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Universidad Nacional de Colombia

Seminario pensamiento Conservador


Estudiante: Mateo Andrés Díaz Torres

El problema del liberalismo para Sergio Arboleda


Que triunfe con tales medios, es dable; que funde algo con tales
principios ¡imposible! Su victoria sería la ruina de la sociedad, el
caos, la muerte de la civilización humana
Sergio Arboleda, Los principios políticos
Introducción: Con la implementación de la constitución de Rionegro en 1863 se estableció
en el país un sistema federal y se promulgaron ideas liberales como la libertad de prensa,
educación laica y la separación iglesia-estado. Los cuatro textos de Sergio Arboleda que
competen esta exposición (los principios, el verdadero liberalismo, ¿qué le conviene al
país y por segunda vez y última vez a nuestros amigos políticos) son posteriores a este
evento y se deben leer como una respuesta conservadora a las implicaciones de esta
constitución.

En el presente texto voy a indagar en el problema que encuentra Arboleda en el liberalismo,


lo que, a su vez, nos puede ayudar a comprender en respuesta a qué estaba constituido el
imaginario conservador de la época. En primer lugar, ahondaré en lo que parece entender
por liberalismo; después, trataré los dos principales problemas, que considero, encuentra
Arboleda con este, siendo estos: la viabilidad efectiva de un cuerpo político laico y la
confusión conceptual de libertad.

1. El liberalismo: Antes de proceder a examinar los problemas de Arboleda con el


liberalismo, es menester identificar qué se encuentra entendiendo por este. En el verdadero
liberalismo entiende por “liberalismo de la política actual” la doctrina que sostiene como
principio fundamental la libertad1 del hombre, con todas sus aplicaciones y consecuencias
lógicas (cf. 171). En una primera lectura esta tesis es complicada porque el liberalismo no
afirma explícitamente una defensa del libertinaje: por lo menos, el liberalismo clásico
centra su discusión en la defensa de las libertades individuales limitando el poder del
estado, aunque no suprimiéndolo. No obstante, esta interpretación de Arboleda tiene que
leerse, más bien, de la siguiente manera: la conclusión inevitable, aunque no explícita, de

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En el texto original en lugar de libertad pone derechos inmanentes. No obstante, este cambio radica en que
en el texto se encuentra refiriendo a lo que él considera que es el verdadero liberalismo, y no cómo considera
que los liberales comprenden su doctrina, que es lo que nos compete por el momento.
los principios en los que se sostiene el liberalismo conllevan a la defensa de la libertad
ilimitada, es decir, a la barbarie.

En los principios nos encontramos con los siguiente:

pero recelamos que esos mismos liberales de excepción [que no dicen explícitamente
defender un libertinaje] profesen todas o muchas de las ideas generadoras del mal, y que,
condenando de buena fe los grandes crímenes, no reconozcan la filiación natural, lógica y
forzosa, que traen esos crímenes de las dañadas enseñanzas filosóficas, morales y políticas
(166)

Ahora, debemos recordar que todos estos textos son posteriores a 1863, lo que significa que
son una fuerte respuesta a la constitución de Rionegro. Teniendo esto en cuenta, podemos
añadir a la interpretación de Arboleda que entiende por liberalismo un estado de libertad
absoluta en el que se justifica una sociedad prescindiendo de su sistema moral particular.
Esto es problemático porque para él la religión es la base de la moral: “[l]a moral es obra
exclusiva de la Religión, que se efectúa en el misterio de la conciencia humana; y en los
dominios de la conciencia humana, o manda Dios, o no manda nadie” (176).

¿Cómo defiende Arboleda la hipótesis de que la conclusión lógica del liberalismo es la


