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La Dama de Shalott

Un acto de tejer

“Erzebet”
Laura Juliana Acevedo Coy

Director de proyecto de Grado:


Nelson Vergara

Trabajo de grado
Universidad Nacional de Colombia
Escuela de Artes Plásticas
Facultad de Artes
Bogotá, Colombia
2009
El camino
Para el día de hoy ya hay un sendero
recorrido que intentaré narrar con el
fin de que aquel que lea este texto y en
lo posible presencie la obra de la cual
estas palabras son la introducción, en-
tienda un tanto el por qué de las necesi-
dades y búsquedas que me conducen

El inicio… el descubrimiento del choque


hasta aquí.
El punto de partida y el centro de esta
búsqueda creativa es la conciencia de
mi cuerpo que hayo como instrumento
de comunicación con el mundo, es re-
Este trabajo de grado comienza con el cuestionamiento que me llevo a estudiar ceptor e interruptor de lo externo, lo
artes y que gira alrededor del cuerpo humano y su estética. –Se dibuja sobre una adorno y lo visto para comunicarme.
pregunta: La naturaleza humana y su sentir en búsqueda de placer–. Desde él se hace posible percibir si lo
Al iniciar la vida universitaria pensaba que el camino sería más fácil y veía el arte que siento es placer, desagrado o in-
definido desde la belleza como un ejercicio de creación consiente, pero jamás conformismo con el mundo, probable-
desde el concepto. No imaginaba ni vislumbraba la cantidad de estudios sobre mente esto no sea nada extraordinario
teorías del arte y su función social; el descubrimiento académico se abrió paso para muchos, pero para mí significo
por medio del choque que la vida misma entretejía en paralelo al campus. Todo un antes y después, significo recono-
proponía un contraste entre las habilidades empíricas y el conocimiento adquiri- cer el acto y resimbolizar el poder de
do por medio de libros y teorías, esto me otorgó un despertar a la realidad por la existencia a través de la libertad de
medio de espejos múltiples, refiriéndome a la variedad de personas y situaciones mostrarse y hacer arte incluso desde el
que me tocaron desde su diversidad mostrándome del mundo muchos puntos silencio con la vestimenta o gestos, con
diferentes pero complementarios. los actos. Este trabajo pretende ser una
Agradezco ahora a aquellas crisis y seres humanos que en su momento ayudaron evidencia de la memoria viva de un via-
a formular cambios en mis trabajos y en mi manera de ver el arte y la vida misma je eterno, como considero la existencia
por el enriquecimiento humano y profesional que me han regalado y que hasta el misma. Un tejido que siempre se teje y
día de hoy continúa presente, sin todos ellos me sería imposible crear. se desteje, un tejido del que todos for-
Asímismo agradezco a mi Madre, a mis antepasados y a todos mis amigos y parejas mamos parte, seamos o no consientes de
que han estado presentes en los instantes de formación del presente proyecto. ello en cada relación con el entorno.
Mi relación con el cuerpo y
los antecedentes
Mis reflexiones sobre el Cuerpo han partido desde sus cualidades sensibles y
personales, es un vehículo de sentimientos propios y ajenos. Un lugar común
que todos habitamos, lo único que nos pertenece y sin él no podemos expresar
ni existir.
El cuerpo sin ser un objeto puede parecerlo, al manipularle desde la imagen.
Son testigo de esto, sus múltiples representaciones en el campo del arte que han
afectado de forma continua nuestros parámetros mentales en estilos y estigmas
de identidad. “Vemos como en el interior de cada época y culturas determinadas
el cuerpo adquiere formas y asume funciones distintas”i. Ya se ha mencionado
en repetidas ocasiones que: “En todas las culturas, no solo para Europa, el cuerpo
humano es utilizado como símbolo, una metáfora del orden político y social”ii.
Su desnudez ha conducido transformaciones en la mirada y un culto que cam-
bia en y con las tradiciones artísticas. Históricamente en occidente desde los
griegos, quienes no hallaban una clara distinción entre cuerpo y alma, pero sí
entre un cuerpo vivo o muerto. La fragmentación de este se nos presenta por
medio de la objetivización del soma, una de las tres partes mencionadas por los
griegos en lo referente al cuerpo, se traduce “como cuerpo”, pero designaría el
cadáver cuando el hombre ha quedado reducido a una efigieiii. Siendo para los
griegos y posteriormente para occidente entero “la efigie”, un símbolo de la in-
mortalización del cuerpo y del ideal del mismo en su aspecto divino e inmortal.
En oriente en cambio, el cuerpo es visto como un vehículo hacia la transcenden-
cia del ser físico y no son concebidas las divisiones entre opuestos. La sexualidad
es vista con un carácter sagrado y la objetivización del cuerpo desde su repre-
sentación se realiza a manera de sacralizar la existencia y la creación de vida, es
así como algunos textos antiguos de india y medio oriente (como el Kamasutra),
trabajan la imagen desnuda y sus deidades bajo los principios de la unión de
opuestosiv.
Hay en occidente una fuerte división de la sexualidad y las concepciones mo-
rales registradas tanto en la mitología como en la obra de arte que ratifican la
inquietud latente sobre el cuerpo que sigue su recorrido por la historia contem-
poránea como testigo activo de las exploraciones físicas, simbólicas y filosóficas
que el hombre desde diversos medios evidencia con una característica marcada
por la fragmentación y la ruptura y el caos. Es mi interés personal, soldar en
parte esta brecha con el trabajo artístico corporal que encuentro como parte de
la experiencia cotidianav.
El arte desde los medios tradicionales hasta los contemporáneos, ha presentado
el cuerpo desde una óptica tecnológica y realista. Enfrentamos ahora “la concep-
ción clásica de la obra, que valora el arte en términos de unidad y completud,-
frente- a la época contemporánea que acentúa su interés por el fragmento y la
incoherencia”, en esta última se puede ver “El desmenuzamiento físico de la
corporalidad (piénsese en el desarrollo de la “performance” como modalidad
artística de lo extremo)”vi.
De esta época surgen dudas y nuevos planteamientos sobre las obras hechas
con el cuerpo. Y también con la desnudez, me supongo que puede ser como
decía George Bataille que “la desnudez es un simulacro al menos leve de la
muerte”vii.
Lo cierto es que estos tiempos proponen un reto para la obra de arte y en espe-
cial para la creación con el cuerpo, al hacerse necesario acudir a una nueva uni-
dad entre naturaleza y medio mecánico. Ya que ambos crean organismos propios
y mediados. Sea biológica o mecánicamenteviii.
La reflexión es continua…y este es un punto de partida, sustentado en una auto
reflexión sobre mi mirada subjetiva- personal del cuerpo en su relación con el
entorno, lo que no escapa de ser un proyecto experimental dentro de la dicoto-
mía de mis propias enseñanzas occidentales que encierran el cuerpo dentro de
unas concepciones morales y éticas que nos hacen seres divididos.
-Mi obra de arte no existe sin una conciencia de mi cuerpo…
i. Véase a José miguel G. Cortez. El cuerpo mutilado (la angustia de la muerte en el arte) Valencia: Generalitat
Valenciana, 1996.
ii. Véase Erhard U.Heidt, “Cuerpo y cultura: La construcción social del cuerpo humano”. Articulo en: Juan Vicen-
te Aliaga, David Pérez. “La certeza vulnerable : cuerpo y fotografía en el siglo XXI” Barcelona : Gustavo Gili, 2004.
iii. Véase a José miguel G. Cortez. El cuerpo mutilado (la angustia de la muerte en el arte) Valencia: Generalitat
Valenciana, 1996.
iv. Vease el Rufus C. Camphausen ; traducción de Borja Folch. Diccionario de la sexualidad sagrada: desde los
afrodisiacos y el éxtasis hasta el culto al yoni y el yoga zap-lam. Barcelona: Alejandría, 2001.
v. Esto ya lo mencionaba el movimiento artístico fluxus, nacido en el año 1961, surgido como un colectivo de
artistas cuyo interés estaba en evidenciar la relación del arte con la vida.
vi. Anxo Abuin Gonzalez, “Escenarios del caos. Entre la hipertextualidad y la performance en la era electrónica”,
Universidad Santiago de Compostela, Tirant lo Blanch, Valencia, 2006
vii. Véase George Bataille.El erotismo. Buenos Aires: Sur. 1960
viii. Vease el texto Juan Vicente Aliaga. La nueva carne: una estética perversa del cuerpo, Madrid : Valdemar, 2002.
Una historia desde la observación
Conducida por el deseo de proponer la existencia como un camino de encuentros
estéticos imprevistos, improvisados desde el caminar que jamás acaba. Me que-
daron las memorias emocionales, de las que participa el cuerpo y sus necesidades:
por las cuales durante algún tiempo me puse detrás y al frente del lente fotográ-
fico para realizar ejercicios simples jugando con la luz, la ropa y la piel, creando
escenarios para dibujar la realidad, disfrazándola.
Enamorada del claroscuro exploré con dibujos, pinturas y fotografías. De reitera-
tivas observaciones de mi propio retrato y al mismo tiempo de la capacidad de
moldear la forma de representarme surgió una idea más amplia: el ejercicio de
la acción desprendida de soporte, y de forma natural; la simple representación se
convirtió en una búsqueda cada día más compleja y enfocada hacia la realidad del
espacio.
Descubriendo que mi cuerpo no es solo mío al igual que mis ansiedades, preocu-
paciones o deseos, todo ello tiene conexión con el resto del entorno y mi repre-
sentación individual habla no solo desde mi propio cuerpo, se expresa por otros
que tocan el mío, que me hacen sentir viva, incluso desde la muerte, desde el
placer o el dolor.
Conocer mi cuerpo desde el
reconocimiento físico, íntimo y externo.
La experimentación con la representación visual abrió dos posibilidades de inspec-
ción:
La primera concibe al cuerpo demarcado por el vestido de una manera artificial.
Su característica más impactante es el modelado de la silueta desde el exterior de
la piel, convirtiéndolo en un objeto de placer visual y táctil que, por intermedio de
una materia exterior a él, se sujeta a las cualidades estéticas y morales propias de la
civilización e implantadas por la moda.

El ejercicio estético de la observación de una pintura


Paralelo a esta concepción descubrí cómo lo simple y lo frágil de la carne puede ser
un motivo de reflexión sobre la naturaleza misma del cuerpo y la expresión viva de

La Dama de Shalott, me condujo a descubrirme en paralelo a


la desnudez. El inicio de la civilización y sus parámetros de diferenciación sexual
me motivaron a encontrar otros modelos expresivos desde las características de lo
femenino, en búsqueda del inicio de la sensualidad y el erotismo en el mito.
El salto se dio en la complementación entre las dos miradas desde la desnudez y el
erotismo que provoca el vestido, en la experiencia sensible generada por la visión sus símbolos.
y el tacto con el hilo y el amarre, junto con las ideas de sostener, sujetar y darle
forma a una materia, dieron cabida a un acto que saliera de mi autorrepresentación: De William Holman Hunt, 1827-1910 pintor prerrafaelita, esta versión en
el tejido. pintura del poema “Lady of Shalott” fue una de sus últimas obras y de las más
reconocidas, su finalización la realizo casi ciego y su sinnúmero de detalles la
convirtieron en una fuente de inspiración para mi acción de tejer. De forma
maestra Holman detalla símbolos que se encuentran en el poema y están pre-
sentes también en mi acción,. Aquí, vemos el predominio de un espacio intimo
con objetos personales enlazados en medio de un telar de donde cuelgan unos
hilos sujetos a un cuerpo semienredado el de ella, quien esta descalza como sím-
bolo de libertad en intimidad. La relación de la acción a realizar y esta pintura
gira alrededor del tiempo que indica el tejido, la intimidad del espacio donde
se teje y los objetos entretejidos mientras realiza tramados, delimitan hasta su
movilidad. La pintura y la acción tienen el significado de contar una historia al
respecto de un personaje enigmático femenino, una dama que teje dia y noche
un espejo-telar donde puede ver el destino a la vez que lo traza.
Mapa de la acción
Especificaciones del trabajo:
Este trabajo de grado es una acción plástica sobre el tejido espacial, consta de una
instalación de objetos personales y unos trazos con hilos que irán sujetados de los
mismos objetos y de cualquier punto donde se pueda enlazar. La relación espacial
estará delimitada por el hilo y la relación con mi cuerpo que estará en movimien-
to al hilar cada hebra de hilo e ir tejiendo, ampliando y disminuyendo el espacio,
fragmentándolo desde la delicadeza propia de las lineas.
Los trazos serán en principio muy amplios abarcando el espacio, encerrándolo
o dejándolo abierto. En lo posible el tejido irá sujetado de la misma arquitectura
hallada en el lugar y de objetos personales míos, es importante hacer sentir al es-
pectador que le estoy presentando mi mundo intimo y lo que me conforma, de lo
que me aferro, lo que constituye mis recuerdos y mi ser: velas, canastos, botellas
de vino, platos, copas, etc. Objetos que como a la Dama de Shalott, configuran mi
tejido y mis relaciones con el entorno. A manera de espejo al igual que para ella,
este tejido tiene el poder de mostrar el transcurrir del tiempo en el espacio, sim-
bolizado por las extensiones de hilos y el mundo íntimo esta vez no solo creado
para mí sino hacia el exterior.

Las características de los elementos y el espacio:

La presentación de este trabajo es con luz natural, en un espacio de predominio


blanco con ventanas, el hilo a atravesar es blanco en material natural y de fibra
delgada. La fragilidad es el elemento más importante, a manera de símil del tiempo
y el destino percibidos desde lo cambiante y en movimiento como la existencia,
algunos de estos hilos se romperán con el movimiento y la tensión. Después de un
tiempo el espacio se modificara limitando mis movimientos y el movimiento de
las personas que accedan al lugar, en principio se podrá pasar con cuidado, luego
el paso implicara alguna modificación en el trazo o incluso destruir partes. Los
objetos estarán regados en el piso, colgados, o sujetados por los hilos.
El telar y el tejido
El tejido espacial
Pensar en tejido implica hacerlo también en el hilo, en los amarres y en la unión
de puntos que se corresponden en un orden simétrico.
Antes de entrar a la universidad el tejer era un hábito aprendido herencia de mi
abuela con un par de puntadas sencillas que fui ampliando. Al indagar un poco
descubrí que lo mágico en él no solo significaba una herencia personal sino mile-
naria, construida en paralelo con el ser humano y constituida como una tradición
fruto de la necesidad, lo que incluso para muchas culturas, es símbolo vivo de una
cosmología que narra el nacimiento del tiempo y del destino.
Trabajar con el tejido como herramienta es pensar en imágenes arquetípicas y
en historias lejanas que lo contienen como base. Luego, en su significado dentro
de dos narraciones una personal y otra social que tienen como similitud una na­
rración del tiempo y de un pasado, una memoria.
Las características de este tejido son espaciales no es un tejido apretado, no se en-
laza con un objeto externo, solo se arma a partir de la extensión del cuerpo y las
manos, no se realiza con fines funcionales, esta hecho a partir de vectores inter-
venidos por nudos. Este tejido tiene una relación con el dibujo, lo concibo como
una representación espacial.
Esta acción de tejer ejemplifica para mí una catarsis en la construcción paciente
de un orden en el pensamiento, es acercarse a la meditación de una forma amplia,
experimental y a la vez eterna cuya continuidad es infinita. Para medir el tiempo
a través del hacer y desconectar la realidad tejiéndola.
Este propone una conciencia del espacio dada por la relación de los hilos y el
orden del tejido, ya que el movimiento esta limitado a partir del elemento de la
fragilidad traduciendo el hilo como una medida de mi acercamiento al entorno.
Las relaciones del tejido y mi cuerpo se basan en la manipulación de los hilos ten-
sionados desde su colocación y con mis movimientos, provocando un continuo
y cambiante mapa espacial, cuyo orden lo dan los vectores y las tensiones entre
las que se tejen pequeñas telarañas. Este tejido fluye de afuera hacia adentro con
la noción de mandala, definición similar a la del fractal “lo pequeño abarca lo
grande” y “la naturaleza tiende a repetirse conservando un centro”.
Fuente inspiradora: Only reapers, reaping early,

La Dama de Shalott,
In among the bearded barley
Hear a song that echoes cheerly

poema de Alfred Lord Tennyson (1809-1892) From the river winding clearly;
Down to tower’d Camelot;

The Lady Of Shalott


And by the moon the reaper weary,
Piling sheaves in uplands airy,
Listening, whispers, ‘’Tis the fairy
The Lady of Shalott.”
I
On either side the river lie
II
Long fields of barley and of rye,
That clothe the wold and meet the sky;
There she weaves by night and day
And through the field the road run by
A magic web with colours gay.
To many-tower’d Camelot;
She has heard a whisper say,
And up and down the people go,
A curse is on her if she stay
Gazing where the lilies blow
To look down to Camelot.
Round an island there below,
She knows not what the curse may be,
The island of Shalott.
And so she weaveth steadily,
Willows whiten, aspens quiver, And little other care hath she,
Little breezes dusk and shiver The Lady of Shalott.
Through the wave that runs for ever
By the island in the river And moving through a mirror clear
Flowing down to Camelot. That hangs before her all the year,
Four grey walls, and four grey towers, Shadows of the world appear.
Overlook a space of flowers, There she sees the highway near
And the silent isle imbowers Winding down to Camelot;
The Lady of Shalott. There the river eddy whirls,
And there the surly village churls,
By the margin, willow veil’d, And the red cloaks of market girls
Slide the heavy barges trail’d Pass onward from Shalott.
By slow horses; and unhail’d
The shallop flitteth silken-sail’d Sometimes a troop of damsels glad,
Skimming down to Camelot: An abbot on an ambling pad,
But who hath seen her wave her hand? Sometimes a curly shepherd lad,
Or at the casement seen her stand? Or long-hair’d page in crimson clad
Or is she known in all the land, Goes by to tower’d Camelot;
The Lady of Shalott?
And sometimes through the mirror blue All in the blue unclouded weather
The knights come riding two and two. Thick-jewell’d shone the saddle-leather,
She hath no loyal Knight and true, The helmet and the helmet-feather
The Lady of Shalott. Burn’d like one burning flame together,
As he rode down to Camelot.
But in her web she still delights As often thro’ the purple night,
To weave the mirror’s magic sights, Below the starry clusters bright,
For often through the silent nights Some bearded meteor, burning bright,
A funeral, with plumes and lights Moves over still Shalott.
And music, went to Camelot;
Or when the Moon was overhead, His broad clear brow in sunlight glow’d;
Came two young lovers lately wed. On burnish’d hooves his war-horse trode;
‘I am half sick of shadows,’ said From underneath his helmet flow’d
The Lady of Shalott. His coal-black curls as on he rode,
As he rode down to Camelot.
From the bank and from the river
III He flashed into the crystal mirror,
‘Tirra lirra,’ by the river
A bow-shot from her bower-eaves, Sang Sir Lancelot.
He rode between the barley sheaves,
The sun came dazzling thro’ the leaves, She left the web, she left the loom,
And flamed upon the brazen greaves She made three paces through the room,
Of bold Sir Lancelot. She saw the water-lily bloom,
A red-cross knight for ever kneel’d She saw the helmet and the plume,
To a lady in his shield, She look’d down to Camelot.
That sparkled on the yellow field, Out flew the web and floated wide;
Beside remote Shalott. The mirror crack’d from side to side;
‘The curse is come upon me,’ cried
The gemmy bridle glitter’d free, The Lady of Shalott.
Like to some branch of stars we see
Hung in the golden Galaxy.
The bridle bells rang merrily IV
As he rode down to Camelot:
And from his blazon’d baldric slung In the stormy east-wind straining,
A mighty silver bugle hung, The pale yellow woods were waning,
And as he rode his armor rung The broad stream in his banks complaining.
Beside remote Shalott. Heavily the low sky raining
Over tower’d Camelot; Under tower and balcony,
Down she came and found a boat By garden-wall and gallery,
Beneath a willow left afloat, A gleaming shape she floated by,
And around about the prow she wrote Dead-pale between the houses high,
The Lady of Shalott. Silent into Camelot.
Out upon the wharfs they came,
And down the river’s dim expanse Knight and Burgher, Lord and Dame,
Like some bold seer in a trance, And around the prow they read her name,
Seeing all his own mischance— The Lady of Shalott.
With a glassy countenance
Did she look to Camelot. Who is this? And what is here?
And at the closing of the day And in the lighted palace near
She loosed the chain, and down she lay; Died the sound of royal cheer;
The broad stream bore her far away, And they crossed themselves for fear,
The Lady of Shalott. All the Knights at Camelot;
But Lancelot mused a little space
Lying, robed in snowy white He said, ‘She has a lovely face;
That loosely flew to left and right— God in his mercy lend her grace,
The leaves upon her falling light— The Lady of Shalott.
Thro’ the noises of the night,

La Dama De Shalott
She floated down to Camelot:
And as the boat-head wound along
The willowy hills and fields among,

They heard her singing her last song,

The Lady of Shalott.
Traducción de Antonio Rivero Taravilloix.
Heard a carol, mournful, holy,
Chanted loudly, chanted lowly, I
Till her blood was frozen slowly,
And her eyes were darkened wholly, A ambos lados del río se despliegan
Turn’d to tower’d Camelot. sembrados de cebada y de centeno
For ere she reach’d upon the tide que visten la meseta y el cielo tocan;
The first house by the water-side, y corre junto al campo la calzada
Singing in her song she died, que va hasta Camelot la de las torres;
The Lady of Shalott. y va la gente en idas y venidas,
donde los lirios crecen contemplando,
en torno de la isla de allí abajo,
la isla de Shalott.
ix. Tomado de http://www.saltana.org.
El sauce palidece, tiembla el álamo, No sabe qué será el encantamiento,
cae en sombras la brisa, y se estremece y así sigue tejiendo sin parar,
en esa ola que corre sin cesar y ya sólo de eso se preocupa
a orillas de la isla por el río la Dama de Shalott.
que fluye descendiendo a Camelot.
Cuatro muros y cuatro torres grises Y moviéndose en un límpido espejo
dominan un lugar lleno de flores, que está delante de ella todo el año,
y en la isla silenciosa vive oculta se aparecen del mundo las tinieblas.
la Dama de Shalott. Allí ve la cercana carretera
que abajo serpea hasta Camelot:
Junto al margen velado por los sauces allí gira del río el remolino,
deslízanse tiradas las gabarras y allí los más cerriles aldeanos
por morosos caballos. Sin saludos, y las capas encarnadas de las mozas
pasa como volando la falúa, pasan junto a Shalott.
con su vela de seda a Camelot:
mas, ¿ quién la ha visto hacer un ademán A veces, un tropel de damiselas,
o la ha visto asomada a la ventana? un abad tendido en almohadones,
¿O es que es conocida en todo el reino, un zagal con el pelo ensortijado,
la Dama de Shalott? o un paje con vestido carmesí
van hacia Camelot la de las torres.
Sólo al amanecer, los segadores Y alguna vez, en el azul espejo,
que siegan las espigas de cebada cabalgan dos a dos los caballeros:
escuchan la canción que trae el eco no tiene caballero que la sirva
del río que serpea, transparente, la Dama de Shalott.
y que va a Camelot la de las torres.
Y con la luna, el segador cansado, Pero aún ella goza cuando teje
que apila las gavillas en la tierra, las mágicas visiones del espejo:
susurra al escucharla: «Ésa es el hada, a menudo en las noches silenciosas
la Dama de Shalott». un funeral con velas y penachos
con su música iba a Camelot;
o cuando estaba la luna en el cielo
II venían dos amantes ya casados.
«Harta estoy de tinieblas», se decía
Allí está ella, que teje noche y día la Dama de Shalott.
una mágica tela de colores.
Ha escuchado un susurro que le anuncia
que alguna horrible maldición le aguarda
si mira en dirección a Camelot.
III Al pasar por la orilla y junto al río
brillaba en el espejo de cristal.
A un tiro de flecha de su alero «Tiroliro», por la margen del río
cabalgaba él en medio de las mieses: cantaba Lanzarote.
venía el sol brillando entre las hojas,
llameando en las broncíneas grebas Ella dejó el paño, dejó el telar,
del audaz y valiente Lanzarote. a través de la estancia dio tres pasos,
Un cruzado por siempre de rodillas vio que su lirio de agua florecía,
ante una dama fulgía en su escudo contempló el yelmo y contempló la pluma,
por los remotos campos amarillos dirigió su mirada a Camelot.
cercanos a Shalott. Salió volando el hilo por los aires,
de lado a lado se quebró el espejo.
Lucía libre la enjoyada brida «Es ésta ya la maldición», gritó
como un ramal de estrellas que se ve la Dama de Shalott.
prendido de la áurea galaxia.
Sonaban los alegres cascabeles
mientras él cabalgaba a Camelot: IV
y de su heráldica trena colgaba
un potente clarín todo de plata; Al soplo huracanado del levante,
tintineaba, al trote, su armadura los bosques sin color languidecían;
muy cerca de Shalott. las aguas lamentábanse en la orilla;
con un cielo plomizo y bajo, estaba
Bajo el azul del cielo despejado lloviendo en Camelot la de las torres.
su silla tan lujosa refulgía Ella descendió y encontró una barca
el yelmo y la alta pluma sobre el yelmo bajo un sauce flotando entre las aguas,
como una sola llama ardían juntos y en torno de la proa dejó escrito
mientras él cabalgaba a Camelot. La Dama de Shalott.
Tal sucede en la noche purpúrea
bajo constelaciones luminosas, Y a través de la niebla, río abajo,
un barbado meteoro se aproxima cual temerario vidente en un trance
a la quieta Shalott. que ve todos sus propios infortunios,
vidriada la expresión de su semblante,
Su clara frente al sol resplandecía, dirigió su mirada a Camelot.
montado en su corcel de hermosos cascos; Y luego, a la caída de la tarde,
pendían de debajo de su yelmo retiró la cadena y se tendió;
sus bucles que eran negros cual tizones muy lejos la arrastró el ancho caudal,
mientras él cabalgaba a Camelot. la Dama de Shalott.
Echada, toda de un níveo blanco
que flotaba a los lados libremente
—leves hojas cayendo sobre ella—,
Bibliografía
a través de los ruidos de la noche - Eugenio trias. Lo bello y lo siniestro, Barcelona : Seix Barral, 1984.
fue deslizándose hasta Camelot. -Juan Vicente Aliaga. La nueva carne: una estética perversa del cuerpo, Madrid :
Y en tanto que la barca serpeaba Valdemar, 2002.
entre cerros de sauces y sembrados, -Jose miguel G. Cortez. El cuerpo mutilado (la angustia de la muerte en el arte)
cantar la oyeron su canción postrera, Valencia: Generalitat Valenciana, 1996.
la Dama de Shalott. -George Bataille. El erotismo. Buenos Aires: Sur. 1960.
-Pedro Lain Entralgo. El Cuerpo Humano: Oriente y Grecia Antigua. Madrid:
Oyeron un himno doliente y sacro Editorial Espasa-Calpe, 1987.
cantado en alto, cantado quedamente, -Eugenio Trias. Lo Bello y lo Siniestro. Barcelona: Seix Barral, 1984.
hasta que se heló su sangre despacio -Erhard U.Heidt, La Certeza Vulnerable: Cuerpo y Fotografía en el Siglo XXI.
y sus ojos se nublaron del todo Barcelona: Gustavo Gilli, 2004.
vueltos a Camelot la de las torres. -Anxo abuin Gonzalez, Escenarios del Caos. Entre la hipertextualidad y la per-
Cuando llegaba ya con la corriente formance en la era electrónica. Universidad de Santiago de Compostela, Tirant
a la primera casa junto al agua, lo Blanch, Valencia, 2006.
cantando su canción, ella murió, -Michael Mafessoli. El instante Eterno: El retorno de lo trágico en las socie-
la Dama de Shalott. dades posmodernas. Buenos Aires. Buenos Aires: Paidos, 2001.
-John Gillow y Brian Sentance. Tejidos del Mundo: Guía visual de las técnicas
Por debajo de torres y balcones, tradicionales.
junto a muros de calles y jardines, - Rufus C. Camphausen ; traducción de Borja Folch. Diccionario de la sexuali-
su forma resplandeciente flotaba, dad sagrada: desde los afrodisiacos y el éxtasis hasta el culto al yoni y el yoga
su mortal palidez entre las casas, zap-lam. Barcelona : Alejandría, 2001
ya silenciosamente en Camelot. - Ilka Becker ; traducción del inglés Merce Bollo Puerta y Francesc Massana i
Viniendo de los muelles se acercaron Cabre. Women artists : mujeres artistas de los siglos XX y XXI ; Taschen, 2002.
caballero y burgués, señor y dama, -Textiles: Sierra Nevada de Santa Marta, Recopilación Bibliográfica. Instituto
y su nombre leyeron en la proa, Andino de Artes Populares del Convenio Andrés Bello Juana Rey. Bogotá, 1994.
La Dama de Shalott.

¿Quién es ésta? ¿Y qué es lo que hace aquí?


Y en el cercano palacio encendido
se extinguió la alegría cortesana,
y llenos de temor se santiguaron
en Camelot los caballeros todos.
Pero quedó pensativo Lanzarote;
luego dijo: «Tiene un hermoso rostro;
que Dios se apiade de ella, en su clemencia,
la Dama de Shalott.
Índice de imágenes
Portada: Lady of Shalott. William Holman Hunt
Pág. 1. Parte del libro arte “Corsé”, 2008. Fotografía análoga, blanco y negro,
ampliación manual.
Pág. 2. Taller V, Performance acción ritual con moldes en yeso de mi cuerpo,
2005. Fotografías superior e inferior izquierda.
Pág. 2. Taller VII, Fotografía digital, juego de texturas y experimentación con el
amarre, 2007.
Pág. 3. Fotografía digital, acción en Villa de Leyva, “Acto de muerte y amarre”,
2008.
Pág. 4. Extremo inferior izquierdo, Autoretrato con cámara estenopéica, ejerci-
cio experimental, 2003.
Pág. 4. A la derecha, Fotografía análoga, 2003.
Pág. 5. Ejercicio de texturas, luz, movimiento y amarre en autorretratos, 2007.
Pág. 6. Lady of Shalott, William Holman Hunt
Pág. 7 y 8. Boceto previo para la acción “La dama de Shalott”, realizado en mi
habitación, 2009.
Pág. 9. Fotografías de la acción para “La dama de Shalott” en un bosque en Sopó,
2008.
Contraportada: Lady of Shalott, de William Waterhouse.
Universidad Nacional de Colombia
2009

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