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Carlos Axel Flores Valdovinos Seminario de Narrativa Mexicana de la segunda mitad del siglo XX

JUAN PABLO VILLALOBOS: FIESTA EN LA MADRIGUERA


EL MACHISMO MEXICANO

En esta novela de Juan Pablo Villalobos titulada: Fiesta en la madriguera1 se abordan temas
como la violencia, el machismo y el narcotráfico. Como lo señala el título del libro se trata
de una fiesta celebrada en la “madriguera”, primeramente, queremos señalar en qué consiste
esa guarida o túnel donde se refugian ciertos animales peligrosos, en otra acepción quiere
decir, escondite o escondrijo, lejano y aislado donde se ocultan los narcotraficantes o asesinos
que son buscados por la ley. Pues bien, la madriguera es un escondrijo, es decir, un sitio que
oculta a maleantes, sin embargo, en la novela se tiñe de ficción convirtiéndose en un
“palacio”, ni siquiera una casa, sino un gran palacio con diez habitaciones, comedor adentro,
terraza, la sala de los sillones, la sala de los juegos, la sala de los juegos de Yocault, la de
negocios, la sala de la tele, la sala de las películas, cinco baños que usan, dos baños que no
usan, el gimnasio, el sauna y la alberca, además una amplia cocina con servidumbre y hasta
con animales exóticos que se hallan en un gran jardín con un estanque hondo, a manera de
zoológico donde habitan aves de bello plumaje, fieras y felinos: un león, dos tigres, una
guacamaya, pericos, águilas, halcones y pájaros de colores, etc… Cinteotl parece ser una
mujer indígena que guisa platillos mexicanos exquisitos: pozole: verde, blanco y rojo,
enchiladas, chilaquiles, tacos de pastor, quesadillas, etc… De esta manera, el narrador
homodiegético es un infante con el sobrenombre de Tochtli. En esta novela se ocultan los
nombres verdaderos, debido a que son narcotraficantes se apodan de distintas maneras para
no revelar su verdadera identidad. Sin embargo, resulta interesante que sean nombres de
origen náhuatl, tal como podemos ver: Tochtli, significa: Conejo. Esta ambivalencia crea una
atmósfera fantástica que nos remite a los palacios de algún jefe guerrero del imperio mexica
o azteca. A continuación, queremos resaltar el significado de los nombres que aparecen en
esta novela que no sobrepasan de los quince o dieciséis para relacionar con la función que
cobran los personajes en analogía con los animales de esta madriguera: Tochtli (conejo) hijo,
Yolcaut, (serpiente cascabel) padre y jefe del capo, Mazatzin (en náhuatl así se denomina a

1
Juan Pablo Villalobos, Fiesta en la madriguera, Anagrama, Barcelona, 2010. Edición en formato digital
Kindle. ISBN: 978-84-339-3288-4. [Sin paginación]. Descarga libre debido al Coronavirus: “Quédate en casa”.

