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El carácter del trabajo en el socialismo

El trabajo, la actividad laboral de los hombres con el fin de producir bienes materiales, es una
condición indispensable de la vida de cualquier sociedad. Pero el carácter del trabajo en las distintas
formaciones económico-sociales es distinto. Depende enteramente de las relaciones de producción que
predominan en la sociedad. El trabajo puede ser voluntario, un trabajo libre para sí mismo y para la
sociedad, o bien un trabajo involuntario y forzoso en provecho de los explotadores. Todo esto depende de
quien sea el propietario de los medios de producción.

En todas las formaciones económico-sociales basadas en la explotación del trabajo humano, éste
tenía un carácter forzoso. Los explotadores se valían de los métodos más variados a fin de obligar a los
trabajadores a crear riquezas para ellos. Sucedía todo esto porque los productores propiamente dichos
estaban privados de los medios de producción. Por consiguiente, la propiedad privada sobre los medios de
producción es la base del carácter forzoso del trabajo, que convierte éste en una pesada carga. Para acabar
con el carácter forzoso del trabajo es preciso acabar con la propiedad privada sobre los medios de
producción.

Otro aspecto muy distinto ofrece la sociedad socialista. En ella todos trabajan para sí, para su
propia sociedad. Cada progreso en la producción y cada éxito en el trabajo se refleja directa e
indirectamente en el mejoramiento de la situación material y del nivel cultural de los trabajadores.
Cuando más se produzca y menor resulte su costo, mayor será la cantidad de artículos que podrán adquirir
los trabajadores de la sociedad socialista, pagando por ellos precios más bajos.

Al caracterizar el trabajo en el socialismo, Lenin señaló que “por primera vez, después de siglos
de trabajar bajo el yugo de los explotadores, es posible el trabajo para sí mismo, un trabajo, además,
basado en todas las conquistas de la cultura y la técnica más modernas”49

El socialismo origina un viraje radical en la actitud de los hombres respecto al trabajo, da lugar a
una actitud nueva y convierte el trabajo en una causa de honor, de gloria, de valor y de heroísmo. El solo
hecho de que los propios obreros inventen y perfeccionen las máquinas, la tecnología y la organización de
la producción muestra el carácter creador del trabajo en los países socialistas. Crece constantemente el
número de racionalizadores e inventores. Por ejemplo, en la URSS se presentaron en 1961 más de 4
millones de propuestas de racionalización, de las cuales más de 2.700.000 fueron aplicadas en la
economía nacional, lo que proporcionó una economía de 1.600 millones de rublos anuales.

El Estado socialista estimula por todos los medios –materiales y morales- la creación, la actitud
creadora ante el trabajo. El cuidado más estimado en el país del socialismo es el trabajador innovador, el
que desarrolla la producción, el que multiplica las riquezas de su país.

En la sociedad capitalista, donde el trabajo es una carga pesada, una humillación cruel y dolorosa,
apenas existe actividad innovadora de los obreros. ¿Qué espíritu creador puede existir en las empresas
cuando los beneficios que brindan cualquier invento van a parar a los bolsillos de los capitalistas?

El socialismo ofrece amplias posibilidades para incrementar rápidamente el empleo de la técnica


en todas las ramas de la producción social. La elevación del nivel técnico del trabajo en el socialismo se
manifiesta en el empleo de maquinaria cada vez más numerosa y de mayores potenciales energéticos.
En la sociedad socialista el trabajo está muy mecanizado y es altamente calificado. La producción
socialista, basada en la técnica más moderna, requiere trabajadores con elevada preparación técnica. Cada
trabajador de la sociedad socialista cuenta con las más amplias posibilidades para elevar su calificación y
su nivel de instrucción. Todas las formas de enseñanza son gratuitas en el régimen socialista

El socialismo es el primer régimen en la historia de la humanidad que crea condiciones de trabajo


tales que excluyen cualquier consecuencia nociva para la salud de los obreros.

Lenin señaló repetidas veces que toda realización de la ciencia y la técnica en el socialismo debe
aplicarse para aliviar el trabajo, reducir la jornada y mejorar las condiciones de trabajo.

En la sociedad socialista a cada persona se le garantiza el derecho al trabajo. Constituye una gran
realización del socialismo el disfrute del derecho al trabajo, es decir, del derecho de cada trabajador a
tener trabajo en su país con arreglo a su profesión y a percibir un salario con arreglo a la labor efectuada.
Ese derecho se asegura mediante el desarrollo planificado de la economía nacional y el crecimiento
constante de la producción. En el socialismo, los obreros no temen quedarse sin medios de subsistencia.
La liquidación del paro forzoso en todas sus formas infunde a los trabajadores que viven en el régimen
socialista una firme confianza en el día de mañana y les garantiza la verdadera libertad.

Al asegurar el derecho al trabajo a cada ciudadano, la sociedad socialista exige, al mismo tiempo,
que el trabajo sea obligatorio para todos, que todos participen con su actividad en la producción socialista.
La participación en el trabajo social es una obligación de honor de cada ciudadano de la sociedad
socialista, independientemente del sexo, origen, nacionalidad, etc.

El carácter directamente social del trabajo en el socialismo constituye una peculiaridad notable
del mismo. El trabajo socialista es un trabajo organizado armónicamente y regulado en escala de todo el
Estado. El socialismo origina una nueva división social del trabajo, que se distingue radicalmente de la
división del trabajo existente bajo el capitalismo. El rasgo más importante de la división socialista del
trabajo consiste en su carácter planificado. El socialismo suprime la desunión y el fraccionamiento de las
haciendas y agrupa todas las empresas en un organismo económico único y a los hombres en una
colectividad única. Por eso, el trabajo de los obreros, campesinos e intelectuales es una parte de todo el
trabajo social y reviste un carácter directamente social.

Así pues, las peculiaridades más importantes del trabajo en el socialismo son: la emancipación de
los trabajadores de la explotación, la transformación del trabajo forzoso en trabajo libre para sí, la actitud
consciente y creadora respecto al trabajo, el derecho igual de todos al trabajo, la obligación general de
todos a trabajar y el carácter directamente social del trabajo.

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