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Tipos de adverbios
Los adverbios pueden clasificarse en varias categorías según la información que
aportan. Así, hay adverbios de lugar, de tiempo, de cantidad o grado, de aspecto,
de modo o manera, interrogativos, de afirmación y negación, y de duda o
posibilidad.
Ejemplo:
Recientemente ha habido un accidente aquí. Por eso
conduzco siempre despacio y cuidadosamente: porque no quiero tener un
accidente.
Ejemplo:
lento → lentamente
feliz → felizmente
urgente → urgentemente
¿Adjetivo o adverbio?
En determinadas situaciones no resulta del todo claro si una palabra es un adverbio o un adjetivo. En definitiva, los
adjetivos modifican a los sustantivos y los adverbios a los verbos, los adjetivos u otros adverbios.
Ejemplo:
Ellas trabajan bien.
Su trabajo es bueno.
Posición de los adverbios
La ubicación de los adverbios en una oración es relativamente libre en español y depende sobre todo de lo que se
quiera poner de relieve. Hay, no obstante, ciertas pautas que deben respetarse.
Ejemplo:
En función de lo que queramos acentuar en la oración, los adverbios pueden aparecer aquí o allá. Por eso,
las explicaciones se deben entender principalmente como unas pautas.
Grados de los adverbios
Algunos adverbios admiten gradación. Existen varios grados de comparación: el grado positivo, el comparativo, el
superlativo con oraciones de relativo y el grado superlativo absoluto.
Ejemplo:
María viene frecuentemente. (positiva)
Estefanía viene más frecuentemente que María.
(comparativa)
Diana es la que más frecuentemente viene. (superlativa
con oración de relativo)
Diana viene frecuentísimamente. (superlativa absoluta)
mucho
ahora aquí
poco
antes ahí
muy
después allí
casi
tarde cerca
así todo
luego lejos
bien nada
ayer fuera no acaso
mal algo sí
tempran dentro tampoco quizá (-s)
despaci medio también
o alrededo jamás tal vez
o demasiado asimismo
ya r nunca a lo mejor
deprisa bastante
todavía aparte
como más
anteayer encima
menos
aún debajo
además
pronto delante
incluso
hoy detrás
también
En general la posición del adverbio en la frase puede variar sin que ello afecte
sustancialmente al significado:
Ayer llegó mi hermano.
Llegó ayer mi hermano.
Mi hermano llegó ayer.
Hay que exceptuar el caso de la negación, que no tiene posibilidades de
permutación y debe anteponerse al verbo: No tengo sueño.