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Qué es

Los pulmones son los órganos incluidos en el aparato


respiratorio que están encargados de realizar la función
respiratoria, es decir, a través de las vías respiratorias
suministran oxígeno al cuerpo y expulsan el dióxido de
carbono, un producto de desecho producido por las células
del cuerpo.
El cáncer de pulmón se produce cuando hay un crecimiento
exagerado de células malignas en este órgano. Si no se
diagnostica a tiempo se puede producir la metástasis del
tiempo, en estos casos las células cancerosas se desplazan
hacia otros órganos del cuerpo.
Es la causa más frecuente de muerte por cáncer tanto en
hombres como en mujeres.

Causas
Los motivos que pueden provocar la aparición del cáncer son:
 Tabaco: Es la principal causa. El humo de tabaco, con
su elevada concentración de carcinógenos, va a parar
directamente al aire y es inhalado tanto por los fumadores,
como por los no fumadores.

Dejar de fumar reduce de manera significativa el riesgo de


desarrollar esta patología así como de contraer otras
enfermedades relacionadas con el tabaco, como
las enfermedades del corazón, el enfisema y
la bronquitis crónica. De hecho, según apunta Javier de
Castro, jefe de Sección de Oncología Médica del Hospital La
Paz, en Madrid, "si no hubiera tabaco prácticamente
eliminaríamos el 80% de estos tumores".
 
 Efectos del radón: El radón es un gas radiactivo que se
halla en las rocas y en el suelo de la tierra y que se forma por
la descomposición natural del radio. Al ser invisible e inodoro,
la única manera de determinar si uno está expuesto al gas es
medir sus niveles. Además, la exposición al radón combinada
con el cigarrillo aumenta significativamente el riesgo de
contraer cáncer de pulmón. Por lo tanto, para los fumadores,
la exposición al radón supone un riesgo todavía mayor.
 
 Exposición a carcinógenos: El amianto es tal vez la
más conocida de las sustancias industriales relacionadas con
el cáncer de pulmón, pero hay muchas otras como el uranio,
arsénico, ciertos productos derivados del petróleo, etc.
 
 Predisposición genética: Se sabe que el cáncer puede
estar causado por mutaciones (cambios) del ADN, que
activan oncogenes o provocan que los genes supresores de
tumores permanezcan inactivos. Algunas personas
heredan mutaciones del ADN de sus padres, lo que aumenta
en gran medida el riesgo de desarrollar cáncer.
 
 Agentes causantes de cáncer en el trabajo: Entre las
personas con riesgo se encuentran los mineros que tienen
posibilidad de inhalar minerales radiactivos, como el uranio, y
los trabajadores expuestos a productos químicos como el
arsénico, el cloruro de vinilo, los cromatos de níquel, los
productos derivados del carbón, el gas de mostaza y los
éteres clorometílicos.
 
 Marihuana: Los cigarrillos de marihuana contienen más
alquitrán que los de tabaco. Igualmente, el humo se inhala
profundamente y se retiene en los pulmones por largo tiempo.
 
 Inflamación recurrente: La tuberculosis y algunos
tipos de neumonía a menudo dejan cicatrices en el pulmón.
Estas cicatrices aumentan el riesgo de que la persona
desarrolle el tipo de cáncer de pulmón
llamado adenocarcinoma.
 
 Polvo de talco: Algunos estudios llevados a cabo en
mineros y molineros de talco sugieren que éstos tienen un
mayor riesgo de desarrollar dicha enfermedad debido a la
exposición al talco de calidad industrial. Este polvo, en su
forma natural, puede contener amianto.
 
 Otros tipos de exposición a minerales: Las personas
con silicosis y beriliosis (enfermedades pulmonares
causadas por la inhalación de ciertos minerales) también
tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón.
 
 Exceso o deficiencia de vitamina A: Las personas que
no reciben suficiente vitamina A tienen un mayor riesgo de
desarrollar cáncer de pulmón. Por otra parte, tomar
demasiada vitamina A también puede aumentar el riesgo.
 
