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Jose Luis Lock

Según una interpretación clásica Platón posee lo que comúnmente se


llama “la Teoría de los dos Mundos” (Two Worlds Theory, TWT de aquí en
adelante). Según dicha teoría Platón separó los objetos del conocimiento y de
la opinión: nos es imposible tener opinión de las Formas al igual que es
imposible tener conocimiento de las cosas sensibles o apariencias. Este
postulado, según los estudiosos, lo encontramos comúnmente en diálogos del
llamado “periodo medio” tales como el Fedón o la República; sin embargo, para
algunos estudiosos TWT se encuentra en contradicción con la epistemología
platónica que encontramos en diálogos anteriores a la República, sobre todo la
del Menón. Así pues, según los estudiosos, Platón pareciese concebir en dicho
diálogo que los objetos de la opinión y del conocimiento son los mismos1.
Frente a esta aparente contradicción algunos autores han intentado
reinterpretar la epistemología platónica, Gail Fine (1978), por ejemplo, intenta
argumentar que la epistemología platónica sería una que versa sobre
proposiciones y no sobre objetos. Dicha interpretación ha sido sometida a
crítica constante y hoy en día parece existir un cierto consenso respecto a la
epistemología platónica: esta es una epistemología realista 2. Desde otro
ángulo, algunos autores sostienen que dicha contradicción existe porque en el
Menón Platón no se pronuncia sobre los objetos de la reminiscencia y, por lo
tanto, cuando estos sean introducidos en el Fedón será cuando Platón se
pronuncie realmente sobre su epistemología 3.

Ambas posturas poseen hasta el día de hoy un cierto carácter dominante


dentro de los estudios platónicos. Incluso, quienes critican a Fine no parecen
pronunciarse respecto a esta contradicción 4. Es por ello que el siguiente trabajo
buscará verificar si realmente existe contradicción alguna entre los modelos
epistemológicos del Menón y de la República sin pecar de una reinterpretación
discordante con el texto, como lo hace Fine, o entrar en una interpretación
“evolucionista” de Platón para explicar “posibles contradicciones”. Dada la
necesidad de brevedad de esta presentación, habrá ciertos puntos en los que
1
Véase Gutierrez 2017, 160: “El ejemplo del Menón sobre el camino a Larissa suele ser presentado
como un testimonio de la posibilidad de conocer estas apariencias.”
2
Véase Fronterotta 2010, 136-140
3
Cf. Lafrance
4
Gonzalez 1996 no se pronuncia respecto a la “contradicción”, tampoco Fronterotta 2007; 2010. Gerson
2003, 149, por su parte, sostiene que si las opiniones se “transforman” en conocimiento pueda que el
objeto también.
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no me detendré a explayar, pues son debates que no parecen llegar a un


consenso.

a. El caso del Menón

Según la interpretación tradicional, en el Menón Platón propone que


tanto el conocimiento como la opinión tienen el mismo objeto. Así pues, para
diversos autores el ejemplo empleado por Sócrates del camino de Larisa (97a-
c) no es sino la última palabra del filósofo ateniense respecto a los objetos del
conocimiento y de la opinión. Sin embargo, el texto no parece sugerir dicha
tesis. Leído en su contexto, el pasaje únicamente busca resaltar el valor de la
opinión verdadera respecto al del conocimiento: quien tiene opinión verdadera
y quien tiene conocimiento son capaces de guiar a quien busca cruzar el
camino de Larisa. Así pues, no debe de tomar la argumentación de dicho
pasaje como algo definitivo respecto al objeto del conocimiento y de la opinión.
Lo que busca Platón a lo largo de este pasaje es demostrar que tanto la
opinión verdadera como el conocimiento tienen el mismo valor en el actuar, es
decir, resaltar el valor performativo de la opinión verdadera respecto al
conocimiento. Pero para Platón no parece estar satisfecho con la capacidad
performativa de la opinión verdadera: esta es “inestable” como las estatuas de
Dédalo y pueden escaparse del alma (97d). Pero ¿qué quiere decir Platón con
“inestable”? Según Ferrari (2016, 81) Platón intenta remarcar el carácter
inefable del conocimiento respecto a la opinión verdadera/recta: una opinión
puede ser sometida a una refutación y por lo tanto no siempre permanece en el
mismo lugar; el conocimiento, en cambio, dado su estabilidad no puede ser
refutado porque se encuentra fundamentado.

