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CELEBRAMOS
LA VIDA
Contemplando
y predicando
1206 - 2006
Desclée De Brouwer
CELEBRAMOS LA VIDA
“Contemplando y predicando”
1206-2006
SOR LUCÍA CARAM
CELEBRAMOS LA VIDA
“Contemplando y predicando”
1206-2006
DESCLÉE DE BROUWER
BILBAO
© Sor Lucía Caram, 2008
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INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
3. EL ROSTRO DE JESÚS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1. Por Jesús, Dios “es uno de los nuestros” . . . . . . . . . . 38
2. Un hombre de oración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
3. Hermano de sus hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
7. “A LA ESCUCHA DE LA PALABRA:
COMPROMISO CON EL REINO”.
Marta y María y nuestra vida consagrada hoy . . . . . . . . 79
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
1. Cristo llama a nuesta puerta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
2. No podemos vivir en la periferia . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
¿Qué nos dice hoy –el Espíritu– a nosotros, los hijos y herma-
nos de Domingo?
¿Qué nos dice a los cristianos que vivimos en un mundo no
muy diferente al de hace ochocientos años –tenemos un poco
más de luz, ¡pero de la eléctrica! unos cuantos PC más, y algún
que otro invento–, con hombres y mujeres de la misma pasta y
con los mismos defectos de fabrica, y también con sus mismas
virtudes?
En estas páginas me propongo, “recordar” lo que nos han
explicado de nuestro nacimiento y trayectoria, “de cómo echó a
andar la predicación”, pero no “repitiendo sin más” los aconteci-
mientos –por muy bien que estén y nos llenen de orgullo– sino
releyéndolos desde la plataforma de nuestra realidad presente,
filtrándolos por el Evangelio. Sitúo estas reflexiones alrededor
del Banquete al que nos invita Jesús, porque alrededor de su
mesa, mientras compartimos su Pan y su Palabra, y en la sobre-
mesa que se prolonga, podremos disfrutar del calor de su amis-
tad y del gozo de la fraternidad, que nos permitirá repartir gene-
rosamente sus dones.
Estas páginas recogen el compartir fraterno con las hermanas
de la Congregación Romana de Santo Domingo en la Casa de
oración de Valladolid, durante siete días de retiro. y con las
Dominicas de la Anunciata en León, durante dos días.
Con la sencillez de quien comparte la fe y abre su corazón, las
ofrezco a la Familia Dominicana y a cuantos quieran oír la
Buena Noticia en clave positiva, en clave dominicana.
1
“HACED ESTO EN MEMORIA MÍA”
1. Mt 26,6-13.
2. Mc 14,3-9.
3. Jn 12,1-8.
4. Lc 7,36-50.
5. Lc 10,39.
“HACED ESTO EN MEMORIA MÍA” 17
6. Cfr VIII Modo de orar: “Se sentaba tranquilo, abría el libro y hecha la señal
de la cruz, leía prestando su atención con dulzura, como si oyese hablar al
Señor según cuanto dice el salmo: “Voy a escuchar lo que dice el Señor” (Sal
84, 9). Y como si discutiese con un compañero ora impaciente, ora sosega-
do en su voz y en su pensamiento disputaba y luchaba riendo y llorando al
mismo tiempo, levantaba o bajaba la vista, hablando nuevamente en voz
baja y golpeándose el pecho”.
7. Sal 84,9.
8. Jn 13,1-20.
9. Jn 13,14-15.
18 CELEBRAMOS LA VIDA
12. Lc 10,42b.
2
“INTENTABAN RETENERLO
Y QUE NO SE ALEJARA DE ELLOS”
Vivir el momento presente
1. Lc 4,42.
2. Mt 4,1; Lc 4,1.
“INTENTABAN RETENERLO Y QUE NO SE ALEJARA DE ELLOS” 23
3. Lc 4,18.
4. Ap 19,7-8 “Ha llegado la boda del Cordero y su esposa se ha engalanado y se
ha ha vestido de lino deslumbrante de blancura –el lino son las buenas accio-
nes de los santos–”.
5. Lc 4,15.28-29.37.
24 CELEBRAMOS LA VIDA
6. Lc 4,31.
7. Lc 4,41.
“INTENTABAN RETENERLO Y QUE NO SE ALEJARA DE ELLOS” 25
8. Lc 5,8.
9. Gn 3,8.
26 CELEBRAMOS LA VIDA
Dice así:
No lo dudes.
