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Taller de Lenguaje Octavo Grado PDF
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Los temas que están incluidos en el taller saldrán en una próxima evaluación más una
actividad de comprensión lectora, por lo tanto se les recomienda desarrollarlo de forma
honesta.
No olvides que debes pasarlo al cuaderno de lenguaje.
El Carnero
(Fragmento)
CAPÍTULO V
Cuéntase costumbres, ritos y ceremonias de estos naturales, y qué cosa era correr la tierra, y
qué cantidad de ella, los santuarios y casas de devoción que tenían, y cuéntase cómo un
clérigo engañó al demonio o su mohán por él, y cómo se cogió un santuario, gran tesoro
que tenían ofrecido.
En los últimos días de estas fiestas y que ya se tenía noticia de que todas las gentes habían
corrido la tierra, se juntaban los caciques y capitanes y la gente principal en la gran laguna
de Guatavita, a donde por tres días se hacían grandes borracheras, se quemaba mucho moque
y trementina, de día y de noche, y el tercer día en muy grandes balsas bien adornadas, y con
todo el oro y santillas que tenían para esto, con grandes músicas de gaitas, fotutos y sonajas,
y grandes fuegos y gentío que había en contorno de la laguna, llegaban al medio de ella,
donde hacían sus ofrecimientos, y con ello se acababa la ceremonia de correr la tierra,
volviéndose a sus casas. Con lo cual podía el lector quitar el dedo de donde lo puso, pues
está entendida la ceremonia.
En todas estas lagunas fue siempre fama que había mucho oro y particularmente en la de
Guatavita, donde había un gran tesoro; y a esta fama Antonio de Sepúlveda capituló con la
Majestad de Felipe II desaguar esta laguna, y poniéndolo en efecto se dio el primer
desaguadero como se ve en ella el día de hoy, y dijo que de solas las orillas de lo que había
desaguado, se habían sacado más de doce mil pesos. Mucho tiempo después siguió el querer
darle otro desagüe, y no pudo, y al fin murió pobre y cansado.
Yo le conocí bien y lo traté mucho, y lo ayudé a enterrar en la iglesia de Guatavita.
Otros muchos han probado la mano, y lo han dejado, porque es proceder en infinito, que la
laguna es muy hondable y tiene mucha lama, y a menester fuerza de dineros y mucha gente.
3. Al escribir el texto, el autor narra la historia y las relaciones entre españoles e indígenas
desde un punto de vista, el cual podríamos describir como
A. el de un extranjero que se topa con la naciente colonia de la Nueva Granada.
B. el de un indígena nacido antes de la llegada de los españoles.
C. el de un español que narra la tradición de Europa en la Nueva Granada.
D. el de un colono español que narra tradiciones indígenas y experiencias españolas.
5. Las fiestas indígenas narradas por el autor tienen una intencionalidad propia de la cultura
aborigen, la cual gira en torno a
A. la diversión.
B. la sucesión política.
C. la producción material.
D. lo religioso.
Puestos en tierra vieron árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras.
El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de
Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen
por fe y testimonio como él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha
Isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como
más largo se contiene en los testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se juntó allí
mucha gente de la Isla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante, en su libro de
su primera navegación y descubrimiento de estas Indias: "Yo (dice él), porque nos tuviesen
mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a Nuestra
Santa Fe con Amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas
cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que
tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después
venían a las barcas de los navíos a donde nos estábamos, nadando. Y nos traían papagayos y
hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas
que nos les dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaba y daban
de aquello que tenían de buena voluntad. Más me pareció que era gente muy pobre de todo.
Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque no vide
más de una harto moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de
edad de más de 30 años. Muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras.
Los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos, y cortos. Los cabellos traen por
encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan. De ellos se
pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos, y de ellos se
pintan de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que fallan. Y de ellos se pintan las
caras, y de ellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo la nariz. Ellos no
traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban
con ignorancia. No tienen algún hierro. Sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de
ellas tienen al cabo un diente de pece, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de
buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales
de heridas en sus cuerpos, y les hice señas que era aquello, y ellos me mostraron como allí
venía gente de otras islas que estaban cerca y los querían tomar y se defendían. Y yo creí y
creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos deben ser buenos
servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía. Y creo que
ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo a
Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que
aprendan a hablar. Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla." Todas
son palabras del Almirante.
Señor, porque sé que habréis placer de la gran victoria que Nuestro Señor me ha dado en mi
viaje, vos escribo esta, por la cual sabréis como en 33 días pasé a las Indias, con la armada
que los Ilustrísimos Rey e Reina nuestros señores me dieron donde yo fallé muy muchas Islas
pobladas con gente sin número, y de ellas todas he tomado posesión por sus altezas con
pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho. A la primera que yo fallé puse
nombre San Salvador, a conmemoración de su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo
esto ha dado: los Indios la llaman Guanahaní. A la segunda puse nombre la isla de Santa
María de Concepción: a la tercera Fernandina: a la cuarta la Isabela: a la quinta la isla Juana,
é así a cada una nombre nuevo.
[...]
