Está en la página 1de 101

ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

INTRODUCCIÓN

EL ESPÍRITU DE LA NUEVA EDAD

La característica más sobresaliente del ministerio de Jesús y del mensaje de los


primeros cristianos era su convicción y proclamación de que las bendiciones de la
nueva edad ya estaban presentes, que el Espíritu escatológico ya había sido
derramado. Con la excepción de los esenios en Qumrám, ningún otro grupo o
individuo en la religión judía de esa época se había animado a hacer una declaración
tan audaz.

Los profetas y los rabinos esperaban una edad mesiánica por venir, y los escritores
apocalípticos advertían de su llegada inminente (Marcos 1.8) - ¨Yo a la verdad os
he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo¨. Pero para
Jesús y los cristianos del primer siglo, la esperanza tan anhelada era una realidad
viva y la afirmación incluía la sensación emocionante de estar en ¨los últimos días¨.
Sin algún reconocimiento de esa dimensión escatológica de la fe y de la vida cristiana
no podemos entender esta enseñanza y experiencia acerca del Espíritu.

Es evidente que Jesús pensaba que sus enseñanzas y sanidades cumplían la


esperanza profética (Mateo 12.41-42; 13.16-17; Lucas 17. 20-21). En particular, se
consideraba al Ungido del Espíritu como agente de la salvación escatológica (Mateo
5.3-6; 11.5; Lucas 4. 17-19). Jesús también entendía que sus liberaciones eran efecto
del poder escatológico (Espíritu) de Dios y manifestaciones del reinado de Dios en
los tiempos postreros (reino: Mateo 12.27-28; Marcos 3. 22-26). Los evangelistas,
especialmente Lucas, enfatiza la naturaleza escatológica de la vida y ministerio de
Jesús haciendo hincapié en el rol del Espíritu en su nacimiento (Mateo 1.18; Lucas 1.
35, 41, 67; 2. 25-27), su bautismo (Marcos 1.9-10; Hechos 10. 38) y su ministerio
(Mateo 4.1; 12.18; Marcos 1.12; Lucas 4.1, 14; 10.21; Juan 3.34).

El cristianismo propiamente dicho comenzó con el derramamiento del Espíritu en


Pentecostés ¨en los últimos días¨, tomándose la experiencia incontenible de la visión
y de la proclamación inspirada como evidencia positiva de que los últimos días
profetizados por Joel habían llegado (Hechos 2. 2-4, 17-18).

Asimismo se habla en Hebreos del don del Espíritu como ¨los poderes del siglo
venidero¨ (6. 4-5). Todavía más impactante es la manera en que Pablo entiende al
Espíritu como garantía de la salvación completa de Dios (2a de Corintios 1.22; 5.5;
Efesios 1. 13-14), ¨las primicias¨ de la cosecha final de hombres por Dios (Romanos
8.23) y el primer anticipo de la herencia del reino de Dios del creyente (Romanos 8.
15-17; 1a de Corintios 6. 9-11; 15.42-50; Gálatas 4. 6-7; 5. 16-18, 21-23, Efesios 1.13-
14).

Una vez más se piensa en el Espíritu como el poder de la edad venidera, como ese
poder - que caracterizará el gobierno de Dios en el fin de los tiempos - que ya está
formando y transformando la vida de los creyentes.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 2
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Para Pablo, esto también significa que el don del Espíritu es solo el comienzo de un
proceso de toda la vida que no termina hasta que la persona entera del creyente está
bajo la dirección del Espíritu (Romanos 8.11, 23; 1a de Corintios 15. 42-49; 2a de
Corintios 3. 18; 5. 1-5). También significa que la experiencia actual de la fe es de una
tensión permanente entre lo que Dios ya ha comenzado a lograr en la vida del
creyente y lo que todavía no está sujeto a la gracia de Dios (Filipenses 1.6), entre el
Espíritu y la carne, entre la vida y la muerte (Romanos 8.10, 12-13; Gálatas 5. 16-17;
6.8). Es esta tensión escatológica entre la vida en ¨el Espíritu¨ y la vida ¨en la carne¨
Gálatas 2.20) que tiene su expresión conmovedora en Romanos 7. 24 y 2a de
Corintios 5. 2-4.

EL ESPÍRITU DE VIDA NUEVA. Ya que el Espíritu es la marca de los nuevos


tiempos, no es una sorpresa que, en general, los escritores del Nuevo Testamento
hayan entendido que el don del Espíritu es aquello que lleva a la persona a los nuevos
tiempos. Juan el Bautista describió la manera en que la llegada del Ungido bautizaría
con el Espíritu Santo y fuego (Mateo 3.11). Según Hechos 1. 5 y 11.16, Jesús tomó esa
imagen y la promesa se consideró cumplida en Pentecostés, el derramamiento del
Espíritu se entendió aquí como la acción del Cristo resucitado de llevar a sus
discípulos a los nuevos tiempos, iniciándolos en los ¨últimos días¨ (2. 17, 33).

Pareciera que una de las metas de Lucas en Hechos es enfatizar la importancia


central del don de Espíritu en la conversión-iniciación, como el ¨don del Espíritu
Santo¨ decisivo que convierte a la persona en cristiana (2. 38-39). Las personas
pudieron haber sido seguidores de Jesús en la tierra, pero era solo con el don del
Espíritu en Pentecostés que se podía decir que habían ¨creído [es decir, se habían
comprometido con] en el Señor Jesucristo¨ (11. 16-17). Hasta creer el mensaje del
evangelio en el bautismo podría quedar corto respecto del compromiso y aceptación
plenos de Cristo de los cuales el Espíritu era evidencia decisiva (8. 12-17).

Pedro reconocía la presencia del Espíritu manifestada en y sobre una vida como
evidencia suficiente de que Dios había aceptado a esa persona, aunque todavía no
hubiera hecho ninguna profesión formal de fe ni hubiera sido bautizada (Hechos 10.
44-48; 11. 15-18; 15. 7-9). Así también Apolos, ya encendido por el Espíritu (18.25; cf.
Romanos 12.11), aunque su conocimiento del ¨Camino de Dios¨ fuera un poco
defectuoso (Hechos 18. 24-26), aparentemente no necesitaba suplementar su
¨bautismo de Juan¨ con el bautismo cristiano. Sin embargo, los doce a los que se
llama ¨discípulos¨ en Éfeso mostraron por su misma ignorancia del Espíritu que
todavía no eran discípulos del Señor Jesús (Hechos 19. 1-6). Lucas representa a Pablo
preguntándoles: ¨ ¿Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron? (19.2).

Esto encaja perfectamente con el énfasis propio de Pablo en sus epístolas. El paso de
la fe y la recepción del Espíritu Santo van de la mano, son las dos caras de la moneda:
recibir el Espíritu es comenzar la vida cristiana (Gálatas 3.2-3); la justicia por la fe y
la promesa del Espíritu se consideran equivalentemente ¨la bendición de Abraham¨
(vv. 1-14); ser bautizado en el Espíritu es convertirse en miembro del cuerpo de
Cristo (1a de Corintios 12.13); si alguno “no tiene el Espíritu de Cristo”, esa
persona no pertenece a Cristo (Romanos 8.9); solo recibir el Espíritu nos permite ser
hijos de Dios, clamar a Dios como Padre (vv. 14-17; Gálatas 4. 6-7); el sello divino que
establece el vínculo entre Dios y el creyente ahora es el Espíritu mismo, no la
circuncisión (y no el bautismo: 2a de Corintios 1.22; Efesios 1.13-14). El Espíritu es
una característica tan fuerte de la nueva edad y de la vida de la nueva edad, que solo
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 3
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

el don del Espíritu puede llevar a una persona a la nueva edad para experimentar la
vida de la nueva edad. El Espíritu es distintiva y peculiarmente el dador de vida; de
hecho, el Espíritu es la vida de la nueva edad (Romanos 8.2, 6, 10; 1a de Corintios 15.
45; 2a de Corintios 3. 6; Gálatas 5.25). Al igual que en los escritos de Juan, el Espíritu
es característicamente el Espíritu dador de vida (Juan 6.63); el poder de lo alto, la
semilla de vida divina que produce el nuevo nacimiento (3. 3-8; 1a de Juan 3.9); un
río de agua viva que trae vida al creer en Cristo (Juan 7. 37-39; ver también 4. 10, 14).
También se representa la recepción del Espíritu en 20: 22 como una nueva creación
análoga a la de Génesis 2.7. En consecuencia, en 1a de Juan 3.24 y 4.13, tener y
experimentar el Espíritu cuenta como una de las “pruebas de vida” mencionadas en
esa epístola.

EL ESPÍRITU DEL NUEVO PACTO. La vida que comienza con el Espíritu


depende del Espíritu para continuar (Gálatas 3.3). Así como Cristo cumplió su
misión en el poder del Espíritu (Hebreos 9.14), la persona "en Cristo" también puede
vivir como cristiana solo por el mismo Espíritu. Jesús había prometido la inspiración
del Espíritu en tiempos de prueba (Marcos 13.11) y los primeros cristianos
comprobaron que esto se cumplía en su propia experiencia (Hechos 4.8, 31; 6.10;
13.9). Pero también experimentaron el Espíritu de manera mucho más regular como
el que dirigía su misión (1.8; 8.29, 39; 10.19; 11.12; 13.2, 4; 15.28; 17.16, 17; 19.21; 1a
de Pedro 1.12, también Juan 16. 8-11, 20. 21-23) y como poder fortalecedor (Hechos
9.3; 1a de Pedro 4.14; Juan 14 – 16).

Pablo en particular pone muy en claro que este vivir a partir de los recursos y la
dirección del Espíritu es lo que diferencia al cristianismo del judaísmo de su época.
Existe una práctica de la religión que es según la letra, "el código escrito” (ver
Romanos 2.28-29; 7.6; 2a de Corintios 3.6; Gálatas 4.9-10; Colosenses 2. 20-23), así
como existe una calidad de vida que es "según la carne", a nivel de los propios
apetitos y deseos egoístas (Romanos 8.3-7, 12-13; Gálatas 5.13). Pero el hijo de Dios
es el que "anda conforme al Espíritu", es "guiado por el Espíritu", “ordena su vida por
el Espíritu” (Romanos 7.6; 8. 3-7, 14; Gálatas 5.5, 16, 18, 25).

El Espíritu en el interior es precisamente el cumplimiento de la esperanza profética


de un nuevo pacto, de una circuncisión del corazón que da un conocimiento
inmediato y directo de la voluntad de Dios, y una espontaneidad de adoración que
deja muy atrás toda religión reglamentada (Romanos 2. 28-29; 7.6; 12.2; 2a de
Corintios 3.3, en alusión a Jeremías 31. 31-34; Efesios 2.18; 6.18; Filipenses 3.3; cf. 1a
de Juan 2.27; Judas 20).

MANIFESTACIONES DEL ESPÍRITU. Por lo que ya se ha dicho, está claro que


cuando los primeros cristianos, al igual que los antiguos hebreos, hablaban del
Espíritu, estaban pensando en experiencias del poder divino. Tanto en el Nuevo
Testamento como en el Antiguo, Espíritu es la palabra que se usa para explicar la
presencia de nueva vida y vitalidad, de liberación del legalismo (por ej. Romanos 8.2;
2a de Corintios 3.17), de refrigerio y renovación espiritual (cf. por ej. Isaías 32.15;
Ezequiel 39.29 con Juan 7.37-39; Romanos 5.5; 1a de Corintios 12.13; Tito 3.5-6). Es
importante notar la gama de experiencias atribuidas al Espíritu: Experiencias
extáticas (Hechos 2. 2-4; 10. 44-47; 19. 6; cf. 10.10; 22.17, “en éxtasis”; 2a de
Corintios 12.1-4; Apocalipsis 1.10; 4.2), Experiencias emocionales (por ej. Amor
Romanos 5.5, gozo, Hechos 13.52; 1a de Tesalonicenses 1.6; ver también Gálatas
5.22; Filipenses 2.1-2), Experiencias de iluminación (2a de Corintios 3.14-17;
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 4
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Efesios 1.17-18; Hebreos 6.4-6; 1a de Juan 2.20), Experiencias que producen


una transformación moral (1a de Corintios 6. 9-11). Asimismo, cuando Pablo
habla de dones espirituales, carismas (hechos o palabras que llevan la gracia divina a
una expresión concreta), evidentemente tiene en mente una amplia gama de eventos
reales: discurso inspirado (1a de Corintios 12.8, 10, ver también 2.4-5; 1a de
Tesalonicenses 1.5), milagros y sanidades (1a de Corintios 12.9-10; Gálatas 3.5; cf.
Hebreos 2.4), actos de servicio y ayuda, de consejo y administración, de
socorro y misericordia (Romanos 12. 7-8; 1a de Corintios 12.28).

Al hablar así del Espíritu en términos de experiencia, no debemos poner demasiado


énfasis en experiencias o manifestaciones particulares, como si el cristianismo más
temprano hubiera consistido en una secuencia de experiencias cumbre o picos
espirituales. Claramente hubo tales experiencias, de hecho, una amplia gama de
experiencias, pero no se indica que todos debieran procurar una experiencia
individual dada (salvo la profecía). En el Nuevo Testamento no hay ninguna segunda
experiencia del Espíritu (ni tercera), y Pablo más bien advierte que no debe darse
demasiado valor a manifestaciones particulares del Espíritu (1a de Corintios 14. 6-19;
2a de Corintios 12. 1-10; cf. Marcos 8. 11-13). Cuando se valoran experiencias
particulares es como manifestaciones de una experiencia más sostenida, como
expresiones particulares de una relación subyacente (cf. Hechos 6.3-5; 11. 24, “lleno
del Espíritu"; Efesios 5.18).

Aquí estamos en contacto con el vigor de la dimensión empírica del cristianismo más
temprano. Si el Espíritu es el aliento de la vida nueva en Cristo (cf. Ezequiel 37.9-10,
14; Juan 20.22; 1a de Corintios 15. 45), entonces supuestamente la analogía se
extiende aún más, y la experiencia del Espíritu es como la experiencia de respirar: no
estamos conscientes de ella todo el tiempo, pero sino estamos conscientes de ella al
menos parte del tiempo, algo anda mal.

LA COMUNIÓN DEL ESPÍRITU. La comunión cristiana más temprana creció a


partir de esta experiencia compartida del Espíritu; ya que esto es, propiamente dicho,
lo que significa la "comunión en el Espíritu", la participación común en el mismo
Espíritu (Filipenses 2.1-2, cf. Hechos 2.42; 1a de Corintios 1. 4-9). Así como fue el
don del Espíritu el que llevó a los de Samaria, Cesarea y de otros lugares a la
comunidad del Espíritu (Hechos 8; 10), así también fue la experiencia del mismo
Espíritu la que proveyó el vínculo para unificar las iglesias de la misión de Pablo (1a
de Corintios 12.13; Efesios 4-3-4; Filipenses 2.1). Aquí vemos la real importancia de
las manifestaciones del Espíritu divino para Pablo: es de la diversidad de estas
manifestaciones particulares que surge la unidad de la iglesia, que el cuerpo de Cristo
crece en unidad (Romanos 12.4-8; 1a de Corintios 12.12-27; Efesios 4.4-16). Pablo
piensa en los carismas como expresiones específicas de la vida divina que todos
comparten. Y Pablo los valora solo en la medida en que benefician y edifican esa vida
y adoración común (1a de Corintios 12.7). Por eso le da tanto valor a la profecía (cf.
Hechos 2.17-18), porque a diferencia de la glosolalia (hablar en lenguas), ministra a
la persona entera (mente y espíritu) y, lo que es más importante, a la comunidad
entera (1a de Corintios 14).

Por la misma razón, Pablo es cauteloso en aceptar todas las afirmaciones de carisma
– la experiencia de la inspiración no auto autentifica - y recomienda que cada
afirmación sea sometida a la opinión de la comunidad. Es poco probable que lo que
no encuentra eco entre los que tienen el Espíritu y no edifica a la comunidad del
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 5
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Espíritu sea un don del Espíritu (1a de Corintios 2.12-15; 14.29; 1a de tesalonicenses
5.19-22; cf. Mateo 7. 15-23).

De esta manera, Pablo provee una resolución del problema del Antiguo Testamento
de si la autoridad reside en la pronunciación individual del profeta carismático o en
el funcionamiento el cuerpo de Cristo (la iglesia). Todos tienen el Espíritu, no solo
una o dos personas especialmente ungidas; todos pueden ser usados por el Espíritu
como ministros de gracia, no solo un profeta e particular (Romanos 8. 9; 1a de
Corintios 2.12; 12.7, 11). Esto significa que la autoridad no reside en el carisma o en el
oficio, sino más bien en la correlación y la interacción del carisma y la comunidad, en
el carisma individual (palabra o acto) probado y aprobado por la comunidad general.

EL ESPÍRITU DE CRISTO. El desarrollo y elemento más importante en el


entendimiento cristiano más temprano del Espíritu es que ahora se percibe que el
Espíritu es el Espíritu de Cristo (Hechos 16.7; Romanos 8.9; Gálatas 4.6; Filipenses
1.19; 1a de Pedro 1.11; ver también Juan 7.38; 15.26; 16.7; 19.30; Apocalipsis 3.1; 5.6).
Es esta definición más precisa del Espíritu que brinda la respuesta cristiana al otro
problema del Antiguo Testamento: cómo reconocer la experiencia del Espíritu como
tal. La respuesta es en parte que el Espíritu ha de identificarse como el Espíritu que
da testimonio de Jesús/Cristo (Juan 15.26; 16.13-14; Hechos 5.22; 1a de Corintios
12.3; 1a de juan 4.2; 5.7-8; Apocalipsis 19.10), pero también, y más profundamente,
como el Espíritu que inspiró y dio poder a Jesús mismo.

Por lo tanto, el Espíritu debe reconocerse como el Espíritu de filiación; es decir, el


que inspira la misma oración y crea la relación con Dios Padre que disfrutaba Jesús
(Romanos 8.15-17, coherederos; Gálatas 4.6-7). El Espíritu debe reconocerse como el
poder de Dios que transforma a la persona en la imagen de Dios, que hace que el
creyente se parezca a Cristo (2a de Corintios 3.18; cf. Romanos 8.29; 1a de Corintios
13; 15.42-49; Filipenses 3.20-21; Colosenses 3.9-10; 1a de Juan 3.1-3). En particular,
esto significa que la experiencia del Espíritu de Jesús es experiencia del Cristo
crucificado, así como del Cristo exaltado, una experiencia no solo del poder de la
resurrección sino de compartir sus sufrimientos y su muerte (Romanos 8.17; 2 de
Corintios 4.7-12, 16-18; Gálatas 2.20; Filipenses 3.10-11). La marca del Espíritu de
Cristo no consiste tanto en experiencias de poder divino que dejan atrás o
transforman la debilidad física, sino más bien en la experiencia del poder en medio
de la debilidad, de la vida a través de la muerte (2a de Corintios 12.9-10).

El vínculo entre el Espíritu y el Cristo exaltado es aún más estrecho para el creyente.
En un sentido real, el Espíritu es el modo actual de la existencia de Cristo (Romanos
1.4; 1a de Corintios 15.45; 1a de Timoteo 3.16; 1a de Pedro 3.18). Experimentar el
Espíritu es experimentar a Cristo (Juan 14.16-28; Romanos 8.9-10; 1a de Corintios
6.17; 12.4-6; Efesios 3.16-19; Apocalipsis 2-3). Es imposible conocer a Cristo a aparte
del Espíritu o de una manera que no sea a través del Espíritu. Es imposible
experimentar el Espíritu sino es así: el Espíritu tiene el carácter de Cristo e imprime
ese carácter en los que se someten a él. El creyente debe descartar cualquier
experiencia espiritual distinta, ignorarla y evitarla por completo.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 6
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 1

EL NUEVO
NACIMIENTO

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 7
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no


naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

¨Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de


agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios¨

(Juan 3. 3, 6)

El nuevo nacimiento hace referencia al otorgamiento de vida espiritual que Dios


realiza en los pecadores que creen en su Hijo Jesucristo. Es sinónimo de
regeneración y tiene su origen en Juan 3. 1-10. Allí Jesús le dijo a Nicodemo: ¨que el
que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios¨. La idea del nuevo
nacimiento tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. Así lo manifestó Jesús cuando
reprendió a Nicodemo por la decepción que este último experimentó ante esta
enseñanza, y le preguntó: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? (vs 10,
comparado con Ezequiel 36. 26-27)

El nuevo nacimiento se produce por un acto de Dios soberano y lleno de gracia ajeno
a toda cooperación humana (Juan 1. 13; Efesios 2. 4-5).

Dios lleva a cabo el nuevo nacimiento por la predicación de su Palabra (1a de Pedro 1.
23; Santiago 1.18). El resultado es una vida transformada (2a de Corintios 5.17) que
incluye fe salvadora y arrepentimiento (Efesios 2. 8; Hechos 11. 18; 16. 14) y
obediencia a la Palabra de Dios (1a de Juan 3.9).

El nuevo nacimiento o la regeneración, es el acto especial de Dios donde el receptor


es pasivo. Sólo Dios despierta a la persona espiritualmente mediante el poder del
Espíritu Santo. Ambos testamentos hablan de la renovación del individuo.
Técnicamente, el acto de regeneración se produce en el momento de la conversión,
cuando el individuo despierta en sentido espiritual.

“Regeneración" (gr. Palingenesia) sólo aparece en Mateo 19.28 (respecto de la


creación, como una descripción del milenio, donde el Hijo del hombre se sentará en
el trono de su gloria) y en Tito 3.5, donde se refiere a la regeneración del individuo:
"Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su
misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de
la renovación por el Espíritu Santo" (NVI).

La biblia expresa el concepto varias veces mediante otros términos como nacido de
nuevo, renovado, nueva criatura y de nacido de Dios. Por ejemplo, en Juan 3. 3-8,
Jesús le dice a Nicodemo que para poder entrar al reino de Dios debía nacer de
nuevo.

Este pensamiento se repite en 1a de Pedro 1.23: “Siendo renacidos, no de


simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre”. La biblia enseña claramente que el hombre
debe experimentar re-creación espiritual para poder tener una relación con Dios y
entrar en su reino.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 8
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Pablo explica con mayor profundidad en Efesios 2.1: “... cuando estabais muertos
en vuestros delitos y pecados”. Es evidente que Pablo no se refiere a la muerte
física sino al estado espiritual del hombre. El pecado provocó la muerte espiritual del
individuo, y lo tornó incapaz de retornar ante Dios. Sin embargo, la regeneración
vuelve a despertar o a resucitar la capacidad espiritual del hombre de modo que
pueda tener una relación con Dios. El apóstol explicó en Efesios 2. 4-5: “Pero Dios,
que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo". La regeneración le brinda a la persona la posibilidad de tener comunión con
Dios de modo que sea una “nueva criatura” (2a de Corintios 5.17).

La misma idea aparece en el AT. Por ejemplo, Dios le dijo a Israel en Ezequiel 36.26:
“Os daré corazón nuevo, y podré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de
carne". El salmista expresó esta necesidad de un corazón nuevo: “Crea en mí, oh
Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mi" (Salmo
51.10). Jeremías 31. 31-34 también habla de un nuevo pacto por parte de Dios donde
su ley se escribiría en el corazón de los hombres. Estos versículos hablan claramente
de un cambio en el corazón que le permite al hombre tener una mejor respuesta
hacia Dios y su voluntad. Esto refleja el concepto de regeneración en el NT.

Varias tradiciones eclesiásticas, como la católica romana, han asociado el acto


regenerador con el bautismo. Sin embargo, la biblia enseña con claridad que el
bautismo es testimonio de que se ha producido regeneración y no un medio para
lograrla. La biblia es clara al señalar que sólo el Espíritu Santo puede producir
regeneración (Tito 3. 5; 1a de Corintios 2. 6-16).

La regeneración es el catalizador que le permite al cristiano interactuar con su


Creador. Es el primer paso en un andar eterno con Dios y permite al individuo gozar
de una relación con Dios; por ello ocurre al comienzo de la vida cristiana.

LOS MEDIOS DE LA REGENERACIÓN. Las Escrituras enseñan claramente que


la regeneración es un acto de Dios. Esto lo indican afirmaciones directas (Juan 1.13) -
"Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad de varón, sino de Dios”, tanto como otras declaraciones que unen la
regeneración a la resurrección espiritual como un acto exclusivo de Dios (Juan 5. 21;
Romanos 6.13).

Además, el hecho de que se indica que el nuevo nacimiento viene de arriba


comprueba que se trata de algo que es obra divina. Es, de modo especial, la obra del
Espíritu de Dios. Un concepto adecuado del pecado y de sus tremendos estragos sirve
para reforzar la conclusión de que la regeneración tiene que ser de Dios y que no
puede lograrla el hombre por sí solo. Por tanto, el medio idóneo para la regeneración
es la obra del Espíritu Santo de efectuar el nuevo nacimiento en el hombre.

La fe no constituye un medio para obtener la regeneración, si bien es el requisito


humano que hace posible que el Espíritu opere el nuevo nacimiento. Aun cuando la
fe está íntimamente asociada el nuevo nacimiento, ambas ideas son distintas, puesto
que la primera es responsabilidad humana y se canaliza por el hombre, mientras que
la segunda es obra de Dios. Ambas cosas suceden simultáneamente; el intento de
colocar la regeneración antes de la fe (nazca de nuevo para que crea), con el
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 9
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

argumento de que el hombre no regenerado no puede creer, es una cuestión


puramente académica, pero de ningún modo cronológica.

Aunque la Palabra de Dios también está íntimamente asociada con la regeneración,


tampoco constituye de por sí un medio de regeneración (cf. 1a de Pedro 1.23;
Santiago 1.18). La Palabra de Dios es necesaria para que el hombre pueda darle un
contenido adecuado a su fe y para que pueda saber qué es lo que tiene que creer.
Pedro y Santiago, al incluir la referencia a la Palabra de Dios con relación a la
regeneración, ponen de manifiesto simplemente que la Palabra de Dios (como la fe)
tiene parte en el proceso integral por el cual Dios otorga el nuevo nacimiento a los
hombres.

Ni siquiera la gracia eficaz es medio de regeneración. La gracia obra en forma


simultánea con el acto del nuevo nacimiento y es necesaria para que el mismo se
realice, pero no es lo mismo. La regeneración es el acto de Dios que produce el nuevo
nacimiento, y aunque los factores previos que conducen a él pueden representar
mucho tiempo y muchos procesos, el acto del nuevo nacimiento es en sí instantáneo
y obra de Dios únicamente.

LO QUE CARACTERIZA A LA REGENERACIÓN

Es Instantánea. Como se ha indicado, la regeneración no es un proceso, aun


cuando las etapas que la preceden pueden serlo. En otras palabras, muchos factores
y circunstancias pueden conducir al hombre a la conversión, pero el acto del nuevo
nacimiento es, en sí mismo, instantáneo. Esto lo demuestra el uso de los tiempos
aoristos que se emplean en los pasajes sobre la regeneración, tales como Juan 1.13 y
3. 3, 5, 7. El tiempo aoristo (se refiere a una acción única o acción puntual no
prolongada en el tiempo) expresa un evento más bien que un proceso, y en razón de
que se lo emplea para hacer referencia a la regeneración, llegamos a la conclusión de
que la regeneración es un acontecimiento y no un proceso. En otros pasajes que se
refieren a la regeneración se emplea el tiempo perfecto griego como en 1a de Juan
3.29; 3.9; 4.7; 5.1, 4, 18.

El tiempo perfecto también lleva en sí la idea de un acto único, decisivo, inicial (como
el aoristo) pero agrega también la idea del resultado duradero que sigue de ese acto
instantáneo de la regeneración.

No se basa en la Experiencia. El diccionario define la palabra” experimental"


diciendo que es lo "que se deriva de la experiencia o le es pertinente". Desde luego
que, en el sentido de que la regeneración es pertinente con relación a la experiencia,
tiene su aspecto experimental. Pero en el sentido de que no se basa en la experiencia
se trata de una obra de Dios no experimental, que no se basa en la experiencia, ni se
deriva de ella. Este sentido de lo no experimental (es decir, de que algo no se basa en
la experiencia humana, o no se deriva de ella) es bastante común en la terminología
teológica, y es en este sentido que decimos que la regeneración no es experimental.
Más, si la regeneración no es experimental, ¿acaso no cabría argumentar que los
niños pueden ser regenerados tanto como los adultos? Podría serlo si no fuese por el
hecho de que aun cuando la fe no es medio de regeneración es, no obstante, un
requisito que tiene que cumplir el que requiere ser objeto de regeneración. Creyentes
son los que han nacido del Espíritu (Juan 1.12-13), y claro está que los niños no son
creyentes.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 10
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

EL FRUTO DE LA REGENERACIÓN

Una Nueva Naturaleza. El nuevo nacimiento da lugar a una nueva naturaleza (2a
de Corintios 5.17). No elimina la naturaleza vieja, ni produce una personalidad
dividida. La naturaleza es una capacidad, y mientras que el hombre no regenerado
sólo tiene capacidad para servir al pecado (Romanos 6.20), la nueva naturaleza
aporta la capacidad para servir a la justicia (Romanos 6.18). Esto hace posible que el
individuo sea regido por el Espíritu de Dios. El hombre regenerado anda en el
Espíritu (Romanos 8.4, 14; Gálatas 5. 16; Efesios 5.18). No se transforma en un ser
perfecto, pero sí cuenta con esa nueva capacidad para agradar a Dios y para crecer en
semejanza a Cristo por medio del nuevo nacimiento. (2a de Pedro 1.4) - “por medio
de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que
por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo
huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia”

Una Vida Nueva. La nueva naturaleza produce como fruto una vida nueva. En
pasajes tales como 1a de Juan 2.29; 3.9; 4.7; 5.1, 4, 18, los resultados perdurables de
la regeneración son el hacer justicia, no cometer pecado, amar a los demás, creer que
Jesús es el Cristo, y vencer al mundo. Dichos frutos del nuevo nacimiento
constituyen una advertencia eficaz de que, si bien el hombre ocupa un lugar pasivo
en el acto del nuevo nacimiento, los resultados de dicho nacimiento sobrenatural
involucran actividades de largo alcance. El hombre que ha experimentado el nuevo
nacimiento ha de andar en “novedad de vida”, portando la imagen de la familia de
Dios en la que ha ingresado y poniendo de manifiesto el parecido familiar.

Es de suma importancia reconocer el significado de las palabras de Jesús a


Nicodemo: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios”. La historia de la iglesia refleja una tendencia de que
las organizaciones religiosas, una vez aquietado el avivamiento inicial, consideran
que la conversión es un acto ceremonial de la iglesia, o un acto voluntario y humano,
en vez de un acto sobrenatural del Espíritu Santo.

La palabra traducida “de nuevo” en el versículo antes mencionado (la palabra griega
es ánothen) a menudo significa “de arriba”, así que muchos prefieren traducir la
idea, “El que no naciere de arriba”, no puede ver el reino de Dios. Ser nacido una
segunda vez no necesariamente lo pondría a uno en un plan más alto.