 Contaminación del aire: En algunas ciudades, la
contaminación del aire puede aumentar ligeramente el riesgo
del cáncer de pulmón. Esta posibilidad es mucho menor que
la que provoca el hábito tabáquico.
Evalúa tus síntomas

Síntomas
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM),
las personas que tienen cáncer de pulmón suelen presentar
la mayoría de las veces los mismos síntomas (aunque no
siempre es así) o síntomas similares a otras enfermedades
respiratorias que no son mortales.
Estas manifestaciones son:
 Cansancio.
 
 Pérdida de apetito.
 
 Tos seca o con flemas.
 
 Tos con sangre en el esputo.
 
 Dificultad para respirar (disnea).
 
 Dolor.
En algunos casos, los pacientes no presentan síntomas y el
cáncer se suele detectar mediante una radiografía en los
pulmones que se realiza por otros motivos. Sin embargo, la
mayoría de los diagnósticos se producen cuando el tumor
crece y empieza a interferir con los órganos y estructuras
cercanos a los pulmones.
Desde la SEOM apuntan que los tumores de pulmón pueden
generar líquidos que se acumulan en el pulmón o alrededor
de él provocando su colapso.
Si el tumor presenta metástasis los pacientes pueden
desarrollar otros síntomas en los pulmones, los huesos, los
ganglios linfáticos, el cerebro, el hígado y/o las glándulas
suprarrenales que dificultan el buen funcionamiento de los
mismos.

Prevención
Entre el 80 y el 90% de los cánceres de pulmón se
desarrollan en fumadores o en personas que han dejado de
fumar hace poco tiempo. Por este motivo, la mejor forma de
prevenir la aparición de la enfermedad es dejar de fumar.
El riesgo de tener cáncer de pulmón de un exfumador se
iguala al de un no fumador cuando han transcurrido 15 años
aproximadamente.
Las fibras de asbesto, cristales parecidos al cabello que se
producen en muchas rocas y que se utilizan como aislante o
como material de construcción a prueba de incendio, pueden
irritar los pulmones. De hecho, los fumadores que en el
trabajo están expuestos al asbesto (reparación de frenos,
aislamiento o construcción naval, por ejemplo) tienen más
riesgo de tener cáncer de pulmón. Utilizar equipos de
protección para respirar puede reducir ese riesgo.

Dejar de fumar reduce de manera significativa el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.

Tipos
Según la apariencia de las células al ser examinadas a través
del microscopio, los cánceres de pulmón pueden dividirse en
dos tipos:
 Cáncer de pulmón de células no pequeñas: Este tipo se
desarrolla en personas fumadores, ex fumadores, fumadores
pasivos o personas que han estado expuestas al radón.
Los tipos principales de cáncer de pulmón de células no
pequeñas reciben su nombre dependiendo del tipo de células
encontradas en el
cáncer: carcinoma escamocelular (también llamado
carcinoma epidermoide), adenocarcinomas, carcinoma de
células grandes, carcinoma adenoescamoso y carcinoma no
diferenciado.
 Cáncer de pulmón de células pequeñas: Sólo se
desarrolla en fumadores y ex fumadores.

