Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Manual para la
Organización y Desarrollo
de Grupos de Discipulado
Cristiano en la Iglesia
Local
DI)CIPLESHIP RE)OURCB
MATERIALS FQR GRQWTH IN CHRISTIAN FAITH ANO LlFE
Todas las citas bíblicas están tomadas de la Versión de Reina-Valera, Revisión de 1960,
excepto cuando se indica algo diferente.
Revisado 1991.
F023B
..
Indice
Prefacio vi
Prólogo ix
INTRODUCCIÓN: El Desafío del Testimonio Cristiano
El Costo del Discipulado 2
La Angustia del Discipulado 5
El Poder del Discipulado 6
La Tarea del Discipulado 8
La Esperanza del Discipulado 9
La Condición del Discipulado 11
La Práctica del Discipulado 13
Un Modelo para el Discipulado 15
PRIMERA PARTE: EL DISCIPULADO EN LOS PRIMEROS
TIEMPOS DEL METODISMO
CAPÍTULO UNO: Cómo Entendía Wesley el Discipulado Cristiano
Gracia y Obediencia en la Vida Cristiana 19
Wesley y la Tradición Cristiana 21
La Tensión de la Posición Eclesiástica de Wesley 22
CAPÍTULO DOS: Modelos Formativos del Discipulado
Piedad Práctica: Las Sociedades Religiosas 26
Piedad Comunitaria: Los Moravos 28
La Piedad en los Albores del Metodismo: Sociedades y
Bandas 30
CAPÍTULO TRES: Cómo Entendía Wesley la Gracia
Seguridad Cristiana y Discipulado Cristiano 33
Madurez Cristiana y Obediencia Cristiana 35
2. El Grupo Piloto 64
1. La Hora y el Lugar 75
2. El Líder 75
3. El Desarrollo de la Reunión 76
4. La Dinámica de Grupo 77
5. Resumen de una Reunión de un Grupo del Pacto 79
CAPÍTULO OCHO: El Liderazgo del Grupo
1. Dirigiendo la Reunión del Grupo 88
2. Desarrollando el Sentido de Responsabilidad del Grupo 89
3. Dirigiendo al Grupo 92
CAPÍTULO NUEVE: Ofreciendo los Grupos a la Congregación
1. Un Fin de Semana de los Grupos del Pacto 94
2. Organizando los Grupos 98
3. Los Miembros del Grupo 99
CAPÍTULO DIEZ: Respondiendo a las Objeciones 102
CAPÍTULO ONCE: Los Grupos de Discipulado Cristiano en la Vida
y el Trabajo de la Iglesia 108
Esta breve guía para los Grupos del Pacto Discipular sigue un impor-
tante modelo: "la reunión de la clase"* de los primeros metodistas.
Sigue también otro precedente wesleyano, ya que este concepto de
discípulos del pacto se desarrolló originalmente como respuesta a la
necesidad expresa de algunos cristianos que deseaban llegar a una
mayor consagración de su fe. Durante los últimos ocho años, se han
formado y desarrollado un número considerable de Grupos del Pacto.
Estos grupos han seguido las sencillas prácticas de la iglesia que el
tiempo ha consagrado como edificantes. Producir un manual para el
uso de estos grupos equivale simplemente a dar forma escrita a lo que
ellos han descubierto en sus reuniones semanales. En esta forma, es
posible también proporcionar materiales para que otros grupos puedan
aprender la forma de llegar a ser discípulos responsables.
Así ocurrió también con las reuniones de las clases de los primeros
metodistas. Aquellos grupos empezaron a formarse de una manera
espontánea más que planificada y se desarrollaron con un mínimo de
formalidad y con muy pocas reglas escritas establecidas. En realidad, la
impresión que recibimos de la obra de Wesley es que las guías escritas
que él dejó para las reuniones de las clases eran más bien ocasionales.
Lo importante era el compromiso y el testimonio práctico de aquéllos
que se reunían semana tras semana "para velar los unos por los otros
en amor".
Este manual ha sido preparado específicamente para ayudar en la
formación de los Grupos del Pacto Discipular en las iglesias locales. Por
este motivo, la presentación que en él se hace de este aspecto de los
orígenes del metodismo es muy general. Para aquéllos que se interesen
en estudiar y conocer con más detalle la historia y la teología de la
reunión de la clase, recomendamos un libro, del mismo autor, que es
complemento de este volumen: "The Early Methodist Class Meeting: Its
Origins and Significance" (disponible solamente en inglés), publicado
también por Discipleship Resources. Este libro incluye una serie com-
pleta de apéndices que presentan las reglas que seguían los primeros
metodistas; y algunas descripciones de las reuniones de la clase, las
cuales no son fáciles de encontrar en los libros de historia o de consulta.
*Nota del traductor: A través del texto c/ass meeting se traducirá como reunión de la
clase.
vi
El modelo que se ha usado para los Grupos del Pacto Discipular
empezó a tomar forma en la Iglesia Metodista Unida de Holly Springs,
en el Estado de Carolina del Norte,donde serví como pastor, mientras
escribía mi tesis doctoral en la Universidad de Duke sobre las primeras
reuniones de las clases. Desde entonces se ha presentado este modelo
de grupos a un considerable número de congregaciones en la Jurisdic-
ción Sur Central de la Iglesia Metodista Unida y en la Escuela de
Teología de Perkins, en la Universidad Metodista del Sur. Reciente-
mente este sistema de grupos ha llegado a ser el tema de un nuevo
curso de formación espiritual, que es requisito para todos los estudian-
tes en su primer año de estudios. En cada uno de estos casos,
el carácter práctico e inclusivo del modelo ha permitido que los par-
ticipantes se acepten entre sí, a pesar de los diferentes tipos de expe-
riencias religiosas que hayan tenido, apoyándose unos a otros en el
discipulado cristiano.
Son muchas las personas que, de una forma u otra, han tenido que
ver con el contenido de estas páginas. Deseo mencionar a dos de ellas.
Jim Beal, pastor de la Primera Iglesia Metodista Unida de Conway,
Estado de Arkansas, quien ha sido un constante promotor de este
método seguido por los grupos. En su propia congregación ha guiado el
desarrollo de grupos y ha estimulado a otras congregaciones a adoptar-
los también. Debo mucho a él por su estímulo y compañerismo cris-
tiano. Merrill Hartman, abogado y consejero en Dalias, Estado de
Texas, es para mí un ejemplo del auténtico ministerio láico. Él ha
ejercido influencia en muchas vidas con su actitud abierta hacia la
gracia de Dios. He tenido muchas conversaciones con él acerca del
significado del llamado al discipulado cristiano, las cuales han enrique-
cido grandemente mi propio peregrinaje espiritual.
Como el mismo Wesley lo reconoció hace doscientos años, la
"reunión de la clase" no era nada nuevo en la iglesia; tampoco son
nuevos los Grupos del Pacto Discipular. Sin embargo, son un medio de
gracia que constantemente caen en el descuido. Estoy firmemente
convencido de que los debemos usar una vez más como un medio de
responder al llamado a ser discípulos en el mundo de hoy.
Escuela de Teología de Perkins Septiembre de 1983
Dalias, Texas
vii
Prefacio a la Edición en Español
viii
Prólogo
Hace ya unos cuantos años que leí un trabajo del teólogo metodista
argentino José Míguez Bonina, en el que sugería que tal vez debería-
mos volver al primitivo modelo metodista de la "ecclesiola in ecclesia"
en nuestra búsqueda de la renovación de la iglesia. Sin embargo, hasta
leer la tesis doctoral del Dr. David Lowes Watson, nunca tuve una visión
clara de lo que eran las famosas "reuniones de clase" y las "bandas" del
metodismo primitivo, de las que había encontrado constantes mencio-
nes en la literatura histórica metodista. Ahora, el Dr. Watson, pastor
metodista británico y profesor de evangelismo en los Estados Unidos, y
actual Presidente de la Academia de Profesores de Evangelismo en
aquel país, nos ofrece esa tesis en forma accesible para el pueblo
evangélico en general, y metodista en particular.
Desde hace un tiempo, también en publicaciones y talleres de evan-
gelismo del Concilio Mundial Metodista, se viene hablando de la forma-
ción de "grupos del Pacto", o "grupos de discipulado cristiano", como
una estrategia fundamental para la evangelización en y a través de
nuestras iglesias. Alan Walker, el conocido evangelista australiano ha
insistido en este aspecto y ha publicado un librito sobre diversas expe-
riencias de discipulado alrededor del mundo, con el título Haciendo
Discípulos. La literatura evangelística de los últimos años abunda en
exhortaciones y recomendaciones sobre la evangelización por medio de
grupos de discipulado cristiano. Pero debo reconocer que hasta leer la
presente obra de David Lowes Watson-quien dirige el programa de
formación de grupos del Pacto desde la Junta de Discipulado de la
Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos con sede en Nashville-
no había encontrado algo tan claro y tan práctico sobre cómo comen-
zar y trabajar con tales grupos. El modelo propuesto tiene el valor
adicional de haber sido probrado y estar siendo probado en la actuali-
dad. No es una receta improvisada ni un producto farmacéutico que no
haya sido probado con "pacientes" reales de nuestras iglesias, tal como
son en la actualidad. En este sentido deberíamos leer con cuidado la
Introducción que trata de nuestro contexto de hoy y el desafío actual a
recuperar el discipulado bíblico y evangélico.
