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La valoración del patrimonio natural: un paseo

por la cultura y la vida


DIEGO AZQUETA
Universidad de Alcalá

RESUMEN
La valoración del patrimonio natural de la sociedad es uno de los
retos fundamentales de la Economía Ambiental. Valorar económi-
camente los servicios que proporciona la biosfera constituye una
ayuda inestimable para el decisor público que ha de gestionar un
recurso del dominio común. A ello van dirigidas algunas de las
principales iniciativas puestas en marcha en el marco de la Conta-
bilidad Ambiental Integrada: como el cálculo del capital natural o
la elaboración de las cuentas de los recursos naturales. El propósito
de estas líneas es mostrar las dificultades que encuentra el analista
en esta tarea, trazando un paralelismo entre la valoración del patri-
monio natural y la del patrimonio inmobiliario, algo a lo que esta-
mos mucho más acostumbrados.

ABSTRACT
To put a valué on the natural environment is one of the major cha-
llenges facing environmental economics. The public administrator
that has to select the uses of natural and environmental resources
that maximizes social welfare, among a host of competitive possibi-
lities, would certainly appreciate any Information regarding the to-
tal economic valué arising from each one of them. This is the ob-
jective of some of the most popular suggestions put forward in the
framework of the Integrated Social and Environmental Accounting
Systems: the notion of natural capital, or natural resources ac-
counts. The purpose of this paper is to show the main diíRculties
that the analyst will encounter while trying to fulfill their task,
illustrating it with the aid of a much more familiar problem: the
evaluation of urban assets.

Palabras clave: Patrimonio natural. Economía ambiental. Contabilidad Ambiental Inte-


grada. Diversidad biológica. Modelos de equilibrio general.
Key wotds: Natural Heritage. Enviromental economy. Enviromental integrated accoun-
tancy. Biological Diversity. General equilibrium patterns.

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El reconocimiento de la creciente impor- vos naturales y ambientales como los bos-
tancia de las variables ambientales en el ques, el aire, el agua, el paisaje o la diversi-
bienestar social lleva aparejado un mayor dad biológica) proporcionaría una infor-
nivel de exigencia con respecto a su trata- m a c i ó n de e n o r m e relevancia para la
miento: la sociedad quiere que se tengan en resolución del problema planteado.
cuenta los impactos que sobre los servicios
que presta la biosfera, y su capacidad de se- El análisis económico proporciona una
guir haciéndolo, tienen las distintas activi- serie de métodos de valoración de intangi-
dades, fundamentalmente económicas, del bles que, en principio, parecen alcanzar
ser humano. A nivel local, nacional o glo- este resultado (el lector interesado encon-
bal, la sociedad demanda un uso eficiente y trará una descripción detallada de estos
equitativo del medio natural que, al tiempo métodos en Azqueta, 1994). Es más, da la
que permita satisfacer las necesidades hu- impresión de que la tarea está más o me-
manas, comenzando por las más básicas, nos bien encarrilada porque, como el lec-
no ponga en peligro el desarrollo futuro, tor recordará, hace algunos años Robert
siempre en un marco de equidad intra e in- Constanza y sus colaboradores presenta-
tergeneracional. En este sentido, el decisor ron los resultados de un meta-análisis en
público se enfrenta a un problema de ges- el que se informaba del valor económico
tión ciertamente complicado: ha de tratar anual de los servicios marginales propor-
de identificar, y escoger, aquellos usos de la cionados por la biosfera: 38 billones (tri-
biosfera que maximizan el flujo de bienes- Uones americanos) de dólares, casi dos ve-
tar social, en un contexto intertemporal. ces la p r o d u c c i ó n a n u a l de b i e n e s y
Ha de tratar, en otras palabras, de seleccio- servicios del planeta (Constanza et al.,
nar el conjunto de usos de los recursos na- 1997). Por su parte, el Banco Mundial
turales y ambientales que satisfagan las ne- también ha calculado una primera aproxi-
cesidades q u e la s o c i e d a d c o n s i d e r a mación al valor del patrimonio natural de
prioritarias, hoy y mañana, desechando un país (su capital natural), en un intento
aquellos otros que, por muy rentables que de averiguar las tasas de ahorro genuino de
aparezcan para algunos grupos determina- cada uno de ellos (World Bank, 1997). Ya
a nivel nacional, por último, algunos paí-
dos, no maximizan esta corriente de bie-
ses han comenzado a elaborar las cuentas
nestar social. En este empeño, una infor-
de algunos de sus recursos naturales más
mación que le resultaría de gran utilidad es
importantes (agua, bosques), para de esa
la relativa al valor de estos servicios que
forma tener una información más precisa
proporciona el medio natural: si el valor
sobre el valor de su patrimonio, lo que les
económico total de un activo cualquiera,
facilitará, no sólo una mejor gestión del
cuando está bien calculado, refleja la im-
mismo, sino también una posición nego-
portancia que la gente da a las necesidades
ciadora sólida en los foros internacionales,
que satisface con el acceso a dicho recurso y
a la vista de la gran cantidad de beneficios
a sus servicios, el valor económico de los
positivos que la conservación del mismo
distintos componentes de la biosfera (acti-