EL NUEVO NACIMIENTO

(NEGATIVAMENTE)

No es Reformación. Una persona en general, inmediatamente piensa que el


nuevo nacimiento dicta que debe reformarse, debe enmendar sus caminos, sus
costumbres y su conducta. El nuevo nacimiento no es una reformación. La
reformación es de origen humano y solo afecta el exterior. No puede cambiar al
hombre interior. Piense en un reloj con el resorte principal roto... lo lleva al joyero y
le pone un cristal nuevo y lustra el estuche. ¿Andará de nuevo el reloj? Por supuesto
que no. Todo lo que se hizo fue mejorar el exterior, mientras que el problema estaba
adentro. El hombre tiene un corazón que es "engañoso... más que todas las

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 11
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

cosas, y perverso” (Jeremías 17.9) que necesita una transformación vital dentro
de la persona.

No es Religión. Si usted fuera a decirle al hombre que asiste a la iglesia que debe
nacer de nuevo, él no se perturbaría. Siempre ha sido cristiano. Él pertenece a una
iglesia y contribuye regularmente a su sostén. Quizá hasta lee su biblia todos los días
y ora todas las noches, y hasta trata a su vecino como así mismo. ¿Qué más necesita?
El nuevo nacimiento no es hacerse religioso. Recordemos que cuando Jesús
mencionó la necesidad del nuevo nacimiento, se estaba dirigiendo a un hombre ultra
religioso, Nicodemo, un fariseo sincero y un miembro del sanedrín, la corte
eclesiástica más alta. ¡Si alguno pudiera llegar al cielo con base a su religión,
seguramente Nicodemo podría!

No es un Cambio de Corazón. Aunque a menudo se usa la expresión, no es


bíblica. El nuevo nacimiento no es el cambio de algo en el hombre, ni remover algo
del hombre; sino es, comunicar algo al hombre, algo que nunca ha poseído. El nuevo
nacimiento es literalmente la impartición de la naturaleza divina al corazón y a la
vida del pecador, haciéndolo una nueva creación. Se lleva a cabo mediante la unión
personal con Jesucristo. “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al
Hijo de Dios, no tiene la vida” (1a de Juan 5.12) - “Por medio de las cuales
nos ha dado grandísimas y preciosas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina” (2a de Pedro 1.4).

Cuando nacimos por primera vez recibimos de nuestros padres su naturaleza;


cuando nacimos la segunda vez recibimos de Dios su naturaleza. Ninguna religión
tiene este mensaje. Dios recibe en su Hijo Jesucristo al hombre caído por naturaleza,
y lo regenera al impartirle su misma vida. Nadie Jamás soñaría en decir: "El que
tiene a Buda, tiene la vida”.

(POSITIVAMENTE)

La descripción del nuevo nacimiento en el Nuevo Testamento es:

Un nacimiento - “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de


Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha
sido engendrado por él" (1a de Juan 5.1). Juan 3.8 habla del hijo de Dios como
"nacido del Espíritu". "Más a todos los que le recibieron... les dio potestad
de ser hechos hijos de Dios... los cuales... son engendrados... de Dios"
(Juan 1.12-13).

Una Limpieza - “Nos salvó... por su misericordia, por el lavamiento de la


regeneración" (Tito 3.5). Esto implica el alma lavada de la contaminación de la
vida antigua.

Un Avivamiento – No somos salvos solamente “por el lavamiento de la


regeneración"; pero también por la "renovación del Espíritu Santo" (Tito
3.5-6) ver también Colosenses 3.10; Romanos 12.2.

Una Creación - “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es
[Lit. Creación nueva]; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 12
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

hechas nuevas" (2a de Corintios 5.17). Ver también Efesios 2.10; 4.24; Gálatas
6.15.

Una Resurrección - Al describir el nuevo nacimiento como una resurrección,


debemos darnos cuenta que es precedido por la muerte. Los creyentes han sido
crucificados con Cristo y también han sido resucitados con Él. Ambas verdades son
una realidad espiritual mediante la identificación con Cristo en su muerte, sepultura
y resurrección. Pablo lo dice: "En ninguna manera. Porque los que hemos
muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos
los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados
en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte
por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque
si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así
también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro
viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del
pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el
que ha muerto, ha sido justificado del pecado” (Romanos 6. 2-7). Esto es
simbolizado en la ordenanza del bautismo en agua por inmersión. Como resultado de
esta identificación con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección.

Pablo dice: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en


vuestros delitos y pecados" (Efesios 2.1). Añade otra dimensión bendecida a la
identificación de la gracia con Cristo al decir: "Aun estando nosotros muertos
en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo... y juntamente con él nos
resucitó, y así mismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con cristo
Jesús" (Efesios 2.5-6).

LA NECESIDAD DEL NUEVO NACIMIENTO.

“No os maravilléis de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo [de


arriba]” (Juan 3.7). Son las palabras de Jesús. Sin embargo, nos maravillamos y
nos sorprendemos. Quizá la pregunta principal que persiste en nuestra mente es,
¿por qué debe un hombre ser nacido de arriba? Es una pregunta legítima que merece
una respuesta directa.

Porque el reino de Dios no se puede ver sin él. La regeneración no es sólo un


privilegio, sino una necesidad absoluta. "El que no naciere de nuevo no puede ver el
reino de Dios" - No es que Dios no permita al no regenerado ver el reino de Dios, sino
que sencillamente es una imposibilidad absoluta. "Pero el hombre natural no
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente” (1a de Corintios 2.14).

Por la Naturaleza del Primer Nacimiento del Hombre. El segundo


nacimiento es necesario. Todos fuimos nacidos de padres pecadores y, por lo tanto,
somos pecadores. Una de las leyes inquebrantables de la naturaleza es que lo
semejante engendra algo semejante. “He aquí en maldad he sido formado, y
en pecado me concibió mi madre" (Salmo 51.5) - “Lo que es nacido de la
carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3.6) - “Y
manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 13
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos,


iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios." (Gálatas 5.19-21) - "Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a
la ley de Dios, ni tampoco pueden... Mas vosotros no vivís según la
carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos
8.7, 9).

La carne es la carne, y no importa cual cuan culta, o aun cuan religiosa pueda ser,
siempre es carne. El reino de Dios es espiritual y sólo seres espirituales pueden
heredarlo. Jesús condenó a los que le rechazaron y declaró: "Vosotros sois de
vuestro Padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer”
(Juan 8.44).

La enseñanza ampliamente esparcida hoy en día es "la paternidad universal de Dios y


la hermandad del hombre". La única manera en que Dios puede ser considerado el
Padre de toda la humanidad es que Él es el Creador de la humanidad. De otra forma,
a no ser que, el hombre haya nacido de nuevo a la familia de Dios, no puede reclamar
a Dios como su Padre. No es posible unirse a la compañía de los santos. Tiene que ser
nacido a ella. La carne y el espíritu son dos dominios enteramente diferentes; no hay
manera alguna de que un pecador por naturaleza y fuerza propia, pueda hacerse en
un hijo de Dios. La vida espiritual, que es necesaria a fin que podamos ser hijos de
Dios, solo es posible mediante el poder del Espíritu Santo.

Porque el Hombre no Sería Feliz en el Cielo sin él. El cielo es un lugar y


también un estado y condición. Nadie puede ser feliz en la presencia del Señor, y en
la compañía de los redimidos a no ser que su naturaleza interior esté en armonía con
Dios. Si fuese posible para un hombre entrar en el cielo sin el nuevo nacimiento, una
de las primeras cosas que buscaría, después de satisfacer su curiosidad en cuanto a la
ciudad celestial, sería algo para satisfacer su naturaleza carnal pecaminosa. Si su
naturaleza no ha sido transformada por el poder de Dios tendrá los mismos deseos
pecaminosos que poseía antes de entrar en el cielo.

La muerte no obrará una transformación igual a la gracia de Dios. Aquellos que no


disfrutan la atmósfera espiritual de la presencia de Dios y la compañía de los santos
ahora mismo, no la disfrutarán más adelante. Por eso es que la verdadera prueba de
la vida espiritual de uno es: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte
a vida, en que amamos a los hermanos” (1a de Juan 3.14).

Porque el Hombre sin el Nuevo Nacimiento está Muerto. El hombre natural


está "[muerto] en.… delitos y pecados” (Efesios 2.1) - Está desprovisto
completamente de vida espiritual y, por lo tanto, la única manera en que se puede
recibir vida es con el nuevo nacimiento. Arthur W. Pink, bien ha dicho: “Tomemos
conciencia de que el pecador no es ignorante, necesitando instrucción; no es débil y
en necesidad de fortificación; no está enfermo y en necesidad de un médico. Está
muerto y necesita vida”

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 14
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

La Biblia dice que el no regenerado está "ajeno de la vida de Dios" (Efesios 4.18);
"Porque el ocuparse de la carne es muerte” (Romanos 8.8); “Tienes nombre
de que vives, y estás muerto" (Apocalipsis 3.1); "Pero la que se entrega a los
placeres, viviendo está muerta" (1a de Timoteo 5.6). ¿Cuál es la diferencia entre
uno que es creyente y uno que no lo es? La respuesta en una sola palabra es Vida.
Uno tiene vida espiritual mientras que el otro está absolutamente muerto. Cuando
Jesús dijo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, no
estaba enunciando un dogma teológico, o pronunciando un edicto divino. Él estaba
declarando una verdad básica: no puede ver [ni mencionar entrar] en el reino de
Dios. Es una absoluta imposibilidad. Sí “Os es necesario nacer de nuevo!" (Juan
3.3)

CÓMO SE RECIBE EL NUEVO NACIMIENTO.

Mediante ningún esfuerzo humano. El hombre no puede de ninguna forma, ni


por virtud o esfuerzo propio, llegar a la posición de filiación divina. Al igual que no
hay nada que haga que el niño recién nacido pueda llevar a cabo su nacimiento
natural, tampoco no hay nada que pueda hacer que el no regenerado lleve a cabo su
nacimiento espiritual. La vida eterna es el don de Dios. “Nos salvó, no por obras
de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia"
(Tito 3.5); “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe”
(Efesios 2.8-9); “Los cuales no son engendrados de sangre, no de voluntad
de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1.13).

Mientras que es verdaderamente cierto que el nuevo nacimiento es el don de Dios, es


importante que nos demos cuenta que hay ciertos medios y agentes involucrados en
la experiencia.

El Espíritu Santo es el Agente. Por esto es que se le refiere como "la


renovación en el Espíritu Santo" (Tito 3.5). Jesús en Juan 15.8 se refiere a
nuestro ser "Nacidos del Espíritu". El Espíritu Santo al venir al corazón del creyente,
trae la vida de Dios, capacitándolo así, a ser un participante de la naturaleza divina.

La Palabra de Dios tiene una parte Vital. Verdaderamente el Espíritu Santo da


testimonio de la palabra en llevar a cabo el nuevo nacimiento. "Él, de su voluntad,
nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de
sus criaturas” (Santiago 1.18). “Siendo renacidos, no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre” (1a de Pedro 1.23). La primera creación fue llevada a
cabo por la operación de la palabra de Dios y el Espíritu: "Y dijo Dios...; “Y el
Espíritu de Dios se movía" (Génesis 1. 3, 2). Igualmente, la creación de nuevas
criaturas en Cristo Jesús acontece por la palabra y el Espíritu.

Es un Misterio Divino. El nuevo nacimiento está nublado en misterio. Es un


milagro de Dios que no podemos entender exactamente cómo ocurre. Apenas sí
podemos entender el misterio del nacimiento natural ("Como tú no sabes cuál es
el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer
encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” -
Eclesiastés 11.5). Dios ha puesto un velo impenetrable sobre los comienzos y
procedimientos de la vida. Que yo vivo, eso lo sé, pero exactamente cómo vivo no lo
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 15
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

puedo explicar. Pero el no poder explicarlo no me estorbará de disfrutar la vida. Así


también sucede con la maravilla de mi vida espiritual.

Concerniendo exactamente esta pregunta, Jesús dijo a Nicodemo: "El viento sopla
de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene y a
dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Juan 3.8).
Durante una tormenta la gente reconoce que el viento está soplando, pero nadie lo
ve. Lo que observamos son los resultados de la furia del viento. Igualmente, nadie ve
la regeneración de un alma humana, pero fácilmente podemos dar testimonio de los
resultados de la acción divina. Sabemos algo sobre el acontecimiento de esta gran
experiencia, pero no sabemos, ni necesitamos saber, cómo realmente ocurre.

CÓMO ACONTECE EL NUEVO NACIMIENTO.

Mientras decimos que no hay nada que un hombre pueda hacer para regenerarse así
mismo, hay algo que debe hacer para obtener la obra regeneradora de Dios en su
propia vida. Dos experiencias son necesarias:

Creer en el Mensaje del Evangelio. El pecador debe creer que la obra de Cristo
en la cruz es suficiente para su salvación (Efesios 1.13). Debe haber una relación
cercana entre las doctrinas de la cruz y de la regeneración. 1a de Pedro 1.17-23
muestra que es sobre la base de “la sangre preciosa de Cristo” (vs. 19) que
somos “renacidos” (vs. 23).

Aceptar a Jesucristo como Salvador. La salvación es una experiencia


intensamente personal. Al poner nuestra fe en todo lo que Cristo es y ha hecho por
nosotros, lo recibimos como nuestro Salvador. “Más a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios” (Juan 1.12); “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo
Jesús" (Gálatas 3.26).

LOS RESULTADOS DEL NUEVO NACIMIENTO

Hace al Creyente un hijo de Dios. Tiene el privilegio de llamar a Dios su Padre.


“Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro..." (Mateo 6.9). Todas las fuentes del Padre
celestial se abren y están disponibles a él. "Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos !cuánto más vuestro Padre
que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan! (Mateo 7.11).
Siendo hijo de Dios inmediatamente se convierte en heredero de Dios. “El Espíritu
mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si
hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo"
(Romanos 8.16-17).

Hace al Creyente una Nueva Creación y Participante de la Naturaleza


Divina. (2a de Corintios 5.17; 2a de Pedro 1.4). Toda su actitud es transformada.
Ahora ama a los hermanos (1a de Juan 3.14; 5.1). Ahora ama a Dios en una forma
nueva y más profunda: "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero" (1a de Juan 4.19). También tiene un amor profundo por la palabra de Dios
(Salmo 119.97) (1a de Pedro 2.2). También tendrá un amor nacido del interior aún
para sus enemigos (Mateo 5.44-45).

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 16
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Capacita al Creyente para Vivir la Vida de Victoria sobre el Pecado y el


Mundo. “Y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo
hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”
(Efesios 4.23-24). “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que
hace justicia es nacido de él” (1a de Juan 2.29); “Todo aquel que es nacido
de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en
él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (3.9). El tiempo del verbo “no
practica”, [hamartían ou poieí] clarifica que Juan está diciendo que el hijo de Dios
renacido no hace del pecado el hábito de su vida porque tiene una nueva naturaleza
dentro de él.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 17
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 2

EL ESPÍRITU
SANTO EN EL
CREYENTE

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 18
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con


vosotros para siempre”

(Juan 14.16)

Después de haber hablado sobre el nuevo nacimiento (3.1-8) en la lección anterior,


ahora nos centraremos a hablar en esta lección sobre el Espíritu Santo en el creyente.

El apóstol Juan cita en este pasaje, que Jesús dio al Espíritu Santo un nombre que no
se encuentra en ningún otro libro del Nuevo Testamento. Aparentemente Juan fue el
escritor inspirado y elegido para revelar a la iglesia el nombre de "Consolador".
Aunque el vocablo no es hallado en ninguna otra parte, se ha convertido, después de
"El Espíritu Santo", en el término favorito para designar a la tercera persona de la
trinidad.

La importancia del ministerio del Espíritu Santo como Consolador puede ser notada
en las palabras de Jesús: "Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me
vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas
si me fuere, os lo enviaré" (Juan 17.6). Aparentemente, Jesús consideraba más
importante para sus discípulos que el Espíritu Santo estuviera presente con ellos,
antes que Él, en su presencia corporal, habitara con ellos. Jesús estaba
geográficamente limitado por su encarnación. Como ser humano Jesús no podía
estar con sus discípulos en todo momento y en todo lugar. Pero el Consolador
HABITARÍA en cada creyente y consecuentemente tendría un ministerio mundial a
través de ellos.

Con respecto a la venida del Espíritu Santo, dos expresiones importantes son
empleadas en Juan 14.16 que no deben ser pasadas por alto. Primero, Jesús habló de
Él como "otro consolador". Esta palabra usada aquí significa "otro de la misma
clase". El Espíritu Santo no es otra clase de Consolador, sino otro de la misma clase
de la cual Jesús había sido. Lo que Jesús fue a ese pequeño grupo de discípulos, el
Espíritu Santo lo sería a ellos. De hecho, Jesús dijo: "No os dejaré huérfanos,
vendré a vosotros" (Juan 14.18). Jesús no dejó huérfanos a sus discípulos; de
hecho, de ninguna manera los dejó. Partió como el Cristo sufriente para venir de
nuevo en el Espíritu Santo. Cristo no está restringido a un lugar o posición en el cielo.
Él mora en nuestros corazones. Ser lleno del Espíritu significa ser lleno de Cristo.

Esto no quiere decir que Cristo y el Espíritu son intercambiables; sino que al igual
que Cristo está lleno del Espíritu, así también el Espíritu en su presencia está lleno de
Cristo. Si el Espíritu puede morar en el Hijo, entonces el Hijo, en su estado
glorificado, puede morar en el Espíritu. Jesús estaba en el Padre, y el Padre estaba en
Él para que aquellos que vieran al Hijo vieran al Padre.

Nosotros estamos en Cristo y Él en nosotros. “Y el Señor, después que les


habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y
ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y
confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén”. (Marcos
16. 19-20). El Señor estaba en el cielo; pero también estaba sobre la tierra en el poder

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 19
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

del Espíritu, obrando sus mismas señales y milagros. Esto es posible sólo porque
cada miembro de la trinidad es omnipresente, y cada uno presente en los otros.

En Segundo lugar, Jesús dijo del Consolador, "Para que esté con vosotros para
siempre" El Consolador prometido es enviado en un sentido PERMANENTE. ÉL
HABITA EN EL CREYENTE PARA SIEMPRE. En tanto haya una iglesia, habrá un
Consolador. Podemos esperar que la permanencia del Espíritu en la iglesia
(creyentes) resultará en las mismas obras de poder y bendición que ha habido en
todas las edades. Es mediante el ministerio directo del Espíritu Santo (Consolador)
que Cristo es para nosotros “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos de los
siglos” (Hebreos 13.8).

Lo central del carácter distintivo de la obra del Espíritu en esta era de la iglesia
consiste en que su ministerio especial es el de morar en los creyentes. También
constituye el punto central de las promesas de nuestro Señor a sus discípulos con
relación al ministerio del Espíritu a partir del momento en que él desapareciera de
este mundo. Además de esto, la doctrina relativa a este morar en el creyente es
fundamental para los otros ministerios que corresponden al Espíritu hoy día.

LAS PERSONAS EN LAS CUALES MORA

En la era actual el Espíritu Santo mora en todos los cristianos, pero sólo en ellos. La
iglesia no siempre tuvo plena conciencia de esto, por cuanto Pablo tuvo que
recordarles a los creyentes de los primeros tiempos que así era en efecto (1a de
Corintios 3.16; 6.19), del mismo modo en que se hace necesario instruir a los
creyentes sobre el tema en el día de hoy. Con todo, la realidad del hecho de que el
Espíritu mora en los creyentes no depende de que el creyente se dé cuenta de ello.
Eso se demuestra de cuatro formas:

 Se afirma que los creyentes que pecan poseen el Espíritu Santo.

Las conocidas palabras sobre la morada del Espíritu en 1a de Corintios 6.19 estaban
dirigidas a una multitud muy variada de creyentes en Corinto. Muchos de ellos eran
carnales. Uno de ellos vivía en pecado flagrante (pero nótese que en la opinión de
Pablo se trataba de un creyente, 1a de Corintios 5.5b). Varios más habían iniciado
juicios legales contra otros hermanos (1a de Corintios 6). Pero sin excepción se
afirma que todos ellos tenían al Espíritu Santo. Más todavía, era justamente el hecho
de que en ellos moraba el Espíritu. Lo que Pablo tomaba como base para exhortarles
a portarse bien.

 El Espíritu Santo es un regalo.

Muchos pasajes lo enseñan (Juan 7. 38-39; Hechos 11.17; Romanos 5.5; 1a de


Corintios 2.12; 2a de Corintios 5.5). En ninguno de ellos se dice que dicho regalo o
don se dé en forma discriminada; por el contrario, se da a todos los creyentes. Si
tenemos en cuenta lo que caracteriza al regalo, esto es justamente lo que
esperaríamos, porque el regalo es una recompensa y el hecho de que se reciba no
importa ningún mérito. Por tanto, cabría esperar que no se haría distinción de
ninguna naturaleza, como precisamente se comprueba con la lectura de los versículos
mencionados.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 20
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

 La ausencia del Espíritu Santo constituye evidencia de que no se es


salvo.

Pablo declara enfáticamente: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es


de él” (Romanos 8.9b). Al dar su propia opinión sobre la situación espiritual de los
apóstatas en las iglesias, Judas se expresa de la siguiente manera y sin rodeos:
“Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al
Espíritu" (Judas 19). La palabra traducida sensual en este versículo es la misma que
en 1a de Corintios 2.14, se traduce por natural, otro versículo que describe al hombre
que no es salvo en términos de su falta de percepción de los ministerios del Espíritu
Santo. En consecuencia, resulta claro por estos tres versículos que, en vista de que la
ausencia del Espíritu constituye evidencia de que no se es salvo, la presencia del
Espíritu es el regalo de Dios para todos los creyentes.

 La morada universal del Padre y de Cristo en el creyente está


inseparablemente ligada a la morada universal del Espíritu.

El Espíritu Santo tiene la misión de revelarle al creyente que el Padre mora en él. "Y
el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en
esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha
dado”. (1a de Juan 3.24). De modo que el conocimiento de que el Padre mora en
nosotros depende del ministerio del Espíritu, que no está restringido, sino que obra
en todos los creyentes.

Más aún, el conocimiento de que Cristo mora en nosotros está supeditado a la venida
del Espíritu. Es el Espíritu quien hará conocer la presencia de Cristo (Juan 14.17-20),
y quien nos enseñará acerca de Cristo y lo glorificará (Juan 16. 13-15). Se indica con
toda claridad que Cristo mora en todos los creyentes (Colosenses 3.11); en
consecuencia, también mora en todos los creyentes a fin de que pueda hacerles saber
que Cristo mora en ellos. Además, esta conclusión razonable recibe la confirmación
de las pruebas mencionadas anteriormente.

LA PERMANENCIA DE SU MORADA

¿Podemos afirmar que el Espíritu mora permanentemente en el creyente, o existe


algún pecado que pudiera hacer que se retirase? - (cf. Salmo 51.11). Algunos
creyentes sinceros piensan que, si bien el Espíritu nos es dado como un regalo en el
momento de la conversión, se retirará de nosotros si cometemos ciertos pecados.
Empero el Señor dijo que estaría con nosotros para siempre (Juan 14.16). Más aún, si
el pecado pudiera hacer que se retirase, luego dicho pecado tiene que tener el efecto
de hacer que esa pierda la salvación, por cuanto la ausencia del Espíritu constituye
verdades que están inseparablemente ligadas entre sí.

Sin embargo, es cierto que el pecado afecta el ministerio del Espíritu en el creyente.
En cambio, no afecta su morada. El pecado contrista al Espíritu (Efesios 4.30) y hace
que el poder de su presencia, pero no el hecho mismo, disminuya. Es la plenitud del
Espíritu (cosa que analizaremos más adelante), y no es su presencia, lo que queda
afectado por el pecado.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 21
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LA PERCEPCIÓN DE SU MORADA

Aun cuando la presencia del Espíritu no es experimental en el sentido de que no


depende de la experiencia del individuo, resulta importante que el creyente
comprenda que se trata de un hecho, a fin de que incorpore en su vida ciertas
experiencias subsiguientes de comunión y poder. El Señor prometió que sus
seguidores sabrían (Juan 14.17-20) que el Espíritu está presente en ellos. Luego,
¿Cómo podemos saberlo?

Tenemos a nuestra disposición dos fuentes de comprobación: La Palabra y la


Experiencia. De estas dos, no cabe duda de que la palabra es la mejor, porque la
experiencia puede no darse o puede también ser engañosa. En realidad, podemos
decir que la única prueba segura de la presencia del Espíritu en la vida del creyente
es que la palabra de Dios así lo declara (1a de Corintios 6.19). Por lo tanto,
aprendamos a creer que el Espíritu está en nosotros, los hijos de Dios, sencillamente
porque la palabra nos lo dice. Luego, cuando hayamos creído (pero no antes),
veremos que ese Espíritu hará surgir en nuestro corazón ese amor, gozo y paz que
hasta entonces habíamos buscado en vano (Gálatas 5. 22-23).

La experiencia puede o no confirmar el hecho de la presencia del Espíritu. Si en


nuestra vida hay pecado, tendremos pocas experiencias de su poder, si es que
tenemos alguna, porque el pecado impide la obra del Espíritu y puede llevarnos a la
conclusión equivocada de que ni siquiera mora en nosotros. Además, en el proceso
normal del crecimiento lento y poco espectacular pero seguro, durante las cuales
puede no haber demostraciones especiales del poder del Espíritu. En estos casos no
debemos pensar nunca que ha cesado de estar presente.

LOS PROBLEMAS QUE SURGEN CON RELACIÓN A SU PRESENCIA

¿Constituye la obediencia condición para su presencia? (Hechos 5.32)

Hechos 5.32 pareciera indicar que la obediencia es condición para recibir al Espíritu:
"Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu
Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen” ¿Es que el Espíritu lo
reciben, entonces, ciertos creyentes únicamente? Antes de llegar a una conclusión
semejante, veamos de qué se trata dicha obediencia.

La circunstancia en que Pedro dio su mensaje en esta ocasión no nos deja lugar para
dudar de que se trataba de la obediencia de la fe en Cristo. Pedro no se dirigía a
creyentes, a los cuales les ofrecía un don especial del Espíritu si obedecían. Se dirigía
a los incrédulos del sanedrín, y les daba las condiciones para convertirse en creyentes
mediante el acto de obedecer y creer en Jesús como el Mesías. En el capítulo que le
sigue inmediatamente se emplea la misma expresión para describir la conversión de
varios sacerdotes de quienes se dice que "obedecían a la fe" (Hechos 6.7). El
requisito para la salvación se específica en forma similar en Hebreos 5.9: “Y
habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para
todos los que le obedecen”. De igual modo, Pablo declaró que el
propósito de su apostolado y misión era “para la obediencia a todas las
naciones por amor de su nombre” (Romanos 1.5). Así, entonces, la obediencia
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 22
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

es condición para recibir la presencia del Espíritu Santo, pero se trata de la


obediencia de la fe en Cristo como Salvador.
¿Acaso no hay ejemplos del carácter temporario de su presencia?

A pesar de que ya hemos analizado la cuestión de la permanencia de la presencia del


Espíritu, se argumenta que ciertos versículos enseñan que el Espíritu puede retirarse
del creyente. Las Escrituras dicen de Saúl que el Espíritu se retiró de él (1ro de
Samuel 16.14), y David oró pidiendo que no le fuese quitado el Espíritu (Salmo 51.11).
Debemos tener presente que todos estos casos ocurrieron antes de Pentecostés, bajo
el antiguo pacto. Y este hecho es muy importante, por cuanto inmediatamente
después de Pentecostés podemos esperar que la obra del Espíritu en esta ápoca
adquiera características constantes.

¿Puede el hecho de que el Espíritu demoró en llegar a los samaritanos


constituir prueba de que se trata de una experiencia posterior a la
salvación? (Hechos 8.14-17)

No cabe duda de que hubo demora en el descenso del Espíritu Santo sobre los
samaritanos que habían creído. ¿Existe alguna explicación para este hecho, o
significa que la presencia del Espíritu es una experiencia posterior a la
salvación? Algunos afirman que esto es la plenitud del Espíritu, pero está claro
que, no es así, y tal respuesta verdaderamente elude el problema.

Otros dicen que se trataba de un caso diferente, porque los samaritanos fueron los
primeros gentiles que ingresaron a la iglesia. Esto es cierto parcialmente, pero
también es cierto que los samaritanos eran, en parte, judíos. De todos modos, cuando
los gentiles recibieron el Espíritu, el hecho ocurrió en el momento en que creyeron
(Hechos 10.44), con lo cual se sentó la norma para los creyentes no judíos.

La explicación más adecuada de esta demora con respecto a samaria parecería estar
en el carácter cismático de la religión samaritana. En razón de que los samaritanos
tenían su propio culto, que rivalizaba con el culto judío en Jerusalén, se hacía
necesario demostrarles que la nueva fe que abrazaban no debía rivalizar con la nueva
fe que había surgido en Jerusalén. Y el mejor modo en que Dios podía demostrarles a
los creyentes samaritanos que pertenecían a la misma fe y al mismo grupo de
creyentes en Jerusalén (y al mismo tiempo la mejor forma de demostrarles a los
dirigentes de Jerusalén que los samaritanos eran verdaderos convertidos) era
demorando la llegada del Espíritu hasta que Pedro y Juan pudieran llegar de
Jerusalén a Samaria. De este modo no podían quedar dudas de que se trataba de la
misma y única fe y que todos pertenecían conjuntamente al cuerpo de Cristo. Esta
demora en el descenso del Espíritu salvó a la iglesia primitiva del problema de
iniciarse con dos iglesias madres – una en Jerusalén y otra en Samaria – al comienzo
de su historia. Sirvió para preservar la unidad de la iglesia en esa época inicial.

¿Acaso Hechos 19. 1-6 no demuestra que la demora del Espíritu en el


creyente es posterior a su salvación?

Cuando Pablo llegó a Éfeso en su tercer viaje misionero descubrió un grupo de doce
discípulos de Juan el Bautista. Les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo
cuando aceptaron el mensaje de Juan. Cuando se declararon totalmente ignorantes
en cuanto al Espíritu, Pablo les explicó que el ministerio de Juan había sido
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 23
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

preparatorio con relación a Cristo. Cuando entendieron la diferencia, creyeron y


fueron bautizados en el nombre de Cristo, momento en que recibieron el Espíritu.
Cualquier problema que pudiera surgir del hecho de que estos hombres no recibieron
el Espíritu bajo la predica de Juan se resuelve cuando recordamos que no creyeron
en Cristo hasta que Pablo les predicó el evangelio en Éfeso. Por haber creído el
mensaje de Juan no eran creyentes en Cristo, porque resulta obvio que ni siquiera
entendieron el significado del mismo y el bautismo de Juan (vv. 3-4), y menos
todavía el mensaje cristiano. Pero cuando Pablo les hizo entender el mensaje y
creyeron en Cristo, entonces recibieron inmediatamente al Espíritu.