Por otra parte, hoy en día se escribe y habla mucho de las llamadas
"comunidades eclesiales de base" (CEB), especialmente en relación
con su fenomenal desarrollo en América Latina en las últimas dos
ix
décadas (se las calcula en 300.000 entre todos los países del sur del
hemisferio). Estos grupos de cristianos en la base, formados y dirigidos
por laicos, centrados en el estudio de la Escritura en intima relación con
los problemas que vive la comunidad, se han convertido en una fuerza
de renovación de la iglesia y la sociedad, especialmente en situaciones
de pobreza, de opresión, de marginalidad y represión. Pablo VI saludó a
las CEB en su memorable Exhortación Apostólica sobre "La Evan-
gelización del Mundo Hoy", como "una esperanza para la Iglesia Uni-
versal". Y las conferencias episcopales católicas de Medelllín (1968) y
Puebla (1979) reconocieron que las CEB constituyen realmente la
"célula básica" de la Iglesia y que son "núcleo de evangelización y
promoción humana ". Pero las CEB son un fenómeno mayormente
católico y con asiento en las comunidades naturales: pueblos, barrios,
núcleos obreros o campesinos, zonas de emergencia en los cinturones
de las grandes cuidades, etc. No se parecen mucho a nuestras con-
gregaciones evangélicas de clase media, y el modelo de las CEB-
como algunas orquídeas u otras flores delicadas-no ha resultado
fácilmente trasplantable a otro ambiente y contexto social.
Guillermo Cook, un hombre que ha dedicado su vida a trabajar en
América Latina, en el area evangelística y pastoral, ha escrito una tesis
muy completa sobre las comunidades de base en el Brasil. Ha sido
publicada en inglés, por Orbis de Nueva York, con el título The Expec-
tation of the Poor. En su estudio, Cook muestra los antecedentes
protestantes de las comunidades de base, con particular referencia a las
sociedades religiosas y las "reuniones de clase" de la época de Juan
Wesley. Cook plantea el desafío misionológico de este modelo, tanto
para la Iglesia Católica como para las iglesias evangélicas de nuestro
día. El libro de David Lowes Watson viene a ser una respuesta muy
concreta a ese desafío, desde tiendas metodistas, pero que tiene indu-
dable validez para cualquier otra iglesia.
Este libro, popularización de una tesis doctoral, tiene un gran valor
histórico. Nos cuenta la fascinante historia de como las "reuniones de
clase" y "bandas" dieron "músculo" al movimiento metodista del siglo
XVIII, que habría que afectar a todas las iglesias evangélicas del viejo y
del nuevo continente. Una historia aleccionadora, por cuanto nos revela
la importancia fundamental de la participación laica y la necesidad de
contar con estructuras específicas para el discipluado cristiano.
Pero, además, Watson nos da los fundamentos teológicos del modelo
de Wesley. Por un lado, una eclesiolog'a abierta y f1exible- "la eccle-
siola in ecclesia"-que permite la formación de "sociedades" o
"grupos de diScipulado" dentro de la Iglesia, utilizando todos los
x
"medios de gracia" que ofrece la "ecclesia" y toda la creatividad,
disciplina y efectividad que posibilita la "ecclesiola".
Watson nos permite también asomarnos a la espiritualidad que
inspira este modelo: una espiritualidad que nos habilita para vivir
nuestra vida cristiana no en retiro y aislamiento, como en los movimien-
tos monásticos o en las comunidades espirituales evangélicas, sino en
medio del mundo. Los miembros de las "sociedades" de Wesley-
obreros, amas de casa, sirvientes, empleados y desocupados-no
podían darse el lujo de una espiritualidad para selectos. Podríamos
decir, utilizando la frase de Dietrich Bonhoeffer, que se trataba de "una
espiritualidad mundana". Esto era parte de la novedad del movimiento
wesleyano.
En realidad, las "reuniones de clase" fueron un invento práctico para
atender un problema pastoral: cómo responder a las necesidades con-
cretas de tanta gente que aceptaba el evangelio y se plegaba al aviva-
miento, y cómo ayudar a crecer en la fe y a "madurar en la fe". Pero,
detrás de la necesidad pastoral práctica, está una concepción teológica
fundamental: la de que la justificación por la fe no puede separarse de
la santificación (que Watson traduce también como "madurez en la fe").
Las Reglas Generales, que Juan Wesley estableció para los miembros
de sus sociedades, precisamente apuntan a la santificación: a la aplica-
ción del evangelio a todos los aspectos de la vida, a moverse desde "la
forma de la piedad" al "poder de la piedad". O sea¡ la permanente
conversión de los cristianos!
Debido a este enorme valor histórico y teológico, este librito de
Watson está llamado a convertirse en un texto obligado de estudio para
pastores, seminaristas, y líderes laicos metodistas que quieran conocer
mejor su herencia y apropiarse de ella en nuestro contexto actual.
Pero, no escapará a ningún lector, que el valor inmediato de este
instrumento está en su carácter eminentemente práctico: destinado a
grupos formados y por formarse. (Los interesados en esta parte práctica
pueden leer primero la Segunda Parte, capítulos 6 y 7.)
Habrá que hacer una advertencia: así como no es fácil trasplantar las
CEB a contextos diferentes, tampoco será fácil trasplantar modelos del
siglo XVIII al siglo XX, de Inglaterra a los Estados Unidos o a la América
Latina, o de los anglosajones a los hispanos. Y por consiguiente ha
hecho un esfuerzo mayúsculo en buscar formas contemporáneas equi-
valentes. Han sido probadas y están siendo probadas. Pero la última
palabra la tendrán los grupos mismos de discipulado que se vayan
formando. Podrán tomar formas muy diferentes y otras disciplinas y
enfoques. Pero éste es, precisamente, el sentido bíblico del discipulado:
xi
que debe ser encarnado en personas en grupos y en contextos particu-
lares.
Eso sí, si esta vez no hacemos nada al respecto, no será por falta de
conocimientos, de modelos y de ejemplos. Será porque no queremos o
no nos atrevemos.
El discipulado es para los que quieren y los que se atreven.
Mortimer Arias
Seminario Bíblico Latinoamericano
San José, COSTA RICA, América Central
xii
Introducción
El Desafio del
Testimonio Cristiano
Nunca ha sido fácil ser cristiano, y las postrimerías del siglo viente no
son una excepción. Conjuntamente con los cristianos de todas las
épocas, quienes queremos ser fieles seguidores de Jesucristo nos halla-
mos viviendo en una tensión constante. Oímos el llamado del carpin-
tero de Nazaret y respondemos con arrepentimiento y gozo a su oferta
de salvación. Pero a medida que vivimos esta salvación el llamado se
hace cada vez más directo y desconcertante. Mientras más conocemos
acerca de la vida y enseñanzas de este Hombre que estuvo de fiesta en
matrimonios judiós, que participó en banquetes judíos, que anduvo por
los caminos de Palestina y que sudó como todos los judíos, más
descubrimos que Su llamado es una invitación al discipulado, el cual no
deja nada en duda, pero a la vez ofrece una gran apertura.
Jesús estipula una sola condición, pero ésta demuestra ser incondicio-
nal: una obediencia que confía. "Síganme", les dijo a Simón y a Andrés
(Mateo 4:18-22). No les dio tiempo para descubrir si aquello les gustaría,
ni discutió con ellos posibles beneficios. No hubo mención alguna de la
posibilidad de alcanzar una vida plena o de lograr una personalidad
íntegra. La recompensa por seguir a este rabino tan particular sería, ni
más ni menos, que el privilegio de tomar parte en su trabajo.
Con el trancurrir del tiempo, sus seguidores verían con claridad cuán
rica era esa recompensa; pero tal recompensa no sería ni podía ser el
motivo para responder a su llamado. La decisión de seguir a Jesús de
Nazaret significaba correr un riesgo sin paralelos, requería la voluntad
de abandonar todo lo que el mundo consideraba importante, a cambio
de las cosas que eran de importancia eterna. Sus parábolas y enseñan-
zas lo expusieron claramente, una y otra vez: el tesoro escondido
(Mateo 13:44), el hombre que edificó graneros cada vez más grandes
(Lucas 12:13-21), el hijo pródigo (Lucas 15:11-32), y la dura declaración
de que el seguirle con integridad significaría, que uno aborreciera a su
propia familia y amistades (Lucas 14:26).
1
2 Discípulos Responsables
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús ... Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era
imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, envian-
do a Su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu ... Porque todos los que son gUiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo (Romanos 8:1-4,14-170).