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genera para otras entidades nacionales y ocupadas por viviendas. El valor del in-
supranacionales. mueble no parece difícil de aproximar: su
amigo, el experto en el sector inmobiliario,
Conviene, sin embargo, enfriar un poco se fijará en los alquileres netos que pueden
las expectativas a este respecto, señalando obtenerse por los tres tipos de locales habi-
los límites de estos ejercicios de valoración litados en él (comercio, oficinas, viviendas),
(como hacen en primer lugar Constanza et hará los cálculos correspondientes (gestión,
al, y el propio Banco Mundial), las dificul- mantenimiento, riesgo de impagos, etc.), y
tades que enfirentan, y la utilidad de sus re- le proporcionará una cifra aproximada: el
sultados. Este es el propósito de las líneas valor presente de esos flujos de rendimien-
que siguen. Invitaremos para ello al lector a to neto. Por otro lado, no es tampoco exce-
dar un breve paseo por el entorno que se sivamente difícil relacionar este valor del
quiere valorar: un bosque, por ejemplo. Pa- inmueble con la disposición a pagar de la
ra hacer más fácil e intuitivo el ejercicio, se gente en general por satisfacer, en unas de-
trazará un paralelismo entre el tipo de pro- terminadas condiciones, un conjunto de
blemas que habrían de resolverse en este necesidades: vivir, adquirir productos, tra-
ejercicio de valoración y los que el lector en- bajar, etc. Las imperfecciones del mercado
contraría si, en lugar de adentrarse en un es- pueden oscurecer y debilitar este vínculo,
pacio natural como el aludido, se dispusiera pero probablemente no lleguen a eliminar-
a salir de su casa, o de esta facultad desde la lo: el valor del inmueble refleja, de alguna
que escribo, y realizar el mismo ejercicio de manera, la importancia que la gente da a
valoración, pero ahora con respecto no a un las necesidades que puede satisfacer con el
bosque, sino a la propia ciudad en que se acceso a sus servicios, en ese lugar.
encuentra. Para facilitarle la tarea, vamos a
ponerle como acompañante un viejo amigo Trasládese ahora, siquiera mentalmente,
que trabaja en el sector inmobiliario y sabe al otro recorrido que le habíamos propues-
de estas cosas. ¿Cómo iría usted valorando, to, paralelo a éste: ha comenzado usted el
con su ayuda, todo aquello que va encon- paseo en un entorno natural, un bosque, y
trando en su paseo? ¿Qué interpretación ca- se ha formulado la misma pregunta ante lo
bría dar a los valores obtenidos? primero que ha visto: ¿cuánto podría valer
esta hectárea, por ejemplo, con todo lo que
I. LAS FUNCIONES PRODUCTIVAS contiene? Ahora su acompañante es un
Comencemos pues la andadura. Sale usted economista, experto en economía
de casa, se ajusta bien el chaquetón, pues a ambiental, que va a tratar de ayudarle a res-
pesar de que hace sol el aire baja fresco, y lo ponder a la misma pregunta. Para ello, lo
primero que encuentra, enfrente, es un edi- primero que le va a sugerir es que haga
ficio normal y corriente, de cuatro alturas. exactamente lo mismo que le recomendó
A nivel de la calle se abre un comercio y, su amigo el experto inmobiliario: pregun-
justo encima, una oficina: aparentemente, tarse por las fiínciones que están cumplien-
una gestoría. Las dos últimas plantas están do las cosas (árboles, animales, plantas) que

