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Hay 3 fiestas establecidas en la biblia en las que todo Israel

debería asistir. La nación se distribuyó en todo el país por tribus,


unos quedaron en transjordania (al otro lado del Jordán, 2 tribus y
media) y el resto al otro lado del Jordán. Pero el Señor les dio una
promesa a la llegada a la tierra prometida y les dijo que 3 veces en
el año debían ir al lugar que Él había establecido para congregarse.

PRIMERA FIESTA - La Pascua: Se celebraban sacrificando


un cordero recordando la liberación de la esclavitud de
Egipto, cómo esa noche ellos ofrecieron al Señor un cordero,
tomaron su sangre y la pusieron en el dintel de las puertas
de sus casas y como el ángel que pasó matando no tocó a
Israel. Y esa misma noche en una sola noche la nación fue
libre, fue próspera y fue sana.
SEGUNDA FIESTA – Pentecostés: También conocida como
la fiesta de las semanas o de los primeros frutos. Toda la
nación debería venir a la fiesta.
TERCERA FIESTA – Las cosechas: Cuando terminaba el
año civil de Israel se celebraba la fiesta de las cosechas o
fiesta de la salida del año.
Lo que Israel no sabía, y lo que la iglesia hoy entiende con
claridad porque el Espíritu nos lo ha enseñado, es que esas
tres fiestas son proféticas:

1.      Pascua: Jesús en la pascua fue sacrificado. Él fue el


cordero de Dios que quita el pecado del mundo. “porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” 1
Corintios 5:7.
2.      Pentecostés: Fiesta de los primeros frutos, y los
primeros 3.000 convertidos vinieron a esa fiesta. Ese día
nació la iglesia, 50 días después de la crucifixión.
3.      La fiesta de las cosechas: Viene la fiesta de las cosechas,
hay una fiesta que es el final de la temporada y viene para
nosotros.
La lluvia tardía también es profética: La temprana y la
tardía. “hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía
como al principio” Joel 2:23.
Para Israel que su tierra depende de la lluvia, dependían de
la buena bendición de Dios, entonces ellos sembraban los
campos, la semilla y tenían que esperar y rogar por la lluvia
temprana, porque cuando cae la lluvia sobre las semillas
recién sembradas comienza a germinar. Al final, antes de la
cosecha se oraba para que viniera la lluvia tardía porque
preparaba la cosecha, maduraba el grado que estaba listo
pero verde.

El Señor nos hace una promesa, que Él enviaría lluvia


temprana y tardía. La temprana para que germine la semilla,
y esto sucedió en pentecostés, el Espíritu de Dios vino y
germinó la semilla que era predicada. Los discípulos
predicaban el Evangelio y el Espíritu de Dios caía en las
reuniones y germinaba la semilla del Evangelio predicado.

Hechos 2 en Jerusalén el Espíritu vino, Hechos 8 en


Samaria el Espíritu vino, Hechos 10 en Cesarea a los
gentiles, Hechos 19 en Éfeso. Ese fue el comienzo de la
iglesia. La lluvia temprana venía y la semilla germinaba.

Pero hay una promesa: “HAY UNA LLUVIA TARDÍA POR


VENIR”.

Un derramamiento del Espíritu Santo que preparará la


tierra para la gran cosecha. Dios va a enviar lluvias tardías
preparando la tierra para LA FIESTA DE LAS COSECHAS.

América Latina ya tiene el fruto, pero está verde, la Palabra


ha sido sembrada y necesitamos lluvia tardía para que
madure ese fruto. “Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía”
Zacarías 10:1.
¿Qué representa la lluvia tardía?
·         Tiempos de refrigerio: para el alma, para el espíritu. “Y
su benevolencia es como nube de lluvia tardía” Proverbios 16:15.
·         Lluvias de bendiciones: “Y daré bendición a ellas y a los
alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su
tiempo; lluvias de bendición serán” Ezequiel 34:26.
·         Tiempos de bendición y abundancia Espiritual y
Material: Bendición espiritual, bendición material, pan del
cielo, trigo, pan, vino nuevo y aceite. Representan la palabra
de Dios, el gozo del Espíritu Santo y la unción del Espíritu
Santo. ¡Vino nuevo! “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos
y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera
lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia
temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de
trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite” Joel 2:23-24.
·         Restitución y Honra: “Y os restituiré los años que comió
la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que
envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el
nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con
vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado” Joel 2:25-
26.
·         Su presencia entre nosotros: “Y conoceréis que en medio
de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay
otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Y después de
esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños,
y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y
sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” Joel
2:27-29.
·         La COSECHA MÁS GRANDE QUE JAMÁS SE HA
OÍDO: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será
salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación,
como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá
llamado” Joel 2:32.
TRES FIESTAS:
·         La Pascua: Que es Cristo y ya se celebró.

