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Reseña Historica de Carreteras
Reseña Historica de Carreteras
Las primeras crónicas que tenemos sobre los caminos en el Perú, son las de los
Secretarios del conquistador Francisco Pizarro, que están plagadas de ideas sobre los
caminos, su construcción, emplazamiento de tambos y pueblos, ubicación de los
puentes, etc. En el mismo año 1533, Hernando Pizarro pasa un documento a los
Oidores de la Audiencia Real de Santo Domingo en que describe su viaje de
Cajamarca a Pachacamac para apresurar el envío de los tesoros destinados al rescate
del Inca Atahualpa.
Dada la conformación física del país, la comunicación entre puna y puna, y entre
valle y valle, tiene que hacerse siempre por el mismo itinerario y de allí, que los
caminos incaicos tuvieron que seguir la ruta de los primitivos pobladores, que más
tarde se convirtieron en caminos de herradura y aún hoy en Carreteras para
automóviles. De aquí se deduce en trazado y apertura de muchos de los caminos
incaicos, se pierde en las lejanías de época remotas. Hoy día se conocen como
caminos incaicos a todas esas rutas primitivas, pero no se sabe exactamente cuáles
fueron construidas por ellos o cuáles fueron solamente aprovechadas en sus
conquistas.
1. Servir en la marcha de las tropas así como de los viajeros de carácter oficial.
2. Conectar por medio de postas todo el territorio al lugar donde se encontraba
el Inca.
3. Facilitar en transporte de productos o tráfico comercial.
Para llenar el primer objetivo los caminos están jalonados de diversos tipos de
construcciones llamados tambos donde de podía descansar y abastecerse.
El segundo se satisfacía con un trazado apropiado para cortar las distancias y el
tercero era el menos importante, ya que, por la organización del Imperio todos los
viajes eran oficiales, restringiéndose los viajes comerciales y de intercambio de
productos; sólo viajaban los comisionados del Inca, los correos y el transporte de
ofendas y tributos al Soberano.
No se hacían cortes a media ladera, prefiriéndose sacar todo en relleno; puede decirse,
como regla general, que los caminos incaicos estaban cercados a los dos lados con
muros de piedra, para facilitar el tráfico de las recuas de llamas.
En los arenales muy movedizos por la acción del viento o tal vez, como primera etapa
en la construcción, la ruta se indicaba por grandes maderas clavadas en el terreno. Se
dice que los Incas tenían puestos avisadores para guiar a los pasajeros o advertir a los
descaminados.
Cuando los caminos atravesaban zonas agrícolas se les mejoraba plantando árboles a
los lados. Muchos de esos caminos existen hasta hoy día.
Es interesante hacer notar que cuando los Ings. Españoles en 1801 construyeron la
carretera Lima al Callao, en tiempo del Virrey O’Higgins la dotaron de todas las
características de los caminos incaicos: explanación de 20 varas de ancho, altura
media de una vara, sostenida por muretes de albañilería, estando la superficie de
rodadura constituida por un empedrado.
Fue Humboldt el primero que habló maravillado del afirmado de los caminos
incaicos, se afirma que en muchas partes del camino del Cuzco a Quito y de Cuenca a
Loja se conservan todavía zonas de carreteras ancha y bien empedrada. Se reconoce
así la existencia de los afirmados incaicos, pero Humboldt habla de un betún o
argamasa para unir las piedras o losas entre sí. Del año 1534 hay una información de
Pedro Sancho en que parece referirse a esto, pero, en general, no hay nada
comprobado.
Por el Sur corría la línea por la Costa hasta Nazca pasando por Ica y de allí se
internaba a la Sierra para empalmar en Andahuaylas el camino que iba al Cuzco fue
el gran terminal vial de la época; de las explanadas que formaban una vasta plaza
salían los cuatro grandes caminos troncales tres de ellos en tramos rectos de gran
longitud salía del Cuzco, había una gran carretera longitudinal que llegaba hasta
Talca en Chile, pasando por Arequipa y Tacna (1100 Km. long.) de un punto de ella
cerca de Santiago, llamado Colina, salía un ramal paralelo a la Costa que pasaba por
Coquimbo, Caldera hasta “El Cobre”. Por el lado occidental había otra rama troncal
que llegaba hasta Mendoza. Entre esas dos ramas se tenían dos carreteras
transversales entre Chicoana y Copiapó y entre Mendoza y San Felipe.
