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DEDICATORIA

Este presente trabajo está dedicado a la persona que má s admiro: A Dios que me ha dado la
vida y fortaleza de poder realizarlo.
Le agradezco a mis abuelitos por su gran apoyo incondicional.
Ya que son mi razó n de que me levante cada día esforzarme por el presente y el mañ ana.
En pocas palabras son mi gran motivació n de seguir adelante.

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I. PRESENTACIÓ N

En calidad de alumnos de UAP Ingeniería Civil I Ciclo filial Cañ ete; CHUMPITAZ SÁ NCHEZ
KAROLLYNE me faculto a escribir el ensayo titulado ¿San Agustín?
Dentro de la asignatura Filosofía, A inicios fue complejo de entender y difícil de escribir con
mis propias ideas, paulatinamente en el camino de la indagació n o exploració n en el internet,
revistas y libros convencionales, algunas entrevistas relacionados al tema de hoy me permite
compartir las pá ginas en el presente.
Rescato que la filosofía es una ciencia que, de forma cuidadosa, y detallada, busca dar
respuesta a una variedad de interrogantes y La Teología es de vital importancia para evitar o
afrontar en la prá ctica de valores y virtudes morales que necesitamos como estudiantes del I
Ciclo en la vida cotidiana.
El presente ensayo adjunto mi aprecio, a usted Sr. Á lvaro de Silva.

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ÁLVARO DE SILVA

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2. ¿SAN AGUSTIN?
2.1. NACIMIENTO, INFANCIA Y ADOLESCENCIA
San Agustín nació el 13 de noviembre de en Tagaste en la actual Souk Ahras Argelia, pequeñ a
ciudad de Numidia en el norte de África, que por entonces integraba el Imperio romano.
Su padre, llamado Patricio, era un pequeñ o propietario pagano y su madre, la futura Santa
Mónica, es puesta por la Iglesia como ejemplo de mujer cristiana, de piedad y bondad probadas,
madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia, aú n bajo las
circunstancias má s adversas. Mó nica le enseñ ó a su hijo los principios bá sicos de la religió n
cristiana y al ver có mo el joven Agustín se separaba del camino del cristianismo se entregó a la
oració n constante en medio de un gran sufrimiento. Añ os má s tarde Agustín se llamará a sí
mismo "el hijo de las lá grimas de su madre”. En Tagaste, Agustín comenzó sus estudios
bá sicos, y posteriormente su padre lo envió a madaura a realizar estudios de gramá tica.
Agustín destacó en el estudio de las letras. Mostró un gran interés hacia la literatura,
especialmente la griega clá sica y poseía gran elocuencia. Sus primeros triunfos tuvieron como
escenario madaura y cartago, donde se especializó en gramática y retórica. Durante sus añ os de
estudiante en Cartago desarrolló una irresistible atracció n hacia el teatro. Al mismo tiempo,
gustaba en gran medida de recibir halagos y la fama, que encontró fá cilmente en aquellos
primeros añ os de su juventud. Durante su estancia en Cartago mostró su genio retó rico y
sobresalió en concursos poéticos y certámenes pú blicos. Aunque se dejaba llevar por sus
pasiones, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó sus
estudios, especialmente los de filosofía. Añ os después, el mismo Agustín hizo una fuerte crítica
sobre esta etapa de su juventud en su libro confesiones.
A los diecinueve añ os, la lectura de “HORTENSIUS” de cicerón despertó en la mente de
Agustín el espíritu de especulació n y así se dedicó de lleno al estudio de la filosofía, ciencia en
la que sobresalió . Durante esta época el joven Agustín conoció a una mujer con la que
mantuvo una relació n estable de catorce añ os y con la cual tuvo un hijo: adeudito.
En su bú squeda incansable de respuesta al problema de la verdad, Agustín pasó de una
escuela filosó fica a otra sin que encontrara en ninguna una verdadera respuesta a sus
inquietudes. Finalmente abrazó el maniqueísmo creyendo que en este sistema encontraría un
modelo segú n el cual podría orientar su vida. Varios añ os siguió esta doctrina y finalmente,
decepcionado, la abandonó al considerar que era una doctrina simplista que apoyaba la
pasividad del bien ante el mal. Sumido en una gran frustració n personal decidió , en 383, partir
para roma, la capital del imperio romano. Su madre quiso acompañ arle, pero Agustín la
engañ ó y la dejó en tierra roma enfermó de gravedad. Tras restablecerse, y gracias a su amigo y
protector símaco, prefecto de roma, fue nombrado magister rhetoricae en mediolanum, la
actual milán. Agustín, como maniqueo y orador imperial en milán. era el rival
en oratoria del obispo Ambrosio de milán.

