Está en la página 1de 7

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR

FACULTAD DE PSICOLOGÍA
PSICORETAPIA INFANTIL Y ADOLESCENTE

Pablo Suárez Proaño


25 de Septiembre de 2019

LAS ENTREVISTAS PRELIMINARES; UN TIEMPO FUNDAMENTAL EN EL


PSICOANÁLISIS CON NIÑOS.

Entre el niño esperado y el sujeto hallado se abre -para todo aquel dispuesto a recibirla-
una brecha diferencial: la respuesta del sujeto.
Alba Flesler, 2011.

Es necesario empezar bajo la premisa de que la clínica Psicoanalítica difiere, -o debería


diferir- de toda práctica o intento de modelar a una persona en su accionar cotidiano; el no ceder
bajo esta lógica tentativa resulta un desafío gigantesco en el trabajo analítico y sin duda alguna
en mayor medida en el encuentro con niños a quienes parece que este mundo, primado por el
control y la ley, quiere modelar como si se tratase de una “masilla”. Se puede creer que con el
tiempo en el trabajo con niños uno adquiere una supuesta habilidad que le permite un abordaje
más especializado pero ¿ Acaso no es el encuentro con el niño, una constante interrogante?; es
aquí donde “la entrada al análisis” o el tiempo inicial marca su esencial constitución. Surge la
pregunta sobre la que se pretende articular este escrito en la medida de argumentar, ¿Cuál es el
lugar y la importancia de las entrevistas preliminares hacia la dirección analítica de la cura con el
niño?.

Resulta oportuno citar a Freud en su obra “Sobre la iniciación del tratamiento” de 1913.
Freud utiliza al ajedrez para referirse a la infinidad de “jugadas” que siguen tras la exhaustiva y
sobre-pensada apertura; Frente a la práctica analítica continua Freud en el mismo texto. “La
extraordinaria diversidad de las constelaciones psíquicas intervinientes, la plasticidad de todos
los procesos anímicos y la riqueza de los factores determinantes se oponen, por cierto, a una
mecanización de la técnica, y hacen posible que un proceder de ordinario legítimo no produzca
efecto algunas veces, mientras que otro habitualmente considerado erróneo lleve en algún caso a
la meta”[ CITATION Sig13 \l 22538 ]. Se puede entonces reconocer una condición de “juego”,- en el
sentido más complejo de la palabra-; ese momento de apertura que, como en el ajedrez, definirá
y marcará el advenimiento de las siguientes jugadas; un primer encuentro que en Freud, se
construye como una prueba hacia el reconocimiento del proceder en análisis.

Para Piera Aulagnier (1984) las entrevistas preliminares se construyen como el momento
privilegiado donde el analista deberá realizar un trabajo de autodiagnóstico. Bajo esta noción;
implica que, antes de iniciar una labor analítica, se conjugan una serie de determinantes a tener
en cuenta esencialmente encabezadas por la decisión de tomar o no el caso y por ende al sujeto
como paciente; en este lapso de tiempo acotado, dice la autora, donde el analista construye una
dinámica orientada a la particularidad del caso; Sigue además los planteamientos Freudianos y
menciona que “Los movimientos de apertura se eligen en función de lo que el analista prevé y
anticipa sobre la relación transferencial futura”. [ CITATION Pie84 \l 22538 ].

Siguiendo la línea de Alba Flesler, en su obra El niño en análisis y las intervenciones del
analista, manifiesta que si algo enseña la experiencia es que las entrevistas preliminares no se
reducen a un simple trámite. En efecto entonces constituyen una especie de inicio al análisis pero
no es, ni debe ser tomada como un tiempo de psicoterapia. Si de algo podemos estar seguros es
que este prefacio en la clínica analítica esboza en el encuentro con el niño y el analista un
abanico de posibilidades. Pero frente a un niño, la construcción de este tiempo se torna, como no
decirlo, como una conjunción de los distintos rostros de la demanda que se ponen en escena
frente al encuentro con el analista. “El analista recibe al niño del Otro, Admitiendo que un niño
llega a nuestro consultorio por las resonancias que genera en un adulto.” [ CITATION Fle11 \l
22538 ].

En el tiempo de consulta o entrevistas preliminares la demanda aparece pulsátil e incesante


frente a un encuentro subjetivo. ¿Que se debe escuchar del niño? ¿A Quien se debe escuchar?
¿Quien viene a hablar y que es lo que se busca?... La respuesta de este sin numero de
interrogantes no radica en una metodología establecida de trabajo, pues el psicoanálisis, lejos se
encuentra de querer articular una clínica sobre el pilar del conocimiento metódico. Lo que se
busca es dejar que la palabra se vuelque sobre el campo del análisis y en la conjunción de
demandas se escuche aquello que quiere decirse sobre el niño, desde el niño, para el niño, con el
y por supuesto “apuntar a otorgar un intervalo al niño para favorecer la respuesta del sujeto”
[ CITATION Fle11 \l 22538 ] .; y no en efecto, un simple despliegue de un niño que en un discurso
fantasmal, se ha alienado en el desconocimiento de su síntoma.

