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Nuria Gonzales Martin Derecho Internacional Privado Parte General PDF
Nuria Gonzales Martin Derecho Internacional Privado Parte General PDF
Coordinadores de la colección:
Miguel Carbonell y Raúl Márquez Romero
www.nostraediciones.com www.juridicas.unam.mx
Impreso en México
Introducción 15
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Introducción
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este capítulo se abordan las tres técnicas de reglamentación de las que el dipr
hace uso para regular el derecho aplicable a una situación jurídica privada e
internacional, de esta manera, analizamos las normas materiales especiales, las
normas de extensión y la norma de conflicto. Este análisis nos permite ob-
servar cómo la normativa autónoma mexicana hace uso de la norma de ex-
tensión dejando prácticamente en retórica la norma material especial y con
un uso marginal a la norma de conflicto. Este capítulo, en su segunda parte,
analiza los principales problemas que la aplicación de la normativa material
extranjera, de un tercer Estado, puede presentar; nos referimos en concreto a
las cuestiones de calificación, fraude a la ley, reenvío (primer grado o retorno
y segundo grado), institución desconocida, cuestión previa, orden público y
conflicto móvil. Problemas que se reducen a una escasa aplicación práctica al
tener en el ordenamiento jurídico mexicano, principalmente en su fase autó-
noma, una escasa normativa conflictual.
Con respecto al capítulo quinto, se destina al “reconocimiento y ejecu-
ción de sentencias judiciales extranjeras”, tercer sector constitutivo del con-
tenido del dipr, dejando deliberadamente el reconocimiento y ejecución de
laudos arbitrales para el manual que se destina al estudio de la parte espe-
cial del dipr. En este capítulo cobra especial importancia el análisis y estudio
de la normativa convencional que México tiene ratificada por el escue-
to pronunciamiento que realiza la esfera autónoma, principalmente la del
Distrito Federal.
El último capítulo que compone este Manual, el sexto, se destina a la
“cooperación procesal internacional”, entendida ésta como el cuarto pilar
del dipr. En este capítulo es imprescindible analizar cuestiones como la le
galización (apostilla), asistencia jurídica gratuita, caución de arraigo en jui-
cio, prueba, el papel de los exhortos y las cartas rogatorias, tanto en el plano
autónomo como en el plano internacional, destacando la importancia de
éste último.
En los diferentes capítulos que componen el Manual, el lector se encon-
trará con ejemplos cuyo objetivo o fin es hacer más didáctico el aprendizaje
del dipr.
Por último, queremos hacer una puntualización en atención a la evo-
lución de la materia correspondiente al dipr, y por ello marcamos la tra-
yectoria que presenta esta disciplina. Si en épocas pasadas no se reparaba
demasiado en las implicaciones, alcances y problemas que las situaciones
jurídicas privadas internacionales podría plantear, justificado y motivado por
el escaso flujo de personas que se veían envueltas en uno de estos supuestos,
hoy es impensable dejar de lado el conocimiento de estas situaciones para
cualquier operador jurídico. Así, el trasiego transfronterizo que caracteriza
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Capítulo primero
Derecho internacional privado:
concepto, caracteres, objeto y contenido
Este primer capítulo representa una aproximación elemental, a la par que nece
saria, para entender cuál es la meta final que persigue el dipr. Es obligatorio
contar con un primer capítulo que introduzca al lector en los conceptos básicos
del dipr. Por estos conceptos entendemos los caracteres, objeto y contenido de
esta disciplina. El análisis de estos elementos permite caracterizar al dipr como
una rama autónoma e independiente de las demás disciplinas jurídicas. Lo an
terior no quiere decir que no utilice, para dar respuesta a determinados sectores,
conceptos o figuras del derecho procesal, civil o constitucional, entre otros.
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2. Carácter exclusivo
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1. Situaciones jurídicas
2. Situaciones privadas
Reiteramos que las relaciones jurídicas objeto de estudio por el dipr son
aquéllas que reúnen dos adjetivos, a saber, “privadas” e “internacionales”. Dos
requisitos acumulativos, necesarios e imprescindibles. Así, la existencia de un
elemento de internacionalidad (extranjería) en una situación privada da como
resultado necesario la puesta en funcionamiento de las normas de dipr.
La primera afirmación que debemos hacer es que el adjetivo de “priva-
do” deriva de los sujetos que intervienen en la relación jurídica, no provie-
ne del tipo de normas que regulan las relaciones jurídicas con elemento de
internacionalidad. En este sentido, los sujetos que dan sentido a esta discipli-
na se encuentran en una posición de igualdad, dando lugar a la conforma-
ción de relaciones jurídicas que se desarrollan en un plano completamente
horizontal. Lo anterior necesita matizarse, es decir, si como regla general
afirmamos que los sujetos, que son objeto de atención por el dipr, presentan
la característica de ser particulares, debemos hacer una ampliación necesaria,
en este sentido también entraría en su objeto de estudio el Estado. Ahora
bien, esta excepción presenta una importante limitación que se convierte
en esencial en el contexto del dipr, así, serán objeto de atención los Estados
cuando no estén investidos de su potestad soberana. De todos es sabido que
el Estado puede actuar con su potestad iure imperii o con su potestad iure
gestioni. Cuando el Estado actúa con la primera de las potestades señaladas
dicha relación será objeto de estudio por el derecho internacional público.
Por el contrario, si el Estado actúa con la segunda potestad mencionada la
relación jurídica en la que esté inmerso será objeto de estudio del dipr. Pro-
blema de distinto tenor es deslindar cuándo actúa con una u otra potestad.
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3. Situaciones internacionales
Una vez más, y como ya hacíamos con el anterior requisito, debemos aclarar
que el adjetivo de la “internacionalidad” no se concede por el origen de las
normas que da respuesta a esta disciplina jurídica. Con absoluta independen-
cia del aspecto cuantitativo que pueda presenciarse en relación con normas
de origen nacional o internacional que puedan componer esta disciplina, se
mantiene el calificativo “internacional” por los ordenamientos jurídicos que
aparecen relacionados en la solución de una situación jurídica objeto de su
estudio; por el hecho de que su fin último es buscar y otorgar respuesta satis-
factoria a situaciones que se vinculan a más de un orden jurídico estatal.
Conforme a la afirmación anterior sostenemos que el carácter de inter-
nacionalidad o de extranjería puede darse por la concurrencia de un elemento
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personal, es decir, por una cualidad que recae en una o en varias de las partes
que intervienen en dicha relación jurídica; por ejemplo, por su residencia
habitual o su domicilio, las sedes/establecimientos de las personas jurídicas,
fundamentalmente. Puede darse también por la existencia de un elemento
de extranjería de carácter real, es decir, por una cualidad o característica que
recae en el objeto de la relación jurídica, con absoluta independencia de las
características que reúnan las partes implicadas; por ejemplo, la ubicación
de un bien inmueble en un contrato de compraventa. O bien, por el hecho de
que la relación presenta un elemento de extranjería de carácter conductis
ta o volitivo (formal), en este caso la característica de la internacionalidad
vendría otorgada por el cumplimiento de ciertas formalidades en la conclu-
sión de un negocio o acto jurídico. Por ejemplo, la entrega de las mercancías
cuando éstas suponen la perfección del contrato de compraventa. En defi-
nitiva, la pregunta que tiene presente la doctrina es si cualquier elemento
de internacionalidad que pueda confluir en la situación jurídica privada
convierte a ésta en objeto de estudio del dipr o si será objeto de estudio del
derecho civil. Así, nos cuestionamos: ¿qué peso específico debe tener el ele-
mento de extranjería en la situación jurídica privada para que sea estudiado
por los internacional privatistas y no por los civilistas? La cuestión ofrece un
interesante debate.
Por un lado, nos encontramos con un sector doctrinal que sostiene la in-
diferencia del peso de ese elemento de extranjería en una relación jurídica
privada; así, cualquier elemento de extranjería, por irrelevante que sea, con-
vierte una situación en objeto de estudio del dipr, sacándolo de la esfera de
estudio del derecho civil. Esta es la llamada teoría de la función identificadora
plena del elemento de extranjería. Así, se nos ocurre que una fábrica de moto-
cicletas, con sede en Italia, “Vespa, SpA”, fabrica unos modelos deportivos
exclusivos, por las que tienen prestigio en todo el mundo. Parte de este presti-
gio radica en la producción de todas las piezas en Italia, incluido su ensam-
blado. Esta empresa italiana decide instalarse en México para competir con
otro fabricante de motocicletas de la misma gama. Instalado como persona
jurídica mexicana “Vespa, S. A. de C. V.” celebra un contrato de compraven-
ta entre esta persona jurídica mexicana y un nacional mexicano con residencia
habitual en México. La moto presenta un defecto en sus neumáticos de
fábrica que le hace inservible para la conducción en carretera. En este caso
y a la luz de esta teoría ese contrato de compraventa es internacional por
el solo hecho de recaer su objeto sobre un producto elaborado en Italia y
comercializado en México.
Por otro lado, encontramos las denominadas teorías objetivistas, las cuales se
pueden dividir a su vez en la teoría pura y la teoría relativa. Ambas teorías tienen
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Una precisión debe hacerse llegados a este punto, mientras que los dos pri-
meros sectores tienen que abordarse y responderse irremediablemente en
una situación objeto de estudio por el dipr, no podemos sostener lo mismo
de este tercer sector. Lo anterior se afirma desde que no siempre el pro-
nunciamiento emitido por un tribunal nacional debe ser reconocido y eje-
cutado en otro Estado. Puede ocurrir que los efectos que quiere desplegar
ese pronunciamiento judicial estatal tengan que desarrollarse en el mismo
Estado que emitió el pronunciamiento. Lo anterior significa que el abordar
este tercer sector no siempre es necesario e imprescindible. El levantamiento
de este tercer sector constitutivo dependerá de dónde quiera que el pronun-
ciamiento judicial despliegue sus efectos y validez.
A pesar de la mencionada independencia observamos que estos sectores
no forman compartimentos aislados entre sí. Al contrario, son considera-
dos como secuencias continuas y mutuamente dependientes y así ya lo he-
mos manifestado con anterioridad. En este sentido y como bien afirma
Calvo y Carrascosa “los tres sectores que componen el contenido del dipr
presentan relaciones recíprocas de naturaleza lógico-jurídica. Sólo respondien-
do a los tres interrogantes se proporciona una respuesta jurídica global y com-
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pleta de las situaciones privadas internacionales”. Así, entre estos tres sectores
se evidencia que se encuentran relacionados entre sí. Existe una profunda
vinculación entre: a) el sector de la competencia judicial internacional y el
derecho aplicable (forum-ius); b) entre el sector de la competencia judicial in-
ternacional directa y la indirecta; c) entre el sector del derecho aplicable y el
de reconocimiento y ejecución de sentencias. Existen así relaciones y vincu-
laciones en todas las variables posibles entre los tres sectores que componen
el contenido del dipr:
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Cuestionario
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Capítulo segundo
Fuentes del derecho
internacional privado mexicano
Este capítulo aborda las fuentes del dipr mexicano, entendiendo por éstas los
convenios internacionales que México tiene ratificados así como la normativa
autónoma que ayudan a solucionar los supuestos de hecho privados interna-
cionales. Partiendo del análisis del artículo 133 cpeum, el orden en el estudio
de las fuentes normativas inicia por los tratados internacionales, generales y
especiales, continúa con el análisis del derecho autónomo, para concluir con el
análisis de la técnica del Soft Law.
I. Aspectos preliminares
Varias son las precisiones que debemos hacer al iniciar este apartado. La
primera se centra en afirmar que las normas de derecho internacional pri-
vado en el contexto mexicano tienen un génesis dual, a saber: un origen
interno, autónomo o común y un origen internacional o convencional.
Así, sostenemos la pluralidad de fuentes de producción jurídica que dan
respuesta al derecho internacional privado.
