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- NAZARET -

ENSEÑANZA PARA
LA FAMILIA
Nazaret fue el lugar seleccionado por Dios
como hogar para su Hijo. Lugar donde
probó que los valores intangibles como el
amor, la sencillez, la humildad, la pureza,
la fidelidad, la obediencia, la comprensión
y la fe valen más que los valores materiales
como la riqueza, el lujo, las comodidades,
la belleza física o la posición social para
mantener unidos y felices a los padres y
para educar a los hijos en sabiduría.

Jesús, María y José formaron un hogar


sólido: alegres, respetables, probados,
unidos. Si en Belén nació el amor, en Naza-
ret se hizo vida cotidiana. La infancia de
Jesús, tal como la narra Lucas, el evangelis-
ta, es un libro abierto de santa enseñanza
del que todos debemos aprender.
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Lucas 1.6-17

Aquella tarde, después del sacrificio del in-


cienso en el templo, Zacarías, el sacerdote, y
su esposa Isabel, prima de María -madre de
Jesús-, se fueron muy contentos a casa. Co-
laborarían con Dios en sus propósitos: el hijo
que por su gracia tendrían, siendo ya mayo-
res, se convertiría en el precursor que iría
delante de Jesús, como su profeta, buscan-
do la reconciliación de Israel. Así Juan el
Bautista resultó, aún antes de nacer, un hijo
con propósito.

PARA REFLEXIONAR Y CONVERSAR:

Como familia, ¿con cuánta frecuencia esta-


mos delante de la presencia de Dios? ¿Qué
pasos concretos podemos dar para motivar-
nos a tener más tiempos en familia con Dios
y su Palabra?

Como padres, ¿buscamos en oración la vo-


luntad de Dios para nuestros hijos? ¿Pensa-
mos en su vocación en base a sus dones y
talentos o lo hacemos a partir de nuestros
propios planes y propósitos?
2
Lucas 1:26-35

Dios se goza de anunciarle a María -como se


gozó en anunciarle a Sara, Rebeca, Ana,
Raquel e Isabel- que iba a ser madre. Admira-
ble es el anuncio y la promesa: “No tengas
miedo, María. Tendrás un hijo… Será un gran
hombre, al que llamarán hijo de Dios”. Y no
menos admirable es la respuesta de María:
ella asume el compromiso con humildad y
valentía.
A este compromiso materno se une el del
esposo, José, que se convierte en padre pro-
tector y acompaña con su trabajo, persona y
virtud, la maternidad de María y el nacimien-
to, infancia y ministerio de Jesús.

El mundo de hoy necesita con urgencia


padres y madres responsables para que haya
menos hijos desatendidos, sin hogar, y para
que los que tienen hogar reciban en él una
educación integral por medio del ejemplo y
la acción de su familia.

PARA REFLEXIONAR Y CONVERSAR:

¿Qué participación está teniendo nuestra fa-


milia en la construcción del reino de Dios?
¿Cada uno de nosotros está ocupando su
puesto de responsabilidad en el hogar?
¿Como padres, madres, esposos, esposas,
hijos e hijas mostramos solidaridad y com-
promiso en nuestra familia?
3
Lucas 1:39-56

Isabel, la prima de María, está ya en el noveno


mes y María siente la necesidad de acudir a
su servicio. Es una mujer que sirve a otra. Dos
familias que se encuentran para apoyarse en
lo material y en lo espiritual: una madre que
ayuda a otra a “ser madre” y junto con aque-
llo, le lleva a Dios. Todas terminan alabando
al Señor. Es la perfecta conjunción del triple
ministerio: material, espiritual y social. María e
Isabel ponen en común su fe y sus vivencias, y
de su encuentro surge uno de los cánticos
más hermosos y ricos que se escucharon. El
Magnificat es no solo oración, sino mensaje:
es alabanza, promesa, intención y compromi-
so de Dios con su pueblo. Dios llama a los
hombres, aunque débiles, pobres o sencillos.
Tenemos un Dios incansable que ayuda a los
oprimidos, libera a los esclavos, levanta a los
caídos. Nada pueden los fuertes de este
mundo contra la fuerza de Dios.

PARA REFLEXIONAR Y CONVERSAR:

¿Estamos brindando atención y servicio


como grupo familiar a las comunidades? ¿o
nos limitamos a servirnos solo a nosotros?
¿Qué compromiso tenemos con los demás,
con los vecinos, la nación, el mundo? ¿Qué
acciones podemos realizar para demostrarlo?
4
Lucas 2:41 -51

A los doce años Jesús quiso manifestar su in-


dependencia, quedándose en el templo, dis-
cutiendo con los doctores. Fue una especie de
anticipo para José y María de lo que sería su
vida pública. Sus padres “no comprendieron”
(Luc 2:50). Ocurre a todos los padres: es difícil
aceptar que los hijos crecen, maduran y, en
algún momento, se irán de casa.

Como José y María, lo padres no deben sin


embargo perder de vista a sus hijos. Aunque
no comprendan todos los cambios que están
operando en ellos, deben acompañarlos con
amor y comprensión, ayudarles en oración y
consejo. El desafío es estar con ellos, sin estor-
barles en su crecimiento, madurez y progresi-
va independencia, con prudencia y sabiduría.

PARA REFLEXIONAR Y CONVERSAR:

¿Qué cuidados prácticos está teniendo nuestra


familia en el crecimiento y desarrollo de sus in-
tegrantes? ¿Con cuánta empatía, amor y com-
prensión comprendemos los cambios que
están ocurriendo? ¿Como padres, madres, es-
posos, esposas, hijos e hijas mostramos solida-
ridad y compromiso en nuestra familia?
5
Lucas 2:39-40; 50-52

En Nazaret Jesús día a día se va haciendo


“hombre”. Sus compañeros se van casando y
formando hogares. Él espera, María espera,
José también espera… Saben que se dará una
señal, una orden de partida. Todos oran
juntos, trabajan juntos, aman juntos, hasta
que llega el día. Primero será el encuentro y
bautismo de Juan en el Jordán, luego las
bodas de Caná, la predicación, los milagros.
Nazaret cumplió su misión.

En Nazaret, Jesús, como hombre, encontró el


mejor ambiente para formarse y prepararse
para la gran misión que le había encomenda-
do el Padre. El entorno de amor y disciplina,
estudio y trabajo, oración y consejo, compren-
sión y buen ejemplo del hogar de Nazaret hi-
cieron posible la integral formación humana
de Jesús: manso y humilde (Mar. 11:27), sereno
ante las crisis y peligros (Mat. 8:24-27), valiente
y enérgico ante el pecado y la injusticia (Jn
2:13-14), generoso y comprensivo ante el arre-
pentimiento (Jn 8:3-11), elocuente y profundo
en la exposición de la verdad (Luc. 6:20-49),
responsable y valiente ante el deber (Mat.
16:21-28), fiel a su misión hasta la muerte (Jn
19:30).
PARA REFLEXIONAR Y CONVERSAR:

¡Acerquémonos a Belén y Nazaret! Aprenda-


mos a ser padres, madres e hijos. Descubra-
mos el secreto de crecer en gracia y sabiduría,
fuertes, sabios y saludables en cuerpo y alma.

¿Qué elementos podemos aprender de Naza-


ret para nuestra familia? ¿Qué características
de la familia de Jesús nos faltan abrazar?

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