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Oseas 6:3
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está
dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y
temprana a la tierra.
Ahora bien, para entender mucho mejor a que se refiere el asunto de la lluvia,
tanto temprana como tardía; es menester analizar lo que la naturaleza nos revela en
cualquier punto del planeta tierra, las temporadas de lluvia son determinantes para la
agricultura. Además de las lluvias en su correspondiente estación habitual del año, hay
dos precipitaciones muy esperadas por las personas encargadas de la plantación y que
es vital para que su producto tenga éxito. Y es en tal sentido que analizaremos la lluvia
temprana y la lluvia tardía.
Santiago 5:7
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el
labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que
reciba la lluvia temprana y la tardía.
Abonar y preparar el terreno con el arado, y la reja del arado rompe el terreno
inculto, desarraiga las raíces de las malas hierbas, y una vez que el terreno está
preparado,
Hace la siembra de la buena semilla. La semilla tiene en sí un principio
germinativo, un principio que Dios mismo ha implantado, y para que este
principio pueda actuar, el agricultor tiene que hacer su parte: arrojar la semilla
en el terreno preparado, con la esperanza de recogerla multiplicada en una
cosecha abundante. La semilla echada en la tierra humedecida capta la
humedad y
Hace que la planta florezca, nazca la flor y de esta flor nazca un fruto
Salmos 104:13-16
13
El riega los montes desde sus aposentos; Del fruto de sus obras se sacia la
tierra.
14
El hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del
hombre, Sacando el pan de la tierra,
15
Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro,
Y el pan que sustenta la vida del hombre.
16
Se llenan de savia los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó.
Toda semilla brota, crece, y toda planta se desarrolla por el poder de Dios, pero
el hombre tiene que hacer su parte para que pueda cosechar. Dios no es quien
deshierba la mala hierba, es el hombre el que debe coger su instrumento para quitar la
mala hierba, a fin de que tenga una buena cosecha. Dios, en su santa Palabra, utiliza
estos hechos de la naturaleza para explicar la obra del Espíritu Santo en el hombre
pecador arrepentido, cuando el Espíritu Santo de Visitante pasa a ser Habitante; y lo
que ocurre con la semilla que se ha echado en el terreno preparado, así ocurre
también en la experiencia del verdadero creyente.
Así como el agricultor, para poder cosechar lo que ha sembrado necesita tanto
de la lluvia temprana como de la tardía, así también para que en el hombre se pueda
desarrollar un nuevo carácter, tiene que recibir al Espíritu Santo tanto en el período de
la lluvia temprana como en el período de la lluvia tardía.
Entonces, ¿cómo es que hoy en día la gente quiere orar por la lluvia tardía sin
haber pedido y haber recibido la lluvia temprana? ¿Cómo es que la gente quiere orar
por la lluvia tardía cuando el terreno ni siquiera ha sido preparado para la siembra?
A los hombres religiosos les gusta leer textos, pero no les gusta leer
los contextos. Si los hermanos, verdaderamente quisieran estudiar, al leer este
capítulo de Testimonios para los Ministros se encontrarían con la siguiente declaración
de la sierva del Señor:
Testimonio para los Ministros:506.2 “Pero a menos que haya caído la lluvia
temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que las
primeras precipitaciones hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá
perfeccionar ninguna semilla.”
Una de las razones por la cual la gente se quiere saltar de la lluvia temprana
directo a la lluvia tardía, es que no quieren realizar el trabajo que implica recibir la
lluvia temprana y tardía. No quieren preparar el terreno. No quieren hacer la siembra.
No quieren recibir diariamente la lluvia temprana y subsecuente que hace crecer la
semilla y la planta de origen celestial. Quieren que Dios, por arte de magia, haga
aparecer de la nada algo que no existe, y que lo implante en el hombre ya desarrollado
y maduro. Pero Dios no hará la obra que al hombre le toca hacer.
Pero acerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial
de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este
derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía; y en procura de
este poder adicional, los cristianos han de elevar sus peticiones al Señor de la mies ‘en
la estación tardía’. Zacarías 10:1 Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová
hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.
Es importante notar que la hna. White indica que la lluvia temprana comenzó
con el 5 del mes tercero del año 31 d.C. en ocasión del Pentecostés. Y que la lluvia
tardía caerá en “el tiempo de la siega” en “el tiempo de necesidad especial.”
El apóstol Pablo dice que el santuario terrenal era “símbolo para el tiempo
presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios” (Hebreos 9:9), que sus
lugares santo y santísimo eran “figuras (representación) de las cosas celestiales”
(Hebreos 9:23). Además del santuario, también sus muebles eran sombra de las cosas
celestiales (Hebreos 9:21; 8:5).
