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Rasgos cardinales
Algunas figuras históricas que habrían demostrado tener marcado un fuerte rasgo
cardinal habrían sido Abraham Lincoln por su honestidad, Marqués de Sade por el
sadismo y Juana de Arco por su heroico autoservicio. Las personas con tales
personalidades pueden llegar a ser tan conocidas por estos rasgos que sus
nombres a menudo están muy asociados a estas cualidades. Allport sugirió que
los rasgos cardinales son raros y tienden a desarrollarse con el paso de los años.
Cuando están presentes, los rasgos cardinales dan forma a la persona, al sentido
que tiene de sí misma, a su composición emocional, a sus actitudes y a su
comportamiento. Esto tan así, que podemos llegar a identificarlas históricamente
por ellos.
Rasgos centrales
Los rasgos centrales son las características generales que forman los
fundamentos básicos de la personalidad. Estos rasgos centrales, aunque no son
tan dominantes como los rasgos cardinales, serían las principales características
que se pueden utilizar para describir a otra persona. Hablamos de rasgos
presentes e importantes, pero no absolutamente dominantes.
Según la teoría de los rasgos de la personalidad de Allport, cada persona tiene
entre 5 y 10 rasgos centrales, y están presentes en diversos grados en cada
persona. Estos incluyen rasgos comunes. tales como inteligente, tímido, honesto y
serían condicionantes principales en la mayoría de nuestros comportamientos.
Rasgos secundarios
Los rasgos secundarios son los rasgos que a veces se relacionan con actitudes o
preferencias, es decir, las disposiciones que son significativamente menos
generalizadas y menos relevantes. A menudo aparecen solo en ciertas situaciones
o bajo circunstancias específicas.
Por ejemplo, una persona cuyo rasgo cardinal es la asertividad, puede mostrar
signos de sumisión cuando la policía lo detiene de exceso de velocidad. Este es
solo un rasgo situacional que puede o no mostrarse para otros encuentros
interpersonales.
Según Allport, estos rasgos secundarios son difíciles de detectar porque son
estimulados por un rango más estrecho de estímulos equivalentes y emiten en un
rango más estrecho de respuestas equivalentes.
Si bien varios teóricos están de acuerdo en que las personas pueden describirse
por sus rasgos de personalidad, todavía hay un debate sobre el número de rasgos
básicos que conforman la personalidad humana.
Por ejemplo, Raymond Cattell redujo el número de rasgos observables de 4.000 a
171 y posteriormente a 16, combinando ciertas características y eliminando los
rasgos más singulares o difíciles de definir.
En contraste, el psicólogo británico Hans Eysenck desarrolló un modelo de
personalidad basado en solo tres.