¿Qué relación hay entre el ungimiento y la presencia del Espíritu?

El acto de ungir con el aceite santo revestía gran solemnidad en el Antiguo


Testamento (Éxodo 30. 32-33). La persona o cosa ungida era considerada
“santísima” (Éxodo 30. 22-33). Se asociaba con el Espíritu Santo y obtenía
provisiones para el servicio (1º de Samuel 10.1; Zacarías 4.1-14). En el Nuevo
Testamento se hace referencia a un ungimiento espiritual únicamente en Lucas 4.18;
Hechos 4.27; 10.38; 2ª de Corintios 1.21; 1ª de Juan 2.20, 27 y Hebreos 1.9. Todas
estas referencias, con excepción de las de 2ª de Corintios y 1ª de Juan, se relacionan
con Cristo. En cuanto el creyente, las tres referencias restantes enseñan lo siguiente:

 Que Dios es quien unge


 Que no es un acto que se repite por su parte (tanto 2ª de Corintios 1.21 como
1ª de Juan 2.27 usan el tiempo aoristo – [se refiere a una acción única o acción
puntual no prolongada en el tiempo] - )
 Que el ungimiento, si bien, no se repite, tiene carácter permanente (nótese el
tiempo presente de “permanece” en 1ª de Juan 2.27)

Por tanto, el ungimiento parece estar íntimamente relacionado con la presencia del
Espíritu, en el sentido de que ocurre una sola vez para cada uno de los creyentes, sin
tener en cuenta su condición espiritual, y que tiene carácter permanente. En los
aspectos mencionados el ungimiento tiene características similares a la de la
presencias del Espíritu en el creyente.

Pareciera que la diferencia entre el ungimiento del Espíritu y la Presencia o morada


del Espíritu tiene que ver con los fines que dichas experiencias representan. Cuando
el Espíritu viene a morar en el creyente trae consigo la presencia de Dios a su vida.
En cuanto concierne al creyente, en cambio, el ungimiento tienes fines de enseñanza
(1ª de Juan 2.20, 27). En realidad, en el caso del creyente, éste parece ser el único
propósito que se especifica. No obstante, si podemos usar el ejemplo del ungimiento
de Cristo y de los sacerdotes del Antiguo Testamento, surge otro propósito: el del
servicio. El ungimiento en los casos mencionados tenía como fin apartar para el
servicio. Pero la enseñanza es el único ministerio que se especifica con relación al
ungimiento del creyente. Por su puesto que, como en el caso de otros ministerios del
Espíritu, la experiencia plena del ungimiento depende de que estemos en la plenitud
del Espíritu.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 24
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 3

EL BAUTISMO
EN EL ESPÍRITU
SANTO

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 25
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,


sean judíos o griegos, sean esclavos o libres;
y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”

(2ª de Corintios 12.13)

LA CONFUSIÓN CON RELACIÓN AL BAUTISMO

El aspecto más confuso de toda la doctrina del Espíritu Santo es, justamente, el
bautismo en el Espíritu Santo (y quizá también el sentido transitorio de ciertos dones
espirituales). Este tipo de confusión resulta difícil de contrarrestar porque está muy
ligado a la experiencia; y siempre resulta difícil, sino imposible, demostrar que la
experiencia está equivocada, especialmente si se puede extender la doctrina de modo
que incluya la experiencia. Además, muchos creyentes tienen sincero deseo de
conocer y experimentar el poder de Dios; por tanto, toda experiencia – como, por
ejemplo, la del bautismo en el Espíritu – que pudiera contribuir a la obtención de
dicho poder está más allá de los límites de la discusión académica.

Razones de la Confusión

1. No se entiende adecuadamente el carácter distintivo que tiene la


iglesia con relación a la era actual.

Este hecho conduce a confusiones en cuanto al bautismo en el Espíritu, que es el


medio utilizado para formar la iglesia. Si se piensa que la iglesia comenzó con
Abraham o con Juan el Bautista, resultará difícil comprender el carácter distintivo
del bautismo en el Espíritu con relación a la presente época, y qué es lo que logra
dicho bautismo.

2. Hay falta de equilibrio en cuanto a la doctrina del bautismo con


agua, lo cual tiende a oscurecer la doctrina del bautismo en el
Espíritu.

Si no se distinguen adecuadamente estos dos bautismos, generalmente es la verdad


del bautismo en el Espíritu la que se pierde, porque se le considera simplemente
como otro modo de hacer referencia al bautismo en agua.

3. La vinculación del bautismo con el don de lenguas no hace sino


multiplicar la confusión.

Desde luego que, si el hablar en lenguas es señal del bautismo en el Espíritu, resulta
claro que el bautismo no ocurre en el momento de la conversión o salvación, ni lo
experimentan todos los creyentes necesariamente. Algunas personas, con el fin de
asociar el bautismo con el don de lenguas, intentan trazar una distinción entre el
bautismo por el Espíritu según 1ª de Corintios 12.13, con el que se ingresa al cuerpo
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 26
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

de Cristo, y el bautismo con el Espíritu según Hechos 1.5 por el que se adquiere las
lenguas. Sin embargo, en ambos versículos se describe al bautismo con las palabras
en pneumati, y por lo tanto, parecería arriesgado, cuando menos, edificar dos
doctrinas separadas con base a una frase idéntica.

4. El bautismo se identifica frecuentemente con la plenitud del


Espíritu.

A veces se confunde la cuestión de ser “bautizado” con la de ser “lleno”, mientras que
en otras ocasiones se comete el mismo error cuando se afirma que el bautismo no
ocurre en el momento de la regeneración, sino que es el resultado de una obra
posterior de la gracia divina. La confusión se complica aún más por el hecho de que
grandes hombres como Torrey y Moody no tenían ideas claras al respecto. Torrey
enseñaba que la persona que se convierte puede o no ser bautizada con el Espíritu en
el momento de la regeneración. Al concluir el relato sobre el bautismo de Moody,
Torrey hace el siguiente comentario: “en cierta época tuvo unos maestros en
Northfield; hombres excelentes, todos ellos, pero que no creían en un bautismo claro
y concreto con el bautismo para cada individuo. Eran de la opinión de que todo hijo
de Dios recibía el bautismo del Espíritu Santo, y no creían en un bautismo especial
con Espíritu destinado al individuo.

Resultados de la Confusión

Esta confusión da como resultado las desavenencias y las divisiones entre los
creyentes. Pero lo peor del caso es que esta falta de comprensión de la doctrina
empaña el importante concepto de nuestra unión con Cristo, y una consecuencia que
esto acarrea es la falta de toda base genuina para la vida de fe. Si no se entiende lo
que es el bautismo en el Espíritu Santo, no es posible tener clara conciencia de
aquello que constituye la única base sólida para vivir santamente. El bautismo nos
une a Cristo y esto constituye la base para la vida victoriosa.

CARACTERISTICAS DEL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU

Se limita a este periodo

La obra de bautizar que cumple el Espíritu es la única que no se encuentra en


ninguna otra dispensación. Esto se puede demostrar teológica y bíblicamente.
Teológicamente, la prueba se basa en 1ª de Corintios 12.13: “Porque por un solo
Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…” Si es la obra del bautismo
del Espíritu lo que sirve de medio para ingresar en el cuerpo de Cristo, y si el cuerpo
de Cristo – por cuanto depende de la resurrección y la ascensión de Cristo – es
institución distintiva de la era actual, luego también lo es el bautismo.

Bíblicamente, no hay mención alguna de que esta obra del Espíritu haya sido
conocida en el Antiguo Testamento ni en los días del ministerio terrenal de Jesús.
Más todavía, después de su resurrección y justamente antes de su ascensión, el Señor
declaró que dicho ministerio era todavía cosa del futuro (Hechos 1.5). Prueba de que
ocurrió por primera vez en el día de Pentecostés es el hecho de que el Señor dijo que
habría de acontecer “dentro de no muchos días”, y el hecho de que Pedro dijo
que así sucedió, cuando aludió a la experiencia de Pentecostés en Hechos 11.15-17.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 27
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Si bien, el Espíritu tendrá funciones que cumplir durante el milenio, no se dice


específicamente en la Biblia que estará incluida la de bautizar. Por ello llegamos a la
conclusión de que se trata de un ministerio peculiar a la época actual.

Tiene carácter universal para todos los creyentes del periodo presente.

Esto lo demuestran tres hechos. El primero está en 1ª de Corintios 12.13,


especialmente teniendo en cuenta el contexto. Pablo no dijo que solamente los
individuos espirituales en corinto habían sido bautizados. Tampoco les exhortó a que
fuesen bautizados a fin de hacerse más espirituales, afirmó sencillamente que todos
habían sido bautizados por el Espíritu (tiempo aoristo).

El segundo hecho se encuentra en Efesios 4.5: “Un Señor, una fe, un bautismo”.
“Un bautismo” evidentemente forma parte del mismo grupo que “un Señor” y “una
fe”; vale decir, todos los creyentes.

El tercer hecho que demuestra que el bautismo por el Espíritu es universal entre los
creyentes lo constituye la falta de exhortaciones o mandamientos a ser bautizado con
el Espíritu, falta que se halla en todo el Nuevo Testamento. En el caso que el
bautismo del Espíritu no fuera la experiencia característica de todos los creyentes,
sería razonable esperar que hubiera exhortaciones en ese sentido, pero justamente el
hecho de que no existen exhortaciones de ese tipo confirma el carácter universal de la
experiencia del bautismo en todos los creyentes.

Se repite cada vez que se convierte una persona, pero cada creyente lo experimenta
una sola vez.

Piensan algunos que el bautismo del Espíritu ocurrió solamente en Pentecostés y que
no se ha repetido nunca, y que, por lo tanto, cuando una persona se salva comparte
simplemente lo que aconteció en Pentecostés. No obstante, el hecho de que en la casa
de Cornelio (Hechos 10.46) se repitió el don de lenguas parece indicar que en dicha
ocasión hubo un nuevo bautismo con el Espíritu. Sin embargo, todo creyente es
bautizado una sola vez, y esto ocurre en la conversión. En las Escrituras no existen
referencias que pudieran indicar que una misma persona (o grupo de personas) fuera
bautizada por segunda vez. Todo lo contrario: el tiempo aoristo en 1ª de Corintios
12.13 indica que se trata de una experiencia que no se repite. En cambio, sí se dice
que el mismo grupo de personas fue lleno del Espíritu en más de una ocasión
(Hechos 2.4; 4.31), y el mandamiento a ser llenos se expresa en el tiempo presente
(Efesios 5.18). El bautismo del Espíritu – una vez y para siempre – coloca al creyente
en el cuerpo de Cristo; por lo tanto, si se tratase de algo que se puede repetir,
significaría que la persona podría ser excluida del cuerpo a fin de que reingresara
mediante un segundo bautismo. Esta idea imaginativa es totalmente ajena a las
Escrituras.

Es obra no experimental del Espíritu

Se entiende por esto, al igual que en el caso de otros ministerios de Dios para con el
creyente, que el bautismo con el Espíritu no se basa en la experiencia, ni se deriva de
ella. Tiene lugar aunque el creyente sea consciente de ello o no. Con esto no se quiere
significar, empero, que no se experimente ningún resultado como consecuencia de
dicho ministerio. Muchas experiencias en la vida del creyente son resultado del que
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 28
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

ha sido incorporado al cuerpo de Cristo mediante el bautismo por el Espíritu, pero el


bautismo mismo no es de carácter experimental.

Es obra del Espíritu Santo

Ya hemos mencionado el hecho de que hay quienes consideran que son dos los
bautismos que conciernen al Espíritu Santo. Tales personas toman como base para
esta idea traducciones diferentes de la misma preposición que se emplea en el texto
griego. La preposición en cuestión es en. Puede traducirse por en o con (este es el
caso dativo de la misma) y de este modo la traduce en Hechos 1.5 los que piensan que
hay dos bautismos: “… mas vosotros seréis bautizados con [o en] el
Espíritu Santo dentro de no muchos días”. Esta preposición también puede
traducirse por (en el caso instrumental) y así se la vierte en 1ª de Corintios 12.13:
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo
cuerpo”

No cabe duda de que la preposición puede traducirse tanto en como por. La


traducción “por”, o sea el uso instrumental, aparece claramente en pasajes tales
como Lucas 22. 49 (“con la espada”) y Mateo 12.24 (“por Beelzebú”). Los que
desean ver dos bautismos no hacen cuestión por la traducción “por” en 1ª de
Corintios 12.13, pero sí insisten en que en Hechos 1.5 la traducción no puede ser
“por”. En caso de que lo fuera, naturalmente no podría haber dos bautismos sino
uno solo, en el que el Espíritu es quien lo instrumenta.

Quieren que Hechos 1.5 signifique que Cristo es quien bautiza para el ingreso en la
esfera del Espíritu Santo; pero la esfera en la que ingresa el creyente es en la del
cuerpo y la vida de resurrección de Cristo (Romanos 6). En ninguna parte de las
Escrituras se dice que la esfera sea el Espíritu Santo (a menos que se trate de esta
traducción especial de Hechos 1.5), sino, Cristo mismo, tal como lo enseña 1ª de
Corintios 12.13. El instrumento mediante el cual se coloca al creyente en la esfera del
cuerpo resucitado de Cristo es el Espíritu Santo, y esto es lo que enseña tanto Hechos
1.5 como 1ª de Corintios 12.13.

Por supuesto que hay un sentido en que, al ser miembros del cuerpo de Cristo,
participamos de los ministerios del Espíritu Santo. Esto es indudablemente lo que
quiere decir Pablo cuando afirma que: “a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu”. Pero el énfasis recae sobre el Espíritu como agente del bautismo por el
que se ingresa en el cuerpo de Cristo.

LAS CONSECUENCIAS DEL BAUTISMO DEL ESPÍRITU

El bautismo del Espíritu nos hace miembros del cuerpo de Cristo.

Este hecho constituye la revelación fundamental en relación con lo que ocurre


cuando somos bautizados por el Espíritu. Esto se refiere a la posición que ocupamos
al haber resucitado, con la consiguiente exigencia de vivir de conformidad con este
hecho. En este contexto el énfasis recae sobre el ejercicio sabio de los dones y sobre la
necesidad de mantener la unidad del cuerpo. Esto mismo recibe realce en relación
con la mención del “un bautismo” de Efesios 4.5 porque el contexto (vv. 3, 6) se
refiere a la necesidad de la unidad entre los miembros de dicho cuerpo. De igual
manera, en Gálatas 3.27, donde Pablo se refiere al hecho de ser bautizados en Cristo,
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 29
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

en el cuerpo inmediato hay una asociación con la unidad del cuerpo de Cristo. De
manera que tres de los principales pasajes referentes al bautismo del Espíritu Santo
vinculan sus resultados prácticos con la unidad de los creyentes.

El bautismo del Espíritu efectúa la unión con Cristo en su muerte a la


naturaleza pecaminosa.

La obra del bautismo por el Espíritu es el medio por el cual se actualiza nuestra co-
crucifixión con Cristo (Colosenses 2.12 y especialmente Romanos 6. 1-10). La base
para la crucifixión de la naturaleza pecaminosa del creyente y su victoria sobre el
pecado está en su asociación con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo por el
bautismo.

Está claro que el bautismo con agua no puede obrar esta unión con Cristo en su
muerte y resurrección pero está igualmente claro que tiene que haber alguna relación
entre el bautismo por el Espíritu y el bautismo con agua. La relación es simplemente
que el bautismo con agua constituye la demostración exterior de lo que el Espíritu
hace en el corazón.

El bautismo del Espíritu no significa necesariamente una dotación


especial de poder.

El bautismo por el Espíritu nos coloca en una posición en Cristo que nos permite
recibir poder, pero el solo hecho de que seamos bautizados en el Espíritu no es
garantía de que hemos de experimentar poder o de que se evidenciará en nuestra
vida. Los corintios habían sido bautizados en el Espíritu, pero no constituía
exponentes genuinos del poder de Dios. Habían sido bautizados pero eran carnales.
Ningún pastor se sentiría cómodo mucho tiempo en una iglesia como la de Corinto, a
pesar de que todos sus miembros habían recibido el bautismo del Espíritu.
Igualmente, los Gálatas habían sido bautizados y se habían “revestido” de Cristo
(Gálatas 3.27) pero en realidad se estaban alejado del verdadero evangelio (1.6) y
volviéndose hacia los elementos débiles y pobres (4.9). Por lo que hace a los casos de
bautismo con el Espíritu en el libro de los Hechos, el poder que se relaciona con ellos
es el que consiste en traer hombres a los pies de Cristo (Hechos 2.41; 10.47; 19.5).
Pero ni siquiera esto podía garantizarse en forma absoluta, porque el bautismo solo
evidentemente no es garantía segura de que se ha de manifestar el poder. A fin de
experimentar lo que puede hacer el bautismo se requiere ser lleno del Espíritu.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 30
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 4

DONES Y FRUTO
DEL ESPÍRITU
SANTO

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 31
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales”


(1ª de Corintios 12.1)

“Por lo cual dice:


Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres”
(Efesios 4.7)

DEFINICIÓN DEL CONCEPTO

Lo que quiere decir

La palabra griega para don espiritual (carisma) está evidentemente relacionada con
la gracia, porque caris significa “gracia”; por lo tanto, todo don espiritual proviene
de la gracia. El uso que se le da al término en el Nuevo Testamento es bastante
amplio, extendiéndose desde el don de la salvación (Romanos 6.23) hasta el don del
cuidado providencial de Dios (2ª de Corintios 1.11). Generalmente, se lo usa con
frecuencia a los dones especiales o las capacidades que Dios da a los hombres, y, con
la sola excepción de 1ª de Pedro 4.10, en el Nuevo Testamento sólo Pablo usa la
palabra. Cuando se refiere a un don para el servicio, parecería incluir los talentos
naturales con los que se nace (como en Efesios 4, donde se pone el énfasis en los
hombres dotados), como también los talentos espirituales que se otorgan en el
momento de la salvación. De manera que el don espiritual se puede definir como la
capacidad para servir dada por Dios. Su origen está en Dios; se trata de una habilidad
especial; ya sea natural o espiritual; y su fin es que rinda frutos en el servicio.

Lo que no quiere decir

1. El don espiritual no es, estrictamente, un lugar de servicio. El don es la


capacidad, no el lugar donde se ejerce la capacidad. Esto es algo que con
frecuencia se confunde. Con frecuencia se piensa que el don del pastor, por
ejemplo, es lo mismo que el pastorado, o sea el lugar donde ejerce su misión el
pastor. Pero es evidente que un maestro o profesor puede ejercer un
pastorado, mientras que un pastor puede cumplir la función de maestro en un
colegio.
2. Fundamentalmente, un don espiritual no es un ministerio encarado hacia un
grupo social en particular. No existe el don espiritual de la obra entre la
juventud o la niñez. Si lo hubiera, tendría que haber uno también para los
ancianos; y el autor nunca ha oído hablar de que alguien manifestara tener tal
don. Los niños, los jóvenes, los adultos y los ancianos, todos necesitan por
igual el beneficio de los dones del pastor, el maestro, etc.
3. Tampoco es, estrictamente, algún ministerio especializado. No existe el don
espiritual de escribir, el de la educación cristiana, etc., en las Escrituras. El
don de enseñar que se menciona, por ejemplo, puede ejercerse a través de la
página escrita o del programa educacional de la iglesia. El don espiritual es la

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 32
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

capacidad, no el lugar del ministerio, ni las personas hacia quienes está


enfocado, ni el carácter especializado del ministerio.

LA DISTRIBUCIÓN DE LOS DONES

La distribución de los dones está sujeta a la dirección soberana del Espíritu Santo.
“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a
cada uno en particular como él quiere” (1ª de Corintios 12.11). Las Escrituras
revelan que hay ciertas limitaciones en el método que emplea el Espíritu para la
distribución.

Hay limitación en cuanto al agente

Como hemos expresado, el Espíritu es el agente que otorga los dones. El hombre
puede colaborar en el desarrollo de los mismos, pero en última instancia la fuente
definitiva de todos los dones espirituales es el Espíritu.

Hay limitaciones en cuanto a su extensión

Resulta obvio que ninguna persona obstante todos los dones espirituales, pero es
igualmente cierto que todo creyente puede tener y ejercitar varios a la vez (1ª de
Pedro 4.10). Además, no es necesario que todas las congregaciones tengan todos los
dones, si, como acabamos de decir, ningún creyente los posee todos.

Hay limitaciones en cuanto al tiempo

Siendo que cada creyente no posee todos los dones, podría ser cierto que no todas las
generaciones de creyentes posean todos los dones tampoco. Y en efecto, las
Escrituras enseñan que el Espíritu no les ha dado a todos los dones a cada una de las
generaciones de creyentes. En la iglesia primitiva hubo iniciales de apóstol y profeta
(Efesios 2. 20), necesarios para poner los fundamentos, que no aparecen en los
períodos posteriores de edificación de la sobreestructura de la iglesia. Los
contemporáneos de Jesús evidenciaron ciertos dones milagrosos del Espíritu que no
fueron evidenciados por la generación siguiente (Hechos 2. 3-4). En rigor de verdad,
no es argumento válido decir que todos los dones tienen que estar presentes en cada
generación de la historia de la iglesia a fin de que ninguna generación de creyentes se
vea desairada. Cuando se da un don una sola vez, lo recibe toda la iglesia. Por
ejemplo, el don del apostolado que recibió Saulo de Tarso es un don para toda la
iglesia en todas las generaciones. Todavía hoy nos beneficiamos con ese don dado
una sola vez en el primer siglo.

EL DESARROLLO DE LOS DONES

Aun cuando el Espíritu es la fuente de los dones espirituales, el creyente puede


participar en el desarrollo de los mismos. Puede ambicionar que sus propios dones se
desarrollen al máximo y que realmente esté dando todo lo que puede al Señor (1ª de
Corintios 12.31). Anhelar los mejores dones no consiste en sentarse a esperar que por
arte de magia surja la fe suficiente para poder recibirlos como si llovieran del cielo.
Es cuestión de prepararse diligentemente. Por ejemplo, si anhela el don de la
enseñanza, habrá que dedicar muchos años a desarrollar dicho don. El Espíritu Santo
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 33
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

reparte los dones, pero para el desarrollo de los mismos se vale de seres humanos
con sus deseos, limitaciones, ambiciones, y demás características de la personalidad.

LA DESCRIPCIÓN DE LOS DONES

El apostolado (Efesios 4.11; 1ª de Corintios 12.28)

El apostolado puede entenderse en sentido general y en sentido limitado. En el


sentido general la palabra significa uno que es enviado, o un mensajero. La palabra
latina equivalente es la palabra “misionero”. En un sentido general todo creyente es
misionero o apóstol, porque ha sido enviado al mundo con un testimonio. Epafrodito
es un buen ejemplo porque para describirlo se usa la palabra “apóstol” (“vuestro
mensajero”, Filipenses 2.25). Empero, en el sentido restringido, especializado, el
don del apostolado se refiere a los “doce” (y tal vez a algunos más, como Pablo y
Bernabé, Hechos 14.14). Ellos fueron los dirigentes que colocaron los cimientos de la
iglesia y sus credenciales (Efesios 2.20). Por cuanto se trata de un don que pertenecía
al periodo primitivo de la historia de la iglesia, cuando se estaba colocando los
fundamentos, la necesidad del don cesó y evidentemente no se ha dado más.
“Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2.20).

La Profecía (Romanos 12. 6; 1ª de Corintios 12.10; 14. 1-10; Efesios 4.11)

Esta palabra también se usa en el sentido general y en sentido restringido. En un


sentido general significa predicar: así, hablando en términos generales, predicar es
profetizar, y el que predica es profeta en que da a conocer el mensaje que viene de
Dios. Pero el don de la profecía incluía la recepción de mensajes directos de Dios
mediante revelación especial; incluía igualmente el ser guiado para darlo a conocer,
como también algún modo de autenticación por Dios mismo. El contenido de dichos
mensajes puede haber incluido la relación de sucesos futuros (que es lo que
generalmente pensamos como la función profética), pero también incluía la
revelación divina de su pensamiento con respecto al momento presente.

Este don también tuvo una duración limitada en el tiempo, porque su necesidad era
evidente mientras se escribía el Nuevo Testamento, pero cesó una vez que se
completaron todos los libros del mismo. El mensaje de Dios adquirió forma escrita, y
ya no se agregó ninguna revelación nueva aparte de lo que estaba escrito.

Es posible que el don de profecía haya sido repartido en forma bastante amplia en la
época del Nuevo Testamento, aun cuando las Escrituras solo mencionan a unos
cuantos profetas en forma específica. De Jerusalén a Antioquía hubo profetas que
predijeron que habría hambre. Uno de los profetas se llamaba Agabo (Hechos 11.27-
28). También se menciona que hubo profetas en la iglesia de Antioquía (Hechos
13.1), y Felipe tenía 4 hijas que poseían el don de la profecía (Hechos 21.9). En la
iglesia de Corinto los profetas ocupaban un lugar prominente también (1ª de
Corintios 14).

El don de Sanidad (1ª de Corintios 12.9, 28, 30) y el de hacer Milagros (12.28)

Es la capacidad que consiste en realizar señales especiales. Pablo ejerció dicho don
en Éfeso cuando realizó curaciones milagrosas (Hechos 19. 11-12). Y, sin embargo, a
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 34
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

pesar de que tenía el don de hacer milagros, no consideró que debía usarlo en el caso
de Epafrodito (Filipenses 2.27) ni en el de Timoteo (1ª de Timoteo 5.23). El don de la
sanidad parece constituir una categoría especial dentro del don más amplio de hacer
milagros. Ejemplo del don de hacer milagros que no sea la curación física es la
ceguera provocada a Elimas, el mago en Pafos, Chipre, por Pablo, durante su primer
viaje misionero (Hechos 13. 11).

Es preciso hacer una distinción entre milagros y curaciones y los dones de hacer
milagros y de curar. El don espiritual es la capacidad dada por Dios de hacer
milagros y sanidades con el fin de servirle. Pero también se pueden realizar milagros
y curaciones independientemente del ejercicio de dichos dones. El milagro de la
señal física que acompañó a la recepción del Espíritu en Hechos 4. 31, no tiene
relación alguna con el ejercicio del don correspondiente de parte de ninguna
persona. El milagro de la curación de Eneas en Lida parecería ser resultado de que
Pedro ejerciera el don de la curación (Hechos 9.34), mientras que el acto de volver a
la vida a Dorcas por el mismo Pedro puede no haber sido como resultado del ejercicio
del mismo don, sino resultado directo de la oración elevada a Dios (Hechos 9.40).
Así, entonces no se puede decir que todo milagro o toda curación sea resultado del
ejercicio del don respectivo.

En consecuencia, pues, no resulta que, si se considera que los dones de milagros y de


curación son temporales, se está diciendo que Dios ya no hace milagros ni cura
enfermos hoy día. Se está diciendo simplemente que el Espíritu ya no da estos dones
porque el propósito especial para el que fueron dados originalmente (es decir, para
autenticar el mensaje oral) ya no tiene vigencia. La demostración histórica de que los
dones de curación y de hacer milagros han cesado por cuanto el mensaje ya ha sido
autenticado, la he hecho eficazmente B. B Warfield en su libro Milagros Falsos. El
milagro de la existencia de las epístolas vivientes afirma, constituye la autenticación
apropiada del mensaje del evangelio de nuestros días.

Si conferir estos dones especiales estaba limitado a la iglesia primitiva, ¿Cómo


hemos de interpretar la cuestión de la sanidad en el día de hoy? He aquí
algunas de las cuestiones a considerar al buscar la respuesta a la pregunta anterior.

1. Como ya se ha dicho, Dios no solo puede curar, sino que realmente sana,
independientemente del don de la sanidad. Dios contesta las oraciones, y las
contesta también con relación a los problemas físicos; pero dichas respuestas
a la oración no equivalen al ejercicio del don de la sanidad.
2. Es evidente que no es la voluntad de Dios que todas las personas se curen.
Por ejemplo, no estaba en la voluntad de Dios librar a Pablo del aguijón que
tenía en la carne (2ª de Corintios 12.8-9).
3. Los milagros y las curaciones no deben equipararse con el sobrenaturalismo
en general. Un recurso de presión favorito de quienes pretenden curar
mediante el ejercicio de la fe es el de decir que, si creemos en el poder
sobrenatural de Dios, también tenemos que creer que puede sanar a la
persona que tenemos delante. Eso sencillamente es cierto; es una conclusión
falsa. Dios no tiene necesidad de hacer uso de su poder sobrenatural a fin de
demostrar que lo posee. Además, todo don que haya sido dado una sola vez,
ha sido dado a toda la iglesia.
4. Echar a un lado los medios humanos a nuestra disposición para sanar, y
limitarnos a orar para que se produzca una curación milagrosa, es como
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 35
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

orar pidiendo una cosecha y sentarnos en una hamaca en lugar de


dedicarnos a sembrar o a cultivar la tierra. Es más frecuente que Dios se
valga de los medios humanos a nuestra disposición para realizar su propósito
que lo contrario. Esto se aplica también a las cuestiones relativas a la curación.
5. Los que sostiene que el don de la sanidad se ejerce hoy día tienen que admitir
que el don tiene efectos limitados, porque no dicen que se puede dientes
cariados, ni componer instantáneamente huesos rotos.
6. Las noticias sobre curaciones milagrosas (dentro de los límites que acabamos
de mencionar) pueden ser ciertas (pero esto no tiene necesariamente relación
con el don) pueden ser falsas, o pueden referirse a la curación de algún mal
de carácter psicosomático.

Naturalmente, que las seis consideraciones mencionadas no se aplican a todos los


casos, pero son pertinentes en relación con toda la cuestión de la sanidad en el día de
hoy.

Las Lenguas (1ª de Corintios 12.10)

El don de lenguas es la capacidad dada por Dios para hablar en otro idioma. En los
casos que se mencionan en el libro de los Hechos los idiomas o lenguas parecen
haber sido claramente lenguas extranjeras. No cabe duda de que así fue en el caso de
Pentecostés, por cuanto los oyentes oían hablar sus propios idiomas; parecería que
en casa de Cornelio también se trataba del mismo tipo de lenguas extranjeras
(porque Pedro dice que ocurrió lo mismo que en Pentecostés, Hechos 10.46; 11.15).

El agregar la palabra “extraña” a 1ª de Corintios 14 ha llevado a muchas personas a


suponer que las lenguas que se manifestaban en la iglesia de Corinto eran lenguas
desconocidas, celestiales. Si se omite dichas palabras, lo normal sería pensar que las
lenguas de Corinto eran iguales que las que se mencionan en los Hechos; es decir,
lenguas extranjeras. Esta es la conclusión natural. Se opone a este punto de vista 1ª
de Corintios 14.2 y 14, versículos parecerían indicar que las lenguas que aquí se
mencionan eran desconocidas. En cualquier caso, los Corintos estaban abusando del
don de lenguas, y se vio obligado a fijar ciertas limitaciones a su uso. Se abría de usar
únicamente para edificación; no debía haber más de dos o tres casos en una misma
reunión y aun en estos casos siempre que estuviera presente algún intérprete; pero
nunca dársele preferencia ante la profecía. El don de interpretación constituye un
don complementario al de lenguas. El don de lenguas surgió como señal para los
incrédulos (1ª de Corintios 14. 22), y especialmente para los judíos incrédulos (vs.
21). En caso de que cesara la necesidad de la señal, naturalmente ya no habría falta
que se otorgase más el don.