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hay en esa hectárea, y por la importancia Z. FUNCIONES RECREATIVAS
que le da la gente a lo que hacen: lo que es- Sigue usted caminando, y el siguiente edifi-
taría dispuesta a pagar para asegurar que si- cio que encuentra, justo a continuación del
guieran haciéndolo (el flujo de estos servi- inmueble que acaba de visitar, es un coque-
cios). Una vez identificadas las principales to teatro de finales del siglo XIX. En él se si-
funciones que dicha hectárea proporciona guen representando autores clásicos y con-
(productos maderables y no maderables, temporáneos y, a lo que parece, con buen
depósito de carbono, protección contra la éxito. Se vuelve a su acompañante, y le in-
erosión, regulación del ciclo hídrico, provi- terroga con la mirada: ¿Podría seguirse el
sión de habitat para distintas especies, etc.), mismo camino que con el inmueble adya-
siempre dentro de una matriz de compati- cente para tratar de averiguar el valor de es-
bilidad, el siguiente paso será intentar ave- te teatro? Bueno, le responde, podríamos
riguar la disposición a pagar de la sociedad comenzar por preguntar al administrador
por ellas. Si lo consigue, no tendrá más que cuánto paga por el arrendamiento. ¿Sería el
calcular su valor presente, como en el caso valor presente neto de estos pagos un buen
anterior. El procedimiento es ahora, sin indicador de su valor? Sí y no, piensa us-
embargo, sustancialmente más complejo, ted. Por un lado, podría afirmarse, al fin y
porque a diferencia del inmueble urbano, al cabo es el rendimiento que obtiene el
en este caso, la mayoría de las funciones empresario a partir de lo que pagan los es-
identificadas carece de un precio de merca- pectadores por disfrutar del entretenimien-
do, y habrá que aplicar, en consecuencia, to que proporciona. Nadie afirma que ese
los métodos de valoración de intangibles pago refleje el valor del producto que se les
propios del caso. Además, el cálculo del va- ofrece (la obra de teatro): en la mayoría de
lor presente (el descuento del futuro) no los casos ésta tiene un valor inconmensura-
puede hacerse de la misma forma que en el ble. Tampoco se nos ocurre pensar que los
caso de los alquileres del inmueble, ya que veinte euros que hemos pagado por un li-
bro reflejan el valor de lo que su autor es-
hay que garantizar la equidad intergenera-
cribió. Lo que se paga no es el valor de la
cional (Azqueta, 2002, cap. 6). Esta mayor
obra en sí, sino el de las condiciones de su
complejidad, no obstante, no altera la esen-
disfrute. El alquiler del local refleja pues el
cia del procedimiento y la interpretación
valor que las personas otorgan a poder dis-
de sus resultados: se trata de identificar las
frutar de un espectáculo cultural (muchas
necesidades humanas que el acceso a este
veces una obra de arte), en unas determina-
activo (la hectárea de bosque) ayuda a re- das condiciones. ¿Podría considerarse que
solver, y situarlas en un orden social de ése es el valor del inmueble cuando ésta es
prioridades. la función que se ha elegido que cumpla
(probablemente por ser la más idónea da-
Ahora bien, las apuntadas no son las úni- das sus características)? Usted cree, sin em-
cas fiinciones que desempeñan los distintos bargo, que no: se trata de un edificio del si-
ecosistemas, ni los distintos elementos del glo xrx que, probablemente, forma ya parte
patrimonio urbano. Continuemos el paseo.

