees is blurred and indis-
mienzan un interminable partido de Mahjong. Duran- tinct”. (“Esa era terminó/ Nada de lo que le perteneció
te una tormenta Chow corre a su casa por un paraguas existe más// Él recuerda esos años desaparecidos./ Co-
para Lizhen y ella lo rechaza porque alguien podría per- mo si mirara a través del cristal sucio de una ventana,/
catarse de que estuvieron juntos. Para evitar chismes, el pasado es algo que puede ver, mas no tocar/ Y todo
Chow alquila un cuarto alejado de la mirada censora lo que él ve es borroso y confuso”).
donde mantiene encuentros furtivos con Lizhen quien Por ello es que la geografía de Kar-Wai está repleta
le ayuda a escribir relatos. Además, ésta última, quien de fantasmas. En el pasillo del cuarto 2 046, los cuerpos
trabaja como secretaria en una agencia de viajes, encu- quedan detenidos, congelados; se trata de imágenes es-
bre las infidelidades de su jefe, volviéndose su cómpli- pectrales. Los esposos infieles también tienen ese signo
ce. En todos estos escenarios el amor se presenta como de desaparecidos, como si la infidelidad misma confi-
un peligro para la sociedad establecida y por ello es ne- riera el carácter de espectro, el desdoblamiento de la
cesario disimularlo en espacios acotados. identidad, su quiebre o disolución. Casi al final, Chow
Aquí es donde nos deja asombrados la capacidad de sospecha que alguien ha entrado a su cuarto y han des-
Kar-Wai para construir escenarios simbólicos, repletos aparecido sus pantuflas. Las presencias invisibles están
de significados. El título original de la película (In the por todos lados (la mirada censora está interiorizada).
mood for love) da cuenta de ello. Se trata de construir ¿Qué lugar más propicio para la permanencia de lo au-
una atmósfera propicia para el amor en medio de un es- sente, para el diálogo con los muertos, que las ruinas
pacio opresivo. Podríamos pensar la película como un camboyanas del final?
arca (un baúl de recuerdos, un laberinto donde escon- La película además busca contestar un enigma: ¿có-
derse, la caja musical que es también joyero) donde es mo narrar lo oculto? Frente al chismorreo y las maledi-
posible mantener resguardada la verdad, y no otra, sino cencias, el silencio aparece en la película con un signo
la verdad del amor. La carga emocional que el director positivo. Si el deseo no puede expresarse por las restric-
adjudica a cada espacio va constituyendo una geografía ciones morales y los prejuicios sociales, la discreción
íntima, un mapa de deseos y miedos, de tentaciones y aparece como una respuesta donde lo silencioso y lo se-
culpas. Hong-Kong se representa como una ciudad creto se dan la mano. Wong Kar-Wai nos propone una
donde espacios interiores y exteriores se oponen, don- ética de la discreción, que abre un espacio liberador en
de lo social (el trabajo, la vivienda, la comida) está ca- medio de una cultura represiva. Capaz de suponer que
racterizado por lugares atestados y cerrados, mientras lo más allá de las normas establecidas es donde se encuen-
íntimo (aunque ocurra en la calle) es un lugar abierto tra la felicidad.
donde sólo se encuentran dos. Kar-Wai ha descrito su El silencio/secreto cuestiona también el problema
película como un “melodrama de espacios”, definición del lenguaje como instrumento para transmitir la expe-
por demás abstracta y precisa. Deseando amar es sin du- riencia y como modo de comprensión del mundo. En
da un melodrama en donde el sentido está inscrito en la actualidad “el arte expresa un doble descontento.
la iluminación de cada lugar y su colorido, en una mú- Nos faltan las palabras, y las tenemos en exceso. El arte
sica que proviene del pasado y en la velocidad lenta de plantea dos objeciones al lenguaje. Las palabras son de-
quienes se desplazan en el espacio de la nostalgia. Y es masiado burdas. Y además están demasiado ajetreadas”.
que durante el transcurso de la trama, la urbe se trans- Deseando amar parece inscribirse en esta afirmación de

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SOCIEDAD SECRETA | JEZREEL SALAZAR

Susan Sontag, quien también sostiene que “la obra de sur de Argentina (en Happy Together), son los espacios
arte eficaz deja una estela de silencio”. Un silencio que donde según Wong Kar-Wai todavía es posible confe-
no supone mutismo. Por el contrario, un silencio que sar secretos guardados y tristezas profundas, donde es
implica al mismo tiempo, cuestionamiento y propues- posible dejar salir el lado oscuro del pasado, expresado
ta, crítica y creación. Wong Kar-Wai propone otra mo- como silencio culpable o como llanto liberador. Algo
ral (distinta a la hipocresía de su entorno) que tiene que similar ocurre con el cuento futurista escrito por el pro-
ver con una manera excepcional de hacer uso del len- tagonista de 2 046: es en la ficción donde todavía es po-
guaje. Sus imágenes convocan lo inminente, lo que se sible reivindicar la inocencia perdida.
halla todavía in-nombrado pero que debe ser transmi- El manejo de objetos mágicos, esos elementos que se
tido a pesar de lo inefable de la experiencia que narra. repiten en la historia, catalizan la trama y poseen una
La sustancia poética siempre se refiere a algo inco- función simbólica necesaria: los vestidos como forma
municable. Octavio Paz escribió que “la actividad poé- de dar cuenta del paso del tiempo; la corbata y la bolsa
tica nace de la desesperación ante la impotencia de la como señales de la infidelidad; la comida como motivo
palabra y culmina en el reconocimiento de la omnipo- del encuentro casual, donde se cruzan destino y azar; el
tencia del silencio”. Deseando amar pareciera asumir tal humo del cigarro como el elemento que abre un espa-
divisa. Su carácter poético tiene que ver con un inten- cio de reflexión ante el dilema moral, lo que convoca o
to por nombrar lo innombrable: lo que no tiene nom- incita al mood for love; el teléfono como el medio a tra-
bre por ser asombroso. Lo insólito que asalta al hombre vés del cual circulan las historias privadas, los secretos a
en su existir. La película reproduce, como todo poema, los que no accedemos...
la imagen del misterio, la plenitud de lo prodigioso; Milán Kundera escribió que “el objetivo hacia el
quiere revelar aquello que por su enigma nos asombra cual se precipita el hombre queda siempre velado”. El
y nos asusta: la gracia o el prodigio de amar. Se trata de silencio como mecanismo recurrente de la película tie-
una revelación de la condición compleja y contradicto- ne un objetivo: señalar que existe una situación vital
ria de ser humanos; una revelación ante todo silencio- que no puede traducirse en palabras, algo que va más
sa. En algún lugar ha dicho Heidegger que “aquel que allá de ellas y que no puede ser aprehendido por el len-
calla hace posible la comprensión”. En ese sentido, el guaje. Lo insólito, la maravilla, es lo que el silencio bus-
verdadero poema invita a entablar un diálogo con el si- ca y puede mostrar. En el caso de Deseando amar, esta
lencio. Por ello puede afirmarse que la poesía permite maravilla consiste en poner ante nuestra mirada asom-
conocernos; al callar y al nombrar, nos enseña a escu- brada el inusitado mundo donde los secretos del erotis-
char, y en buena medida, a contemplar. mo dan prueba de su existencia. Es como si Wong Kar-
En el cine de Wong Kar-Wai el secreto está a salvo Wai nos quisiese decir que del amor y del sufrimiento
de la censura moral, de la irrisoria realidad del mundo, no es posible dar cuenta a través de palabras, y es tan
sólo en espacios sagrados. Las ruinas de Angkor Vat de sólo a través de imágenes cifradas cómo podemos regis-
Camboya (en Deseando amar) o el faro de Ushuaia al trar su presencia incomprensible. 

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LA HUELGA DEL escritor
Vivian Abenshushan*

P
ara ganarme unos pesos que, según mis cálcu- mos al gran salón donde nos dieron cita, nos enteramos
los, me permitirían vivir durante tres semanas de que nadie iría. Las figuras literarias se habían arre-
sin necesidad de entregarme al tormento de pentido de último momento, se habían borrado, prefi-
buscar trabajo, he tenido que cubrir para un periódico riendo no asistir a aquella frustrada fiesta de las letras.
local una rueda de prensa que había sido anunciada con Frente a los asientos vacíos sólo había una mesa impá-
un año de anticipación y cuya singularidad, guardada vida con un documento impreso en elegante tipografía
en riguroso secreto, se había convertido en noticia in- Garamond de 12 puntos, que decía:
cluso antes de ser noticia. El único dato que se había fil- “Hemos decidido no comprar más objetos produci-
trado a las mesas de redacción era que ahí se daría cita, dos en China, ¡pero es tan difícil! Uno los encuentra
por primera vez en la historia desde la caída del muro por todas partes, en los lugares más insospechados, en
de Berlín, un amplio grupo de escritores provenientes la intimidad. Nos ofrecen tantos regalos chinos que he-
de los países más diversos, dedicados a géneros y postu- mos tenido que dejar de aceptarlos, pecando de malas
ras estéticas no sólo disímiles sino hasta antagónicas (al- maneras y hostilidad. Pero resulta que simplemente las
gunos entre ellos no se hablaban en décadas), escritores premisas de su envoltorio no nos gustan, ¿por qué los
sin embargo unidos en aquel momento de singular habríamos de aceptar? ¿Porque están en el aire? ¿Porque
concordia por un hartazgo común y un propósito co- así lo dicta la publicidad? En un mundo unificado no
mún (ya sabemos que nada une tanto a los hombres co- es posible exiliarse.
mo la animadversión compartida), alrededor de los “He aquí algunas reflexiones alrededor de una pre-
cuales sólo crecía el vasto humo de las especulaciones. gunta que últimamente nos hacen con frecuencia a
La prensa internacional había supuesto que la reunión propósito de cierta reunión de escritores a la que, des-
tendría como motivo central el anuncio de algún mo- pués de varias insistencias, dudas, pretextos, negativas y
vimiento literario, una vanguardia renacida de las ceni- amables reconvenciones, decidimos finalmente decli-
zas, o si no, de algún propósito activista como salvar la nar. La pregunta es: ¿por qué hemos optado por deslin-
selva amazónica o librar una batalla frontal contra el ca- darnos del interés internacional? ¿qué nos pasa? ¿esta-
lentamiento del planeta. Sin embargo, cuando entra- mos acaso locos o enfermos? ¿hemos perdido el sentido
del gozo gremial? Nosotros respondemos, con la mayor
* Nació en 1972. Es autora de El clan de los insomnes (México,
franqueza de la que somos capaces: señores, hay mo-
Tusquets, 2004) y fundadora de Tumbona Ediciones (www.tumbo mentos en los que simplemente uno prefiere quedarse
naediciones.com). en casa, desaparecer, esfumarse, viajar a las antípodas,

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SOCIEDAD SECRETA | VIVIAN ABENSHUSHAN

no estar… Y eso nos produce una extraña felicidad. decisión ética o por simple timidez, por habitar en el la-
Una felicidad, llamémosla así, walseriana: ‘Al escritor se do esquivo de la personalidad? “El escritor no es una
lo suele tildar en vida de personaje ridículo; sea como máquina de escribir, y en ocasiones su silencio tiene la
fuere, es siempre una sombra, está siempre aparte, aje- fuerza de un grito. Este silencio es la señal que anuncia
no al inefable placer de estar en el meollo, placer del una huelga del escritor” (Yacine). He aquí una forma
cual disfruta el resto de la gente; sólo es importante documentada de escapismo, de autoanulación, de dar
cuando escribe sin descanso, es decir, a escondidas’ la espalda a las legitimaciones literarias: “¡La gloria noc-
(Walser). Lo hemos dicho antes: el ritmo de esta época turna de ser grande no siendo nada!” (Pessoa). Un des-
nos fatiga. Por eso preferimos de vez en cuando negar- linde sin estridencias. Es sabido que en un congreso de
nos a ser interpretados, rotulados; renunciamos a de- escritores soviéticos, Isaac Babel fue blanco de feroces
fender nuestro lugar. Quisiéramos, simplemente, escri- críticas. Llevaba varios años sin publicar. Todo el mun-
bir para desaparecer, dejar el asiento vacío. ‘La huella do cultural manifestó su extrañeza, ¿no sería esa una
del autor está en la singularidad de su ausencia; al au- forma solapada de mostrar su desacuerdo con el socia-
tor le es asignado el papel de muerto en el juego de la lismo en marcha? Insolente, Babel replicó: ‘Siento por
escritura’ (Foucault). Nuestro ideal —¡tan lejano!— se- el lector tanto respeto, que pierdo el habla, me callo.
ría una renuncia absoluta, libre y gozosa, del reconoci- Tengo fama de gran maestro en el arte del silencio.’
miento (esa forma en que el autor se vuelve edecán de Nuestra tentativa es esa: volvernos maestros en el arte
su obra) o de cierta tradición monolítica de la cultura: del silencio, escapar, aunque sea por breves periodos de
‘El genio personal que hay en todo niño se esconde por tiempo, a las seducciones inescapables de esta época
el placer del acto mismo de ocultarse, del mismo modo sensacional. Hemos hecho ya varios ejercicios de índo-
que el autor de una verdadera obra literaria escribe esa le muy diversa, a veces colectiva y anónima, a veces per-
obra por el puro placer de escribirla y todo lo demás — sonal y rubricada. Nos mantenemos frágilmente dentro
el reconocimiento, las medallas, las aclamaciones del y fuera, asomamos las narices para después, a la vista de
público, etcétera— le parece inmensamente superficial, todos, fugarnos hacia el mutismo, la afonía, como Jose-
accesorio y encima contrario a sus propios intereses y a fina la cantora que un día dejó de cantar. Se trata de
los de la libertad de su duende personal’ (Vila-Matas). volverse impredecibles, la única forma de mantenerse al
Existe la vanidad del escritor y ha existido siempre. Pe- margen del control publicitario. ‘El mundo se vería en
ro nosotros tenemos una vanidad inversa, una vanidad situación desesperada si cada año no entrase un nuevo
que se alimenta del fracaso. ¿Qué tiene de malo no de- contingente de seres humanos, frescos, libres del pasa-
sear íntimamente ser un hit, situarnos en el centro de la do, no comprometidos con nadie ni con nada, no pa-
noticia? Es probable que eso se tome como un desaire. ralizados por puestos, glorias, obligaciones y responsa-
Pero el escritor sólo debe guardar las formas consigo bilidades, seres, en fin, no definidos por lo que han
mismo. Y nosotros, qué duda cabe, nos hemos vuelto hecho y, por lo tanto, libres para elegir’ (Gombrowicz).
un poco majaderos, hemos adoptado la mala costum- Ya lo dijo alguna vez Paul Lafargue, padre de la haraga-
bre de dejar a los editores colgados en medio de su an- nería de la época industrial: ‘Todo elogio de la pereza
siedad. No a todos, sólo a los que se vuelven inoportu- despierta en los hombres peligrosos sentimientos de al-
nos pidiéndonos una no-ve-la o de pronto nos quieren tivez e independencia.’ Es probable que de tanto leer a
convertir en estrellas de rock. Pero, ¿y si nos sentimos Lafargue y sus secuaces eso nos haya pasado a nosotros.
poco dotados para acometer una cosa o la otra? ¿Es tan Nos hemos vuelto cada vez más celosos de nuestro
difícil entender que un escritor prefiera no figurar, por tiempo para refocilar.” 