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2.2. CONVERSIÓN AL CRISTIANISMO

Fue en Milá n donde se produjo la ú ltima etapa antes de la conversió n de Agustín al


cristianismo. Empezó a asistir como catecú meno a las celebraciones litú rgicas del obispo
Ambrosio, quedando admirado de sus prédicas y su corazó n. Fue Ambrosio de Milá n quien le
hizo conocer los escritos de Plotino y las epístolas de Pablo de Tarso. Por medio de estos
escritos se convirtió al cristianismo. Entonces decidió romper definitivamente con el
maniqueísmo.
Esta noticia llenó de gozo a su madre, que había viajado a Italia para estar con su hijo, y que se
encargó de buscarle un matrimonio acorde con su estado social y dirigirle hacia el bautismo. En
vez de optar por casarse con la mujer que Mónica le había buscado, decidió vivir en ascesis;
decisión a la que llegó después de haber conocido los escritos neoplatónicos gracias al
sacerdote Simpliciano. Los platónicos le ayudaron a resolver el problema del materialismo y el
del mal.

El obispo Ambrosio le ofreció la clave para interpretar el Antiguo Testamento y encontrar en


la Biblia la fuente de la fe.

2.3. FALLECIMIENTO

Agustín murió en Hipona el 28 de agosto de 430 durante el sitio al que


los vándalos de Genserico sometieron la ciudad durante la invasión de la provincia romana de
África.

Su cuerpo, en fecha incierta, fue trasladado a Cerdeña y, hacia el 725, a Pavía, a la basílica de San
Pietro in Ciel d'Oro, donde reposa hoy.

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3. LA LEYENDA DEL ENCUENTRO CON UN NIÑ O JUNTO AL MAR

Una tradició n medieval, que recoge la leyenda, inicialmente narrada sobre un teó logo, que má s
tarde fue identificado como san Agustín, cuenta la siguiente anécdota: cierto día, san Agustín
paseaba por la orilla del mar, junto a la playa, dando vueltas en su cabeza a muchas de las
doctrinas sobre la realidad de Dios, una de ellas la doctrina de la Trinidad. De pronto, al alzar
la vista ve a un hermoso niñ o, que está jugando en la arena. Le observa má s de cerca y ve que
el niñ o corre hacia el mar, llena el cubo de agua del mar, y vuelve donde estaba antes y vacía el
agua en un hoyo. El niñ o hace esto una y otra vez, hasta que Agustín, sumido en una gran
curiosidad, se acerca al niñ o y le pregunta: ¿Qué haces? Y el niñ o le responde: Estoy sacando
toda el agua del mar y la voy a poner en este hoyo. Y San Agustín dice: ¡Pero, eso es imposible!
A lo que el niñ o le respondió : “Má s difícil es que llegues a entender el misterio de la Santísima
Trinidad”.
La leyenda es usada en muchos lugares como verdadera; sin embargo, se trataría de una
invenció n sin fundamento histó rico, pero que se inspira al menos en la actitud de Agustín
como estudioso del misterio de Dios.

4. DOCTRINA

4.1. RAZÓN Y FÉ
Agustín, predispuesto por la fe materna, se aproxima al texto bíblico, pero es su mente la que
no consigue penetrar en su interior. Dicho en otras palabras, la fe no es suficiente para
acceder a las profundidades de la revelació n de las Escrituras. A los diecinueve añ os, se pasó
al racionalismo y rechazó la fe en nombre de la razó n. Sin embargo, poco a poco fue cambiando
de parecer hasta llegar a la conclusió n de que razó n y fe no está n necesariamente en
oposició n, sino que su relació n es de complementariedad. La fe constituye una condició n
inicial y necesaria para penetrar en el misterio del cristianismo, pero no una condició n final y
suficiente. Es necesaria la razó n. Segú n él, la fe es un modo de pensar asintiendo, y si no
existiese el pensamiento, no existiría la fe. Por eso la inteligencia es la recompensa de la fe. La
fe y la razó n son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados. Para realizar
con éxito la operació n de conciliació n entre las dos es indispensable concretar sus
características, su á mbito de aplicació n y la jerarquizació n (la fe gana frente la razó n, ya que
está apoyada por Dios) que se establece entre ellas. Como en muchas otras ocasiones, es en el
texto bíblico donde Agustín encuentra el punto de partida para fundamentar su posició n

