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APRENDIENDO A TOMAR DECISIONES EN FAMILIA

La función de la familia es, principalmente aportar seguridad a los hijos. Un menor con
seguridad quiere crecer, quiere responsabilizarse, quiere agradar y ser protagonista de
su historia. Aprende a conocer y aceptar sus limitaciones y posibilidades, a quererse y
a querer, a gestionar sus decisiones y riesgos, a ser consecuente, a afrontar nuevos
retos y realidades, a relacionarse con los demás con empatía y asertividad. Vamos,
todo un lujo.

LA TOMA DE DECISIONES Y LAS RELACIONES DE PODER


¿Por qué es importante la toma de decisiones en la familia?
 
Ø  Porque tiende a afectar a todos sus miembros.

Ø  Porque está presente en forma permanente, todo el tiempo, desde lo más


común hasta lo extraordinario o especial. 

Ø  Porque puede afectarla o hacerla cambiar de rumbo. 

Por ello, puede concluirse, que quienes tomen las decisiones en la familia deben
hacerlo con responsabilidad.

 
TOMAR DECISIONES NO ES IGUAL A EJERCER AUTORIDAD
 
Todas las decisiones que toma la familia son de importancia. En muchas ocasiones se
considera que ellas deben ser tomadas por los padres, porque el papel que cumplen en
la familia es muy importante. A veces se dejan las decisiones en manos de quien
trabaja fuera del hogar o hace el mayor aporte económico. Sin embargo, en muchas
ocasiones la toma de decisiones puede volverse una demostración de autoritarismo
por parte de una sola persona, que no considera alternativas ni tiene en cuenta lo que
piensan los demás, ésta sin duda, no es la mejor opción.

Antes de decidir sobre algo, lo mejor es escuchar e involucrar a los demás


miembros de la familia, ya que esto puede mostrar alternativas que permitan
elegir lo mejor para el beneficio de todos.

LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS APRENDEN A TOMAR DECISIONES


 
Mientras las niñas y los niños van adquiriendo más y más autonomía, son los adultos
que viven con ellos quienes les enseñan cómo tomar decisiones y poco a poco los van
involucrando en ellas. Aunque las niñas y los niños, inicialmente no sean protagonistas
de la toma de decisiones, estas los involucran, por lo tanto, es importante, en forma
paulatina, hacerlos partícipes, estar pendientes de cómo los afecta lo que se elija, y
enseñarles que las decisiones en familia se toman entre todos, y en especial, entre
quienes se verán afectados.
 
Cada decisión tiene consecuencias sobre quien las toma y sobre los afectados por
ella. Por lo tanto, debe ser un acto reflexivo, responsable, y producto de la mejor
elección posible entre varias alternativas.

12 COSAS QUE LOS PADRES DEBEN ENSEÑAR SOBRE LA TOMA DE DECISIONES


 
1. Los padres deben enseñar a los hijos, a que pierdan el miedo a la toma de
decisiones, aunque el miedo al cambio sea sano, cuando actúa como advertidor de
riesgos innecesarios, pero nunca cuando impida tomar decisiones necesarias.
2. Los padres deben enseñar a los hijos, que para decidir, se necesita valor,
conocimiento, audacia y decisión, pues lo que ellos no hagan, nadie se lo hará por
ellos, ya que vencer obstáculos lleva implícito, la necesidad de tomar una o varias
decisiones, para alcanzar los objetivos propuestos.
3. Los padres deben enseñar a sus hijos que si siguen haciendo, lo que están
haciendo, seguirán consiguiendo, lo que ya están consiguiendo. Sin decisiones no hay
cambio, sin cambio no hay mejora.
4. Los padres deben enseñar a los hijos, que tomar decisiones es un acto de
libertad, que se va adquiriendo a medida que se va madurando, pues somos artífices
de nuestro destino.
5. Los padres deben enseñar, permitir y fomentar que los hijos, desde temprana
edad y mediante su supervisión, vayan tomando sus propias decisiones, para que
crezcan aceptando los riesgos de sus equivocaciones y las ventajas de sus aciertos.
6. Los padres deben ayudar a que en los hijos, desaparezca el miedo a tomar
decisiones, por los conceptos del temor al que dirán, que siempre termina en lo que
no han dicho, temor al fracaso, temor a que le dejen solo, temor a que se enfaden sus
amigos o familiares, temor a que no les guste a los demás, temor a que lo tomen a mal,
etc.
7. Los padres deben enseñar a sus hijos, que cada uno somos los arquitectos de
nuestras vidas y artífices de nuestro propio destino, pues con las decisiones,
la capacidad se puede desarrollar, la voluntad se puede fortalecer, la inteligencia se
puede agudizar y los conflictos se pueden resolver.
8. La firmeza en tomar decisiones, estará en función de las veces que lo intenten,
con independencia de los buenos o malos resultados, pues no es disculpable
poner pretextos inválidos, para hacer lo que verdaderamente tiene que hacerse.
9. La toma de decisiones puede resultar fácil, cuando se trata de escoger entre
objetos materiales valorados, cuando se puede recurrir a las matemáticas, o para
repartir en forma equitativa si se tienen bien claros los criterios de reparto
10. La falta de decisiones, acumula contra uno mismo conflictos, preocupaciones,
dudas, ansiedades y angustias e impiden enfrentarse con la verdad, con las verdades
de los otros, incluso con las que no se quieren ver, ni aceptar.
11. El miedo al resultado, puede paralizar la decisión de convertir un deseo en
realidad. No obtener un objetivo al primer intento, no es un fracaso, el fracaso es
cuando no se intenta de nuevo.
12. El miedo a tomar decisiones, es una buena señal, cuando se entiende
sumensaje. El miedo a las decisiones puede ser una respuesta biológica congénita, que
nos protege como especie y permite nuestra supervivencia.

TÉCNICA DEL SEMAFORO

Exactamente. Es una técnica que ayuda a las familias a diferenciar tres situaciones, que
serían los tres colores del semáforo:

Semáforo ROJO: el control de la situación lo posee la persona adulta. El hijo no puede


tomar decisiones, ya que puede poner en peligro el bienestar de alguna persona, sobre
todo la suya. Es algo que no se puede tolerar ni aceptar. Es el espacio donde se ejerce
la autoridad, teniendo en cuenta la postura y la opinión del otro. Yo lo he llamado
autoridad empática. Son situaciones donde no cabe la negociación. Es un NO amable,
respetuoso. Y los NO son innegociables.

Semáforo AMARILLO: el control de la situación se puede y debe compartir. Tanto el


adulto como el menor pueden tomar decisiones. Se confía en los hijos y se respeta su
toma de decisiones. Puede no gustar del todo a una de las partes, pero se puede
aceptar y tolerar. Es una situación negociable, donde se tiene que llegar a
compromisos, con una visión cooperativa buscando que ambas partes ganen algo.
Desde diferentes puntos de vista se llega a un acuerdo, de manera proporcional,
aunque un poco asimétrica. Es algo así: decides sobre lo que yo decido que puedes
decidir. Pero, como resultado final, la decisión tiene que ser del hijo.

Semáforo VERDE: el control de la situación y la responsabilidad es totalmente del hijo.


El niño toma decisiones que afectan a su proyecto de vida, no a la de sus padres. Digan
lo que digan los adultos, los niños son los que deciden en último término. Los padres
aprenden a acompañar, a ponerse detrás en su viaje, a estar disponibles cuando el hijo
(no los padres) lo crea conveniente, a mostrar confianza cuando tiene que decidir y,
muy importante, el hijo debe y tiene que percibir que se respetan esas decisiones.

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