En cada consulta en particular con el niño; hay un despliegue de demandas y sufrimientos en


juego. Es necesario entonces penetrar en la multiplicidad de variables con las que la transferencia
se muestra. La pregunta del ¿A quien escuchar? Toma su giro cuando “Ahondando en
distinciones, es constatable que en algunas oportunidades los padres buscan saber. Les hace falta,
saber. Ellos, por lo tanto, preguntan o se preguntan el porqué del síntoma del niño. Son padres
que vienen con preguntas y con ellas abren una vertiente de la transferencia más apta para
nuestras intervenciones. Es la vertiente simbólica de la transferencia” [CITATION Fle07 \t \l
22538 ]. Esta vertiente transferencial es sin duda alguna la que como dice Flesler “dinamiza el
saber con la falta del saber” Los padres se formulan preguntas, traen preguntas y construyen la
interrogante del análisis; su modalidad discursiva se torna un ejemplo propio del lugar de
analizante y a pesar que la postura del analista no sea ahondar en su particular análisis; la
disponibilidad paterna en el proceso resulta altamente productiva.

Pero los padres no siempre juegan en la lógica de lo simbólico; “La vertiente predominante de
la transferencia no es simbólica sino imaginaria, tiene un alto contenido de expectativas y
acentúa un perfil idealizado del analista. Cuando los padres no vienen con preguntas, sino con
pedidos y esperan verlos satisfechos gracias a las buenas artes del analista enaltecido” [CITATION
Fle07 \t \l 22538 ]. Los padres vienen muchas veces sostenidos en un discurso que resuena en la
búsqueda del alivio; no formulan ni traen preguntas sino que exigen y anhelan con fervor que se
les sea devuelto un niño contento y “tranquilo”. En efecto del atravesamiento de lo imaginario
sobre la demanda; es común enfrentarse en análisis a la pregunta por la espera del resultado; es
decir; padres que depositan en la enaltecida y porque no (alucinatoria) imagen del analista la
verdad sobre la solución de aquello “problemático” en su hijo. Flesler en este sentido acota que
las entrevistas preliminares encontraran su primer esbozo en la articulación de los padres de
-“usted, ¡que es tan buena analista, seguro va a poder!”- Pero sin embargo, a pesar del reto que
supone esta lógica transferencial de lo imaginario, es un lugar desde donde el analista puede
construir una dirección; una jugada de apertura (volviendo a Freud).
El meollo transferencial más grande sin embargo, se encuentra en aquellos casos que como
dice Flesler, “los padres no solo no consultan, sino que tampoco demandan. Pero los mandan;
De modo notable, el malestar o la discordancia no suele situarse en relación al niño; el problema
surge con la maestra o a partir de aquellos que hicieron sonar un alerta fuera de la familia, y
molestan reclamando una consulta “ [CITATION Fle07 \t \l 22538 ] . Se construye aquí un encuentro
donde se le adjudica a la alteridad social, el motivo para la consulta. No hay un movimiento en el
orden subjetivo sino mas bien, los padres empujan al niño hacia el cumplimiento de un
requerimiento o categorización. Entonces, “será la vertiente real de la transferencia, con su fuerte
contenido pulsional la que, (…), hará sentir sus resonancias enfrentando al analista con la poca o
nula disponibilidad para el abordaje analítico.”[CITATION Fle07 \t \l 22538 ]. Los padres son aquí
artífices de una exigencia que se debe tramitar de un modo formal y rápido; haciendo casi
inarticulable la construcción de una lógica sobre la cual pueda devenir el análisis con el niño.

Continuando sobre esta línea; Ilda Levin sostiene que quienes trabajan con niños, deben
siempre tener en claro que lo que motoriza la consulta, nunca es igual en el niño que en los
padres o quienes lo cuidan. Agrega además, frente al despliegue de las entrevistas preliminares
que; “Así como los adultos elegimos con quien atendernos, el niño debe poder elegir y
encuentra, si se le da ocasión, maneras de mostrar si quiere o no atender sus problemas”
[ CITATION Lev08 \l 22538 ]. Es decir, que el tiempo de la consulta, debe marcar la brecha
diferencial entre de lo que el Otro habla del niño y lo que el niño habla, desea o demanda
inconscientemente hacerlo.

La llegada al análisis se presenta en los padres muy comúnmente como una sensación de
desgarro; “De muchísimo dolor, de ruptura interna frente al embate narcisista que supone que un
hijo tiene problemas. Y si el hijo es aquel que debe cumplir los deseos insatisfechos, los
proyectos truncos, la constatación de que hay dificultades que ni el niño ni ellos pueden resolver
solos y que necesitan ayuda será vivida generalmente como un golpe insoportable.” [ CITATION
Jan05 \l 22538 ]. Se vuelve aquí a la pregunta sobre ¿Quien viene a hablar y a quien debe
escucharse? ; sin duda con el niño en presencia encarnada o no llega un padre y una madre,
ambos articulados en el bagaje fantasmático que envuelve al sujeto. Como psicoanalistas, es
necesario partir de la idea de que el “otro” que llega, es esencialmente un desconocido, un
semejante diferente; alguien que viene y deviene en habla; que construye siempre que puede algo
de ese sufrimiento, camuflándose allí en los incontrolables tropiezos del lenguaje. Ese “otro”
podrá y en efecto, evocara en el analista ciertos afectos, historias, personajes y relatos que de una
forma u otra construyen un entretejido comandado por la transferencia con la que se juega en el
encuentro analítico.

