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COMENTARIO ARTÍCULOS 251 A 264

Por AUGUSTO H.L.ARDUINO

ARTICULO 251.- Enunciación. Son funcionarios del concurso el síndico, el coadministrador y los controladores del cumplimiento del acuerdo
preventivo, y de la liquidación en la quiebra.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
La ley 11719 en su artículo 87 establecía: “Son funcionarios de este juicio—además del Juez, el fiscal y el secretario—el síndico, el liquidador y
la comisión de vigilancia.
El síndico ejerce las funciones que esta ley le confiere en el juicio de concordato, en el periodo informativo de la quiebra y en las pequeñas
quiebras.
El liquidador es el funcionario que asume la representación de la masa en la liquidación, bajo la autoridad judicial, con declaración de quiebra o
sin ella.
La comisión de vigilancia, de creación facultativa, representa a los acreedores para vigilar al deudor concordatario o al liquidador, con las
facultades que los acreedores considerasen conveniente conferirle.
A la norma se le atribuía un error técnico derivado de la adopción del criterio conforme al cual el juez resulta ser funcionario. ARGERI señala
que en puridad de verdad cumple una función estatal; así como hacer ingresar en la noción al fiscal, que, además de lo precedente, no es
fiscal, sino Ministerio Público, o al secretario, que no inviste calidad de funcionario. 1
La ley 19551 en el artículo 275 enunciaba como funcionarios del concurso al síndico, el coadminitrador y el controlador del cumplimiento del
acuerdo preventivo o resolutorio.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
A los fines de señalar el tratamiento doctrinario brindado a los denominados funcionarios del concurso, conforme reza el texto legal, habremos
de examinarlos separadamente a cada uno de ellos.
1.El síndico.
1.1.1.Antecedentes.
La palabra síndico proviene del griego syndikos. Esta expresión se conforma con los vocablos syn, con, y díke, justicia. Los antecedentes
históricos se remontan a Roma en la bonorum distractio, donde a propuesta de la mayoría de acreedores se nombraba al curator bonorum, que
se hacía cargo de los bienes.
Cabe recordar que la bonorum distractio era un procedimiento de excepción que se aplicaba solamente a los deudores con dignidad senatorial.
Este procedimiento permitía la venta en detalle de los bienes del patrimonio del deudor y los acreedores se cobraban a prorrata con su
producido. Luego este proceso fue generalizándose, hasta hacerse efectiva su aplicación a toda clase de deudores.
La realización por venta de los bienes era autorizada por el magistrado y se efectuaba por curator bonorum el cual era designado a propuesta
de la mayoría de los acreedores.
El proceso de admisión de los acreedores y su acreditación como tales era extenso ya que se fijaba un plazo de dos años para la presentación
de los acreedores domiciliados en la provincia de la sede del magistrado y de cuatro años para los provenientes de otras provincias del
imperio.
Como consecuencia de ello la posesión y administración de los bienes del deudor era extensa y en el procedimiento de liquidación de los
bienes del deudor no se aplicaba el procedimiento de venta de los activos como universalidad (bonorum vendictio) sino el de venta singular o
al detalle (bonorum distractio).
La venta se efectuaba en pública subasta con vigilancia de los acreedores y el producto obtenido se prorrateaba y entregaba a los acreedores
por el juez guardando orden de preferencia, según resultaba de la verificación.
En el derecho estatutario también aparece la figura del síndico para que se ocupara de la administración y guarda de los bienes expandiéndose
luego la institución a todas las legislaciones.
En Italia se destacan los estatutos de Florencia (1415), Pístola, (1295), Brescia (1475), Padua (1420), Génova (1589), Ferrara (1566). En estos
estatutos estaban legislados los principios fundamentales de la actividad mercantil. Cuando esos estatutos eran aprobados por el príncipe o por
el magistrado supremo, alcanzaban una autoridad similar a los estatutos civiles sobre todas las personas que ejercían el comercio y quienes
con ellos contrataban.

Estos estatutos tienen importancia, ya que habiendo sido revisados y corregidos varias veces entre los siglos XII al XVIII, en ello se encuentra
el origen de las instituciones actuales como los contratos de cambio, la sociedad, la quiebra y la correduria.

Pero la regulación mercantil también se desarrollo en Francia. En la época feudal, que comprende los siglos IX a XV, se origina el droit
coutumier. Lyon se desarrolla como centro cultural y se hace celebre por sus ferias y su industria. Mercaderes de todo el mundo traficaban en
ella. Dicha ciudad dicta el reglamento del 2 de junio de 1667 donde se encuentran desarrolladas instituciones propias de la quiebra como el
periodo de sospecha, el desapoderamiento del fallido, la verificación de los créditos y el principio de la cesación de pagos.

España también tuvo un desarrollo vigoroso en materia comercial. Las famosas ferias de Medina del Campo de los siglos XV y XVI eran
centros de actividades mercantiles donde se comercializaban productos de toda España (tejidos de Sevilla, Granada y Valencia, especias de
Ocaña y Yepes, los frutos de Murcia, etc).

En Barcelona se registran las Ordenanzas hechas por los prohombres de mar para la policía y gobierno de las embarcaciones mercantes
aprobadas por Jaime I en 1258, la Ordenanza de los magistrados municipales para el régimen de los Corredores (1271), la Ordenanza de los
actos mercantiles (1435) y las Ordenanzas de seguros marítimos (1435, 1436, 1458, 1461 y 1484)

En Burgos la Ordenanza de seguros marítimos generales de 1537 y en Sevilla la Ordenanza sobre los seguros en los viajes a las Indias de
1555.

1
ARGERI, SAÚL A., La quiebra y demás procesos concursales, t.3, p 307, Editora Platense, La Plata, 1974.
Particular relevancia tienen las Ordenanzas de Bilbao. Felipe V en 1737 confirió fuerza de ley general a las Ordenanzas elaboradas por los
comerciantes de Bilbao, las cuales llegaron a ser la legislación mercantil, tanto en la España peninsular como en la ultramarina.

La Universidad de comerciantes de Bilbao constituyeron el primer cuerpo de Derecho Comercial español que reguló las operaciones terrestres
y marinas. Contenía veintinueve capítulos regulándose los libros de contabilidad mercantil y compañías comerciales. Rigieron por costumbre
como ley general de la monarquía, a excepción de las plazas mercantiles de la antigua corona de Aragón. Allí el comercio marítimo era regido
preferentemente por el Libro del Consulado del Mar.

La real cedula de erección del Consulado de Buenos Aires (1789) dispuso que las Ordenanzas de Bilbao serían las reglas que aplicaría el
tribunal para la sustanciación y determinación de los pleitos.

Su importancia para nuestro país radica en que su aplicación se extendió hasta 1862 en que dejaron de aplicar totalmente cuando tuvo
vigencia en todo el territorio nacional el Código de Comercio de 1859 elaborado por Veléz Sarsfield y Acevedo para la provincia de Buenos
Aires y en Hispanoamérica rigieron en México, Uruguay. Chile y Guatemala.

En relación a la sindicatura en el Capitulo XVII establecían:”… el prior y cónsules juntarán los acreedores que fueren conocidos por tales en
esta villa, y a otros que representaren a los ausentes (con poderes o prestando caución por ellos) lo antes que se pueda, y haciéndoles primero
presente el contenido de este capítulo (para procederse en la causa arreglado a él y que no pretendan ignorancia), les manifestarán lo obrado
y harán que también se nombren entre ellos una o más personas (que lo podrán ser si les conviniere los mismos depositarios) por síndicos
comisarios, para que haciéndose cargo de los libros y demás papeles del fallido, reconozcan en ellos por sí mismos o por personas prácticas
de quien necesitaren valerse no sólo el número y calidades de los acreedores, sino también los efectos y créditos que tenga dicho fallido.
Nombrado que sean dichos síndicos comisarios, será de su obligación el dar a los acreedores de fuera aviso del estado de aquella persona
fallida y pedir que (por lo más largo) quince días después del que corresponda la respuesta remitan sus poderes con las cuentas por menor
que tuvieren, apercibiéndoles que de no acudir dentro del término que se le previniere le pasará el perjuicio que hubiere lugar por derecho”

1.1.2.Antecedentes legislativos nacionales.


1.1.2.1.El Código de Comercio de 1862.
En nuestro país las Ordenanzas de Bilbao rigieron hasta que dejaron de aplicarse totalmente al ser promulgada el 10 de septiembre de 1862 la
ley que declaró vigente para todo el territorio nacional el Código de Comercio de 1859, elaborado por encargo del Gobernador de la provincia
de Buenos Aires doctor Valentín Alsina, por los doctores Vélez Sarsfield y Acevedo.

Vélez Sarsfield en la sesión de la Cámara de Senadores de la Nación del 19 de agosto de 1862 precisó que “el señor Acevedo se encargó de
la jurisprudencia comparada, es decir, de comparar seis u ocho códigos y de extraer lo que pareciere mejor. Yo me encargué, señor, después
del estudio o trabajo, de ocuparme de la crítica que se había hecho de los mismos códigos y de lo que la jurisprudencia había adelantado y de
la leyes de la mismas naciones”

En orden al rol de Vélez y Acevedo en la confección del Código, en la sesión de la Cámara de Diputados del 27 de agosto de 1862, el doctor
Manuel Quintana expresó:”Tengo en mi poder los originales del Código de Comercio y con ellos puedo comprobar a la Cámara cuál ha sido el
rol que han desempeñado en su confección, el doctor Acevedo y el doctor Vélez Sarsfield: el doctor Acevedo redactor oficial del Código y el
doctor Vélez Sarsfield corrector oficioso y nada más. Insisto, pues, en apoyar la supresión propuesta por la comisión y en último caso pediría
que se pusiese: redactado por el doctor Eduardo Acevedo y corregido por el doctor Vélez Sarsfield. Tal es la verdad de las cosas.”
Respecto de la sindicatura establecía una doble sindicatura. La provisional ejercida por comerciantes nombrado de una lista de treinta que
anualmente practicaba el Tribunal de Comercio. La definitiva con funciones de administración y liquidación de los bienes, haciéndose esta
última por cuenta de los acreedores quienes soportaban los gastos de la masa.
1.1.2.2. El Código de Comercio de 1889.

En 1889 se produjo la reforma de éste código. La Comisión de Códigos de la Cámara de Diputados el 3 de octubre de 1889 tomando en
consideración las reformas proyectadas en 1873 por los doctores Villegas y Quesada y el proyecto de nuevo código formulado por el doctor
Lisandro Segovia, propuso la vigencia de la reforma a partir del 1º de mayo de 1890.

Las Cámaras de Diputados y de Senadores aprobaron sin modificaciones el proyecto, convertido en ley el 5 de octubre de 1889.
En materia de sindicatura establecía que en el mes de diciembre de cada año la Cámara de Comercio de la Bolsa, donde la hubiere, formaba
una lista de treinta comerciantes de notorio abono y buen crédito, para que desempeñen el cargo de síndicos en las quiebras que ocurran en el
año siguiente.
Allí donde no había Bolsa de Comercio 2, los comerciantes que pagaban patentes de las categorías más altas efectuaban la designación
siendo convocados al efecto por el Juez de comercio quien presidía la reunión.
Asimismo una misma persona no podía ser nombrada para el ejercicio de las funciones de síndico más de dos años consecutivos y la lista se
renovaba cada año por lo menos en la mitad.

2
Nuestro país no estuvo ajeno al auge de las Bolsas registrado en el siglo XIX. Los antecedentes de la Bolsa de Comercio se
remontan a la declaración del libre comercio del Río de la Plata con España y las colonias en 1777, la creación del Consulado de
Buenos Aires en 1794, la Sala Comercial en 1811, la Bolsa Mercantil en 1821 y los tiempos de los corredores del Camoatí en la
década de 1840. En 1854 se fundó la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. En ella se efectuaban transacciones en onzas de oro.
Esta actividad fue la que le dio origen y constituyó el rubro principal de su movimiento hasta la crisis de 1890. Con motivo del
crecimiento en cantidad de socios y operaciones, el 28 de enero de 1862 se inauguró el primer edificio propio, cotizando el oro,
las cédulas hipotecarias, los cambios, las acciones del Banco Nacional y otros valores.
El síndico nombrado por el juez en el auto declarativo de quiebra tenía carácter provisional, en tanto que el definitivo era designado por los
acreedores al terminar la junta de verificación de créditos.
1.1.2.3. La ley 4156
El artículo 68 de la ley 4156 establecía que los tribunales de apelación en lo comercial formaban cada año en el mes de diciembre una lista, a
lo mas de veinte contadores públicos diplomados, o personas idóneas donde no los hubiera, quienes se desempeñarían en el año siguiente y
por sorteo practicado, en cada caso, directamente por el juez.
Los nombrados se eliminaban hasta completar la lista. Sin embargo la ley no preveía un régimen sancionatorio para el mal desempeño del
cargo.
1.1.2.4. La ley 11719
La característica mas significativa de esta ley fue la de establecer el sistema de la doble sindicatura. En una primera etapa era desempeñada
por el síndico. Luego en las ocasiones previstas por los artículos 41, 53 y 63 se designaba al liquidador.
Cabe señalar que el artículo 41 disponía que si el concordato propuesto fuera rechazado por los acreedores, o siendo aceptado por estos, no
fuera homologado por el Juez, se debía declarar la quiebra del deudor y procederse en los demás de acuerdo a las prescripciones de dicha ley
para la quiebra.
En los supuestos del artículo 53 el juez al dictar el auto de quiebra nombraba al liquidador de acuerdo a lo prescrito por el artículo 90 de la ley
que comentamos. El liquidador o liquidadores conforme a éste último precepto eran nombrados por el Juez de entre los acreedores de
solvencia reconocida y que resultaban ser los más perjudicados por la quiebra.
Ningún acreedor podía ser nombrado durante el año en más de cinco liquidaciones o quiebras en cada circunscripción judicial.
No podían ser síndico ni liquidador ningún pariente del fallido, por consanguinidad o por afinidad, dentro del cuarto grado inclusive. El síndico
podía ser suspendido por el Juez y removido por la Cámara de Apelaciones, por faltas graves o por mal desempeño de sus funciones.
El liquidador podía ser removido por el Juez de oficio o a instancia de cualquier acreedor en los casos de negligencia, abandono o mal
desempeño de sus funciones.
El síndico y el liquidador tenían derecho apercibir honorarios por sus gestiones y se podían hacer asesorar por letrados.
Tenían facultades tanto el síndico como el liquidador para emplear en las operaciones de quiebra, guarda y conservación de los bienes a las
personas que fueren necesarias conviniendo de antemano su salario y remuneración. Para ello tenían que tener en cuenta la economía de los
gastos y el valor corriente de la clase de servicios.
1.1.2.5.La ley 19551.
La ley 19551 eliminó la figura del liquidador contemplada en la ley 11719 y amplió considerablemente las funciones de la sindicatura, reuniendo
en ésta todas las funciones conferidas al funcionario desaparecido. Así el síndico intervenía en todo el curso del proceso. Su examen en detalle
lo haremos al examinar, como precedente inmediato, el régimen vigente de la ley 24522.

1.2.Naturaleza de sus funciones.


El tema ha sido siempre objeto de especial atención por parte de la doctrina, donde evidencia un profuso tratamiento.
GARCÍA MARTÍNEZ y FERNÁNDEZ MADRID realizan una prolija reseña de las opiniones de los tratadistas. 3
Señalan que para ROCCO el síndico es un oficial público, investido por el estado de la facultad de conservar, administrar y liquidar el
patrimonio del fallido, sin ninguna representación de éste ni de los acreedores, colectiva o singularmente considerados. El síndico ejerce su
cargo en representación del estado y ejercita el derecho de ejecución en interés de los acreedores.
Al examinar la posición de BONELLI los tratadistas citados señalan que para este autor tres estadios pueden distinguirse en el procedimiento
de quiebra: en el primero, el síndico es enteramente emanación de la voluntad del tribunal; en el segundo, es un producto de la voluntad del
tribunal, iluminada por los acreedores; en el tercero es, principalmente, el resultado de la voluntad de los acreedores, controlada por el tribunal.
Sin embargo en ningún caso representa al fallido porque para ello sería necesario que el representado continuase siendo propietario de los
bienes desapoderados y tampoco representa a los acreedores. Considera BONELLI que no le cuadra al síndico la calificación de oficial público.
Al contemplar el punto de vista de PROVINCIALI señalan los autores que seguimos que para este jurista las discusiones sobre la naturaleza
del síndico están ya superadas, pues el síndico o curador tiene la misma naturaleza que los otros órganos de la quiebra, estoes, el juez y el
tribunal. Representa el fin publicista que está en la base de la quiebra y que determina la común naturaleza de sus órganos. De allí se explica
que pueda sustituir al fallido en la legitimación negocial procesal activa y pasiva y al mismo tiempo sustituya a los acreedores en el ejercicio de
determinados derechos y acciones. Concluyendo que el síndico ejerce voluntariamente una función pública judicial. 4
Para SATTA existe un mínimo sobre el cual no existen controversias: las funciones de administración sustitutiva del deudor, ya que el concurso
tiene por objeto no bienes del deudor sino su patrimonio, que es un conjunto de derechos y obligaciones, de relaciones activas y pasivas, y
como tal no puede ser objeto de una simple disposición como la que se desarrolla en la ejecución singular.
Es necesaria una actividad de carácter negocial, dirigida a la liquidación de relaciones, y en cuanto sea necesario, también la constitución de
nuevas relaciones. Como el deudor no puede disponer ni administrar su patrimonio, es preciso un órgano que lo sustituya.
Así la administración del síndico es originaria, porque recibe su justificación de un fin, de la satisfacción de los acreedores para la que ha sido
instituida y declarada la quiebra: no existe coincidencia entre los poderes del deudor y las del curador, ni entre el patrimonio del deudor y el
sometido a la administración de la quiebra. Entre la administración del síndico y la actividad jurisdiccional ejecutiva no existe ninguna
incompatibilidad; ejecución es tanto la actividad pura y simple de disposición de los bienes mismos, dando que el fin sigue siendo igual.
ARGERI señala que en doctrina se discrepa acerca de la naturaleza de la investidura del síndico: a) algunos autores entienden que representa
al ente quiebra; b) la reunión de los acreedores, que constituyen una comunión, tiene por representante al curador, el cual no representa los
intereses individuales de los acreedores; c) se trata de un órgano de la quiebra, al igual que el juez y el tribunal; d) en principio, las atribuciones
del síndico derivan originariamente del ordenamiento jurídico, asumiendo, sin embargo, naturaleza compleja cuando su intervención sustituye
facultades en interés del deudor y del acreedor; e) el síndico actúa en interés de la Justicia, en calidad de colaborador del juez.
Concluyendo el síndico inviste calidad de funcionario, que tiene a su cargo cumplir determinados actos, dentro del trámite del proceso
concursal, específicamente señalados por la ley ("lato sensu"). 5
3
GARCÍA MARTÍNEZ, ROBERTO,FERNÁNDEZ MADRID,JUAN CARLOS, Concursos y quiebras, t.II, p. 1428,Ediciones Contabilidad
Moderna, Buenos Aires, 1976.
4
GARCÍA MARTÍNEZ, ROBERTO,FERNÁNDEZ MADRID,JUAN CARLOS, Concursos y quiebras, t.II, p. 1431,Ediciones Contabilidad
Moderna, Buenos Aires, 1976.
5
ARGERI, SAÚL A., Intervención de la sindicatura en el proceso de quiebra, LA LEY 1979-D, 1040
MORO, siguiendo a MAFFIA señala que el uso promiscuo de los términos “órgano” y “funcionario” es frecuente, pero la diferencia entre las
nociones expresadas entre estos vocablos es nítida: órgano es el género y funcionario la especie, a saber, ciertos órganos que amén de sus
características genéricas poseen algunas propias: permanencia, profesionalidad, retribución por el Fisco, formas especiales de designación, de
ascensos, de responsabilidades, etc. como ocurre con los jueces, fiscales y secretarios. En cambio, es órgano el síndico, que a diferencia de
aquéllos no desempeña la sindicatura de modo permanente, no con exclusión de otras actividades profesionales, ni es retribuido por el Fisco,
etc. esta distinción- concluye- entre órgano y funcionario permite considerar al juez y al secretario como órganos-funcionarios del Estado, en
tanto el síndico es órgano del proceso. Por lo tanto el quehacer de los primeros se imputa al Estado, mientras que la tarea del síndico es
atribuida al proceso.6
GRACIABILE entiende que necesariamente el Estado debe valerse de órganos para llevar a cabo sus fines. Encasilla dentro del concepto de
órgano en sentido lato a aquel que cumple una función del Estado determinada por el orden jurídico -creación o aplicación de normas-.
Indefectiblemente,--considera-- que el síndico ejerce funciones estatales determinadas por la ley concursal, por lo que es un órgano del Estado
que se desarrolla dentro de los procesos concursales.
Más estrictamente, --señala-- que podemos categorizar a los órganos estatales, denominándolos funcionarios públicos, a aquellos cuyas,
funciones surgen de una norma general y tienen competencia propia, ejecutando la voluntad del Estado, por lo que éste queda
responsabilizado por la actuación de aquéllos.
Para concluir que no podemos negar el carácter de funcionario público del síndico, quien ejerce funciones dentro del proceso concursal por
imperio de una norma general -ley concursal-, por voluntad estatal, pues es la ley quien determina su actuación y la forma en que ella se
desarrolla, sin tener injerencia alguna la voluntad de las partes interesadas. En consecuencia, la sindicatura es un órgano del Estado stricto
sensu, es decir, funcionario público, que encuentra su estatuto en la ley específica sobre la materia, actuando en interés del Estado. 7
CONIL PAZ explica que el síndico es uno de los funcionarios del concurso. Así lo prescribe la ley de concursos: art. 275. De ello parece fluir
que a través de su caracterización legal, el síndico es un funcionario auxiliar de la justicia. Es más, podría inclusive admitirse que son
portadores de una función pública.
Considera que cabe asimilarlos a un órgano judicial del concurso, vinculándolo, eso sí, con una acepción lata, comprensivo no sólo de quienes
están investidos de la función de crear normas previstas de fuerza obligatoria, "sino también de quienes se hallan adscriptos a aquellos para el
cumplimiento integral de la función pública procesal".
Se trataría, en definitiva—para este autor--, de un órgano auxiliar, técnico, unipersonal, adicionándosele el carácter de externo. 8
DUER considera que el patrimonio de la deudora insolvente necesita de una administración, representación y gestión, así como su contralor
cuando se refiere al concurso preventivo o al proceso falencial; el asesoramiento técnico (contable, financiero y económico) al juez interviniente
referido a la continuación de la empresa, la administración y disposición de los bienes, la conveniencia de mantener los contratos celebrados
por la deudora con anterioridad, y en general, la resolución de todas las situaciones jurídicas económicas que puedan surgir.
Como forma de "cubrir" dichas necesidades se creó un órgano que asume todas esas funciones. En nuestro derecho se denomina: sindicatura.
Apunta que ese mismo órgano adquiere variedad de denominaciones en el derecho comparado: "curatore" en Italia, "syndic" en Francia,
"curateur de faillites" en Bélgica, "síndicos" en España, "trust in bankrupters" en Inglaterra y Estados Unidos y que cada legislación asigna al
síndico una función diversa: le imputa distinto origen a la designación, incluso respecto de las responsabilidades penales en las que pueda
incurrir en su desempeño.
Concluyendo que aun cuando no sea sencilla la conceptualización de la figura del síndico en su multifacética actuación regulada en esta ley, es
útil hacer referencia al siguiente criterio jurisprudencial: "el síndico, si bien es 'parte' de los trámites concursales, reviste fundamentalmente
condición de funcionario del concurso, ejerciendo un mandato legal necesario, que no nace de la voluntad de los interesados sino de la ley (art.
1870 inc. 1°, Cód. Civil); el mandato se ejerce con relación al deudor y a la masa de acreedores, siendo a su vez delegado del juez dentro de la
esfera que le señala la ley, con lo cual queda establecida la condición de colaborador con la justicia.
Más allá de la complejidad de esta semblanza se debe considerar que las dificultades provienen de las singulares exigencias estructurales del
proceso concursal, entre las cuales se destaca la necesidad de que el síndico administre, negocie, liquide, diagnostique, aconseje, etc., según
las circunstancias o necesidades del proceso.
El síndico, en síntesis, es—para esta doctrinaria-- un colaborador del juez del concurso, dotado de capacidades técnicas, experiencia e
idoneidad, que completan las tareas de éste, excediendo sus funciones a las de un simple administrador dado que ellas se despliegan en un
complejo abanico de deberes y atribuciones. 9

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


La jurisprudencia de nuestros tribunales ha señalado que el concurso tiene una connotación eminentemente publicística que determina que el
síndico revista la condición de funcionario público, que debe obrar en interés de la justicia, como un órgano judicial actuante al lado del juez 10
Así el síndico del concurso se encuentra sujeto a las normas procesales que preservan la imparcialidad de los funcionarios y magistrados
judiciales. Así, el art. 256 de la ley 24.522 regula los supuestos que inhabilitan al síndico en relación al fallido y a los acreedores, con aplicación
analógica de las reglas de la recusación con causa de los magistrados 11
De modo que se ha señalado que el hecho de que el síndico sea funcionario del concurso y por eso se le reconozca calidad de oficial público,
no puede llevar a que respecto de él no rigen las disposiciones atinentes a las notificaciones y que todas las resoluciones deben notificársele
por cédula, implicaría un privilegio inadmisible. El art. 298 de la ley concursal última parte, dice que el síndico es parte en el proceso principal y
en todos sus incidentes; luego le son aplicables a él, como a los demás intervinientes, las normas correspondientes. 12
6
MORO, CARLOS EMILIO, Cámara Héctor, El Concurso preventivo y la quiebra, actualizado bajo la dirección de Ernesto E.
Martorell, T.V, p 248, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2007.
7
GRAZIABILE, DARÍO J. La caracterización del síndico concursal como funcionario público, LA LEY 2003-D, 1059
8
CONIL PAZ, ALBERTO, Pedido de remoción del síndico y costas LA LEY 1992-E, 434
9
DUER, GABRIELA J., Sindicatura concursal. Estudios vs. profesionales individuales LA LEY 2003-E, 1128
10
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala A • 04/09/1998 • Laboratorios Vichy, quiebra • • AR/JUR/4646/1998,
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala C • 27/06/1996 • Sanatorio Liniers S. A. • • AR/JUR/29/1996, Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 23/04/1997 • Marsud S. A. • • AR/JUR/5312/1997.
11
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 16/12/1996 • Oliver, Juan M. • • AR/JUR/191/1996
12
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San Francisco • 30/09/1985 • Merlini, Victorio H. y otros, s/ quiebra • •
AR/JUR/1480/1985
El síndico es un funcionario, cuyo ámbito es esencialmente público, pero que tiene fuertes matices de funcionario público, pues su actuación se
traduce en un conjunto de deberes-obligaciones, que comprenden un campo que resulta tanto reglado por el interés subjetivo (en el sentido de
privado), del deudor y de cada uno de los acreedores, como por los imperativos propios de la Administración pública "lato sensu", que resume
las características propias de un representante y de un órgano del Estado, pues conforme al art. 275 de la ley de concursos ), la investidura del
síndico surge de una relación de servicio derivada del derecho público para constatar y representar el cúmulo de pretensiones privadas. 13
El síndico no es parte en el proceso de quiebra, sino, por el contrario, su calidad es la de un funcionario que ejerce un mandato legal necesario
con relación a las partes, vale decir con respecto al deudor y a los acreedores de la quiebra. 14
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso Amiano, Marcelo Eduardo y otro c/ -E. N. - M° de Justicia- y otro s/ proceso de
conocimiento T. 326, P. 4445 estableció:
a)Nada hay en el ordenamiento jurídico argentino, que indique que el síndico que actúa en un concurso preventivo o en una quiebra sea un
funcionario público. Funcionalmente, tampoco es un órgano mediante el cual el Estado exterioriza sus potestades y voluntad, sino un sujeto
auxiliar de la justicia, cuya actividad en el proceso colectivo se desarrolla con autonomía, sin subordinación jerárquica, y en base a la idoneidad
técnica que deriva de su título profesional, por lo que su responsabilidad personal no puede ser sujeta a los términos del art. 1112 del Código
Civil, ni compromete la estatal (Voto del Dr. Adolfo Roberto Vázquez).
b) La naturaleza del vínculo del síndico con el Estado Nacional resulta insuficiente para adjudicarle el rango de funcionario público a los efectos
previstos en el art. 1112 del Código Civil.
c) El síndico del concurso no constituye un órgano mediante el cual el Estado exterioriza sus potestades y voluntad, sino un sujeto auxiliar de la
justicia, cuya actividad en el proceso colectivo se desarrolla con autonomía, sin subordinación jerárquica, y en base a la idoneidad técnica que
deriva de su título profesional. Sus funciones están determinadas por la ley respectiva tanto en interés del deudor, como de los acreedores y
del proceso colectivo en general.

NUESTRA OPINIÓN
La legislación nacional ha evolucionado, como pudimos apreciar en el desarrollo precedente, hacia el régimen de sindicatura profesional y
única, abandonando la distinción introducida entre síndico y liquidador prevista por la ley 11719.
Cabe señalar que en materia de sindicatura existieron diversos sistemas cuyas diferencias radican en función de la existencia de una
sindicatura única o doble, profesional u oficial, o bien en torno al procedimiento para su designación.
Así en los esquemas de sindicatura única hay un funcionario que interviene en el periodo informativo y en la liquidación, tal es el caso de la ley
19551.
En la doble las funciones se dividen actuando un funcionario en el periodo informativo y otro en la etapa liquidativa. Era el sistema seguido por
la ley 11719.
La denominada sindicatura técnica exigiendo título profesional (contador) fue el sistema que siguieron las leyes nacionales 11719, 19551 y
24522.
La sindicatura no técnica, integrada por comerciante fue la seguida por el Código de Comercio argentino de 1889.
En tanto que la sindicatura no oficial es la que consagra el sistema de las leyes nacionales 11719, 19551 y 24522.
La controversia doctrinaria sobre la naturaleza del síndico se ha exhibido como recurrente tema de análisis por parte de la doctrina,
enderezándose las corrientes jurisprudenciales a admitir el carácter de funcionario del síndico, aunque esta calificación merece reparos por
algún sector doctrinario, a lo que cabe añadir que la opinión que se tenga guarda relación estrecha con el sistema normativo que se analice. En
efecto la reseña histórica del derecho comparado y la ya efectuada del derecho nacional exhibe variedades de antecedentes. Así, por caso, en
Francia en su tiempo en el siglo pasado se reglamentó la profesión de síndico y administrador, en tanto que en Italia el de decreto de 1942
dispuso la formación en cada tribunal de listas de administradores judiciales formadas por abogados, economistas y contadores, designándose
de entre ellos el administrador, rigiendo el sistema de sindicatura única y teniendo el funcionario el carácter de oficial público.

ARTICULO 252.- Indelegabilidad de funciones. Las atribuciones conferidas por esta ley a cada funcionario, son indelegables, sin perjuicio del
desempeño de los empleados.
Además son excluyentes de la actuación del deudor y de los acreedores, salvo en los casos en que expresamente se prevé su participación
individual y el derecho que éstos tienen de efectuar denuncias sobre la actuación de los funcionarios.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
1.Indelegabilidad de las de las funciones.
1.1.La funciones del síndico.
La ley 11719, conforme ya lo señalamos establecía un esquema de doble sindicatura, esto es la distinción entre síndico y liquidador. De
acuerdo al artículo 90 el liquidador o liquidadores eran nombrados por el Juez de entre los acreedores de solvencia reconocida y que
resultaban ser los más perjudicados por la quiebra. Se había entendido jurisprudencialmente que el mayor perjuicio económico a los fines del
nombramiento de liquidador no equivalía en manera alguna al concepto de crédito mayor, toda vez que el daño debía ser también valorado en
función del patrimonio del acreedor.
Sin embargo el sistema presentó inconvenientes en su aplicación práctica, sobre todo cuando el concurso no ofrecía perspectivas interesantes
en cuyo caso los liquidadores no aceptaban o abandonaban la función. En estos supuestos los repertorios jurisprudenciales de aquél tiempo
señalan casos en que se sostuvo que el síndico no estaba obligado a aceptar el cargo en ausencia de liquidadores 15 y en otras ocasiones el
tribunal resolvió que no habiendo aceptado el cargo ningún liquidador designado correspondía archivar las actuaciones. 16
La ley 19551 mutó al sistema de sindicatura única. El artículo 276 disponía: “Indelegabilidad de funciones: Las atribuciones conferidas por esta
ley a cada funcionario, son indelegables, sin perjuicio del desempeño de los empleados. Además, son excluyentes de la actuación del deudor y
de los acreedores, salvo en los casos en que expresamente se prevé su participación individual y el derecho que estos tienen de efectuar
denuncias sobre la actuación de los funcionarios”

13
Cámara 1a en lo Civil y Comercial de Tucumán • 28/05/1980 • Capital, S. R. L., quiebra • • AR/JUR/773/1980
14
Corte de Justicia de la Provincia de Salta • 20/03/1997 • Sabha y Cía. s/ ped. de quiebra • LLNOA 1998, 914 •
AR/JUR/2081/1997
15
La Ley 31-552
16
J.A. 1966-III-16
ARGERI analizando dicha ley esbozó pormenorizadamente la clasificación de las funciones del síndico. Señalando la siguiente catalogación: a)
función de colaboración con el juez en el andamiento y fines del proceso; b) función conservatoria y de administración de los bienes; c) función
de colaboración con el juez para mantener la integridad del patrimonio del deudor con vistas a que el mismo sea prenda común de los
acreedores; d) función de contralor de legitimidad y grado de los créditos concursales con vista a su transmutación en créditos concurrentes; e)
función vinculada con la liquidación y distribución de los bienes; f) función de colaboración enderezada a tutelar la profesionalidad empresaria y
la economía crediticia.
Así el autor que seguimos expuso teniendo en miras la ley 19551 en forma pormenorizada cada una de las funciones que dicha norma atribuía
al síndico, cuyo resumen se esboza:
a) función de colaboración con el juez en el andamiento y fines del proceso. Por vía ejemplificativa quedarían incluidas en esta sección los
siguientes actos a cumplir por la sindicatura: 1. Como principio genérico puede señalarse su actuación como expresión práctica. 2. La ley
impone al deudor, así como a los administradores y socios con responsabilidad ilimitada de la sociedad concursada, la restricción de no
ausentarse del país ínterin no sean autorizados por el juez del concurso. La sindicatura debe tramitar con urgencia la orden jurisdiccional
dirigida a la autoridad correspondiente para hacer efectivo el dispositivo legal. 3. En similar posición viene ubicada la sindicatura respecto a la
publicación de edictos haciendo conocer el auto de quiebra. El objetivo de su actuación, en cuyo ejemplar a publicar se deberá hacer constar
las menciones que se detallan en la norma legal, apunta a varias direcciones: para que los terceros desconocedores del estado de crisis
económico-jurídica en que se halla el deudor, se abstengan de celebrar negociaciones con los mismos; para que se cumpla el principio de
igualdad entre los acreedores, lo cual implica conocimiento, por parte de terceros de la situación de hecho planteada y sus implicancias
jurídico-legales. Lo precedente se cumple mediante la realización de gestión práctica del síndico, publicando los edictos judicialmente
ordenados. Y aun cuando sea el secretario del juzgado interviniente quien "debe proceder a hacerlos publicar", parte por recargo de tareas o
por uso de facultades acordadas al juez para dictar toda medida que facilite la sumariedad del proceso y sus fases prácticas, la tarea le es
encomendada a la sindicatura como norma generalizada. 4. Es de necesidad ampliar el conocimiento del estado de cesación de pagos,
anoticiando a los acreedores concursales sobre el particular y recoger todo informe que favorezca la actuación del síndico. A ese efecto habrá
de remitir carta certificada a los acreedores imponiéndoles de la apertura del proceso, así como de los demás datos contenidos en la norma
legal (art. 30, ley 19.551). El dispositivo citado, si bien se encuentra ubicado en el título que integra las normas regulatorias del concordato
preventivo, por razones dogmático-jurídicas asentadas en el objetivo final buscado y en la economía general del sistema creado por la ley
concursal, casi podría ser "principaliter" en el proceso de quiebra. 5. La anotación de la inhibición general de bienes, que en su sustancia queda
emplazada en la materialización del fin que hace a la intervención jurisdiccional, al asegurar la indisponibilidad de los bienes que integran el
patrimonio cesante, evita desprendimientos irregulares cuyas implicancias repercuten sobre una necesaria actividad suplementaria del juez al
imponerle declaraciones de ineficacia de los actos jurídicos realizados con posterioridad al auto de quiebra, o acentuando la actuación de la
sindicatura al imponerle deducir acciones judiciales, ya sean éstas las propias derivadas del régimen concursal o las provenientes del
ordenamiento común (nulidad; simulación; anulación; pauliana). La gestión, de orden práctico, de cumplir la orden judicial indicada,
corresponde realizarla a la sindicatura. 6. La averiguación de existencia de procesos contra el fallido con el fin de atraer su tramitación, por
fuero de atracción, ante el juez de la quiebra, es actividad que se revela de contenido mecánico. Desde otro punto de vista, su función no se
agota en ello, pues los procesos deducidos por el deudor cuando se hallaba "in bonis" en calidad presunta de acreedor, así como los bienes
que pudieren ingresar a la masa activa como heredero o legatario, deben ser motivo de averiguación por parte del síndico, supliendo, en la
generalidad de los casos, el silencio reticente del fallido. 7. Hace, también, a la función del síndico dentro del área en que nos estamos
moviendo, en supuesto de existir medidas o gravámenes que obstaculicen el giro del negocio cuando se ha dispuesto la continuación de la
explotación, solicitar y obtener la remoción de ese obstáculo, en tanto ello posibilite el mantenimiento y conservación de la empresa. Propósito
este que debe ser mantenido por razones plurales, entre las que se cuenta como importante la estabilidad socio-económica del ordenamiento.
8. Los libros de contabilidad que la empresa en su movimiento organizado y planificado y poder cumplir su objeto social, necesariamente debe
llevar para conocer la marcha de sus operaciones, la situación de los negocios y su rendimiento, trae implicancias plurales. Entre ellas, la
auditoría que cumpla el síndico podrá facilitar el conocimiento del movimiento de los negocios para establecer las causas determinantes de la
crisis empresaria y con ello determinar la conducta profesional imputable al deudor; el establecimiento de la fecha inicial del estado de cesación
de pagos, etc. Todo ello podrá efectivizarse mediante el análisis de esa contabilidad y otros elementos que en cada caso particular puede exigir
la sindicatura, la cual, por otra parte, para desempeñar regular y normalmente la función, por tratarse precisamente de "función" y no de "carga
pública", podrá solicitar del juez se le provea de los medios económicos pertinentes cuando hubiera fondos para ello. 9. Recepcionar las
demandas de verificación de créditos que formulen los acreedores concursales.
b) Función de conservación y administración de los bienes integrantes del patrimonio del deudor cesante . Por vía ejemplificativa –señala
ARGERI-- quedarían incluidos en esta sección los siguientes actos a cumplir por la sindicatura: 1. En supuesto de que el acreedor con
privilegio, por leyes especiales, tenga facultad para proceder ejecutivamente sobre bienes prendados o hipotecarios, salvo normas
fundamentales de excepción, el síndico deberá interiorizar al juez de las situaciones planteadas, solicitando la suspensión de remate o
ejecuciones. 2. En los juicios promovidos por terceros contra el deudor fallido, rige el fuero de atracción, que es de naturaleza propia al
ordenamiento público, lo cual ha de hacerse valer por el síndico en su vestidura de funcionario del concurso. 3. Otra expresión de la función
adjudicada es la que tiene referencia con el compromiso y la cláusula compromisoria, cuya ejercitación, por sus implicancias, debe utilizarse
sólo en casos muy excepcionales. 4. Desde otro punto de vista, el síndico, en supuesto de que se pretenda hacer valer el curso de los
intereses, ya sea antes o después del auto de quiebra, tomará las medidas de oposición correspondientes. 5. En relación alas obligaciones no
dinerarias deberá transformarlas al día del auto de quiebra o si el vencimiento fuere anterior, con sujeción a la opción del acreedor, a aquella
fecha o a la del vencimiento. 6. En las relaciones jurídicas preexistentes deberá ajustarse, en cada situación particular, a los principios de ley.
7. Por lo demás, la sindicatura deberá adoptar toda medida de conservación y administración tendientes a mantener el valor patrimonial de los
bienes motivo de desapoderamiento y afectados a ello. 8. Constituir seguros sobre los bienes bajo administración, dentro de criterio normal,
ético.
c) Función destinada a mantener la integridad del patrimonio del deudor fallido. Por vía ejemplificativa – reseña ARGERI-- quedarían incluidos
en esta sección los siguientes actos a cumplir por la sindicatura: 1. Ocupar los bienes desapoderables, lo que implica efectivizar el
desapoderamiento, que es noción esencialmente jurídica. 2. Deducir las acciones derivadas de la revocación de los actos perjudiciales a los
derechos de los acreedores efectuados en el período de sospecha, ya sean éstos ineficaces de pleno derecho o ineficaces por conocimiento
del estado de cesación de pagos. 3. Sin perjuicio de lo precedente y de conformidad con los hechos jurídicamente relevantes, propios a acada
situación especial planteada, habrá de deducir las acciones comunes (civiles) ínsitos a ello; nulidad, simulación, pauliana, etc. 4. Exigencia de
reintegro de fondos percibidos (indebidamente, v. gr. repetición de sumas de dinero o dación en pago por tercero contra acreedor peticionario
de quiebra). 5. Denuncia de bienes que ingresaren posteriormente al patrimonio del deudor fallido y que no estuvieren excluidos del
desapoderamiento, lo cual se encuentra comprendido entre los que se encontraban al momento del auto de quiebra y que correspondían al
deudor y el auto de rehabilitación. 6. Exigencia de reintegro de bienes de manos de terceros, de propiedad del fallido, y detentados por
aquéllos. 7. Cobro de créditos cuya titularidad se encuentra en cabeza del fallido o que le corresponda al mismo. 8. Exigencia de cumplimiento
de prestaciones establecidas en favor del deudor cesante. 9. Informar sobre la composición del activo y pasivo.
d) Función propia a la colaboración debida por la sindicatura sobre el control de ligitimidad y clasificación (grado) de los créditos concursales
con vista a transmutación en créditos concurrentes. Por vía ejemplificativa quedarían incluidas en esta sección los siguientes actos a cumplir
por la sindicatura: 1. Conforme al ordenamiento legal, todos los acreedores están obligados, como principio de concurrencia, a verificar sus
créditos, lo cual se efectiviza ante la sindicatura y mediante el mecanismo establecido. 2. El síndico tiene amplias facultades para controlar y
verificar la verdad del crédito reclamado. 3. Está autorizado para librar oficios y cédulas; solicitar informes a entidades públicas y privadas;
requerir explicaciones del deudor y de terceros; examinar expedientes y tramitaciones administrativas; compulsar antecedentes en libros y
documentos. 4. Debe realizar la auditoría contable del caso para determinar el crédito y su calidad, estableciendo la causa del mismo. 5. La
finalidad en el aspecto que tratamos es imputar a la sindicatura el cumplimiento de triple objetivo: llevar aporte técnico al juez; ser instructor de
los presupuestos de prosecución del proceso, y cumplir labor preparatoria de posterior decisión jurisdiccional, en tanto, por la rapidez con que
debe tramitarse este proceso, aquella decisión se manifiesta como "cognitio summaria".
e) Función vinculada con la liquidación y distribución de fondos. Por vía ejemplificativa quedarían incluidos en esta sección los siguientes actos
a cumplir por la sindicatura: 1. Determinación de las bases de venta de los bienes. 2. Tomar amplia intervención en la enajenación de la
empresa como tal, proyectando el pliego de condiciones. 3. Controlar la venta directa de los bienes. 4. Proyectar la distribución de los bienes.
f) Función de colaboración enderezada a tutelar la profesionalidad empresaria y la economía crediticia. Por vía ejemplificativa quedarían
incluidos en esta sección los siguientes actos a cumplir por la sindicatura: 1. Debe informar al juez sobre las causas determinantes del
desequilibrio económico de la empresa cesante. 2. Debe informar, también, sobre la regularidad de la contabilidad y en su caso las deficiencias
o anormalidades encontradas. 3. En la misma línea precedente, deberá informar sobre el cumplimiento por el deudor del deber de inscribirse
en los registros correspondientes en tiempo y modo propios. 4. Sobre los actos factibles de ser revocados. 5. Calificar la conducta del fallido y
demás responsables. Lo precedente señala la delicada función imputada por el legislador a la sindicatura en relación a uno de los factores que
integran el interés público en el concurso de quiebra: moralizar el comercio y con ello eliminar al empresario no merecedor de practicar una
actividad que ha merecido un régimen legal especial, y por otra parte proteger al crédito y la economía crediticia, base sobre la cual asienta la
estructura económica de un país.17
1.2.Contratación de empleados
La ley 11719 contemplaba en el artículo 97 la posibilidad de de que el síndico o el liquidador emplearan en las operaciones de la quiebra,
guarda y conservación de los bienes a las personas que fueren necesarias y su salario y remuneración debía convenirse de antemano,
teniendo en cuenta la economía de los gastos y el valor corriente de la clase de servicios.
La norma era complementada por el artículo 98 que establecía que debían poner el síndico o liquidador en conocimiento del juzgado los
contratos de locación de servicios que hubiesen celebrado. Si el tribunal juzgaba que esos contratos eran arreglados y conformes a las
exigencias del concurso le prestaba sin más trámite su aprobación. En caso contrario debía establecer el mínimo de empleados que deben
ocuparse por el síndico o por el liquidador y la retribución que a cada uno de ellos le correspondía.
La doctrina entendía comentando ambos preceptos que si las designaciones no se efectuaban conforme a las normas establecidas el
empleado no tenía derecho a reclamar remuneraciones ni honorarios a la quiebra, respondiendo por ellos quien los nombró: síndico o
liquidador.
La ley 19551 en su artículo 276 permitía el desempeño de ciertas funciones por los empleados. La norma se complementaba con la previsión
del artículo 286 que establecía que el síndico podía pedir al juez autorización para contratar empleados en el número y por el tiempo que sean
requeridos para la eficaz y económica realización de sus tareas.
La decisión del tribunal debía determinar el tiempo y emolumentos que se autorizaba.

RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA


El carácter indelegable de las funciones del síndico ha sido reconocido por la doctrina. DUER expresa que sus atribuciones y funciones
conferidas por ley son:
A) Indelegables, sin perjuicio del desempeño de los empleado y excluyentes de la actuación del deudor y de los acreedores, salvo en los casos
que la ley prevé y el derecho de efectuar denuncias.
B) Irrenunciables, salvo causa grave que impida su desempeño. Pueden ser removidos por negligencia, falta grave, o mal desempeño de sus
funciones.
C) Pueden solicitar asesoramiento profesional. Cuando la materia exceda de su competencia puede valerse de asesoramiento de un
profesional especializado. Por tratarse de una ley netamente procesal, el síndico puede requerir patrocinio letrado. Estando a su exclusivo
cargo el pago de los emolumentos que la contratación requiera.
D) Debe actuar personalmente. Tanto los síndicos clase B (profesionales individuales), como los síndicos clase A (Estudios de profesionales),
deben actuar personalmente. En el segundo caso, deberán indicar en cada proceso concursal o de falencia qué profesionales actuarán. 18
MORO entiende que la actuación personal e indelegable el artículo 258 de la ley de concursos la extiende aún para actos que deban cumplirse
fuera de la jurisdicción del tribunal y que la posibilidad de solicitar la designación de empleados no está reñida con la indelegabilidad propia que
tiñe las funciones sindicales, antes bien la complementa en hipótesis de que el síndico advierta la necesidad de contratar auxiliares. 19

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA

17
ARGERI, SAÚL A. Funciones de la sindicatura en el proceso de quiebra: características e implicancias. LA LEY 1980-A, 1082
18
DUER, GABRIELA J., Sindicatura concursal. Estudios vs. profesionales individuales LA LEY 2003-E, 1128
19
MORO, CARLOS EMILIO, Cámara Héctor, El Concurso preventivo y la quiebra, actualizado bajo la dirección de Ernesto E.
Martorell, T.V, p 303, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2007
La jurisprudencia de los tribunales ha establecido que el contador público nacional que se desempeña como síndico en el concurso preventivo
de una empresa reviste el carácter de funcionario judicial (en el caso de la Justicia Nacional), con obligaciones expresas en la ley, entre ellas la
indelegabilidad de sus funciones y actuación personal 20
La circunstancia de que el síndico concursal pueda ejercer algunos actos por intermedio de otras personas, no borra el matiz esencialmente
personal de su desempeño, ni le permite abdicar del permanente y estricto contralor que sobre las mismas debe ejercer, como así tampoco
puede transferirles aspectos relativos a su propia responsabilidad funcional 21
Siendo el carácter personal absolutamente tipificante de las funciones de la sindicatura, al punto que no le importa en qué lugar deben
cumplirse los actos típicos de aquélla, dentro o fuera de la jurisdicción del tribunal. Además el ejercicio es excluyente de la actuación de otros
funcionarios, del deudor y de los acreedores.22
En el ámbito del proceso concursal, la actuación del órgano sindical es indelegable, ya que éste es un funcionario del concurso y ejerce un
mandato legal necesario con relación al deudor y a la masa de acreedores, siendo a la vez delegado del juez, con lo cual queda establecida su
condición de colaborador con la justicia23
Encontrándose determinada por la ley 19.551 todas y cada una de las obligaciones, funciones y facultades del síndico, la facultad que le da el
art. 286 de la ley 19.551 de requerir mediante autorización judicial la designación de empleados, en el caso de autos, contadores
colaboradores en sus tareas, dado el recargo en las mismas en la administración de la empresa, hace que éstos no revistan el carácter de
dependientes sujetos a la ley de contrato de trabajo 24
El colaborador del síndico, designado mediante autorización judicial, con retribución fijada, ante la falta de pago por sus servicios profesionales,
queda como titular de un crédito contra el concurso, por lo cual debe requerir verificación y someterse a las condiciones de la distribución de
fondos obtenidos en la liquidación de bienes del fallido 25
NUESTRA OPINIÓN
La ley 24522 determina un catálogo de facultades que debe cumplir la sindicatura en forma personal e indelegable como principio general,
excluyentes de la actuación del deudor y de los acreedores, salvo en los casos en que expresamente se prevé su participación individual y el
derecho que éstos tienen de efectuar denuncias sobre la actuación de los funcionarios.
Seguidamente enunciaremos las funciones y facultades que la ley 24522 declara de competencia de la sindicatura, con alguna glosa sobre el
accionar de la sindicatura en las instancias más relevantes del proceso.
En el concurso preventivo la ley le atribuye expresamente las siguientes funciones:
-Vigilancia de la gestión del concursado (art.15)
El estado de cesación de pagos es el presupuesto objetivo que señala la ley para la apertura del concurso preventivo. 26

El dictado de la resolución de apertura produce una serie de efectos o consecuencias jurídicas respecto del deudor y su patrimonio.

Explica FERNÁNDEZ MADRID, que producida la apertura, el patrimonio del deudor debe permanecer inalterado. Señala que se deben
mantener en pie dos principios fundamentales del proceso concursal: la igualdad de los acreedores y la incoluminidad del activo patrimonial del
deudor. De allí las disposiciones de cautela, que limitan el derecho del deudor en cuanto a la disponibilidad de sus bienes y suspenden
temporáriamente el ejercicio de las acciones contra ese patrimonio. 27

Bajo estas premisas la ley falencial determina que el concursado conserva la administración de su patrimonio bajo la vigilancia del síndico 28,
teniendo prohibido realizar actos a título gratuito o que importen alterar la situación de los acreedores por causa o título anterior a su
presentación en concurso preventivo.

-Intervención en la determinación de los créditos laborales sujetos al régimen de pronto pago (art.16)
Dentro del plazo de diez días de emitido el informe que establece el artículo 14 inciso 11), el juez del concurso autorizará el pago de las
remuneraciones debidas al trabajador, las indemnizaciones por accidentes de trabajo o enfermedades laborales y las previstas en los artículos
132 bis, 212, 232, 233 y 245 a 254, 178, 180 y 182 del Régimen de Contrato de Trabajo aprobado por la ley 20.744; las indemnizaciones
previstas en la ley 25.877, en los artículos 1º y 2º de la ley 25.323; en los artículos 8º, 9º, 10, 11 y 15 de la ley 24.013; en el artículo 44 y 45 de
la ley 25.345; en el artículo 52 de la ley 23.551; y las previstas en los estatutos especiales, convenios colectivos o contratos individuales, que
gocen de privilegio general o especial y que surjan del informe mencionado en el inciso 11 del artículo 14.

20
Juzgado Nacional de 1a Instancia en lo Comercial Nro. 22 • 17/10/1986 • Pique, S. A. • • AR/JUR/496/1986
21
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mercedes, sala II • 28/04/1987 • Marozzi, Juan C. • DJ 1988-1, 274 •
AR/JUR/112/1987
22
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mercedes, sala II • 28/04/1987 • Marozzi, Juan C. • DJ 1988-1, 274 •
AR/JUR/112/1987
23
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 27/06/2005 • Delgado, Carlos A. s/inc. de rev. prom. en: Weberlaw
S.A. s/conc. prev. • LA LEY 30/09/2005, 30/09/2005, 7 - LA LEY 2005-E, 638 • AR/JUR/2505/2005
24
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 15/06/1984 • Zavi Asis, Ricardo en: Establecimiento Vit. y Frut.,
Sarriguren, S. A. y otro • • AR/JUR/1643/1984
25
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 15/06/1984 • Establecimiento Vitícola y Frutícola Sarriguren,
Soc. en Com. por Accs. y otros s/ quiebra • LA LEY 1985-B, 65 • AR/JUR/413/1984
26
HEREDIA, Pablo D., Tratado exegético de derecho concursal. Ley 24522 y modificatorias, Buenos Aires, Abaco, 2000, T.I, p.210;
ARDUINO, Augusto H.L., en CÁMARA Héctor, El concurso preventivo y la quiebra, actualizado bajo la Dirección de Ernesto E.
Martorell, T.I., Lexis Nexis, Buenos Aires, 2004, p. 332.;RIVERA Julio Cesar, ROITMAN, Horacio y VITOLO, Daniel R., Concursos y
quiebras. Ley 24522, Santa Fe, Rubinzal Culzoni, p. 40; FRAVEGA, Fernando y PIENDIBENE, Luis, Consideraciones en torno del
concepto de cesación de pagos. La Ley 1988-E-365.
27
FERNÁNDEZ MADRID, Juan Carlos, Código de Comercio Comentado, T.III, Errepar, Buenos Aires 2000, p. 2249.
28
RIVERA explica que actos de administración ordinaria son aquellos que tienden a mantener la integridad del patrimonio y a
hacer producir a los bienes que lo componen los beneficios que normalmente pueden obtenerse de ellos conforme su naturaleza
y destino. Instituciones de derecho concursal, Santa fe, Rubinzal Culzoni, 1996, T I, p.217.
Para que proceda el pronto pago de crédito no incluido en el listado que establece el artículo 14 inciso 11), no es necesaria la verificación del
crédito en el concurso ni sentencia en juicio laboral previo. Previa vista al síndico y al concursado, el juez podrá denegar total o parcialmente el
pedido de pronto pago mediante resolución fundada, sólo cuando existiere duda sobre su origen o legitimidad, se encontraren controvertidos o
existiere sospecha de connivencia entre el peticionario y el concursado. En todos los casos la decisión será apelable.
La resolución judicial que admite el pronto pago tendrá efectos de cosa juzgada material e importará la verificación del crédito en el pasivo
concursal.
La que lo deniegue, habilitará al acreedor para iniciar o continuar el juicio de conocimiento laboral ante el juez natural.
No se impondrán costas al trabajador en la solicitud de pronto pago, excepto en el caso de connivencia, temeridad o malicia.
Los créditos serán abonados en su totalidad, si existieran fondos líquidos disponibles. En caso contrario y hasta que se detecte la existencia de
los mismos por parte del síndico se deberá afectar el tres por ciento mensual del ingreso bruto de la concursada y el síndico efectuará un plan
de pago proporcional a los créditos y sus privilegios, no pudiendo exceder cada pago individual en cada distribución un monto equivalente a
cuatro salarios mínimos vitales y móviles.
Excepcionalmente el juez podrá autorizar, dentro del régimen de pronto pago, el pago de aquellos créditos amparados por el beneficio y que,
por su naturaleza o circunstancias particulares de sus titulares, deban ser afectados a cubrir contingencias de salud, alimentarias u otras que
no admitieran demoras.
En el control e informe mensual, que la sindicatura deberá realizar, incluirá las modificaciones necesarias, si existen fondos líquidos
disponibles, a los efectos de abonar la totalidad de los prontos pagos o modificar el plan presentado.
Sancionada el 1 de junio y promulgada el 29 de junio de 2011 la ley 26.684 vino a reformar a la ley 24.522 introduciendo como sujeto esencial
de la reforma, que atraviesa buena parte de su articulado, a la denominada cooperativa de trabajo, formada o en formación.

A ella se le confiere el derecho a participar en condiciones especiales previstas por los artículos 48 y 48 bis (artículo 13 de la ley 26.684),
puede en el contexto de los artículos 186 y 187 de la ley 24522 proponer contrato y en ese supuesto se admitirá que garantice éste en todo o
en parte con los créditos laborales de sus asociados pendientes de cobro en la quiebra que éstos voluntariamente afecten a tal propósito, con
consentimiento prestado en audiencia ante el juez de la quiebra y con intervención de la asociación sindical legitimada; también le es permitido
solicitar la continuación inmediata de la explotación de la empresa de acuerdo a los términos del artículo 189 de la ley 24522, reformado por el
artículo 16 de la ley 26.684.
FAVIER DUBOIS (h.), explica que en sustancia, la reforma introducida por la ley 26.684 dispone:
a) Sobre los créditos laborales, una mayor tutela incrementando la información sobre los mismos (art. 11, inc. 8º), ampliando el derecho al
"pronto pago laboral" (art. 16), reconociendo intereses post-concursales (art. 19) y post-falenciales (art. 129), y manteniendo vigentes durante el
concurso las condiciones colectivas de trabajo (arts. 14, inc. 11 y 20).
b) Sobre los trabajadores de la empresa, la necesidad de notificarles la situación concursal (art. 14, inc. 11), dándoles la facultad de designar
primero uno y luego tres representantes al "comité de control" (arts. 14 inc. 13; 29, 42, 45 y 201) y de revisar los legajos de los acreedores
insinuados y requerir informes al síndico (art. 39).
c) Sobre la cooperativa de trabajo, integrada por dos tercios de trabajadores o acreedores laborales de la empresa, asignándole importantes
roles.
c.1) Durante el concurso preventivo puede inscribirse para participar en el "salvataje de la empresa" (art. 48), y tiene derecho a participar en
dicho procedimiento "haciendo valer" los créditos que le corresponderían a los trabajadores en caso de quiebra, con conformidades y
facilidades bancarias y fiscales, y exención de depósitos previos (art. 48 bis).
c.2) En caso de quiebra, la cooperativa de los trabajadores puede:
-Celebrar un contrato con la quiebra (locación, gerenciamiento, custodia, etc.) para continuar por un tiempo y ejercer por sí la explotación con
ciertas facilidades (art. 187).
-Ser designada administradora a cargo de la explotación de la empresa durante la quiebra, en reemplazo de la administración del síndico, con
facilidades para el acceso y asistencia técnica del Estado (arts. 189, 190, 191, 191bis, 192) sin que los acreedores prendarios o hipotecarios
puedan rematar hasta por dos años (art. 195);
-Hacer oferta y requerir la adjudicación definitiva de la empresa fallida, o uno o más de sus establecimientos, compensando los créditos de sus
trabajadores con el valor de la tasación que se practique, sin puja con los demás interesados. 29

-Intervención en los actos sujetos a autorización judicial (art.16)


Existen actos, como expone DI TULLIO 30, que el deudor puede ejecutar pero con autorización judicial previa, a saber: los relacionados con
bienes registrables, los de disposición o locación de fondos de comercio, los de emisión de debentures con garantía especial o flotante, los de
emisión de obligaciones negociables con garantía especial o flotante, los de constitución de prenda y los que excedan de la administración
ordinaria de su giro comercial31.

La norma ha merecido diversas observaciones entre ellas las siguientes:

a) Respecto de los actos que excedan de la administración ordinaria del giro comercial y su reglamentación en el artículo 16 vigente CONIL
PAZ32 señala que “esta disposición se inspira, como su antecedente (artículo 18, ley 19551) en la ley fascista de 1942 (art. 167). Como ella,
nuestro actual artículo 16, elude definirla. Prefiere sólo enunciar ciertos actos: todo lo relacionado con bienes registrables, disposición y
locación de fondos de comercio, emisión de debentures con garantía especial o flotante, constitución de prenda.”

29
Favier Dubois (h.), Eduardo M. Reglamentaciones necesarias para la correcta aplicación de la reforma de la ley de quiebras. LA
LEY 09/08/2011, 1
30
DI TULLIO, Jorge Antonio, en El concurso preventivo y la quiebra, T.I., Cámara Héctor, actualización bajo la dirección de Ernesto
E. Martorell, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2002, p. 511.
31
La enumeración legal es meramente ejemplificativa, dado que el principio general es que todos los actos que exceden la
administración ordinaria están sujetos a autorización judicial.RIVERA, ob.cit. p. 217.
32
CONIL PAZ, Alberto, Concurso preventivo y actos de administración, La Ley 1998-A,1
Prosigue exponiendo que “Como puede advertirse ambas normas, modelo y símil, pretenden que la administración se atenga exclusiva y
excluyentemente a la conservación y mantenimiento del patrimonio del deudor concursad. Actos de administración serán, entonces, aquellos
que combinen los fines de la gestión empresaria con la integridad patrimonial.”

Para concluir señalando que “el legislador se introduce, peligrosamente, en la esencia misma de la actividad, caracterizada por el propósito de
lucro, riesgo mediante, por la posición prevalerte que otorga la propiedad de los medios de producción. Ese balanceo entre la acción del
empresario y una tuitiva intervención legislativa es la nota saliente de nuestro sistema concursal, donde resulta fácil advertir las ilusiones
publicistas del modelo totalitario de 1942.”

“Es por eso que interesa poco que el acto propuesto por el concursado sea desde el punto de vista de gestión económica exitoso, pues este
no será quién, en definitiva, lo decida, función reservada a ciertos funcionarios estatales: el síndico y el juez. Ellos determinaran la utilidad y
necesidad del acto”

b)DI TULLIO33,respecto del artículo 16 vigente, expone que:”La parte final-actos que no excedan la administración ordinaria del giro comercial-,
ampliando indefinidamente el campo con ribetes desdibujados, constituirá germen de controversias.”

“Además, la fórmula es objetable, al referirse únicamente a”los actos que excedan la administración del giro comercial” dejando de lado los
otros bienes que constituyen la fortuna particular que también integran el patrimonio como prenda común de los acreedores: es decir el
concursado podrá enajenar las obras de arte, pinacoteca, etc., de su residencia sin cortapisa alguna, ya que no integran el “giro comercial”

-Petición de separación de la administración por haber realizado el concursado actos ineficaces (art.17)
De acuerdo a lo prescripto por el artículo 17 los actos cumplidos en violación a lo dispuesto en el Artículo 16 son ineficaces de pleno derecho
respecto de los acreedores. Además, cuando el deudor contravenga lo establecido en los Artículos 16 y 25 cuando oculte bienes, omita las
informaciones que el juez o el síndico le requieran, incurra en falsedad en las que produzca o realice algún acto en perjuicio evidente para los
acreedores, el juez puede separarlo de la administración por auto fundado y designar reemplazante. Esta resolución es apelable al solo efecto
devolutivo, por el deudor.
En caso de denegarse la medida puede apelar el síndico y de acuerdo con las circunstancias del caso, el juez puede limitar la medida a la
designación de un coadministrador, un veedor o un interventor controlador, con las facultades que disponga. La providencia es apelable en las
condiciones indicadas en el segundo párrafo.
-Calculo de las deudas en moneda extranjera (art.19)
Las deudas no dinerarias son convertidas, a todos los fines del concurso, a su valor en moneda de curso legal, al día de la presentación o al
del vencimiento, si fuere anterior, a opción del acreedor. Las deudas en moneda extranjera se calculan en moneda de curso legal, a la fecha de
la presentación del informe del síndico previsto en el artículo 35, al solo efecto del cómputo del pasivo y de las mayorías.
-Intervención prevista en relación a los contratos con prestaciones recíprocas pendientes (art.20)
El deudor puede continuar con el cumplimiento de los contratos en curso de ejecución, cuando hubiere prestaciones recíprocas pendientes.
Para ello debe requerir autorización del juez, quien resuelve previa vista al síndico. La continuación del contrato autoriza al cocontratante a
exigir el cumplimiento de las prestaciones adeudadas a la fecha de presentación en concurso bajo apercibimiento de resolución.
Las prestaciones que el tercero cumpla después de la presentación en concurso preventivo, y previo cumplimiento de lo dispuesto en este
precepto, gozan del privilegio previsto por el artículo 240.
-Intervención prevista en la rendición de cuentas en ejecuciones por remates no judiciales (art.23)
Los acreedores titulares de créditos con garantía real que tengan derecho a ejecutar mediante remate no judicial bienes de la concursada o, en
su caso, de los socios con responsabilidad ilimitada, deben rendir cuentas en el concurso acompañando los títulos de sus créditos y los
comprobantes respectivos, dentro de los veinte días de haberse realizado el remate. El acreedor pierde a favor del concurso, el uno por ciento
del monto de su crédito, por cada día de retardo, si ha mediado intimación judicial anterior. El remanente debe ser depositado, una vez
cubiertos los créditos, en el plazo que el juez fije.
Si hubiera comenzado la publicación de los edictos que determina el artículo 27, antes de la publicación de los avisos del remate no judicial, el
acreedor debe presentarse al juez del concurso comunicando la fecha, lugar, día y hora fijados para el remate, y el bien a rematar,
acompañando, además, el título de su crédito. La omisión de esta comunicación previa vicia de nulidad al remate.
La rendición de cuentas debe sustanciarse por incidentes con intervención del concursado y del síndico.
-Facultad de apelar en la suspensión de remates (art.24)
En caso de necesidad y urgencia evidentes para el concurso, y con el criterio del artículo 16, párrafo final, el juez puede ordenar la suspensión
temporaria de la subasta y de las medidas precautorias que impidan el uso por el deudor de la cosa gravada, en la ejecución de créditos con
garantía prendaria o hipotecaria. Los servicios de intereses posteriores a la suspensión son pagados como los gastos del concurso, si resultare
insuficiente el producido del bien gravado. Esta suspensión no puede exceder de noventa días.
La resolución es apelable al solo efecto devolutivo por el acreedor, el deudor y el síndico.
-Enviar carta a los acreedores (art.29)
Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 27 y 28, el síndico debe enviar a cada acreedor denunciado y a los miembros del comité de
control, carta certificada en la cual le haga conocer la apertura del concurso, incluyendo los datos sucintos de los requisitos establecidos en los
incisos 1 y 3 del artículo 14, su nombre y domicilio y las horas de atención, la designación del juzgado y secretaría actuantes y su ubicación y
los demás aspectos que estime de interés para los acreedores.
La correspondencia debe ser remitida dentro de los cinco días de la primera publicación de edictos.
La omisión en que incurra el síndico, respecto del envío de las cartas, no invalida el proceso.
-Intervenir en el trámite verificatorio tempestivo (art.32 y concordantes)

33
DI TULLIO, ob.cit. p.512.
La determinación del pasivo34 tiene significativa importancia en el proceso concursal. Los acreedores que poseen créditos de causa o título
anterior a la presentación en concurso preventivo son llamados a verificar los mismos. Para ello disponen de un lapso legalmente establecido
a fin de presentar sus pedidos de verificación al síndico, fijado entre los quince y veinte días desde el día en que se estime concluirá a
publicación de edictos, medio dispuesto por la ley para la citación de los acreedores al proceso concursal. También, podrán hacerlo en forma
tardía, es decir vencido dicho lapso en las condiciones previstas por el artículo 56 de la ley 24522. 35

Las operaciones cumplidas para la determinación del pasivo concursal tienen diversas finalidades. Por una parte el procedimiento de
verificación persigue, a través de un trámite acotado, delimitar quienes son los legitimados para prestar conformidad a la propuesta de acuerdo
que habrá de presentar el deudor. Ello justifica la brevedad de los procedimientos que prevé la ley y el dictado de la resolución del artículo 36,
en la cual, el tribunal, cuando el crédito o privilegio no fueren observados por el síndico, el deudor o los acreedores, lo declarará verificado si lo
estima procedente. De mediar observaciones, el juez se pronuncia sobre la admisibilidad o inadmisibilidad del crédito o privilegio.

Esta primera resolución es definitiva a los fines del cómputo de mayorías y base del acuerdo. Como se ve el carácter sumario, acotado y breve
del trámite verificatorio tempestivo persigue obtener una inicial determinación del pasivo concursal a efectos de establecer los legitimados para
aceptar o rechazar la propuesta de acuerdo y permitir obtener la base de cálculo de las mayorías legales establecidas para su aprobación.

La resolución que declara verificado el crédito, y en su caso, el privilegio, produce los efectos de cosa juzgada, salvo dolo. En tanto que la que
lo declara admisible o inadmisible podrá ser revisada 36 a petición del interesado formulada dentro de los veinte días 37 siguientes a la fecha de la
resolución prevista por el artículo 36. El vencimiento de dicho lapso, sin ser cuestionada la resolución, provocará que esta quede firme con los
efectos de cosa juzgada, salvo dolo38.

A esta altura debe recordarse que la determinación del concepto de cosa juzgada 39 se vincula con los atributos de una sentencia que resulta
inimpugnable e inmutable. Una sentencia es inimpugnable cuando contra ella no es posible articular recurso alguno 40, en tanto que una
34
Expresa FERNANDEZ MADRID que la verificación es una de las etapas más importantes del proceso concursal, pues tiene por
objeto determinar en la forma más exacta posible el pasivo del concurso, basado en dos grandes institutos: la integridad
patrimonial del deudor y la igualdad de tratamiento de los acreedores concurrentes. La satisfacción de los créditos de los
acreedores del concurso necesita, como primer paso, determinar quiénes y por cuánto son esos créditos, pues con ellos se
formará la masa pasiva y se determinarán los privilegios en el pago.FERNANDEZ MADRID, Juan Carlos, Código de Comercio
Comentado, T.III, p. 2271,ERREPAR, Buenos Aires, 2000.
35
Cabe apuntar que ambas vías son excluyentes, como expone TRUFFAT, resulta obvio que elegida una vía no se puede
recurrir a la otra. Quien verifica tempestivamente no puede verificar tardiamente. TRUFFAT, Edgardo Daniel, Resistencia frente al
valor de cosa juzgada de las decisiones verificatorias concursales, La Ley Suplemento Concursos y Quiebras, 2008, E, 1.
36
CASADIO MARTÍNEZ califica a la revisión como la facultad que el ordenamiento concursal acuerda a ciertos actores del
proceso, (utilizando el término “actores” en sentido genérico, es decir como sinónimo de participante y no en su acepción
procesal), para peticionar ante el mismo Juez de la causa, una nueva decisión sobre la admisibilidad de un pretendido crédito o
privilegio. CASADIO MARTÍNEZ, Claudio Alfredo, Comienzo del plazo para incoar revisión (art.37 de la ley 24522): otra vuelta (¿y
van?), La Ley Patagonia, 2006, 283.
37
El inicio del computo del lapso para incoar revisión ha sido objeto de debates doctrinarios y fallos encontrados, además del
artículo de CASADIO MARTINEZ Comienzo del plazo para incoar revisión (art.37 de la ley 24522): otra vuelta (¿y van?), La Ley
Patagonia, 2006, 283., puede examinarse el estado de la cuestión en el aticulo de ORCHANSKY, Sebastián y FERNANDEZ SAIZ,
Pablo J, Reflexiones sobre el plazo de interposición del recurso de revisión del art. 37 LCQ, La Ley, Gran Cuyo 2006 (julio), 765.
38
Como explica TRUFFAT, los acreedores “ingresan” en un sistema del cual sólo se sale con una sentencia definitiva sobre su
condición de acreedores concurrentes: el juez declarará sus créditos y privilegios verificados (y esta decisión hará cosa juzgada
salvo dolo; art. 37 LCQ), o “admisible”/”inadmisibles” y estas serán sentencias provisorias, si se las revisa dentro de los veinte
días, pero que vencido este plazo, sin haber sido cuestionadas, quedan firmes y producen también los efectos de cosa juzgada,
salvo dolo. TRUFFAT, Edgardo Daniel, Resistencia frente al valor de cosa juzgada de las decisiones verificatorias concursales, La
Ley Suplemento Concursos y Quiebras, 2008, E, 1.
39
Como enseña PALACIO Aunque, de acuerdo con un difundido concepto, el derecho reconocido por una sentencia pasada
en autoridad de cosa juzgada configura un bien que se incorpora al patrimonio del beneficiario del fallo, y del cual no puede ser
privado sin riesgo de transgredirse el precepto constitucional que asegura la inviolabilidad de la propiedad, es ya de antigua data
la doctrina jurisprudencial en cuya virtud ese principio no reviste carácter absoluto y cede, fundamentalmente, frente a la
comprobación de la existencia de dolo en la causa en que se dictó la sentencia, pues en tal caso no es lícito, naturalmente,
hablar de cosa regularmente juzgada.

Según fácilmente se advierte, la apuntada excepción no se halla referida a las irregularidades que pueden afectar a los
requisitos de lugar, tiempo y forma que condicionan la validez de la sentencia y de los actos que la precedieron --cuya
impugnación se rige por los preceptos que conforman el régimen de las nulidades procesales (arts. 169 y sigtes. Cód. Procesal)--,
sino a los vicios que son susceptibles de viciar la voluntad o de perturbar la libertad de las partes o de los restantes sujetos
procesales, y bien entendido, por un lado, que ellos carecen de la relevancia que se les concede respecto de los actos de
derecho sustancial y, por otro lado, que en el ámbito analizado sólo deben reputarse computables, como motivos de invalidación
de sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada, y más allá de la eventual conducta ilícita del juez, el dolo y la violencia
moral o intimidación.
En sentido genérico, y sin que ello implique asimilar la correspondiente impugnación a la prevista en los arts. 961 y sigtes.
del Cód. Civil, es habitual denominar cosa juzgada fraudulenta a aquélla que resulta de una sentencia firme afectada por ese tipo
de vicios, y a tal terminología se atiene fundamentalmente la sentencia anotada, que además, según lo hace la doctrina civilista,
alude a vicios sustanciales en contraposición a los formales. PALACIO, Lino Enrique, La cosa juzgada fraudulenta y los límites
temporales de su impugnación, LA LEY 1997-E, 584
40
Señala ROCCO que la sentencia puede ser, en cambio: impugnable, si aún queda abierta contra ella una vía de recurso
(oposición, apelación o casación); no impugnable, si no hay o no son posibles vías de recurso contra ella. La inimpugnabilidad de
las sentencias constituye lo que los alemanes llaman fuerza legal formal de la sentencia (fomelle Rechtskraft), esto es, la eficacia
obligatoria de la sentencia respecto al procedimiento de que forma parte (o mejor estaría decir, el supuesto formal de la cosa
juzgada) en contraposición a la fuerza legal material (materielle Rechtskraft), esto es, la eficacia obligatoria de la sentencia
respecto a otro procedimiento (nosotros diriamos: la autoridad de cosa juzgada de la sentencia), para la cual es necesaria,
además, la identidad entre la relación acreditada y la que se va a acreditar en todos sus elementos (sujeto, objeto, causa
jurídica.”ROCCO, Alfredo, La sentencia civil, p.240, Librería El Foro, Buenos Aires, 2000.
sentencia resultará inmutable cuando el pronuncimiento impide que la cuestión pueda ser planteada nuevamente ante el mismo juez ni ante
ningún otro. La concurrencia de ambos caracteres es lo que confiere a una sentencia el carácter de cosa juzgada. De modo tal que el atributo
de cosa juzgada no es un efecto de la sentencia, sino una cualidad de esta que aumenta su estabilidad.

Es posible distinguir la cosa juzgada formal, material y provisional. La cosa juzgada formal resulta cuando una sentencia no puede ser objeto
de recurso alguno, pero es posible su modificación en un proceso posterior. Una sentencia adquiere autoridad de cosa juzgada material
cuando resulta inmodificable en cualquier otro procedimiento. La cosa juzgada provisional implica que el tribunal puede emitir juicios de certeza
provisional y a diferencia de lo que sucede con la cosa juzgada formal, éste está facultado para modificar en el mismo juicio lo decidido al
obtener mayores elementos de convicción.

Los sistemas ensayados en materia verificatoria, además de perseguir una rápida determinación del pasivo concursal a los fines del computo
de mayorías (finalidad estatuida por el artículo 36 al otorgar carácter definitivo a los fines del cómputo de mayorías y base del acuerdo),
procuran mejorar o perfeccionar los filtros necesarios que permitan extirpar a los créditos fraudulentos o simulados, bien sea para no alterar las
mayorías en beneficio o perjuicio del deudor, o para evitar que disputen derechos a la percepción de sus créditos a los acreedores legítimos.

Las acciones por dolo previstas por el artículo 38 tramitan por vía ordinaria, ante el juez del concurso y caducan 41 los noventa días42 de la
resolución prevista por el artículo 36 de la ley 24522.

La acción de dolo es independiente ya que su ejercicio no se encuentra supeditado, ni limitado por la interposición o no de la revisión del
crédito.

Cabe recordar que de acuerdo al artículo 37 la resolución que declara admisible o inadmisible el crédito puede ser revisada a petición del
interesado formulada dentro de los veinte días siguientes a la resolución prevista por el artículo 36. La omisión de deducir revisión, otorga
firmeza a dicha resolución, salvo, precisamente, la invocación de dolo que resulta autónoma y no supeditada a la previa promoción de revisión.

Ello, porque la finalidad que persigue la acción por dolo es demostrar el fraude o la intención de provocar de modo artificioso un menoscabo en
el patrimonio del deudor43. Como expresa CÁMARA la “acción de revocación por dolo se dirige a dejar sin efecto la declaración respecto de un
crédito efectuada por el juez del concurso, cuando la misma fue viciada por “dolo” y se fundamenta en la tutela del debido proceso”. 44 Esta

41
La ley 24522 a diferencia de su predecesora refiere a un plazo de caducidad y no de prescripción.CONIL PAZ señala las
diferencias existentes entre ambas:1)La prescripción “extingue” el derecho, presuponiendo que él existe, y que se pierde por la
inacción del titular. La caducidad “obsta” a su nacimiento.2) En la prescripción, el legislador no tutela al deudor en detrimento
del acreedor; persigue la estabilidad de las relaciones jurídicas: su eje axial es que los derechos no subsistan indefinidamente. La
caducidad consolida ciertas situaciones cuya incertidumbre debe ser rápidamente aclarada.3)A la prescripción se la renuncia
expresa o tácitamente, pero no la caducidad ya ganada, salvo que un nuevo acto pueda reavivar al derecho perjudicado.4)La
prescripción puede interrumpirse, la caducidad jamás. CONIL PAZ, Alberto, Caducidad o prescripción. El Derecho 186-29. Por su
parte FERNANDEZ MADRID apunta la opinión de RIVERA y VITOLO, señalando que estos autores explican que se cambió el
término prescriben” por “caducan”, para evitar discusión respecto de la posibilidad de utilizar los institutos que puedan afectar al
computo de la prescripción, dejando establecido que indefectiblemente, vencido el plazo, se extinguirá la acción. FERNÁNDEZ
MADRID acota luego de reseñar la opinión precedente que lo que dicen los autores precitados en forma tan dogmática, puede ser
cierto, pero no tanto. Es cierto- explica- que existen grandes diferencias entre prescripción y caducidad: la prescripción opera
generalmente a través de una excepción, en tanto que la caducidad produce sus efectos de manera directa y automática; y que
la prescripción se aplica a las pretensiones, mientras que la caducidad se refiere a los derechos llamados potestativos; y en la
caducidad a diferencia de la prescripción, no se admiten, generalmente, causas de interrupción o suspensión. Pero esta no
suspensión no es aceptada por toda la doctrina; contraria a esta tesis existen las opiniones de juristas como Antonio Vazquez
Vialard, Antonio Ojeda Avilés, Manuel Alonso Olea y Hueck-Nipperdey; y también admiten la suspensión la legislación española y
alemana.FERNÁNDEZ MADRID, ob.cit.p.2282.
42
El plazo ha sido objeto de algún reproche por parte de FERRARIO y coautores quienes señalan “El plazo aparece como escaso,
teniendo en cuenta que algunos incidentes llevan años de trámite y con mayor razón el de verificación tardía, puesto que puede
ser promovido hasta dos años posteriores a la presentación en concurso; los que nos lleva a concluir que el escueto plazo de 90
días establecido en la ley apunta a las de verificación de primera instancia.” FERRARIO, Carlos Angel M., ALVAREZ, Javier, GALLI,
Claudio, PERILLO, Fernando, SICOLI, Jorge, SILBERT, Mariano y TETTAMANZI, Eduardo, Ley de concursos y quiebras comentada y
anotada, p.113, ERREPAR, Buenos Aires, 2008. También se ha expresado que el plazo para interponer la acción es de noventa
días contados desde la fecha en que se dictó la resolución del artículo 36 LC. Dicho plazo, resulta ser de caducidad y no de
prescripción, pues textualmente el artículo 38 LC utiliza el verbo “caducar”, razón por la cual dicho plazo no es susceptible de
interrumpirse o suspenderse - y en consecuencia - el recurso de revisión planteado en los términos del artículo 37 LC no
suspende el término de cómputo del plazo para ejercitar la acción por dolo. BUSTINGORRY, Rodrigo Sebastián, La revisión de la
sentencia verificatoria en el proceso concursal a través del mecanismo dispuesto por el artículo 38 de la ley 24.522, Consulta:
www.eldial.com.ar, 18 de agosto de 2009.

43
Desde la perspectiva histórica cabe recordar que la ley 11719 atribuía valor de cosa juzgada a la resolución que rechazaba la
impugnación y que no era recurrida en forma. La ley 19551 contempló también la acción por dolo y como enseña MIGLIARDI,
comentando dicha ley, si existe dolo o fraude, no puede prevalecer el concepto de cosa juzgada, y quien alegue el vicio debe
deducir la acción pertinente por la vía ordinaria ante el juzgado del concurso. MIGLIARDI, Francisco, N.M.O., Concursos y
procedimiento concursal, p.43, Depalma, Buenos Aires, 1972.
44
CAMARA, Héctor, El concurso preventivo y la quiebra, actualizado bajo la dirección de Martorell, Ernesto E., T.I., p. 738, Lexis
Nexis, Buenos Aires, 2004.
acción, como claramente lo MAFFIA, trata la revocación o nulidad- por dolo- de la sentencia 45 que declara verificado un crédito.46 Fundamentos
estos que confieren autonomía al ejercicio de esta acción.

En orden a la legitimación activa para promover esta acción se encuentran legitimados:


a)El deudor.
b)Los acreedores declarados admisibles y verificados.
c)Los acreedores pendientes de resolución respecto de su pretensión verificatoria, pero estos perderán legitimación si durante la sustanciación
del proceso se resuelve la procedencia de su crédito en forma negativa a sus pretensiones.

La deducción de esta acción no impide el derecho del acreedor a obtener el cumplimiento del acuerdo, sin perjuicio de las medidas
precautorias que puedan dictarse.47

La acción prevista por el artículo 38 apunta a demostrar el fraude o la intención de provocar un menoscabo en el patrimonio del deudor,
procurando hacer caer o privar de autoridad a la cosa aparentemente juzgada.

Los artículos 37 y 38 de la ley 24522 tipifican la institución conocida en el derecho procesal como revocación de la cosa juzgada fraudulenta.
La normativa concursal recepta la doctrina de la revisibilidad de la aparente cosa juzgada obtenida mediante un proceso fraudulento,
permitiendo la nulidad o revocación de la sentencia que declara verificado o admisible un crédito ficticio.

La carga de la prueba pesa sobre el acreedor controvertido quien debe desvirtuar la existencia del dolo que se le atribuye. Es aplicable, en
forma analógica, la doctrina judicial elaborada en torno a la acción de simulación que sostiene que quien afirma la validez de un negocio cuya
existencia es impugnada, no puede limitarse a adoptar una conducta procesal pasiva, sino que debe traer a la causa los elementos que
confirmen la veracidad del negocio y tratar de convencer al órgano judicial que su proceder fue serio y honesto.

En orden al concepto de dolo 48 la ley concursal no expone un concepto específico, por ello cabe recurrir al criterio brindado por el artículo 931
del Código Civil, en cuanto expresa que es dolo “toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o
maquinación que se emplee con ese fin”. CÁMARA señala que en este contexto, también debe reunir los elementos indispensables dispuestos
por el artículo 932 del Código Civil, adquiriendo fuerza inusitada toda la doctrina y jurisprudencia civilista. Por ello, el dolo debe: a) ser grave, b)
ser determinante de la acción, c) producir un daño importante, d) no haber habido dolo por ambas partes (dolo recíproco) 49

Por su parte QUINTANA FERREYRA, coincide en señalar que el dolo que hace referencia la ley no es otro que el conceptualizado por el
Código Civil en su artículo 931, sin embargo señala que no cabe distinguir si ha existido un acuerdo entre deudor y acreedor, o si
unilateralmente éste ha obrado dolosamente, aunque según el régimen de la verificación de créditos, se encuentra insita la connivencia entre
ambos. El dolo bilateral – explica- es el mañoso arbitrio de propósitos comunes, antes o durante el proceso de verificación; los afectados son
los demás acreedores.50

La determinación del carácter unilateral o bilateral del dolo, adquiere importancia en orden a la legitimación para promover las acciones
previstas por el artículo 38, ya que el deudor podrá invocar el dolo en el supuesto que el acreedor hubiera obrado singularmente en forma
dolosa.

La figura del dolo tiene distintos alcances señalándose- entre otros- la deliberada intención de no cumplir pudiéndolo hacer, ejecución de actos
a sabiendas y con propósito de dañar, etc., también se evidencia como la ejecución a sabiendas de un proceso irregular para dar visos de
legalidad a la creación de un título con el fin de llevar a engaño sobre la legitimidad de la acreencia.