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del patrimonio histórico-artístico. Si el edi- un valor superior, que no puede ser descu-
fico como tal no hubiera tenido ningún va- bierto a partir de la disposición a pagar de
lor, probablemente aceptaría el valor obte- la gente por preservarlo (tampoco a partir
nido. Si, como es el caso, forma parte del de la compensación exigida para renunciar
patrimonio cultural, lo normal es que la so- a él), y que tampoco puede ser expresado
ciedad haya tomado alguna medida al res- en unidades monetarias (esto sería equiva-
pecto que así lo atestigüe: por ejemplo, ca- lente a "rebajarlo" en la consideración debi-
talogándolo y concediéndole algún estatus da). El inmueble en cuestión tiene pues,
de protección.¿Qué complicaciones intro- dos valores distintos e incomparables: un
duce este elemento? Pocas, pero sustancia- valor instrumental, susceptible de ser ex-
les. En este caso, lo más seguro será con- presado en unidades monetarias, y un valor
cluir, como le sugiere su amigo economista, superior, derivado del hecho de formar par-
que el inmueble tiene íios tipos de valor. En te del patrimonio común de la sociedad.
primer lugar, un valor instrumental, que
depende de las actividades desarrolladas en No es difícil percibir que algunos de los
él, de las necesidades que se satisfacen con espacios existentes dentro del bosque que
su uso, en este caso culturales y recreativas. está usted igualmente analizando, o de mu-
Como estas necesidades podrían satisfacer- chos ecosistemas, también ofrecen este ser-
se en muchos otros sitios, aunque por su- vicio a la sociedad: permiten disfrutar en
puesto no de la misma forma (con la mis- ellos de una serie de actividades lúdicas y
ma calidad percibida por los demandantes), culturales en contacto con la naturaleza.
incluso de nueva construcción, el valor del Cuando se trata de descubrir este valor, el
arrendamiento del inmueble parece consti- análisis económico propone la utilización
tuir una primera aproximación aceptable a de unos métodos {coste de viaje, valoración
lo que la gente está dispuesta a pagar por contingente) que permiten estimar precisa-
tener acceso al disfrute de una serie de acti- mente la curva de demanda (disposición
vidades culturales y recreativas, en estas marginal a pagar) por los servicios recreati-
condiciones. En segundo lugar, sin embar- vos de estos espacios naturales, y el benefi-
go, además de este valor, puramente instru- cio obtenido por quienes lo visitan (el cam-
mental, el inmueble tiene un segundo tipo bio neto en el excedente del consumidor
de valor: forma parte del patrimonio de un experimentado, como diferencia entre lo
determinado colectivo social. Ahora bien, que se hubiera estado dispuesto a pagar por
este segundo tipo de valor, que condiciona- el disfrute de la experiencia, y lo realmente
rá el tipo de actividades que se consideran pagado). Como es obvio, y al igual que en
compatibles con el mismo, es esencialmen- el caso del teatro, estos métodos sólo per-
te distinto del anterior ya que, a diferencia miten descubrir el valor instrumental del
del primero, no hace referencia a un bien o entorno como soporte para la realización
servicio que pueda ser tratado como una de actividades recreativas (disfrutar de una
mercancía (Anderson, 1993). N o se trata de tarde de campo, escuchar el canto de los
un valor meramente instrumental, sino de pájaros, admirar las maravillas de la natura-

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leza). Si además de ello el espacio en cues- un edificio cercano, la Iglesia de Jesucristo
tión posee alguna característica singular de los Santos de los Últimos Días había ha-
que lo haga particularmente apreciado, bilitado un espacio para la celebración de
añadirá al anterior un valor de orden supe- sus servicios religiosos. Y este local, por
rior que no podrá ser recogido en la conta- mucho que su destino manifiesto también
bilidad convencional. El gestor del mismo, sea la salvación de las almas, tiene un pre-
en este caso, tendrá que sopesar con cuida- cio de mercado. Luego el tener un valor in-
do no sólo qué tipo de actividades son conmensurable no se lo da a la Catedral el
compatibles con este carácter, sino cuáles ser un lugar de curación del espíritu, sino
potencian el disfrute de este valor superior: su carácter único como elemento constitu-
no es lo riiismo dedicar un edificio catalo- tivo del patrimonio histórico, artístico y
gado a sala de exposiciones, que a hambur- cultural. Puestos a ello, todavía se pueden
guesería, por mucho que se respete su mor- complicar un poco más las cosas. ¿No es
fología. cierto que hace unas semanas invitó a cenar
a su amigo el economista, recién llegado a
3. BIENES ÚNICOS la ciudad, y le quiso sorprender llevándole
Sigamos el camino. Un poco más abajo del a un sitio que le parece muy pintoresco?
teatro se abre una gran plaza en la que se "La Cúpula", se llama, y no es otra cosa
encuentra nada menos que la Catedral, un que una antigua capilla del siglo xvil re-
hermosísimo edificio renacentista cuya to- convertida en restaurante, de tal forma que
rre, cuajada de nidos de cigüeñas, domina uno se encuentra cenando en la nave cen-
el espacio urbano. Desde su privilegiada tral de la antigua iglesia, flanqueado por
atalaya, estas grandes aves ven entrar y salir confesionarios, pulpitos, pinturas y escultu-
de ella fieles y visitantes, que parecen com- ras de santos y vírgenes. Indudablemente,
partir su espacio interior sin estorbarse en piensa usted ahora, al recordarlo, este local
exceso. Mientras unos encuentran reposo y tiene que tener un precio de mercado (que
remedio para los males del alma, otros ad- se lo pregunten si no al administrador):
miran la obra de arte que les legaron sus ¿qué reflejará este precio? ¿tiene algo que
antepasados, superando dificultades técni- ver con su valor? ¿era mayor éste cuando
cas apenas imaginables. Por respeto al ca- servía como capilla?
rácter del lugar, ni siquiera osa usted pre-
guntarse por su valor mercantil: no tiene Olvidemos por un momento estas elucu-
sentido. braciones, y volvamos a la plaza de la Cate-
dral. El hecho de que ésta tenga un valor
Ahora bien, esta ausencia de valor econó- verdaderamente incalculable, no impide
mico no será debida, le recuerda su amigo que pueda usted tratar de aproximar toda
economista, al carácter del servicio que una serie de valores indirectos que emanan
presta: el cuidado de las almas. Antes de del mismo. En efecto, seguro que los res-
llegar a la Catedral, tuvieron ustedes oca- ponsables municipales agradecerán cual-
sión de contemplar cómo, en los bajos de quier información que les ayude a conocer