·         Pentecostés: Que lo estamos viviendo

·         La fiesta de las cosechas: Viene la lluvia tardía para


madurar el fruto para la gran cosecha, habrá gran salvación.

Es una promesa. Es un cheque que Dios ya giró.

¿Qué puede detener esta lluvia?


·         El pecado.

“Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas


prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como
árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has
contaminado la tierra. Por esta causa las aguas han sido
detenidas, y faltó la lluvia tardía” Jeremías 3:2-3
Esa lluvia es para todos sus hijos, sus hijas, los ancianos y
los jóvenes, los siervos y las siervas, pero esa lluvia se
detiene cuando hay pecado.

“Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os


prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con
todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia
de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás
tu grano, tu vino y tu aceite” Deuteronomio 11:13-14.
Si te arrepientes, si te rindes, si lo amas, si le sirves, Él te
dará tu grano, tu trigo y tu aceite, y derramará lluvia tardía.
“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová: como el
alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia,
como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”

(Oseas 6:3)
La expresión “lluvia temprana” y “lluvia tardía” muchas veces escapa a la
comprensión. Estos términos son frecuentemente usados en la Biblia
para hacer alusión al derramamiento del Espíritu Santo como agente
regenerador sobre los creyentes.

En su gran sabiduría, nuestro Creador decidió usar términos de la


naturaleza para que su significado teológico no se escape a nuestra
comprensión. Sin embargo, aun así, hoy en día se ha puesto de moda
orar por la “lluvia tardía” sin comprender qué es lo que se está pidiendo
verdaderamente.

Aprendiendo de la naturaleza
En cualquier punto del planeta tierra, las temporadas de lluvia son
determinantes para la agricultura. Además de las lluvias en su
correspondiente estación habitual del año, había dos precipitaciones muy
esperadas por los hombres encargados de la plantación.

La lluvia temprana – que venía fuera de época, como el propio nombre


lo indica, caía antes de la temporada lluviosa habitual. Esta lluvia servía
para que el terreno que ya estaba preparado para la siembra quede
blando y húmedo, muy apropiado para la manipulación necesaria.

Es un período de tiempo en que el agricultor espera que Dios envíe a la


tierra (Santiago 5:7), para que pueda sembrar; porque antes de que
venga el tiempo de la lluvia temprana, el terreno en el cual se va a hacer
la siembra está seco, duro y con malezas, y al venir la lluvia temprana el
terreno se humedece, y el hombre tiene una parte que realizar para
promover el crecimiento de la buena semilla; el agricultor debe:

1. Abonar y preparar el terreno con el arado, y la reja del arado rompe el

terreno inculto, desarraiga las raíces de las malas hierbas, y una vez

que el terreno está preparado,

2. Hace la siembra de la buena semilla. La semilla tiene en sí un principio

germinativo, un principio que Dios mismo ha implantado, y para que

este principio pueda actuar, el agricultor tiene que hacer su parte:

arrojar la semilla en el terreno preparado, con la esperanza de

recogerla multiplicada en una cosecha abundante. La semilla echada

en la tierra humedecida capta la humedad y

3. Germina, y en la superficie de la tierra aparece primero como hierba,

4. Luego empieza su crecimiento, y dentro de la tierra la semilla

germinada echa raíces y se arraiga en el suelo para obtener los

nutrientes que están en el terreno. Estos nutrientes subirán en forma

de sabia para que la planta pueda crecer.