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DEL diálogo
CON
UNO MISMO

Rafael Toriz*

Semen retentum venenum est a uno mismo, es necesario por principio gozar de nues-
tra circunstancia.
Adagio latino Resulta ocioso asegurar que durante buena parte de
la historia el ejercicio de la masturbación ha sido vili-
pendiado, negado y en el caso más extremo, suprimido.

A
saber, existen una y mil maneras de Las políticas represoras hacia toda actividad sexual, ha-
ejecutar(se) una puñeta. Sus posibilidades, cia todo acto de apertura al saber, han sido siempre fu-
tanto de aparición como de aplicación, se ribundas, fastidiosas y continuas.1 Es evidente que ba-
ofrecen infinitas, merced de la más absoluta de las con- jo este estado de cosas la masturbación se ofrece como
tingencias. El placer del “amor con uno mismo” —y es- un acto de resistencia, rebeldía y afirmación. Es fama
to todos lo sabemos— no tiene parangón. Lo supo y lo también asegurar que acaso la voluntad del ser humano
dijo Sócrates. Acaso la recomendación aquella de “co- no se presente con tanta autenticidad como en la ado-
nócete a ti mismo” no sea sino la punta de lanza para lescencia, ese proceso determinante en la configuración
engancharse con el mundo de la reflexión y la sabidu- de la personalidad que cada vez, dada la conformación
ría. Cada vez que a hurtadillas y recelosos nos comuni- de nuestras sociedades dependientes, dilata más su par-
camos en íntima caricia con el “miembro”, debiéramos tida. Ahora no importa que tengamos 17 o 35, si las
ser conscientes de las profundas implicaciones filosófi- condiciones materiales lo permiten podemos seguir en
cas del hecho. Tomar en nuestras manos la responsabi- casa de los padres (o recibiendo su dinero) arengando la
lidad del conocimiento es un acto aventurero, ignoto
1 Conviene señalar que Michel Foucault, en La voluntad de sa-
pero también intensamente gratificante.
Para amar a los otros, para querer al prójimo como ber, estaría en desacuerdo con esta aseveración, puesto que reforza-
ría lo que el francés denominó “la hipótesis represiva”, un discurso
que se pretende revelador de una verdad antigua y soterrada. Para
*Xalapa, 1983. Premio Nacional de ensayo “Carlos Fuentes” en Foucault la represión no ha operado a través de la ausencia sino de
2004. la sobre exposición continua y declarada.

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SOCIEDAD SECRETA | RAFAEL TORIZ

pésima situación del mundo con la misma suficiencia Pan, razón por la que Hermes, su padre, le enseñaría al
de un preparatoriano despechado. La construcción de pequeñuelo el galano arte de sacudirse la corneta.
la identidad —como la chaqueta— son procesos que, Es posible entrever el carácter moralino que se le ha
bien mirados, no se abandonan nunca. endilgado a la masturbación recurriendo a una de sus
Muchos son los mitos y leyendas que circundan a probables etimologías: manus struprare, es decir, estu-
este ejercicio solitario, un folclor variopinto adereza su pro con las manos, autoflagelación. Si aceptásemos es-
esencia sicalíptica. Podemos verlo desde la nomenclatu- ta raíz preciso sería reconocer que, desde su seno, esta
ra, una heterogénesis que se difracta como la luna en un práctica dichosa vendría ya herida, lacerada por el pre-
estanque. Así, dependiendo del tiempo, geografía, es- juicio plenamente desarrollado en textos como Onania
trato social y demás adendas coyunturales se le ha lla- o el abyecto pecado de la auto-polución (1710) firmado
mado, en castellano, chaira, manuela, manopla, puñe- por un tal Becker (presumiblemente médico inglés) y el
ta, paja, pajita o pajilla, sobo, etcétera. La chaqueta, célebre panfleto de Samuel August Tissot: L’ onanismo,
como toda visión de mundo representativa y categóri- ou Dissertation Physique sur les Maladies Produites par la
ca, es intraducible. Masturbation (1760), cuyo título da una idea cabal del
El acto mismo a su vez cuenta con denominaciones contenido.
características: jalársela, pelársela, torcerle el cuello al Para finalizar dos comentarios:
cisne, sobársela, pelar el plátano, desenfundar el camo- Es indiscutible que la sola idea de manipulación ha
te, darle cuello a la gallina, dar de beber al elefante, sa- constituido desde siempre una trasgresión, desde los
carle lustre al pirata entre otras varias. irreverentes puñeteros hasta el atrevimiento del hombre
Igual o más extensa que su nomenclatura son los que repara un satélite en el infinito sideral. Las manos,
malestares y enfermedades que se le han atribuido: ac- con todas sus falanges, son subversivas. El campo de ac-
né, epilepsia, jorobas, pérdida de la memoria, palidez, ción de las manos juega un papel fundamental en la vi-
crecimiento de pelo en las manos, impotencia, eyacula- da del hombre: todo trastocamos, mejoramos y destrui-
ción precoz, estupidez, depresión, melancolía y todo lo mos, de ahí las certeras metonimias: “manitas de
que quepa en el medio. Por fortuna, gracias a la ciencia estómago” es adaptable para alguien que todo aquello
médica y el sentido común, ahora sabemos que tales que toca destruye y vuelve excrementicio; la “mano lar-
pesares son falsos, impostados e ideológicos. ga” alude a quien palpa con lascivia donde no debe o
Al hablar de la puñeta resulta obligado referirse a bien a quien gusta de apoderarse de lo ajeno; la “mano
aquel parágrafo del génesis (38:9) citado hasta el hartaz- pesada” aplica para hombres y mujeres que poseen una
go, en el que aparece el mítico Onán practicando el coi- fuerza desmedida así como la “mano que mece la cuna”
tus interruptus con la viuda de su hermano, razón por la puede referirse a quien nos tiene en su poder. Por su
cual Yahvé habrá de castigarlo. Sin embargo, y leyendo parte la “mano negra” conviene a quien gusta de enre-
con atención, podemos colegir que la condena contra dos y triquiñuelas. Quedan aún adjetivos como el “ma-
Onán se debe más bien a la desobediencia del manda- nirroto” para aquellos consumistas irredentos e inclusi-
to del señor de fecundar a la mujer y no a que el sacrí- ve el sexualmente ambiguo “manita caída”.
lego, mal llamado padres de los onanistas2, haya depo- Desde luego, la relación de co-dependecia entre el
sitado su simiente en la tierra. hombre y sus manos es indisociable: todo onanismo es
Algunas otras mitologías, como la mesopotámica y un humanismo. La chaqueta permite asimilar, Ricoeur
la egipcia, cuentan historias diferentes. Para ellos la vía asentiría, al sí mismo como otro, creando una distancia
láctea sería el producto de la cópula del dios Apsu con con respecto al miembro que se traduce en la autono-
su puño omnipotente. mía del pene. Con incandescente lucidez Cabrera In-
Para los griegos el arte de la caricia al propio sexo es- fante en algún momento de sus Exorcismos de esti(l)o
taría fundado en un rechazo, el de la ninfa Echo al dios nos legó distintos nombres —siempre en femenino—
con los cuales es posible referirse a la alteridad que nos
2 En sentido estricto Onán no practica un acto masturbatorio
habita: ese otro con el que dialogamos desde una en-
que se define, según el lexicón, como la procuración de placer en
cendida mismidad. Bajo este estado de cosas la manipu-
solitario. Propongo por mero rigor histórico y etimológico, dejar de lación del sexo propio se revela como sana y encomia-
llamar a los practicantes del sexo unipersonal onanistas. ble costumbre.

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DEL DIÁLOGO CON UNO MISMO | SOCIEDAD SECRETA

Por otra parte es igualmente verdadero asegurar que Los Íncubos y los Súcubos más que enfermedades invi-
el acto de masturbarse implica una comunicación di- sibles (Paracelso) son poemas intensísimos de erotismo
recta con nosotros mismos, con el deseo que se consu- tenebroso, energía que apareciendo a discreción desga-
ma en la fantasía y por eso no se extingue: se abre co- rra la epidermis de la noche para disiparse con la prime-
mo posibilidad y permanencia. ra luz de madrugada: el sexo y los demonios abandonan
El acto de masturbarse, para ambos sexos, es una la cama y el ensueño aprovechando la enramada duer-
opción para combatir la soledad, recordar viejos amo- mevela; nada resta sino encarcelar espectros para placer
res, honrar a los presentes y soñar con los que nunca se- de la memoria.
rán. Masturbarse instaura un poder más allá de todo lí- Fue la monja mexicana quien lo expresó con disimulo:
mite conocido, es un pensamiento “del afuera” que,
siempre desde el margen, logra incubarse en el centro Que aunque dejas burlado el lazo estrecho
estableciendo una indistinción lúdica entre lo público y que tu forma fantástica ceñía,
lo privado, ocasionando un desfogue necesario para un poco importar burlar brazos y pecho
mundo constipado y reprimido. Es la chaqueta come- si te labra prisión mi fantasía.
dida expresión de la nobleza, líquido amor que se de-
rrama en ilusiones. Finalmente creo que todo aquel que practica este
Tanto la chaqueta como la poesía trabajan con la ejercicio acompaña a Baudelaire en El spleen de Paris
misma materia prima: es el oasis de la imaginación su donde dogmático sentencia: “quien no sabe poblar su
prístino combustible. La cópula imaginaria implica, soledad no sabe tampoco estar solo entre una afanosa
por decirlo con Placebo, dormitar con los fantasmas. muchedumbre”. 

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FAUNA fantástica
Askari Mateos*

A Francisco Toledo esas piezas que admiran, o fingen admirar. Las comen-
tan. Sonríen y miran a los otros. Sus gestos y movi-

E
l día de la inauguración la galería se ha abarro- mientos son códigos inviolables. Observan al artista re-
tado de admiradores, compradores, conocidos, plegado en uno de los rincones. Nadie sabe que éste se
periodistas, lambiscones, curadores, alcohóli- siente amenazado. Nadie se atreve a acercarse para feli-
cos disfrazados de amantes del arte, y uno que otro ver- citarlo, o preguntarle sobre las majestuosas piezas que
dadero conocedor. Todos habían estado esperando ese por fin exhibe.
momento. El artista, tras años de trabajo en los que Una hora antes el artista, para reafirmarse, ha dibu-
permaneció aislado, por fin presenta su nueva produc- jado su autorretrato junto al espejo del baño de su ca-
ción. Todos, de una u otra forma, están sorprendidos. sa, después de que termina de ducharse. No le gustan
Una serie de cuadros colman las blancas paredes del las apologías y mucho menos las críticas. Desea no te-
recinto. El imaginario que habita en las obras es una ner que asistir a la inauguración de su exposición, pero
fauna fantástica llena de colores con tonos terracota. no tiene de otra. La galería ha hecho pública su presen-
Los trazos son impecables. Hay murciélagos, conejos, cia a los medios. El artista teme. Teme que esta vez al-
alacranes, changos, cangrejos, cocodrilos, coyotes, sa- guien pueda descubrir lo que entraña su arte. No está
pos, chapulines, elefantes, arañas, tortugas. Insuperable seguro si le reconforta saber que posiblemente todo ha-
museografía. Texto de sala sobrio. La obra habla por sí ya terminado. Sin embargo se viste con una camisa de
sola, dicen algunos, mientras arquean las cejas. algodón y unos pantalones de lino. Calza sus viejos za-
Los cuestionamientos arrinconan al artista contra patos descarapelados. Ni siquiera repara en acicalarse el
un pilar. Responde con evasivas. Nunca le han gustado cabello cuando se mira en el espejo. Es ahí, en el espe-
las entrevistas. Lluvia de flashes. Una, dos, tres, cuatro jo, donde ve pasar algo detrás de él. El artista cierra los
preguntas y con un movimiento de manos despacha a ojos. Respira profundo. Cuando los abre nuevamente
los reporteros. no encuentra nada más que su reflejo. La casa sigue en
La gente se pasea con cervezas o mezcales en la ma- silencio.
no. Remuelen con delicadeza los canapés que los mese-
ros reparten. Nadie imagina cómo han sido concebidas Apenas un mes atrás tuvo lugar la última aparición.
Fueron unos sapos. El primero de ellos se movía entre
* Artista oaxaqueño, aunque se dice romano (de la colonia Roma). las sábanas, mientras el artista dormía. Éste de inme-
Su oficio deambula entre la narración, el periodismo y la fotografía. diato saltó de la cama y al intentar ponerse los zapatos

