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1. Introducción ................................................................................................. 2
5. Conclusiones ................................................................................................ 8
6. Bibliografía .................................................................................................. 9
Índice de figuras
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1. Introducción
Uno de los aspectos más polémicos es el propio título de la obra, ya que presenta
numerosas variaciones según las fuentes que consultemos. La primera referencia que se
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baraja es Epistula ad Pisones y su variante Ad Pisones, que hace hincapié en la
interpretación epistolar de la misma. Por otro lado, si se quiere incidir en su vertiente
tratadística o de compendio, también se aceptan las menciones de Arte Poetica o Ars
Poetica, siguiendo fuentes como Quintiliano o Porfirión (11). Respecto a esto, puede
decirse que Horacio toma inspiración de otras poéticas y obras del momento, como las
de Aristóteles, Teofrasto o Neptólomo y Filodemo (19). Por esto, es una puesta al día de
las teorías helenísticas en cuanto a creación artística y poética, así como un fiel retrato
de la cultura y sociedad romanas.
Es considerada una de las últimas obras de Horacio, datada hacia el año 10 a.C.
(Horacio muere en el 8 a.C.) cuando el autor tiene 55 años y su conocimiento de la
tradición poética y de la propia práctica compositiva ya es amplio y especializado. Esto
se puede observar en la multitud de referencias y alusiones a otras obras, personajes y
hechos contemporáneos al momento de su composición, que ayudan en su datación y
contextualización (12-13). Formalmente, el discurso fluye con naturalidad y equilibrio
en una composición caracterizada por la sencillez, la homogeneidad y la unidad entre
sus componentes.
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3. Ut pictura poesis y la écfrasis
Aunque el Arte Poética de Horacio tiene como objetivo estudiar y analizar la creación
poética para la enunciación de instrucciones prácticas, el poeta también hace alusión a
otras disciplinas artísticas, como la música, la escultura o la pintura. Tenemos que tener
en cuenta que ni la escultura ni la pintura eran consideradas parte de las artes liberales,
pero Horacio las incluye en su explicación por la alianza y relación entre los procesos
creativos de todas estas disciplinas (Horacio 162). De hecho, la analogía entre
poesía/literatura y pintura se especifica cuando señala “Creedme, Pisones, similar en
todo/a ese cuadro será el libro…” (v. 6).
Esta estrecha relación entre pintura y poesía tiene mayor desarrollo en los versos 361 y
365, con el archiconocido postulado de ut pictura poesis. Si bien fue Plutarco en el siglo
VI a. C. el primero en referirse a la pintura como poesía muda y a la poesía como
pintura que habla, es la aportación de Horacio la que más trascendencia posterior ha
tenido. Han sido tantas las interpretaciones de este pasaje del Ars Poetica que han
llegado a malentenderse sus palabras. Así, hay que recordar que el poeta no dice que la
pintura y la poesía sean lo mismo, ni que sean muy diferentes; sino que hay
representaciones y presencia de objetos o seres en ambas de una manera estética, lo cual
las emparenta (Agudelo 76-77). Así, los siguientes versos están abiertos a la
interpretación:
Es esta concepción de representación y mímesis la que nos hace relacionar las ideas
horacianas con la écfrasis, que está relacionada con los ya señalados sentidos, junto a
otros como la creación, la presentación o evocación (76). La primera écfrasis registrada
en la Historia es la que realizó Homero en La Odisea al describir el escudo de Aquiles,
popularizándola y extendiéndola como práctica habitual que podemos encontrar en la
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emblemática, la poesía del Siglo de Oro o en la producción artística contemporánea.
Así, la écfrasis entra en algunas de las interpretaciones del ut pictura poesis de Horacio
como representación verbal de una representación visual y con la posibilidad de la
poesía de ostentar tanta visualidad como una imagen, en casos concretos. Este modo de
representación se puede dar en dos planos: el epistemológico y el semiótico; creando
una percepción y conocimiento de un objeto imaginario (no presente) en el contexto en
el que se encuentra el poema (Carbajosa 206-207).
Uno de los investigadores que más ha estudiado la écfrasis es Mitchel, quien la define
como descripción en la que la tendencia del lenguaje es la metáfora y la imaginación.
Incide en la importancia de la dialéctica entre imagen y texto, como interlocución
perceptual y semiótica. En la écfrasis se dan oposiciones entre lo simbólico y lo icónico
y la dimensión espacial y la temporal. Se relaciona así el lenguaje verbal poético y el
visual.
De esta manera, puede decirse que el poema ecfrástico no sustituye al objeto, sino que
proporciona matices de percepción añadidos a la mera descripción. Es un proceso de
referencialidad indirecta en el que el objeto es desplazado por un significante que, a su
vez, lo es de otra realidad. Es un ejercicio subjetivo en el que cabe la interpretación
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poética personal. Por ello, consideramos a la poesía ecfrástica una herramienta de
acercamiento indirecto e intelectualizado a una realidad de diferente naturaleza.
Además, tenemos que tener en cuenta que la posmodernidad ha intentado superar la
resistente barrera entre lo verbal y lo visual (Carbajosa 207-210).
El poema ecfrástico puede serlo desde su propio comienzo, dado que en numerosas
ocasiones nos encontramos con títulos a obras poéticas que aluden a la obra pictórica
que van a describir, haciendo uso del índice pragmático. Así, en un solo título nos
encontramos con el antecedente, la idea pictórica y el cuadro en concreto, y el
consecuente, el propio poema (230).
