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La alta Edad Media.

Prof. Líber Romero*

El periodo histórico que conocemos como Edad Media (siglos V-XV) debe el nombre a los hombres del
Renacimiento que la veía como un tiempo de oscurantismo, de retroceso, en comparación con la época
grecoromana. La idea de una etapa entre dos florecimientos tuvo (¿tiene?) onda repercusión en ideario
colectivo. Los historiadores actuales han demostrado como el desarrollo medieval influye sobre las épocas
posteriores (formas de producción e intercambio, relaciones personales, lenguaje, conformación de los
Estados entre otras). La permanencia y el cambio de algunos de estos elementos han llevado a que se
discuta su extensión(a modo de ejemplo TENENTI la finaliza a mediados del Siglo XIV y LE GOFF la
extiende hasta el siglo XVIII), por las características de ese artículo evitaremos esta problemática
utilizando la periodización clásica.

La alta edad media (siglos V-X)

Las invasiones bárbaras fueron distintas oleadas de grupos humanos que ingresaba dentro de los límites
del imperio romano (ocupando el terreno en forma pacífica o violenta), terminando en el siglo V con la
toma de Roma. A través de los siglos se produce la aculturación de los dos grupos (romanos y bárbaros),
la que se vio favorecida desde el principio porque los barbaros no eran los pueblos salvajes de los que
hablan sus detractores de la época. Habían evolucionado en sus desplazamientos, la mayoría experimentó
la influencia de las culturas asiáticas, del mundo iranio e inclusive del grecorromano en su versión
bizantina. Poseían técnicas metalúrgicas avanzadas: damasquinado, técnicas de orfebrería y el arte del
cuero Los bárbaros "no se presentaron como enemigos, sino como admiradores de las instituciones
romanas. Se los podría tomar todo lo más como usurpadores” (LE GOFF, p.28). Se rodearon de
consejeros romanos e intentaron con frecuencia adoptar sus costumbres. Eran paganos pero parte no
menor de ellos se habían convertido al cristianismo en su versión arriana; que al convertirse en herejía a
partir del concilio de Nicea generará un nuevo elemento de discordia entre los católicos romanos y los
bárbaros arrianistas (Ostrogodos, Visigodos, Burgundios, Vándalos y más tarde los Lombardos).
Eran sin dudas tiempos de confusión, por la mezcla de los invasores, cuyos pueblos se combaten y
esclavizan entre sí, se entremezclan y en algunos casos crean efímeras confederaciones y por el terror,
debido a que más allá de las exageraciones las devastaciones existieron.
El comienzo del siglo VI muestra a lo que era el imperio romano dividido entre las tribus bárbaras: los
Anglosajones en Gran Bretaña, los Francos en Galia, los Burgundios en Saboya, los Visigodos en España,
los Vándalos en África y los Ostrogodos en Italia. Es el siglo en donde Justiniano (el emperador bizantino)
intentará reconquistar parte del territorio. El siglo VII es sacudido por la aparición del Islam y la conquista
árabe. El siglo VIII es el de la preponderancia de los francos.
Frente a esta situación el panorama se vuelve agreste, la gente huye al campo y se busca la protección de
un señor; el poder centralizado del imperio se fragmenta en miles de pedazos. En este contexto la iglesia y
posteriormente el imperio van a ser los elementos unificadores frente a la dispersión.

La concepción cristiana y la historiografía.

La concepción cristiana fue hegemónica durante la Edad Media, especialmente en los sectores de la élite.
Debemos tener presente que la ideología dominante no se reproduce de forma mecánica en los distintos
sectores de la sociedad que la recrean, adaptan o rechazan en la medidas de su posibilidades (las
investigaciones ha mostrado la pervivencia de una cultura popular paralela y resistente). La cultura escrita
pertenece a una elite y los relatos históricos de esta época están destinados a reafirmar el poder de la
iglesia o posteriormente a servir a los nobles. En función de lo anterior las afirmaciones sobre la
concepción del tiempo y del universo no se pueden extender mecánicamente al conjunto de la población.
La historia, a partir del siglo VI, se convierte en el lugar de donde la interpretación de los designios divinos
preceden a los móviles humanos “(…) se extraen hechos-pruebas, hechos-argumentos que poseen,
dentro del discurso religioso, una credibilidad comparable con la de las autoridades bíblicas” (BOURDE-
MARTI, p.34) y se pueden distinguir, en forma general, tres formas de escritura histórica:
1-Las Hagiografías, en donde se relatan la vida de los santos y los milagros sucedidos. En general es un
género ahistórico que se aparta del personaje estudiado para dar cabida a relatos milagrosos ”(...) la
realidad se modificó y hasta se inventó, aplicándose, en muchos casos, un mismo modelo a santos
distintos. Los milagros los hechos y hasta los discursos, se repiten, tomándolos a menudo incluso de la
antigüedad pagana. Pero se describen las costumbres de época, se aportan interesantes informaciones
sobre la vida social y, con ello, se refleja la mentalidad medieval” (SANZ, p.135). Su importancia disminuyó
con el tiempo y se hicieron varias recopilaciones (por ejemplo la Leyenda áurea del siglo XIII)
2-Los Anales que son escritos realizados por los monasterios, en un principio realizados para fijar la
fecha de las pascuas, comenzaron a relatar en forma escueta los hechos más importantes del año. Los
que tenia interés “(...) para los monjes (elección de abades, recibos de reliquias, etc.), luego, otros relativos
a la vida material de la congregación (hambrunas, incendios, etc.) y, por último, hechos de interés para la
familia de los fundadores o protectores de la abadía (expediciones militares, castigos de rebeldes, etc.).
Algunos ampliaron su radio a acontecimiento nacionales e internacionales” (SANZ, p.137). Posteriormente
con el desarrollo de las ciudades ésta también generara sus propios anales.
3-Las Crónicas, que nos ilustran sobre los hechos relativos a la caída de Roma y el surgimiento de
nuevos reinos. En donde se relata en forma a veces ingenua y otra mistificando los hechos que se han
producido. Dentro de ellas la ”historias” abarcan un periodo de tiempo más extenso y tratan como central el
papel de la iglesia, por ejemplo las obras de Gregorio de Tours (538-394) “Historia de los Francia”, de
Isidoro de Sevilla (560-636) “Historia de los Godos, Vándalos y Suevos o de Beda (673-735) “Historia
eclesiástica de Inglaterra”.
Los cambios producidos durante el período feudalización primero y concentración de poder después, la
aparición de las ciudades y con ella de la burguesía comercial van mellando esta concepción de la historia.
El pasaje de la ciudad de dios a la terrena será largo; especialmente la historia amplía mucho su horizonte
a partir de las Cruzadas.
*Profesor de historiología en formación docente
Bibliografía citada
LE GOFF, Jacques, (1999) La civilización de occidente medieval, Barcelona, Paidos
SANZ, Víctor,(1985) La historiografía en sus textos: desde sus orígenes hasta el Renacimiento, Caracas
BOURDÉ, Guy- MARTIN, Hervé, (1992), Las escuelas históricas, Madrid, Akal
TENENTI, Alberto,(2003) La Edad moderna siglos XVI-XVIII, Barcelona, Critica, 2 °ed.

Artículo publicado en El popular. Semanario, Montevideo, 14 de junio de 2013, N° 229, 3°época

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