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Análisis de la determinación de la influencia relativa de la herencia y el

medio ambiente en la vida personal

La relación entre herencia y ambiente es un constante vínculo que tomados de la


mano, serán los determinantes de la conducta de una persona, de lo que será y
como será.

La verdad es que el destino de un ser está dictado por los patrones de herencia
desde el momento de la concepción del individuo, y luego del nacimiento, el
ambiente es un factor importante para determinar el desenvolvimiento de la
conducta del ser, como lo es la crianza en la etapa infantil.

El primer determinante de la conducta es la Herencia.

Podemos inferir en que los genes determinan las características heredadas, pues
el ADN (ácido desoxirribonucleico) es no más que el portador de todas las
instrucciones de cada célula, como una marca original e individual en cada
persona o ser vivo. Mendel propuso las “Leyes de herencia” y así utilizó el término
de HERENCIA DOMINANTE para explicar los rasgos heredados por el ser u
organismo y finaliza con que de la unión de dos seres paternales solo uno de los
rasgos de ambos predomina sobre el otro, al que predomina se conoce como
DOMINANTE y el que permanece oculto, o no se hace tan notable se denomina
RECESIVO.

A partir de estos principios Mendelianos, podemos comprender mejor en la vida


cotidiana, frases que a veces cómicas nos dan una razón muy cierta de la
herencia como lo son: “igualito a su papá” , “con los mismos gestos que su padre”,
“salió a la madre”, “es la viva imagen del padre”, entre otros.

No solo la actitud y el parecido físico es heredados de los papás también el nivel


intelectual, enfermedades llamadas congénitas, alergias, y hasta “el modo de
caminar” vienen trascendiendo en cada generación por patrones hereditarios.
Los efectos de la herencia y el ambiente son difíciles de separar, los mecanismos
mediante los cuales opera el ambiente no pueden describirse con tanta precisión
como los de la herencia.

El Ambiente es quien determina el otro cincuenta por ciento del comportamiento y


rasgos característicos del ser, no tan físicamente como la herencia genética pero
sí en actitudes, costumbres y rasgos en el ambiente donde se desenvuelve el ser.
El ambiente prenatal y postnatal desempeña un importante papel en lo que es y
será un hombre.

La incidencia de la naturaleza y la crianza depende de múltiple factores, pero


estas dos serán interminablemente inseparables, siempre estarán tomadas de la
mano para determinar a un individuo.

Un rasgo del comportamiento donde influye el ambiente es la personalidad, que


además de heredarlo se va modificando y aunando con el ambiente donde la
persona se desarrolla.

Podemos concluir que es difícil determinar cuáles son las contribuciones de la


herencia y cuales las de ambiente al comportamiento humano, pero si se entiende
que son ambas quienes determinan al individuo en sí.

Se han agrupado los siguientes puntos porque no es fácil separar los argumentos
en contra de las dificultades reales y si ambas cosas no se deben, en gran
medida, a la falta de un verdadero interés por el tema, tanto a escala personal
como en el ámbito político por motivos filosóficos o sociológicos.

La posición más radical a favor de la “crianza ” (o ambiental) es la que ejerce más


influencia la tuvo el filósofo John Locke, quien afirmó que los recién nacidos eran
como una tabula rasa, o “un pizarrón limpio ”, donde se “escriben ” las
experiencias.

Sus ideas tuvieron un efecto profundo en la psicología y en otras ciencias, su


metáfora del “pizarrón en blanco” todavía se recuerda y no es del todo
abandonada.
La posición contraria que menciona que la fuerza principal es la “naturaleza ” (es
decir la herencia biológica) , sostiene que nacemos con instrucciones genéticas
completa que determinan nuestra conducta.

La fuerza de la afirmación de ya nacemos como vamos a ser, dependía


principalmente de la creencia de que los genes deben contribuir en una forma
importante en el desarrollo. Se ha demostrado que una gran cantidad de
conductas animales son innatas; la “naturaleza ” de la discusión sostiene que los
humanos no somos la excepción a tal principio. Se debe recordar que hasta hoy
se realizan experimentos con animales y que los descubrimientos luego son
utilizados, en algunos casos en los humanos.

La mayoría de los estudiosos sin embargo teóricos consideran todo que tanto la
naturaleza y crianza interactúan constantemente.

Formas para estudiar la influencia de la herencia y el medio ambiente

Diane E. Papalia en su libro Psicología del desarrollo humano, menciona las


siguientes formas de estudiar la influencia del medio y el ambiente:

* Estudio de gemelos: cuando los gemelos son idénticos, son más parecidos en un
rasgo que los gemelos fraternos. Los gemelos idénticos que han sido criado en
lugares diferentes, si se encuentran, con frecuencia resultan muy similares.

