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Los macrófagos M1 utilizan óxido nítrico liberado por el aumento de los niveles de óxido
nítrico sintasa inducible.
Son producidos por los linfocitos Th2, que se encargan de “enfriar” el proceso
inflamatorio, reparar los daños tisulares y cumplir distintos procesos metabólicos.
La activación alternativa del macrófago es inducida por citocinas tipo Th2 como la
IL-4 o la IL-10, IL-13. Los macrófagos M2 no son capaces de producir óxido
nítrico a partir de L-arginina ni de controlar el desarrollo de patógenos
intracelulares. En su lugar producen Arginasa 1 para metabolizar la L-arginina y
obtener como productos finales prolina, glutamato o poliaminas. También
aumentan su capacidad endocítica y fagocítica así como la expresión del receptor
de la Manosa.
Se ha demostrado que estímulos como CSF-1, IL-4, IL-10, TGF- β, e IL-13, infecciones
por hongos y helmintos, favorecen la polarización de la subpoblación M2, entregando IL-
10 en altas concentraciones e IL-12 en bajas cantidades. Los macrófagos M2 juegan un
papel central en las respuestas a parásitos, remodelación de tejidos, angiogénesis y
enfermedades alérgicas.
En resumen, los macrófagos son células muy versátiles y con una gran capacidad
de cambio en función de las señales que reciben de su entorno. Esta
característica es fundamental para elaborar una eficaz respuesta inmune frente a
los patógenos, pero también para que esta respuesta sea regulable y no ocasione
daños en el hospedador.
Los M1 producen CXCL9 y CXCL10 para atraer a los Th1; mientras que los M2
producen CCL17, CCL22 y CCL24 para atraer a los Th2.
Cd4: Clase II
Cd8: Clase I