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El artículo 828 del Código de Comercio, establece: que La firma de los ciegos no

les obligará sino cuando haya sido debidamente autenticada ante juez o ante
notario” lo que nos deja claro que, en el caso planteado, la persona ciega NO ES
OBLIGADA CAMBIARÍA. Sin embargo, la Corte constitucional en sentencia C 952
del 2000 que declara exequible el artículo 828 expresó: “de forma tal que la base
sobre la que ha de entenderse la aplicación de los artículos 828 del Decreto 410
de 1971 y 70 del Decreto 960 de 1970, es el reconocimiento de la plena capacidad
jurídica de los invidentes, quienes simplemente cuentan con una herramienta para
poder perfeccionar los negocios jurídicos que celebren de manera autónoma
-i.e. el reconocimiento de la firma y contenido de los documentos que suscriben.”
Es decir, es válida la firma de una persona ciega puesta en un documento sin el
requisito de autenticarlo ante notario, pero autenticarlo es una garantía adicional
que tiene una persona con discapacidad visual para convalidar sus decisiones.
Como conclusión: La persona ciega si bien no es obligada cambiaria, su firma es
válida.
Ahora, en el caso planteado, 2 personas estampan su firma como “testigos” frente
a lo cual: el artículo 826 del Código de comercio en su inciso 3° establece la firma
a ruego que es aquella que hace una persona en un acto o contrato a solicitud de
otra que no sabe o no puede firmar con el requisito de 2 testigos que den fe, esto
es contrario y totalmente totalmente innecesario frente al caso planteado, porque
la persona era ciega pero si sabía y podía firmar, por lo que esas personas que
plasmaron su firma en el cuerpo del título valor se convierte en Firma de aval,
pues, según el 634 del Co.Co “La sola firma puesta en el título, cuando no se le
pueda atribuir otra significación se tendrá como firma de avalista”.
Estos 2 avalistas, en virtud del 636 del co.co quedarán obligados en los términos
que corresponderían formalmente al avalado y su obligación será válida aun
cuando la de este último no lo sea. Ahora, la C 038 de 2015 establece: “En efecto,
el avalista se vincula con el título y no con el avalado, es decir, presta una caución
de tipo objetivo, por ende, el aval es válido, sin importar que la obligación principal
esté viciada por cualquier motivo. Así las cosas, el tenedor legítimo del título
puede dirigirse directamente contra el avalista, sin que deba hacerlo previamente
contra el avalado. Así, la persona que otorga un aval sobre unos pagarés suscritos
por terceros se compromete directamente con el banco que tiene la garantía frente
a las deudas contraídas por estos” La T 855 del 2003: “El avalista quedará
obligado en los términos que correspondería formalmente al avalado y su
obligación será válida aun cuando la de este último no lo sea. Cosa distinta es la
autonomía de la obligación que adquiere el avalista, aunque resulte inválida la del
avalado, por ejemplo, por falta de capacidad del avalado.” Por eso considero que
la respuesta era: EL PAGARÉ ES VÁLIDO Y EL CIEGO NO ES OBLIGADO
CAMBIARIO

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