El ministerio terrenal del tabernáculo terrenal era sombra y figura de las cosas
celestiales, para que podamos comprender el plan de redención. Estudiemos entonces
cómo el hombre recibía la lluvia temprana, de acuerdo al ritual simbólico.
El hombre debe cumplir con estos requerimientos para poder ser aceptado
ante Dios y ante la ley. Si el hombre no llega a cumplir siquiera uno de estos
requerimientos entonces viene sobre él:
La condenación de la ley
2. Debido al pecado, el hombre ahora tiene una cuenta pendiente con Dios y con
la ley en la Corte Suprema de Justicia—el Santuario Celestial.
Conflicto de los Siglos: 62.1 – “La condición para alcanzar la vida eterna es
ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la
caída de nuestros primeros padres: la perfecta obediencia a la ley de Dios,
la perfecta justicia.
Si la vida eterna se concediera con alguna condición inferior a ésta, peligraría la
felicidad de todo el universo. Se le abriría la puerta al pecado con toda su secuela de
dolor y miseria para siempre.
Antes que Adán cayese le era posible desarrollar un carácter justo por la
obediencia a la ley de Dios. Mas no lo hizo, y por causa de su caída tenemos una
naturaleza pecaminosa y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Puesto que
somos pecadores, no podemos obedecer perfectamente una ley santa. No tenemos
justicia propia con que cumplir lo que la ley de Dios exige.
Todos los MEDIOS (incienso molido, aceite, sangre derramada y recogida, pan
cocido, vino) que se habían provisto en el atrio, el sacerdote tenía que PRESENTARLOS
en el lugar santo ante Dios y ante la Ley de los Diez Mandamientos, siguiendo un orden
establecido por Dios.
Isaías 22:12-14 – “Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día a
llanto y a endechas, a mesar y a vestir saco. Y he aquí gozo y alegría,
matando vacas y degollando ovejas, comer carne y beber vino, diciendo:
Comamos y bebamos, que mañana moriremos. Esto fue revelado a mis oídos de
parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta
que muráis, dice el Señor Jehová de los ejércitos.”
Una vez al año, en una fecha y mes establecidos por Dios mismo: el 10 del mes
séptimo (Levítico 23:27; 16:2, 29).
Incienso
Para el sumo sacerdote un becerro para expiación y un carnero para el
holocausto (Levítico 16:3)
Para el pueblo dos machos cabríos para expiación y un carnero para holocausto
(Levítico 16:5)
¿Quiénes eran los beneficiados por el trabajo del sumo sacerdote terrenal en el Día de
Juicio simbólico?
Todos los hombres que habían practicado el Servicio Diario para obtener el
perdón de sus pecados y la aceptación de Dios diariamente eran los que en el Servicio
Anual tenían asegurados:
El incienso era un medio que habilitaba al sacerdote terrenal para poder entrar
al santuario (Levítico 16:12) y, como todos los medios que habilitaban al sacerdote
para entrar (así como el pan y la sangre del animal sacrificado, por ejemplo), debía ser
preparado en el atrio del santuario (Éxodo 30:34-36).
Patriarcas y Profetas: 321.2 – “El incienso, que ascendía con las oraciones de
Israel, representaba los méritos y la intercesión de Cristo, su perfecta justicia, la
cual por medio de la fe es acreditada a su pueblo, y es lo único que puede hacer
el culto de los seres humanos aceptable a Dios.”
Los Diez Mandamientos fueron colocados dentro del arca en el lugar santísimo
del santuario para que el hombre aprenda que hay una diferencia entre la ley moral y
la ley de la nación de Israel y la ley ceremonial. Entre estas tres leyes únicamente los
Diez Mandamientos fueron colocados dentro del santuario, pues ésta es la ley que
define qué es pecado (1 Juan 3:4) y es ésta ley la cual es la base del pacto
(Deuteronomio 4:13; 9:9-15).
Por medio de este ritual simbólico Dios nos enseña que el hombre que acepta
la vigencia de la ley (los Diez Mandamientos) es justificado por fe diariamente en base
a una justicia ajena a sí mismo (la justicia/obediencia de Cristo).
El aceite de oliva que se usaba para aderezar las lámparas era un símbolo del
Espíritu Santo (Zacarías 4:2-3, 6; Mateo 25:4) y de la lluvia temprana (Joel 2:23, 28-29).