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FAUNA FANTÁSTICA | SOCIEDAD SECRETA

se encontró con un renacuajo gordo al que estuvo a Lo primero que hizo al llegar a su casa fue comunicar-
punto de aplastar con el pie. No tardó en descubrir que le a sus padres que un lagarto se lo quería comer. La
el cuarto se iba llenando de sapos. Brincaban con len- alarma de que un reptil vagaba por las calles cundió por
titud de un lugar a otro. En la mesa de trabajo, dentro todo el pueblo. Las autoridades asignaron a un grupo
del clóset, por los libreros, sobre el buró. Descalzo sa- de topiles y pescadores para atrapar al animal. Nunca lo
lió de prisa al patio. Cientos de sapos ya habían ocupa- hallaron. Sin embargo, el cocodrilo seguía acechando al
do las macetas y los pasillos, las bancas de madera y los niño cada vez que éste salía a la calle. Pronto descubrió
quicios de las puertas. Los renacuajos posaban sus ojos que el lagarto no le haría ningún daño. Simplemente lo
saltones sobre el artista y emitían sonidos inflando sus seguía a todas partes donde el niño iba. Ninguno de sus
enormes papadas. Aquello parecía un gran tapete verde compañeros de escuela le creían una sola palabra. Y los
de variados tonos. El artista se llevó las delgadas manos padres, por supuesto, sabían que su hijo tenía una ima-
a la cabeza y revolvió más aún su cabellera larga y ca- ginación desarrollada, así que hicieron oídos sordos de
nosa. Quiso gritar, insultarlos, pero se contuvo. No sus quejas. Cierto día, el lagarto amaneció echado al pie
quería despertar a los vecinos. Además, como de cos- de su cama. Era la primera vez que el animal entraba a
tumbre, no le creerían. El croar se hizo tan intenso que su casa. De inmediato dio aviso a sus padres, quienes,
tuvo que abandonar la casa en plena madrugada. Antes por supuesto, no vieron nada. La insistencia del niño
de hacerlo fue a su estudio y cogió un rollo de papel de era tal que un día los padres le pidieron que se los di-
dibujo que se metió bajo el brazo. Cogió también algu- bujara. Y lo hizo. Entonces el cocodrilo se esfumó. Eso
nos lápices que guardó con urgencia en uno de sus bol- fue el principio de todo. No sería la última vez que vie-
sillos. Los sapos lo tenía rodeado. Croaban y croaban. ra a ese lagarto. Ni el último de los animales que se le
Lamían con sus lenguas delgadas y rasposas los pies del aparecería.
artista. Sin embargo, desde hacía mucho tiempo éste Una ocasión, apenas unos cuantos años después ob-
había dejado de sentir miedo. Sabía cómo hacerlos des- servó que el pueblo era sobrevolado por miles de mur-
aparecer. ciélagos. Se lo comunicó a sus amigos, a sus padres y a
Vagó por el Centro Histórico. Por momentos se todas las personas que se encontraba. No le hacían ca-
sentaba en algún quicio o jardinera, y dibujaba con ve- so. Los animales dormían durante el día colgados de ár-
hemencia. Los renacuajos que lo seguían cada vez se boles y de las bóvedas de los mercados y los templos.
hacían menos. En una banca del zócalo dio los últimos Por la noche revoloteaban y hacían ruidos extraños. En
trazos, hasta que los sapos desaparecieron. El artista realidad, parecían juguetear, más que andar en busca de
sintió una tristeza infinita cuando recorrió con la vista alimento. El niño se sentaba en el patio de su casa y los
la plaza solitaria y silenciosa. Regresó a su casa con va- dibujaba en su cuaderno. Cuando las hojas se hicieron
rios bocetos bajo el brazo. Caminaba agotado, como insuficientes, tuvo que recurrir al muro de un lote bal-
un soldado que vuelve de la batalla, con la cara, las ma- dío. Compró pintura acrílica y pintó tantos murciéla-
nos y la camisa manchadas de grafito, el cabello revuel- gos que pronto atiborró la gran barda. Con el tiempo
to, descalzo. todos en la ciudad supieron de la existencia del mural.
Esta vez el sobresalto no fue tan grande. Pero hubo Lo admiraban, intrigados por la identidad del autor,
un tiempo en que realmente el desasosiego invadía al que se supo unos años después, cuando el artista co-
artista. La primera experiencia la tuvo en la infancia, te- menzó a hacerse famoso.
rrible para un niño de apenas ocho años. Se trataba de Una de las apariciones que más lo preocuparon fue
un enorme cocodrilo. Era una mañana soleada. Regre- la de un elefante. El artista ya era un adulto y entonces
saba de la escuela. Al doblar la esquina de una de las ca- se había mudado a la ciudad. Sin embargo, aquella vez
lles de su pueblo se encontró de frente con el reptil, que sintió un miedo terrible. El enorme elefante se paseaba
lo miraba con sus desorbitados ojos ambarinos. Parecie- por el patio de su casa en Oaxaca. El animal bebía agua
ra que por lo corto de sus patas, los cocodrilos son len- de una pequeña alberca que el artista había mandado a
tos. El niño pudo comprobar que no es así, pues luego construir para sus hijos. Comía las hojas de las jacaran-
de salir del pasmo, echó a correr. El animal sólo alcan- das que adornaban el patio. Lo que realmente le preo-
zó a darle un pequeño golpe en la pierna con su hoci- cupaba al artista era que si el paquidermo abandonaba
co. Un hocico que escondía filosas hileras de dientes. ese espacio seguramente lo destruiría todo. Tenía que

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SOCIEDAD SECRETA | ASKARI MATEOS

impedirlo a toda costa, a pesar de que empezaba a acos- La gente se empieza a retirar, muy pronto las obras
tumbrarse a su presencia. A sus ojos tristes, su piel seca dejarán de ser suyas. Todo mundo las ha estado espe-
y la suavidad de sus grandes orejas. Incluso a su barri- rando. Las fichas técnicas de las piezas empiezan a ser
tar nocturno. El artista suponía que llamaba a otros de marcadas con etiquetas rojas. Vendida. Vendida. Vendi-
su manada. Con toda la tristeza del mundo, un buen da. Con nostalgia las contempla por última vez. Y se va,
día cogió una gubia y comenzó a dibujarlo en una pla- sin despedirse de nadie. Camina con una ansiedad in-
ca de metal. Extrañó durante meses al paquidermo. Pe- controlable las pocas calles que lo separan de su casa. Al
ro entonces supo que su trabajo tenía un poco de hero- llegar, no encuentra changos ni chapulines ni cangrejos.
ísmo y que él era quien protegía a la ciudad de No escucha el croar de sapos o el barritar de elefantes.
amenazas terribles. El elefante pasó a formar parte de El artista se encuentra muy triste. Contempla su auto-
una serie de grabados que incluían una zoología fantás- rretrato en una de las paredes del baño. Lo acaricia.
tica que lo llevaron a viajar por el mundo. Luego se dirige al patio, con la esperanza de ver un
En París vio changos colgados de la Torre Eiffel. En murciélago volar. Tal vez un lagarto salga de la piscina.
Londres recorrió en compañía de miles de chapulines la Nada se manifiesta durante las dos horas que permane-
National Gallery. También vio decenas de lagartos cha- ce sentado en una silla de madera. Cuando está a pun-
potear en las orillas del Támesis. En Venecia se montó en to de resignarse e irse a dormir, escucha, sin asomo de
los caparazones de enormes tortugas con las que paseó estupor, un ruido de pezuñas acercándose. Es un xo-
por los canales. En estos viajes descubrió que no es ni ha loitzcuincle. Le lame la mano. El artista sonríe y acari-
sido él único ser que ha tenido estas visiones. No tardó cia la piel lampiña y caliente del animal, hasta que es
en identificarse con otros artistas y escritores en sus mis- vencido por el sueño. Antes de que el sol despunte, el
mas condiciones. Se acostumbró a convivir con esa fau- perro ladra y ladra sin parar. Corre frenético por toda la
na fantástica, aunque, incluso ahora, nunca faltan los so- casa. El artista despierta. Se irrita. Por un instante pien-
bresaltos, sobre todo por lo imprevisible de su llegada. sa en que debería dibujar al xoloitzcuincle, pero no lo
hace. Está cansado de sentirse tan solo. 

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100
UNA TEMPORADA FLOTANTE

LA LETRA

CON anuncios ENTRA

Luigi Amara*

C
on gran despliegue televisivo se anunció hace pidez: lo que pasa es que son ineptos pero bienintencio-
unos meses que el gremio magisterial patroci- nados, lo que pasa es que su buena fe los lleva al despro-
naría la educación de calidad a través de un pósito de entregar recursos en las manos equivocadas.
programa de concursos en una televisora privada. La Ahora que el programa ya está al aire (canal 2, sába-
presidenta del SNTE, Elba Esther Gordillo, y el presi- dos 9 pm) y convencido de que no tenía por qué supo-
dente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, estrecharon ner que algo huele muy mal en el reino de los maestros,
muy sonrientes sus manos ante las cámaras para decir quise ponerme a la altura en vez de prejuiciarme tanto, y
que durante un año se transmitiría el programa Todo el mientras veía la emisión realicé un ejercicio de análisis
mundo cree que sabe, refrito del programa estadouni- para desentrañar los razonamientos que llevaron a los
dense ¿Eres más listo que un alumno de quinto grado?, maestros a sellar su pacto con El Canal de las Estrellas.
que a su vez es un refrito del juego infantil El burro sa- Muchas escuelas del país no tienen baños, entonces
be más que tú. El magnate de los medios de comunica- que se aguanten las ganas hasta el corte comercial.
ción quizá sonreía tanto porque daba un paso gigantes- A la mayoría de profesores habría que inscribirlos de
co en pro de la Alianza por la Calidad de la Educación, nuevo a la primaria, ergo, Plaza Sésamo en horario estelar.
mientras que la Maestra quizá no cabía en sí de felici- Si los estudiantes hacen la tarea frente a la televi-
dad porque gracias al acuerdo aportaba a la televisora sión, mutatis mutandis, que se les pida ver televisión co-
200 millones de pesos procedentes de fondos públicos mo tarea.
que la SEP le autorizó al organismo sindical. El sistema educativo está en crisis, por lo tanto el sin-
Confieso que entonces me quedé paralizado de la dicato de maestros paga un largo anuncio de una hora
emoción, con una mueca tan descompuesta como la que para mejorar su imagen.
suele regalarnos la lideresa de los maestros. Definitiva- Para todo aquel que no entendía por qué la vetusta
mente las ideas del gremio magisterial están tan avanza- asignatura de lógica ha estado al borde de desaparecer
das que a duras penas les seguimos el paso. Siempre su- de los planes de estudio, la respuesta no se hace esperar:
cede lo mismo: como uno se resiste a reconocer de de Aristóteles a Frege, los lógicos han permanecido
buenas a primeras la genialidad, piensa torvamente que muy a la zaga de las inferencias que nos guiarán hacia
el cinismo ha rebasado los límites de lo obsceno, o bien la excelencia académica. Pero más allá de las acrobacias
se decanta por la hipótesis siempre persuasiva de la estu- silogísticas de los maestros, caí en la cuenta de que en
realidad la iniciativa partía de una consigna pedagógica
* Poeta y ensayista. irreprochable: ¿Para qué confundir a los niños con

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SOCIEDAD SECRETA | LUIGI AMARA

aquello de que estudiar debe ser una actividad seria y práctica competitiva y si se puede feroz, gracias a la cual
obligatoria, cuando en realidad “uno se puede divertir podrán humillar al prójimo y exhibir su ignorancia an-
educándose”? ¿Cómo no lo habíamos entendido antes? te millones de espectadores.
¡Chabelo para secretario de educación! La raíz cuadra- Ahora que canales como el Discovery Channel han
da de nueve o prefieres entrar a la catafixia. dado un paso en la dirección correcta y en lugar de pro-
¿Qué se pretende con esta nueva forma de enseñan- gramas subidos de tono como los referentes a las prác-
za que hace de un set “el salón de clases más espectacu- ticas sexuales de las musarañas se ocupan ¡por fin! de
lar”? Además de poner en ridículo al antiguo régimen, temas científicos genuinos como la abducción extrate-
que formó a licenciados con destrezas y conocimientos rrestre y las mansiones encantadas, celebro que tanto
por debajo de cualquier mozalbete al que todavía no le los maestros como las televisoras hayan comprendido
cambia la voz, se conseguirá, entre otras cosas, que A) que la pantalla es el aula más formativa y democrática
los niños se liberen de técnicas pavlovianas dirigidas a del país. En muestra de agradecimiento, contribuyo a la
desarrollar un pensamiento propio y enfoquen sus es- causa con el siguiente lema, que pueden utilizar como
fuerzos a la obtención de premios; B) que en lugar de les plazca y de ser posible pedirle a Marco Antonio Re-
la absurda tara de fomentar su curiosidad se consagren gil, el siempre sonriente conductor, que lo repita antes
a técnicas más redituables como la memorización; y C) de ir a corte:
que no se les inculque que el aprendizaje es un proceso —Y recuerden, estudiantes de Mérida a Tijuana,
social, basado en el diálogo y la experimentación, cuan- “La letra con anuncios entra”. 
do todavía están a tiempo de entenderlo como una

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LA JAULA DE LOS CUYOS

EL tacto Y LA PLÁSTICA

Enrique Soto Eguibar*

Tact is the art of making a point without making an enemy. mundo un taller de cerámica y, además ojala, cada uno
tuviera una maestra Demi Moore alike.
Issac Newton El tacto es un sentido complejo con una gran diversi-
dad de receptores distribuidos en toda la superficie de la
piel. Hay regiones de la piel que tienen una densidad es-