El primer grupo de normas se generan en el seno de un Estado refle-
jando su particular visión de justicia en relación a las situaciones objeto de
estudio del derecho internacional privado. Así, el Poder Legislativo estatal
determina, conforme a sus prioridades y consideraciones de soberanía,
cuándo sus tribunales se deben declarar competentes en la esfera internacio-
nal, o a contrario sensu, cuando deben declararse incompetentes no entrando
a conocer y resolver el fondo de la pretensión. De igual forma determina,
siguiendo los mismos parámetros, este Poder Legislativo estatal conforme
a qué sistema jurídico, y en particular, conforme a qué norma material,
se resolverá el fondo de una pretensión. Por último, el Poder Legislativo
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Entre sus ventajas más tangibles observamos que los convenios unifican
el derecho en los distintos Estados, con absoluta independencia de la tradi-
ción de éstos; es decir, bien sean de common law o de civil law o romano-ger-
mánico. Igualmente, no cabe restarle el mérito de la superación de las fron-
teras estatales así como de las barreras que pueda representar la legislación
nacional derivada de sus diversas concepciones y exaltación de soberanía;
en este sentido consigue asentar conceptos y principios que serán aceptados
multilateralmente; conceptos “supranacionales” que disminuirán la relativi-
dad de soluciones que en poco o nada ayudan en determinados supuestos
y conceptos. A sus aciertos debemos sumarle su calidad técnica al estar rea-
lizados por expertos en la materia sobre la que versa dicho instrumento, así,
son instrumentos elaborados por los mejores en cada especialidad.
Por otra parte, encontramos una serie de desventajas al visualizar una
cuestionable petrificación respecto a una realidad para la que fue creado, sin
tener en cuenta que ésta es cambiante, volátil; este apego a una realidad se
produce fundamentalmente por la difícil modificación de su contenido; así,
observamos que a veces es más sencillo hacer un nuevo convenio sobre la
misma materia y entre los mismos Estados que modificar uno ya existente.
Otra desventaja que presenta este instrumento es la confusión y compleji-
dad que a veces se genera respecto a su compatibilidad; en este sentido,
cuando son varios los instrumentos convencionales que regulan un mismo su-
puesto de hecho (procedan o no del mismo foro de codificación) entre los mis-
mos Estados debemos averiguar la compatibilidad que existe entre ellos. Esto
a veces conlleva a que sea el juez de cada Estado el que interprete y acomo-
de esta cuestión a su libre albedrío. De esta libertad de interpretación puede
ocurrir que cada Estado aplique un instrumento convencional diferente o, en
el peor de los casos, que ante la dificultad de su compatibilidad apliquen su
normativa de derecho internacional privado de origen autónomo, generando
responsabilidad internacional ante el incumplimiento de un compromiso in-
ternacional anteriormente adquirido.
Nos resta volver a mencionar, como ya lo hiciéramos en el primer ca-
pítulo, que el instrumento convencional en cuanto vehículo para unificar el
derecho es objeto de estudio del derecho internacional público. En este sen-
tido serán los iuspublicistas los que estudien la forma de modificar, denunciar,
reservar, declarar interpretativamente, etcétera, los convenios internacionales.
Estudio que se realizará a través del Convenio de Viena sobre Derecho de los
Tratados. Al derecho internacional privado le interesa el contenido de dicho
instrumento convencional en el momento en que éste verse sobre un supues-
to de hecho que configura el objeto de estudio de esta disciplina. Es decir, en
cuanto el contenido de estos instrumentos se refiera a situaciones jurídicas
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1. Foro de La Haya
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3. Foro Unidroit
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nuevo Estatuto, de mayo de 1940, entró en vigor el 21 de abril de ese año, con
la adhesión de seis Estados, de conformidad con el artículo 21. Como era de
esperarse, dicho documento habría de modificarse por la Asamblea General
mediante las resoluciones del 18 de enero de 1952, del 30 de abril de 1953
y del 16 de junio de 1965.
El impacto de este foro no es tan importante como los foros de codifica-
ción que representan La Haya y la cidip. Tal afirmación la podemos constatar
desde el momento en el que México tiene ratificado una sola de sus Con-
venciones. Hablamos de la Convención de Unidroit sobre Representación
en la Compraventa Internacional de Mercaderías hecha en Ginebra en 1983;
esta Convención a pesar de estar ratificada por México no está en vigor por
faltar cinco de las diez ratificaciones requeridas por dicho instrumento.
Este dato unido a las reservas efectuadas por México han llevado a la doc-
trina mexicana a afirmar que el impacto de esta Convención es casi nulo.
4. Foro cidip
Este foro, a diferencia del primero, es de corte regional. Sin duda es un in-
tento regional de modernizar y unificar el derecho internacional privado. La
cidip logra unir dos familias, la del common law y la del civil law o romano
germánico. En este sentido y como afirma Fernández Arroyo “la afirma-
ción tradicional según la cual la unificación del derecho sólo es factible
en el marco de una misma familia jurídica, una de las justificaciones habi-
tualmente empleada para elaborar las clasificaciones, cae ante la fuerza de la
realidad”. Realidad que vemos cae en el ejemplo materializado por la cidip.
Para entender este foro debemos acudir al artículo 105 de la Carta
de la oea donde se señala que “el Comité Jurídico Interamericano tiene
como finalidad servir de cuerpo consultivo de la Organización en asuntos
jurídicos; promover el desarrollo progresivo y la codificación del derecho
internacional, y estudiar los problemas jurídicos referentes a la integración
de los países en desarrollo del Continente y la posibilidad de uniformar sus
legislaciones en cuanto parezca conveniente”.
Esta labor encomendada al Comité Jurídico Interamericano, siguiendo a
Siqueiros, se desarrolla y materializa a través de las denominadas conferencias
especializadas, las cuales, de conformidad con los artículos 128 y 129:
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Esta tarea no ha sido fácil por varias razones: de un lado, como en otras opor-
tunidades, la lista era considerablemente extensa y cada uno de los temas en
ella contenidos estaba planteado en términos demasiado amplios; de otro lado,
los intereses respecto de buena parte de ellos no eran ni son los mismos des-
de las diferentes perspectivas de los Estados miembros. Junto a estas razones
apareció una vez más (en realidad, siempre está presente) el planteamiento de
fondo respecto de la procedencia de unificar para el continente americano
cuestiones que están siendo tratadas en foros de alcance o vocación universal.
Con este historial se perfila la celebración de una cidip VII cuyas temáticas
son protección al consumidor y registro de garantías mobiliarias.
Dos son las notas que podemos extraer de las líneas anteriores. La pri-
mera es la especialización temática de este foro de codificación, tras el
abandono de la idea de una codificación omnicomprensiva se dedica al es-
tudio de temas concretos y especializados. La segunda nota es la visualiza-
ción de dos etapas, a saber, una primera etapa donde la unificación se hace
a través de convenios (cidips I a V) y una segunda etapa donde la unifica-
ción deja de lado la herramienta convencional y se decanta por el uso de la
herramienta de las leyes modelo. Como sostiene el profesor Siqueiros:
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Y su artículo 23:
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1. Dos o más Estados contratantes que en las materias que se rigen por la
presente Convención tengan normas jurídicas idénticas o similares, po-
drán declarar, en cualquier momento, que la Convención no se aplicará
a los Contratos de compraventa internacional de mercaderías cuando
las partes tengan sus establecimientos en esos Estados. Tales declaracio-
nes podrán hacerse conjuntamente o mediante declaraciones unilaterales
recíprocas; 2. Todo Estado contratante que en las materias que se rigen
por la presente Convención tengan normas jurídicas idénticas o simi-
lares a las de uno o varios Estados no contratantes, podrá declarar, en
cualquier momento, que la convención no se aplicará a los contratos de
compraventa internacional de mercaderías cuando las partes tengan sus
establecimientos en esos Estados. 3. si un estado respecto del cual se haya
hecho una declaración conforme al párrafo 2 de este artículo llega a ser
ulteriormente Estado contratante, la declaración surtirá efectos de una
declaración hecha con arreglo al párrafo 1 desde la fecha en que la Con-
vención entre en vigor respecto del nuevo Estado Contratante, siempre
que el nuevo Estado con tratante suscriba esa declaración o haga una
declaración unilateral de carácter recíproco.
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Venimos afirmando que el origen de las normas que dan sentido a la regu-
lación del derecho internacional privado se caracteriza por ser dual. En este
sentido apuntábamos a normas de origen interno y normas de origen con-
vencional. Si bien ya hemos abordado la normativa convencional es hora de
hacer lo mismo respecto a la normativa de origen interno.
Las normas que elabora y promulga el legislador mexicano, y que tienen
por objeto la regulación de alguno de los tres sectores que componen el
contenido del dipr (competencia judicial internacional, derecho aplicable y
reconocimiento y ejecución de sentencias judiciales extranjeras), reciben el
nombre de derecho internacional privado “autónomo” o “común”.
Ya afirmamos en líneas anteriores que el dipr adoptaba el adjetivo de
“privado” en función de las partes, ahora señalamos que adopta el adjetivo
de “internacional” únicamente por la configuración de su objeto. Debemos
aclarar, pues el adjetivo “internacional” puede generar equívocos, que di-
cho adjetivo no se otorga por el origen de las normas que regulan su con-
tenido. El adjetivo “internacional” no se atribuye a esta rama del derecho
por el aspecto cualitativo o cuantitativo de sus fuentes normativas.
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Cuestionario
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Capítulo tercero
Competencia judicial internacional
I. Conceptos básicos
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II. Conceptualización
1. Jurisdicción
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1. Concepto básicos
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2. Estructura
V.- en los juicios hereditarios, el juez en cuya jurisdicción haya tenido su últi-
mo domicilio el autor de la herencia; a falta de este domicilio, lo será el de la
ubicación de los bienes raíces que forman la herencia; y a falta de domicilio y
bienes raíces, el del lugar del fallecimiento del autor de la herencia. Lo mismo
se observará en casos de ausencia.
Este ejemplo se extrae del artículo 171 del cpc de Michoacán. En parecidos
términos encontramos la redacción del artículo 156 del cpcdf. Por lo que
hace al supuesto de hecho, es decir, la materia objeto del litigio que debe ser
conocido y resuelto, la figura jurídica, estamos ante juicios hereditarios; por
otro lado, encontramos la declaración de competencia realizada como con-
secuencia jurídica, esto es: es competente, el juez y, por último, el punto de
conexión, el elemento que hace que en ese concreto supuesto, herencia, el
juez mexicano se declare competente; es el último domicilio del fallecido, en
su defecto, ubicación de bienes inmuebles y, en su defecto, el lugar de falle-
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3. Características
1. El foro personal
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2. El foro territorial
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a) Desde el punto de vista del actor desde que asegura la ejecución del
pronunciamiento judicial evitando el riesgo de encontrar una sen-
tencia claudicante tras un pretendido paso de frontera. Así, dictada
sentencia no cabe alegar la falta de recognoscibilidad por orden
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7. El foro de necesidad
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8. El foro de protección
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En esta categoría de foros nos referimos a los siguientes tipos: el forum conexi-
tatis o foros de vinculación procesal, al foro por pluralidad de demandados,
al forum reconventionis, al forum arresti y al forum reciprocitatis.
Por lo que se refiere al primero, el forum conexitatis, se materializa cuando
un tribunal que tiene competencia judicial internacional para entrar a cono-
cer y resolver un determinado litigio la extiende a demandas que presenten
una conexión directa con la primera. La conexión se puede presentar por la
identidad de partes, de objeto, o de ambos, según afirman Pérez Vera, Aguilar
Benítez de Lugo, Calvo Caravaca, Carrascosa González y Garau Sobrino.