Pero la sola lluvia temprana es insuficiente para que la planta termine su


crecimiento, por lo que el agricultor con paciencia debe esperar que Dios
también le envíe la lluvia tardía (Santiago 5:7). Por lo tanto, es importante
entender, con la naturaleza, que con sólo lluvia temprana la planta no
termina el crecimiento, ni alcanza la madurez. Se necesita de la lluvia
tardía.
La lluvia tardía – caía tardíamente, como su nombre lo indica.
Descendía después de la estación lluviosa habitual, de manera más
suave, pero más abundante. Esta lluvia era la que permitía la floración, el
crecimiento final del fruto, la maduración del fruto, es decir – era la lluvia
que preparaba el fruto para la cosecha.

Esta lluvia tardía hace:

1. Que la planta que había empezado su crecimiento con la lluvia

temprana termine su crecimiento.

2. Hace que la planta florezca, cae la flor y

3. Se queda el fruto, que en un principio es sólo como un brote.

4. Luego el fruto empieza a desarrollar hasta alcanzar su madurez.

5. Luego que el fruto ya ha alcanzado la madurez, el fruto está preparado

para la cosecha.

Entonces, para que el agricultor pueda recoger el precioso fruto, necesita


en primer lugar de la lluvia temprana, que es un período de tiempo para
que pueda hacer la siembra de la buena semilla. Pero la lluvia temprana
no basta para hacer madurar el fruto, por lo tanto se hace imprescindible
la lluvia tardía para que el fruto pueda alcanzar la madurez.

Pero también es importante comprender que sin lluvia temprana no se


puede realizar la siembra, pues la lluvia tardía sólo hará madurar aquello
que fue sembrado con la lluvia temprana, de manera que la una lluvia es
siempre complemento de la otra.

Además de la lluvia temprana y tardía, para que la planta pueda dar su


fruto necesita recibir los rayos solares que imparten calor y la electricidad
debe llegar hasta la semilla sepultada para que la planta pueda crecer.
Asimismo es importante comprender que la lluvia temprana que hace que
la buena semilla germine, nazca y empiece su crecimiento, en el
terreno naturalmente está sembrada la mala semilla (malas hierbas)
que también capta la humedad, brota, echa raíces y empieza a crecer, y
si el agricultor no hace los cuidados respectivos, esta mala hierba, una
vez que ha brotado y crecido, terminará ahogando a la buena planta y no
habrá fruto, ni cosecha. Por lo tanto es necesario que el agricultor
deshierbe la mala hierba, esta es una parte que el agricultor debe hacer
para estimular el crecimiento de la buena planta si quiere cosechas su
precioso fruto.

Toda semilla brota, crece, y toda planta se desarrolla por el poder de


Dios (Salmos 104:11-13, 16), pero el hombre tiene que hacer su parte
para que pueda cosechar. Dios no es quien deshierba la mala hierba, es
el hombre el que debe coger su instrumento para quitar la mala hierba, a
fin de que tenga una buena cosecha.

Dios, en su santa Palabra, utiliza estos hechos de la naturaleza para


explicar la obra del Espíritu Santo en el hombre pecador arrepentido,
cuando el Espíritu Santo de Visitante pasa a ser Habitante; y lo que
ocurre con la semilla que se ha echado en el terreno preparado, así
ocurre también en la experiencia del verdadero creyente.

Así como el agricultor, para poder cosechar lo que ha sembrado necesita


tanto de la lluvia temprana como de la tardía, así también para que en el
hombre se pueda desarrollar un nuevo carácter, tiene que recibir al
Espíritu Santo tanto en el período de la lluvia temprana como en el
período de la lluvia tardía.

Tanto la lluvia temprana como la tardía, tenía su tiempo especial y todo


agricultor que quería ser exitosos en la siembra y la cosecha, debía estar
atento y preparado para el tiempo de ambos tipos de lluvia.

No hubiera tenido sentido alguno orar a Dios para que mande la lluvia
tardía antes de haber recibido la lluvia temprana, o peor aún: antes de
haber preparado el terreno y antes de haber hecho la siembra. Pues, si
la lluvia temprana no había hecho crecer el fruto en su estación habitual,
la lluvia tardía no podía hacer madurar el fruto “por arte de magia”!
Tanto la naturaleza como el sentido común nos enseñan que únicamente
el terreno que había sido preparado, sembrado, que se había beneficiado
con la lluvia temprana, podía beneficiarse con la estación de la lluvia
tardía.