D I E G O AZQUETA I 9 7
el impacto de la Catedral sobre la econo- paisaje urbano: las farolas. Cumplen su
mía de la zona. ¿Cómo sería el municipio función, muy útil, sin hacer grandes aspa-
sin ella? ¿Cuántos negocios, puestos de tra- vientos. Algunas son grandes, majestuosas,
bajo (directos, indirectos e inducidos), ren- con varios brazos y elaborados forjados.
tas e impuestos dependen de su presencia, Otras, antiguas, que tuvieron que ser adap-
y del flujo de visitantes que la misma atrae? tadas para funcionar con energía eléctrica,
ofrecen un ambiente cálido y entrañable.
Conviene en cualquier caso, a estas altu- Finalmente, las hay también modernas, de
ras, introducir una pequeña complicación todo tipo y altura. ¿Cuánto vale una farola?
que no le ha pasado desapercibida. Como Si hablamos de una farola normal y co-
probablemente le apuntó su amigo el eco- rriente, la respuesta más probable girará en
nomista, el valor de las viviendas que ocu- torno a su coste de reposición. Pero, ¿y si
paban los últimos pisos del inmueble que esa farola no pudiera sustituirse por otra?
visitaron en primera instancia, está afecta- Tendría que calcularse entonces, dirá usted,
do por el hecho de que la vista que tienen el perjuicio que le supone a la gente pres-
desde la terraza no es otra que la gran plaza cindir de ese foco de luz por las noches.
de la Catedral. Volveremos más adelante Probablemente no sea muy alto: al fin y al
sobre este punto, pero ahora conviene cabo un poco más adelante, en la misma
apuntar el hecho de que la Catedral, crea calle, se encuentra otra similar. Y lo mismo
un determinado paisaje urbano que revalo- ocurre unos pasos más atrás. Ahora bien, ¿y
riza (además del efecto multiplicador apun- si en lugar de desaparecer una única farola,
tado) las propiedades inmuebles que la cir- desaparecieran todas las de la calle? ¿O,
cundan. ¿Forman parte todos estos exagerando un poco, todas las farolas de la
impactos, que también repercuten positiva- ciudad? ¿Sería el valor de todas ellas la su-
mente sobre el bienestar de la sociedad, del ma del valor individual de cada una? La
valor de la catedral? ¿Han de ser computa- respuesta, se apresura usted a afirmar, es
dos como parte del mismo? La respuesta negativa. Si la ciudad no tuviera farolas,
probablemente sea positiva, ya que no se muchas cosas cambiarían (composición de
trata sino de un conjunto de externalidades la población, actividades económicas), y
positivas que la Catedral genera en su en- ello influiría en el valor de todos los in-
torno, aunque, habrá que tratar de diluci- muebles. ¿Cuál es por tanto el valor de las
dar cuáles podrían considerarse simple- farolas? La respuesta, como es obvio, de-
mente pecuniarias, por utilizar un término penderá de las situaciones que se vayan a
ya caído en desuso (redistributivas de ren- comparar, el contexto en el que ha de res-
ta), y por lo tanto no relevantes. ponderse a la pregunta: ¿todas, unas cuan-
tas, para siempre, durante algún tiempo?
4 . LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA
A lo largo de todo el paseo fue usted en- En el bosque que está usted visitando
contrando, sin prácticamente reparar en también hay muchas "farolas": especies ani-
ello, un elemento sencillo e ineludible del males o vegetales que, tomadas unitaria-