Por lo que se refiere al segundo foro, el de la pluralidad de demandados,
encontramos un claro ejemplo en el artículo 156 del cpcdf en su fracción
IV: “El domicilio del demandado, si se trata del ejercicio de una acción so-
bre bienes muebles, o de acciones personales o del estado civil. Cuando sean
varios los demandados y tuvieren diversos domicilios, será competente el juez que
se encuentre en turno del domicilio que escoja el actor”. Esta subclase la encon-
tramos cuando tenemos varios demandados con domicilios en distintos
Estados los cuales necesitan ser emplazados en un único tribunal ante la
afectación de un mismo pronunciamiento; ante este planteamiento se hace
necesario a la par que útil tener en cuenta un foro de vinculación procesal
que reúna a todos los demandados.
Por lo que se refiere al denominado forum reconventionis éste se refiere a
la posibilidad de que el tribunal que se declara competente para conocer de
una situación privada con elemento de extranjería extienda su competencia
judicial internacional al conocimiento de la demanda reconvencional.
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Según apunta Pérez Vera, por lo que se refiere al forum arresti está basado
en la presencia de bienes o el decreto de su embargo en el territorio del tri-
bunal que declara su competencia judicial internacional, aunque la demanda
posterior nada tenga que ver con esos bienes.
Finalmente, el forum reciprocitatis el cual implica que el extranjero deman-
dado por un mexicano en su foro (México) podrá ser juzgado por tribuna-
les mexicanos siempre que en el Estado del que es nacional el extranjero sus
tribunales declararan igualmente su competencia para conocer de un litigio,
de iguales características, cuando el demandado sea un mexicano. La presen-
cia de este foro se hace depender de un criterio de reciprocidad.
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V. El forum legis
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1. Regulación convencional
A. Convenciones interamericanas
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Este Convenio de conformidad con el artículo 1o. afirma que tiene como
objeto la determinación del derecho aplicable a las obligaciones alimen-
tarias, así como a la competencia y a la cooperación procesal internacional.
Señalándose así el carácter tripartito de este instrumento convencional. Es-
tamos ante la convención interamericana más ambiciosa tras abarcar tres
sectores que conforman parte del contenido del dipr, es decir, competencia
judicial internacional, derecho aplicable, y reconocimiento y ejecución de
sentencias extranjeras.
En relación a la competencia judicial internacional encontramos los
artículos 8o. a 10 donde se regulan foros alternativos, muy generosos, con la
sana intención de proteger a la parte débil de la relación jurídica, siendo éste
el acreedor de alimentos.
Por lo que se refiere al artículo 8o., son competentes en la esfera in-
ternacional para conocer de las reclamaciones de alimentos a opción del
acreedor: 1) el juez o autoridad del Estado del domicilio o de la residencia
habitual del acreedor; 2) el juez o autoridad del Estado del domicilio o de
la residencia habitual del deudor, o 3) el juez o autoridad del Estado con
el cual el deudor tengan vínculos personales, entendiéndose por dichos
vínculos: posesión de bienes, percepción de ingresos u obtención de bene-
ficios económicos.
El artículo 8o. en su cláusula in fine amplía estos foros competentes a
través de la figura de la sumisión tácita, al señalar que se considerarán igual-
mente competentes las autoridades judiciales o administrativas de otros Esta-
dos a condición de que el demandado en el juicio hubiera comparecido sin
objetar la competencia.
El artículo 9o., por su parte, prevé las situaciones de aumento, disminu-
ción o cese de dicha prestación y en este sentido, para el caso de aumento
señala cualquier autoridad del artículo 8o., mientras que para la reducción
o cese señala a quien hubiere conocido de su fijación.
Por último, el artículo 10, sin ser una normativa competencial, estricto
sensu, viene a cerrar la previsión competencial de este instrumento, así las
cosas, menciona el principio de proporcionalidad entre la necesidad del ali-
mentario y la capacidad del alimentante. Se cierra este apartado competen-
cial disponiendo que el juez o autoridad responsable del aseguramiento o
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b) Ámbito de aplicación espacial. Los Estados parte son Belice, Brasil, Chile,
Colombia, Honduras, México y Panamá. Es un convenio inter partes
al requerir, tal y como acabamos de expresar a tenor del artículo 1o.,
que el adoptante o adoptantes tengan su domicilio en un Estado parte
y el adoptado tenga su residencia habitual en otro Estado parte.
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En ese sentido, el artículo 2o. afirma que cualquier Estado parte podrá de-
clarar al momento de firmar o ratificar el Convenio o adherirse a él que
extiende su aplicación a cualquier otra forma de adopción internacional
de menores. En ese sentido, el artículo 20 afirma que cualquier Estado parte
podrá en todo momento declarar que el convenio se aplica a las adopciones
de menores con residencia habitual en él por personas que también tengan
residencia habitual en el mismo Estado parte, cuando, de las circunstan-
cias del caso concreto, a juicio de la autoridad interviniente, resulte que el
adoptante (o adoptantes) se proponga constituir domicilio en otro Estado
parte después de constituída la adopción. Este artículo 20 posibilita que una
adopción puramente nacional se convierta en internacional si cumple dos
requisitos: primero, que sea a juicio de la autoridad interviniente, y segundo,
que haya un cambio de domicilio con posterioridad a la constitución de la
adopción y a otro Estado contratante. De lo anterior nos cuestionamos si
esto no puede ser una vía para constituir fraude en la constitución de
las adopciones y la segunda cuestión es la sanción impuesta en caso
de comprobarse que hay un fraude al foro y a la ley ante la inexistencia de
un cambio de domicilio, amén de ir en claro retroceso en pro de la protec-
ción internacional de menores en un supuesto de adopción internacional
en donde se califica a la misma con base en la residencia en distintos Estados
por parte de adoptado y adoptante.
Por lo que se refiere a la determinación competencial encontramos los
artículos 15 al 17 y en este sentido se afirma que será competente en el otor-
gamiento de la adopción la autoridad del Estado de la residencia habitual
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partes desde que el artículo 1o. señala que los menores deben tener su
residencia habitual en un Estado parte, siendo trasladados ilegalmente
desde cualquier Estado a un Estado parte o que habiendo sido tras
ladados legalmente, hubieren sido retenidos ilegalmente.
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B. Convenios de La Haya
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México realiza una nueva nota la cual determina que con posterioridad
la dgpac/Oficina de Derecho de Familia de la Secretaría de Relaciones
Exteriores fue designada como autoridad central.
Por lo que hace al articulo 7o. inicia el establecimiento de las obligacio-
nes que deben tener dichas autoridades centrales, la primera de ellas es el
deber de cooperar entre ellas y promover una colaboración para asegurar la
protección de los niños, la segunda de ellas consiste en adoptar directamen-
te todas las medidas adecuadas conducentes a: proporcionar información
sobre la legislación de sus Estados tales como estadísticas y formularios, así
como informarse mutuamente sobre el funcionamiento de este convenio,
suprimiendo los obstáculos para su aplicación. Continuando con esta enu-
meración de obligaciones, el artículo 8o. obliga a las autoridades centrales a
adoptar todas las medidas necesarias para prevenir beneficios materiales in-
debidos, en este mismo sentido el articulo 9o. cierra este listado de obliga-
ciones señalando que dichas autoridades centrales deben reunir, conservar e
intercambiar información relativa al niño y los futuros padres, facilitar seguir
y activar el procedimiento de adopción, promover el desarrollo de servicio
de asesoramiento y seguimiento de las adopciones, intercambiar informes
generales de evaluación sobre sus experiencias y finalmente responder a las
solicitudes de información motivadas respecto a una situación particular de
adopción formuladas por otras autoridades centrales.
En otro orden de ideas el artículo 10 determina que sólo pueden obte-
ner y conservar la acreditación los organismos que demuestren su aptitud
para cumplir correctamente las funciones encomendadas. En este sentido
el artículo 11 determina que un organismo acreditado debe perseguir fi-
nes no lucrativos, ser dirigido por personas cualificadas por su integridad
moral, formación y experiencia, así como estar sometido al control de las
autoridades competentes de dicho Estado. La limitación en la actuación
de los organismos acreditados se menciona en el artículo 12 el cual afirma
que sólo podrán actuar en otro Estado contratante si ha sido autorizado por
las autoridades competentes de ambos Estados.
125
La finalidad de este Convenio es crear los medios necesarios para que los
documentos judiciales y extrajudiciales, objeto de notificación o traslado en
el extranjero, sean conocidos por sus destinatarios en tiempo y forma. Para
ello, pretende simplificar y acelerar los procedimientos conducentes a dichas
notificaciones o traslados. Para implementar dichos objetivos, el artículo 2o.
establece la necesidad de designar por cada Estado contratante, una autori-
dad central que asuma la función de recibir las peticiones de notificación
o traslado procedente de otro Estado contratante y darle curso ulterior.
México emite una nota en la que se establece:
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alimentos. En este sentido, este Convenio está destinado a abolir las fron-
teras jurídicas detrás de las cuales podrían cobijarse los deudores alimenti-
cios, apunta González Campos.
2. Regulación autónoma
El artículo 156.I del cpc del Distrito Federal que señala: “El del lugar que
el deudor haya designado para ser requerido judicialmente del pago”;
por su parte el artículo 156.II del cpc del Distrito Federal afirma: “El del
lugar señalado en el contrato para el cumplimiento de la obligación.Tanto en
este caso como en el anterior, surte el fuero no sólo para la ejecución o
cumplimiento del contrato, sino para la rescisión o nulidad”.
Esta fracción, al igual que la anterior, tiene su razón de ser en el posible
incumplimiento que pueda originarse durante la vida de un contrato. Si bien
es cierto que en el momento de la firma del contrato asiste a las partes una
credibilidad y confianza absoluta, no siempre sobreviven estas características
durante toda la vida del contrato. En este sentido y como bien se señala por
la doctrina mexicana “en términos ideales, si los convenios fueran perfectos
y la buena fe fuera recíproca, o no se presentaran circunstancias imprevistas,
la actividad comercial se desarrollaría en forma normal y sin aspectos «pato-
lógicos»”, como afirma Siqueiros. Así, las partes, a manera de previsión deben
incorporar una cláusula de resolución de eventuales conflictos contractuales.
En otro orden de ideas observamos que aparece recogido en esta cláu-
sula (como en la totalidad de los códigos de procedimientos civiles de las
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130
estado civil. Cuando sean varios los demandados y tuvieren diversos domi-
cilios, será competente el juez que se encuentre en turno del domicilio que
escoja el actor”.
Respecto a los derechos reales sobre bienes muebles se observa un ale-
jamiento del criterio atributivo que supone la ubicación del bien; de esta
forma queda predeterminado legalmente un criterio o foro personal, el
denominado forum domicilii. De esta forma afirmamos que en la normativa
competencial mexicana se sigue el denominado principio mobilia sequntur
personan (los bienes muebles siguen a la persona), como sostiene Pereznieto
Castro. Respecto a las acciones personales o del estado civil encontramos
una correlación absoluta entre el forum y el ius. Correlación que ya adver-
tíamos en materia de bienes inmuebles. En este sentido, el artículo 13.II del
ccdf permite que una vez declarada la competencia judicial civil interna-
cional del tribunal mexicano en función del punto de conexión “domici-
lio del demandado” aplique la normativa vigente en el Distrito Federal para
determinar el fondo de la pretensión.
Artículo 156.V: “En los juicios hereditarios, el juez en cuya jurisdicción
haya tenido su último domicilio el autor de la herencia; a falta de ese domi-
cilio, lo será el de la ubicación de bienes raíces que forman la herencia; y a
falta de domicilio y bienes raíces, el del lugar del fallecimiento del autor de
la herencia. Lo mismo se observará en casos de ausencia”.