* Estudio de adopción: cuando los niños adoptados son más parecidos a sus
padres y hermanos biológicos, la influencia de la herencia aparece; cuando se
parecen más a las familias adoptivas, la influencia del medio ambiente es clara.

* Estudio de consanguinidad: Al examinar tantos parientes de sangre como sea


posible en una familia en particular, los investigadores pueden descubrir el grado
en el que comparten ciertas características y si las cercanía de la relación acerca
el grado de similitud. Este también se conoce como el método pedigrí (o el árbol
genealógico).
* Cruce selectivo en animales: si los animales se pueden cruzar de acuerdo a
ciertas características (como la habilidad de pasar laberintos o la tendencia a la
obesidad), se considera que el rasgo es hereditario por lo menos en una pequeña
parte. Tales descubrimientos pueden a veces generalizarse a los seres humanos y
otras veces no.

* Estudios prenatales: Mediante la investigación de las relaciones de diversas


condiciones y las experiencias de las madres de los pacientes durante el
embarazo, los investigadores pueden frecuentemente determinar con precisión
una causa específica para una condición específica. Este tipo de trabajo
investigativo en los años 60 llevó a la identificación de un sedante aparentemente
inocente, la talidomina, como el agente que causa que miles de niños nacieran sin
brazos o sin piernas.

* Comparación de historias reales: Al entrevistar a los padres acerca de las


prácticas de educación (recordando descontar los efectos de los recursos
incompletos y de la distorsión de estos) y mediante la identificación y comparación
de otros factores históricos de la vida, los investigadores pueden determinar
algunas veces las influencias ambientales sobre características específicas.

¿Es el ambiente, el entorno en el que nos desarrollamos, quién guía nuestras


vidas, nuestras inclinaciones o carácter, o, por el contrario, es nuestra propia
naturaleza, esto es, los genes codificados en las cadenas de ADN de nuestros
cromosomas? Dicho con otras palabras: cuando se trata de intentar explicar el
comportamiento de los humanos, ¿a quién debemos considerar como responsable
principal, a la naturaleza o al entorno, a lo genético o a lo ambiental?

Uno de los debates científicos y sociales más vivos durante los últimos años es el
que gira en torno a cuál es la influencia de los genes en nuestro comportamiento.
Ya sea en discusiones sobre feminismo, educación o delincuencia no tarda en
salir la cuestión de si los roles de género, el talento, la agresividad o cualquier otro
rasgo de la personalidad son algo heredado, que a cada persona le vino de serie
al nacer, o bien lo aprendió de su entorno.
Una polémica que suele estar avivada por las noticias que de un tiempo a esta
parte han empezado a surgir acerca del descubrimiento de genes que afectarían a
comportamientos cada vez más específicos: ya sea alcoholismo, timidez,
homosexualidad… la batalla entre ambientalistas e innantistas aparentemente
está resolviéndose a favor de estos últimos. Pero la disputa viene de lejos y el
péndulo no ha dejado de oscilar de un lado a otro según la época.

En el siglo XVIII, cuando los filósofos ilustrados Locke y Hume sostenían que al
nacer la mente es como una página en blanco -todo dependía del entorno en el
que una persona creciera- mientras Rousseau teorizaba sobre el buen salvaje que
no había sido corrompido por la civilización. A lo largo del siglo siguiente pasó a
imperar la opinión opuesta, en parte gracias a Francis Galton -primo de Darwin-,
que fue el primero en establecer como conceptos opuestos “naturaleza” y
“entorno” (nature y nurture, en inglés). Galton, fue partícipe de los valores racistas
y clasistas victorianos que sirvieron para justificar el imperialismo, la frenología y
poco después, a comienzos del siglo XX, las políticas de eugenesia con personas
consideradas nocivas para la mejora de la raza, que tendrían como colofón
apoteósico el genocidio llevado a cabo por el III Reich.

El fin de la Segunda Guerra Mundial supuso en este debate un nuevo giro del
péndulo en sentido contrario, uno especialmente drástico. Por temor a que
cualquier hallazgo al respecto se convirtiera en un caballo de Troya para la
doctrina política que ya había devastado Europa, cualquier alusión a posibles
rasgos innatos y heredables pasó a considerarse tabú. Las utopías hippies de un
mundo perfectamente igualitario en el que todo fuera paz y amor, requerían un ser
humano totalmente moldeable por medio de la educación. Con el paso de los años
las aguas fueron calmándose, los estudios sobre genética comenzaron a proliferar
y el clima intelectual fue abriéndose poco a poco a estas ideas. El péndulo
comenzó a moverse de nuevo en sentido contrario.

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