La écfrasis tiende a seleccionar lo que el cuadro excluye, es decir, evita el mero análisis
de la pintura y aboga por el retrato de lo que está representado en ella, física y
conceptualmente. Así, la écfrasis es un juego de presencia/ausencia, en el que la
ausencia del objeto referenciado trae a la presencia aspectos de él que no se muestran de
manera explícita (231-233). Por esto, la écfrasis tiene un carácter ilusorio en el que se
conjugan la realidad y la reproducción mimética junto a la interpretación que precede a
la reproducción (Rifatterre 167). El poema ecfrástico puede dar cuenta de las
carencias/ausencias de la reproducción pictórica, trayéndolas a los ojos, es decir,
ejerciendo una función mediadora entre la mirada, la representación, la perspectiva y la
presentación. Así, podemos resumir que la écfrasis es la unión de una descripción y una
interpretación de una representación (pintura) que, a su vez, es una interpretación de la
realidad, una mímesis (Martínez 233-235).
Tras toda esta teorización, vamos a intentar ejemplificar todo lo expuesto mediante un
poema de Víctor Botas, escritor asturiano (1945-1994) de la Generación del 77 cuya
obra se enmarca en la resistencia a la poesía de los novísimos. La obra de Botas está
impregnada por un aliento clásico con motivos grecolatinos, elegíacos y tono burlesco.
Elaboró una cosmovisión personal vitalista y llena de humor, frente a la visión literaria
de sus contemporáneos (Bagué 46 y ss.).
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Habría que mirarte con unos ojos ciegos
para huir del asombro sin caer en la cuenta
de cómo Botticelli acertó a retratarte
con quinientos y pico años de antelación.
Profético pincel el de este paniaguado
singular de los Médicis; profético y sin duda
muy preciso: porque mira que dar
de lleno hasta en la forma de moverte,
hasta en aquel detalle de los párpados,
hasta en la perversión de tu sonrisa...
También supo adornarte: estoy seguro
de que a ti te irían bien esas antiguas
guirnaldas de mil flores en el pelo. (Botas, 197)
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Primavera (Fig. 1) es un cuadro que retrata a “la otra Venus”, la Venus vestida, la
Venus Humanitas. En primavera nacen las flores, llega Flora con Céfiro y Claris. Es
patente otro tipo de amor que no es tan contemplativo sino más humano. Esta nueva
concepción se explica también el a presencia de las tres Gracias, simbolizando la
relación amorosa basada en: dar, recibir y devolver; según el amor humano de Platón o
Ficino. El amor humano florece en la primavera y, por ello, Botticelli concibe este
cuadro de esta manera.
La écfrasis realizada por Botas del lienzo es focalizada, esto es, no da cuenta de la
fisionomía de la obra, sin la describe al uso; sino que se centra en ciertos rasgos,
detalles y aspectos que son relevantes en su interpretación del mismo. Es a esto a lo que
nos referimos al decir que la écfrasis es un juego de interpretación/presentación y de
ausencia/presencia. El poeta se centra en la figura de Venus, objeto de numerosos
estudios acerca de su identidad y su posible relación con Simonetta Vespucci1, en sus
rasgos, su movimiento, detalle de su presencia en el cuadro. Todo esto no está
explicitado en la obra pictórica, sino que se trata de una interpretación que el espectador
realizó en su contemplación. Botas nos hace presente lo ausente, además de hacer
patente la dialéctica pintor-autor-poema-pintor, etc., y nos presenta rasgos que pueden
referirse al tiempo futuro, como en el verso que dicta: “También supo adornarte: estoy
seguro/ de que a ti te irían bien esas antiguas/ guirnaldas de mil flores en el pelo.
(Botas, 197).
5. Conclusiones
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Amante de Lorenzo el Magnífico.
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El poema de Víctor Botas es un claro ejemplo de obra poética ecfrástica que consigue
“traer a la vista” algunos aspectos del cuadro de Sandro Botticelli que no se pueden
apreciar en su visionado in situ, por lo que se añade una focalización personal del autor.
Es fácil relacionar, bajo este punto de vista, la écfrasis como juego de
representación/presentación, ausencia/presencia, que el ut pictura poesis horaciano nos
da a entender. La poesía nos da un punto de vista, una representación, de un objeto
(realidad) que, la pintura nos mostrará desde otra perspectiva (segunda representación).
6. Bibliografía
Bagué Quílez, L. La poesía de Víctor Botas. Una relectura de los clásicos grecolatinos.
Gijón: Llibros del Pexe, 2004. Impreso.
Carbajosa Palmero, N. “La écfrasis en la obra de Luis Javier Moreno”. Signa 22, 2013:
205-226. Web. 15 Feb. 2017.
<https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4147366>
Horacio, Arte Poética. Trad. J.A. González Iglesias. Madrid: Cátedra, 2012. Impreso.
Martínez Fernández, J.E. “Poesía del cuadro ausente. Poesía y pintura en Antonio
Colinas”. Signa 17, 2008: 225-248. Web. 15 Feb. 2017.
<http://www.cervantesvirtual.com/obra/potica-del-cuadro-ausente-poesa-y-
pintura-en-antonio-colinas-0/>
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Web. 14 Feb. 2017.
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Riffaterre, M. “La ilusión de écfrasis”. Literatura y pintura. Ed. A. Monegal. Madrid:
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Segura Ramos, B. “Horacio, poeta y el poeta Cavafis”. Habis 15, 1984: 141-148. Web.
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