Con esto último quiero introducir la diferencia crucial realizada por


Sócrates en el Menón: lo que diferencia el conocimiento de la opinión
verdadera es que solo al razonar la causa (aitias logismos) de las opiniones
estas pueden devenir conocimiento (98a). Esta línea es fundamental.
Comúnmente se entiende la epistemología platónica como la de un modelo
aditivo, es decir, que el conocimiento es opinión más una justificación (logos),
pero, como ha demostrado recientemente Sedley (2004, 176-177), en este
pasaje Platón parte de una diferencia causal. Platón usa mediante el uso del
dia más dativo intenta indicar una causalidad: el conocimiento es de mayor
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valor a causa del aitias logismos. Pero Sócrates sostiene, también, que esta
diferencia no es mera conjetura (98a-b).

Pero, ¿qué es el aitias logismos? Para Platón existe una relación de


identidad: el razonar la causa no es otra cosa que la reminiscencia (98a). Es
necesario, entonces, retornar a un pasaje anterior del Menón para entender
mejor qué quiere decir Platón. Al momento de ser introducida la reminiscencia
Sócrates señala que “dado que el alma es afín a toda la naturaleza esta ha
aprendido todo y no hay ni una sola cosa que ella no recuerde (82c)”. Puede
notarse, a primera vista, que la traducción ofrecida del pasaje en cuestión es
distinta a la tradicional que es “dado que toda la naturaleza está emparentada
consigo misma”. La primera traducción parte de una interpretación del texto
griego distinta propuesta recientemente por Brisson (2007) y es necesario
fundamentarla. En primer lugar, cuando Platón habla de naturaleza en este
pasaje no se refiere a las cosas físicas, sino al mundo “invisible”, de ahí que
señala que el “alma ha visto todas las cosas tanto aquí como en el Hades”,
pues, según el Crátilo Aides, que se traduce por Hades, se encuentra ligado a
aides, que significa invisible. En segundo lugar, cuando Platón habla de las
cosas no-visibles se refiere comúnmente a las Formas, como sugiere el Fedón.
Finalmente, el tema de la afinidad del alma con las Formas es un tema
recurrente a los diálogos platónicos (República, Timeo, Fedón, Fedro), en este
sentido no se pecaría de una interpretación errónea del texto griego.

Con todo esto quiero llegar a la idea de que Platón sostiene, si bien lo
hace de manera implícita, que los objetos de la reminiscencia son las Formas y
esto es fundamental para poder entender la diferencia entre opinión y
conocimiento del Menón. Puede objetárseme, sin embargo, que de ser las
Formas los objetos de la reminiscencia puede que exista opinión de estos,
pues en el experimento mayéutico se ha señalado que el esclavo tiene por ese
momento solo opiniones respecto al cuadrado y no conocimiento. Frente a esta
objeción es necesario hacer algunas aclaraciones. En primer lugar, Sócrates
señala claramente que el proceso de la reminiscencia no está acabado: se le
tiene que seguir preguntando al esclavo para que finalmente pueda responder
correctamente respecto al cuadrado (85c-d). En segundo lugar, las preguntas
de Sócrates no son del tipo qué es sino cómo es como ha señalado Bedu-Addo
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(1983, 236-240): el esclavo solo es capaz de decir cosas respecto al cuadrado,


como su área o cómo hacer que el área sea el doble, más es incapaz de
fundamentar su saber. Esto último es sumamente importante y debe ser
recordado: Platón siempre marca la diferencia entre un “saber cotidiano” y un
“saber filosófico” en virtud de que quien posee el segundo es capaz de dar
razón de su saber.

Dicho saber filosófico se funda en la Teoría de las Formas: las Formas


platónicas son capaces de explicar lo fenoménico. Comúnmente se suele
señalar que Platón recién formuló dicha teoría en los diálogos medios, pero sin
lugar a duda podemos encontrarla, o al menos rastros, de ella en los diálogos
tempranos. Cuando Sócrates pregunta a sus interlocutores qué es X este exige
que expliquen porque las cosas son X. El fallo en los diálogos tempranos se da
comúnmente porque las respuestas no pueden explicar los fenómenos. Por ello
es necesario que Platón háyase propuesto como objetos de la reminiscencia a
las Formas: solo conociéndolas seremos capaces de explicar las cosas del
mundo fenoménico. La transformación de las opiniones verdaderas, que a
veces pueden fallar, en conocimiento tienen su fundamento en el saber
eidético: solo conociendo las Formas seremos capaces de fundamentar
nuestro saber.

