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Contratos Forward: así se rompió el secreto de la mayor fórmula de

evasión tributaria de Penta.

Sólo entre los últimos días de enero y los primeros de febrero los fiscales que investigan a Penta lograron
permear uno de los mayores secretos del holding. El uso de contratos forward para evadir impuestos no
sólo sirvió para pagar bonos a ejecutivos del grupo, sino que fue una práctica habitual por más de cinco
años. Por el mismo ilícito ahora la Fiscalía investiga a seis nuevas sociedades.
Dos fueron los correos electrónicos despachados desde el Ministerio Público que pusieron en alerta al
Servicio de Impuestos Internos (SII). Aunque no lo decían explícitamente, el mensaje de ambos mails era
claro: la investigación al Grupo Penta había topado con una fórmula de evasión tributaria de alcances
insospechados y que podría haber sido usada no sólo por este holding, sino por otras empresas
encuadradas en la categoría de “grandes contribuyentes”, es decir, las compañías más solventes y
rentables del país.
Los correos enviados por el fiscal Pablo Norambuena al jefe del Departamento de Defensa Judicial del
SII, Andrés Vío, contenían las declaraciones que habían prestado Roberto Carrasco Burgos e Iván Rojas
Bravo. El primero, propietario de las sociedades Siglo Outsourcing y VSA. El segundo, ejecutivo de CB
Consultorías y Proyectos. Ambos admitieron que habían celebrado contratos forward con diversas
sociedades del Grupo Penta, adulterando las fechas en que fueron suscritos con el propósito de simular
una pérdida para la empresa y así enmascarar el pago de millonarios bonos a los ejecutivos del holding,
evadiendo en ambas operaciones el pago de impuestos.
Una vez que los dos correos cayeron en la bandeja de entrada del abogado Vío, en el SII comenzaron a
calcular la extensión que puede tener el uso de forwards como vía para evadir tributos entre los
“grandes contribuyentes”. La fórmula utilizada por el Grupo Penta, acreditada por la Fiscalía, fue recibida
con extrema atención por la actual dirección del SII, que tiene como una de sus prioridades disminuir la
evasión. Según un estudio realizado por el entonces director del servicio, Michel Jorrat, la evasión del
impuesto a la renta habría podido alcanzar al 46% de los tributos.
Los antecedentes recopilados por la Fiscalía fueron analizados con acuciosidad por el SII, donde se
instaló la sospecha fundada de que los forwards pueden ser un instrumento masivo de evasión
tributaria. Casi 11 años habían pasado desde la última vez que el SII detectó una vía para burlar
impuestos de uso extendido entre las más importantes empresas del país, las que adquirieron
sociedades “zombis” que quebraron en los años 80 y cuya contabilidad fue reconstruida a inicios de la
década pasada, para que aparecieran con pérdidas ficticias de miles de millones de pesos. Esas pérdidas
fueron utilizadas por empresas solventes para descontar impuestos de manera indebida.
Así, en 2004 el SII pudo establecer que las compañías que compraron sociedades “zombis” restaban
esas pérdidas artificiales a sus utilidades, por lo que presentaban declaraciones de impuestos con
resultado negativo y no pagaban tributos. Es más, algunas incluso accedían a devoluciones. Impuestos
Internos determinó que de las 250 empresas que se revisaron porque tenían pérdidas “sospechosas”,
unas 60 usaron esta vía de evasión tras comprar empresas “zombis”.
De no haberse detenido a tiempo el ardid, habría significado para el Fisco una pérdida que informes del
SII calculan en $24.520 millones.

ASESORES TRIBUTARIOS EN LA MIRA


En Impuestos Internos estiman que las operaciones con forwards adulterados, como las que quedaron
expuestas en la investigación a Penta, podrían sumar pérdidas para el Fisco similares a las detectadas
en 2004. Por eso, se ha constituido un equipo de expertos que está revisando una nómina de 200
empresas que han utilizado forwards y otras operaciones irregulares similares a las detectadas a Penta.
Una coincidencia con lo ocurrido en 2004 ya saltó a la vista: una porción significativa de las compañías
bajo revisión cuentan con asesorías de grandes empresas auditoras o renombradas oficinas de abogados
que ofrecen “planificaciones tributarias” cuyo eje es el aprovechamiento de vacíos legales para rebajar
los pagos. Bajo las normas de la reciente reforma tributaria, y a diferencia de lo ocurrido en 2004, estas
oficinas de asesores ahora se exponen a sanciones como corresponsables si se comprueba la evasión.
Los contratos forwards se utilizan para la compraventa a futuro de un activo cuyo precio fluctúa en el
tiempo (como el dólar). Por ejemplo, si una empresa prevé que necesitará dólares en dos meses más,
firma el contrato de compraventa hoy y junto con el vendedor fija el precio de antemano (apostando a
que el tipo de cambio le será favorable cuando se cumplan los dos meses). Cuando llegue el momento
de liquidar el contrato, ganará o perderá dinero de acuerdo a cómo evolucionó el precio del dólar. Así
debiese funcionar el sistema, pero no es lo que hacía Penta.
El holding Penta manipulaba las fechas de los contratos. La Fiscalía y el SII establecieron que estos
forwards se redactaron después de la fecha estipulada para su liquidación, por lo que ambas partes ya
sabían que Penta “perdería” dinero. Una vez que el grupo le pagaba a la contraparte, en este caso CB
Consultores o VSA, esas sociedades entregaban el monto de la “pérdida” a los ejecutivos de Penta, los
que hacían sus propios forwards con fechas manipuladas para aparecer “ganando”. De esa forma se
disfrazaba el pago de bonos e incentivos a la plana mayor del holding.
El mecanismo conlleva una doble evasión: se dejan de pagar los tributos asociados a las remuneraciones
de los ejecutivos y la empresa presenta como “gasto” este desembolso, por lo que disminuye su base
imponible. Para consumar el engaño, no se enviaban al SII las declaraciones juradas que deben acompañar
la suscripción de los forwards. Esas declaraciones tienen por objeto, precisamente, evitar que las fechas
de los contratos sean manipuladas.
Las empresas asociadas a corredoras de bolsa o entidades financieras que hacen forwards sí cumplen
con el requisito de las declaraciones juradas, debido a que están sometidas a una vigilancia más estricta,
por lo que en esos casos es más fácil rastrear si se pagaron los tributos. Pero las normas permiten que
los forwards sean hechos por cualquier sociedad comercial e incluso por personas naturales. En esos
casos, es más fácil que sean “disfrazados” en la contabilidad y que no se cumpla con las declaraciones
juradas, por lo que resulta complejo que sean detectados por los fiscalizadores del SII.

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