Varios comentarios se deben realizar de esta fracción. El primero es
que se recogen dos supuestos de hecho: juicios hereditarios y ausencia. El
segundo comentario al hilo de lo anterior, es que este artículo recoge tres
jerárquicamente ordenados (Pereznieto Castro). No son foros alternati
vos sino jerarquizados. Respecto al primer punto de conexión (último
domicilio) se pueden resaltar tres ventajas: la primera, la reducción de los
costos de instrucción del proceso; la segunda, la ubicación de parte de su
patrimonio, y la tercera y última la facilidad en la obtención de información
y efectividad de las medidas de protección que puedan llegar a requerirse,
según apunta Aguilar Benítez de Lugo. Respecto al segundo foro (el de la
ubicación de bienes raíces), supone una vez más la materialización del forum
rei sitae. Por último (el lugar del fallecimiento/ausencia) donde puede cri-
ticarse la existencia de cierta debilidad en dicho foro; no consideramos que
apriorísticamente este criterio esté inspirado en el principio de proximidad
razonable. De este punto de conexión se ha señalado que “esto plantea el in
conveniente de que ese lugar de fallecimiento sea meramente accidental,
pero se compensa con la posibilidad de que seguramente esa persona tenga
un domicilio, con lo cual se vuelve al primer caso”, como marcan Perez-
nieto Castro y Silva Silva, conjetura que nos remite al caso concreto que
131
pueda suscitarse. De este foro nos preguntamos qué ocurre cuando el lugar
de fallecimiento se produce en el extranjero, estaríamos de nuevo ante
una norma competencial autónoma-distributiva cuando deberíamos te-
ner una normativa competencial autónoma-atributiva. Si ninguno de los
tres foros otorga competencia a los tribunales mexicanos deben declararse
incompetentes salvo que se genere un foro de necesidad respecto al resto
de tribunales nacionales vinculados con el supuesto de hecho. El tercer
comentario se centra en determinar que los expedientes de ausencia corres-
ponden a la categoría general de jurisdicción voluntaria. Lo anterior deriva
necesariamente en que no existe un “domicilio del demandado” por lo que
en este supuesto no cabe hablar de alternancia de los foros predeterminados
legalmente respecto al foro general del domicilio del demandado.
Artículo 156. VI: “Aquel en cuyo territorio radica un juicio sucesorio
para conocer: a) de las acciones de petición de herencia, b) de las acciones
contra la sucesión antes de la partición y adjudicación de los bienes, c) de
las acciones de nulidad, rescisión y evicción de la partición hereditaria”.
En esta fracción salta a la vista la inserción de una cláusula temporal en la
fracción b donde se señala “antes de la partición y adjudicación de los bie-
nes”. No es algo aleatorio la inserción de dicha partícula temporal, por el
contrario, viene a afirmar que aquellas solicitudes que tengan que ver con
anterioridad a la partición y adjudicación de los bienes de una masa here-
ditaria no serán considerados como bienes individuales, sino como una masa
hereditaria en conjunto. Ahora bien, una vez que la masa hereditaria ha sido
partida y adjudicada los bienes procedentes de esa herencia cobran una
individualidad que hace que resurjan los puntos de conexión propios de
los bienes que la conformaban. Así, si por ejemplo la masa hereditaria está
compuesta por bienes inmuebles, tras la adjudicación y la partición, el juez
mexicano será competente en virtud del principio forum rei sitae. Por otro
lado si está compuesta la masa hereditaria de bienes muebles el punto de
conexión después de partirse y adjudicarse la herencia se basa en el princi-
pio mobilia sequntur personan, es decir, el “domicilio del demandado”.
Artículo 156.VII: “En los concursos de acreedores, el juez del domicilio
del deudor”. El punto de conexión vuelve a ser el domicilio del deudor. De
lo anterior se deduce que los tribunales mexicanos sólo proclamarán su
competencia judicial internacional en un supuesto de concursos de acree-
dores cuando el domicilio del deudor esté en territorio mexicano. En caso de
no concurrir dicho foro atributivo de competencia en los tribunales mexi-
canos deben declarar su incompetencia judicial internacional. Estamos ante
lo que se denominó como un foro por pluralidad de demandados, un foro
de economía procesal.
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Cuestionario
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Capítulo cuarto
Derecho aplicable
I. Introducción
135
Para dar respuesta a este nuevo interrogante el dipr se sirve de una plurali-
dad de técnicas de reglamentación, en concreto hace uso de tres métodos:
a) la norma de conflicto en cuanto técnica de reglamentación indirec-
ta; b) la norma material especial en cuanto técnica de reglamentación
directa, y c) la norma de extensión en cuanto técnica de reglamenta-
ción mixta. Según Calvo Caravaca y Carrrascosa González. Lo anterior sin
quitar que se examinen dentro de este sector las normas materiales impera-
tivas, la lex mercatoria o el derecho uniforme.
Una importante diferencia que podemos marcar respecto al primer
sector constitutivo del contenido del dipr, la cji, es que si en aquél se utili-
zaba una única técnica de reglamentación normativa, la norma de compe-
tencia judicial internacional, en éste se utilizan propiamente tres técnicas
de reglamentación. El punto en el que convergen ambas tipologías es que
pueden tener en el contexto mexicano una doble génesis: autónoma y
convencional.
La coexistencia de estas tres tipologías normativas debe ser absolu-
tamente pacífica y depende de las prioridades que tenga cada Estado al
momento de regular y dar sentido a este segundo sector constitutivo del
dipr. En principio y a modo de introducción afirmamos que si lo que se
pretende es dar una “solución básica” o “solución general” se emplearán
normas de conflicto; si se pretende dar una “solución especializada” a un as-
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1. Normas de conflicto
A. Concepto
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La norma de conflicto presenta una estructura tripartita, nota que marca sin
duda la diferencia respecto a las otras dos técnicas de reglamentación. Estos
tres elementos constitutivos de su estructura son: el supuesto de hecho, el
punto de conexión y la consecuencia jurídica.
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A. Concepto
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3. Normas de extensión
A. Concepto
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La doctrina ha querido describir una amplia serie de reglas emitidas por ór-
ganos privados en el ámbito internacional o por órganos gubernamentales en
ese mismo nivel, pero cuya característica principal es que se trata de reglas que
las partes hacen suyas en una relación jurídica, y que por tanto, las convierten
en obligatorias entre ellas, o bien, estas reglas son aceptadas por organizacio-
nes de comerciante o de prestadores de servicios y las hacen obligatorias entre
sus afiliados (apunta Pereznieto Castro).
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bién dos los derechos aplicables a estas relaciones. Es el llamado “efecto del
doble derecho aplicable”.
2. La calificación
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4. Institución desconocida
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6. Conflicto móvil
El conflicto móvil surge con el cambio del criterio utilizado por el punto
de conexión de la norma conflictual; por ejemplo, existe un conflicto móvil
cuando se verifica el cambio en el domicilio conyugal, de la residencia ha-
bitual del menor, criterios que diseñaron el punto de conexión de la norma
de conflicto y sirvieron para canalizar la aplicación de un derecho, de un
sistema jurídico, concreto. Como afirma la doctrina “se denomina conflicto
móvil a la alteración de punto de conexión en el tiempo (cambio de resi-
dencia, de nacionalidad, del lugar de situación de un bien, etcétera)”, según
Fernández Rozas y Sánchez Lorenzo.
El dipr mexicano carece de una solución al problema del conflicto móvil
lo que lleva a plantear diversas vertientes para solucionar siquiera tácitamente
este problema. La primera pasaría por diseñar puntos de conexión determi-
nados en el tiempo o “inmutables”, por ejemplo el lugar de cumplimiento
del contrato. Esta primera solución no es de fácil concreción puesto que nos
puede llevar a diseñar puntos de conexión alejados del supuesto de hecho a
la hora de determinar el derecho material, por ejemplo: el lugar de celebra-
ción del matrimonio para el caso de divorcio o el lugar de fallecimiento del
autor de la herencia para un caso de herencia. La segunda opción es aplicar
el derecho al que conduce el punto de conexión antes de que cambie la cir-
cunstancia. A contrario sensu, la tercera opción podría ser aplicar el derecho al
que conduce el punto de conexión una vez que ha cambiado dicha circuns-
tancia. De esta opción la doctrina señala que fomenta los fraudes y la inse-
guridad jurídica, tal y como afirman Calvo Caravaca y Carrascosa González.
Otra opción podría consistir en la aplicación simultánea de ambas normas
de tal forma que la primera norma se aplicaría hasta el momento de su
cambio relevando a la segunda su aplicación una vez que se ha producido
dicho cambio. De esta opción se ha señalado que ignora el carácter interna-
cional del supuesto a la par que iguala los problemas de conflicto móvil con
los del derecho transitorio, según Calvo Caravaca y Carrascosa González.
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7. Fraude a la ley
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8. Reenvío
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Las diversas leyes que puedan ser competentes para regular los diferentes aspec-
tos de una misma relación jurídica, serán aplicadas armónicamente, procurando
realizar las finalidades perseguidas por cada una de dichas legislaciones. Las
posibles dificultades causadas por su aplicación simultánea, se resolverán te-
niendo en cuenta las exigencias impuestas por la equidad en el caso concreto.
Hasta este punto las operaciones que hemos manejado es que ante una si-
tuación jurídica privada internacional los tribunales nacionales declarados
competentes acuden a su norma de conflicto para determinar qué orde-
namiento jurídico, a través de su normativa material, va a dar solución al
fondo del caso. Ahora bien, este señalamiento se hace de modo anticipado,
es decir, sin conocer el contenido y alcance de esa norma material estatal.
Es lo que se ha denominado como “un salto en la oscuridad”, apuntan al
respecto Calvo Caravaca, Carrascosa González y Rojas Amandi. Este “salto”
puede llevar a la norma material de otro Estado la cual puede resultar, bien
en su tenor literal o bien como consecuencia de su aplicación, contraria
a principios e instituciones fundamentales del derecho estatal del tribunal
que se declaró competente. Para evitar esta situación el dipr dispone de un
mecanismo corrector: el orden público.
Esta figura viene a representar una importante excepción al funcio-
namiento de la norma conflictual desde que su alegación supone ignorar
la remisión que hace el punto de conexión a la aplicación del derecho de
otro Estado. Lo anterior se hace en virtud de que esta ley extranjera resulta
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Este protocolo se inserta en la previsión del artículo 1o., párrafo 2, y del ar-
tículo 3o., párrafo 3, de la Convención Europea sobre Información Relativa
al Derecho Extranjero, la cual dispone que dos o más Estados contratantes
podrán acordar ampliar entre ellas, el ámbito de aplicación de la convención
a otras esferas además de las que se indican en la misma y la cual, igualmente
dispone que los Estados podrán ampliar la aplicación de la convención a
las solicitudes procedentes de autoridades que no sean judiciales, es decir,
no sólo amplia material sino también orgánicamente dicha convención. En
este contexto, el artículo 1o. impone la obligación a los Estados contratantes
de otorgar información sobre el derecho sustantivo y procesal, así como de
la organización judicial en la esfera penal, incluyendo su legislación so-
bre ejecución de medidas penales.
Esta solicitud de información podrá emanar de cualquier autoridad ju-
dicial competente para instruir el procedimiento o ejecutar sentencias con
efecto de cosa juzgada, así como ser formulada no sólo cuando se haya ini-
ciado el procedimiento sino también para supuestos de instrucción.
En clara continuación o ampliación del artículo 1o., párrafo 1, de la
Convención Europea, estiman que la solicitud de información podrá emanar
de cualquier autoridad o persona que actúe dentro de un sistema oficial de
asistencia judicial o asesoramiento jurídico por cuenta de personas económi-
camente desprotegidas e igualmente para un procedimiento ya iniciado
o en fase de instrucción. En esta misma línea y dando continuidad al ar-
tículo 2o., párrafo 2, de la Convención Europea, los Estados deben designar
una o varias autoridades transmisoras.
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1. Regulación convencional
A. Convenciones interamericanas
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válidamente de acuerdo con la ley del lugar donde hayan sido suscritas. A
falta de determinación del lugar en que se ha contraído una obligación
cambiaria, ésta se regirá por la ley del lugar donde la letra deba ser pagada y
en su defecto por la del lugar de su emisión. Igualmente, los procedimientos
y plazos para la determinación de la aceptación, el pago y el protesto
se somete a la ley del lugar donde dichos actos se realicen o deban realizarse.