Entonces, ¿cómo es que hoy en día la gente quiere orar por la lluvia
tardía sin haber pedido y haber recibido la lluvia temprana? ¿Cómo es
que la gente quiere orar por la lluvia tardía cuando el terreno ni siquiera
ha sido preparado para la siembra?

Debemos estudiar el significado espiritual de la lluvia temprana y tardía.

En el libro “Testimonios para los Ministros” existe un capítulo en el que


los fideicomisos usaron el subtítulo de “Orar por la lluvia tardía.” Debido a
este título, muchos hermanos dicen “La hna. White dice que debemos
orar por la lluvia tardía.” Y con esto se arrodillan a pedir por una lluvia
que no puede ni podrá hacer madurar ninguna cosecha por arte de
magia.

A los hombres religiosos les gusta leer textos, pero no les gusta leer
los contextos. Si los hermanos, verdaderamente quisieran estudiar, al
leer este capítulo de Testimonios para los Ministros se encontrarían con
la siguiente declaración de la sierva del Señor:

TM pg. 506.2 – “Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no


habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que las primeras
precipitaciones hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá
perfeccionar ninguna semilla.”

Queridos hermanos y hermanas, tanto en la naturaleza como en la vida


espiritual, el hecho es el mismo: la lluvia tardía NO SERVIRÁ a menos
que haya caído la lluvia temprana.

TM pg. 507.1 – “Muchos, en gran medida, han dejado de recibir la


lluvia temprana. No han obtenido todos los beneficios que Dios ha
provisto para ellos por medio de ella. Esperan que la deficiencia sea
suplida por la lluvia tardía.”
Una de la razones por la cual la gente se quiere saltar de la lluvia
temprana directo a la lluvia tardía, es que no quieren realizar el
trabajo que implica recibir la lluvia temprana y tardía. No quieren
preparar el terreno. No quieren hacer la siembra. No quieren
recibir diariamente la lluvia temprana y subsecuente que hace crecer la
semilla y la planta de origen celestial. Quieren que Dios, por arte de
magia, haga aparecer de la nada algo que no existe, y que lo implante en
el hombre ya desarrollado y maduro. Pero Dios no hará la obra que al
hombre le toca hacer.

Es el propósito de este estudio aprender cómo se prepara el terreno para


la siembra, cómo se recibe la lluvia temprana, cómo es que crece la
semilla y la planta, y cómo se recibe la lluvia tardía para que la planta
madure y esté lista para la cosecha final.

HAp pg. 44.3 – “Es cierto que en el tiempo del fin, cuando la obra esté
por terminar, los fervientes esfuerzos realizados por los consagrados
creyentes bajo la dirección del Espíritu Santo irán acompañados por
manifestaciones especiales del favor divino.

Bajo la figura de la lluvia temprana y tardía que cae en los países


orientales al tiempo de la siembra y la cosecha, los profetas hebreos
predijeron el derramamiento de la gracia espiritual en una medida
extraordinaria sobre la iglesia de Dios.

El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue el


comienzo de la lluvia temprana. Hasta el fin del tiempo, la presencia del
Espíritu ha de morar con la iglesia fiel.

Pero acerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión


especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del
Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la
caída de la lluvia tardía; y en procura de este poder adicional, los
cristianos han de elevar sus peticiones al Señor de la mies ‘en la
estación tardía’ (Zacarías 10:1). En respuesta, ‘Jehová hará
relámpagos, y os dará lluvia abundante.’ ‘Hará descender sobre vosotros
lluvia temprana y tardía’ (Joel 2:23).
Pero a menos que los miembros de la iglesia de Dios hoy tengan una
relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán
listos para el tiempo de la siega. A menos que mantengan sus
lámparas aparejadas y ardiendo, no recibirán la gracia adicional
en tiempo de necesidad especial.”

Es importante notar que la hna. White indica que la lluvia temprana


comenzó con el 5 del mes tercero del año 31 d.C. en ocasión del
Pentecostés. Y que la lluvia tardía caerá en “el tiempo de la siega” en “el
tiempo de necesidad especial.

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