Está en la página 1de 2

SFA — Ética Socrática

Estudiante: Mateo Andrés Díaz Torres


Sesión: 30 de enero del 2019

Coponencia a Formas de vida en disputa: Sócrates y Calicles en el Gorgias de Platón

Introducción: La ponencia de Nicolás Sánchez realiza una reconstrucción acertada del diálogo con
Calicles del Gorgias, acompañado de una serie de preguntas que hagan de eje temático para la sesión del
seminario. En la presente coponencia comento dos puntos que llamaron mi atención en la lectura
propuesta por el ponente.

En primer lugar, me gustaría compartir mi aprobación con el siguiente comentario de Nicolás:


“independientemente del camino por el que lleve Sócrates a sus interlocutores, siempre terminan por
desembocar en algún presupuesto no del todo racional, una creencia fundamental que se sostiene más
en la emoción que en la razón” (1). Efectivamente este diálogo desarrolla este problema fundamental
más que ningún otro diálogo socrático analizado en el seminario: por primera vez Platón propone un
oponente digno a Sócrates, un rival que no cederá fácilmente a los prejuicios aceptados por el vulgo.
De lo anterior, que Irwin acertadamente califique el diálogo con Calicles como un momento importante
para Sócrates, no solo del diálogo en cuestión sino del corpus mismo, ya que podrá evaluar sus tesis éticas
y morales por primera vez sin apelar a creencias preestablecidas; únicamente utilizará su elenchus para
convencer a Calicles de compartir su forma de ver el mundo (cf.102).

Por lo anterior, se puede prever que no estoy de acuerdo con Nicolás cuando dice que los problemas
tratados no pueden resolverse en un plano exclusivamente teórico. El problema de si es posible el establecimiento
de un diálogo racional entre posturas diametralmente opuestas me parece válido, pero no para el
presente diálogo. Después de todo, al observar la estructura y desarrollo de este podemos percatar el
esfuerzo constante de Sócrates por intentar convencer a Calicles sin apelar a la retórica; dicho de otra
forma, apelando a la sofística correcta, la filosofía, Parece entonces que Sócrates sigue confiando en que
por medio de un análisis exclusivamente teórico del problema puede llegar a convencer a Calicles de
adoptar una nueva forma de vida. En suma, si bien es acertado preguntarse acerca de si es posible que
los interlocutores pueden llegar a un acuerdo por medios argumentativos, lo que es lo mismo a
preguntarse si hay inconmensurabilidad entre estas formas de percibir el bien, no se sigue que Sócrates
considere que el problema no pueda ser resuelto en un plano exclusivamente teórico.

1
II

Por otra parte, el ponente plantea la posibilidad de que la sección que abarca 495d—497a presente una
argumentación falaz por parte de Sócrates. Al respecto tengo una opinión más reservada: quizá el
argumento sea falaz, pero no precisamente por las razones estipuladas por el ponente. De forma general,
el argumento analiza la tesis de que el placer y el bien son la misma cosa. La refutación de la tesis, grosso
modo, consiste en identificar que cada vez que se experimenta cierto placer se requiere de cierto tipo de
padecimiento. Por ejemplo, para que comer sea placentero se requiere de padecer hambre (el placer es
entonces la satisfacción de un deseo, y para que el deseo mismo pueda existir se requiere de cierta
carencia, lo cual es un tipo de sufrimiento). Por lo tanto, si el bien es placer, pero a la vez es cierto tipo
de sufrimiento, nos encontramos en un escenario de reducción al absurdo: el placer y el bien no pueden
ser la misma cosa.

El ponente identifica el paso falaz de la siguiente forma: “En este punto Sócrates podría estar cometiendo
una falacia, pues todas las situaciones contrarias que cita son incompatibles porque son situaciones
físicas” (5). Según este orden de ideas, el ponente da a entender que la felicidad y el bien al no ser algo
físico hace la analogía invalida. Mi inconformidad con esto es que la tesis que se encuentra analizando
precisamente se encuentra interpretando el placer con el bien, y por ello, se encuentra entendiendo al
bien como un aspecto meramente fisiológico. Si este es el caso, entonces la analogía parece ser válida.
Además, cuando el ponente menciona que se puede ser feliz en la desgracia y un poco buena en la
maldad, parece más bien echar leña a la opinión de Sócrates: el bien y el placer son cosas distintas.

Por último, me gustaría preguntarle al ponente a qué se refiere cuando después menciona: “no deja de
ser complicado demarcar ese momento justo en el que se empieza a beber” (5). Francamente no entiendo
el sentido en que se tiene que interpretar el argumento que intenta establecer; no obstante, me causa
mucha curiosidad ya que puede brindar una opinión interesante sobre si el placer y el padecimiento
físico son realmente excluyentes, disolviendo así la distinción.

Bibliografía:

Platón. Gorgias en “Diálogos IV”. Gredos. Madrid: 1986.


Irwin, Terence. The argument of Gorgias on “Plato´s Ethics”. Oxford Press: New York: 1995.

También podría gustarte