Por último, la ley del Estado donde la letra de cambio deba ser pagada de-
termina las medidas que han de tomarse en caso de robo, hurto, falsedad,
extravío, destrucción o inutilización material del documento.
El artículo 11 expresa la inaplicabilidad de la ley señalada por esta Con-
vención si esta resulta ser manifiestamente contraria al orden público en el
territorio de un Estado parte.
Todo lo mencionado sobre letras de cambio, se debe extender a los pa-
garés de conformidad con el artículo 9o. Igualmente, el artículo 10 establece
que todo lo anterior, asimismo, aplicará a las facturas entre Estados parte en
cuyas legislaciones tengan el carácter de documentos negociables, dando
seguimiento a la cláusula in fine del artículo 10, México establece que para
los efectos de lo dispuesto en el artículo 10, párrafo II, de esta Conven-
ción, las facturas no son documentos negociables de conformidad con la
legislación mexicana.
172
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otro rubro. De esta forma el artículo 4o. señala que:“Todos los recursos otor-
gados por la ley procesal del lugar del juicio serán igualmente admitidos para
los casos de aplicación de la ley de cualquiera de los otros Estados parte que
haya resultado aplicable”.
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El artículo 2o. expresa que la existencia, la capacidad para ser titular de dere-
chos y obligaciones, el funcionamiento, la disolución y la fusión de las perso-
nas jurídicas de carácter privado se rigen por la ley del lugar de su constitu-
ción, entendiéndose por esta ley, la del Estado parte donde se cumplan los
requisitos de forma y fondo requeridos para la creación de dichas personas.
México realiza una declaración interpretativa en la cual afirma que el ar
tículo 2o. de la Convención es aplicable a casos análogos, tales como la
transformación, liquidación y escisión.
De lo anterior se deriva, de conformidad con el artículo 3o., que todas
las personas jurídicas privadas, debidamente constituidas, serán reconoci-
das de pleno derecho en los demás Estados parte, lo anterior no excluye
la facultad del Estado parte para exigir la comprobación de que esta persona
jurídica existe conforme a la ley del lugar de su constitución. Este artículo
finalmente reconoce que en ningún caso la capacidad reconocida a las per-
sonas jurídicas privadas constituidas en un Estado parte podrá exceder de
la capacidad que la ley del Estado parte de reconocimiento otorgue a las
personas jurídicas constituidas en este último.
En este orden de ideas, el artículo 4o. afirma que para el ejercicio de ac-
tos comprendidos en el objeto social de las personas jurídicas privadas, regirá
la ley del Estado parte donde se realicen tales actos. Igualmente, el artículo
5o. dispone que las personas jurídicas privadas constituidas en un Estado par-
te que pretendan establecer la sede definitiva de su administración en otro
Estado parte podrán ser obligados en la legislación de este último.
Por su parte, el artículo 6o. establece que cuando la persona jurídica
privada actúe por medio de representante en un Estado distinto al de su
constitución, se entenderá que ese representante podrá responder de pleno
derecho a los reclamos y demandas que contra dicha persona pudieran in-
tentarse con motivo de los actos en cuestión.
El artículo 7o. establece que cada Estado parte y las demás personas
jurídicas de derecho público organizadas de acuerdo con su ley, gozarán de
personalidad jurídica privada de pleno derecho y podrán adquirir derechos
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tad de las partes, la cual debe ser expresa o en su defecto, debe desprenderse en
forma evidente de la conducta de las partes y las cláusulas contractuales consi-
deradas en su conjunto; dicha autonomía puede referirse al conjunto o a una
parte del contrato. Una afirmación importante la encontramos en este mismo
artículo al señalar que la determinación del foro por las partes no significa,
necesariamente, la elección de derecho aplicable. Complementando a este ar-
tículo, tenemos que el artículo 8o. afirma que en cualquier momento las partes
pueden acordar el sometimiento del contrato en todo o en parte a un derecho
distinto, no afectando lo anterior la validez formal del contrato original ni
los derechos de terceros. En una segunda previsión, el artículo 9o. aborda el
supuesto de inexistencia de autonomía de la voluntad o que ésta fuera inefi-
caz. Dando solución a este supuesto, se establece la teoría de los vínculos más
estrechos, y como indicio para concretar esta teoría, el Convenio afirma que el
tribunal debe tener en cuenta todos los elementos objetivos y subjetivos que
se desprendan del contrato, así como los principios generales del derecho co-
mercial internacional aceptados por organismos internacionales. A esta regla
general se prevé el supuesto específico de que si una parte del contrato es
separable y tiene una conexión más estrecha con otro Estado, la ley de ese
otro Estado se aplicará a esa parte del contrato. El artículo 10 viene a com-
plementar todas estas ideas, señalando que se pueden aplicar aquellas normas,
costumbres, principios del derecho comercial internacional, usos y prácticas co-
merciales aceptadas generalmente con el fin de realizar las exigencias de jus-
ticia y equidad. Otra disposición importante que queremos destacar es el
artículo 11 el cual menciona “que se aplicarán necesariamente las disposiciones
del derecho del foro cuando tengan carácter imperativo. Será discreción del
foro, cuando lo considere pertinente, aplicar las disposiciones imperativas
del derecho dentro del Estado con el cual el contrato tenga vínculos estre-
chos”. En relación al capítulo tercero titulado existencia y validez del contrato,
inicia con el artículo 12 el cual menciona que la existencia y validez del con-
trato o de sus disposiciones, así como la validez sustancial de las partes respecto
a la elección del derecho aplicable, se regirá por la norma prevista en el capí-
tulo segundo de este convenio. Ahora bien, para establecer que una parte no
ha consentido debidamente, el juez deberá determinar el derecho aplicable
tomando en consideración la residencia habitual o el establecimiento de dicha
parte. Continúa y finaliza con el artículo 13, el cual afirma que un contrato
celebrado entre partes que se encuentran en el mismo Estado será válido res-
pecto a su forma si cumple con los requisitos establecidos en el derecho que
rige dicho contrato según esta Convención o con los fijados en el derecho del
Estado en que se celebre o con el derecho del lugar de su ejecución. En un
sentido opuesto, si las personas se encuentran en distintos Estados al momento
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B. Convenios de La Haya
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2. Regulación autónoma
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Antes de terminar el análisis de este rubro queremos compararlo con las dis-
posiciones que ofrece el Código Civil Federal, en concreto con el artículo
13, fracción III, el cual a la letra dice: “La constitución, régimen y extinción
de los derechos reales sobre inmuebles, así como los contratos de arrenda-
miento y de uso temporal de tales bienes, y los bienes muebles, se regirán por
el derecho del lugar de su ubicación, aunque sus titulares sean extranjeros”.
En esta disposición el punto de conexión es la lex rei sitae la cual abandona
el legeforismo incorporado en las disposiciones del Distrito Federal. Se aplican
aquí mutatis mutandi las afirmaciones vertidas en el párrafo II.
“IV. La forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en
que se celebren. Sin embargo, los celebrados fuera del distrito federal, podrán
sujetarse a las formas prescritas en este código cuando el acto haya de tener
efectos en el Distrito Federal”. Esta fracción engloba los supuestos de nulidad
de matrimonio celebrado en el extranjero, requisitos de forma de los contra-
tos, forma del matrimonio forma de los esponsales y régimen legal patrimo-
nial del matrimonio, siguiendo con la doctrina de Rojas Amandi.
En esta fracción el punto de conexión es el “lugar en que se celebren”;
por primera vez encontramos una norma de conflicto en la disposición des-
tinada a regular la aplicación del derecho extranjero. En este caso se aban-
dona el legeforismo mantenido en las disposiciones anteriores haciendo que
tenga pleno sentido abordar los problemas aplicativos de esta norma (orden
público, cuestión previa, calificación, reenvío o institución desconocida).
No podemos terminar este rubro sin reproducir las disposiciones que
ofrece el Código Civil Federal para esta misma situación jurídica privada
internacional las cuales coinciden plenamente con las del Distrito Federal.
184
En este sentido el artículo 13, fracción IV, señala que: “La forma de los
actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en que se celebren. Sin
embargo, podrán sujetarse a las formas prescritas en este código cuando el
acto haya de tener efectos en el Distrito Federal o en la República tratán-
dose de materia federal”.
“V. Salvo lo previsto en las dos fracciones anteriores, los efectos jurídicos
de los actos y contratos celebrados fuera del Distrito Federal que deban ser
ejecutados en su territorio, se regirán por las disposiciones de este código,
a menos que las partes hubieran designado validamente la aplicabilidad de
otro derecho”. Esta fracción encierra en concreto los supuestos de cumpli-
miento y rescisión de contratos y convenios sobre el régimen patrimonial
del matrimonio.
Esta fracción establece como punto de conexión general una norma
de extensión (“se regirán por las disposiciones de este Código”) y como
punto de conexión especial o excepcional una norma de conflicto (“a me-
nos que las partes hubieran designado validamente la aplicabilidad de otro
derecho”).
No queremos terminar este rubro sin compararlo con las disposicio-
nes que ofrece el Código Civil Federal para establecer las diferencias nece-
sarias: artículo 13, fracción V: “Salvo lo previsto en las fracciones anteriores,
los efectos jurídicos de los actos y contratos se regirán por el derecho
del lugar en donde deban ejecutarse, a menos de que las partes hubieran de-
signado válidamente la aplicabilidad de otro derecho”. En esta disposición
tanto el punto de conexión general (“lugar donde deban ejecutarse”) como
el punto de conexión excepcional o especial (“a menos que las partes hu-
bieran designado válidamente la aplicabilidad de otro derecho”) son normas
conflictuales al permitir la aplicación de un derecho extranjero y hacer
así coherente el contenido de los artículos 14 y 15 de su Código Civil.
185
El artículo 410-E del Código Civil del Distrito Federal dispone que:
El artículo 1593 Código Civil para el Distrito Federal dispone: “Los testa-
mentos hechos en país extranjero, producirán efecto en el Distrito Federal
cuando hayan sido formulados de acuerdo con las leyes del país en que se
otorgaron”.
El artículo 2736 del Código Civil para el Distrito Federal señala que:
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Artículo 255. Los títulos garantizados con algún derecho real sobre inmue-
bles ubicados en la República, se regirán por la ley mexicana en todo
lo que se refiere a la garantía.
Artículo 257. La adopción de las medidas prescritas por la ley del lugar en
que un título haya sido extraviado o robado, no dispensan al interesado
de tomar las medidas prescritas por la presente ley, si el título debe ser
pagado en el territorio de la República.
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Cuestionario
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Capítulo quinto
Reconocimiento y ejecución
I. Introducción
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alcanzada debe ser segura, estable y contínua y ello sería deseable pero sí sufre
una flexibilización cuando la tutela judicial efectiva se extrapola al plano
internacional; es decir, en el plano nacional el profesor Ovalle Favela de-
termina que este derecho “se manifiesta en tres derechos fundamentales:
el derecho a acceder a los órganos jurisdiccionales, el derecho a un proceso
equitativo y razonable y el derecho a que se ejecute lo resuelto por el tri-
bunal”. Si esto es así en el plano nacional, sufre una pequeña matización
cuando nos referimos al plano internacional, así, mientras las dos primeras
manifestaciones, esto es acceso a la justicia y a un proceso sin dilacio-
nes indebidas, se proclaman de igual manera en los dos planos —nacional e
internacional—, la tercera, esto es la efectividad del pronunciamiento judi-
cial, se condiciona en el plano internacional. A priori, podemos expresar que
las condiciones para que se lleve a cabo la efectividad de este pronuncia-
miento depende de la declaración competencial del juez de origen y de su
no contrariedad con el orden público del Estado requerido.
Para evitar perjuicios a la economía procesal y a la continuidad en el es-
pacio de las soluciones jurídicas internacionales es necesario que se dispon-
ga, dentro del dipr, de un sector de normas que establezcan las condiciones
para que una decisión extranjera tenga plenos efectos en México, es lo que
se conoce como el sector de la “validez extraterritorial de decisiones”.