LOS DESAFÍOS DE LA SOSTENIBILIDAD EN AMÉRICA LATINA


mente, no valen mucho. La desaparición de sistema dejará de ser viable, y se desencade-
uno sólo de sus ejemplares prácticamente nará un fenómeno de degradación irrever-
pasaría desapercibida. Y, sin embargo, como sible que lo transformará por entero en al-
tal especie, cumplen una función esencial go nuevo. Se sabe que existe una relación
para que las cosas sean como son. Su desa- entre la superficie de un espacio natural y
parición cambiaría el equilibrio del ecosiste- la cuantía y la calidad de la diversidad bio-
ma y éste se transformaría en algo distinto lógica que atesora, pero se ignora su especi-
o, simplemente, desaparecería. Desde este ficación funcional y dónde se encuentran
punto de vista su valor puede llegar a ser in- los umbrales críticos que, traspasados, pre-
conmensurable, aunque la especie como tal cipitarían el proceso de degradación. No
diste mucho de estar en peligro de extin- tiene mucho sentido, pues, preguntarse por
ción: hay millones de farolas en el mundo, el valor de la diversidad biológica conteni-
y aunque desaparecieran las de nuestra ciu- da en una hectárea de un determinado eco-
dad, seguiría habiendo millones de todo ti- sistema, aunque sí lo tendría preguntarse
po. Las farolas no son una especie en peli- por el valor de la diversidad biológica del
gro de extinción y, sin embargo, su ecosistema como un todo.
desaparición de un entorno particular trans-
formaría éste de forma sustancial. Que tenga sentido hacerse la pr^unta no
quiere decir, en absoluto, que sea fácil dar
Esta dificultad, así planteada, ayuda a con la respuesta: quiere decir, simplemente,
comprender un problema básico que apare- lo que no es poco, que uno no anda ha-
ce cuando de trata de valorar uno de los ciéndose las preguntas equivocadas. En este
servicios clave del bosque objeto de su visi- caso, el análisis económico plantea un pro-
ta: la diversidad biológica. Cuando alguien cedimiento de valoración para la diversidad
le contrata para que descubra el valor de la biológica, que guarda un cierto paralelo
diversidad biológica de un determinado con el caso, ya mencionado, de las iglesias:
ecosistema, quiere que le ofrezca la respues- si éstas sirven para sanar el alma, la biodi-
ta en términos de valor por unidad de su- versidad lo hace con el cuerpo. Y así, estu-
perficie: por ejemplo, el valor de la biodi- diando los resultados de la investigación de
versidad contenida en una hectárea de las empresas farmacéuticas en la elabora-
bosque tropical, o de humedal, o de man- ción de nuevos medicamentos, y los benefi-
glar. Si, siguiendo esta recomendación, nos cios que ello produce (derivados de la dis-
preguntáramos por la pérdida que supon- posición a pagar de la gente por hacerse
dría, por este concepto, la desaparición de con sus servicios), se alcanzan algunas esti-
dicha hectárea, la respuesta probablemente maciones del valor económico de la preser-
fuese contundente: cero. La diversidad bio- vación de la diversidad biológica, aunque
lógica se sigue manteniendo en las demás claramente insátisfactorios. Dado que los
hectáreas que forman el ecosistema. Sin servicios espirituales de las distintas confe-
embargo, si se siguen haciendo desaparecer siones religiosas no han entrado en esta ló-
hectáreas, llegará un momento en que el gica mercantil (los mercaderes fueron ex-