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de mani-
festarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la
manifestación de los hijos de Dios.... Porque sabemos que toda la
creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y
no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las
primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros
mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo
(Romanos 8:18,19,22-25).
siempre ha sido. Por tanto, tenemos que aprender a vivir con estas
imperfecciones, confiando en que Dios nos perdonará por todas las
componendas que tenemos que hacer. En fin, no es mucho lo que se
puede hacer respecto a la maldad y el sufrimiento que vemos alrededor
nuestro. Lo mejor que podemos hacer es seguir fielmente a Cristo en
nuestra vida diaria, y confiar en que, a su debido tiempo, Dios se
encargará de estos problemas de mayor dimensión.
Hasta una rápida lectura de las Escrituras indica que esta opinión
sobre el discipulado cristiano está muy por debajo de la visión de
salvación de Dios expresada en el Nuevo Testamento. El mensaje de
Pablo es de esperanza-esperanza para el mundo del futuro,
esperanza para la Nueva Era anunciada e inaugurada por Jesucristo. Y
quienes hemos sido llamados para seguir a este Salvador, no sólo
debemos compartir su visión de la Nueva Era, sino compartirla hasta lo
último. Por eso, el llamamiento viene acompañado por una palabra de
precaucíon: Prepárate para compartir los sufrimientos de Cristo si acep-
tas el nombre de cristiano. El llamamiento al discipulado significa una
emulación de Jesús en todos los aspectos de nuestra vida. Habrá
errores y defectos. Pero no debemos transigir en la intención. Debemos
estar listos para dar todo en Su servicio, hasta nuestra vida, de hacerse
necesario.
Al llegar a este punto, muchos de nosotros nos ponemos aprehen-
sivos. ¿Es esto lo que Pablo nos sugiere en Romanos 8? ¿Es el disci-
pulado una alternativa tan radical, que debemos vivir en una tensión
imposible? ¿Acaso las realidades de un testimonio cristiano fiel cancelan
la libertad de nuestra nueva relación con Dios, llevándonos de vuelta al
dilema planteado en Romanos 7, sabiendo lo que debiéramos estar
haciendo en el mundo, pero dándonos cuenta de que no tenemos la
capacidad para ello? ¿Es la senda del mártir el único camino del
discipulado fiel, tomando literalmente las palabras de Cristo, despren-
diéndonos de todo lo que tenemos para dar de comer a los pobres, y
seguirlo hasta la cruz? Como ya lo hemos hecho ver, hay cristianos en
este tiempo que testifican precisamente así, mostrándonos que, en
efecto, es posible vender todo lo que tenemos para dar a los pobres, y
vivir de manera sencilla en medio de una sociedad afluente. ¿No
debiéramos hacer lo mismo?
Igualmente en el caso del dilema de nuestro llamamiento personal, la
respuesta al dilema de nuestra comisión descansa en la gracia de Dios.
En nuestra calidad de discípulos Suyos en el mundo, Cristo no nos pide
más de lo que podemos lograr en el amor y el poder del Espíritu Santo.
Introducción 11
Gracias doy a Dios por Jesucristo nuestro Señor ... Mas vosotros no
vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios mora en vosotros (Romanos 7:25; 8:9).
El Discipulado en los
Primeros Tiempos del
Metodismo
Gracia y Obediencia en
la Vida Cristiana
La cualidad distintiva del discipulado metodista de los primeros tiem-
pos del movimiento fue que estos dos énfasis se hicieron evidentes en la
vida y en el trabajo de las sociedades. Por una parte, estaba la oferta de
salvación a través de Cristo, en la cual la gracia invitadora de Dios traía
al pecador al perdón y la reconciliación-una nueva relación con Dios,
un nuevo nacimiento. Sin embargo, para mantener vigente esta nueva
relación, debía de haber un discipulado obediente en que la gracia de
Dios podía cambiar al pecador perdonado y reconciliado. Este discipu-
lado no solamente era necesario para fortalecer y desarrollar el testimo-
nio del cristiano, sino que sin él la nueva relación con Dios quedaba
repudiada y la fe se convertía en algo sin significado alguno.
Este énfasis sobre la obediencia proveía a los primeros metodistas de
un profundo sentido de segUridad. No importaba cuál fuera la forma en
que la persona experimentara esta nueva relación con Dios, con tal de
que pusiera todo de su parte para tener un discipulado obediente, y
saber que esto le sería aceptable a Dios. Las reglas de las sociedades
declaraban explícitamente que la única condición para la membresía
19
20 Discípulos Responsables
La Tensión de la Posición
Eclesiástica de Wesley
Algo fundamental en la eclesiología de Wesley fue su herencia protes-
tante inglesa. Como anglicano que era, afirmó la validez y autoridad de
la iglesia visible, pero también fue influenciado por el concepto puritano
de la iglesia reunida, basada exclusivamente en la Escritura. Wesley
enfatizó ambos conceptos. Reconoció la validez de una comunidad
reunida, elegida por Dios para un propósito; pero esto no negaba el
concepto más amplio de una iglesia inclusiva y visible, que alcanzaba a
todos, firmemente en y del mundo, como medio de la gracia preventiva
de Dios.
La frase que mejor describe esta opinión sobre la iglesia proviene del
pietismo alemán: ecclesiola in ecclesia, la pequeña iglesia dentro de la
Cómo Entendía Wesley el Discipulado Cristiano 23
decadencia de los que se separaran, hasta llegar a ser "un grupo reseco
e insípido". Y en cuanto a esto, declaró que él haría todo lo que
estuviera de su parte para prevenirlo, mientras estuviese vivo. La esen-
cia de su argumento tenía mucha solidez: La separación, aun la que se
evita, distrae de las prioridades de la fe.
En su sermón Sobre el Cisma, definió un paso tal como inherente-
mente malvado, una lamentable ruptura de la ley del amor y contraria a
la naturaleza de la fe que debiera unir a los cristianos. El cisma, siendo
malvado en sí mismo, prodUjO malos frutos, abriendo la puerta para dar
entrada a los juicios desprovistos de caridad, así como a la ira y al
resentimiento, los cuales, a su vez, nos llevaron a la calumnia y a la
difamación. Wesley dijo que éstos no fueron resultados imaginarios,
sino hecho reales que brotaron de los acontecimientos en su propia
experiencia. El asunto no era si la separación, por sí misma, era permisi-
ble. La cosa estaba clara: Si una iglesia guiaba a un miembro en contra
de las Escrituras, o le daba alguna enseñanza falsa, el miembro debía
separarse de ella. El pecado consistía en la división innecesaria. lO
A lo largo de su ministerio, Wesley mantuvo inflexiblemente esta
postura. Esto causó no pocas rupturas de relaciones con sus predicado-
res, y nunca fue apreciada por la Iglesia de Inglaterra. Pero él vio, en el
espíritu y la estructura de la ecc/esiola in ecc/esia, la libertad y la
responsabilidad de tener un discipulado auténtico, así como el signifi-
cado de darles un énfasis similar. La reunión de la clase no era un mero
artificio, sino más bien se basaba en una comprensión sólida y sensata
de la iglesia como el manantial de una vida cristiana fiel.
3. ¿Cuáles parecen haber sido los lados fuertes de Wesley (a) como
teólogo (b) como líder de la iglesia?
Piedad Práctica:
Las Sociedades Religiosas
Las sociedades religiosas hicieron su primera aparición en las postri-
merías del siglo diecisiete, organizadas a través de la influencia del Dr.
Anthony Homeck, pastor luterano quien se estableció en Inglaterra.
Ellas estaban formadas por hombres jóvenes que buscaban el desarro-
llo de una vida espiritual más disciplinada y se reunían con el fin de
hablar acerca de su fe y de cómo poder vivirla en el mundo. Homeck
elaboró una lista de reglas, estipulando que ellos debían "mantenerse
apegados" a la Iglesia de Inglaterra en todas sus reuniones, las cuales
tenían un fuerte énfasis litúrgico y musical, así como también espiritual.
El liderazgo de los laicos fue desde el principio una característica de
las sociedades. Se nombró a dos "mayordomos" para dirigir la discu-
sión espiritual de cada reunión, la cual estaba diseñada para promover
los aspectos prácticos del discipulado cristiano. A los miembros se les
hacían preguntas específicas, de manera que la contribución de cada
uno de ellos fuera directamente al punto. De acuerdo a Josías Wood-
ward, que escribió la historia definitiva de las sociedades, había tanto
una libertad como una disposición receptiva que abría el camino para
que los miembros hablaran unos con otros, y cada uno de ellos abriera
su corazón en formas que no eran posibles dentro de otros contextos. u
En los albores del siguiente siglo las sociedades se involucraron cada
vez más en las obras prácticas de cuidar a los pobres, ayudarlos en el
pago de sus deudas, visitar a los enfermos, proveer para los huérfanos y
26
Modelos Formativos del Discipulado 27
Piedad Comunitaria:
Los Moravos
4. ¿Le parece que la mutua confesión que practicaban las bandas sería
de ayuda para su discipulado personal? Si no, ¿por qué?