Tú que sigues a Cristo y que le imitas,
tú que vives de la Palabra de Dios,
tú que meditas en su ley día y noche,
tú que te ejercitas en sus mandamientos,
tú que estás siempre en el santuario y nunca sales de él,
porque el santuario no hay que buscarlo en un lugar,
sino en los actos, en la vida, en las costumbres.
Si son según Dios,
si se cumplen conforme a su mandato,
poco importa que estés en tu casa o en la plaza,
ni siquiera importa que te encuentres en el teatro;
si sirves al Verbo de Dios,
tú estás en el santuario:
No lo dudes”.
10. Gn 2,3.
“INTENTABAN RETENERLO Y QUE NO SE ALEJARA DE ELLOS” 29
Quizás esto nos cueste admitirlo, pero nos resulta a veces más
fácil descansar en las cosas que en Dios, y por eso no descansa-
mos; y por eso nos agotamos y nos desencantamos. Es más fácil
buscar “seguridades”, pero a la larga ellas no hacen más que
arrastrarnos a la indefinición y a la inseguridad permanente.
11. Mc 6,31.
“INTENTABAN RETENERLO Y QUE NO SE ALEJARA DE ELLOS” 31
12. Jn 1,3.
13. Lc 4,42.
14. Ib.
3
EL ROSTRO DE JESÚS
1. Lc 5,27-32.
EL ROSTRO DE JESÚS 35
2. Jn 1,14-16.
36 CELEBRAMOS LA VIDA
7. Jn 14,9.
EL ROSTRO DE JESÚS 39
8. Gal 4,6.
9. Gal 2,2.
10. Co 1,30; Ef 1,9.
40 CELEBRAMOS LA VIDA
2. Un hombre de oración
11. Jn 3,8.
EL ROSTRO DE JESÚS 41
19. Lc 8,43.
20. Jn 13,1.
44 CELEBRAMOS LA VIDA
21. Lc 4,40.
22. Mt 26,50.
23. Segundo Galilea, Religiosidad popular y Pastoral. Ed Cristiandad. Madrid
1980, pp. 255-266.
24. Mt 7,28-29.
EL ROSTRO DE JESÚS 45
Oración
1. Lc 9,18-21.
MIRANDO A DOMINGO 49
2. Lc 6,20.
3. Escritos Beato Jordán de Sajonia. Nº 109. Sto Domingo de Guzmán, fuentes.
Galmés y Vito T.Gómez. BAC 1987, p. 119.
50 CELEBRAMOS LA VIDA
4. Gal 2,20.
MIRANDO A DOMINGO 51
5. Hc 20,22-30.
52 CELEBRAMOS LA VIDA
Esas añadiduras que nos llevan de cabeza son las que nos qui-
tan la paz, la que nos hacen “vehementes, impulsivos, intransi-
gentes, subjetivos, capaces de juzgar a los otros, injustos…”. Las
que nos desparraman y dispersan.
Esas “añadiduras” son las que nos atan a las cosas y a las
obras. Son esos pequeños o grandes feudos que guardamos con
la celosa pasión del guerrero que está en pie de guerra y que debe
a toda costa mantener “su fortaleza”, el castillo de sus sueños y
desvelos.
Esto quiere decirnos que Domingo vio las cosas con claridad,
como son, con su belleza y con toda su fealdad. Se decía que él
durante el día estaba lleno de alegría, que reía con los frailes, y
que por las noches solo, lloraba, desahogaba con Dios su cora-
zón. La luz que recibía en las horas de intimidad con Dios, le per-
mitía ver la verdad de las cosas y las personas durante el día, y
eso a su vez es lo que llevaba a la oración nocturna.
7. Ibíd.
MIRANDO A DOMINGO 55
8. Ibíd.
56 CELEBRAMOS LA VIDA
“Llamó a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los
demonios, y para curar enfermedades; y los envió a procla-
mar el Reino de Dios y a curar. Y les dijo: «No toméis nada
para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni ten-
gáis dos túnicas cada uno. Cuando entréis en una casa, que-
daos en ella hasta que os marchéis de allí. En cuanto a los
que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el pol-
vo de vuestros pies en testimonio contra ellos.» Saliendo,
pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y
curando por todas partes” 1.