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las personas con valentía y fortaleza para ser líderes, por eso también se le conoce como
Mazatzin), trabaja para Yolcaut, además de que educa a Tochtli, este personaje juega un
factor clave en la novela, Cintéotl, (diosa del maíz, que simboliza alimento) cocinera, Miztli
(puma) audaz cazador, y Chichilkuali, nodriza, mujer de pecho, Izpapalotl, (significa:
“mariposa obsidiana” o “mariposa con garras”, probablemente se refiera al murciélago),
asesino, Ázcatl (hormiga) es el jardinero, Quecholli (ave de plumaje hermoso) mujer bella y
sensual, Itzcuauhtli (águila blanca) vigilante, Alotl (guacamaya), mujer que habla mucho
como cotorro, etc… Luego en el capítulo segundo los personajes cambian de identidad.
Ahora bien, en este ensayo se pretende realizar una crítica al machismo de los personajes
para comprender la identidad masculina del mexicano.
La novela Fiesta en la madriguera describe la visión de Tochtli, hijo de un narcotraficante
“El Rey”, cuyo apodo familiar en casa es Yolcaut, tal vez de origen hondureño cuyo cártel,
al parecer se señala entre ciudades mexicanas como: León, Guadalajara y Aguascalientes.
Viven en un lugar apartado alrededor de quince personas confinadas en esa “madriguera” o
escondrijo. En medio de ese ambiente guarecido por narcotraficantes Tochtli crece y se educa
leyendo diccionarios, aprendiendo de cultura japonesa, los samuráis le atraen por su
disciplina, libros y más libros que le van nutriendo de imaginación ante la cruda realidad.
Tochtli tiene un gusto y afición por los sombreros. El sombrero delimita la clase o estilo.
Pues bien, en esta novela se registran varios estilos de sombreros que colecciona Tochtli,
quien reconoce que: “Usar sombrero es un buen hábito de los pulcros”.
El simbolismo del sombrero nos remite a la corona, signo del poder, y en mayor medida
cuando se refiere al tricornio (triple cuerno), además el sombrero señala la parte de la cabeza,
el pensamiento, por eso cambiar de sombrero a veces simboliza cambiar de ideas, de visión
de mundo, tal como aparece en la novela: “O sea, los sombreros son como las coronas de los
reyes. Si no eres rey no puedes usar un sombrero para la distinción. Y si no eres rey y no usas
sombrero terminas siendo un don nadie”. En esta novela se emparenta el sombrero con el
macho mexicano, así lo menciona Tochtli: “Lo que sí soy seguro es un macho”. Yolcaut lo
ha enseñado a no llorar, a no tener miedo a no acobardarse: “Aguántate, Tochtli, aguántate
como los machos”. De esta manera, lo va aleccionando en los valores o, mejor dicho,
contravalores como se enseña en la metáfora de la “pandilla” donde hay respeto, complicidad
entre los maleantes, se defienden entre ellos, demarcando una territorialidad.

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Tochtli nos muestra desde su visión no realista, ya que no distingue entre el bien y el mal,
tal cómo se muestra en la escala de antivalores donde los malos son los demás, los otros, no
somos nosotros. En esta familia que no tiene “madre”, sino solamente funge como cabeza o
cabecilla: el padre o jefe de este cártel que se guarece en la madriguera para ocultarse. Tal
como advierte Tochtli: “Él dice que somos la mejor pandilla de machos en al menos ocho
kilómetros a la redonda”. Al parecer son dueños de muchísimo más territorio y poder.
El Jefe o Capo se cree dueño de todo, de la tierra y de la gente, trafica drogas, realiza
negocios clandestinos, lava dinero, etc… Siendo extremadamente poderoso y millonario trata
de recompensar a su hijo comprándole todo lo que desee a capricho, lo cual refleja el
síndrome de niño rico que recompensa la falta de tiempo con en el exceso de cosas materiales
y con el deseo de posesión. El padre Yolcaut quiere que su hijo Tochtli tenga todo lo que él
no tuvo. Sin embargo, lejos de hacerle un bien le hace un mal, puesto que no se adapta a la
realidad, es decir, se vuelve desadaptado. Debido a sus ocupaciones y a falta de tiempo para
estar con su hijo, el padre Yolcaut le cumple todos su caprichos, animales, juguetes y
sombreros lujosos. En este panorama realista se descubre un elemento fantástico que resulta
atractivo: Tochtli desea fervientemente un hipopótamo enano de Liberia, animal que está en
peligro de extinción y que les costará muy caro conseguir. En el personaje padre y jefe:
“Yolcaut” se representa al narcotraficante que con su poder tiene sometidos a los
gobernadores que soborna para que cumplan su ley. La demagogia no es otra cosa que la
máscara del mexicano que oculta la hipocresía, la violencia y el machismo. Por otra parte,
cabe destacar el papel de Mazatzin, tal como lo cuenta inocentemente Tochtli:

Un día, en lugar de darme clases, Mazatzin me contó su historia y es muy sórdida y


patética. Lo que pasa es que antes hacía muy buenos negocios con los anuncios de la
tele. Cobraba millones de pesos por inventar comerciales de champú y de refrescos. Pero
Mazatzin estaba todo el tiempo triste, porque en realidad había estudiado para ser
escritor. Aquí comienza lo sórdido: que alguien gane millones de pesos y esté triste por
no ser escritor. Total, que de pura tristeza Mazatzin se fue a vivir muy lejos, a una cabaña
en el medio de la nada, creo que en lo alto de un cerro. Quería ponerse a pensar y escribir
un libro sobre la vida. Hasta se llevó una computadora.

En este sentido, la tristeza o melancolía de Mazatzin desembocará en la traición al jefe, puesto


que delata y relata para una famosa revista un artículo donde sale a luz el cártel comandado
por El Rey, tiempo más tarde será encontrado y sentenciado a la cárcel. Sin embargo,

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Mazatzin siendo culto, es el que le enseña a Tochtli cosas de la historia de México, de la


Conquista, del reino de España, de Francia, de Japón, etc… Miran juntos la película: El
crepúsculo del samurái donde se descubren ciertos patrones de machismo diferentes al del
ser del mexicano, donde la disciplina, la honra, el honor, el sacrificio y la renuncia lo
convierten en un verdadero guerrero. Esta analogía entre culturas nos remite al falocentrismo.
El macho mexicano no se raja, no llora, no se agacha. Lo mexicano en esta obra destaca
aspectos como la brutalidad, la mentira y la hipocresía. El ser del mexicano es macho que no
se rinde: “hombre fuerte” o “jefe máximo”. Así lo confiesa Tochtli cuando “el otro día vino
a nuestro palacio un señor que yo no conocía y Yolcaut quería saber si yo era macho o si no
era macho”. Se dice que México es un país machista. El mexicano es un hijo de la chingada
–aludiendo a Octavio Paz en Laberinto de la soledad–. El chingón es el macho que no se raja.
Al macho le vale madres. Los fuertes, los poderosos y los cabrones que representan estas
máscaras del machismo mexicano. El macho es tramposo, vil, cruel, mentiroso y asesino. El
macho mexicano ni ante la muerte se raja, siendo macho, no llora, no se dobla ante nadie. La
crueldad es signo del macho, es parte sustancial de este drama del ser del mexicano, tal como
se puede advertir en la letra de la canción de José Alfredo Jiménez: “El Rey” que es el apodo
con el que se conoce al Capo: “Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi
palabra es la ley. No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el
rey”. En esta canción se expresa el sentimiento del mexicano. Se trata de la ley del más fuerte,
que se impone a la voluntad del otro so pena de miedo y extorsión. En esta novela se hallan
elementos del ser mexicano que nos remiten al macho, narcotraficante y asesino. Se habla de
pistolas como: Las Beretta, de Italia; las Browning de Reino Unido; las Colt, Smith and
Wesson y M-16, de Estados Unidos; Ak-47 de Rusia; etc… El narrador de la novela describe
sin compasión sucesos encarnizados, balaceras, asesinatos, gente destasada, mutilada o
extorsionada, a partir de palabras como: sórdido, nefasto, patético, etc… que deshumanizan
a la violencia. La novela Fiesta en la madriguera culmina con la disección de los dos
hipopótamos enanos de Liberia que mataron a sangre fría debido a que en el transcurso del
viaje sufrieron de las inclemencias, todo esto enfrente de Tochtli, quien por primera vez lloro.
Las cabezas de los hipopótamos representan ese sadismo de coleccionar animales muertos,
cadáveres cuyos nombres están grabados: Luis XVI y María Antonieta de Austria, esto nos
permite ver la relación entre la alta cultura – narcocultura a partir del síndrome de niño rico.

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