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El corazón se muerde la sangre (IV)

Roger Vitrac (1899-1952), poeta y dramaturgo francés. Aunque formó parte del círculo
de amigos de André Breton antes de adherirse oficialmente al surrealismo, fue el primer
excluido del grupo en 1925, con solo un año de militancia. Luego, junto a Antonin
Artaud, fundará Le Théâtre Alfred-Jarry y, en 1930, colaborará en la revista Documents
(1929-1930), la cual estaba bajo la dirección de Georges Bataille.
2 poemas de Migraine1 (1923)
Amor, juego de calles
A Suzanne
En medio de la noche tú te inclinas, rica
bicicleta alimentada con el pan rojo2. Tablero de damas
con mil piernas desnudas en la leche3 de una iglesia.
Y el pulpo cubierto de sudor, de perlas, en tu pie.
El vientre desgarrado deja un trapo de venas
fumar un tabaco triturado por diamantes.
La maraña de tus senos me lleva a la llanura
Yo soy tu Resorte-con-corbatas-de-cordero-blanco.
Los huesos están iluminados por el ojo azul del mercurio
donde pasa con ternura un revólver moribundo
La sábana, es el incendio alrededor de tu figura,
una escupidera de dentista donde se ventila tu sangre.

El hambre
A André Breton
El paisaje, dedo4 de hielo y de delicias
Repasa los dedos de nuestros corazones.
El trastorno de la piedra en las sombras que enrojecen
Hincha los tallos del temor
Aquí, los brazos sangrantes, cisnes de nuestros pechos
Llevan las cabezas del amor:
Una es la clara vasija de los dientes de la vecina
El otro las alas del buitre.
Pulmones oprimidos entre las rodillas de la aurora,
La hierba camina como un cordero

1
Migraña.
2
Probablemente, proviene de la frase “Manger du pan rouge”, la cual significa “Vivre de crimes,
d’assasinats” (Vivir de crímenes, de asesinatos).
3
Lait (Leche, en el sentido figurado): “Première nourriture spirituelle” (Primer alimento espiritual). Es un
término polisémico que en el contexto del poema adquiere un tono provocador.
4
Orteil. Hace referencia a cada uno de los dedos del pie.
Hacia las casas que se aproximan a la muerte
Con el río de los pájaros.
¡Exiliados! Los volcanes atraen pañuelos
Los amantes visitan el fuego
Y bajan, los pies cayendo como lágrimas
Y las uñas como ojos.
Ahora por encima de nosotros el hombre que cree en las águilas
Ha hecho funcionar los revólveres
Con los cuales ha medido la velocidad y la regla
como las oscilaciones del mar.
Pero esta es la hierba con los muslos benditos
Cuyo trapo está siempre mojado
Que conserva para el cabello las extrañas salidas
Entre los huesos y los claveles.

Fuente primaria:
Vitrac, R. (1964). Dés-Lyre. París: Gallimard.

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