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Las lenguas del mundo y su clasificación

Se conocen cerca de 3mil lenguas en el mundo, pero esta cifra bien puede no ser exacta debido a
1. Es imposible hacer una distinción entre lengua y dialecto ya que no se puede, debido a las
definiciones, decir si dos hablas son dos lenguas o solo son variantes y 2. Aún hay lenguas
desconocidas por los lingüistas o que no tiene la descripción necesaria para encajar en una
clasificación científica. Esto, añadiendo el hecho de que, si en posteriores estudios, se descubren
lenguas ahora desconocidas, habrán muchas en vía de desaparición o inmediatamente
amenazadas, por lo que la cifra actual puede no cambiar mucho. Estas lenguas se dividen en
familias y ramas con dos tipos de clasificación, el parentesco genético, que se distingue por la idea
de un origen común, y el parentesco tipológico que busca las semejanzas en la escritura. A pesar
de que en el caso del español y el portugués, estos están estrechamente unidos, en casos tales
como el del inglés y el alemán hay un parentesco genético evidente y una diferencia tipológica
considerable. A pesar de venir del antiguo germánico, solo el alemán conservó varias de sus
estructuras, cosa que podemos constatar en los antiguos textos góticos e inscripciones rúnicas.
También debemos tener en cuenta los materiales romances y latinos que han modificado la
estructura del inglés, alejándolo tipológicamente de otras lenguas germánicas.

Varios estudios han demostrado los cambios que han sufrido las lenguas de la familia Indo-
europea de forma paralela, comparándola con la evolución de otras lenguas como el chino (siendo
mucho más complejo antiguamente), viendo que tienden a cambiar desde formas sintéticas a
secuencias de elementos simples. El lingüista Otto Jespersen creía que esto mostraba un avance
en cuanto se tomaban ideas más globales y complejas y se convertían en ideas más simples que
facilitaban su comprensión y asociación. Por su parte, Björn Collinder critica esta tesis recordando
que en lenguas como el húngaro, las formas casuales son formaciones recientes y en muchos otros
casos, esta evolución se ha dado al contrario. Por ende, aunque la tesis de Jespersen se vea
claramente en algunas leguas, difícilmente puede ser una regla general. Actualmente no hay
ningún criterio con el que podamos clasificar esta estructura lingüística.

Dentro de las familias lingüísticas podemos organizar las familias con un posible origen común
usando varios escritos para rastrear su evolución, mas es muy difícil que este sea un parentesco
genético seguro. En el caso de las lenguas romances tiende a ser más simple ya que conocemos el
punto de partida, el latín. En el caso de las lenguas germánicas, celticas y eslavas, podemos usar
textos para así reconstruir una lengua primitiva común que ofrece un alto grado de probabilidad.
En cuanto a las iraníes e indias ocurre algo parecido, en el que los textos sagrados conservados y
detallados han sido útiles para el comparativismo indoeuropeo. Sin embargo, no podemos saber
con certeza si esta familia conserva un parentesco genético ya que no se ha encontrado una
lengua madre Indo-europea, esta lengua es hipotética. Sin embargo, existen otras teorías como la
que propone N. S. Troubetzkoy, quien dice que las lenguas indoeuropeas poseen ciertas
características estructurales que una lengua puede adquirir o perder. Claro está, también existe la
posibilidad que los elementos comunes sean producto de una fusión dada cuando los pueblos
hablantes entraron en contacto entre sí. A pesar de esta observación, parece que no hay una
razón suficiente para cambiar el punto de vista, debido a que deja a un lado la idea de la diferencia
entre parentesco genético y préstamo.
Existen varias familias que tienen un parentesco genético seguro, sin embargo, en algunos casos la
base del parentesco es principalmente tipológica o puramente geográfica, permitiendo la
interferencia y siendo la posible causa de un paralelismo estructural y semejanza tipológica. El
método comparativista y la clasificación genética usan solo cierto número de palabras con un
cuerpo fonológico determinado. En muchos casos, teniendo en cuenta que los radicales tengan el
mismo significado en ambas lenguas, esto genera mayor probabilidad de parentesco. Por ende,
nada excluye a dos lenguas de tener un origen común que no se puede comprobar, solo se puede
verificar que este tipo de parentesco no se puede demostrar.

Ahora bien, la clasificación tipológica es tan compleja como la genética, teniendo en cuenta que
varias formas han evolucionado y son producto de estructuras profundas más simples y generales.
Dentro del estudio tipológico, se pueden clasificar en lenguas aislantes, aglutinantes e
incorporantes y flexionales, sin embargo esta clasificación puede no ser totalmente valida. Si bien
el inglés tiene algunas marcas del indoeuropeo y el germánico, su morfología se ha simplificado
tanto que puede dar la impresión de una lengua aislante y acercarse al chino. La mejor
clasificación tipológica se debe a que E. Sapir subraya que no se puede separar lo genético de lo
tipológico, debido a que todo parentesco significa al menos una cierta semejanza estructural.
Troubetzkoy habla de la familia indoeuropea como una reunión de lenguas con rasgos
estructurales en común confirmado en un estudio con el takelma de Oregón, que prueba que la
idea de Troubetzkoy no anula la diferencia entre tipología y genética.

Sapir, en varios de sus estudios, separa la lengua según los tipos de conceptos expresados y
distingue cuatro tipos de lenguas. Este sistema y las observaciones pertinentes de Benveniste,
muestra que la clasificación estructural es posible, pero difícil de realizar y, en muchos casos,
arbitraria.

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