Capitulo Tres
Cómo Entendía Wesley la Gracia
33
34 Discípulos Responsables
Madurez Cristiana y
Obediencia Cristiana
Así pues, la marca de un cristiano maduro era una obediencia firme
para con Dios, en la cual la nueva relación de fe justificadora ya no era
interrumpida por una voluntad descarriada, sino firmemente cimentada
en un servicio de amor. Esto fue lo que Wesley designó como la
doctrina de la perfección cristiana: que la renovación interna del cre-
yente podía seguir hacia adelante, en esta vida, hasta llegar a un
discipulado en que la obediencia se hubiera convertido en algo tan
habitual, que la voluntad perdiera su tendencia a resistir la gracia de
Dios-punto en que el discipulado fiel culminaba en amor perfecto,
una madurez que era don de la gracia de Dios así como todo lo demás
en la vida del creyente.
Con este entendimiento teológico, Wesley descubrió que hay una
absoluta inmediación de la acción divina en cada momento del discipu-
36 Discípulos Responsables
Confraternidad Cristiana y
Responsabilidad Cristiana
Wesley también comprendió que quienes llegaban al conocimiento
del evangelio necesitaban un modelo de edificación espiritual que no
presumiera alguna una experiencia religiosa en particular, o un modelo
uniforme de fe. Lo que se necesitaba inicialmente era la elaboración de
un compromiso de obediencia en el servicio de Jesucristo, alguna forma
de estímulo mutuo y ayuda mutua en la dirección de la vida cristiana. Fue
así como una sociedad metodista se definió en sus reglas como una
compañía de personas que, teniendo la forma de lo divino, estaban
buscando su poder. A medida que la predicación de los metodistas fue
alcanzando a los que no habian sido tocados por la iglesia en ninguna
otra forma, las sociedades fueron recibiendo a estas personas sin otra
condición que la de desear ser salvos de sus pecados. Sin embargo, las
Reglas Generales de las Sociedades Unidas declararon que "doquiera
este (deseo) esté realmente en el alma, se mostrará por sus frutos", y con
el fin de que "pueda discernirse más fácilmente si (los miembros) están
de verdad ocupados en su propia salvación, cada sociedad se dividirá en
compañías más pequeñas, llamadas clases, de acuerdo a sus respectivos
lugares de habitación"Y
En otras palabras, la prioridad de los primeros metodistas no fue el
buscar una experiencia religiosa particular, sino el ir en pos de un
discipulado obediente. Su compromiso con la reunión de la clase
expresó su fe en una salvación que les daba libertad y responsabilidad
38 Discípulos Responsables
39
40 Discípulos Responsables
El Líder de la Clase
El líder de clase era un elemento crucial en la línea de autoridad y
comunicación que se extendía desde Wesley a toda la membresía
metodista. Los líderes recibían deberes muy específicos a través de las
Reglas Generales. Aunque el nombramiento y la remoción de los
líderes era prerrogativa de él o de sus ayudantes, Wesley tenía la
responsabilidad de la dinámica del liderazgo. Él estaba convencido de
que la autoridad de los líderes dependería en gran parte del grado de
respeto que les tuvieran los miembros de la clase, sin olvidar que ellos
eran quienes ejercían el derecho de responsabilidad en el discipulado.
Ellos se reunían semanalmente con el predicador nombrado por Wesley
como ministro de su sociedad, tanto para informar acerca de sus
miembros, como para recibir consejos e instrucciones. La escogencia de
los líderes tendió a desenvolverse en forma natural a medida que las
sociedades fueron reconociendo su potencial. El paso de líder de clase a
predicador, no estaba fuera de lo común. De la misma manera, Wesley
y sus ayudantes eran rápidos para discernir las cualidades de liderazgo,
y no cabe duda de que se convirtieron en uno de los grupos de
mentores espirituales más diestros que la iglesia ha producido.
Lo que Wesley buscaba en los líderes de las clases era una combina-
ción de discernimiento disciplinario y espiritual, de modo que la con-
fraternidad de las clases fuera un medio para fortalecer el discipulado
de sus miembros. Por ejemplo, una de sus tareas más importantes
era informarle al ministro quienes estaban desatendiendo las Reglas
Generales. Había una buena razón para insistir en esta supervisión
estricta. En una confraternidad íntima como aquella, cualquier falta de
compromiso o discipulado por parte de algún miembro podía ser
destructiva. Si los metodistas habían de "velar los unos por otros en
amor", ello implicaba que cualquier miembro que dejara de proveer
este apoyo mutuo, de hecho se convertía en un estorbo.
Wesley reforzó esto todavía más mediante la introducción de un
procedimiento relativamente simple que, al mismo tiempo, les propor-
Discipulado Metodista 41
Crecimiento Espiritual:
Madurez en la Obediencia
El segundo requisito para la renovación trimestral de las tarjetas de
membresía en las clases era el interrogatorio al que se sometía tanto a
los miembros de las clases como a sus líderes en cuanto a su creci-
miento espiritual. Por supuesto, esto no era lo mismo que el inter-
rogatorio intenso que se efectuaba en las bandas. Había muchas cosas
variables en las reuniones de las clases como para poder hacer esto.
Pero al crecimiento espiritual se le reconocía la cualidad de ser a la vez
señal y resultado de un discipulado obediente, y a los líderes de las
clases se les pedía que anotaran en sus cuadernos de control si un
miembro todavía estaba en busca de la fe ("despierto"), si había
experimentado el nuevo nacimiento en Cristo ("justificado"), o si había
madurado en la fe ("encaminado hacia la perfección"). Junto al prag-
matismo del formato de la reunión de la clase estaba una sensibilidad
para con los misterios de la gracia. 19
Esto se hizo evidente en el interés que tenía Wesley por evitar que las
reuniones se convirtieran en un mero formalismo. A causa de su misma
naturaleza, las clases tenían una agenda fija que proveía una estructura
para las reuniones, al mismo tiempo que constituía un peligro. Lo que
nos dicen los relatos de aquellos tiempos es que los intercambios que
44 Discípulos Responsables
46
la Reunión de la Clase en la Actualidad 47
El Sentido de Responsabilidad
en la Reunión de la Clase
Si vemos a las reuniones de las clases como los tendones que
mantuvieron unido al movimiento metodista de los primeros tiempos,
hay cinco aspectos que emergen como de particular importancia para
los miembros de las sociedades:
El Sentido de Responsabilidad
en la Iglesia Actual
La Inglaterra del siglo dieciocho no se puede trasladar a la de Norte
América del siglo veinte. Y de la misma manera, ¡tampoco se puede
trasladar a la Inglaterra del siglo veinte! Pero sí puede ser pOSible el
trasplantar a nuestros tiempos la esencia de las reuniones de las clases,
dejando lugar para tomar en cuenta las diferencias entre el metodismo
La Reunión de la Clase en la Actualidad 51
que nos sostenga en nuestra tarea, nuestra relación con Dios se hace
cada vez más de mera conveniencia personal, una simple proyección de
nosotros mismos y de nuestros deseos.
El Llamado a un
Discipulado Costoso
Esta fortaleza espiritual es comprendida mucho mejor por todos los
cristianos que viven en un contexto de represión, sea social, económica
o política, sea en el primer segundo, o el tercer mundo. Cuando la
obediencia a Cristo es un asunto de escoger entre la aceptación social y
la persecusión, entre la seguridad económica y el empobrecimiento,
entre la libertad política y el cautiverio y la tortura, y aún entre la vida y
la muerte, es entonces cuando entendemos que el testimonio es una
obra de la gracia. Si hay un resentimiento en los cristianos que viven en
otras partes del mundo por la aparente indiferencia de la iglesia en
occidente con respecto a las realidades del discipulado costoso, éste no
radica en la censura que se hace de la libertad y la riqueza de una
sociedad de abundancia económica. Más bien, radica en la dificultad
que tienen para comprender la manera en que los cristianos de una
parte del mundo consideran a la fe cristiana como una fuente de
satisfacción personal, mientras que el testimonio en otras partes del
56 Discípulos Responsables
63
64 Discípulos Responsables
pacto son un medio excelente para este paso vocacional, pues no sólo
ofrecen la oportunidad para ser discípulos, sino más aún para continuar
con el compromiso.
2. El Grupo Piloto
Es Recomendable Comenzar
con un Grupo Piloto
La forma más efectiva, hasta el momento, de presentar los grupos del
Pacto Discipular a una congregación, es a través de un grupo piloto.
Formación de Grupos del Pacto Discipular 65
Prefacio y Conclusión
El prefacio y conclusión del pacto ofrecen a los miembros del grupo
una oportunidad para demostrar su sinceridad frente a la gracia de
Jesucristo, y su resolución de seguir adelante como discípulos obe-
dientes.