C
uando pienso en el tacto (no al que refiere don pecial de receptores táctiles, lo que les confiere una sensi-
Issac Newton, sino al de tentar cosas) y el ar- bilidad “exquisita”. Tal es el caso de la mano (en las yemas
te, me resulta inevitable una referencia a la pe- de los dedos) y de la cara (particularmente en los labios).
lícula: Ghost (Zucker, 1990). Y no porque se trate de Esta riqueza de inervación táctil de la mano y la región de
una obra de arte, sino por una escena en particular la boca implican que estas regiones se vean ampliamente
donde Molly (Demi Moore), sentada en su casa traba- representadas en la corteza cerebral. Así, el área de la cor-
ja el barro en un torno. La ductilidad del barro acentúa teza cerebral destinado al análisis de la información táctil
la sensualidad del acto creando así una de las escenas proveniente de la mano es mucho mayor que el área de-
más memorables de la filmografía hollywoodense, que dicada al análisis de la información que proviene de todo
alude ineluctablemente a nuestro sentido del tacto: ella el tronco. Esto sirve para enfatizar el hecho de que los
manipula el barro mientras el fantasmagórico galán la centros superiores de análisis de la información hacen un
manosea. La escena tiene un referente erótico, que se mapeo complejo y no lineal de nuestro organismo, dedi-
insita únicamente en nuestra mente, que queda expec- cando regiones mayores del cerebro a las regiones más re-
tante, ya que sabemos las caricias no despiertan en el levantes y significativas del cuerpo.
cuerpo de Molly ninguna sensación táctil, solamente el El tacto, a pesar de ser considerado como un senti-
escalofrío propio del contacto espectral. Su piel se eri- do único, tiene varias modalidades sensoriales discerni-
za, nosotros permanecemos sentados boquiabiertos en bles. Hay en nuestra piel terminales nerviosas especiali-
nuestra butaca. Esto me lleva a pensar al papel central zadas en la detección de la temperatura, la presión fina,
que el sentido del tacto y la producción de objetos de la presión intensa, terminales nociceptoras que se acti-
terracota ha tenido en la historia de la humanidad y del van ante estímulos dañinos, receptores de tacto super-
arte, y a lamentar que no exista en cada escuela del fino que además se asocian a vellosidades de la piel que
pueden erizarse produciéndonos lo que llamamos “car-
*Instituto de Fisiología de la Benemérita Universidad Autóno- ne de gallina”. Tenemos entonces un órgano sensorial
ma de Puebla. distribuido por toda la piel del cuerpo y que engloba la

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SOCIEDAD SECRETA | ENRIQUE SOTO EGUIBAR

información de varias submodalidades sensoriales. Por (aunque, generalmente, no del gusto de los padres). Al
ejemplo, cuando introducimos las manos en una masa final, como sea, con cincel o plastilina, las artes plásti-
de material plástico maleable como el barro crudo, te- cas (escultura, pintura, arquitectura) se relacionan con
nemos una sensación compleja que deriva de la activa- la creación de objetos, por lo que sus características se
ción de receptores térmicos (la sentimos cálida o fría); presentan ante nuestros sentidos de forma simultánea,
además, los receptores más finos del tacto nos informan como un todo al cual podemos mirar, tentar, lamer (si
si es áspera o suave, si es homogénea o no; según el gru- nos dejan), oler, etcétera. En contraste, artes como la
po de neuronas de la piel que se active sentimos cuán- música, la poesía, la danza y el teatro, son asincrónicas
to hemos hundido las manos en la masa. Cabe aquí una y, no se relacionan con un objeto (en el sentido mate-
digresión: algunos peces, amén del sentido del tacto, rial y más estricto de la palabra) sino con un acontecer,
tienen distribuida por la piel quimiorreceptores como son en cierta forma etéreas.
los que nosotros poseemos en la lengua; entonces, ade- Cabe anotar que todas las artes incitan al tacto. En
más de la sensación táctil de la piel, existe para ellos una el cine, si bien no tocamos nada, se evocan mediante la
modalidad gustativa: en cierta forma, los peces sabore- imagen sensaciones táctiles que pueden ser, como ya
an su medio al desplazarse en él. anote, muy fuertes. Igualmente en la fotografía: hay,
Volviendo al tacto en los vertebrados superiores no tanto en su producción como en el resultado, elemen-
marinos, aunada a la información propiamente táctil, se tos táctiles que van desde el oprimir el disparador has-
recibe en el cerebro información acerca de la fuerza que ta los procesos de revelado, y sugerencias táctiles de la
es necesario ejercer para enterrar las manos en la masa y imagen (Ruiz, 2009). La ductilidad de la pintura al óleo
mover los dedos, dando así origen a la percepción de la (que, por cierto, hace tan solo algunos años era debida
dureza y densidad de la masa. Finalmente, cuando toma- a su contenido de plomo), le confiere un carácter plás-
mos un puño de dicha masa, sentimos su peso y su duc- tico que es la base para el desarrollo de diversas técnicas
tilidad. Dependiendo de esta última podremos dar for- pictóricas. Esta ductilidad del óleo es una de las fuentes
ma a una estatuilla o construir una olla o, en el caso de principales del placer de pintar y se refleja en la forma
una masa poco elaborada, un ladrillo para la construc- de las pinceladas, especialmente notables en pintores
ción. Pero el punto justo, la cantidad de arcilla y agua y como Van Gogh, de quien, además, se ha insistido en
el juicio acerca de la fineza del material depende del aná- que sus problemas mentales fueron debidos a una into-
lisis que nuestro cerebro hace de la información que pro- xicación por plomo producida por su manía de chupar
viene del conjunto de sensores que se ubican en nuestra los pinceles. Podemos imaginar metafóricamente que el
piel. Así como un cocinero prueba una cucharadita de plomo también confiere ductilidad al pensamiento lle-
sopa para saber si falta sal o condimento a un guiso, el es- vando a Van Gogh a un mundo escurridizo-táctil.
cultor sabe cuando la densidad de la arcilla es óptima pa- El tacto ha sido para el hombre un elemento esencial
ra tal o cual obra, y si requiere más agua o tal o cual tipo de su evolución, la información que de él deriva nos ha
de arcilla para mejorar su consistencia o su ductilidad. permitido manipular finamente objetos y, finalmente, ha
Un proceso intelectual más elaborado permite, a posterio- contribuido a desarrollar la escritura. En el arte, la idea
ri, juzgar sobre la conveniencia de introducir ciertos ma- misma de “artes plásticas” refiere al dúo sensación y mo-
teriales para la cocción de la terracota. vimiento, esenciales al desarrollo filo y ontogenético del
La escultura, y particularmente el moldeado en ba- ser humano y a la creatividad artística. 
rro, la cerámica, constituyen artes táctiles por excelen-
cia. Cuando se esculpe en piedra, madera u otros mate-
riales, el cincel se convierte en una prolongación de la REFERENCIAS
mano, a través de él se percibe el punto de apoyo y la
fuerza y eficacia del golpe de martillo. El escultor fre- Zucker, J (1990) Ghost Fantasía romántica estelarizada
cuentemente palpa la obra para asegurarse del carácter por Patrick Swayze, Demi Moore, Tony Goldwyn y
de la superficie. Pero me parece que en ningún caso se Whoopi Goldberg, escrita por Bruce Joel Rubin..
involucra de forma tan importante al tacto como en el Ruíz, I. (2009), “Fotografias de toque, consideraciones
modelado de arcilla. De niños, este proceso táctil lo ha- sobre el erotismo y el tacto”, Elementos, vol. 16,
cemos con la plastilina, hermosa, dúctil y colorida núm. 75, septiembre-noviembre.

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IMPRENTA PÚBLICA

La Biblioteca Histórica “José María Lafragua”


de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
posee esta edición incunable
de las epístolas de San Jerónimo
impresa por Giovanni Rosso
(Johannes Rubeus Vercellensis, su nombre en latín),
quien se inició como aprendiz de imprenta alrededor del año 1477.
LO QUE UN escritor
DE ENSAYOS PUEDE ENSEÑARLE
A UN EDITOR INDEPENDIENTE

Mario Perniola*

A
pesar de la proliferación de ferias, festivales y enorme de libros que nadie lee, escritos e impresos que,
encuentros, el ensayo atraviesa una profunda por muchas razones, nada tienen que ver con el texto
situación de malestar. Uno de sus síntomas es que contienen, ya que con frecuencia están creados con
el crecimiento de la divergencia —que siempre ha exis- un frenesí compilatorio, pero sin originalidad, sin dise-
tido— entre el punto de vista de los autores frente al de ño estratégico y sin fuerza de impacto. En otras pala-
los editores. bras, es como si autores y editores fuesen golpeados por
Mientras que los autores están obligados, lo quieran un síndrome autista que los vuelve ciegos respecto a la
o no, a confrontarse con un horizonte que les obliga a complejidad del campo de las producciones simbólicas
volverse cada vez más mundiales como efecto de la glo- en cuyo interior habitan.
balización, de la internacionalización del sistema cien- Este campo está estructurado por la interacción de di-
tífico, de la implosión de la universidad y de la pérdida ferentes agentes: los autores, los editores, las instituciones,
de influencia en el periodismo cultural, la perspectiva el mercado, las profesiones, los periódicos, los medios de
de los editores se mueve en una dirección opuesta, es comunicación electrónica. Ellos proceden según lógicas
decir, se dirige hacia una perspectiva cada vez más pro- completamente diversas y, a su vez, son atravesados inter-
vinciana y nacional, incluso local. namente por relaciones de interés y conflictividad. Este
Las causas de estas dinámicas tan distantes son múl- cuadro, que es complejo por sí mismo a nivel nacional, en
tiples y de naturaleza diversa. La más obvia depende de el curso de los últimos años se ha dilatado enormidades en
la disolución de las culturas nacionales y del imperialis- el mundo entero gracias a Internet, que introdujo en su di-
mo lingüístico y cultural anglosajón. La nación ya no námica cientos de lenguas y decenas de millones de nue-
constituye una unidad cultural compacta, mientras que vos agentes —en gran medida no profesionales—, dota-
las ideologías internacionalistas que la cruzan se han dos de conocimientos especializados y con capacidades de
debilitado y nublado, conjuntamente a la desaparición influencia puntual y eficaz. En dicha revolución informá-
de los apoyos financieros que de ellas derivan. tica de grandes dimensiones en continuo cambio y expan-
El editor va del estatuto del empresario al de tipó- sión, los sujetos del campo cultural reaccionan encerrán-
grafo, mientras que el autor decae de la condición de dose en nichos artesanales o parasitarios, incluso
escritor a la de escribano. El resultado es una cantidad terapéuticos para sus frustraciones personales y, peor aún,
bañados por ambiciones relacionadas con el bosque polí-
*Filósofo y ensayista italiano. tico o con intereses especulativos que no tienen que ver
Traducción del italiano de Israel Covarrubias. nada con la cultura.

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LO QUE UN ESCRITOR PUEDE ENSEÑARLE A UN EDITOR | IMPRENTA PÚBLICA

La primera cosa por entender es que la red de los va- Si el editor no puede, más allá de su webmaster y de su
lores simbólicos se rige por una lógica no esencialista y logotipo, gestionar una red social dotada de un conoci-
no contable, antes bien vinculante. Esto quiere decir miento específico en el sector donde trabaja, jamás lo-
que el valor intrínseco de un producto editorial se legi- grará transformarse un empresario auténtico.
tima por un colectivo, aunque sea restringido, de lecto- El autor tiene una ventaja respecto al editor —que
res competentes que pertenecen con mucha probabili- sigue razonando desde una óptica nacional—, ya que
dad a culturas distintas y no por la valoración del autor puede moverse en el interior de Internet con más agili-
o de un único agente (por ejemplo, el editor) o por una dad, motivación y competencia, y sobre todo en fun-
sola institución, y mucho menos por el número de co- ción de la producción de textos claros que ya desde su
pias vendidas. La crisis actual del sistema universitario composición están dirigidos a un público mundial. Los
deriva precisamente del hecho de que, por lo menos a puntos de vista del editor y el autor, por consiguiente,
partir del 68, no se cuenta con la capacidad de ofrecer divergen profundamente: mientras que el primero no
una legitimación compartida del valor de sus produc- tiene interés alguno para promover la traducción de las
tos. El intento norteamericano de salvarlo a partir del obras de ensayo que edita, ya que a diferencia del best
llamado impact factor científico, se encuentra subordi- seller narrativo, la cesión de derechos de autor es, en es-
nado a los intereses comerciales de las revistas —en su te caso, risible, la globalización representa para el autor
mayoría norteamericanas— preseleccionadas para di- una enorme oportunidad de implementación de su ca-
cho fin. La proliferación de los fanfarrones universita- pital simbólico, aun si de todo ello no obtiene ganan-
rios, editorialistas mediáticos, gritones institucionales y cia económica. De este modo, sucede con frecuencia
políticos, deriva del hecho de que la valoración se cum- que una promesa en un campo determinado de saber
ple a partir de lógicas que pertenecen en modo exclusi- prefiera pagar las traducciones de su trabajo en alguna
vo a un único microambiente y prescinde del campo de las tres lenguas vinculantes del saber occidental (in-
más amplio de los valores simbólicos, los cuales deben glés, francés y alemán) y publicarlo por un editor ex-
ser compartidos por la sociedad en su totalidad. En tranjero, antes de darlo a un pseudo-editor que deja po-
otras palabras, la autoridad de la cultura nace de la plu- drir las copias en cualquier cantina y, muchas
ralidad de los criterios y fuentes de legitimación. ocasiones, no absorbe su obligación, por lo menos la es-
Sin duda alguna, Internet nos puede llevar a realizar tatuida por ley, para enviar, por ejemplo, las copias de
valoraciones aberrantes y enloquecidas si lo considera- depósito legal a las bibliotecas.
mos el índice unívoco de valoración y si lo usamos en Si el autor logra ser un escritor (no un escribiente) y
modo acrítico, pasivo, consumista y recreativo. Sin em- si se sustrae del confinamiento nacional, entrando en
bargo, ello provee también la posibilidad de crear colec- una perspectiva global, su fuerza en las confrontaciones
tivos capaces de implementar el valor simbólico de un con el editor crecerá considerablemente, al punto que
autor o de una empresa editorial, a pesar de las caídas puede traducirse en un impacto relevante en las nego-
comerciales. Una página web es la condición necesaria, ciaciones en el plano contractual. En dicho caso, puede
pero no suficiente, para alcanzar este objetivo. La cues- exigir al editor que el contrato tenga por lo menos las
tión fundamental, en particular para los pequeños edi- siguientes características: una duración no superior a
tores, es la siguiente: ¿cómo logra el usuario saber de su los cinco años, la exclusión de la cesión de derechos de-
existencia? De otro modo, la página web es similar a rivados (en particular, los de traducción a otras lenguas)
una vitrina ubicada en una calle por la cual nadie pasa. y encabezar el copyright de la obra. 