DIEGO AZQUETA I 9 9
pulsados de las escaleras del templo), éste es surgido en las afijeras de la ciudad? ¿Ten-
un camino que no se puede seguir en este dría el mismo valor? La respuesta probable-
otro tipo de curación. mente será negativa, a pesar de que el edifi-
cio como tal podría seguir prestando
5. TRASCENDIENDO EL VAIX>R MARGINAL exactamente los mismos servicios: tienda
La diferencia entre la pérdida de un lobo de comestibles, gestoría y viviendas. La ra-
(una farola), o de todos los lobos (todas las zón es sencilla: el valor del inmueble en
farolas) de un determinado ecosistema, cuestión depende no sólo de lo que se pue-
¡lustra sobre la diferencia entre el valor de hacer en él, sino de dónde (y de cuándo):
marginal y el valor total de un determinado también de su emplazamiento, de lo que le
activo. Al igual que no tiene mucho senti- rodea. Es más, su propia presencia también
do tratar de valorar algunos servicios de ios tiene una influencia, pequeña o grande, en
ecosistemas por unidad de superficie, como el valor del entorno: si el espacio que ocupa
se vio en el caso de la diversidad biológica, estuviera sin construir, abandonado, proba-
tampoco lo tiene asignar un valor unitario blemente el valor de los inmuebles colin-
a los miembros de una determinada espe- dantes sería menor. Luego el valor de cada
cie, salvo como elemento penalizador y di- uno de los componentes del tejido urbano
suasorio cuando se persigue su protección. influye, y está influido, por el valor y la
presencia de los demás. Precisamente esta
Esta dificultad que surge cuando se aban- es la base en que se apoya la metodología
dona el campo de lo marginal y se pretende de los precios hedónicos (uno de los métodos
abarcar el valor del conjunto es, desgracia- empleados por su amigo el economista para
damente, mucho más omnipresente que lo valorar determinados activos).
apuntado hasta ahora.
Este hecho, sin embargo, tiene conse-
Volvamos un momento atrás en su paseo cuencias de largo alcance cuando se trata
y detengámonos otra vez en el primer in- de valorar un determinado patrimonio.
mueble que ocupó su atención. Su valor
venía dado por el tipo de servicios que En primer lugar, supone una llamada de
prestaba (comercio, oficinas, viviendas) y la atención sobre las condiciones en que pue-
importancia que la sociedad otorgaba a su de llevarse a cabo la denominada transfe-
satisfacción (demanda). rencia de valores. La transferencia de valo-
res, como su propio nombre indica,
No obstante, se ha pasado por alto una consiste en seleccionar los valores económi-
dificultad no desdeñable. El rendimiento cos de un determinado activo ambiental (el
neto de su alquiler nos permitió descubrir valor de sus distintas ftinciones) obtenidos
su valor. Pero, ¿y si ese mismo edificio, en directamente en un estudio de campo que
lugar de estar en su emplazamiento actual, contó con los medios necesarios y despier-
se encontrara en un barrio diferente? ¿en ta, por tanto, confianza, e importarlos para
una de las nuevas urbanizaciones que han alimentar un proceso de valoración que no