Queda, sin embargo, sin responder verdaderamente a la objeción


respecto a la posibilidad de que exista opinión de las Formas. Ante todo, es
necesario resaltar que Sócrates señala que el esclavo posee opiniones
verdaderas y no solamente “opiniones” respecto al cuadrado. Esto es
sumamente significativo: la recta o verdadera opinión parece ser en cierto
sentido superior a la mera opinión porque la primera no yerra, pero carece de
fundamento. Esto nos debe llevar a preguntarnos cuál podría ser el objeto
sobre el cual versa la reminiscencia. Lamentablemente Platón no se pronuncia
sobre esto en el Menón, pero sí en la República.

b. República VI

Si mi interpretación del texto del Menón es acertada, no existe ninguna


contradicción entre la epistemología planteada en dicho diálogo y en la
República. Sin embargo, es necesario hacer un contraste entre el modelo
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epistemológico del primer diálogo con el de la República con el fin de


corroborar la inexistencia de aparentes contradicciones. Ante todo, quiero
recalcar que mi análisis se enfocará principalmente en República VI y no en
República V como lo hace Fine en su trabajo. La razón de esta elección se
debe a que, desde un punto de vista onto-epistemológico, el libro VI es mucho
más completo: este designa objetos a los cuatro niveles de la línea y se señala
la diferencia entre dos tipos de saber que se encuentran en la episteme, el de
la dianoia y el de la noesis.

En el famoso símil de la línea dividida Sócrates señala que existen


cuatro afecciones del alma: eikasia, pistis, dianoia y noesis. A cada sección le
corresponde un objeto determinado y esto lo que las diferencia: a la eikasía las
sombras de los objetos de la pistis, a la pistis los objetos físicos, a la dianoia
“entidades matemáticas” y a la noesis las Formas. Si bien existe una larga
discusión respecto a si la diferencia entre la dianoia y la noesis se funda
meramente en su proceder y no su objeto, considero que existe cierta
evidencia que demuestra esta diferencia. Así en República 525c, y también en
el Filebo 56d, Platón parece señalar que existe una “matemática del vulgo” y
otra de los “filósofos” que se diferencian por la exactitud de estas, pero también
su verdad. Estas últimas características son propias de las Formas.

Ahora bien, como he mencionado, Sócrates no distingue únicamente


entre dianoia y noesis por sus objetos sino también por su proceder. Un punto
clave es que quienes operan al nivel de la dianoia no dan razón de su saber
(510d). Como algunos autores han señalado recientemente, esta diferencia es
crucial: los geómetras se mueven en el ámbito de la mera convención, o, en
terminología platónica, basan sus hipótesis en acuerdos respecto a las cosas
en torno a los objetos matemáticos y las cosas como estas; quien opera a nivel
noético, en cambio, es capaz de dar razón de su saber o es capaz de dar la
propiedad esencial del objeto sobre el cual versa, su qué es (Fronterotta 2006,
455-456). Pero no solo esto, Sócrates sostiene que quienes operan en dicho
nivel tienden a tener como objetos a las Formas, pero se valen del ámbito
sensible para hacer sus operaciones: para operar el geómetra tiene que dibujar
las imágenes, aunque dirige la mirada hacia los objetos de la noésis (510d).
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Esto último nos puede ayudar a aclarar la cuestión del objeto de la


reminiscencia. En cierta manera la reminiscencia empieza sus operaciones no
el ámbito de lo que en la línea se identifica con la doxa, sino con el de la
episteme, la dianoia. Esta requiere el uso de imágenes para poder operar si
bien su objeto no es sensible, sino inteligible. Además, en un inicio el esclavo
se muestra incapaz de dar razón de su saber: solo se queda en el ámbito de la
opinión verdadera, es decir, es capaz de decir cómo se comporta el cuadrado
más no porque se comporta así.

Bibliografía

Bedu-Addo, J.T. (1983) “Sense-Experience and Recollection in Plato’s Meno”


en The American Journal of Philology, vol. 104, no. 3 pp. 228-248

Brisson, Luc (2007) “La réminiscence dans le Ménon (81c5-d5)” en Brisson, L.


y Erler, M (eds.) Gorgias-Menon. Selected Papers from the Seventh
Symposium Platonicum Academia: Sank Agustin.

Ferrari, Franco (2016) Platone. Menone BUR: Milano

Fine, Gail (1978) “Knowledge and Belief in Republic V” en Archiv für Geschichte
der Philosophie, vol. 60, no. 3, pp. 121-139.

Fronterotta, Francesco (2006) “Dianoian all´ou noun su Resp. VI 511 d3-5” en


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Fronterotta, Francesco (2007) “Einai, ousia e on nei libri centrali della


Repubblica” en Lisi, F (ed.) The Ascent to the Good Academia: Sankt Agustin

Fronterotta, Francesco (2010) “Plato’s Republic in a Recent Debate” en Journal


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Gerson, Lloyd (2003) Knowing Persons Oxford: Oxford University Press

Gonzalez, Francisco (1996) “Proposition or Objects? A critique of Gail Fine on


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Lafrance, Yvon (2014) La Théorie platonicienne de la doxa Belles Lettres:


Montreal

Sedley, David (2004) The Midwife of Platonism Oxford: Oxford University Press

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