Parece ser que este periodo previo al inicio del análisis esta ya comandado por la dialéctica; el
niño que viene con el síntoma, sus padres, las demandas, la transferencia encontrada y el deseo
están agujereadas y primadas, -como no-, por el lenguaje. Flesler articula bajo una construcción
lacanaiana lo siguiente:

“Lacan dice que el sujeto responde al Otro. Y a mi me ha resultado sumamente


interesante pensar que el sujeto es una respuesta. Responde sí, y con ello se aliena al
significante promovido fuera de el y responde no, separando una porción de sentido
liberador para su existencia. En la respuesta la llave para abrirse paso a la libertad, el
sujeto va insertando un rasgo distintivo, no idéntico al niño que le fue propuesto ser.
Contribuye de ese modo, a plasmar para si un marco de existencia, más allá del espacio
que lo vio nacer. [CITATION Fle11 \t \l 22538 ].

En Dos notas, se lee en Lacan que “el síntoma del niño está en posición de responder a lo que
hay de sintomático en la estructura familiar”; agregando además que; “el síntoma puede
representar la verdad de la pareja familiar” [ CITATION Lac07 \l 22538 ]. Esto abre una disyuntiva
con respecto al trabajo con el niño pues, el ubicar a los padres del niño en análisis en este caso se
vería orientado hacia una cierta responsabilidad del síntoma que encontramos en el niño que
llega a las entrevistas preliminares. Pero; resulta de vital importancia rescatar aquí lo esencial
que se observa con respecto a la operatividad del analista. El niño aparece aquí diferenciado; “no
es lo mismo responder como sujeto al Otro que realizar la presencia del objeto en el fantasma del
Otro.”[CITATION Fle11 \t \l 22538 ] . Siendo en efecto el meollo analítico cuando nos enfrentamos
como dice Lacan; “a un niño que realiza la presencia del objeto en el fantasma
materno.”[ CITATION Lac07 \l 22538 ].

¿Porque decidir terminar con esta aproximación Lacaniana a la clínica con el niño?; Frente a
la pregunta del lugar y la importancia de las entrevistas preliminares en la dirección analítica
hacia la cura del niño; aparece esta última articulación teórica como un sostén perfecto para
esbozar una respuesta. Quizás en la importancia central que Flesler le da a la noción de
“respuesta del sujeto”, se sostiene posiblemente la condición de “analizante” que se busca
alcanzar en la clínica. Por eso debe traerse siempre al niño en las entrevistas preliminares; su
importancia radica en otorgar un intervalo donde el niño, pueda favorecer su respuesta; responda
frente al Otro, escape de la subyugación del fantasma de los padres; este tiempo de consulta
construye el pilar para que el niño empiece a formular su interrogante frente a la exigencia del
Otro. Las entrevistas preliminares, ocuparan el lugar de prefacio, de antesala, en la que el sujeto
podrá permanecer bajo una noción lógica del tiempo, esperando que la transferencia se funde
hacia la instalación del análisis como tal. Frente al niño; el analista sostiene y se presta para que
se realice e instale el trabajo de la metáfora y sea posible la construcción del sujeto sobre su
propia respuesta, su fantasma. Permite entonces como tiempo lógico de la clínica; una apertura a
la escucha de aquello que se trae y quiere decirse en la tríada del hijo y el Otro. Por esto sería
impensable desvincularse de este tiempo, en la dirección analítica de la cura.
Bibliografía

Aulagnier, P. (1984). El marco de los primeros encuentros; Las entrevistas preliminares y los
movimientos de apertura. Buenos Aires: Amorrortu.
Flesler, A. (2007). El niño en análisis y el lugar de los padres. Buenos Aires: Paidós.
Flesler, A. (2011). El niño en análisis y las intervenciones del analista. Buenos Aires: Paidós.
Freud, S. (1913). Sobre la iniciación del tratamiento. En S. Freud, Sigmund Freud: Obras Completas
volúmen XII. Buenos Aires : Amorrortu.
Janin, B. (2005). Los padres, el niño y el analista. Encuentros y desencuentros. Cuestiones de Infancia(9).
Lacan, J. (2007). Dos notas sobre el niño. En J. Lacan, Intervenciones y textos 2,. Buenos Aires:
Manantial .
Levin, I. (Marzo de 2008). Entrevistas preliminares con niños y adolescentes: su función en la clínica
hoy. Suplemento mensual Actualidad Psicológica,(368), 7-11.

También podría gustarte