45
Aunque resulte obvio debe existir una sentencia como presupuesto para el ejercicio de esta acción. Así se ha dicho que no
procede la acción por dolo, sin que haya mediado resolución judicial sobre el crédito desaconsejado por la sindicatura. El síndico
se limita a dar su parecer sobre la procedencia o improcedencia de los pedidos de verificación, pero carece de potestad
decisoria, por otra parte insita al órgano jurisdiccional, el cual debe resolver en forma expresa, aun cuando la opinión adversa del
funcionario concursal no haya sido impugnada. La falta de declaración de inadmisibilidad del crédito insinuado, así como la
inexistencia de pronunciamiento alguno a su respecto, torna improcedente la interposición de una acción de dolo, ya que es de
toda obviedad que no puede pretenderse la revocación de una sentencia inexistente. GARZON VIEYRA - RAMIREZ – GUERRERO
CIA. FINANCIERA SIC SA C/ CIAS. ASOCIADAS PETROLERAS SA S/ CONCURSO. 9/12/88 CAMARA COMERCIAL: E

46
MAFFIA, Osvaldo, Revocación por dolo de la sentencia de verificación, ED 95-961.
47
ALEGRIA explica claramente la finalidad de esta disposición: que el deudor no puede disponer una moratoria automática del
cumplimiento del acuerdo sólo porque interponga reclamación contra la decisión judicial verificando o declarando admisible un
crédito. ALEGRIA, Héctor, J.A., doctrina, 1973-635
48
Como explica VERON en nuestro derecho la palabra dolo tiene tres significados:
1) designa la intención de cometer un daño. Es el elemento que caracteriza al delito civil, y que permite distinguirlo del
cuasidelito, supuesto en que el agente obra con culpa o negligencia.
2) significa el incumplimiento deliberado, intencional de la obligación contraída (arts. 506 y 507, Cód. Civil).
3) es un vicio de los actos jurídicos.
Con respecto a todos ellos hay un elemento común: el autor del hecho tiene conciencia de la ilicitud de la acción. VERON, Beatriz
Alicia, El dolo en los negocios jurídicos. Un breve pantallazo retrospectivo con miras al futuro, LA LEY 2007-A, 883
49
CAMARA, ob.cit. p. 740.
50
QUINTANA FERREYRA, Francisco, Concursos, T.1, p. 446, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1985.AVILA PAZ, Rosa A, RAMOS,
Alicia, La cosa Juzgada y sus modos de impugnación, RDCO, 1976-595.
El engaño comprende no sólo acciones positivas, sino también omisiones, ocultaciones o reticencias engañosas provocadas por el acreedor,
de manera que su acción dolosa lo lleva a incurrir en una aserción falsa o disimula lo verdadero para aparentar la presencia de un crédito
inexistente.

En suma la conducta del acreedor que obtuvo la verificación de su crédito y no prueba en la acción por dolo la legitimidad del procedimiento
que le permitió generar el título en que baso su solicitud verificatoria, además de de no haber acreditado la veracidad de su acreencia, su
admisión en el pasivo concursal ocasiona un perjuicio no sólo a la fallida, sino a los terceros, quienes verían disminuido el activo que
constituye la garantía del pago de sus créditos, lo que sin dudas les genera una afectación a su derecho de propiedad y de igualdad de trato.
-Cobrar el arancel, con cargo de oportuna rendición (art.32)
Por cada solicitud de verificación de crédito que se presente, el acreedor pagará al síndico un arancel de cincuenta pesos que se sumará a
dicho crédito. El síndico afectará la suma referida a los gastos que le demande el proceso de verificación y confección de los informes, con
cargo de oportuna rendición de cuentas al juzgado, quedando el remanente como suma a cuenta de honorarios a regularse por su actuación.
Exclúyese del arancel a los créditos de causa laboral, y a los menores de mil pesos sin necesidad de declaración judicial.
-Ejercer las facultades de información que le acuerda el artículo 33, dejando constancias de las medidas realizadas.
El síndico debe realizar todas las compulsas necesarias en los libros y documentos del concursado y, en cuanto corresponda, en los del
acreedor. Puede, asimismo, valerse de todos los elementos de juicio que estime útiles y, en caso de negativa a suministrarlos, solicitar del juez
de la causa las medidas pertinentes.
Debe conservar el legajo por acreedor presentado por el concursado, incorporando la solicitud de verificación y documentación acompañada
por el acreedor, y formar y conservar los legajos correspondientes a los acreedores no denunciados que soliciten la verificación de sus
créditos. En dichos legajos el síndico deberá dejar constancia de las medidas realizadas.
-Recibir las observaciones previstas por el artículo 34.
-Presentar al Juzgado un juego de copias de las impugnaciones recibidas.
-Redactar y presentar el informe individual de los créditos.(art.35)
Vencido el plazo para la formulación de observaciones por parte del deudor y los acreedores, en el plazo de VEINTE (20) días, el síndico
deberá redactar un informe sobre cada solicitud de verificación en particular, el que deberá ser presentado al juzgado.
Se debe consignar el nombre completo de cada acreedor, su domicilio real y el constituido, monto y causa del crédito, privilegio y garantías
invocados; además, debe reseñar la información obtenida, las observaciones que hubieran recibido las solicitudes, por parte del deudor y de
los acreedores, y expresar respecto de cada crédito, opinión fundada sobre la procedencia de la verificación del crédito y el privilegio.
También debe acompañar una copia, que se glosa al legajo a que se refiere el artículo 279, la cual debe quedar a disposición permanente de
los interesados para su examen, y copia de los legajos.
-Presentar el informe general previsto por el art. 39
FERNÁNDEZ MADRID enseña que el informe general tiene suma importancia en el resultado del concurso preventivo y del acuerdo a que se
arribe. Es una guía para los acreedores respecto a la conducta pasada, presente y futura del deudor, sobre las vicisitudes económicas y
financieras de sus negocios, y sobre las posibilidades de cumplimiento que tendrá la propuesta de acuerdo. 51

A lo que debemos añadir con ARGERI que el informe general es elaborado por un funcionario especializado (contador público) que si bien no
constituye prueba plena de sus conclusiones, sino simples indicios sujetos a la valoración del juez, debe ser completo y específico. 52

Entre los aspectos que debe desarrollar el informe general figura la composición detallada del activo y el pasivo, debiendo estimarse los
valores probables de realización de cada rubro del primero.

Durante la vigencia de la ley 19551 QUINTANA FERREYRA predicaba que también había que incluir en el informe, como bienes susceptibles
de apreciación económica, las patentes, los contratos de licencias, convenciones sobre el “know how” y el valor llave. 53

En el ámbito de la valoración de los intangibles también cabe recordar las contribuciones de CHAVES y PAHLEN ACUÑA quienes presentaron,
a las XVI Jornadas Universitarias de Contabilidad, organizadas por la Facultad de Ciencias Económicas de la de la Universidad Nacional del
Nordeste, en octubre de 1995, un trabajo titulado Valor llave: un estigma contable que debería ser borrado y que obtuvo el premio “Dr. Héctor
R. Bértora”.Sobre la base dicho trabajo publicaron un estudio denominado Valor llave. Un enfoque actual.

En dicho estudio analizaron, desde la perspectiva de la llave, cuestiones que inciden en la normativa vigente como ser los conceptos de llave
creada o auto generada, el costo de generación de la llave, amortización de la llave entre otros aspectos. 54

La ley 25.589, modificó el contenido del informe general, estableciendo en el inciso 2) del artículo 39 que el informe debe expresar la
composición actualizada y detallada del activo, con estimación de los valores probables de realización de cada rubro, incluyendo intangibles.

ALEGRIA se interroga sobre que significa incluir los intangibles y el porqué de su inclusión. Explica que los valores inmateriales normalmente
no figuran en los balances o estados contables de la empresa, porque la técnica contable dispone que el intangible o valor inmaterial que se
produjo o que es consecuencia de la actuación misma de la empresa, tiene valor cero en el balance. Y ejemplifica este autor con los casos de

51
FERNANDEZ MADRID, Juan Carlos, Código de Comercio comentado, T.III, Errepar, Buenos Aires, 2000, p.2283.
52
ARGERI, Saúl A., La quiebra y demás procesos concursales, T.1, La Plata, Editora Platense, 1972, p.310
53
QUINTANA FERREYRA, Francisco, Concursos Ley 19551, comentada, anotada y concordada, T.1, Buenos Aires, editorial Astrea,
1985, p.461.
54
CHAVES, Osvaldo A. y PAHLEN ACUÑA, Valor Llave. Un enfoque actual, Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1996.
marcas de propia producción, el nombre comercial, el valor llave cuando surgen de la propia actividad de la empresa. Por el contrario si se lo
compró a un tercero figura por el valor de compra. 55

MARTORELL56, en la actualización de la obra de CÁMARA, explica que en lo que hace a la valuación de los intangibles, ésta ha desatado una
singular problemática debido a las normas técnicas dictadas por los consejos profesionales.

En este sentido NEDEL57 cita que los bienes inmateriales, denominados “activos intangibles” en la RT 9 FACPCE están definidos como
“aquellos representativos de franquicias, privilegios u otros similares…que no son bienes tangibles ni derechos contra terceros, y que expresan
un valor cuya existencia depende de la posibilidad futura de producir ingresos”.

Como ya hemos expuesto el valor de adquisición de intangibles es registrable cuando ha sido efectivamente pagado, pero no se permite la
registración del valor de los activos auto generados.

La valoración de los intangibles, a nuestro modo de ver, tiene significativa importancia en relación a las marcas, su transferencia y valoración.

Las marcas pueden ser transferidas como lo es cualquier derecho. 58 Al igual que las patentes, el nombre comercial o los modelos o diseños
industriales constituyen para el empresario bienes inmateriales de los que se vale para la explotación de su empresa.

En opinión de VITOLO estos bienes inmateriales son transferibles a título hereditario (ab intestato o testamentario) o por actos entre vivos. 59

En la transferencia singular de una marcaentendemos aplicables en tal caso las disposiciones del artículo 6 de la ley 22.362 que dispone que la
transferencia de la marca registrada es válida respecto de terceros, una vez inscripta en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial.

Desde el punto de vista de los resguardos formales no se requiere hacerlo por escritura pública, bastando la firma certificada ante escribano
público del cedente solamente.60
55
ALEGRÍA, Héctor, Nueva reforma a la ley de concursos y quiebras (Ley 25.589), La Ley, 2002-D-1055
56
MARTORELL, Ernesto E. en El concurso preventivo y la quiebra, actualización de la obra de Héctor CAMARA, T.II, Buenos Aires,
Lexis Nexis, p. 27, nota 36.
57
NEDEL, Oscar, Ley de concursos y quiebras, Buenos Aires, La Ley, 2006, p. 203.
58
OTAMENDI, ob.cit. p.145. De acuerdo a la Disposición Nº 132/96 DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL la
solicitud de inscripción de transferencias de derechos sobre marcas de productos o de servicios, de patentes de invención, de
modelos de utilidad y de modelos y diseños industriales, regidos por las Leyes 22.362, 24.481 y su modificatoria 24.572, y por el
Decreto-Ley 6.673/63 ratificado por la Ley 16.478, se formalizará por medio del formulario tipo que se ha establecido a tal fin,
con sus datos completos, número previsional y posición ante la AFIP, no admitiéndose el ingreso de ninguna solicitud sin la
constancia del pago de los aranceles que correspondan de conformidad a lo establecido en el Anexo III del Decreto 260/96, salvo
que la exención hubiese sido dispuesta por otras leyes.

La documentación acreditante de transferencias, renuncias o cualquier otro acto de disposición sobre los derechos enunciados
en el artículo l° de dicha disposición deberá contener los siguientes recaudos:

a) Cuando el acto haya pasado por instrumento público se acompañará el respectivo testimonio, debidamente legalizado si
hubiese sido otorgado en distinta jurisdicción.
b) Cuando el acto hubiese sido formalizado por instrumento privado, las firmas de las partes deberán hallarse autenticadas por
ante escribano público, con las legalizaciones que correspondieren. Los firmantes que actuaren por un derecho que no es el
propio, deberán acreditar, por medio de certificación notarial o judicial, la representación que invoquen y que se encuentran
debidamente facultados para la realización del acto. EI escribano interviniente deberá dar fe que se han “acreditado las
facultades suficientes", con detalle de los documentos habilitantes para ello, que ha tenido a la vista.
c) Cuando el acto se hubiese celebrado en el extranjero su forma se regirá por las leyes del país en el que se hubiera otorgado,
pero el documento en el que se instrumente deberá contener la certificación de las firmas, carácter y facultades de los
intervinientes, así como las legalizaciones pertinentes, salvo que tratados internacionales o convenios bilaterales o de
integración liberen tal requisito. Cuando corresponda, deberá acompañarse traducción del documento en las condiciones
requeridas por el articulo 28 del Decreto 1759/72 T.O. 1991.
Las partes podrán autorizar a un tercero, en el mismo cuerpo del documento, a correr con el trámite de inscripción,
facultándolo a suscribir formularios, contestar vistas, acompañar y retirar documentación, y todo otro mero trámite tendiente a la
conclusión del procedimiento.
Cuando la transferencia se opere como consecuencia de la venta del fondo de comercio, del que la marca, patente,
modelo de utilidad o diseño o modelo industrial forme parte, la misma deberá justificarse mediante el documento que acredite la
respectiva inscripción en el Registro Público de Comercio (Ley 11.867).
Cuando la transferencia se efectúe por causa de muerte, no se tomará razón de la misma sin orden expresa del Juez
interviniente en la sucesión del titular del derecho que se
transmite. Deberán consignarse los datos de los herederos, sus partes indivisas y el autorizado a suscribir el formulario.
No se admitirá la transmisión de derechos en favor de entes a los que las leyes no les asignen personalidad jurídica,
tales como las sucesiones, la sociedad conyugal, las sociedades de hecho, las sociedades irregularmente constituidas y las
sociedades en formación.
En el supuesto previsto por el articulo 38 de la Ley de Sociedades Comerciales 19.550 y sus modificatorias, la anotación
preventiva se practicará siempre que se acompañe el contrato social y se reúnan los siguientes requisitos:
a)Que el mismo cumpla con los recaudos establecidos en el articulo 3 de la disposición referida.
b) Que el titular del bien, integre la sociedad y transmita el dominio como aporte de capital.
c) Se deberá acompañar constancia de la iniciación del trámite de inscripción ante la Inspección General de Justicia u
organismo registral equivalente.
En las solicitudes de inscripción de transferencias por actos entre vivos deberá mencionarse el acto jurídico que la
motiva y, de tratarse de una cesión a titulo oneroso, el precio. Cuando el transmitente del derecho fuese una persona física,
deberá acreditarse, en forma fehaciente, el consentimiento exigido por el art. 1.277 del Código Civil.

59
VITOLO, ob.cit. p.591
60
OTAMENDI, ob.cit. p 145.
Encontrándose en concurso preventivo el cedente entendemos que se debe requerir la previa autorización del tribunal en los términos del
artículo 16 de la ley 24522.

Y en este caso al emitir opinión el síndico (artículo 16, ley 24522) deberá valorar al intangible, entre otros aspectos, a fin de determinar la
conveniencia de la propuesta de transferencia onerosa requerida por el concursado. De igual modo el juez deberá ponderar la solicitud de
autorización y cotejarla con el valor estimado del intangible, para admitir o desestimar la autorización de venta. 61
-Emitir el informe previsto por el art.56 en las verificaciones tardías.
El pedido de verificación tardía debe deducirse por incidentes mientras tramite el concurso o, concluido éste, por la acción individual que
corresponda, dentro de los dos años de la presentación en concurso.
Si el título verificatorio fuera una sentencia de un juicio tramitado ante un tribunal distinto que el del concurso, por tratarse de una de las
excepciones previstas en el artículo 21, el pedido de verificación no se considerará tardío, si, no obstante haberse excedido el plazo de dos
años previsto en el párrafo anterior, aquél se dedujere dentro de los seis meses de haber quedado firme la sentencia.
Vencidos esos plazos prescriben las acciones del acreedor, tanto respecto de los otros acreedores como del concursado, o terceros vinculados
al acuerdo, salvo que el plazo de prescripción sea menor.
Cuando la verificación tardía tramite como incidente durante el concurso, serán parte en dicho incidente el acreedor y el deudor, debiendo el
síndico emitir un informe una vez concluido el período de prueba.
En relación a la actuación del síndico en la quiebra cabe, como cuestión previa a la enumeración de sus facultades, efectuar algunas
consideraciones surgidas en torno a los posterior actuación del síndico a tenor de la regulación de la ley 24522 en torno a la conclusión del
concurso, las hipótesis de quiebra indirecta y la posible conversión de una quiebra declarada en concurso.
Consideramos ilustrativo en este sentido examinar la doctrina de la causa “BOEING S.A. S/QUIEBRA S/INCIDENTE DE APELACION
ART.250 C.PROC.” proveniente de la C.Nac. Com., Sala A, (17/02/07) que aborda diversas cuestiones referidas a la posterior actuación de la
sindicatura en caso de quiebra sobreviviente al concurso preventivo, estando pendiente de cumplimiento un acuerdo homologado.

El síndico actuante en el concurso preventivo de la deudora apeló la decisión de primera instancia donde se mantuvo el criterio de designar
un nuevo funcionario concursal como consecuencia de la quiebra decretada a pedido de un acreedor privilegiado, estando homologado el
acuerdo preventivo y pendiente de cumplimiento.

El fallo de primera instancia tuvo en cuenta que, al no encontrarse concluido el proceso concursal ni habiendo mediado frustración del acuerdo
homologado, el caso no estaría comprendido en los supuestos contemplados en la ley 24.522, artículos 64 y 253, inciso 7, por lo que no
correspondía mantener en funciones al mismo síndico.

La alzada estimo procedente hacer lugar al recurso manteniendo para el trámite falencial la intervención de la sindicatura que actuó en el
concurso preventivo.

La primera consideración que nos mueve a efectuar el fallo es la necesidad de considerar al proceso concursal como una unidad.

La ley 24522 establece una serie de procesos, regulados de diversas maneras, a los cuales puede acudir ora en forma exclusiva el deudor, ora
en forma concurrente con los acreedores o bien modificar o cambiar un proceso iniciado por otro.

Inicialmente el deudor puede solicitar el concurso preventivo, siendo una facultad exclusiva que le confiere la ley. El trámite del concurso
preventivo implica un desarrollo que, frente a las vicisitudes que presente, puede concluir de diversa manera.

Así solicitado por el deudor la apertura del concurso preventivo una primera contingencia es el rechazo previsto por el artículo 13 de la ley
24522, cuya consecuencia no sólo será la no apertura del procedimiento, sino también la aplicación de lo previsto por el artículo 31 in fine de
la ley falencial, es decir que por el lapso de un año las peticiones de concurso no deben ser admitidas, si existen pedidos de quiebra
pendientes.

61
Apuntamos que el artículo 16 de la ley 24522 ha merecido diversas observaciones, entre ellas, las siguientes:
a) Respecto de los actos que excedan de la administración ordinaria del giro comercial y su reglamentación en el artículo 16
vigente CONIL PAZ señala que “esta disposición se inspira, como su antecedente (artículo 18, ley 19551) en la ley fascista de
1942 (art. 167). Como ella, nuestro actual artículo 16, elude definirla. Prefiere sólo enunciar ciertos actos: todo lo relacionado con
bienes registrables, disposición y locación de fondos de comercio, emisión de debentures con garantía especial o flotante,
constitución de prenda.”
Prosigue exponiendo que “Como puede advertirse ambas normas, modelo y símil, pretenden que la administración se atenga
exclusiva y excluyentemente a la conservación y mantenimiento del patrimonio del deudor concursad. Actos de administración
serán, entonces, aquellos que combinen los fines de la gestión empresaria con la integridad patrimonial.” Para concluir
señalando que “el legislador se introduce, peligrosamente, en la esencia misma de la actividad, caracterizada por el propósito de
lucro, riesgo mediante, por la posición prevalerte que otorga la propiedad de los medios de producción. Ese balanceo entre la
acción del empresario y una tuitiva intervención legislativa es la nota saliente de nuestro sistema concursal, donde resulta fácil
advertir las ilusiones publicistas del modelo totalitario de 1942.”
“Es por eso que interesa poco que el acto propuesto por el concursado sea desde el punto de vista de gestión económica
exitoso, pues este no será quién, en definitiva, lo decida, función reservada a ciertos funcionarios estatales: el síndico y el juez.
Ellos determinaran la utilidad y necesidad del acto” CONIL PAZ, Alberto, Concurso preventivo y actos de administración, La Ley
1998-A,1
b)DI TULLIO, respecto del artículo 16 vigente, expone que:”La parte final-actos que no excedan la administración ordinaria del
giro comercial-, ampliando indefinidamente el campo con ribetes desdibujados, constituirá germen de controversias.”
“Además, la fórmula es objetable, al referirse únicamente a”los actos que excedan la administración del giro comercial” dejando
de lado los otros bienes que constituyen la fortuna particular que también integran el patrimonio como prenda común de los
acreedores: es decir el concursado podrá enajenar las obras de arte, pinacoteca, etc., de su residencia sin cortapisa alguna, ya
que no integran el “giro comercial” DI TULLIO, Jorge Antonio, en El concurso preventivo y la quiebra, T.I., Cámara Héctor,
actualización bajo la dirección de Ernesto E. Martorell, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2002, p. 512
También, durante el concurso preventivo, el deudor puede desistir del trámite unilateralmente, sin requerir conformidad de sus acreedores,
hasta la primera publicación de edictos; o con la conformidad de estos en las condiciones del artículo 31. Es lo que denomina el desistimiento
voluntario.

Pero el desistimiento también opera como sanción 62 en las hipótesis de los artículos 6, 7, 8, 14, incisos 5 y 8, 27 y 28 primer párrafo. En estos
casos resulta igualmente aplicable lo ya referido respecto del artículo 31 in fine.

Más durante el curso del concurso preventivo no caben dudas que la sanción más grave que puede sobrevenir para el deudor, es su
declaración en quiebra indirecta. Tales hipótesis se reseñan en el artículo 77 de la ley 24522 y refieren a las situaciones previstas por los
artículos 46, 47, 48, inc. 2 y 5, 51, 54, 61 y 6363.

Se destaca, nítidamente, la reducción de las causales de quiebra indirecta, que ascendían a 12 en el antiguo artículo 84 inciso 1 de la ley
19551.

Dicha reducción se debe a la eliminación de las siguientes hipótesis:

a) El caso del antiguo artículo 15 cuando se resolvía la postergación de la asamblea o junta de acreedores y el deudor omitía publicar
nuevamente los edictos según los artículos 28 y 29 del régimen modificado por la ley 24522.

b) El caso del precepto del artículo 47 de vieja normativa cuando se verificaba la ausencia del deudor o sus representantes legales a la junta y
permanecer hasta su terminación.

c) La normas referidas al acuerdo por cesión de bienes, esto es el caso del pretérito artículo 77, es decir la no presentación de la propuesta de
acuerdo por cesión de bienes en su oportunidad y con los requisitos legales y el caso del artículo 79 cuando los acreedores quirografarios
votantes de la propuesta de acuerdo por cesión de bienes, no lograban la mayoría para resolver la forma de disponer de los bienes.

Y se incorporan, por cierto, situaciones nuevas como las que resultan del actual artículo 48 en sus incisos 2 y 5.

Por otra parte, sin acudir al concurso previo el deudor puede solicitar su propia quiebra de acuerdo al artículo 82, o bien un acreedor puede
pedir la quiebra del deudor64, pero no resulta admisible la quiebra de oficio.65

El catálogo de vías se completa con la conversión de la quiebra en concurso 66, de acuerdo a las reglas del artículo 90.

Ahora bien, debe considerarse que los procesos pueden sucederse (conversión de quiebra en concurso, concurso que deviene indirectamente
en quiebra), pero no pueden coexistir. 67

Como se ve, solo una visión del proceso como único favorece la interpretación de las situaciones de ensamble que necesariamente deben
darse entre cada una de las alternativas previstas por la ley.

El fallo que comentamos refiere a una de esas situaciones en que debe ensamblarse lo actuado en un concurso preventivo con una quiebra
posterior, haciendo foco en la necesidad de la designación o no de un nuevo síndico cuando la quiebra es consecuencia de la petición de un
acreedor estando pendiente de cumplimiento un acuerdo homologado.

62
FERNÁNDEZ MADRID explica que el desistimiento ficto o de oficio ha funcionado siempre como una sanción para el
concursado, ya sea por su negligencia para impulsar el procedimiento, ya sea por intentar actitudes que implican el intento de
escudarse en los trámites judiciales para prolongar una solución, en perjuicio de los acreedores. FERNÁNDEZ MADRID, Juan
Carlos, Código de Comercio Comentado, T.III, p. 2267, Buenos Aires, Errepar, 2000.
63
ARDUINO, Augusto H.L., en CÁMARA, Héctor, El concurso preventivo y la quiebra, Edición actualizada bajo la dirección de
Ernesto E. Martorell, T.III, p. 113, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2006.
64
El artículo 78, in fine de la ley 24522 declara la innecesariedad de pluralidad de acreedores.
También debemos señalar que no todo acreedor puede pedir la quiebra del deudor. Así no pueden solicitar la quiebra del
cónyuge, los ascedientes o descendientes del deudor, ni los cesionarios de sus créditos (Artículo 81, ley 24522)
65
Explica ARGERI en relación a la 19551 pero cuyo comentario mantiene vigencia respecto de la actual “nuestra ley vigente, así
como las anteriores, siguiendo la doctrina nacional, no admite la quiebra decretada de oficio ni la virtual”ARGERI, Saúl, La
quiebra y demás procesos concursales, T.2, p. 33, La Plata, Editora Platense, 1972.
66
Debe tenerse presente que el fallido que solicitó su propia quiebra puede acceder a la conversión de ésta en concurso
preventivo, de acuerdo a lo previsto por el artículo 90 de la ley 24522 (Cam. Nac. Com, en pleno, 30/05/2002, Pujol Juan C. s/
quiebra J.A. 2002-III-101)Sobre el tema pueden consultarse: Conversión de la quiebra en concurso preventivo (Sobre la
posibilidad de transformar la petición de propia quiebra en concurso preventivo), por Héctor O. Chomer, J.A. 1998-IV-776 y
Algunas apostillas sobre el fallo plenario “Pujol” Por Daniel E. Truffat, J.A. 2002-III-107.
67
CAMARA explica “Otro carácter es la unicidad del proceso, es decir, el deudor no puede estar sometido a dos juicios
universales al mismo tiempo…No puede darse curso conjuntamente al concurso preventivo y a la quiebra de un comerciante o
dos procesos de quiebra concomitantes: uno de ellos habría sido mal abierto y corresponde su clausura” CÁMARA, Héctor, El
concurso preventivo y la quiebra, Edición actualizada bajo la dirección de Ernesto E. Martorell, T.III, p. 76, Lexis Nexis, Buenos
Aires, 2006.
Existirían dos excepciones a este principio:1) El caso de la quiebra extranacional cuyo desarrollo efectuáramos en CÁMARA,
Héctor, El concurso preventivo y la quiebra, Edición actualizada bajo la dirección de Ernesto E. Martorell, T.I, p. 365 y siguientes,
Lexis Nexis, Buenos Aires, 2004;2) el caso de nueva quiebra en que puede incurrir el fallido que emprendió otra actividad
negocial antes de la rehabilitación en los términos del artículo 104 de la ley 24522, segunda parte.
Inicialmente debemos destacar que el caso no contempla una hipótesis de quiebra indirecta. Antes bien el deudor homologó el acuerdo y éste
estaba pendiente de cumplimiento.

Lo acontecido se enmarca en que la propuesta del deudor es obligatoria formularla para los acreedores quirografarios y esta debe alcanzar las
mayorías para su aprobación pues si el deudor no presentara en el expediente, en el plazo previsto las conformidades de los acreedores
quirografarios es declarado en quiebra, con excepción de lo previsto en el artículo 48 para determinados sujetos.

En tanto que respecto de los acreedores privilegiados el deudor puede 68 ofrecer propuestas de acuerdo que comprenda a los acreedores
privilegiados o a alguna categoría de éstos (artículo 44) y si hubiere formulado propuesta para acreedores privilegiados o para alguna categoría
de estos y no hubiere obtenido- antes del vencimiento del periodo de exclusividad- la conformidad de la mayoría absoluta de los acreedores y
las dos terceras partes del capital computable y la unanimidad de los acreedores privilegiados con privilegio especial a los que alcance la
propuesta, sólo deberá ser declarado en quiebra si hubiese manifestado en el expediente, en algún momento, que condicionaba la propuesta a
acreedores quirografarios a la aprobación de las propuestas formuladas a acreedores privilegiados (artículo 47)

Homologado el acuerdo, en el caso, uno de los acreedores privilegiados pidió la quiebra estando pendiente de cumplimiento éste.

La facultad de peticionar la quiebra al acreedor privilegiado no alcanzado por la propuesta resulta de los términos del artículo 57 la ley 24522.

Esta norma permite al acreedor privilegiado no comprendido en el acuerdo preventivo ejecutar la sentencia de verificación ante el juez que
corresponda69, de acuerdo a la naturaleza de su crédito o pedir la quiebra del deudor de conformidad a lo previsto por el artículo 80 segundo
párrafo.

En este caso vemos que si bien se trata de un pedido de quiebra de acreedor, no es menos cierto que debe interpretarse armónicamente el
ensamble del proceso liquidativo dispuesto con el concurso precedente, y en particular, la continuidad o no del síndico que intervenía en el
trámite del concurso.

El fallo resalta inicialmente la existencia de una aparente contradicción entre lo prescripto por el artículo 64 de la ley 24522 y lo dispuesto por
el artículo 253, inciso 7 de la misma norma70.

El primer precepto referido predica que en todos los casos en que se declare la quiebra, estando pendiente de cumplimiento un acuerdo
preventivo, se aplican los incisos 6 y 7 del artículo 62, siendo competente el juez que intervino en el concurso preventivo y actúa el mismo
síndico. La segunda, refiere que el síndico designado en un concurso preventivo actúa en la quiebra que se decrete como consecuencia de la
frustración del concurso, pero no en la que se decrete como consecuencia del incumplimiento del acuerdo preventivo.

El fallo hace aplicación de una interpretación sistemática de la norma, es decir pondera su contexto sistemático, procurando obtener el alcance
de la norma a partir del lugar en que se encuentra ubicada (sede materiae o directriz interpretativa topográfica).

Y así explica, acertadamente a nuestro criterio, que la norma del artículo 253, inciso 7 se encuentra ubicada dentro de la normativa que brinda
un tratamiento general al tema de los funcionarios y empleados del concurso, a diferencia del artículo 64 que se encuentra en un capítulo
especial (Sección V “Incumplimiento”), para concluir que cuando la declaración de quiebra indirecta sobreviene por incumplimiento de un
acuerdo preventivo, debe darse prevalencia a ésta última norma, por ser especial, en relación a la primera que es meramente general.

Extrayendo como doctrina del fallo que en todas las hipótesis de quiebra indirecta diferentes del incumplimiento del acuerdo homologado,
incluso en los casos que mediare acuerdo homologado pero se llegaré a la quiebra por motivo diverso a su estricto cumplimiento, artículos 54,
61 y 64 de la ley 24522, continúa actuando el mismo síndico.

Luego, el fallo anota claramente que el caso que examina no es una quiebra indirecta, sino que es una quiebra pedida por acreedor pendiente
de cumplimiento un acuerdo homologado y con la peculiaridad de que el síndico interviniente continuó actuando como controlador del
cumplimiento de la propuesta aprobada.

Frente a ello, en opinión que juzgamos acertada, el Tribunal considera que no tratándose en la especie de un supuesto de quiebra por
incumplimiento del acuerdo, sino de la desatención de un crédito privilegiado, ello refuerza la impertinencia de dar intervención a un nuevo
síndico, ya que el actuante hasta entonces esta dotado de los conocimiento propios de su desempeño anterior durante la tramitación del
concurso preventivo, con el consiguiente beneficio para la economía y celeridad del proceso concursal.

La visión del proceso concursal como único, mas allá de los diversos estadios que pueda presentar que se trasluce del fallo, unida a la
interpretación sistemática y coherente de las normas por su ubicación topográfica y funcionalidad de cara a la celeridad y economía del
proceso concursal, permiten compartir el razonamiento seguido para la elaboración de la doctrina que lo informa.

68
Sobre el carácter facultativo de la propuesta: BARAVALLE, Roberto A, La propuesta, el periodo de exclusividad y el régimen de
acuerdo preventivo en la nueva ley. Derecho y Empresa, Nº 4, p.83; HOLAND, Mario D. Ley 24522. Nuevo régimen de concursos
y quiebras. Análisis exegético. Rosario, Juris, 1996, p.64.
69
Los acreedores privilegiados no comprendidos en el acuerdo preventivo homologado, tras la resolución homologatoria
recuperan sus acciones individuales. RIVERA, Julio C., Instituciones de Derecho Concursal, Ley 24522.Santa Fe, Rubinzal Culzoni,
1996, T.I. p.324.HEREDIA, Pablo D. Tratado exegético de derecho concursal. Ley 24522 y modificatoria. Buenos Aires,
Abaco,1998, p.277.
70
Sobre esta cuestión: Sindicatura y quiebra indirecta (Colisión de normas –arts 64 y 235, inc 7 de la Ley concursal) Por Sergio G.
Ruíz y José A. Di Tullio, J.A. 2001-I-1992; “¿Debe designarse nuevo síndico en caso de quiebra indirecta por incumplimiento del
acuerdo preventivo? Por Toribio E. Sosa, J.A. 1998-II-110.
Hechas estas consideraciones enumeramos las principales funciones y facultades del síndico en la quiebra, a saber:
-Recibir los bienes del fallido (art.88, inc.3)
-Recibir los libros de comercio y demás documentación relacionada con la contabilidad (art.88, inc. 4)
-Recibir la correspondencia (art. 88, inc.6)
-Intervenir en el trámite de verificación de créditos.
-Intervenir en el trámite de reposición de la sentencia de quiebra (art.95)
Recordemos que en una quiebra declarada a pedido de acreedor, el artículo 94 de la ley 24.522 prevé que el fallido puede interponer “recurso
de reposición” contra la sentencia de quiebra. Se trata de un sistema recursivo propio, que constituye un verdadero incidente, resuelto por el
mismo juez que dispuso la quiebra. El recurso debe fundarse al tiempo de su interposición debiendo, además, ofrecerse toda la prueba en el
mismo escrito y agregarse la documental, pues se sigue el procedimiento previsto en los arts. 280 y siguientes L. 24.522. La resolución que
recaiga puede ser apelada ante el tribunal de segunda instancia (art. 285). Este recurso de reposición difiere del recurso de reposición o
revocatoria previsto en los Códigos Procesales locales71.

De acuerdo al artículo 95 de la ley 24522, el recurso solo puede fundarse en la inexistencia de los presupuestos sustanciales para la formación
del concurso; al resolver, el juez debe valorar todas las circunstancias de la causa principal y sus incidentes.
-Requerir cooperación al fallido (art.102)
El fallido y sus representantes y los administradores de la sociedad, en su caso, están obligados a prestar toda colaboración que el juez o el
síndico le requieran para el esclarecimiento de la situación patrimonial y la determinación de los créditos.
-Administrar y participar de la disposición de los bienes en la quiebra (art.109)
El síndico tiene la administración de los bienes y participa de su disposición en la medida fijada por la ley 24522.
-Actuar en litigios concernientes a bienes desapoderados (art.110)
Como consecuencia de la sentencia de quiebra el fallido pierde la legitimación procesal en todo litigio referido a los bienes desapoderados,
debiendo actuar en ellos el síndico.
-Intervenir en juicios sucesorios donde este comprometido el interés del concurso (art.111)
El fallido puede aceptar o repudiar herencia o legados. En caso de aceptación, los acreedores del causante sólo pueden proceder sobre los
bienes desapoderados, después de pagados los del fallido y los gastos del concurso. La repudiación sólo produce sus efectos en lo que
exceda del interés de los acreedores y los gastos íntegros del concurso. En todos los casos actúa el síndico en los trámites del sucesorio en
que esté comprometido el interés del concurso.
-Rechazar donaciones con cargo (art.113)
Los bienes donados al fallido con posterioridad a la declaración en quiebra y hasta su rehabilitación, ingresan al concurso y quedan sometido al
desapoderamiento. Si la donación fuera con cargo, el síndico puede rechazar la donación; si la admite debe cumplir el cargo por cuenta del
concurso. En ambos casos debe requerir previa autorización judicial.
Si el síndico rechaza la donación, el fallido puede aceptarla para si mismo, en cuyo caso el donante no tiene derecho alguno respecto del
concurso.

-Ejercer la acción de ineficacia en las condiciones previstas por el art.119


Para enmarcar adecuadamente la cuestión propuesta debe recordarse que la gestión del patrimonio de la quiebra es la que corresponde a un
patrimonio en liquidación, esto es, a un patrimonio que ya no es fuente de producción de beneficios industriales, sino objeto de responsabilidad
para los acreedores.7273

Conforme expone GARRIGUES, la conservación y administración de los bienes de la quiebra solo tiene sentido desde el punto de vista de su
más provechosa enajenación para repartir el producto entre los acreedores.

El pasivo en la quiebra resulta de las operaciones tendientes a la verificación de los créditos insinuados, ya que producida la declaración de
quiebra los acreedores son llamados a verificar, bien sea por la vía prevista por el artículo 88 inciso 11 de la ley 24522 o por las disposiciones
del artículo 202 del mismo texto normativo.

La finalidad de la quiebra consiste en repartir entre los acreedores verificados el importe de los bienes desapoderados e incautados al deudor,
teniendo en consideración la graduación del crédito de cada acreedor y la suma disponible para el pago a los acreedores dentro de cada
grado.

71
“Los recursos del Código Procesal, como tales, suponen solo un problema: el de la legalidad y mérito de la resolución judicial
dictada; en cambio, la reposición de la ley concursal implica la impugnación de las cuestiones de hecho que se tuvieron en
cuenta para dictar la sentencia, el concatenamiento de plurales circunstancias para arribar a la decisión judicial. Es, por ello, que
el recurso de reposición obliga la apertura de un verdadero proceso cognoscitivo, donde se discutirán los presupuestos, objetivos
y subjetivos, de la declaración de quiebra.” ALBERTO A. CONIL PAZ: Conclusión de la quiebra. Según ley 24.522. Editorial Abaco
de Rodolfo Depalma. Bs. As. 1996. pág. 94.
Puede verse también CARLOS ALBERTO LETTIERI: “Reposición de la sentencia de quiebra” en L.L. 1987-A: 1035/1036 donde
dedica todo el primer apartado y las citas jurisprudenciales que allí hace el autor, en apoyo de la posición de Maffía: “Conclusión
atípica de la quiebra” en L.L. 1986-C: 874/877.

72
GARRIGUES, Joaquín, Curso de Derecho Mercantil, Tomo V, reimpresión de la séptima edición, Editorial Temis, Bogota
Colombia, 1987, p. 81.
73
ARDUINO, Augusto H.L., en CÁMARA Héctor, actualizado bajo la dirección de Ernesto E. Martorell, El Concurso preventivo y la
quiebra, T.IV, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2007, p 398.
Dictada la sentencia de quiebra se procede a la ocupación de los bienes del quebrado (artículo 88 incisos 3 y 6, Ley 24522), separando a este
de su administración e impidiéndole que ejercite los derechos de administración y disposición (artículo 107, Ley 24522), que pasan a ser
ejercitados por la sindicatura.

Por medio del desapoderamiento, se priva al deudor de la tenencia 74 de los bienes que constituyen el activo de su patrimonio, concretándose
ello con la incautación de los mismos (artículo 177 y siguientes Ley 24522) y perdiendo el quebrado las facultades inherentes al dominio: usar,
gozar y disponer (artículos 2513 y 2515 del Código Civil)

Unida a la potestad de la sindicatura de administrar los bienes incautados, la ley lo faculta a convertir en dinero los bienes que integran el
activo de la quiebra.

Concretándose ello por medio del procedimiento de liquidación, el cual tiene dos grandes etapas: la conversión en dinero de los bienes del
activo (liquidación del activo) y el examen, graduación y pago de los créditos que conforman el pasivo (liquidación del pasivo)

Pero el esquema de determinación de activos a realizar no resultaría completo si no contemplara el legislador las situaciones de disminución
patrimonial acontecidas con anterioridad a la sentencia de quiebra. Así, con acierto, se ha dicho que la reconstitución del patrimonio del fallido
constituye uno de los temas más importantes del proceso concursal, “pues si el legislador hubiera reglado solamente los efectos de la
declaración de quiebra sobre la actividad sucesiva del fallido, no habría satisfecho suficientemente la protección de los acreedores” 75

En este orden de ideas y conforme definición del artículo 116 de la ley 24522 se denomina periodo de sospecha 76 al que transcurre entre la
fecha que se determine como iniciación de la cesación de pagos y la sentencia de quiebra, no pudiendo la fecha que se fije como de iniciación
de la cesación de pagos retrotraerse mas allá de dos años de la fecha del auto de quiebra o presentación en concurso. 77

En dicho periodo son ineficaces respecto de los acreedores los actos realizados por el deudor que consistan en: actos a título gratuito, pago
anticipado de deudas cuyo vencimiento según el título debía producirse en el día de la quiebra o con posterioridad o la constitución de
hipoteca o prenda o cualquier otra preferencia, respecto de obligación no vencida que originariamente no tenía esa garantía. La declaración de
ineficacia se pronuncia sin necesidad de acción o petición expresa y sin tramitación, siendo la resolución apelable y recurrible por vía
incidental (art.118, ley 24522)

En igual periodo podrán ser declarados ineficaces respecto a los acreedores los demás actos perjudiciales a estos otorgados en el periodo de
sospecha, si quien celebró el acto con el fallido, tenía conocimiento del estado de cesación de pagos del deudor (art.119, ley 24522)

-Requerir autorización al Juez para pagar íntegramente créditos prendarios hipotecarios (art.126)
Los síndicos pueden requerir autorización al juez para pagar íntegramente el crédito prendario o hipotecario ejecutado por el acreedor con
fondos líquidos existentes en expediente, cuando la conservación del bien importe un beneficio evidente para los acreedores. A tales fines
puede autorizársele a constituir otra garantía o disponer la venta de otros bienes.
-Pedir autorización al juez para pactar cláusula compromisoria o admita la conformación de tribunales arbitrales (art.134)
El artículo 134 de la ley 24522 dispone-para la quiebra- que la declaración de ésta produce la inaplicabilidad de las cláusulas compromisorias
pactadas con el deudor, salvo que antes de dictada la sentencia se hubiera constituido el tribunal de árbitros o arbitradores.
La norma fija un punto de inflexión al establecer la aplicabilidad de las cláusulas compromisorias en función de la constitución del tribunal. La
cuestión a dilucidar es entonces cuándo se considera constituido el tribunal arbitral. JUNYENT BAS reseña sobre este punto las diversas
posiciones doctrinarias en estos términos “Quintana Ferreyra entiende que no basta la aceptación del cargo, sino, que es preciso contar con el
juramento del árbitro propiamente dicho.