1. Lc 9,1-6.
60 CELEBRAMOS LA VIDA
10. Ibíd.
11. Ex 3,7-12.
12. Mt 28,18-19.
68 CELEBRAMOS LA VIDA
Introducción
1. El Evangelio con Dom Helder Câmara. Sal Térrea, Santander 1987, pp. 131 ss.
2. Lc10,38.
3. Jn 11,20.
4. Jn 11,21.
5. Jn 11,32.
“A LA ESCUCHA DE LA PALABRA: COMPROMISO CON EL REINO” 81
6. Jn 11,2-28.
82 CELEBRAMOS LA VIDA
“El que quiera llegar a ser grande entre vosotros será vues-
tro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros,
será vuestro esclavo, de la misma manera que el Hijo del
Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su
vida como rescate por muchos” 10.
9. Lc 11,27-28.
10. Lc 20,25-27.
“A LA ESCUCHA DE LA PALABRA: COMPROMISO CON EL REINO” 87
1. Mc 8,22.
90 CELEBRAMOS LA VIDA
“Vete a tu casa”.
1. Necesitamos ver
2. Lc 13,10.
92 CELEBRAMOS LA VIDA
3. Con un poco de humor siempre digo que no sería fácil convivir con Catalina
y “sus neuras”; con esta mamma italiana tan “marimandona” y exigente.
HAY QUE ANDAR EL CAMINO DEL CORAZÓN 93
5. El Evangelio con Dom Helder Câmara. Sal Terrae, Santander 1987, p. 132.
96 CELEBRAMOS LA VIDA
Eric Fromm, en su libro “El arte de amar” dice cosas muy sig-
nificativas sobre la contemplación.
“Se considera pasivo a un hombre que está sentado, inmóvil
y contemplativo, sin otra finalidad que experimentarse a sí
mismo y su unicidad con el mundo porque no “hace” nada”.
En realidad esa actitud de concentrada meditación es la acti-
vidad más elevada que sólo es posible bajo la condición de
libertad e independencia interiores”.
“Ser capaz de concentrarse significa poder estar solo con uno
mismo, y esa habilidad es precisamente una condición para
la capacidad de amar”.
Parece paradójico pero la capacidad de soledad es indispen-
sable para la capacidad de amar. Con lo cual, –contemplando el
evangelio de Marta y María– no es pasiva una mujer que está sen-
tada, inmóvil y contemplativa escuchando al Señor, sino que esa
capacidad de concentrarse “es la condición indispensable” para
amar.
La escucha “nos hace capaces” del amor gratuito, desintere-
sado.
No se nos llama a la inactividad y menos al espiritualismo
desencarnado que elude las exigencias concretas que la vida nos
marca.
VOLVED A MÍ, DICE EL SEÑOR: EL ARTE DE AMAR 103
que llevamos dentro, que nos habita y que mora “en lo más ínti-
mo de nuestra intimidad”. Y s estamos dispuestas abrirlos para
descubrirle vivo y latente en el rostro de las hermanas, de la gen-
te, de los acontecimientos. Si estamos dispuestos a callar para oír
los clamores de los pobres y ver su opresión.
Decía Javier Gafo, que “necesitamos la contemplación para que
haya menos cabezas perdidas y más corazones llenos”, dispuestos
a dejarse expropiar para utilidad pública... Que al fin y al cabo es
lo que profesamos: ser para los otros… estar al servicio.
El celibato.
La oración.
Nuestra solidaridad con el pobre.
2. Idem.
108 CELEBRAMOS LA VIDA
1. Mt 28,30.
VENID A MÍ 113
Sin embargo, nuestra fe, nuestro ideal, por grande y firme que
sea, no nos dispensa del desgaste:
2. Jer 15,10.
3. Jer 15,19.
116 CELEBRAMOS LA VIDA
4. Mt 27,46.
VENID A MÍ 117
5. Jn 15,5.
VENID A MÍ 119
6. Jn 17,20-23.
120 CELEBRAMOS LA VIDA
7. Rom 8,35-39.
VENID A MÍ 121
nada que decirle –“al orar no charléis mucho” 4–, ni nada que
pedirle. Pero lo importante es estar allí, a su lado, en silencio,
dándole lo mejor que podemos darle: la vida misma, nuestro
tiempo, algo que no tiene precio porque es irrecuperable, sabien-
do que también Él está a nuestro lado, presente, y que nos ofre-
ce lo mejor que tiene: su amor.
