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Membrana amniótica
Recuerdo histórico
Fue Davis en 1910 el primero en invocar el uso terapéutico de la membrana
amniótica en injertos dérmicos. Posteriormente aparecieron múltiples publicacio-
nes señalando su empleo como vendaje biológico en quemaduras, en úlceras no
cicatrizadas y como coadyuvante en el proceso de cicatrización. Adicionalmente
también fue empleada en reconstrucciones vaginales, reparación de hernias abdo-
minales, prevención de adherencias quirúrgicas y cirugía de cabeza y cuello.
En el ámbito de cirugía ocular, fueron De Roth y Sorsby sus pioneros pues
experimentaron su aplicación en el manejo de afecciones de la superficie ocular.
Luego, sin razón aparente, cayó en desuso hasta que recientemente nace un nuevo
interés terapéutico por su rol en las alteraciones de la misma superficie.
El principio de los años 90 puede ser tomado como punto de partida en la historia
moderna de la membrana amniótica en la cirugía ocular. En mayo de 1992, Juan Batlle
y Francisco Perdomo presentaron en el congreso anual de la Sociedad Dominicana
de Oftalmología una comunicación personal titulada “Placenta como sustituto de la
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conjuntiva”. En ella, analizan el uso de tejidos que los oftalmólogos de la ex Unión
Soviética practicaban en aloimplantes en cirugía de conjuntiva, tarso y órbita. El Dr.
Batlle quedó intrigado por los buenos resultados obtenidos en cirugía ocular e inten-
tó investigar sus orígenes, determinar su naturaleza y explicar tales éxitos.
Luego de varios intentos y estudios de diferentes materiales obtenidos en
autopsias, Batlle y Perdomo pudieron finalmente determinar que aquel tejido que
los rusos aplicaban contenía membranas placentarias humanas. Posteriormente, él
y sus colegas realizaron un estudio clínico usando con éxito las membranas fetales
como sustituto de conjuntiva en diferentes enfermedades de la superficie ocular.
En junio de 1992 presentaron dicho trabajo en el Congreso de Ex alumnos del
Bascom Palmer de Miami, en Estados Unidos, y posteriormente, en noviembre de
1993, como poster científico en la Academia Americana de Oftalmología en Chicago.
Desde esa fecha, Scheffer y Tseng, del Bascom Palmer, junto con muchos cole-
gas impulsaron y desarrollaron este concepto en la cirugía ocular. Ellos tienen el
mérito de proveer las bases científicas y clínicas para su aplicación e introdujeron
los actualmente aceptados medios de preservación, adicionaron conocimientos de
los componentes clave de la membrana y perfeccionaron las técnicas quirúrgicas.
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Ilustración 1 [CD]. Membrana amniótica: capas histológicas.
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Las interleuquinas 6 y 8 son las citoquinas predominantes en las células amnió-
ticas y se encuentran en la proporción IL6:IL8 5:1. Las interleuquinas 1 alfa, 1 beta
y receptores antagonistas IL-1 fueron demostradas por Ishihara en 1999. Estudios
de membrana amniótica preservada a -80 grados centígrados han revelado la pre-
sencia de EGFm TGF, KGF, HCG, bFGF, TGF-beta1 y beta2.
También han sido detectados adicionalmente inteferón gamma amniótico
humano (IFNY-AM), TGF-beta 3 y receptores de factores de crecimiento KCPR
y HCFR. A estos factores se le ha implicado ser de origen epitelial puesto que hay
concentraciones mayores en presencia de membrana amniótica con el epitelio
intacto al compararlas con aquellas sin epitelio.
La membrana basal contiene gran cantidad de proteoglicanos ricos en hepa-
rin sulfato. Se piensa que forman una barrera para restringir la permeabilidad
del amnios. Además contiene altas cantidades de colágeno, ácido hialurónico
y proteoglicanos predominantemente pequeños tales como decorin y biglycan.