Ellos pueden adoptar el prefacio y la conclusión del modelo de pacto
que se halla en la página 68; también pueden bosquejar uno, en cuyo
caso necesitarán varias reuniones semanales para llegar a la redacción
definitiva.
Formación de Grupos del Pacto Discipular 67
Cláusulas Obligatorias
Las cláusulas obligatorias son aquellas que corresponden a los tres
énfasis de las Reglas Generales de los primeros metodistas: evitar el
pecado; hacer el bien; y utilizar los medios de gracia. Aunque ellos estén
bosquejados en lenguaje que puede ser apropiado para los cristianos de
fines del siglo veinte, el contenido permanece igual.
Cláusulas Opcionales
En este sentido la única guía a seguir es que las cláusulas opcionales
deben ser practicables, tanto al comienzo como en su seguimiento. El
principio de los grupos del Pacto Discipular es el reconocimiento de que
las acciones benéficas de Dios llegan a las personas en el mundo; y de
que los hombres y las mujeres pueden responder a ellas dentro de la
rutina de la vida diaria. La esencia de la espiritualidad practicada en las
reuniones de las clases de los primeros metodistas es que el cristiano no
tiene que separarse del mundo para poder estar en comunión con Dios.
La disciplina se logra al aprender a no resistir las iniciativas del Espíritu
de Dios en el ambiente inmediato.
Los grupos deben sentirse en libertad de introducir cláusulas opcio-
nales por un tiempo limitado si es necesario, o suprimir algunas cláusu-
las que ya no son necesarias. Uno de los factores que determina el
cambio de alguna cláusula "contextual" es cuando un miembro cambia
de grupo. Por ejemplo:
Pertinencia y Especifidad
Al entrar en el proceso de responder al compromiso, puede que los
miembros del grupo deseen hacer las cláusulas más específicas y de
acuerdo a sus propios modelos de discipulado. Esto debe ser presenta-
do cómo y cuándo sea necesario. Por ejemplo:
Prioridades
Al hacer la selección final de las cláusulas opcionales debe recordarse
de que las cláusulas obligatorias del pacto tienen prioridad y que, en
muchos casos, la respuesta individual a estas preguntas durante el
proceso catequístico de preguntas y respuestas del grupo se dirigirá a
los temas de mayor relevancia y precisión. Sólo se agregará una cláus-
ula opcional, cuando el grupo esté de acuerdo en que cada uno de sus
miembros acepta ser responsable por ella.
Cláusulas Libres
En caso de existir desacuerdo sobre las cláusulas opcionales, se
puede agregar al pacto una cláusula libre, en la cual cada miembro
acuerde responder a algún aspecto que sea de importancia particular
para él o para ella como discípulo/a. En este caso la condición es que la
naturaleza de la responsabilidad debe ser declarada al grupo al finalizar
la reunión precedente a aquella en que se preguntará si la cláusula se
cumplió. Es improbable que los miembros de un nuevo grupo se
sientan lo suficientemente confiados como para optar por cláusulas
libres. Puede que pasen varios meses antes de que se tome esta
decisión-generalmente como un paso en el desarrollo de su respon-
sabilidad mutua.
ser tamaño boletín de 21,5 por 14,0 cms., a fin de que pueda ser
doblado y colocado en una cartera o billetera. Debe dejarse espacio
para la fecha y la firma. Una vez que haya sido fotocopiado para cada
miembro del grupo, en una próxima reunión los miembros deberán
firmar su copia.
1. La Hora y el Lugar
Es necesario fijar una hora para reunirse regularmente, la cual debe
ser considerada prioritaria por todos los miembros. Una vez entendido
que el pacto es la base para el discípulo, hay muy pocos compromisos
que no se puedan arreglar. Las reuniones deben comenzar puntual-
mente, aunque no estén todos los miembros presentes y deben termi-
nar después de una hora. Los grupos se pueden reunir en la iglesia, en
hogares, en oficinas, en fábricas o al aire libre. Al seleccionar el lugar se
debe tener presente que se necesita cierto grado de privacidad para
celebrar las reuniones. Las salas amplias deben descartarse, como
también aquellos lugares donde puedan presentarse interrupciones.
Los miembros del grupo se deben sentir tranquilos y en una atmósfera
de confianza durante toda la reunión.
Si no es posible encontrar un lugar apropiado para reunirse semanal-
mente, o si los miembros prefieren turnarse para ofrecer hospitalidad al
grupo, entonces se debe dejar en claro al término de cada sesión el
lugar y hora de la próxima reunión. La persona que no haya asistido a
una reunión será notificada tan pronto como sea posible del lugar que
se ha fijado.
2. El Líder
Es recomendable nombrar un líder de grupo para las primeras sema-
nas; éste puede ser el pastor. Pero una vez que la forma de desarrollar la
reunión se hace familiar a todos los miembros el liderazgo se debe rotar.
El líder de la próxima reunión debe ser elegido con una semana de
anticipación.
75
76 Discípulos Responsables
El papel del líder, aunque diferente al que tenía el líder de clase de los
primeros metodistas, no es menos importante. Si algún miembro es
tímido y se siente inseguro de tomar su tumo no se le debe presionar. Al
mismo tiempo debe animársele para que asuma su responsabilidad, y si
acepta se le debe ofrecer toda la ayuda que sea necesaria.
En el Capítulo Ocho se tratará este punto en mayor detalle.
3. El Desarrollo de la Reunión
Iniciación de la Reunión
Las reuniones de los grupos del pacto deben iniciarse con una
oración dirigida por el líder o por otro miembro del grupo. Esta debe ser
breve; después de la oración se puede continuar al unísono con la
lectura del pacto. Algunos grupos encuentran que esto es provechoso,
otros no están de acuerdo; lo importante es proceder prontamente con
las cláusulas del pacto.
El Pacto
Cada cláusula del pacto se considera en orden como base de la
responsabilidad de cada miembro. El líder comienza preguntándose y
respondiendo si cumplió cada cláusula durante la semana que pasó.
Luego sigue con cada uno de los demás miembros del grupo para que
ellos respondan a su compromiso. Luego pregunta si en el cumpli-
miento de la cláusula hubo alguna experiencia o algún aspecto digno de
mención; o si surgió alguna dificultad. Una vez que todos los miembros
han respondido, el líder pasará a la cláusula siguiente.
Las preguntas se hacen sin emitir juicios, pues ésta es una forma de
compartir en un peregrinaje espiritual y de "velar los unos por los otros
en amor". Las cláusulas son la base del pacto y hay que responder a su
cumplimiento.
En lo posible, todo el pacto debe ser considerado cada semana. Pero
como cada grupo desarrolla su propia dinámica, y a medida que los
participantes empiezan a hablar de su peregrinaje espiritual más abier-
tamente, puede que no sea posible responder a todas las cláusulas en el
tiempo disponible. El líder deberá hacer uso de la discreción al seleccio-
nar las cláusulas para la reunión. El grupo deberá estar preparado para
La Reunión de Grupo 77
Clausura de la Reunión
La reunión debe terminar con una oración, la que puede tomar la
forma de intercesión por las preocupaciones individuales que han sido
compartidas con el grupo y las que de común acuerdo se presentan
ante Dios.
Algunos grupos desean cumplir la cláusula del pacto que trata sobre
el sacramento, pidiendo al pastor de la iglesia que se una a ellos cada
semana y administre la Santa Comunión durante los minutos de cierre
de la reunión. Esto es muy significativo cuando hay varios grupos que
se reúnen en el mismo lugar y a la misma hora. Después de haber
respondido a su compromiso se reúnen en un salón en un acto de
adoración para el cierre de la actividad.
Antes de la oración final o del sacramento, los miembros deben
responder por cualquier aspecto de una cláusula libre.
Después del término de la reunión no deben olvidar de llevar a cabo
su rutina: quién será el líder en la próxima reunión; dónde se celebrará
y quién se comunicará con las personas que no asistieron.
responder a una pregunta con algo más que un 'sí' o un 'no'. Por otro
lado, a otra persona habrá que impedirle que domine la conversación
contando experiencias personales. Para esto se requiere mucho tacto y
firmeza. La forma en que este proceso se desarrolle dependerá de las
señales que dé el líder en respuesta a la reacción de los demás miem-
bros del grupo. Es el líder el que debe estimar el correr del tiempo y
cubrir las cláusulas del pacto a un ritmo apropiado. El líder, asimismo
debe decidir cuándo dar más tiempo a un miembro, si es que una
conversación más extensa se justifica, por ser de valor para todo el
grupo.
En resumen, el líder de un grupo no debe ser menos hábil en esta
forma de catequesis de lo que fueron los líderes de las clases de los
primeros líderes metodistas. La diferencia es que todos los miembros
del grupo deben ser incentivados tanto como sea posible a desarrollar
esta habilidad.