74
Conforme enseñan RIVERA, Julio Cesar, ROITMAN, Horacio y VÍTOLO, Daniel Roque, Concursos y Quiebras, Ley 24522, Rubinzal
Culzoni Editores, Santa Fé, p. 164, en principio posesión y tenencia son relaciones reales que se predican respecto de las cosas.
Sobre los bienes existirían la cuasiposesión y la cuasitenencia según expusiera Molinario en su obra De las relaciones reales, 2ª
ed., Buenos Aires, 1981.
75
MORO, Carlos Emilio, en CÁMARA Héctor, actualizado bajo la dirección de Ernesto E. Martorell, El Concurso preventivo y la
quiebra, T.III, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2007, p 503.
76
Garagusso señala la existencia de tres sistemas en torno al periodo de sospecha, a saber: a) Sistema de plazo fijo del periodo
de sospecha, de origen legal. En este sistema el legislador establece un plazo anterior a la sentencia de quiebra, dependiendo su
extensión del tipo de acto de que se trate; b) Sistema de plazo judicial ilimitado legalmente. En este sistema el periodo de
sospecha, partiendo de la fecha de la sentencia de quiebra se retrotrae hasta la que fije el juez como inicial del estado de
insolvencia, sin otros límites en tal actividad, que la seguridad jurídica y la prescripción de las acciones o derechos y c) Sistema
de plazo fijado judicialmente, con límite legal. En este sistema se faculta al juez para fijar el punto inicial del estado de cesación
de pagos, pero en la búsqueda de él, la retroacción no podrá ir más allá del plazo señalado por el legislador. GARAGUSSO,
Horacio Pablo, Ineficacia concursal, Desalma, Buenos Aires, 1981, p.73
77
Graziabile, explica que como toda aplicación retroactiva es de interpretación restrictiva y en principio queda limitada a actos
perjudiciales a los acreedores. El sistema falencial que ataca dichos actos se basa en presunciones legales que desencadenan en
la inoponibilidad concursal. Atento que la quiebra se desarrolla sobre el patrimonio cesante, las consecuencias de aquellos actos
en perjuicio de los acreedores imponen que se produzca la recomposición patrimonial a un determinado momento, buscando que
bienes que han salido del patrimonio reingresen al mismo o mejor dicho que dicha disminución patrimonial sea inoponible a los
acreedores y puedan concretar la garantía que sobre aquel tienen. Se busca hacer reflejar los efectos de la quiebra al período de
"incubación" como lo llamara Provinciali, o de "gestación" en las palabras de Cámara que no es otro que aquel en el cual se fue
originando el estado de cesación de pagos, que como tal no se genera súbitamente sino que se va generando paulatinamente.
En dicha etapa de "espejismo de recuperación", como perspicazmente lo llama Garaguso, donde la quiebra de hecho se
encuentra consumada, se pretende retrotraer los efectos de la quiebra de derecho para mantener la par conditio y recomponer
el patrimonio cesante garantía de los acreedores. Graziabile, Darío J., Bases para el estudio del sistema de inoponibilidad
concursal. Los periodos de sospecha y retroacción, La Ley 2007-A-689.
En igual sentido, Maffía interpreta que para considerar constituido el tribunal arbitral no sólo es necesario el nombramiento de los árbitros o
arbitradores y la correspondiente aceptación del cargo, sino también, el acto concreto por el cual el mismo tribunal se constituye mediante la
constancia actuaria respectiva.
Por el contrario, Heredia entiende que debe distinguirse entre los arbitrajes institucionales y los denominados ad-hoc.
Desde esta línea de pensamiento, afirma que en el caso de los arbitrajes institucionales, como por ejemplo el de la Bolsa de Comercio de
Buenos Aires, agregamos nosotros, Rosario o Córdoba, la cuestión de la constitución no se presenta habida cuenta de su carácter de árbitro
ya existente y constituido
Desde otro costado, el autor citado entiende que si la cláusula compromisoria reconduce a un arbitraje de tipo institucional en el que el
nombramiento y la confirmación de los árbitros están a cargo del propio centro de arbitraje o de las partes, o, si se trata de un arbitraje ad-hoc,
resulta necesario considerar constituido el tribunal una vez que los árbitros hayan aceptado el cargo.
En esta inteligencia, por nuestra parte, coincidimos con Heredia en el sentido que la existencia de recusación o falta de juramento no son
cuestiones que obsten a la constitución del tribunal arbitral.” 78
Asimismo el síndico puede requerir autorización al juez para comprometer en árbitros casos particulares y pacte la cláusula compromisoria.
(artículos 134 y 182, Ley 24522).
En el concurso preventivo no se registra una norma similar al artículo 134 de la ley 24522, no obstante ello la Corte Suprema de Justicia en la
causa “Bear Service S.A.” (Fallos 328:776) expresó:
a) Aun en la hipótesis de la quiebra, el art. 134 de la ley de concursos -numeración correspondiente a la ley 24.522- respeta el juicio arbitral si
se hubiese constituido el tribunal de árbitros o arbitradores antes de la declaración de quiebra, lo que significa que aun hallándose en trámite
un concurso preventivo puede constituirse el tribunal arbitral antes del auto de quiebra, y si así se constituye, el art. 134 respeta su
competencia para entender en el asunto aun después de declarada la misma.
b) Importaría arbitraria prescindencia del art. 134 admitir que un tribunal arbitral pueda constituirse durante el concurso preventivo para actuar
aún después de la quiebra y no admitir que pueda constituirse antes o durante el concurso preventivo para dirimir la controversia sin que
sobrevenga la quiebra; ello aseguraría la competencia del tribunal arbitral constituido durante el concurso y, en cambio, la continuación del
concurso y el cumplimiento del concordato preventivo sin quiebra invalidaría la competencia del referido tribunal.
Como explica RIVERA la Corte reitera las afirmaciones hechas en las sentencias precedentes y ratifica entonces la doctrina sobre la
inexistencia de fuero de atracción respecto del procedimiento arbitral, y sobre la posibilidad de que el tribunal arbitral se constituya aun
después de abierto el concurso preventivo.79
-Expresar su opinión sobre los contratos con prestaciones recíprocas pendientes y su opinión sobre su continuación o resolución (art.144)
Cuando existieren contratos con prestaciones recíprocas pendientes se aplican las siguientes reglas.
l) Dentro de los veinte días corridos de la publicación de edictos en su domicilio o en sede del juzgado si aquéllos no corresponden, el tercero
contratante debe presentarse haciendo saber la existencia del contrato pendiente y su intención de continuarlo o resolverlo. En igual término,
cualquier acreedor o interesado puede hacer conocer la existencia del contrato y, en su caso, su opinión sobra la conveniencia de su
continuación o resolución.
2) Al presentar el informe del Artículo 190, el síndico enuncia los contratos con prestaciones recíprocas pendientes y su opinión sobre su
continuación o resolución.
3) El juez decide, al resolver acerca de la continuación de la explotación, sobre la resolución o continuación de los contratos. En los casos de
los Artículos 147, 153 y 154 se aplica lo normado por ellos.
4) Si no ha mediado continuación inmediata de la explotación, el contrato queda suspendido en sus efectos hasta la decisión judicial.
5) Pasados sesentadías desde la publicación de edictos sin haberse dictado pronunciamiento, el tercero puede requerirlo, en dicho caso el
contrato queda resuelto si no se le comunica su continuación por medio fehaciente dentro de los diez días siguientes al pedido.
6) En casos excepcionales, cuando las circunstancias del caso exijan mayor premura, el juez puede pronunciarse sobre la continuación o la
resolución de los contratos antes de las oportunidades fijadas en los incisos precedentes, previa vista al síndico y al tercero contratante, fijando
a tal fin los plazos que estime pertinentes.
7) La decisión de continuación:
a) Puede disponer la constitución de garantías para el tercero, si éste lo hubiere pedido o se hubiere opuesto a la continuación, en la medida
que no estime suficiente la preferencia establecida por el Artículo 240.
b) Es apelable únicamente por el tercero, cuando se hubiere opuesto a la continuación; quien también puede optar por recurrir ante el mismo
juez, demostrando sumariamente que la continuación le causa perjuicio, por no ser suficiente para cubrirlo la garantía acordada en su caso. La
nueva decisión del juez es apelable al solo efecto devolutivo por el tercero.

-Peticionar el cumplimiento de promesas de contrato en las condiciones previstas por el art.146.


Las promesas de contrato o los contratos celebrados sin la forma requerida por la ley no son exigibles al concurso, salvo cuando el contrato
puede continuarse por éste y media autorización judicial, ante el expreso pedido del síndico y del tercero, manifestado dentro de los treinta días
de la publicación de la quiebra en la jurisdicción del juzgado.
-Evacuar la vista prevista por el artículo 148 para los contratos de comisión.
En el contrato de comisión de compraventa, la ley prevé que se producen los siguientes efectos:
1) Si el deudor ha vendido bienes por el comitente, éste puede reclamar el precio impago directamente del comprador, hasta la concurrencia de
los que se le debiere por la misma operación, previa vista al síndico y autorización del juez.
2) Si el deudor ha comprado bienes por el comitente, el tercero vendedor tiene facultad para cobrar directamente del comitente la suma
adeudada al fallido, hasta la concurrencia del precio impago, previa vista al síndico y autorización del juez.

-Pedir la extensión de la quiebra (art.163)

78
JUNYENT BAS, FRANCISCO, El arbitraje ante el concurso y la quiebra, La Ley 2006-A, 940.
79
RIVERA, JULIO CESAR, El arbitraje en Argentina a través de la jurisprudencia de su Corte Suprema, Acad.Nac. de Derecho 2007
(agosto), 1
De acuerdo a la ley 24522 la quiebra de la sociedad importa la quiebra de sus socios con responsabilidad ilimitada. También implica la de los
socios con igual responsabilidad que se hubiesen retirado o hubieren sido excluidos después de producida la cesación de pagos, por las
deudas existentes a la fecha en la que el retiro fuera inscrito en el Registro Público de Comercio, justificadas en el concurso.
Además de acuerdo al régimen vigente la quiebra se extiende:
1) A toda persona que, bajo la apariencia de la actuación de la fallida, ha efectuado los actos en su interés personal y dispuesto de los bienes
como si fueran propios, en fraude a sus acreedores;
2) A toda persona controlante de la sociedad fallida, cuando ha desviado indebidamente el interés social de la controlada, sometiéndola a una
dirección unificada en interés de la controlante o del grupo económico del que forma parte.
Entendiéndose en el régimen vigente por persona controlante:
a) aquella que en forma directa o por intermedio de una sociedad a su vez controlada, posee participación por cualquier título, que otorgue los
votos necesarios para formar la voluntad social;
b) cada una de las personas que, actuando conjuntamente, poseen participación en la proporción indicada en el párrafo a) precedente y sean
responsables de la conducta descrita en el primer párrafo de este inciso.
3) A toda persona respecto de la cual existe confusión patrimonial inescindible, que impida la clara delimitación de sus activos y pasivos o de la
mayor parte de ellos.
La extensión de la quiebra puede pedirse por el síndico o por cualquier acreedor. La petición puede efectuarse en cualquier tiempo después
de la declaración de la quiebra y hasta los seis meses posteriores a la fecha en que se presentó el informe general del síndico.
Este plazo de caducidad se extiende:
1) En caso de haberse producido votación negativa de un acuerdo preventivo hasta seis meses después del vencimiento del período de
exclusividad previsto en el Artículo 43 o del vencimiento del plazo previsto en el Artículo 48 inciso 4) según sea el caso.
2) En caso de no homologación, incumplimiento o nulidad de un acuerdo preventivo o resolutorio, hasta los seis meses posteriores a la fecha
en que quedó firme la sentencia respectiva.

-Producir el informe previsto por el artículo 170 respecto de los créditos entre fallidos.
Los créditos entre fallidos se verifican mediante informe del síndico, o en su caso mediante un informe conjunto de los síndicos actuantes en
las diversas quiebras, en la oportunidad prevista en el Artículo 35, sin necesidad de pedido de verificación.
-Deducir las acciones de responsabilidad previstas por el artículo 173.
Los representantes, administradores, mandatarios o gestores de negocios del fallido que dolosamente hubieren producido, facilitado, permitido
o agravado la situación patrimonial del deudor o su insolvencia, deben indemnizar los perjuicios causados al igual que quienes de cualquier
forma participen dolosamente en actos tendientes a la disminución del activo o exageración del pasivo, antes o después de la declaración de
quiebra, quienes deben reintegrar los bienes que aún tengan en su poder e indemnizar los daños causados, no pudiendo tampoco reclamar
ningún derecho en el concurso.
La responsabilidad prevista en el artículo anterior se extiende a los actos practicados hasta un año antes de la fecha inicial de la cesación de
pagos y se declara y determina en proceso que corresponde deducir al síndico. La acción tramitará por las reglas del juicio ordinario, prescribe
a los dos años contados desde la fecha de sentencia de quiebra y la instancia perime a los seis meses. A los efectos de la promoción de la
acción rige el régimen de autorización previa del Artículo 119 tercer párrafo.

-Solicitar medidas precautorias en los términos del artículo 176.


En las acciones de responsabilidad previstas por el artículo 173 bajo la responsabilidad del concurso y a pedido del síndico, el juez puede
adoptar las medidas precautorias por el monto que determine, aun antes de iniciada la acción. Para disponerlo se requiere que sumaria y
verosímilmente se acredite la responsabilidad que se imputa.

-Incautar los bienes del deudor.


Dictada la sentencia de quiebra se procede a la ocupación de los bienes del quebrado (artículo 88 incisos 3 y 6, Ley 24522), separando a este
de su administración e impidiéndole que ejercite los derechos de administración y disposición (artículo 107, Ley 24522), que pasan a ser
ejercitados por la sindicatura.

Por medio del desapoderamiento, se priva al deudor de la tenencia 80 de los bienes que constituyen el activo de su patrimonio, concretándose
ello con la incautación de los mismos (artículo 177 y siguientes Ley 24522) y perdiendo el quebrado las facultades inherentes al dominio: usar,
gozar y disponer (artículos 2513 y 2515 del Código Civil)

Unida a la potestad de la sindicatura de administrar los bienes incautados, la ley lo faculta a convertir en dinero los bienes que integran el
activo de la quiebra.

Concretándose ello por medio del procedimiento de liquidación, el cual tiene dos grandes etapas: la conversión en dinero de los bienes del
activo (liquidación del activo) y el examen, graduación y pago de los créditos que conforman el pasivo (liquidación del pasivo)

Pero así como las operaciones de desapoderamiento e incautación de los bienes del fallido no pueden existir si no tienen como presupuesto
una declaración de quiebra; las operaciones de liquidación del patrimonio del deudor pueden verse interrumpidas (conversión de la quiebra en
concurso o avenimiento, a sólo título de ejemplo), o imposibilitadas de realizarse - clausurándose el procedimiento- por falta de activo (artículo
232, Ley 24522).

Por lo que no siempre la quiebra alcanzara su fin predominantemente liquidativo.

80
Conforme enseñan RIVERA, Julio Cesar, ROITMAN, Horacio y VÍTOLO, Daniel Roque, Concursos y Quiebras, Ley 24522, Rubinzal
Culzoni Editores, Santa Fé, p. 164, en principio posesión y tenencia son relaciones reales que se predican respecto de las cosas.
Sobre los bienes existirían la cuasiposesión y la cuasitenencia según expusiera Molinario en su obra De las relaciones reales, 2ª
ed., Buenos Aires, 1981.
La incautación de los bienes del fallido es una consecuencia inmediata del desapoderamiento, pues implica que el síndico tome efectivamente
la tenencia de los bienes del deudor.

Ello, conforme lo expusiéramos, no significa la perdida de la propiedad de los bienes, sino la imposibilidad de hecho y de derecho de disponer y
administrar su patrimonio, salvo las excepciones previstas por la ley.

GARCÍA MARTINEZ, con cita de RAMIREZ, enseña que si bien el desapoderamiento se produce desde la sentencia declarativa de quiebra, y a
través de la misma son investidos los órganos de administración en la posesión del patrimonio del deudor, “no basta en modo alguno dicha
posesión inmaterial para que aquel patrimonio quede realmente vinculado a la quiebra, ya que se precisa, en todo caso, su aprehensión
material u ocupación. Sin aprehensión material, en efecto, no cabe hablar de depósito o secuestro. Y sin depósito o secuestro, no cabe hablar
de administración, ni, consiguientemente, de enajenación” 81

Así el artículo 177 de la ley 24522 dispone que inmediatamente de dictada la sentencia de quiebra se procede a la incautación de los bienes y
papeles del fallido, a cuyo fin el juez designará al funcionario que estime pertinente, que puede ser un notario.

Como se ve, la incautación de bienes del fallido debe realizarse con premura, aún sin esperar que el síndico se haga cargo de su función, pues
se trata de evitar toda evasión o disminución del patrimonio del deudor o de la documentación que este posea o terceros a él vinculados.

En estos casos, el juez designara un funcionario para tal fin, pudiendo recaer la designación en un notario. 82

Debemos destacar que en algunos supuestos excepcionales, cabrá la intervención de otros sujetos en la diligencia de incautación, además del
síndico, en atención a la profesión del sujeto concursado.

La Cámara de Apelaciones en lo Comercial, Sala C, estableció “que resulta procedente que en el mandamiento de constatación, incautación y
eventual clausura al domicilio del fallido, ordenada en la quiebra de un abogado, sea diligenciado por el síndico, en carácter de oficial de
justicia “ad-hoc”, con intervención del Secretario del juzgado y la de un representante del Colegio Público de Abogados, toda vez que siendo
esta una medida de aquellas que se enderezan a concretar el desapoderamiento esta intervención constituye una razonable salvaguarda de
los derechos del profesional y permitirá que los actos de comprobación e incautación no afecten o perjudiquen los elementos necesarios para
cumplir con los deberes inherentes al ejercicio de la abogacía”. (WIEDER, ISAAC S/ QUIEBRA. ED 26.3.04, F° 52614.31/10/03)
-Conservar y administrar los bienes incautados (art.179)
El artículo 177, inciso 2 de la ley 24522 prevé la entrega directa de los bienes al síndico.

Tratándose de bienes mubles y si la naturaleza de los bienes lo permite se concreta la entrega en forma directa previa descripción e inventario
que se efectuará en tres ejemplares de los cuales uno se agrega a la causa, otro al legajo previsto por el artículo 279 de la ley falencial y el
restante se entrega al síndico.

Los bienes deben ser descriptos e inventariados, sin necesidad de evaluación.

Cuando la tarea de inventariar no pudiera concluirse en una sola jornada debido a su extensión, se volverán a colocar los sellos del juzgado y
se adoptarán las medidas de seguridad pertinentes.

En el caso de los inmuebles el síndico debe proceder a la clausura y además a la remisión de la comunicación al registro inmobiliario
respectivo para qué tome nota de la declaración de quiebra. 83

La sentencia de quiebra (artículo 88, inciso 3) dispone la orden a terceros de hacer entrega de los bienes del fallido que se encuentren en su
poder a la sindicatura.

De no acontecer esto en forma espontánea, el artículo 177 inciso 3 establece que, con sujeción a las pautas establecidas en los incisos 1 y 2
del mismo precepto, se debe proceder a la incautación de los bienes.

A requerimiento de los terceros pueden ser designados depositarios si fueran personas de notoria responsabilidad.

La decisión quedará a exclusivo criterio del juez de la quiebra, no siendo recurrible. 84

De conformidad al artículo 160 de la ley falencial, la quiebra se extiende a los socios con responsabilidad solidaria e ilimitada 85.
81
GARCIA MARTINEZ, Roberto FERNÁNDE MADRID, Juan Carlos, Concursos y Quiebras, Ediciones Contabilidad Moderna, Buenos
Aires, 1976, T.II, p. 1041.
82
RIVERA, ROITMAN, VITOLO, señalan que la ausencia de síndico es un presupuesto propio del caso de quiebra directa, en donde
la práctica indica que juntamente con la sentencia de quiebra se dictan “las diligencias previstas”, que no son otras que las de
clausura. En el supuesto de quiebra indirecta, la preexistencia de un concurso preventivo que derivó en la quiebra, hace presumir
la existencia del síndico. Ob. Cit, p. 294.
83
RIVERA, ROITMAN, VITOLO, ob.cit.,p. 293.
84
De acuerdo GARCIA MARTINEZ y FERNÁNDEZ MADRID, ob. cit. p.1044.
85
El catálogo de casos en que se verifica responsabilidad solidaria e ilimitada contempla los siguientes supuestos: socios de las
sociedades colectivas (art 125 L.S.),comandita simple (art 134 L.S.),socio Capitalista en la de capital e industria (art.141
Dicho precepto contempla la extensión a quienes revistan la calidad de socios solidarios al momento de dictarse la sentencia de quiebra, como
a aquellos que se hubiesen retirado o hubieren sido excluidos después de producida la cesación de pagos, por las deudas existentes a la fecha
en que el retiro fuera inscripto en el Registro Público de Comercio.

Se trata de un medio instrumental para hacer efectiva la función de garantía que los socios tienen frente a terceros, sea esa responsabilidad
solidaria e ilimitada de origen legal o contractual.86

En consecuencia, la incautación comprenderá al conjunto de bienes particulares de esos socios, obrando en la misma forma que hemos
descrito precedentemente al explicar el alcance del artículo 177.

-Incautar los libros de comercio y papeles del deudor (art.180)


Debe también la sindicatura incautar de los libros de comercio y papeles del deudor.

Cuando se trate de una contabilidad llevada con arreglo a las formalidades extrinsecas (artículo 53 del Código de Comercio) e intrinsecas
(artículos 54 y 66 del Código de Comercio) previstas para los libros de comercio, se pondrá en cada uno de los libros, a continuación del último
asiento, una nota de las hojas escritas que tengan y la firmaran los intervinientes (funcionario o notario) junto con el síndico.

Si la contabilidad no es llevada con las formalidades legales, se rubricarán todas las hojas de los libros que lleve el fallido por el síndico y los
funcionarios intervinientes.

La incautación de los libros de comercio y papeles del deudor obedece a razones de investigación y esclarecimiento de la situación patrimonial
del deudor, por lo que no entrarán dentro de la ocupación la correspondencia o papeles privados o personales del quebrado.

Los libros y papeles deberán depositarse en la sede del tribunal que entiende en la quiebra.

-Adoptar medidas urgentes de seguridad de los bienes incautados (art.181)


Es deber del síndico cuando los bienes se encuentren en locales que no ofrezcan seguridad para la conservación y custodia, peticionar todas
las medidas necesarias para lograr esos fines y practicar directamente las que sean más urgentes para evitar sustracciones, pérdidas o
deterioros, comunicándolas de inmediato al juez.

Estas medidas asegurativas se traban sobre los bienes existentes en el patrimonio del fallido, pero si se pretendiera cautelar bienes que se
presumen son del fallido, pero que se encuentran fuera de su patrimonio, deben satisfacerse los recaudos genéricos de las medidas
precautorias y garantizar los perjuicios que la medida pudiera irrogar a los actuales dueños al limitársele el libre ejercicio de sus derechos si
fuere contraria a derecho.

La omisión del síndico en el cumplimiento de esta obligación lo hace incurrir en una conducta que puede ser sancionada hasta con la remoción.

En este sentido se ha expuesto que procede imponer un apercibimiento al síndico concursal cuando, -como en el caso-, surge que fue
negligente en el cumplimiento de una orden consistente en diligenciar ciertos mandamientos de incautación y clausura en los domicilios de la
fallida, toda vez que solicito la interrupción de los plazos procesales que le había otorgado el magistrado para la concreción de las clausuras
ordenadas, hasta tanto venza el plazo para que la deudora le entregue las llaves de los inmuebles y, no obstante ello, no acompaño los
mandamientos que
el a quo le requirió, como así tampoco informo respecto de las medidas de seguridad que debió adoptar y sobre la eventual consigna policial,
sino que lo requerido lo verifico con posterioridad a los hechos reseñados. (Cámara Nacional Comercial Sala D: Kanoore Edul, Alberto s/
quiebra s/ incidente de apelacion art. 250 inc. 2º CPCC promovido por el sindico.4/05/01)

-Cobrar créditos adeudados al fallido (art.182)


El síndico debe procurar el cobro de los créditos adeudados al fallido, pudiendo otorgar los recibos pertinentes

Para tal proceder la legitimación sustancial y procesal del síndico emerge de la ley, no requiriendo autorización previa para el ejercicio de las
acciones judiciales que emergen de los créditos.

El pago que se efectúa al síndico, tiene efecto liberatorio respecto del deudor que paga, aunque el síndico se apropie de lo pagado, puesto que
es dicho funcionario el legitimado pasivo de dicho pago. 87

L.S.),socio administrador en la comandita por acciones (art.315 L.S.),en las accidentales o en participación cuando el nombre del
socio oculto es dado a conocer a los terceros contratantes (art. 363 L.S.),sociedades irregulares o de hecho, al socio aparente
sancionado como tal (art 34 L.S),al socio oculto si se prueba su existencia (art.34 L.S.),al socio de sociedad con objeto ilícito
después de declarada su ilicitud (art. 18 L.S.),las sociedades de objeto lícito pero con actividad ilícita (art.19),los socios en la en
la sociedad con objeto prohibido (art.20 L.S.),los integrantes de una sociedad anónima en formación, sea que no se inscriba o
que inscripta los actos no fueron los necesarios para la etapa de formación o no fueron asumidos en el acto constitutivo ( art.183
L.S.),por reducción a uno del número de socios si no se reconstituye la pluralidad en el plazo establecido por la norma (art. 94
inc. 8 L.S.),en las sociedades nulas como por ejemplo las sociedades entre esposos del tipo no autorizado (art. 27 L.S.),en los
casos de constitución de sociedad mediante participaciones recíprocas sancionadas con la nulidad (art. 32 L.S.),sociedad regular
de plazo vencido que continua operando e ignora la disolución (art.94, inc. 2 L.S.)
86
RIVERA, ROITMAN, VITOLO, ob. cit. p. 259.
87
FASSI, Santiago y GEBHARDT, Marcelo, Concursos y Quiebras, 5ta Edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1996, p. 395.
Si en cambio deberá contar con autorización del juez para transigir, otorgar quitas, esperas, novaciones o comprometer en árbitros.

En este sentido se ha expuesto que el sindico concursal posee amplias facultades para la percepción de los créditos del fallido: debe iniciar
los pertinentes juicios de cobro, requerir las medidas conservatorias judiciales y practicar las extrajudiciales, para todo lo cual no necesita
autorización especial del juez de la quiebra (ley 24522: 182); diferentemente -y según la misma norma- el funcionario necesita autorización
para otorgar a los deudores quitas o esperas -y para realizar otros actos-. La ley no establece si esa autorización debe ser previa a la
celebración del acto entre el síndico y el deudor de la quiebra; nótese que para la realización de los contratos del art. 186, esa regla exige
autorización previa, pero el art. 182 no reitera esa exigencia. Siguese de ello que para celebrar con un deudor de la quiebra un acuerdo de
refinanciación -que generalmente incluirá quitas o esperas, o ambas- la voluntad del síndico debe ser "integrada" con la del órgano
jurisdiccional, la cual adoptara la forma de una autorización previa a la formación del pacto, o bien de una homologación posterior a esa
celebración. De esas simples consideraciones, se siguen dos conclusiones: a) autorizar u homologar acuerdos con deudores de la quiebra es
una actividad normal en el marco del proceso
concursal -en tanto que expresamente prevista por el legislador-, de modo que las decisiones que el juez de la quiebra adopte sobre la materia
quedan alcanzadas por el régimen general de inapelabilidad que establece la L.C:273-3° -ello en principio, y salvo las hipótesis de arbitrariedad
o irracionalidad manifiesta de la decisión, excepción clásica en el sistema de irrevisibilidad de las resoluciones judiciales-; y b) todo pacto de
reestructuración de un crédito del fallido no autorizado previamente, no debería comenzar a ser ejecutado antes de su necesaria homologación
judicial, pues seria imprudente el cumplimiento de un acto "claudicante" y seria intolerable "imponer al juez de la quiebra hechos consumados",
con afectación -en medida pequeña o grande, pero siempre grave- de su libertad de juicio. Nótese que en la hipótesis de juzgarse que el
acuerdo no merece homologación, el magistrado que resolviese no homologar el acuerdo "ya cumplido" total o parcialmente, se vería en la
necesidad de "deshacer lo hecho" o -en otras palabras aceptablemente equivalentes en derecho- en la de "anular lo no perfeccionado", lo cual
parece sencillamente absurdo; empero, lo realmente absurdo -y lo inadmisible en derecho- es "haber principado a cumplir lo no perfeccionado"
por la falta de la necesaria homologación (claro esta que ese anticipado cumplimiento "puede" ser beneficioso para ambas partes, pero ello
solo ocurrirá "si el pacto no previamente autorizado es homologado"; en todo caso, el fin económico hipotéticamente beneficioso no autoriza la
actuación de poner el cumplimiento del pacto antes que su homologación judicial: la realización del activo de la quiebra en general, y la
celebración de pactos con los deudores en particular, deben reposar en operaciones absolutamente límpidas y claras, antes que en buenos
negocio.(Cámara Nacional Comercial Sala D Banco Extrader S.A. s/ quiebra s/ incidente De actuaciones autónomas relativas a las
situaciones y estados de Perkins S.A.12/09/01).
-Pedir la venta inmediata de los bienes perecederos, de los que estén expuestos a una disminución del precio y los que sean de conservación
dispendiosa (art.184)
La norma que comentamos encuentra sus antecedentes en el artículo 1578 del Código de Comercio de 1862 que autorizaba al juez comisario
para decretar a instancia de los síndicos la venta en remate público de las existencias que fuesen de fácil deterioración, o de conservación
difícil o dispendiosa.

La solicitud de la realización anticipada de bienes debe ser solicitada por la sindicatura en los siguientes supuestos:

a)Cuando se trate de bienes perecederos, es decir aquellos que por su naturaleza es previsible que sufrirán una degradación por el transcurso
del tiempo, sin la injerencia de un factor externo dañoso.

b)Bienes expuestos a una grave disminución del precio, siendo coincidente la doctrina en exponer como ejemplo los bienes que pasan de
moda.88

c)Bienes de conservación dispendiosa. RIVERA, ROITMAN y VITOLO lo ejemplifican con aquellos bienes de escaso valor pero que su
volumen o peso requieren un depósito oneroso. 89 QUINTANA FERREIRA y ALBERTI entienden que este supuesto puede imaginarse
constituido por aquellos bienes que exigen un mantenimiento constante sin que el costo de éste vaya acompañado de una valorización del
objeto, por ejemplo animales de lujo o los automóviles antiguos de colección. 90

d)Los fondos necesarios para el tramite del concurso y la demás medidas previstas en la ley.

La enajenación se debe hacer por cualquiera de las formas previstas en la ley, pero si la urgencia del caso lo requiere el juez puede autorizar
al síndico la venta de los bienes perecederos en la forma más conveniente al concurso.

-Celebrar contratos para la conservación de los bienes (art.185)


El síndico se encuentra facultado para realizar los contratos que resulten necesarios para la conservación y administración de los bienes.

Para ello debe contar con autorización judicial, debiendo tener en cuenta la economía de los gastos y el valor corriente de esos servicios.

Esta previsión legal es coherente con el deber funcional del síndico de incautar, conservar y administrar el patrimonio desapoderado.

La ley contempla específicamente al contrato de seguro, pero ello no excluye otras contrataciones frecuentes para la conservación y
administración de los bienes como ser la contratación de personal de vigilancia, tareas de limpieza, depósito de los bienes por citar algunos
ejemplos.

88
RIVERA,ROITMAN, VITOLO, ob.cit.p.301, QUINTANA FERREIRA y ALBERTI, ob.cit. p.372, FERNÁNDEZ MADRID, ob.cit.p.2475.
89
RIVERA, ROITMAN, VITOLO, ob.cit.,p.301
90
QUINTANA FERREIRA y ALBERTI, ob. Cit. p.372.
Si la urgencia lo hiciere imprescindible el síndico puede disponer directamente la contratación, poniendo inmediatamente el hecho en
conocimiento del juez.

En esta hipótesis la falta de ratificación no afecta los derechos del tercero que haya contratado con el síndico quien tendrá derecho a la
retribución de los servicios que haya prestado.91

Con el fin de obtener frutos, el síndico puede convenir locación o cualquier otro contrato 92 sobre bienes, siempre que no importen su disposición
total o parcial, ni exceder los términos previstos en el artículo 205 de la ley falencial.

El precepto responde a los parámetros que contenía el artículo 179 de la ley 19551, pero se explicita el término de duración de los contratos
que se celebren, que no podrán exceder del término que ahora el inciso 6 del artículo 205 dispone como máximo para proceder a la
enajenación de los activos del fallido.

Se trata de contrataciones temporarias sujetas a ciertas limitaciones, a saber:


a)El contrato no puede importar la disposición total o parcial de los bienes;
b)Que exista autorización judicial previa.
c)El contrato no puede tener una duración mayor a la del tiempo necesario para la liquidación de los bienes del concurso.

Con relación a la remisión que se hace en el artículo 186 de la ley 24522, a los artículos 192 a 199 no debe entenderse como una autorización
para alquilar los bienes como forma de continuación, a lo sumo debe entenderse que la locación que ellos puedan convenir de ciertos bienes
del activo puede ser más extensa que el plazo previsto por el artículo 205, inciso 6 cuando se haya decretado la continuación de la empresa. 93

De acuerdo a las circunstancias el juez puede requerir que se presenten diversas propuestas mediante el procedimiento que estime mas
seguro y eficiente y que se ofrezcan garantías.

Los plazos en que el tercero deba efectuar sus prestaciones se consideran esenciales, y el incumplimiento produce de pleno derecho la
resolución del contrato.

Al vencer el plazo o resolverse el contrato94 el juez debe disponer la inmediata restitución del bien sin trámite ni recurso alguno.

-Obtener frutos de los bienes incautados en las condiciones previstas por el artículo 186.

Las sumas de dinero que se perciban deben ser depositadas a la orden del juez en el banco de depósitos judiciales correspondientes, dentro
de los tres días (artículo 183 ley 24522).

El origen del precepto se remonta al artículo 1656 del Código de Comercio de 1862, que en épocas previas a la organización de los depósitos
judiciales de dinero mandaba llevar los fondos al lugar destinado a las consignaciones.

La ley 11719 preveía su regulación en el artículo 155 y la predecesora de la 24522, en el artículo 176. 95

El plazo fijado a la sindicatura para el depósito es de tres días, tratándose de un término expreso emergente de la ley, por lo que su solo
vencimiento constituye en mora al obligado a ese ingreso bancario.

El incumplimiento del deber de depositar determinaría un débito de resarcimiento, a cargo del síndico y a favor del patrimonio incautado,
constituido por el interés del dinero.96

Igualmente el juez puede autorizar a la sindicatura para que conserve en su poder los fondos que resulten necesarios para los gastos
ordinarios o extraordinarios que autorice.

Esta norma es lógica, pues no se puede exigir que el síndico adelante esos fondos de su propio peculio, debiendo el síndico rendir cuentas
tanto de los gastos como de los fondos conservados. 97

91
FERNÁNDEZ MADRID enseña que e síndico, para cumplir sus funciones de conservación, debe efectuar ciertos contratos; por
ejemplo locar un depósito, seguros, transporte de mercaderías, locación de obra, contratar personal de vigilancia o de limpieza.
Pero esa contratación – expresa este autor-quedara “ad referéndum” del juez, y así deberá constar en el contrato. La suerte
definitiva quedará supeditada a la resolución judicial; si el juez lo rechaza, se tendrá por no perfeccionado, sin perjuicio de los
derechos de los terceros contratantes por las tareas ya cumplidas.Ob.cit. p. 2475.
92
Existen formas atípicas de contratación, convalidadas por los tribunales como la que se denomino “contratación de uso y
goce” (La ley 1978-B-700)
93
RIVERA,ROITMAN y VITOLO, ob.cit. p.303 en igual sentido FERNÁNDEZ MADRID, ob.cit.p.2476.
94
La condición resolutoria por incumplimiento no esta sometida al procedimiento y plazos de los artículos 216 del Código de
Comercio o 1204 del Código Civil.
95
QUINTABA FERREIRA, Francisco y ALBERTI, Marcelo Edgardo, Concursos, Ley 19551, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1990,
T.3.,p. 330.
96
QUINTANA FERREIRA y ALBERTI, ob. Cit. p 320.
97
FERNÁNDEZ MADRID, Juan Carlos, Código de Comercio Comentado, Errepar, Buenos Aires, 2000, Tomo 3, p.2474
Con todo, se trata de una norma empleada generalmente en aquellos concursos donde la magnitud del activo incautado exige labores de
custodia y conservación menudas y reiterativas, que harían engorroso y agobiante el mecanismo de información individual sobre cada
erogación y la consiguiente entrega de múltiples partidas de dinero. 98

Es facultad del juez disponer la inversión lucrativa del dinero incautado, a través del depósito de los fondos en cuentas que puedan devengar
intereses en bancos o instituciones de créditos oficiales o privados de primera línea.

RIVERA, ROITMAN y VITOLO entienden que el síndico debe ser muy prudente 99 en la elección de la entidad financiera en que efectuara los
depósitos100, debiendo considerarse a esas inversiones siempre transitorias, ya que los fondos están destinados a su distribución.

Ello, habrá de tenerse especialmente presente en relación a los plazos de inversión cuya selección deberá ser coherente con los lapsos fijados
para la distribución de fondos.

La expresión bancos o instituciones de “primera línea” implica un término poco jurídico 101 pero claramente entendible en el ámbito financiero.

Igualmente la inobservancia por parte de la entidad financiera de la tasa de inversión ofrecida autoriza al juez a intimar a la entidad a respetar
dicha tasa.102

-Intervenir en el trámite restitución de bienes de terceros (art.188)


En el artículo 188 de la ley 24522 se establece la vía procesal para concretar el derecho de separación que terceros pueden tener con relación
a bienes incautados por a sindicatura, mediante la recuperación de aquellos que hubieran sido entregados al sujeto fallido por causa distinta de
un negocio de transmisión dominial; esto es, bienes cuyo dominio no fue adquirido por el quebrado aunque éste haya habido su tenencia. 103

Si bien la ley alude a la posesión del fallido, debe entenderse como corpus posesorio o posesión natural.

De la petición debe correrse vista al síndico y al fallido, cuando la declaración de quiebra no hubiere adquirido firmeza.

Si no ha concluido el proceso de verificación de créditos el juez puede exigir que el peticionante preste caución suficiente.

-Continuar inmediatamente la explotación de la empresa en las condiciones previstas por el artículo 189.
-Producir el informe previsto por el artículo 190.
-Cumplir las funciones previstas para la continuación de la explotación de la empresa.
En materia de continuación de la empresa la ley de reformas 26.684 ha establecido las siguientes pautas:
1.El síndico puede continuar de inmediato con la explotación de la empresa o alguno de sus establecimientos en los siguientes supuestos:
1.1.Si de la interrupción pudiera resultar con evidencia un daño grave al interés de los acreedores y a la conservación del patrimonio.
1.2.Si se interrumpiera un ciclo de producción que puede concluirse.
1.3. Si entiende que el emprendimiento resulta económicamente viable.
1.4. Y ahora, incorporando un nuevo supuesto si la conservación de la fuente de trabajo habilita la continuación inmediata de la explotación de
la empresa o de alguno de sus establecimientos. En este supuesto si existe un pedido de las dos terceras partes del personal en actividad o de
los acreedores laborales, organizados en cooperativa, incluso en formación debiendo, en este último caso regularizar su situación en un plazo
de cuarenta días, plazo que podría extenderse si existiesen razones acreditadas de origen ajeno a su esfera de responsabilidad que impidan
tal cometido.
La solicitud puede dirigirse al síndico o al juez, si aquél todavía no se hubiera hecho cargo, a partir de la sentencia de quiebra y hasta cinco
días luego de la última publicación de edictos en el diario oficial que corresponda a la jurisdicción del establecimiento.
En caso de solicitárselo al síndico, éste debe ponerlo en conocimiento del juez dentro de las veinticuatro horas, pudiendo el juez adoptar las
medidas que estime pertinentes, incluso la cesación de la explotación.
Asimismo en toda quiebra el síndico informará al juez dentro de los veinte días corridos contados a partir de la aceptación del cargo, sobre la
posibilidad de continuar con la explotación de la empresa del fallido o de alguno de sus establecimientos y la conveniencia de enajenarlos en
marcha. En la continuidad de la empresa se tomará en consideración el pedido formal de los trabajadores en relación de dependencia que
representen las dos terceras partes del personal en actividad o de los acreedores laborales quienes deberán actuar en el período de
continuidad bajo la forma de una cooperativa de trabajo.
A tales fines se deberá presentar en el plazo de veinte días, a partir del pedido formal, un proyecto de explotación conteniendo las
proyecciones referentes a la actividad económica que desarrollará, del que se dará traslado al síndico para que en plazo de cinco días emita
opinión al respecto.
El término de la continuidad de la empresa, cualquiera sea su causa, no hace nacer el derecho a nuevas indemnizaciones laborales, debiendo
el síndico mediante informe expedirse concretamente sobre los siguientes aspectos:
1. La posibilidad de mantener la explotación sin contraer nuevos pasivos, salvo los mínimos necesarios para el giro de la explotación de la
empresa o establecimiento;
98
QUINTANA FERREIRA y ALBERTI, ob.cit. p.365.
99
Con motivo de la vigencia del Decreto 36/90 se registraron algunos precedentes de sumo interés. Así en la causa KESTNER
S.A. (J.A: 23.11.94) se dijo que la inversión realizada por el juez de la quiebra en títulos de la deuda pública interna con los fondos
pertenecientes a un depósito judicial se encuentra amparada por la excepción prevista por el Decreto 36/90, dado que los títulos
de la deuda pública interna en los que se invirtieron fondos de un concurso no deben canjearse por Bonex 1989, corresponde
efectuar su rescate mediante el pago de su valor, con actualización monetaria e intereses.
100
RIVERA, ROITMAN, VITOLO, ob.cit. p.300
101
FERNÁNDEZ MADRID, ob.cit.2474
102
C.Nac.Com., Sala E, 6/7/2004-Pinfruta S.A. J.A. 2005-III-Síntesis
103
QUINTANA FERREIRA y ALBERTI, ob.cit.p. 391.
2. La ventaja que resultaría para los acreedores de la enajenación de la empresa en marcha;
3. La ventaja que pudiere resultar para terceros del mantenimiento de la actividad;
4. El plan de explotación acompañado de un presupuesto de recursos, debidamente fundado;
5. Los contratos en curso de ejecución que deben mantenerse;
6. En su caso, las reorganizaciones o modificaciones que deben realizarse en la empresa para hacer económicamente viable su explotación;
7. Los colaboradores que necesitará para la administración de la explotación;
8. Explicar el modo en que se pretende cancelar el pasivo preexistente.
En caso de disidencias o duda respecto de la continuación de la explotación por parte de los trabajadores, el juez, si lo estima necesario,
puede convocar a una audiencia a los intervinientes en la articulación y al síndico, para que comparezcan a ella, con toda la prueba de que
intenten valerse.
La autorización para continuar con la actividad de la empresa del fallido o de alguno de sus establecimientos será dada por el juez en caso de
que de su interrupción pudiera emanar una grave disminución del valor de realización, se interrumpiera un ciclo de producción que puede
concluirse, en aquellos casos que lo estime viable económicamente o en resguardo de la conservación de la fuente laboral de los trabajadores
de la empresa declarada en quiebra.
En su autorización el juez debe pronunciarse explícitamente por lo menos sobre:
1. El plan de la explotación, para lo cual podrá hacerse asesorar por expertos o entidades especializadas;
2. El plazo por el que continuará la explotación; a estos fines se tomará en cuenta el ciclo y el tiempo necesario para la enajenación de la
empresa; este plazo podrá ser prorrogado por una sola vez, por resolución fundada;
3. La cantidad y calificación profesional del personal que continuará afectado a la explotación;
4. Los bienes que pueden emplearse;
5. La designación o no de uno o más coadministradores; y la autorización al síndico para contratar colaboradores de la administración;
6. Los contratos en curso de ejecución que se mantendrán; los demás quedarán resueltos;
7. El tipo y periodicidad de la información que deberá suministrar el síndico y, en su caso, el coadministrador o la cooperativa de trabajo.
La resolución se pronunciará dentro de los diez días posteriores a la presentación del informe de la sindicatura previsto en el artículo 190. La
resolución que rechace la continuación de la explotación es apelable por el síndico y la cooperativa de trabajo.
Asimismo en toda quiebra que se haya dispuesto la continuidad de la explotación de la empresa o de alguno de sus establecimientos por parte
de las dos terceras partes del personal en actividad o de los acreedores laborales, organizados en cooperativas, incluso en formación, el
Estado deberá brindarle la asistencia técnica necesaria para seguir adelante con el giro de los negocios.
De acuerdo a lo que haya resuelto el juez, el síndico, el coadministrador o la cooperativa de trabajo, según fuera el caso, actuarán de acuerdo
al siguiente régimen:
1. Se consideran autorizados para realizar todos los actos de administración ordinaria que correspondan a la continuación de la explotación;
2. Para los actos que excedan dicha administración, necesitan autorización judicial, la que sólo será otorgada en caso de necesidad y urgencia
evidentes;
En dicho caso el juez puede autorizar la constitución de garantías especiales cuando resulte indispensable para asegurar la continuidad de la
explotación.
3. Las obligaciones legalmente contraídas por el responsable de la explotación gozan de la preferencia de los acreedores del concurso;
4. En caso de revocación o extinción de la quiebra, el deudor asume de pleno derecho las obligaciones contraídas legalmente por el
responsable de la explotación;
5.Sólo podrá disponerse de los bienes afectados con privilegio especial desinteresando al acreedor preferente o sustituyendo dichos bienes por
otros de valor equivalente.
.-Intervenir en el periodo informativo de la quiebra (art.200)
-Recalcular los créditos conforme lo dispone el artículo 202.
En los casos de quiebra declarada por aplicación del Articulo 81, inciso 1, los acreedores posteriores a la presentación pueden requerir la
verificación por vía incidental, en la que no se aplican costas sino en casos de pedido u oposición manifiestamente improcedente.
Los acreedores que hubieran obtenido verificación de sus créditos en el concurso preventivo no tendrán necesidad de verificar nuevamente. El
síndico procederá a recalcular los créditos según su estado.
-Realizar los bienes del deudor.(art.203)
La realización de los bienes se hace por el síndico y debe comenzar de inmediato salvo que se haya interpuesto recurso de reposición contra
la sentencia de quiebra, haya sido admitida por el juez la conversión en los términos del artículo 90, o se haya resuelto la continuación de la
explotación según lo normado por los artículos 189, 190 y 191.
Los trabajadores reunidos en cooperativa de trabajo están habilitados para solicitar la adquisición de conformidad con el artículo 205, incisos 1)
y 2) y podrán hacer valer en ese procedimiento la compensación con los créditos que le asisten a los trabajadores de la fallida, de conformidad
a los artículos 241, inciso 2) y 246, inciso 1) de la ley concursal, no siendo aplicable en este caso la prohibición del artículo 211. El monto de las
indemnizaciones será calculado, a los fines de la compensación, de conformidad con el artículo 245 de la ley 20.744 (t.o. 1976), los estatutos
especiales, convenios colectivos o contratos individuales, según el que resultare más favorable a los trabajadores. A tal efecto, podrán
utilizarse total o parcialmente los créditos laborales de los que resulten titulares trabajadores que voluntariamente los cedan a la cooperativa.
La cesión se materializará en audiencia a celebrarse ante el juez de la quiebra con intervención de la asociación sindical legitimada. El plazo
del pago del precio podrá estipularse al momento de efectuarse la venta.

