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Alumno: Aldo Quiroz Encinas

Cueva, Agustín (1974) “Problemas y perspectivas de la teoría de la Dependencia”,


32 pp.

Fecha: 24/04/2019

En este texto de entrada Cueva reconoce un aporte crítico de la teoría de la


dependencia, el cual tiene que ver con la confrontación ala sociología burguesa y
planteamientos como los del dualismo estructural, así también a la corriente
desarrollista que también es considerad como burguesa. Sin embargo, dice que
cae en una contradicción pues establece también una crítica al marxismo-
leninismo la cual también proviene desde las criticadas y supuestamente
enfrentadas por los dependentistas, teorías burguesas y desarrollistas. Pone
algunos ejemplos como los de Gunder Frank y Luis Vitale (aunque este último no
pertenece a la corriente dependentista) los cuales quedaron atrapados en una
discusión que confunde respecto al feudalismo y capitalismo en los países de
América Latina, donde se concibe que la situación de tipo “Feudal” de América
Latina era una especie de economía cerrada y posteriormente el “salto” hacia el
capitalismo, la convirtió en una economía “abierta”, cueva critica esta concepción
que implica de manera tajante que hay posibilidades de un desarrollo o de una
dinámica económica de las naciones sin concurso de una relación o integración
con las demás y por otro lado implica también que el proceso de colonialismo para
esos países significó de manera tajante la imposición y predominancia de
capitalismo. También habla de Rodolfo Stavenhagen al cual le critica el no
separarse realmente de la visión que critica de “dualismo estructural” y de la
condena que éste lanza en sus “Siete tesis equivocadas sobre América Latina”
cuando duce que los obreros de alguna forma incurren en un aprovechamiento de
los campesinos. Así también sobre Aníbal Quijano afirma que este se va alejando
de la corriente de la dependencia para acercarse más a un marxismo “a secas”.

Polemiza con Teothonio Dos Santos en torno a la discusión que éste entabla con
Lenin respecto a la teoría del imperialismo respecto a cómo se daría en los países
atrasados. En esta parte Cueva acusa a Dos Santos de atribuirle a Lenin algo que
no escribió ni teorizó, al decir que en los países atrasados esperaba que los
países imperialistas impulsaran un crecimiento económico (que no es lo mismo
que desarrollo del capitalismo). Cueva atribuye a una posición de Dos Santos,
adscrita a que la “culpa” del atraso es de la situación de dependencia y es por esa
razón que realiza es lectura de Lenin.

No sólo ubica esto en Dos Santos, sino en la mayoría de los autores de la


dependencia, que buscan en ella la explicación a la falta de desarrollo
armonizado y la causa a gran parte de los problemas económicos de sus países,
Cueva identifica una tendencia totalizadora de la dependencia, lo cual también
observa lleva a una especia de sentimiento de haber perdido un capitalismo
autónomo, respecto a esto Cueva ve justo hacer la aclaración de que los
dependentista a quienes también califica con el apelativo de nacionalistas
revolucionarios no veían como la cura a todos los males al capitalismo autónomo
(como sí sucedía con los reformistas).

Otra de las debilidades que reconoce Cueva de la teoría dela dependencia es que
deja de lado importantes categorías de análisis marxista, como son lucha de
clases, fuerzas productivas, relaciones sociales de producción… Y las cambiuan
por otras que resultan de mayor ambigüedad y que provienen del análisis de tipo
sociológico como son grupos tradicionales y modernos, integración social,
etcétera.

A pesar de esto, no desdeña el aporte que tiene esta teoría en constituir una
crítica al capitalismo en América Latina e intentar como se sitúa éste en el
contexto del desarrollo internacional.

Pasa a concretar la crítica a la obra de Cardoso y Faletto llamada Desarrollo y


dependencia en América Latina en la que identifica, según Cueva, los resultados
imprecisos y las omisiones por no utilizar las categorías ya mencionadas de
marxismo. Y apunta tres problemas que dificultan la comprensión al menos de la
historia del desarrollo del capitalismo en América Latina, entre las que destacan el
hecho la situación de precapitalismo de AL, el proceso o más bien el no proceso
debido a su posición de colonia de acumulación originaria de la región, así como
las luchas de clases que trajeron consigo la imposición del modo de producción
traído por los colonizadores imperialistas.

Un apunte que nos ayuda a entender la posición de Cueva es aquel en el que


afirma que no es por una petición de principio que se reivindica la necesidad del
uso de categorías marxistas, sino porque sin ellas no se logra entender el
desarrollo histórico que llevan al estado actual en que se encuentran los países de
América Latina y al mismo tiempo crítica la imposibilidad de analizar con la
categoría de “integración de clases sociales” lo que más bien es una lucha de
éstas. Dice que Cardoso y Faletto logran una pincelada de esto cuando se
cuestionan el papel que en un supuesto equilibrio entre fuerzas sociales en
México irrumpió la llamada Revolución y esto provocó el desarrollo posterior.

Continuando con los resultados de la omisión de las categorías y


fundamentalmente la de lucha de clases caracteriza lo que él denomina la
ultraizquierdización pues al manejar todo en términos de oligarquías, burguesías o
capas; los dependentistas para no caer en el reformismo, pero al no tener claro o
no estudiar de manera más detallada las fracciones por las que estaba
conformada la burguesía, terminaron exigiéndole o esperando de ella un carácter
revolucionario que no le correspondía y al final prescindiendo de su existencia.

De esa forma crítica Cueva continúa con otros autores tales como Ruy Mauro
Marini y su teoría de la superexplotación y André Gunder Frank y su esquema de
análisis en apariencia re considerado en su famoso mea culpa de su obra
Lumpenburguesía: Lumpendesarollo. Y para el primero dice que debido a
problemas similares ya señalados con Cardoso y Faletto, queda demostrada la
debilidad de su teoría al no poder erigirse o alcanzar el grado de abstracción de
una ley sino una visión de generalidades las cuales no suceden en todos los
casos; lo anterior Cueva lo demuestra con el caso de Brasil y Argentina y sus
exportaciones de Café y Cereales respectivamente hacia Europa las cuales no
representaron en términos de la extracción de plusvalía relativa la disminución del
monto pagado por la fuerza de trabajo o una baja en las condiciones de vida de
los obreros europeos en el caso del café o argentinos en el caso de los cereales.
En el caso de Gunder Frank señala las limitaciones de su esquema metrópoli-
satélite al no inscribirlo en un análisis de lucha de clases.

Por último reitera la importancia de la teoría de la dependencia y de seguir


considerando a la dependencia como un elemento a estudiar, pero como eso,
como una particularidad dentro de la dinámica general de las leyes capitalistas y
no como si el hecho de su existencia trajera a un “nuevo capitalismo” o peor aún
un capitalismo clásico y otro capitalismo dependiente. La ciencia social debe
asumir sus avances en términos del descubrimiento de leyes con particularidades
concretas y desde luego generalidades que no alcanzan en el campo fenoménico
el nivel de ley, pero que deben ser consideradas. En su cierre reconoce la labor de
Aníbal Quijano al haberse definido en alejamiento progresivo de la absolutización
de la dependencia y retomar el análisis marxista basándose en conclusiones y
estudios de José Carlos Mariátegui.

Abril 24, 2019.

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