Flujo de la Conversación en un
Grupo Pequeño
L
Leamos juntos nuestro pacto. (Todo el grupo leerá todas las cláusulas
del pacto.)
Líder (Se dirige al Cuarto Miembro). -¿Qué nos puede decir acerca
de su vida de oración esta semana?
Cuarto Miembro. -Sí y no.
Líder. - ¡Oh! (Risa general).
Cuarto Miembro. (Riendo). -Bueno, lo que quiero decir es que oré
todos los días, pero no me sentí satisfecha con eso.
Líder.-¿Por qué no?
Cuarto Miembro. - Yo no sentí que fuera una oración de calidad.
Parecía divagar y nunca sentí que ésa fuera una actitud apropiada para
orar. Algunas veces traté insistentemente de llegar a Dios, pero otras me
aburrí y me di por vencida-aun cuando oraba con mi familia pensaba
en otras cosas.
Líder.-Pero usted comenzó a orar por lo menos.
Cuarto Miembro. -Sí, lo intenté.
Líder. - Entonces usted cumplió su pacto en esta cláusula - hasta
ahora la primera persona en la semana.
Cuarto Miembro. -¿QUé quiere decir?
Líder.-Nuestro pacto establece que nosotros debemos orar todos
los días, privadamente y con la familia o amigos, y que confiaremos en
la gracia de Cristo para que nos de fuerzas para obedecer. Esto significa
que usted fue fiel a su compromiso, porque esperó a Dios en oración.
Que nos sintamos o no en espíritu de oración no es el caso. Sólo la
gracia de Dios puede permitirlo, no es crédito nuestro. Nuestra respon-
sabilidad es estar abiertos a la gracia de Dios y confiar que el Espíritu
Santo actúe en nosotros, sin pensar en nuestro estado de ánimo. No
piense que desperdició su tiempo. Lo importante es que usted oró.
(Al Quinto Miembro). ¿Fue usted fiel en oración esta semana?
Quinto Miembro. -Casi todos los días, menos dos. Yo estoy usando
el diario de oración de John Baillie,22 que vimos varias semanas atrás.
Eso me ha ayudado realmente. No sólo al comenzar o terminar cada
día con oración, sino también con nombres de personas por las cuales
debo orar y algún otro énfasis especial. Eso me ayuda a pensar que
también debemos orar por los problemas del mundo si uno espera que
las oraciones por familiares y amigos sean contestadas. (Se dirige al
Tercer Miembro). Yo pienso que usted encontrará esto bastante prác-
tico, porque además de darle otras oraciones e ideas, hay páginas en
blanco donde cada día puede hacer su propia lista.
Tercer Miembro. -Gracias. Veré si puedo obtener una copia. Por
supuesto, cuando preparo mis listas a menudo hago cambios y pienso
que si hay una sola página me va a faltar espacio. Aunque puedo
buscar una copia y ver si . . .
La Reunión de Grupo 83
Líder (Interrumpiendo). -Eso está muy claro. Tal vez todos necesita-
mos hacer lo mismo. Pero debemos considerar otras cláusulas de
nuestro pacto. Sigamos ahora con la cláusula que dice, "atender las
señales del Espíritu para no pecar contra Dios ni contra el prójimo".
Esta cláusula parece que siempre encierra un argumento para mí,
porque cada vez que me preparo para esta reunión, encuentro que el
Espíritu me da una nueva perspectiva de mi pecado en contra de
personas que nunca he visto. Esto se me presentó en casa esta mañana
cuando me servía el desayuno. La elección era sólo mía: ¿Qué cosa
dejar de comer? Entonces pensé en millones de personas, mis her-
manos y hermanas, cuyos pensamientos esa misma mañana eran muy
diferentes de los míos. Ellos se preguntarían: ¿Encontraré algo para
comer hoy día?
Entonces me di cuenta. Yo estaba pecando-al comer así mientras
ellos morían de hambre. Me gustaría que lo pensáramos y tal vez
lleguemos a hacer algo más específico de lo que ya estamos haciendo.
Esto se ha convertido en un pecado bastante agudo para mí y me siento
más que nunca necesitado del perdón de Dios.
(Se dirige al Primer Miembro). ¿Qué señal le ha dado el Espíritu
Santo en relación a su pecado esta semana?
Primer Miembro. -Sin duda alguna es mi impaciencia. Apenas llego
a mi trabaja en la mañana, algún tonto descarga de golpe los problemas
de todo el día sobre mi escritorio, y espera que yo ordene todo. Trato de
contar hasta diez, y a veces lo hago. Pero la semana pasada mi
resistencia debe haberse agotado, porque me desquité con tres per-
sonas. Yo reconozco que esto no está bien y que no debería hacerlo.
También sé que el Espíritu me advierte en cada paso que doy que no lo
haga. Pero no hay caso, siempre caigo en lo mismo.
Líder. - Éste parece ser realmente un problema para usted. Pienso
que ha compartido con nosotros una historia similar en los últimos tres
meses, por lo menos una docena de veces. En cierta forma, es cosa de
esperar que la gracia de Dios le ayude a superar su problema. Por lo
menos, usted está consciente de eso y no dudo que la paciencia de
cualquier persona sea probada por algunas personas en su oficina. Pero
como usted reconoce que esto está mal, debe hacer el esfuerzo por
vencer su problema.
Me pregunto si esto no tendrá algo que ver con el sopor de la
mañana. Si usted vacila de la cama al baño y luego a la oficina, pienso
que está más que lista a desquitarse con cualquier persona que la llame
al mundo de los vivos. ¿Por qué no piensa en levantarse una hora más
temprano en la mañana? Usted prodría mejorar sus oraciones al iniciar
84 Discípulos Responsables
Líder. -Con esto terminamos todas las cláusulas del pacto para esta
semana. Ahora pasemos a las cláusulas libres. Yo no recuerdo que
hayamos hecho ningún compromiso la semana pasada. (El grupo
afirma). ¿Alguno de nosotros desea hacer un pacto personal para la
próxima semana?
Primer Miembro. -Sí, yo. Yo haré un pacto con Dios y me haré
responsable ante el grupo de no perder la paciencia en la oficina
durante la semana que viene.
Quinto Miembro. - Yo tengo uno también. Yo hago un pacto con
Dios y me hago responsable ante el grupo de hacer una donación de
$50 esta semana para el fondo en contra del hambre del mundo; y para
llamar a cada miembro de la Junta Administrativa antes de la reunión
de la próxima semana para comunicarles personalmente acerca de
nuestra preocupación.
Líder.-¿Estará usted, también, en la reunión?
Quinto Miembro.-Oh, sí. Esto es algo aparte.
Líder. -Gracias a ambos por sus compromisos. El pastor estará con
nosotros la próxima semana para traemos al término de la reunión el
sacramento de la Santa Cena. Para terminar esta semana, tengamos
nuestro momento de oración colectiva. Antes de orar pongámonos de
acuerdo sobre nuestras preocupaciones.
88
El Liderazgo del Grupo 89
Problemas Personales
Estos surgen de vez en cuando durante las reuniones de grupos del
pacto y los miembros deben sentirse en libertad de presentarlos; otros
miembros no deben considerarlos como una intrusión. El líder no debe
permitir que esto distraiga al grupo de su pacto y debe dirigir la reunión
hasta completar todas las cláusulas y después puede dedicar más
tiempo a la persona que desea compartir libremente el problema. Esto
no sólo permite compartir con mayor libertad, sino que evita que el
grupo se dedique a la orientación, para lo cual los miembros pueden no
estar calificados. Una reunión informal después de la hora, con algunos
miembros, puede que sirva para decidir si es o no recomendable llevar
el caso al pastor.
2. Desarrollando el Sentido
de Responsabilidad del Grupo
La tarea del líder es, a menudo, guiar al grupo a una responsabilidad
más específica cuando ve que las cláusulas del pacto son eludidas o,
por lo menos, que no se toman en serio. Los siguientes ejemplos
ilustran algunos de los problemas que pueden surgir y la respuesta que
el líder puede ofrecer:
90 Discípulos Responsables
El Culto
Si la asistencia regular a un culto se convierte en problema para
alguien del grupo, los miembros pueden formar parejas para que cada
uno sea responsable ante el otro de este medio de gracia.
El Sacramento
Si los miembros no están recibiendo este medio de gracia, el líder
debe tomar las medidas necesarias para hacer que el grupo reciba el
sacramento. Los miembros deben participar en él por lo menos una vez
a la semana.
El Ayuno
La Comunión
La reunión general del grupo del pacto puede ser considerada como
el cumplimiento de esta cláusula. El líder debe dejar en claro que cada
miembro la considere como parte importante de su pacto, y no sola-
mente como parte de la reunión.
Evitar el Pecado
El líder debe ser muy cuidadoso en su discernimiento espiritual,
mientras más específico sea el grupo en esta área. Hay pecados que
pueden ser materia de preocupación y responsabilidad mutua para el
grupo, pero hay asuntos más personales que requieren la ayuda de
algún profesional-problema de drogas, o desordenes emocionales.
