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El testimonio contemporáneo
Moviéndonos más allá de la plenitud del Espíritu, es importante comprender el impacto de los
dones en la vida y el testimonio de la Iglesia.
La experiencia de la plenitud del Espíritu representa algo más que «hablar en lenguas». Es,
en realidad, entrar en posesión de la plenitud de los dones y el fruto del Espíritu, como se
describe en el Nuevo Testamento (1 Co 12.7–11; Gl 5.22, 23). También abarca, en sentido
amplio, el ejercicio de los dones de Dios para la edificación espiritual que se mencionan en
Romanos 12.3–8 y Efesios 4.7–12.
La palabra griega charisma (singular) o charismata (plural) se utiliza para designar los
dones espirituales, y de acuerdo con una terminología más técnica, «dones de la santa gracia».
En Efesios 4.11–13, las palabras dorea y doma también se usan para designar los dones,
calificándolos como aptitudes que nos «equipan» para el servicio personal en el reino de Dios.
Asimismo, la palabra pneumatika, empleada en 1 Corintios 12.1, se utiliza para describir los
dones como «cosas del Espíritu». El asunto es que cada uno de estos términos revela el
significado actual de la acción sobrenatural del Espíritu en nuestras vidas, en tanto nos prepara
para crecer en gracia y en el servicio del reino. Con ese fin, se nos llama a procurar «los dones
mejores» (1 Co 12.31). Así que superar la pasividad, y buscar ardientemente cómo obrar y qué
actitud adoptar ante todos los dones espirituales es lo correcto desde el punto de vista bíblico.
Sin embargo, hablar de los dones nunca implica exclusivismo alguno. Los dones son
dispensados a la Iglesia como recursos para ser utilizados donde sea necesario ministrar el
cuerpo de Cristo. Ello quiere decir que no todos los creyentes poseerán los mismos dones. Por
el contrario, el Espíritu Santo es el autor y dispensador de los dones para hacer que las
expresiones del culto y el reino posean integridad.
Romanos 12.3-8: Los dones del Padre (propósitos y motivaciones básicas de la vida)
1. DON DE PROFECÍA
a. Hablar con franqueza y visión, especialmente cuando lo hacemos bajo la inspiración
del Espíritu de Dios (Jl 2.28).
b. Demostrar valor en lo moral y un inquebrantable compromiso con los valores dignos.
c. Influir sobre los que están en nuestra esfera de acción con un espíritu positivo de
justicia social y espiritual.
NOTA: Como las tres categorías de dones —los del Padre, los del Hijo y los del
Espíritu Santo— involucran «aspectos proféticos», hace falta hacer algunas
distinciones. En la primera categoría (Ro 12) se destaca lo general; aquel nivel del
don de profecía al alcance de cada creyente («toda carne»). El «don de profecía»
dispensado por el Espíritu Santo (1 Co 12) se refiere a la inspiración sobrenatural,
hasta el punto que el hablar en lenguas y su interpretación se incluyen en esta
categoría (1 Co 14.5). El don de oficio de profeta, dado por Cristo a la Iglesia a través
de los ministerios individuales, constituye otra expresión del don de profecía;
aquellos que lo desempeñen deben llenar tanto los requisitos del Antiguo Testamento
sobre la fidelidad del mensaje como las exigencias del Nuevo Testamento en torno a
las normas de vida y carácter requeridas para ejercer el liderazgo espiritual.
2. DON DE SERVICIO
a. Ministrar y servir amorosamente a todos los que están en necesidad.
b. Ministrar tal como corresponde al trabajo y oficio del diácono (Mt 20.26).
3. DON DE ENSEÑANZA
a. Habilidad sobrenatural para explicar y aplicar las verdades recibidas de Dios para la
Iglesia.
b. Presupone el estudio y la inspiración del Espíritu que permite presentar con claridad
la verdad divina al pueblo de Dios.
c. Considerada diferente a la actividad del profeta, quien habla directamente en nombre
de Dios.
4. DON DE EXHORTACIÓN
a. Significa literalmente llamar a alguien para animarlo a algo.
b. En sentido amplio, equivale a suplicar, consolar o instruir (Hch 4.36; Heb 10.25).