En este sentido, la oración es lo más inútil, pero también es lo
más necesario. Es lo más inútil si con ella pretendemos sacarle
cosas a Dios. Con la oración ni aumenta la cuenta corriente, ni
me cambian de prior, ni se solucionan los problemas políticos y
sociales, ni se consigue un trabajo mejor, ni me dan una sub-
vención para hacer obras, ni me toca la loteria. En todo caso lo
que se logra, es sobrellevar de otro modo los problemas. Y sin
duda, esto es muy importante porque hay dos maneras de enfo-
carlos y asumirlos: con agobio y desesperación, o con ilusión y
esfuerzo, o en todo caso “sin dejar que los problemas me pue-
dan”. A los problemas los tiene que solucionar cada uno: Dios no
ocupa mi puesto, en todo caso está conmigo en la lucha, y saber
que alguien te da la mano o se interesa por ti, es lo más útil y
también lo más necesario, lo que más nos anima para no dete-
nernos y avanzar.
Cuentan que un excursionista se perdió en un bosque en una
noche cerrada. El frío apretaba y los animales hacían temer un
ataque. Pensó en dejarse morir y quedarse quieto, inmóvil y espe-
rar. De pronto le pasó por su mente el rostro de su mujer y sus
hijos, de los que seguramente le amaban, esperaban y buscaban.
Tomó la decisión de luchar y caminar, y se dijo para sí: “–Si
creen que vivo, creen que camino, y si no camino, soy un traidor
y un despreciable”.
Dios no está ahí, en la oración, en nuestra vida, para darnos
cosas, sino “para dar el Espíritu Santo a quien se lo pida” 5, y este
4. Mt 6,7.
5. Lc 11,13.
126 CELEBRAMOS LA VIDA
6. Gal 5,22-23.
ARDER E ILUMINAR 127
mos ir. Quien pierde la memoria, pierde sus raíces. Dice Espriu
que “no tan solo hemos de hacer memoria para no perder la iden-
tidad, sino también para poder responder a la pregunta ¿qué que-
remos ser?”.
¿Es esencial que sea una hermana/o quien esté al frente de las
obras y que las responsabilidades recaigan siempre sobre un
miembro de la provincia, congregación, orden?
134 CELEBRAMOS LA VIDA
Orden y que pasó a ser una consigna para las hermanas y her-
manos que viven en comunidad: “tener un solo corazón y una sola
alma, orientadas hacia Dios”, y esto requiere, exige y propone
espacios de oración y de búsqueda del rostro de Dios presente en
la Palabra, en el Pan, en los hermanos; de esta contemplación y
comunión, surgirá la contemplación de su rostro en el mundo al
que se nos envía, pero si no nace de este primer momento “oran-
te”, se verá condenado al fracaso propio del que se predica a sí
mismo, y eso, siempre es fugaz y pasajero.
Decía Chesterton que “La iglesia nos pide que al entrar en ella
nos quitemos el sombrero, no la cabeza”. Con su genialidad y
humor inglés, el sabio escritor alerta sobre uno de los grandes
peligros que corren aquellos que “queriendo ser más papistas
que el papa” se niegan a utilizar la inteligencia y se conforman
con una fe infantil que se resiste a crecer y a madurar; aquellos
religiosos genuflexos que prefieren decir amén a todo “antes que
pensar y complicarse la vida”.
La fe del carbonero, no está mal, pues nadie le pedirá a
nadie más de lo que puede, –¡y mucho menos Dios!– pero si se
nos ha dado unas capacidades, son para utilizarlas y sobre
todo para ponerlas al servicio de los otros, al tiempo que nos
llevan a la propia realización y al desarrollo humano y cristia-
no. Si se nos ha llamado a vivir “liberados” para el Reino, es
justo y necesario que nuestros talentos, ¡todos!, estén al servi-
cio del Reino.