pérdida de la civilización, o sea, del estado? Una pista se encuentra en ¿qué conviene al
país? Ahí dice: “Una vez adoptada la constitución liberal …, tenemos ya la seguridad legal
y solo nos falta el mantenimiento del orden, que es otra condición de seguridad, el cual
depende en gran parte de la cordura de los ciudadanos y del patriotismo y moralidad de
los partidos “(cursivas agregadas,184) ¿Qué entender por mantenimiento del orden?
Arboleda realiza una dualidad entre una esfera legal y una esfera efectiva en el ejercicio del
poder político. Una cosa es lo que se encuentra establecido en una constitución y otro lo
que el pueblo soberano decide aceptar como ley, después de todo, ¿el pueblo acepta una
constitución porque está firmada o porque le parece agradable acorde a su esfera moral? Si
este es el caso, también podemos entender esta faceta como seguridad real de que se vaya
acatar una constitución. En conclusión, parece ser que la principal razón del desacuerdo
conceptual de Arboleda con el liberalismo yace en lo siguiente: el liberalismo al fundar un
estado laico pierde la seguridad real en el ejercicio del poder, por lo que desemboca en la
destrucción de la civilización.
2. La función de la moral: Profundicemos en la idea de seguridad real. La idea de que la
sociedad efectivamente se mantiene a través de un complejo entramado de concepciones
morales presupone, por una parte, una interpretación antropológica de los seres humanos y,
por otra, que este entramado es la causa necesaria que posibilita la vida en sociedad. En lo
que concierne a Arboleda en estos puntos, podríamos entenderlos como la interpretación
antropológica del hombre cristiano y su correspondiente código moral.

Queda todavía la pregunta más importante en lo que atañe a la vida en comunidad ¿Qué
lleva a las personas a agruparse y formar pueblos, ciudades, naciones? Puede ser un interés
de corte utilitarista; o, quizá, la búsqueda de protección de los bienes privados; o, tal vez, la
idea radical de que si no se forma una sociedad estable se perece frente a la naturaleza y
demás seres humanos. Siendo este el caso, parece que Arboleda estaría más inclinado a esta
última posibilidad. La razón de esto yace en que su énfasis está en la efectividad de una
sociedad, o sea, la seguridad de esta. Esto se puede corroborar cuando afirma que el ser
humano únicamente se puede realizar en una sociedad estable porque, si no es en esta, no
posee ninguna otra forma de poder vivir: “[t]al es la ley inflexible, …, que rige sobre la
sociedad humana; somos muchos, tenemos que vivir en grupos, y no es posible ni aun
concebir la libertad de todos y cada uno, sin dar a este derecho la proporción y medida que
han fijado las reglas eternas de la justicia” (161). Acá podemos preguntarnos: ¿Es acaso
para Arboleda que el sostén de la sociedad es el miedo a la segregación, lo que, a su vez,
sería el mismo miedo a la muerte? Dejo esta pregunta a discreción de los asistentes al
seminario.

Ahora bien, todavía falta por resolver exactamente la función que cumplen los principios
morales católicos para permitir la existencia de la sociedad ¿Por qué estos y no unos nuevos
más flexibles? Podríamos responder esta pregunta diciendo que, a causa de que es un
católico radical, no concibe una sociedad en Colombia donde la iglesia no tenga una fuerte
relación con el estado. Y aunque este sea efectivamente el caso, podemos esforzarnos en
averiguar una razón más de fondo.

En los principios nos dice: “son derechos del hombre, decimos, en tanto que no tropiezan
con la libertad e igualdad de otro hombre” (164). No obstante, esta lectura parece permitir
la interpretación de que la moral únicamente debe proporcionar un grupo de leyes que
permitan que la libertad de una persona no tropiece con la de otra. La conclusión de esto es
que, todavía no es lo suficientemente claro por qué el estado debe juntarse específicamente
con la iglesia católica.. Si lo único que se le exige al cuerpo moral es que no se sobrepase la
libertad de las otras personas, parece que esto lo puede cumplir un principio liberal de
protección de bienes privados. Empero, hay una réplica a esta interpretación: parece que
para Arboleda el gobierno y las leyes se deben acomodar a la moral, y no a la inversa, para
ser efectivas. Si aceptamos lo anterior, parece que el principio del liberalismo clásico es
insuficiente como principio moral, a causa que es el establecimiento de una ley anómala a
un sistema moral de una sociedad profundamente católica.