¿Qué diremos de las lenguas en la actualidad? No sería posible decir que


Dios jamás habría de dar hoy día este don o algún otro de los dones restringidos.
Pero todo indica que la necesidad de este don ya no existe porque contamos con la
Palabra escrita. Por supuesto, la posición Pentecostal tradicional de que las lenguas
constituyen un complemento necesario del bautismo del Espíritu Santo no tiene
validez. Generalmente resulta infructuoso discutir las experiencias de algunas
personas; lo único que podemos hacer es medir todas las experiencias a la luz de la
Palabra escrita. Aun cuando el don de lenguas no fuera un don limitado o temporal,
las Escrituras no ponen énfasis en el uso del mismo. Además, conviene recordar que
el fruto del Espíritu no incluye las lenguas, y la semejanza a Cristo no exige el hablar
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 36
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

en lenguas, por cuanto Cristo no lo hizo nunca. Al mismo tiempo, tenemos que
aceptar el criterio de René Pache, quien ha dicho muy sabiamente: “Que Dios nos
de la humildad y la fidelidad necesarias para permanecer abiertos a
todo lo que tiene origen en él, pero solamente a eso”.

La Evangelización (Efesios 4.11)

El significado del don de la evangelización encierra dos ideas: La clase de mensaje


que se predica (vale decir, las buenas nuevas de salvación) y los lugares donde se lo
predica (es decir, diversos lugares). El mensaje es el evangelio y el ministerio del
evangelista es de tipo ambulante. En el ejemplo de la vida del propio apóstol Pablo, la
duración de su estadía en un mismo lugar en el curso de su itinerario a veces
alcanzaba hasta dos años (Hechos 19.10) y otras veces solamente unos días (17. 14).
Aparentemente, se puede hacer la obra de evangelista aun sin tener el don, porque
Pablo exhorta a Timoteo, que era pastor, a que haga la obra de evangelista (2ª de
Timoteo 4.5).

El Pastor (Efesios 4. 11)

La palabra “pastor” está asociada con la idea de cuidar las ovejas; por lo tanto, el don
del pastor consiste en guiar, cuidar, proporcionar alimento y proteger al sector de la
manada que Dios le ha encomendado. En Efesios 4.11 se asocia a la tarea de la
enseñanza con la del pastoreo, y en Hechos 20.28 se agrega la obligación de gobernar
a las ovejas. Las palabras “anciano” “obispo” y “pastor” (traducida “apacentar” en
Hechos 20. 28) se usan todas en relación con los mismos dirigentes de la iglesia de
Éfeso (cp. Hechos 20. 17 y 28).

El Servicio (Romanos 12.7; 1ª de Corintios 12.28; Efesios 4.12)

El don del servir es el don de ayudar o ministrar en el sentido más amplio de la


palabra. En el pasaje de Romanos se lo denomina servicio; en 1ª de Corintios es
ayuda; en Efesios se nos dice que hay dones que se da con el fin de ayudar a los
creyentes para que a su vez puedan servir o hacer la obra del ministerio. Se trata de
un don sumamente básico que todo creyente puede poseer y usar para la gloria del
Señor.

La Enseñanza (Romanos 12.7; 1ª de Corintios 12.28; Efesios 4.11)

La enseñanza es la capacidad dada por Dios para explicar la armonía y los detalles de
la revelación divina. Evidentemente este don se da solo a veces (Romanos 12.7),
mientras que otras veces viene acompañado del don del pastor (Efesios 4.11). en el
caso de este don de enseñar resulta más obvio que en otros el hecho de que se lo
puede desarrollar y que requiere preparación. Si podemos suponer que Pedro lo
tenía, resulta claro que primeramente tuvo que estudiar las cartas de Pablo antes de
poder explicárselas a otros (2ª de Pedro 3.16).

La Fe (1ª de Corintios 12. 8-10)

La fe es la capacidad dada por Dios de creer en el poder de Dios para suplir


necesidades específicas. A todo hombre se le ha dado una medida de fe (Romanos
12.3), pero no a todos se les ha dado el don de la fe. Todos pueden creer en Dios, pero
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 37
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

esto no ha de ser igual que tener el don de la fe; de otro modo no tendría sentido
haber colocado la fe en la lista de dones espirituales como algo independiente.

La Exhortación (Romanos 12. 8)

Exhortar incluye la tarea de dar ánimo, de consolar, de amonestar. Nótese que se


trata de un don distinto del de enseñar. En otras palabras, la enseñanza puede incluir
o no la exhortación, y del mismo modo la exhortación puede o no incluir la
enseñanza.

El Discernimiento de espíritus (1ª de Corintios 12. 10)

Discernir espíritus es la capacidad de distinguir entre las fuentes verdaderas y las


falsas de la revelación sobrenatural cuando ésta se daba en forma oral. Se trataba de
un don muy necesario antes de que fuera escrita la Palabra, porque no faltaban los
que afirmaban que traían revelación divina pero que en realidad eran profetas falsos.

La Misericordia (Romanos 12.8)

Este don es similar al del servicio, porque envuelve la tarea de socorrer a los
enfermos y afligidos.

El don de Dar o “Repartir” (Romanos 12.8)

El don de dar se refiere a la distribución del dinero y recursos propios para ayudar a
los demás. Se ha de cumplir con sencillez; es decir, sin pensar en la recompensa o la
ganancia en ningún sentido.

La Administración (Romanos 12.8; 1ª de Corintios 12.28)

Se trata de la capacidad para gobernar la iglesia.

1ª DE CORINTIOS 13.8

Algunos estiman que la expresión “cesarán las lenguas” en este pasaje, constituye
prueba de que el don de lenguas, específicamente tenía carácter limitado. El
argumento en contra de esta interpretación es que el pasaje en cuestión traza un
contraste entre la situación presente y el estado eterno, y por lo tanto no se requiere
el don de lenguas. Sin embargo, se ha de notar que el contexto más amplio e
inmediato se refiere en gran medida al don de lenguas y no existe razón para no
considera que el versículo se refería al don de lenguas. También vale la pena notar
que la tesis principal en el capítulo 13 es la de que el amor nunca falla, aun cuando las
lenguas y la profecía sí fallan y aun cuando todo el estado actual de las cosas también
fracasa. Las lenguas podrían cesar antes que cese el tiempo y comience la eternidad
sin que se destruya el sentido del pasaje. Más aun, es posible que dicha progresión
sirva para demostrar lo que decimos; o sea, Pablo está diciendo que:

 Cuando cesan las lenguas el amor permanece


 Aun cuando el tiempo mismo se acabe, el amor no obstante permanecerá

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 38
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

En el versículo 8 hay indicaciones positivas de que las lenguas habrían de cesar antes
que las profecías y el conocimiento. De las profecías (la comunicación oral de la
doctrina divina antes que se escribieran los libros del canon) y el conocimiento (la
facultad de comprender dichas profecías) está escrito que se acabaran (katarageo,
“volver inoperante”). De las lenguas se dice que cesarán (pauo). Más todavía, el
verbo “acabar” que se usa en relación con las profecías y el conocimiento está en voz
pasiva para indicar que alguien (Dios) los habrá de abolir. El verbo “cesar” que se
usa en el caso de las lenguas está en la voz media para indicar que se habrán de morir
por sí solas.

Finalmente, resulta bastante significativo que solamente se mencione la profecía y el


conocimiento en el versículo 9; en cambio no se menciona las lenguas, como si Pablo
quisiera que sus lectores comprendiesen que el don de lenguas habría de cesar antes
que los dones de profecía y de conocimiento. Después de todo, el hecho de que
existen dones temporales debe haber sido algo bastante evidente en la iglesia
primitiva (ya que el carácter distintivo del don del apóstol les habría resultado muy
evidente a todos). A los lectores de las epístolas del Nuevo Testamento no les debe
haber sorprendido en absoluto que se les dijera que el don de lenguas, por ejemplo,
tenía valor temporal. Lamentablemente, en nuestros días con demasiada facilidad
olvidamos que las Escrituras enseñan claramente que algunos de los dones eran
temporales (Efesios 2. 20). Parece que 1ª de Corintios 13.8 especifica que el don de
lenguas pertenece a dicha categoría también.

EL FRUTO DEL ESPÍRITU

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,


bondad, fe, mansedumbre, templanza”

(Gálatas 5.22-23)

“(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad)”

(Efesios 5.9)

“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”

(Romanos 6.22)

Hemos llegado al centro de la manifestación práctica de la vida cristiana. Es por el


fruto del carácter, que se manifiestan en la vida diaria, que el creyente da evidencia
de la realidad de la vida de Cristo dentro de él. Jesús dijo: “Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los
abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da
frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo
dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado
en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7. 16-20)

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 39
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

El fruto del Espíritu es la característica verdadera de la vida cristiana. El


“bienaventurado” del Salmo capítulo uno es descrito “como árbol plantado
junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo” (Sal. 1:3). El
propósito principal de un árbol es que pueda dar fruto. Jesús no tenía lugar para un
árbol que no producía fruto. “Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo
hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló
nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti
fruto. Y luego se secó la higuera” (Mt. 21:18, 19). “Todo pámpano que en
mí no lleva fruto, lo quitará…” (Jn. 15:2). “Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza” (Gál. 5:22, 23).

La verdadera virtud cristiana es el fruto del Espíritu, jamás el fruto del esfuerzo
humano. Tenemos el fruto del Espíritu cuando tenemos al Espíritu. Podemos dar
fruto sólo viviendo en cooperación con el dador de fruto que mora interiormente. El
fruto del Espíritu es el carácter de Cristo, producido por el Espíritu de Cristo, en el
seguidor de Cristo. Cuanto más uno esté infucionado en la presencia del Espíritu,
más enfática será la manifestación del fruto del Espíritu en el vivir y obrar.
Solamente cuando uno está lleno del Espíritu Santo puede exhibir la plena
fructificación de las virtudes cristianas. Una gran cantidad de personas están
tratando de producir el fruto del Espíritu mediante el proceso de edificación de
carácter a nivel natural solamente, tal como: el ejercicio de la voluntad, cultura
estética, ciencia mental, el estudio de filosofía, educación a la ética, etc.; todo lo cual
es muy recomendable desde el punto de vista humano.

Es mucho mejor ser moral, ético, cultural, bien informado, decente, amigable,
honrado y paciente que ser lo opuesto. Sin embargo, estas virtudes mencionadas son
adquiridas puramente por el esfuerzo humano, no son el fruto del Espíritu, sino una
imitación de él. Son frutos artificiales, de cera, en contraste con el fruto verdadero;
tan hermoso como los verdaderos vistos desde cierta distancia, pero
inmensurablemente inferiores al genuino. Al estar Cristo plenamente formado en el
creyente por la presencia del Espíritu Santo, las virtudes genuinas del cristiano son
un resultado natural, resultado tan natural como el del crecimiento de manzanas en
un árbol de manzana. Si no hay fruto en el creyente, obviamente éste está sin el
Espíritu de Cristo.

La lista de las características del fruto del Espíritu que Pablo nos da, es en realidad
una condensación del “Sermón del monte”; el vivir cristiano. El capítulo trece de I
Corintios es una extensión de Gálatas 5:22, 23. Pablo enfatiza el mismo principio de
la vida cristiana cuando, escribiendo a los filipenses, dice: “Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad” (Fil. 4:8). Cualquier concepto del cristianismo que no tiene como
modelo de carácter el fruto del Espíritu es un concepto falso. El tesoro más grande
del creyente es ésta cadena de oro compuesta de nueve preciosos eslabones en la que
está grabado, “el fruto del Espíritu.” El apóstol Pedro está de acuerdo exactamente
con el apóstol Pablo cuando dice: “Por medio de las cuales nos ha dado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción
que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también,
poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 40
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio


propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y
al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y
abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al
conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2ª de Pedro. 1:4–8).

EL CONTRASTE ENTRE LAS OBRAS DE LA CARNE Y EL FRUTO DEL


ESPIRITU.

La lista de los privilegios del fruto del Espíritu en Gálatas 5:22, 23, está precedida por
una lista de lo que Pablo llama “Las obras de la carne.” “Y manifiestas son las
obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidia, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he
dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de
Dios” (Gál. 5:19–21). El fruto del Espíritu es manifiesto, no puede ser escondido. Así
también son las obras de la carne. Un hombre lleno del Espíritu puede ser
distinguido por su fruto. Un hombre carnal puede ser identificado por sus obras. La
manifestación del carácter del creyente se llama “fruto”, mientras que la del carnal
incrédulo es llamada “obras.” Un hombre carnal es uno que no está dominado por el
Espíritu de Dios.

La lucha en la personalidad es una lucha entre el ser mismo y Cristo. Si el ser gana,
éste llega a ser el centro de la personalidad y la persona se convierte en egocéntrica.
Si Cristo gana, Él llega a ser el centro de la personalidad y la persona se convierte en
Cristo-céntrica. El resultado de una vida egocéntrica es la manifestación de las obras
de la carne. El resultado de una vida Cristo-céntrica es la manifestación del fruto del
Espíritu. El principio de dar fruto es el principio de vida.

El fruto no se hace, sino que crece. Samuel Chadwick, refiriéndose al pasaje en el


capítulo cinco de Gálatas ha dicho: El rasgo más asombroso del contraste es el
cambio enfático de obras a fruto. Las obras pertenecen a un taller de trabajo; el
fruto pertenece al jardín. Uno proviene de la ingenuidad de la fábrica; el otro del
crecimiento silencioso de la vida abundante. La fábrica opera con cosas muertas; el
jardín cultiva fuerzas vivas para sus fines designados. Las obras siempre están en el
reino de las cosas muertas. Todo edificio es construido con material muerto.

El árbol debe morir antes de que pueda ser útil al constructor. No hay vida en piedras
y ladrillos, en vigas de acero y de hierro. Todos están muertos y en proceso de
desintegración. Ninguna cosa material dura. Las mejores obras del hombre fracasan
y empalidecen, decaen y pasan. El fruto no viene del trabajo del hombre, requiere de
su diligencia, pero no es ni su invención ni su producto. El no hace las flores.
Ninguna habilidad suya trae la dorada cosecha a los campos, o el fruto delicioso a los
árboles. Cuando el hombre ha hecho todo lo que puede, entonces Dios comienza y la
vida continúa. El fruto es obra de Dios. La frase “fruto del Espíritu” asigna las
gracias del carácter cristiano a su fuente correcta. Ellos no son la producción del
hombre. Así que la diferencia entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu es
bastante aparente. La carne produce obras; el Espíritu produce fruto. Uno requiere
esfuerzo propio; el otro ningún esfuerzo de la carne. Uno es el producto de fábrica; el

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 41
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

otro es del jardín. Uno está muerto; el otro vivo. Uno es de la carne; el otro del
Espíritu.

LOS SECRETOS DE LLEVAR FRUTO

En Juan 15:1–8, Jesús nos enseña la importancia y los secretos de llevar fruto. Este
pasaje habla de aquel que “no lleva fruto” y el “echado fuera como pámpano, y
se secará” (Vs 6). Se dice de otro que lleva “fruto”, “más fruto”, y “mucho
fruto.” Este fruto al que se refiere es, sin duda, el fruto del Espíritu, la verdadera
esencia de la vida espiritual. El primer secreto para llevar fruto es permanecer en
Cristo. “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede
llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto;
porque separados de mí nada podéis hacer” (Vs 4, 5).

El llevar fruto es el resultado de la vida en Cristo; la vid, fluyendo por el pámpano en


la vida del creyente. Jesús dijo, “Separados de mí [lit. “Apartados de mí” o
“sin mí” nada podéis hacer” (Vs 5). Por lo tanto, el pámpano debe permanecer
en la vid. The Way to Pentecost (El Camino a Pentecostés) por Samuel Chadwick. Es
importante darse cuenta de que el fruto del Espíritu en la vida del creyente no es
directamente el resultado del bautismo con el Espíritu. Todo creyente tiene al
Espíritu Santo morando en él, y a medida que éste continúa permaneciendo en Cristo
experimentará el fruto del Espíritu en su vida. Ciertamente, uno que está “lleno del
Espíritu Santo” experimentará “fruto”, “más fruto” y “mucho fruto” en su
vida; pero de nuevo, esto viene de permanecer en Cristo.

El hecho de que todo creyente puede tener el fruto del Espíritu en su vida explica el
por qué algunos cristianos profundamente espirituales nunca han dado evidencia de
haber recibido una experiencia pentecostal. El fruto no viene como resultado del
bautismo con el Espíritu, sino de permanecer en Cristo. Esto también explica por qué
algunos, que han recibido el bautismo con el Espíritu, pueden no estar manifestando
las cualidades del fruto del Espíritu. Muchos de los que son bautizados con el
Espíritu fracasan en continuar en una vida llena de la plenitud del Espíritu. Muchos
de los gálatas, al igual que algunos de los corintios, que habían recibido la unción
pentecostal, estaban al mismo tiempo vacíos de amor. Habían experimentado la
plenitud en un tiempo, pero no estaban viviendo en la plenitud. Nosotros erramos en
suponer que el ser bautizado con el Espíritu Santo en una sola experiencia, es la
adquisición máxima de la vida cristiana. La adquisición que corona es una vida diaria
llena del Espíritu, abundante en el fruto del Espíritu. Si el Espíritu que mora en
nosotros está angustiado y apagado, si caminamos en la carne en vez del Espíritu,
podemos esperar una vida sin fruto. Este tema será ampliado más adelante en este
estudio. Es tremendamente importante darse cuenta de la necesidad de permanecer
en Cristo. “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará” (Vs 2). Esto
se refiere a cristianos o los que una vez se convirtieron en tales y no solamente a
creyentes profesantes. La expresión “en mí” muestra claramente que algunos de los
que son quitados por fracasar en producir fruto fueron originalmente verdaderos
pámpanos en la vid. Eran pámpanos, pero no se mantuvieron en contacto con la
fuente de vida por suficiente tiempo para llevar fruto. Note que es el pámpano el que
se quita, no el fruto. El versículo cinco dice: “vosotros sois los pámpanos” La
gente que dice que son “una vez salvos, siempre salvos” les gustaría que
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 42
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

creyésemos que Dios rechaza sólo el “fruto” del apóstata, pero no al hombre mismo.
No obstante, la palabra dice que el pámpano reprobado es removido y echado en el
fuego, porque no lleva fruto. No es irrazonable esperar que el creyente lleve fruto
dado a que es Dios quien provee los elementos para ello. El creyente tiene una sola
responsabilidad, que es el permanecer en Cristo.

El fruto es el producto natural del permanecer. Sin embargo, si uno no permanece,


no lleva fruto, consecuentemente es echado fuera. El segundo secreto para llevar
fruto, que Jesús no da en el capítulo quince de Juan, se encuentra en el versículo dos:
“Todo pámpano… que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más
fruto.” Esto sugiere el proceso de podar. Todo pámpano que no lleva fruto es
echado fuera, pero el pámpano que sí lleva fruto es podado para que lleve aún más
fruto. El proceso de podar en la vida de un cristiano sincero nunca es fácil. Podar
sugiere disciplinar, y “… ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino
de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados” (Hebreos 12:11).

Las hojas pueden ser muy hermosas, pero los árboles a los que se les deja crecer
hojas en exceso rara vez producen mucho fruto. Algunas veces el Señor debe cortar
algunas de las “hojas” de indulgencia personal de la vida del cristiano para que pueda
llevar “más fruto”, y aún “mucho fruto.” Para que no tenga una tendencia a
alejarse de esta disciplina en su vida, y que el creyente pueda recordar que Jesús dijo,
“Mi Padre es el labrador” (Jn. 15:1). Él es quien poda, el que emplea las tijeras
de podar. Seguramente podemos confiarnos a su amante cuidado.

¿QUE SIGNIFICA PERMANECER EN CRISTO?

Al contestar esta pregunta, tenga en mente la figura de la vid y los pámpanos. El


pámpano es una parte integral de la vid. Crece de ella, y nunca debe ser cortado de la
vid; nada se debe interponer entre el pámpano y la fuente de su vida. Considerando
la relación del creyente con Cristo, esto significaría una comunión inviolable con Él.
Esta relación es sostenida primeramente por una fe no vacilante en lo que Cristo ha
hecho por él, y lo que él es en Cristo.

El creyente debe regocijarse continuamente en la gracia salvadora de Jesucristo y


estar constantemente consciente de que está redimido, justificado, que ha nacido a la
familia de Dios, ha sido colocado como hijo y hecho heredero y coheredero con
Jesucristo. Como resultado de estas gloriosas percepciones, se mantendrá entonces
en constante agradecimiento y adoración, comunión en oración, y comunión
consciente con el Señor. Habrá un intento honesto, de siempre ceder al Espíritu
Santo que habita en él, de obedecer sus mandatos, y de caminar en su voluntad. Él
debe “vivir por el Espíritu” (Gál. 5:25), ser “guiado por el Espíritu” (Gál.
5:18), y “andar en el Espíritu” (Gál. 5:16, 25).
LA DIFERENCIA ENTRE LOS DONES DEL ESPIRITU Y EL FRUTO DEL
ESPIRITU

Es vital y de suma importancia para la vida espiritual y el ministerio que estas dos
áreas de bendición espiritual sean plenamente entendidas en su relación una con la
otra. No son iguales. No debe haber jamás alguna confusión entre ellas. Una no
substituye la otra. Ninguno debe decir jamás, como algunos lo han dicho, “Yo creo
en el amor, pero no en los dones del Espíritu.” El fruto tiene su lugar y los
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 43
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

dones tienen su lugar. Ambos pertenecen a diferentes categorías de bendición


espiritual. Note las siguientes diferencias entre los dos: Los dones del Espíritu tienen
que ver con la capacidad espiritual, lo que uno puede hacer en el servicio del Señor.
El fruto del Espíritu tiene que ver con el carácter espiritual, lo que uno es en el Señor.
Los dones son recibidos como resultado del bautismo con el Espíritu Santo. El fruto
es el resultado del nuevo nacimiento y de permanecer en Cristo. Los dones son
recibidos instantáneamente, mientras que el fruto se desarrolla gradualmente. Los
dones, en sí mismos, no son el medio para juzgar la profundidad de la vida espiritual
de una persona. Sin embargo, el fruto es el criterio básico del desarrollo de la vida y
el carácter espiritual. Hay variedad de dones, pero hay sólo un fruto del Espíritu.
Ampliemos estos pensamientos.

Los dones espirituales indican capacidades espirituales, mientras que el fruto denota
el carácter espiritual. Hay muchos dones y talentos naturales con los que nacen las
personas. Sin estas tendencias innatas ninguno podría realmente sobresalir en
ningún campo (por ejemplo, arte y música). Jesús utilizó las parábolas de los
“talentos” para indicar que a algunos hombres se les entregaba estos talentos para
usarlos, y ellos eran responsables por éstos. Así que en el ámbito espiritual, el
Espíritu Santo, en su divina elección, confiere ciertas capacidades espirituales para
ser usadas en el servicio espiritual. El fruto del Espíritu no tiene nada que ver con lo
que una persona puede hacer en el servicio al Señor. Como lo observaremos, no
tendrá demasiado que ver con qué ésta hace por el Señor, sino cómo lo hace.

La manifestación de los dones del Espíritu tiene que ver con el derramamiento del
Espíritu en el día de Pentecostés. Ciertamente los apóstoles, y otros, recibieron
habilidades que no fueron manifiestas antes de que fueran bautizados con el Espíritu
Santo. Jesús indicó claramente que el fruto, del que Él había hablado en el capítulo
quince de Juan, era el resultado de permanecer en Él, la vid. Los dones del Espíritu
son otorgados por el Espíritu Santo “repartiendo a cada uno en particular
como él quiere” (1ª de Corintios. 12:11).

Estas habilidades divinas son aparentemente otorgadas virtualmente al instante. El


otorgamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue “de repente.” “Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hch. 2:4). En un instante
no podían hablar en lenguas y al siguiente lo estaban haciendo. Hechos 19:6 lo
confirma, porque leemos de los creyentes en Éfeso: “Y habiéndoles impuesto
Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en
lenguas, y profetizaban.” El fruto, por otro parte es el resultado de un desarrollo
lento y gradual. Debido a que el fruto sugiere rasgos de carácter, necesariamente
involucra un período de desarrollo. Existe entre muchos la tendencia de mirar con
asombro a uno que tiene muchos dones del Espíritu como si esto indicara que éste es
un individuo súper espiritual. Es bueno darse cuenta que los dones no son, en sí
mismos, la indicación de una vida espiritual profunda. Pablo dijo de la iglesia en
corintio “nada os falta en ningún don” (I Cor. 1:7). De hecho, ellos eran
reconocidos por el ejercicio de por lo menos algunos de los dones del Espíritu. Al
mismo tiempo el apóstol los acusa de ser carnales y culpables de permitir muchas
situaciones en medio de ellos que no eran evidencias de crecimiento espiritual.

El primer rey de Israel, Saúl, fue conocido por el don de profecía. Alrededor del
tiempo de su unción como rey leemos: “… y el Espíritu de Dios vino sobre él
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 44
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

con poder, profetizó entre ellos. Y aconteció que cuando todos los que le
conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía
el uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre
los profetas?” (1er libro de Samuel. 10:10, 11). Más tarde en su reinado, después de
que Saúl, había deshonrado al Señor y desobedecido su palabra, después de que Dios
dijo que no escucharía más las oraciones de Saúl, y de que el Espíritu del Señor se
apartó de él (1er libro Samuel. 16:14); Saúl se unió a un grupo de profetas y el
Espíritu del Señor vino sobre él y él profetizó (1er libro de Samuel. 19:23, 24).
Ciertamente esto no indicó que Saúl fuera otra vez un hombre espiritual. La medida
del desarrollo del fruto del Espíritu en la vida de un individuo es, sin embargo, una
verdadera indicación de la firmeza de su permanencia en Cristo. (Vea también
Balaam, como ejemplo de uno con dones, pero poca vida espiritual [Números. 22–
27]). Hay variedad de dones, pero un fruto del Espíritu. En 1ª de Corintios 12:8–10,
Pablo nos da una lista de nueve diferentes dones del Espíritu.

Otros pasajes tales como Romanos 12:6–8; Efesios 4:11; y 1ª de Pedro 4:10, 11;
indican que puede haber muchos más. Hay un sólo fruto del Espíritu, que es amor.
No es bíblico hablar de “los frutos del Espíritu.” La lista de Gálatas 5:22, 23 son
ocho características del fruto del Espíritu que es el amor. Todas las otras virtudes
mencionadas no son más que facetas del amor. Cuando el Espíritu de Dios entra a la
vida de uno, derrama su amor invariablemente en el corazón. En “Notas de mi
Biblia”, por D.L. Moody, la caracterización de amor se halla en términos de estas
otras virtudes:

• Gozo es amor regocijándose.


• Paz es amor reposando.
• Paciencia es amor incansable.
• Benignidad es amor perdurable.
• Bondad es amor en acción.
• Fe es amor en el campo de batalla.
• Mansedumbre es amor bajo disciplina.
• Templanza es amor en entrenamiento

LA RELACION ENTRE LOS DONES DEL ESPIRITU Y EL FRUTO DEL


ESPIRITU

Mientras que hay ciertas diferencias definidas entre los dones y el fruto del Espíritu,
también hay una relación vital entre estos dos. No es casualidad que el capítulo trece
de 1ª de Corintios éste justamente entre los capítulos doce y catorce. Los capítulos
doce y catorce tratan con los dones del Espíritu, mientras que el capítulo trece sobre
el amor, el fruto del Espíritu. Esto enfatiza la importancia de tener el fruto del
Espíritu en relación con los dones. Pablo hace muy claro que los dones sin el fruto
son impotentes y de poco uso. De hecho, va tan lejos hasta el punto de decir que son
“nada.” Si yo hablase lenguas humanas o angélicas, y no tengo amor, vengo a ser
como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese
todos los ministerios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que
trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy (1ª de Cor. 13:1–2). El amor es la
esencia verdadera del fruto del Espíritu. Así que lo que Pablo está diciendo es que
aunque él tenga el don de hablar en otras lenguas, profecía, sabiduría, ciencia y fe,
pero no tenga el fruto del Espíritu, estos dones significan absolutamente nada. El
desarrollo de la naturaleza interior de un carácter semejante a Cristo debe respaldar
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 45
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

el uso de cualquiera de los dones espirituales. Mientras Pablo está enfatizando el


hecho negativo de que el don sin el fruto no tiene valor, uno debe reconocer la verdad
positiva de que el ministerio de los dones del Espíritu, acompañado por el fruto del
Espíritu es de gran poder y utilidad en la obra del Señor. El Espíritu Santo está tan
interesado en el carácter como lo está en el poder. Todo siervo bautizado por el
Espíritu necesita darse cuenta de la importancia de ambas bendiciones.

CARACTERISTICAS DETALLADAS DEL FRUTO DEL ESPIRITU

1. Amor “Mas el fruto del Espíritu es amor” (Gál. 5:22).

Sería imposible sobrenfatizar la prominencia de esta virtud de gracia como la


característica principal de la vida cristiana. “Amados, amémonos unos a otros;
porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y
conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es
amor” (I Jn. 4: 7, 8). El amor es la evidencia de que uno ha nacido de Dios. No sólo
es la evidencia interna, también es la evidencia externa. Jesús dijo, “En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros” (Jn. 13:35). También les dio a sus discípulos el mandato: “… Amad a
vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los
que os maldicen, y orad por los que os calumnian” (Lc. 6:27, 28). Esto es
imposible para el hombre natural porque no puede ser producido por el esfuerzo
humano. Tal amor sólo puede ser el producto del amor de Dios derramado en el
corazón de uno por el Espíritu Santo (Rom. 5:5). El amor que produce el Espíritu es
algo más que el afecto humano por más sincero que sea. Viene del permanecer en
Cristo y experimentar su amor fluyendo a través del alma. El amor es el cemento que
junta a todas las otras virtudes del fruto del Espíritu en una unidad entera. Es el
común denominador de todo carácter cristiano. Uno no puede amar y fracasar en
tener cualquiera de las otras virtudes. Estar lleno con el Espíritu es estar lleno de
amor.