Colágeno tipo I, III, IV, V y VII, laminina y fibronectina han sido también identi-
ficados en la membrana basal y en el estroma. Fekuda demostró semejanzas entre
componentes de laminina 1, laminina-5, fibronectina y colágeno tipo VII en la
membrana basal de la conjuntiva, córnea y membrana amniótica pero identificó
la cadena alfa del colágeno IV diferente en la córnea que en la conjuntiva y mem-
brana amniótica.
Mecanismo de acción
Diversos mecanismos han sido propuestos para explicar los efectos benéficos
de los transplantes de membrana amniótica en cirugía oftalmológica, principal-
mente en la reconstrucción de la superficie ocular. Algunos mecanismos son
inferidos, más por el conocimiento de la composición de la membrana que por
evidencias científicas (cuadro 1).
No todos los mecanismos propuestos son aplicables a la membrana amniótica
fresca o preservada. Esta última es considerada como tejido inerte con células
no viables. Su habilidad de influenciar la cicatrización por alteraciones de los fac-
tores de crecimiento y citoquinas puede ser limitada.
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1. Como vendaje biológico
Bennett y colaboradores usaron la membrana amniótica como vendaje tempo-
ral sobre úlceras en extremidades inferiores como etapa previa al transplante dér-
mico y existía la impresión que el tejido de granulación resultante en la base de la
úlcera incrementaba el éxito del procedimiento. Fue Sorsby el primero en utilizarla
en el ojo como vendaje biológico en el tratamiento de quemaduras cáusticas.
A su debido momento Hao demostró la presencia de RNA mensajero para los
factores antiangiogénicos y antiinflamatorios y sugirió que debiera ser usada con
su superficie para abajo a fin de suministrar altas concentraciones de estos facto-
res a la superficie ocular dañada.
Además de ofrecer influencias benéficas en el proceso cicatricial también
produce un efecto favorable en la sintomatología, dolor y molestias diversas
del paciente. En la experiencia clínica de los autores de este capítulo, cuando se
utiliza en áreas desepitelizadas de la superficie ocular, particularmente en córnea,
se reduce significativamente el dolor.
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buenos resultados en rehabilitación de 10 de 11 casos con defecto epitelial persis-
tente. Ellos postulan que la membrana facilita la migración y refuerza la adhesión
de las células epiteliales, promueve la diferenciación epitelial y es importante en
impedir apoptosis.
Adicionalmente para promover la epitelización hay evidencia que la membrana
basal es capaz de prolongar la vida de las células progenitoras corneales y conjuntiva-
les cultivadas en vitro y mantener el ciclo lento de células limbares pluripotenciales.
Meller y Tseng cultivaron con éxito epitelio conjuntival de conejo en membra-
na amniótica. Por otro lado, usando un modelo en conejos con deficiencia limbar
total, estos autores reportaron que la nueva conjuntiva derivada del epitelio culti-
vado transplantado expresaba queratinas especificas corneales, CK3 y CK12 en el
40% de las células.
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Algunos de estos efectos antiinflamatorios y anticicatrizantes se cree que son
debidos a la propiedad de modular la apoptosis. En un modelo experimental de
PRK en animales en 2001 Wang comprobó que la aplicación de membrana
amniótica reduce la cicatrización (haze), la inflamación y la apoptosis de los
queratocitos. En otro estudio, donde la membrana fue empleada en pacientes con
defectos epiteliales persistentes, Shimura, también en 2001, mostró una limitación
de las células inflamatorias a la matriz de la membrana, así como apoptosis de estas
células y terminó sugiriendo que podría constituir la explicación de alguno de los
efectos antiinflamatorios de la membrana.
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informó exitosamente la reconstrucción de la superficie de 19 pacientes utilizando
transplantes de cultivos de células epiteliales corneales.
Aparte de la membrana amniótica también intentaron usar otros sustratos
como estroma corneal, colágeno tipo 1, lente de contacto blando y conchas de
colágeno. Recientemente Schwab y colaboradores realizaron una reparación de
la superficie ocular de 10 pacientes usando membrana amniótica desprovista del
epitelio como elemento para expandir las células epiteliales corneales.
Coetáneamente Koizumi creó una depleción limbal con conjuntivalización de la
córnea en un ojo de conejo. Luego tomó muestra del limbo contralateral y expandió
las células en membrana amniótica acelular y posteriormente consiguió mediante
su utilización restablecer el epitelio corneal. Un abordaje similar fue empleado por
Tsai en el tratamiento de pacientes con deficiencia de células limbales.
Para el transplante, todos ellos usaron membranas amnióticas junto con el explante
limbal, obteniendo resultados satisfactorios en el 100% de los pacientes. Se ha
podido constatar experimentalmente, que las células epiteliales se expanden mejor en
membrana desprovista de epitelio que en aquellas cuyo epitelio se encuentra intacto.
Las células epiteliales conjuntivales también crecen satisfactoriamente en mem-
brana amniótica. Al respecto Meller y Tseng demostraron que las células conjunti-
vales expandidas en membrana amniótica muestran una mayor densidad y exhiben
primariamente un fenotipo sin células caliciformes.
Serología
En la mayoría de las clínicas obstétricas es rutinario investigar para antígenos de
superficie la hepatitis B, hepatitis C, sífilis e HIV. Estas pruebas son mandatarias y
deben ser realizadas en el tercer trimestre de la gestación, lo más cerca posible a la
fecha de la cesárea. Seis meses después de ésta, la paciente debe regresar y some-
terse a una nueva prueba serológica. El tejido puede ser utilizado para cirugía
sólo si todas las pruebas son negativas y no reactivas.
Obtención y preparación
Para garantizar la esterilidad tisular se prefiere usar membranas amnióticas de
placentas obtenidas por cesárea. La placenta se retiene en un recipiente estéril y se
transporta al laboratorio (ilus. 2).
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Ilustración 2 [CD]. La membrana amniótica retenida en un recipiente estéril antes
de llevarse a un laboratorio.
Su posterior manejo debe realizarse bajo una campana de flujo laminar clase
2. La membrana amniótica es separada del corión subyacente hasta el cordón
umbilical. Entonces se procede a realizar un corte alrededor de este último y se
separa del resto de la placenta, la que es desechada. La membrana se lava bien
con un litro de solución salina balanceada para remover la sangre y los coágulos.
Este lavado se verifica tres veces en una solución salina balanceada con un cóctel
de penicilina G (100 u/ml), estreptomicina (0,2 mg/ml). Algunos autores usan
anfotericina B (2.5 ug/ml).
Luego existen dos protocolos que han sido generalizados. El primero popula-
rizado por el grupo de Tsubota, cortan la membrana en fragmentos de 10 x 10 cm
y la sumergen secuencialmente por 5 minutos en 0,5 M sulfóxido dimetil (DMSO)
(4% w/v en 0,01 M salina fosfato PBS), 1.0 M DMSO (8% w w/v en 0,01 M de PBS)
y 1,5 M DMSO (12% w/v en 0,01 M PBS).
El segundo protocolo fue popularizado por Tseng y consiste en almacenar los
fragmentos de membrana en una mezcla de 50% glicerol en medio de Dulbeco
modificado por Eagle (DMEM, Gibco) o TC-199.
De una u otra forma los fragmentos de membrana usualmente se colocan con el
lado epitelial hacia arriba sobre papel de nitrocelulosa antes de colocar en el medio
(ilus. 3).
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Ilustración 3 [CD]. Membrana amniótica antes de ser colocada en el medio.
Almacenamiento
Los frascos, que contienen los fragmentos inmersos en su medio respectivo,
se almacenan en un congelador a -80 grados centígrados o nitrógeno líquido.
Idealmente, este tejido es mantenido hasta obtener el segundo resultado serológico
y entonces es liberado para su uso clínico. Estos tejidos han sido guardados y utili-
zados hasta los dos años posteriores a su obtención.
Otros métodos han sido descritos e incluyen liofilización, desecación, glutaalde-
hído y politetrafluoretileno e irradiación. Diferentes antibióticos además del nitrato
de plata 0,5% e hipoclorito de sodio 0.025% han sido empleados para mantener la
membrana estéril. En 2001 Adds examinó membranas conseguidas por cesárea
electivas y otras obtenidas por vía vaginal. Encontró contaminadas todas las mem-
branas pero obtuvo un mayor número de especies de aquellas por vía vaginal.
El riesgo de infección es real y es por ello entonces que deben emplearse proce-
dimientos adecuados para su esterilización. Diversos autores han utilizado mem-
brana amniótica fresca para uso clínico. Mientras que es evidente que hay ventajas
teóricas del uso de membrana fresca sobre la preservada, existe en cambio el ries-
go de transmisión de HIV a pesar de seronegatividad por efecto de la ventana
entre la infección y seroconversión.
La mayoría de los métodos de preservación afectan de alguna manera la mem-
brana. Hace poco Kruse hizo notar que la criopreservación altera significativamen-
te la viabilidad y capacidad proliferativa de la membrana amniótica y sus células.
Kubo mostró que después de dos meses de congelación, al menos el 50% de las
células amnióticas se mantenían viables y con capacidad para proliferar.
El autor y un grupo de colaboradores en dos estudios compararon membrana fresca
y preservada en 1:1 glicerol y DMEM o DMSO. En el primer estudio, el análisis micros-
cópico mostró mejor preservación con la mezcla de 1:1 glicerol y DMEM modificada
mientras que en el otro los autores hallaron cantidades similares de EGF, FGF; TGF-
beta, KGF, HGF, IL-10 e IL-4 y PGE2 en la membrana fresca y la preservada.
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Pareciera entonces que el glicerol induce un aumento en la liberación de PGE2 y
posiblemente TGF-beta, KFG, HGF (ilus. 4). Estos hallazgos representan evidencia
que la mezcla de 1:1 glicerol y medio de cultivo es, probablemente, el mejor método
de preservación.
Ilustración 4.
Documentación y distribución
Como cualquier tejido utilizado en transplantes es importante que cada recipien-
te esté identificado y cada detalle clínico documentado. Como una donante de mem-
brana amniótica puede proporcionar tejido que potencialmente podría ser utilizado
en múltiples receptores, la habilidad de seguirlos es muy importante. La mayoría de
los centros en Europa y América del Sur obtienen y preservan su propio tejido. En
Estados Unidos una compañía (Bio-Tissue Inc, Miami) provee la mayoría del tejido
utilizado, siendo transportados los fragmentos congelados al sitio de uso en hielo
seco. El tejido es tomado inmediatamente antes de su empleo y lavado en solución
salina balanceada antes de su corte en las dimensiones a utilizar en el transplante.
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Ilustración 5.
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Ilustración 6 [CD]. Injerto con limbo y conjuntiva halogénica HLA compatibles.
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Ilustración 7 [CD]. Uso de embrana amniótica múltiple.
Chen desde 2000 usa tres capas de membrana amniótica con parche amniótico
en vez del lente de contacto. Letko en 2001 empleó membrana como substrato y
luego otra capa como vendaje. Ninguno de los dos encontró diferencias en las téc-
nicas con respecto a la recurrencia o no cicatrización de los defectos.
Rakowska en 1990 se sirvió de membrana en 18 ojos de los cuales 9 tenían per-
foración ocular. De todas maneras reportó una cicatrización rápida en 7 de 9 con
perforación, en tanto observó que la membrana amniótica se disolvió mientras el
lecho se vascularizó.
Es interesante informar que Su y Lin en 2000 presentaron un caso de uso
combinado de membrana y adhesivo y para ello utilizaron 1.5 mm de membrana a
través de la perforación y luego colocaron cianocrilato sobre éste último. Un lente
de contacto terapéutico se instala con posterioridad.
También se valieron de este material en el tratamiento de úlceras en escudo en
queratoconjuntivitis vernal. Para ello combinaron debridamiento de aquellas más
transplante de membrana en siete ojos de cuatro pacientes, los cuales cicatrizaron
a la segunda semana.
Reconstrucción conjuntival
La conjuntiva es una parte integral de la superficie ocular y su compromiso
ocurre invariablemente con la afectación de la córnea en lesiones cicatrizantes. La
mayoría de las reconstrucciones son posteriores a quemaduras o enfermedades
cicatriciales que involucran córnea y conjuntiva (ilus. 8).
Honavar en 2001 usó la membrana para restaurar la superficie bulbar ade-
cuada libre de simbléfaron y ampliar con éxito el fondo de saco en 10 pacientes
con síndrome de Stevens-Johnson. Para el mismo tiempo Meller empleó transplan-
te de membrana amniótica en quemaduras químicas agudas y observó restauración
de la conjuntiva evitando simbléfaron.
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Ilustración 8 [CD]. Membrana amniótica empleada como tratamiento de quemadura de conjuntiva.
Cirugía de pterigión
Prabhasawat comunicó el uso de membrana amniótica en cirugía de pterigión,
recomendando que puede recurrirse a ella como alternativa con bajo índice de
recurrencia. Cuando se compara con transplantes autólogos de conjuntiva el índice
de recurrencia es mayor en esta última (ilus. 9).
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En un estudio mayor, Ma comparó los resultados de cirugías usando
membrana amniótica con autólogo de conjuntiva y mitomicina C en pte-
rigión primario. No halló diferencias entre los tres grupos y sugirió que la
membrana podría ser empleada como primera opción para tratamiento de
pterigión. Shimazaki aplicó membrana amniótica en cuatro pacientes con pte-
rigión recurrente y simbléfaron, combinando injerto autólogo versus injerto
de aquella. Solomon la usa en forma de injerto con inyección de esteroides
de depósito para casos de pterigión primario y recidivante observando una
recurrencia del 3% en casos en los primeros y 9,5% en el pterigión recidivado
y propone la técnica.
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Principios quirúrgicos
Uso como parche o injerto
Cuando la membrana es utilizada para cubrir un área de superficie ocular y
que eventualmente es removida o se cae espontáneamente, se denomina parche.
Cuando se usa para que ella se reepitelice y sea incorporada al tejido receptor se
llama injerto o transplante.
En los casos en que se la usa como parche se espera que la epitelización ocurra
por debajo de la membrana. Por lo contrario, cuando se quiere que se epitelice en
su superficie se emplea como injerto sirviendo de sustrato.
Orientación de la membrana
En la gran mayoría de los casos la membrana amniótica es utilizada como sustrato
para proveer una membrana basal para el crecimiento epitelial corneal y/o conjunti-
val. En tales situaciones se asegura en su sitio con la parte epitelial hacia arriba y el
estroma hacia abajo en estrecha aposición al estroma corneal o epiescleral.
291
En otras instancias, particularmente en presencia de inflamación aguda, la
membrana puede ser utilizada primariamente como protector en contra de los
efectos deletéreos de la inflamación. Entonces es colocada con el epitelio hacia
abajo con el estroma orientado hacia la apertura palpebral. Se piensa que el
estroma atrapa células inflamatorias e induce una apoptosis por lo que reduce o
regula negativamente la respuesta inflamatoria.
Dos membranas, una con el epitelio hacia arriba y otra hacia abajo pueden ser
utilizadas en conjunto.
Una capa múltiple de membrana amniótica se coloca una sobre otra para relle-
nar áreas de córnea necrótica o adelgazamiento.
Sutura
El material de sutura usualmente utilizado en el transplante de membrana
amniótica es nylon, vicryl o prolene 8 a 10-0. Los puntos de sutura pueden ser
separados, continuos o colchoneros. Estos últimos son colocados tangenciales al
limbo anclándose en epiesclera.
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ACTIVIDAD DE AUTOEVALUACIÓN
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