-Contestar la vista prevista para los casos de enajenación de la empresa (art.205)


-Proyectar el pliego en igual supuesto (art.205)
-Asistir a la apertura de ofertas (art.205)
El artículo 205 de la ley 24522 contempla intervención de la sidicatura en los casos de venta de la empresa o de uno o más establecimientos
con sujeción al siguiente procedimiento:
1) El designado para la enajenación, tasa aquello que se proyecta vender en función de su valor probable de realización en el mercado; de esa
tasación se corre vista a la cooperativa de trabajadores en caso de que ésta se hubiera formado y al síndico quien, además, informará el valor
a que hace referencia el artículo 206;
2) En todos los casos comprendidos en el presente artículo la cooperativa de trabajo podrá realizar oferta y requerir la adjudicación de la
empresa al valor de tasación de acuerdo al inciso anterior;
3) La venta debe ser ordenada por el juez y puede ser efectuada en subasta pública. En ese caso deben cumplirse las formalidades del artículo
206 y las establecidas en los incisos 4), 5) y 6) del presente artículo, en lo pertinente;
4) Si el juez ordena la venta, sin recurrir a subasta pública, corresponde al síndico, con asistencia de quien haya sido designado para la
enajenación, proyectar un pliego de condiciones en el que debe expresar la base del precio, que será la de la tasación efectuada o la que surja
del artículo 206, la que sea mayor, descripción sucinta de los bienes, circunstancias referidas a la locación en el caso en que el fallido fuere
locatario, y las demás que considere de interés.
La base propuesta no puede ser inferior a la tasación prevista en el inciso 1). Pueden incluirse los créditos pendientes de realización,
vinculados con la empresa o establecimiento a venderse, en cuyo caso debe incrementarse prudencialmente la base. La condición de venta
debe ser al contado, y el precio deberá ser íntegramente pagado con anterioridad a la toma de posesión, la que no podrá exceder de veinte
días desde la notificación de la resolución que apruebe la adjudicación.
El juez debe decidir el contenido definitivo del pliego, mediante resolución fundada. A tal efecto puede requerir el asesoramiento de
especialistas, bancos de inversión, firmas consultoras, u otras entidades calificadas en aspectos técnicos, económicos, financieros y del
mercado.
Esta resolución debe ser dictada dentro de los veinte días posteriores a la presentación del proyecto del síndico;
5) Una vez redactado el pliego, se deben publicar edictos por dos días, en el diario de publicaciones legales y en otro de gran circulación en
jurisdicción del tribunal y, además, en su caso, en el que tenga iguales características en los lugares donde se encuentren ubicados los
establecimientos.
Los edictos deben indicar sucintamente la ubicación y destino del establecimiento, base de venta y demás condiciones de la operación; debe
expresarse el plazo dentro del cual pueden formularse ofertas dirigidas en sobre cerrado al tribunal y el día y hora en que se procederá a su
apertura. El juez puede disponer una mayor publicidad, en el país o en el extranjero, si lo estima conveniente;
6) Las ofertas deben presentarse en sobre cerrado, y contener el nombre, domicilio real y especial constituido dentro de la jurisdicción del
tribunal, profesión, edad y estado civil. Deben expresar el precio ofrecido. Tratándose de sociedades, debe acompañarse copia auténtica de su
contrato social y de los documentos que acrediten la personería del firmante.
El oferente debe acompañar garantía de mantenimiento de oferta equivalente al diez por ciento del precio ofrecido, en efectivo, en títulos
públicos, o fianza bancaria exigible a primera demanda;
7) Los sobres conteniendo las ofertas deben ser abiertos por el juez, en la oportunidad fijada, en presencia del síndico, oferentes y acreedores
que concurran. Cada oferta debe ser firmada por el secretario para su individualización, labrándose acta. En caso de empate el juez puede
llamar a mejorar ofertas.
Las diligencias indicadas en los incisos 1) a 7) de este artículo deben ser cumplidas dentro de los cuatro meses de la fecha de la quiebra, o
desde que ella quede firme, si se interpuso recurso de reposición o desde que haya finalizado la continuación según corresponda para cada
caso. El juez puede, por resolución fundada, ampliar el plazo en noventa días;
8) A los fines de la adjudicación el juez ponderará especialmente el aseguramiento de la continuidad de la explotación empresaria, mediante el
plan de empresa pertinente y la magnitud de la planta de personal que se mantiene en actividad como tutela efectiva de la fuente de trabajo. El
plazo para el pago del precio podrá estipularse en el pliego de licitación;
9) Dentro del plazo de veinte días, desde la notificación de la resolución definitiva que apruebe la adjudicación, el oferente debe pagar el
precio, depositando el importe. Cumplida esta exigencia, el juez debe ordenar que se practiquen las inscripciones pertinentes, y que se otorgue
la posesión de lo vendido. Si vencido el plazo el adjudicatario no deposita el precio, pierde su derecho y la garantía de mantenimiento de oferta.
En ese caso el juez adjudica a la segunda mejor oferta que supere la base;
10) Fracasada la primera licitación, en el mismo acto el juez, convocará a una segunda licitación, la que se llamará sin base.

-Formular la planilla especial prevista por el artículo 206.


-Practicar el informe previsto por el artículo 206.
Si en la enajenación a que se refiere el artículo anterior, se incluyen bienes afectados a hipoteca, prenda o privilegio especial, estas
preferencias se trasladan de pleno derecho al precio obtenido, el que, en ese caso, no puede ser inferior a la suma de los mencionados
créditos, que el síndico debe hacer constar en planilla especial. El acreedor preferente omitido que no requiera su inclusión dentro de los diez
días de publicado el primer edicto, no tiene preferencia sino después de los mencionados en la planilla, y hasta el producido líquido de la
enajenación.
Si la enajenación a que se refiere el artículo anterior se realizara en los términos del Artículo 205, inciso 9, el síndico practicará un informe
haciendo constar la participación proporcional que cada uno de los bienes con privilegio especial han tenido en relación con el precio obtenido,
y el valor probable de realización de los mismos en forma individual en condiciones de mercado. De dicho informe se correrá vista a los
interesados por el término de cinco días a fin de que formulen las oposiciones u observaciones que éste le merezca, pudiendo ofrecer prueba
documental, pericial y de informes respecto del valor de realización de los bienes asiento de la hipoteca, prenda o privilegio especial. Vencido
dicho plazo y sustanciada la prueba si la hubiere el juez resolverá asignando valor a la participación de los bienes asiento del privilegio en el
precio obtenido. La resolución es apelable; el recurso en ningún caso obstará a la adjudicación y entrega de los bienes vendidos.

-Proponer la venta de bienes en subasta en las condiciones del artículo 207.


En caso que resulte conveniente para la mejor realización de los bienes, el síndico puede proponer que los gravados u otros que determine, se
vendan en subasta, separadamente del conjunto. El juez decide por resolución fundada.
Igualmente, puede optar por desinteresar a los acreedores privilegiados con fondos del concurso o con los que se obtengan de quien desee
subrogarse al acreedor, y prestar su conformidad con la transferencia, con autorización judicial.

-Contestar la vista prevista en el artículo 209 en los casos de concurso especial.


El artículo 209 de la ley 24522 establece que los acreedores titulares de créditos con garantía real pueden requerir la venta a que se refiere el
artículo 126, segunda parte, mediante petición en el concurso, que tramita por expediente separado. Con vista al síndico se examina el
instrumento con que se deduce la petición, y se ordena la subasta de los bienes objeto de la garantía. Reservadas las sumas necesarias para
atender a los acreedores preferentes al peticionario, se liquida y paga el crédito hasta donde concurren el privilegio y remanente líquido, previa
fianzas en su caso.
La jurisprudencia de nuestros tribunales ha caracterizado al instituto señalando que el "concurso general" involucra todo el patrimonio y a todos
los acreedores del deudor, en cambio el "concurso especial" se funda en que por especiales razones de política legislativa, la norma jurídica
permite u otorga a determinados acreedores a instaurar la formación de ese concurso especial, beneficiándolos con un procedimiento
liquidativo parcializado y con un cobro anticipado sobre el producto de los bienes objeto de ese pequeño concurso, al cual concurrirán todos
aquellos a los que la ley les otorga derecho y que tengan interés legítimo a participar de dicho producto. 104
Así en la quiebra, como principio general que luego veremos la reforma hace excepción en los casos de continuación de la explotación de la
empresa, coexisten dos estadios: verificación de crédito (con debate causal y efectos de cosa juzgada material) y concurso especial, en el que
el juez sólo se pronuncia sobre los aspectos externos del instrumento constitutivo de la garantía real, toda vez que carece de sentido -práctico
y dogmático- promover una ejecución real en la que se debatan y prueben aspectos atinentes a la causa del crédito, lo que se debe efectuar en
el trámite verificatorio.105
Sin embargo el concurso especial es de carácter facultativo para el acreedor, quien puede optar por promoverlo o no, y aguardar en el último
caso que los bienes se liquiden dentro del marco del juicio universal. 106 Así la formación de un concurso especial de conformidad con las
prescripciones del art. 209 de la ley concursal configura una facultad que la ley otorga a los acreedores prendarios o hipotecarios para que
mediante su instrumentación obtengan de un modo rápido la liquidación del bien gravado, sin esperar la del resto de los bienes que componen
el acervo falencial, y si el acreedor hipotecario o prendario omite optar por el concurso especial previsto en el art. 209 de la ley 24.522 el
crédito será percibido en la oportunidad del proyecto de distribución.
De allí que el objeto primordial del concurso especial es la venta anticipada del bien gravado, otorgando una prerrogativa a ciertos acreedores,
que pueden llegar a percibir antes su acreencia prestando fianza a los de mejor derecho, en función al privilegio que les otorga la garantía real
de prenda o hipoteca.
El artículo 21 de la ley 26.684 sustituye el artículo 195 de la ley 24522 que establecía que en caso de continuación de la empresa, los
acreedores hipotecarios o prendarios no pueden utilizar el derecho a que se refieren los arts. 126, segunda parte, y 209, cuando los créditos
no se hallen vencidos a la fecha de la declaración y el síndico satisfaga las obligaciones posteriores en tiempo debido siendo nulos los pactos
contrarios a esta disposición.
La ley de reforma establece que en caso de continuación de la empresa, los acreedores hipotecarios o prendarios no pueden utilizar el derecho
a que se refieren los artículos 126, segunda parte, y 209, sobre los bienes necesarios para la explotación, en los siguientes casos:
1) Cuando los créditos no se hallen vencidos a la fecha de la declaración y el síndico satisfaga las obligaciones posteriores en tiempo debido;
2) Cuando los créditos se hallen vencidos a la fecha de la declaración, mientras no cuenten con resolución firme que acredite su calidad de
acreedor hipotecario o prendario;
3) Cuando exista conformidad del acreedor hipotecario o prendario para la suspensión de la ejecución.

El examen del precepto permite inferir las siguientes consideraciones:


1.La norma prohíbe formar concurso especial sobre los bienes necesarios para la explotación, lo cual entendemos debe guardar relación con el
plan de explotación que figura entre los puntos sobre los cuales el juez debe pronunciarse al dar la autorización para continuar con la actividad
de la empresa o alguno de sus establecimientos de acuerdo a lo prescripto por el artículo 191 y en particular en lo referente al inciso 4) de
dicho artículo que refiere a los bienes que pueden emplearse.
2.A contrario sensu los bienes innecesarios para la explotación, prendados o hipotecados, pueden ser objeto de concurso especial.
3.No es posible formar concurso especial cuando los créditos no se hallen vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y el síndico
satisfaga las obligaciones posteriores en tiempo debido.
4. Estando vencidos a la fecha de la declaración de quiebra, no se podrá formar concurso especial, mientras no cuenten con resolución firme
que acredite su calidad de acreedor hipotecario o prendario.
GEBHARDT señala que el art. 209 ofrecía dos etapas en la ejecución de garantías reales en los juicios de quiebra. Así pues se comenzaba
con un brevísimo proceso de revisión formal de la garantía, para habilitar los trámites ejecutivos. Para el cobro de la acreencia, en cambio,
debía estarse al estado de la verificación de la misma y, eventualmente, a la dación de garantías para la cobranza concreta por parte del titular
del crédito. La situación actual ha mutado tanto que nada puede hacerse en materia de ejecución de la garantía especial, si el crédito no se ha
verificado por sentencia firme. Sería ingenuo no pensar que el sistema implica restricciones temporales tan severas que desvanecen o hacen
decaer fuertemente el viejo concepto de que las garantías hipotecarias y prendarias constituían un importante refugio protectivo para los
prestamistas de última instancia. Al ocurrir esto, es dable pensar que el crédito empresario tendrá también una correlativa caída,
desdibujándose así una herramienta trascendental para el desarrollo empresario. 107
5. Mediando acuerdo con el acreedor hipotecario o prendario para la suspensión de la ejecución, tampoco se formará concurso especial.
Sobre este aspecto pensamos que los acuerdos deberán contemplar, especialmente, el régimen de seguros que se contrataran para los
eventuales siniestros que pudieran sufrir los bienes durante el tiempo que se acuerde la suspensión de la ejecución.
6.En defecto de acuerdo con los acreedores por decisión fundada y a pedido de la cooperativa de trabajadores, el juez de la quiebra podrá
suspender las ejecuciones hipotecarias y/o prendarias por un plazo de hasta dos años.
JUNYENT BAS señala que el diferimiento del concurso especial en los tres incisos reglados en el nuevo art.195 no ofrece mayores problemas,
y lo que se va a cuestionar son los dos años.108

104
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul, sala II • 09/03/1999 • Moroni, Guido E. y otra en: Banco de Crédito
Provincial • LLBA 1999, 807 • AR/JUR/285/1999
105
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul, sala II • 09/03/1999 • Moroni, Guido E. y otra en: Banco de Crédito
Provincial • LLBA 1999, 807 • AR/JUR/285/1999
106
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala C • 29/04/2005 • Compañía de Transportes Río de la Plata S.A. • DJ
2005-3, 42 • AR/JUR/2055/2005
107
Gebhardt, Marcelo La reforma concursal sobre cooperativas de trabajo, LA LEY 06/07/2011, 1-Enfoques 2011 (julio), 60-
IMP 2011-8, 177
108
Junyent Bas, Francisco, Análisis exegético de la reforma a la ley concursal en materia de relaciones laborales y cooperativas
de trabajo, Derecho Comercial del Consumidor y de la Empresa, Año II, Nº 3, Junio 2011, p.29
En este sentido TÉVEZ considera “que dos años es mucho tiempo. Y, para peor, la norma no especifica cuál es el punto de partida del
cómputo del plazo en cuestión, lo que puede llevar a pensar que el mismo principia el día en que es decidida judicialmente la suspensión de la
ejecución. Si bien estimamos imposible fijar un término de suspensión que pueda reputarse "razonable" atendiendo, por ejemplo, al ciclo
productivo de la empresa —que resulta de por sí variable según el caso de que se trate—, creemos que hubiera sido más prudente establecer
como plazo máximo el de un año calendario. En cualquier caso, es indudable que el supuesto de suspensión de las ejecuciones prendarias y/o
hipotecarias mediando oposición de los titulares de los créditos respectivos debe ser interpretado muy cuidadosamente, por involucrar una
postergación del derecho de cobro anticipado otorgado por la ley a tales acreedores. De allí que la situación que se configure en el supuesto en
que aquéllos no conformen el pedido de la cooperativa, deberá ser especialmente ponderada por los jueces al momento de resolver cada caso
concreto, en función de las circunstancias planteadas. Cabrá tener en cuenta así, por ejemplo, el mayor valor que la continuación de la
actividad pueda imprimir a la empresa con el consiguiente beneficio para estos acreedores —para la oportunidad de procederse a su venta en
marcha—, como modo de equilibrar los intereses contrapuestos, y armonizar el derecho de cobrar rápido con el de cobrar del mejor modo
posible.”109
Por nuestra parte entendemos que el precepto legal que comentamos señala un plazo de hasta dos años, plazo que puede ser abreviado por
el juez ponderando las circunstancias del caso y en particular el plan de explotación.
Debe recordarse en este sentido que el artículo 191 le impone al juez pronunciarse sobre el plazo por el que continuará la explotación tomando
en cuenta el ciclo y el tiempo necesario para la enajenación de la empresa.
De este modo en el caso del inciso 2) del artículo 191 se establece que el plazo por el que continuará la explotación puede ser prorrogado por
una sola vez, por resolución fundada, sin embargo no se prevé expresamente la posibilidad de prorroga de la suspensión de las ejecuciones
hipotecarias y/o prendarias de hasta dos años, en cuyo caso entendemos que la viabilidad de la prorroga debería surgir de la posibilidad de
obtener la conformidad del acreedor hipotecario o prendario para la suspensión de la ejecución según reza el artículo 195 reformado en su
inciso 3)
Finalmente la ley de reforma mantiene la nulidad de los pactos en contrario en este caso a las disposiciones del inciso 1) y 2) de la nueva
versión del artículo 195.
Como conclusión de lo expuesto vemos que el artículo 209 de la ley 24.522 ha sido impactado por la reforma en los casos de continuación de
la explotación de la empresa, generando una nueva regulación específica para tal hipótesis e incidiendo en la ejecutabilidad de las garantías
reales, que ceden ante la voluntad del legislador de facilitar la continuidad de la explotación.
-Contestar la vista prevista por el artículo 213 para los casos de venta directa.
El juez puede disponer la venta directa de bienes, previa vista al síndico, a la cooperativa de trabajo para el caso de que ésta sea continuadora
de la explotación, cuando por su naturaleza, su escaso valor o el fracaso de otra forma de enajenación resultare de utilidad evidente para el
concurso.
En ese caso, determina la forma de enajenación, que puede confiar al síndico o a un intermediario, institución o mercado especializado. La
venta que realicen requiere aprobación judicial posterior.

-Contestar la vista prevista para el caso de bienes invendibles (art.214)


El juez puede disponer, con vista al síndico y al deudor, la entrega a asociaciones de bien público, de los bienes que no puedan ser vendidos, o
cuya realización resulta infructuosa. El auto es apelable por el síndico y el deudor, si hubieren manifestado oposición expresa y fundada.
-Contestar la vista prevista para la venta de títulos cotizables (art.215)
Los títulos cotizables en mercados de valores y los bienes cuya venta puede efectuarse por precio determinado por oferta pública en mercados
oficiales o estén sujetos a precios mínimos de sostén o máximos fijados oficialmente, deben ser vendidos en las instituciones correspondientes,
que el juez determina previa vista al síndico.
-Encomendar a bancos oficiales o privados de primera línea la gestión de cobro de créditos (art.216)
El síndico puede encomendar a bancos oficiales o privados de primera línea, la gestión de cobro o, con autorización judicial, recurrir a otra
forma que sea costumbre en la plaza y brinde suficiente garantía.
Sin embargo, cuando circunstancias especiales lo hagan aconsejable, el juez puede autorizar la subasta de créditos o su enajenación privada,
en forma individual o por cartera, previa conformidad del síndico y vista al deudor, pudiendo utilizar el procedimiento del Artículo 205, inclusive,
en lo pertinente.

-Presentar el informe especial previsto por el artículo 218.


Finalizada la liquidación de los bienes que conforman el activo falencial, corresponde la distribución del producido obtenido.

Para ello la ley vigente contempla dos etapas diferenciables.

La primera, la presentación del informe final por parte de la sindicatura (art. 218 incisos 1 a 3); y la segunda el proyecto de distribución (art.218
inciso 4).

El sistema vigente elimina el anterior artículo 215 de la ley 19551, que regulaba las distribuciones parciales y provisorias, explicando RIVERA,
ROITMAN y VITOLO que ello se realizó en procura de darle mayor agilidad al procedimiento de enajenación y distribución. 110111

Al igual que la ley 19551 el régimen vigente fija como oportunidad de presentación del informe final para diez días después de aprobada la
última enajenación.
109
Tévez, Alejandra N. La cooperativa de trabajo como continuadora de la empresa en quiebra. LA LEY 25/07/2011, 1

110
RIVERA, Julio Cesar, ROITMAN, Horacio y VITOLO, Daniel Roque, Concursos y Quiebras Ley 24522, p.345, Rubinzal Culzoni
Editores, Santa Fe, 1995.
111
Fernández Madrid, explica que otra innovación de la ley, también buscando celeridad, es que se han excluido las
distribuciones parciales y provisorias, unificando en un solo acto y en un solo artículo las distintas etapas que preveía la ley
19551 en sus artículos 212 a 214, subsumiéndolos en el artículo 218 de la ley de concursos y quiebras. (Ob.cit., p. 2518)
Dicho informe desde el punto de vista formal debe presentarse en dos ejemplares, estipulando la ley su contenido.

El artículo 218 en sus incisos 1 a 3 determina el contenido del informe final de la sindicatura que pasaremos a examinar seguidamente.

Se denomina rendición de cuentas, en general, a la obligación que contrae quien ha realizado actos por cuenta o en interés de otros y en cuya
virtud debe suministrarle un detalle concreto y documentado de las operaciones realizadas, estableciendo eventualmente el saldo acreedor o
deudor resultante.112

La rendición de cuentas constituye la forma legalmente prevista para acreditar la adecuada gestión de los bienes ajenos. 113

Si bien la ley ubica a la rendición de cuentas por parte de la sindicatura como un capítulo dentro del Informe Final, no cabe confundir el deber
de informar con el de rendir cuentas; este último involucra justificación de partidas, de la inversión de fondos y una eventual responsabilidad
residual por como ellos fueron asignados o distribuidos. 114

Por eso debe contener los antecedentes, hechos y resultados de las operaciones efectuadas por la sindicatura, con la prueba y documentación
correspondiente.115

112
J.A. T.86-III-síntesis.
113
Doctrina Judicial, La Ley T.1991-1, p. 812.
114
CSJN-24/9/87 J.A.1988 – I- p. 343
115
La Ley Chilena Nº 18.175, publicada en el Diario Oficial de 28.10.82 establece en el artículo 27 las funciones inherentes al
Síndico señalando que el síndico presenta los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y
representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan interesar a la masa, sin perjuicio de las facultades de aquellos y
de éste determinadas por la ley. Le incumbe especialmente:
1. Actuar en resguardo de dichos intereses y derechos, en juicio y fuera de él, con plena representación del fallido y de los
acreedores;
2. Hacer las publicaciones e inscripciones de la declaración de quiebra, y remitir, a los acreedores que residan en el extranjero,
las cartas a que se refiere el número 7 del artículo 52;
3. Exigir del fallido que le suministre la información que juzgue necesaria para el mejor desempeño de su cargo, y le entregue
sus libros, papeles y documentos;
4.Cerrar los libros de comercio del fallido;
5. Abrir la correspondencia del fallido con intervención del tribunal, y retener las cartas y documentos que tengan relación con
los negocios
de la quiebra;
6.Proponer la fecha de la cesación de pagos;
7.Recibirse bajo inventario de los bienes de la quiebra y administrarlos en conformidad a la ley;
8.Continuar provisionalmente el giro de los establecimientos del fallido, con conocimiento de éste;
9.Continuar efectivamente el giro del fallido con autorización del tribunal o con acuerdo de la junta de acreedores, según
corresponda;
10.Cobrar los créditos del activo de la quiebra;
11.Celebrar compromisos o transacciones previo acuerdo de la junta de acreedores;
12.Contratar préstamos para subvenir a los gastos de la quiebra, debiendo informar de ello en la próxima reunión de la junta de
acreedores;
13.Ceder a título oneroso los derechos que el fallido tenga en sociedades, comunidades o asociaciones o pedir su disolución,
liquidación o partición, a falta de interesados. Al efecto, representará al fallido en los actos y contratos que deban realizarse u
otorgarse, en el nombramiento de árbitros o liquidadores y en los respectivos juicios de liquidación y partición;
14.Exigir rendición de cuentas de cualquiera que haya administrado bienes del fallido;
15.Impugnar los créditos en conformidad a lo dispuesto en el párrafo primero del Título X;
16.Realizar los bienes de la quiebra;
17.Depositar a interés en un banco o institución financiera, los fondos que perciba, en cuenta separada para cada quiebra y a
nombre de ésta, y abrir una cuenta corriente con los fondos indispensables para solventar los gastos que aquélla demande;
18.Hacer repartos de fondos, en la forma dispuesta en el párrafo segundo del Título X;
19.Desempeñar las funciones de interventor o depositario en los casos que esta ley determina;
20.Servir de síndico en los concursos de hipotecarios que se abran dentro de la quiebra y llevar cuenta separada de todo lo
concerniente a cada uno de ellos;
21.Comunicar, dentro de los diez días siguientes al de su asunción al cargo, la declaratoria de quiebra al Servicio de Tesorerías
del domicilio del fallido, y
22.Ejercer las demás facultades y cumplir las demás obligaciones que la ley le asigna. Y en su artículo 29 determina que el
síndico presentará la cuenta definitiva de su gestión a la junta de acreedores a más tardar dentro de los treinta días siguientes a
aquel en que hubieren vencido los plazos establecidos en los artículos 109 y 130. Deberá rendirla antes, sin embargo, en caso de
que se hubieren agotado los fondos o se hubieren pagado íntegramente los créditos reconocidos y no haya impugnaciones por
resolver, o todos los acreedores hubieren convenido desistirse de la quiebra o remitir sus créditos. Deberá, asimismo, rendir
cuenta cuando hubiere cesado anticipadamente en el cargo. Lo dispuesto en este artículo es sin perjuicio de las facultades que
confiere a la junta de acreedores el artículo 116. Estipulando en su artículo 30 que la junta de acreedores y el fallido dispondrán
de un plazo de treinta días contado desde aquel en que se les hubiere notificado la resolución que tuviere por presentada la
cuenta para pronunciarse sobre ella, entendiéndose que la aprueban si no lo hicieren dentro de dicho término. El rechazo de la
cuenta deberá ser fundado. En caso de que la junta de acreedores o el fallido no aprobaren la cuenta, el síndico dispondrá de un
plazo de diez días, contado desde la notificación de las observaciones, para responder fundadamente. Si, no obstante esta
respuesta, la junta de acreedores o el fallido, en su caso, insistieren en su reprobación, el tribunal resolverá en definitiva, previo
informe de la Fiscalía, el que deberá ser evacuado dentro de cuarenta días.
Debe el síndico presentar el resultado de la realización de los bienes, con detalle del producido de cada uno. 116117

Fernández Madrid explica que este informe debe incluir modo, tiempo y forma de realización de los bienes muebles e inmuebles, detallando las
sumas obtenidas, deduciendo los gastos que haya ocasionado cada enajenación, cuyo detalle deberá constar en la rendición de cuentas del
síndico y en el incidente de liquidación de los bienes. 118119

La sindicatura debe enumerar los bienes que no se hayan podido realizar.

Igualmente debe informar sobre los créditos no cobrados y de los que se encuentren pendientes de demanda judicial.

Al informar deberá brindar una explicación sucinta de sus causas, estimando García Martínez y Fernández Madrid que deberá aconsejar al
Juez las medidas que a su juicio deban arbitrarse en defensa de los intereses de la masa y para la mayor rapidez de la liquidación del activo. 120

116
La Ley de Concursos Mercantiles de México publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de mayo de 2000 y que
entrara en vigor a partir del 13 de mayo de igual año en su artículo 229 determina que a partir de la fecha de la sentencia de
quiebra, por lo menos cada dos meses, el síndico presentará al juez un reporte de las enajenaciones realizadas y de la situación
de activo remanente, y una lista de los acreedores que serán pagados, así como la cuota concursal que les corresponda. En
relación con los créditos que hayan sido impugnados, el síndico deberá reservar el importe de las sumas que, en su caso,
pudieran corresponderles. Dichas reservas serán invertidas conforme a lo dispuesto en el artículo 215 de dicha Ley, y cuando se
resuelva la impugnación se procederá, en su caso, a pagar al Acreedor Reconocido de que se trate o a reintegrar a la Masa
cualquier excedente.
117
La legislación española contempla el denominado Plan de liquidación que somete al siguiente régimen: Dentro de los quince
días siguientes al de notificación de la resolución de apertura de la fase de liquidación a la administración concursal, presentará
ésta al juez un plan para la realización de los bienes y derechos integrados en la masa activa del concurso que, siempre que sea
factible, deberá contemplar la enajenación unitaria del conjunto de los establecimientos, explotaciones y cualesquiera otras
unidades productivas de bienes y servicios del concursado o de algunos de ellos. Si la complejidad del concurso lo justificara el
juez, a solicitud de la administración concursal, podrá acordar la prórroga de este plazo por un nuevo período de igual duración.
El juez acordará poner de manifiesto el plan en la secretaría del juzgado y en los lugares que a este efecto designe y que se
anunciarán en la forma que estime conveniente.
Durante los quince días siguientes a la fecha en que haya quedado de manifiesto en la secretaría del juzgado el plan de
liquidación, el deudor y los acreedores concursales podrán formular observaciones o propuestas de modificación. Transcurrido
dicho plazo sin que se hubieran formulado, el juez, sin más trámite, dictará auto declarando aprobado el plan y a él habrán de
atenerse las operaciones de liquidación de la masa activa.
En otro caso, la administración concursal informará, en el plazo de diez días, sobre las observaciones y propuestas formuladas y
el juez, según estime conveniente a los intereses del concurso, resolverá mediante auto aprobar el plan en los términos en que
hubiera sido presentado, introducir en él modificaciones en función de aquéllas o acordar la liquidación conforme a las reglas
legales supletorias. Contra este auto podrá interponerse recurso de apelación.
Asimismo, el plan de liquidación se someterá a informe de los representantes de los trabajadores, a efectos de que puedan
formular observaciones o propuestas de modificación, aplicándose lo dispuesto en el apartado anterior, según que se formulen o
no dichas observaciones o propuestas.
En el caso de que las operaciones previstas en el plan de liquidación supongan la extinción o suspensión de contratos laborales,
o la modificación de las condiciones de trabajo, previamente a la aprobación del plan, deberá darse cumplimiento a lo dispuesto
en el artículo 64 de la ley. De no aprobarse un plan de liquidación y, en su caso, en lo que no hubiere previsto el aprobado, las
operaciones de liquidación se ajustarán a las siguientes reglas:
1. El conjunto de los establecimientos, explotaciones y cualesquiera otras unidades productivas de bienes o de servicios
pertenecientes al deudor se enajenará como un todo, salvo que, previo informe de la administración concursal, el juez
estime más conveniente para los intereses del concurso su previa división o la realización aislada de todos los
elementos componentes o sólo de algunos de ellos. La enajenación del conjunto o, en su caso, de cada unidad
productiva se hará mediante subasta y si ésta quedase desierta el juez podrá acordar que se proceda a la enajenación
directa.
Las resoluciones que el juez adopte en estos casos deberán ser dictadas previa audiencia, por plazo de quince días, de
los representantes de los trabajadores y cumpliendo, en su caso, lo previsto en el apartado 3 del artículo 148. Estas
resoluciones revestirán la forma de auto y contra ellas no cabrá recurso alguno.
2. En el caso de que las operaciones de liquidación supongan la extinción o suspensión de contratos laborales, o la
modificación en las condiciones de trabajo, se estará a lo dispuesto en el artículo 64 de esta ley. Los bienes a que se
refiere la regla 1, así como los demás bienes y derechos del concursado se enajenarán, según su naturaleza, conforme a
las disposiciones establecidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil para el procedimiento de apremio. Para los bienes y
derechos afectos a créditos con privilegio especial se estará a lo dispuesto en el apartado 4 del artículo 155.
En caso de enajenación del conjunto de la empresa o de determinadas unidades productivas de la misma se fijará un plazo para
la presentación de ofertas de compra de la empresa, siendo consideradas con carácter preferente las que garanticen la
continuidad de la empresa, o en su caso de las unidades productivas, y de los puestos de trabajo, así como la mejor satisfacción
de los créditos de los acreedores. En todo caso serán oídos por el juez los representantes de los trabajadores.
2. Cuando, como consecuencia de la enajenación a que se refiere la regla 1 del apartado anterior, una entidad económica
mantenga su identidad, entendida como un conjunto de medios organizados a fin de llevar a cabo una actividad económica
esencial o accesoria, se considerará, a los efectos laborales, que existe sucesión de empresa. En tal caso, el juez podrá acordar
que el adquirente no se subrogue en la parte de la cuantía de los salarios o indemnizaciones pendientes de pago anteriores a la
enajenación que sea asumida por el Fondo de Garantía Salarial de conformidad con el artículo 33 del Estatuto de los
Trabajadores. Igualmente, para asegurar la viabilidad futura de la actividad y el mantenimiento del empleo, el cesionario y los
representantes de los trabajadores podrán suscribir acuerdos para la modificación de las condiciones colectivas de trabajo.
Los bienes o derechos sobre cuya titularidad o disponibilidad exista promovida cuestión litigiosa podrán enajenarse con tal
carácter, quedando el adquirente a las resultas del litigio. La administración concursal comunicará la enajenación al juzgado o
tribunal que esté conociendo del litigio. Esta comunicación producirá, de pleno derecho, la sucesión procesal, sin que pueda
oponerse la contraparte y aunque el adquirente no se persone.
118
Fernández Madrid, ob. cit. p. 2519.
119
La Ley 22/2003, de España B. O. E. de 10 de julio de 2003 dispone en su artículo 152 que cada tres meses, a contar de la
apertura de la fase de liquidación, la administración concursal presentará al juez del concurso un informe sobre el estado de las
operaciones, que quedará de manifiesto en la secretaría del juzgado.
120
García Martínez y Fernández Madrid, ob. cit. p.1167.
Debe tenerse presente las denominadas distribuciones complementarias previstas por el artículo 222 de la ley falencial que determina que el
producto de bienes no realizados, a la fecha de presentación del informe final, como también los provenientes de desafectación de reservas o
de los ingresados con posterioridad al activo del concurso debe distribuirse, directamente, sin necesidad de trámite previo, según propuesta del
síndico, aprobada por el juez.121

La referencia legal de innecesariedad de un trámite previo, no implica la imposibilidad de observaciones espontáneas u observación de oficio,
cuando el proyecto no se ajuste a las normas legales o a la verificación o graduación de créditos que resulte de la causa.

En el régimen vigente el proyecto de distribución, se encuentra ahora comprendido como parte del informe final que debe elaborar la
sindicatura.

Dicho proyecto debe producirse con arreglo a la verificación y graduación de los créditos, previendo las reservas necesarias.

Las reservas a que alude la ley, son las que surgen del artículo 220, esto es:

1.Para los acreedores cuyos créditos están sujetos a condición suspensiva. 122123124

2.Para los pendientes de resolución judicial o administrativa.

Por medio de edictos que deben publicarse por dos días se debe hacer conocer la presentación del informe, el proyecto de distribución final y
la regulación de honorarios de primera instancia.

Si el haber de la causa lo permite, y se estima conveniente, puede ordenarse publicación complementaria en otro diario. 125

Sin embargo, estas publicaciones en función del ahorro de tiempo que pueden implicar, pueden ser sustituidas por notificación personal o por
cédula a los acreedores.

El fallido y los acreedores pueden formular observaciones dentro de los diez días siguientes, debiendo acompañar tres ejemplares.

La publicidad del informe permite el control que corresponde al deudor y a los acreedores y ha sido elaborada para que puedan formular las
observaciones que estimen pertinentes al informe.

La legitimación del fallido para observar el informe resulta de estar en juego sus propios intereses, ya que seguirá siendo titular del patrimonio
remanente.

Y, aunque ningún acreedor o el fallido hubieran observado el informe, el juez puede desaprobar el mismo si estima que no se ajusta a derecho,
o advierte omisiones, errores y falsedadesen cualquiera de sus aspectos.

Las causales de observación son laxas y refieren a omisiones, errores o falsedades, en cualquiera de sus puntos.

El trámite para resolver las impugnaciones es sumario, pudiendo limitarse a un simple traslado al síndico, o bien señalarse una audiencia, a
criterio del juez, a la que deberán comparecer con toda la prueba de que intenten valerse.

Debiendo el juez resolver las observaciones en un plazo máximo de diez días contados a partir de que queden firmes las regulaciones de
honorarios.

121
Luego de la distribución pueden generarse nuevos dividendos por las siguientes modalidades: a)Los relativos a bienes no
enajenados, después de la presentación del informe final, b) Los originados por desafectación de reservas, c) Nuevos bienes
ingresados al activo concursal, luego de presentado el informe final. De acuerdo Rivera, Roitman y Vitolo, ob. cit. p. 348 quienes
entienden que lo que corresponda repartir en concepto de distribuciones complementarias, no tiene previsto ningún trámite; se
realiza directamente, sin necesidad de publicación de edictos, conforme al criterio del síndico, con la debida aprobación del juez.
122
Durante la vigencia de la ley 19551, la jurisprudencia se pronuncio sobre el artículo 217 de dicha ley (concordante con el
actual 220) indicando que si el síndico conoció la existencia del crédito con anterioridad a la presentación del estado de
distribución final cuestionado, le cupo practicar la reserva del artículo 217; por lo tanto el proyecto de distribución debió prever
reservas para atender la acreencia y, ante la verificación firme del crédito, corresponderá incluir tal acreencia.(Del dictamen del
Fiscal de Cámara).En igual sentido: Sala E, 6.11.95, "RUTA COOP. ARG. DE SEGUROS S/ LIQUIDACION S/ INC. VERIF. CAMILLETTI
DE BRAVO DE LAGUNA").
123
Expresa Rouillon que las reservas deben practicarse para cubrir, en su caso, el importe de los créditos ya verificados, pero
sujetos a alguna eventualidad que los torne –aún- inexigibles (Rouillon, Adolfo, Régimen de Concursos y Quiebras, Astrea, 11ª
Edición, p. 308.
Resultando muy profundo y adecuado el estudio sobre la Verificación de créditos condicionales y eventuales, efectuado por
Sierra de Desimoni, María Eugenia, en Verificación de Créditos, Ad-hoc, Buenos Aires, 2004, p.191/200.
124
La ley chilena contempla la situación de los acreedores condicionales en su artículo 152, estableciendo que el acreedor
condicional podrá exigir la consignación de los
dividendos que le corresponderían cumplida la condición, o su entrega bajo caución suficiente de restituirlos a la masa, con el
interés correspondiente, para el caso de que la condición no se verifique.
125
Esta publicación es facultativa ya que los edictos en el diario de publicaciones legales son sin costo en caso de quiebra.
La resolución que se dicte causa ejecutoria, salvo que se refiera a la preferencia que se asigne al impugnante, o a errores materiales de
cálculo.

El artículo 221 determina que aprobado que fuere el proyecto de distribución, se procede al pago del dividendo que corresponda a cada
acreedor.

Dicho pago puede efectuarse mediante el banco de depósitos judiciales, por planilla, donde deben constar los datos pertinentes o por órdenes
de de pagos a través de transferencias bancarias, a pedido de los acreedores, siendo a su cargo los gastos que se generen.

Los acreedores que comparezcan reclamando verificación de créditos o preferencias, después de haberse presentado el proyecto de
distribución final, sólo tienen derecho a participar de los dividendos de las futuras distribuciones complementarias, en la porción que
corresponda al crédito total no percibido.126

Se trata de una sanción prevista por el artículo 223 de la ley vigente que no alcanza a los acreedores tardíos que hayan solicitado verificación
en tiempo pero con sentencia posterior a la distribución ya que para ellos el concurso debe reservarle los fondos suficientes, de acuerdo al
artículo 220.

-Efectuar la propuesta de distribuciones complementarias de acuerdo a lo prescripto por el artículo 222.


El producto de bienes no realizados, a la fecha de presentación del informe final, como también los provenientes de desafectación de reservas
o de los ingresados con posterioridad al activo del concurso debe distribuirse, directamente, sin necesidad de trámite previo, según propuesta
del síndico, aprobada por el juez.
-Efectuar la propuesta de distribución de remanente en los casos de pago total previsto por el artículo 228.
Alcanzando los bienes para el pago a los acreedores verificados, los pendientes de resolución y los gastos y costas del concurso, debe
declararse la conclusión de la quiebra por pago total, una vez aprobado el estado de distribución definitiva.
Si existe remanente, deben pagarse los intereses suspendidos a raíz de la declaración de quiebra, considerando los privilegios. El síndico
propone esta distribución, la que el juez considerará, previa vista al deudor, debiendo pronunciarse dentro de los diez días. El saldo debe
entregarse al deudor.
-Intervenir en el procedimiento de clausura por falta de activo (art.232)
Debe declararse la clausura del procedimiento por falta de activo, si después de realizada la verificación de los créditos, no existe activo
suficiente para satisfacer los gastos del juicio, incluso los honorarios, en la suma que, prudencialmente, aprecie el juez.
Del pedido de clausura que realice el síndico, debe darse vista al fallido; la resolución es apelable.