Por esta razón, el tacto y la cortesía del catequista del grupo del pacto
es tan importante, porque permite al grupo funcionar a un nivel que
está dentro de las capacidades de sus miembros. Permanece como un
"vigilarse los unos a los otros en amor", con una preocupación que
asegura a la persona que tiene serios problemas que ella puede ser
guiada a buscar ayuda más apropiada.
Hacer el Bien
El líder es la persona que debe llevar el grupo a un compromiso más
concreto, si ve que los miembros repiten constantemente lo que
deberían hacer en servicio de los demás y no lo están haciendo. Si es
necesario puede abreviar la sesión para tomar ahí mismo una decisión
al respecto.
Hay que destacar dos cosas en este aspecto. Primero, el grupo del
pacto, por sí mismo, no es un grupo de acción o alcance social. Las
iglesias ya tienen o en verdad, debieran tener programas o grupos de
personas trabajando con este propósito, junto a grupos del pacto, como
92 Discípulos Responsables
3. Dirigiendo al Grupo
El principio de responsabilidad mutua surge con mayor fuerza y
claridad si recordamos que el líder, al que nos hemos referido en las
páginas precedentes, puede ser cualquier miembro del grupo. Una
diferencia importante entre los grupos de Pacto y las reuniones de las
clases de los primeros metodistas es que, a los que vivimos en el siglo
veinte se nos han dado talentos y oportunidades para trabajar por la
venida de la Nueva Era de Dios, que nuestros antepasados ni siquiera
imaginaron. Entre éstos están las ventajas de una educación más com-
pleta y los efectos acumulativos de una sociedad libre que nos da una
capacidad de interactuar a niveles diferentes en nuestro medio social.
Personas de Enlace
Una vez que los grupos han sido presentados a la iglesia en su
totalidad, se puede pedir a cada grupo que nombre a uno de sus
miembros como enlace con el pastor, con el propósito de contar con la
atención y administración pastoral. Esto facilita la comunicación entre
los miembros del grupo, permitiendo al pastor verificar el progreso de
cada grupo en particular.
El Liderazgo del Grupo 93
"Músculo" Espiritual
Ésta no es una recomendación para que se ponga en práctica la
relación formal que Wesley y sus predicadores tuvieron con los líderes
de las primeras clases; pero algo muy similar puede surgir de manera
espontánea en algunas iglesias. Como sucede en otros aspectos de la
vida de la congregación, éste será un don del Espíritu, el que hay que
aceptar con sencillez o dejar pasar sin darle importancia. Pastores
prudentes y grupos del pacto sensibles, sabrán qué es lo que está
sucediendo y reaccionarán de acuerdo. Porque el liderazgo, nacido de
estas reuniones semanales, puede ser el 'músculo' espiritual de la
iglesia.
Capítulo Nueve
Ofreciendo los Grupos
a la Congregación
94
Ofreciendo los Grupos a la Congregación 95
El Boletín
En el orden del culto debe indicarse que a continuación del sermón
se hará una invitación al compromiso como miembro de un grupo. El
96 Discípulos Responsables
boletín debe incluir una inserción con un modelo de pacto, tal como el
que aparece en las páginas anteriores. Antes de hacer la invitación, el
pastor debe referirse a esto, para que las personas estén conscientes del
compromiso al que se les invita. Hay que recalcar que el contenido
encontrado en la inserción es sólo un ejemplo. Al pie de la página se
debe dejar un espacio para la firma de la persona que acepta la
invitación.
La Invitación
Ésta se debe hacer sin ninguna presión o manipulación, y debe tomar
la forma de un llamado a pasar al frente del santuario para unirse al
ministro en una oración libre. Una oración apropiada para este propó-
sito es la dedicación tomada del Servicio del Pacto de Wesley:
La Siguiente Reunión
La siguiente reunión se debe realizar en una sala amplia, con hojas de
papel en blanco en las paredes. Después de algunas palabras de
introducción, el pastor puede explicar nuevamente el propósito de los
grupos, y contestar las preguntas que surjan. Luego debe solicitar
algunos días y horas que sean convenientes para realizar las reuniones
de los grupos. A medida que se vayan sugiriendo días y horas, éstas
deben ser escritas en hojas separadas, hasta que todos los días y horas
pOSibles estén claramente anotadas. Si es necesario se puede agregar
más hojas.
A continuación el pastor solicitará a cada persona que escriba su
nombre en la hoja que tiene el día y la hora que más le conviene. Esto
permite gran actividad y flexibilidad de los participantes, pues así ellos
pueden no sólo seleccionar el día y la hora, sino también los compañe-
ros de grupo que prefieran, sin que se note rechazo por alguna persona
o grupo.
No Hay Restricciones
Para formar parte de los grupos del pacto no hay ninguna limitación
de edad, sexo, o estado civil. Por razones del contexto un grupo puede
estar formado solamente por mujeres o por hombres. Pero la gran
mayoría son mixtos, puesto que la responsabilidad es mutua y se aplica
a todas las personas por igual. Algunas parejas de matrimonios, por
ejemplo, prefieren estar en el mismo grupo; otras prefieren estar en
grupos separados. Algunas familias prefieren estar en un mismo grupo y
en otros casos, los niños desean estar separados de sus padres. No
existen reglas estrictas a este respecto.
Visitas de Prueba
A un futuro miembro se le debe pedir que asista a tres sesiones del
grupo antes de tomar la decisión de unirse a él. El plan de las reuniones
es tal que visitas de esta naturaleza pueden asimilarse fácilmente; pero
Ofreciendo los Grupos a la Congregación 101
I
Capítulo Diez
Respondiendo a las Objeciones
Cuando los grupos son presentados a la congregación, puede haber
malentendidos o críticas directas. Las objeciones, generalmente, apare-
cen agrupadas en seis categorías, para cada una de las cuales hay
respuestas apropiadas.
Respuesta
La respuesta a esto es que los miembros de los grupos del pacto, lejos
de considerarse espiritualmente superiores, confiesan a cada uno y al
cuerpo de la iglesia que ellos no pueden ser discípulos por sí mismos.
Ellos necesitan la ayuda y el apoyo de los demás, aún para mantener los
fundamentos de su fe. Si esto es considerado como superioridad,
entonces es una superioridad de necesidad.
Como dijimos en la Parte Primera, el paralelo más cercano a los
grupos del pacto en la sociedad contemporánea, son las organizaciones
tales como Alcohólicos Anónimos o Centros de Control de Peso, donde
existe una debilidad común con la que se puede luchar con la ayuda de
otras personas que tienen el mismo problema. Los miembros de los
grupos del Pacto Discipular, también confiesan una debilidad común: su
dificultad de ser discípulos obedientes de Cristo Jesús. Aunque ellos sean
restaurados en su comunión con Dios en Cristo, todavía existe lo que
Wesley describía como el "pecado natural" -aquella naturaleza residual
que todavía se resiste a las iniciativas bondadosas de Dios. La caracterís-
tica de los miembros de grupos del pacto es el reconocimiento de su
debilidad, y el tomar ciertos pasos elementales para tratar con ella. Ellos
102
Respondiendo a las Objeciones 103
ven la importancia de velar los unos por los otros en amor y en esta
necesidad están muy lejos de cualquier sentimiento de superioridad.
Respuesta
Esta objeción representa uno de los males más arraigados en la
iglesia de occidente, con una historia que se remota al pasado cultural y
teológico de los últimos tres siglos. El ser discípulo podría ser un asunto
personal-pero no lo es. La vida cristiana es una vida de respon-
sabilidad con Dios y del uno para con el otro; y así como el pecado es,
tanto personal como social, así lo es el llamado a ser. discípulo. El ser
responsable del uno hacia el otro en obediencia cristiana es asumir un
compromiso que deja de ser opcional. El discípulo, 'en privado',
siempre puede seguir el camino fácil.
Los grupos del pacto no insisten en la confesión personal. La forma
catequística de las reuniones hace posible que los miembros asuman
responsabilidades sin divulgar algo que ellos no deseen compartir con el
grupo. En la mayoría de los casos, se comparte con el fin de que cada
persona pueda apoyar a los demás. Pero los grupos del pacto pueden, y
frecuentemente funcionan sin llegar a la experiencia profunda. Su
propósito es la responsabilidad mutua.
Respuesta
Objeción
Respuesta
Respuesta
Objeción
De todas las objeciones ésta es, tal vez, la más honesta. Dada la
naturaleza movible de nuestra sociedad, se dice, que pocos de nosotros
tenemos la posibilidad de hacer este tipo de compromiso. Antes de
hacer una promesa que sabemos no podremos cumplir, ¿no sería más
real comprometerse con un pacto condicional, estipulando un límite de
tiempo? Si el grupo desea renovar el pacto por otro periodo más
adelante, esto es siempre posible. Además, las necesidades de una
persona cambian a lo largo de su vida, y es poco probable que esta
forma de compromiso sea práctica.