La red vial total de los Incas fue 13 300 Km., de los cuales corresponden al Norte
4800 Km. y al Sur 8500 Km.
Hasta dos años después de la terminación de la primera guerra mundial, sólo había en
el Perú algunos tramos que pudieran ser recorridos por vehículos. Estos tramos no
estaban conectados entre sí; no formaban, por consiguiente, una red, y fuera de los
pocos centros enlazados por estos caminos, o sea prácticamente en todo el interior del
país, las únicas vías de comunicación artificiales eran los senderos transitables tan
solo a lomo de mula, o, en el mejor de los casos, a caballo.
En tal situación, es claro que los primeros pasos eran los más duros y difíciles. Un
carretera ayuda a construir otras mas, crea la conveniencia y, en ciertas ocasiones, la
urgencia de otras carreteras y al mismo tiempo sirve para llevar maquinaria,
instrumentos y, si es preciso, aprovisionamiento para las cuadrillas que trabajan en
prolongarla. La extrema dificultad del comienzo hizo que se recurriera a medidas de
carácter extraordinario.
Esta Ley no fue aplicada en toda la República, pero se promulgó e hizo ejecutar en las
circunscripciones en que se consideraba necesaria. Los indígenas, que en muchos
casos se habían mostrado dispuestos a trabajar espontáneamente para construir nuevas
vías de comunicación, se sometieron de mala gana a un trabajo no retribuido, que no
obligaba por igual a todos los ciudadanos y que complementaba la labor de otras
personas, técnicos y contratistas, quienes naturalmente recibían un sueldo u obtenían
utilidades con la ejecución de estas indispensables obras publicas.
En la zona costeña había una sola pista asfaltada abierta al transito la de Lima a
Miraflores. La carretera al Callao se hallaba en construcción. Alrededor de Lima,
pavimentada con guijarros afirmados sobre una base de arena, existían cerca de 25
kilómetros de discretos caminos macadamizados. En las otras ciudades, tan solo las
calles principales estaban pavimentadas.
En los años sucesivos, esta gigantesca labor continúo sin interrupciones. A través de
medidas gubernativas tales como la institución del Día del Camino, la derogación de
la Ley Vial (1930), la proclamación de la Vía Libre (o sea la supresión de todos los
peajes) a fines de 1936, y la formulación de planes viales, las carreteras fueron
colocadas en lugar destacado ante la opinión pública y gozaron de la atención
preferente de las autoridades.
La red actual presenta, en su trazo, una síntesis de las arterias incaicas, paralelas a la
Costa y a las Cordilleras, y de las arterias pre-incaicas y virreinales, que forman un
ángulo recto con las primeras y enlazan distintas secciones de la Costa con las
correspondientes de la Sierra y de la Montaña.
El Perú cuenta con más de 70.000 km. de carreteras, de las cuales 16.705,79 km. son
rutas nacionales. Estas rutas están conformadas por 8.711,02 km. longitudinales y
7.994,77 km. transversales. Las principales vías longitudinales son la carretera
Panamericana (Norte y Sur) que une los pueblos y ciudades de la costa del Perú, y la
carretera Marginal de la Selva que une los pueblos del norte central, cercanos a la
frontera con el Ecuador, con los pueblos del sur cercanos a la frontera con Bolivia.
La red vial del Perú tiene en la actualidad una longitud de 75.727 kilómetros de
carreteras existentes, de los cuales el 12% están asfaltados. Las principales vías son la
Carretera Panamericana, que recorre 2.800 km. a lo largo de la costa, y la Carretera
Central, que une Lima con el interior del país. Gracias a la ayuda de organizaciones
multilaterales se están reparando las vías asfaltadas y se está mejorando la
infraestructura viaria en las zonas rurales.