2. Gozo “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo
en el Espíritu Santo” (Rom. 14:17).

El gozo es la reacción del amor ante las misericordias, bendiciones y beneficios de


Dios. El gozo cristiano no depende de las circunstancias. El gozo, que es una faceta
del amor, confía en Dios aún en las situaciones más difíciles. El gozo humano ve las
cosas de un punto de vista terrenal y es afectado por dicha condición. El gozo
cristiano, un fruto del Espíritu, mira hacia el cielo y no está afectado por las
condiciones que lo rodean, dado a que los beneficios del cielo nunca fluctúan. El gozo
acepta las pruebas como un disfraz de la bendición divina. La verdadera vida
cristiana es una vida gozosa. Aquellos que suprimen toda emoción en la adoración
cristiana, y que igualan el entusiasmo y regocijo con “emocionalismo”, no interpretan
correctamente la palabra de Dios. Existe una gran diferencia entre emoción y
“emocionalismo.” La enseñanza de la palabra de Dios no condena la emoción en
ningún lugar. El “emocionalismo”, sin embargo, no es una enseñanza de la palabra
de Dios. El gozo es natural en el cristianismo. Pablo usa la palabra “gozo” y
“regocijar” diecisiete (17) veces en la breve epístola a los filipenses. La adoración
sin emoción es adoración fría. La emoción es la condición de ser interiormente
movido. El emocionalismo es la búsqueda de la emoción como fin. Distinguimos
cuidadosamente entre extravagancia emocional y la verdadera acción del Espíritu
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 46
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Santo. En sujeción con la enseñanza de las escrituras, ejercemos control sobre


nuestros sentimientos a fin de no interrumpir egoístamente las fases más
provechosas de adoración y el ministerio de la palabra. Por otro lado, creemos en
cantar gozosamente, en orar fervorosamente, en predicar celosamente, en testificar
con fuerza, y en dar alegremente; “porque el gozo de Jehová es vuestra
fuerza” (Nehemías 8:10). Cuando el Espíritu de Dios llena a un individuo,
seguramente que el gozo del Señor esta en él, porque “en tu presencia hay plenitud
de gozo” (Sal. 16:11).

3. Paz “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en
el Espíritu Santo” (Rom. 14:17).

La paz es más profunda y constante que el gozo. Jesús dijo, “La paz os dejo, mi
paz os doy; y no la doy como el mundo la da” (Jn. 14:27). Pablo habla de “la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento” (Fil. 4:7). La paz con Dios
es obtenida como resultado de ser justificado por la fe (Rom. 5:1). Pero la paz, como
el fruto del Espíritu, es una característica interior que se manifiesta en la buena
relación con otros. Significa ser libre de un espíritu de riña, contencioso y dividido.
Busca vivir pacíficamente con todos los hombres. El creyente lleno del Espíritu puede
tener paz no sólo con Dios, sino que puede tener paz que sobrepasa todo
entendimiento (Fil. 4:7), basado en la promesa: “Y el Dios de paz estará con
vosotros” (Fil. 4:9).

4. Paciencia—Clemencia. Virtualmente todos los traductores modernos utilizan


la palabra “paciencia.”

Esta no es una característica muy común en el espíritu humano. La mayoría de


nosotros carecemos de esta virtud. Esta es sin embargo, una característica especial de
nuestro Señor. El cristiano necesita una permanencia más cercana con Cristo a fin de
que esta gracia pueda hacerse parte de su vida. Ha sido previamente mencionado que
“Paciencia es amor incansable.” Es amor perseverando a través de la tormenta
y el diluvio. Cuando el creyente se da cuenta de cuán paciente ha sido el Señor con él,
es capacitado para ser más paciente con otros. Dios es paciente en buscar y ganar a
los inconversos: “El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo
que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª
de Pedro. 3.9). “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para
la ira, y grande en misericordia y verdad” (Sal. 86:15). ¡Cuánto necesita el
creyente de hoy la ayuda del Espíritu Santo en esta área de semejanza a Cristo!
Podría ser el lugar donde más la necesita. Santiago amonesta: “Mas tenga la
paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que
os falte cosa alguna” (Santiago. 1:4).

5. Benignidad—Ternura. Numerosas versiones modernas interpretan esta


palabra como “benignidad.”

En ninguna otra parte en el Nuevo Testamento es traducida como “gentileza.” La


palabra es usada frecuentemente para representar el trato de Dios con su pueblo.
Ellos traen gloria a Él cuando manifiestan esta misma gracia a otros. Benignidad es el
amor tratando con otros en sus faltas. Quizá nada desacredita más frecuentemente el
testimonio y ministerio que la falta de benignidad. Ninguna circunstancia concebible
puede justificar el mal trato a otros. No importa cuán firme uno deba llegar a ser en
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 47
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

la corrección, nunca se necesita dejar de ser benévolo. No hay marca más grande de
grandeza y nobleza de carácter que la habilidad de corregir con benevolencia.
“redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia” (2ª de Timoteo 4:2). “El
amor es sufrido, es benigno” (1ª de Corintios 13:4).

6. Bondad “Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad” (Ef.
5:9).

La bondad mencionada aquí tiene relación con las obras y hechos de la bondad,
bondad mostrada a otros y obras prácticas de amor. Si un hombre es
verdaderamente bueno de corazón, hace bien a otros. Hay una clase de bondad
farisaica, de auto justicia que es más una decepción para el cristianismo que una
recomendación. La bondad egoísta bien podría ser una clase de maldad. “La
bondad es amor en acción.” Es el amor acumulando beneficios sobre otros. El
cristiano hace el bien porque él es bueno. La bondad negativa no es suficiente.
Cuando el Espíritu Santo ocupa nuestro ser, hay una efusión positiva de bondad
hacia todos los hombres.

7. Fe - La mayoría de los traductores traducen esta palabra como “fidelidad”, antes


que “fe.”

Fe tiene que ver con cómo el carácter se relaciona a otros. [p 326] Dice J. Lancaster:
“Mientras que la fe en Dios y su palabra sea la base de nuestra relación
con Él y la avenida por la cual fluyen sus bendiciones a nuestras vidas,
lo que vemos aquí es fidelidad de carácter y la conducta que tal fe
produce.” El fruto de un árbol no es para el árbol, sino para otros. Cada una de
estas características indica la actitud cristiana para con los él tiene contacto. Dos
pensamientos han sido sugeridos acerca de esta virtud particular. El primero está
expresado en la palabra “honradez.” Jesús dijo a los dos que habían multiplicado
sus talentos, “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel…” (Mt. 25:21,
23), sugiriendo la característica de honradez. Según esta interpretación, el que lleva
el fruto del Espíritu mantendrá su palabra con otros; será fiel a sus pactos, promesas,
tareas y obligaciones. El verdadero cristiano no falta a sus responsabilidades. La
segunda es “confiabilidad.” En su comentario sobre Gálatas, Martín Lutero dice:
Al poner fe en la lista de los frutos del Espíritu, Pablo obviamente no quiere decir fe
en Cristo, sino fe en los hombres. Tal fe no es sospechosa de la gente, sino que cree lo
mejor. Naturalmente el poseedor de tal fe será engañado, pero lo deja pasar. Está
listo para creerle a todo hombre. Donde falta esta virtud, los hombres son suspicaces,
apresurados e indóciles y no creerán nada, ni cederán a nadie. No importa qué tan
bien una persona diga o haga, encontrarán alguna falta en él, y si no los complace,
nunca podrá agradarles. Tal fe en la gente es necesaria. ¿Qué clase de vida sería ésta
si una persona no pudiera creer en otra? Pablo claramente enseña esta
característica del amor “… No se goza de la injusticia, mas se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree…” (1ª de Corintios. 13:6, 7). Ambos puntos
de vista son posibles, y ciertamente ambas, la honradez y la confiabilidad, son
virtudes necesarias. Un verdadero cristiano no será ni infiel, ni suspicaz.

8. Mansedumbre - Jesús dijo, “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,


que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”
(Mt. 11:29).

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 48
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

La mansedumbre es lentitud a la ira y a tomar ofensa. Los mansos no son bulliciosos,


ruidosos, o egoístamente agresivos. No disputan, no riñen ni contienden. No son
argumentativos o jactanciosos. Sin embargo, la mansedumbre no debe ser
confundida con evasión, timidez, o debilidad, que son características de un complejo
de inferioridad. W.E. Vine comenta: Debe ser claramente entendido, entonces, que la
mansedumbre manifestada por el Señor y encomendada al creyente es fruto de
poder… el Señor fue “manso” porque tenía los recursos infinitos de Dios a su
disposición. La mansedumbre espiritual no es cobardía ni falta de liderazgo. Moisés
fue el hombre más manso de Israel, pero fue su líder más grande. Él era humilde y
paciente, pero también fue capaz de tener firmeza y gran valor. Antes que una
descalificación para liderazgo, la mansedumbre es una esencial para él. Jesús dijo, en
el sermón del monte, “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán
la tierra por heredad” (Mt. 5:5).

9. Templanza—Dominio propio. La palabra “templanza” es en realidad


“dominio propio.”

Entre las gracias del Espíritu, que son los frutos de permanecer en Cristo, ninguna es
más importante que el dominio propio. “Mejor es el que tarda en airarse que
el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una
ciudad” (Proverbios. 16:32). La templanza es verdadero amor propio. El que se
respeta, que considera su cuerpo un templo del Espíritu Santo, ejercitará control
sobre sus propios impulsos. La templanza verdadera es control no sólo sobre comida
y bebida, sino sobre toda área de la vida. Templanza significa completo control
propio. Significa control sobre el enojo, pasiones carnales, apetitos, deseos de
placeres mundanos, y egoísmo. Antes de que uno pueda gobernar una ciudad, una
comunidad, un club, una iglesia o una nación debe primero ser capaz de gobernar su
propio espíritu.

Pablo trata éste tema admirablemente en su carta a los corintios; dice: Todas las
cosas me son lícitas, más no todas convienen; todas las cosas me son
lícitas, mas yo no me dejaré dominar por ninguna. Las viandas para el
vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras
destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el
Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también
a nosotros nos levantará con su poder (1ª de Corintios. 6:12–14). ¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (1ª de Cor. 6:19, 20). Concluyendo
su comentario concerniente a las nueve gracias del fruto del Espíritu, enumeradas
por Pablo en Gálatas 5:22, 23, Samuel Chadwick dice: En español contemporáneo se
leería así: El fruto del Espíritu es una disposición afectuosa, amorosa, un espíritu
radiante y un temperamento alegre; una mente tranquila, una conducta calmada;
una paciencia incansable en circunstancias provocadoras y con gente difícil; una
visión compasiva, ayuda discerniente; juicio generoso, caridad, lealtad y confianza de
todo corazón y bajo toda circunstancia; humildad que se olvida de sí misma en el
gozo de otro, todo con dominio propio, que es la marca final de perfeccionamiento.
Al resumir el tema del Fruto del Espíritu, enfatizamos que estas características no
son impuestas sobre el cristiano desde afuera, sino son el resultado de la vida con
Cristo adentro. Describiendo el carácter de Jesucristo en la vida del creyente J.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 49
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Lancaster explica: De alguna forma, el término “Semejanza a Cristo” es


inadecuado, ya que el cristiano es llamado, no solamente a asemejarse a Cristo, sino
a compartir su misma vida.

En relación con un gran clásico cristiano, la vida del creyente es más que la imitación
de Cristo; es llegar “a ser participantes de la naturaleza divina” (2ª de
Pedro. 2:4). Uno podría ser lo suficientemente valiente para sugerir que
“Cristocidad” estaría más cerca a la meta, ya que el creyente es más que una copia
de Cristo; es parte de su propio ser, “miembros de su cuerpo, de su carne y de
sus huesos”, como Pablo audazmente lo dice en Efesios 5:30. Nuestra semejanza a
Cristo no es entonces algo aplicado desde afuera, una transformación cosmética
producida por la fórmula de algún departamento de maquillaje religioso sino una
semejanza genuina producida por una relación íntima con Él. La analogía de Cristo
mismo con la vid y los pámpanos comprueba esto (Juan 15). Los pámpanos no son
solamente semejantes a la vid, son parte de la vid; asimismo el fruto no se asemeja
solamente a las uvas, sino que poseen su estructura y sabor inherente.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 50
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 5

LA LLENURA
DEL ESPÍRITU
SANTO
(PLENITUD)

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 51
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;


Antes bien sed llenos del Espíritu”

Efesios 5.18

Desde el punto de vista de la práctica y la experiencia, la plenitud del Espíritu


constituye el aspecto más importante de la doctrina del Espíritu Santo. Es,
precisamente, este ministerio el que hace que dicha doctrina sea experimental,
cuando básicamente buena parte de ella no tiene carácter experimental. Es mediante
la plenitud del Espíritu que se llevan a cabo en nosotros, y a través de nosotros, sus
diversos ministerios. Más, como ocurre con muchos otros aspectos de la doctrina del
Espíritu Santo, no siempre se la entiende claramente.

Es necesario ser lleno del Espíritu a fin de experimentar en toda su amplitud el


ministerio que cumple para con el creyente. En otras palabras, es necesario para el
crecimiento en la vida espiritual. Todo cristiano está ubicado, según su experiencia y
su ritmo de crecimiento, en algún punto de la escala entre la inmadurez y la madurez.
La madurez requiere dos cosas: tiempo y control continuado por el Espíritu Santo.
De manera que la persona puede ser inmadura, ya sea porque no hace mucho que es
creyente, o porque, a pesar de que ya hace tiempo que es creyente, no está llena del
Espíritu y, como consecuencia, no ha crecido en las cosas del Señor. Lo opuesto al
hecho de ser dirigido por el Espíritu es el ser dirigido por la carne, o sea la
carnalidad. La carnalidad y la espiritualidad son básicamente cuestiones de control o
dirección, aun cuando cada una de las vidas así dirigidas o controladas exhibirás,
naturalmente, características propias. Pero es la dirección o control y – no las
características – lo que hace que se sea carnal o espiritual.

LO QUE ES SER LLENO DEL ESPÍRITU

Definición

La clave para una adecuada definición de lo que es ser lleno del Espíritu se
encuentra en Efesios 5.18 “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay
disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Si bien es cierto que se traza
un contraste entre la borrachera y el ser lleno del Espíritu, también se hace una
comparación lo que nos proporciona la clave. La comparación se refiere al control o
la dirección. La persona ebria está sometida a la acción del alcohol que ha
consumido. Como consecuencia de ello piensa y actúa de maneras que normalmente
le resultaría extrañas. De igual modo, la persona que está llena del Espíritu está bajo
el control de dicho Espíritu, y también actúa de maneras que no le son naturales.
Esto no quiere decir que dichos modos de obrar son descontrolados o anormales,
sino que la persona se comporta de un modo distinto al que tenía en su vieja vida. De
modo, entonces, que estar lleno del Espíritu significa simplemente estar sometido a
la dirección de dicho Espíritu.
Exigencia

En la Palabra de Dios se trata de un requisito para el creyente. En Efesios 5.18 el


verbo tiene forma imperativa. Se espera que el cristiano esté lleno del Espíritu, y si

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 52
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

no se da el caso, entonces esto se debe considerar pecado, por cuanto equivale a


desobedecer un mandamiento de la Palabra.
Descripción

Las características más notables de este fenómeno en el que se trata de una


experiencia que se repite. En cambio, no es así con el bautismo, la presencia, el ser
sellado, ni la regeneración. En este caso, empero, sí lo es. Esto lo demuestra el uso
del tiempo presente del imperativo en Efesios 5. 18 (lo cual indica una acción
continuada), y hay ejemplos de ello en la vida de la iglesia primitiva. Los apóstoles
fueron llenos del Espíritu en el día de Pentecostés (Hechos 2.4). El mismo grupo fue
lleno nuevamente poco después, al término de la reunión de oración que se hizo
como consecuencia del interrogatorio del sanedrín (Hechos 4.31). El hecho de que se
puede repetir la experiencia constituye una bendición, porque si así no fuera, ningún
creyente permanecería lleno por mucho tiempo, porque el pecado (o sea la tendencia
a que el ego tome el control) interrumpe el dominio del Espíritu.

LAS CONDICIONES PARA SER LLENO

Antes de abandonar la tierra, el Señor les mandó a los discípulos que se quedasen en
Jerusalén en espera del cumplimiento de la promesa relativa al bautismo del
Espíritu. Cierto es que fueron llenos el día de Pentecostés, pero no era eso lo que
estaban esperando. Resulta vano buscar ejemplos en el Nuevo Testamento de casos
en que se les haya dicho a los creyentes que esperen para ser llenos del Espíritu, o de
casos en que así se haya obrado. Más todavía, es inútil buscar ejemplos de creyentes
que hayan orado para ser llenos del Espíritu a partir de Pentecostés. Lo que más se
acerca a esto es la oración de Pablo a favor de los creyentes de Éfeso: “Para que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” (1.17), pero no es una
oración en la que se pide que alguien sea lleno del Espíritu. No existe ningún ejemplo
de esto en la Biblia. Y, sin embargo, no cabe duda de que la mayoría de las personas
piensan que esta es la forma de lograrlo.

Dios no les pide a los creyentes que esperen para ser llenos del Espíritu, ni tampoco
que oren para lograrlo. Esto no significa, sin embargo, que se produce sin que
medien ciertas condiciones. En una sola palabra, la condición es la obediencia; y si
bien puede mediar la oración para poder cumplir el requisito de la obediencia, dicha
oración (especialmente aquella que tiene el sentido anteriormente indicado) no
tendrá ningún valor en lo que se refiere a la obtención de la plenitud del Espíritu. La
obediencia es la condición, y las Escrituras explican lo que hace al hecho de ser lleno
del Espíritu.

La vida dedicada

A fin de ser lleno del Espíritu debe mediar primeramente la dedicación de la vida.
Esto, está debidamente sintetizado en 1ª de Tesalonicenses 5.19: “No apaguéis al
Espíritu”. De conformidad con el contexto, y también exegéticamente, el versículo
se refiere en primer lugar al peligro de apagar las profecías en las asambleas públicas
de la iglesia. La palabra se usa con relación a la idea de apagar el fuego (Marcos 9.48;
Hebreos 11.34), por lo que resulta apropiado usarla con relación al Espíritu (cf.
Mateo 3.11; Hechos 2.3). El verbo está en el presente de imperativo y por lo tanto
significa “dejad de apagar el Espíritu”; es decir, dejen de hacer lo que están
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 53
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

haciendo. La iglesia en Tesalónica veía mal toda manifestación del Espíritu que en
cualquier sentido se apartara de lo corriente. (Comparemos esta situación con la de
Corinto, de donde Pablo tuvo que advertir a la iglesia en cuanto a las manifestaciones
excesivas y el desorden en relación con los dones del Espíritu).

Si bien éste es el significado exegéticamente e interpretamos el versículo en sentido


teológico, para afirmar que para ser lleno del Espíritu es fundamental la dedicación.
Dicha dedicación tiene que ver con la orientación básica de la rendición del individuo
a la voluntad de Dios en su totalidad y no particularmente con cuestiones específicas
dentro de esta voluntad divina.

 El método para la vida dedicada. La vida dedicada exige dos cosas: la


dedicación inicial y la dedicación continuada mediante la dirección constante
de dicha vida.

- La dedicación inicial: (Romanos 12. 1-2). La dedicación inicial consiste en


una crisis y es una cuestión que se resuelve de una vez para siempre. Según el
pasaje central, Romanos 12. 1-2, se requieren tres cosas. Primero, tiene que
haber una presentación. El tiempo verbal es el aoristo (lo cual indica un
acontecimiento que no se repite), y el objeto es el cuerpo. De modo que esta
dedicación es una crisis y es algo completo. No se trata de una sucesión de
actos, y al mismo tiempo comprende toda la vida del creyente. Si bien la
dedicación inicial puede reconocer su origen en alguna decisión o problema
particular, no es una dedicación para hacer algo sino la dedicación de la vida
toda, en la cual, naturalmente, está incluido todo. Básicamente la cuestión que
se plantea es esta: ¿Quién va a dirigir la vida: cristo o el yo? Por cierto
que esto no significa ir eliminando un pecado a la vez. Se trata de una
completa entrega del yo de una sola vez y para siempre. no se refiere
simplemente a las deficiencias en nuestra vida; significa poner a disposición
los talentos positivos también. Segundo, comprende la separación. (v.2). El
tiempo verbal es el presente y el modo es imperativo, lo cual significa “Dejad
de conformaros a este siglo”. La palabra es muy gráfica. Significa esto:
No se presenten con un barniz mundano cuando por debajo son cristianos. Es
el cuadro de un acabado barato sobre una base costosa. Tercero, comprende
una transformación que tiene que ser continua. Dicha transformación está
centrada en la mente, porque es ahí donde se manejan los pensamientos que
orientan la vida. Esa transformación dará como resultado el conocimiento de
la voluntad de Dios. Para todo esto, es fundamental el acto inicial de
presentación o dedicación. Esto último tiene que acontecer primero; de otro
modo no puede haber ni separación ni transformación.

- Dirección continua. La vida dedicada requiere dirección, porque la


dedicación sola no garantiza automáticamente la solución a todos los
problemas de la vida. Sí garantiza (o debiera hacerlo) el que, cuando el
creyente se enfrenta con un problema, lo único que tendrá que hacer es
discernir la voluntad de Dios en lugar de tener que resolver si la va a cumplir o
no. Pero a fin de saber cuál sea la voluntad de Dios en circunstancias
particulares, resulta necesario contar con la dirección del Espíritu Santo, y
luego obrar de conformidad con dicha dirección para ser lleno del Espíritu. Es
el Espíritu el que guía (Romanos 8.14), y lo hace fundamentalmente, mediante
la comunión que se tiene con él, la cual presupone la entrega que implica la
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 54
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

dedicación inicial. De este modo, la dedicación se mantiene activa y pertinente


mediante la dirección diaria del Espíritu a medida que el creyente desenvuelve
su vida en comunión con él. Las sugerencias sobre cómo discernir la dirección
del Espíritu son muchas. Una comunión tan íntima que no queden dudas en
cuanto a la guía del Espíritu es, sin embargo, la clave de la cuestión. No
obstante, pueden ofrecerse algunas sugerencias adicionales que resulten de
ayuda.

(1). No deben buscarse cosas con las cuales sustituir la comunión.


El vellón para determinar la guía del Señor limita a Dios a dos posibilidades.
El vellón, después que se ha tomado una decisión, a fin de confirmar la guía
del Señor es algo muy distinto. El echar suertes también limita a Dios al
número de posibilidades que pueden imaginar el hombre. Pero puede ocurrir
que Dios esté pensando en alguna posibilidad que no se nos ha ocurrido a
nosotros.
(2). El conocimiento de la Palabra de Dios es esencial. Dios jamás
guía de un modo contrario a la Palabra; más todavía, guía tomando como base
la Palabra. La Palabra nos indica como obra Dios, tanto en la forma como no
obra.
(3). El consejo y la información que pueden aportar los amigos
puede ser valioso. La sabiduría de los creyentes de más experiencia es
estimable. Pero en última instancia la responsabilidad en cuanto a cómo es
guiado recae sobre el individuo mismo, y no sobre los amigos.
(4). Se debe tener sumo cuidado cuando se trata de repetir una
misma receta. Sobre todo, no debe usarse la receta de algún amigo como
guía. Lo que le hizo bien a él puede ser veneno para otros.
(5). La cuestión ha de ser considera minuciosamente con el Señor.
No solo nos mostrará él cual es la respuesta, sino que nos enseñará cómo
reconocerla. A él debemos dirigir todas nuestras dudas, todos los problemas y
temores; luego es preciso esperar hasta que él indique el camino a seguir.
Saber cuándo esperar es tan importante como saber cuándo entrar en acción.

 Las manifestaciones de la vida dedicada. La vida dirigida es una vida de


paz, porque es una vida vivida dentro de la voluntad de Dios. La vida dirigida
no es una vida sin pecado, pero si es una vida vivida en la senda recta; es una
vida que aumenta y madura día a día. La dedicación de la vida, incluyendo el
acto inicial del Espíritu, es el primer requisito previo a ser lleno del Espíritu.

La vida sin derrota

El problema cotidiano del pecado en la vida del creyente es algo que debe
reconocerse y ponerse delante del Señor, si es que el Espíritu ha de tener el gobierno
de esa vida. La dedicación y la dirección son factores a tener en cuenta, pero la
victoria sobre el pecado en la experiencia diaria es otra cosa.

Como texto para sintetizar dicho concepto, tomamos Efesios 4.30: “Y no


contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención”. Es cierto que exegéticamente este versículo tiene que ver con
el efecto de ciertos pecados en relación de la persona con el Espíritu. El pecado
contrista al Espíritu, pero esto significa que este ha de retirarse del creyente. Los
pecados de referencia son, en el contexto de Efesios 4.30, pecados de la lengua. Se
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 55
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

menciona la “palabra corrompida” (vs. 29), la amargura, la ira, el enojo, la gritería y


la maledicencia (vs. 31). Así, está claro que, son los pecados de la lengua los que, en
especial, entristecen al Espíritu a tal punto que su ministerio en la vida del creyente
se resiente. Teológicamente, podemos aceptar que el versículo represente cualquier
pecado que contrista al Espíritu. Por lo tanto, la cuestión de la vida no derrotada por
el pecado resulta vital para que el Espíritu pueda llenarla y dirigirla, porque, cuando
el pecado lo entristece, el Espíritu no puede actuar; no tiene el control de los mandos.

1. El propósito de Dios con relación al pecado en la vida del creyente.


Hay tres factores que deben considerarse.

- Implica la santidad. La propia santidad de Dios es la vara con la que se


mide todo pecado. Así se afirma en varios textos. “Por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3.23).
“Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros
santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed
santos, porque yo soy santo” (1ª de Pedro 1. 15-16). “Este es el
mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay
ningunas tinieblas en él” (1ª de Juan 1.5). Dios, que es la luz, es él mismo la
norma. Desde luego que nadie puede igualar ese nivel de perfección, de
modo que Dios, sin reducir el nivel, con gran sabiduría lo ha adaptado de
tal forma que sirve para que cada creyente individual cumpla las exigencias
según su propia capacidad. Esto lo ha logrado Dios exigiendo que
andemos en la luz. En otras palabras, se nos exige que respondamos a la
medida de la luz que, como creyentes en desarrollo, recibimos de él. El
nivel lo establece Dios; él se nos revela en forma constante y creciente;
espera que nosotros respondamos constantemente a esa revelación
creciente de sí mismo. Esto es lo que significa andar en la luz. La falta de
respuesta en cualquier sentido constituye pecado y contrista al Espíritu,
con el resultado de que pierde el control pleno de nuestra vida.
- Implica la genuinidad. Uno de los secretos para la vida espiritual
victoriosa es la sinceridad delante del Señor. Es evidente que él conoce
hasta los secretos del corazón, pero si comprendemos esto, nuestra
relación ante la luz será la que debe ser.
- Implica la gracia. La gracia se hace necesaria en este andar,
sencillamente porque no podemos evitar el caer. Pero cuando fracasamos,
Dios no nos abandona; nos perdona cuando confesamos nuestros pecados
(1ª de Juan 1.9). Si no fuera por su gracia, ya hace mucho que nos
hubiéramos perdido todos.

2. La provisión de Dios con relación al pecado en la vida del


creyente. La provisión de Dios con respecto al pecado es triple.

- La crucifixión. La provisión básica para la victoria consiste en reconocer


como real la co-crucifixión con Cristo de la naturaleza pecaminosa en su
muerte por el pecado (Romanos 6.1-13). En un sentido, esto es semejante a
la dedicación inicial de la vida, en que se trata de una experiencia de crisis;
pero en otro sentido, sentido sumamente vital, es diferente en que no se
trata de una presentación, si no de tomar como real aquello que ya se ha
obtenido. Sin esto no puede haber victoria alguna sobre el pecado habitual
en la vida.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 56
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

- El castigo. La disciplina que ejerce Dios es también provisión suya con


relación al pecado en la vida del creyente (Hebreos 12.5-11). El propósito
expreso de dicho castigo es “para lo que nos es provechoso, para
que participemos de su santidad” (vs.10).
- La confesión y la purificación. Pero la realidad es que
inevitablemente hemos de caer en pecado mientras vivamos en este
cuerpo. Por ello, Dios ha hecho provisión para restablecer la comunión por
medio de la confesión. Confesar significa estar de acuerdo con Dios en
cuanto al pecado cometido; es decir, tenemos que adoptar el punto de vista
de Dios en cuanto al pecado. No se trata simplemente de recitar nuestro
pecado delante de Dios, sino admitir que lo que él piensa acerca del pecado
es exactamente el grado de seriedad que reviste. Cuando así procedemos,
entonces el Señor, con toda fidelidad y justicia, nos perdona y nos
restablece en la comunión, ya que la salvación misma no se pierde jamás
como consecuencia del pecado. La vida victoriosa o la vida que no contrista
al Espíritu Santo es la vida sin derrota. Es la vida que responde
constantemente a la luz como se revela en la Palabra de Dios. A medida
que vamos respondiendo a la luz, se irán abriendo nuevas áreas de
oscuridad que tienen que ser confesadas seguidamente. Luego nos llega un
mayor grado de luz, lo cual, a su vez, nos obliga a una nueva confesión de
lo que hemos descubierto en esos rincones oscuros recientemente
iluminados. Y así se prosigue a lo largo de la vida; pero así sucede,
también, con la vida que sigue un desarrollo normal y que no contrista al
Espíritu.

La vida en dependencia

Finalmente, la vida llena del Espíritu es una vida vivida en dependencia. “Digo
pues: Andad según el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”
(Gálatas 5.16).

1. La naturaleza de esta dependencia. Por su misma naturaleza, el hecho


de andar o caminar representa una sucesión de actos dependientes. Cuando
levantamos un pie a fin de ponerlo delante del otro, lo hacemos confiando en
que el otro pie, que se mantiene en el suelo, ha de aguantar todo el peso del
cuerpo. Cada uno de los pies obra a su turno como apoyo, mientras el otro pie
realiza el movimiento hacia adelante. Solo es posible progresar si andamos
con la fe puesta en el otro pie y dependiendo de él. En este versículo de
Gálatas se le recuerda al creyente que, a fin de andar o caminar y progresar en
la vida cristiana, tiene que hacerlo por fe, lo cual significa vivir dependiendo
del Espíritu Santo. “Andad por el Espíritu” es la traducción correcta.

2. La necesidad de la misma. Este incesante andar en dependencia se hace


necesario por las siguientes consideraciones.
- Porque los niveles son altos. Las exigencias de la gracia establecen los
más altos niveles. El amor que se exige es el amor de Cristo (Juan 13.34).
solamente un ministerio del Espíritu que no encuentre obstáculos y que,
por lo tanto, se manifiesta plenamente, puede generar un amor de este tipo
en el individuo (Romanos 5.5). todo pensamiento tiene que sujetarse a la
obediencia a Cristo (2ª de Corintios 10.5). “Dad gracias en todo” (1ª de
Tesalonicenses 5.18). “Orad sin cesar” (5.17). Todas estas exigencias tan
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 57
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

elevadas requieren que dependamos del Espíritu, si hemos de poder


cumplirlas alguna vez.
- Porque los enemigos son poderosos. La vida en dependencia es
necesaria porque los enemigos son fuertes. El diablo anda como león
rugiente, procurando destruir completamente el testimonio del creyente.
Hasta la amistad con el mundo coloca al creyente en enemistad con Dios
(Santiago 4.4). Nada bueno habita en la carne (Romanos 7.18), y esta
misma debilidad promueve el poder de la naturaleza pecaminosa.

Solo si nos movemos dependiendo del Espíritu – es decir, permitiendo que el


Espíritu se haga cargo completamente – podemos tener esperanza de experimentar
un progreso que esté en consonancia con nuestra profesión.

De manera que ser lleno del Espíritu es ser dirigido por él. Y para poder ser dirigido
de este modo se hace necesaria la dedicación de la vida, la victoria sobre el poder del
pecado que impera, y una dependencia constante del Espíritu. Estas son las
condiciones para ser gobernado por el Espíritu. La oración y el esfuerzo humano
tienen su lugar, ya que nos ayudan a reunir las condiciones necesarias, pero una vez
que se dan las condiciones, el Espíritu se hace cargo automáticamente. No
debiéramos centrar la atención en las oraciones para pedir que seamos llenos del
Espíritu; más bien tendríamos que procurar ser sensibles a estas condiciones;
porque cuando se cumplen las condiciones, se experimenta la plenitud del Espíritu.

LAS CONSECUENCIAS DE SER LLENO DEL ESPÍRITU

Cuando somos llenos del Espíritu podemos comprender y valorar por experiencia
todos los ministerios del Espíritu. Por ejemplo, aunque el creyente está sellado,
regenerado y bautizado y el Espíritu mora en él – ya sea que se dé cuenta de ello o no
– tan pronto sea lleno del Espíritu, comenzará a darse cuenta de dichas realidades y a
disfrutar de los beneficios de las mismas. Además de esto, sin embargo, en las
escrituras se vincula el hecho de ser lleno con algunos otros ministerios del Espíritu.
Se los puede clasificar adecuadamente como consecuencias directas del disfrute del
Espíritu o de su guía y control.

1. Un carácter semejante al de Cristo (Gálatas 5. 22-23)

En Gálatas 5 el fruto del Espíritu está inseparablemente ligado al ser lleno del
Espíritu. En dicho capítulo, Pablo hace un contraste entre las obras de la carne y el
fruto del Espíritu. Afirma que el modo de evitar los deseos de la carne es el de
caminar dependiendo del Espíritu, lo cual es condición para ser lleno (v.16). Luego
describe gráficamente los deseos de la carne (vv.19-20) y los compara con el fruto del
Espíritu (vv.22-23). A menudo se ha señalado que dicho fruto, producto del ser lleno
del Espíritu, es un cuadro perfecto de la semejanza a Cristo. Y así es. Por lo tanto,
podemos decir que una de las consecuencias del hecho de ser lleno del Espíritu es la
manifestación de las características que nos hacen semejantes a Cristo. Por lo que
hace el pasaje en cuestión, esto comprende nueve aspectos. El primero es el amor, lo
cual consiste en buscar la gloria de Dios en el objeto de nuestro amor. Puede haber
actos que a primera vista parecen faltos de caridad, pero que en realidad constituyen
una expresión de amor, si la meta es la gloria de Dios. Hay una relación esencial
entre el amor y el conocimiento, por cuanto el amor más profundo se basa en el
conocimiento más completo. El gozo se deriva principalmente de ver que otros
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 58
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

creyentes progresan en el conocimiento de la verdad (3ª de Juan 4). La paz es esa


tranquilidad que viene de saber que uno está en buenas relaciones con Dios. La
paciencia consiste en revelar un carácter y modo de obrar parejos, que jamás
pretende desquitarse. La benignidad consiste en tener pensamientos positivos,
mientras que la bondad consiste en realizar actos buenos. La fidelidad significa
servir con regularidad y aprovechar todas las oportunidades con todas las facultades
que Dios nos ha dado. La mansedumbre es la gentileza, la gallardía, y no tiene
nada que ver con la debilidad. La templanza (dominio propio) consiste en la
disciplina de la vida total, incluyendo especialmente las áreas vinculadas a lo moral.
En esto consiste en fruto del Espíritu, y esta semejanza a Cristo se manifiesta
únicamente cuando el creyente está lleno del Espíritu, cuando entrega
completamente su vida al dominio del mismo.

La adoración y la alabanza (Efesios 5. 18-20)

En su contexto, el versículo clave sobre la plenitud del Espíritu (Efesios 5.18) viene
seguido inmediatamente de por lo menos 4 consecuencias que se derivan de la
misma. La primera es la expresión audible de manifestaciones de alabanza,
“hablando unos con otros [nótese la traducción correcta] con salmos, himnos y
cánticos espirituales”. La segunda es la expresión interior, inaudible, de alabanza,
“Cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”. La tercera consecuencia de
la vida regida por el Espíritu es un corazón agradecido.

La sumisión (Efesios 5.21)

Otra consecuencia de estar lleno del Espíritu es la sumisión de unos a otros, sumisión
que tiene su influencia en todas las relaciones de la vida, de tal modo que reinarán la
paz y la armonía entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre patrones y
empelados. Si el YO está en control, las manifestaciones serán las del YO egoísta, lo
cual destruirá la armonía que debiera existir en todas las relaciones interpersonales.

El servicio (Juan 7. 37-39)

Las palabras del texto mencionado se pronunciaron en el octavo día de la fiesta de los
tabernáculos. La “figura parece haberse originado en las liberaciones de aguas
traídas del Siloé en un vaso de oro y que se ofrecían junto con el sacrificio matutino
en cada uno de los siete días de la fiesta, mientras se cantaba Isaías 12.3. No se sabe
con seguridad si la liberación se efectuaba también en el octavo día. En caso de que
no se hiciera, el hecho significativo de la supresión de este notable rito en dicho día
de la fiesta haría resaltar más las palabras del Señor”.

Cuando se recibe a Cristo, no es solamente que la sed espiritual del propio individuo
se satisface, sino que la bendición que recibe se transforma en bendición para otros.
El creyente no solo se satisface a sí mismo, sino que lo que recibe desborda y se
convierte en servicio para los demás. Este desbordamiento es ministerio del Espíritu,
que actúa dirigiendo la vida del creyente; y, según las palabras del propio Señor, se
trata de un ministerio característico de la época actual.

El que nos demos cuenta cabalmente de la existencia de otros ministerios del


Espíritu depende de que seamos llenos del Espíritu. Con todo, de un modo particular
estos tres parecerían depender más concretamente de que seamos llenos del Espíritu.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 59
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Ser lleno equivale a que el Espíritu tenga dominio completo – dominio total y
exclusivo – de todas las cuestiones y áreas de la vida del creyente. Este tipo de
dominio constituye un requisito previo para adquirir la semejanza de Cristo, para la
alabanza y para el servicio. Hay otros ministerios del Espíritu, tales como el de
enseñar, que nunca se realizarán plenamente, a menos que el creyente sea
conscientemente dirigido por el Espíritu, pero, hasta cierto punto, podría cumplirlos
alguien que no esté lleno del Espíritu.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 60
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 6

LA VIDA NUEVA
Y SU CONDUCTA

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 61
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el


bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en
vida nueva”

(Romanos 6.4)

Para el desarrollo de este tema, nos basaremos en la carta del apóstol Pablo a los
Efesios capítulo 4. 17 al 32. En primer lugar podemos notar lo siguiente:

1. La enseñanza de Pablo a sustituir la anterior manera de vivir con una


nueva conducta (vv. 17-24).

1.1. Pablo expone primero la forma en que los efesios se


comportaban antes de su conversión a Cristo (vv. 17-19)

Y Pablo les exhorta solemnemente (… os digo e insisto en ello en el Señor – NVI -) a


que ya no anden como los demás gentiles. Ese ya no indica claramente que también
ellos se conducían así anteriormente. El apóstol expresa de distintas maneras la
deplorable condición en que antes se hallaban:

A – En la vanidad de la mente: (v 17b, comp. Romanos 1.21), indica, por un


lado, la futilidad, la falta de sentido y de provecho que la anterior vida comportaba; y,
por otro, la perversidad de ideas, planes, deseos, etc., propias de un entendimiento
entenebrecido por el pecado (v. 18).

B – A esto se suma una ausencia de Dios en sus vidas (v.18b, comp. Con 2.
12), a causa de la ignorancia que hay en ellos, la cual, a su vez, es debida al
endurecimiento del corazón (v.18c).

C – El hábito, voluntariamente contraído, produce la pérdida de la


sensibilidad (v.19) que (en 1ª de Timoteo 4.2) equivale a la cauterización de la
conciencia.

D – Una vez perdida la sensibilidad, el ser humano, se lanza a todo


desorden infrahumano (v.19b): “se entregaron, dice, a la lascivia (gr.
asélgueia; una de las principales “obras de la carne” (Gálatas 5.19) para cometer
con avidez (sin freno alguno) toda clase de impureza”. El “se entregaron a sí
mismos” (lit) pone aquí de relieve (a diferencia de Romanos 1. 24, 26) la
responsabilidad personal de darse al pecado por iniciativa propia, sin que nadie les
sedujera ni les empujara.

2. Pasa después a exponer el cambio producido en la conversión (vv. 20-


24)

“Mas vosotros, dice, (v.20) no aprendisteis así a Cristo” (Lit). Al ser Cristo, su
Persona y su obra, el centro del mensaje cristiano, aprender a Cristo, es mucho más
que aprender acerca de Cristo, es conocerlo íntimamente, experimentalmente y, por
tanto, vivirle; o mejor (Gálatas 2.20), dejar que él viva en nosotros.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 62
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Al empalmar el versículo 20 con los versículos 22-24, vemos que al aprender a Cristo,
al recibir a Cristo en nuestra vida y ser así injertados en él, o como dice Pablo
(Romanos 6.5) plantados en él, hemos entrado en la esfera de “la nueva humanidad”
(2ª de Corintios 5.17), y esto ha de mostrarse en ir (v.22) despojándose del viejo
hombre, esto es, de la forma viciosa corrompida de conducirnos según
nuestra vieja naturaleza, e ir vistiéndonos del nuevo hombre (v.24) comp. Con
2.15. “Creado para ser semejante a Dios en verdadera justicia y
santidad” (NVI).

Esto nos lleva, por una parte, a 2.10, pero por otra parte, a Génesis 1. 26-27, donde
vemos que el hombre recién salido de las manos del Creador estaba hecho a imagen y
semejanza de Dios; reflejaba la imagen del Dios Santo y Justo, antes de que, por el
pecado, se desviase de ella (Eclesiastés 7.29). Pero lo que perdió el Primer Adán, se
reflejó, con mucha más claridad, en el Postrer Adán, Cristo (comp. Colosenses 1.15,
Hebreos 1.3). Así que, todo el que por fe, es injertado en Cristo, recupera mejorada la
imagen y semejanza de Dios que fue echada a perder por el pecado.

Esto comporta una transformación o renovación (v.23, comp. Romanos 12.2,


donde aparece el verbo “ser transformados” con la frase “renovación de nuestra
mente de vosotros” (lit). La NVI ha captado estupendamente el sentido al traducir:
“para ser hechos nuevos en la actitud de vuestras mentes”, pues lo que aquí significa
“espíritu” no es directamente el Espíritu Santo, sino, como es frecuente en Gálatas y
en Efesios, el talante espiritual de la persona convertida.

Pablo habla de la renovación de la mente, porque el cambio de vida ha de reflejarse


primera y principalmente en una nueva mentalidad, puesto que la conducta que la
conducta no es sino la exteriorización de las convicciones que llevamos dentro. Esa
nueva mentalidad. Esa nueva mentalidad es la que puede captar las cosas que son de
Dios (comp. Con 1ª de Corintios 2.14). El presente de infinitivo ir siendo renovados
del versículo 23 explica, como en Romanos 12.2 y Efesios 5.18, el aspecto progresivo
de la obra de la santificación, por lo que los aoristos “despojarse” (v. 22) y “vestirse”
(v.24) no han de tomarse como algo que se hizo de una vez por todas, sino como algo
que comenzó a llevarse a cabo (aoristos ingresivos) en el momento de la conversión.

3. A sustituir la falsedad y la amargura con la verdad y con el amor (vv. 25-


32)

1. “Por lo cual, dice ahora (v.25) Pablo, es decir, como corresponde al “nuevo
hombre en Cristo”, despojándoos (aoristo, de una vez por todas) de la falsedad,
hablad verdad (comp. V.15 y Colosenses 3.9) cada uno con su prójimo”

El apóstol cita aquí de Zacarías 8.16 (en un contexto de preparación para entrar en el
reino mesiánico), y “hablar verdad” es aquí, como en el versículo 15, algo más que
decir la verdad: comportarse en todo de acuerdo con la verdad cristiana. “Porque
somos miembros los unos de los otros” – Pablo no apela a la ley moral que prohibía
la mentira, sino a nuestra condición de comiembros de Cristo. Si el cerebro enviase
mensajes falsos a los pies, el individuo podría sufrir una caída con la que el propio
cerebro podría sufrir un daño irreparable. O por decirlo de otra manera: “Si el ojo ve
una serpiente, ¿acaso engaña al pie? Y si la lengua encuentra algo amargo, ¿engaña al

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 63
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

estómago?” - Donde no hay sinceridad en el trato mutuo, no es posible


que prospere la comunión eclesial.
2. Pablo cita a continuación (v. 26), de Proverbios 4.4. El sentido de este versículo es:
“Que vuestra ira sea santa, sin pecado. Y que vuestro enojo no dure más
allá de la puesta del sol” es decir, “si os habéis enojado, reconciliaos antes de
que se que acabe el día”. La ira “santa” es un sentimiento que la Biblia atribuye a
Dios y al Señor Jesucristo. Quien se percata de la maldad del pecado, no puede
menos de enojarse contra sus propios pecados y contra los pecados ajenos. Pero
como dijo cierto comentarista: “Amar al pecador mientras se odia su pecado
requiere una buena provisión de gracia. La exclamación “No puedo soportar a ese
individuo” es, a veces, pronunciada por un miembro de la iglesia con referencia a
otro”.

No debería consentirse en ninguna comunidad cristiana en que miembros de la


congregación participen de la cena del Señor mientras odian persistentemente a
otros hermanos, incluidos sus propios familiares.

El apóstol añade (v.27) que quien adopta una actitud de enojo persistente hacia el
hermano “da lugar al diablo”, esto es, le presta la ocasión y el espacio para sacar
provecho y hacer que el enojo degenere en pecados más graves. El diablo no debe
jamás ser consentido, sino resistido (Santiago 4.7; 1ª de Pedro 5. 8-9).

3. El apóstol pasa después a otro pecado (v.28): “El que robaba, no robe más,
antes trabaje, haciendo algo útil con sus manos (ver 1ª de Tesalonicenses
4.11) para tener algo que compartir con los que están necesitados” (NVI).
Una primera lectura de este versículo no puede menos que sacudir la conciencia del
devoto y fiel creyente.

La filosofía del mundo enseña que es bueno Esforzarse (gr. Kopiáto, trabaje con
esfuerzo) y, a ser posible con un trabajo no manual, a fin de aumentar los ingresos en
la cuenta corriente o en las acciones de empresas. De esta manera se procura la
seguridad económica y se disfruta de los atractivos que ofrece la vida presente.

En cambio, “la filosofía cristiana del trabajo se levanta muy por encima del
pensamiento de lo que es o no correcto en el plano de la economía; es alzada al lugar
donde no queda sitio para el egoísmo ni para cualquier provecho personal. Dar se
convierte en el motivo para conseguir”.

4. De modo impropio de usar el trabajo, pasa a mencionar el uso impropio de la


lengua (v.29): “Ninguna conversación corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea de ayuda para edificar a otros conforme a sus
necesidades, para beneficio de los que escuchan” (NVI).

El adjetivo griego saprós ocurre otras siete veces, solo en los evangelios (Mateo 7.17-
18; 12.33 – dos veces – 13.48; Lucas 6.43 – dos veces -) para designar frutas y peces
que no sirven para comer, pero su sentido original es el de corrompido. Un cerebro y
un corazón corrompidos por la maldad, el vicio, la envidia, etc., no pueden menos
que transmitir al exterior, por la boca, la corrupción interior. Como puede verse por
su contrario “para edificar… para beneficio”, la conversación corrompida no es solo
la que tiene chistes “verdes” o referencias a la lujuria, sino todo lo que pueda causar

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 64
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

daño al prójimo: quejas, calumnia, expresiones de envidia y resentimiento contra


otros hermanos, críticas destructivas e infundadas, etc.

5. Así como la amonestación contra el enojo no santo, va seguida de la exhortación a


no dar lugar al diablo, la que va contra la conversación corrompida, va seguida de la
exhortación a no contristar al Espíritu Santo (v.30).

Hallo dos razones por las que Pablo menciona el contristar (en especial, con la
conversación corrompida) precisamente al Espíritu Santo:

 El Espíritu Santo es la agencia que el Padre y Cristo emplean para la


santificación del creyente. Es pues, el Espíritu santificador el directamente
ofendido, contristado por el creyente.
 El Espíritu Santo reside en el creyente como “obrero” decorador, que limpia,
decora y embellece el espíritu del creyente. Todo pecado es una mancha
corrompida que afea la obra del Espíritu.

¿Cómo no va a entristecerse al ver manchada, echada a perder, la obra que viene


llevando a cabo en nuestro interior? Pablo añade un motivo más de tristeza para el
Espíritu: “con el cual, dice (v.30), fuisteis sellados para el día de la redención”, es
decir, de la consumación de la redención (comp. Con Romanos 8.23b).

El “sellado” fue hecho, de una vez por todas, al tiempo de nuestra conversión, al
“creer” (cap. 1.13). La seguridad misma que este “sello” nos ofrece debería
impulsarnos a limpiar nuestra vida (1ª de Juan 3.3) en vez de seguir manchándola
con una lengua corrompida. Emplear esta seguridad como “pasaporte para el hijo de
Dios” no puede menos que añadir nueva ofensa al Espíritu de Dios. Leamos Isaías
63. 9-10 para que miremos la semejanza, donde el “ángel de su presencia” no es otro
que el propio Cristo preencarnado.

6. El apóstol termina este capítulo (vv.31-32) con una lista de vicios que
ensombrecen el carácter cristiano y con una lista de virtudes que se oponen a dichos
vicios.

a)- Entre los vicios menciona la Amargura. Este es el “espíritu resentido que rehúsa
la reconciliación” Hebreos 12. 15-17 conecta la amargura con la actitud de Esaú hacia
su hermano. Viene después el mal humor (gr. thúmos), la ira (gr. orgué), el clamor
(gr. kraugué) que suele brotar de la ira y conduce a expresiones ofensivas al subir el
tono de la voz, y la maledicencia (gr. blasphemía), o “difamación, juntamente con
toda clase de malicia” (NVI). “Malicia” (gr. kakía) es aquí una mala inclinación, que
conduce a producir daño al prójimo, por lo que Pablo comienza el versículo 32
oponiendo la virtud contraria.

b)- En efecto, la Benignidad (vs 32) es el fruto del Espíritu (Gálatas 5.22) que inclina
al creyente a comportarse de forma amable y servicial con el prójimo (comp. Con
Colosenses 3.12). A la benignidad añade Pablo la Compasión (lit. tierno de
entrañas). El vocablo griego solamente vuelve a salir en 1ª de Pedro 3.8, pero el
verbo de la misma raíz (splankhnízomai) ocurre 12 veces en los evangelios, aplicado
a Cristo (Mt. 9.36; 14.14; 15.32; 18.27; 20.34; Mr. 1.41; 6.34; 8.2; 9.22; Lc. 7.13;
10.33; 15.20). Y termina diciendo: “perdonándoos unos a otros, como también Dios
os perdonó a vosotros en Cristo”. En el lugar paralelo (Colosenses 3.13b), dice:
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 65
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“como también el Señor (o Cristo, según muchos MSS) os perdonó, así también
vosotros” (lit). En esto, Pablo sigue la pauta del Maestro, quien enfatizó esto mismo
al final de la oración del Padre nuestro (Mt. 6. 14-5) tras de mencionarlo en la misma
oración (Mt. 6. 12; Lc. 11.4) y, con ocasión de una pregunta de Pedro, lo ilustró con
todo detalle por medio de una parábola (Mt. 18. 21-35). Ese así como (kathós)
significa algo más que “porque”; ha de haber una semejanza real entre el perdón de
Dios y el perdonar del creyente.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 66
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 7

LA VICTORIA
SOBRE EL
PECADO Y LOS
PECADOS

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 67
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia
reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor
nuestro”

(Romanos 5.21)

INTRODUCCIÓN

El pecado es casi tan antiguo como el mismo hombre, ha hecho morada en él desde
casi el momento de su creación, ha tenido dominio de su persona sin consideración
alguna, ha sido su peor y más grande enemigo.

El pecado se ha vuelto uno con la naturaleza del hombre, ha invadido su ser, ha


entrado hasta la fuente misma donde mana su vida, convirtiéndose en su señor y
amo, su más grande derrota.

El pecado ha quitado la vida al hombre, aquella que le mantenía unido a la misma


gloria de su creador y Dios, y le ha destituido y separado de la comunión que le
permitía gobernar con su misma imagen y esplendor (Romanos 3:23).

El pecado separó al hombre de Dios y a Dios del hombre, causó una brecha de
división, donde solo ruina y condenación sería el pago por su desviación.

"Más gracias, sean dadas a Dios, por Jesucristo, Señor nuestro...", por haberle
enviado en “semejanza de carne de pecado y haber condenado al pecado en la carne”.
(Romanos 7:25; 8:3).

Por su voluntad, la cual abrazó el Hijo; que al no querer sacrificios y ofrendas de los
hombres más bien “le preparó cuerpo”, le envió para que “se hiciese carne”
(Juan 1:14), y en esa voluntad: “santificar a los escogidos, mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez y para siempre” (Hebreos
10:5-10).

Porque “la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

“Así que, como por la transgresión de uno (Adán) vino la condenación a


todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno
(Jesucristo) vino a todos los hombres la justificación de vida” (Romanos
5:18).

¡Alabado es nuestro Padre Celestial, porque en su Hijo, nuestro Señor ha solucionado


el problema del pecado, provisto de su gracia para que ya no seamos esclavos de él, y
de su Espíritu para que no demos más lugar a los pecados…!!
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 68
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Sin embargo, la comprensión acerca de lo que es el pecado, lo que son los pecados, el
pecado que mora todavía en el creyente y como debe reinar la gracia en él, no es clara
y entendible todavía.

Desde el momento de su edificación, la iglesia ha luchado con definir que es en


realidad el pecado, porque sigue morando en el creyente que ha sido libertado del
mismo; la iglesia ha manejado una confusión acerca de lo que son los pecados o
conductas pecaminosas; la iglesia no ha comprendido como lidiar con el pecado y
como sobreponerse a los pecados. Un desconocimiento acerca de cómo tratar con el
pecado propio y el de los otros y todo en razón de la ignorancia. “Porque todo lo
que no se ha vivido del Evangelio de Cristo, es por causa de la
ignorancia” “Mi pueblo fue destruido por falta de conocimiento” (Oseas
4:6).

Ignorancia que puede ser voluntaria o involuntaria, consciente o inconsciente. Por


eso es menester que como iglesia, conozcamos al respecto ya que:

“Ni el remordimiento, ni el arrepentimiento, reemplazarán jamás al conocimiento”.

Y “la gracia no cohabita con la ignorancia, puesto que gracia es iluminación del
conocimiento de la verdad”.

Gran parte de lo que el Padre desea lograr en su iglesia como obra de gracia, es
precisamente borrar, desactivar, corregir, en la vida de cada creyente el
significado errado de lo que es el pecado y los pecados; a fin de que puedan
andar en completa libertad y en el Espíritu.

Nos hallamos rodeados de personas nacidas de nuevo, engendradas por Dios, con la
nueva naturaleza divina en sus vidas, y el Espíritu Santo morando en su interior,
pero que no saben manejar todavía el asunto del pecado.

Creyentes que incluso pueden hablar de todo lo relacionado con el pecado, el perdón,
la sangre de Cristo que limpia de todo pecado, que la paga del pecado es la muerte,
que quien encubre su pecado no prosperará, y mucho más; pero aun así no saben
lidiar con su propio pecado que mora todavía dentro de ellos y mucho menos con el
pecado de otros. No saben qué hacer con el pecado de adentro ni con lo que está por
fuera.

Pero la gracia del Señor nos convertirá en creyentes expertos en cuanto a la


manipulación de pecado, el de dentro o propio y el de los demás.

Reflexionemos: ¡Si pudiéramos entrar en la mente de una persona y borrarle una


sola palabra… ¿Cuál le borraríamos?!...

Yo borraría la que Dios mismo decidió borrar, no del hombre, sino de su propia
mente y memoria como promesa de su Nuevo Pacto con Cristo a nuestro favor:
“...Perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado”
(Jeremías 31:34).

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 69
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus


pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12).

“añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y sus transgresiones”


(Hebreos 10:17).

¡Que tanto aborrece Dios el pecado y qué tan nocivo es para el hombre, que decidió
quitarlo por siempre de su memoria!.. Porque, en una relación de amor y comunión
de pacto de gracia…es imposible tener presente el pecado, la iniquidad y las
transgresiones.

Por lo tanto, la base o fundamento sobre el cual el creyente del Nuevo Pacto, se
afirma para someter el pecado y no dar lugar a los pecados, reinando en vida y
andando en el Espíritu, es la decisión del Padre por su amor, de no acordarse más del
pecado, la iniquidad y la transgresión. “Por su decisión de olvidarse yo puedo
reinar en gracia, sobre el pecado que en mi mora”.

Y ¿Si en el camino resbalase? “Abogado tenemos para con el Padre,...y Él es


fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de nuestra
maldad” (1Juan 1:9; 2:1).

Él es Dios “que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su


heredad” (Miqueas 7:18).

¡El pecado olvidó y nuestras maldades las perdonará!

LA REALIDAD DEL PECADO QUE MORA

Guiado por el Espíritu, Pablo quiso enviar a los creyentes de Roma, la epístola
magna, en cuanto a la gracia reinante y el pecado en su más precisa y profunda
significación. Quiso que desde allí “la verdad sobre lo que es el pecado”, partiera al
mundo entero y así los creyentes anduvieran en el propósito de Dios en completa
libertad.

Dos veces en el capítulo siete habla acerca de la realidad del pecado que mora en el
creyente, y se presenta asimismo como ejemplo:

“De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí”
(Romanos 7:17).

“Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”
(Romanos 7:20).

¡El gran apóstol está reconociendo, el pecado que en él mora!

Deja de lado por un momento la asignación apostólica que en él mora, el Evangelio


de la gracia que en él mora, la palabra de Nuevo Pacto y reino que en él mora, al
Espíritu Santo que en él mora, los dones espirituales que en él moran…para centrarse
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 70
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

en reconocer “el pecado que en él mora”. Era tan conocedor de la gracia que en él
moraba, que podía admitir y confesar el pecado que igualmente en él moraba.
Cuando la gracia mora nos da conciencia del pecado que igualmente mora. (No
procuremos resaltar solo algunas cosas que en nosotros mora, reconozcamos
también el pecado que en nosotros mora).

1. ENTENDIENDO ¿QUÉ ES EL PECADO?

¿Sabemos definir que es el pecado?...Pecado no es lo mismo que pecados… ¿Sabemos


distinguir?...

¡Si diferenciamos entenderemos lo que es la salvación, tendremos una más amplia y


generosa entrada a la gracia del Señor!

¿Qué es el pecado?

En el idioma hebreo la palabra más usada para definir que es el pecado, es “jataah”
que puede significar = ofensa de conducta habitual, errar, delinquir, cometer crimen,
ser culpable.

En el nuevo testamento la palabra en idioma griego, usada para definir lo que es el


pecado es = “hamartía” que significa = “errar el blanco” y a causa de ello no poder
participar del premio. Significa = “practicar el pecado”.

Como lo expresa también el hebreo, pecado significa = “errar, fallar en el blanco” de


lo que era obedecer a Dios, honrarle, creerle, temerle.

 El apóstol Pablo habla del pecado: 45 veces, en 35 versículos de siete capítulos


de la epístola a los Romanos. Y una vez más en su epístola a los Gálatas (3:22)
y una vez en (1Corintios 15:55-57).

El autor de la epístola a los Hebreos habla del pecado: 5 veces (3:13, 9:26, 28; 10:2,4)

El apóstol Pedro una vez: (1Pedro 4:1)

El apóstol Juan tres veces: (1Juan 3:8,9; 5:18).

 De las 45 veces que Pablo habla del pecado, 12 veces lo relaciona con la ley
“Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20).

La ley pretendía despertar la conciencia de pecado en el hombre y su incapacidad de


solucionarlo por sí mismo.

(Romanos 5:13) “Pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero donde no hay
ley no se inculpa de pecado”. La ley pretendió mostrar al hombre su pecado y lo
culpable que era delante de Dios.

(Romanos 5:20) “La ley se introdujo para que el pecado abundase, más cuando el
pecado abundó, sobreabundó la gracia”. La ley mostraba no solo los mandamientos

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 71
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

que se debían guardar y que el hombre no podía; pretendía despertar el pecado en


toda su naturaleza y abundancia.

(Romanos 7:7) “¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo
no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no
dijera, no codiciarás”

(Romanos 7:8) “Más el pecado tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mi


toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto”.

(Romanos 7:12) La ley a la verdad “es santa y el mandamiento santo, justo y bueno”.
Ella pretendía que el hombre conociera su pecado. Cada mandamiento condensado
en ella, mostraba precisamente el pecado que había en el hombre. “No codiciarás”
mostraba el pecado de codicia que había en el hombre.

La ley expresada en mandamientos obró “dando vida” al pecado; a fin de que el


hombre se diera cuenta que estaba muerto en delitos y pecados. (Efesios 2:1).

(Romanos 7:9) “Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el


pecado revivió y yo morí”. Los mandamientos de la ley pretendieron dar muerte a
quienes antes vivían sin conocimiento, a fin de que pudieran recibir vida eterna.

Por eso enseña también Pablo en Gálatas 3:19-26, acerca de para qué fue dada la ley:

 La ley fue añadida a causa de las transgresiones hasta que viniese la


simiente, el cual es Cristo.
 La ley no podía vivificar por sí sola, solo mostrar al hombre que se hallaba
muerto y necesitado de vida.
 La ley sirvió como confinamiento o encierro para aquella fe que habría de
ser revelada, la fe de Cristo.
 La ley fue una nodriza que cuidó y preparó al pueblo que habría de recibir
a Cristo y ser justificados por la fe en Él.
 La ley estaba reteniendo a esclavos que recibirían la adopción de Hijos y
tendrían a Dios por Padre.

Por eso dice también Pablo que Dios: “En las Escrituras, lo encerró todo bajo pecado,
para que la promesa que es por la fe en Jesucristo, fuese dada a los creyentes”
(Gálatas 3:22). ¡Lo encerró todo bajo pecado, para que escudriñando las mismas
Escrituras fuese hallado Cristo, la promesa de vida eterna! (Juan 5:39). “...porque el
testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10).

(Romanos 7:23) “Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de
mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”.

La ley de mi mente, como la llama Pablo, es la misma ley de Dios, en la que “su
hombre interior se deleitaba” (Romanos 7:22). Contra ella se rebela “la ley de los
miembros” que lleva cautiva la persona a la ley del pecado que está en sus
miembros”.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 72
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

La ley pretendía mostrar al hombre como su mismo pecado producía leyes que
esclavizaban su cuerpo y le hacían rebelar contra la misma ley.

(Romanos 7:25) “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo
mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado”.

La ley siendo “santa, justa y buena” pretendió mostrar no solo el deleite de quien
sería justificado por la fe, en ella, sino como en el cuerpo con sus miembros la
inclinación al pecado.

(1Corintios 15:26, 55-57). “Y el postrer enemigo que será destruido es la


muerte. ¿Dónde está oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro tu
victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del
pecado, la ley. Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria,
por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

(Romanos 6:23) La paga del pecado es “la muerte” y el postrer enemigo que será
destruido es la muerte. En cumplimiento de la última promesa que falta para hacerse
en cuanto a redención en el creyente; y que tiene que ver con su cuerpo. “Cuando lo
corruptible se vista de incorruptible y lo mortal se vista de inmortalidad”. Entonces
se cumplirá lo dicho por el Señor en boca de Isaías (25:8). “Destruirá a la muerte
para siempre” y lo dicho por el Señor en boca del profeta Oseas (13:14). “De la
mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte yo seré tu muerte; y
seré tu destrucción oh Seol”.

Dice también Pablo que el aguijón de la muerte es el pecado. “Como el pecado entró
en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos
los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12); de ahí que el pecado y la
muerte misma serán destruidos con la separación inmaterial de lo material, con la
transformación final de nuestros cuerpos, a la semejanza del cuerpo del Señor.
(Filipenses 3:20-21).

Finalmente reitera Pablo que el “Poder del pecado es la ley” pero gracias a Dios
Padre que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

El autor de la carta a los Hebreos, que nos habla cinco veces del pecado, presenta el
culto, el sacerdocio y los sacrificios exigidos por la ley ineficaces para quitar el
mismo pecado; en cuatro versículos.

(Hebreos 9:26) “… En la consumación de los siglos (Cristo) se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”.

(Hebreos 9:28) “… (Cristo) aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado,
para salvar a los que le esperan”.

(Hebreos 10:2) “De otra manera cesarían de ofrecerse (sacrificios exigidos en la ley),
pues los que tributan ese culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de
pecado”.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 73
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Ya Pablo nos había hablado “del poder del pecado” (1Corintios 15:56), así que el
pecado es un poder maligno de desobediencia, que inclina a la desobediencia, a errar
en la obediencia, cometiendo pecados. Ahora, ese poder está conectado a la
naturaleza humana, así que mientras estemos en este cuerpo, el pecado estará
presente… ¿buena o mala noticia?...

El pecado lo podríamos ilustrar o comparar a un motor dentro de cada ser humano,


que le da poder para cometer pecados. El Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
consiste y anuncia precisamente la buena nueva de cómo es posible “sacarle la fuerza
y el poder de acción a ese motor, hasta que ya no ande. Cómo inhabilitar la caja de
cambios, de tal manera que el motor no tenga desempeño”.

¡Todos tenemos ese motor o poder interior que nos inclina a los pecados! El
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo trabaja y capacita en cuanto a la manipulación
del pecado. Con “Espíritu de poder, amor y dominio propio” (2Timoteo 1:7). Y así
como los motores de los autos se diferencian en potencia y tamaño, el pecado en todo
ser humano, tiene poder diferente, impulso diferente a pecados diferentes, a
conductas pecaminosas diferentes.

¿Cómo manejan los religiosos el asunto del pecado propio y de los


demás?...

Los religiosos se enfocan en los pecados, más no en el pecado, como controlarlo y


manipularlo. Los religiosos dicen: ¡paren, no acelere, cuidado; controlan, guárdese
virgen hasta el matrimonio! Pero no se enfocan en el verdadero problema: el pecado.
No enseñan y ayudan con el pecado y por eso son legalistas con los pecados.

En cambio los creyentes entendidos saben que todo consiste en lidiar con el pecado,
enseñar sobre el pecado, ministrar sobre el pecado; a fin de que los creyentes no den
lugar a los pecados. Ellos van a la raíz del asunto, no por las ramas que
constantemente crecen.

Como el pecado es un motor que en todos tiene distinta potencia; “a mayor potencia
mayormente expuestos a las tentaciones”. A mayor potencia: abundarán los pecados.
Por eso es necesario que con sinceridad del Espíritu de Dios, cada uno de nosotros
esté dispuesto a reconocer y descubrir el motor de su propio pecado, delante del
Señor y de quienes nos pueden ayudar a gobernar sobre él.

Aún el culto que se tributó bajo la ley, en nada limpió la conciencia de quienes lo
ofrecían, ni la de aquellos por quienes la ofrecían. Porque sólo el sacrificio tributado
por Cristo limpiaría y quitaría el pecado del mundo.

(Hebreos 12:4) “Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra
el pecado”.

Basándonos en estas escrituras, podríamos afirmar o definir el pecado como: “un


poder dentro del hombre, una fuerza en su interior que lo faculta para
cometer pecados”.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 74
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

 El Señor ha permitido que el pecado en nosotros more, para entrenarnos, a fin


de que seamos capaces de manipularlo. ¡No para criticar, murmurar o juzgar!

“El cristiano que se horroriza por el pecado y los pecados de los demás creyentes,
sería como el médico horrorizado por las enfermedades de sus pacientes”.

¿Qué decidió Dios Padre hacer con el pecado, mediante nuestro Señor
Jesucristo?

¡La respuesta se haya en entender la promesa que al respecto nos hizo en el Nuevo
Pacto con nuestro Señor Jesucristo!

(Jeremías 31:34 P.U.) “Y no me acordaré más de su pecado”. Por la muerte de


nuestro Señor Jesucristo, Dios Padre decidió no acordarse más del pecado… (No se
acuerda de mi pecado) (Juan 1:29) “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado
del mundo”. El padre decidió en su Hijo quitar el pecado de delante de sí, y en el
señorío que tenía del creyente.

(Romanos 6:6) “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre, fue crucificado juntamente
con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
más al pecado.

El viejo hombre era aquel que vivía bajo el señorío del pecado, que practicaba el
pecado, el que estaba muerto en delitos y pecados. Ese viejo hombre ha sido
crucificado juntamente con Cristo. Ahora “el cuerpo del pecado” ha sido destruido, a
fin de que no seamos más esclavos del pecado. ¡Dios Padre destruyó el pecado! Es
decir, le quitó el poder que tenía para esclavizar y conducir a los pecados.

(Romanos 6:11) “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos
para Dios, en Cristo Jesús, Señor nuestro”. Cristo, al haber muerto y resucitado,
murió al pecado una vez por todas, para que nosotros también con él muramos al
pecado, nos consideremos muertos al pecado. ¡El Padre en Cristo le dio muerte al
pecado! Separó el dominio que tenía de nosotros.

(Romanos 6:14) “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no


estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (6:12) “No reine, pues el pecado…” Dios
Padre en Cristo, terminó con el reinado y enseñoramiento que el pecado tenía del
creyente. ¡Le quitó su poder de enseñoramiento!

(Romanos 6:18) “y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” El


Señor Jesucristo vino a darnos libertad del pecado. Del pecado se libera. ¡El pecado
quedó sin el poder que tenía para mantener retenidos a los creyentes! (6:22).
“…Habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios…”

(Romanos 8:2) “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de
la ley del pecado y de la muerte”. En Cristo, Dios Padre nos libertó de la ley del
pecado y nos concedió la ley del Espíritu de vida y paz.

(Romanos 8:3) “…Dios enviando a su Hijo en semejanza de pecado y a causa del


pecado, condenó al pecado en la carne”. En la ofrenda de su propio cuerpo,
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 75
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Cristo Jesús condenó al pecado, lo juzgó, lo sentenció. Y cuando el postrer enemigo


sea vencido, el pecado lo será también para siempre (1Corintios 15:26, 55, 56; Ap.
20:14)

¿Qué decidió entonces el Padre hacer con el pecado?

1. No acordarse más de él
2. Quitarlo
3. Destruirlo
4. Darle muerte
5. Quitarle se reinado y señorío
6. Libertar de su dominio
7. Condenarlo

Para nada vemos que el Padre haya decidido perdonar el pecado en su Hijo, ya que,
el pecado no tiene perdón; pero si decidió “cargar en él el pecado de todos
nosotros”… (Isaías 53:6).

El Señor Jesús vino a tratar y a resolver el problema del pecado y de los pecados,
para que el propósito de Dios fuera posible con los mismos que había escogido para
su gloria.

“Las personas se juzgan entre sí por el pecado, más Dios trató con el pecado”.

2. ENTENDIENDO ¿QUE SON LOS PECADOS?

¿Qué son entonces los pecados?...

¡Si el pecado es la esencia interior, el poder o motor que impulsa a cometer los
pecados… ¿Cómo entender lo que son los pecados?...

“Los pecados son los actos resultantes del pecado. Es una conducta
pecaminosa”; distinta a practicar el pecado, puesto que quienes practican el
pecado no son nacidos de Dios. “El que practica el pecado es del diablo…todo el que
es nacido de Dios no practica el pecado” (1Juan 3:8-9)

 En el nuevo testamento la palabra del idioma griego para hablar de pecados


es: “Paraptoma” que significa: “Desliz, lapso, desviación, error” error leve,
no intencionado, causado generalmente por la falta de reflexión o cuidado. Es
una falta moral.

Paraptoma no agrava la falta como tal, al dar por entendido que quien la cometió ha
sido libertado del dominio del pecado y hecho siervo de la justicia.

Paraptoma señala una falta de vigilancia, un descuido en el creyente, del cual se debe
lograr levantar fortalecido en la gracia del Señor. “Sed sobrios y velad” (1Pedro 5:8).

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 76
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

 Otra palabra griega para “pecados” es “Parapipto” que significa: “Caer en el


camino, caer al lado”. Más con la garantía de volver a levantarse y que "lo cojo
no se saldrá del camino, sino que será sanado” (Hebreos 12:13) y “El Señor
mismo estará con ellos: el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no
se extraviará” (Isaías 35:8).

El apóstol Pablo habla de los pecados o de pecar: 13 veces, en 11 versículos, de 11


capítulos, de siete cartas.

El escritor de la carta a los Hebreos nos habla: 10 veces de los pecados en 4 capítulos.

El apóstol Pedro: 4 veces en sus dos epístolas.

El apóstol Juan, en su primera epístola habla de los pecados: 8 veces y una vez en el
Libro de Apocalipsis.

Y cada vez que los escritores bíblicos hablan de los pecados o de pecar; lo hacen
para aplicar al creyente todos los beneficios de gracia logrados por nuestro Señor
Jesucristo al haber llevado el pecado de todos nosotros sobre sí mismo en la cruz.

Veamos:

(Romanos 3:25) “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su


sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia
los pecados pasados”.

Hablando de los pecados que ningún sacrificio podía quitar, Cristo es la propiciación,
quien tomó nuestro lugar y con su sangre preciosa, los cubrió y sepultó para
siempre…pasados, presentes y venideros.

Al ser nuestra propiciación no solo olvidó el pecado, sino también los pecados,
dándonos su justicia, lo dice también (Romanos 4:7) “Bienaventurados aquellos
cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados son cubiertos.
Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado” (1Juan 2:1-2) "...Y él
es la propiciación por nuestros pecados;..."

De nuevo vemos los pecados cubiertos del creyente a quien el Señor no inculpa de
pecado, a causa de haber recibido la justicia por la fe en Jesucristo (Salmo 32:1-2).

(Romanos 6:15) “¿Qué pues?, ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo
la gracia? en ninguna manera". En buena hora el apóstol amonesta para de ninguna
manera pensemos que por causa de la gracia recibida, podemos dar lugar a los
pecados. ¡La gracia nos fue dada para señorear sobre el pecado y no dar lugar a los
pecados!

(Romanos 11:27) “Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados”.
Recordando la promesa del Nuevo Pacto, profetizado por Jeremías (31:34), de que no
solo olvidaría el pecado, sino que también quitaría los pecados.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 77
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

(1ª de Corintios 15:3) “Porque primeramente os he enseñado lo que así mismo recibí:
Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las escrituras”. Por
revelación a Pablo se le enseñó que la muerte del Señor conforme a las escrituras, fue
para perdonar nuestros pecados.

(Gálatas 1:4) “El cual se dio asimismo por nuestros pecados para librarnos del
presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”. La entrega de
nuestro Señor, fue pensando también en el perdón de nuestros pecados y así
librarnos del presente siglo malo, donde gobierna Satanás (Efesios 2:2).

(Efesios 1:7; Colosenses 1:14) “En quien tenemos redención, por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Las riquezas de su gracia
sobreabundaron en haber sido rescatados de esa vana manera de vivir, y en la
seguridad de tener siempre perdón.

(Efesios 2:1; 5) “Y él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros


delitos y pecados”. El Padre, rico en misericordia, por su grande amor con que nos
amó, nos dio vida juntamente con Cristo, estando muertos en pecados.

¡Cuando nos vio muertos en pecados solo pensó en darnos vida juntamente con
Cristo!

(Colosenses 2:13) “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de


vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándonos todos los
pecados”. La vida de Cristo en nosotros y la nuestra en la de él, es la garantía del
perdón eterno de nuestros pecados.

(Hebreos 1:3) “(Cristo) habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados


por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas”. Y esto
para interceder perpetuamente por nosotros (Hebreos 7:25) y darnos entrada
confiadamente ante el trono de la gracia (Hebreos 4:16).

(Hebreos 8:12; 10:17) “Y nunca más me acordaré de sus pecados”.

(Hebreos 9:28) “Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de
muchos”.

(Hebreos 10:12) “Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio
por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”.

(Hebreos 10:26) “Porque si pecaremos voluntariamente después de haber recibido


el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados”.

El conocimiento de la verdad, nos debe guardar de pecar voluntariamente. La


gracia no es licencia para pecar, es gratitud para adorar.

(1ª de Pedro 2:24) “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia…”.
Al morir juntamente con Cristo, morimos a los pecados cuando él los cargó en la
cruz. Entenderlo nos hace libres de pecar y vivimos solo para la justicia.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 78
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

(1ª de Pedro 3:18) “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el
justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne,
pero vivificado en espíritu…". ¡Con su muerte no solo destruyó el pecado, sino que
también concedió perdón para los pecados; permitiendo que los redimidos pudieran
llegar a Dios!

(2ª de Pedro 1:9) “Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta, es ciego,
habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados”. El sacrificio del Señor
logró no solo la purificación de los antiguos pecados, también los presentes
venideros.

(1ª de Juan 1:7) “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión
unos con otros y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Ser
libres del dominio del pecado es andar en luz, nos permite tener comunión con
quienes también han nacido de nuevo y nos asegura el perdón para nuestros
pecados.

(1ª de Juan 1:9) “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. La parte que por la misma
gracia de Dios corresponde al creyente es confesar sus pecados. Declararlos ante
Dios y las personas con la seguridad de que al ser nuestro fiel sumo sacerdote nos
limpiará de toda maldad.

(Santiago 5:16) “Confesaos vuestras ofensas unos a otros…” (Proverbios 28:13) “El
que encubre sus pecados no prosperará, más el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia”.

¡La gracia nos da el poder de apartarnos de lo mismo que confesamos!

(1ª de Juan 2:1-2) “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiera pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo, y él
es la propiciación por nuestros pecados…”

¡Quitar el pecado y perdonar los pecados, fue obra de amor y gracia del Padre en
Cristo, para hacernos sus hijitos!... Entenderlo me llevará a no querer pecar; porque
no pecar es no fallar a su amor paternal.

(1ª de Juan 2:12) “Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han
sido perdonados por su nombre”. Esto lo podemos llamar: “la seguridad eterna de
los hijitos”…! sus pecados han sido perdonados por el nombre glorioso de Jesucristo.

(1ª de Juan 3:5) “Y sabéis que él apareció para quitar nuestro pecados, y no hay
pecado en él”. La obra de Cristo a nuestro favor fue completa: Destruyendo el pecado
y, quitando también nuestros pecados. Cuando el perdona nuestros pecados lo hace
al haberlos quitado para siempre delante de sí. Ya no hay pecado ni pecados delante
de Él. Pero nuestro compromiso es: “Permanecer en Él”, como los sarmientos a la
vid…

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 79
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

(1Juan 3:6) “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que
peca, no le ha visto, ni le ha conocido”. Permanecer en Él, es verle y conocerle
y mientras más le veamos y conozcamos no pecaremos.

(1Juan 3:9) “Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.
Somos nacidos de Dios porque el Hijo mora y permanece en nosotros. Por eso ya no
practicamos el pecado, porque este ha perdido su señorío en nosotros. Al morar
Cristo en nosotros pecar voluntariamente es imposible y debe llegar el momento en
que ya no podemos pecar.

¿Cuál es entonces nuestro compromiso con los pecados?...

 Guardarnos, sabiendo entender lo que es estar en la gracia.


 Vigilar, a fin de que el uso de la voluntad sea para permanecer en el
conocimiento de la verdad.
 No olvidar la purificación de los antiguos pecados, para guardarnos de
presentes y venideros.
 Confesarlos ante Dios y las personas indicadas, como obra de gracia.
 Entender la potestad que hemos recibido para ser hechos hijitos de Dios, y así
no pecar.
 Permanecer en él, que es verle y conocerle hasta que ya no podamos pecar.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 80
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 8

LOS ENEMIGOS
DEL CREYENTE

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 81
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad
contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios.

(Santiago 4.4)

LOS 3 MAYORES ENEMIGOS DEL CREYENTE

 La Carne
Cómo vencer la carne

 El Mundo
Cómo vencer el mundo VICTORIA EN CRISTO

 El diablo
Las actuaciones del diablo
Cómo vencer el diablo

Son tres los enemigos que un fiel creyente tiene y que deberá luchar y resistir hasta el
fin de su vida, pero con la ayuda del Espíritu Santo, la victoria será total. El primer es
un enemigo INTERIOR (la carne) y los otros dos son enemigos EXTERIORES (el
mundo y el diablo). Ahora, veamos qué cosas son estas que amenazan a nuestra fe:

1 – LA CARNE

Una de las consecuencias de la caída del hombre en pecado es que este se volvió
carnal (o sea, un ser pecaminoso – Génesis 5:1,3 y 6:3). La Biblia llama de carne a la
parte pecaminosa del hombre, a la naturaleza humana contaminada con el pecado.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 82
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Es el conjunto de todos instintos humanos corrompidos. Una inclinación heredada


para lo malo, lo sucio y lo prohibido. El cristiano debe vigilarse, pues siempre habrá
un conflicto entre su consciencia y las voluntades carnales – Romanos 7:7-25. Hasta
la muerte nos tocará convivir con eso (1 Corintios 15:42, 53-54), pero es posible
dominar a la carne con el poder del Espíritu Santo (Romanos cap.8) y librarse del
poder del pecado. Las Obras de la carne (Gálatas 5:19) están divididas en 4 partes:

1 – Relacionadas con la sexualidad: La sexualidad es algo natural y bueno en el


ser humano creado por Dios, sin embargo, con el pecado de Adam, lo que era natural
y bueno se volvió contaminado. Por eso, surgió la Prostitución, Impureza, Lascivia, y
otras suciedades sexuales.

2 – Relacionadas con la espiritualidad: El hombre es un ser “religioso” que


posee desde la Creación la tendencia de buscar y relacionarse con lo Divino. Después
de la Caída, los seres humanos también distorsionaron esta necesidad pura. Nacía la
idolatría, hechicería, las falsas religiones y derivados.

3 – Relacionadas con el prójimo: El hombre no fue creado para vivir solo, él


necesita de alguien más, de amistad, de amor ajeno. Pero con la naturaleza
contaminada, el hombre se vuelve un ser egoísta y lleno de sentimientos malignos
contra su prójimo, como: Enemistades, celos, envidias, pleitos, odio…

4 – Relacionadas con uno mismo: El hombre perdió el amor propio y


transmitió eso genéticamente a sus descendentes. Ahora, sin el control divino somos
seres viciosos y descontrolados. Somos esclavos de pasiones y sentimientos de un
corazón corrupto.

Además, la carnalidad humana también provoca: Conflicto con la Voluntad de


Dios (Gálatas 5:17, Romanos 8:7); es la fuente del pecado (Jeremías 17:9, Marcos
7:21-23); desvío constante de Dios (Jeremías 8:4-5); disgusto por el sacrificio y
oración (Mateo 16:21-23 y –26:39-41); siempre quiere jalarnos a lo prohibido
(Romanos 7:5-8, 14-25).

El peligro de vivir en la carne: (Gálatas 5:21; Romanos 8:6-8; 1 Corintios 15:50).

CÓMO VENCER A LA CARNE:

1- Una constante vida llena del Espíritu Santo (Gálatas 5:16; Efesios 5:18);

2- Mortificar (crucificar) a las obras de la carne (Romanos 8:13; 1 Corintios 9:27;


Gálatas 5:24; Colosenses 3:5);

2.1 – Cortar todo alimento carnal (Romanos 13:14) y

2.2 – Abortar todo impulso de la carne (Génesis 4:7; Mateo 16:23; Santiago 1:13-15);

2.3 – La práctica de oración y abstinencias (ayunos)

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 83
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

2 – EL MUNDO

El mundo se refiere a la sociedad en que vivimos. Es el ambiente que ya estaba


armado cuando nacimos. A esto se incluye el tipo de vida, las ideas, voluntades,
opiniones, propósitos, creencias, cultura, modismos, y todo lo que moldea a la gente
contemporánea.

El mundo siempre fue un sistema de valores contra Dios y Cristo (1 Juan 4:3-5) que
odia a Jesús y a sus discípulos, pero, ama a los que son suyos y a los hijos de María
(!!!) (Vea Juan 15:18-19 y Juan 7:5-7).

Dios creó al mundo “bueno” (Génesis 1:31); y lo amó sobremanera (Juan 3:16); dio su
autoridad al ser humano (Génesis 1:26-31, Salmos 115:16); que al obedecer a la
antigua serpiente (Apocalipsis 12:9 y 20:2); entregó el dominio de este mundo a
satanás – Lucas 4:6. Por ahora, el mundo está bajo el maligno, el príncipe del mundo
– 1 Juan 5:19, Juan 14:30. Sin embargo, en el reino Milenario de Cristo (Apocalipsis
20) eso cambiará. Este mundo llegará al fin (2 Pedro 3:10,12; Mateo 28:20; Mateo
24:35; Isaías 34:4). Y Dios creará nuevos cielos y nueva tierra (Apocalipsis 21).

La Biblia ordena a: Salvarnos de esta “perversa generación” (Hechos 2:40). No


asociarnos con incrédulos, sino separarnos de ellos (2 Corintios 6:14-18).
No oírlos (1 Juan 4:5-6). Nuestra involucración es apenas para intentar
salvar a algunos (1 Corintios 9:22; Marcos 2:17-17).

Los que aman a este mundo: No son de Dios (1 Juan 2:15); son Sus enemigos
(Santiago 4:4-5); son controlados consciente o inconscientemente por demonios
(Efesios 2:2; 2 Corintios 4:4).

Otras Referencias: Romanos 1:18-32; Juan 17:14-16; Juan 14:27; Juan 16:33; 2
Corintios 4:17; 1 Juan 5:4-5; Juan 1:10, 14:17; 1 Juan 2:15-17

CÓMO VENCER AL MUNDO:

1) Tener una firme personalidad para no seguir a la mayoría (Éxodo 23:2) y para no
se moldear a la mentalidad de este mundo (Romanos 12:2).

2) Tener de hecho un encuentro con Dios (1 Juan 5:4).

3) Considerarse totalmente muerto para el mundo y viceversa (Gálatas 6:14).

4) Congregar (Hebreos 10:25).

3 – EL DIABLO

Dijo Cristo: “Yo veía a satanás caer del cielo como un rayo”
Dios no creó al diablo, Dios creó a un ángel querubín que (con su libre albedrío) se
rebeló y fue expulso del cielo con la tercia parte de los ángeles rebeldes (Lucas 10:18;
Isaías 14:12-20; Ezequiel 28:11-19; Apocalipsis 12:4, 7-9). Ya no hay perdón al diablo
y su fin será en el “lago de fuego” con todos aquellos que lo obedecen (Colosenses
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 84
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

1:20; Ezequiel 28:19; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10,15). En este mundo ellos
forman a un ejército organizado (Mateo 12:25-26; Efesios 6:12) y, debido a que el
hombre le dio de su autoridad sobre la Tierra, este se ha vuelto el “dios de este
siglo” y de todos los que no aceptan al Gobierno de Dios, controlándolos consciente
o inconscientemente (2 Corintios 4:4; Efesios 2:2; Lucas 4:5-6; Juan 14:30).

Su actuación contra la raza humana es de 3 maneras:

Tentación: La tentación es un ataque contra los que son de Dios (Lucas 4:1-13). El
diablo se aprovecha de las debilidades del hombre para provocarlo a pecar contra
Dios y separarse de Él. Jesús nos advierte a velar y orar para “no entrar en tentación”
(Mateo 26:41), pues cuando eso acontece, se vuelve como una obsesión mental para
el pecado.

Opresión: Es la influencia externa de los demonios sobre una persona. Es lo que


pasa a uno al ser controlado mentalmente por el mal. Es ser cegado en su
entendimiento e intelecto. A este grado, la víctima ya está endemoniada (Hechos
10:38).

Posesión: Es la habitación de uno a más espíritus dentro de una persona. En este


caso, los demonios ya la controlan físicamente, emocionalmente y espiritualmente.
El endemoniado pasará a expresar la personalidad de sus espíritus poseedores y
estará debilitado de su libertad de elección (Mateos 12:43-45 y Marcos 5:9).

3. COMO VENCER AL DIABLO

Personas víctimas de espíritus malos necesitan tratamiento adecuado

1) Pasar por un proceso de liberación espiritual.

2) Entregarse a Cristo totalmente (Lucas 24:25; 1 Samuel 7:3; 1 Reyes 18:21).

3) Cerrar las “brechas” por donde satanás entra (Efesios 4:27; Cánticos 2:15).

4) Armarse de la Palabra de Dios contra las dudas y sus asechanzas (Mateo 4:1-11;
Santiago 4:7).

5) Poner nuestra fe en la obra de Cristo a nuestro favor (Hebreos 2. 14-15)

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 85
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 9

LA TENTACIÓN

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 86
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado,


es poderoso para socorrer a los que son tentados”

(Hebreos 2.18)

DEFINICIÓN

Tentación, del latín “temptatio”, la tentación es la instigación que induce el deseo de


algo. Puede tratarse de una persona, una cosa, una circunstancia u otro tipo de
estímulo. La tentación está asociada a la seducción y la provocación.

La tentación es la incitación a pecar. A desobedecer los mandatos de Dios. La


tentación es el impulso que nos mueve a hacer algo, especialmente algo malo. Por
ejemplo, mientras usted va de compras, ve algo que le gusta y piensa que sería fácil
robarlo sin que nadie lo viera. Pero su conciencia le dice que no lo haga, así que
rechaza este pensamiento y se va, en ese momento le ha ganado la batalla a la
tentación.

En hebreo, la palabra para tentación es “massah”, y significa “prueba,


dificultad”. Los términos que han sido traducidos de esta manera, describen
generalmente cualquier situación que tenga que enfrentar una persona que implique
una prueba de su carácter. En Deuteronomio 4. 34; 7.19 y 23.9 se tradujeron
massah por “pruebas” en la reina Valera, y se usa para referirse a una
circunstancia que puede fortalecer el carácter.

En griego, la palabra para tentación es “peirasmós”, y significa “poner a prueba


(por experimento [del bien]; experiencia [del mal], solicitar, disciplinar o
provocación), adversidad.

Para seguir entendiendo mejor lo que es la tentación nos centraremos a estudiar


algunos pasajes de una manera detallada. Empecemos:

 (Mateo 6.13; Lucas 11.4) – “No nos metas en tentación” – Al tener en


cuenta que Dios no tienta a nadie, sino que cada uno es tentado cuando es
atraído y seducido por su propia concupiscencia (Santiago 1. 14-15), y que el
original griego se traduce mejor en sentido personal, el significado de toda
esta petición es el siguiente: “Y no nos sometas a una prueba dura,
sino libramos del maligno” ya que Dios usa a veces al diablo para
probarnos. Después de orar para ser liberados de la culpa del pecado, oramos
ahora para que Dios nos libre del peligro del pecado, de modo que no
volvamos a cometer semejante locura.

 (Mateo 26.41; Marcos 14.38; Lucas 22.40) – “Velad y orad para que
no entréis en tentación” – Acá les da un buen consejo a los suyos. Se
acercaba la hora de una gran tentación. Las aflicciones de Cristo eran para sus
seguidores una tentación de no creer ni confiar en él, de negarle y abandonarle
y renunciar a toda relación con él. El peligro de entrar en la tentación les

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 87
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

asechaba como una trampa o un lazo. Por eso les exhorta a velar y a orar:
velad conmigo (v. 38): velad y orar (v.41). Por quedarse dormidos, perdieron
el beneficio de unirse a Cristo en oración. Al menos, podían haber orado para
que Dios les concediese la gracia de estar despiertos para velar y seguir orando
con él.

 (1ª de Corintios 10.13) – “No nos ha sobrevenido ninguna


tentación… con la tentación la salida” – Acá encontramos unas
palabras de consuelo. Aunque desagrada a Dios la presunción, no le agrada la
desesperación. O las pruebas serán proporcionadas a nuestras fuerzas, o se
nos proveerá de fuerzas adecuadas para nuestras pruebas. Las tentaciones que
sufrimos no son sobrehumanas sino humanas, es decir, las que sobrevienen a
los humanos en general. Y aun de estas tentaciones “humanas” Dios nos dará
una salida (lit), es decir, una vía de escape, a fin de que no nos hundamos bajo
el peso de una tentación abrumadora. Dios sabe lo que podemos aguantar y
por cuanto tiempo lo podemos aguantar. Los hombres pueden dejarle a uno
en la estacada, y huir después de vernos agobiados y malheridos, y a veces son
ellos mismos los que nos han herido, pero Dios es Fiel y no nos abandonará
con tal de que nos acojamos a su gracia y a su poder y no confiemos en
nuestras propias fuerzas. El vocablo que Pablo usa para salida no es éxodos,
sino ékbasis, el cual indica un desfiladero por entre montañas escarpadas. “La
imagen es la de un ejército atrapado entre lugares montañosos y que escapa
de una situación imposible a través de un pasadizo”.