La previsión de este sector normativo repercute en beneficios tanto para
los particulares como para los Estados. Este sector normativo se diseña libre
y soberanamente por cada uno de los Estados. Al igual que alegábamos en
el sector de la cji y del da, no existe conjunto de normas internacionales
uniformes para todos los Estados, de esta manera, los Estados son libres para
que a través de sus condiciones y requisitos determinen cuando reconocen
y ejecutan y cuando no. En otro orden de ideas, no hay una obligación de
que las partes soliciten a México el reconocimiento y ejecución de un pro-
nunciamiento pudiendo iniciar en México un nuevo proceso pero una vez
más se atenta contra la economía procesal.
Producen efectos en México las decisiones públicas extranjeras que ha-
yan versado, en primer lugar, sobre cuestiones de dipr. De lo anterior se
deduce que la solución extranjera debe haber quedado reflejada en una de-
cisión judicial sea cual sea el nomen iuris que ésta revista, es decir, sentencia,
resolución, pronunciamiento, etcétera. Como segundo elemento, debe ser
extranjera, entendiendo por aquellas las que no han sido pronunciadas
por autoridades mexicanas. De manera no exhaustiva podemos mencionar
las decisiones judiciales pronunciadas por autoridades judiciales estatales
de otros países o las que emanan de autoridades supranacionales, dándose
únicamente en el contexto de la Unión Europea. Como tercer elemento,
191
192
Las decisiones extranjeras para que surtan efectos en México deben pasar
por tres planos diferenciados: 1) reconocimiento; 2) exequatur o declaración
de ejecutividad, y 3) procedimiento de control para acceso al registro.
II. Reconocimiento
1. Concepto
2. Tipos de reconocimiento
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III. Exequatur
1. Concepto
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2. Tipos de exequatur
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Las sentencias pronunciadas por los tribunales de un Estado sobre derechos reales
o bienes inmuebles ubicados en otro Estado, sólo tendrán fuerza ejecutoria, en
éste, cuando así lo dispongan sus propias leyes. Las sentencias sobre derechos
personales sólo serán ejecutadas en otro Estado cuando la persona condenada
se haya sometido expresamente o por razón de domicilio a la justicia que las
pronunció y siempre que haya sido citada personalmente para ocurrir al juicio.
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Al abordar este artículo, nos queda la duda cuando habla de Estado si se está
refiriendo a estados de la federación o a Estado como sinónimo de país. Par-
tiendo de esta duda, exponemos que seguimos la inercia de la doctrina que
mantiene el análisis de este artículo en los manuales de dipr. Es por esa tradi-
ción e inercia que no queremos cometer el vacío al dejar de examinarlo.
En este artículo en comento, se tratan dos cuestiones completamente
distintas. En la primera parte se trata de derechos reales o bienes inmuebles;
en la segunda parte aborda derechos personales. Respecto del primero, dere-
chos reales o bienes inmuebles, determina la posibilidad de que un Estado
A entre a conocer y emita un pronunciamiento sobre un bien inmueble
que está ubicado en el Estado B, rompiendo de esta manera con el princi-
pio forum rei sitae establecido o consagrado por el dipr. No ayuda mucho a
solucionar esta situación la disposición ya mencionada, en el sector compe-
tencial, del artículo 156, fracción III, del cpcdf, donde no aparece el adjetivo
de exclusividad a la hora de determinar la competencia. En materia de dere-
chos reales y arrendamiento de bienes inmuebles consideramos que debe ser
respetado el principio forum rei sitae en orden a dar continuidad en el espacio
a los pronunciamientos judiciales; es decir, si México entra a conocer sobre un
bien inmueble ubicado en España o cualquier Estado de la Unión Europea,
su pronunciamiento no será reconocido ni ejecutado, quedando en la cali-
dad de pronunciamiento claudicante, lo anterior desde que en España y en
el resto de la Unión Europea, uno de los principios de dipr es el estable-
cimiento de la competencia como exclusiva respecto a los derechos reales
y arredamiento en bienes inmuebles. De igual manera, y por un criterio
de reciprocidad, un pronunciamiento español que versara sobre un bien in-
mueble ubicado en México no debería ser reconocido ni ejecutado en este
Estado. Como colofón, sostenemos que el artículo 121 de la cpeum no ayuda
a respetar el principio forum rei sitae al permitir que otro Estado, se nos ocurre
el domicilio del demandado, por foro general de atribución de competen-
cia, pueda dictar una sentencia sobre un bien inmueble ubicado en México.
En esta confusión contribuye el artículo 156, fracción III, del cpcdf, al no
determinar de manera precisa la exclusividad competencial, pareciendo que
establece una alternatividad entre forum rei sitae y domicilio al demandado.
En definitiva, opinamos que el artículo 156 debería dejar constancia de su
exclusividad para evitar la alternancia de la cji y el artículo 121, fracción III,
debería quedarse únicamente y exclusivamente para el ámbito ad intra desde
que no ayuda al dipr.
Por lo que se refiere a la segunda parte del artículo 121, los derechos
personales, determina de manera clara y precisa los requisitos para que se
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ejecute una sentencia sobre derechos personales, y en este caso establece dos
requisitos competenciales y uno como de derecho de defensa. En los requi-
sitos competenciales se exige la sumisión expresa o por razón de domicilio
al tribunal de origen y en cuanto al requisito de derecho de defensa debe de
haber sido citada personalmente para ocurrir al juicio.
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dicho Convenio se realizara antes del juicio, y b) que dicha elección no im-
plique una denegación o impedimento de acceso a la justicia. De esta forma
el artículo 567 complementa el anterior señalando que esa cláusula de sumi-
sión a un foro no debe operar en beneficio exclusivo de una parte.
El artículo 568 habla de competencias exclusivas de los tribunales na-
cionales mexicanos, si bien es cierto que es el único artículo que a la hora
de repartir competencias utiliza el adjetivo “exclusivo” debemos señalar que
se refiere únicamente a materias encuadradas en el área del dip y no del dipr.
En este sentido enlista, por ejemplo, las tierras, espacio aéreo, plataforma
continental, zona económica exclusiva, embajadas, consulados, etcétera
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Nuestra primera crítica es que el cpcdf presenta una pobreza no sólo cuan-
titativa sino también cualitativa a la hora de abordar el sector del reconoci-
miento y ejecución de pronunciamientos judiciales extranjeros. Así, el único
bloque normativo que podemos traer a colación son cinco artículos, donde
destacamos que hace referencia únicamente a ejecución de lo cual se puede ha-
cer una interpretación de buena fe, diciendo que deja claro que el proceso de
reconocimiento y ejecución son dos cosas diferentes, que al artículo 603, no
le encontramos ubicación efectiva en el dipr y que derivada de esta pobre-
za es que consideramos necesario cumplimentarlo con una mayor riqueza,
cualitativa y cuantitativa en el cfpc, así las cosas, estimamos que es necesario
recurrir de forma complementaria al cfpc para poder dar sentido pleno a
este último sector constitutivo del contenido del dipr.
El artículo 599 del cpcdf expresa que “el juez ejecutor que reciba ex-
horto con las inserciones necesarias conforme a derecho para la resolución
de una sentencia u otra resolución judicial cumplirá con lo que disponga el
juez requirente, siempre que lo que haya de ejecutarse no fuere contrario a
las leyes del Distrito Federal”. Estimamos que este artículo, 599 del cpcdf,
tiene como meta dar continuidad a los pronunciamientos judiciales extran-
jeros y por ello establece la obligación de cumplir con lo que disponga el juez
requirente de manera apriorística y nada más como una excepción le solicita
que no sea contraria a las leyes del Distrito Federal. Todo ello permeado de
una buena disposición o voluntad.
Por otra parte, este artículo cubre no sólo la ejecución de una sentencia
sino de cualquier otra resolución judicial.
El artículo 600 del cpcdf a la letra dice:“Los jueces ejecutores no podrán
oir ni conocer de excepciones cuando fueren opuestas por alguna de las
partes que litigan ante el juez requirente salvo el caso de competencia legal-
mente interpuesta por alguno de los interesados”. El artículo 600 se está refi-
riendo al conocimiento de excepciones, no de sentencias u otras decisiones,
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Los jueces requeridos no ejecutarán las sentencias mas que cuando reunieren
las siguientes condiciones: I. que versen sobre cantidad líquida o cosa deter-
minada individualmente; II. Que si trataren de derechos reales sobre muebles
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Este artículo trata de manera tasada los motivos por los cuales el juez re-
querido no ejecutará un pronunciamiento extranjero dejándolo así en la
categoría de pronunciamiento claudicante. La primera fracción versa so-
bre cantidad líquida o determinada individualmente; la fracción II versa
sobre derechos reales muebles o inmuebles y en ese entendido estimamos
que para que se puedan ejecutar los requisitos de forma, los requisitos com-
petenciales (forum rei sitae) y el derecho aplicable (lex rei sitae) deben ser las
del Distrito Federal. La fracción III, se pronuncia sobre los derechos per-
sonales o de estado civil recogiendo como requisitos que bien la sumisión
expresa fuera al tribunal de origen o que el domicilio de la persona estuviera
radicado en el tribunal de origen, aquí vemos una clara inspiración del ar
tículo 121, fracción III, constitucional; la única diferencia radica en la inclu-
sión de la categoría jurídica del estado civil, así como en la fracción IV, la
cual queda separada en el artículo 602 del cpcdf con respecto al 121, fracción
III, constitucional. De cualquier modo, la exactitud entre ambos dispositivos
normativos radica en la exigencia de que la parte condenada haya sido em-
plazada personalmente para acudir al juicio.
El artículo 603 del cpcdf expresa: “El juez que reciba despacho u or-
den de su superior para ejecutar cualquier diligencia es mero ejecutor y
en consecuencia no dará curso a ninguna excepción que opongan los in-
teresados y se tomará simplemente razón de su respuestas en el expediente,
antes de devolverlo”. Este artículo no corresponde estrictamente, al hablar
de un juez superior, al dipr.
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Cuestionario
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Capítulo sexto
Cooperación procesal internacional
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Libro y demás leyes aplicables, salvo lo dispuesto por los tratados y conven-
ciones de los que México sea parte”.
Por otro lado, el artículo 12 del ccf expresa textualmente:
Las leyes mexicanas rigen a todas las personas que se encuentre en la República,
así como los actos y hechos ocurridos en su territorio o jurisdicción y aquéllos
que se sometan a dichas leyes, cuando éstas prevean la aplicación de un derecho
extranjero y salvo, además, lo previsto en los tratados y convenciones de que
México sea parte.
Esta regla general, sufre tres matizaciones, la primera desde que en algunas
ocasiones los tribunales nacionales se ven obligados a calificar ciertas cuestio-
nes como procesales para poder aplicar su ley procesal y resolver conforme a
ella todas las problemáticas que se puedan plantear, en este sentido tenemos
que mencionar que a veces es difícil calificar una cuestión como puramen-
te procesal o puramente sustantiva, en este sentido Rábago Dorbecker
ofrece el ejemplo de la prueba de paternidad y la presunción en caso de la
negativa al realizar dicha prueba donde los tribunales internos calificarán
esta cuestión como procesal a efecto de aplicar la lex fori, lo anterior desde
que algunos ordenamientos consideran el desahogo de pruebas como una
cuestión procesal, ésta calificación, como bien señala el autor, podría mermar
una presunción a favor del menor en los casos en que la lex fori no prevea la
reversión de la carga de la prueba; por lo que toca a la segunda matización,
es la que nos ofrece el artículo 9o. de la Convención de La Haya Relativa
a la Obtención de Pruebas en el Extranjero en Materia Civil o Mercantil,
desde que establece la aplicación de la lex fori como regla general, para
la ejecución de una comisión rogatoria, flexibilizando dicho principio
al permitir aplicar un procedimiento especial solicitado por el Estado re-
quirente cuando éste no sea incompatible con la ley del Estado requerido,
sea incompatible su aplicación con dicha ley o existan dificultades prácti-
cas. En definitiva, esta segunda matización consiste en que en el desarrollo
de una solicitud de cooperación procesal, el juez requerido debe llevar a
cabo actos procesales no contemplados en su ley. En este sentido el artículo
en comento determina que:
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La tercera matización que tiene que ver con el alcance de este principio vie-
ne a materializarse en que la situación de las partes en el proceso, tal como
su capacidad para ser parte o capacidad procesal no solamente se deja a la
lex fori sino también se tiene en cuenta la ley personal de la parte. Igual-
mente, cuestiones como la legitimación procesal, el objeto y carga de la
prueba, como cuestiones muy vinculadas con el fondo del asunto deben ser
resueltas por la ley aplicable al fondo.