-Contestar la vista del pedido de reducción del plazo de inhabilitación (art.235)


La inhabilitación del fallido y de los integrantes del órgano de administración o administradores de la persona de existencia ideal, cesa de pleno
derecho, al año de la fecha de la sentencia de quiebra, o de que fuere fijada la fecha de cesación de pagos conforme lo previsto en el artículo
235, segundo párrafo, salvo que se de alguno de los supuestos de reducción o prórroga a que aluden los párrafos siguientes.
Ese plazo puede ser reducido o dejado sin efecto por el juez, a pedido de parte, y previa vista al síndico si, verosímilmente, el inhabilitado -a
criterio del Magistrado- no estuviere prima facie incurso en delito penal.
La inhabilitación se prorroga o retoma su vigencia si el inhabilitado es sometido a proceso penal, supuesto en el cual dura hasta el dictado de
sobreseimiento o absolución. Si mediare condena, dura hasta el cumplimiento de la accesoria de inhabilitación que imponga el juez penal.

Adicionalmente el artículo 275 de la ley 24522 establece que compete al síndico efectuar las peticiones necesarias para la rápida tramitación
de la causa, la averiguación de la situación patrimonial del concursado, los hechos que puedan haber incidido en ella y la determinación de sus
responsables. A tal fin tiene, entre otras, las siguientes facultades:
1) Librar toda cédula y oficios ordenados, excepto los que se dirijan al presidente de la Nación, gobernadores, ministros y secretarios de
Estado, funcionarios de análoga jerarquía y magistrados judiciales;
2) Solicitar directamente informes a entidades públicas y privadas.
En caso que el requerido entienda improcedente la solicitud, debe pedir al juez se la deje sin efecto, dentro del quinto día de recibida;
3) Requerir del concursado o terceros las explicaciones que estime pertinentes. En caso de negativa o resistencia de los interpelados, puede
solicitar al juez la aplicación de los Artículos 17, 103 y 274, inciso 1;
4) Examinar, sin necesidad de autorización judicial alguna, los expedientes judiciales o extrajudiciales donde se ventile una cuestión patrimonial
del concursado o vinculada directamente con ella;
5) Expedir certificados de prestación servicios de los dependientes, destinados a la presentación ante los organismos de seguridad social,
según constancias de la contabilidad;
6) En general, solicitar todas las medidas dispuestas por esta ley y otras que sean procedentes a los fines indicados.
7) Durante el período de verificación de créditos y hasta la presentación del informe individual, debe tener oficina abierta al público en los
horarios que determine la reglamentación que al efecto dictará la Cámara de Apelaciones respectiva.

126
La demanda de los acreedores morosos – expresa la ley chilena - no suspenderá la realización de los repartos; pero si,
pendiente el reconocimiento de estos nuevos créditos, se ordenare otro reparto, serán dichos acreedores comprendidos en él,
por la suma que corresponda, en conformidad al siguiente inciso, con calidad de que sea mantenida en depósito hasta que sus
créditos queden reconocidos. Reconocidos sus créditos, los reclamantes tendrán derecho a exigir que los dividendos que les
hubieren correspondido en las distribuciones precedentes, sean de preferencia cubiertos con los fondos no repartidos; pero no
podrán demandar a los acreedores pagados en los anteriores repartos la devolución de cantidad alguna, aun cuando los bienes
de la quiebra no alcancen a cubrir íntegramente sus dividendos insolutos.
8) El síndico debe dar recibo con fecha y hora bajo su firma o de la persona autorizada expresamente en el expediente, de todo escrito que le
sea presentado en su oficina durante el período de verificación de créditos y hasta la presentación del informe individual, el que se extenderá
en una copia del mismo escrito.
El síndico es parte en el proceso principal, en todos sus incidentes y en los demás juicios de carácter patrimonial en los que sea parte el
concursado, salvo los que deriven de relaciones de familia en la medida dispuesta por esta ley.
Del conjunto de facultades examinadas resulta claramente un mayor desarrollo de actividades de la sindicatura en la quiebra, que en el
concurso preventivo.
El catálogo expuesto sirve de antecedente necesario de lo que habremos de exponer en ocasión de tratar la responsabilidad que la ley atribuye
a la sindicatura para aquéllos supuestos en que incumpla las obligaciones a su cargo.

ARTICULO 253.- Síndico. Designación. La designación del síndico se realiza según el siguiente procedimiento:
1) Podrán inscribirse para aspirar a actuar como síndicos concursales los contadores públicos, con una antigüedad mínima en la matrícula de
CINCO (5) años; y estudios de contadores que cuenten entre sus miembros con mayoría de profesionales con un mínimo de CINCO (5) años
de antigüedad en la matrícula. Los integrantes de los estudios al tiempo de la inscripción no pueden a su vez inscribirse como profesionales
independientes. Se tomarán en cuenta los antecedentes profesionales y académicos, experiencia en el ejercicio de la sindicatura, y se otorgará
preferencia a quienes posean títulos universitarios de especialización en sindicatura concursal, agrupando a los candidatos de acuerdo a todo
estos antecedentes.
2) Cada 4 años la Cámara de Apelación correspondiente forma DOS (2) listas, la primera de ellas correspondientes a la categoría A, integrada
por estudios, y la segunda, categoría B, integrada exclusivamente por profesionales; en conjunto deben contener una cantidad no inferior a
QUINCE (15) síndicos por Juzgado, con DIEZ (10) suplentes, los que pueden ser reinscriptos indefinidamente. Para integrar las categorías se
tendrán en cuenta los antecedentes y experiencia, otorgando prioridad a quienes acrediten haber cursado carreras universitarias de
especialización de postgrado. Para integrar las categorías se tomarán en cuenta las pautas indicadas en el último párrafo del inciso anterior.
3) La Cámara puede prescindir de las categorías a que se refiere el inciso anterior en los juzgados con competencia sobre territorio cuya
población fuere inferior a DOSCIENTOS MIL (200.000) habitantes de acuerdo al último censo nacional de población y vivienda.
También puede ampliar o reducir el número de síndicos titulares por juzgado.
4) Las designaciones a realizar dentro los CUATRO (4) años referidos se efectúan por el juez, por sorteo, computándose separadamente los
concursos preventivos y las quiebras.
5) El sorteo será público y se hará entre los integrantes de una de las listas, de acuerdo a la complejidad y magnitud del concurso de que se
trate, clasificando los procesos en A y B. La decisión la adopta el juez en el auto de apertura del concurso o de declaración de quiebra. La
decisión es inapelable.
6) El designado sale de la lista hasta tanto hayan actuado todos los candidatos.
7) El síndico designado en un concurso preventivo actúa en la quiebra que se decrete como consecuencia de la frustración del concurso, pero
no en la que se decrete como consecuencia del incumplimiento del acuerdo preventivo.
8) Los suplentes se incorporan a la lista de titulares cuando uno de éstos cesa en sus funciones.
9) Los suplentes actúan también durante las licencias. En este supuesto cesan cuando éstas concluyen.
Sindicatura plural. El juez puede designar más de UN (1) síndico cuando lo requiera el volumen y complejidad del proceso, mediante resolución
fundada que también contenga el régimen de coordinación de la sindicatura. Igualmente podrá integrar pluralmente una sindicatura
originariamente individual, incorporando síndicos de la misma u otra categoría, cuando por el conocimiento posterior relativo a la complejidad o
magnitud del proceso, advirtiera que el mismo debía ser calificado en otra categoría de mayor complejidad.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
1.Código de Comercio de 1862
La sindicatura era ejercida por comerciantes nombrados de una lista de treinta que anualmente confeccionaba el Tribunal de Comercio.

2.Código de Comercio de 1889


En materia de sindicatura establecía que en el mes de diciembre de cada año la Cámara de Comercio de la Bolsa, donde la hubiere, formaba
una lista de treinta comerciantes de notorio abono y buen crédito, para que desempeñen el cargo de síndicos en las quiebras que ocurran en el
año siguiente.
Allí donde no había Bolsa de Comercio, los comerciantes que pagaban patentes de las categorías más altas efectuaban la designación siendo
convocados al efecto por el Juez de comercio quien presidía la reunión.
Asimismo una misma persona no podía ser nombrada para el ejercicio de las funciones de síndico más de dos años consecutivos y la lista se
renovaba cada año por lo menos en la mitad.
3. La ley 4156
El artículo 68 establecía que los tribunales de Apelación en lo Comercial formaban cada año en el mes de diciembre una lista, a lo mas de
veinte contadores públicos diplomados, o personas idóneas donde no los hubiera, quienes se desempeñarían en el año siguiente y por sorteo
practicado, en cada caso, directamente por el juez, eliminándose hasta completar la lista, aquellos que ya hubiesen sido nombrados.
4.La ley 11719
Como ya hemos visto seguía el sistema de doble sindicatura distinguiendo entre síndico y liquidador.
Respecto de los síndicos el artículo 88 establecía que la Cámara de Apelaciones en lo Comercial o el tribunal que ejerza esas funciones en las
capitales de provincias o en los departamentos judiciales del fuero nacional o provincial, formaban todos los años, en el mes de diciembre, una
lista de un número no menor de cinco ni mayor de cien contadores públicos diplomados con tres años de ejercicio de su profesión, para que se
designe de entre ellos, de acuerdo con lo establecido en el artículo 89, el que deba ejercer en el año siguiente, las funciones de síndico en
cada caso.
Los contadores no podían figurar nuevamente en esa lista sino con un intervalo de uno de uno a tres años, según lo establezca el tribunal
respectivo.
Donde no hubiera contadores públicos diplomados, la lista será formada por abogados de la matrícula, con título expedido por universidad
nacional.
El liquidador o liquidadores de acuerdo al artículo 90 eran nombrados por el Juez entre los acreedores de solvencia reconocida y que resulten
ser los mas perjudicados por la quiebra.
Ningún acreedor podía ser nombrado, durante el año, en más de cinco liquidaciones o quiebras en cada circunscripción judicial.
La designación del síndico era hecha de la lista oficial por sorteo practicado en acto público en presencia del deudor y de los contadores y
demás personas que quieran concurrir, siguiendo el orden de presentación de la convocatoria o del pedido de quiebra, y eliminando a los
contadores que hubieran sido ya designados, hasta completar la lista.
A ese efecto, las convocatorias y las quiebras eran sorteadas separadamente y se anunciaba con veinticuatro horas de anticipación por avisos
que se fijaban en los tableros del juzgado.
5.La ley 19551
Esta ley establecía en su artículo 277 que cada dos años la Cámara de Apelación correspondiente formaba una lista con un número de quince
síndicos por juzgado, con diez suplentes. La sindicatura debía ser ejercida por contadores públicos diplomados con más de cinco años de
ejercicio profesional.
Las designaciones a realizar dentro de los dos años referidos, se efectuaban en cada juzgado por sorteo, computándose separadamente los
concursos preventivos y las quiebras.
El síndico que intervenía en el concurso preventivo, también actuaba en la quiebra posterior.
Se preveía el síndico suplente que se incorporaban a la lista de titulares cuando cesaba uno de éstos en sus funciones. También actuaban en
caso de licencias, cesando cuando éstas concluían.
Cabe recordar además que el artículo 310, apartado 12, establecía que el síndico, en los concursos civiles se desempeña:
en los casos de deudores con actividad desarrollada en forma de empresa económica, en igual forma que para los comerciantes y sociedades
comerciales.
En los restantes supuestos, exclusivamente por abogados de la matrícula designados por el juez de conformidad con las leyes locales.

RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA


DUER explica que el nombramiento del Contador Público que ocupara el cargo de síndico concursal surge del cumplimiento previo de dos
etapas: administrativa y jurisdiccional.
La primera de ellas se realiza a través del cumplimiento del procedimiento previsto en la ley concursal (art. 253) mediante:
a) la formación de dos listas de síndicos; una referida a los Estudios de Contadores (Categoría A), y la segunda agrupa sólo a Profesionales
(Contadores Públicos) individualmente (Categoría B).
b) Mediante el sorteo a realizarse en cada juzgado computándose por separado los concursos y las quiebras. El sorteo se realiza sobre una de
las listas teniendo en cuenta la "complejidad y magnitud "del proceso.
c) Dichas pautas (ptos. a y b) no se aplican a las pequeñas jurisdicciones. Aquellas que poseen densidad de población menor a 200.000
habitantes conforme al último censo de población y vivienda.
d) Se establece la designación de una sindicatura plural cuando el volumen "y" complejidad del proceso lo requieran.
La etapa jurisdiccional se materializa a través de la designación del síndico sorteado y se cumple mediante la providencia judicial. Entonces, el
nombramiento del sindico requiere: la resolución judicial para la designación (art. 253, ley concursal) y como requisito indispensable para
desempeñar su función, la aceptación del cargo por parte del síndico.
A pesar de su designación, hasta tanto el síndico no acepte el cargo carece de legitimación para el desempeño de sus funciones.
Asimismo señala que la ley 24.522 amplía el espectro de composición para el ejercicio de la Sindicatura en el proceso concursal y falencial.
A diferencia de las leyes 19.551 y 11.719 en las que la sindicatura era desempeñada sólo por Contadores Públicos independientes (entendidos
como personas físicas) en la ley 24.522 la sindicatura también puede ser ejercida por Estudios compuestos por mayoría de Contadores
Públicos con una antigüedad mínima de cinco años en la matrícula. Este sistema es sustancialmente diferente al organizado por la ley
anterior.127

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


Nuestra jurisprudencia ha establecido los siguientes criterios en relación al artículo que comentamos:
a)No puede procederse a la designación de síndicos en forma directa. La pretensión de ser designado síndico en forma directa -es decir, sin
sorteo- en los autos de concurso preventivo de la misma sociedad ; no encuadra en los requisitos del art. 277 de la ley 19.551 128
b)Si se hiciere en forma directa se puede articular la nulidad de la designación. Así se ha expresado que el plazo de cinco días para interponer
un incidente de nulidad contra la designación directa, sin sorteo, de síndicos plurales en un concurso, debe computarse desde el conocimiento
del auto impugnado, y no desde la audiencia en la que se sortearon los síndicos únicos y el juez se reservó la facultad de hacer uso de la
última parte del art. 253 de la ley de concursos desde que en la misma en ninguna parte se afirma que la designación será en forma directa (sin
sorteo), y la mera mención a que se tendrán en consideración los antecedentes profesionales, es insuficiente para extraer de ella un
consentimiento tácito, habida cuenta que tales antecedentes deben existir en los integrantes de las listas en el sistema legal vigente. 129
c)Tal criterio no se altera en caso de efectuarse la designación de sindicatura plural. La designación de la sindicatura plural debe responder al
mismo modo de designación de la sindicatura única desde que, entre otras razones, no está legalmente permitido que alguno o algunos de los
síndicos que la integran no se elijan por sorteo sino conforme pautas discrecionales -aunque motivadas- del juzgador. 130
d) La designación de síndicos ha sido atribuida a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial por la ley de concursos, por lo que no
corresponde —por regla— que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ejerza facultades de superintendencia sobre la formación de las
listas y los sorteos pertinentes131

127
DUER, GABRIELA J., Sindicatura concursal. Estudios vs. profesionales individuales LA LEY 2003-E, 1128
128
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 26/02/1982 • Papelera San Justo • • AR/JUR/1039/1982
129
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 18/03/2003 • Coop. de Trabajo Transporte Automotores Cuyo
TAC Ltda • LLGran Cuyo 2003 (agosto), 526 - LA LEY 2003-F , 180, con nota de Carlos Moro; IMP 2003-B, 2935 •
AR/JUR/1245/2003
130
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 18/03/2003 • Coop. de Trabajo Transporte Automotores Cuyo
TAC Ltda • LLGran Cuyo 2003 (agosto), 526 - LA LEY 2003-F , 180, con nota de Carlos Moro; IMP 2003-B, 2935 •
AR/JUR/1245/2003
131
Corte Suprema de Justicia de la Nación • 19/06/2003 • Urwicz, Marcos •  La Ley Online;  • AR/JUR/8030/2003
e) Es insusceptible de revisión por la Corte Suprema la decisión de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, de excluir de la lista
de síndicos al recurrente por habérsele aplicado una sanción de suspensión por cinco años y por la falta de confianza que ello le causaba,
pues, ha sido tomada dentro del marco de sus propias atribuciones, sin que se advierta en lo resuelto arbitrariedad o irrazonabilidad 132
f)En cuanto al síndico suplente se ha considerado improcedente que el síndico suplente se oponga a la decisión que dispuso la designación de
un nuevo funcionario titular, atento la remoción ordenada respecto de la sindicatura actuante originalmente, pues, no existe norma que autorice
a deducir que en tales supuestos el funcionario suplente adquiere un derecho específico a permanecer en el cargo después de quedar firme la
remoción del titular, hasta la finalización del proceso, aun cuando ello pudiese pensarse como útil en base al conocimiento que tenga de la
causa.133
NUESTRA OPINIÓN
Por nuestra parte apuntamos que la designación de síndico no se efectúa en único acto, sino en un proceso que tiene las siguientes etapas:
1°) Resolución de órgano jurisdiccional para designar;
Así resulta del artículo 14 inciso 3º de la ley 24522 y 88 inciso 11.
2°) Designación, que no es directa sino por sorteo;
3°) Aceptación del síndico sorteado.
Por ello no puede considerarse que existe síndico en funciones sin que se haya cumplido el proceso de designación. Tampoco no puede
hablarse de "remoción de síndico", si tales etapas no fueron concluidas. Así consideramos que ante el desistimiento del concurso preventivo
sin que el síndico haya realizado actuación alguna, debe acogerse su pedido de reincorporación a la lista de sorteo aun cuando todos los
demás candidatos no hayan actuado en algún proceso concursal
La actuación del síndico obedece a su inscripción voluntaria en la lista de sorteos desde el momento en que se inscribe, la que debe
entenderse que lo hizo por considerarse en condiciones profesionales de afrontar debidamente las contingencias que su tarea específica le
impone.
Entendemos, como lo sostiene la jurisprudencia, que el contador fallido, aunque se encuentre rehabilitado, no puede ser síndico de un proceso
concursal mientras subsista el estado de quiebra, habida cuenta que el estado de desapoderamiento conlleva a impedir el ejercicio de aquel
cargo desde que un síndico, por manejar bienes de otro en el marco de un proceso judicial, está sometido a una serie de responsabilidades; el
levantamiento de la inhabilitación, si no va seguida del cese de la quiebra, mantiene el desapoderamiento del fallido sobre todos los bienes que
adquirió hasta la rehabilitación; por ende, este síndico fallido no tendría bienes para responder por las posibles faltas cometidas, pues está
desapoderado, y las nuevas obligaciones asumidas, aún después de su rehabilitación, sólo facultarían a abrir un nuevo concurso con el
remanente del primero o, en la doctrina más favorable, a ejecutar los bienes adquiridos después de la rehabilitación, únicos de los que no
estaría desapoderado.
Las decisiones dictadas por la cámara de apelaciones referidas a la conformación de la lista de contadores y estudios de contadores para
intervenir como síndicos en quiebras y concursos son de naturaleza administrativa y, por lo tanto, la vía de revisión es la acción procesal
administrativa y no los recursos de inconstitucionalidad o de casación.
En este sentido la conformación cuatrianual de la lista de contadores y estudios de contadores para intervenir como síndicos en quiebras y
concursos, cuya competencia es atribuida a la Cámara de Apelaciones por el art. 253, incs. 1º y 2º de la ley concursal 24.522 no es un acto de
naturaleza jurisdiccional, sino de "naturaleza administrativa".
Configurando una genérica función de superintendencia impuesta a cargo del tribunal para reglamentar la inscripción, categorización y demás
asuntos conexos referidos a los aspirantes al cargo de síndico.

ARTICULO 254.- Funciones. El síndico tiene las funciones indicadas por esta ley en el trámite del concurso preventivo, hasta su finalización y
en todo el proceso de quiebra, incluso su liquidación.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
La ley 11719, como ya expusimos distinguía entre síndico y liquidador o liquidadores.
El artículo 90 de dicha norma establecía que el liquidador o liquidadores eran nombrados por el Juez de entre los acreedores de solvencia
reconocida y que resulten ser los más perjudicados por la quiebra.
La norma durante su vigencia fue objeto de críticas y reparos que pueden sintetizarse en las siguientes:
a)No se consideraba acertado el criterio fijado por la ley para la designación del liquidador ya que por más solvencia que tuviera y aún siendo
perjudicado sus funciones de carácter jurídico no eran suplidas suficientemente por sus conocimientos mercantiles.
b)Se encarecía la liquidación ya que debía acudir a los servicios de profesionales letrados.
c)No resultaba fácil establecer cual era el acreedor mas perjudicado por la quiebra.
La ley 19551 eliminó el sistema doble de síndico y liquidador. En efecto cuando ingreso en vigencia el 1 de julio de 1972 se declaro aplicable a
los concursos abiertos a partir de dicha fecha y en el artículo 314 que contemplaba las disposiciones transitorias se entendía que cuando
refería al síndico en sus disposiciones aplicables a los concursos anteriores que el síndico que actuó en ellos ejercía las funciones en la
liquidación si a la fecha de vigencia no había aceptado el cargo el liquidador. En caso contrario se entendía que esas disposiciones se referían
al liquidador.

RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA


En líneas generales la doctrina nacional no ha cuestionado el mantenimiento del sistema de sindicatura única y profesional.
En este último aspecto la ley vigente considera para integrar las categorías los antecedentes y experiencia, otorgando prioridad a quienes
acrediten haber cursado carreras universitarias de especialización de postgrado.
También se ha resaltado las ventajas que trae la actuación de estudios que asegura una infraestructura adecuada.
TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA
Los fallos de los tribunales consideraron que la sindicatura concursal es un órgano del concurso sometido al cumplimiento de las funciones que
el marco jurídico le fija con la rigurosa imparcialidad. Así, debe intervenir en tal carácter en los procesos en los cuales el fallido ha perdido

132
Corte Suprema de Justicia de la Nación • 19/06/2003 • Urwicz, Marcos •  La Ley Online;  • AR/JUR/8030/2003
133
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 26/05/2006 • E. G. s/quiebra • IMP 2006-19, 2407 - LA LEY 2007-A,
547 • AR/JUR/3212/2006
legitimación y queda la totalidad de su conducta sometida a todo el régimen jurídico -sanciones de naturaleza procesal, concursal, civil, penal y
de superintendencia- que pudieran corresponder 134
La irremediable contradicción existente entre lo prescripto por el art. 64 de la ley 24.522 y el art. 253 inc. 7 del mismo cuerpo normativo, debe
resolverse en favor de esta última disposición, habida cuenta que en la economía de la vigente ley de concursos y quiebras la homologación
del acuerdo determina la conclusión del proceso y por ende de la intervención del síndico, determinando la necesidad de una nueva
designación ante la eventualidad de una posterior quiebra por incumplimiento del acuerdo 135
NUESTRA OPINIÓN
No existen cuestionamientos a la sindicatura profesional y única para todas las etapas del proceso. Sin embargo y respetando estos criterios se
verifica la existencia de una aparente contradicción entre lo prescripto por el artículo 64 de la ley 24522 y lo dispuesto por el artículo 253,
inciso 7 de la misma norma136.

El primer precepto referido predica que en todos los casos en que se declare la quiebra, estando pendiente de cumplimiento un acuerdo
preventivo, se aplican los incisos 6 y 7 del artículo 62, siendo competente el juez que intervino en el concurso preventivo y actúa el mismo
síndico. La segunda, refiere que el síndico designado en un concurso preventivo actúa en la quiebra que se decrete como consecuencia de la
frustración del concurso, pero no en la que se decrete como consecuencia del incumplimiento del acuerdo preventivo.

En nuestra opinión la norma del artículo 253, inciso 7 se encuentra ubicada dentro de la normativa que brinda un tratamiento general al tema
de los funcionarios y empleados del concurso, a diferencia del artículo 64 que se encuentra en un capítulo especial (Sección V
“Incumplimiento”), lo que nos permite concluir que cuando la declaración de quiebra indirecta sobreviene por incumplimiento de un acuerdo
preventivo, debe darse prevalencia a ésta última norma, por ser especial, en relación a la primera que es meramente general.

De allí que en todas las hipótesis de quiebra indirecta diferentes del incumplimiento del acuerdo homologado, incluso en los casos que
mediare acuerdo homologado pero se llegaré a la quiebra por motivo diverso a su estricto cumplimiento, artículos 54, 61 y 64 de la ley 24522,
continúa actuando el mismo síndico.

ARTICULO 255.- Irrenunciabilidad. El profesional o el estudio incluido en la lista a que se refiere el Artículo 253 no puede renunciar a las
designaciones que le correspondan, salvo causa grave que impida su desempeño.
La renuncia comprende la totalidad de las sindicaturas en que el funcionario actúe y debe ser juzgada por la Cámara de Apelaciones con
criterio restrictivo. El renunciante debe seguir en sus funciones hasta la aceptación del cargo por el reemplazante.
Remoción. Son causas de remoción del síndico la negligencia, falta grave o mal desempeño de sus funciones. La remoción compete al juez,
con apelación ante la Cámara. Consentido o ejecutoriado el auto, el síndico cesa en sus funciones en todos los concursos en que intervenga.
La remoción causa la inhabilitación para desempeñar el cargo de síndico durante un término no inferior a CUATRO (4) años ni superior a DIEZ
(10), que es fijado en la resolución respectiva. La remoción puede importar la reducción para el síndico de entre un TREINTA POR CIENTO
(30%) y CINCUENTA POR CIENTO (50%) de los honorarios a regularse por su desempeño salvo en caso de dolo, en cuyo caso la reducción
podrá superar dicho límite.
Puede aplicarse también, según las circunstancias, apercibimiento o multa hasta el equivalente a la remuneración mensual del juez de Primera
Instancia.
Licencia. Las licencias se conceden sólo por motivos que impidan temporariamente el ejercicio del cargo y no pueden ser superiores a DOS (2)
meses por año corrido. Las otorga el juez con apelación en caso de denegación.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
El precepto que comentamos aborda los casos de renuncia, remoción y licencia de la sindicatura.
La ley 11719 en su artículo 93 establecía que el síndico podía ser suspendido por el juez y removido por la Cámara de Apelaciones, por faltas
graves o por mal desempeño de sus funciones, sin perjuicio de las acciones que pudieran ejercerse contra el funcionario.
En el caso del liquidador podía ser removido por el Juez de oficio o a instancia de cualquier acreedor, en los casos de negligencia, abandono o
mal desempeño de sus funciones, con apelación ante la Cámara respectiva.
La ley 19551 trataba los supuestos de renuncia, remoción y licencia en el artículo 279.
En relación a la renuncia estipulaba que el contador incluido en la lista no podía renunciar a las designaciones que le correspondan, salvo
causa grave que impida su desempeño.
La renuncia comprendía la totalidad de las sindicaturas en que el funcionario actúe y debía se juzgada por la Cámara de Apelaciones con
criterio restrictivo.
Se consideraba causas de remoción la negligencia, falta grave o mal desempeño de sus funciones.
La remoción competía al Juez, con apelación ante la Cámara. Consentido o ejecutoriado el auto, el síndico cesaba en sus funciones en todos
los concursos en que intervenía y causaba la inhabilitación para desempeñarse como síndico durante un término no inferior a tres años ni
superior a diez.
También podían aplicarse, según las circunstancia apercibimiento o multas.
La licencia se concedía sólo por motivos que impidan temporariamente el ejercicio del cargo y no podían ser superiores a dos meses por año
corrido, siendo otorgadas por el Juez con apelación en caso de denegación.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
CASADIO MARTÍNEZ señala que la multiplicidad de tareas que debe desempeñar el síndico (informativa, actuarial, pericial, entre muchas
otras) hace que deba actuar en distintos ámbitos (manteniendo oficina abierta al público, realizando una auditoria del pasivo laboral en 10 días,
134
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala A • 09/12/1999 • Narpo Chartering S. R. L. y otro c. Banco Central • •
AR/JUR/48/1999
135
Cámara 1a de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca, sala I • 29/07/2004 • Zaccara, Néstor A. s/conc. prev. •
LLBA 2004, 1289 • AR/JUR/3122/2004
136
Sobre esta cuestión: Sindicatura y quiebra indirecta (Colisión de normas –arts 64 y 235, inc 7 de la Ley concursal) Por Sergio
G. Ruíz y José A. Di Tullio, J.A. 2001-I-1992; “¿Debe designarse nuevo síndico en caso de quiebra indirecta por incumplimiento del
acuerdo preventivo? Por Toribio E. Sosa, J.A. 1998-II-110.
presentando informes, interponiendo acciones y recursos ante el mismo juez concursal, participando en las incidencias que se susciten,
actuando en todo juicio que se incoe contra el concursado en carácter de parte necesaria, continuando con las actividades de la fallida, entre
muchas otras).
Esta multiplicidad de tareas—explica-- redunda en una amplia gama de posibles sanciones que puede llegar a percibir, las cuales estimamos
que pueden clasificarse en:
-jerárquico - administrativo: que analizaremos a continuación, y en definitiva objeto de este comentario
-civiles: cuando el síndico es llamado a responder por daños y perjuicios producidos
-patrimoniales: como una variante de lo anterior cuando el síndico debe responder no ya por los daños causados, sino que se lo responsabiliza
por ejemplo por las costas de una acción incoada o en una incidencia.
-penales: cuando se le impute la comisión de algún delito en el ejercicio de la función de síndico sea dolosa o culposamente
-profesionales: cuando le son aplicadas sanciones por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas en que se encuentra matriculado
- tributarias: sea por omisiones o bien por que el fisco en su afán recaudatorio coloca en cabeza de este profesional distintas obligaciones.
El autor que comentamos explica que en la ley de concursos son causales para aplicar la máxima sanción descripta en el acápite precedente la
negligencia, falta grave o mal desempeño de sus funciones.
Señala que conforme el diccionario de la Real Academia Española "negligencia" implica "descuido, falta de cuidado" y en una segunda
acepción "falta de aplicación". Desde un punto de vista jurídico sería omitir hacer aquello a lo cual estaba obligado, por la ley o por el juez en
las modalidades de tiempo, modo y lugar en que debía efectuarse, es decir que puede hacerse tardíamente aquello a que estaba obligado,
empero igual habrá negligencia.
Por "mal desempeño" debe entenderse (verdad de Perogullo) una incorrecta realización de aquello para lo cual estaba obligado a hacer.
Finalmente la "falta grave" puede consistir tanto en un hacer como en un no hacer que produzca o sea idóneo para producir un perjuicio,
siempre y cuando sea de cierta entidad, es decir no cualquier acción u omisión.
Para concluir señalando que no obstante las diferencias conceptuales esbozadas entre uno y otro calificativo, éstos poseen zonas grises y
superposiciones; por ello es que concordamos con quienes postulan que en realidad estamos ante una enumeración meramente enunciativa y
genérica, que marca pautas generales a quien deba interpretar la norma y así el "mal desempeño de sus funciones" podría ser el efecto de
actuar con "negligencia" o de la comisión de una "falta grave" o que cometer una "falta grave", podría ser el producto de actuar con
"negligencia".
Asimismo no es necesario que se hubiera producido algún daño, ya que las normas sobre responsabilidad civil son las que buscan
indemnizarlo, mientras que las referidas a la responsabilidad disciplinaria tienen por norte castigar el incumplimiento a las obligaciones legales.
137

Otra cuestión que ha ocupado a la doctrina es la posibilidad de la suspensión preventiva de la sindicatura.


PARDO y FISICARO al ocuparse de la cuestión señalan que la suspensión de una sindicatura en sus funciones —ante su pedido de remoción
— ha sido reconocida como una medida de ordenamiento procesal, la cual se encuentra insita en los poderes o facultades virtuales del
magistrado con fundamento en el Art. 274 —por su carácter de "director del proceso"— y en los códigos de procedimientos locales, cuya
aplicatoriedad subsidiaria es viable (Art. 278 LCQ) cuando, como en el caso, no contradigan los principios de la materia: rapidez y economía
del trámite concursal .
Explican que artículo 255 prevé tres tipos de sanciones —no acumulables— aplicables a los síndicos:
- Remoción.
- Apercibimiento.
- Multa.
Por ello, la suspensión funciona como una medida preventiva, ordenadora, de naturaleza provisional dentro del proceso concursal
Señalan que no resulta controvertido que, en casos que se admita el pedido de remoción de la sindicatura el Juez cuenta con la facultad de
suspender al síndico en forma provisoria -sería una consecuencia razonablemente necesaria-; pero también nuestros tribunales han ordenado
la suspensión en forma cautelar.
Ello por cuanto, aun cuando el estatuto concursal no lo prevea expresamente, es un principio general de todos los procesos que los
funcionarios y auxiliares de justicia puedan ser separados cautelarmente cuando existen motivos.
Apuntando que la doctrina ha admitido la suspensión de la sindicatura siempre que se reúnan los requisitos que a continuación se enumeran:
-Denuncia penal, promoción de incidente de remoción o esta sanción misma decretada oficiosamente por el juez.
-Elementos objetivos obrantes en autos que tornen verosímil la inconducta o los hechos que se reprochen al síndico.
-Entidad o importancia de los mismos.
-La inconducta de la sindicatura debe ser determinante de falta grave. 138
DUER resume el procedimiento de remoción en los siguientes pasos:
- Pedido de remoción: puede realizarlo cualquier interesado ante el juez del proceso y tramita por incidente.
-Declaración de remoción o rechazo "in limine": compete directamente al juez, por los motivos que analizaremos.
- Recurso de reposición contra la resolución que declara la remoción: el síndico puede interponer recurso de reposición o revocatoria, el que
también tramita por incidente.
-Recurso de revocatoria y apelación: la interposición del recurso de revocatoria dará lugar a otra resolución que es apelable por el síndico por
ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial.
- Resuelta la remoción, consentido o ejecutoriado el auto se produce la cesación definitiva de sus funciones: Comprenderá la totalidad de las
sindicaturas en que haya intervenido y la cesación de sus funciones en todos los concursos y quiebras en que se desempeñaba. Pero deberá
permanecer en el cargo hasta tanto su reemplazante asuma el cargo.
-Removido: quedará inhabilitado para actuar como síndico por un periodo no inferior a 4 años ni superior a 10 años. Plazo que será fijado en la
resolución del juez.
-Efectos de la remoción: importa la reducción de los honorarios que eventualmente se le regularan, entre un 30% a 50%, salvo en caso de
dolo, en que la reducción podrá ser aún mayor.
137
CASADÍO MARTÍNEZ, CLAUDIO ALFREDO, Graduación de las sanciones al síndico concursal LA LEY 2010-A, 464-Enfoques 2010
(marzo), 69
138
PARDO, RUBÉN RICARDO ; FISICARO, FERNANDO J. Suspensión cautelar de la sindicatura. Situación en el concurso preventivo
y en la quiebra LA LEY 2008-E, 717
Asimismo, por su actuar el síndico podrá ser pacible de acciones penales y de responsabilidad civil por daños y perjuicios (art. 1112 y consig.,
Cód. Civil).
-Podrá aplicarse apercibimiento o multa hasta el equivalente a un sueldo mensual del juez de primera instancia en lo comercial.
Las que podemos asimilar a los llamados de atención o apercibimientos disciplinarios por faltas menores.
No son acumulables sino que se excluyen mutuamente. El juez fijará la multa o apercibimiento hasta el límite permitido. Así podrá, primero,
apercibir al síndico y, luego, removerlo por hechos posteriores. 139

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


La jurisprudencia de nuestros tribunales exhibe una casuística amplia en materia de remoción del síndico, que se resume en los siguientes
criterios:
a)Atento a que la remoción del síndico constituye la sanción de máxima severidad prevista por la ley de concursos y quiebras y está reservada
para supustos de incumplimiento susceptible de causar perjuicio a los intereses del concurso, no corresponde imponer dicha sanción —en el
caso, se la reemplazó por una multa— en virtud de las demoras en que habría incurrido el funcionario —para el diligenciamiento de cierto oficio
y gestión de informes— si éstas no le resultan atribuibles de manera exclusiva 140
b) La exigencia legal de idoneidad profesional para el ejercicio de la sindicatura en concursos y quiebras es un elemento de agravación de la
responsabilidad por el mayor conocimiento de los hechos y las consecuencias que aquélla presupone -en el caso, el síndico fue removido por
haber ofertado a título personal en el proceso licitatorio que él mismo controlaba-, de modo que es inexcusable la ignorancia del derecho 141
c) Es improcedente la remoción del síndico si de las constancias de la causa surge que fue su grave estado de salud lo que impidió cumplir sus
obligaciones, a la vez que no se vislumbra la presencia de un obrar culposo o doloso 142
d) Para disponer la remoción del síndico no cabe circunscribir el análisis y valoración a un hecho concreto, aun cuando tal haya sido el único
que motivara la decisión, sino que procede tener en cuenta todos los antecedentes del encartado en ejercicio de la sindicatura 143
e) Una de las causas por las que el síndico de un concurso puede ser removido es la negligencia que consiste genéricamente en la omisión de
aquellas obligaciones o diligencias que la sindicatura tiene en su función de órgano de la quiebra; se trata de la conducta omisiva, el abandono
o la dejadez respecto de las funciones judiciales, administrativas, de información, etcétera, que le atañen 144
f) El rechazo de la solicitud de remoción del síndico del concurso es inapelable. 145
g) Debe admitirse la posibilidad de suspender cautelarmente, al síndico cuando los antecedentes que se invocan exteriorizan motivos serios
para enjuiciar su proceder. Ello así, porque la cautela es una medida de ordenamiento ínsita en las facultades de los jueces intervinientes en el
proceso concursal, y la posibilidad de decretarla es derivación lógica de la circunstancia que la ley contemple medidas más graves 146
h) La remoción del síndico dispuesta en el proceso universal no supone la pérdida del derecho a percibir honorarios, pues el art. 279 de la ley
19.551, que regula los emolumentos de los que cumplieron la totalidad de su labor profesional con anterioridad a la entrada en vigencia de la
ley 24.552 no contempla esta solución como consecuencia necesaria de aquella decisión 147

NUESTRA OPINIÓN
La ley establece un orden de causales, y también un orden de sanciones, las que colocadas en orden lógico, a los fines valorativos serían:
a-Causales: negligencia, falta grave o mal desempeño de sus funciones.
-Negligencia: La conducta negligente del síndico se configura cuando omite hacer aquello a lo que está obligado, ya sea por la ley o por el juez,
en las modalidades de tiempo, modo y lugar en que debía efectuarlo.
Así sería negligente la conducta del síndico que permite que se operare la caducidad de la instancia, si éste deja sin contestar los
requerimientos del tribunal, si asume una conducta omisiva, el abandono o la dejadez respecto de las funciones judiciales, administrativas, de
información, etcétera, que le atañen o la ausencia de actividad del síndico para activar oportunamente las diligencias requeridas en el auto de
decreto de quiebra, sin que exista justificación razonable para tal conducta dilatoria, el incumplimiento de las medidas necesarias para la
determinación del activo falencial, la falta de liquidación de bienes.
En suma el deber de responsabilidad del síndico de la quiebra es correlativo a la función que se le asigna, la que debe cumplirse con eficiencia
y conforme a los fines para que fue creada y apareja, en caso de incumplimiento, la aplicación de sanciones que deben ajustarse a los
antecedentes del caso, a la actuación del síndico, a su conducta, a la gravedad del hecho imputado y a la razonabilidad.
-Falta grave:
Se pueden considerar como tipificantes de este supuesto la omisión del síndico de denunciar un parentesco como también lo es la falta de
denuncia del interés personal que tiene en un acto de liquidación, o la existencia de un interés patrimonial del síndico sobre bienes cuya
administración o control se le encomiendan
Debiendo tenerse presente que la falta grave o negligencia en el ejercicio de la función de síndico concursal no requiere la producción de un
daño concreto, puesto que tal aspecto será necesario a los efectos de la indemnización y no a los efectos de la consideración de la conducta.

139
DUER, GABRIELA J. Responsabilidad del síndico como funcionario del proceso concursal. Sanciones aplicables LA LEY 2004-
B, 1394-Derecho Comercial - Concursos y Quiebras - Doctrinas Esenciales Tomo IV, 429
140
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala E • 10/05/2005 • Edificadora San Fernando S.A. • • AR/JUR/3283/2005
141
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 11/02/2000 • R. Del A., L.F. en: Carbometal S.A., quiebra. • LA
LEY 2000-D, 692 - DJ 2000-3, 139 - IMP 2000-B, 2716. • AR/JUR/776/2000
142
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, sala III • 29/03/1999 • Binian S. R. L. s/quiebra • LLLitoral 2000,
1020 • AR/JUR/788/1999
143
Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Criminal y Correccional de Necochea • 02/09/1997 • Piñero, Fernando, quiebra
• LLBA 1998, 1021 • AR/JUR/1256/1997
144
Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Criminal y Correccional de Necochea • 02/09/1997 • Piñero, Fernando, quiebra
• LLBA 1998, 1021 • AR/JUR/1256/1997
145
Cámara de Apelaciones de Concepción del Uruguay, sala civil y comercial • 23/04/1996 • Ferreri Ganadera S.A. s/ conc. prev.
- rec. de queja interp. por: Lacava-Uruguay, Juan M. • LA LEY 1997-A, 352 - DJ 1997-2, 74
146
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 31/08/1998 • Estancia El Rosario S. A., quiebra • •
AR/JUR/1535/1998
147
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala E • 17/11/1997 • Compañía San Pablo de Fabricación de Azúcar S. A. •
• AR/JUR/1155/1997
-Mal desempeño:
La causal del mal desempeño del síndico está íntimamente conectada con el requisito de idoneidad y no depende del perjuicio que ocasione,
sino del apartamiento de una conducta debida.

b-Sanciones: apercibimiento, multa o remoción.


