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Sin duda los militares dominaban la vía a la autoridad ejecutiva de nivel tanto
nacional como estatal a través de las revueltas, pero los generales, incluido santa
Anna –o quizá él más que nadie—, se mostraban singularmente incapaces de
controlar el Congreso nacional siempre compuesto mayoritariamente por civiles
electos de manera popular. (Aguilar Rivera, 2010)
Ahora, nosotros podemos notar una postura del autor bastante clara, al hacer la
afirmación que contrapone una revuelta “caudillista” a una elección “popular”, esto
inmediatamente se observa tendiente a popularizar una elección y centralizar una
revuelta, lo cual no siempre es certero. Pero lo que sí interesa de la afirmación
citada es el lazo evidenciado entre guerras civiles y elecciones o revueltas como él
lo llama.
Hasta este momento hemos utilizado de manera indistinta los conceptos de guerra
civil y de revuelta, sin embargo, no pueden significar lo mismo, aunque en
ocasiones dentro de la literatura se nos presente como que una implica a la otra o
viceversa.
Sin embargo hemos dado lectura a varios textos que hablan de esos conceptos y
otros relacionados a ellos, tal como sublevación, rebelión e incluso revolución.
Sería conveniente a partir de la utilización de estos conceptos poder describir en
general cómo se entienden y se conciben.
Friederich Katz en Revuelta, rebelión y Revolución: La lucha rural en México del
siglo XVI al siglo XX (Katz, 1999), utiliza en apariencia estos conceptos de manera
indiscriminada, sin embargo, si se lee con detenimiento, podremos ver que lo que
diferencia a cada uno, en primer lugar son sus manifestaciones, la revuelta no es
forzosamente armada, cualquier acto colectivo que sea tendiente a una
desestabilización del orden establecido, puede ser considerado como revuelta, es
decir, las manifestaciones de indios en las cuales estos ingresaban a palacio de
gobierno a cuestionar al virrey, así como, la resistencia de tarahumaras para evitar
la invasión de tierras donde se defendían con cualquier herramienta a su alcance
que sirviera de arma, son consideradas como revueltas, los ataques masivos de
bandoleros a las clases con grandes caudales económicos, la utilización de
peones por parte de los caudillos para lograr imponer intereses de facciones o de
fracciones, se valieron de las revueltas como mecanismo para iniciar una guerra.
Es decir, la revuelta está presente en casi todas las acciones que trastoquen el
orden establecido y que lo saquen de su estado corriente, sea esta de manera
consciente o inconsciente.
La sublevación, implica por lo menos la identificación de un enemigo ante el cual
hay que luchar, ubicado a este en una posición dominante.
Una rebelión al igual que una sublevación implica que los dominados ubiquen a
un dominante y cuestionen la posición de este, la rebelión al igual que la revuelta,
no implica una acción forzosamente armada, de hecho se puede decir que la
rebelión es un paso filosófico previo que lleva necesariamente a la sublevación y a
alguna expresión aún más concreta.
Siguiendo con ese razonamiento la revolución adquiere una connotación más
profunda, ya que si bien, en los dos conceptos anteriores ya se ubica y se hace
consciente una relación dominante-dominado y el dominado se rebela en contra
de quién ubica lo domina, esto no es propiamente para modificar la situación que
de fondo hace que existan relaciones de dominación, la revolución implica un
planteamiento político y económico que acaba con las relaciones existentes para
imponer otras nuevas que rechazan a las anteriores, pero que al mismo tiempo
parten de ella. Es cambiar la manera en que produce la sociedad, el modo de
producción que determina la forma de apropiación del excedente económico y
quién se apropia de lo producido y por lo tanto quién ostenta el poder y cómo el
resto de relaciones sociales se ven determinadas por esto.
Una guerra civil, implica bandos definidos con intereses antagónicos o no, pero
por lo menos, en lo formal, contrarios, ya que puede ser que compartan un mismo
proyecto, pero la disputa está en quién debe imponerlo. Importante definirlo, estos
bandos están en igualdad de condiciones o por lo menos, lo más similares
posibles, para que se hable en general de guerra, es porque a un ataque
corresponderá un contraataque y viceversa, ahora, se le llama “civil” debido a que
es el conflicto interno de una determinada formación económica y social, donde
los que participan, aunque estén armados, no tienen la profesión militar, es el
momento en el que el que no es soldado se convierte en uno para defender con
las armas una posición para que esta pueda ser impuesta.
Como epílogo de esta sección podemos poner al pronunciamiento, este se utiliza
y se entiende como un levantamiento militar en contra de los mandos y
autoridades establecidas, las cuales fueron alguna vez aceptadas.
Como podemos ver, de los conceptos anteriores el que forzosamente implica un
proyecto político y económico que transforme de fondo las condiciones
establecidas es la revolución, las otras, si bien alteran el orden establecido y por
lo tanto lo modifican, no lo destruyen, para después implantar otro basado en una
forma de apropiación distinta. Uno de los ejemplos más ilustrativos en la historia
de la humanidad es la rebelión de esclavos de los años 73 a 71 antes de cristo
dirigida y promovida por Espartaco, un esclavo, el cual, se vio limitado por las
condiciones materiales que el modo de producción esclavista determinó, ellos
identificaban al enemigo que era quien los oprimía, sin embargo, la propia
concepción de los rebeldes y el desarrollo del conocimiento de su tiempo no les
permitió identificar qué era lo que sustentaba la posición en la cual se encontraban
sus opresores, no llegó a ser revolución, no modificó el modo de producción, hubo
una concepción que llevó a la rebelión, organizaron revueltas, todo constituyó una
sublevación, pero no podía dar para más.
motivó una radicalización por parte de los diputados americanos, que terminaron
exigiendo la inclusión de todos los habitantes como ciudadanos, sin importar raza,
origen o color (Avila, 1999)
Legislación electoral.
Es competente que mencionemos las distintas legislaciones como tal que han
existido en nuestro país, o que si bien, no son originarias de este, configuraron los
procesos electorales que se llevaban a cabo.
(Orozco, 1985).
Posteriormente con la Reforma, viene otra modificación a la legislación electoral
que la convierte en indirecta de primer grado. Estamos hablando de una etapa
posterior a 1857.
Aguilar Rivera, J. A. (2010). Las elecciones y el gobierno representativo en México (1810-1910). DF:
Fondo de Cultura Económica.
Avila, A. (1999). Las primeras elecciones del México independiente. Política y Cultura, 29-60.
Katz, F. (. (1999). Revuelta, rebelión y Revolución: La lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX
Vol. 1. D.F.: Ediciones Era S.A. de C.V.