La doctrina, Calvo y Carrascosa, justifica la aparición de esta regla, es de-
cir, la regla lex fori regit processum con cuatro argumentos: 1) “es una solución
práctica y sencilla”, lo anterior radica en que los tribunales, en principio,
manejan un solo derecho procesal al no sufrir alteración el proceso con la
existencia o inexistencia de un elemento de internacionalidad en la relación
jurídica; 2) “favorece la seguridad jurídica”, desde que “sintoniza con la
función que cumple el derecho procesal como canalizador de las pretensio-
nes de las partes ante los tribunales”; 3) “es una regla neutral para las partes”
ya que no beneficia ni perjudica a ninguna de las partes desde que sus
pretensiones se podrán solucionar de conformidad con el derecho de otro
Estado, es decir, lo procesal no tiene por qué afectar la normativa material,
y 4) “encaja con la soberanía del Estado”, así cada Estado establece el modo
en que va a canalizar las pretensiones ante su Poder Judicial.
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5. Embargo preventivo
Esta figura, sin lugar a dudas, constituye una medida discriminatoria para el
demandado extranjero. Como menciona la doctrina española, Fernández
Rozas y Sánchez Lorenzo, constituye el embargo preventivo una medida
cautelar cuya finalidad es limitar las facultades de disposición del deman-
dado en un juicio de cognición o ejecución para no frustrar el resultado
final. Es una figura que atañe al deudor extranjero demandado.
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III. Cooperación
1. Introducción
2. La prueba
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A. Convenciones interamericanas
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El artículo 2o. establece cuáles son los requisitos que debe contener
cualquier exhorto o carta rogatoria y en este sentido enumera dos: 1) que
la diligencia solicitada no fuere contraria a disposiciones legales en el Esta-
do requerido o que expresamente la prohíban, y 2) que el interesado debe po-
ner a disposición del órgano jurisdiccional requerido los medios necesarios
para el diligenciamiento de la prueba solicitada. En correlación con dicho
artículo, el artículo 4o. establece cuál debe de ser el contenido y así precisa:
una indicación clara del objeto de la prueba solicitada, copia de los escritos
y resoluciones, interrogatorios y demás documentos que funden y motiven
el exhorto, nombre y dirección de las partes, testigos, peritos y demás perso-
nas intervinientes, informe resumido del proceso y hechos, en caso de ser
necesario, y por último, una descripción clara y precisa de los requisitos
o procedimientos especiales que el órgano jurisdiccional requirente solici-
tare en relación con la recepción u obtención de la prueba. Relacionado
con estos requisitos, el artículo 10 añade los siguientes: 1) que los exhortos
deben de estar legalizados, y 2) que se encuentren debidamente tradu-
cidos al idioma oficial del Estado requerido, de forma residual se establece
que los Estados parte informarán de los requisitos exigidos por sus leyes
para el cumplimiento de estos dos condicionantes.
De conformidad con el artículo 3o., el órgano jurisdiccional del Estado
requerido tiene facultades para conocer de las cuestiones relativas al cum-
plimiento de la diligencia solicitada. Si el órgano jurisdiccional de dicho
Estado requerido se declara incompetente y considera que otro órgano juris-
diccional de su Estado lo es, transmitirá de oficio los documentos y an-
tecedentes del caso. El anterior ánimo de agilizar los exhortos se corrobora
con la afirmación de que los órganos jurisdiccionales del Estado requerido
podrán utilizar medios de apremio.
El artículo 5o. consagra la máxima lex fori regit processum al determi-
nar que los exhortos se cumplirán de acuerdo con las leyes procesales del
Estado requerido. Estimamos que en el artículo 6o. se establece una ex-
cepción a la anterior regla general, al afirmarse que a solicitud del órgano
jurisdiccional del Estado requirente, podrá aceptarse la observancia de for-
malidades adicionales en la práctica de la diligencia solicitada, a menos que
sean incompatibles con la legislación del Estado requerido o de imposi-
ble cumplimiento por éste.
De conformidad con el artículo 7o. se establece que las costas y de-
más gastos correrán por cuenta de los interesados y en este sentido afirma
que el beneficio de pobreza se regulará por las leyes del Estado requerido.
Igualmente, el artículo 8o. establece que no existe una relación directa entre
el cumplimiento del exhorto y el reconocimiento de la competencia del
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B. Convenios de La Haya
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Con este mismo propósito el artículo 6o. establece que en caso de incom-
petencia de la autoridad requerida la comisión rogatoria se transmitirá
de oficio y sin dilación a la autoridad judicial competente del mismo Estado.
Igualmente, el artículo 9o., en este mismo afán de agilización, establece el
imperativo de que la comisión rogatoria sea ejecutada con urgencia. Igual-
mente, el artículo 10, expresa que al ejecutar la comisión rogatoria la au-
toridad requerida aplicará las medidas de apremio apropiadas y previstas por
su ley interna en los casos y en la misma medida en que estuviese obligada
para la ejecución de una comisión de las autoridades del Estado requeri-
do o de una demanda formulada a este efecto por parte interesada. De con-
formidad con el artículo 24, todo Estado contratante puede designar además
de la autoridad central, otras autoridades determinando sus competencias; en
este sentido se afirma que los Estados federales tiene la facultad de designar
varias autoridades centrales.
La comisión rogatoria debe contener, a tenor del artículo 3o., las si-
guientes indicaciones: a) la autoridad requirente y la requerida de ser po
sible; b) identidad y dirección de las partes y en su caso de su representante;
c) la naturaleza y objeto de la instancia, así como una exposición sumaria
de los hechos; d) los actos de instrucción y otros actos judiciales a realizar,
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C. Normativa autónoma
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tiene poca influencia, debido a que las pruebas se solicitarán vía exhorto o
carta rogatoria, es notable el espíritu restrictivo de esta disposición. La ar-
gumentación que se ofrece es que presenta poca viabilidad, esta disposición
si se pone en relación con el artículo 6o. de la cpeum sobre el derecho a la
información y la ley reglamentaria a dicho precepto, esto es, la Ley Federal
de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.
Por su parte, el artículo 560 del cfpc establece que en esta materia de
recepción de pruebas, en litigios ventilados en el extranjero, las embajadas,
consulados y miembros del Servicio Exterior Mexicano deben apegarse a
los compromisos internacionales que México tiene adquiridos, así como
a lo dispuesto en la Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, su regla-
mento y demás disposiciones aplicables.
En cuanto al artículo 561 del cfpc expresa que la obligación de exhibir
documentos en procesos que se sigan en el extranjero no comprenderá
aquellos documentos identificados por características genéricas. Igualmente
se establece que un tribunal nacional no puede ordenar ni llevar a cabo
la inspección general de archivos que no sean de acceso público salvo en los
casos permitidos por las leyes nacionales.
El artículo 562 del cfpc establece que para desahogar prueba testimonial
o declaración de parte de cara a un proceso extranjero, los declarantes podrán
ser interrogados verbal y directamente; para que surta efecto lo anterior, es
necesario que ante el tribunal del desahogo se pruebe que los hechos materia
del interrogatorio están relacionados con el proceso pendiente.
El último de los artículos de este bloque, el artículo 563 del cfpc es-
tablece la imposibilidad de servidores públicos federales y de entidades
federativas, de rendir declaraciones y desahogar prueba testimonial respecto
de sus actuaciones en su calidad de tales. Estas declaraciones deben hacerse
por escrito cuando se trate de asuntos privados y así lo ordene la autoridad
judicial nacional competente.
A. Normativa convencional
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La finalidad de este Convenio es crear los medios necesarios para que los
documentos judiciales y extrajudiciales, objeto de notificación o traslado
en el extranjero, sean conocidos por sus destinatarios en tiempo y forma.
Para ello, pretende simplificar y acelerar los procedimientos conducentes
a dichas notificaciones o traslados. Para implementar dichos objetivos, el
artículo 2o. establece la necesidad de designar por cada Estado contratante,
una autoridad central que asuma la función de recibir las peticiones de no-
tificación o traslado procedente de otro Estado contratante y darle curso
ulterior. México emite una nota en la que se establece:
236
formal para dar curso a dicha petición es que debe acompañarse del docu-
mento judicial o de su copia, todo en doble ejemplar. Dicha autoridad tiene
la facultad de informar al requirente si estima que las disposiciones del Con-
venio no han sido respetadas y en este sentido, debe precisar sus objeciones
a dicha petición. La autoridad central procederá a la notificación o traslado
por dos vías, bien por las formas prescritas por su legislación o bien por la
forma particular solicitada por el requirente, siempre que ésta última no re-
sulte incompatible con la legislación del Estado requerido. Dicha autoridad
expedirá una certificación conforme al modelo anexo al Convenio que des-
cribirá el cumplimiento de la petición, indicando la forma, el lugar y la fecha
de cumplimiento, así como la persona a la que el documento haya sido remi-
tido, en su caso precisará el impedimento en el cumplimiento. En este sentido,
México realiza, nuevamente una declaración en la que se establece que:
IV. En relación con el artículo 8o., los Estados parte no podrán realizar notifi-
caciones o traslados de documentos judiciales directamente, por medio de sus
agentes diplomáticos o consulares, en territorio mexicano, salvo que el docu-
mento en cuestión deba ser notificado o trasladado a un nacional del Estado
de origen, siempre que tal procedimiento no sea contrario a normas de orden
público o garantías individuales.
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VI. En relación con el primer párrafo del artículo 12, los gastos ocasionados por
la diligencia de la notificación o traslado de documentos judiciales o extrajudi-
ciales, serán cubiertos por el requirente, salvo que el Estado de origen no exija
el pago de tales gastos por la notificación o traslado procedentes de México.
238
VIII. En relación con el artículo 16, tercer párrafo, el gobierno de México de-
clara que tal demanda no será admisible si se formula después del plazo de un
año computado a partir de la fecha de la decisión, o en un plazo superior, que
pueda ser razonable a criterio del juez. El gobierno de México entenderá
que para los casos en que se haya dictado sentencia, sin que el demandado haya
sido debidamente emplazado, la nulidad de actuaciones se realizará de confor-
midad con los recursos establecidos en la legislación aplicable.
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B. Normativa autónoma
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4. Legalización (apostilla)
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A. Normativa convencional
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toda certificación. Otro requisito formal que se exige por esta Convención
es la designación de autoridades con competencia para expedir dicha apos-
tilla; dicha designación se notificará al Ministerio de Asuntos Exteriores
de los Países Bajos al momento del depósito, ratificación o adhesión. En
el caso de México designó como autoridad a la Dirección General del
Gobierno para documentos que necesiten apostillar autoridades federales.
La Subsecretaría de Gobierno para las entidades federativas para las apos-
tillas de documentos federales fuera del Distrito Federal. Para apostillas
de documentos estatales tenemos la Secretaría General de Gobierno o el
palacio de gobierno para todos los estados de la República excepto para
el Distrito Federal que será la Dirección General Jurídica y de Estudios
Legislativos del Departamento del Distrito Federal (www.hcch.net/e/status/
stat12e.html). Dichas autoridades deben llevar un registro o fichero en el
que queden anotadas las apostillas expedidas, indicando en concreto el nú-
mero de orden y fecha de la apostilla, el nombre del signatario del documen-
to público y la calidad en que haya actuado y para los documentos no
firmados, deberá indicar la autoridad que haya puesto el sello o timbre.