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LA BIBLIOTECA “JOSÉ MARÍA LAFRAGUA”
Y SUS LIBROS

incunables
Manuel de Santiago

L
os libros producidos durante los primeros cin- vino y del aceite de olivo, permitió disponer —a partir de
cuenta años de la imprenta son denominados unas cuantas adaptaciones—, de la máquina impresora.
incunables (1450-1500). El término procede del Es así que los incunables son los productos de la im-
latín (incunabula —bulorum) y significa “cuna”. Se tra- prenta primitiva que, a decir verdad, no experimentó cam-
ta, entonces, de libros producidos en “la cuna de la im- bios significativos ni en el equipo ni en los procedimientos
prenta”, este arte de imprimir que tuvo su origen indis- durante un largo periodo, superior a los trescientos años.
cutible en la ciudad de Mainz, Alemania, por parte de La difusión de la imprenta fue vertiginosa y al ter-
Johannes Gutenberg. minar el siglo XV existían más de 250 ciudades europe-
La Biblia de 42 líneas, que es considerada como el as que contaban con talleres de imprenta, de tal mane-
primer libro incunable, es el resultado de un más o me- ra que la producción incunable fue bastante copiosa
nos largo periodo de ensayos y ajustes que le otorgaron predominando las ediciones de temas religiosos, los tra-
ese refinamiento un técnico que salta a la vista; segura- tados y los libros de temas clásicos.
mente algunos otros impresos anteriores llevaron al Considerando en primera instancia la importancia
perfeccionamiento del nuevo método. de la imprenta para la difusión de las ideas, pero sin
La metalurgia aportó la elaboración de los tipos mó- ahondar en esto, situamos a los incunables y los libros
viles a través de diseños de letras y signos grabados en del primer tercio del siglo XVI como muestras significa-
punzones de acero, de matrices de cobre que se integra- tivas de este arte que constituyó una revolución univer-
ban a un molde en el que se vaciaban los tipos de im- sal de más de 4 siglos, a la cual Marshall McLuhan de-
prenta mediante la fundición de una aleación de esta- nominó Galaxia Gutenberg.
ño, plomo y antimonio, en proporciones que En este contexto, las bibliotecas que poseen incuna-
garantizaban su resistencia. Es resultado del alto des- bles y libros del primer tercio del siglo XVI tienen la
arrollo alcanzado por los orfebres en la baja Edad Me- oportunidad de ir más allá de las tareas del servicio co-
dia para la elaboración de monedas, medallas, mecanis- tidiano a los usuarios y ahondar en el conocimiento
mos de relojería y dispositivos de armas, de gran textual e histórico de sus materiales con propósitos di-
complejidad y precisión técnicas. versos que comprenden un amplio abanico de gestión
El otro elemento, el papel, aparece en Europa en el de los libros antiguos considerando su carácter patri-
siglo XII y experimenta un proceso progresivo de mejo- monial: conservación, traslado soportes digitales, difu-
ramiento en su calidad para convertirse en el siglo XV sión especializada, interpretación social, etcétera.
en una materia escriptorea ordinaria y preparada para
recibir las tintas de la escritura y, con mayor razón, las
tintas grasas de la imprenta. EL HALL AZGO
Por último, la prensa, cuyo uso era extendido en Eu-
ropa por su aplicación en los procesos de extracción del La Biblioteca Histórica “José María Lafragua” de la Be-

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LA BIBLIOTECA LAFRAGUA Y SUS INCUNABLES | IMPRENTA PÚBLICA

nemérita Universidad Autónoma de Puebla posee una la doctrina, la moral y la vida eclesiásticas. Los testimo-
amplia colección bibliográfica, hemerográfica y docu- nios ofrecidos en sus epístolas (150 cartas escritas entre los
mental que es consultada por un número creciente de años 374-419, muchas de ellas verdaderos tratados teoló-
investigadores en numerosas disciplinas del conoci- gicos), fueron muy difundidos en la Edad Media y en el
miento. Su amplio fondo antiguo superior a 55 mil pie- mundo moderno. En ellas se trasluce su formación retó-
zas incluye otros once incunables, textos religiosos y te- rica y las estrechas relaciones entre las formas de la litera-
mas clásicos, como una Summa theologica de Antonino tura cristiana y el mundo clásico, razón por la cual se le
de Florencia (1480), Sermones quadragesimales y otras ha atribuido el título del “Cicerón Cristiano”.
obras (1479, 1488, 1490) de Roberto Caracciolo, Saty- El impresor de esta importante obra es Giovanni Ros-
rae VII de Aulo Flaco Persio (1482), Opera de Salustio so (Johannes Rubeus Vercellensis, su nombre en latín),
(1497), Quadragesimales de Johannes Gritsch (1497), quien se inició como aprendiz de imprenta alrededor del
Textus Biblie (1480), De medicina libri VII de Aulo Cor- año 1477. Comenzó su carrera como impresor en 1480 en
nelio Celso (1497), De consolatione philosophiae (1498) la ciudad de Treviso (Italia) con la obra Geographia, del ge-
y Elegantiolae de Agostino Dati (1499). ógrafo e historiador griego Estrabón (63 a. C-19 d. C.),
En el mes de abril del año 2008 fue tomada la deci- ciudad donde desempeñó su oficio hasta el año de 1485,
sión de continuar la catalogación de su fondo antiguo con una corta estancia en Venecia en 1482. En poco tiem-
obedeciendo esta vez a criterios temporales, una vez po se especializó en obras de autores humanistas. Para
que las anteriores políticas internas de catalogación del 1486 se estableció definitivamente en Venecia, donde con-
fondo antiguo habían cumplido el propósito de entre- tinuó imprimiendo en solitario hasta 1499, fecha en que se
nar al personal y catalogar los libros del fondo reserva- asoció con sus hermanos Albertino y Bernardino.
do (restringido), proceso que fue iniciado en 2002. Sin Giovanni Rosso, en esta edición incunable en un so-
embargo, continuaban existiendo problemas para la lo volumen, imprimió las epístolas de San Jerónimo en
identificación cabal de los libros, que sólo podían sub- dos partes, la primera de ellas concluida, como puede
sanarse mediante criterios temporales. apreciarse en los colofones interiores (en el reverso del
Así pues, fue realizada la catalogación de los incunables folio 164 y en el reverso del folio 376) el 6 de enero y la
registrados en la biblioteca y posteriormente ésta se exten- segunda parte corresponde al 12 de julio de 1496. Ade-
dió a los libros del siglo XVI. Ello ha permitido uniformar más, en el mismo libro el impresor incluyó la obra de
los nombres de los autores, impresores y realizar los enca- Lope de Olmeto Regula monachorum ex scriptis Hie-
bezamientos de materia apropiados. Además, aquellos li- ronymi collecta, una regla de monjas atribuida falsamen-
bros mutilados y carentes de portada se habían dejado al te a San Jerónimo. Lope de Olmeto (1370-1433) fue un
final para concentrar todos los esfuerzos en su descripción religioso jerónimo quien intentó reformar la orden
y han sido identificados mediante un análisis comparativo aprovechando su generalato, creando una Congrega-
con ediciones contemporáneas a ellos. ción de la observancia de San Jerónimo, similar a otras
Gracias a este proceso sistemático se descubrió el congregaciones de observancia de aquella época.
jueves 22 de octubre de 2009 un nuevo incunable en el Aparte de su antigüedad, este libro incunable que ha
área de catalogación de la biblioteca. Se trata del libro conocido un sinnúmero de ediciones posteriores -incluso
Epistolae Sancti Hieronymi impreso en Venecia por Jo- contemporáneas-, ha sido una fuente importante de inspi-
hannes Rubeus Vercellensis en el año 1496. Un libro en ración para la iconografía católica que pintores y grabado-
tamaño folio, encuadernado en piel grabada que osten- res utilizaron para desarrollar sus temas y composiciones.
ta un deterioro moderado. El estado de conservación Los bienes que conforman el patrimonio documental
del papel, por su parte, es excelente. Su marca de fue- no han formado parte de las políticas culturales del Esta-
go, al igual que una anotación manuscrita en portada do mexicano, se trata de un patrimonio relegado, no obs-
nos indica que su procedencia era del convento de tante la amplia afirmación de muchos de su valor como
Nuestra Señora del Carmen de la ciudad de Puebla. fuente testimonial de primer orden. Es por eso necesario
San Jerónimo (ca. 340-420) es uno de los cuatro gran- buscar su conservación material, su reconocimiento insti-
des Padres de la Iglesia occidental, es decir, aquellos escri- tucional, su protección jurídica y paralelamente su difu-
tores latinos de los primeros siglos del cristianismo que sión y lograr con ello una valoración social que garantice
han tenido una influencia decisiva en la configuración de su transmisión a las generaciones venideras. 

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

109
exista quien salga a cuestionar la estra-
¿CÓMO LUCHAR tegia gubernamental, no solamente por

narco
los pobres resultados que arroja, sino
sobre todo por las razones por las que
CONTRA EL fue instrumentada. De eso trata el libro
breve pero sustancioso, El narco: la gue-
rra fallida, de Rubén Aguilar y Jorge G.
SIN MORIR EN EL INTENTO? Castañeda.
La obra se estructura en seis capítu-
los, en los cuales los autores van des-
montando las razones ofrecidas por el
Miguel Carbonell* Presidente Calderón para centrar los
esfuerzos de su administración en el
combate al narcotráfico y otras moda-
económico realizado en la materia, no lidades de la criminalidad organizada.
parece que los resultados sean muy Los puntos de vista de los autores no se
alentadores. La cifra de ejecutados a lo basan simplemente en sus opiniones
largo de la primera mitad del sexenio personales, sino que se respaldan en
supera los 15 000; la delincuencia en datos estadísticos oficiales, lo que re-
general ha presentado un aumento y si- fuerza sus argumentos.
gue estando fuera de control en varias El primer argumento presidencial a
entidades federativas (incluso en algu- desarticular por los autores es el relati-
nas de las que el gobierno de Calderón vo al incremento en el número de per-
ha concentrado buena parte de sus es- sonas adictas a las drogas duras en Mé-
fuerzos, como es el caso de Chihuahua, xico, o sea la idea tan repetida de que
con fuerte presencia militar desde el las drogas están llegando a nuestros hi-
[Rubén Aguilar Valenzuela y Jorge G. inicio del sexenio). Así pues, por ejem- jos. Aguilar y Castañeda demuestran
Castañeda, El narco: la guerra fallida, plo, tenemos los datos que nos ofrece con base en la Encuesta Nacional de
Punto de Lectura, 2009.] CIDAC sobre delincuencia violenta en Adicciones, que en México el consumo
el país (http://www.cidac.org/vnm/ de drogas en general es bastante bajo y
pdf/pdf/IncidenciaDelictivaViolen- que no se ha incrementado de manera

D esde los primeros días de su Pre-


sidencia, Felipe Calderón em-
prendió una lucha sin precedentes en
cia2009.pdf ). En ese índice se recogen
datos tan impresionantes como el si-
guiente: en 2008 se robaron en todo el
importante en los últimos años. En to-
do el territorio nacional teníamos en
2008 aproximadamente 465 000 perso-
contra de la criminalidad organizada. país más de 150 mil vehículos; una ter- nas que consumían drogas duras de
De hecho, el tema de la seguridad pú- cera parte de ese número de robos se forma regular, cifra que no resulta pre-
blica es el que ha consumido más tiem- produjo en dos entidades federativas: ocupante en un país de 110 millones de
po en la agenda presidencial y al que Estado de México y Baja California.1 habitantes (representa un 0.4 por cien-
más veces se ha referido Calderón en En este contexto, se entiende que to de la población, frente a un 3 por
sus discursos. En algún momento pare- ciento en Estados Unidos, 2.1 en Ale-
cía incluso que era el único tema que 1 Véase también los datos de la Sexta Encues- mania y 1.8 en Holanda).
ocupaba y preocupaba al Presidente. ta Nacional sobre la Inseguridad presentada por el Los autores aportan evidencias em-
Luego de tres años en el gobierno y ICESI en octubre de 2009 (http://www.icesi. píricas interesantes sobre las ciudades
del enorme esfuerzo operativo, logísti- org.mx/documentos/encuestas /encuestasNaciona- con mayor consumo en la República
co, militar, de inteligencia e incluso les/ENSI-6.pdf); Sobre el mismo tema, el CIDE (Tijuana, Ciudad Juárez, Distrito Fe-
nos ofrece interesantes datos con respecto a la situa-
deral, Matamoros, Monterrey, etcéte-
ción en el Distrito Federal y el Estado de México
*
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la (http://www.seguridadpublicacide.org.mx/ ra) y sobre los precios de la droga, a
UNAM. CIDE/Portal/Docs/pdfs/encuestafinal_1.pdf). partir de los cuales —por cierto- se de-