1CD LOS DESAFÍOS DE LA SOSTENIBILIDAD EN AMÉRICA LATINA


cuenta con tantos medios, o para el que no existentes entre ellas. De nuevo surge la ne-
se justifica invertirlosl Es un procedimiento cesidad de especificar claramente las alter-
que reduce mucho ios costes de valoración nativas que se están contemplando: ¿se está
directa, pero que, a la vista de lo que se midiendo el valor de un determinado acti-
acaba de apuntar, sólo puede emplearse en vo, o conjunto de activos, en fimción de
muy contadas ocasiones y para valoraciones cómo afectaría al valor del resto su desapa-
muy preliminares. rición.^ ¿O, simplemente, se están poniendo
las bases para determinar el impacto sobre
En segundo lugar, y mucho más impor- el bienestar social de cambios marginales
tante, señala las limitaciones de tratar de en el flujo de servicios que proporciona
descubrir el valor total de un determinado (como hacía, por ejemplo, el ya citado tra-
conjunto patrimonial, urbanístico o natural. bajo de Constanza)?
En efecto, el valor descubierto del inmue-
ble, o de la hectárea de bosque, tiene utili- 6. CONCLUSIÓN
dad, por un lado, para decidir sobre cam- ¿Cuál es el valor del patrimonio inmobilia-
bios marginales en el uso del activo, en el rio contenido en la ciudad que empezó us-
tipo de servicios (actividades) que se priori- ted a recorrer con un amigo esta mañana?
zan en él. Es decir, cambios que no modifi- Es difícil saber si la pregunta misma tiene
can su esencia y cuya trascendencia se agota sentido. A lo mejor dentro de una semana
prácticamente en sí misma: cambios que hay que desalojarla porque se descubre una
pueden ser abordados, en definitiva, en el amenaza grave que pone en peligro la vida
contexto de un ejercicio de equilibrio par- de sus habitantes (un riesgo de accidente
cial. Probablemente se pudiera rastrear a nuclear, por ejemplo), y no hay más reme-
partir del cambio experimentado en su va- dio que reasentar todo en otro sitio. En al-
lor (precio), por ejemplo, la modificación gunos casos, a lo mejor el coste de este rea-
en el bienestar social que supondría trans- lojamiento es un buen indicador del valor
formar las viviendas en oficinas o la tienda perdido: la ciudad en sí no tenía ningún
de comestibles en una sucursal bancaria; la valor especial, ni siquiera para sus habitan-
transformación de una hectárea de bosque tes. En la mayoría de las ocasiones, sin em-
en terreno de acampada o de cultivo. bargo, la pérdida será irreversible, porque la
ciudad se había convertido en parte del pa-
Ahora bien, cuando el objetivo que se trimonio común de mucha gente, y ese pa-
persigue no es la valoración de cambios pel no puede sustituirse. En este segundo
marginales, sino descubrir el valor total de caso, la pregunta no tiene respuesta, y no
todo un conjunto complejo (un ecosiste- vale la pena formularla.
ma, un municipio), como exige, por ejem-
plo, la elaboración de la contabilidad am- Calcular el valor del patrimonio natural
biental, no es seguro que la suma de sus de un país no es pues tarea fácil. Cada
partes sea el camino más adecuado para lo- componente del mismo tiene su valor indi-
grarlo, ya que no recoge las interrelaciones vidual que, sin embargo, depende de, e in-

DIEGO AZQUETA I 101


fluye sobre, el valor del resto. Así como el ayuda de los métodos de valoración de in-
valor inmobiliario de una ciudad no es la tangibles tiene, hoy por hoy, una utiliza-
suma del valor individual de cada uno de ción limitada: descubre los cambios en el
sus inmuebles (probablemente bastaría con bienestar social que producirían cambios
cambiar su distribución espacial para que marginales en la capacidad de los mismos
se modificara el valor del conjunto), tam- para seguir desempeñando sus funciones.
poco el valor del patrimonio natural de un Tratar de superar esta barrera y trascender
país será la suma del valor individual de sus este límite es un reto formidable, tanto des-
componentes. Ni siquiera el valor de un de un punto de vista teórico como aplica-
determinado activo natural, de un ecosiste- do, ya que involucra la necesidad de cons-
ma por ejemplo, será la suma del valor que truir modelos de equilibrio general que
se conceda a sus distintas funciones, caso permitan simular los cambios en el sistema
de que hubiera sido posible monetizarlas. económico generados por modificaciones
en el estado de las distintas variables am-
El tipo de valor de los activos naturales bientales. Es un reto atractivo, y un paseo
que descubre el análisis económico con que también merece la pena abordar. •

REFERENCIAS

Anderson, E. (1993). Valtie in Ethics and Economics.


Cambridge, Massachusetts, Harvard University
Press.
Azqueta, D. (1994). Valoración económica de la
calidad ambiental Madrid, Me Graw-Hill.
Azqueta, D. (2002). Introducción a la economía
ambiental Madrid, Me Graw-Hill.
Constanza.R., D'Arge, R., de Groot, R., Farber, S.,
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O'Neill, R.V., Paruelo, J., Raskin, R.G., Sutton, P.
y van den Belt, M. (1997). The valué of the world'
ecosystem serviees and natural capital. Nature, 387:
253-260.
World Bank (1997). Expanding theMeasure of
Wealth: Indicators ofEnvironmentally Sustainable
Development. Washington, The World Bank.

1Q2 LOS DESAFÍOS DE LA SOSTENIBILIDAD EN AMÉRICA LATINA


El museo bilbaíno, construido en
1997, se ha transformado en referente
inevitable para toda ciudad que desea
promocionarse turísticamente.

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