Él “Fides quaerens intellectum”, –la fe que busca entender– era
la consigna o el principio que se nos inculcaba por activa y por
pasiva en las clases de Teología Fundamental, invitándonos a
“pensar la fe”, y advirtiéndosenos que a la hora de los exámenes
los listillos que quisieran disimular su falta de estudio con argu-
mentos “piadosillos”, ¡lo tendrían claro! Los dominicos y domi-
nicas, no podemos dejar de dar razones de nuestra fe –se nos
insistía– y tenemos que “pensar nuestra fe”.
Digo esto porque la teología, que algunos definen como la fe
de los “que piensan”, no es un arma desestabilizadora cuando va
más allá de lo “que siempre se nos ha dicho”. Su reflexión nun-
ca ha de ser una reflexión al margen de la fe ni contraria a la
ARDER E ILUMINAR 137
1. 2Co 3,3.
140 CELEBRAMOS LA VIDA
Oración:
Te damos gracias, Señor
por lo que hemos recorrido contigo a lo largo de estos días,
y por el camino recorrido por nuestros hermanos y hermanas
a lo largo de estos ochocientos años de predicación.
Danos la memoria de todo lo que hemos recibido;
esa memoria que tiene la capacidad de actualizar la gracia
dada en cada momento.
Renueva esa llamada íntima y personal de cada uno,
que unifica nuestras energías y las dirige en una única direc-
ción, allí donde tu nos esperas a cada momento:
1. Rom 1,16-17.
154 CELEBRAMOS LA VIDA
2. Lc 24,32.
ALGO NUEVO COMIENZA A NACER 155
5. Orden de Predicadores.
ALGO NUEVO COMIENZA A NACER 159
5. Fidelidad al Espíritu
camino con todos los que llaman a nuestra puerta y buscan ayu-
da, consuelo, compartir la amistad, la vida, la sed de Dios. Y tam-
bién con los alejados, con los “que pasan”.
La luz de la Verdad que todos buscamos, tiene muchos colo-
res, mucha claridad, y resplandece más y mejor, cuando la com-
partimos...
Conclusión
Cuenta la leyenda que había una caña que había crecido como
los demás en el ambiente húmedo y aplacible de la orilla del río.
Pero sentía que su vida no tenía mucho sentido. Ella misma lo
explica:
“Yo era sólo una caña. No era ni árbol frutal que alimenta-
ra a pájaros y niños, ni rosal que llenara de color y aromas
los altares y las novias. Solo una caña hueca a menudo agi-
tada por el viento, confundiendo la vida con el movimiento,
aunque a veces... sonaba en mí como música la brisa.
Alguna vez... sentí envidia y me puse a soñar, cuando se
acercaba al río el pescador y yo quería ser su caña de pescar.
Pero sólo era una caña vacía, sin fruto y sin futuro en el
cañaveral.
Un día de verano se acercó el joven pastor hasta la orilla
entre silbos y cantares y me tomo en sus manos, y me puse
en sus manos, y, arrancándome del lodo y el aburrimiento,
me llevó a la sombra de la encina, donde las ovejas sestea-
ban. Me acarició limpiándome el barro adherido y con su
navaja de pan partir fue haciéndome a su medida, cortando
lo sobrante, puliendo lo tosco y desabrido, abriéndome agu-
jeros, vaciado mi vacío, dejándome yo hacer al tacto de sus
dedos, sin ya poner reparos, sin miedos, ni recelo. Y me pro-
bó en su boca dándome el primer beso verdadero, y para
hacerme a sus labios, me fue recortando en un extremo, pro-
bando y volviendo a probar mi ajustamiento.
Yo era sólo una caña vacía pero el pastor se enamoró de
mi vaciamiento, y al llevarme a la boca, abierta ya a su espí-
ritu, su aliento llenó mi estéril oquedad de soplo de vida, de
fuego, de música y armonía.
Yo era sólo una pobre caña, pero, puesta en las manos
del pastor, soñada en sus sueños, moldeada a su aire y su
estilo, con el beso de sus labios y su aliento, movida al rit-
164 CELEBRAMOS LA VIDA
Una Palabra...
Un gesto
1. Lc 13,10ss.
2. Jn 12,1-8.
3. Rm 8,35.
168 CELEBRAMOS LA VIDA
4. Salmo 125.
APÉNDICE 169
La compasión – La misericordia
5. Rm 5,9-11.
170 CELEBRAMOS LA VIDA
6. Rom 12,2.
7. Ef 2,14.
APÉNDICE 173
A modo de conclusión