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La ley 2024 de 2020 en Colombia establece principios de buena fe contractual, pagos justos y facturación. La buena fe es un postulado constitucional que regula las relaciones entre particulares y entre estos y el Estado, presumiendo conductas honestas. La jurisprudencia ha señalado que la buena fe es obligatoria para particulares y autoridades. En las relaciones contractuales, la buena fe se representa en la autonomía de la voluntad, que permite a las personas crear derechos y obligaciones vinculantes a través de acuerdos vol
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ANÁLISIS JURÍDICO DEL ALCANCE Y APLICACIÓN DE LA LEY 2024 DE 2020
La ley 2024 de 2020 en Colombia establece principios de buena fe contractual, pagos justos y facturación. La buena fe es un postulado constitucional que regula las relaciones entre particulares y entre estos y el Estado, presumiendo conductas honestas. La jurisprudencia ha señalado que la buena fe es obligatoria para particulares y autoridades. En las relaciones contractuales, la buena fe se representa en la autonomía de la voluntad, que permite a las personas crear derechos y obligaciones vinculantes a través de acuerdos vol
La ley 2024 de 2020 en Colombia establece principios de buena fe contractual, pagos justos y facturación. La buena fe es un postulado constitucional que regula las relaciones entre particulares y entre estos y el Estado, presumiendo conductas honestas. La jurisprudencia ha señalado que la buena fe es obligatoria para particulares y autoridades. En las relaciones contractuales, la buena fe se representa en la autonomía de la voluntad, que permite a las personas crear derechos y obligaciones vinculantes a través de acuerdos vol
ANÁLISIS JURÍDICO DEL ALCANCE Y APLICACIÓN DE LA LEY 2024 DE
2020, EN MATERIA DE BUENA FE CONTRACTUAL, PAGOS EN PLAZOS
JUSTOS Y FACTURACIÓN
En el ordenamiento jurídico colombiano, se ha establecido que la buena fe
de que trata y hace referencia el artículo 83 de la constitución política, opera como un postulado constitucional cuya aplicación e interpretación se debe estudiar desde la función que esta tiene como regulador de los actos jurídicos surgidos entre los particulares y entre estos y el Estado, estableciéndose, en la mayoría de los casos como una presunción que garantiza, no solo el correcto funcionamiento de tales relaciones, sino que también brinda la oportunidad de resolver en los mismos términos las diferencias que puedan suscitarse entre las partes. La jurisprudencia constitucional por su parte, ha señalado que, el principio de la buena fe es de carácter imperativo, lo que representa una obligación a cargo de los particulares y las autoridades públicas, de ajustar sus comportamientos a conductas honestas, leales y en general actuaciones que podrían esperarse de una persona correcta, en pro de la subsistencia de relaciones reciprocas que se encuentran revestidas de trascendencia jurídica y que se basan en la confianza, seguridad y credibilidad que otorga la palabra dada, en los términos inherentes al desarrollo del presente documento, fundamentadas en el acuerdo de voluntades.
Ahora bien, en tratándose de las relaciones contractuales, la buena fe
representada en el principio de la autonomía de la voluntad, debe entenderse como el poder del que gozan las personas, siendo este reconocido por el ordenamiento positivo, para disponer con efecto vinculante de los intereses y derechos de los que son titulares y por ende crear nuevos derechos, así como también obligaciones, siempre que se respete el orden público y las buenas costumbres (Sentencia C-1194/08, 2008).