Yo entendía harto de otros Indios, que ya tenía tomados, como continuamente esta tierra era
Isla: é así seguí la costa de ella al oriente ciento siete leguas fasta donde facia fin; del cual
cabo vi otra Isla al oriente distante desta diez é ocho leguas, a la cual luego puse nombre la
española: y fui allí: y seguí la parte del septentrión, así como de la Juana, al oriente ciento é
ochenta y ocho grandes leguas, por línea recta, la cual y todas las otras son fertilísimas en
demasiado grado, y ésta en extremo: en ella hay muchos puertos en la costa de la mar sin
comparación de otros que yo sepa en cristianos, y farto rios y buenos y grandes que es
maravilla: las tierras de ella son altas y en ella muy buenas sierras y montañas altísimas, sin
comparación de la isla de Tenerife, todas hermosísimas, de mil fechuras, y todas andables y
llenas de árboles de mil maneras y altas, y parecen que llegan al cielo; y tengo por dicho que
jamás pierden la foja, según lo pude comprender, que los vi tan verdes y tan hermosos como
son por mayo en España. Y de ellos estaban floridos, de ellos con fruto, y de ellos en otro
término, según es su calidad; y cantaba el ruiseñor y otros pajaritos de mil maneras en el mes
de noviembre por allí donde yo andaba. Hay palmas de seis o de ocho maneras, que es
admiración verlas, por la diformidad fermosa de ellas, mas así como los otros árboles y frutos
é yerbas: en ella hay pinares á maravilla, é hay campiñas grandísimas, é hay miel, y de
muchas maneras de aves y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas minas de metales
é hay gente in estimable número.
La Española es maravilla: las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras
tan fermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para
edificios de villas y lugares. [...]
En conclusión, a fablar desto solamente que se ha fecho este viaje que fue así de corrida, que
pueden ver Sus Altezas que yo les daré oro cuanto hobieren menester, con muy poquita ayuda
que sus altezas me darán: agora especería y algodón cuanto Sus Altezas mandaran cargar, y
almastiga cuanto mandaran cargar; é de la cual fasta hoy no se ha fallado salvo en Grecia y
en la isla de Xio, y el Señorío la vendo como quiere, y lignaloe cuanto mandaran cargar, y
esclavos cuantos mandaran cargar, é serán de los idólatras; y creo haber fallado ruibarbo y
canela, e otras mil cosas de sustancia fallaré, que habrán fallado la gente que allá dejo; [...]
Cristóbal Colón se dirige a los Reyes de España
"Yo entré a vuestro servicio cuando tenía la edad de veintiocho años. Hoy no poseo un cabello
que no esté blanco. Mi cuerpo está gastado. Yo he consumido todo lo que me quedaba
después de haber vendido mis bienes. Se le arrebató todo a mi hermano, sin que se nos oyera
e interrogara, con grande deshonor para mí. Hay que creer que todo esto no ha sido hecho
por orden de Vuestras Altezas. Estoy abandonado. Hasta el presente yo he llorado sobre otros.
Ahora... que el cielo tenga misericordia de mí y que la tierra llore sobre mis desgracias. Desde
el punto de vista material, yo no poseo una moneda para dar a la ofrenda. Desde el punto de
vista espiritual, he llegado a las Indias, aislado con mis meditaciones, enfermo, esperando la
muerte de un día para el otro, rodeado de un millón de salvajes crueles que nos hacen la
guerra, alejado de los Santos Sacramentos, de la Santa Iglesia que olvidará mi pobre alma, si
ella abandona aquí mi pobre cuerpo. Quienes tengan sentido de la caridad, de la bondad y de
la justicia, lloren por mí. Yo no emprendí este viaje y esta navegación para ganar honores ni
riquezas. Hace mucho tiempo que la esperanza de tales ventajas ha muerto en mí. Yo no
puedo mentir. Suplico humildemente a Vuestras Altezas, si le place a Dios sacarme de aquí,
que me permitan ir a Jerusalén, como a otros lugares de peregrinación." Firmada en Jamaica
el 7 de julio de 1503.
A. Primer momento: los cronistas describen sus experiencias en el Nuevo Mundo, de forma
natural y espontánea.
B. Segundo momento: aparece la figura del historiador eclesiástico que, además de informar
a su orden, asume una posición crítica frente al comportamiento del conquistador español
con respecto a los nativos americanos y su cultura.
C. Tercer momento: tanto indios como mestizos empiezan a escribir crónicas sobre
sus culturas y los hábitos de sus pueblos.
10. La Colonia fue un periodo de relativa calma en el que las artes y las letras se desarrollaron
gracias al impulso proporcionado por los colegios y universidades que habían fundado las
comunidades religiosas en Santa fe. Entre sus características se destacan:
__EROGRAFÍA
E__PRIMIR
E__CARCELAR
__ILÓFONO
E__PLENDOR
E__CUR__IÓN
E__PLICO
E__PRESO
E__CUALIDO
__E__AGENARIO
ELI__IR
E__TRAMBÓTICO
HE__ASÍLABO
LU__ACIÓN
Desde cuándo le conoces__. preguntóle Pedro. __Por favor, señor__, exclamó la muchacha.
Ahora bien, ocurre a veces -aunque muy raramente- que ciertas cláusulas son interrogativas
y admirativas a la vez. En estos casos, se colocará al principio el signo de interrogación y
al final el de admiración -o viceversa-, según el tono de la cláusula. He aquí dos ejemplos de
la Gramática de la
Academia: __Que esté negado al hombre saber cuándo será la hora de su muerte__
13. Escribe un párrafo de cualquier tema donde utilices los signos de interrogación y
exclamación.