4.2. LUCHA CONTRA LAS HEREJÍAS


Desde el que Agustín nació, no pasaron ni cincuenta años desde que Constantino I legalizase el
culto al cristianismo. Tras la implantación de este como religión oficial del imperio por Teodosio el
Grande, se requiso de fundamentar los principios básicos para ser cristiano. Durante el S.IV y
comienzos del V surgen múltiples interpretaciones de los evangelios. Según Agustín, la herejía es la
mala comprensión de la fe, por lo que es un problema de carácter racional, aunque no todo error
lo es. En su tratado "Herejías" distingue 88, pero las principales que tuvo que lidiar
fueron: maniqueísmo, donatismo, pelagianismo y arrianismo.

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4.3. LA CIUDAD DE DIOS

La ciudad de Dios es uno de los libros más importantes del pensador. Es principalmente una obra
teológica pero también de profunda filosofía. La primera parte del libro busca refutar las
acusaciones paganas de que los cristianos tuvieron la culpa del saqueo de Roma. Conforme avanza
el libro, se convierte en un vasto drama cósmico de la creación, caída, revelación, encarnación y
eterno destino. Según Agustín, las visiones de Clase y Nacionalidad eran triviales comparadas
comparada con la clasificación que en verdad importa: si uno pertenece al “Pueblo de Dios” Desde
la creación, en la historia coexisten la Ciudad Terrenal (Civitas terrea), volcada hacia el egoísmo; y
la Ciudad de Dios (Civitas Dei) , que se va realizando en el amor a Dios y la práctica de las
virtudes, en especial, la caridad y la justicia. Ni Roma ni ningún Estado es una realidad divina o
eterna, y si no busca la justicia se convierte en un magno latrocinio. La Ciudad de Dios, que
tampoco se identifica con la Iglesia del mundo presente, es la meta hacia donde se encamina la
humanidad y está destinada a los justos.

4.4. ÉTICA

Para san Agustín el amor es una perla preciosa que, si no se posee, de nada sirven el resto de
las cosas, y si se posee, sobra todo lo demá s.
San Agustín también dijo:
Nos hiciste, Señ or, para Ti, y nuestro corazó n estará inquieto hasta que descanse en Ti.
Para el santo, Dios creó a los seres humanos para É l, y por ello los seres humanos no van a
estar plenos hasta que descansen en Dios.
Como para otros Padres de la Iglesia, para Agustín de Hipona la ética social implica la condena
de la injusticia de las riquezas y el imperativo de la solidaridad con los desfavorecidos.
Las riquezas son injustas o porque las adquiriste injustamente o porque ellas mismas son
injusticia, por cuanto tú tienes y otro no tiene, tú vives en la abundancia y otro en la miseria.

4.5. LA POLÍTICA

A medida que fue aumentando la influencia de la Iglesia, su relación con el Estado se tornó
conflictiva. Uno de los primeros filósofos políticos que trato este tema fue Agustín de Hipona en su
intento de integrar la filosofía clásica en la religión. Recibió la poderosa influencia de los escritos
de Platón y Cicerón, que también fueron el fundamento de su pensamiento político.

Como ciudadano de Roma, creía en la tradición de un estado obligado por leyes, pero como
humanista coincidía con Aristóteles y Platón en que el objetivo del Estado es facilitar que su
pueblo llevé una vida buena y virtuosa. Para un cristiano esto significaba vivir según las leyes
divinas sancionadas por la Iglesia. Agustín pensaba que en la práctica son pocas las personas que
viven según esas leyes y que la mayoría vive en pecado. Distinguía entre la Ciudad de Dios y la
Ciudad terrenal, en este predominaba el pecado.

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Para San Agustín, un modelo teocrático bajo la influencia de la Iglesia sobre el Estado es la única
forma de asegurar que las leyes terrenales se dicten con referencia las divinas lo que permite que
la gente viva en la ciudad de Dios. Disponer de esas leyes justas es lo que distingue un estado de
una banda de ladrones. Sin embargo, Agustín, señala además que incluso en una ciudad terrenal
pecadora, la autoridad del Estado es capaz de asegurar el orden por medio de las leyes y que
todos tenemos motivos para desear el orden.

“Sin la justicia, ¿qué serían en realidad los reinos sino bandas de ladrones?, ¿y qué son las bandas
de ladrones si no pequeños reinos? Por ello, inteligente y veraz fue la respuesta dada a Alejandro
Magno por un pirata que había caído en su poder, pues habiéndole preguntado el rey por qué
infestaba el mar, con audaz libertad el pirata respondió: por el mismo motivo por el que tú
infestas la tierra; pero ya que yo lo hago con un pequeño bajel me llaman ladrón, y a ti porque lo
haces con formidables ejércitos, te llaman emperador.

5. CRÍTICAS

5.1. En su largo recorrido por las obras de san Agustín, este denso libro va atando
con paciencia todos los cabos: sus asombrosas intuiciones psicoló gicas, sus
conocimientos literarios, sus pensamientos filosó ficos, sus dudas y gozos con
la lectura. Es una magnífica aportació n a la copiosa bibliografía sobre San
Agustín y resulta indispensable para quienes no resistimos la tentació n de
leerle una y otra vez, porque vemos en él, má s que en ningú n otro, al maestro
que nos ha enseñ ado a leer de una manera vital. 
5.2. Las obras de “LAS CONFESIONES Y EN DE TRINITATE” trata de su educación,
Agustín cuenta como aprendió a hablar, a leer y a escribir; su conquista de los
métodos de interpretació n literaria, con la gramá tica y retó rica (primero con
los maniqueos, después con Ambrosio en Milá n y el libro Platonicorum); y
pasa por fin a la transformació n que experimentó cuando la lectura pasó de ser
una fuerza exterior a una interior, es decir, el proceso de espiritualizació n de
su lectura. 

6. LECTURA Y VERDAD 

Fue otro obispo el que predijo que “a través de la lectura” Agustín volvería a la


verdad. Horrorizada ante la conversió n de su hijo al maniqueísmo, su piadosa
madre, Mó nica, fue a buscar el consuelo del obispo de Tagaste, suplicá ndole
que hablara con el muchacho. Pero el obispo le dijo que no pensaba perder el
tiempo y que no se preocupara. Todo lo que tenía que hacer era rezar por su
hijo, pues con el paso del tiempo Agustín descubriría la verdad “a través de la
lectura”. Hablaba con la certeza de la experiencia, pues su propia madre había
sido seducida por ideas maniqueas. Luego, leyendo las obras de los discípulos
de Mani, entendió su falsedad y llegó a la verdad.

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7. DESARROLLO DEL TEMA
7.1. Su descubrimiento por la lectura fue un tema que le apasionó y sobre el que siguió pensando
toda su vida. A San Agustín se le fue la vida en libros: Primero los de Platón, después Las Escrituras
Cristianas, y por fin los que él escribió.

7.2. También su formulación de una teoría de la lectura le hace pensador fundacional de la


civilización occidental y de la comunidad de lectores que esa empresa implica.

7.3. Durante toda la edad media y moderna hasta nuestros tiempos, Agustín ha sido el maestro sin
par en este campo del conocimiento. Sin pensar en su asombrosa influencia teológica (es, por
ejemplo, el autor más citado en el nuevo catecismo de la iglesia católica), nadie ha tenido quizás
tanta influencia en esta cuestión, La huella del escritor africano en su minucioso interés por la
lingüística reaparece en PETRARCA, MONTAIGNE, PASCAL, ROUSSEAU que hizo de las
“confesiones” un género literario. Tanto LUTERO como ERASMO absorbieron su programa de
estudios de interpretación bíblica. En la iconografía, JERÓNIMO Y AGUSTÍN suelen aparecer como
los padres de la cultura del libro en occidente.

