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CARTA DE JUDAS

Judas, se traduce "Judá" en hebreo y "Judas" en griego, Judas es la última de


ocho epístolas generales. Judas no cita el antiguo testamento directamente, pero
hay por lo menos nueve referencias obvias al mismo.
La epístola general de Judas es una apelación a los cristianos a mantenerse
consistentes en su fe y su vida. Señala las penalidades de la inmoralidad y termina
con una bendición, señalando la verdad que solo Cristo puede guardar al creyente
de ceder a las tentaciones de la vida.
Judas se identifica como hermano de Jacobo, de esa manera es medio hermano
de Jesús, pero hace una descripción de sí mismo, como un siervo de Jesucristo.
Judas no desperdició palabras mientras habla de lo que está mal y qué debemos
hacer al respecto. Él dejó en claro que debemos pararnos firmes por la verdad y
contender por la fe.
Judas había pretendido escribir un tratado doctrinal, pero la infiltración de la iglesia
por parte de falsos maestros lo obligó a alterar la naturaleza de su epístola para
una exhortación en defensa de la verdad del evangelio.
En esta carta, enfatiza la fe y el don de Dios. El Espíritu Santo como fuente de
vida y poder para el creyente, y una vida de santidad como deber de cada hijo de
Dios; y Jesucristo como Juez.
También se refiere, que a los ángeles que no guardaron sus principios, se los ha
reservado en prisiones eternas en la oscuridad para el juicio del gran día, “los
ángeles que cayeron”, la pregunta es ¿Quiénes son estos personajes? pues nada
más y nada menos que los ángeles que pecaron con lucifer. Estos se encuentran
en prisiones eternas. El lugar preparado para el diablo y sus ángeles.
La carta fue escrita para exhortar y animar a los creyentes a batallar por la fe.
Recordando los castigos recibidos por los impíos en el pasado, los abusos en el
campo de la fe serán castigados como ocurrió con los ángeles que cayeron, en l a
carta de Judas, hay advertencias, pero también hay promesas y el ánimo a vivir
vidas cristianas genuinas. Pareciera que Judas estaría algo desanimado, pero es
todo lo contrario, Él está más impresionado con la capacidad que Dios tiene de
mantenernos en su camino que con los intentos del enemigo de desviarnos. Su
canción final de alabanza irradia gran gozo y confianza. «Y ahora, que toda la
gloria sea para Dios, quien es poderoso para evitar que caigan, y para llevarlos sin
mancha y con gran alegría a su gloriosa presencia. Que toda la gloria sea para él,
quien es el único Dios, nuestro Salvador por medio de Jesucristo nuestro Señor.
“Toda la gloria, la majestad, el poder y la autoridad le pertenecen a él desde antes
de todos los tiempos, en el presente y por toda la eternidad”.
Presentado por: Jaime Ortega Bastidas

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