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Campamento Juvenil 2023
No comencéis esta travesía épica de magnitudes eternas sin que consideréis lo
que estáis a punto de emprender.
Las directrices del reino de las tinieblas son esparcidas por los bufones y títeres de
satanás, sus proclamas esparcen por todos lados: “LIBERTAD”, el engaño que
han esparcido lo llaman: igualdad, inclusión, derecho, relativismo, seguir al
corazón y buscar la felicidad; han logrado engañar a muchas almas llevándolas a
una vida de cautividad espiritual y degradación moral que los encamina al hades.
Es a las mismas fieras del infierno y legiones de demonios a las que habéis venido
enfrentando desde que fuisteis trasladados al Reino de las Luces, lleváis años
militando y ganando épicas batallas contra el infierno. Una nueva generación de
soldados ha sido rescatado por Nuestro Rey, ya no son de las tinieblas ahora
pertenecen al reino de la Luz Admirable; Tu Rey y Comandante en Jefe de los
Ejércitos Celestiales, os ha encomendado para una misión épica, preparar a estos
nuevos paladines para futuras batalla, para defender el reino, defender El Legado.
Un Legado generacional
En 2019, una investigación sobre el legado de los creyentes en Jesús reveló
que las madres y las abuelas tienen una influencia significativa en el desarrollo
espiritual. Casi dos tercios atribuyen un legado de fe a su madre, y un tercio
reconoció que un abuelo también tuvo un papel importante. El informe dijo: «Este
estudio habla del impacto duradero de las madres en el desarrollo espiritual»;
Impacto que también vemos en la Biblia.
En la carta de Pablo a Timoteo, reconoció que la fe del joven había sido
modelada por su abuela Loida y su madre Eunice (2 Timoteo 1:5). Este hermoso
detalle personal destaca el impacto de dos mujeres en uno de los líderes de la
iglesia primitiva. Su influencia también puede verse en el aliento del apóstol:
«persiste tú en lo que has aprendido… y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras» (3:14-15).
Un fuerte legado espiritual es un regalo precioso. Pero si nuestra crianza no
tuvo la misma influencia positiva que ayudó a formar la fe de Timoteo, tal vez hubo
otros que nos impactaron profundamente y ayudaron a moldear nuestro crecimiento
espiritual. Y lo más importante es que todos podemos ser un ejemplo de fe sincera
a quienes nos rodean, dejando un legado duradero. ¿Quién tuvo un impacto
significativo en tu desarrollo espiritual? ¿Cómo puedes animar tú a otros en la fe?
Los mejores legados tienen un precio que pagar. Para ir más allá de la
mediocridad tienes que invertir cada día en las cuentas invisibles de los que tienes
cerca de ti. A Dios no solo le interesa que cumplas su voluntad, sino que se lo
transmitas a las personas cercanas a ti. Pablo le explicó a Timoteo, que, aunque no
tenía hijos, él debía dejar un legado en la gente que estaba a su alrededor. “Me has
oído enseñar verdades, que han sido confirmadas por muchos testigos confiables.
Ahora enseña estas verdades a otras personas dignas de confianza que estén
capacitadas para transmitirlas a otros.” (2ª Timoteo 2:2, NTV) Aquí Pablo está
pensando en cuatro generaciones: Él, Timoteo, los maestros a quien Timoteo les
va a enseñar, y los que serán alumnos de esos maestros, cuatro generaciones.
Este debe ser parte del legado que debemos dejar, ganarnos almas para
Cristo, formarlos y entiendan que los planes de Dios son tan grandes que una vida
no alcanza para cumplirlos, por eso debemos dejar un buen legado para que ellos
continúen haciendo los propósitos de Dios. A Dios le interesa la continuidad de
nuestras vidas, debemos comenzar a mirar nuestra vida más allá de nuestra muerte
y es a través de nuestro legado que la siguiente generación seguirá sirviendo al
Señor.
Defendiendo el legado
Conocer a profundidad mi fe en Cristo me llevará a afianzar mis convicciones.
Estamos viviendo tiempos en los cuales nuestra fe está siendo atacada y dónde
nuestros principios Bíblicos están quedando relegados, por eso se necesitan
cristianos con convicciones firmes, que se puedan levantar y defender su legado.
Conocer lo que creemos y porque lo creemos nos llevará a defender con seguridad
y valor nuestra fe, nos llevará a no ceder ante las presiones de esta sociedad que
nos impulsa a negar o al menos callar nuestras convicciones. Un cristiano con un
legado establecido, es un cristiano que no negocia sus creencias.
El apóstol Pablo es un ejemplo de defender el legado, luego de pasar por
todas las dificultades se levanta victorioso y expresa que es más que vencedor
(Romanos 8:37), que todo lo puede en Cristo que lo fortalece (Filipenses 4:13) y
que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera
(Romanos 8:18). Es que un legado por el cual vale la pena vivir, también será un
legado por el cual vale la pena morir.
Nuestro corazón debe arder cada día en la presencia de Dios y esa llama de
encender aquellos corazones que puedan estar apagándose, debemos estar en
comunión con el Señor y animar a aquellos que están desanimados, debemos ser
jóvenes avivados, dispuestos a servir y honrar a nuestro Dios, jóvenes que puedan
iluminar con la luz de Cristo la oscuridad de otros y guiarlos hacia nuestro Señor.
Una fe que vale la pena vivir, es una fe que vale la pena compartir con
otros. ¿Por qué te cuesta compartir tu fe? ¿Qué te impide hablarles a otros de
Cristo? Tienes un mensaje valioso, un legado que ha impactado en el pasado, que
está impactado en el presente y lo hará en el futuro. Sal de tu zona de confort y
comienza a ser parte de una generación de jóvenes decidida a llevar el mensaje de
salvación, compartir y defender su fe con el fin de ser de bendición para una
sociedad que necesita a Cristo en sus vidas.
Tu defensa del legado de Cristo será proporcional al conocimiento que tengas de
la palabra de Dios, a mayor conocimiento, mejor defensa de tu fe. Convicciones
firmes generan cristianos firmes. La palabra de Dios nos enseña “y estad siempre
preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el
que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15)
¿Estás preparado para defender tu fe? Se conocido por compartir tu fe y por tu
conocimiento de las Escrituras, por defender Bíblicamente tus convicciones, de
manera firme y con el amor de Cristo a la hora de hacerlo.