No existe una conexión rígida entre causal y sanción, sino que cada causal puede ser sustento suficiente de remoción, ya que existen
aspectos de negligencia sumamente graves, así como conductas calificables como mal desempeño y, resultar altamente gravosas para el
concurso. Como hemos visto al reseñar las principales directrices jurisprudenciales la exigencia legal de idoneidad profesional para el
ejercicio de la sindicatura en concursos y quiebras es un elemento de agravación de la responsabilidad por el mayor conocimiento de los
hechos y las consecuencias que aquélla presupone.
Por ello consideramos que procede la sanción de remoción del síndico por negligencia, mal desempeño o falta grave, en el ejercicio de sus
funciones, cuando éstas son consecuencia de hechos u omisiones en relación a prescripciones concretas de la ley o disposiciones del juez que
le ordenan actuar en determinado sentido.
Cabe resaltar que desde la óptica de la responsabilidad disciplinaria, el interés jurídico tutelado no es la reparación del daño sufrido por un
tercero, sino el adecuado cumplimiento de la función sindical.
Por último resta señalar que si bien en los supuestos de responsabilidad del síndico en los concursos, las sanciones previstas por la ley 24522
no son acumulables.
En el caso de los estudios RUBÍN se interroga en relación a la responsabilidad civil si deben responder todos los integrantes del equipo o sólo
quien actuó en el caso concreto.
En este sentido señala que en las expresiones más recientes del Derecho Comparado, los integrantes de órganos colegiados que trabajan en
los procesos concursales son considerados solidariamente responsables por los daños ocasionados, pudiendo eximirse sólo demostrando
haber obrado con gran diligencia en sus funciones.
Reseña que Rivera-Roitman-Vítolo y García Martínez creen que todos los integrantes del Estudio sindical deben soportar las consecuencias
dañosas, aunque no hubieran actuado en el caso concreto, pues, de otro modo, sería fácil burlar la responsabilidad legal, incluso disolviendo el
Estudio para formar otro.
En relación al fundamento jurídico de dicho parecer expresa que las normas no ayudan mucho dado que ni el art. 253 inc. 1°, ni el art. 258
LCQ, aclaran qué es un "Estudio".
Apunta tratando de esclarecer la cuestión que la A.F.I.P. considera al "Estudio" de síndicos como contribuyente singular, en las mismas
condiciones que una sociedad, pero ello no tiene más sentido que simplificar ciertas cuestiones fiscales.
Lo cierto es que el art. 258 LCQ establece que, en hipótesis de sindicatura ejercida por un "Estudio", ese "Estudio" debe identificar a los
integrantes que actuarán en el caso concreto.
Ello podría llevar a pensar que, en caso de que esa persona cometa un acto dañoso, sólo él sería responsable.
Tal criterio –apunta--coincide con el sustentado por nuestros tribunales al limitar la responsabilidad colectiva a supuestos muy particulares,
como cuando queda sin individualizar al autor del hecho dañoso.
Sin embargo, cuando la Sindicatura Estudio destaca a uno o más de sus miembros para actuar en un proceso concursal, evidentemente esos
profesionales, desde el punto de vista legal, obran como mandatarios del Estudio al que pertenecen; y si son mandatarios, responden
solidariamente por imperativo del art. 1945 del Código Civil.
Tal sería la justificación de la responsabilidad colectiva, en la opinión del autor que exponemos, cuya opinión compartimos. 148

ARTICULO 256.- Parentesco inhabilitante. No pueden ser síndicos quienes se encuentren respecto del fallido en supuesto que permita
recusación con causa de los magistrados. Si el síndico es un estudio, la causal de excusación debe existir respecto de los integrantes
principales. Si el síndico se encuentra en esa situación respecto a un acreedor, lo que debe hacer saber antes de emitir dictamen sobre
peticiones de éste, en cuyo caso actúa un síndico suplente.
Es falta grave la omisión del síndico de excusarse dentro del término de CINCO (5) días contados desde su designación o desde la aparición
de la causal.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
El artículo 91 de la ley 11719 establecía que no podía ser síndico ni liquidador ningún pariente del fallido, por consanguinidad o afinidad, dentro
del cuarto grado inclusive.
La jurisprudencia a la época de la vigencia de esta ley entendía que la enumeración de causales de exclusión del síndico prevista por el
artículo 91 no era taxativa. 149 Asimismo se entendía que si el síndico era un oficial público que actuaba por delegación de las funciones del
tribunal y no en interés de una u otra de las partes, su jerarquía era asimilable a la de los peritos, y las causales de exclusión le alcanzaban en
los mismos casos en que alcanzaban a los jueces.150
La ley 19551 establecía en su artículo 280 que podían ser síndicos quienes se encontraban respecto del fallido en supuesto que permita
recusación con causa de los magistrados. Añadía que si el síndico se encontraba en dicha situación respecto de un acreedor, lo debía hacer
saber antes de emitir dictamen sobre peticiones de éste, en cuyo caso actúa un síndico suplente.
Se consideraba falta grave la omisión del síndico de excusarse dentro del término de cinco días contados desde su designación o desde la
aparición de la causal.

RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA


La interpretación de la norma no ha planteado mayores inconvenientes desde el punto de vista doctrinario, habiéndose regulado por la ley
24522 la situación de los estudios previéndose que si el síndico es un estudio, la causal de excusación debe existir respecto de los integrantes
principales.
TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA

148
RUBÍN, MIGUEL E. La responsabilidad civil de los profesionales que trabajan en los procesos de insolvencia LA LEY 2005-
A, 1135-Derecho Comercial - Concursos y Quiebras - Doctrinas Esenciales Tomo IV, 439
149
La Ley 86-431
150
La Ley 86-431
La jurisprudencia de los tribunales ha señalado que:
a-Es procedente la recusación con causa articulada por la Provincia de Jujuy contra el síndico falencial que es dependiente de un organismo
provincial al que se le atribuye tener una deuda pendiente contra la quebrada —en el caso, el funcionario trabajaba para el Instituyo de
Vivienda y Urbanismo—, dado que existe una incompatibilidad de funciones de acuerdo a lo previsto por el art. 33 del Cód. Procesal de la
Provincia de Jujuy151
b-La omisión del síndico de denunciar un parentesco es una falta grave (art. 256, ley 24.522 -Adla, LV-D, 4381-), por lo que lo es también, a
fortiori, la falta de denuncia del interés personal que tiene en un acto de liquidación -en el caso, se presentó como oferente en la licitación de
bienes de una empresa que integra el grupo fallido- a su cargo 152
c-Si bien el art. 256 de la ley 24.522 califica de falta grave la omisión del síndico de excusarse en los supuestos en que tiene parentesco
inhabilitante con el fallido o con un acreedor, una interpretación razonable permite concluir que la sanción se hace extensiva a los casos en que
no denuncia el interés personal que se tiene en un acto de liquidación que él tiene a su cargo 153
d- El síndico del concurso se encuentra sujeto a las normas procesales que preservan la imparcialidad de los funcionarios y magistrados
judiciales. Así, el art. 256 de la ley 24.522 regula los supuestos que inhabilitan al síndico en relación al fallido y a los acreedores, con aplicación
analógica de las reglas de la recusación con causa de los magistrados 154

NUESTRA OPINIÓN
Siguiendo las directivas jurisprudenciales vigentes en la materia consideramos que las funciones del síndico concursal y su calidad de
funcionario determinan que se le apliquen las causales de recusación y excusación vigentes para el magistrado. Ello porque el bien
fundamental protegido es la administración de la justicia, debiendo cumplir su labor con eficacia y honradez ya que compromete los intereses
del crédito, del comercio y el prestigio institucional.
Así el art. 256 de la ley 24.522 regula los supuestos que inhabilitan al síndico, en relación al fallido y las conectadas a un acreedor, con
aplicación de las reglas de recusación con causa de los magistrados.

ARTICULO 257.- Asesoramiento profesional. El síndico puede requerir asesoramiento profesional cuando la materia exceda de su
competencia, y patrocinio letrado. En todos los casos los honorarios de los profesionales que contrate son a su exclusivo cargo.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
El artículo 95 de la ley 11719 establecía que el síndico y el liquidador podían hacerse asesorar por letrados, y que los honorarios serían fijados
por el juez dentro de la escala establecida.
El artículo 281 de la ley 19551 predicaba que el síndico podía requerir el asesoramiento de abogado cuando la materia exceda de su
competencia profesional.
Al regularse los honorarios el juez decidía sobre la pertinencia del asesoramiento y su inclusión como gasto del concurso.
El abogado tenía derecho a cobrar al síndico sólo cuando éste expresamente hubiera manifestado su voluntad de hacerse cargo de la
retribución en cuanto no fuera considerada como gasto del concurso.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
QUADRI señala que la Ley de Concursos y Quiebras dice que el síndico puede requerir patrocinio letrado y que en todos los casos los
honorarios del profesional que contrate serán a su cargo; mientras tanto, a nivel provincial, el Código Procesal Civil y Comercial veda a los
jueces proveer escritos presentados sin patrocinio letrado y la ley del ejercicio y reglamentación de la profesión de abogado y procurador
establece que toda persona puede comparecer por derecho propio en juicio siempre que actúe con patrocinio letrado.
El interrogante, queda planteado—según el doctrinario que citamos— del siguiente modo: ¿puede el síndico intervenir sin patrocinio letrado? y,
en su caso, ¿rige ello sólo para el proceso concursal en si o se aplica también a los incidentes y procesos conexos?
QUADRI reseña certeramente las opiniones jurisprudenciales existentes en la materia señalando que: “Revisando precedentes de otras
jurisdicciones encontramos que la Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, no objetando la actuación del síndico sin
patrocinio letrado, consideró que tal prescindencia no es motivo que justifique eludir sus deberes para expedirse acerca de materias que, si
bien pueden excederlo en el conocimiento, no dejan de ser de su competencia por la función que cumple; en la misma causa, la Sra. Fiscal
General había manifestado que no es exigible al síndico hacer uso de la posibilidad que contempla el artículo 257 de la ley 24.522 porque no
es un deber del funcionario sino una facultad.
A su turno la Sala 3° de la Cámara Nacional Contencioso Administrativo Federal ha aceptado la comparecencia del síndico sin patrocinio
letrado interpretando al efecto las normas del art. 275 in fine de la ley 24.522 que le otorga al síndico calidad de parte en los juicios de carácter
patrimonial en que sea parte el concursado y el art. 257 de la ley citada que otorga la opción al síndico de requerir patrocinio letrado, quedando
los honorarios profesionales a su exclusivo cargo.
A igual solución llegó el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Entre Ríos, pero por mayoría.
El voto de la minoría sostuvo -como premisas- que: el síndico en el marco preciso del trámite falencial puede actuar por sí solo quedando
facultado a requerir patrocinio letrado; fuera del trámite estrictamente falencial el síndico podrá o deberá intervenir en otros procesos regulados
por las legislaciones de cada provincia; no puede válidamente sostenerse que la ley 24.522 faculte a los síndicos para ejercer la abogacía,
pues no se trata sólo de un problema de incumbencias profesionales sino de mantener y garantizar adecuadamente los intereses de la masa
utilizando los recursos legales que sólo el abogado conoce y cuya responsabilidad debe asumir; los gastos serían a cargo del accionado y
cuando fueran realmente útiles estarían contemplados en la norma del art. 240 de la ley 24.522 lo que significaría carencia de costos para la
sindicatura.
Ante ello, la mayoría adopta la tesis contraria, sosteniendo que: la actuación del síndico es personal e indelegable; toda la normativa falencial
apunta a una reducción de costos concursales real y concreta; el artículo 257 de la ley 24.522 sólo prevé una posibilidad y, en concordancia
con ello, establece que en su caso los honorarios estarán a cargo del síndico; no debe distinguirse donde la ley no distingue y no es compatible
la creación pretoriana que coloca los gastos a cargo del concurso pues cuando la ley falimentaria así quiso hacerlo lo hizo en forma expresa;

151
Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Jujuy • 14/02/2006 • Abaco S.A. s/ quiebra • LLNOA 2006 (junio), 521 •
AR/JUR/586/2006
152
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 11/02/2000 • Carbometal S. A. s/quiebra
153
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 11/02/2000 • Carbometal S. A. s/quiebra
154
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 16/12/1996 • Oliver, Juan M. • • AR/JUR/191/1996
no es dable a la judicatura opinar sobre la oportunidad y acierto de la decisión que sólo cabe aplicar, sin perjuicio de juzgar en su caso sobre su
razonabilidad constitucional; la norma local debe ceder ante la expresa y clara disposición falimentaria, que es coherente con los principios y
disposiciones en la materia, así como con la naturaleza del órgano sindical y las exigencias profesionales y de idoneidad que se imponen para
el desempeño del cargo, que presuponen que se encuentra capacitado para el ejercicio de los actos que la ley le impone.
Carlos Rodolfo De Falco, comentando el fallo y siguiendo la línea de pensamiento de un trabajo suyo anterior, sostiene que el art. 257 de la
Ley de Concursos y Quiebras violenta claras disposiciones provinciales de ordenamiento de actuación en "su" Poder Judicial; agregando a ello
que se están alterando manifiestamente meridianas incumbencias profesionales al pretender que un postgrado pueda significar el otorgamiento
de habilidades y conocimientos propios del título de abogados.
Dice también que no se puede sostener que la "no obligatoriedad" de contar con asistencia letrada impida el cumplimiento de la ley
falimentaria, sino que -desde su convicción- ello redundaría en un mejor desarrollo de las causas.
Pregona, en definitiva, la declaración de inconstitucionalidad -incluso de oficio- del art. 257 de la Ley 24.522 y opina que, de no compartirse tal
tesis, tendría valor el voto de la minoría, por lo menos en acciones individuales o incidentes especiales que excedan el marco de la propia
incumbencia sindical.
El tema también ha sido abordado en la Provincia de Santa Fe, más precisamente por la Sala I de la Cámara Civil y Comercial de Rosario,
integrada -vale destacarlo- por los Dres. Ricardo Silvestri, Jorge Walter Peyrano y Nestor P. Sagüés.
Allí triunfó la tesis contraria a la sostenida por el Superior Tribunal entrerriano, aunque también por mayoría.
Los fundamentos del voto de la mayoría (Dr. Silvestri al que adhirió el Dr. Peyrano) referían que, en el criterio de compatibilización normativa
del art. 257 de la ley falimentaria y las normas rituales locales que imponen el patrocinio letrado obligatorio, es predominante de la doctrina
concursal respecto de las hipótesis calificables como de patrocinio letrado necesario, como cuando el síndico asume el rol de litigante en
representación del concurso, con lo cual se consideró errado el criterio del juez de la instancia anterior de no exigirle a la sindicatura el
patrocinio letrado en la demanda de extensión de quiebra.
La minoría (Dr. Sagüés) expresó, en forma sintética pero contundente, que no habiéndose discutido la constitucionalidad del art. 257 de la Ley
de Concursos y no exigiendo el mismo patrocinio letrado se debería confirmar el auto apelado.
El fallo es comentado por Julio Chiappini expresando que la ley falimentaria pone a disposición del síndico una facultad, que emplea si quiere,
agregando que la única manera de invalidarla es declarándola inconstitucional pues afecta garantías constitucionales como el debido proceso,
que demanda asistencia letrada.
Añade que la mayoría votó lo que "debería" decir la ley, no lo que dice; que la ley de quiebras es inexorablemente nacional, siendo de forma y
de fondo, por lo que bien podría decir lo que dice, aunque un buen legislador hubiera dicho lo contrario y que el criterio de la mayoría quebrantó
la pirámide jurídica, lo que lo lleva a opinar que la mayoría tenía razón, pero no razones.
A ello agrega que las disposiciones locales que exigen el patrocinio letrado obligatorio son desplazadas por el art. 257 en cuestión” 155
Una visión crítica de la norma que analizamos ha sido expuesta por DE FALCO quien expresa: La normativa mencionada ha modificado a mi
entender sustancialmente la conducta de los síndicos. La antigua legislación disponía que la sindicatura era ejercida tanto por abogados como
contadores (art. 277, ley 19.551 -Adla, XLIV-D, 3806-); agregando que tanto el abogado, como el contador, tenían la facultad de requerirse
recíprocamente asesoramiento, pudiendo los honorarios del "asesor" ser incluidos como gasto del concurso. De hecho eso era lo que ocurría
en la inmensa mayoría de los casos.
Era común entonces observar la labor en los concursos de un síndico contador, asesorado por un profesional abogado, complementándose de
esta manera para la mejor marcha del proceso, interpretando acabadamente, cada uno sus incumbencias y facilitando la labor de los
magistrados.
La flamante legislación ha dado por tierra con ese complemento de conocimientos e incumbencias, pues determina que únicamente los
contadores pueden ejercer la Sindicatura -cosa que en este trabajo no se pretende discutir- (art. 253) y cuando requieran el asesoramiento
profesional -en materia que exceda de su competencia-, los honorarios son a su exclusivo cargo.
Esta norma tiene como inexorable consecuencia que los síndicos al tener que oblar los honorarios de los abogados de su exclusivo peculio,
prescinden de este profesional. Situación esta que se encuentra aún más agravada por la considerable merma (cincuenta por ciento) de los
honorarios máximos que como retribución puede percibir el funcionario concursal.
Este estado de cosas va a resentir obviamente la buena marcha de la justicia -que de eso en definitiva se trata-, pues los magistrados no
contarán con la invalorable opinión jurídica que la sindicatura debe tener para este tipo de procesos tan amplios.
Así se ha empezado a ver a los síndicos pretendiendo interpretar el sentido de una ley, determinar fechas ciertas, comprender los alcances de
cláusulas contractuales, etc., llegando a extremos de iniciar incidentes -en donde se requiere entablar una verdadera demanda, ofrecer y
diligenciar prueba-, sin el debido patrocinio letrado. Esto, que no va en desmedro de las funciones de los contadores, resulta injustificable
desde mi punto de vista. Para aquellos que nos hemos preparado con esmero para ejercer la noble profesión de abogar y aún hoy, a pesar del
transcurso de los años, seguimos estudiando y perfeccionándonos para tan alta tarea, esta situación es inadmisible. El patrocinio letrado
obligatorio complementa la alta función del síndico contador, permitiendo una excelencia en su tarea.” 156

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


Nuestra jurisprudencia ha establecido las siguientes directrices:
a-El síndico concursal debe abonar los honorarios de su letrado patrocinante ya sea que haya requerido o no autorización para la contratación,
o bien cuando es asesorado sobre aspectos de su incumbencia profesional o sobre otros diferentes que excedan su competencia 157
b- A tenor de la interpretación "a contrario sensu" del art. 257 de la ley 24.522 la facultad de requerir asesoramiento profesional en la materia
importa implícitamente reconocerle al funcionario la prerrogativa de obrar sin él en el proceso. 158

155
QUADRI, GABRIEL HERNÁN El patrocinio letrado a los síndicos (con especial referencia a un reciente pronunciamiento de la
Suprema Corte de Justicia Provincial) LLBA 2008 (julio), 577
156
DE FALCO, CARLOS RODOLFO, Algunas reflexiones sobre la necesidad que tiene la sindicatura de contar con asesoramiento
letrado. LLC 1998, 340
157
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala D • 16/11/2000 • Bellina S. A. s/conc. prev. • • AR/JUR/3165/2000
158
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San Martín, sala II • 10/09/1998 • Fernández, Félix T. s/quiebra • LLBA
1999, 1380 • AR/JUR/1517/1998
c-Si el síndico opta por requerir asesoramiento de un abogado, los honorarios de éste no pesan sobre el concurso, debiendo aquéllos ser
solventados por el funcionario que lo contrató159
d- El síndico no se encuentra obligado por su actuación en los procesos extraconcursales, en ningún caso, a asistirse con patrocinio letrado en
orden a lo dispuesto en el art. 257 de la ley concursal que prevalece por sobre lo dispuesto en el art. 53 del C.P.C.C. de la Pcia. de Entre Ríos,
siendo potestativo para el funcionario concursal tanto requerir asesoramiento letrado, cuanto actuar con patrocinio letrado. 160
e-Corresponde exigir al síndico patrocinio letrado para intervenir en un proceso extraconcursal ya que no se puede sostener válidamente que la
ley 24.522 de Concursos y Quiebras) faculte a los Síndicos para ejercer la abogacía, pues no se trata solamente de un problema de
incumbencia profesional, sino de mantener y de garantizar adecuadamente el derecho de defensa y los intereses de la masa, recuperándolos y
realizando el activo en beneficio de todos utilizando íntegramente los recursos legales que solo el abogado conoce y cuya responsabilidad
también debe asumir (del voto en disidencia del doctor Ardoy). 161

NUESTRA OPINIÓN
En nuestra opinión la cuestión del patrocinio letrado obligatorio para la sindicatura debe examinarse en dos planos:
a) En el estrictamente concursal consideramos que el síndico no necesita contar con patrocinio letrado para intervenir en el trámite principal y
sus incidentes dado que la norma lo faculta a requerir asesoramiento profesional cuando la materia exceda de su competencia.
b) En los asuntos extraconcursales consideramos que cabe exigir al síndico patrocinio letrado para intervenir en un proceso extraconcursal,
con sujeción a las normas procesales locales que consagran la exigencia del patrocinio letrado obligatorio.
ARTICULO 258.- Actuación personal. Alcance. El síndico debe actuar personalmente. Cuando se trate de estudios éstos deberán indicar en
cada concurso en que actúen cuál o cuáles de sus profesionales integrantes asume el deber de actuar personalmente. El indicado no podrá ser
reemplazado salvo causa justificada, admitida como tal por el juez. La actuación personal se extiende aun cuando deban cumplirse actos fuera
de la jurisdicción del tribunal.
Si no existen fondos para atender a los gastos de traslado y estadías o si media otra causa justificada, se requiere su comisión al agente fiscal
de la respectiva jurisdicción, por medio de rogatoria al juez que corresponda. Sin embargo, el juez puede autorizar al síndico para que designe
apoderado con cargo a gastos del concurso, a los fines de su desempeño en actuaciones que tramitan fuera de su tribunal.

ANTECEDENTES DE LA NORMA
La ley 19551 establecía en su artículo 282 que el síndico debe actuar personalmente, aún cuando deban cumplirse actos fuera de la
jurisdicción del tribunal.
Si no existieren fondos, establecía el precepto, para atender los gastos de traslado y estadías o si media otra causa justificada, se requiere su
comisión al agente fiscal de la respectiva jurisdicción, por medio de rogatoria al juez que corresponda.
Asimismo el juez podía autorizar al síndico para que designe apoderado con cargo a gastos del concurso, a los fines de su desempeño en
actuaciones que tramitan fuera de su tribunal.

RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA


Respecto a las opiniones doctrinarias remitimos a lo expresado al analizar la indelegabilidad de las funciones de la sindicatura.
El precepto admite la delegación, en los casos en que no existen fondos para atender a los gastos de traslado y estadías o si media otra causa
justificada, al agente fiscal de la respectiva jurisdicción, por medio de rogatoria al juez que corresponda.
También contempla la posibilidad que el juez autorice al síndico para que designe apoderado con cargo a gastos del concurso, a los fines de
su desempeño en actuaciones que tramitan fuera de su tribunal.

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


La jurisprudencia en relación al precepto que comentamos ha establecido:
a-El contador público nacional que se desempeña como síndico en el concurso preventivo de una empresa reviste el carácter de funcionario
judicial (en el caso de la Justicia Nacional), con obligaciones expresas en la ley, entre ellas la indelegabilidad de sus funciones y actuación
personal.162
b-El carácter personal es absolutamente tipificante de las funciones de la sindicatura, al punto que no le importa en qué lugar deben cumplirse
los actos típicos de aquélla, dentro o fuera de la jurisdicción del tribunal. Además el ejercicio es excluyente de la actuación de otros
funcionarios, del deudor y de los acreedores163
c-Para que la actuación del síndico pueda comprometer a la masa de acreedores, la misma deberá desenvolverse en la esfera de sus
atribuciones legales. En consecuencia, corresponde imponerle en forma personal las costas originadas con motivo de la tramitación de toda
incidencia que exceda su naturaleza y funciones en el juicio, tal el planteo de nulidad de la resolución que decreta la apertura del concurso
preventivo164

NUESTRA OPINIÓN
El precepto que comentamos contiene una adecuación a la incorporación de los estudios como síndicos ya que estos deben indicar en cada
concurso en que actúen cuál o cuáles de sus profesionales integrantes asume el deber de actuar personalmente. El indicado no podrá ser
reemplazado salvo causa justificada, admitida como tal por el juez.

159
Cámara 1a de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San Isidro, sala II • 28/10/2004 • SIDAL S.A. s/concursp preventivo • •
AR/JUR/7124/2004
160
Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Entre Ríos • 01/07/2005 • Mutual de As. y Ad. del Viale Foot Ball Club c. Silva,
Ariel D. y otro • LLLitoral 2006 (abril) , 307, con nota de Carlos Rodolfo de Falco;  • AR/JUR/6379/2005
161
Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Entre Ríos • 01/07/2005 • Mutual de As. y Ad. del Viale Foot Ball Club c. Silva,
Ariel D. y otro • LLLitoral 2006 (abril) , 307, con nota de Carlos Rodolfo de Falco;  • AR/JUR/6379/2005
162
Juzgado Nacional de 1a Instancia en lo Comercial Nro. 22 • 17/10/1986 • Pique, S. A. • • AR/JUR/496/1986
163
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mercedes, sala II • 28/04/1987 • Marozzi, Juan C. • DJ 1988-1, 274 •
AR/JUR/112/1987
164
Cámara de Apelaciones Civil, Comercial, Laboral y de Paz Letrada de Curuzú Cuatiá • 11/03/1997 • Bonapelch, Eduardo J. •
LLLitoral 1997, 1190 • AR/JUR/4753/1997
La actuación de la sindicatura no es gratuita asistiéndole el derecho a la percepción de honorarios.
En el trámite del concurso se le regulará sus honorarios profesionales en las ocasiones previstas en el artículo 265 de la ley 24522, norma que
preceptúa que los honorarios de los funcionarios deben ser regulados por el juez en las siguientes oportunidades:
1) Al homologar el acuerdo preventivo.
2) Al sobreseer los procedimientos por avenimiento.
3) Al aprobar cada estado de distribución complementaria por el monto que corresponda a lo liquidado en ella.
4) Al finalizar la realización de bienes en la oportunidad del Artículo 218.
5) Al concluir por cualquier causa el procedimiento del concurso preventivo o de la quiebra
Las redacción del precepto señala las oportunidades en las cuales el juez debe regular los honorarios de los profesionales intervinientes en el
proceso falencial, estableciendo en forma taxativa las etapas en las que procede la fijación del emolumento y priorizando un régimen que no
admite el fraccionamiento o segmentación de las regulaciones.

Los porcentajes señalados correspondientes a cada una de las oportunidades regulatorias de la ley 24.522 han sido fijados para atender a la
totalidad de los honorarios de los profesionales intervinientes, honorarios que deben mantener proporcionalidad con la eficacia, calidad y
extensión de los trabajos cumplidos.

Esta última característica resulta del artículo 271 de la ley 24522 que dispone que los jueces deberán regular honorarios sin atender a los
mínimos fijados en esta ley, cuando la naturaleza, alcance, calidad o resultado de la labor profesional o el valor de los bienes que se
consideren indicaren que la aplicación lisa y llana de aquéllos conduce a una desproporción entre la importancia del trabajo realizado y la
retribución resultante. En este caso, el pronunciamiento judicial deberá contener fundamento explícito de las razones que justifican esa
decisión, bajo pena de nulidad. Aplicando este precepto se ha señalado que la mera invocación de razones de equidad para regular honorarios
inferiores al mínimo establecido en el art. 266 de la ley 24.522 sin precisar por qué y en qué medida aquella se vería vulnerada con la
regulación mínima tarifada, no satisface cabalmente la exigencia de "fundamentación explícita" (art. 271, ley cit.) que debe contener la
resolución que reduce el estipendio resultante de la aplicación de las reglas generales. 165

La escala arancelaria concursal ha sido considerada de orden público por la jurisprudencia y por tanto los porcentajes para fijar las
retribuciones son "máximos" y en "conjunto". Esto es, no puede la suma de las retribuciones concursales superar el porcentaje máximo
aplicable, y a la vez, el porcentaje total debe atribuirse entre los distintos acreedores del estipendio. 166

Asimismo como principio general para el cálculo de las regulaciones previstas por la ley 24522 no se aplican las disposiciones de leyes
locales.

En relación a los honorarios del síndico en los incidentes de revisión y verificación tardía de créditos la cuestión se suscita en dilucidar si la
tarea profesional cumplida por el síndico se encuentra comprendida en la regulación que efectúa el juez del concurso en las ocasiones
previstas por el artículo 265 o si por el contrario su actuación en el recurso de revisión merecen una regulación independiente.

Cuando el concurso resulta condenado en costas se exhibe un directriz jurisprudencial que muestra una opinión marcada en el sentido de que
no corresponde regular honorarios al síndico.

Así se ha dicho:

a)No corresponde regular honorarios a la sindicatura y a su letrado en los litigios en que la fallida resulta obligada a su pago, fuera del
expediente principal del concurso, pues los arts. 266, 267 y concs. de la ley 24.522 (Adla, LV-D, 4381) fijan el límite de los porcentajes que
absorberán los honorarios profesionales, que no puede ser superado en tanto la regulación queda sometida a los principios de concurrencia y
proporcionalidad con los activos realizados167

b) El síndico sólo tiene derecho a la percepción de honorarios por su actuación en procesos distintos del trámite principal del concurso, cuando
quien debe soportar el pago de los emolumentos es un sujeto distinto del concurso ya que, se supone que si quien debe soportar los
estipendios es éste último, los trabajos respectivos deben considerarse suficientemente remunerados con los honorarios que a dicho
funcionario le corresponden por su actuación en la totalidad del trámite falencial 168

Ahora bien cuando el concurso es vencedor en costas se observaron las siguientes tendencias jurisprudenciales:

a)En el plenario “Rodríguez Barro S.A. s/ quiebra” se estipulo que en procesos en que el concurso resulte vencedor en costas, no corresponde
regular honorarios al sindico.
En idéntico supuesto, corresponde regulación de honorarios al patrocinio letrado de la sindicatura, los cuales serán de pertenencia del
mismo.169

165
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, sala I • 05/03/1999 • Ferrari, Mónica L.E., conc. prev. • LLLitoral
1999, 748 • AR/JUR/191/1999
166
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Contenciosoadministrativo de San Francisco • 26/12/1991 • Fundición Arpala S.
R. L. • LLC 1992, 848 • AR/JUR/2022/1991
167
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B • 04/10/1996 • Gotuzzo, Giulana R. c. Parisi, Carlos, quiebra. • LA LEY
1997-E, 255 - DJ 1997-3, 561
168
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala A • 24/06/2009 • Scordo, Carmelo c. Florida Automotores S.A. y otro
169
RODRIGUEZ BARRO SA Y OTRO (ED 94-473).
b)En el plenario “Cirugía Norte” se señaló que corresponde regular honorarios al sindico, por la representación del concurso, cuando
este resulte vencedor en costas. Dichos honorarios, en su caso, y los que corresponde regular al letrado del sindico también en calidad de
costas, pertenecen al beneficiario de la regulación.170

ARTICULO 259.- Coadministradores. Los coadministradores pueden actuar en los casos señalados por los Artículos 192 a 199. Su
designación debe recaer en personas especializadas en el ramo respectivo o graduados universitarios en administración de empresas.
Su remoción se rige por lo dispuesto en el Artículo 255.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
La ley 19551 enumeraba en su artículo 275 como funcionarios del concurso al síndico, el coadminitrador y el controlador del cumplimiento del
acuerdo preventivo o resolutorio.
A su vez en el artículo 284 predicaba que los coadministradores pueden actuar en los casos señalados por los artículos 182 a 193. Su
designación debía recaer en personas especializadas en el ramo respectivo o graduados universitarios en administración de empresas.
Aplicándose al régimen de remoción las disposiciones que regían en ese aspecto para la sindicatura.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
GARCÍA MARTÍNEZ y FERNÁNDEZ MADRID señalan como rasgos distintivos de estos funcionarios que su designación es hecha por el juez
en forma directa, sin estar sujeto a lista alguna, ni a sorteo. El único requisito lo constituye la exigencia de que su designación recaiga en
personas especializadas en el ramo respectivo o en graduados universitarios en administración de empresas, ya que se trata de un
colaborador fundamentalmente técnico del síndico.
Los autores que comentamos señalan que su régimen de responsabilidad es el mismo de los síndicos, pero no le serían aplicables al
coadministrador las disposiciones referentes a la renuncia, licencia o incompatibilidades. 171

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


Jurisprudencialmente se ha dicho la naturaleza especialisima de las funciones atribuidas a un auxiliar de la justicia designado por el tribunal en
la tarea de cooperar en la administración de los bienes del fallido impone desempeñarse en forma razonada y adecuada, obligándolo a
cooperar, eficazmente, para la mejor defensa de los intereses que le fueron confiados, con probidad y diligencia. 172

Respecto de la posibilidad de recusar al coadministrador se ha señalado que es improcedente la alegación de amistad del juez con el
coadministrador designado, por cuanto la causal invocada solo adquiere relevancia cuando la relación amistosa vincula al juez con alguno de
los litigantes pero no comprende la que pueda existir con los auxiliares o colaboradores que aquel pueda nombrar para el desempeño de su
función jurisdiccional.173
La jurisprudencia ha establecido—además--que en materia de la retribución del coadministrador que a fin de regular honorarios a los
coadministradores en un concurso debe considerarse sin dejar de lado el patrimonio por el que debieron velar, la importancia, extensión y
eficacia de las tareas realizadas, así como también el tiempo que demandaron las mismas. 174

NUESTRA OPINIÓN
Si bien el precepto que comentamos refiere específicamente a la actuación de los coadministradores en los casos de los artículos 192 a 199—
régimen de la continuación de la explotación de la empresa--- también se prevé su actuación en el concurso preventivo en las hipótesis del
artículo 17 de la ley 24522.
En la autorización de la continuación de la explotación de la empresa el juez debe pronunciarse explícitamente por lo menos sobre:
1) El plan de la explotación, para lo cual podrá hacerse asesorar por expertos o entidades especializadas;
2) El plazo por el que continuará la explotación; a estos fines se tomará en cuenta el ciclo y el tiempo necesario para la enajenación de la
empresa; este plazo podrá ser prorrogado por una sola vez, por resolución fundada;
3) La cantidad y calificación profesional del personal que continuará afectado a la explotación;
4) Los bienes que pueden emplearse;
5) La designación o no de uno o más coadministradores; y la autorización al síndico para contratar colaboradores de la administración;
6) Los contratos en curso de ejecución que se mantendrán; los demás quedarán resueltos;
7) El tipo y periodicidad de la información que deberá suministrar el síndico y, en su caso, el coadministrador o la cooperativa de trabajo.
Es allí donde el tribunal se expide sobre la necesidad y conveniencia de la designación de uno o más coadministradores.
En tanto que en el concurso preventivo, el artículo 17 prevé que cuando el deudor contravenga lo establecido en los artículos 16 y 25 cuando
oculte bienes, omita las informaciones que el juez o el síndico le requieran, incurra en falsedad en las que produzca o realice algún acto en
perjuicio evidente para los acreedores, el juez puede separarlo de la administración por auto fundado y designar reemplazante. Esta resolución
es apelable al solo efecto devolutivo, por el deudor.
Pero, de acuerdo con las circunstancias del caso, el juez puede limitar la medida a la designación de un coadministrador, un veedor o un
interventor controlador, con las facultades que disponga. La providencia es apelable en las condiciones indicadas en el segundo párrafo.
En materia de honorarios de acuerdo al régimen vigente el síndico puede continuar de inmediato con la explotación de la empresa o alguno de
sus establecimientos sólo excepcionalmente, si de la interrupción pudiera resultar con evidencia un daño grave al interés de los acreedores y a

170
CIRUGIA NORTE SRL S/ CONC. PREV. - INC. DE VERIF. POR: DIRECCION
NACIONAL DE RECAUDACION PREVISIONAL. (LL 1989-A-537, ED T.
131-416; JA 1989-I-119).

171
GARCÍA MARTÍNEZ, ROBERTO,FERNÁNDEZ MADRID,JUAN CARLOS, Concursos y quiebras, t.II, p. 1467,Ediciones Contabilidad
Moderna, Buenos Aires, 1976.
172
MONDINO, JOSE S/ QUIEBRA S/ INC. DE INFORME DEL INTERVENTOR EN DON
VENANCIO SA. 7/05/90 CAMARA COMERCIAL Sala B. Concuslta:www.pjn.gov.ar
173
FEDERAL SA S/ QUIEBRA S/ INCIDENTE DE RECUSACION CON CAUSA.29/10/86 CAMARA COMERCIAL Sala
C.Consulta:www.pjn.gov.ar
174
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala E • 04/07/1984 • Establecimiento Agropecuario La Elvira, S. A. • LA LEY
1985-C, 654 • AR/JUR/2331/1984
la conservación del patrimonio. También resulta posible disponer la continuidad en los casos de quiebra de empresas que explotan servicios
públicos imprescindibles.
En los casos de continuación de la empresa, además de los honorarios que pueden corresponder según las pautas de regulación
precedentemente expuestas, se regulan en total para síndico y coadministrador, hasta el diez por ciento del resultado neto obtenido de esa
explotación, no pudiendo computarse el precio de venta de los bienes del inventario.
Por auto fundado puede resolverse:
1) El pago de una cantidad determinada al coadministrador, sin depender del resultado neto o concurriendo con éste luego de superada la
suma fijada;
2) El pago por períodos de la retribución del síndico y coadministrador.

ARTICULO 260.- Controlador. Comité de control. El comité provisorio de control en el concurso es un órgano de información y consejo. El
comité definitivo es el controlador necesario en la etapa del cumplimiento del acuerdo preventivo, y en la liquidación en la quiebra. Sus
integrantes son elegidos por los acreedores por mayoría de capital, y el comité debe ser integrado por un número mínimo de tres (3)
acreedores. Asimismo, debe ser integrado por los representantes de los trabajadores, elegidos por los trabajadores de la concursada o fallida.
La propuesta de acuerdo preventivo debe incluir la conformación y constitución del comité definitivo de control. El comité constituido para
controlar el cumplimiento del acuerdo mantiene sus funciones en caso de declaración de quiebra como consecuencia de incumplimiento del
acuerdo.
El comité, provisorio o definitivo, en el concurso tiene amplias facultades de información y consejo. Puede requerir información al síndico y al
concursado; exigir la exhibición de libros; registros legales y contables; proponer planes de custodia y conservación del patrimonio del
concursado; solicitar audiencias ante el juez interviniente, y cuanta otra medida considere conveniente en la etapa procesal de su actuación. En
la etapa de liquidación en la quiebra el comité puede proponer medidas, sugerir a quién debe designarse para efectuar la enajenación de los
activos o parte de ellos, fundando su proposición en razones de conveniencia para la mejor realización de los bienes; exigir información a los
funcionarios del concurso; solicitar audiencias al juez interviniente y cuanta otra medida considere conveniente en la etapa procesal de su
actuación.
Debe informar de su gestión a los acreedores y a los trabajadores de la concursada o fallida con la periodicidad que se indique en el acuerdo,
la que no deberá ser inferior a cuatro (4) meses, y mensualmente en la quiebra, confeccionando y colocando a disposición de los mismos el
informe en el domicilio que a tal efecto constituyan en el expediente.
El comité deberá emitir opinión para el levantamiento de la inhibición de quien estuviere en etapa de cumplimiento del acuerdo preventivo, en
los casos en que ello fuere necesario en los términos del artículo 60.
La remuneración del comité, si se previera ésta, estará regulada en el acuerdo. En caso de quiebra, será fijada por el juez teniendo en cuenta
la naturaleza y extensión de las funciones cumplidas.
El comité provisorio, previsto en el artículo 14, inciso 13, cumplirá funciones informativas y de control en el trámite de acuerdo preventivo hasta
su sustitución por el comité de control conformado en el acuerdo. Durante su desempeño tendrá las facultades previstas en el párrafo segundo,
primera parte del presente artículo.
Contratación de asesores profesionales. El comité de control podrá contratar profesionales abogados, contadores, auditores, evaluadores,
estimadores, tasadores y cualquier otro que considere conveniente, para que lo asista en su tarea con cargo a los gastos del concurso. La
remuneración de dichos profesionales será fijada por el juez al momento de homologación del acuerdo, del cumplimiento del acuerdo
preventivo, o de la finalización de la liquidación —según haya sido el caso de la actuación de dichos profesionales— en relación con el
desempeño cumplido y la labor realizada, no pudiendo resultar dicha remuneración, en su conjunto para todos los intervinientes, superior al
medio por ciento (0,50%) del monto de los créditos de los que resulten titulares los miembros del comité, ni inferior a un sueldo de secretario de
primera instancia de la jurisdicción en que tramite el concurso o quiebra.
Remoción. Sustitución. La remoción de los integrantes del comité de control se rige por lo dispuesto en el artículo 255. Sin perjuicio de ello, sus
integrantes podrán ser sustituidos en cualquier oportunidad por los acreedores, bajo el mismo régimen de mayorías de su designación, excepto
los representantes de los trabajadores, que podrán ser sustituidos en cualquier oportunidad por el mismo procedimiento por el que fueron
electos.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
En nuestro derecho la intervención de los acreedores para controlar el cumplimiento del concordato encuentra su antecedente en el artículo 22
de la ley 4156 que establecía que los acreedores podían designar uno o más entre ellos para que vigilen el cumplimiento del concordato, los
que tenía personería para interpelar judicialmente al deudor que falte a sus compromisos o ejecute actos en perjuicio de sus acreedores,
pudiendo solicitar al juez la reunión de acreedores en caso de nueva insolvencia, para proceder a la declaración y liquidación de la quiebra.
La ley 11719 en su artículo 87 a la comisión de vigilancia, cuya creación era facultativa y representaba a los acreedores para vigilar al deudor
concordatario o al liquidador, teniendo las facultades que los acreedores consideraran conveniente atribuirle. Se consideraba en doctrina que la
comisión de vigilancia era una prolongación de la asamblea de acreedores siendo sus funciones básicamente de fiscalización y control de los
actos del deudor o del liquidador según el caso.
La ley 24522 introdujo la figura del Comité de Acreedores. MORO explica que el legislador de 1995 desarrolló el sentido y alcance del Comité
de Acreedores, institución receptada en casi todas las legislaciones de la materia con la que se persigue estimular la participación de los
acreedores.175
MARMOL comentando la reforma de la ley 26086 señala que el art. 14 inc. 11 de la Ley 24.522 disponía que la resolución de apertura del
procedimiento concursal debía establecer la "la constitución de un comité provisorio de acreedores, integrado por los tres acreedores
quirografarios de mayor monto, denunciados por el deudor".
Este primer comité de acreedores, tenía dentro de la primera fase o etapa del concurso preventivo, funciones de asesoramiento y consejo.
Podía requerir información al síndico y al concursado; requiriendo en su caso la exhibición de libros contables y legales; proponer planes de
custodia y conservación del patrimonio del concursado; solicitar audiencias ante el juez interviniente, y cuanta otra medida considere
conveniente en la etapa procesal de su actuación

175
MORO, CARLOS EMILIO, CAMARA, HÉCTOR, actualizado bajo la Dirección de Ernesto E. Martorell, El cocnruso preventivo y la
quiebra, T.V, p.302, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2007.
Explica que la reforma de la ley 26086 suprimió derechamente el primer comité de acreedores señalando que de acuerdo a la versión
taquigráfica de la reunión de la Comisión de Legislación General del Honorable Senado de la Nación la reforma en lo atinente al punto, no
retocaba ni suprimía el comité provisorio de acreedores. 176
El artículo 4º de la Ley Nº 26.684 incorpora como inciso 13) del artículo 14 la constitución de un comité de control, integrado por los tres
acreedores quirografarios de mayor monto, denunciados por el deudor y un representante de los trabajadores de la concursada, elegido por los
trabajadores.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
VITOLO considera que la ley 26.684, que reforma la ley 24.522, es algo más que la mera incorporación de mecanismos que permitan a los
trabajadores agrupados en cooperativas de trabajo el rescate de empresas en crisis, como ha sido presentada por los legisladores y por el
propio Poder Ejecutivo; la nueva norma legal innova fuertemente —y, desde nuestro punto de vista, de una manera incorrecta— en todo el
sistema concursal.
En efecto –expone-- la nueva normativa legal sancionada a lo largo de 32 artículos dispositivos entre otros aspectos relevantes:
a) modifica los requisitos formales para la presentación en concurso preventivo;
b) modifica las funciones, responsabilidades y labores de la sindicatura concursal;
c) altera la composición y naturaleza del comité de acreedores;
d) innova en el régimen de pronto pago de los créditos laborales;
e) modifica el régimen de intereses en los créditos laborales;
f) altera el sistema de privilegios;
g) elimina la posibilidad de negociar un acuerdo colectivo de crisis y mantiene la vigencia de los contratos individuales y colectivos de trabajo
aun en situación de concurso;
h) innova en materia del reconocimiento de derechos de información a quienes no resulten acreedores del concurso;
i) innova en materia de verificación de ciertos créditos laborales y en la base de cómputo para el establecimiento de las mayorías en el acuerdo
preventivo;
j) otorga beneficios especiales a las cooperativas de trabajo de la empresa y a sus integrantes;
k) modifica el régimen de continuación de la explotación de la empresa en quiebra y el de su adjudicación durante el proceso liquidativo; y
l) altera el régimen del salvataje empresario.177
JUNYENT BAS señala que el nuevo texto lega modifica o reformula al anterior Comité de Acreedores convirtiéndolo en un órgano de control,
sin discernir adecuadamente la convergencia de su labor con la tarea de la sindicatura. Exponiendo que pese al cambio de “nomen iuris” el
actual Comité de Control no es otra cosa que el viejo Comité de Acreedores que, quizá ahora, al incorporarse los trabajadores tenga la
ritualidad de constituirse efectivamente para poder seguir de cerca tanto la suerte del concurso preventivo como la del proceso falencial. 178