Respuesta
108
los Grupos de Discipulado Cristiano en la Vida 109
La Reunión Trimestral
La reunión trimestral es una costumbre de los primeros metodistas
que está desapareciendo; ésta ofrece una oportunidad para el desa-
rrollo de los grupos del pacto. Puede ser una rica experiencia reunir,
cada tres meses, a todos los grupos del pacto en una comida y una
tarde devocional. En muchas formas éste es el equivalente moderno del
ágape, las comidas de los primeros metodistas. Después de la comida,
todos permanecen en sus mesas y comparten libremente sus testi-
monios: cómo ha sido su peregrinación; sus triunfos y pruebas
especiales; sus nuevos caminos en el discipulado; nuevas formas de
servicio en el mundo; su nueva comprensión del pecado y de la gracia y
todo aquello que sea de valor y pueda ser compartido.
Es ésta una oportunidad para invitar a otros miembros de la iglesia
que estén interesados en asistir y compartir las experiencias colectivas
de los grupos. A veces un grupo numeroso es, menos amenazador para
aquellos que todavía tienen ciertas reservas acerca de lo que sucede en
la intimidad de los grupos pequeños y puede ser una forma de presen-
tar su naturaleza y propósito directamente.
~~Mú.sculo" de la Iglesia
Wesley describía la reunión de la clase, como la "fibra" del primer
movimiento metodista. En la actualidad existe la misma necesidad de
"músculo" en la iglesia. El músculo no es todo el cuerpo, pero sin él el
cuerpo es débil e ineficaz. Lo que puede ser un desarrollo saludable
puede convertirse, fácilmente, en un exceso de gordura, agotando los
recursos pastorales de una congregación.
Pero cuando el músculo está en perfecta armonía, el cuerpo es
vigoroso y activo. Esto es lo que sucede cuando los grupos del Pacto
Discipular ofrecen la oportunidad a grupos de cristianos consagrados de
poner en práctica su responsabilidad como discípulos. Como sucede
con todo músculo que no es usado por un tiempo, habrá dolores y
fatigas. La actividad producida por estos grupos no siempre será opor-
tuna, pero a la larga equipará a la iglesia con discípulos fieles, flexibles y
que aceptan desafíos para testificar en el mundo.
Será un discipulado muy costoso y para esto la iglesia debe estar
preparada.
Diferencias
1. Los grupos del pacto se limitan a siete miembros, mientras
que las reuniones de las clases en un comienzo, estaban formadas hasta
por doce miembros, y a menudo eran más numerosas. La razón para
tener menos miembros en los grupos del pacto, es que se dispone de
una hora para cada reunión, en la que cada miembro debe responder
por cada una de las cláusulas de un pacto, el cual puede tener de siete a
diez, por lo que sería impracticable aceptar más personas en un grupo.
Por eso, cuando un grupo llega a ocho personas, éste debe ser
subdividido en dos grupos de a cuatro, lo que deja margen para que los
grupos aumenten más adelante. Aunque esta regla no debe seguirse
rígidamente, en el caso de un grupo que desea permanecer unido por
un período de tiempo, esto no debe dejarse pasar por alto por tiempo
indefinido. El propósito del grupo es responsabilidad y esto no debe
descuidarse por un deseo de entrar en un compartir más informal-
razón por la cual un grupo desea permanecer unido antes que sepa-
rarse.
112
Grupos del Pacto Discipular 113
3. Los grupos del pacto se reunen por una hora, mientras que
las reuniones de las clases duraban, a veces, toda la noche. Hay que
considerar el hecho de que los grupos del pacto son pequeñas iglesias,
concebidas para reunirse dentro del orden y actividad de toda la iglesia.
Muy lejos del ritmo de vida diferente de fines del siglo veinte; muchas
de las necesidades de adoración que cumplían las reuniones de clases
originales, son llenadas de otra manera, ya sea en la iglesia o a través de
otros sistemas sociales.
La importancia de los grupos del pacto, por otra parte, es la respon-
sabilidad en el discipulado. Esta necesidad no debe limitar otras formas
de actividad de grupo, ya sea en la iglesia o fuera de ella. Los grupos de
estudio bíblico tienen una función diferente, como la tienen los grupos
destinados a compartir otros propósitos. Los grupos de acción social,
los de discusión, o los de estudio bíblico son complementarios. Es
pOSible celebrar una reunión de un grupo del pacto a una hora tem-
prana de la noche y luego continuar con otra forma de actividad de
grupo- un grupo de estudio bíblico o un grupo de acción social.
Al limitar la reunión del grupo del pacto a una hora, los miembros se
pueden reunir para responder a su compromiso, sin necesidad de
entrar en otro tipo de discusión que no corresponde al pacto, sin tener
que interrumpir otras actividades personales. Las reuniones se pueden
planear a cualquier hora: temprano en la mañana, a mitad de la
mañana, a la hora de almuerzo, temprano en la noche, o tarde en la
noche. Los estudiantes que se reunen en los dormitorios del colegio,
por ejemplo, encuentran que es más conveniente reunirse a las diez de
la noche, para terminar el día. Esto es no sólo más factible para muchas
personas: es también un buen momento para responder consciente-
mente al compromiso de ese día y de la semana anterior.
Semejanzas
1. El número de los componentes de un grupo del pacto es
limitado, así como en las reuniones de las clases, para los que están
dispuestos a hacer un compromiso serio a un acuerdo aprobado como
discípulos del pacto. El pacto que formula el grupo y el cual se compro-
mete a adoptar, se basa en los tres componentes de las Reglas Genera-
les de Wesley: evitar el pecado, hacer el bien, y valerse de los medios de
gracia de la iglesia.
El compromiso hecho por los miembros de los grupos del pacto casi
siempre produce una exuberancia contagiosa, y durante las primeras
semanas de sus reuniones hay muchas experiencias positivas. El deseo
de participar en esta forma de comunión es real, e irá acompañado por
una fascinación por lo nuevo y novedoso, de lo que ninguno de
nosotros está exento del todo. Antes de que ellos se organicen y se
reunan, es importante hacer dos advertencias-y junto con éstas una
promesa.
La Indiferencia
El proceso catequístico de ser responsable por aspectos del discipu-
lado que han sido descuidados hasta ahora o que se dan por sentado,
ofrece a cada grupo un caudal de conocimientos y un desafío durante
los dos o tres primeros meses de reuniones. Después de tres o cuatro
meses se impone un sentimiento de rutina. Las preguntas parecen
estereotipadas. A las respuestas les falta espontaneidad, y los miembros
empiezan a preguntarse sobre la validez y utilidad de toda la práctica.
A los nuevos grupos se les debe explicar claramente de que este
período de indiferencia es de esperarse por dos razones. La causa
inmediata es el deseo de dedicarse a algo nuevo, cuando la novedad de
los grupos ha pasado. En parte esto es el reflejo de las preocupaciones
de nuestra cultura por el logro personal, y esto debe ser combatido.
Ésta es una de las funciones más importantes de los grupos.
Sin embargo, hay una razón espiritual más profunda por esta 'indife-
rencia', la cual puede ser descrita como obtener "fuerzas renovadas".
Muchos asistentes a la iglesia no tienen la práctica cuando se trata de
responder a un discipulado comprometido. Muchos miembros son
espectadores en la iglesia, observan y tal vez admiran a aquéllos que
parecen comprometidos con su fe, aunque sin desear unirse a ellos en
el trabajo de la Nueva Era de Cristo. Pero en un grupo del pacto, no se
puede evitar el desafío de ser un discípulo~ Mientras que esto es
vivifican te al comienzo, llega un momento cuando la rutina de la tarea
comienza a imponerse, cuando el trabajo diario requiere de más vigor.
116
Conclusión 117
La Complacencia
A los nuevos miembros hay que hacerles otra advertencia acerca del
peligro de llegar a sentirse satisfechos con su catequesis. Cuando esto
sucede, generalmente se responde sin pensar a las preguntas del pacto.
Algunos miembros vienen a la reunión más bien como hábito o costum-
bre y no para cumplir su compromiso. A veces las respuestas pueden
ser engañosas, dejando al resto del grupo en gran desventaja, y poste-
riormente ejerciendo un efecto negativo en las reuniones del grupo.
Los grupos deben saber con anticipación que éste es un peligro real
para su propósito y compromiso. Hay algunas sugerencias con reco-
mendaciones específicas acerca de la forma en que el líder puede hacer
frente a tales problemas cada semana, pero hay que advertir a los
grupos en general, que esto puede debilitar hasta su propia identidad
en la etapa formativa.
La Promesa de Gracia
Es importante enfatizar a los nuevos grupos, que ellos deben esperar
que la gracia de Dios invada sus vidas en nuevas fomias, porque ahora
ellos son responsables, como discípulos, de responder por los medios a
118 Discípulos Responsables
119
120 Discípulos Responsables