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110
¿CÓM LUCHAR CONTRA EL NARCO? | IMPRENTA PÚBLICA

muestra que el mercado mexicano es ducción de armas por la frontera norte el arma que desea, sin que se verifique si
poco atractivo para los grandes trafi- en la incidencia delictiva en México. tiene antecedentes y sin que tenga que es-
cantes, dado el bajo precio de las sus- Los autores reconocen que la mayor perar unos días para obtenerla (Cfr.
tancias ilícitas, en comparación con el parte de las armas incautadas a los de- www.smallarmssurvey.org).
precio que alcanzan en las ciudades lincuentes son originarias de Estados El resultado de esta regulación
norteamericanas. Por ejemplo, un kilo Unidos y afirman que las revisiones de completamente insensata es que hay
de cocaína pura cuesta en México 12 las autoridades estadounidenses para cuarenta millones de personas armadas
500 dólares, pero ese mismo kilo alcan- ingresar en su territorio son cinco veces en Estados Unidos. La población esta-
za un precio de hasta 97 000 dólares en más estrictas que las que aplican las au- dounidense tiene en sus manos 65 mi-
Nueva York o Seattle. toridades mexicanas para quienes pro- llones de pistolas y revólveres de todo
El segundo argumento de Calderón vienen de Estados Unidos. Pero les pa- tipo; el 39 por ciento de los hogares de
que se revisa tiene que ver con el grado rece que el problema no cuenta con ese país tiene un rifle. Entre 55 000 y
de penetración de los cárteles de la cri- una solución fácil, dado el apoyo polí- 120 000 veces se usan esas armas para
minalidad organizada en el poder políti- tico que en Estados Unidos tiene la Se- autodefensa. Eso explica, por ejemplo,
co o en algunos cuerpos policiacos, sobre gunda Enmienda de la Constitución, que cada año se reporten 130 000 heri-
todo de nivel local (estatales o municipa- que permite que cualquier ciudadano dos por arma de fuego.3
les), así como con el incremento de la tenga en su casa armas.2 Los autores reconocen que un nú-
violencia que se había producido por el Lo cierto es que la regulación legal mero considerable de armas de fuego
control mafioso de partes del territorio de la venta de armas en Estados Unidos compradas en Estados Unidos atravie-
nacional. Los autores intentan demos- es sumamente laxa, lo que genera seve- san la frontera mexicana, pero estiman
trar que ese fenómeno no es algo nuevo ros problemas de un lado y de otro de la que el costo de impedir ese tránsito es
(ya el Presidente Miguel de la Madrid frontera. Permite, por ejemplo, que en muy alto para el comercio y la econo-
tuvo, en su momento, que desmontar la Texas y otros cinco estados no haya un mía fronteriza, y no puede asumirse en
Dirección Federal de Seguridad por la requisito mínimo de edad para comprar el corto plazo. Por lo que habrá que
enorme corrupción que había). La pos- un arma; un niño de 12 años puede ha- aprender a vivir con el tráfico de armas
tura de los autores es que la estrategia cerse de una pistola o un rifle. En 48 es- hasta en tanto se desarrollen los meca-
gubernamental a partir de diciembre de tados sus habitantes pueden comprar nismos tecnológicos para agilizar las re-
2006 no solamente no contribuyó a dis- sin mayor problema un rifle de asalto y visiones de autos y camiones.
minuir la violencia, sino que la elevó en 43 de ellos no se requiere de una au- En la parte final del ensayo, Aguilar
(como se menciona en algunos párrafos torización, licencia o permiso especial y Castañeda plantean algunas alternati-
precedentes y como lo demuestran todas para hacerlo. En 46 estados no existe lí- vas posibles a la política oficial. Señalan
las encuestas disponibles). mite alguno al número de armas que que lo importante es atacar los efectos
Lo cierto es que, según algunas en- una persona puede comprar en cual- colaterales del tráfico de estupefacien-
cuestadoras profesionales, para diciem- quier momento que lo desee. tes, o sea las ejecuciones, los secuestros,
bre de 2006 el tema de principal preo- Cuatro estados han establecido que la violencia indiscriminada en nuestras
cupación ciudadana era la violencia y una misma persona puede comprar sola- calles, etcétera. En Colombia, el Presi-
la alta incidencia delictiva, lo que pro- mente un arma al mes, como medida pa- dente Uribe lo logró y gracias a ello tie-
bablemente ayudó a Calderón a tomar ra prevenir el tráfico ilegal de armamen- ne una tasa importante aprobación ciu-
una deriva centrada precisamente en el to. En 35 estados no existe ningún tipo dadana. Igualmente, proponen reducir
ataque frontal a esos fenómenos (o, de registro respecto de los poseedores de el daño por el consumo de drogas du-
mejor dicho, a su parte más visible, armas. En muchos casos basta con que el ras, dedicando recursos humanos y eco-
pues la delincuencia que en verdad comprador vaya a la tienda para salir con
afecta al mayor número de habitantes 3 Cfr. “LEGAL COMMUNITY AGAINST
2 Su texto es el siguiente: “Siendo necesaria VIOLENCE, REGULATING GUNS IN
del país es la común, sobre todo en la
modalidad de robo). una milicia bien ordenada, para la seguridad de AMERICA: AN EVALUATION AND COM-
un Estado libre, no se violará el derecho del pue- PARATIVE ANALYSIS OF FEDERAL, STATE
Los autores también discuten sobre
blo a poseer y portar armas”. Sobre su contenido AND SELECTED LOCAL GUN LAWS,
la idea, muy asentada entre la opinión ver Levinson, (1989); sobre su origen histórico, 2008”, en: http://www.lcav.org/library/reports_
pública nacional, del efecto de la intro- Carbonell (2005, pp. 199 y ss.). analyses/RegGuns.entire.report.pdf ).

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

111
nómicos a la prevención y adecuado
tratamiento de las personas adictas.
También sugieren presionar a Esta-
dos Unidos para una legalización más
o menos explícita de las drogas, con lo
que, consideran, estarían de acuerdo
altos funcionarios del gobierno esta-
dounidense del Presidente Obama.

Crisis
Por cuanto hace a las acciones para
frenar el tráfico que proviene de Co-
lombia, Perú y Bolivia, los autores re-
comiendan actuar en la zona del Istmo
de Tehuantepec, debido a que es la
única parte del territorio nacional que Y DESARROLLO
podría ser objeto de un efectivo “sella-
miento” por tierra, mar y aire.
Como quiera que sea, considero
que es un tema que merece ser discuti- Luis Martínez Andrade*
do. Las soluciones fáciles no existen y
los dilemas para el gobierno mexicano
están a la vista. Lo que no podemos ni emitidos por el Programa de Naciones
debemos dejar de hacer es participar en Unidas para el Desarrollo Humanos,
una discusión que nos interesa a todos, Oscar Useche muestra de manera agu-
puesto que la inseguridad afecta a mi- da (análisis profundo) y clara (cifras
llones de mexicanos cada año. La Co- contundentes) la creciente disparidad
misión Nacional de Derechos Huma- socioeconómica entre los individuos y
nos ha estimado que anualmente la de- su relación con la reconfiguración de lo
lincuencia deja un reguero de 48 público.
millones de víctimas en México4 (de El texto de Useche se divide en cua-
víctimas en sentido amplio, no de víc- tro capítulos y ya desde el prefacio nos
timas mortales, obviamente). De ese atrapa su postura crítica al afirmar que:
tamaño es el reto que tenemos que en-
frentar entre todos.  [Oscar Useche, Los nuevos sentidos del No se puede seguir asistiendo al espec-
desarrollo. Ciudadanías emergentes, paz táculo obsceno de que mientras no hay
y reconstitución de lo común, Bogotá, dinero estatal para las prioridades socia-
RE FEREN CIAS Uniminuto.] les de los más desamparados, cualquier
sacrificio fiscal es posible si se trata de
Carbonell, M. (2005), Una historia de rescatar a los privilegiados de siempre,
los derechos fundamentales, México,
Porrúa/UNAM/CNDH.
Levinson, S. (1989), “The Embarrasing
L a crisis estructural que padece la
economía-mundo obliga a un re-
planteamiento de las nociones clásicas
sin siquiera asegurar que esto no se va a
repetir, ni como [sic] va a regresar el di-
nero a las arcas del Estado (p.19).
Second Amendment”, The Yale que se han utilizado no sólo en las po-
Law Journal, vol. 99, núm. 3, di- líticas públicas sino en general en las En el primer capítulo, el autor con-
ciembre. ciencias sociales. Allende los informes textualiza la teoría del valor (Marx) pa-
ra entender las nuevas formas de sub-
4 http://www.cndh.org.mx/lacndh/informes * Sociólogo. Actualmente realiza estudios sunción del trabajo (material e
/espec/2infSegPublica08/2informeSeguri- doctorales en l’Ecole des Hautes Etudes en intelectual) en el capitalismo. Bajo el
dad08.htm Sciences Sociales, París-Francia. concepto de “eclosión”, propone, com-

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CRISIS Y DESARROLLO | IMPRENTA PÚBLICA

pacto entre la sociedad y la naturaleza.


La tercera sección es una excelente
exégesis de las medidas prácticas y dis-
cursivas que adopta el Estado con la fi-
nalidad de legitimar la lógica de exclu-
sión social. Desde la filosofía política,
Useche se apoya en las propuestas de
Giorgio Agamben, Michel Foucault y
Paul Virilio para explicar la manera co-
mo transitamos de una sociedad disci-
plinar a una de control. Sin embargo
esto “no significa que los dispositivos
de disciplina y la correlativa potenciali-
dad de resistencia hayan desaparecido”
(p. 155). Sugerente es su relectura del
concepto de “rostricidad” —propuesta
por Gilles Deleuze y Felix Guattari pa-
ra entender la relación entre poder e
identidad— en la práctica constitucio-
nal y política de los Estados nacionales
periféricos.
El último capítulo aborda los pro-
blemas de la ciudadanía y los derechos
sociales, teniendo como eje el proble-
ma de la reforma agraria. La pobreza
como asunto público refiere a la inefi-
cacia de los programas implantados
por las instituciones políticas. El autor
decanta por la obligatoriedad fáctica de
los bienes de mérito, siguiendo a la in-
vestigadora colombiana Consuelo Co-
rredor, para la transformación de la si-
tuación padecida por la mayoría de los
prender los mecanismos creativos que La lógica de territorialización-deste- excluidos del sistema.
surgen para la reproducción social, es- rriolización, producto en gran medida Aunque el texto tiene como marco
to es, el proceso de desfetichización en de la forma de producción (zonas de el Estado y la sociedad colombiana, no
las relaciones sociales y pugna por un procesamiento de exportaciones, en- dejan de llamar la atención los diversos
Estado social de derecho (p. 60) en claves trasnacionales, etcétera) repercu- pasajes donde uno, como latinoameri-
contraposición al desarrollo unilateral te en la reconfiguración de los espacios cano, se sentirá identificado. La contri-
que han practicado, a través de diver- de lo público (p. 107). El poder finan- bución de Useche radica en la visión
sos ajustes estructurales y mecanismos ciero no sólo ha transformado las rela- holística y multidisciplinar que ofrece
de exclusión, los grupos hegemónicos. ciones de producción sino la configu- para comprender el desarrollo y su re-
En el segundo, analiza la relación ración de lo político: consolidación de lación con las distintas esferas de la re-
entre desarrollo y territorio, para ello, asimetrías entre Estados nacionales, so- alidad social. El texto es un cúmulo de
utilizando las aportaciones de Fals Bor- beranías secuestradas o, como también herramientas analíticas que, de manera
da (bioespacio y tecnorregión) plantea ha apuntado el autor, ciudadanías en muy bien articuladas, ponen en cues-
una relectura de la dinámica espacio- vilo. Además, debemos resaltar que en tión el paradigma discursivo de la mo-
temporal que se gesta en la actualidad. esta sección se apuesta por un nuevo dernidad y sus perversas secuelas. 

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LA

decapitación
DE LA POLÍTICA

Bibiana Camacho*

bierno. Los conservadores regresaron yo, la crónica y el anecdotario perso-


por el caballo y el cuerpo, pero éstos ya nal, donde aborda el origen antropoló-
habían desaparecido. Se dice desde en- gico y subjetivo de la violencia y, con
tonces que en las noches oscuras se particular énfasis, el de las decapitacio-
pueden oír los golpes de cascos de un nes. Esta violencia despiadada, según el
caballo y al jinete buscando su cabeza. autor, es producto de una crisis institu-
La anterior es una leyenda mexica- cional, en la que las más altas autorida-
na, sin embargo, la nacionalidad del des de las corporaciones policíacas y
decapitado cambia dependiendo del del ejército han sido corrompidas por
país donde se cuente. Lo que se conser- el jugoso negocio del narcotráfico.
va es la esencia: se trata de un hombre González Rodríguez nos lleva de la
asesinado injustamente, quien deam- mano a través de la historia, visitando
[Sergio González Rodríguez, El hombre bula en busca de su cabeza o de sus ide- diferentes culturas: desde las pirámides
sin cabeza, México, Anagrama, 2009.] ales -si lo vemos desde el punto de vis- de calaveras que forman parte del fol-
ta metafórico. En nuestro país, la reali- clor de diversas civilizaciones, el mito
dad actual parece rebasar esta fantasía de Perseo que busca la cabeza de la Me-

D ice una leyenda que a mediados


del siglo XIX, los insurgentes (fu-
turos revolucionarios) se enfrentaron
romántica, ya que no sólo sorprende el
número de asesinados, sino que aterro-
riza el modo bajo el cual son asesina-
dusa, Salomé –en sus diversas represen-
taciones pictóricas– recibiendo la cabe-
za de San Juan Bautista, la invención
contra los conservadores en un camino dos, con independencia de sus causas: de la guillotina, el suicidio de Yukio
que llevaba a la ciudad de México. El los muertos son decapitados, descuarti- Mishima y películas como Barton Fink
resultado de esta batalla fue la decapi- zados y mutilados. Todos parecen par- o Seven. De aquí, pues, que el autor
tación de un revolucionario, cuya ca- ticipar de esa actividad macabra: gru- proponga que el fenómeno de los deca-
beza fue llevada a la capital para ser ex- pos del crimen organizado, asesinos so- pitados no se debe sólo a una manifes-
hibida como advertencia para aquellos litarios, políticos, el ejército y civiles. tación del incremento de la violencia,
que quisieran rebelarse contra el go- Frente a este desatino, González sino también a que los señores de las
Rodríguez propone un magnífico li- drogas hacen uso de sacrificios y bruje-
bro; un híbrido a caballo entre el ensa- rías para, según ellos, mantener su po-

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

114
derío. De este modo, se ha consolidado
un sincretismo que incluye a San Judas
Tadeo, La Santa Muerte, Malverde y la
Virgen de la Caridad del Cobre. El cul-
to criminal pone en evidencia una
“deshumanización” de las víctimas, cu-
yos cuerpos decapitados son usados co-
mo simples mensajes para sus enemi-
gos, como si se tratara de objetos sin vi-
da ni historia. En su inicio, este uso del
cuerpo generó sorpresa, pero ahora pa- TEXTURAS

palabra
rece haberse asimilado en la sociedad
como un hecho más que, por desgra-
cia, ya es cotidiano. DE LA
El valor real del libro reside en el
uso de múltiples resonancias cultura-
les, diacrónicas y personales para expli-
car la violencia en el México contem- José Trinidad Mendoza Hernández*
poráneo. Y justamente de esa combina-
ción de resonancias crea un eco
perturbador para el lector, quien se guaje filosófico y poético. Por un lado,
puede sentir identificado en práctica- es una obra que puede leerse como un
mente todos los niveles del libro, ya modo de realizar poesía haciendo uso
que todos somos testigos, en diferentes de axiomas filosóficos; pero, por otro
grados, de la violencia cotidiana y de lado, nos presenta un análisis filosófico
sus efectos. de la realidad, utilizando a la poesía co-
El hombre sin cabeza plantea que mo herramienta para confirmar su au-
existe “algo más” que permea a la socie- tenticidad en el tiempo, intentando, de
dad mexicana; es decir, algo que va más este modo, traspasar los límites de la
allá del morbo o de la resignación; algo temporalidad y superar la función refe-
que aún no tiene nombre y que sólo rencial de la palabra a partir de la re-
puede vislumbrarse con un análisis que nuncia a todo verdadero efecto de po-
no deje de lado en ningún momento el [Josu Landa, Tanteos, Afinita, México, der. Diríamos, pues, que a su modo,
compromiso del autor, justo como lo 2009.] éste es un libro filosófico, poético y li-
hace González Rodríguez. El recurso terario, que conduce al lector en tanto
de involucramiento por parte del autor agente productor y consumidor de pa-