La lluvia tardía debe ser dada luego de que los pecados sean borrados (Hechos
3:19) y los pecados son borrados UNICAMENTE luego de haber pasado el juicio
(Levítico 16:16).
Hechos 3:19-20 – “Así que, arrepentíos y convertíos (SERVICIO DIARIO), para que sean
borrados vuestros pecados (DIA DE JUICIO); pues que vendrán los tiempos de refrigerio
de la presencia del Señor (LLUVIA TARDIA a los que pasaron el juicio). Y enviará a
Jesucristo, que os fue antes anunciado (LOS QUE RECIBIERON LLUVIA TARDIA –
APROBADOS EN EL JUICIO – ESTAN PREPARADOS PARA LA SEGUNDA VENIDA)”
Entonces, HOY debemos pedir por la lluvia temprana que nos preparará para el
JUICIO DE VIVOS que antecede a la segunda venida de Cristo. Y debemos recibir el
bautismo diario del Espíritu Santo para poder andar en el camino de la santificación
verdadera, como resultado de haber sido justificados diariamente en virtud de la
obediencia perfecta y perpetua de Cristo.
Hechos de los Apóstoles: 46.1 – “Todo obrero que sigue el ejemplo de Cristo
será preparado para recibir y usar el poder que Dios ha prometido a su iglesia
para la maduración de la mies de la tierra. Mañana tras mañana, cuando los
heraldos del Evangelio se arrodillan delante del Señor y renuevan sus votos de
consagración, él les concede la presencia de su Espíritu con su poder vivificante
y santificador. Y al salir para dedicarse a sus deberes diarios, tienen la
seguridad de que el agente invisible del Espíritu Santo los capacita para ser
colaboradores juntamente con Dios.”
Hechos de los Apóstoles: 41.2 – “Cada obrero debiera elevar su petición a Dios
por el bautismo diario del Espíritu. No es una evidencia concluyente de que un
hombre sea cristiano el que manifieste éxtasis espiritual en circunstancias
extraordinarias. La santidad no es un arrobamiento: es una entrega completa
de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios;
es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en
las pruebas y en la obscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por
vista; confiar en Dios sin vacilación y descansar en su amor.”
Entonces, ya hemos determinado que sin lluvia temprana no puede haber lluvia
tardía. Hemos determinado que la lluvia tardía se otorgará a los que salgan aprobados
en el juicio de vivos para así poder dar el fuerte pregón antes que termine el tiempo de
gracia para el mundo entero y caigan las plagas de Apocalipsis 16.
Conflicto de los Siglos: 596.1 – “El ángel que une su voz a la proclamación del
tercer mensaje, alumbrará toda la tierra con su gloria. Así se predice una obra
de extensión universal y de poder extraordinario. El movimiento adventista de
1840 a 1844 fue una manifestación gloriosa del poder divino; el mensaje del
primer ángel fue llevado a todas las estaciones misioneras de la tierra, y en
algunos países se distinguió por el mayor interés religioso que se haya visto en
país cualquiera desde el tiempo de la Reforma del siglo XVI; pero todo esto será
superado por el poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la
proclamación de la última amonestación del tercer ángel.
¿Qué demanda Dios Padre al hombre pecador para darle el Espíritu Santo como
Habitante – agente regenerador – o lluvia temprana?
Jeremías 6:10 – “¿A quién tengo de hablar y amonestar, para que oigan? He
aquí que sus orejas son incircuncisas, y no pueden escuchar; he aquí que la
palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.”
Jeremías 6:19 – “Oye tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de
sus pensamientos; porque no escucharon a mis palabras, y aborrecieron mi
ley.”
Oseas 10:1 – “Es Israel una frondosa viña, haciendo fruto para sí.”
La buena semilla sembrada en el terreno del corazón del hombre, así como en
la siembra en la naturaleza, también debe germinar, para que luego comience
su crecimiento. Y así como la semilla sembrada en el terreno echa raíces y se arraiga en
el suelo para obtener los nutrientes necesarios para su desarrollo, así también
debemos nosotros arraigarnos a Cristo, el fundamento seguro (Lucas 6:48; Efesios
2:20), y debemos permanecer en Cristo (Juan 15:4) para poder recibir
permanentemente el bautismo diario del Espíritu Santo.
Conflicto de los Siglos. 414.4 – “El servicio típico enseña importantes verdades
respecto a la expiación. Se aceptaba un sustituto en lugar del pecador; pero la
sangre de la víctima no borraba el pecado. Solo proveía un medio para
transferirlo al santuario.
Conflicto de los Siglos: 416.1 – “La purificación del santuario implica por lo
tanto una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo
para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón está con el, para que
pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra (Apocalipsis
22:12).”
