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Tema 4.

4: Valor social y moral del trabajo

Cada cultura desarrolla un tipo específico de relaciones sociales para


atender la actividad laboral que impacta decisivamente en las características de
cada sociedad y en la cultura y forma de vida de sus habitantes.

La constitución misma de la Humanidad como especie social está vinculada


al desarrollo de relaciones cooperativas en el trabajo.

Por otra parte el conflicto social derivado de las relaciones laborales es una
de las cuestiones más importante en el desarrollo de la historia de la humanidad.

El trabajo humano ha conseguido una valoración en dos aspectos


fundamentales:

Individual
 En la construcción y validación de su propia individualidad.
 Sentirse realizado.
 Valoración de lo anterior.
 Trabajo solo en mi profesión, ejemplo de las hojas.
 Status, escalas de valoración.

Colectiva
 Aporte a la sociedad en la especialidad que desarrollo.
 Aporte al sistema económico, porque si gano, pago.

Trabajo como valor de cambio

Una primera precisión, es que no todos los hombres trabajan igual, sino que
su trabajo depende de su edad, de su experiencia, su habilidad, etc. Mas viejo
más lento. Pero más experiencia.

La cantidad de trabajo se mide en horas, pero tampoco se puede establecer


un criterio completamente unificador entre todos los trabajos, pues no todos los
trabajos son iguales.

Es el ámbito de las aspiraciones personales donde se busca la satisfacción


personal.
Por otro lado, el trabajo ha de ser rentable, es decir, ha de generar un
rendimiento social. Se realiza dentro de una organización social del trabajo. Así, el
trabajo improductivo no incrementa las posibilidades del plexo instrumental que
constituye la economía.

Tenemos dos elementos: el subjetivo que implica a la persona que ejerce


su actividad y el objetivo que implica el ámbito de medios o instrumentos
laborales.

Existe una tensión entre la creatividad personal, de un lado, y la


homogeneización que implican la competencia y la división del trabajo, del otro.

Muchas veces no aparece clara la relación: no se sabe si se trabaja para


vivir o se vive para trabajar.

La misión de una empresa pública o privada es producir bienes y servicios


de alta calidad y a precios razonables para la sociedad. La empresa no vende sino
crea valor social a través del trabajo mancomunado del empresario, el profesional
y el obrero, quienes, junto con los factores de capital y tecnología, satisfacen
necesidades humanas y fomentan el bienestar del individuo.

Existe la equivocada noción, inclusive en sociedades avanzadas, de que la


empresa es sólo un ente que produce ganancias a sus accionistas o impuestos al
fisco y se desconoce la contribución que destina a la sociedad en su conjunto. La
empresa eficiente alcanza destrezas tecnológicas y gerenciales para producir un
bien o servicio que el colectivo necesita para su bienestar material y espiritual.

Hay empresarios que defraudan a sus clientes y proveedores tomando una


porción exagerada de su valor social, o fiscos que imponen impuestos más allá de
lo racional. Ambos pueden descapitalizar un ente productivo. Por eso un Estado
responsable protege la constitución y función social de la empresa.

La creación de valor social, la generación de empleo, la formación de


recursos humanos, las destrezas operativas, el entramado de productividad que
se constituye a través de la relación de la empresa con clientes y proveedores, el
desarrollo científico y tecnológico y la implantación de elevados estándares de
higiene, seguridad y ambiente, son muchas veces pasados por alto por un
empresario inescrupuloso o un fisco insaciable.

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