Diagnóstico
Debido a que los síntomas del cáncer de pulmón a menudo no
se manifiestan hasta que la enfermedad está avanzada.
Muchos casos de cáncer de pulmón en etapa precoz se
diagnostican accidentalmente, como resultado de pruebas
médicas que se llevan a cabo por otro problema de salud no
relacionado con el cáncer. 
Según explica De Castro, "sólo un 25-30% de los casos se
diagnostica cuando es posible eliminar el tumor con la
operación, es decir, de forma precoz. En un 20-30% el tumor
se detecta cuando tiene una extensión regional que precisa
un tratamiento combinado de quimioterapia y de radioterapia
y todavía la opción de curación es posible. Sin embargo, en
casi un 50-60% de los casos se detecta en etapas avanzadas.
En esos casos, la única opción era la quimioterapia que solo
conseguía detener la enfermedad en el mejor de los casos". 
Una biopsia del tejido del pulmón sirve para confirmar o
desmentir un posible diagnóstico de cáncer, además de
proporcionar información valiosa para determinar el
tratamiento adecuado. Si finalmente se detecta un cáncer de
pulmón, se realizarán pruebas adicionales para determinar
hasta qué punto se ha propagado la enfermedad, entre ellas:
Historial clínico y examen físico
En el historial clínico se registran los factores de riesgo y los
síntomas que presenta el paciente. El examen físico
proporciona información acerca de los indicios del cáncer de
pulmón y otros problemas de salud.
Estudios radiológicos
Estos estudios utilizan rayos X, campos magnéticos, ondas
sonoras o sustancias radiactivas para crear imágenes del
interior del cuerpo.
Con frecuencia se utilizan varios estudios radiológicos para
detectar el cáncer de pulmón y determinar la parte del cuerpo
adonde haya podido propagarse. La radiografía de tórax se
suele utilizar para ver si existe alguna masa o mancha en los
pulmones.
Tomografía computarizada (TC)
Da información más precisa acerca del tamaño, la forma y la
posición de un tumor, y puede ayudar a detectar ganglios
linfáticos aumentados de tamaño que podrían contener un
cáncer procedente del pulmón.
Las tomografías computarizadas son más sensibles que las
radiografías de tórax de rutina para detectar los tumores
cancerosos en etapa inicial.
Exámenes de imágenes por resonancia magnética (RM)
Utilizan poderosos imanes, ondas radiales y modernos
ordenadores para tomar imágenes transversales detalladas.
Estas imágenes son similares a las que se producen con la
tomografía computarizada, pero son aún más precisas para
detectar la propagación del cáncer de pulmón al cerebro o a
la médula espinal.
Tomografía por emisión de positrones (PET)
Utiliza un indicador radiactivo sensible de baja dosis que se
acumula en los tejidos cancerosos. Las tomografías óseas
requieren la inyección de una pequeña cantidad de sustancia
radiactiva en una vena. Esta sustancia se acumula en áreas
anormales del hueso que pueden ser consecuencia de la
propagación del cáncer.
Citología de esputo
Se examina en el microscopio una muestra de flema para ver
si contiene células cancerosas.
Biopsia con aguja
Se introduce una aguja en la masa cancerosa mientras se
visualizan los pulmones en un tomógrafo computarizado.
Después se extrae una muestra de la masa y se observa en el
microscopio para ver si contiene células cancerosas.
Broncoscopia
Se introduce un tubo flexible iluminado a través de la boca
hasta los bronquios. Este procedimiento puede ayudar a
encontrar tumores localizados centralmente u obstrucciones
en los pulmones. También puede utilizarse para hacer
biopsias o extraer líquidos que se examinarán con el
microscopio para ver si contienen células cancerosas.
Mediastinoscopia
Se hace un corte pequeño en el cuello y se introduce un tubo
iluminado detrás del esternón. Pueden utilizarse instrumentos
especiales que se manejan a través de este tubo para tomar
una muestra de tejido de los ganglios linfáticos mediastínicos
(a lo largo de la tráquea y de las áreas de los principales
tubos bronquiales). La observación de las muestras con un
microscopio puede mostrar si existen células cancerosas.
Biopsia de médula ósea
Se utiliza una aguja para extraer un núcleo cilíndrico del
hueso de aproximadamente 1,5 milímetros de ancho y 2,5
centímetros de largo. Por lo general, la muestra se toma de la
parte posterior del hueso de la cadera y se estudia con el
microscopio para ver si existen células cancerosas.
Análisis de sangre
Con frecuencia el especialista puede realizar ciertos análisis
de sangre para ayudar a detectar si el cáncer de pulmón se
ha extendido al hígado o a los huesos, así como para
diagnosticar ciertos síndromes paraneoplásicos.