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


La reciente sanción de la ley 26684 no permite registrar casos relevantes de actuación del Comité de Control que prevé el artículo 260.
NUESTRA OPINIÓN
El artículo 260 vigente distingue entre el comité provisorio de control en el concurso preventivo al que considera como un órgano de
información y consejo, de el comité definitivo que es el controlador necesario en la etapa del cumplimiento del acuerdo preventivo y la
liquidación en la quiebra.
Sus integrantes son elegidos por los acreedores por mayoría de capital, y el comité debe ser integrado por un número mínimo de tres (3)
acreedores debiendo ser integrado por los representantes de los trabajadores, elegidos por los trabajadores de la concursada o fallida.
La propuesta de acuerdo preventivo debe incluir la conformación y constitución del comité definitivo de control. El comité constituido para
controlar el cumplimiento del acuerdo mantiene sus funciones en caso de declaración de quiebra como consecuencia de incumplimiento del
acuerdo.
El artículo 260 atribuye a el comité provisorio o definitivo en el concurso tiene amplias facultades de información y consejo pudiendo requerir
información al síndico y al concursado; exigir la exhibición de libros; registros legales y contables; proponer planes de custodia y conservación
del patrimonio del concursado; solicitar audiencias ante el juez interviniente, y cuanta otra medida considere conveniente en la etapa procesal
de su actuación.
En la etapa de liquidación en la quiebra el comité puede proponer medidas, sugerir a quién debe designarse para efectuar la enajenación de
los activos o parte de ellos, fundando su proposición en razones de conveniencia para la mejor realización de los bienes; exigir información a
los funcionarios del concurso; solicitar audiencias al juez interviniente y cuanta otra medida considere conveniente en la etapa procesal de su
actuación.
Debe informar de su gestión a los acreedores y a los trabajadores de la concursada o fallida con la periodicidad que se indique en el acuerdo,
la que no deberá ser inferior a cuatro meses, y mensualmente en la quiebra, confeccionando y colocando a disposición de los mismos el
informe en el domicilio que a tal efecto constituyan en el expediente.
Asimismo el comité deberá emitir opinión para el levantamiento de la inhibición de quien estuviere en etapa de cumplimiento del acuerdo
preventivo, en los casos en que ello fuere necesario en los términos del artículo 60.
El artículo 260 de la ley 24522 determina que la remuneración del comité, si se previera ésta, estará regulada en el acuerdo. En caso de
quiebra, será fijada por el juez teniendo en cuenta la naturaleza y extensión de las funciones cumplidas.
Asimismo el comité de acreedores podrá contratar profesionales abogados, contadores, auditores, evaluadores, estimadores, tasadores y
cualquier otro que considere conveniente, para que lo asista en su tarea con cargo a los gastos del concurso. La remuneración de dichos
profesionales será fijada por el juez al momento de homologación del acuerdo, del cumplimiento del acuerdo preventivo, o de la finalización de
la liquidación -según haya sido el caso de la actuación de dichos profesionales- en relación con el desempeño cumplido y la labor realizada, no
pudiendo resultar dicha remuneración, en su conjunto para todos los intervinientes, superior al medio por ciento (0,50%) del monto de los

176
MÁRMOL, PABLO E., Algunos aspectos de la reforma efectuada al régimen de la ley de concursos y quiebras
DJ 28/06/2006, 667-LA LEY 2006-D, 1342
177
VÍTOLO, DANIEL ROQUE La incorporación del salvataje cooperativo al régimen concursal Enfoques 2011 (agosto), 80
178
JUNYENT BAS, FRANCISCO,,Análisis exegético de la reforma a la ley concursal en materia de relaciones laborales y
cooperativas de trabajo, Derecho Comercial del Consumidor y de la Empresa, Año II, número 3, junio 2011, p.8
créditos de los que resulten titulares los miembros del comité, ni inferior a un sueldo de secretario de primera instancia de la jurisdicción en que
tramite el concurso o quiebra.
Interpretando este precepto se ha considerado que el tope máximo de regulación de los honorarios de los asesores del comité de acreedores,
establecido por el art. 260 de la Ley de Concursos y Quiebras, no evidencia lesión a los derechos constitucionales de dichos profesionales, en
tanto éstos pueden impetrar el correspondiente reclamo por sus trabajos realizados contra sus clientes, con sustento en las normas del
derecho común y arancelario.179
Ahora bien el examen de la ley 26684 permite establecer las siguientes actuaciones del mentado Comité de Control:
-Interviene en el pedido de autorización de actos sujetos a autorización
De acuerdo al artículo 16 de la ley 24522 el concursado debe requerir previa autorización judicial para realizar cualquiera de los siguientes
actos: los relacionados con bienes registrables; los de disposición o locación de fondos de comercio; los de emisión de debentures con
garantía especial o flotante; los de emisión de obligaciones negociables con garantía especial o flotante; los de constitución de prenda y los
que excedan de la administración ordinaria de su giro comercial.
La autorización se tramita con audiencia del síndico y del comité de control y para su otorgamiento el juez ha de ponderar la conveniencia para
la continuación de las actividades del concursado y la protección de los intereses de los acreedores.
El precepto en su nueva redacción somete a un doble control la petición, acentuando el contralor de la administración del concursado.
-Debe recibir la carta que se envía por la sindicatura en virtud del artículo 29.
Conforme a este precepto el síndico debe enviar a cada acreedor denunciado y a los miembros del comité de control, carta certificada en la
cual le haga conocer la apertura del concurso, incluyendo los datos sucintos de los requisitos establecidos en los incisos 1 y 3 del artículo 14,
su nombre y domicilio y las horas de atención, la designación del juzgado y secretaría actuantes y su ubicación y los demás aspectos que
estime de interés para los acreedores.
La correspondencia debe ser remitida dentro de los cinco días de la primera publicación de edictos y la omisión en que incurra el síndico,
respecto del envío de las cartas, no invalida el proceso.
-Participa de la audiencia informativa prevista por el artículo 45.
Con cinco días de anticipación al vencimiento del plazo del período de exclusividad, se llevará a cabo la audiencia informativa con la presencia
del juez, el secretario, el deudor, el comité provisorio de control y los acreedores que deseen concurrir. En dicha audiencia el deudor dará
explicaciones respecto de la negociación que lleva a cabo con sus acreedores, y los asistentes podrán formular preguntas sobre las
propuestas.
-Propone una terna de evaluadores.
Así resulta del artículo 262 que establece que cada cuatro años la Cámara de Apelaciones formará una lista de evaluadores. De la mencionada
lista, el comité de control propondrá una terna de evaluadores, sobre la cual elegirá el juez.

ARTICULO 261.- Enajenadores. La tarea de enajenación de los activos de la quiebra puede recaer en martilleros, bancos comerciales o de
inversión, intermediarios profesionales en la enajenación de empresas, o cualquier otro experto o entidad especializada.
El martillero es designado por el juez, debe tener casa abierta al público y SEIS (6) años de antigüedad en la matrícula. Cobra comisión
solamente del comprador y puede realizar los gastos impuestos por esta ley, los que sean de costumbre y los demás expresamente
autorizados por el juez antes de la enajenación.
Cuando la tarea de enajenación de los activos de la quiebra recaiga en bancos, intermediarios profesionales en la enajenación de empresas, o
cualquier otro experto o entidad especializada, su retribución se rige por lo establecido en el párrafo anterior.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
La ley 4156 establecía que el síndico liquidador era quien designaba al martillero.
La ley 11719 en su artículo 96 establecía que para ser nombrado rematador en los juicios de quiebra se requería haberse inscripto y tener casa
o escritorio abiertos al público, desde seis años antes, salvo en los lugares donde no hubiera casas de remate o existieran en número limitado.
En cuanto a su remuneración el artículo 103 establecía que los rematadores que vendan bienes de la masa cobraban sólo de los compradores
la comisión que corresponda, según los aranceles o los usos y practicas del lugar donde estuvieren situados los bienes.
La ley 19551 en su artículo 285 establecía que el martillero era designado por el Juez, debiendo tener casa abierta al público y seis años de
antigüedad en la matrícula.
Esta ley establecía que el martillero sólo cobraba comisión del comprador y podía realizar los gastos impuestos por la ley, los que sean de
costumbre y los demás autorizados expresamente por el Juez antes de la subasta.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
La doctrina nacional ha examinado al precepto desde dos puntos de vistas:
a)La incorporación de nuevos sujetos intervinientes en la enajenación de los activos tarea que puede recaer no sólo en martilleros, bancos
comerciales o de inversión, intermediarios profesionales en la enajenación de empresas, o cualquier otro experto o entidad especializada.
b)La valoración crítica de este precepto en su interpretación con el artículo 217 de la ley 24 522 que establece que las enajenaciones previstas
en los artículos 205 a 213 y 214, parte final, deben ser efectuadas dentro de los cuatro meses contados desde la fecha de la quiebra, o desde
que ella queda firme, si se interpuso recurso de reposición, dando lugar el incumplimiento de los plazos previstos para la enajenación de los
bienes o cumplimiento de las diligencias necesarias para ello a la remoción automática del síndico y del martillero o la persona designada para
la enajenación.
SILVESTRINI reseña las opiniones doctrinarias mas relevantes en torno a este precepto señalando:” Rouillon, al comentar el artículo,
sencillamente señala que "la finalidad liquidativa del proceso de quiebra en la ley 25.422, y el principio de economía y celeridad que inspira los
procesos concursales, explican la brevedad de los plazos señalados para liquidar el activo falencial. Las sanciones contempladas... son
demostrativas de la importancia del cumplimiento inexorable de tales plazos y de la improcedencia de su postergación más allá de la franquicia
de treinta días expresamente prevista para casos de excepción".
"El fundamento de esta exigencia ordenatoria del procedimiento es evitar las dilaciones que sufren las liquidaciones con los consiguientes
apercibimientos. Si bien debe reconocerse que el plazo en la práctica, es de imposible cumplimiento, sin embargo la sola inclusión de esta
norma dentro del ordenamiento concursal ha posibilitado que se aceleren las liquidaciones y se impulsen los trámites". "La sanción de

179
Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe • 06/10/2009 • Banco Integrado Departamental Coop. Ltdo. • LLLitoral
2010 (marzo), 183
remoción es de pleno derecho pero el magistrado al resolver debe ponderar no sólo el incumplimiento del plazo sino la actuación de los
funcionarios a lo largo de todo el proceso, el trabajo realizado en su justa dimensión, las diligencias preparatorias de los actos relativos a la
liquidación realizadas, la naturaleza, cantidad y dimensión de los bienes, la envergadura del proceso y complejidad del trámite". Tales las
palabras de Rivera, Roitman y Vitolo , quienes tampoco formulan críticas a la norma. No obstante, al esbozar las consideraciones que deben
realizarse al decidir su aplicación, de alguna manera sugieren -a mi entender- que la misma no debería efectuarse conforme la literalidad del
precepto, que no manda tener en cuenta circunstancias tales como "el trabajo realizado en su justa dimensión".
En pos de referir argumentos críticos respecto de la norma bajo análisis cito, a título de ejemplo, el trabajo de Guillermo Mario Pesaresi en el
que señala que "la regla contenida en este precepto... determina una suerte de responsabilidad objetiva y automática que no permite la
valoración del elemento subjetivo -culpa, negligencia, mal desempeño o dolo-, imprescindible para imponer y graduar una sanción. Si bien el
objetivo de celeridad y abreviación de los plazos de liquidación es encomiable, el método utilizado es criticable, sea por la falta de realismo de
un término tan exiguo, sea por la afectación de los derechos y garantías de los sujetos pasibles de la sanción".
Destaco asimismo los conceptos de Darío J. Graziabile, vertidos en su artículo titulado "Liquidación y distribución falencial". El autor considera
que "se propone la liquidación inmediata para favorecer el cobro de los acreedores, aunque realmente el exiguo plazo impuesto por la ley,
calificado de ilimitadamente ingenuo, no tendrá eficacia práctica alguna". El artículo 217 LCQ "deviene inoperante porque los trámites
preparativos de la liquidación (informes, antecedentes -arts. 576 C.P.C.C.N., arts. 568 y 570 C.P.C.C.B.A.-, tasación, publicidad, etc.),
insumirán el exiguo plazo fijado antes de que puedan enajenarse los bienes. Si existiese algún problema dominial con los bienes y se
complican los trámites previos seguramente que ni siquiera los pasos preparatorios podrán ser cumplidos antes del término fijado por el
legislador". En cuanto a las sanciones previstas, "nunca son impuestas por improcedencia fáctica de cumplimiento del término legal, no habrá
sanción o responsabilidad, cuando el deber legal impuesto excede la posibilidad fáctica del sujeto, ya sea directa -por su actuar- o indirecta
-por el actuar de otros-. Más sencillamente Rivera considera la disposición como irrelevante por impracticable, lo que lleva al desuetudo de la
norma y de la sanción. Lorente lo relaciona con el art. 888 del Código Civil el cual establece que 'la obligación se extingue cuando la prestación
que forma la materia de ella, viene a ser física o legalmente imposible sin culpa del deudor'. Concretamente cuando no se aprecie negligencia o
incuria en la actuación de los funcionarios destinada a la liquidación de los bienes, no cabe aplicar la sanción de remoción, aunque no se hayan
cumplido los plazos legales" 180

TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA


La jurisprudencia en torno a la actuación del martillero en la liquidación de los activos de la quiebra ha establecido:
a-La facultad de proponer martillero prevista en el contrato prendario o en el hipotecario, cede frente a lo que establece la ley de concursos,
que prescribe un procedimiento liquidatorio regido por la autoridad judicial, y cuyos arts. 202 y 285 disponen que el martillero sea designado
por el juez del concurso181
b-Sobre el acuerdo respecto de la designación de martillero que pudieron haber establecido las partes cuando la deudora se encontraba in
bonis, prevalece la legislación concursal por su carácter de orden público (arg. arts. 129 y 163, ley 19.551 -), razón por la cual corresponde
dejar sin efecto la designación del martillero propuesto por el recurrente, y nombra un reemplazante de acuerdo a la lista respectiva y conforme
a las atribuciones conferidas por la ley concursal en su art. 202 182
c-El martillero no tiene derecho a percibir los honorarios del concurso en caso de fracasar la subasta por él realizada, pues la ley 24.522
considera la actuación de aquél en la quiebra como una locación de obra. Por tanto, se cobra en la medida que se alcance el resultado
perseguido, aun cuando dicho fracaso no le sea imputable 183
d-Si bien la ley 24.522 al considerar la actuación del martillero como una locación de obra, supedita el cobro de los honorarios de éste en el
concurso al éxito de la subasta, tal funcionario tiene derecho a dicha retribución si el remate se suspende a instancia del fallido cuya quiebra
concluye de modo no liquidativo184
e-No goza del privilegio previsto en el art. 240 de la ley 24.522 que determina que los créditos causados en la administración y liquidación de
los bienes del concursado y en el trámite del concurso serán pagados con preferencia a los créditos contra el deudor salvo que tuviesen
privilegio especial, el crédito por honorarios devengados en una causa anterior a la declaración de quiebra, en la cual el acreedor se
desempeñó como martillero y, en tal carácter, como depositario judicial de bienes de la fallida. En efecto, no se trata de honorarios por causa
de la quiebra o de actividades realizadas en servicio de los acreedores 185
f-Las normas concursales sobre honorarios del martillero -en el caso, posibilidad de cobrar la comisión sólo del comprador- deben primar sobre
lo dispuesto en las legislaciones nacionales o provinciales que regulan dicha materia, pues el martillero, en tal contexto, es un funcionario de la
quiebra y el legislador ha introducido un conjunto de normas procesales para asegurar la estructura y funcionamiento del instituto falencial, sin
perjuicio de que las provincias puedan reglamentarlo complementariamente, integrando o subsanando vacíos de la ley de fondo, más sin
apartarse ni desconocer o violentar la estructura que hace a la naturaleza del proceso 186
g-En el proceso falencial, el adelanto de gastos al martillero para costear las erogaciones inherentes a la preparación de la subasta es posible
sólo en la medida en que dichas erogaciones resulten inexcusables y su cobro no pueda ser postergado a las resultas de la liquidación,
debiendo asimismo existir fondos disponibles (art. 183, ley o bien utilizarse los provenientes de la liquidación limitada y separada de los bienes
necesarios para afrontar aquellos gastos (art. 184 último párrafo, ley citada 187

180
SILVESTRINI, PABLO C. Quiebras. Enajenaciones. Sanciones por inobservancia de plazos. Un criterio accesible frente a una
cuestión compleja La Ley Online
181
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala C • 16/05/1984 • Cattáneo, quiebra • • AR/JUR/2591/1984
182
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala C • 02/12/1981 • Morte, José M. y otros c. Suad, José R. y otros • •
AR/JUR/2599/1981
183
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, en pleno • 13/11/1997 • Acuerdo N° 6. • LA LEY 1999-B, 770 •
AR/JUR/2083/1997
184
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, en pleno • 13/11/1997 • Acuerdo N° 6. • LA LEY 1999-B, 770 •
AR/JUR/2083/1997
185
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala A • 16/05/1996 • Achinelli S.A. s/quiebra s/inc. de verif. por: Genlot,
Eduardo. • LA LEY 1997-B , 456, con nota de José Luis Viedma ; DJ 1997-1, 816 • AR/JUR/3248/1996
186
Cámara en lo Civil, Comercial, de Familia y del Trabajo de Marcos Juárez • 19/08/2004 • Balarini, Inés y otras S.H. s/conc.
prev. • LLC 2004 (diciembre), 1196 • AR/JUR/3007/2004
h-Si no existen fondos disponibles en la quiebra ni posibilidad de lograrlos mediante el procedimiento establecido en el art. 184 de la ley 24.522
y no resulta posible efectuar la publicación edictal sin diferir su pago a las resultas del remate, no es acertado imponer al martillero la carga de
adelantar los gastos que la realización de la subasta requiere, máxime cuando se trata de un deber legalmente inexistente y la legislación
concursal ha previsto la posibilidad de acudir a la venta directa de los bienes en los términos y condiciones del art. 213 de la citada normativa 188
i-La inexistencia de derecho al cobro de retribución alguna por el martillero ante el fracaso de la subasta en una liquidación falencial, forma
parte del álea o riesgo aceptado por quienes admiten colaborar como enajenadores en las quiebras 189

NUESTRA OPINIÓN
La incorporación al precepto de nuevos sujetos potencialmente a cargo de la enajenación de los activos de la quiebra aparece como plausible,
teniendo en consideración que amplia el espectro de alternativas existentes permitíéndole al juez escoger el enajenador mas apropiado para el
tipo de activo a liquidar lo que guardará estrecha relación con la forma de enajenación escogida para la liquidación de los bienes.
El artículo 217 de la ley 24522, modificado por la ley 26684 mantiene la sanción para el caso de incumplimiento de los plazos previstos para la
enajenación de los bienes o cumplimiento de las diligencias necesarias para ello dando lugar a la remoción automática del síndico y del
martillero o la persona designada para la enajenación. Asimismo, respecto del juez, dicho incumplimiento podrá ser considerado causal de mal
desempeño del cargo.
La innovación radica en que las enajenaciones previstas en los artículos 205 a 213 y 214, parte final, deben ser efectuadas dentro de los
cuatro meses contados desde la fecha de la quiebra, o desde que ella queda firme, si se interpuso recurso de reposición, pudiendo el juez
puede ampliar ese plazo en noventa días, por resolución fundada. En caso de continuación se aplicará el plazo establecido en el artículo 191,
inciso 2).
Esta normar establece que la autorización para continuar con la actividad de la empresa del fallido o de alguno de sus establecimientos será
dada por el juez en los siguientes supuestos:
a-En caso de que de su interrupción pudiera emanar una grave disminución del valor de realización,
b- Se interrumpiera un ciclo de producción que puede concluirse,
c-En aquellos casos que lo estime viable económicamente
d- En resguardo de la conservación de la fuente laboral de los trabajadores de la empresa declarada en quiebra.
En su autorización el juez debe pronunciarse explícitamente por lo menos sobre:
1) El plan de la explotación, para lo cual podrá hacerse asesorar por expertos o entidades especializadas;
2) El plazo por el que continuará la explotación; a estos fines se tomará en cuenta el ciclo y el tiempo necesario para la enajenación de la
empresa; este plazo podrá ser prorrogado por una sola vez, por resolución fundada;
3) La cantidad y calificación profesional del personal que continuará afectado a la explotación;
4) Los bienes que pueden emplearse;
5) La designación o no de uno o más coadministradores; y la autorización al síndico para contratar colaboradores de la administración;
6) Los contratos en curso de ejecución que se mantendrán; los demás quedarán resueltos;
7) El tipo y periodicidad de la información que deberá suministrar el síndico y, en su caso, el coadministrador o la cooperativa de trabajo.
Esta resolución deberá ser dictada dentro de los diez días posteriores a la presentación del informe de la sindicatura previsto en el artículo
190. La resolución que rechace la continuación de la explotación es apelable por el síndico y la cooperativa de trabajo.
Como se ve el plazo del artículo 217, cede ante el plazo que fije el Juez de acuerdo al artículo 191, inciso 2.

ARTICULO 262.- Evaluadores. La valuación de las acciones o cuotas representativas del capital en el caso del artículo 48, estará a cargo de
bancos de inversión, entidades financieras autorizadas por el Banco Central de la República Argentina, o estudios de auditoría con más de diez
(10) años de antigüedad.
Cada cuatro (4) años la Cámara de Apelaciones formará una lista de evaluadores.
De la mencionada lista, el comité de control propondrá una terna de evaluadores, sobre la cual elegirá el juez.
Si no existiese tal lista por falta de inscriptos, el comité de control sugerirá al juez, dos o más evaluadores, que reúnan similares requisitos a los
establecidos en el párrafo primero de este artículo, correspondiendo al juez efectuar la designación sobre dicha propuesta.
La remuneración del evaluador la fijará el juez en la misma oportunidad en que regule los honorarios de los demás funcionarios y abogados, y
se hará sobre la base del trabajo efectivamente realizado, sin consideración del monto de la valuación.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
Su incorporación proviene de la ley 24522 para el caso previsto en el artículo 48.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
La doctrina los ubica con carácter de auxiliares, no siendo funcionarios del concurso cuya actuación esta prevista para el caso del artículo
48.MOSSO explica que no hay discordancia entre los artículos 251 y 262 porque el estimador no es un funcionario del concurso. Señala que
órganos –el género—y funcionarios—la especie—sólo pueden serlo las personas físicas respecto de las personas jurídicas, a las cuales se les
imputan ciertos actos funcionales de las primeras. Pero es impensable que una persona ideal pueda ser funcionario de otra persona moral por
la decisiva circunstancia de que éstas no son, en el fondo, sino simples recursos técnicos para instaurar entes de derecho (morales, ideales),
llí donde no existen sino personas físicas.
Estimadores—concluye—podrán ser bancos comerciales o de inversión, instituciones financieras, expertos en la materia. De allí la razón—para
este jurista—por la que el artículo 251 no incluya a los estimadores dentro de los funcionarios de los concursos. Aunque el autor que
exponemos reconoce que la opinión mayoritaria le atribuye el carácter de funcionarios.
MOSSO entiende que no siendo funcionarios revisten el carácter de peritos. 190
187
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, sala I • 12/08/1997 • Paz, Mario M. • LLLitoral 1998-1 , 576,  con
nota de Norma Alicia Fernández;  • AR/JUR/1068/1997
188
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, sala I • 12/08/1997 • Paz, Mario M. • LLLitoral 1998-1 , 576,  con
nota de Norma Alicia Fernández;  • AR/JUR/1068/1997
189
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, sala III • 09/02/1998 • Aquilanti, Alberto E., conc. prev. • LLLitoral
1998-2, 791 • AR/JUR/947/1998
190
MOSSO, GUILLERMO G., El cramdown y otras novedads concursales, p. 309, Rubinzal Culzoni, Buenos Aires, 1998.
TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA
El procedimiento del salvataje de la empresa o "cramdown", instaurado por la ley 24522: 48, constituye una nueva alternativa para evitar la
quiebra del deudor pues, en virtud del mismo vencido el plazo de exclusividad sin que el deudor haya obtenido la conformidad de sus
acreedores, no se declara la quiebra, sino que se abre la posibilidad de que otras personas -acreedores o terceros- puedan presentar
propuestas de acuerdo. Para que proceda el instituto del "salvataje" es necesaria la existencia de dos recaudos, uno negativo y uno positivo, ya
que, por un lado, debe existir la falta de aprobación de la propuesta y, por otro, solo puede operar en relación a ciertos tipos de personas
jurídicas. Aún cuando la ley 24522 no prevé el modo concreto de designación de los "estimadores" que realizaran el calculo del valor presente
del pasivo de la empresa concursada, cabe considerar que ello deberá efectuarse por medio de un sorteo, garantizando a todos los
interesados igualdad de posibilidades, modalidad esta que podrá ser modificada en lo sucesivo si así lo entendiera el tribunal de
superintendencia, según la experimentación practica que los jueces de grado vayan observando. 191

El carácter "irrevisable" que la ley le confiere a la estimación del valor presente de los créditos realizada por el experto, debe ser entendido en
el sentido de "irrecurrible", lo cual no impide que pueda decretarse la nulidad de dicho dictamen, de oficio o a pedido de parte, cuando el
estimador se hubiese apartado de las normas legales y decisiones judiciales a las que debía ajustar su cometido. 192

NUESTRA OPINIÓN
Los evaluadores tienen su ámbito de actuación en el particular supuesto del artículo 48 de la ley 24522. La ley de reforma 26684 ha modificado
el artículo 48 y consecuentemente también a este precepto que comentamos.
En relación al artículo 48 este establece:
a-En el caso de sociedades de responsabilidad limitada, sociedades por acciones, sociedades cooperativas, y aquellas sociedades en que el
Estado nacional, provincial o municipal sea parte, con exclusión de las personas reguladas por las leyes 20.091, 20.321, 24.241 y las excluidas
por leyes especiales, vencido el período de exclusividad sin que el deudor hubiera obtenido las conformidades previstas para el acuerdo
preventivo, no se declarará la quiebra, sino que se procederá a:
1) Apertura de un registro. Dentro de los dos (2) días el juez dispondrá la apertura de un registro en el expediente para que dentro del plazo de
cinco (5) días se inscriban los acreedores, la cooperativa de trabajo conformada por trabajadores de la misma empresa —incluida la
cooperativa en formación— y otros terceros interesados en la adquisición de las acciones o cuotas representativas del capital social de la
concursada, a efectos de formular propuesta de acuerdo preventivo. Al disponer la apertura del registro el juez determinará un importe para
afrontar el pago de los edictos. Al inscribirse en el registro, dicho importe deberá ser depositado por los interesados en formular propuestas de
acuerdo.
2) Si transcurrido el plazo previsto no hubiera ningún inscripto el juez declarará la quiebra.
3) Si hubiera inscriptos en el registro previsto en el primer inciso de este artículo, el juez designará el evaluador a que refiere el artículo 262,
quien deberá aceptar el cargo ante el actuario. La valuación deberá presentarse en el expediente dentro de los treinta días siguientes.
La valuación establecerá el real valor de mercado, a cuyo efecto, y sin perjuicio de otros elementos que se consideren apropiados, ponderará:
a) El informe del artículo 39, incisos 2 y,3, sin que esto resulte vinculante para el evaluador;
b) Altas, bajas y modificaciones sustanciales de los activos;
c) Incidencia de los pasivos postconcursales.
La valuación puede ser observada en el plazo de cinco días, sin que ello dé lugar a sustanciación alguna.
Teniendo en cuenta la valuación, sus eventuales observaciones, y un pasivo adicional estimado para gastos del concurso equivalente al cuatro
por ciento del activo, el juez fijará el valor de las cuotas o acciones representativas del capital social de la concursada. La resolución judicial es
inapelable.
4). Si dentro del plazo previsto en el primer inciso se inscribieran interesados, estos quedarán habilitados para presentar propuestas de
acuerdo a los acreedores, a cuyo efecto podrán mantener o modificar la clasificación del período de exclusividad. El deudor recobra la
posibilidad de procurar adhesiones a su anterior propuesta o a las nuevas que formulase, en los mismos plazos y compitiendo sin ninguna
preferencia con el resto de los interesados oferentes.
Todos los interesados, incluido el deudor, tienen como plazo máximo para obtener las necesarias conformidades de los acreedores el de veinte
(20) días posteriores a la fijación judicial del valor de las cuotas o acciones representativas del capital social de la concursada. Los acreedores
verificados y declarados admisibles podrán otorgar conformidad a la propuesta de más de un interesado y/o a la del deudor. Rigen iguales
mayorías y requisitos de forma que para el acuerdo preventivo del período de exclusividad.
5) Cinco días antes del vencimiento del plazo para presentar propuestas, se llevará a cabo una audiencia informativa, cuya fecha, hora y lugar
de realización serán fijados por el juez al dictar la resolución que fija el valor de las cuotas o acciones representativas del capital social de la
concursada. La audiencia informativa constituye la última oportunidad para exteriorizar la propuesta de acuerdo a los acreedores, la que no
podrá modificarse a partir de entonces.
6) Quien hubiera obtenido las conformidades suficientes para la aprobación del acuerdo, debe hacerlo saber en el expediente antes del
vencimiento del plazo legal previsto en el inciso 4. Si el primero que obtuviera esas conformidades fuese el deudor, se aplican las reglas
previstas para el acuerdo preventivo obtenido en el período de exclusividad. Si el primero que obtuviera esas conformidades fuese un tercero,
se procederá de acuerdo al inciso 7.
7) Si el primero en obtener y comunicar las conformidades de los acreedores fuera un tercero:
a) Cuando como resultado de la valuación el juez hubiera determinado la inexistencia de valor positivo de las cuotas o acciones representativas
del capital social, el tercero adquiere el derecho a que se le transfiera la titularidad de ellas junto con la homologación del acuerdo y sin otro
trámite, pago o exigencia adicionales.
b) En caso de valuación positiva de las cuotas o acciones representativas del capital social, el importe judicialmente determinado se reducirá
en la misma proporción en que el juez estime —previo dictamen del evaluador— que se reduce el pasivo quirografario a valor presente y como
consecuencia del acuerdo alcanzado por el tercero.
191
PEDRO Y JOSE MARTIN SA S/ CONCURSO PREVENTIVO. (ED 1.10.96, Fused 47408). 21/05/96

192
SCHOELLER CABELMA SA S/ CONC. PREV. (ED 12.12.97, Fused 48.335) 30/09/97
A fin de determinar el referido valor presente, se tomará en consideración la tasa de interés contractual de los créditos, la tasa de interés
vigente en el mercado argentino y en el mercado internacional si correspondiera, y la posición relativa de riesgo de la empresa concursada
teniendo en cuenta su situación específica. La estimación judicial resultante es irrecurrible.
c) Una vez determinado judicialmente el valor indicado en el precedente párrafo, el tercero puede:
i) Manifestar que pagará el importe respectivo a los socios, depositando en esa oportunidad el veinticinco por ciento (25%) con carácter de
garantía y a cuenta del saldo que deberá efectivizar mediante depósito judicial, dentro de los diez (10) días posteriores a la homologación
judicial del acuerdo, oportunidad ésta en la cual se practicará la transferencia definitiva de la titularidad del capital social; o,
ii) Dentro de los veinte días siguientes, acordar la adquisición de la participación societaria por un valor inferior al determinado por el juez, a
cuyo efecto deberá obtener la conformidad de socios o accionistas que representen las dos terceras partes del capital social de la concursada.
Obtenidas esas conformidades, el tercero deberá comunicarlo al juzgado y, en su caso, efectuar depósito judicial y/o ulterior pago del saldo
que pudiera resultar, de la manera y en las oportunidades indicadas en el precedente párrafo (i), cumplido lo cual adquirirá definitivamente la
titularidad de la totalidad del capital social.
Cuando en esta etapa no se obtuviera acuerdo preventivo, por tercero o por el deudor, o el acuerdo no fuese judicialmente homologado, el juez
declarará la quiebra sin más trámite.
En lo que refiere al comentario que efectuamos debe recordarse-- y remitimos a lo ya expresado --que el artículo 260 atribuye a el comité
provisorio o definitivo en el concurso amplias facultades de información y consejo pudiendo requerir información al síndico y al concursado;
exigir la exhibición de libros; registros legales y contables; proponer planes de custodia y conservación del patrimonio del concursado; solicitar
audiencias ante el juez interviniente, y cuanta otra medida considere conveniente en la etapa procesal de su actuación y en la etapa de
liquidación en la quiebra el comité puede proponer medidas, sugerir a quién debe designarse para efectuar la enajenación de los activos o
parte de ellos, fundando su proposición en razones de conveniencia para la mejor realización de los bienes; exigir información a los
funcionarios del concurso; solicitar audiencias al juez interviniente y cuanta otra medida considere conveniente en la etapa procesal de su
actuación.
Entre sus funciones resulta que de la lista de evaluadores, el comité de control propondrá una terna, sobre la cual elegirá el juez.
Si no existiese tal lista por falta de inscriptos, el comité de control sugerirá al juez, dos o más evaluadores, que reúnan similares requisitos a los
establecidos en el párrafo primero de este artículo, correspondiendo al juez efectuar la designación sobre dicha propuesta.
En cuanto a la naturaleza de sus funciones OTAEGUI entiende que la compleja operación de determinar el valor presente de los créditos se
trata de un juicio pericial, aunque la irrevisibilidad de los cálculos lo leva a considerar que se ésta ante una pericia arbitral que se impone al
juez.193194
Cabe señalar que la pericia arbitral, también denominada en doctrina arbitraje pericial constituye una forma de arbitraje de gran utilidad para
resolver conflictos que versan sobre cuestiones de hecho, con preponderancia de aspectos técnicos que requieren de cierta idoneidad
específica. En general- resaltan TRUFFAT y CAIVANO- esta concebida como una herramienta ideal en asuntos complejos que exigen la
opinión de un experto, pues permite al mismo tiempo superar las limitaciones técnicas de quien tiene que juzgar y decidir sobre materias que
no conoce, pero a diferencia de la pericia común, obliga al Juzgador a sujetarse a la opinión del perito. Se ha dicho, por ello-concluyen- que
esta fórmula se sitúa entre la prueba de peritos – a la cual supera por su autonomía y la fuerza vinculante de su dictamen- y el juicio arbitral,
respecto del cual se agrega la idoneidad profesional, científica o técnica de quien debe emitir el veredicto. 195

ARAZI y ROJAS definen a la pericia 196 arbitral como aquel juicio emitido por especialistas en determinada rama del conocimiento científico,
técnico, industrial o artístico, a través del cual se puede zanjar una disputa extrajudicialmente, o bien coadyuvar al desarrollo de un
procedimiento de ejecución de sentencia.197
En opinión de GOZAINI el sistema consiste en conferir a uno o varios expertos la decisión de un conflicto donde solamente están
controvertidas situaciones de hecho. La particularidad estriba en que la pericia arbitral puede producirse en ocasión de un proceso o fuera de él
y conduce al pronunciamiento de una decisión provista de fuerza vinculatoria para el juez. Si bien éste, en efecto, tiene atribuciones para
apreciar libremente el derecho aplicable al caso, debe hacerlo sobre la base de las conclusiones de hecho establecidas por los peritos
árbitros.198
Entendemos que en lo que refiere a la remoción, corresponde aplicar el régimen establecido para los síndicos.
ARTICULO 263.- Empleados. El síndico puede pedir al juez autorización para contratar empleados en el número y por el tiempo que sean
requeridos para la eficaz y económica realización de sus tareas.
La decisión debe determinar, en su caso, el tiempo y emolumentos que se autorice.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
La norma encuentra su antecedente el artículo 97 de la ley 11719 que establecía que el síndico o el liquidador tenían facultades para emplear
en las operaciones de la quiebra, guarda y conservación de los bienes, a las personas que fueren necesarias, y su salario y remuneración
debía convenirse de antemano, teniendo en cuenta la economía de los gastos y el valor corriente de la clase de servicios.
A su vez el artículo 98 de dicha ley establecía que el síndico o el liquidador en los casos del artículo 97 debían poner en conocimiento del
juzgado los contratos de locación de servicios que hubiesen celebrados. Si el tribunal juzgase que esos contratos so arreglados y conformes a

193
OTAEGUI, JULIO C., Comentarios del artículo 48 de la novísima Ley de Concursos, en Derecho Empresario Actual, homenaje
al Dr. Raymundo L. Fernández, p.821, Buenos Aires Depalma, 1996.
194
PORCELLI, por su parte, considera que el estimador no es funcionario ni tampoco es empleado sino que actúa como perito al
que se le asigna una tarea específica pericial, tasar., criticando que el cálculo resultara irrevisable. PORCELLI, LUÍS A. Estimación
del artículo 48 de la Ley de Concursos y Quiebras. Problemas que plantea y criterios de solución, en Derecho Concursal
Argentino e Iberoamericano, III Congreso Argentino de Derecho Concursal, t.I, p.790, noviembre 1997.
195
TRUFFAT, Edgardo Daniel y CAIVANO, Roque J., El arbitraje pericial y los procesos concursales, ED 183 247.-
196
El nombre de “pericia” se debe a que los árbitros necesitan especiales conocimientos técnicos y científicos sobre la cuestión
encomendada, pero-a diferencia de la prueba pericial- no se limitan a un dictamen como medio de prueba sino que resuelven la
controversia. ARAZI, Roland, Derecho procesal civil y comercial, T.I,p.88, Rubinzal CUlzoni Editores, Santa Fe, 2004
197
ARAZI Roland, ROJAS Jorge A., Código Procesal Civil y Comercial de la Nación comentado y anotado, p. 1010, RUBINZAL
CULZONI EDITORES,2003
198
GOZAINI, OSVALDO ALFREDO, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación-comentado y anotado, 2ª edición actualizada y
ampliada, t.III, p. 615.LA LEY, Buenos Aires, 2006.
las exigencias del concurso, le prestaba sin más trámite su aprobación, en caso contrario debía establecer el número de empleados que
debían ocuparse por el síndico o por el liquidador y la retribución que a cada uno de ellos correspondía.
La ley 19551 establecía en su artículo 286 que el síndico podía pedir al juez autorización para contratar empleados en el número y por el
tiempo que sean requeridos para la eficaz y económica realización de sus tareas.
La decisión judicial debía determinar el tiempo y emolumentos que se autorizaba.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
Ha existido alguna controversia sobre su los empleados contratados por la sindicatura se encuentran amparados por la leyes laborales o sobre
le régimen de locación de servicios, caso que la jurisprudencia ha resuelto como veremos en el acápite siguiente.
TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA
Nuestra jurisprudencia ha establecido que encontrándose determinada por la ley todas y cada una de las obligaciones, funciones y facultades
del síndico, la facultad que le da el art. 286 de la ley 19.551 de requerir mediante autorización judicial la designación de empleados, en el caso
de autos, contadores colaboradores en sus tareas, dado el recargo en las mismas en la administración de la empresa, hace que éstos no
revistan el carácter de dependientes sujetos a la ley de contrato de trabajo 199
Añadiéndose que el trabajo desempeñado por el profesional contador en una quiebra como "colaborador graduado en ciencias económicas" en
la actividad del síndico a cargo de "la administración propia de las empresas" es una actividad encuadrada en el ámbito del derecho concursal
y no del contrato de trabajo, o como se lo denomina en la sentencia por el juez: "auxiliares de la justicia que desempeñan una función delegada
de carácter público y vinculados por la relación pública", y no la de trabajadores dependientes.
NUESTRA OPINIÓN
El artículo que comentamos fija como condición inexcusable la previa autorización del juez para la procedencia de la contratación de
empleados por parte de la sindicatura. Esta resolución debe determinar el tiempo y emolumentos que se autoriza.
La infracción a la previa solicitud de la autorización no obliga al concurso ni hace nacer para el contratado en forma irregular crédito alguno
contra la quiebra, sin perjuicio de sus acciones contra el síndico a título personal.
En tanto que el colaborador del síndico, designado mediante autorización judicial, con retribución fijada, ante la falta de pago por sus servicios
profesionales, queda como titular de un crédito contra el concurso, por el cual debe requerir verificación y someterse a las condiciones de la
distribución de fondos obtenidos en la liquidación de bienes del fallido.

ARTICULO 264.- Pago de servicios: reglas. Salvo los casos de servicios que deban retribuirse mensualmente o de operaciones contratadas
por una cantidad determinada, no puede autorizarse la extracción de suma alguna de los fondos del concurso, con destino a pagos a cuenta
por servicios continuados cuya remuneración dependa de estimación judicial.
Las disposiciones de este artículo y del precedente han de entenderse sin perjuicio de las facultades del síndico de disponer de las sumas
recibidas en concepto de arancel conforme lo previsto en el Artículo 32, párrafo 3, y de sus facultades en caso de continuación de la
explotación y lo dispuesto por los Artículos 269 y 270.
ANTECEDENTES DE LA NORMA
La ley 19551 establecía en su artículo 287 que salvo los casos de servicios que deban retribuirse mensualmente o de operaciones contratadas
por una cantidad determinada, no puede autorizarse la extracción de suma alguna de los fondos del concurso, con destino a pagos a cuenta
por servicios continuados cuya remuneración dependa de estimación judicial.
Añadiendo que las disposiciones de dicho artículo debían entenderse sin perjuicio de las facultades del síndico en caso de continuación de la
explotación.
RECEPCIÓN DEL PRECEPTO COMENTADO POR LA DOCTRINA
La doctrina ha entendido que las disposiciones de este artículo han de entenderse sin perjuicio de las facultades del síndico de disponer de las
sumas recibidas en concepto de arancel conforme a lo previsto por el artículo 32 y las facultades que la ley le acuerda en los casos de
continuación de la explotación de la empresa.
TRATAMIENTO POR PARTE DE LA JURISPRUDENCIA
Remitimos a los sumarios expresados al comentar la indelegabilidad de las funciones del síndico y su potestad de contratar empleados.
NUESTRA OPINIÓN
A lo ya expresado en relación a la indelegabilidad de las funciones de la sindicatura y la posibilidad de contratar empleados, debemos señalar
que en la instancia de verificación tempestiva de créditos por cada solicitud de verificación de crédito que se presente, el acreedor pagará al
síndico un arancel de cincuenta pesos que se sumará a dicho crédito. El síndico afectará la suma referida a los gastos que le demande el
proceso de verificación y confección de los informes, con cargo de oportuna rendición de cuentas al juzgado, quedando el remanente como
suma a cuenta de honorarios a regularse por su actuación.

199
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I • 15/06/1984 • Zavi Asis, Ricardo en: Establecimiento Vit. y Frut.,
Sarriguren, S. A. y otro AR/JUR/1643/1984

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