3. La libertad: Además del rechazo al liberalismo de corte clásico, producto de una


particular visión antropológica de los hombres, Arboleda también rechaza el liberalismo
porque considera que hay una interpretación errónea del concepto mismo de libertad. En el
verdadero liberalismo Arboleda realiza una distinción entre la libertad del hombre y los
derechos inmanentes de este. Por la primera entiende la libertad ilimitada propia del
liberalismo, por la segunda, la visión conservadora de la libertad. De la segunda aclara lo
siguiente:
Los derechos inmanentes comprenden la libertad legítima, la libertad que es derecho; la
libertad indefinida no comprende los demás derechos del hombre y los quebranta y los
ahoga. Diciendo derechos, damos nociones precisas, principios ya definidos por la justicia
eterna, que no pueden ser llevados más allá de los lindes que les traza el derecho ajeno
(171)

Recapitulando, en Arboleda la idea de libertad no es simplemente enunciar una especie de


derecho natural, sino la efectiva realización de la vida. Evidentemente, si la libertad de las
personas no posee límites esto desemboca en un gobierno fallido. Por consiguiente, si
seguimos el esquema que él nos propone, la libertad efectiva es realmente la capacidad de
poder vivir que permite un gobierno político que sea acorde al clima moral de esa sociedad
particular, que en el caso Colombia sería la moral católica.

Ahora bien, el liberalismo no es tan ingenuo como lo busca presentar Arboleda, ya que, el
liberalismo es consciente de este problema. La distinción entre ambas perspectivas estaría,
entonces, en el establecimiento de los límites de la libertad de los individuos.
Por una parte, aunque es difícil establecer un límite general a las diferentes teorías liberales
clásicas (Locke, Bentham, etc.), si podemos afirmar de estas que uno de los elementos en
común es la búsqueda de la mayor capacidad de libertad que no acarree conflictos en una
sociedad. Esto quiere decir, el mayor énfasis se encuentra en la búsqueda de libertad. Al
considerar la mayor capacidad de libertad posible como el principal criterio lleva a los
liberales a proponer ideas como la separación iglesia-estado y una educación laica de corte
ilustrado. Siguiendo este orden de ideas, el conflicto con el liberalismo por la libertad se
encontraría en este enfoque mismo: ¿realmente es acertado permitir este tipo de libertades
si se desea fundar una sociedad efectiva a largo plazo?
Como mencione anteriormente, para Arboleda el énfasis no es la búsqueda de libertad sin
más, sino el establecimiento de una sociedad sólida donde no se lleguen a formar conflictos
producto de excesos de libertades; esta es la libertad efectivamente real. Por esta razón,
Arboleda diría que el liberalismo se ha sobrepasado en sus pretensiones con la libertad
porque quizá han olvidado que viven en un mundo en el que las personas no sobrepasan las
libertades de los demás simplemente con buenas presunciones establecidas en un papel,
sino por su entramado particular de valores que los llevan a vivir de un modo particular (su
religión, sus costumbres, ritos, forma de vida, etc.):
mientras que el ateísmo, negando al progenitor, niega la filiación divina y la espiritualidad
del hombre, deja sin autoridad a los fueros, lo degrada, lo envilece y lo despoja de la
púrpura que le pertenece en la creación… ¿Es acaso la sola razón la que le da título a la
supremacía? ¡Vanidad! (cursivas agregadas, 173)

Conclusión: Como he intentado mostrar a lo largo de la exposición, si bien bastantes de las


tesis de Arboleda se pueden leer como una respuesta de un fanático religioso, quedarnos en
esta lectura sería infructuoso con los objetivos del seminario. Además, si este fuera el caso
Arboleda no diría cosas como “una vez que se persuadan de que nosotros no herimos los
intereses de nadie, que sólo aspiramos a paz, justicia y libertad arreglada, los mismos
liberales que crearon esta situación…, se afanarán por remediarla” (154). Hemos podido
identificar que hay cierto tipo de rechazo al liberalismo por lo que considera una especie de
contradicción y esta se justifica por una particular perspectiva de considerar la sociedad
humana y una especie de preferencia de la seguridad sobre la libertad. Al decir esto no se
debe asumir que considero que el pensamiento de Arboleda esté exento de error, más bien
que es valioso identificar la lógica que parece estar de fondo en el conservadurismo
colombiano del siglo XIX.

Por último, es importante mencionar que a lo largo de esta exposición no he hecho mención
del problema de la igualdad que encuentra el conservadurismo de la época. Por
consiguiente, propongo a los asistentes del seminario que es un tema igualmente relevante
de tratar. Este carácter se puede ver reflejado en afirmaciones como la siguiente: “no se
diga en absoluto igualdad, porque se aclamaría como principio la nivelación, esto es, la
confusión, la abolición de la propiedad, la negación de todo mérito, la imposibilidad de
todo adelantamiento material, moral, intelectual” (161).

Bibliografía

Arboleda, S. La Constitución Política. Editorial ABC.

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