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ְחה חנ ֣ ַָתּתָה
ָ֣ בל ֑ ִִּבי ׂשִ מ
ְ עת
ֵ֨מ
ֵ ֽירֹוׁשם ּדְ גָ ָנ֖ם
ָ֣ ִוְת
Modé (la mujer debe decir Modá) aní lefaneja mélej jay vekayam shejehezarta bi
nishmatí bejemiá, rabá emunateja.
(En una jarra o cualquier otro recipiente para el caso, se llena de agua y se toma con la
mano derecha se derrama una parte de agua sobre la mano izquierda, luego se la toma
con la mano izquierda y se derrama agua sobre la mano derecha. Se hace esto dos
veces consecutivas. Terminado esto, se frotan las manos y se alzan a la altura de la
cara mientras se pronuncia la siguiente bendición:)
Baruj atá Adonay Elohenu mélej ha'olam, asher kideshanu bemitzvotav vetsivanu 'al
netilat yadáyim
Bendito eres Tú, Eterno, Dios Nuestro, Soberano del universo, que nos ha
santificado con Sus mandamientos y nos ha ordenado con respecto al lavado
de las manos.
Baruj atá Adonay Elohenu mélej ha'olam, asher yatsar et haadam bejojmá ubará bo
nekabim nekabim, jalulim jalulim. Galuy veyadúa'lifné jisé jebodeja, sheim yisatem ejad
mehem, o im yipateaj ejad mehem, e efshar lejitkayem afilú sha'á ejat. Baruj atá
Adonay, rofé jol basar umaflí la'asot.
Bendito eres Tú, Eterno, Dios nuestro, Soberano del universo, que ha creado
al ser humano con sabiduría y ha formado en su cuerpo orificios y cavidades.
Revelado y sabido es delante de Tu trono de gloria, que si uno solo de ellos
se obstruye o se abriese, no sería posible existir ni una sola hora. Bendito
eres Tu, que cura a todas las criaturas y actúa maravillosamente.
Dios mio: el alma que Tu me has dado es pura. Tú la has creado, Tú la has
formado; Tú la has insuflado en mí y Tú la preservas en mi interior. Y Tú la
tomarás de mi algún día y me la devolverás en el tiempo por venir. Mientras
mi alma subsista dentro de mí, yo te agradezco, oh Eterno, mi Dios y Dios de
mis padres, Señor de todas las obras. Amo de todas las almas, que devuelve
las almas a los muertos.
Baruj atá Adonay Elohenu mélej ha'olam, hanotén lasejví biná lehabjín ben yom ubén
layla.
Bendito eres Tu, Eterno, Dios nuestro, Soberano del universo, que otorga
inteligencia al corazón para distinguir entre el día y la noche.