Deseado de Todas las Gentes: 625.1 – “Al describir a sus discípulos la obra y el
cargo del Espíritu Santo, Jesús trató de inspirarles el gozo y la esperanza que
alentaba su propio corazón. Se regocijaba por la ayuda abundante que había
provisto para su iglesia.
El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su
Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu Santo iba a ser dado como
agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil.
Colportor Evangélico: 109.2 – “El secreto del éxito estriba en la unión del poder
divino con el esfuerzo humano. Los que logran los mayores resultados son los
que confían más implícitamente en el brazo del Todopoderoso.”
Aquí se revelan claramente las condiciones del éxito en la vida del verdadero
creyente. Para apropiarnos de la Gracia de Dios tenemos que hacer nuestra parte. El
Señor no tiene el propósito de forzar la voluntad de nadie. Dios nos concede su Gracia
para que se efectúe en nosotros el querer y el hacer, pero nunca como sustituto de
nuestros esfuerzos.
Así como en la siembra de la buena semilla, las malas hierbas deben ser
quitadas del terreno sembrado para que pueda tener una buena cosecha, así también
si el verdadero creyente quiere que se desarrolle en él un nuevo carácter semejante al
de Cristo, al hombre le toca luchar contra su carácter malo (Gálatas 5:19-21).
Pero es importante entender que sin lluvia temprana no puede haber lluvia
tardía, por lo tanto, el creyente debe llegar al juicio de vivos con estas características:
El creyente, en el día del juicio, debe seguir diciendo como el apóstol Pablo: “Y
ser hallado en él (Cristo), no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino por la
que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:9).
Cuando llegue la hora del Juicio, Dios Padre—en virtud de la obediencia de
Cristo y de su sangre derramada en la cruz—hace una declaración final para que el
nombre del creyente se conserve en el Libro de la Vida (Apocalipsis 3:5) y sus pecados
que conservaron el perdón puedan ser borrados de su libro de malas obras y
transferidos a la cuenta de Satanás.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados;
pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor.” (Hechos
3:19)
Los únicos que recibirán la lluvia tardía serán los que hayan salido aprobados en el
juicio de vivos.
El Espíritu Santo como agente regenerador crea lo que no hay en el hombre por
naturaleza (los dones de Gálatas 5:22-23), para que con este poder divino el hombre
pueda con su esfuerzo humano aprender a obedecer voluntariamente a Dios. Además
de crear en el hombre Gálatas 5:22-23, el Espíritu Santo debe grabar la ley de Dios en
la mente y en el corazón (hebreos 8:10). Pero el hombre no desarrolla la santificación
para ser justificado ante Dios, sino porque, como resultado de la justificación, es la
voluntad de Dios Padre nuestra santificación (1 Tesalonicenses 4:3). Dios Padre
perdona nuestros pecados, pero es su voluntad que nosotros abandonemos la práctica
del pecado.
Juan 5:14 – “He aquí, has sido sanado; no peques más, porque no te venga
alguna cosa peor.”
Joyas de los Testimonios T1: 580.3 – “Hermanos, os ruego que obréis con el
sincero deseo de glorificar a Dios. Depended de su poder; sea su gracia vuestra
fuerza. Por el estudio de las Escrituras y la oración ferviente, tratad de obtener
un claro concepto de vuestro deber y luego cumplidlo fielmente. Es esencial que
cultivéis la fidelidad en las cosas pequeñas, y al hacerlo adquiriréis costumbres
de integridad en las responsabilidades mayores.
Los pequeños incidentes de la vida diaria pasan con frecuencia sin que los
notemos; pero son estas cosas las que forman el carácter. Cada acontecimiento
de la vida es grande para bien o para mal. La mente necesita ser educada
por las pruebas diarias, a fin de que adquiera fuerza para resistir cualquier
situación difícil. En los días de prueba y peligro, necesitaréis ser fortalecidos
para permanecer firmes de parte de lo recto, independientes de toda influencia
opositora.
Los creyentes que lleguen con vida a la prueba final de la ley dominical y salgan
victoriosos de esa terrible prueba final, en consecuencia serán sus casos tomados en
cuenta en el Juicio y, en virtud de los méritos de Cristo saldrán aprobados y Dios les
concederá la lluvia tardía para que sus verdaderos hijos prefieran la muerte antes que
quebrantar un solo punto de la ley de Dios, así como lo hicieron los verdaderos
creyentes en el pasado (Ej.: Daniel 6:6-17).
“Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los
mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” (Apocalipsis 14:12)