5. DON DE REPARTIR
a. Su significado esencial es dar en un espíritu de generosidad.
b. Desde un punto vista técnico se refiere a aquellos que proveen recursos a quienes
no los tienen.
c. Este don debe ser ejercido con liberalidad, sin ostentación ni vanagloria (2 Co 1.12;
8.2; 9.11, 13).
6. DON DE PRESIDIR
a. Alude a alguien que se «pone al frente» en alguna actividad.
b. Abarca la acción modeladora, supervisora y directriz del Espíritu Santo sobre el
cuerpo de Cristo.
c. El liderazgo debe ser ejercido con diligencia.
7. DON DE HACER MISERICORDIA
a. Identificarse con el sufrimiento de otros.
b. Establecer relaciones de comprensión, respeto y sinceridad con otros.
c. Para que sea efectivo, este don debe ser ejercido con amabilidad y alegría, no como
una obligación.
Efesios 4.11 (también 1 Co. 12.28): Los Dones del Hijo (para equipar el cuerpo de la
Iglesia y facilitar su misión)
1. APÓSTOL
a. En los días apostólicos se trataba de un selecto grupo escogido para llevar a cabo el
ministerio de Cristo; incluía la tarea encomendada a unos pocos de completar el
canon de las Sagradas Escrituras.
b. Implica el desempeño de un papel especial de liderazgo asignado por Cristo.
c. Funciona como mensajero o enviado de Dios.
d. En nuestra época se refiere a quienes poseen un destacado espíritu apostólico,
hacen una contribución destacada a la ampliación de la obra de la Iglesia, abren
nuevos campos misioneros y supervisan los principales órganos del cuerpo de
Jesucristo.
2. PROFETA
a. Un vocero espiritualmente maduro, portador de un mensaje divino especial dirigido a
la Iglesia o el mundo.
b. Una persona que en ciertas ocasiones recibe el don de prever los acontecimientos
futuros.
3. EVANGELISTA
a. Se refiere fundamentalmente a un don especial de predicación o testimonio que atrae
a los incrédulos a la experiencia de la salvación.
b. Desde el punto de vista funcional, el don de evangelista contribuye al establecimiento
de obras nuevas, mientras que los pastores y maestros se ocupan entonces de
organizar y sostener.
c. Esencialmente, el don de evangelista contribuye a hacer conversos y a reunirlos
física y espiritualmente en el cuerpo de Cristo.
4. PASTOR/MAESTRO
a. La palabra «pastor» deriva de una raíz que significa «proteger».
b. Implica la función de nutrir, enseñar y cuidar de las necesidades espirituales del
cuerpo, que ejerce un pastor/líder.
5. MISIONERO (algunos incluyen al «apóstol» y al «evangelista» en esta categoría).
a. Implica desarrollar un plan para dar a conocer el evangelio a todo el mundo (Ro
1.16).
b. Da ejemplo de la humildad necesaria para seguir el llamado de acudir a regiones
remotas y enfrentar situaciones desconocidas.
c. Connota una compulsión interna para guiar todo el mundo a una comprensión del
mensaje de Jesucristo (2 Co 5.14–20).
Gracias especiales
1. HOSPITALIDAD
a. Significa literalmente, amar, hacer el bien o auxiliar a otros con alegría.
b. Ilustra la noción de Pedro sobre una de las dos categorías de dones: 1) enseñar y 2)
ministrar (1 P 4.10, 11).
c. Se manifestaba en el cuidado prodigado a creyentes y obreros que llegaban de visita
para adorar, trabajar y formar parte del cuerpo de Cristo.
d. Se ejemplifica en las enseñanzas de Cristo sobre el juicio de Dios (Mt 25.35, 40).
2. CELIBATO (Mt 19.10; 1 Co 7.7–9, 27; 1 Ti 4.3; Ap 14.4).
a. La Biblia considera el matrimonio como algo honorable, ordenado por Dios, y una
necesidad de cada individuo.
b. Implica un don especial, que libera al individuo de los deberes, presiones y
preocupaciones de la vida familiar, permitiéndole dedicar toda su atención a la obra
del Señor.
3. MARTIRIO (1 P 4.12, 13)
a. Se ejemplifica en el espíritu de Esteban (Hch 7.59, 60).
b. Se cumplió en la actitud de Pablo (2 Ti 4.6–8).