A
le da un giro al recuento de atrocida- “ todo el que siembra le llega la labras, a participar en determinados
des, al tiempo que nos permite asomar- hora de la cosecha”, con estas juegos que sólo tienen cabida en las
nos a las impresiones emocionales de palabras inicia el filósofo y poeta Josu arenas movedizas en las que intenta
una persona ante la barbarie. Landa su último libro titulado Tanteos. asentarse el lenguaje.
El trabajo de González Rodríguez Se trata de un compendio de ensayos e Así pues, en el primer apartado,
resulta más que oportuno, ya que nos investigaciones que presentan al lector “Cosas de la palabra”, el autor nos ofre-
obliga a reflexionar sobre la pérdida na- la posibilidad de analizar desde dos ce una visión crítica e histórica del poe-
cional de la razón y sobre el desvarío en vertientes distintas, aunque no por ello ta de nuestro tiempo, aquel personaje
el cual nos encontramos como socie- disímiles, las paradojas referenciales cuyo imperativo consiste y ha consistido
dad. Decapitada la política, los líderes con base en las cuales se mueve el len- en buscar, entre tanteo y tanteo, nuevas
brillan por su ausencia para afrontar la formas de expresión, las cuales lindan y
delicada situación actual.  * Ensayista. rebasan la línea de lo evanescente, libe-

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IMPRENTA PÚBLICA | JOSÉ TRINIDAD MENDOZA HERNÁNDEZ

ran a la palabra de aquello que la acosa apartado, “Cosas del devenir”, nuestro como nos diría el autor de dicha obra,
y agobia en su textura febril. El poeta es, autor se dedicará a analizar el ethos del pura “Nada de nada”. Así, la poesía y
en palabras de Josu Landa, quien ejerce lector, quien a su vez, en el ejercicio de su herramienta la palabra, se vuelven el
la acción de “nombrar lo que nombra” a dicho acto, habilita una ontología dia- espejo, el vínculo entre el yo y el otro
través de la auténtica poesía, cuyo único léctica que surge de la relación poeta- que hacen posible y hasta imperiosa a
y puro ideal consiste en conducir a la lector. Igualmente, dada esta comple- la primera persona del singular, el yo
palabra hacia su asunción sobre el terre- tud ontológica y un tanto erótica entre que mira porque es mirado, el sujeto
no de lo referencial, es el único que pue- el poeta y el lector, el texto aparece siempre necesitado del otro porque es
de llevar —como quería Wittgens- frente al sujeto como un objeto que se sujeto y que está necesitado de con-
tein— de fiesta a la palabra, liberándo- ofrece en un estado abierto, dispuesto a templarse y afirmarse a sí mismo a tra-
la de las cadenas infranqueables a las proveer de una experiencia estética di- vés del otro. Porque, “contemplar es
que da cabida el entretejido sintagmá- ferente a cada individuo. Todo texto, completar; contemplarse es completar-
tico. Ahora bien, según nuestro autor, por tanto, deberá andar su propio ca- se”. Sobre estos tópicos se fundamen-
el único y auténtico compromiso ad- mino construido a través de las pala- tan y constituyen las “Cosas del asom-
quirido por el poeta es con el logos, en- bras que enmarca y texturiza para lle- bro”, de la asombrosa función poética
tendiendo a este último como la pala- gar al lugar donde se realizará como que adquiere la palabra.
bra ordenadora y creadora que consti- objeto estético y, en este sentido, dar Finalmente, cabrá decir que el texto
tuye y une con lo otro, que comunica cabida a la construcción del ethos en el al que hacemos referencia pone de ma-
dialécticamente al yo con el no-yo y lector. En última instancia, todo escri- nifiesto la actualidad y vitalidad con que
que, por ello, adopta también un ca- to poético es producto de la imagina- trabajan la filosofía y la poesía. Activida-
rácter estético, epistémico y ético, en ción y la creación, y todo acto de lectu- des que se fundamentan a través de la
tanto proveedora de un discurso obje- ra y relectura es recuerdo y nostalgia, es palabra, que a su vez se vuelve infinita
tivo. Por tal, el ethos del poeta consisti- el viaje erótico, pero también el cami- (afinita) en el acto de la enunciación po-
rá en hacer valer la univocidad de su no del arte y la reminiscencia que sólo ética. Así, tantear la realidad a través de
expresión, sin por ello ser presa de las mediante el juego que surge a través de la palabra es, pues, hacer poesía. Seguir
heteronomías que lo acosen y agobien las letras se puede alcanzar. tanteando es actividad de escritores y
en su libertad creadora, y que, en una Ahora bien, dado que todo camino lectores. Tantear con claridad y hacer
escala mayor, pueden conducirlo por recorrido por la palabra llega al lector a discursos fehacientes que se ubiquen en-
los caminos tortuosos de la angustia través de la estetización hecha por éste tre la “Ascética y estética” es una activi-
ante el vértigo que provocan los derro- último, aquella tendrá que luchar por dad que sólo corresponde a algunos filó-
teros de la libertad de las posibilidades no morir del todo, por no sucumbir a sofos y poetas, quienes funcionan como
discursivas. Así, queda claro que la es- las malas obras de la muerte y a las de “Mediaciones” del logos. Al análisis de
critura y la poesía no son una tarea pa- su aliado incondicional, el olvido. So- algunas obras de estos últimos, que son
ra gente sana, entendiendo a ésta como bre esto, dice Josu Landa, tendrá que los menos, nos remite el autor en la úl-
aquella que se mueve únicamente den- trabajar la poesía. A través de ésta la tima parte de su obra. Este es, pues, el
tro del entretejido normalizante. Una palabra tendrá que trascender y sepa- camino tortuoso sobre el cual se mueve
persona sana es quien trabaja para acer- rarse de la condición mortal del ser hu- la palabra y que intenta ponerse de ma-
carse a la vida, mientras que el poeta y mano, hasta poder decir, ella misma, nifiesto en el presente compendio filo-
el escritor trabajan para acercarse a las Non omnis moriar. De esto se despren- sófico, poético y literario. Mientras tan-
profundidades de su obra, donde les de un axioma que corresponde a la po- to, al lector que se enfrente a dicha obra
esperan peligros, terremotos, abismos e esía, es decir, el hecho de que “sin corresponderá la tarea de ir tanteando
incendios sobre los cuales tendrán que muerte no hay poesía” y de que “sin dicho camino a través de las diversas lec-
trabajar para crear y recomponer las poesía tampoco hay muerte”; lo cual es turas que realice sobre éste, en él estará
texturas que se forman de la palabra. condición de posibilidad para dar paso la tarea de inmortalizar la palabra o bien
Una vez analizado lo que constitu- a los sentimientos, y que las acciones de dilatar su agonía y multiplicar el nú-
ye al ethos del poeta, en el segundo del hombre no se vuelvan vacuidad, o mero de sus muertes. 

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

116
crónicas de la conquista con el fin de
cuestionar el modo de ver e interpretar
los documentos del pasado. Carolina
LA QUERELLA FILOSÓFICA Ponce, por su parte, atiende el caso parti-
cular de los escritos de fray Alonso de la

historia
Veracruz, donde remarca la importancia
de un acceso confiable a las fuentes pri-
DE NUESTRA marias para lograr un verdadero avance
interpretativo.
El segundo bloque de exposiciones,
dedicado a las influencias y ejes temáticos
Gerardo Martínez Hernández* del periodo virreinal, abre con el artículo
de Mauricio Beuchot sobre el tomismo
mexicano. Aquí se relata la transforma-
las voces disidentes contra la imposición ción que sufrió el pensamiento tomista
de valores culturales en una época con- en las obras de tres de los principales filó-
creta como lo fue la conquista y evange- sofos novohispanos del siglo XVI —Bar-
lización de la Nueva España. tolomé de las Casas, Alonso de la Vera-
El libro consta de cuatro partes y se cruz y Tomas de Mercado—, para hacer
abre con un merecido homenaje a la doc- de éste un discurso aplicable a la situa-
tora Elsa Cecilia Frost (1928-2005). Filó- ción de la realidad de la Nueva España. A
sofa, historiadora, traductora, discípula continuación, Virginia Aspe analiza el
de José Gaos, Edmundo O’Gorman y aristotelismo medieval en los pensadores
Miguel León Portilla, la doctora Frost no novohispanos del XVI, llegando a la con-
pudo entregar por escrito la versión defi- clusión de que no se debe señalar lo no-
nitiva de su última participación en el Se- vohispano como algo puramente medie-
[Sandra Anchondo Pavón (comp.), His- minario de Cultura Novohispana. Por lo val, pues en la Nueva España se abrió una
toria y destino de la filosofía novohispana, tanto, el artículo que aparece es su confe- tercera vía de interpretación de la filoso-
México, Los Libros de Homero, 2007.] rencia tal y como la dictó, es decir, una fía de Aristóteles para efectuar un diálogo
amena plática que sostuvo con los inte- con lo disímil. La autora señala con acier-

E l tema del multiculturalismo den-


tro del pensamiento novohispano
del siglo XVI sirvió como justificación pa-
grantes del Seminario, en la que detalló
algunos momentos que definieron su lar-
ga y variada trayectoria académica.
to que en el proceso de asimilación de lo
indiano tuvo una notable influencia la
experiencia previa que España experi-
ra que el grupo del Seminario de Cultu- En cuanto al argumento principal de mentó con la cultura árabe a lo largo de
ra Novohispana se sentara a reflexionar la obra, la primera parte tiene como tema ocho siglos. Por su parte, Jorge Morán
acerca del actual fenómeno de imposi- central la discusión en torno a la herme- rastrea, aísla y explica el concepto de ley
ción cultural en un mundo global. Resul- néutica de la historia cultural. Desde esta natural —la cual constituía una de las
tado de esas reflexiones es el contenido perspectiva, se ha intentado interpretar bases jurídicas del pensamiento medieval
de este volumen de la colección Novohis- los problemas y soluciones del pasado pa- y, por tanto, fue utilizada como autori-
panía de Los Libros de Homero. Los dis- ra realizar ejercicios comparativos con te- dad en las distintas disputas escolásti-
tintos trabajos presentados muestran la mas actuales. En este sentido, Alfonso cas— en el contexto de la Suma Teológi-
complejidad de la discusión que se abrió Mendiola plantea la manera en que ha de ca de Tomás de Aquino. Cierra la sección
en torno a la asimilación de un mundo mirarse lo acontecido, no como hechos el ensayo de Carmen Rovira sobre el hu-
completamente extraño desde la todavía objetivos y tangibles, sino como una su- manismo mexicano, donde el tema no es
perspectiva medieval occidental. Se trata cesión de observaciones sobre observa- el humanismo europeo que germinaría
de un encomiable esfuerzo por analizar ciones. En este mismo sentido, María entre los siglos XIV al XVI, sino el movi-
Luisa Aspe reflexiona sobre el proceso miento filosófico-político-cultural de los
* Universidad de Salamanca, España. hermenéutico del historiador frente a las jesuitas mexicanos del XVIII, el cual se

METAPOLÍTICA núm. 68 | enero-marzo 2010

117
IMPRENTA PÚBLICA | GERARDO MARTÍNEZ HERNÁNDEZ

distingue por su interés en enaltecer la gelizadores en la que se mezclaba diversi- Mercado. Concluye el trabajo de Sandra
esencia de lo humano, es decir, el libre al- dad cultural e intolerancia. Por otra Anchondo y Yail Medina, cuyo título re-
bedrío del hombre y el sentido de su au- parte, Luis Patiño Palafox presenta otra dondea la idea central de todo el libro:
todeterminación, por encima del deter- faceta de Juan Ginés de Sepúlveda, cuya “Diversidad cultural y derechos huma-
minismo planteado por el pensamiento figura en México suele ser asociada a su nos. La actualidad de los planteamientos
protestante. posición en la Disputa de Valladolid novohispanos”, donde se hacen presentes
El tercer grupo de artículos se organi- (1550-1551), en la cual se discutió la ra- los nombres de De las Casas, Alonso de
za alrededor de la vigencia de los pensa- cionalidad del indio. En este ensayo, a la Veracruz y Bernardino de Sahagún. La
dores novohispanos. En primer lugar, te- través de un análisis de sus diversas obras, propuesta de estos pensadores novohis-
nemos el ensayo de Valeria Martija que se ve a un Ginés de Sepúlveda en su face- panos es colocada en su contexto, y sin
aborda algunas consideraciones sobre el ta de ideólogo imperial. Para concluir la grandes dificultades puede servir para
concepto del “bárbaro” en la obra de fray sección, Pablo Arce Gargollo hace una analizar el proceso de la universalización
Bartolomé de las Casas. La justificación aproximación al “humanismo laico” de de la cultura en nuestros días.
de la Conquista por la Corona española Vasco de Quiroga. Se trata de una apor- El interés más palpable en la mayo-
fue un tema que causó un fuerte debate tación en la que el autor plantea una re- ría de los trabajos es dar una nueva lec-
en el que hubo apologistas y detractores. visión minuciosa de la obra de Vasco de tura al discurso histórico y filosófico que
En este caso se hace el énfasis en el tema Quiroga para no seguir repitiendo sim- sirvió como respuesta al fenómeno de la
de la consideración lascasiana del indio a plemente que su actuar se abocó a la conquista española de América, con el
la luz de la ley natural. En el trasfondo de puesta en práctica de la Utopía de Tomás objetivo de volverlo un elemento válido
este debate se encontraba la discusión so- Moro en tierras americanas. para la discusión actual del problema de
bre la legitimidad del sometimiento de La última parte de la obra retoma al- la convivencia multicultural en la globa-
los territorios americanos. Dándole se- gunas conclusiones de los pensadores no- lización. La lectura de esta obra colecti-
guimiento al tema de la ley natural como vohispanos que fueron tratados a lo largo va, ya sea de una manera total o frag-
ética universal y, por lo tanto, como arma de las secciones precedentes para proyec- mentaria, resulta de gran utilidad, no só-
dialéctica que se usaba para la solución tarlas hacia temas actuales. Mauricio lo para el historiador o filósofo
de conflictos, Yail Medina aborda aspec- Beuchot hace ver la vigencia que aún tie- interesado en temas novohispanos, sino
tos específicos del multiculturalismo ne la filosofía tomista. Juan Manuel para todo aquel que se sienta intrigado
como lo fue el caso de la validez del ma- Campos Benítez, por su parte, demues- por buscar los antecedentes de temas
trimonio entre los indígenas a través del tra la actualidad que tiene la lógica que con tanta vigencia como lo son el de la
Speculum coniugiorum de fray Alonso de era enseñada por dos de los más conno- legitimidad de imponer patrones cultu-
la Veracruz. Medina aborda una de las tados docentes novohispanos del siglo rales y el de la validez de los parámetros
principales preocupaciones de los evan- XVI: Alonso de la Veracruz y Tomás de con los que se hace tal imposición. 