Tratamientos
La elección de tratamiento dependerá de la etapa y de la
extensión del cáncer, del tamaño del tumor o el tipo de
cáncer de pulmón. Las principales opciones son:
Cirugía
El objetivo de la cirugía es la extirpación del tumor y los
ganglios linfáticos cercanos en el tórax.
Si el paciente tiene cáncer de pulmón de células no
pequeñas, los especialistas recomiendan que durante la
operación se realice una lobectomía pulmonar (la
extirpación del lóbulo pulmonar completo), incluso si el tumor
es pequeño.
El periodo de recuperación después de la cirugía depende de
la cantidad extirpada y de la salud del paciente antes de
realizar la operación.
Radioterapia
La radioterapia consiste en la aplicación de dosis de
radiación graduadas dirigidas para destruir las células
cancerosas y reducir el tamaño del tumor.
Desde SEOM especifican que este tipo de terapia, al igual que
con la cirugía, no se utiliza para tratar cánceres
diseminados porque la radiación también daña las células
que no son cancerosas.
Quimioterapia
Esta opción se utiliza para destruir las células cancerosas en
todo el cuerpo. La mayoría de los medicamentos se suelen
aplicar por vía intravenosa.
Los medicamentos que se utilizan en este tratamiento
también pueden dañar las células normales del cuerpo y
puede provocar que el paciente presente un recuento bajo de
glóbulos rojos, blancos, plaquetas y alto riesgo de infección.
Además, los pacientes pueden tener efectos
secundarios como pérdida de cabello, llagas en la boca,
náuseas, vómitos y fatiga.
Inmunoterapia
El desarrollo de cualquier tipo de cáncer se asocia a un fallo
del sistema inmunológico, incapaz de detectar y destruir las
células tumorales. Hasta hace poco, no se había logrado que
el sistema inmunológico actuara de forma activa contra el
tumor, de modo que el abordaje tradicional de esta
enfermedad se centraba en eliminar las células cancerígenas
mediante fármacos (quimioterapia) o radiación (radioterapia).
Con la inmunoterapia, el tratamiento deja de dirigirse al
tumor para dirigirse a reforzar los recursos del sistema
inmunológico del enfermo. “Mediante los nuevos fármacos
inmuno-oncológicos estamos logrando que sea el propio
organismo el que actúe contra el cáncer, una estrategia
radicalmente distinta a la quimioterapia convencional”,
explica Castro.
Según el experto, los nuevos tratamientos
inmunoterapéuticos han conseguido que entre un 20 y un
30% de los pacientes con este tipo de tumor sobrevivan
cinco años.
No obstante, todavía no es posible su aplicación en todos los
enfermos. “Los primeros resultados obtenidos en los ensayos
clínicos realizados con el tratamiento de segunda línea han
demostrado un beneficio superior a la quimioterapia
habitualmente empleada; todo ello, en las distintas variantes
de cáncer de pulmón y en pacientes ya tratados previamente
con otras opciones de tratamiento que habían fracasado”,
detalla de Castro.
Sin embargo, la inmunoterapia tiene grandes retos por
delante: “Quedan cuestiones por determinar como, por
ejemplo, en qué momento de la enfermedad es mejor aplicar
la inmunoterapia o si será eficaz en todos los pacientes”,
advierte.
Los fármacos inmuno-oncológicos parecen ser más eficaces
cuanto mayor sea el número de mutaciones genéticas sin
identificar que tenga el tumor. Por esta razón, la
inmunoterapia tiene más éxito en pacientes fumadores, los
que tradicionalmente tenían peor opciones de tratamiento.
“Posiblemente el carcinógeno tabaco ha causado tales
alteraciones genéticas en la célula tumoral que las células
tumorales de los pacientes muy fumadores son las que están
más preparadas para que el tratamiento inmunológico sea
útil”, afirma Castro.

Otros datos
Incidencia
El cáncer de pulmón es el más frecuente en hombres y
mujeres. 
En España se diagnostican 29.500 casos nuevos al año. Ésta
sería la incidencia de cáncer de pulmón en nuestro país.
Supone el tercer tumor más frecuente en hombres, por detrás
del de próstata y colon, y el tercero en mujeres, por detrás
de mama y colon.
En cuanto a la prevalencia (proporción de la población que
está sujeta a esta enfermedad en un periodo o en un
momento determinado e incluye a todas las personas que,
habiendo sido diagnosticadas en el pasado están vivas,
curadas o no), ésta es muy baja. Esto es debido a su alta
mortalidad (22.896 casos en 2018), por lo que su prevalencia
a los cinco años es relativamente baja (28.833
pacientes). Esto no ocurre en otros tipos de cáncer como el
de mama o el de colon, donde la tasa de curación es más
alta y, por tanto, la proporción de pacientes que han superado
la enfermedad es mayor.
Esta incidencia es alta para los hombres y sólo se supera en
los países de Europa del Este y América del Norte. En el caso
de las mujeres, la incidencia puede considerarse baja. Sin
embargo, en los últimos años el número de diagnósticos en
mujeres ha aumentado. Esto se atribuye a que la cifra de
fumadoras se está incrementando.
Este tipo de cáncer suele diagnosticarse entre los 55 y los
75 años, aunque existen casos a partir de los 35 años.
Pronóstico
El pronóstico de la patología depende del estadio en el que se
encuentre el paciente, ya que si bien el cáncer de pulmón se
puede tratar en cualquier estadio, sólo algunos de ellos se
pueden curar.
Etapas
El médico necesita saber la etapa en que se encuentra el
cáncer para poder planificar el tratamiento adecuado.
La clasificación del cáncer de pulmón de células no
pequeñas pasa por las siguientes etapas:
 Etapa oculta: Se encuentran células cancerosas en el
esputo, pero no se puede encontrar ningún tumor en el
pulmón.
 