A los pocos años de la conquista del Perú por los españoles, la posible existencia de
El Dorado originó la organización de diversas expediciones a la Selva, comenzando
por la de Gonzalo Pizarro en 1541. Las fantásticas descripciones de El Dorado y otros
lugares similares persistieron por espacio de más de 100 años, atrayendo a
aventureros, mineros y misioneros. Estas expediciones no dejaron una infraestructura
vial, pero incrementaron los conocimientos de la región, que más tarde ayudarían a
seleccionar la ubicación de las rutas.
El transporte terrestre comenzó más tarde. Dávalos y Lisson escribían en 1902: "En la
selva no se han construido caminos; sólo se conocen y explotan los lugares a los que
puede llegarse por barco. El resto de esta vasta comarca no ha sido explotado y es
prácticamente desconocido". En 1929 Diez Canseco escribía: "Al este de la
Cordillera, en la región de los bosques, el problema es aún mayor; puede decirse que
hasta la fecha es insoluble. La cantidad de terreno accidentado y la abundancia de
lluvias hace que los caminos en las laderas estén permanentemente amenazados por
derrumbes, y donde el terreno es más llano, la humedad retenida por la vegetación
convierte a cualquier terreno en un fangal, mientras el número y la dimensión de los
puentes crecen conforme se desciende hasta llegar a ríos que son prácticamente
infranqueables".
En la mayor parte del país, los senderos transitados a pie o a caballo han tenido y
continuarán teniendo una función trascendental de apoyo, tanto para los nuevos
asentamientos como para las comunidades ya existentes que se hallan situadas lejos
de los caminos. La vasta red de senderos del Perú ha sido construida por los propios
usuarios, sin asistencia técnica ni apoyo financiero oficial, a pesar de que en la época
de los Incas existía una vasta red de caminos, con bien construidos puentes colgantes
y flotantes y lugares de descanso techados o tambos a intervalos regulares.
Durante el gobierno del Arq. Fernando Belaúnde Terry (1963 – 1968 y 1980 – 1985)
se construyó la carretera Marginal de la selva: tramo Puente Paucartambo – Villa
Rica – Ciudad Constitución – Von Humboldt Km. 86 Pucallpa.
Carreteras principales:
Tres son las principales rutas que conducen a Tarapoto, la primera es la que se inicia
en la ciudad de Lima, a través de 530 Km. Que conduce el viajero por las heladas
alturas del Ticlio, las frías pampas de Junín y la histórica ciudad de Huanuco,
llegando por ultimo a la ciudad subtropical de Tingo María. De aquí sigue un
recorrido de 478 Km. Por la carretera Fernando Belaunde, pasando por los pueblos y
lugares: Aucayacu, Tocache, las plantaciones de palma aceitera en Tananta, las
localidades de Sacache, Bellavista, Picota, Pucacaca y Buenos Aires, entre otros
pintorescos lugares del valle central y luego llegar a Tarapoto. En conclusión, por esta
ruta hay 1008 Km. de Lima a Tarapoto.
Otra ruta que desde Lima conduce a Tarapoto, es el que después de recorrer 886Km.
de la carretera Panamericana Norte hasta Olmos, continua por espacio de 604 Km.
Rumbo al nororiente peruano. Este ultimo tramo se hace por la carretera Mesones
Muro, la cual, luego de atravesar el cuello o “abra” de Porculla, que es el mas bajo de
la cordillera de los Andes en el Perú con 2400 m.s.n.m., avanza por Pucaray llega a
Chamaya. En esta localidad se ingresa a la carretera marginal Central de la selva, que
cruzando el puente Corral Quemado sobre el río Marañón, las localidades de Bagua
Grande, Pedro Ruiz y Pomacochas, con su hermosa laguna de 12 Km. De largo,
atraviesa el “Abra” Pardo Miguel y permite al viajero tener en: Venceremos, Aguas
Claras, Naranjillo, las comunidades Nativas de aguarunas, Nueva Cajamarca, Rioja,
Tabalosos, San Miguel y otras comunidades ubicadas a la vera del río Mayo. La
tercera ruta, la constituye la carretera de 133Km. Que une esta ciudad con
Yurimaguas, capital de la provincia del Alto Amazonas, esta ruta unida a la de acceso
por el norte.
ANEXO
BIBLIOGRAFÍA: