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Un acto de tejer
“Erzebet”
Laura Juliana Acevedo Coy
Trabajo de grado
Universidad Nacional de Colombia
Escuela de Artes Plásticas
Facultad de Artes
Bogotá, Colombia
2009
El camino
Para el día de hoy ya hay un sendero
recorrido que intentaré narrar con el
fin de que aquel que lea este texto y en
lo posible presencie la obra de la cual
estas palabras son la introducción, en-
tienda un tanto el por qué de las necesi-
dades y búsquedas que me conducen
La Dama de Shalott,
In among the bearded barley
Hear a song that echoes cheerly
poema de Alfred Lord Tennyson (1809-1892) From the river winding clearly;
Down to tower’d Camelot;
La Dama De Shalott
She floated down to Camelot:
And as the boat-head wound along
The willowy hills and fields among,
They heard her singing her last song,
The Lady of Shalott.
Traducción de Antonio Rivero Taravilloix.
Heard a carol, mournful, holy,
Chanted loudly, chanted lowly, I
Till her blood was frozen slowly,
And her eyes were darkened wholly, A ambos lados del río se despliegan
Turn’d to tower’d Camelot. sembrados de cebada y de centeno
For ere she reach’d upon the tide que visten la meseta y el cielo tocan;
The first house by the water-side, y corre junto al campo la calzada
Singing in her song she died, que va hasta Camelot la de las torres;
The Lady of Shalott. y va la gente en idas y venidas,
donde los lirios crecen contemplando,
en torno de la isla de allí abajo,
la isla de Shalott.
ix. Tomado de http://www.saltana.org.
El sauce palidece, tiembla el álamo, No sabe qué será el encantamiento,
cae en sombras la brisa, y se estremece y así sigue tejiendo sin parar,
en esa ola que corre sin cesar y ya sólo de eso se preocupa
a orillas de la isla por el río la Dama de Shalott.
que fluye descendiendo a Camelot.
Cuatro muros y cuatro torres grises Y moviéndose en un límpido espejo
dominan un lugar lleno de flores, que está delante de ella todo el año,
y en la isla silenciosa vive oculta se aparecen del mundo las tinieblas.
la Dama de Shalott. Allí ve la cercana carretera
que abajo serpea hasta Camelot:
Junto al margen velado por los sauces allí gira del río el remolino,
deslízanse tiradas las gabarras y allí los más cerriles aldeanos
por morosos caballos. Sin saludos, y las capas encarnadas de las mozas
pasa como volando la falúa, pasan junto a Shalott.
con su vela de seda a Camelot:
mas, ¿ quién la ha visto hacer un ademán A veces, un tropel de damiselas,
o la ha visto asomada a la ventana? un abad tendido en almohadones,
¿O es que es conocida en todo el reino, un zagal con el pelo ensortijado,
la Dama de Shalott? o un paje con vestido carmesí
van hacia Camelot la de las torres.
Sólo al amanecer, los segadores Y alguna vez, en el azul espejo,
que siegan las espigas de cebada cabalgan dos a dos los caballeros:
escuchan la canción que trae el eco no tiene caballero que la sirva
del río que serpea, transparente, la Dama de Shalott.
y que va a Camelot la de las torres.
Y con la luna, el segador cansado, Pero aún ella goza cuando teje
que apila las gavillas en la tierra, las mágicas visiones del espejo:
susurra al escucharla: «Ésa es el hada, a menudo en las noches silenciosas
la Dama de Shalott». un funeral con velas y penachos
con su música iba a Camelot;
o cuando estaba la luna en el cielo
II venían dos amantes ya casados.
«Harta estoy de tinieblas», se decía
Allí está ella, que teje noche y día la Dama de Shalott.
una mágica tela de colores.
Ha escuchado un susurro que le anuncia
que alguna horrible maldición le aguarda
si mira en dirección a Camelot.
III Al pasar por la orilla y junto al río
brillaba en el espejo de cristal.
A un tiro de flecha de su alero «Tiroliro», por la margen del río
cabalgaba él en medio de las mieses: cantaba Lanzarote.
venía el sol brillando entre las hojas,
llameando en las broncíneas grebas Ella dejó el paño, dejó el telar,
del audaz y valiente Lanzarote. a través de la estancia dio tres pasos,
Un cruzado por siempre de rodillas vio que su lirio de agua florecía,
ante una dama fulgía en su escudo contempló el yelmo y contempló la pluma,
por los remotos campos amarillos dirigió su mirada a Camelot.
cercanos a Shalott. Salió volando el hilo por los aires,
de lado a lado se quebró el espejo.
Lucía libre la enjoyada brida «Es ésta ya la maldición», gritó
como un ramal de estrellas que se ve la Dama de Shalott.
prendido de la áurea galaxia.
Sonaban los alegres cascabeles
mientras él cabalgaba a Camelot: IV
y de su heráldica trena colgaba
un potente clarín todo de plata; Al soplo huracanado del levante,
tintineaba, al trote, su armadura los bosques sin color languidecían;
muy cerca de Shalott. las aguas lamentábanse en la orilla;
con un cielo plomizo y bajo, estaba
Bajo el azul del cielo despejado lloviendo en Camelot la de las torres.
su silla tan lujosa refulgía Ella descendió y encontró una barca
el yelmo y la alta pluma sobre el yelmo bajo un sauce flotando entre las aguas,
como una sola llama ardían juntos y en torno de la proa dejó escrito
mientras él cabalgaba a Camelot. La Dama de Shalott.
Tal sucede en la noche purpúrea
bajo constelaciones luminosas, Y a través de la niebla, río abajo,
un barbado meteoro se aproxima cual temerario vidente en un trance
a la quieta Shalott. que ve todos sus propios infortunios,
vidriada la expresión de su semblante,
Su clara frente al sol resplandecía, dirigió su mirada a Camelot.
montado en su corcel de hermosos cascos; Y luego, a la caída de la tarde,
pendían de debajo de su yelmo retiró la cadena y se tendió;
sus bucles que eran negros cual tizones muy lejos la arrastró el ancho caudal,
mientras él cabalgaba a Camelot. la Dama de Shalott.
Echada, toda de un níveo blanco
que flotaba a los lados libremente
—leves hojas cayendo sobre ella—,
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La Dama de Shalott.