 Etapa 0: El cáncer se encuentra localizado en una sola
área, en algunas capas celulares únicamente y no presenta
crecimiento a través del recubrimiento superior del pulmón.
Otro término para referirse a este tipo de cáncer de pulmón
es el de "carcinoma in situ".
 
 Etapa I: El cáncer se encuentra únicamente en el
pulmón y está rodeado por tejido normal. * Etapa II El cáncer
se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos.
 
 Etapa III: El cáncer se ha extendido a la pared torácica o
al diafragma cerca del pulmón; o el cáncer se ha diseminado
a los ganglios linfáticos en el área que separa los dos
pulmones (mediastino); o a los ganglios linfáticos al otro lado
del tórax, o a los del cuello.
 
 Etapa IV: El cáncer se ha diseminado a otras partes del
cuerpo.
 
 Recurrente El cáncer ha reaparecido después de haber
recibido tratamiento.
En la clasificación del cáncer de pulmón de células pequeñas
se habla de las etapas que siguen a continuación:
 Etapa limitada: El cáncer se encuentra sólo en un
pulmón y en los ganglios linfáticos cercanos.
 
 Etapa extensa: El cáncer se ha diseminado fuera del
pulmón donde se originó a otros tejidos del tórax o a otras
partes del cuerpo.
 
 Etapa recurrente:  La enfermedad ha vuelto a aparecer
después de haber sido tratada, ya sea en los pulmones o en
otra parte del cuerpo.
 
Tabaco y cáncer de pulmón:
El cáncer de pulmón ha evolucionado en la última década en
función de muchos factores, entre ellos, el hábito tabáquico.
En los años 80 y 90 los tumores escamosos representaban el
60% de los casos. La sustitución masiva por parte de la
población del tabaco negro por el rubio ha invertido esta
tendencia.
“Se dice que el tabaco rubio no es agresivo pero es
absolutamente nocivo, si bien en lugar de producir
carcinomas escamosos ha empezado a producir
adenocarcinomas: hoy en día, el 60-70% de los cánceres de
pulmón son tumores no escamosos", asegura Javier de
Castro, jefe de sección del Servicio de Oncología Médica del
Hospital Universitario La Paz, de Madrid.
El jefe de Sección del Servicio de Oncología Médica del
Hospital Universitario La Paz ha advertido también sobre el
riesgo de los cigarrillos mentolados y las nuevas formas de
fumar. "El cigarrillo electrónico es otra forma de fumar, pero
una forma de fumar", alerta. En este sentido, ha concluido
que “aunque quien tiene pulmón puede tener cáncer, el
cáncer de pulmón sigue teniendo mucha relación con el
tabaco y, por eso, tenemos que cuidarnos cuanto más mejor”.
El aumento del cáncer de pulmón en mujeres en los últimos
años es alarmante, se incrementa a un ritmo del 4-6%, lo que
constituye uno de los tumores que más está creciendo. Está
claro que la incorporación al tabaquismo de la mujer, que ha
sido más tardía que en el hombre, es la responsable de este
incremento. 
Además, parece que el posible efecto nocivo del tabaco
sobre la mujer podría ser mayor que en el varón, es decir, la
capacidad de eliminar los múltiples tóxicos relacionados con
el tabaco podría ser menos eficaz en la mujer. Esto se
traduciría en que un consumo de tabaco  incluso de menos
tiempo de duración y menor cantidad podría ser más
perjudicial en la mujer que en el hombre.

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