 (1ª de Timoteo 6.9) – “Caen en tentación y lazo” – En los versículos 9


y 10, Pablo contrasta con este dichoso contentamiento del creyente la
insatisfacción, los peligros y la ruina de los que se dejan llevar de la codicia de
las riquezas materiales. El sentido de estos versículos queda perfectamente
claro en la NVI: “Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y
se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos
y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la
destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de
males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han
causado muchísimos sinsabores”. Son de notar aquí los siguientes
detalles:

a)- El original del versículo 9 comienza diciendo: “Los que quieren (no es un
mero deseo, pues Pablo usa el verbo fuerte boúlomai) hacerse ricos. Aunque
no se dice, se sobre entiende que están dispuestos a poner todos los medios a
su alcance para adquirir las riquezas. Esto es lo opuesto a contentarse con el
alimento y el cobijo del versículo 8.

b)- El deseo afanoso y desordenado de las riquezas materiales lleva a estos


infelices a caer en toda clase de tentación y trampas. La unión de trampa (gr.
paguís) con tentación, y el hecho de que, en los otros dos lugares en que
ocurre en las pastorales (epístolas) (3.7 y 2ª Timoteo 2.26), es llamada
“trampa” (o lazo del diablo), hace pensar que también aquí se refiere Pablo al
diablo como autor o instigador de estos males. Los deseos (gr. epithumías,
vocablo con que se designa a la concupiscencia) insensatos y perjudiciales, es
decir, contrarios a la razón y dañosos aun en el orden material, suelen
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 88
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

cristalizarse en decisiones demasiado arriesgadas en el orden financiero, ya


sea por falta de visión o por sobra de deshonestidad en los negocios.

c)- No conformándose con nada, esta gente suele hundirse (gr. buthízousin,
vocablo que solo sale aquí y el Lc 5.7) en la ruina y en la destrucción. Cada día
vemos casos de estos que acaban en la cárcel o en el suicidio. De las 8 veces en
que el vocablo griego apoleía sale en el Nuevo Testamento, en 16 de ellas se
refiere a la perdición espiritual, mientras que ólethron (1ª de Corintios 5.5)
suele significar ruina material. Pero aun apoléia podría significar aquí una
“pérdida irreparable” en sentido material.

d)- Así como la piedad es raíz de todos los bienes (4.8), la codicia es raíz de
todos los males.

 (Santiago 1.12-15) – “Bienaventurado el varón que soporta la


tentación” – El versículo 12 saca la consecuencia general, válida tanto para
el creyente pobre como para el rico, de lo que realmente es motivo de alegría
cuando se persevera pacientemente (gr, hupoménei) bajo la prueba. La
perspectiva se ensancha en este versículo. “Ya no se trataba de regocijarse en
la tribulación a causa del progreso moral que de ella dimana, sino a causa de
la recompensa que merece” – dijo Salguero (exégeta dominicano). Si
retiramos lo de “merece”, propio de la mentalidad catolicoromana, podremos
estar de acuerdo con él.

a) – Una prueba, entre muchas, del sabor hebreo, sapiensal, de la epístola de


Santiago es la forma en que comienza este versículo. Como en los Salmos
1.1; 32.2; 34.8; 94.12 (ver también Job 5.17), la expresión griega makários
anér (“dichoso el varón”) es la misma que usaron los de la Septuaginta
para verter el hebreo ashrey haish. Todos los demás lugares del Nuevo
Testamento que expresan una bienaventuranza, excepto Romanos 4.8, que
es una cita del Salmo 32.2 están redactados de modo diferente (ej. Mateo
5.3-11; 16.17; Lc 1.45; Juan 20.29; 1ª de Pedro 3.14; Ap 1.3).

b) De este varón que persevera pacientemente bajo la prueba, dice Santiago


que es dichoso porque, al resultar aprobado, recibirá la corona de la vida
(lit), esto es, la corona que consiste en la vida eterna. Para aprobado
tenemos, en el original, el vocablo dókimos, bien conocido (Romanos
14.18; 16.10; 1ª de Corintios 11.19; 2ª de Corintios 10.18; 13.7; 2ª de
Timoteo 2.15). Lo contrario es adókimos, descalificado (1ª de Corintios
9.27). El vocablo dókimos se aplicaba específicamente a los metales que
son probados a fuego. ¡Qué mejor símil para dar a entender la prueba a
que es sometido el creyente! La corona es otra metáfora, tomada del laurel
con que eran coronados los vencedores en las pruebas atléticas. A eso hace
referencia lugares como (1ª de Co. 9.25; 2ª de Tm 4.8; 1ª de Pd 5.4; Ap
2.10 y 3.11), donde el vocablo stéphanos sale con el mismo sentido que
aquí. En 1ª de Co 3.14, en cuanto a recompensa.
c) Santiago dice que esta corona la ha prometido Dios a los que le aman
(v.12b). El vocablo Dios falta en la mayoría de los MSS (manuscritos); otra
prueba del sabor judío de la epístola, “ya que era costumbre de los judíos
evitar, en lo posible, el nombre de Dios cuando podía ser sobrentendido”.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 89
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

(vv.13-15) – En estos versículos, Santiago pasa de lo que es prueba, enviada o


permitida por Dios, a lo que es tentación al mal, por lo que Satanás es
llamado “el tentador” (Mt. 4.1; 1ª de Ts 3.5). El cambio de matiz del vocablo
peirasmós, que significa tanto prueba como tentación, se advierte en la
diferencia que existe entre la frase “al resultar aprobado”, del versículo 12, y
la del versículo 13 “al ser tentado”.

1)- Comienza Santiago (v.13) esta sección diciendo: “cuando una persona
se sienta tentada, nunca debe decir: “Dios me está tentando”.
Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta él a nadie”.
En otras palabras, el Dios infinitamente santo y bueno no puede de ningún
modo ser instigado a obrar por un motivo malo ni puede instigar a nadie a
obrar el mal. Ya decía el pagano Plutarco: “Considero peor sentir mal de Dios
que negar que haya Dios” puesto que no cabe peor negación del verdadero
Dios que atribuirle de algún modo la maldad. Por eso, nadie puede echar
sobre la providencia divina la responsabilidad de sus propias culpas, ya que,
en todo lo que hace, quiere o permite, Dios es bueno para todos (Salmo 145.9)
y especialmente bueno para con los que le aman, y hace que todo (lo próspero
y lo adverso) coopere para el bien de ellos (Romanos 8.28).

2)- Podría esperarse, en el versículo 14, que Santiago culpase de las


tentaciones al diablo. Pero no lo hace así, sino que cava más hondo, a fin de
poner al descubierto la verdadera fuente del mal en el hombre: su corazón
engañoso y perverso (Jeremías 17.9). Veamos la lección de fina psicología que
hallamos en los versículos 14 y 15, literalmente traducidos: “Mas cada uno
es tentado al ser arrastrado y seducido por su propia
concupiscencia. Después la concupiscencia, concibiendo, da a luz
el pecado; y el pecado, llevado a su consumación, engendra
muerte”. Las figuras con que Santiago decora e ilustra su lección de
psicología son dignas de análisis especial.

a)- El verbo peirázo (sobre todo, en este contexto) tiene el sentido negativo de
tentar para el mal, como ya lo dijimos al principio.

b)- Santiago asegura explícitamente (v.13) que tal tentación no puede en modo
alguno proceder de Dios. Tampoco culpa de ella al diablo, aunque tampoco
niega su actividad a este respecto (comp. Con 4.7).

c)- El origen del veneno que la tentación lleva en sí lo ve el autor sagrado en


nuestra concupiscencia (gr. epithumía). Las frases del versículo 14 admiten
una doble construcción sintáctica: (a) “mas cada uno es tentado por su propia
concupiscencia, siendo arrastrado y seducido”; (b) “mas cada uno es tentado
al ser arrastrado y seducido por su propia concupiscencia” según hemos
traducido arriba. Las dos hacen buen sentido, pero a mi juicio es preferible la
segunda, por ser más natural la construcción sintáctica según las normas
gramaticales del griego.

d)- Los verbos griegos que hemos traducido por “arrastrado” y “seducido”
son términos tomados respectivamente del arte de la caza y de la pesca. El
primero significa, en sentido propio, la acción con la que los cazadores tratan
de atraer los animales para sacarlos de sus escondites. El segundo, se dice de
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 90
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

los peces, que son seducidos por el cebo. La ilustración es magnífica, pues
describe la forma con que una persona, al ser sorprendida por la tentación,
siente dentro de sí una especia de “tirón” hacia el objeto de la tentación; en la
oportunidad (placer, dinero, prestigio, poder, etc.) que la tentación presenta,
nuestra concupiscencia percibe el cebo con que la persona es atraída y
seducida.

e)- Al cambiar rápidamente de figura, Santiago describe (v.15) la


concupiscencia como una mala mujer que seduce, concibe y da a luz; con ello,
penetra todavía más en la psicología de la tentación, con sus tres momentos:

a)- La Seducción, cuando la ocasión no es buscada adrede (pues eso no


puede llamarse tentación), produce en el sujeto un movimiento
indeliberado que todavía puede ser resistido (comp. 4.7) para salir así
victorioso y aprobado. Como alguien ha dicho muy bien: “Nadie puede
impedir que un pájaro revolotee en torno a su cabeza, pero sí puede
impedirle hacer un nido en su cabello” Pero si el sujeto presta su
consentimiento, la concupiscencia concibe, es decir, recibe dentro de sí,
según la etimología misma del verbo concebir, tanto en castellano como en
griego y en latín. Comienza así el deslizamiento por el plano inclinado del
pecado. Lo mismo que el embrión, el pecado tiene al principio un tamaño
imperceptible; por ejemplo, una mirada sensual, a la que le sigue una
expresión halagadora; después, una notica o una llamada telefónica, y una
cita… comenzó la gestación.

b)- Cuando la gestación ha cumplido su tiempo (que, en esto, suele ser


muy elástico), nace el pecado. No es que la gestación esté libre de pecado,
pues como observa J. Alonso: “como el niño tiene vida antes de nacer, así
también el pecado es una realidad aun antes de aparecer en el exterior.
Pecado aquí significa la serie de pecados de una vida apartada de Dios”.

c)- Llega, por fin, el momento en que el niño se hace adulto: el pecado es
llevado a su consumación (a su madurez NVI) y, ya en plena madurez
adulta, comienza a trabajar y produce su fruto: engendra muerte, que es,
al mismo tiempo, su salario (Romanos 6.23). Miremos el contraste entre el
proceso del pecado y el de la virtud antes de las pruebas: “Las pruebas
purifican la fe; la fe produce la paciencia; la paciencia, la perfección, y la
perfección es recompensada en el cielo. Por el contrario, la
concupiscencia es causa de la tentación, ésta engendra el pecado, y el
pecado la muerte”

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 91
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

LECCIÓN 10

LA SANIDAD
INTERIOR Y LA
LIBERACIÓN

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 92
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo


Sobre el madero, para que nosotros, estando muertos
A los pecados, vivíamos a la justicia; y por cuya herida
Fuisteis sanados”

(1ª de Pedro 2.24)

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo os


Hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo
De esclavitud”

(Gálatas 5.1)

INTRODUCCIÓN

Cuando alguien conoce a Jesús como Señor y Salvador personal, viene a ser un hijo
de Dios, lavado con su sangre, y que si muere, irá directamente al cielo. Este hecho
no significa que el creyente ya es totalmente libre y que todos sus problemas se hayan
terminado. Hay creyentes que tienen muchas ataduras del pasado, tales como:
heridas, amarguras y complejos. La primera pregunta que viene a la mente es, ¿por
qué si somos creyentes aún arrastramos con cosas del pasado? La razón
es, que lo que nació de nuevo fue nuestro espíritu, pero nuestra alma tiene que ser
renovada y transformada; por tanto, es en esta área donde necesitamos liberación y
sanidad interior.

¿Cuál es el proceso?

El proceso consiste en exteriorizar situaciones, confesar pecados personales y de


nuestros antepasados, renunciar y romper los poderes ocultos y reafirmar la fe en
Dios y en su poder para liberarnos. En este proceso, se reclama la restauración del
alma, sanidad espiritual, bienestar y paz interna. En muchos casos, la sanidad de los
padecimientos físicos que se originan en el espíritu son también sanados.

Recordemos que es el nuevo nacimiento

«Le respondió Jesús: - De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no
puede ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: - ¿Cómo puede un hombre nacer
siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y
nacer? Respondió Jesús: - De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y
del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y
lo que nace del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: "Os es necesario
nacer de nuevo"». Juan 3.3-7

Hay creyentes que no han entendido lo que es el nuevo nacimiento. La palabra de


Dios nos enseña que cuando un cristiano recibe a Jesús como su Señor y Salvador, su
espíritu nace de Nuevo, pero su alma no. La palabra de Dios enseña que el espíritu y
el alma son diferentes. «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo;
y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible
para la venida de nuestro Señor Jesucristo». 1 Tesalonicenses 5.23 «La
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 93
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos
filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón».
Hebreos 4.12

¿Qué hace el nuevo nacimiento en nuestro espíritu?

«Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y


quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de
carne». Ezequiel 36.26

• Nos da la posibilidad de comunicarnos con Dios.


• Nos permite conocerlo a Él y Su voluntad.

«Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de


orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual». Colosenses 1.9

• Nos da la habilidad de ser verdaderos adoradores. «Mas la hora viene, y ahora


es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y
en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren». Juan 4.23

En conclusión, hay muchos creyentes que tienen que pasar por ese proceso con la
profunda convicción de que la redención perfecta, efectuada por Jesucristo en la
cruz, fue más que suficiente para libertarlos y sanarlos de las heridas del pasado.

Características del alma

Las características del alma se comparan a las del asno. El asno es: desobediente,
testarudo, voluntarioso, egoísta, jactancioso, ególatra, inseguro, rudo, exhibicionista,
rebelde, orgulloso y arrogante. Esta naturaleza necesita ser renovada y transformada.
Hay dos tipos de vida: La vida del Espíritu, que en el griego original es la palabra
"zoe" y la vida del alma que es "psuke". El alma necesita ser cambiada o no vamos a
poder disfrutar la vida abundante de Dios. Tenemos que aprender a tener control
sobre nuestra alma. El salmista dijo: «Bendice, alma mía a Jehová, y bendiga
todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides
ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el
que sana todas tus dolencias». Salmos 103.1 3 El alma debe estar bajo el control
del espíritu renovado en Cristo.

Voluntad: es la faceta de una persona donde reside la capacidad de decidir. El ser


humano es un agente moral, libre de escoger entre el bien o el mal. La Voluntad es la
fuerza que abre y cierra todo acto de elección en nuestra vida, incluyendo los
pensamientos, las pasiones y las emociones. La voluntad del hombre es el área que
trabaja en conjunto con nuestra mente y emociones. Es donde se nos da la capacidad
de decidir lo que queremos ser y hacer.

El ser salvo o condenado no depende de Dios, sino de la persona porque es un acto de


voluntad propia recibir a Cristo o rechazarlo. Es con la voluntad que el hombre
decide rechazar, recibir, escoger o desechar algo, y esto incluye los pensamientos, las
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 94
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

pasiones y las emociones. El hombre tiene una voluntad soberana para escoger hacer
lo bueno o lo malo.

El hombre decide servir a Dios o al diablo. Dios no tiene prisiones en el cielo; por eso,
es tan importante tratar con nuestra vieja voluntad para hacer lo que a Dios le
agrada. Con la voluntad, el hombre se va formando según lo que piensa y según su
vivencia en el ambiente donde se desarrolla, emocional y culturalmente. Todo esto
determina lo que el hombre será.

El hombre no regenerado, siempre se inclinará a pecar contra Dios. Por ejemplo, la


desobediencia es un acto de nuestra propia voluntad. La palabra de Dios dice: "el
alma que pecare ciertamente morirá". ¿Por qué muchas veces nos cuesta
dejar de hacer algo si somos dueños de nuestra propia voluntad? Porque la mente
no renovada envía constantemente pensamientos a las emociones que no están
sujetas al espíritu. Entonces, la mente y las emociones tratan de seducir la voluntad
humana. Por esta razón, el hombre no puede parar de hacer las cosas que sabe que
son desagradables ante Dios. Dios ha puesto en la vida del hombre una barrera que
Él mismo no traspasa; ésta se llama voluntad.

Esta barrera tampoco la puede atravesar el enemigo. Si éste gana terreno en nuestras
vidas, es porque nosotros con nuestra soberana voluntad se lo hemos permitido. La
voluntad del hombre se divide en: decisión, intención, propósito, elección y deseo. Es
allí donde se originan las decisiones, las intenciones, los propósitos, y los deseos.
Hacer siempre lo que queremos es la esencia de la rebelión. Cuando un creyente no
renueva su voluntad, siempre va a querer satisfacer los deseos de la carne.

¿Cómo lidiamos con nuestra voluntad?

• Rindiéndola
• Quebrantándola
• Vaciándola y llenándola con la voluntad de Dios

¿Cómo rendimos nuestra voluntad?

La palabra de Dios habla de ciertos términos que nos enseñan que el rendir nuestra
voluntad es un acto de elección. La Escritura usa términos, tales como:

 Renunciar - Esta palabra significa: "estar muerto a"

 Despojarse - Esto alude a deshacerse de algo malo, como lo es el viejo


hombre.

«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad». (Efesios 4.22-24)

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 95
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

 Quitarse

«Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia, y toda


malicia». (Efesios 4.31)

Hacer morir

«Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones


desordenadas, malos deseos y avaricia que es idolatría». Colosenses 3.5

Recuerde que Dios no nos obliga a hacer ninguna de estas cosas. Somos nosotros los
que tenemos que tomar la iniciativa de renunciar a las áreas de nuestra vida que no le
agradan a Dios. Tenemos que hacer morir lo malo, quitar de nosotros todo aquello
que nos impide el crecimiento espiritual. Desde hoy, empiece a renunciar a la
amargura, a la ira, al pasado y a los deseos de la carne. Cuando el ser humano está
decidido a hacer la voluntad perfecta de Dios, todas sus promesas serán un sí y
¡amén!

¿Cómo se quebranta la voluntad?

Nuestra voluntad es quebrantada cuando Dios nos disciplina y nos castiga como un
Padre a su hijo en su amor. A esto, también le podemos llamar el método de "la
trituración". «Porque así dijo el alto y sublime, el que habita la eternidad, y cuyo
nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y
humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el
corazón de los quebrantados». Isaías 57.15

La voluntad de Dios la podemos conocer y cumplir de tres maneras:

• Por iluminación. La entendemos y la hacemos.


• Por revelación. Nos es dada a conocer y la cumplimos.
• Por trituración. La trituración tiene que ver con las circunstancias dolorosas que
Dios permite en nuestras vidas, las cuales utiliza para enseñarnos a cambiar.
Recuerde que el mayor obstáculo en nuestra vida para hacer la voluntad de Dios es
nuestra propia voluntad, nuestro "yo".

¿Cómo vaciar nuestra voluntad?

La renovación de nuestra mente por medio de la Palabra de Dios va a producir un


deseo, y como ya sabemos, los deseos se encuentran en la voluntad. Cuando nuestra
mente empieza a ser renovada, comenzamos a sentirnos bien haciendo la voluntad
de Dios. «Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo». Filipenses 1.6 Cuando esto ocurre,
podemos decir lo que dijeron los apóstoles Juan y Pablo: «Es necesario que Él crezca
y que yo mengüe». Juan 3.30 «Y no vivo yo, mas Cristo vive en mí». Gálatas 2.20 El
sometimiento de nuestra voluntad va a ser un sacrificio a Dios y, entonces, podremos
comprobar o experimentar personalmente la transformación continua en nuestra
vida. «Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día». 2 Corintios 4.16

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 96
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Busquemos a Dios con responsabilidad y automáticamente encontraremos su


voluntad en nuestra vida.

Las emociones son la parte del hombre, donde se envuelven los sentimientos y
afectos. Hay varias emociones negativas, tales como: tristeza, ira, vergüenza, dolor,
miedo, celo, confusión y odio. De la misma manera, hay emociones positivas y éstas
son: amor y gozo. Las emociones están en la vista, el gusto, el tacto, el olfato y el oído.

La realidad de las emociones

Jesucristo, realmente enfrentó todas las emociones y los sentimientos de la vida


humana y lo hizo para proveernos de recursos con el fin de que pudiéramos
controlarlas. La persona que vive motivada solamente por sus sentimientos restará
valor e importancia a todos los principios bíblicos. «Pero pida con fe, no
dudando nada; porque él que duda es semejante a la onda del mar, que
es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra». (Santiago 1.6).
Una tristeza intensa va seguida de un gran gozo y júbilo. Una depresión viene
después de un gran entusiasmo.

En el caso de Elías, fue así: él se sintió desanimado después de cortarle la cabeza a los
profetas de Baal. Es posible que el ascenso y el descenso de las emociones no sólo
descalifiquen a un creyente para andar en el espíritu, sino que también lo empujen a
andar en la carne. Cuando el espíritu comience a dirigir la vida del hombre, las
emociones se controlarán. Como consecuencia, el silencio total de las emociones es
una condición para poder caminar en el espíritu.

¿Cómo las emociones afectan nuestra vida?

1. Influyen en nuestras relaciones con otros. Nosotros somos el producto de nuestras


experiencias pasadas, y nuestras reacciones surgen de acuerdo a las heridas que
hemos experimentado en el pasado. Por ejemplo, una mujer que fue abusada por su
esposo va a estar siempre a la defensiva en cualquier otra relación. Otro caso sería el
de una persona que tiene raíz de rechazo que le impide manifestar sus emociones y,
como consecuencia, se crea una baja estima.

2. Serán un obstáculo para nuestra fe. Si nos dejamos guiar por las emociones, será
muy difícil creer la palabra de Dios. Siempre vamos a querer ver primero para
después creer. Los creyentes debemos caminar por convicción y no por emoción. Las
heridas emocionales impiden entregarse al cuerpo de Cristo efectivamente y convivir
en amor sin temor a ser rechazado. Las heridas del pasado están dañando su
presente y su felicidad. «Porque por fe andamos, no por vista». 2 Corintios 5.7

Mecanismos de defensa que utilizamos cuando estamos heridos

Muchos creyentes que han sido heridos, esconden el dolor en lo profundo y evitan
por todos los medios hablar de ello. Otros usan mecanismos de defensa, tales como:

• Proyectar rechazo: Este caso se da cuando la persona siente y muestra un


rechazo a reconocer que ha sido herida, prefiere negarlo (rechazar la idea) antes que
enfrentarse con ella y hacer algo para sanarse.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 97
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

• Autojustificación: Es un mecanismo de defensa utilizado por la persona herida


cuando se siente incapaz de aceptar la responsabilidad que le corresponde sobre sus
actos. Prefiere poner cualquier excusa, por más inverosímil que sea, antes que
reconocer que algo no está bien en su vida.

• Aislamiento: Esto sucede cuando la persona herida decide apartarse del resto,
rechazando toda posibilidad de ayuda, y prefiriendo de esta manera, permanecer
aferrado a sus heridas.

¿Cómo lidiar con las emociones heridas?

1. Enfrentando la verdad. Muchas veces, confrontar la verdad es muy doloroso;


pero recuerde que la puerta por donde entró el dolor, es la misma puerta por donde
debe salir. «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». Juan 8.32.
Las heridas escondidas, los traumas, la falta de perdón, los abusos de todo tipo y los
pecados, son como una comida podrida en un refrigerador. Muchas veces,
percibimos el mal olor y no sabemos de dónde viene; pero más tarde, encontramos
que hay algo podrido en el refrigerador que lo está contaminando todo. Cuando nos
escondemos detrás de una puerta de dolor, tenemos que regresar por la misma
puerta para ser libres; tenemos que enfrentarnos con la verdad.

2. Confesando que nos duele. «Confesaos vuestras ofensas unos a otros,


y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del
justo puede mucho». Santiago 5.16.

3. Perdonando y olvidando. El perdón no es un sentimiento, es una decisión.


Tenemos que perdonar a aquellos que nos han ofendido. «Y cuando estéis
orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también
vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras
ofensas». Marcos 11.25

4. Desarrollando dominio propio. Tomemos una decisión firme de caminar de


acuerdo al espíritu y no por emociones. "Y sobre todas las cosas,
desarrollemos dominio propio". «Digo, pues: Andad en el Espíritu y no
satisfagáis los deseos de la carne». Gálatas 5.16.

5. Haciendo un compromiso. Hacer un compromiso verdadero de no vivir por


emociones sino por los principios de la palabra de Dios.

6. Dando prioridad a la intuición del Espíritu Santo. Conocimiento


inmediato de la verdad que nos ofrece el Espíritu Santo sin necesidad de razonarla.

Algunos creyentes no se han apropiado de la obra completa redentora de Jesucristo


en la cruz del Calvario. Esto incluye: salvación, liberación, sanidad interior y sanidad
física. «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a
los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos...». Lucas 4.18
Lamentablemente, cuando se habla de sanidad interior, se cree que tiene que ver con
sicología y eso no es cierto.
IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER
Calle 39 sur 38-26 Envigado 98
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

¿Qué es sanidad interior?

Es el proceso mediante el cual una persona es liberada y sanada de heridas y de


traumas del pasado producidas por otras personas o hechos. Estas heridas son las
que le impiden disfrutar la vida abundante en Cristo. Esto implica una
transformación y una renovación de nuestra alma, voluntad, emociones y mente por
medio de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.

¿Qué no es sanidad interior?

La Sanidad Interior no es recordar y abrir todo nuestro pasado o nuestros pecados.


No tiene que ver con la sicología del mundo. Es confesar y ser sanado de heridas
pasadas.

Jesús pagó por completo La obra de Jesús en la cruz del Calvario ofrece mucho más
que el perdón de pecados; también, ofrece el pago por completo del ser integral:
espíritu, alma y cuerpo. Si hay creyentes que todavía no andan en completa libertad,
es porque no se han apropiado de la obra completa de nuestro Señor. Veamos qué
nos dice 2 Corintios 5.17. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas».

Las personas creen que una vez que reciben a Cristo, ya se terminaron todos los
problemas y que todo es hecho nuevo. La pregunta es: ¿en qué parte de su ser total
fue hecho todo nuevo? Fue en el espíritu; el alma y el cuerpo siguen siendo los
mismos. Después que recibió a Jesús, ¿ha tenido los mismos malos pensamientos
que antes? ¿Se ha airado? ¿Ha pecado contra Dios? Claro que sí. Pero el Espíritu
Santo comienza a sanarle de heridas del pasado, por medio de la palabra de Dios. En
este proceso, es importante diferenciar entre los pecados que han causado las heridas
del pasado y los pecados después de conocer a Cristo para una sanidad interior
efectiva.

La palabra de Dios nos habla que Jesús pagó para liberar nuestro ser total: espíritu,
alma y cuerpo. Recuerde que Él le liberó del pecado original. Cristo, siendo el
segundo Adán, lo hizo realidad. La sangre de Jesucristo es efectiva y poderosa para
limpiar los pecados cometidos a diario. La sanidad interior es para sanar los traumas
del pasado, y el presente se tiene que vivir sin pecado porque sin santidad nadie verá
al Señor.

Pablo se dio cuenta que dentro de él estaba el mal, pero eso no tiene nada que ver con
la sanidad interior. "Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha
ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a
los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista
a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos». Lucas 4.18 La palabra
quebrantar significa: romper, separar con violencia las partes de un todo; en el caso
de un corazón, es uno que un corazón que está hecho pedazos por causa de las
heridas. Jesús vino al mundo para tomar cada pedazo de su corazón y todo aquello
de su vida que está roto para ponerlo junto y sanar toda herida, rechazo, amargura,
falta de perdón, culpabilidad y lo que sea que esté afectando su vida de forma
negativa.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 99
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

¿Por qué los creyentes necesitan sanidad interior?

Hay muchos creyentes que han nacido de nuevo, irán al cielo, son hijos de Dios y el
Espíritu Santo vive en ellos. Sin embargo, siguen atados al pasado y a las heridas
recibidas; continúan atados a vicios y son víctimas de la depresión, dejándose
dominar por sentimientos de rechazo, complejos de inferioridad, ataduras sexuales,
temores, inseguridades, y además, arrastran maldiciones generacionales; por esa
razón, necesitan recibir la sanidad interior y la liberación.

La importancia de enfrentar la verdad

«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: - Si vosotros
permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Juan 8.31, 32 Cuando
intenta esconderse detrás de la puerta del dolor (las emociones heridas), va a tener
que regresar a través de la misma puerta para adquirir su libertad. ¿Se está
escondiendo porque la verdad es muy dolorosa? Cada área a liberar va a requerir
enfrentar o ver una verdad, la cual siempre trae dolor con ella; pero recuerde que ésa
es su salida a la libertad integral de su ser.

¿Cuál es el propósito de la sanidad interior?

La sanidad interior está relacionada con la persona y su pasado. En la vida


emocional, no hay tiempo ni espacio. Lo que afectó a la persona en el pasado, haya
sido en su niñez o en su vida adulta, tiene vigencia en el presente. Hay un dicho en el
mundo que dice que el tiempo borra las heridas, pero eso es una mentira porque
Jesús es el único que vino a sana los corazones quebrantados.

Jesucristo pagó, por completo, por aquellos que vienen con heridas del pasado. Él les
sana y les da una libertad completa. «¿Quién ha creído a nuestro anuncio y
sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo
delante de él, como raíz de tierra seca. No hay hermosura en él, ni
esplendor; lo veremos, mas sin atractivo alguno para que lo
apreciemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en sufrimiento; y como que escondimos de él el
rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo
tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! Mas él fue herido
por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la
paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados».
Isaías 53.1-5

Las distintas etapas de nuestras vidas, en las cuales podemos recibir heridas, son las
siguientes: En la edad prenatal, en la niñez, en la adolescencia, en la edad adulta y en
la etapa matrimonial. La palabra de Dios nos enseña en el libro de Génesis 3.15 lo
siguiente: «Y pondré enemistad entre tu simiente y la simiente suya, ésta
te herirá en la cabeza y tú Ir herirás en el calcañar». El deseo del enemigo
es herir a las personas de todas las formas y en todas las etapas de su vida. Él lo
Intentó con el Señor Jesucristo y lo intenta con cada uno de nosotros día tras día, sin
descansar.

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 100
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

Todos hemos sido heridos en alguna etapa de nuestra vida y hemos entendido que, al
venir a Jesús, todas las heridas no se sanarán por sí solas. Esto implica que hay que
pasar por un proceso llamado sanidad interior y liberación, por medio del cual Dios
nos restaura de las cosas del pasado. No podemos esperar que el tiempo borre las
heridas, porque eso no sucederá. Solamente la sanidad interior, por medio de la
Palabra y la unción del Espíritu Santo, nos hará libres. ¡Amén!

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 101
ESCUELA DE DISCÍPULOS NIVEL 3

MIS ANOTACIONES

_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA RENACER


Calle 39 sur 38-26 Envigado 102

También podría gustarte