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Entrar es un problema y salir lo es aun
más. Es comprensible la necesidad de
adquirir un conocimiento que permita
ELOGIO el desenvolvimiento de los roles nece-
sarios para el funcionamiento de una
DE UNA NUEVA IDEA sociedad, lo cual hace indisolubles cier-
tos requerimientos en el currículo, pe-
DE ro también debe enfatizarse la necesi-

universidad
dad de gestionar variantes cognitivas
en el saber para las necesidades de un
mundo plural.
Generar estas nuevas vertientes se
vuelve imposible cuando las autorida-
des académicas y las exigencias del Es-
Javier Tapia Navarro* tado que les sustenta, se muestran po-
co propositivas al cambio estructural y
Ampliar, elevar, innovar y realizar se contentan con matizar sus bases pe-
en vez de legitimar, institucionalizar, dagógicas en un coqueto rediseño cu-
escolarizar y deformar es la propuesta rricular que sólo toca principios teóri-
de Michel Onfray para destronar a la cos sobre el accionar del aprendizaje y
cultura académica contemporánea, he- la incorporación de las novedades tec-
redera de 2 500 años de una filosofía nológicas.
enraizada en los cimientos de los edifi- Michel Onfray propone dar un vis-
cios públicos, la filosofía de los víncu- tazo a las propuestas alternativas del
los ideológicos insuperables entre la hedonismo antiguo, al jardín de Epicu-
académica y el Estado, se eleva cada vez ro en particular, como punto de parti-
más allá de los espectros de la vida co- da hacia una revolución educativa que
tidiana: el académico vive en su cubí- libere la formación de los ciudadanos
[Michel Onfray, La comunidad filosófi- culo, el estudiante en el aula y en los de los carcelarios sistemas educativos.
ca. Manifiesto por una universidad po- espacios para fumadores. Las ciencias Como en el atomismo antiguo, herma-
pular, Barcelona, Gedisa, 2008.] humanas (que no las ciencias exactas, no entrañable del epicureismo, hay que
quizá por su menor dependencia a los dar posibilidad a la generación de nue-
problemas del espíritu y su apego a la vos entes a partir de la nada, dejar que

D esde las lejanas medianías de la


Edad Media y el hermetismo de su
cultura y su cátedra, la Universidad como
practicidad técnica) adolecen cada vez
más de un reumatismo institucional
agudo. En otras palabras, la academia
los átomos brinquen por el espacio y
encuentren nuevos puntos de enlace;
ocasionar, pues, una revolución atómi-
pilar institucional de la instrucción, pú- platónica de Estado ha terminado por ca, molecular, en la que cada partícula
blica o no, se ha convertido en el Goliat imponerse, desde el siglo XII, sobre el de la vida social y de sus actores en-
de la cultura moderna. La Universidad silvestre y espontáneo epicureísmo, tan cuentre nuevos puntos de fusión y de
Popular de Caen se postula, en estos libre y ascético. autogestión.
tiempos hipertrofiados en su motricidad, El problema de la legitimación, En otras palabras, dar pauta a la re-
como el parteaguas, David heroico, hacia institucionalización, deformación y es- vitalización de los mecanismos de acce-
el retorno al jardín de Epicuro… es decir, colarización de la educación superior so a la educación pública y de su pro-
hacia la popularización de la instrucción en el mundo occidental (y también del pia definición, no sólo en sus procesos
superior alejándola del rigorismo institu- resto de sus niveles) es que termina por burocráticos y sus estructuras curricu-
cional en que se cimienta. imponerse como una gigantesca e im- lares, sino incluso abandonar —si es
penetrable muralla, rígida en el currí- necesario y por ridículo que parezca—
* Filósofo y ensayista. culo y burocráticamente escurridiza. la cultura inmobiliaria de la educación:

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IMPRENTA PÚBLICA | JAVIER TAPIA NAVARRO

“Aspiro a un nuevo tipo de Jardín de revoluciones moleculares”, concluye ción de una sociedad autogestionable y
Epicuro, pero fuera de las paredes, ya Michel Onfray sobre su Manifiesto por crítica. El problema radica en los funda-
no sedentario, geográficamente cerra- una universidad popular. Construir pe- mentos propios de la “formación”, que
do, localizado, sino un jardín nómada, queñas células de resistencia, como si invariablemente manan y maman de los
portátil y móvil, llevado consigo ahí fuesen pequeños grupos de retro-virales, aparatos gubernamentales. La rigurosi-
donde uno esté” (p. 19). parece ser la única forma verdaderamen- dad del currículo, los perfiles académicos
Esto no quiere decir que se cambien te factible de generar el cambio radical. y la compleja constitución jerárquica de
las aulas por las banquetas o los parques, El caso Dreyfus y el mayo del 68 fac- la élite intelectual y científica, convierten
los cuadernos y las computadoras portá- tualizan la siempre latente posibilidad los sistemas educativos en palacios de
tiles por las puras capacidades mnemo- del cambio social a través de la micro-re- cristal con jardines de arena, difícilmen-
técnicas, sino que el ejercicio educativo sistencia: se trata, en esencia, de tejer te- te accesibles para los plebeyos estrellados
tenga una verdadera incidencia en el larañas sobre las superestructuras ideoló- contra sus sólidas murallas.
desarrollo humano de sus educandos, gicas y gubernamentales. Lo más seguro El sueño de la Universidad popular
dar un nuevo sentido al devenir de la es que las tensiones generadas por el de Caen (con Onfray como uno de sus
existencia, en sus experiencias y viven- arácnido hilo no terminen por derribar fundadores y pilares ideológicos) es res-
cias, menos dependientes de la tradición dichas superestructuras y quizá ni siquie- tituir el jardín de Epicuro. Crear una
pero tampoco cismáticas, y no sólo en el ra podrá pensarse en que puedan envol- verdadera educación popular que de-
adiestramiento para operaciones técni- verles, que tampoco es, por otro lado, el penda menos del currículo, la moral
cas y funciones protocolarias: formar en objetivo de esta iniciativa. Sin embargo, académica y los vicios del sistema: mo-
vez de instruir. Ampliar, innovar, elevar el espíritu retro ideológico de las revolu- lecularidad en resistencia, construir un
y, sobre todo, ejecutar. Ésta es la base so- ciones moleculares aspira, antes que na- espacio propio y evitar el desgaste de
bre la cual se ha postulado la llamada da, a la emancipación de mínimos y a la intentar derribar a Goliat. Al final, si el
Universidad popular de Caen, con la generación de nuevas ideologías regiona- destino de la Universidad popular es
pretensión de volverse el reactor de la les: archipiélagos del mundo. volverse el objeto de sus ataques, como
revolución molecular. Las revoluciones moleculares en- suele suceder, ya será un trabajo para
“He aquí un elogio, por tanto, a las cuentran su piedra angular en la forma- sus propios productos ideológicos. 

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LA REGIÓN
DE

Los Tuxtlas
LA SUPREMACÍA DE LA NATURALEA
SOCIEDAD Y PATRIMONIO | LA REGIÓN DE LOS TUXTLAS

Los olmecas fueron los primeros habitantes que de-


jaron testimonio de su paso por esta zona. Las cabezas
monumentales de piedra volcánica son una elocuente
demostración de su robusta presencia. En Santiago
Tuxtla una cabeza olmeca de más de 20 toneladas tiene,
a decir de algunos lugareños, poderes magnéticos: si al-
guien la toca puede salir volando por los aires. Desde la
cima del volcán San Martín es visible el majestuoso im-
perio de la clorofila y la fotosíntesis con sus inagotables
tonalidades. Se entiende por qué hay que quitarse el
sombrero en señal de respeto ante un paisaje que se da
a desear tanto como una caricia. En el aire quedan col-
gadas las imágenes de los campanarios que en la maña-
na llaman a misa, y las de los jaraneros que recuerdan a
Mardonio Sinta tocando con su arpa:

Ya no te voy a buscar,
te traigo aquí entre los ojos.
Se cambió el color del mar:
ahora los peces son rojos.

L
a visión también es tacto, decía un filósofo la-
tino. Y es que existen días en que se puede to-
car las hojas y la corteza de los árboles con los
ojos. El tacto también es olor y la visión sabor. En la re-
gión de Los Tuxtlas esta cautivante confusión de los
sentidos se convierte en una persistente evocación. En
este recodo del mundo la naturaleza canta y baila. Su
alegría produce mangos, plátanos, tabaco, y maíz. La
frondosidad es una canción y la selva suena como un
son veracruzano en donde la húmeda voz coplera se ti-
ñe de un potente color verde. Lo que aquí se respira es
una vitalidad cultivada como la tierra: salta de un cedro
a una ceiba, vuela al lado de los cotorros y corre entre
los matorrales siguiendo a un armadillo.
Enclavada en el sur del estado de Veracruz, la llama-
da región de Los Tuxtlas (como antiguamente se le co-
nocía de manera oficial) sigue existiendo como una en-
tidad geográfica, ecológica y cultural. La región abarca
la serranía de Los Tuxtlas y los actuales municipios de
Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla y Catemaco.

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En los Tuxtlas la lluvia no cede, está presente casi todo Muy cerca de San Andrés se localiza la Laguna En-
el año, pues no quiere perderse el espectáculo de los beju- cantada y, más adelante, el Salto de Eyipantla. La Lagu-
cos que cuelgan de los árboles y que parecen culebras bus- na Encantada se ve a un lado del camino a Playa Azul.
cando el suelo, o el de las flores de pitahayas y lengua de Los habitantes de las rancherías vecinas dicen que el
mujer que se abren tan grandes como las faldas blancas de agua de esta laguna es amarilla porque ahí bajaba la
las muchachas de San Andrés en los días de fiesta y fan- Virgen del Carmen a lavar su nixtamal, por eso la lla-
dango. En esta región, los pastizales alfombran las monta- man también laguna de Nixtamalapan. Otros dicen
ñas. En la selva alta abunda el sombrerete y la caoba, el pa- que la Virgen venía a bañarse y que por eso dejó el agua
lo de agua y el zapote. Entre las ramas de estos árboles pintada de su resplandor dorado.
hacen su vida zanates, tucanes, calandrias y colibríes. Catemaco es el espejo más grande de la región, pues
Esta es la tierra de los chaneques, y quienes los han la laguna refleja a diario el brillo de la tupida vegeta-
visto dicen que tienen los ojos rojos y la piel gruesa co- ción, y en los días de plenilunio no se sabe por qué ra-
mo la cáscara de un mamey. Tal vez por eso hay tantos zón el destello de la luna en la laguna es más impresio-
curanderos que quitan los espantos y los hechizos. Pero nante que la misma Selene en el firmamento. Aquí el
lo que ningún curandero puede enfrentar es el encanta- sol tampoco cede, quiere estar todos los días en esta
miento que produce el tabaco de San Andrés Tuxtla. fiesta de la naturaleza. Sus rayos se cuelan entre los es-
Los puros de este lugar tienen tanta historia como los pesos árboles y alegran los paseos de las embarcaciones
próceres de los manuales de civismo. Aquí la selección que visitan la isla de Los Monos o llegan a la otra orilla
de las hojas del tabaco es un arte. Lo que se busca es sa- de la laguna para comer unas deliciosas mojarras. Dicen
bor, color y textura, y lo que se encuentra es un placer que en Catemaco la vida se desliza jocosamente por di-
ligero como el humo de una conversación. ferentes niveles de la realidad, quizás por eso se desplie-

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El paraíso no necesita de embrujos. El relente y el rocío
son una clara aserción de la naturaleza. Allí se puede re-
conocer un cocodrilario y escuchar el minimalista zum-
bido de la selva. Más adelante, es recomendable darse
un regalo y disfrutar la frescura de un manantial de
agua mineral que relaja el cuerpo y permite cerrar los
ojos para poder descansar, aunque sólo sea por un mo-
mento, de tanta belleza.
Una verdad simple se deduce después de caminar
por algunos rincones de la región de los Tuxtlas: la pu-
reza del agua y del aire no son una utopía. 

Hugo Diego

Fotos: Gerardo “Gudinni” Cortina

ga una sustancial actividad alrededor de los curanderos


y de las mujeres que practican la medicina tradicional.
Al llegar a esta ciudad es obligada la visita al templo de
la Virgen del Carmen. Según cuenta una tradición, la
imagen de la Virgen fue descubierta por un pescador
llamado Juan Catemaxca, quien la vio cerca de una cue-
va —llena de musgo y de helechos— que goteaba sor-
tilegios. La Virgen se encontraba coronada por las raí-
ces de una enorme higuera. Juan tomó la imagen y la
llevó en su lancha a la iglesia. Adornó su pequeño bote
con lirios acuáticos y ninfas. Cuentan los pescadores
que iba remando despacito, mientras la Virgen sonreía
y bendecía el agua de la laguna.
Justo en la orilla opuesta de Catemaco se encuentra
Nanciyaga, en donde una inteligente iniciativa ha per-
mitido conservar un parque con decenas de hectáreas.

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