Lo anterior a efectos de comprobar si las anotaciones incluidas en la apostilla
se ajustan a la del registro o fichero, en caso de una solicitud de comproba-
ción. Otra medida de seguridad, en orden a implementar satisfactoriamente
las disposiciones de esta Convención se prevé en el artículo 9o., el cual
dispone que cada Estado contratante adoptará las medidas que eviten que
sus agentes diplomáticos o consulares procedan a legalizaciones, en los casos
exentos por esta Convención.
La Convención establece una cláusula de compatibilidad respecto a otros
convenios que contengan disposiciones sobre formalidades de certificación
de firma, sello o timbre, en ese sentido, el artículo 8o. establece que la pre-
sente Convención anulará dichas formalidades si éstas son más rigurosas.
El requisito externo previsto por este convenio, es que la apostilla debe
colocarse sobre el propio documento o sobre una prolongación del mis-
mo, ajustándose a un modelo que se anexa en la Convención. Igualmente,
se prevé como otro requisito que el título “Apostille (Convention de La
Haye du 5 octobre 1961)” deberá mencionarse en lengua francesa.
B. Normativa autónoma
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A. Normativa convencional
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b) Ámbito de aplicación espacial. Los Estados que son parte son Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatema
la, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Domini
cana, Uruguay y Venezuela.
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del poder se sujetan a la ley del Estado donde éste se ejerce; 4) en todos los
poderes, el funcionario que los legaliza deberá dar fe o certificar la identi-
dad del otorgante, su nacionalidad, edad, domicilio y estado civil, el dere-
cho del otorgante que tuviere para conferir poder en representación de otra
persona, la existencia legal de la persona moral o jurídica en cuyo nombre
se otorga el poder, así como la representación de la persona moral o jurídica
y el derecho que tuviere el otorgante para conferir el poder.
En otro orden de ideas, el artículo 7o. establece que si el Estado del
otorgamiento no contase con funcionario autorizado para certificar o
dar fe, deben observarse las siguientes formalidades: 1) el poder contendrá
una declaración jurada o aseveración del otorgante de decir verdad sobre
la identidad, nacionalidad, edad, domicilio y estado civil; 2) se agregarán al
poder copias certificadas y otras pruebas con respecto al derecho del
otorgante para conferir poder en representación de otra persona, existen-
cia legal y representación de la persona así como el derecho del otorgante
para conferir el poder; 3) la firma del otorgante deberá ser autenticada, y
4) los demás requisitos que se establezcan por la ley del otorgamiento.
Por otra parte, el artículo 8o. establece que los poderes deberán ser lega-
lizados si así lo exige la ley del lugar de su ejercicio, debiendo ser traducido
al idioma oficial de dicho Estado.
De conformidad con el artículo 12, el Estado requerido podrá rehusar
el cumplimiento de un poder cuando sea manifiestamente contrario a su
orden público.
El artículo 10 establece una cláusula de compatibilidad en la que se esta-
blece que este Convenio no restringirá las disposiciones de convenciones
que en materia de poderes hubieran sido suscritas o se suscribieren en el fu-
turo de forma bilateral o multilateral, en particular el Protocolo sobre Uni-
formidad del Régimen Legal de los Poderes o Protocolo de Washington de
1940 o las prácticas más favorables que los Estados parte pudieran observar.
México realiza una declaración al ratificar la Convención señalando
que interpretan el artículo 5o. de la Convención en el sentido de que se
entenderá que el mandato ha sido extendido con toda la amplitud prevista
por el artículo 4o. del Protocolo mencionado en el artículo 10 de la Con-
vención Interamericana sobre Régimen Legal de Poderes para ser Utiliza-
dos en el Extranjero.
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6. Medidas cautelares
Para abordar la prueba del derecho extranjero debemos partir del artículo
14, fracción I, del ccf, así del artículo 14, fracción I, del ccdf, los cuales
dicen: “En la aplicación del derecho extranjero se observará lo siguiente:
I. se aplicará como lo haría el juez extranjero correspondiente para lo cual
el juez podrá allegarse la información necesaria acerca del texto, vigencia,
sentido y alcance legal de dicho derecho”.
A. Normativa convencional
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Cuestonario
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Glosario
Ad intra. Este término hace referencia al reparto competencial que hacen los tribu-
nales nacionales hacia el interior de su territorio. En el contexto mexicano
se refiere al reparto competencial entre las distintas entidades federativas. Este
reparto, en el Derecho Internacional Privado supone una etapa procesal pos-
terior al reparto de competencia a nivel internacional. Así, de conformidad
con esta disciplina jurídica, primero supone repartir competencia en un plano
internacional y con posterioridad aterrizar en el plano puramente nacional,
al interior de la República, esa competencia. Este criterio de reparto compe-
tencial presenta en el Distrito Federal cuatro vertientes de conformidad con
el artículo 144 del cpcdf el cual dispone que: “la competencia de los tribuna-
les se determinará por la materia, la cuantía, el grado y el territorio”.
Ad extra. Este término hace referencia al reparto de competencia entre los tribunales
nacionales de distintos Estados. Este es el primer paso que recorre todo reparto
de competencia judicial en un supuesto de hecho vinculado con más de
un Estado. Así, primero se debe repartir competencia judicial entre los dis-
tintos tribunales nacionales que aparecen razonablemente vinculados con el
supuesto de hecho, así, una vez determinado que será un concreto tribunal
nacional resta saber quién en concreto entrará a conocer y resolver el fondo
de la disputa. Este último paso se hará en función del reparto ad intra.
Forum legis. Este latinismo hace referencia a la Ley del foro. De acogernos a la apli-
cación de esta figura estaríamos invirtiendo el orden lógico en las operacio-
nes que nos deben llegar a la obtención de un pronunciamiento judicial que
ponga fin al fondo de una pretensión. Esta figura nos impone que la compe-
tencia judicial internacional esté condicionada no por la norma competen-
cial, convencional o autónoma, sino por la aplicación de la norma material
del tribunal que pretende declarar su competencia. Así esta figura impone un
condicionamiento de la competencia judicial de la competencia legislativa.
A lo anterior debemos señalar que la competencia judicial internacional está
condicionada únicamente al cumplimiento del punto de conexión previsto
por la norma de competencia judicial internacional mexicana.
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Forum rei sitae. Este latinismo exige que el tribunal de la ubicación del bien inmue-
ble es quien debe declararse competente para entrar a conocer y resolver
de un supuesto de hecho al que le acompañan los adjetivos de “privado” e “in-
ternacional”. Sin duda estamos ante uno de los foros competenciales que
recoge y refleja el alto grado de proximidad, razonabilidad y prudencia exi-
gido por el Derecho Internacional privado a la hora de designar el tribunal
nacional que ha de declararse con competencia judicial internacional. Este
foro lo encontramos en la normativa competencial autónoma mexicana en su
artículo 156 fracción III del cpcdf.
Forum loci delicti commissi. Este foro competencial señala como competente al tribu-
nal del lugar de la comisión del hecho ilícito. De igual forma se afirma que
este foro recoge los criterios de proximidad, razonabilidad y neutralidad
que se exige en toda atribución de competencia en el plano internacional.
Este foro lo encontramos en la Convención Interamericana sobre restitución
internacional de menores, en su artículo 6o., para aquellos casos en que la
restitución del menor se torna urgente.
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Lex fori regit processum. Esta expresión se refiere a que el tribunal nacional que se
ha declarado con competencia judicial en el plano internacional debe llevar
a cabo el proceso de conformidad con la ley procesal vigente en su terri-
torio. De esta forma el proceso, en principio, no sufre alteración haya o no
elemento de internacionalidad en el relación jurídica. Lo anterior no quita
algunas excepciones que se puedan hacer valer en función de la aplicación
de un Convenio internacional o incluso de las propias especificidades que se
puedan llegar a preveer en la propia normativa procesal estatal.
Lex rei sitae. Esta expresión latina se refiere a la Ley que debe aplicarse a un supuesto
de hecho con contacto internacional para resolver el fondo. Se refiere princi-
palmente a los bienes inmuebles, de tal forma que el tribunal que se declaró
competente para conocer y resolver del fondo de la pretensión debe aplicar
su propia norma material para llegar a su conclusión. Si se observa estamos
afirmando que en materia de bienes inmuebles existe una absoluta correla-
ción entre el foro y el ius desde que el tribunal que se declaró competente
aplicará su propia norma material para resolver el fondo de una controversia.
Esta figura la encontramos (aunque con una redacción desafortunada) en el
artículo 13 del ccdf el cual a la letra señala que: “La determinación del dere-
cho aplicable en el Distrito Federal se hará conforme a las siguientes reglas: III.
La constitución, régimen y extinción de los derechos reales sobre inmuebles,
así como los contratos de arrendamiento y de uso temporal de tales bienes, y
de los bienes muebles que se encuentren en el Distrito Federal, se regirán por
las disposiciones de este Código, aunque sus titulares sean extranjeros”
Lex mobilia sequntur personam. Esta máxima significa que la Ley que regirá el fondo
de la cuestión para un supuesto de hecho versado sobre bienes muebles es la
que rija a la persona. En el ordenamiento jurídico mexicano encontramos
en el artículo 13 ccdf otra máxima al afirmarse que “la determinación del
derecho aplicable en el Distrito Federal se hará conforme a las siguientes re-
glas: III. La constitución, régimen y extinción de los derechos reales sobre in-
muebles, así como los contratos de arrendamiento y de uso temporal de tales
bienes, y los bienes muebles que se encuentren en el Distrito Federal, se regirán
por las disposiciones de este Código, aunque sus titulares sean extranjeros”.
Derivado de lo anterior podemos decir que no existe correlación, como sí
ocurría con los bienes inmuebles, entre el foro y el ius.
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Soft law, weak law o droit assourdi. Estas expresiones hacen referencia a las herra-
mientas que, sin ser fuentes en sentido propio del Derecho Internacional
Privado, pueden ayudar a esta disciplina jurídica para solucionar un supuesto
de hecho privado e internacional. Si bien las fuentes stricto sensu de esta rama
jurídica son los Códigos de Procedimientos Civiles (competencia judicial
internacional, reconocimiento y ejecución de pronunciamientos extranjeros
así como cooperación procesal civil internacional), los Códigos Civiles (para
derecho aplicable) así como los Convenios que México firme y ratifique de
manera general o temática, las fuentes en sentido impropio son aquellos pro-
nunciamientos, decisiones, normativas, directrices que, sin ser vinculantes
para México pueden ser tenidas en cuenta a la hora de posesionarse ante un
caso objeto de estudio del derecho internacional privado.
Norma material o sustantiva. Al hablar del sector normativo que comprende las nor-
mas materiales o sustantivas nos referimos a las técnicas de reglamentación
directa que nos da respuesta al fondo de una controversia. Nos referimos a los
artículos 1 a 12 y 16 y siguientes del ccdf. Son aquellas normas que respon-
den directamente al fondo de una pretensión. De tal forma que si nosotros
le preguntáramos por la amplitud del concepto de alimentos nos respondería
directamente a este interrogante el artículo 308 ccdf.
Norma procesal o adjetiva. Este conjunto normativo es que nos da las pautas de juego
para poder conducir y concluir con éxito un determinado proceso. La nor-
ma procesal es la que da las pautas, plazos, fechas, pruebas a realizar, etcétera, en
un determinado proceso. En la esfera del derecho internacional privado rige
la máxima Lex Fori Regit Processum, de manera principal aunque no única.
Norma material especial. La norma material especial se refiere a aquella técnica de re-
glamentación directa que responde por ella misma y en función de su diseño
y contenido al fondo de una pretensión. En este sentido sostenemos que la
norma material especial no nos remite a otra norma para resolver el fondo de
una controversia o solicitud desde que ella misma nos ofrece una respuesta
al fondo, directa e inmediata.
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