7.4. La cuestión que fascinó a San Agustín sigue fascinando ahora, cuando se habla del “FIN DE LA
CULTURA DEL LIBRO”. ¿Pánico milenario? Se oyen lamentos sobre la muerte de la novela, la triste
ruina de la poesía, la modorra universal frente al televisor, y en general, la impotencia de la
literatura ante la avalancha de la imagen. Sin embargo, nunca se ha publicado tanto y quizás nunca
se ha leído tanto. Se dice que la gente compra libros, pero nadie los lee. ¿Los guardan como un
tesoro o como una reliquia?

Aun así, en Estados Unidos, la ú ltima moda son los clubes de lectura que surgen por todas
partes.
7.5. Un grupo de personas lee un libro y luego se reú ne a discutirlo. Por lo que yo he podido
ver, hay un deseo de pensar má s y mejor, de hacer una lectura má s crítica pero también de
dejarse influir por la literatura. La discusió n con otros lectores, al parecer, favorece una
lectura má s atenta, crítica y reflexiva. Parece que la gente, lejos de dejar los libros, empieza
ahora a leerlos. Las editoriales norteamericanas publican guías gratis para orientar esa
lectura. Parece como si las misteriosas palabras que San Agustín creyó entender “Tolle lege,
tolle lege” volvieran a sonar por todas partes. Agustín estaría feliz, como lo estuvo en
Casicíacum dialogando con sus amigos lectores.
7.6. ¿Qué diría de este torrente de lectores reflexivos en busca de unas gotas de sabiduría?
Diría que hay libros y libros, y unos má s libros que otros, y también que hay lectores y
lectores, y algunos má s lectores que otros. Diría que la palabra má s sabia, cuyo estudio y
discusió n nunca se agota, es la Sagrada Escritura, y que el mejor lector se parece a Dios en ese
aspecto. Diría que lo importante no es poder leer sino saber leer, y que la lectura no es un fin
sino un medio. Sería optimista y pesimista. No se pueden pedir peras al olmo.

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VII.- CONCLUSIÓ N

San Agustín con su inquieta actitud de bú squeda de Dios sigue siendo para todo un maestro
que siempre vale la pena escuchar.
Fuimos bautizados, y se disipó en nosotros la inquietud de la vida pasada”
Uno de los momentos decisivos de su conversió n se produce cuando se da cuenta de que
cristo o es un personaje literario o una idea filosó fica, sino que es el señ or vivo que respira,
enseñ a y ama en la liturgia y en la vida de la iglesia, su esposa, y su cuerpo.

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VIII.-CUADRO ESTADÍSTICO

RELIGIONES
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CATOLICO

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IX. CUADRO COMPARATIVO

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11. BIBLIOGRAFÍA

 ASOCIACIÓ N ARVO 1980-118 -Editor-Coordinador: Antonio Orozco Delcló s.


 es.wikipedia.org

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ÍNDICE
DEDICATORIA...................................................................................................................................1
I. PRESENTACIÓ N........................................................................................................................2
2. ¿SAN AGUSTIN?..........................................................................................................................3
2.1. NACIMIENTO, INFANCIA Y ADOLESCENCIA.........................................................................3
2.2. CONVERSIÓN AL CRISTIANISMO.........................................................................................4
2.3. FALLECIMIENTO..................................................................................................................4
3. LA LEYENDA DEL ENCUENTRO CON UN NIÑ O JUNTO AL MAR............................................5
4. DOCTRINA.................................................................................................................................5
4.1. RAZÓN Y FÉ.........................................................................................................................5
4.2. LUCHA CONTRA LAS HEREJÍAS............................................................................................5
4.3. LA CIUDAD DE DIOS............................................................................................................6
4.4. ÉTICA..................................................................................................................................6
4.5. LA POLÍTICA........................................................................................................................6
5. CRÍTICAS.................................................................................................................................7
6. LECTURA Y VERDAD................................................................................................................7
7. DESARROLLO DEL TEMA.............................................................................................................8
VII.- CONCLUSIÓ N............................................................................................................................9
VIII.-CUADRO ESTADÍSTICO..........................................................................................................10
.........................................................................................................................................................10
IX. CUADRO COMPARATIVO..........................................................................................................11
11. BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................................12
 ASOCIACIÓ N ARVO 1980-118 -Editor-Coordinador: Antonio Orozco Delcló s...................12

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